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Serres, Michel - Pulgarcita
Serres, Michel - Pulgarcita
VERA WAKSMAN
PULGARCITA
El mundo cambió tanto que los jóvenes deben
reinventar todo: una manera de vivir juntos,
instituciones, una manera de ser y de conocer...
CDD 306
1. Pulgarcita . 11
Diseño de tapa: JuanPablo Fernández 1. Novedades . 15
Título original: Petite Poucette. Lemonde a tellement changé 2. Aquello en cuanto al cuerpo;
que lesjeunes doiuent tout réinventer: une maniere de vivre ensemble, esto en cuanto al conocimiento .. 19
des institutions, une maniere d'¿tre et de connaitre...
ISBN de la edición original: 978-2-7465-0605-3 3. El individuo .. 24
© 2012, Le Pommier
4. ¿Qué transmitir? ¿A quién
D.R O 2013, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA DE ARGENTINA, S.A. .. 1o.7 ¿. e'omo t ransrmltíIr1o7
transmítír . 27
El Salvador 5665; CI414BQE Buenos Aires, Argentina
fondo@fce.com.ar I www.fce.com.ar 5. Tornada . 32
carro Picacho Ajusco 227; 14738 México D.F.
Il. Escuela . 35
ISBN: 978-950-557-976-1 III. Sociedad .. 61
Comentarios y sugerencias: editorial@fce.com.ar
cultura Libre
7
Para Héléne,
formadora deformadores de Pulgarcita,
oyente de los oyentes de los Pulgarcitos
Vive en la ciudad. Sus predecesores inmediatos, alguna; en breve, tampoco sus dirigentes y sus
más de la mitad de ellos, andaban por los cam- maestros.
pos. Sin embargo, como se ha vuelto sensible al Al contar con una medicina por fin eficaz y,
entorno, contaminará menos; es más prudente y en la farmacia, con analgésicos y anestésicos, su-
respetuoso de lo que éramos nosotros, adultos in- frieron menos, desde un punto de vista estadís-
conscientes y narcisos. tico, que sus predecesores. ¿Tuvieron acaso ham-
Ya no tiene la misma vida física, ni hay la bre? Religiosa o laica, toda moral se reducía a
misma cantidad de gente, porque la demografía ejercicios destinados a soportar un dolor inevita-
saltó de pronto, en el lapso de una sola vida hu- ble y cotidiano: enfermedad, hambruna, crueldad
mana, de 2 a 7 mil millones de humanos; vive en del mundo.
un mundo lleno. Ya no tienen el mismo cuerpo ni la misma con-
ducta; ningún adulto supo inspirarles una moral
Aquí, su esperanza de vida llega hasta los 80 años. adaptada.
El día de su casamiento, sus bisabuelos se habían
jurado fidelidad por apenas una década. Si él o ella Mientras que sus padres fueron concebidos a cie-
viven juntos, ¿jurarán lo mismo por 65 años? Sus gas, su nacimiento es programado. Dado que la
padres heredaron alrededor de los 30, ellos espe- edad promedio de la mujer para el primer hijo ha
rarán a la vejez para recibir ese legado. Yana co- avanzado 10 o 15 años, los padres de los alumnos
nocen las mismas edades, ni el mismo matrimo- cambiaron de generación. En más de la mitad de
nio, ni la misma transmisión de bienes. los casos, esos padres se divorciaron. ¿Dejaron
Al partir a la guerra, con la flor en el fusil, sus acaso a sus hijos?
padres ofrecían a la patria una esperanza de vida Ni él ni ella tienen ya la misma genealogía.
breve; zcorreran ellos a la guerra de la misma ma-
nera, con la promesa de seis décadas por delante? Mientras que sus predecesores se reunian en clases
o anfiteatros homogéneos desde el punto de vista
Desde hace sesenta años, intervalo único en la cultural, ellos estudian en el seno de un colectivo en
historia occidental, ni él ni ella conocieron guerra el que conviven diversas religiones, lenguas, oríge-
18 PULGARCITA
nes y costumbres. Para ellos y sus maestros, el mul- 2. Aquello en cuanto al cuerpo;
ticulturalismo es de rigor. ¿Durante cuánto tiempo esto en cuanto al conocimiento
más podrán seguir cantando, en Francia, la vil "san-
gre impura" de algún extranjero?
No tienen ya el mismo mundo mundial, ya no
tienen el mismo mundo humano. Alrededor de
ellos, las hijas y los hijos de inmigrantes, llegados
de países menos opulentos, vivieron experiencias
vitales inversas a las de ellos.
guntas a 15, según cifras oficiales; medios en los nos entendidos de esos maestros dominantes, ri-
que la palabra más repetida es "muerte" y la ima- cos y ruidosos.
gen más representada la de los cadáveres. Desde
los 12 años, esos adultos los obligaron a ver más Estos niños viven, pues, en lo virtual. Las ciencias
de 20 mil crímenes. cognitivas muestran que el uso de la Red, la lec-
tura o la escritura de mensajes con los pulgares,
Están formateados por la publicidad: zcómo es la consulta de Wikipedia o Facebook no estimu-
posible enseñarles que la palabra relais en lengua lan las mismas neuronas ni las mismas zonas cor-
francesa termina en "-ais" cuando en todas las es- ticales que el uso del libro, de la tiza o del cua-
taciones hay carteles en los que se escribe "-ay"? derno. Pueden manipular varias informaciones a
¿Cómo es posible enseñarles el sistema métrico la vez. No conocen ni integran, ni sintetizan como
cuando, de la manera más tonta del mundo, el nosotros, sus ascendientes.
servicio ferroviario nacional les vende millas? Ya no tienen la misma cabeza.
Nosotros, los adultos, hemos transformado nues- Por el teléfono celular, acceden a cualquier per-
tra sociedad del espectáculo en una sociedad pe- sona; por GPS, a cualquier lugar; por la Red, a cual-
dagógica .en la cual la competencia aplastante, quier saber: ocupan un espacio topológico de ve-
vanidosamente inculta, eclipsa la escuela y la cindades, mientras que nosotros vivíamos en un
universidad. Por el tiempo de audiencia y de espacio métrico, referido por distancias.
atención, por la seducción y la importancia, los Ya no habitan el mismo espacio.
medios se han apoderado desde hace tiempo de
la función de enseñanza. Sin que nos diéramos cuenta, nació un nuevo hu-
Criticados, despreciados, vilipendiados, por- mano, durante un intervalo breve, el que nos se-
que pobres y discretos, aun cuando detentan el para de los años setenta.
récord mundial de premios Nobel recientes y de Él o ella ya no tiene el mismo cuerpo, la mis-
medallas Fields respecto del número de la pobla- ma esperanza de vida, ya no se comunica de la
ción, nuestros docentes han llegado a ser los me- misma manera, ya no percibe el mismo mundo,
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ya no vive en la misma naturaleza, ya no habita cado por Chrétien de Troyes o Joinville. Esta va-
el mismo espacio. riación da una indicación casi fotográfica de los
Nacido con la peridura1 y de un nacimiento cambios que describo.
programado, ya no le teme, con los cuidados pa- Esta diferencia inmensa que afecta a la mayo-
liativos, a la misma muerte. ría de las lenguas se debe, en parte, a la ruptura
Como ya no tiene la misma cabeza que sus entre los oficios de los años recientes y los de
padres, él o ella conoce de otro modo. hoy. Pu1garcita y su amigo ya no se destacarán en
Él o ella escribe de otro modo. Por haberlos las mismas tareas.
observado, con admiración, enviar, con una rapi- La lengua cambió, la labor mutó.
dez mayor de 10 que podría hacerlo jamás con mis
torpes dedos, enviar, digo, SMS con los dos pul-
gares, los bauticé, con la mayor ternura que un
abuelo pueda expresar, Pu1garcita y Pu1garcito.
Ése es su nombre, más bonito que aquel viejo tér-
mino sabiondo "dactilógrafo".
Repito: ¿Qué transmitir? ¿Elsaber? Ahi está, en mas, acabo de decirlo, en un espacio de vecinda-
todas partes por la Red, disponible, objetivado. des inmediatas, pero, además, un espacio distribu-
tTransmitirlo a todos? En este momento, todo el sa- tivo. Podría hablarles a ustedes desde mi casa o
ber es accesible para todos. ¿Cómo transmitirlo? ¡Ya desde otra parte, y ustedes me escucharian en otra
está hecho! parte o en sus casas. ¿Qué es lo que hacemos aquí?
