Está en la página 1de 1

CARTA DE AMOR PLATÓNICO

Oh mi amor ¿Por qué te has convertido en algo tan inalcanzable para mí? Eres posible y a la vez
imposible. No lo entiendo. Ojalá ese amor que siento por dentro pudiera ser liberado de la cárcel
que lo aprisiona, de esos barrotes que le impiden vivir en libertad y que frenan sus ansias locas de
sentir. Por las noches sigo persiguiéndote y nunca te alcanzo. Me despierto sobresaltado y observo
el otro lado de mi cama lleno de sueños, de ilusiones, pero sin ti.

Siempre te he visto como una amiga, pero ahora no puedo evitar sentirte como algo más. Te veo y
en mi interior revolotean mariposas de adolescente que despiertan en mi la gana de amar sin
freno, sin límites. Fantaseo con historias de príncipes y princesas en donde tú te conviertes en la
doncella de un final fatídico.

No pierdo la esperanza. Te amo en silencio, desde la distancia, desde mi interior más sincero. Me
gustaría callar mi corazón, que su pálpito no se acelerara ante tu presencia, pero no puedo.
Cuánto desearía ser tu abrigo en las frías noches de invierno, tu brisa en el calor del verano, tu faro
en el camino de la vida.

Mi habitación es el refugio de mis días, mi lugar más íntimo donde te pienso a cada instante. Me
sorprendo convirtiéndome en el niño inocente que persigue lo inalcanzable.

Me gustaría decirte la verdad, sacar el coraje para que brotaran mis sentimientos más ocultos,
pero es difícil. Cómo hablarte sin tartamudear, cómo confesarte mi amor sin miedo.

A veces cuando te observo pareces distraída y tu mirada absorta me enloquece. Me imagino que
tu interior siente lo mismo que yo y que ambos somos incapaces de pasar al frente de batalla para
acabar rendidos en los brazos del otro. Me inquieta tu presencia, pero la necesito. Eres la estrella
que está tan lejos de mí, que a veces sólo puedo tocarla desde la cúspide más alta.

También podría gustarte