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La Revolución Del Espacio
La Revolución Del Espacio
En la evolución del pensamiento humano han existido tres grandes categorías de espacio: el lugar,
correspondiente a la física aristotélica, el espacio absoluto de Newton, retomado por Le Corbusier y el espacio-
tiempo de Einstein, argumento de las vanguardias del siglo XX. El retorno al concepto de lugar, como ideal de
configuración del espacio urbano, tras la crisis de los postulados del Movimiento Moderno, representa un
contrasentido histórico. La vigencia del tema se trasluce en las polémicas generadas alrededor de las
transformaciones de Barcelona y Berlín, tal vez las dos estructuras urbanas europeas más intervenidas en las
últimas décadas. Finalmente, si se pretende interpretar o intervenir de manera adecuada nuestras ciudades, debe
reconocerse su lógica espacial, sus formas de ocupación.
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planteada por Einstein, encontramos que el concepto aristotélico de lugar ocupa el primer
peldaño entre las tres etapas evolutivas. Las otras dos corresponden al espacio de Newton y al
consecuencia con la última de las instancias de interpretación del espacio planteadas por
Einstein. Sin embargo, desde las disciplinas de la arquitectura y el urbanismo no se asume una
posición que permita tomar conciencia de ello, ya que ni siquiera hemos desarrollado los
observamos la evolución lógica del conocimiento como un proceso lineal en el cual se avanza a
evolución del concepto de espacio, podremos concluir que el paso siguiente a la superación del
espacio relativo.
Se intentará aquí brevemente explicar una idea de lo que interpretamos acerca de las tres
A todo lugar pertenece el alto y el bajo, dado que los cuerpos son transportados por naturaleza
y reposan en los lugares propios a cada uno, bien arriba, bien abajo.
Bajo este marco de referencia conceptual el espacio es asumido como lo que está contenido
por las edificaciones, su lectura es estática y se utiliza como referencia para definir el espacio
de la ciudad hasta comienzos del siglo XX, esta visión será resucitada después de la crisis del
urbanistas entre otros. La defensa más notable para el campo disciplinar de la arquitectura está
constituida por la teoría de Rossi, [3] la cual servirá de guía para la producción arquitectónica-
urbanística y para la enseñanza de la arquitectura durante las décadas de los setenta, ochenta
y aun los noventa [4] . Hoy en día la normativa urbanística de ciudades como Berlín, en pleno
Si bien la noción de lugar aristotélico corresponde a una interpretación del universo ligada a la
observación a simple vista, sin intermediación de instrumental óptico, podemos decir que como
En la segunda interpretación el espacio se define como algo absoluto que contiene los edificios,
Newton, que rescatado por Le Corbusier se entiende como algo homogéneo, isotrópico,
visión del espacio generada en la primera gran revolución científica, generada de Galileo a
tercera interpretación y según la cual el espacio y el tiempo se funden en una sola categoría.
Así pues, entre los universos conceptuales de Le Corbusier y las vanguardias (cubismo,
futurismo, de’Stijl, constructivismo, etc.) existían doscientos años y una revolución científica de
diferencia.