Con el acceso a las personas por el teléfono ce-
lular, con el acceso a todos los lugares por el GPS, el No me digan que el alumno carece de funciones
acceso al saber ya está abierto. De una cierta ma- cognitivas que permitan asimilar el saber así distri-
nera, ya es transmitido siempre y en todas partes. buido, puesto que, justamente, esas funciones se
transforman con el soporte y por el soporte mismo.
Objetivado, por cierto, pero además, distribuido. A causa de la escritura y la imprenta, la memoria,
No concentrado. Decía yo que vivimos en un espa- por ejemplo, mutó a tal punto que Montaígne
cio métrico, referido a centros, a concentraciones. quiso una cabeza bien hecha antes que una ca-
Una escuela, una clase, un campus, un anfiteatro: beza bien llena. Esa cabeza acaba de mutar una
ahí están las personas concentradas, estudiantes y vez más.
profesores, libros en bibliotecas, instrumentos en . Así, del mismo modo que la pedagogía fue in-
los laboratorios... Ese saber, esas referencias, esos ventada por los griegos (paideia}, en el momento
textos, esos diccionarios, ahí están distribuidos en de la invención y la propagación de la escritura,
todas partes y, en particular, en la propia casa se transformó luego con el surgimiento de la im-
-iinclusive los observatorios!-, más aún, en todos prenta, durante el Renacimiento, y así también,
los lugares a los que uno se desplaza. Por eso hoy la pedagogía cambia por completo con las
mismo, uno puede estar en contacto con sus cole- nuevas tecnologías, cuyas novedades son sólo
gas, sus alumnos donde quiera que estén, y pue- una variable cualquiera dentro de la decena o la
den responder con toda facilidad. veintena que ya cité o podria enumerar.
El antiguo espacio de las concentraciones -ese
mismo en el que hablo y ustedes me escuchan, Este cambio tan decisivo de la enseñanza -cam-
zqué hacemos aquí?- se diluye, se expande; vivi- bio que repercute poco a poco en todo el espacio
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de la sociedad mundial y el conjunto de sus insti- Un período incomparable, sin embargo, puesto
tuciones caducas, un cambio que no afecta, ni por que, al mismo tiempo que esas técnicas mutan, el
asomo, tan sólo a la enseñanza, sino también al cuerpo se metamorfosea, cambian el nacimiento
trabajo, las empresas, la salud, el derecho y la po- y la muerte, el sufrimiento y la cura, los oficios, el
lítica, en suma, al conjunto de nuestras institucio- espacio, el hábitat, el ser en el mundo.
nes-, sentimos que lo necesitamos con urgencia,
pero que todavía estamos lejos.
Es probable que se deba a que aquellos que se
mueven en la transición entre los últimos estados
todavía no se jubilaron, aun cuando son quienes
organizan las reformas, según modelos perimidos
desde hace largo tiempo.
tor agrega que Denis hizo una pausa para lavar su Tras la decapitación, zqué nos queda sobre los
cabeza en una fuente y que siguió su camino hasta hombros? La intuición innovadora y vivaz. Elapren-
la actual Saint-Denis. y ahi mismo lo canonizaron. dizaje, caído dentro de la caja, nos deja la alegría
Pulgarcita abre su computadora. Sino recuerda incandescente de inventar. Fuego: zestamos conde-
esta leyenda, contempla sin embargo, ante ella y nados a volvernos inteligentes?
entre sus manos, su propia cabeza, muy llena gra- Cuando apareció la imprenta, Montaigne pre-
cias a la reserva enorme de informaciones, pero firió, ya lo dije, una cabeza bien hecha a un saber
también bien hecha, porque los buscadores pue- acumulado, porque esa acumulación, ya objeti-
den activar, según se desee, textos e imágenes, y vada, yacía en el libro, sobre los estantes de su
porque, mejor todavía, diez programas pueden biblioteca; antes de Gutenberg, había que saberse
tratar innumerables datos, más rápido de lo que Tucídides de memoria y Tácito si se hacía histo-
ella podría hacerlo. Tiene ahí, fuera de ella, su cog- ria, Aristóteles y los mecánicos griegos si a uno le
nición antes interna, como Saint-Denis tiene su ca- interesaba la física, Demóstenes y Quintiliano si
beza fuera de su cuello. ¿Es posible imaginar a quería sobresalir en el arte oratoria... por tanto,
Pulgarcita decapitada? lUn milagro? tener la cabeza llena. Economía: recordar el lugar
Hace poco, todos nos volvimos Saínts-Denís , del volumen en el estante de la biblioteca cuesta
como ella. De nuestra cabeza huesuda y neuro- menos en la memoria que retener el contenido.
nal, salió nuestra cabeza inteligente. Entre nues- Nueva economía, radical ésta: nadie necesita re-
tras manos, la caja-computadora contiene y hace tener el lugar, un buscador se ocupa.
funcionar, en efecto, lo que en épocas remotas lla- De ahora en más, la cabeza descabezada de
mábamos nuestras "facultades": una memoria, mil Pulgarcita difiere de las viejas, más hechas que
veces más poderosa que la nuestra; una imagina- llenas. Ya no tiene que trabajar duro para apren-
ción equipada con millones de íconos·, también der el saber, puesto que ahí está, arrojado, ante
una razón, puesto que tantos programas pueden ella, objetivo, recolectado, colectivo, conectado,
resolver cientos de problemas que no habríamos accesible cuando se desea, ya revisado y contro-
resuelto solos. Nuestra cabeza está arrojada ante lado diez veces, Pulgarcíta puede, entonces, vol-
nosotros, en esa caja cognitiva objetivada. verse hacia el muñón de ausencia que sobrevuela
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su cuello cortado. Por allí pasan aire, viento, me- las culturas y a los colectivos más que las herra-
jor aún, esa luz que pintó Bonnat, el pintor bom- mientas. Lo duro muestra su eficacia sobre las co-
bero, cuando dibujó el milagro de Saint-Denis so- sas del mundo; 10 blando muestra la suya sobre las
bre las paredes del Panteón, en París. Allí reside el instituciones de los hombres. Las técnicas guían
nuevo genio, la inteligencia inventiva, una autén- hacia o suponen las ciencias duras; las tecnologías
tica subjetividad cognitiva; la originalidad de la suponen y guían a las ciencias humanas, asam-
niña se refugia en ese vacío translúcido, bajo esta bleas públicas, política y sociedad. Sin la escritura,
bonita brisa. Conocimiento de costo casi nulo, di- Zestaríamos acaso reunidos en ciudades? ¿Habría-
fícil de captar, con todo. mos estipulado un derecho, fundado un Estado,
¿Pulgarcita celebra acaso el fin de la era del saber? concebido el monoteísmo y la historia, inventado
las ciencias, instituido la paideia...? ¿Habríamos
acaso garantizado su continuidad? ¿Acaso, sin la
Lo DURO Y LO BLANDO imprenta, durante el bien llamado Renacimiento,
habríamos cambiado el conjunto de esas institu-
¿Cómo pudo producirse este cambio humano de- ciones y de esas asambleas? Lo blando organiza y
cisivo? Prácticas, concretas; de manera inexorable federa a aquellos que utilizan lo duro.
pensamos que las revoluciones se hacen alrede- Aunque sigamos sin sospecharlo, vivimos jun-
dor de las cosas duras: nos importan las herra- tos hoy en día como hijos del libro y nietos de la
mientas, las hoces y los martillos. Damos siempre escritura.
el mismo nombre a algunas eras de la historia:
revolución industrial reciente, edades de bronce
y de hierro, piedra pulida o tallada. Más o menos EL ESPACIO DE LA PÁGINA
ciegos y sordos, concedemos menos atención a los
signos, blandos, que a esas máquinas tangibles, du- Bajo su forma impresa, el escrito se proyecta hoy
ras y prácticas. en día por todas partes en el espacio, hasta inva-
Sin embargo, la invención de la escritura y la dirlo y ocultar el paisaje. Afiches de publicidad,
otra, más tardía, de la imprenta conmocionaron a carteles en las rutas, flechas en calles y avenidas,
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horarios en las estaciones, marcadores de puntos nologías todavía no han podido reemplazarlo. La
en los estadios, traducciones en la ópera, rollos pantalla de la computadora -que también se abre
de los profetas en las sinagogas, evangeliarios en como un libro- lo imita, y Pulgarcita sigue escri-
las iglesias, bibliotecas en los campus, pizarrones biendo en ella, con sus diez dedos o, en el celular,
negros en las aulas, PowerPoint en los anfiteatros con sus dos pulgares. Una vez terminado el tra-
revistas y diarios... : la página nos domina y nos bajo, se apresura a imprimir. Los innovadores de
conduce. Y la pantalla la reproduce. todo tipo buscan el nuevo libro electrónico, mien-
Catastro rural, planos de ciudades o de urba- tras que lo electrónico no se liberó todavía del li-
nismo, los calcos azulados de los arquitectos, pro- bro, aunque implique algo muy distinto del libro,
yectos de construcciones, diseños de las salas pú- muy distinto del formato transhistórico de la pá-
bhcas y d: las habitaciones íntimas... imitan, por gina. Esa otra cosa queda por descubrir. Pulgarcita
sus cuadrículas suaves y paginadas, el pagus de nos ayuda a hacerlo.
