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EL ÁNIMA DE
SAYULA
índice
COLABORACIONES EL ÁNIMA DE SAYULA Teófilo Pedroza ............................ 3
Y MENTADAS DÉCIMAS IRREVERENTES
animasayula@yahoo.com.mx EL ESTREÑIMIENTO y otras décimas. Rafael F. H........... 10
COMPENDIO DE REALIDADES Cirilo P. Cobos ............... 15
INSCRÍBETE AL GRUPO UN FANDANGO ................................................................... 17
DE CORREOS:
DÉCIMAS MEXICANAS DE LOS SIGLOS XVIII Y XIX....... 21
elanimadesayula-
subscribe@yahoogrupos. DOS GRAFITTIS CON DÉCIMAS....................................... 28
com.mx Joseph Brodsky (1940-1996)................................................ 29
Reseñas: POR MI RAZA HABLARÁ LUIS VALDES........... 37
DIRECCIÓN EDITORIAL
nicolás lópez
COLABORADORES
Aviso
lain S.(pez loco) ¡MANDA TUS CALAVERAS Y PARTICIPA EN
ziumi juárez NUESTRO NÚMERO DEDICADO AL DÍA DE
paco nezillos
leonzo caspil MUERTOS! AQUÍ ESTÁN LAS BASES:
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EL ÁNIMA DE SAYULA
Teófilo Pedroza
En un caserón ruinoso
de Sayula en el lugar
vive Apolonio Aguilar,
trapero de profesión.
No es borracho ni juega,
sólo comer es su vicio;
pero anda mal el oficio,
ni para comer le da.
Y fijando en su consorte
su penetrante mirada,
con voz grave y levantada
de esta manera le habló:
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“Escucha y no me repliques,
mi suerte está decidida,
el porvenir de mi vida
depende de esta ocasión.
Y al extinguirse perdido
que al corazón pone susto,
canta el tecolote adusto
en el ruinoso torreón.
MORALEJA
Si tropiezas acaso
con algún ánima en pena,
aunque te diga que es buena,
no te confíes jamás.
EL ESTREÑIMIENTO
y otras décimas1
En varios países de habla Hispana, la décima es la forma poética más popular después
de la cuarteta. La oportunidad de expresar en 10 versos redondos y rítmicamente
entrelazados alguna idea, la convierte en la preferida para filosofar y para burlarse.
A continuación presentamos la obra de 2 decimeros del Sotavento, los veracruzanos Rafael
Figueroa Hernández y Cirilo Pitalúa Cobos. El Sotavento es una región que comprende
partes de los Estados de Veracruz y Oaxaca, unidas por el río Papaloapan. A lo largo de
toda esa región se escucha y toca su música autóctona; el son jarocho. También son
populares los decimeros, que en los fandangos, entre son y son, recitan sus versos
picarescos o de denuncia, mientras son acompañados por las jaranas, el marimbol, el
pandero, el cajón y la quijada de burro que tocan los músicos. El fandango es una fiesta
popular, a veces improvisada, que se puede llevar a cabo en cualquier patio o calle, donde
los bailadores apoyan a los músicos tocando ellos mismos un instrumento con sus pies; la
tarima, que resuena al ritmo de los pasos de baile.
En días cercanos al 2 de febrero, teniendo como marco las fiestas en honor a la Virgen de
la Candelaria, se acostumbra realizar en el bello pueblo de Tlacotalpan, Veracruz, además
de un encuentro de jaraneros, el Encuentro de la Décima Irreverente, donde se recitan las
décimas que por su tono grosero están fuera de eventos oficiales.
EL ESTREÑIMIENTO
EL CACAHUATITO
VAMPIRAS LESBIANAS
LA RECIÉN CASADA
A la pregunta curiosa
sobre su luna de miel
una casada novel
respondió muy presurosa:
Estaba yo tan nerviosa
que en cuanto todo empezó,
en lo que cabe me gustó,
pero con tal instrumento
y después de tanto intento
pues no cupo y me dolió.
MANUELA
CONTEO
VIAGRA
POSICIONES JUVENILES
COMPENDIO DE REALIDADES
Cirilo Pitalúa Cobos
Similar a un capataz
con el látigo en la mano,
es el clásico villano
que haya existido jamás,
su ignorancia es contumaz
por su cerebro pequeño,
el iluso se cree dueño
de este cargo temporal,
ignora este tal por cual
que la vida es sólo sueño.
LA MISMA JERINGA
Seguro se pagaría
el IVA que se impusiera,
si buen destino se diera
a ese monto de valía,
pero el pueblo desconfía
y con muy justa razón,
porque el último ladrón
al país dejó endrogado,
y el “bienestar” cacareado
fue pura ciencia-ficción...
