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Ahora bien, se puede identificar que en este tipo de prestaciones de dar suma
de dinero, se puede demandar mediante cualquier título ejecutivo, sea este judicial
o extrajudicial, ya que pueden interponerse por ejemplo, anexando el título valor
que acredita la deuda o a través de una sentencia judicial; es decir, el legislador ha
resguardado mediante el proceso único de ejecución, la tutela de los derechos
materiales que se discuten en este tipo de obligaciones.
Al respecto, el artículo 695 del CPC establece que: A la demanda con título
ejecutivo para el cumplimiento de una obligación de dar suma de dinero se le dará
el trámite previsto en las Disposiciones Generales.
Como recordaremos este capítulo fue derogado del Código Procesal Civil, a
raíz de la modificatoria por el D. Leg. N° 1069; sin embargo, se precisó que cuando
se interpongan demandas ejecutivas que versen sobre ejecuciones de obligación
de dar suma de dinero, consecuentemente todo el procedimiento de ejecución se
atenderá con las reglas establecidas para el proceso único de ejecución. Vale decir,
que serán atendidas dichas pretensiones específicas con las reglas que hemos de-
sarrollado anteriormente.
Las reglas que debemos identificar son: la demanda ejecutiva, la cual tendrá el
mismo tratamiento que señala el artículo 690-A del CPC, lo mismo sucederá con la
competencia a determinarse según el artículo 690-B del CPC. Con respecto al
mandato ejecutivo, artículo 690-C del CPC, se presenta una singularidad, que el
75 Cfr. BARCHI VELAOCHAGA, Luciano. “Comentarios al artículo 1132 del Código Civil”. En: Código Civil
Comentado. Tomo VI, Gaceta Jurídica, Lima, 2004, pp. 15-24.
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mandato dispondrá la orden de pago de lo adeudado incluyendo intereses y
gastos demandados, de lo contrario se iniciará la ejecución forzada. Asimismo, se
puede presentar contradicción, como excepciones procesales y defensas previas las
cuales serán resueltas según el artículo 690-E y demás normas del procedimiento
desarrolladas líneas arriba.
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absolutamente determinado o individualizado, vale decir, que se ha establecido
con precisión que deberá entregarse76. Asimismo, señalan que el principio de
identidad va implícito el derecho del deudor de no estar obligado a pagar
entregando un bien diferente, lo que implica, a su turno, que el acreedor puede
negarse a recibir el bien77.
Situación distinta se presenta en los bienes inciertos, los cuales son los que no
se encuentran determinados, pero son determinables. Para ello, el artículo 1142
del Código Civil ha dispuesto que estos deban tener especificaciones mínimas, por
lo menos por su especie y cantidad, de lo contrario podrían presentarse serios
inconvenientes.
76 OSTERLING, Felipe y CASTILLO, Mario. Compendio de derecho de las obligaciones. Con la colaboración de
Verónica Rosas Verastain. Palestra, Lima, 2008, p. 149.
77Ibídem, p. 150.
78Ibídem, p. 173.
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intimidación al ejecutado para que entregue el bien dentro del plazo fijado por el
juez, la misma que está sujeta a la naturaleza de la obligación. Si el ejecutado no
cumpliera con la entrega del bien, se iniciará la ejecución forzada, que consiste en
el desprendimiento del bien a través de la fuerza pública. Sin embargo, en caso de
no realizarse la entrega por destrucción, deterioro, sustracción u ocultamiento atri-
buible al obligado se le requerirá para el pago de su valor, si así fue demandado.
Como podemos apreciar, es imprescindible indicar el valor aproximado del
bien, para los casos en que, por culpa del obligado, el bien se pierda. Para ello,
deberá acreditarse el precio del bien mediante una tasación presentada por el
ejecutante o por una pericia ordenada por el juez, consecuentemente se
proseguirá la ejecución dentro del mismo proceso, conforme a lo establecido para
las obligaciones de dar suma de dinero.
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Según los profesores Felipe Osterling y Mario Castillo: Las obligaciones de
hacer pueden consistir en la elaboración de algún bien, o en la ejecución de algún
servicio o trabajo.
Ellas pueden ser de dos tipos: obligaciones de hacer que concluyen en un dar,
y obligaciones de hacer que concluyen en el propio hacer.
Una obligación de hacer es de una y otra clase, dependiendo si el
cumplimiento de aquella, supone o no la entrega de un bien que es producto de
ese hacer.