nuestros ancestros, parcelas sembradas de alfalfa Recuerdo la sorpresa que sentí hace algunos
o espacios de tierra labrados, sobre la dureza de años, en el campus de Stanford donde enseño
los cuales el campesino dejaba la huella de la ca- desde hace treinta años, al ver levantarse, en el
rreta; el su~co ya escribía su línea en ese espacio vecindario del antiguo Cuadrángulo y financiadas
recort~~o. Esa es la unidad espacial de percepción, por los millonarios del vecino Silicon Valley, to-
de aceren, de pensamiento, de proyecto; ése es el rres destinadas a la informática casi idénticas, de
formato muItimilenario, casi tan preponderante hierro, de cemento y con alguna vidriería de dife-
entre nosotros los hombres, al menos los occi- rencia, a los edificios de ladrillo en los que se dis-
dentales, como el hexágono entre las abejas. pensa, desde hace un siglo, la enseñanza de inge-
niería mecánica o de historia medieval. La misma
disposición del suelo, las mismas salas y pasillos,
NUEVAS TECNOLOGíAS siempre el formato inspirado en la página. Como
si la reciente revolución, tan poderosa al menos
Ese .formato-página nos domina tanto, y a tal pun- como las de la imprenta y la escritura, no cambiara
to sin que nos demos cuenta, que las nuevas tec- nada respecto del saber, la pedagogía, el espacio
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página Yen las bibliografias masivas de libros, y que Desde la infancia, en el primero y el segundo
me acusan de olvidar, todo ello, bajo el sablazo de ciclo, comienza a formarse la ola de 10 que se llama
los torturadores de Saint-Denis, caído en la caja la charla, se levanta como un tsunami en el secun-
electrónica. Extraño, casi salvaje, el ego se retira de dario y ahora acaba de alcanzar la educación su-
todo aquello, y también incluso de aquello, vuela perior, donde los anfiteatros, desbordado.s po~ ella,
en el vacío, en su nulidad blanca y cándida. La in- están colmados, por primera vez en la hlstona, de
teligencia inventiva se mide según la distancia un murmullo permanente que vuelve penosa toda
respecto del saber. escucha o vuelve inaudible la vieja voz del libro.
El sujeto del pensamiento acaba de cambiar. He aquí un fenómeno bastante general como para
Las neuronas activadas en el fuego blanco del prestarle atención. pulgarcita no lee ni desea oír el
cuello cortado difieren de aquellas a las que la es- escrito dicho. Aquel a quien una vieja publicidad
critura y la lectura se referían en la cabeza de los dibujaba como a un perro ya no escucha la voz d~
predecesores, que zumban en la computadora. su amo.* Reducidos al silencio desde hace tres mi-
De ahí la nueva autonomía de los entendi- lenios, Pulgarcita, sus hermanas y sus hermanos
mientos, a la que corresponden movimientos cor- producen a coro en este momento un ruido de
porales sin limitaciones y un murmullo de voces. fondo que ensordece al portavoz de la escritura.
iPor qué charla, en medio del murmullo de
sus charlatanes compañeros? Porque ese saber
VOCES anunciado ya 10 tiene todo el mundo. Íntegro. A
disposición. Al alcance de la mano. Accesible por
Hasta esta misma mañana, un docente, en su aula la Web, Wikipedia, el celular, por cualquier por-
o en el anfiteatro, entregaba un saber que, en par- tal. Explicado, documentado, ilustrado, sin más
te, yacía ya en los libros. Oralízaba 10 escrito, una
página-fuente. Si inventa, cosa rara, escribirá ma- • Referencia a la publicidad de la marca yat?é Marconi,
conocida por el eslogan "La voix de son maítre , simb~hza
ñana una página-antología. Su cátedra hacía oír a do desde principios del siglo xx por el cuadro del pmt~r
ese portavoz. Para esa emisión oral, pedía silen- Prancis Barraud, que representa a un perro frente a la boci-
cio. Ya no 10 obtiene. na de un gramófono. [N. de la T.]
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errores que en las mejores enciclopedias. Ya na- ¿Por qué a Pulgarcita le interesa cada vez me-
die necesita a los portavoces de antaño, salvo si nos 10 que dice el portavoz? Porque, frente a la
uno, original y raro, inventa. oferta creciente de saber en capas inmensas, ac-
Fin de la era del saber. cesible siempre y en todas partes, una oferta pun-
tual y singular se vuelve absurda. La pregunta se
planteaba con crudeza cuando hacía falta despla-
LA OFERTA Y LA DEMANDA zarse para descubrir un saber escaso y secreto.
Ahora accesible, sobreabunda, cercano, inclusive
Este nuevo desorden, primitivo como todo caos, en volúmenes pequeños que Pulgarcita lleva en
anuncia un retorno: primero, de la pedagogía; su bolsillo, bajo el pañuelo. La ola del acceso a los
luego, de la política en todos los aspectos. En saberes sube tan alto como la de la charla.
otros tiempos, enseñar consistía en una oferta. La oferta sin demanda murió esta mañana. La
Exclusiva, semíconductiva, ésta no tuvo nunca el oferta enorme que la sigue y la reemplaza retro-
cuidado de escuchar la opinión ni las elecciones cede ante la demanda. Es cierto respecto de la es-
de la demanda. Aquí está el saber, acumulado en cuela; vaya decir que empieza a serlo respecto
las páginas de los libros, así hablaba el portavoz, de la política. ¿El fin de la era de los expertos?
10 mostraba, 10 leía, 10 decía; escuchen, lean luego,
si quieren. En todo caso, silencio.
La oferta decía dos veces: cállate. Los PETRIFICADOS
Se terminó. Por su ola, la charla rechaza esa
oferta para anunciar, para inventar, para presentar Con las orejas y el hocico hundidos en el porta-
una nueva demanda, probablemente de otro sa- voz, el perro, sentado, fascinado por la escucha,
ber. iInversión! Nosotros, docentes habladores, es- no se mueve. Buenos como ángeles desde la más
cuchamos también el rumor confuso y caótico de tierna edad, comenzábamos, de niños, una larga
esa demanda charlatana, surgida de los alumnos carrera de cuerpos sentados, inmóviles, en silen-
a quienes, antes, nadie consultaba para escuchar cio y en fila. Nuestro nombre en otros tiempos era
de ellos si demandaban de verdad aquella oferta. éste: Petrificados. Con los bolsillos vacíos, obede-
ESCUELA 51
50 PUlGARCITA
cíamos, no sólo sometidos a los maestros, sino so- mateaba por esa jerarquía inscripta en la postura
bre todo al saber, al que los maestros mismos, con corporal. Silencio y postración. La focalización de
humildad, se sometían. Ellos y nosotros lo consi- todos hacia el estrado donde el portavoz requiere
derábamos como soberano y magistral. Nadie se silencio e inmovilidad reproduce en la pedagogía
habría atrevido a redactar un tratado de la obe- la del pretor ante el juez, del teatro ante la platea,
diencia voluntaria al saber. Algunos hasta se veían de la corte real ante el trono, de la iglesia ante el
amedrentados por él, impedidos por eso mismo altar, de la habitación ante el hogar... de la multi-
de aprender. No eran tontos, pero estaban aterra- plicidad ante lo uno. Sitios estrechos, trabados,
dos. Hay que intentar captar esa paradoja: para no por los cuerpos inmovilizados de esas institucio-
comprender el saber y rechazarlo, aun cuando se nes-cavernas. Ése es el tribunal que condena a
pretendía haberlo recibido y comprendido, era Saint-Denis. iEl fin de la era de los actores?
preciso que aterrorizara.