Esta diferencia se puede notar con claridad en la incursión del mismo Le Corbusier en la
pintura. Al escribir, junto con Ozenfant, el ensayo Après le Cubisme, critican tan duramente el
cubismo que llegan a comparar la estética de este tipo de pintura con la de las alfombras,
“La tercera dimensión del espacio sensible, llamado profundidad, fue durante un tiempo excomulgada por algunos
cubistas, en beneficio de una cierta cuarta dimensión que la lectura superficial de obras científicas había
<<inventado>>. Se olvidó que la cuarta dimensión de los matemáticos es una abstracción totalmente especulativa,
que forma parte de las geometrías hipotéticas, juegos maravillosos del espíritu, sin ningún contacto material con el
mundo real, concebible pero irrepresentable, puesto que los sentidos humanos sólo distinguen en el espacio tres
dimensiones” [7]
cartesiana. La lógica y el cálculo, según lo planteado, permiten traducir en la pintura las leyes
invariables del cosmos. Tanto en pintura como en arquitectura y urbanismo, Le Corbusier aun
no se apartará de la mecánica clásica. [8] Así pues, la cuarta dimensión, entendida como la
inclusión del tiempo en la pintura mediante la visión simultánea de varias facetas del objeto,
sería interpretada por los puristas como un concepto superpuesto por los críticos (el poeta
contribuía a incrementar la confusión reinante, ya que en la naturaleza sólo reconocen las tres
física se hubiese inicialmente presentado más como producto de la intuición que de una
búsqueda deliberada y consciente, [9] este derrotero interesó notablemente a otros grupos de
artistas que se constituyeron como vanguardias durante el primer tercio del siglo XX. Así pues,
podemos encontrar cómo en movimientos como el Futurismo, De Stijl, el Constructivismo, entre
parte, influenciada por esta interpretación del espacio, situación a la cual contribuirán en
especial personajes como Laszlo Moholy-Nagy, Kandinsky, El Lissitzky y aun el mismo Gropius.
[10]
“Hacer idénticas la armonía con la paz, con el equilibrio y con la ausencia de tensión, es recuperar una visión
clásica pero caduca y marchita del mundo.” [11]
Enrique Figueroa
del estilo internacional. La crítica italiana logró cambiar los patrones estéticos dominantes,
según los cuales los cascos antiguos resultaban obsoletos, insalubres, desagradables y, por
en ese momento.
Así pues, la teoría de Rossi [12] asume una labor de valoración de los atributos inherentes a
las ciudades construidas en el tiempo, sobre sus propios antecedentes físicos, y además
Según esta teoría, la ciudad ha de leerse como un producto de decantación histórica, cuyo
elemento básico constitutivo es la arquitectura. Esta última se define a partir del tipo, la suma de
tipos establece una morfología; y en esa morfología el espacio urbano resultante se estructura a
Al referirse a la ciudad como manufactura, Rossi se remite a Sitte, por cuanto este último
asume el hecho urbano como algo que no puede limitarse a la labor meramente técnica "....Una
red viaria sirve únicamente para la circulación, no es una obra de arte, [...] sólo es
artísticamente importante lo que puede ser abarcado con la vista, lo que puede ser visto; así
pues, la calle concreta, la plaza concreta". [13] De la cita destaca Rossi su empirismo y el que:
"...la artisticidad se puede leer como figurabilidad. [...] Se refiere [la lección de Sitte] a la técnica de la construcción
urbana; sin embargo, habrá en ella siempre el momento, concreto, del diseño de una plaza y un principio de
transmisión lógica, de enseñanza, de este diseño.
Y los modelos serán siempre, pues, al menos de algún modo, la calle concreta, la plaza concreta". [14]
A pesar del carácter dubitativo que pueda desprenderse de los estribillos pues y al menos de
algún modo, los cuales, aparentemente, han sido intercalados después de construida la
contundente frase Y los modelos serán siempre la calle concreta, la plaza concreta; es
suficientemente claro que se asumen estos elementos calle y plaza, como entidades espaciales
En la Autobiografía científica del mismo autor podemos encontrar una fundamentación adicional
"En La arquitectura de la ciudad hablé ya de las ciudades andaluzas; [...] Siempre he gustado de la tipología del
corral y la he representado muchas veces: el corral era la forma de vida de las casas del viejo Milán y también es la
forma que toma la granja, en el campo, remontándose a la vida agrícola imperial que, en los últimos tiempos de la
Pax Romana, se cerró sobre sí misma como una pequeña ciudad.
[...] Es cierto que tras esas construcciones [los corrales] se ven las marcas de la miseria que pretendemos eliminar;
pero también debemos recoger las imágenes más intensas, con las que se construirá la historia de la nueva ciudad".
