Resumen del texto “Protesta Social y nueva izquierda en la Argentina del Gran Acuerdo
Nacional”; de María Cristina Tortti.
El tema del artículo trata sobre la nueva izquierda en el período entre 1969 y 1973. Así, la autora caracteriza la situación del período a analizar y considera que el proyecto militar (o Revolución Argentina) intentaba la modernización económica, el disciplinamiento social y la institucionalización política. Esto fracasa y se produce un proceso ingobernabilidad dada la crisis que el estado y la sociedad civil arrastraban desde el derrocamiento del peronismo (del ´55 al ´69). Este clima genera una creciente radicalización en la protesta, un clima de efervescencia social y una novedad: la nueva izquierda (de aquí en adelante NI). El objetivo de la autora es reconstruir el escenario sociopolítico posterior al ´69. En particular analiza la NI que la desdobla en dos: por un lado, en tanto sujeto heterogéneo, que se manifiesta en el estallido espontáneo, en la revuelta cultural, en la militancia política y en la guerrilla; y, por otro lado, como actor político, renovador y contestatario, opuesto a la dictadura. De diversas tradiciones políticas (peronismo, nacionalismo, catolicismo, izquierda), pero convergentes en sus acciones y sus discursos en la manera de oponerse a la dictadura y en sus críticas al sistema, eran percibidos como del campo popular y la revolución. De esta manera, ante esta amenaza se lanza el GAN como una estrategia para reinsertar al peronismo y aislar a los más radicalizados. Se intentaba que la oposición a la dictadura se desgajara de la oposición al sistema total. Entonces, era necesario frenar la confluencia de la izquierda social y la izquierda política. Hacia 1973, luego del GAN, ya estaban debilitados los lazos entre sectores sociales y vanguardias revolucionarias. La autora discute con autores como Portantiero, a quien le critica la idea de desvío del movimiento social con respecto a la nueva izquierda radicalizada. No puede explicar las causas de ese desvío lo que le impide profundizar sobre la masiva participación a las elecciones del ´73. También discute con aquellos autores como Hilb y Lutzky que enfatizan las diferencias entre movilización social y las organizaciones armadas. En este sentido, la autora sostiene que estas últimas crecieron a través de los lazos con la sociedad, pero carecían de una continuidad entre intereses de clase y acción política. Este trabajo de Tortti no es una investigación, simplemente, intenta comentar la bibliografía existente planteando algunos interrogantes e interpretando otros. De esta manera, analiza: 1- los puntos de ruptura de la sociedad influenciada por las ideas y experiencias revolucionarias; 2- prácticas, ideas y expectativas por la que la NI construyó su identidad en el campo popular y revolucionario; 3- objetivos, sin dar por descontado que se traten de prácticas con metas revolucionarias; y, 4- causas por las que no se logró constituir un actor político unificado ni liderar al conjunto de sectores activados, es decir, las causas de la derrota. La autora supone que el clima contestatario tiene sus raíces en lo que fue la “revuelta cultural”. Se combinaba un proceso de modernización cultural con los aires libertarios de la época. “Liberación nacional”, “socialismo”, “impugnación al sistema”, eran temas que se discutían en la política como en las universidades, la literatura y el arte. Otro aspecto, es el tema de los intelectuales y su “compromiso” con la sociedad a partir de la influencia del pensamiento de Sartre y Fanon y las discusiones de la época en torno a la polémica chino-soviética o la cuestión del stalinismo. Este compromiso los llevó a la revisión de la experiencia de la izquierda en relación al peronismo. Por otro lado, esta revuelta cultural impactó en la izquierda tradicional que comenzó a fraccionarse dando lugar a grupos de la NI. “Pasado y Presente”, por ejemplo, que reivindicaba el trabajo crítico de los intelectuales en los ´60, en los ´70 los llamaba a tomar partido por alguna de las vanguardias. Estos son algunos puntos de ruptura en los que se va conformando esta NI. Otro elemento que analiza la autora es que, a partir del carácter masivo del Cordobazo los sectores en disputa tuvieron que reestructurar sus estrategias y sus alianzas. En este sentido, la NI fue deslizándose de la oposición a la dictadura a la impugnación al sistema, construyendo su identidad en el campo popular y revolucionario. Por ejemplo, los trabajadores, sin la mediación de los sindicatos, proclamaban objetivos clasistas. La sociedad civil, reclamaba la violencia desde abajo por la injusticia desde arriba. Los sectores medios se peronizaban; el populismo se radicalizaba al igual que el movimiento estudiantil. Así, la NI reivindicaba la violencia como momento inevitable en ese clima. Otra cuestión que analiza la autora son los objetivos de estos actores. Era una época de alzamientos populares y movimientos huelguísticos en distintas ciudades del país. En la universidad había un clima de agitación; los trabajadores y profesionales de la salud cuestionaban las formas tradicionales de organización y el ejercicio de la autoridad y tenían una fuerte oposición al autoritarismo militar; los profesionales y docentes, en contacto con los sectores más pobres de la población, proclamaban la defensa de libertades públicas. De esta manera, muchos miembros de estas organizaciones sociales se integraron a organizaciones políticas y militares. Así, fueron objetivos de la represión, cuestión que tendió a aislarlos de la población. Los grupos de la Iglesia que intentaban realizar una transformación, se abrieron a las corrientes marxistas y se peronizaron. Incluso, algunos tenían simpatía por las organizaciones armadas. De la izquierda tradicional surgieron organizaciones armadas: Del PS, del cual se desprenden PSV y VC, surgen el ELN y las FAR. Del PC, del que se desprende el PCR, surgen la FAL y la FAP. Del PRT trotskista, nacen La Verdad (y luego el PST con su líder Moreno) y El Combatiente (y luego el ERP de Santucho). Hacia 1970, surge Montoneros. En este sentido, la autora supone que el rápido crecimiento de las organizaciones armadas contribuyó a ocultar que el sentimiento antidictatorial de la población no implicaba una voluntad revolucionaria. Tortti concluye que los motivos del aislamiento y la derrota de la NI se debe a la carencia de una estrategia unificada y su neutralización a partir del GAN. La persistencia de identidades arraigadas al populismo fueron más fuertes que las corrientes revolucionarias. Otro elemento es la ambigüedad política dentro de la NI en el reconocimiento del liderazgo de Perón por ciertos grupos. A partir del apoyo de Perón a las elecciones, el peronismo revolucionario quedó atrapado entre dos lógicas y luego aislado. Una cuestión clave para entender el desvío de la NI a partir del GAN, es que las organizaciones surgidas de la izquierda tradicional se encontraron con sectores que no tenían tradiciones ni liderazgos sólidos. Por otro lado, el gran crecimiento de las organizaciones armadas se detuvo cuando volvió el proceso eleccionario y dio pie a otras opciones. Estas entraron en un progresivo aislamiento y su casi solitario enfrentamiento con las FFAA las condujo a la derrota. En este sentido, la autora supone, ante las críticas que vinculan la derrota a las organizaciones armadas, indagar en las razones por las cuales la activación popular evolucionó rápidamente hacia la consolidación de grupos armados, mientras que las que diseñaron otras estrategias no lograron crecer políticamente. Por último, la autora sostiene que el éxito de la NI se manifestó en tanto estuvo a la vanguardia de la lucha contra la dictadura, que la llevó a un mayor nivel de violencia. Pero, una vez que esta se retiró, la NI quedó aislada de las masas. El problema consiste en detectar el momento a partir del cual se distanciaron del accionar y de la conciencia de la mayoría.