La filosofía hablaba incluso a veces del Saber
LA LIBERACIÓN DE LOS CUERPOS
Absoluto, con mayúsculas. Exigía entonces una
inclinación sumisa de la columna, como la de
nuestros ancestros, encorvados ante el poder ab- Novedad. La facilidad del acceso le da a Pulgar-
soluto de los reyes por derecho divino. Jamás cita, como a todo el mundo, unos bolsillos llenos
existió la democracia del saber. No era que algu- de saber, bajo los pañuelos. Los cuerpos pueden
nos, que detentaban el saber, detentaban el po- salir de la Caverna, donde la atención, el silencio
der, sino que el saber mismo exigía cuerpos hu- y la curvatura de las espaldas los ataban a las si-
millados, incluso los de aquellos que lo detentaban. llas como con cadenas. Si se los obliga a retomar
El más desdibujado de los cuerpos, el cuerpo do- las viejas costumbres, ya no se van a quedar en
cente, daba clases haciendo señas a ese absoluto sus asientos. Barullo, dicen.
ausente, por completo inaccesible. Los cuerpos, No. El espacio del anfiteatro se dibujaba en
fascinados, ni se movían. otros tiempos como un campo de fuerzas cuyo
Ya formateado por la página, el espacio de las centro orquestal de gravedad se encontraba en el
escuelas, de los colegios, de los campus, se refor- estrado, en el punto focal de la tarima, literal-
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mente, un power point. Allí se ubicaba la pesada cuerpo del pasajero, blando, con la panza al aire y
densidad del saber, casi nulo en la periferia. Ahora la mirada perdida y pasiva. Activo y atento, por el
distribuido en todas partes, el saber se expande contrario, el conductor inclina la espalda y tiende
en un espacio homogéneo, descentrado, libre de los brazos hacia el volante.
movimientos. El aula de antaño ha muerto, aun Cuando Pulgarcita usa la computadora o el
cuando todavia no se ve otra cosa, aun cuando celular, ambos le exigen el cuerpo de una con-
no se sabe construir nada más, aun cuando la so- ductora en tensión de actividad, no el de un pasa-
ciedad del espectáculo todavía intenta imponerse. jero en una pasividad de relajación: demanda y
Entonces los cuerpos se movilizan, circulan, no oferta. Ella inclina la espalda y no pone el
gesticulan, llaman, se interpelan, intercambian vientre en alto. Lleve a esta personita a una sala
de buena gana lo que encontraron debajo de sus de clase: acostumbrada a conducir, su cuerpo no
pañuelos. ¿La charla sucede al silencio y el baru- soportará durante mucho tiempo el asiento del
llo a la inmovilidad? No, en otros tiempos prisio- pasajero pasivo; se activa entonces, privada de
neros, los Pulgarcitos se liberan de las cadenas máquina de conducir. Barullo. Ponga una compu-
de la Caverna milenaria que los ataban, inmóvi- tadora entre sus manos, volverá a encontrar la
les y silenciosos, a su lugar, con la boca cosida y gestualidad del cuerpo-piloto.
el culo sentado. Ya sólo hay conductores, sólo hay motricidad;
ya no hay espectadores, el espacio del teatro se
llena de actores, móviles; ya no hay jueces en el
MOVILIDAD: CONDUCTOR Y PASAJERO pretorio, sólo oradores, activos; ya no hay sacer-
dotes en el santuario, el templo se llena de predi-
El espacio centrado o focalizado de la clase o del cadores; ya no hay maestros en el anfiteatro, en
anfiteatro puede dibujarse también como el vo- todas partes hay profesores... Y, tendremos que
lumen de un vehículo: tren, automóvil, avión, en decirlo, ya no hay poderosos en la arena política,
el que los pasajeros, sentados en filas en el vagón, el ahora ocupada por los decididos.
habitáculo o el fuselaje, se dejan conducir por Fin de la era de los que toman decisiones.
aquel que los guía hacia el saber. Vean ahora el
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ESCUELA
gran almacén, tan universal para la Felicidad de provoca el invento. Entre el cuello y la cabeza
las damas como la universidad para el placer de cortada apareció el mismo juego.
aprender, agrupaba todo aquello con lo que un Sigamos a Pulgarcita en sus juegos, escuchemos
parroquiano podía soñar: alimentación, vestimen- la intuición azarosa e inventiva de Boucicaut, que
ta, cosméticos; el éxito no se hizo esperar y Bouci- desde entonces todos los almacenes pusieron en
caut hizo una fortuna. La novela que Émile Zola práctica, demos vuelta la clasificación de las cien-
~edica a este inventor narra la contrariedad que cias, ubiquemos el departamento de física junto a
SIente cuando las ganancias, al tocar el techo, per- la filosofía, la lingüística frente a las matemáticas, la
manecen durante largo tiempo constantes. química con la ecología. Tallemos incluso en el de-
Una mañana, preso de una intuición súbita dio talle, piquemos esos contenidos para que tal inves-
vuelta aquella clasificación razonable, hizo de los tigador encuentre frente a su puerta a otro, salido
corredores de su tienda un laberinto y de sus es- de un cielo extraño y hablando otro idioma. Viaja-
tantes un caos. Así, un día en que la señora abuela ría lejos sin inmutarse. Al castrum racional del ejér-
de Pulgarcita vino a comprar puerros para el caldo cito romano, dividido en perpendiculares y sepa-
y, por ese azar vigorosamente programado debió rado en cohortes cuadradas, seguiría entonces un
atravesar el departamento de las sedas y las punti- mosaico de piezas diversas, una suerte de caleidos-
llas, terminó comprando lencería además de ver- copio, el arte de la marquetería, un popurrí.
duras... Fue entonces que las ventas perforaron el El tercero instruido ya soñaba con universida-
techo. des de espacio mezclado, atígrado, anudado, colo-
rido, abigarrado, constelado... ireal como un pai-
Lo disparatado tiene virtudes que la razón no co- saje! Antes hacía falta correr para ir hasta el otro,
noce. Práctico y rápido, el orden puede, sin em- o nos quedábamos en casa para no oírlo; ahora
bargo, aprisionar; favorece el movimiento pero, al ahí está, todo el tiempo cerca, sin que nadie tenga
cabo, lo congela. Indispensable para la acción la que moverse.
check-listpuede esterilizar el descubrimiento. Por Aquellos cuya obra desafía toda clasificación
el contrario, en el desorden entra aire, como en y que siembran a los cuatro vientos fecundan la in-
un aparato que tiene juego. Ahora bien, el juego ventiva, mientras que los métodos seudooracio-
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nales jamás sirvieron para nada. ¿Cómo rediseñar LTodavía lo necesitamos? Nuestras máquinas
la página? Olvidando el orden de las razones, or- pasan tan rápido que pueden contar al inf~~to el
den por cierto, pero sin razón. Hay que cambiar particular, que saben detenerse en la ~ngma!l
de razón. El único acto intelectual auténtico es la dad. Si la imagen de la luz puede todavía servir-
invención. Prefiramos pues el laberinto de los pul- nos para ilustrar, por así decir, el conocimiento,
gares electrónicos. ¡Vivan Boucicaut y mi abuelal, nuestros ancestros habían elegido la claridad de
exclama Pulgarcita. la luz, mientras que nosotros optamos por la ve-
locidad. El buscador puede, en ocasiones, reem-
plazar la abstracción. .,
EL CONCEPTO ABSTRACTO Ya nos referimos al sujeto, pero también el ob-
jeto de la cognición acaba de cambiar. No tene-
¿y qué pensar de los conceptos, a veces tan difíci- mos una necesidad obligatoria de concepto. A ve-
les de formar? Dime qué es la Belleza. Y Pulgar- ces, no siempre. Podemos detenernos todo lo que
cita responde: una bella mujer, una bella yegua, sea necesario frente a los relatos, a los ejemplos y
una bella aurora... Un momento, veamos: te pido las singularidades, a las cosas mismas. Esta nove-
un concepto, pero me citas mil ejemplos, lsiern- dad, práctica y teórica, vuelve a dar dignidad a
pre lo mismo, con las doncellas y las potrancas! los saberes de la descripción y de lo individual.
