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Davies, William - Aproximacion Al Nuevo Testamento PDF
Davies, William - Aproximacion Al Nuevo Testamento PDF
UEVO TESTAMENTO
: D. DAVIES
W. D. DAVIES
APROXIMACIÓN
AL NUEVO TESTAMENTO
GUIA PARA UNA LECTURA
ILUSTRADA Y CREYENTE
EDICIONES CRISTIANDAD
Huesca, 30-32
MADRID
Título original: Para
INVITATION TO THE NEW TESTAMENT
Rachel
A Guide to its main Witnesses
© William D. Davies
Traducción castellana por
J. VALIENTE MALLA
Printed in Spain
TORDESILLAS, ORGANIZACIÓN GRÁFICA - Sierra de Monchique, 25 - MADRID-18
PRESENTACIÓN
W. D. DAVIES
Knox Hall
Union Theological Seminary
New York City
18 de julio de 1965
CAPITULO 1
1. Lenguaje
Aparte de algunas brevísimas secciones de Esdrás (4,8-6,18;
7,12-26) y Daniel (2,46-7,28), un versículo de Jeremías (10,11) y
dos palabras del Génesis (31,47), que se escribieron en arameo, el
Antiguo Testamento está escrito en hebreo *. Este idioma, el he-
* Se exceptúan también los libros y fragmentos que la Iglesia católica
llama deuterocanónicos y la evangélica denomina apócrifos.
2
18 Dos testamentos: una Biblia Diferencias entre ambos Testamentos 19
breo, tiene diversas fuentes, pero se convirtió en lengua propia de David, se ha convertido para muchos autores del Nuevo Testa-
de una pequeña nación, confinada dentro de los límites de un país mento en la ciudad apóstata que rechazó el Señor. Las amargas
menos extenso que España, que cabría dos veces dentro de la pro- palabras pronunciadas sobre ella por Jesús son significativas. Jeru-
vincia de Madrid. No resultaba manejable sino en el pequeño país salén se ha convertido en un motivo de tristeza. «¡Jerusalén, Je-
de Palestina o como no fuera entre las gentes de Israel. Es un rusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
idioma sencillo, magnífico instrumento para una poesía vibrante ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina a sus
y para la profecía, pero inadecuado para andar por los enrevesados pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido.» Pablo, ya en la
vericuetos del pensamiento abstracto, difícil de adaptarse a gen- epístola a los Gálatas, deja de interesarse por la Jerusalén terre-
tes y países nuevos. El hebreo fue siempre el hermoso idioma de na: «El nombre de Agar significa el monte Sinaí, de Arabia», es-
unos pocos. cribe en sentido alegórico. «Corresponde a la Jerusalén de hoy,
La lengua del Nuevo Testamento es todo lo contrario. El Nue- esclava ella y sus hijos. En cambio, la Jerusalén de arriba es libre y
vo Testamento se escribió en griego, pero en un griego especial. ésa es nuestra madre» (Gal 4,25-27). También afirma que ya no
También el griego fue al principio el idioma de una nación peque- cuentan los límites geográficos y otras barreras. «Ya no hay más
ña. Sin embargo, gracias sobre todo a la obra de Alejandro Magno, judío ni griego, siervo ni libre, varón ni hembra, dado que vosotros
se difundió entre otras gentes y por otras tierras, hasta el punto hacéis todos uno con Cristo Jesús» (Gal 3,28).
de convertirse casi en una nueva lengua, un idioma universal al De manera semejante, Lucas sitúa el nacimiento de Jesús en
que se ha dado el nombre de koine, o griego común. Sin necesi- un escenario universal. Por ello inicia su narración con unas pala-
dad de exagerar, bien puede decirse que el lenguaje del Nuevo bras que evocan un ancho horizonte: «Por entonces salió un de-
Testamento es en esencia este griego vulgar, un idioma cosmopo- creto del emperador Augusto, mandando hacer un censo del mun-
lita ante todo, una lengua nacida de la necesidad de adaptación. do entero.» El nacimiento de Jesús interesa a todo ese mundo, y
No era el idioma peculiar de un pueblo o de un país, como el he- por ello se sitúa en un marco universal. También el último libro
breo, sino que en distintos grados era comprendido en todo el del Nuevo Testamento proclama que «el reinado sobre el mun-
mundo conocido, desde la India hasta España. El idioma del Anti- do» ha pasado bajo dominio de «nuestro Señor y su Mesías» (Ap
guo Testamento era la lengua de una nación y un país; el del
11,15). El universalismo ya es conocido en el Antiguo Testamen-
Nuevo Testamento era el de todos los pueblos y todos los países.
to (Is 2,lss); irrumpe en muchas de sus páginas. Pero el universa-
Era una lengua universal.
lismo es el aliento propio del Nuevo Testamento.