[15]
De esta manera, podemos entender que existe un paradigma formal, en cuanto se refiere al
espacio urbano y que la existencia de dicho paradigma explica la seguridad que pasan a
producir en los arquitectos aquellos esquemas que evocan los patios y las plazas. Pero se
llegará aun más allá, a una especie de terrible consenso que avala la todos los esquemas
encontramos una mayoría que interpreta el espacio desde la noción de lugar, una determinada
valoración de la situación existente anterior a la intervención. Dicha valoración puede darnos
agresivo", se está dando a entender que no existe en el sitio aquello que se aspira encontrar y
por lo tanto no se cuenta con unos elementos de análisis a través de los cuales sea posible
Podríamos encontrar con notable facilidad casos en los cuales se realiza una valoración
antiguos internos a la ciudad central, como Ciutat Vella, Gràcia y Sant Andreu; se reduce la
gestos sutiles y discretos, lo importante para el tema aquí tratado consiste en que se valora el
Podemos ver entonces que existen unos casos en los cuales se identifica unos entornos como
contexto inexistente o agresivo; y por otra parte, casos en los que se valora positivamente la
existencia de un contexto, una entidad espacial determinada, previamente construida, con unas
propiedades específicas.
Es posible así concluir que existen unas cualidades buscadas, concebidas con antelación a la
observación, las cuales son encontradas en los cascos antiguos y no en las periferias internas.
De hecho, estas cualidades son la existencia de unos planos contenedores del espacio,
entre los parámetros formales mediate los cuales se construyen las fachadas de los edificios,
una determinada relación entre la dimensión del espacio y la altura de los planos o fachadas.
los cuales es posible llegar a determinar qué es aquello que está bien y qué no lo está.
teoría, al amparo de la cual se evalúa una entidad determinada, como incomprensible desde el
constitutivo del espacio, desaparece en el interior del proyecto; de tal manera que se intenta
construir -con carácter autónomo- el espacio de acuerdo con aquellas cualidades buscadas y
no encontradas.
virtuales, de acuerdo con unas relaciones determinadas entre altura de los planos y
dimensiones en planta.
más exacta con los grados de cerramiento, enunciados por Paul Spreiregen en su Compendio
de arquitectura urbana [19] , obra claramente marcada por la preferencia hacia el espacio
En una aproximación metodológica a la comprensión del espacio urbano, Carlos Botero [20]
recoge y propone un conjunto de elementos de análisis, a través de los cuales es posible
Sobra pues decir que tanto el texto en referencia, como los que le sirven de apoyo forman parte
configuración espacial de la ciudad tradicional y por lo tanto los elementos de análisis están a
su vez encaminados a la interpretación de los espacios calle y plaza, entendidos como modelos
De acuerdo con lo que se viene sosteniendo, Ignasi de Solà Morales ya ha anotado que
"Hay un punto de perversidad y hasta de exceso en la confianza que los autores de muchas de las realizaciones
barcelonesas parece que otorgan a los instrumentos disciplinarios que emplean. Desplazados de su contexto
habitual, cambiada la escala, colocados dentro de espacios que padecen la dispersión y el vacío de la ciudad
moderna, originan el dispositivo que comienza a funcionar en la plaza de los Països Catalans o en el Velódromo de
Horta o en los jardines del Fossar de la Pedrera, que es como una máquina célibe, un organismo que tiene los
mecanismos de la vieja tradición académica, sus mismas redes de funcionamiento, sus elementos y que, a pesar de
todo, carece de la orgánica conexión con una ciudad bien compuesta y formalizada para la cual fue inventado el
lenguaje clásico del espacio público." [22]
se aclara que éste no encajaría en aquella ciudad bien compuesta y formalizada. Debemos
tradicionales, unos nuevos organismos con los cuales se intenta reproducir la configuración
espacial de la ciudad tradicional, lógicamente es poco probable que exista una conexión
orgánica entre unos organismos que pretenden reemplazar algo en otro lugar y aquello que se
“Modelo de ciudad fijado, formas supuestamente inmanentes, las partes en vez del todo, arquitectura como
transacción entre épocas, situaciones y lugares: no es de extrañar que muchos arquitectos se presenten ya sin rubor
como maquilladores.