Entonces, la idea abstracta equivale a una gran- En consecuencia, el saber ofrece su dignidad a las
diosa economía de pensamiento: la Bellezatiene en modalidades de lo posible, de lo contingente, de
su mando a mil y una bellas, así como el círculo del las singularidades. Una vez más, cierta jerarquía
geómetra comprende miríadas infinitas de círculos. se derrumba. El matemático llegó a ser experto
No habríamos podido nunca escribir ni leer pági- en caos y ya no puede despreciar las ciencias na-
nas ni libros si hubiéramos tenido que citar a esas turales, que ahora practican la mezcolanza a la ma-
bellas y a esos círculos, nurnerosísímos, sin térmi- nera de Boucicaut, que ahora deben enseñar de
no. Mejor aún, no puedo delimitar la página sin manera integrada porque, si recorta la realidad '¿-
apelar a esta idea que tapa las fugas de la enume- viente de manera analítica, ella muere. Una vez mas,
ración indefinida. La abstracción es el tapón. el orden de las razones, todavía útil, por cierto, pero
60 PUlGARCITA
medios, del rating de audiencia; el médico, de las la incompetencia de los otros, extienden su lluvia
visitas de los pacientes; el candidato electo, de la bienhechora sobre las tallas pequeñas. Quizás esa
sanción de los votantes. Esto plantea sin más la pre- era tuvo lugar; hoy se termina bajo nuestros ojos, en
gunta por el gobierno. el trabajo, en el hospital, en el camino, en grupo,
La fiebre de la nota que, bajo la presión de las en la plaza pública, en todas partes.
mamás compasivas y de la psicología, abandonó Uberada de los semiconductores, quiero decir
tan pronto la escuela, invadió la sociedad civil que de las relaciones asimétricas, la nueva circulación
publica hasta el cansancio las listas de las mejores hace oír las notas, casi musicales, de su voz.
ventas, reparte premios Nobel, Oscars, copas de me-
tal de aleación, clasifica a las universidades, califica
a los bancos y a las empresas, inclusive a los Esta- ELOGIO DE H. POTTER
dos, soberanos en otra época. Al dar vuelta la pá-
gina, lector, usted ahora mismo me está evaluando. Hombrecito de Birmingham, Humphrey Potter ató,
Una suerte de demonio de doble cara empuja a dicen, con la cuerda de un trompo, el brazo de la
juzgar esto o aquello como bueno o malo, inocente máquina de vapor a válvulas que debía accionar con
o nocivo. La lucidez discierne más bien aquello que la mano; al huir de un trabajo aburrido para ir a ju-
muere del mundo antiguo y emerge del nuevo. Ese gar, inventó, suprimiendo su esclavitud, una suerte
día nace una inversión que favorece una circula- de retroalimentación. Ya sea verdadero o inventado,
ción simétrica entre los calificadores y los califica- este cuento celebra la precoddad de un genio; desde
dos, los poderosos y los súbditos, una reciprocidad. mi punto de vista, muestra más bien la competenda
Todo el mundo parecía creer, en efecto, que todo frecuente, fina y adaptada, del obrero, hasta del me-
cae de arriba hacia abajo, de la cátedra alas ban- nor, en los lugares mismos en los que quienes deci-
cos, de los elegidos a los electores; que río arriba se den, lejanos, mandan a actuar sin pedirles nada a los
presenta la oferta y que la demanda, río abajo, con- actores, que se prejuzgan incompetentes. H. Potter
sumirá todo. Que hay grandes centros comercia- es uno de los nombres de guerra de Pulgardta.
les, grandes bibliotecas, grandes patrones, minis- El término empleado expresa esa presunción
tros, hombres de Estado ... que, dando por sentada de incompetencia: se trata, en efecto, de plegarlo a
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gusto para explotarlo; así como el enfermo se re- guir. Más aún, en el trabajo le responde al que le
duce a un órgano que hay que reparar, el estu- habla, no de acuerdo con la pregunta planteada,
diante a una oreja que hay que llenar o a una boca sino para no perder el trabajo. Esta mentira, ahora
silenciosa que colmar, el obrero llega a ser una habitual, daña a todo el mundo.
máquina que hay que administrar, algo más com- Pulgarcita se aburre en el trabajo. Su vecino
plicada que aquella en la que trabaja. Arriba, an- carpintero recibía en otros tiempos las planchas
taño, bocas sin orejas; abajo, oídos mudos. en bruto del aserradero, ubicado en medio del
Elogio del control recíproco. Al restituir ros- bosque; después de dejarlas secar un tiempo, sa-
tros completos en los dos niveles, las mejores em- caba de ese tesoro, y de acuerdo a los pedidos, ban-
presas ubican al obrero en el centro de la decisión cos, mesas o puertas. Treinta años después, recibe
práctica. Lejos de organizar de manera piramidal la de una fábrica las ventanas ya listas que coloca en
logística sobre los flujos y la regulación de la Com- grandes construcciones con aberturas formatea-
plejidad, lo cual la multiplica por capas de regula- das. Él se aburre. Ellatambién. El interés de la obra
ción, las empresas dejan a Pulgarcíta controlar en se capitaliza en las oficinas de estudios, allá arriba.
tiempo real su propia actividad -defectos obser- El capital no significa sólo la concentración del di-
vados o reparados con mayor facilidad, solucio- nero, sino también del agua en las represas, del mi-
nes técnicas que se encuentran con más rapidez, neral bajo la tierra, de la inteligencia en un banco
productividad mejorada-, pero también examinar de ingeniería alejado de quienes ejecutan. El abu-
a quienes la mandan, aquí patrones pero, más allá, rrimiento de todos viene de esa concentración, de
médicos y políticos. esa captación, de ese robo del interés.
La productividad, que aumenta de manera
vertical desde 1970, el crecimiento demográfico
TUMBA DEL TRABAJO mundial, también vertical y añadido a la pri-
mera, enrarecen cada vez más el trabajo; ipronto
Pulgarcita busca trabajo. y cuando encuentra, si- sólo una aristocracia gozará de él? Surgido con
gue buscando, a tal punto sabe que puede perder la revolución industrial y copiado del servicio
de la noche a la mañana el que acaba de conse- divino de los monasterios ihoy en día se muere
SOCIEDAD 69
68 PULGARCITA
poco a poco? Pulgarcita vio cómo disminuía el aburre. Busca imaginar también una sociedad que
número de mamelucos; las nuevas tecnologías ya no esté estructurada por él. ¿Pero estructurada
reducirán el de sacos y corbatas. ¿Acaso no desa- por qué?
parecerá el trabajo también por el hecho de que ¿y cuántas veces se le pide su opinión?
los productos que inundan los mercados a me-
nudo dañan el entorno, contaminado por la acción
de las máquinas, por la fabricación y el transpor- ELOGIO DEL HOSPITAL
te de mercaderías? El trabajo depende de fuentes
de energía cuya explotación arruina las reservas y También recuerda una visita padecida en un
contamina. gran hospital. Entró en la habitación sin golpear,
Pulgarcita sueña con una obra nueva cuya fi- seguido, como un macho dominante, de hembras
nalidad sería reparar esos perjuicios y ser bené- sumisas -el modelo bestial se imponía-, el pa-
fica -rio habla del salario, habría dicho beneficia- trón gratificó a su rebaño con un discurso de alto
ria, sino también de la felicidad- para aquellos vuelo dando la espalda a Pulgarcita, acostada,
que trabajan. En suma, hace la lista de las accio- que vivió la presunción de incompetencia. Como
nes que no producirían estos dos tipos de conta- en la facultad; como en el trabajo. En un registro
minaciones, sobre el planeta y los humanos. Los más popular, eso se dice: que lo tomen a uno de
utopistas franceses del siglo XIX, despreciados imbécil.
porque soñadores, organizaban las prácticas de Rengo, al imbécil, en lengua latina, le falta,
acuerdo con direcciones contrarías a las que los para sostenerse, un bastón, ese bacíllus del que
precipitaron hacia este doble callejón sin salida. vienen nuestros bacilos. Una vez levantada de la
Como no hay más que individuos, como la so- cama, curada, Pulgarcita anuncia una novedad a
ciedad sólo se organiza alrededor del trabajo y la manera del enigma de Edipo: cuanto más avanza
todo gira en tomo a él, inclusive los encuentros, el tiempo, menos necesita el homínido ese bastón.
inclusive las aventuras privadas que nada tienen Se mantiene de pie por sí mismo.
que ver con él, Pulgarcita esperaba realizarse en Escuchen. Los hospitales públicos de las gran-
él. Sin embargo, no encuentra mucho trabajo o se des ciudades disponen de estacionamientos para
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sillas o camas rodantes: en las salas de guardia; ELOGIO DE LAS VOCES HUMANAS
antes y después de una resonancia magnética o
de otro escáner; delante de la sala de operacio- Ese caos no murmura tan sólo en las escuelas o en
nes, para la anestesia o después, para el desper- los hospitales, no emana tan sólo de los Pulgar-
tar... Se puede esperar allí de una a diez horas. citos en clase o de los sollozos en paciente espera,
Sabios, ricos o poderosos del mundo, no eviten sino que ahora llena todo el espacio. Los mismos
estos lugares donde se escucha sufrimiento, con- profesores charlan cuando el director les habla;
miseración, cólera, angustia, gritos y lágrimas, los internos conversan mientras oyen la perorata
ruegos a veces, exasperación, súplica de quien del patrón; los gendarmes hablan cuando el gene-
llama a la que no llama o se lamenta por la que ral da órdenes; reunidos en la plaza del mercado,
no responde, silencio tenso de unos, espanto de los ciudadanos hacen ruido cuando el intendente,
los otros, resignación de la mayoría, reconoci- diputado o ministro arroja sobre las cabezas su
miento también... Quien nunca tuvo que mezclar lenguaje convencional. Citen, dice Pulgarcita, iró-
su voz en este concierto disonante sabe sin duda nica, una sola asamblea de adultos de la que no
que sufre, pero ignorará siempre 10 que significa emane, divertido, un barullo semejante.