2. Geografía
3. Época
Es verdad que los escritos del Antiguo Testamento se sitúan
en muchos lugares y en muchos países. Nos llevan a Egipto, a Me- El Antiguo Testamento abarca por lo menos diez siglos. Re-
sopotamia, a Asiría y Babilonia, y a veces miran hacia las islas cuerda el éxodo de Israel, su salida de Egipto, que tuvo lugar por
del mar. De este modo nos ponen ante muchas culturas. Pero, en lo menos trece siglos antes de Cristo y llega hasta los tiempos de
general, el centro de interés del Antiguo Testamento es el país Antíoco Epífanes, algunos siglos antes de Cristo, con el libro de
de Israel; los demás países y naciones están vistos a través de los Daniel. Esta tradición se desarrolla a lo largo de muchos siglos.
ojos de Israel. El Antiguo Testamento se preocupa del pueblo En contraste con todo ello tenemos el Nuevo Testamento, que
santo, de la tierra santa, de la ciudad santa (Jerusalén), los centros surge en un período relativamente breve. Si fechamos la muerte
de un universo desde los que se tiende la mirada a todo el entorno. de Jesús hacia el año 30 d.C, podemos afirmar con seguridad
Su panorama geográfico concuerda con su carácter lingüístico. que todos los libros del Nuevo Testamento fueron compuestos en
Las cosas son diferentes en el Nuevo Testamento. La tierra de el espacio de un siglo a partir de aquella fecha. El Antiguo Testa-
Israel, como tal, apenas tiene importancia. Las epístolas llevan mento, por consiguiente, se extiende a lo largo de un lapso de tiem-
unos títulos que inmediatamente nos lanzan lejos de los confines po diez veces superior al que ocupa el Nuevo Testamento. Este
de Palestina hacia Corinto, Efeso, Galacia, Tesalónica, Filipos, simple hecho nos advierte que no podemos aplicar los mismos
Roma y, en última instancia, hasta España. Jerusalén, la ciudad métodos de interpretación al Antiguo que al Nuevo Testamento.
Unidad de los dos Testamentos 21
UNIDAD DE LOS DOS TESTAMENTOS triunfos y destino. Se describe bajo diversas figuras —la vid, la
viña, el resto, el pueblo peculiar— el Israel de Dios. La nota do-
El Antiguo y el Nuevo Testamento se diferencian en estos tres minante del Antiguo Testamento son las relaciones entre Dios e
puntos: idioma, situación geográfica y amplitud temporal. Sin em- Israel. En el Éxodo aparece como un pueblo que es elegido para
bargo, constituyen un solo libro. ¿Cómo es posible afirmar tal
que sea instrumento de Dios en el mundo; puede decirse con jus-
cosa? Enumeraré ordenadamente las razones para mayor claridad.
ticia que todo el Antiguo Testamento es la crónica de cómo Dios
trata de prepararse un pueblo peculiar que dé a conocer sus ca-
1. Ambos Testamentos hablan del mismo Dios minos.
El Dios que actúa en Jesucristo a lo largo del Nuevo Testa- Pero lo que decimos del Antiguo Testamento puede afirmarse
mento es el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. El Dios que también del Nuevo. En el Nuevo Testamento, lo mismo que en el
lleva a cabo la redención en Cristo es también el que sacó a Israel Antiguo, los planes de Dios han de realizarse por medio de una
de Egipto, que lo guió a través del desierto, le habló en el Sinaí, comunidad, la iglesia, que es ahora el Israel de Dios, en continui-
le envió a los profetas y lo liberó de su cautiverio en Babilonia. dad con el Israel del Antiguo Testamento, pero a la vez en una
El Nuevo Testamento nunca duda de que el Dios a que se refiere etapa nueva de su desarrollo. El nuevo pueblo centrado en Cristo
es el Dios del Antiguo Testamento. El Dios del Génesis que rea- se ha transformado en un «Israel» y está destinado a realizar en el
liza la Creación es el mismo que actuó en Jesucristo. Como dice Nuevo Testamento la misma función que el viejo Israel. Hay algo
Pablo: «Pues el Dios que dijo: 'Brille la luz del seno de las tinie- nuevo en el «pueblo de Dios» del Nuevo Testamento, pero ello no
blas', la ha encendido en nuestros corazones, haciendo resplande- supone una ruptura radical con el «pueblo de Dios» del Antiguo
cer el conocimiento de la gloria de Dios, reflejado en el rostro de Testamento. Por consiguiente, ambos Testamentos tienen un ras-
Cristo» (2 Cor 4,6). El Dios que habló a Israel en diversas oca- go común: el hecho de que se refieren al pueblo de Dios en este
siones y de muchas maneras nos ha hablado también por su Hijo mundo.
Cristo Jesús (Heb l,lss).
No faltaron en la Iglesia quienes pretendieran negar esta ver-
dad. Durante el siglo ir, por ejemplo, lo hicieron Marción y sus 3. Los acontecimientos del Antiguo Testamento
seguidores, que establecían una rigurosa distinción entre el Dios son tipos de los del Nuevo
del Antiguo Testamento y el Dios del Nuevo. Más recientemente Si la Iglesia, creadora del Nuevo Testamento, es Israel en una
ha habido quienes han situado el valor del Antiguo Testamento nueva fase de su desarrollo, no hay que extrañarse de que la histo-
únicamente en sus excelencias literarias, con lo que daban a enten- ria del viejo Israel ofrezca paralelos con la del nuevo Israel.