La diferencia de una obligación de dar y una de hacer que termina en un dar,
es que en la segunda lo verdaderamente relevante es la ejecución de aquello que
luego se va a entregar81.
Nosotros consideramos que existe una diferencia sustancial para determinar
cuándo es una obligación de dar y cuándo una de hacer. Resumiendo, será una
obligación de dar cuando lo fundamental es la entrega de bien; es decir, ahí radica
su esencia. Mientras que será una obligación de hacer, a pesar que finalice con la
entrega (dar el bien) cuando lo fundamental fue elaborar o desplegar una actividad
que permitió el cumplimiento de la obligación.
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Para centrar el tema que nos ocupa, subrayaremos que los mecanismos de
ejecución en este tipo de obligaciones de hacer, pasa previamente por identificar,
que es importante fijar si la actividad o conducta que se realice en estas
obligaciones las haga una persona irremplazable (intuito personae). Nos
explicamos, existen algunas obligaciones contraídas, en las que necesariamente
deba solo ser sujeto pasivo de la relación obligacional una persona en específico,
quien será la única que puede y debe cumplir con la obligación, nos referimos por
ejemplo a un abogado que tenga que defender en un proceso judicial a su
patrocinado, este si bien puede ser reemplazable, los efectos o resultados no serán
los mismos respecto a quien debió cumplir con la obligación debido a sus
cualidades personales.
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de la obligación, de lo contrario la única forma de reemplazar la inejecución del
deudor será con una suma económica tan solo para resarcir el daño.
No obstante, de la revisión del artículo 1150 del Código Civil, el in-
cumplimiento de la obligación de hacer por culpa del deudor, faculta al acreedor a
optar por cualquiera de las siguientes medidas: 1) Exigir la ejecución forzada del
hecho prometido, a no ser que sea necesario para ello emplear violencia contra la
persona del deudor. 2) Exigir que la prestación sea ejecutada por persona distinta
al deudor y por cuenta de este. 3) Dejar sin efecto la obligación.
Otro rasgo característico que nos presenta la norma material para estos casos,
es la presente en las opciones del acreedor por ejecución parcial tardía o
defectuosa del ejecutado. Veamos cómo opera: El cumplimiento parcial, tardío o
defectuoso de la obligación de hacer por culpa del deudor permite al acreedor
optar cualquiera de las siguientes medidas: 1) Las previstas en el artículo 1150,
incisos 1 y 2 las cuales hemos señalados líneas arriba. 2) Considerar no ejecutada la
prestación si resultase sin utilidad para él (en los casos donde el tiempo es impor-
tante para el cumplimiento de la obligación). 3) Exigir al deudor la destrucción de lo
hecho o destruirlo por cuenta de él, si le fuese perjudicial. 4) Aceptar la prestación
ejecutada, exigiendo que se reduzca la contraprestación, si la hubiere (art. 1151 del
CC).
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demanda que origina el proceso no se recauda con ningún título que tenga mérito
ejecutivo, sino más bien, deriva de un contrato, es pertinente aplicar el último
párrafo del artículo 1412 del Código Civil, según el cual la pretensión se tramita
como el proceso sumarísimo" (Cas. N° 1724-96-Lima). El énfasis es nuestro.
Por otro lado, se suele presentar en la práctica la siguiente interrogante
¿procede que el ejecutado pague una multa coercitiva y progresiva hasta que
cumpla con la obligación de hacer?
Si bien no existe una norma procesal que prevea este mecanismo procesal,
consideramos que su no regulación no prohíbe que se pueda instaurar en un
proceso único de ejecución. Pero esta interrogante es reiterativa que ya los
colaboradores de Gaceta Civil y Procesal Civil han respondido a dicha consulta lo
siguiente:
Que se fundamenta en la importancia de la tutela específica de los derechos
para otorgar a quien tiene la razón una satisfacción lo más próxima posible a lo que
el derecho material promete, de acuerdo al derecho fundamental a la tutela
jurisdiccional efectiva, adecuada y tempestiva. De esta forma una de las técnicas
ejecutivas a revertir ello son las subrogatorias o coercitivas. Estas últimas dentro
del cual está la multa, dirigen a que el ejecutado sea quien cumpla la obligación, es
decir encajan perfectamente para obtener el cumplimiento de las obligaciones de
hacer y no hacer, aún más si estas son infungibles.