"nosotros sufrimos", ese canturreo común ema- Saturados de música de fondo, el bullicio de los
nado de la antecámara de la muerte y de los cui- medios y el griterío comercial ensordecen y ador-
dados, purgatorio intermedio donde cada uno mecen, de ruido lamentable y de drogas calcu-
teme y espera una decisión del destino. Si uno se ladas, esas voces reales, más las voces virtuales de
plantea la pregunta: zqué es el hombre?, la res- los blogs y las redes sociales, cuya cifra incalcula-
puesta se da, se oye, se aprende aquí, a través de ble alcanza totales comparables a la población del
ese murmullo. Antes de oírlo, hasta un filósofo planeta. Por primera vez en la historia, se puede oír
queda despistado. la voz de todos. La palabra humana zumba por el
Ése es el ruido de fondo, la voz humana que espacio y el tiempo. A la calma de los pueblos del
recubren nuestros discursos y chácharas. silencio, donde rara vez sonaban la sirena y la cam-
pana, el derecho y la religión, hija e hijo de la escri-
tura, le sucede r de manera brusca, la extensión de
72 PULGARCITA SOCIEDAD 73
esas redes. Fenómeno bastante general como para donde se busca la nueva, con tanta lealtad como
prestarle atención, este nuevo ruido de fondo , tu- dificultades, corresponde, para la política general,
multo de clamores y de voces, privadas, públicas, una democracia en formación que, mañana, se
permanentes, reales o virtuales, caos recubierto impondrá. Concentrada en los medios, la oferta
por los motores y los sintonizadores de una socie- política muere; aunque no sepa ni pueda todavía
dad del espectáculo envejecida de manera irreduc- expresarse, la demanda política, enorme, se le-
tible, reproduce en grande el pequeño tsunami de vanta y presiona. La voz anotaba su voto con una
las clases y los anfiteatros; no, éste es antes bien el boleta escrita, estrecha y recortada, local y se-
modelo reducido del primero. creta; con su capa ruidosa, hoy ocupa la totalidad
Esas conversaciones pulgarcítas, ese tumulto del espacio. La voz vota de manera permanente.
de mundo zanuncían acaso una era en la que se
mezclarán una segunda edad oral yesos escritos
virtuales? Esta novedad zahogará con sus ondas la ELOGIO DE LAS REDES
edad de la página que supo formateamos? Desde
hace tiempo escucho esta nueva edad oral ema- En este punto preciso, Pulgarcita increpa a sus pa-
nada de lo virtual. dres: ustedes me reprochan mi egoísmo, pero zquíén
Ésa es una demanda general de palabra aná- me lo muestra? Mi individualismo, pero zquíén me
loga a la demanda singular que los Pulgarcitos lo enseñó? ¿Acaso ustedes supieron armar equipo?
hacen oír desde las escuelas hasta las universida- Incapaces de vivir en pareja, se divorcian. ¿Saben
des, en la sala de espera de los enfermos en los acaso hacer nacer y durar un partido político?
hospitales o de los empleados en el trabajo. Todo Vean en qué estado se debilitan... ¿Constituir un
el mundo quiere hablar, todo el mundo se comu- gobierno en el que cada uno sea solidario durante
nica con todo el mundo en innumerables redes. mucho tiempo? ¿Jugar a un deporte colectivo?
Ese tejido de voces concuerda con el de la Red:r Pero si, para gozar del espectáculo, ustedes van a
ambos murmuran en la misma frecuencia de onda buscar a los actores a esos países lejanos en los
A la nueva democracia del saber, ya presente en que todavia se sabe actuar y vivir en grupo... Ago-
los lugares donde se agota la vieja pedagogía y nizan las viejas pertenencias: fraternidades de ar-
74 PULGARCITA SOCIEDAD 7S
mas, parroquias, patrias, sindicatos, familias en recom- algunos dignatarios, largas listas de nombres en
posición; quedan los grupos de presión, vergonzosos los monumentos a los muertos -en la guerra de
obstáculos de la demacrada. 1914-1918, casi todo el campesínado-, hasta aquí
Ustedes se burlan de las redes sociales y de en cuanto a Ia patria; campos de exterminio y gu-
nuestro nuevo uso de la palabra "amigo". ¿Alguna lags, esto por la teoría loca de las "razas" y la lu-
vez lograron reunir grupos tan considerables que cha de clases; en cuanto a la familia, alberga la
su número se acerque al de los humanos? ¿No es mayoria de los crímenes, una mujer muere por
prudente acercarse a los otros de manera virtual día a causa del maltrato del marido o del amante;
para herirlos menos, en primer lugar? Ustedes de- yen cuanto al mercado: más de un tercio de los
ben de temer, sin duda, que a partir de estas ten- humanos padece el hambre -muere un Pulgarcito
tativas aparezcan nuevas formas políticas que ba- por minuto- mientras que los opulentos hacen
rran a las precedentes, obsoletas. dieta. En la sociedad del espectáculo de ustedes,
Obsoletas, en efecto, y tan virtuales como las incluso la asistencia sólo crece con el número de
mías, sigue diciendo Pulgarcita, de repente ani- cadáveres exhibidos; sus relatos, con los crímenes
mada: ejército, nación, iglesia, pueblo, clase, pro- relatados, puesto que, para ustedes, una buena
letariado, familia, mercado... ésas son abstraccio- noticia no es una noticia. Desde hace unos cien
nes, que vuelan por encima de las cabezas como años, contamos estos muertos de todo tipo de a
fetiches de cartón. ¿Encarnadas, dicen ustedes? cientos de millones.
Por cierto, responde, sólo que esa carne humana, A esas pertenencias nombradas por virtualida-
lejos de vivir, debía sufrir y morir. Esas pertenen- des abstractas, cuyos libros de historia cantan la
cias sanguinarias exigían que cada uno hiciera el gloria. sangrante, a esos falsos dioses devoradores
sacrificio de su vida: mártires supliciados, mujeres de víctimas infinitas, prefiero nuestra virtualidad
lapidadas, herejes quemados vivos, presuntas bru- inmanente que, al igual que Europa, no exige la
jas inmoladas en hogueras, hasta aquí en cuanto muerte de nadie. Ya no queremos coagular nues-
a las iglesias y el derecho; soldados desconocidos tras asambleas con sangre. Lo virtual, al menos,
alineados de a miles en los cementerios militares, evita ese aspecto carnal. No construir un colec-
sobre los cuales a veces se inclinan, compungidos, tivo sobre la masacre de otro y la suya propia; ahí
76 PULGARCITA SOCIEDAD 77
está nuestro futuro de vida frente a su historia y tenece? Vive en el suburbio de alguna capital, a
sus políticas de muerte. una distancia en tiempo del centro y del aero-
Así hablaba Pulgarcita, viva. puerto equivalente a diez transportes más allá de
las fronteras; reside, entonces, en un conurbano
que se extiende por fuera de su ciudad y de su
ELOGIO DE LAS ESTACIONES, nación. Pregunta: zdónde vive? Reducido y ex-
DE LOS AEROPUERTOS pandido al mismo tiempo, ese lugar le plantea
una pregunta política, puesto que la palabra polí-
Escuchen también, dice, cómo rugen las suaves tica se refiere a la ciudad. me cuál puede decirse
multitudes que pasan. De acuerdo con la caza, los ciudadana? ¡Otra pertenencia fluctuante! ¿Quién,
frutos, las variaciones del clima, el Horno sapiens no venido de dónde, la representará, a ella que se
dejó de desplazarse, llegó a ser Horno viator desde plantea dónde habita?