der implícitamente que podía ser ignorado desde el punto de vista Hay, por consiguiente, figuras del Antiguo Testamento que se
religioso. Pero los detractores tanto antiguos como modernos del convierten en modelos de comportamiento en el Nuevo. No tene-
Antiguo Testamento ignoran la afirmación del Nuevo Testamento mos más que referirnos a la Epístola a los Hebreos, cuyo capítu-
mismo en el sentido de que el Dios de la antigua alianza es tam- lo 11 presenta lo que se ha llamado una galería de retratos del An-
bién el Dios de la nueva, que la voz que se escuchó en el Sinaí y tiguo Testamento con el fin de mostrar una inspiración y unos ejem-
en el Calvario es la voz del mismo Dios. plos a los cristianos. Mayor importancia tiene el empleo de situa-
ciones o acontecimientos del Antiguo Testamento para ilustrar las
2. Ambos Testamentos se refieren al mismo pueblo situaciones en que pueden encontrarse los cristianos. De ello tene-
mos un claro ejemplo en 1 Cor 10,1-13:
No quiero decir con esto simplemente que en ambos Testa- «No quiero que olvidéis, hermanos, que nuestros antepasados
mentos aparecen los nombres de las mismas personas, aunque ello estuvieron todos bajo la nube, que todos atravesaron el mar y que,
es cierto. Moisés, Abrahán, Elias, Isaías, Jeremías... Figuras del en la nube y en el mar, recibieron todos un bautismo que los
Antiguo Testamento que reaparecen en el Nuevo. Pero hay un he- vinculaba a Moisés. Todos también comieron el mismo alimento
cho más importante. El Antiguo Testamento se refiere de principio profético y todos bebieron la misma bebida profética, porque be-
a fin a Israel, el pueblo de Dios, a su origen, historia, fracasos, bían de la roca profética que los acompañaba, roca que represen-
22 Dos Testamentos: una Biblia Unidad de los dos Testamentos 23
taba a Cristo. A pesar de eso, la mayoría no agradó a Dios, y la siempre resulta fácil de detectar a primera vista. Por ejemplo, al-
prueba es que fueron abatidos en el desierto. gunos pasajes de Marcos nos recuerdan los Salmos. Fijémonos,
»Todo esto sucedió para que aprendiéramos nosotros, para por ejemplo, en Me 15,21-39. En estos pocos versículos se entre-
que no estemos deseosos de lo malo, como ellos lo desearon. No veran en el texto las siguientes referencias a los Salmos:
seáis tampoco idólatras, como algunos de ellos, según dice la Escri- «Lo crucificaron y se repartieron su ropa, echándola a suerte
tura: 'El pueblo se sentó a comer y beber y luego se levantó a dan- para ver lo que se llevaba cada uno» (15,24).
zar'. Tampoco seamos libertinos, como lo fueron algunos de ellos, (Compárese con Sal 22,18: «Se reparten mi ropa, se sortean
¡
y en un solo día cayeron veintitrés mil. Tampoco provoquemos al mi túnica».)
Señor, como lo provocaron algunos de ellos y perecieron víctimas «Así también los sumos sacerdotes, en compañía de los letra-
de las serpientes. Tampoco protestéis, como protestaron algunos dos, bromeaban entre ellos: Tía salvado a otros y él no se puede
de ellos y perecieron a manos del exterminador. salvar'» (15,31).
»A ellos les sucedían estas cosas para que aprendieran, y se (Compárese con Sal 22,8-9: «Al verme se burlan de mí, hacen
escribieron para escarmiento nuestro, a quienes llegan los resulta- visajes, menean la cabeza: 'Acudió al Señor, que lo ponga a salvo,
dos de la historia. Por consiguiente, quien se ufana de estar en pie, que lo libere si tanto lo quiere'».)
cuidado con caerse. «A media tarde gritó Jesús muy fuerte: KEloí, Eloí, lema sa-
»Ninguna prueba os ha caído encima que salga de lo ordinario: baktani' (que significa: 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
fiel es Dios, y no permitirá él que la prueba supere vuestras fuer- abandonado?')» (15,34).
zas. No, para que sea posible resistir, con la prueba dará también (Compárese con Sal 22,1: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
la salida.» abandonas?».)
Los acontecimientos del éxodo, el nacimiento del viejo Israel, «Uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la
se convierten aquí en prototipos del nacimiento y de la vida de la sujetó a una caña y le dio a beber» (15,36).
Iglesia. El libro del Éxodo desempeñó un papel especial en el pen- (Compárese con Sal 69,22: «Para mi sed me dieron vinagre».)
samiento de los autores del Nuevo Testamento. Vieron un para- Más claros aún resultan ciertos pasajes en que no sólo aparecen
lelo, o esquema común, entre aquel acontecimiento y su propia palabras y frases que evocan el Antiguo Testamento, sino que con-
época. Entendieron que la venida de Jesús constituía un nuevo éxo- tienen citas directas del mismo. Estas citas son más claras en cier-
do que conducía a un nuevo Sinaí bajo un nuevo Moisés. No ha de tos pasajes de Mateo en que se emplea una fórmula especial, como
exagerarse esta comparación, pero tiene una base real, como otros ocurre en 1,22 (a continuación del relato del nacimiento de Jesús):
paralelos, por ejemplo, entre Elias y Juan Bautista, entre la situa- «Esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Se-
ción de Noé y la de los cristianos (Mt 24,38ss; 1 Pe 3,18-22). Re- ñor por el profeta: 'Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
sulta difícil definir la naturaleza exacta del paralelismo a que nos y le pondrá de nombre Emanuel'.»
referimos; además, hay diversidades en la manera de aplicarlo. (Compárese con Is 7,14: «Pues el Señor, por su cuenta, os
Podríamos decir que el Nuevo Testamento no se limita a señalar dará una señal: Mirad: la joven está encinta y dará a luz un hijo,
paralelos con los acontecimientos del Antiguo, sino que además y le pondrá por nombre Kimmanu'el [Dios-con-nosotros]».)
les da cumplimiento, es decir, que el acontecimiento del Nuevo No es que Mateo resulte singular en este sentido; también
Testamento viene a ser no sólo el antitipo del tipo presentado en Marcos da comienzo a su evangelio con una combinación de pala-
el Antiguo, sino que además constituye su plenitud. bras que toma de Mal 3,1 e Is 40,3:
«Comienza la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
4. El Nuevo Testamento es la plenitud del Antiguo Como estaba escrito en el profeta Isaías: 'Yo envío mi mensajero
por delante para que te prepare el camino. Una voz grita en el
Este último punto es el más importante. Constantemente re- desierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos'.»
