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Será necesario hacer exploraciones subterráneas en una zona dada. En algunos casos, la observación de cortes en
caminos, terrazas de ríos o excavaciones para edificios darán información útil.
Los registros de pozos o de perforaciones de pozos podrán utilizarse también para obtener información acerca del nivel
freático y de las condiciones del subsuelo. En algunas zonas, los estratos del subsuelo varían ampliamente en distancias
cortas y deberán realizarse sondeos en el sitio donde se colocará el sistema.
Mientras más poroso sea el suelo, mayor será el riesgo de infiltración del lixiviado y la posible contaminación del agua
subterránea. Los terrenos formados por poros grandes no son efectivos para retener las partículas pequeñas y los formados
por poros muy pequeños prácticamente son impermeables. A fin de determinar el área necesaria para los sistemas de
tratamiento, se deberá hacer el siguiente ensayo (figura A.1).
Figura A.1
Ensayo de percolación
Por ejemplo, si durante 30 minutos el nivel del agua desciende 2 centímetros, la tasa de percolación será de 30 min/2 cm =
15 min/cm = 37,5 min/2,5 cm.
Esta tasa de percolación se expresa frecuentemente en min/2,5 cm porque es equivalente a min/pulgada y muchas tablas y
normas de diseño vienen expresadas en min/pulgada. Queda claro, entonces, que una tasa de percolación en min/2,5 cm es
equivalente a una en min/pulgada (cuadro A.1).
Las tasas de filtración encontradas serán utilizadas para conocer las posibilidades del terreno, a partir del ensayo
de percolación, con miras a disponer los residuos sólidos y continuar con el diseño del relleno sanitario.
Cuadro A.1
Porosidades del terreno según las tasas de filtración
1. Tomado y adaptado de Empresas Públicas de Medellín. “Sistemas elementales para el manejo de aguas residuales, sector
rural y semirural”. Revista, vol. 10, n.o 2, abril–junio de 1988.