El miserable salario
que gana un trabajador,
en México causa horror
ya sea semanal o diario,
y el nivel alimentario
cada día es más deficiente,
sólo unos cuantos pudientes
son los que llenan la panza
pero este país avanza
dice nuestro presidente.
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Un fandango
Las siguientes décimas fueron grabadas en un fandango llevado a cabo en el mes de
mayo del 2005 en el estado de Oaxaca, aunque la mayoría de los versos son de origen
Veracruzano.
Las décimas que se recitan en los fandangos pueden haber sido escritas hace tiempo, pero
también existen los versadores repentistas, capaces de improvisar décimas que terminen
en alguna palabra sugerida por el público, o de entretenerse haciendo juegos de habilidad
como el contrapunto –enfrentamiento entre versadores, un poco al modo del que se ve en
la película Dos tipos de cuidado entre Jorge Negrete y Pedro Infante- o los versos
encadenados –donde uno tiene que completar la rima empezada por otro-, etc.
EL REGALO
El hombre no sospechó
lo que la empleada ese día
le entregó, y por cortesía,
el regalo ya no abrió.
Y a su destino llegó
en un paquete adornado
aquel regalo cambiado.
Mas el hombre sin saber
lo que podía suceder,
puso el siguiente recado:
Las siguientes décimas fueron sacadas de la antología Ómnibus de poesía mexicana -con
presentación, compilación y notas de Gabriel Zaid, editada por Siglo XXI-, que tiene la
cualidad de recopilar por igual tanto la poesía académica como la popular, la indígena y la
prehispánica.
Si en tu obispado viviera
Cristo en traje clerical,
Fuero, es tu injusticia tal,
que sin duda lo prendieras
y de nada le valiera
su infinita santidad;
pues rayando tu maldad
más allá de lo infinito,
le habías de imputar delito
a pesar de su deidad.
Semejanza de pecado,
figura de pecador
tomó Cristo con amor,
por salvar el mundo amado.
Pues si te basta, cuitado,
el que tenga un inocente
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figura de delincuente,
para condenarlo, es visto
que condenarás a Cristo
por pecador aparente.
En la lengua portuguesa
al ojo le llaman cri,
y aquel que pronuncia así
aquesta lengua profesa.
En la nación holandesa
ollo le llaman al culo
y así con gran disimulo,
juntando el cri con el ollo
lo mismo es decir cri-ollo
que decir ojo de culo.
A los 15 años:
A los 20 años:
A los 30 años:
A los 40 años:
Si pública es la mujer
que por puta es conocida,
República debe ser
aquella más prostituida.
Y siguiendo el parecer
de esta lógica absoluta
todo aquel que se reputa
de República ser hijo,
debe ser a punto fijo
un hijo de la gran puta.
Circuló profusamente por todo el país, de boca en boca y también escrito en las paredes. Pero los
adversarios contestaban con este otro:
Joseph Brodsky
(1940-1996)
En enero del próximo año se cumplen 10 años de la muerte del poeta ruso Joseph
Brodsky. A los catorce años intentó entrar en la marina, pero no fue admitido debido a su
origen judío. Trabajó en una fábrica militar, viajó a Siberia, fue calderero en unos baños
públicos y auxiliar en una sala de autopsias. De forma autodidacta, aprendió inglés y
polaco. Sus poemas empezaron a ser conocidos en los sesenta. Perseguido por el poder
soviético, fue encerrado primero en un manicomio, luego fue condenado por “parasitismo” a
5 años de deportación en una aldea al norte de su país. Gracias a las protestas de
intelectuales rusos y extranjeros, se vio prácticamente obligado a emigrar. Vagabundeo un
tiempo en Europa y se instaló a vivir en Estados Unidos, donde sobrevivió dando clases de
literatura. Ganó el premio Nóbel en 1987. Sus cenizas reposan en Venecia.
La peculiaridad de la poesía de Brodsky consiste en la unión de las formas poéticas
tradicionales rusas con la ironía y el sarcasmo de cierta poesía anglosajona.
Decir que su poesía es meramente humorística o irónica es simplificarla groseramente.
Entre sus poemas abundan los de gran intensidad amorosa, como la serie completa de
Parte de la Oración (1975-1976), o Yo no era más que aquello que tú (1981). Pero en casi
todos sus poemas, incluidos los amorosos, una ironía aparece a menudo, manchándolo
todo de lucidez.
Como casi toda la poesía rusa del siglo XX, la de Brodsky respeta las formas tradicionales,
el metro y la rima. Le enojaba el que las traducciones de los versos de Ossip Mandelstham
parecieran más un poema en verso libre de Neruda que una poesía del propio
Mandelstham.
Para poder estar más cerca de los poemas cuyas traducciones presentamos a
continuación, hay que pensar en ellos como escritos originalmente en forma medida y
rimada.