hace mucho tiempo, hasta la fecha, bastante re- ¿Dónde? En la escuela, en el hospital en com-
ciente, en que el planeta ya no le ofreció más tierras pañía de personas de múltiples proveniencias; en
desconocidas. Desde la puesta a punto de diez tipos el trabajo, en el camino con extranjeros; en reu-
de motores, los viajes se multiplicaron al punto que nión con traductores; pasando por la calle donde
la percepción del hábitat se transformó. Un país se oyen varias lenguas; frecuenta sin cesar varios
como Francia llegó a ser en poco tiempo una ciu- mestizajes humanos que reproducen de maravi-
dad que el TGV [tren de gran velocidad] recorre llas las mezclas de culturas y de saberes con los
como un metro y que las autopistas cruzan como que se ha encontrado al momento de su forma-
calles. En 2006, las compañías aéreas ya habían ción. Porque los cambios radicales descriptos afec-
transportado a un tercio de la humanidad. Por los tan también a la densidad demográfica de los paí-
aeropuertos y las estaciones pasa tal cantidad de ses del mundo, donde Occidente se retrae ante la
personas que parecen moteles de tránsito. marea montante de África y de Asia. Las mezclas
Cuando calcula el tiempo de sus desplazamien- humanas fluyen como ríos a los que se les da
tos a partir de su casa, ¿Pulgarcita sabe acaso en nombres propios, pero cuyas aguas se mezclan
qué ciudad vive y trabaja? ¿A qué comunidad per- de a decenas con las de sus afluentes. Pulgarcita
78 PULGARCITA SOCIEDAD 79
cir que estudiaba los métodos y los resultados de Sin duda, por primera vez en la historia, el pú-
la ciencia, intentando a veces emitir un juicio. Éra- blico, los individuos, las personas, el transeúnte
mos pocos, en aquella época, a través del mundo, antes ilamado vulgar, en definitiva, Pulgarcita,
y manteníamos una correspondencia. Medio siglo podrán y pueden detentar al menos tanta sabidu-
más tarde, cualquier Pulgarcito de la calle se pro- ría, ciencia, información, capacidad de decisión
nuncia sobre la energía nuclear, las madres subro- como los dinosaurios en cuestión, cuya voracidad
gantes, los OGM [organismos genéticamente modi- de energía y avaricia en la producción todavía
ficados], la química, la ecología. Ahora que ya no servimos, como esclavos sumisos. Así como toma
aspiro a esta disciplina, todo el mundo se hace cuerpo la mayonesa, esas mónadas solitarias se
epistemólogo. Hay una presunción de competen- organizan, con lentitud, una por una, para formar
cia. No se rían, dice Pulgarcita: cuando la llamada un nuevo cuerpo, sin ninguna relación con las
democracia le dio el derecho de voto a todos, de- instituciones solemnes y perdidas. Cuando esta
bió hacerlo contra quienes se escandalizaban de lenta constitución de repente se dé vuelta, como
que se lo diera por igual a los sabios y a los locos, el iceberg de otra época, diremos que no vimos
a los ignorantes y a los instruidos. Vuelve el mis- prepararse el acontecimiento.
mo argumento. Ese cambio radical afecta también a los sexos,
Las grandes instituciones que acabo de citar, puesto que las últimas décadas vieron la victoria
cuyo volumen sigue ocupando todo el decorado de las mujeres, más trabajadoras y serias en la es-
y el telón de lo que todavía llamamos nuestra so- cuela, en el hospital, en la empresa... que los ma-
ciedad, mientras que ésta se reduce a un escena- chos dominantes, arrogantes y debiluchos. Por esa
rio que pierde todos los días alguna plausible razón también este libro se intitula Pulgarcita.
densidad, sin tomarse siquiera el trabajo de reno- Afecta también a las culturas, porque la Red favo-
var el espectáculo y aplastando de mediocridad a rece la multiplicidad de expresiones y, pronto, la
un pueblo astuto, esas grandes instituciones, me traducción automática, mientras que apenas sali-
gusta volver a decirlo, se parecen a las estrellas mos de una era en la que la dominación gigante
cuya luz seguimos recibiendo pero que la astrofí- de una sola lengua había unificado dichos y pen-
sica calcula que murieron hace mucho tiempo. samientos en la mediocridad, esterilizando la inno-
82 PULGARCITA
SOCIEDAD 83
vación. En suma, afecta a todas las concentracio- zcómo gestionar la complejidad hace poco anun-
nes, incluso las productivas e industriales, incluso ciada por voces y barullos, heterogénea y dispar?
las lingüísticas, incluso las culturales, para favore- ¿Desorden? Veamos. Atrapado en una red, un do-
cer distribuciones amplias, múltiples y singulares. rado intenta soltarse, pero cuanto más colea para
He aquí la calificación por fin generalizada; he liberarse, más se enreda; las moscas que dan vuel-
aquí el voto generalizado para una democracia tas quedan atrapadas en las telas de araña; los es-
generalizada. Todas las condiciones están dadas caladores de montañas que se cruzan en una la-
para una primavera occidental... salvo que los po- dera, frente al peligro, embrollan tanto más sus
deres que se oponen no utilizan ya la fuerza sino sogas cuanto más se apresuran por desenredarse.
la droga. Un ejemplo tomado del diario: las cosas Los administradores redactan a veces directivas
mismas pierden su nombre común para dejar lu- para reducir la complejidad administrativa e, imi-
gar a los nombres propios de las marcas. Lo mismo tando a los alpinistas, la multiplican. ¿Acaso se re-
ocurre con toda información, incluida la política, duce a un estado de cosas tal que todo intento de
puesta en escena en arenas iluminadas donde pa- simplificarla la complica?
recen combatir sombras sin ninguna relación con ¿Cómo analizarlo? Por el crecimiento del nú-
la realidad. La sociedad del espectáculo trans- mero de elementos, su diferenciación individual,
forma, pues, la lucha, dura en otros. tiempos y en la multiplicación de las relaciones mutuas y de las
otras partes por barricadas y cadáveres, en una intersecciones entre esos caminos. La teoría de
desintoxicación heroica que nos purgaría con los grafos y la informática tratan con esas figuras
somníferos distribuidos por tantos distribuidores en red cruzada que la topología llama un simplex.
de estupor...
En historia de las ciencias, esa complejidad apa-
rece como un signo de que no se está utilizando
un buen método y que es necesario cambiar de
ELOGIO DE LA MARQUETERíA paradigma.
Las multiplicidades conexas de ese orden ca-
...que, para conservar el antiguo estado de cosas, racterizan a nuestras sociedades, en las que el
utilizan el argumento que apunta a la simplicidad; individualismo, las exigencias de las personas o
84 PULGARCITA SOCIEDAD 85
de los grupos y la movilidad de los sitios se en- ELOGIO DEL TERCER SOPORTE
trecruzan. Hoy en día, todo el mundo teje sus
propios simplexes y se desplaza con otros. Hace Ahora bien, lo repito, la historia de las ciencias
un rato, Pulgarcita se desplazaba en un espacio conoce el tipo de desplazamiento que se sigue de
mezclado, atigrado..., en un laberinto, ante un este tipo de crecimiento. Cuando el antiguo mo-
mosaico Con los colores de un caleidoscopio. delo de Tolomeo hubo acumulado decenas de
Como la libertad se refiere a cada uno y exige epiciclos que hacían ilegible y complicado el mo-
que goce de manos libres y de codos francos, na- vimiento de los astros, fue necesario cambiar de
die ve por qué simplificar esta exigencia de la figura: el centro del sistema se movió hacia el Sol
democracia. Las sociedades simples nos llevan, y todo se volvió límpido. Sin duda, el código es-
en efecto, a la jerarquía animal, bajo la ley del crito de Hammurabi puso fin a dificultades socio-
más fuerte: haz piramidal con una única cima y jurídicas que dependían del derecho oral. Nues-
una amplia base. tras complejidades provienen de una crisis de lo
Que la complejidad prolifere, ¡enhorabuena! escrito. Las leyes se multiplican, hacen crecer el
Pero tiene un costo: multiplicación y longitud de Diario oficial. La página se encuentra al final de
las filas de espera, lastres administrativos, embo- la carrera. Hay que cambiar. La informática per-
tellamientos en las calles, dificultad para interpre- mite este relevo. La gente espera y se empuja en
tar leyes sofisticadas, cuya densidad, en efecto, las filas de las ventanillas; entre embotellamien-
hace decrecer la libertad. Se paga siempre con la tos interminables, hasta se puede matar a su pa-
misma moneda que se gana. dre en una esquina, sin saberlo, por un desacuer-
Este costo resulta ser, por otro lado, una de do sobre las prioridades de paso. Ahora bien, la
las fuentes del poder. De ahí que los ciudadanos velocidad electrónica evita la lentitud del trans-
sospechen que sus representantes no quieren re- porte real y la transparencia de lo virtual anula los
ducir dicha complicación cuando acumulan di- choques en las intersecciones, y en consecuencia,
rectivas para que parezca que desean reducirla, las violencias que implican.