Aunque su posición no coincide con la asunción del espacio-tiempo aquí planteada, realiza la misma
valoración de las intervenciones realizadas en Barcelona y adicionalmente, su proyecto para Vall
d’Hebron [24] se plantea desde una mirada que busca asimilarse al concepto de vacío, pero que asume el
movimiento como argumento de proyecto, rompe las axialidades, destruye cualquier posibilidad de
configurar plazas-salón y establece unos ámbitos que, como resultado formal son inabarcables desde una
posición estática, el espacio se percibe como secuencias de cambio con multiplicidad de aproximaciones
visuales sobre la ciudad.
Otro de los aportes de se establece en este caso, entre proyecto y texto, es la mirada sobre el conglomerado
de la ciudad:
“Así, frente a la ciudad falsamente articulada, maquillada, suma provinciana de partes inacabadas e impostadas,
puede preferirse la ciudad como obra abierta en cuanto forma y en cuanto estrategia de intervención.”
“[...] La ciudad cuyas partes no se separan pintorescamente, sino que permite percibir, con diversos acentos, la gran
ciudad tan compacta como Barcelona, será de gran utilidad para definir una mirada adecuada
Estas áreas derruidas por la guerra y deterioradas por la duración del aislamiento entre
las dos partes de Berlín se consolida como si las manzanas nunca hubiesen dejado de
existir.
Es posible que no tarde en generalizarse una mirada sobre Berlín como la paradójica
materialización de un anacronismo en la misma gran metrópoli que en otros momentos
ha liderado procesos de evolución de pensamiento.
espacio-tiempo sin que en sus discursos ello sea explícito, tal como seguramente sucedió con
la obra de Picasso. Para el desarrollo de una búsqueda en el derrotero del espacio relativo,
contamos con elementos reconocidos como propios de la ciudad contemporánea que nos
aproximación porque ni cuenta con un solo punto de fuga ni está paramentado, cuando nos
ubicamos en él nos enfrentamos a una diversidad de sugerencias ya que las visuales no son
No obstante, queda la posibilidad de que la proposición del espacio-tiempo como categoría para
asumir el espacio exterior de la ciudad constituya una entelequia, pero aun siendo éste el caso,
la reflexión nos resulta extremadamente útil, al menos, para tener alguna claridad acerca del
será reconocer su propia naturaleza de manera realista, sin complejos, ni neurosis como la que
actualmente aqueja la enseñanza del “hacer ciudad”, habrá de mirarse la ciudad a la cara sin
de crecimiento. [28] Nuestra ciudad conserva partes ocupadas por un damero: algunas
desarrolladas con una lógica espacial modelada desde la calle y la plaza, de espacios
configurados, como en los barrios Obrero y San Nicolás entre otros; otras alteradas por
La mayor parte de la ciudad, [29] construida fuera del área central, se construye con el modelo
moderno que mayor repercusión llegaría a tener: el modelo de las siete V. Se organiza a partir
de una cuadrícula de vías de doble calzada, las cuales encierran unos “precintos”, de entre
unos 600 y 800 metros de lado. Al interior de los precintos se ocupa con diferentes modelos,
disposición de los parques (ya que las plazas no forman parte de ninguno de los modelos de
Como sabemos, la ocupación de los precintos no se desarrolla en secuencia rigurosa del centro
a la periferia, presenta saltos, a menudo significativos. Suele suceder que cuando aun las vías
ellas, situación que en poco tiempo cambia, una vez construida la vía y ocupado buena parte de
sus costados; la estructura de valor de los predios no construidos obliga su desarrollo en altura
casi imposible que los edificios altos lleguen a flanquear completamente las vías, para
manera consecuente, los edificios altos se encuentran en su mayoría aislados, con fachadas
por todos sus costados, junto a viviendas transformadas al uso comercial frente a las vías de
mayor flujo, cuyos separadores son arborizados. Seguramente, en algunos de estos ámbitos
podría hablarse de la presencia del espacio-tiempo; sin embargo será preferible quedarnos en
una posición más pragmática que en una idealista.