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ANTI-SHENANDOAH:
DOS CUENTOS SATÍRICOS Y UN ESTRIBILLO
I. SALIDA
“¿Por qué me llamas Johnny cuando sabes que soy Billy, Mary?
¿Quizá por inercia? Es Johnny con el que te quieres casar,
no yo. Pero él no está en Persia, se marchó a Varsovia,
aunque después de 1945 también es una ciudad diferente.”
II. LLEGADA
“¿Qué es este lugar? Parece un tanto inhóspito.
Es como si los árboles fueran a desenfundar,
tan amenazador es su murmullo. Sin duda
han visto demasiadas películas –pero ¿estaban dobladas?”
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“No me importa el lugar, pero ¿quiénes son estos tipos?
¿Es ésta su verdadera apariencia, o es un disfraz?
Todos ellos venden cordones de zapatos pero no llevan zapatos.
¿Les podemos explicar que no somos judíos?”
“No deberíamos hablar por los otros cuando las cosas se ponen mal.
Tú podrás no tener el futuro, pero yo sí.
El futuro es derivado; ellos pueden romper cráneos,
pero como ellos han sido tan primitivos, nosotros hemos tenido Pascales.”
III. ESTRIBILLO
Aquí están, para que todos los vean,
los frutos de la complacencia.
Ten cuidado del amor, del d.C., del a.C.
y de la agencia de viajes.
CANTO DE BIENVENIDA
1992
1975
Traducción de Ernesto Hernández Bustos y José Manuel Prieto
EL BUSTO DE TIBERIO
Poemas sacados del libro “No vendrá el diluvio tras nosotros. Antología poética”, editado
por el Circulo de lectores en el 2000
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RESEÑAS
En un acontecimiento a mi parecer inusitado, Luis Valdez, autor de obras como Zoot Suit,
Soldado Raso, Bernabé o El venado momificado, compartió foro con personajes tan diversos de la
autonombrada “comunidad teatral” que actualmente están al frente de proyectos tal vez
irreconciliables: Enrique Cisneros, mejor conocido como “El Llanero Solitito” (hoy “Solidario”),
subcomandante barbado del Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística, CLETA; Mariano
Leyva, patriarca del otrora contestatario grupo de teatro Mascarones, famoso también entre los
círculos de mexikatiauis que pululan, entre otros sitios, la Universidad Anauak de Ocotepec,
Morelos; Lourdes Pérez Gay, directora de Marionetas de la Esquina y dama predilecta de los
presupuestos en materia teatral del sexenio carrilloleista, de tan triste y salinista memoria; Rodolfo
Obregón, director en turno del, para algunos, más rimbombante que nada Centro Nacional de
Investigación Teatral “Rodolfo Usigli”, o Antonio Crestani, actual director del noemilenarista Centro
Universitario de Teatro de la UNAM.
El escenario, igual de insólito para un encuentro de esta ralea, fue el mismo Foro del CUT, espacio
más identificado con las posiciones elitistas de un teatro para elegidos, en sus versiones
detaviranas o margulinas, que con el teatro de masas y, para muchos, panfletario, que representa
el propio huésped que el pasado 4 de julio pisó suelo unamita o, como prefieren los seguidores del
pentapichichi, territorio puma, y que a lo largo de una semana fue homenajeado por los
organizadores de las XIII Jornadas Internacionales de Teatro Latinoamericano en el Centro Cultural
Espacio 1900, de la heroica Puebla de los Ángeles.
Si usted, improbable lector o lectora de estas líneas cuenta en su haber con el poco laureado oficio
de actor o actriz, o simplemente gusta del teatro, seguro que no necesitará que le haga una
presentación de tan singular personaje; pero si no lo es, quizás recuerde aquella película
protagonizada por Lou Diamond Phillips en la que Los Lobos interpretaban las canciones que
hicieron famoso al señor Ritchie Valens, y que fuera difundida por Televisa hasta decir, como los
zapatistas del EZLN, ya basta: La Bamba. Pues bien, Luis Valdez fue su director.
Claro que una presentación así de quien capitanea uno de los grupos teatrales más importantes del
continente, además de grosera no es suficiente, y para medio resarcir el daño diremos que a Luis
Valdez le caracteriza una historia personal marcada sí por el teatro, pero también por lo político.