curren los autores del Nuevo Testamento al Antiguo para demos- Las mismas palabras aparecen también, con ligeras variantes,
trar que el primero es la plenitud del segundo. Ello ocurre de dos en Le 3,4ss y Jn 1,23. También Pablo utiliza ciertas fórmulas
modos. A veces hay en el Nuevo Testamento ecos del Antiguo, cuando cita el Antiguo Testamento. Se sirve de la frase «como
pero de tal modo entreverados en el texto que su presencia no está escrito» o parecidas, a las que sigue una cita, breve o extensa,
24 Dos Testamentos: una "Biblia Unidad de los dos Testamentos 25
unas treinta veces. Léase, por ejemplo, Rom 4,16-25, que contiene nida de Cristo y cuanto siguió después entrañaba el gozo de algo
tres referencias al Antiguo Testamento. A lo largo de todo el que el Dios de Israel había proyectado y cumplido finalmente. No
Nuevo Testamento se apela al Antiguo. La vida, muerte y resurrec- fue una casualidad que Jesús naciera como judío. Sólo dentro del
ción de Jesús de Nazaret y el nacimiento de la Iglesia se entienden judaismo pudo aparecer, pues aquél era el único suelo preparado
en términos de cumplimiento del Antiguo Testamento. En este para que se presentara y creciera. Jesús es la eclosión de todas las
punto, sin embargo, han de tenerse en cuenta dos factores de esperanzas del Antiguo Testamento. En las citas a que nos hemos
suma importancia. referido, el Nuevo Testamento expresa la convicción de que el
Primero, si bien es verdad que los autores del Nuevo Testa- cristianismo es tan viejo como Israel; empezó a existir cuando Is-
mento se apoyan en el Antiguo para ilustrar lo que ocurre en el rael fue llamado de Egipto o cuando Abrahán salió de Ur de los
evangelio, no recurren indiscriminadamente a todo el Antiguo Tes- caldeos o cuando, mucho antes, el universo fue creado por el Dios
tamento. Ignoran ciertas profecías y modifican otras. No todas las de Israel.
esperanzas del Antiguo Testamento se acomodaban a los aconteci- En este sentido, el Antiguo Testamento es el sustrato del Nue-
mientos que interpretaban. De ello tenemos un ejemplo en la cita vo, una realidad indispensable para entender el segundo. Desde
aducida en Mt 11,4-6, que se toma de Is 35,5-6: esta perspectiva nos proponemos abordar aquí el Nuevo Testa-
«Jesús les respondió: *Id a contarle a Juan lo que estáis vien- mento.
do y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan
limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se
les anuncia la buena noticia. Y ¡dichoso el que no se escandalice
de mí!'.»
(Lo que va en cursiva se ha tomado de Is 35,5-6.)
Pero en el mismo contexto de Isaías (35,4) hay una predicción
de venganza que Mateo omite deliberadamente. En Isaías tene-
mos el versículo siguiente: «Mirad a vuestro Dios que trae el des-
quite, viene en persona, resarcirá y os salvará.»
Mateo ignora este versículo. Ello significa que el Nuevo Tes-
tamento no está dominado por el Antiguo. Es el evangelio mismo
el que marca la pauta para entender el Antiguo Testamento, como
todo lo demás: el Nuevo Testamento interpreta el Antiguo a la
luz de Cristo; no se limita a interpretar a Cristo a la luz del
Antiguo Testamento. Por decirlo de otro modo, el Nuevo Testa-
mento no tomó todos los colores que le ofrecía el Antiguo para
hacer el retrato de su Señor, sino que se sirvió de él selectivamen-
te, con verdadera originalidad. Utilizó unos colores y rechazó otros
a la luz de Jesús, el Mesías.
Pero hemos de subrayar un segundo punto: las citas tomadas
del Antiguo Testamento poseen un profundo significado. Los au-
tores del Nuevo Testamento no se dedicaban a un interesante
juego con los textos barajados mecánicamente; no eran como adul-
tos que se divierten con un rompecabezas bíblico. Al citar el Anti-
guo Testamento, afirmaban su convicción de que el cristianismo
no había nacido por generación espontánea ni era un suceso pura-
mente casual, un movimiento nuevo sin raíces en el pasado ni pre-
paración anterior. Por el contrario, era la culminación de un dila-
tado proceso histórico revelado en el Antiguo Testamento. La ve-
El mundo en paz 27
1
«Journal of Román Studies» 2, p. 233. 2
Stoics and Sceptics (Nueva York y Londres 1913) 92.
CAPITULO 3 LAS CREENCIAS
EL JUDAISMO DEL SIGLO I COMO TRASFONDO Echemos primero una ojeada a las creencias básicas de los
judíos observantes en el siglo i.
detalles mínimos de su existencia. El Dios amoroso pone sus án- un culto común en honor del Dios de Israel; subrayaban la unidad
geles custodios junto a los hombres. Por otra parte, había también esencial de toda la humanidad. Se daba entonces, como siempre se
numerosos ángeles malignos cuyo origen y propósitos nos resultan había dado, un particularismo y un noble universalismo en la ac-
oscuros. Estos demonios no servían para hacer más cercano al Dios titud judía. Explicaremos esta duplicidad en el tercer presupuesto,
distante. La misma ambigüedad nos sale al paso a propósito de la del que hablaremos a continuación.