Por una vez, habrá de reconocerse la condición particular de nuestras ciudades para llegar a
superar la neurosis de vernos tan alejados de una imagen finalista de nuestras ciudades,
porque ellas no tienen una imagen final posible, su estado siempre será transitorio, su
transformación permanente.
De hecho, nos encontramos mucho más cerca que Europa de ese nuevo urbanismo no
“Si va a haber un <<nuevo urbanismo >>, no estará basado en las fantasías gemelas del orden y la omnipotencia; lo
que tendrá que representar será la incertidumbre; ya no estará dedicado a la disposición de objetos más o menos
permanentes, sino a la irrigación del territorio con posibilidades; ya no buscará configuraciones estables, sino la
creación de ámbitos susceptibles de acomodar procesos que no admitan la cristalización en formas definitivas; ...”
[30]
[1] Giedion, Sigfried, Espacio tiempo y arquitectura, Editorial Dossat, Madrid, 1980, 5ª edición, pág. 800.
[2] Véase van de Ven Cornelius, El espacio en arquitectura, Ediciones Cátedra, Madrid, 1977.
[3] Rossi, Aldo, La arquitectura de la ciudad, Gustavo Gili, Barcelona, 1992, octava edición.
[4] La revaloración del concepto de lugar constituirá un cometido tan generalizado que el mismo Cornelius van de Ven en su investigación el
espacio en la arquitectura, Op. Cit., en la cual recopila de manera rigurosa las miradas producidas sobre el espacio, se inclinará por una
noción de “acuerdo existencial” que adopta, a contrapelo de la historia, la acepción de espacio como lugar, tridimensional en un mundo que se
percibe cubierto por una bóveda celeste.
[5] André Corboz ya había llamado la atención acerca de las coincidencias entre Le Corbusier y Newton con respecto al tema del espacio,
incluso la relación entre el carácter isotrópico indiferenciado y antijerárquico del espacio newtoniano, con los términos espacialmente
igualitarios con que se explica la ciudad moderna . Véase Corboz, André, “Arete detto Spazio?” en Casabella 597-598, 1993.
[6] Einstein, Albert, Sobre la Teoría de la Relatividad Especial y General, Barcelona, 1980.
[7] Le Corbusier y Ozenfant, “Contra el cubismo” en Acerca del purismo escritos 1918/1926, El Croquis Editorial, Madrid, 1991 (Edición al
cuidado de Antonio Pizza; original: Aprés le Cubisme, Editions des Commentaires, Paris, octubre 1918). Al referirse a la oscuridad, sostienen
que “un buen cuadro cubista no es oscuro”, que tal problema no debería plantearse, sólo que habría de mirarse un cuadro cubista “como
conviene, como una alfombra”. Pág. 14.
[8] No obstante, en obras como la ville Savoye, la Tourette o Ronchamp, es evidente la intención de involucrar el tiempo en la asimilación de
la forma edificada. Es más, en L’Espirit Nouveau No. 24, recopilado también en Acerca del purismo... Op. Cit., pag. 72 y siguientes, ya no
descalifican a los cubistas y valoran su búsqueda, aunque refiriéndose en tono un tanto peyorativo a sus seguidores, pero, eso sí, respetando a
los maestros.
[9] Picasso pinta las señoritas de Avignon en 1907 y la Teoría de la Relatividad en sentido restringido había sido promulgada por Einstein en
1905. Es de considerar que difícilmente ya la teoría hubiese sido digerida y puesta en términos comprensibles para cualquier otra disciplina.
Se hace pues más verosímil el que en medio del afán innovador de Picasso, similar al de muchos otros pintores que acompañaron el cambio
de siglo, se rompiera la figura de tal manera que posteriormente pudo ser asimilada a la idea de espacio-tiempo.
[10] Van de Ven Cornelius, El espacio en arquitectura, Ediciones Cátedra, Madrid, 1977. Op. Cit.