Californiano por nacimiento y yaqui por herencia de sangre, el autor de La carpa de los rascuachis
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se define como chicano. Sería una brutalidad intentar hacer un resumen en unas cuantas
palabras de lo que cultural, política, social y artísticamente ello significa; pero, adelantándonos a los
jitomatazos, creo que si tomáramos una bandera de la Farmworker Union, representativa de la
lucha a favor de los derechos laborales de campesinos encabezada por César Chávez en la
década de los 60, una imagen de la Virgen de Guadalupe, algunas fotos de las manifestaciones en
pro de los derechos civiles de las llamadas minorías estadounidenses en los 70, una piedra del sol,
de esas que algunos nombran calendario azteca, unos cuantos trajes estilizados de pachucos, una
buena cantidad de corridos y harto spanglish, y los reunimos en una suerte de instalación medio
performancera, estaríamos abriendo la puerta al mundo de Luis Valdez y su Teatro Campesino.
Sin embargo, a treinta años de que Luis Valdez pisara suelo mexicano por última vez desde su
participación en el V Festival de los Teatros Chicanos - I Latinoamericano, una mejor manera para
presentarlo quizás sea dando una probadita de la vigencia del discurso estético y político de su
quehacer teatral. Cuando hace más de un lustro nos preparábamos para llevar Las dos caras del
patroncito, primero a tierras chiapanecas y luego al Segundo Encuentro de Teatro Comunitario de
la Región de los Volcanes, Lalo “El Guajolote”, amigo de Luis Valdez desde 1970, ex mascarón y
co-fundador del Grupo Cultural Zero, nos contaba cómo llegaban los actores de Teatro Campesino
a bordo de unas trocas para irrumpir a media jornada la pizca con los ahora famosos Actos, de los
cuales formaba parte Las dos caras…, antes que la tira o los pistoleros del patrón llegaran a
arrestarlos por revoltosos y a golpear a aquellos que hubieran dejado de lado la labor para ser parte
de lo que pronto se convirtió en un movimiento sin precedentes.
La escenografía era prácticamente nula y todo dependía del trabajo del actor, apoyado en su
vibración corporal y la del puñado de instrumentos con que se acompañara. Había ocasiones, decía
Lalo, que ni siquiera podía oírse lo que los actores dialogaban; pero el cuerpo y el manejo de las
máscaras, redondeado con aquellos carteles que colgando del cuello decían “patroncito”,
“contratista” o “migra”, lo decían todo, o casi. No tardamos en comprobarlo. La tarde que en medio
de la cancha de básquetbol del entonces Aguascalientes 2 zapatista, el de Oventik, fuimos soltando
una a una las palabras escritas en colectivo por Teatro Campesino y puestas en orden por Luis
Valdez, los rostros tzotziles cubiertos en su mayoría por paliacates se fueron, también uno a uno,
iluminando; no importaba que nosotros habláramos en una castilla que poco o nada les decía, el
lenguaje era tan claro que fue imposible que no se identificaran con el campesino y aguantarse la
carcajada cuando, con la máscara del patroncito, le ordena a Charly, el migra, que se lleve preso al
verdadero patroncito después de darle una cucharada de su propio chocolate.
Es así, hombro con hombro de las luchas populares y los movimientos sociales, como imagino a
Luis Valdez y a su teatro; no junto a tanto adulador que, con motivo de su homenaje en Puebla,
habla de aquellos sesentayocheros años mozos, pero guarda silencio y cierra los ojos para tomar el
dinero que les ofrecen “los dueños del poder” a cambio de perder su dignidad y la memoria.
Por supuesto que no lo digo por todos. Me dio gusto ver a Toño Crestani y Enrique Cisneros,
representantes de dos maneras radicalmente opuestas de hacer teatro en este país; lo mismo que
a José Manuel “El Topo”, Fernando “El Fantasma” y Lalo “El Guajolote”, mascaroneros y zeros que
mantienen en alto su apuesta por el teatro popular sin perder de vista que el teatro, antes que nada,
es eso: teatro, y que ello lleva a cuidarse de no caer en ideologizaciones que sirvan de pretexto
para cubrir carencias profesionales. A todos ellos los aprecio y admiro. No podría decir lo mismo de
quienes se visten de indigenistas o teatreros independientes tras haber vivido bajo el abrigo
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gubernamental de regímenes autoritarios y represivos, como Leyva y Pérez Gay. Pero,
bueno, en tiempos de “democracia electoral” todo mundo, como dijera El Sup se corre al centro.
En fin, la visita a tierras mexicanas de Luis Valdez, amén de las comidas con unas cuantas vacas
sagradas de la “comunidad teatral” (nótese el entrecomillado), sucede en un momento en el que
todos los sectores de la sociedad hemos sido convocados, querámoslo o no, a definirnos de cara a
un proceso político que se vislumbra de grandes proporciones, lo mismo en el plano electorero que
en el de la participación ciudadana en el más amplio de sus sentidos. Es allí donde cabe como
anillo al dedo que un hombre de teatro nos recuerde que para no vendernos, para no rendirnos, se
necesitan cuatro cosas: disciplina en el trabajo, excelencia artística, educación vibrante e
independencia económica.
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