sino más bien multiplicarla, como los dorados en i Que la complejidad no desaparezca! Crece y
la red.
crecerá, porque cada uno aprovecha el confort y la
86 PULGARCITA SOCIEDAD 87
camineras, marítimas, en un continente dado; una midable pero entonces discreta, esta revolución
larga operación quirúrgica de riñón o de corazón; pasó desapercibida por los filósofos, alimentados
la fusión de dos sociedades industriales; la solu- en las ciencias y en las letras. Entre la formalidad
ción de un problema abstracto entre aquellos que geométrica -las ciencias- y la realidad personal
reclaman una demostración desarrollada sobre -las letras- advenía, desde aquella época, una
cientos de páginas; el dibujo de un pulgar, la pro- nueva cognición de los hombres y las cosas, ya
gramación; la utilización del GPS... exigen conduc- prevista en el ejercicio de la medicina y del dere-
tas diferentes de la deducción del geómetra o de la cho, ambos preocupados por reunir jurisdicción y
inducción experimental. Lo objetivo, 10 colectivo, jurisprudencia, enfermo y enfermedad, universal
lo tecnológico, 10 organizacional... se someten más, y particular. Emergía allí nuestra novedad.
hoy en día, a ese cognitivo algorítmico o procedi- Mil métodos eficaces utilizan ahora, en efecto,
mental que a las abstracciones declarativas que, procedimientos o algoritmos. Heredera directa de la
alimentada por las ciencias y las letras, consagra la Medialuna fértil de antes de Grecia, de AlKwarismi,
filosofía desde hace más de dos milenarios. Si, por sabio persa que escribía en árabe, de Leibniz y de
ser sólo analítica, no ve cómo se instaura hoy ese Pascal, esa cultura invadió hoy el área de la abs-
cognitivo, entonces no acierta en el pensamiento, tracción y de 10 concreto. Letras y ciencias pierden
no sólo en sus medios, sino en sus objetos, incluso una vieja batalla de la que dije en otros tiempos
en su sujeto. Se le escapa nuestro tiempo. que comenzó con Menan, diálogo de Platón, donde
Sócrates geómetra desprecia a un pobre esclavo
que, lejos de demostrar, usa procedimientos. A ese
EMERGENCIA servidor anónimo, hoy 10 llamo Pulgarcito: ivence
a Sócrates! ilnversíón más que milenaria de la pre-
Esta novedad no es nueva. El pensamiento algorít- sunción de competencia!
mico, que precedió en Grecia al invento de la geo- La nueva victoria de esos viejos procedimien-
metría, volvió a emerger en Europa con Pascal y tos proviene del hecho de que 10 algorítmico y 10
Leibniz, que inventaron dos máquinas calculado- procedimental se apoyan en códigos... Volvemos
ras y, como Pulgarcita, llevaron seudónimos. For- a los nombres.
92 PULGARCITA SOCIEDAD 93
Confesiones, como Rousseau -écuántos signos?-. cío, La torre de Babel apenas se levantó. Pasaron
¿Puedo, asimismo, reproducir a mi doble, accesi- miles de años.
ble y publicable aunque indefinido y secreto? Desde que en Israel, a Babilonia o hacia Ale-
Basta con codificarlo. Al generalizar, por ejemplo, jandría, profetas o escribas lograron escribir, una
el carné de la seguridad social con todos los datos cantidad de equipos se hicieron posibles y la pirá-
posibles, íntimos, personales y sociales, inventa- mide se alzó, así como el templo y el zígurat. Se
mos un Ka, pasaporte universal codificado: abierto terminaron. Pasaron miles de años.
y cerrado, doble público y secreto sin contradic- Una mañana, en París, una concentración hu-
ción. Nada menos extraño. Aunque intente pensar mana llamada Exposición Universal dio lugar a
por mi mismo, hablo en la lengua común. un ensayo semejante. Sobre su página, una ca-
Ese ego puede, como alma y conciencia, confe- beza experta diseñó un plan y, después de haber
sarse en voz baja, pero también deslizarse, como elegido los materiales, calculó su resistencia y
materia plástica dura, en el bolsillo. Sujeto, sí; ob- entrelazó travesaños de acero hasta 300 metros
jeto, sí; doble, pues, una vez más. Doble como un de altura. Desde entonces, la torre Eiffel cuida la
paciente, singularmente dolorido, pero ofrecido margen izquierda del Sena.
al paisaje, a la mirada médica. Doble, competente,
incompetente... doble como un ciudadano, públi- Desde las pirámides de Egipto hasta ella -las pri-
co y privado. meras de piedra; la última de acero-, la forma glo-
bal permanece estable; estable en el estado, esta-
ble como el Estado, estos dos términos no hacen
IMAGEN DE LA SOCIEDAD DE HOY sino uno. El equilibrio de estática reúne el modelo
del poder, invariante a través de diez variaciones
En unos tiempos inolvidables, algunos héroes aparentes, religiosas, militares, económicas, finan-
quisieron construir juntos una torre alta. Llega- cieras, expertas... poder siempre detentado por al-
dos de tierras dispares y hablando idiomas intra- gunos, allá arriba, unidos de cerca por el dinero, la
ducibles, no pudieron lograrlo. Sin comprensión, fuerza armada u otros aparatos apropiados para
no hay equipo posible; sin colectivo, no hay edífí- dominar una base amplia y baja. Entre el mons-
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trua de roca y el dinosaurio de acero, no hay un sobre la margen derecha del Sena. En computa-
cambio notable: la misma forma se muestra más doras dispersas aquí o allá, cada uno introducirá
calada, transparente, elegante en París; compacta su pasaporte, su Ka, imagen anónima e individua-
y condensada en el desierto; en cualquier caso, la lizada, su identidad codificada, de manera tal que
cima en punta y la base ensanchada. una luz láser, floreciente y colorida, que sale del
La decisión democrática no cambia nada a este suelo y reproduce la suma innumerable de esas
esquema. Siéntense en ronda, en el suelo, y serán cartas, mostrará la imagen exuberante de la co-
iguales, decían los antiguos griegos. Esta mentira, lectividad, así formada de manera virtual. Por sí
astuta, finge no ver, en la base de la pirámide o de mismo, cada uno entrará en este equipo virtual y
la torre, el centro de la asamblea que marca en e! auténtico que unirá, en una imagen única y múl-
suelo la proyección del vértice piramidal, el lugar tiple, a todos los individuos que pertenezcan al
donde se asienta su cima sublime. Centralismo de- colectivo diseminado, con sus cualidades concre-
mocrático, decía en otros tiempos el Partido Comu- tas y codificadas. En este alto ícono, tan alto como
nista, retomando esa vieja ilusión escénica, mien- la torre, las características comunes se reunirán
tras que en el centro cercano vigilaban Stalin y sus en una suerte de tronco, las más raras en las ra-
secuaces, que deportaban, torturaban, mataban. A mas y las excepcionales en el follaje y en los bro-
falta de un cambio real, nosotros, sujetos de la peri- tes. Pero como esa suma no dejaría de cambiar,
feria, preferimos un poder lejano, allá en lo alto del como cada uno con cada uno y uno después de
eje, antes que ese vecino aterrador. Nuestros ances- otro se transformaría día tras día, el árbol así eri-
tros franceses hicieron la revolución no tanto con- gido vibraría a lo loco, como inflamado por lla-
tra el rey, más bien popular, cuanto para suprimir mas danzantes.
al malvado barón que tenían cerca. Frente a la torre inmóvil, férrea, que lleva, orgu-
Keops, Eíffel, el mismo Estado. llosa, el nombre del autor y que se olvida de los mi-
les que lucharon en esta obra, algunos de los cuales
Michel Authier, genial consultor informático, jun- murieron; frente a la torre portadora, en lo alto,
to conmigo, su asistente, proyectamos encender de uno de los emisores de la voz de su señor, bai-
un fuego o plantar un árbol frente a la torre Eiffel lará, atígrada, desnuda, abigarrada, mosaica, mu-
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Enero de 2012