[11] Figueroa, Enrique, “Sobre la vida” en El futuro de la ciudad entre la miseria y la utopía, publicación coordinada por Miquel, Luis,
Fundación de Investigaciones Marxistas, Madrid, 1995.
[12] Rossi, Aldo, La aquitectura de la ciudad, G. Gili, Barcelona, 1992, octava edición.
[13] La cita de Camilo Sitte hecha por Rossi es de mayor extensión y tomada de La construcción de ciudades según principios artísticos,
publicado en alemán en 1889. La versión castellana en COLLINS, George R. y COLLINS, Christiane. Camilo Sitte y el nacimiento del
Urbanismo Moderno (Incluye traducción del texto de Sitte por Emilio Canosa). Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1975.
[14] Debe anotarse, evitando caer en reduccionismos, que al haber citado a Sitte, Rossi deja claro que su visión del hecho urbano va más allá
de su legibilidad, debiendo atenderse otros aspectos como la topografía, el sistema viario y su hipótesis central: la tipología y su relación con
la ciudad. Rossi, Aldo, op. cit., pág. 76-77.
[15] Rossi, Aldo, Autobiografía científica, G. Gili, Barcelona, 1984, pág. 28.
[16] Basta observar los proyectos premiados en concursos como el Carlos Lleras Restrepo en Bogotá, publicados por la revista Escala, No.
[17] Dani Freixes y Vicente Mirranda, "El parc del Clot" en Barcelona espais i escultures, Ajuntament de Barcelona, 1987. Se comenta aquí,
al respecto de la plaza interna del proyecto: "La decisión de hundirla respecto al perímetro permite la construcción de unas gradas
perfectamente delineadas que actúan como barrera acústica y protectora de las pelotas de las pistas de juego, así como del agresivo paisaje
urbano del entorno". T.L.A.
Rosa Barba i Casanovas, "Espacio público, paisaje y urbanización. Balance de la experiencia reciente en Barcelona." en Gemetría, nº. 21,
Barcelona, 1996. Al respecto, la referencia se hace a "un contexto muchas veces "inexistente"."
Viaplana y Piñón, Plaza de los Països Catalans Barcelona 1981 - 1983, OBRA-CAC, Barcelona, 1996. Por su parte expresan "Al principio
nos sentimos desolados. Quien conozca el lugar donde debíamos trabajar lo comprenderá".
En la explicación del proyecto del parque de la España Industrial en Barcelona espais..., puede leerse "Las peculiaridades de este entorno,
unidas a la topografía del lugar, hacen del problema del límite perimetral del parque un mecanismo fundamental para la definición del "salón"
compuesto por agua y un bosque urbano".
[19] Spreiregen, Paul, Compendio de arquitectura urbana, G. G., Barcelona, 1973. Título original The architecture of town and cities.
McGraw Hill, New York, 1.965. La referencia anotada se encuentra en el capítulo 4, "Técnicas y principios básicos".
[20] Botero, Carlos, Arquitectura y espacio urbano, Curso Urbanismo I, Universidad del Valle, Cali, Colombia.
[21] Ignasi de Solà Morales, "Qüestions d'Estil", en Barcelona espais i escultures, Ajuntament de Barcelona, Fundació Joan Miró, 1987.
T.L.A.
[27] Liebeskind, Daniel, “La banalidad del orden En contra del dogmatismo” en A&V Nº. 50, Barcelona, 1994.
[28] Sola Morales, Manuel de, Les Formes del creixement urba, Edicions UPC, Barcelona, 1992. Sola Morales propone una variante
metodológica con respecto a la aportada por Rossi, aunque sus términos teórico-conceptuales con respecto a la ciudad siguen siendo muy
acordes.
[29] Lozano, José Luis, Trabajo de investigación adelantado con los estudiantes del curso Urbanismo III de la Facultad de Arquitectura de la
Universidad de San Buenaventura, Cali.
[30] Koolhass, Rem, “Qué fue del urbanismo?”, Traducción de Carlos Verdaguer, Revista de Occidente, Alianza Editorial, Madrid