Sabiduría, mediadora entre Dios y el mundo, de que se habla en
los Proverbios, y que vendría a ser un símbolo del interés que
tiene el mundo para Dios y a la vez de la distancia infinita que 3. Una sola Ley
media entre ambos. Hay algo, sin embargo, que podemos afirmar
con seguridad, que el judaismo conoció el amor a Dios por ser Los judíos daban por supuestas la realidad del Dios vivo y la
Dios quien es y que insistió en este amor con la misma energía relación eterna existente entre él y el pueblo de Israel. El vínculo
que en el temor del Señor. que unía entre sí a los israelitas era la Ley, la Tora. El judaismo
afirmaba que el Dios de Israel había revelado su voluntad a su
pueblo en la Ley. Tanto le había amado en el Sinaí que le había
2. Un pueblo peculiar otorgado unas instrucciones precisas acerca de cómo mantenerse
en sus caminos.
Intimamente unido al presupuesto de que existía realmente un
solo Dios, bueno y amoroso, había otro, por el que se afirmaba En este punto hemos de subrayar que la traducción del tér-
la existencia de una relación especial entre el Dios Uno y el pueblo mino hebreo Torah por el castellano «Ley» resulta doblemente
singular, Israel. En cierto sentido, se trataba de una relación ne- desafortunada. «Tora» es un término que abarca mucho más que
cesaria. La fe en Dios no era en el judaismo fruto de la reflexión «Ley»; entraña el sentido de orientación, enseñanza, instrucción
humana o intelectual, sino de la revelación. Esta revelación fue de tipo religioso y moral. Lo cierto es que equivale a lo que nos-
comunicada en y a través de un acontecimiento concreto, el éxodo otros llamamos «revelación», la totalidad de la voluntad divina
de Israel, su salida de Egipto. El acto mismo en el que el Creador en cuanto que ha sido manifestada. Implica siempre una referen-
del universo se dio a conocer fue al mismo tiempo el que dio ori- cia a un mandato o norma, pero no se agota en estos términos. Nos
gen al pueblo de Israel como nación. Había, por consiguiente, extenderemos, por consiguiente, acerca de su significado.
una relación particularmente estrecha entre Israel y Dios. Israel es Se suponía que la Ley existía antes de que fuera creado el
el pueblo de Dios, su primogénito. Cuando Israel era afligido, Dios mundo; de hecho era el agente o instrumento mediante el que
se afligía; él era su guardián y su amigo. De ahí a afirmar que el Dios creó el mundo. Antes de proceder a la creación, Dios consultó
país de Israel poseía también un carácter peculiar no había más la Ley, como un arquitecto consulta sus planos antes de ponerse
que un paso. Allí prefería residir la Shekinah, pues Dios había san- a construir. El plano fundamental del universo era la Ley o, como
tificado aquella tierra. La presencia del Espíritu Santo de Dios diríamos nosotros, el mundo estaba cimentado sobre la Ley.
tendría que experimentarse dentro de la comunidad santa y en una Pero la Ley, que preexistía a la creación y conforme a la cual
tierra santa. Como centro de la tierra santa estaba Jerusalén, la fue edificado el mundo, fue revelada a Israel en el monte Sinaí.
ciudad santa, que además era el centro del mundo. ¿Qué se pretendía asegurar mediante aquella Ley comunicada a
¿En qué medida afectó esta convicción acerca del amor espe- Moisés y transmitida luego de generación en generación? Distin-
cial de Dios a Israel a la actitud de este pueblo para con las demás guiremos cuatro aspectos en la Ley.
naciones? Más de una vez tuvo Israel motivos para considerar a las a) Los Diez Mandamientos, que eran la parte esencial de
naciones gentiles que lo dominaban como bestias feroces dispuestas la Ley.
a devorarlo. Pero al mismo tiempo acertó a mantener una actitud b) Los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, el Pen-
más conciliadora hacia aquellos pueblos. Algunos rabinos puntua- tateuco. A ellos se aplicaba con la mayor frecuencia el término
lizaron cuidadosamente que Dios había ofrecido la Ley a los gen- «Ley».
tiles; trataron de entender y explicar la debilidad moral de los c) El Antiguo Testamento en su totalidad se suponía com-
gentiles; estaban dispuestos a admitir sus virtudes. Muchos espe- puesto bajo el influjo del Espíritu Santo. Se daba la primacía, sin
raban que en la época mesiánica llegarían los gentiles a unirse en embargo, al Pentateuco, según algunos. Si el resto del Antiguo
40 El judaismo del siglo I como trasfondo Las prácticas 41
Testamento llegara un día a desaparecer, el Pentateuco permane- pueblo y por cuanto había hecho en su favor. Pero la gratitud es
cería en la edad futura. quizá el más ético de todos los sentimientos. De la gratitud brota
d) La Ley oral o tradiciones de los Padres. El judaismo espontáneamente la pregunta: «¿Qué daré yo al Señor por todos
reconoció desde antiguo la necesidad de adaptar la Ley a las cir- sus beneficios?» ¿Cómo agradecer a Dios todo cuanto ha hecho?
cunstancias cambiantes. Esto condujo al desarrollo de unas leyes También en este punto mostraba la Ley el camino a seguir. En el
que no estaban contenidas en el Antiguo Testamento, pero que judaismo se instituyeron ciertas actividades con objeto de expresar
formaban un «cerco» protector en torno a las leyes en él conteni- la gratitud a Dios. Aquí mencionaremos únicamente las más im-
das. Por ejemplo, la Ley escrita prohibía trabajar en sábado. Pero, portantes.