Asimismo, en cuanto a la clasificación de la multa, estas son: multa fija y
periódica, y dentro de esta se encuentra la multa estática y la progresiva. La multa
fija implica la fijación de una cantidad que solo incide una vez y no muda frente al
transcurso del tiempo. La multa periódica estática presupone la fijación de una
misma cantidad que incide por unidad de tiempo, o sea, multa diaria, semanal, etc.
Y la multa periódica progresiva implica que el valor fijado aumenta
progresivamente.
Si el legislador, incumpliendo con el mandato constitucional, no previó la
técnica más adecuada, entonces el juez debe crearla y aplicarla al caso concreto
(prestación fáctica). Y como se ha visto, la multa es la técnica procesal más
adecuada para el cumplimiento de obligaciones de hacer, pues precisamente tiene
la bondad de presionar psicológicamente para que el propio ejecutado realice la
prestación a la que se obligó83.
83 Ver la sección de consultas. “Procede la multa coercitiva para el cumplimiento de las obligaciones hacer”. En:
Gaceta Civil y Procesal Civil. Tomo 1, Lima, julio 2013, pp. 304-306.
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PROCESO DE EJECUCIÓN DE OBLIGACIÓN DE NO HACER
Este tipo de obligaciones se esencialmente similar a las obligaciones de hacer,
solo que tienen un contenido negativo, estan destinadas a que el deudor no realice
una actividad o trabajo para cumplir con la prestación; es decir, su conducta recae
precisamente en la abstención, impedimento, omisión de realizar dicha actividad.
Pero esta a su vez puede desplegarse de dos formas: La de estrictamente no hacer
y la de mantener un no hacer (sujeto a la firma de la obligación). También pueden
clasificarse en obligación de no hacer inmediatas; es decir, que se agota en un solo
acto, sin poder revertirse tal situación, y las de tiempo determinado o duradero. Lo
importante en estos casos es que se establezca el vínculo de la obligación, pues
habrá situaciones que requieran su cumplimiento en un plazo fijo y que su no
cumplimiento resulte irreversible. Así el caso de la actriz de cine que se obligaba a
no quedar embarazada mientras dure la filmación de la película, más aún cuando
esta tenía un tiempo determinado de siete meses.
Cuando se presentan estas obligaciones, la norma material ha establecido que
el incumplimiento por culpa del deudor de la obligación de no hacer, autoriza al
acreedor a optar por cualquiera de las siguientes medidas: 1) Exigir la ejecución
forzada, a no ser que fuese necesario para ello emplear violencia contra la persona
del deudor (excepcional porque no se podría obligar mediante la violencia al
deudor). 2) Exigir la destrucción de lo ejecutado o destruirlo por cuenta del deudor.
3) Dejar sin efecto la obligación (cuando la situación es irreversible).
Ahora bien, el artículo 710 del CPC establece que si el título ejecuti vo contiene
una obligación de no hacer, el proceso se tramitará conforme a lo dispuesto en las
disposiciones generales; vale decir, nuevamente nos remitiremos a las categorías
desarrolladas anteriormente para llevar a cabo la ejecución, contradicción y el
procedimiento.
Con respecto al mandato ejecutivo, este contendrá la intimación al ejecutado
para que en el plazo de diez días deshaga lo hecho y, de ser el caso, se abstenga de
continuar haciendo, bajo apercibimiento de deshacerlo forzadamente a su costo.
Vencido el plazo, el juez hará efectivo el apercibimiento (art. 711 del CPC).
Aquí la intimación nace del propio ejecutado, tan solo luego de vulnerar el
acuerdo de no hacer la actividad prohibida o de cesar el hecho en el plazo señalado
por la norma.
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se proseguirá la ejecución dentro del mismo proceso, conforme a lo establecido
para las obligaciones de dar suma de dinero.
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plasmación, solo así podremos tener mayor certeza del derecho a la ejecución
forzada y, por tanto, una adecuada tutela ejecutiva.
El texto del artículo 715 del CPC, también regula los casos en que no existan
medidas cautelares, en ese caso, a petición de parte, se ordenará las medidas de
ejecución adecuadas a la pretensión amparada con la finalidad ejecutar y ya no
asegurar.
