El objeto de estudio de la economía evoluciono históricamente desde primeras
escuelas económicas del siglo XVIII hasta nuestros días.
Para el autor WEALTH OF NATIONS, el objeto de la economía era el de levar a
cabo investigaciones sobre la naturaleza y los orígenes de la riqueza de las naciones. Esa concepción prevaleció hasta DAVID RICARDO, uno de los grandes economistas de la escuela clásica inglesa que trató de desviar el objeto de la economía hacia el terreno de las investigaciones sobre la distribución de riquezas. ´´ la cantidad de riquezas producidas no puede someterse a ninguna –escribió RICARDO en 1820-, pero se puede enunciar una ley que se refiera a la repartición satisfactoria.
Para RICARDO, el objeto de la economía debía centrase en el estudio de la
distribución de la riqueza, mientras que para SMITH la economía tenia por objeto central el estudio de la creación de la riqueza. Esas dos posiciones básica particularmente la de RICARDO, fueron establecidas por los discípulos de la escuela clásica inglesa y de las cuales no se distanciaron sustancialmente los economistas de las demás escuelas del pensamiento económico que desarrollaron durante un periodo comprendido entre la aparición de la obra de ADAM SMITH publicada en 1936, de la teoría general de JOHN MAYNARD KEYNES.
KEYNES escogió un tercer camino para tratar de demostrar que el objetivo de la
economía debía centralizarse en la investigación de las fuerzas que gobiernan el volumen de la producción y del empleo en su conjunto.
A partir de la crisis de los años KEYNES traslado hacia el análisis de las
fluctuaciones de la actividad económica el objeto central de la economía. La corrección de los desajustes y desequilibrios y la preocupación fundamental de las ciencias económicas de aquella época.
Después de la segunda guerra mundial, el objeto de la economía sufrió una nueva
revisión. El análisis de las fluctuaciones que prevaleció durante la década de los 30, dio paso al examen de las condiciones necesarias para promover el desarrollo económico de las naciones. Al mismo tiempo, los economistas del mundo se dedicaron al estudio de la expansión, de los beneficios del progreso de toda la colectividad empeñada en obtenerlos. La posición mas reciente parece ser una síntesis de las actitudes de los dos siglos anteriores. Los economistas contemporáneos se preocupan por la creación de la riqueza, y por su desarrollo, con el mismo empeño con que se dedican a los asuntos relacionados con su distribución. El fenómeno simultaneo del progreso, y de la distribución satisfactoria de sus frutos, constituye el objeto de la economía moderna. Las fluctuaciones de la actividad económica (a través de la permanente búsqueda del equilibrio general de los niveles del empleo y de los precios), aunque no tenga la importancia que se les atribuyo en la década de los 30, no estuvieron completamente desvinculadas de las preocupaciones primordiales de la ciencia económica. Sin embargo el enfoque principal del análisis contemporáneo, particularmente en las economías que aun no se han desarrollado satisfactoriamente, esta dirigido hacia el binomio desarrollo-distribución.
El tratamiento del binomio desarrollo-distribución como objeto central de la
economía contemporánea se mantiene ligado a la dicotomía recursos escasos y necesidades ilimitadas en que se basan las definiciones contemporáneas de la economía. La ansiedad de desarrollo esta formalmente ligada al aprovechamiento optimo de los recursos escasos disponibles. Además, la mayor eficiencia en el manejo de la distribución está relacionada con la expansión de los frutos del desarrollo hacia las diversas clases sociales interesadas en promoverlo; esto equivale a una interrelación formal entre la distribución y las necesidades ilimitadas en el sentido de que estas ultimas pueden ser atendidas progresivamente a medida que el proceso de distribución de la riqueza sea más igualitario.