¿en qué consistía el trabajo? En su preocupación por evitar cual- Salta a la vista la importancia del culto practicado en el templo
quier infracción de la Ley escrita, los rabinos llegaron a formar de Jerusalén. La centralización del culto en el templo se remonta
treinta y nueve definiciones del trabajo que se debía excluir en por lo menos a los tiempos de Esdras y Nehemías. Las emocio-
sábado. De este modo, mediante una continua labor de adaptación nantes descripciones de su ritual, que aparecen con tanta frecuen-
e interpretación, la Ley escrita abarcaba todos los aspectos de la cia, indican su vitalidad. La misma construcción del templo im-
vida y al mismo tiempo descendía al nivel de las cosas prácticas. presionaba de por sí. En tiempos de Jesús había sido restaurado
Había muchas interpretaciones, a veces conflictivas, de la Ley y por Herodes. El templo resplandecía de blanco y oro; su fama se
se desarrollaron varias escuelas de intérpretes. Hubo un momento difundió por lejanas tierras. La multitud de los sacrificios que allí
en que llegó a temerse que la Ley única se interpretara de maneras eran ofrecidos no dejaría de causar profunda impresión.
tan diferentes que se conviertiera en dos Leyes. Sin embargo, la Ley ¿Qué importancia religiosa tenía el templo? Era el lugar en
única sólo podría mantenerse viva en virtud de la interpretación que amaba morar la Shekinah; significaba la presencia perpetua
y la adaptación. de Dios en medio de su pueblo. Su santidad y pureza como mora-
¿Cuál era la importancia relativa de la Ley oral? En principio, da del Señor se manifestaban ya en su misma construcción; todo
gozaba de la misma autoridad que la Ley escrita; con el tiempo, lo impuro quedaba progresivamente excluido a partir del santua-
algunos rabinos llegaron a considerar más importante la Ley oral rio interior. A los gentiles se permitía el acceso únicamente al
que la Ley escrita. Afirmaban que también la Ley oral se remon- atrio exterior, llamado por ello «de los Gentiles». Al Santo de
taba al Sinaí. No se trataba de un juicio histórico, sino de una los Santos sólo podía entrar el sumo sacerdote, y ello una sola
manera de reconocer el valor de la Ley oral. Sin embargo, inde- vez al año y al cabo de minuciosas purificaciones. El templo era,
pendientemente del valor relativo de la Ley oral y la Ley escrita, por consiguiente, la morada de Dios, el Santo. Pero era algo más.
lo importante es advertir que el judaismo consideraba la Ley, en Era el lugar en que el Santo otorgaba el perdón de los pecados.
cualquiera de sus formas, como un don de Dios. El milagro de la Dios mismo había establecido que allí se celebraran los sacrificios,
gracia que fue la entrega de la Ley no a través de intermediarios oficiados por un sacerdote legítimo, para reconciliar consigo a su
sino directamente por Dios, no en secreto sino a todo el pueblo pueblo. No es de extrañar que, a pesar de los muchos abusos, el
de Israel, y ciertamente a todas las naciones, fue tema constante judaismo honrara el templo y el culto que en él se celebraba.
de las especulaciones judías. Es precisamente esta experiencia lo El templo, por consiguiente, significaba la presencia permanen-
que el judaismo trataba de reactualizar en cada generación a tra- te del Señor en medio de su pueblo. Pero el judaismo reconocía
vés de la Pascua. que a lo largo de la historia se habían producido acontecimientos
extraordinarios en que Dios se había mantenido especialmente
cerca de su pueblo para intervenir en su favor. Aquellos aconte-
LAS PRACTICAS cimientos se conmemoraban en determinadas fiestas. La Pascua,
por ejemplo, actualizaba la liberación de Egipto; Pentecostés ce-
Hasta ahora nos hemos ocupado de algunas creencias básicas lebraba la entrega de la Ley en el Sinaí; la Fiesta de los Taber-
del judaismo. El judaismo creía en un Dios que había llamado a náculos, Succoth, conmemoraba la estancia del pueblo en el de-
Israel para que fuese su pueblo peculiar y le había otorgado la sierto. Estas fiestas, y otras que se celebraban, tenían por objeto
Ley como guía. Esto significa que el judaismo era una religión en mantener vivos en Israel aquellos acontecimientos de su historia
que imperaba la gratitud hacia Dios por lo que había dado a su en que Dios se había manifestado señaladamente. Trataban de
42 El judaismo del siglo I como trasfondo Fariseos, saduceos y esenios 43
reactualizar en la experiencia de cada judío la experiencia de su ban favorables a la idea de adaptar cada vez más la Ley para que
pueblo, para incorporarlo de este modo «a Israel». Ello es igual- mantuviera su plena vigencia en el tiempo en que vivían. Sus res-
mente cierto a propósito de Hanukkach o Vurim. Ya no es lo mis- tantes creencias se resumen fácilmente en los siguientes principios:
mo en el caso del Día de la Expiación, un día de ayuno, arrepen- la resurrección de los muertos, la existencia de ángeles y espíritus,
timiento y sacrificio, o de la Fiesta de Año Nuevo, en que se con- una cierta medida de libre albedrío. Dentro del judaismo, los fari-
memoraba la creación del mundo. seos venían a ser lo que hoy llamaríamos los «liberales», hombres
Pero, aparte de los servicios del templo y de las festividades, deseosos de hacer de la religión algo vivo, vitalizador y actual.