Cuando una de las partes requiera que se realice prueba pericial sobre la
liquidación de los intereses compensatorios y moratorios, por considerar que estos
son excesivos, dicha prueba pericial debe ser actuada durante la etapa de
conocimiento del proceso para poder señalar en la sentencia la suma a pagar, y no
diferirla a la etapa de ejecución de sentencia (Cas. N° 388-99- Lima).
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demanda la liquidación de la obligación ilíquida, dicha omisión determina la
inadmisibilidad de la demanda para ser subsanada en el plazo de ley, pues debe
despacharse ejecución por una suma determinada que resulte con toda precisión
de los anexos de la demanda, según se desprende de la interpretación del artículo
717 del Código Procesal Civil". (Exp. N° 443-99, Sala de Procesos Ejecutivos,
Ledesma Narváez, Marianella, Jurisprudencia Actual, Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp.
459-460). "Si el título de ejecución condena al pago de cantidad ilíquida, el
vencedor debe acompañar la liquidación realizada siguiendo los criterios
establecidos en el título. La cantidad líquida es aquella que no está determinada en
el propio título". (Exp. N° 422-97, Segunda Sala Civil, Ledesma Narváez, Marianella,
Jurisprudencia Actual. Tomo 1, Gaceta Jurídica, p. 522). "El pronunciamiento del
colegiado ordenando que en ejecución de sentencia se practique un informe
pericial para determinar el monto de la indemnización por lucro cesante, resulta in-
compatible con lo dispuesto en el citado artículo setecientos diecisiete de la Ley
Procesal, pues fluyen (sic) de su propio tenor, que no es posible ordenar un medio
probatorio para la determinación del monto del daño, y que no será factible
cuestionar tal informe pericial, en el supuesto caso que este se ordenara en la
instancia superior; por lo tanto, de acuerdo a las normas que regulan el proceso de
ejecución de resoluciones judiciales, tales situaciones irregulares contravienen las
normas que garantizan el derecho a un debido proceso" (Exp. N° 985-99-Lima, Sala
Civil Permanente, Corte Suprema de Justicia, Hinostroza Min- guez, Alberto.
Jurisprudencia en Derecho Probatorio. Gaceta Jurídica, 2000, pp. 565-568).
Para finalizar, el artículo 719 del CPC que versa sobre resoluciones judiciales
extranjeras, precisa que las mismas, sean estas resoluciones judiciales y arbitrales,
serán reconocidas por los tribunales nacionales y se ejecutarán siguiendo el
procedimiento establecido en este capítulo, sin perjuicio de las disposiciones
especiales contenidas en la Ley General de Arbitraje.
Al respecto la profesora Marianella Ledesma, nos precisa: Se exige que
aquellas sean reconocidas previamente por la Sala Civil de turno de la Corte
Superior en cuya competencia territorial tiene su domicilio la persona contra quien
se pretenda hacer valer, a fin de que estas otorguen una resolución judicial de
reconocimiento. Esto es lo que se conoce como el exequátur o reconocimiento
judicial, cuya regulación se recoge en los artículos 837 al 840 de este Código
Procesal. Sobre el reconocimiento judicial, señala el artículo 127 de la LGA: "Un
laudo arbitral, cualquiera sea el país en que se haya dictado, será reconocido como
vinculante y, tras la presentación de una petición por escrito ante la Sala Civil de la
Corte Superior competente a la fecha de presentación de la petición del domicilio
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del demandado, o, si el demandado no domicilia dentro del territorio de la
República, la del lugar donde este tenga sus bienes" 84.
Asimismo, "se presume que existe reciprocidad respecto de la fuerza que se
da en el extranjero a las sentencias pronunciadas en el Perú.
Son materia de reconocimiento y ejecución las sentencias y fallos arbitrales
extranjeros" (Exp. N° 1528-98, Sala de Procesos Sumarísimos, Ledesma Narváez,
Marianella. Jurisprudencia Actual. Tomo 4, Gaceta Jurídica, pp. 305-308). "En virtud
del principio de reciprocidad, el exequátur tiene como fin que el órgano
jurisdiccional peruano reconozca la fuerza legal de las sentencias expedidas por el
Tribunal extranjero, reconociéndole los mismos efectos que tienen las sentencias
nacionales que gozan de autoridad de cosa juzgada. No basta la legalización en el
país de procedencia, sino que es necesaria la homologación de la resolución
judicial" (Exp. N° 70-97, Sexta Sala Civil,
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