¿cómo influía la Ley en la vida de los judíos? Ante todo, en torno Frente a ellos estaban los saduceos. En comparación con los
a la Ley se creó una institución, la Sinagoga, en que se afirmaba fariseos, se caracterizaban por su interpretación literal de la Ley;
la función capital de la Ley y la importancia de su estudio. Nunca en cierto sentido podría decirse que eran «fundamentalistas».
insistiremos demasiado en la significación de la Sinagoga para el Aceptaban la Ley escrita y rechazaban la Ley oral. Sus razones
judaismo del siglo i y en todas sus épocas. Convirtió la vida reli- parecen estar claras. Eran hombres bien situados, económica y
giosa en una actividad caracterizada por el estudio y la plegaria; socialmente; formaban un grupo reducido de notables que disfru-
fue la fuente del conocimiento de la Ley que habría de regir la taban de riqueza y posición social. Tenían todos los motivos para
vida en todos sus detalles. Es probable que ya antes del año sentirse satisfechos. Podían tolerar perfectamente una Ley escrita
70 d.C, fecha de la destrucción del templo, la Sinagoga se hubiera siglos atrás y que no resultaba dura o difícil de soportar en su si-
convertido en el centro efectivo de la vida judía. Con la Sinagoga tuación. Por el contrario, una Ley viva, adaptada a las circuns-
surgió la escuela. tancias, no les convenía. De ahí que insistieran en que sólo poseía
autoridad la Ley escrita. La Ley oral no tenía que tomarse en se-
rio. En resumen, hacían de la Ley un «dogma» anticuado, una
FARISEOS, SADUCEOS Y ESENIOS pieza de museo que apenas tenía importancia en el presente. Con
todo ello concuerda el hecho de que no vieran la necesidad de ad-
La Ley, el templo, las fiestas, la Sinagoga: en torno a estas mitir la resurrección de los muertos; sus vidas resultaban ya bas-
instituciones se desarrollaría la vida del judaismo. Fue precisa- tante agradables en este mundo. Tampoco veían la necesidad de
mente la actitud que adoptaran ante estos centros de interés lo ángeles de la guarda o de cualquier otro tipo: ¿para qué? Insistían
que determinó la forma en que los judíos se dividieron. Esas divi- en que todo hombre está dotado de libre albedrío y que en sus
siones pueden caracterizarse sobre todo sobre la base de la acti- manos estaba decidir su propio destino. Eran acérrimos indivi-
tud ante la Ley. Si bien la mayor parte del pueblo de Israel cons- dualistas que no tenían tiempo o necesidad de buscar los consuelos
tituía el am haaretz, el pueblo de la tierra, que no se preocupaba de la religión.
de la religión, los restantes judíos entendían la Ley de muy diver- Recientemente ha adquirido nueva importancia un tercer gru-
sos modos. Aquí sólo mencionaremos los grupos principales: fari- po, el de los esenios, debido al descubrimiento de un notable con-
seos, saduceos y esenios. junto de escritos de esta secta. Es muy probable que los manuscri-
Los fariseos han sido muy diversamente caracterizados: como tos del Mar Muerto pertenezcan a los esenios. Estos documentos
el elemento artesanal ilustrado del judaismo del siglo i, como per- nos han transmitido noticias de primera mano acerca de la funda-
sianizantes e incluso como helenizantes. Pero, independientemente ción de la secta de la nueva alianza por un sacerdote llamado Maes-
de sus orígenes, podemos resumir sus actitudes como sigue. Acep- tro de Justicia. Después de ser martirizado a instigación de un
taban como un axioma que la voluntad divina había sido revelada sacerdote malvado, la secta huyó a Damasco, al parecer bajo la
en la Ley y que todos los aspectos de la vida humana tenían que dirección de otro guía, al que se designa como Estrella, pero más
regirse por la Ley. Pero los fariseos admitían al mismo tiempo que tarde regresaron sus adeptos a Judea, concretamente a Qumrán.
ningún documento escrito es capaz de abarcar todos los pormeno- Nos eran conocidos ya a través de los escritos de Filón y de Josefo,
res de la vida. Las nuevas circunstancias requieren no un código pero ahora podemos trazarnos un cuadro más detallado de su gé-
inmutable, sino unas normas vivas y adaptables. Los fariseos, en nero de vida. Se regían por una peculiar interpretación de la Ley,
consecuencia, afirmaban que, además de la Ley escrita, había otra que resultaba incluso más rígida que la de los fariseos. Este radica-
Ley oral dotada también de autoridad. Por otra parte, se mostra- lismo los llevó a una obediencia cada vez más rígida, cuya conse-
44 El judaismo del siglo I como trasfondo Las esperanzas del judaismo 45
cuencia fue una vida de retiro minuciosamente organizado y la que Dios haría en el futuro lo que había hecho en el pasado, o
austeridad con que trataban de obedecer a la Ley en todos sus quizá obras aún más gloriosas.
detalles. Hoy sabemos con seguridad que constituyen un importan-
te elemento en el trasfondo del Nuevo Testamento.
INTERFERENCIAS DEL JUDAISMO Y EL HELENISMO
LAS ESPERANZAS DEL JUDAISMO Antes de dar por terminado el estudio del trasfondo judío y
helenístico sobre el que se desarrollará el Nuevo Testamento he-
Hasta ahora nos hemos ocupado de los principios y las activi- mos de señalar un hecho importante. En el siglo i, aquellos dos
dades del judaismo durante el siglo i. Las ideas de los judíos con- mundos, el judaismo y el helenismo, se habían entremezclado en
ferían a su vida una intensa preocupación por el pasado; sus mira- numerosos ámbitos del mundo conocido. Especialmente a partir
das estaban fijas en el acontecimiento del éxodo, cuando Dios se de su retorno de la cautividad en Babilonia, el año 586 a.C, los
les dio a conocer y les manifestó su Ley. Los judíos se regían por judíos emigraron cada vez en mayor número fuera de Palestina.
un recuerdo. Pero este recuerdo les daba además esperanzas para Todas las ciudades importantes del mundo grecorromano contaban
el futuro. La gratitud por el pasado llegó a ser en el judaismo una con un grupo de judíos, que habitualmente conservaban su reli-
actitud de esperanza viva, una confianza en los favores de Dios en gión y su identidad nacional allá donde se establecieran. Se ha
el futuro. Eran muchos, en efecto, los que se preocupaban inten- calculado en seis o siete millones el número de judíos que vivían
samente por el futuro. A esta categoría pertenecen los autores de en el Imperio romano durante el siglo i. De Egipto se supone que
los apocalipsis y las escatologías, personajes absortos en sus anti- albergaba a un millón. Durante el mandato de Tiberio {14-37 d.C.)
cipaciones. Algunos autores han afirmado que la apocalíptica es había en Roma de cincuenta a sesenta mil. Son cifras abultadas, pero
un fenómeno marginal del judaismo del siglo i, pero no es así. la fuerza de los judíos en todo el Imperio era grande. A los judíos
Los fariseos compartían muchas veces aquellas expectativas apo- esparcidos fuera de Palestina se dio el nombre de la diáspora (dis-
calípticas. persión).
Con los elementos apocalípticos y escatológicos hemos de rela- Las autoridades romanas hubieron de ocuparse de aquel grupo
cionar en especial la esperanza mesiánica del judaismo. Esta espe- fuerte, extendido y muy unido que parecía estar en todas partes.
ranza estaba gobernada por el pasado: el final habría de ser seme- Suprimirlo era imposible. La alternativa era ganarse su adhesión.
jante al principio. A veces era imaginado el Mesías como un nuevo En consecuencia, el Imperio otorgó a los judíos auténticos privi-
Moisés, comparable al primero, pero mayor que él, o como el Hijo legios. En cuanto a la religión, se les permitió la libertad de culto
de David, el rey ideal de los tiempos pasados, al que se asemejaría en sus propias sinagogas. Se modificaron determinados aspectos
la figura del rey futuro. Otras veces, cuando no había esperanza del culto del emperador de manera que resultara compatible con el
alguna de recibir ayuda humana, la confianza se ponía en un per- monoteísmo judío y se permitió que las sinagogas quedaran libres
sonaje sobrenatural que instauraría un nuevo cielo y una nueva de efigies imperiales o de cualquier otro tipo. No podemos descri-
tierra, un Hijo del Hombre semejante al descrito en Dn 7. Durante bir ahora otros privilegios religiosos. También en el terreno jurídi-
el siglo i surgió la esperanza de un mundo o una era futuros, en co disfrutaban los judíos de amplios privilegios. Por ejemplo, los
fuerte contraste con la edad presente. La vida frente a la muerte, judíos —extranjeros residentes y ciudadanos— estaban autorizados
la virtud frente al pecado serían las características de los nuevos a casarse conforme al derecho judío, no al romano. Para no herir
tiempos. No había una doctrina predominante acerca del futuro, sus sentimientos, no se percibían impuestos de los judíos en sábado
sino una multiplicidad de expectativas. Hay pruebas de que todas o en las festividades de aquel pueblo. Tampoco podía ser llevado
estas anticipaciones eran especialmente intensas en el judaismo un judío ante los tribunales en sábado.
del siglo i. Tales privilegios, aparte de otros factores sociales, políticos e
Con esto llegamos al término de nuestra panorámica. El judais- incluso filosóficos, hicieron muy impopulares a los judíos. Como en
mo del siglo i vivía del recuerdo de cuanto había hecho Dios en tantas sociedades modernas, había un fuerte sentimiento antijudío
tiempos pasados, durante el éxodo y en otras ocasiones. La guía y la vida de aquellos hombres resultaba a veces muy insegura. Pero
para el presente era la Ley de Dios. La esperanza estaba puesta en los judíos reaccionaron enérgicamente ante las presiones del mun-
46 El judaismo del siglo I como trasfondo Interferencias del judaismo y el helenismo 47
do grecorromano. Uno de los más importantes acontecimientos de llamados «temerosos de Dios» o «devotos». Tanto los prosélitos
la historia de la religión en Occidente fue la traducción del Anti- como los temerosos de Dios alcanzaban un número elevado. Por
guo Testamento al griego (realizada entre el año 250 y el siglo i todo el Imperio había sinagogas en que se reunían regularmente
a.C). Aquella traducción prestó una enorme ayuda a la difusión no sólo los judíos de nacimiento, sino también los prosélitos y los
del cristianismo y a su interpretación ante el mundo helenístico, temerosos de Dios. Hay pruebas de que en tiempos de Jesús se
ya que significó un avance en la tarea de verter al griego las pala- sentía impulsado el judaismo por un afán misionero que nunca co-
bras y las ideas hebreas, a que también hubo de dedicarse el cris- noció en épocas anteriores ni conocería en el futuro.
tianismo. Muchos escritos del Nuevo Testamento tienen como trasfondo
Aparte de los Setenta, hay otros escritos que aparecen por esta aquel mundo en que se entremezclaban el judaismo y el helenismo.
época. Pueden dividirse en dos grupos: primero, los históricos, La importancia del judaismo helenístico, que fue el resultado de
como 2 y 3 Macabeos, y las obras de Josefo (nacido el año 37/38 aquella interferencia, aparecerá con mayor claridad en las páginas
a.C), un judío que llegó a obtener la protección de los romanos y siguientes3.
escribió: 1) La Guerra judía (año 70 d.C), que se ocupa de la his-
toria judía en el período helenístico-romano; 2) Las antigüedades
judías, escrito entre los años 81-96 d.C, que abarca desde los pa-
triarcas hasta el estallido de la sublevación antirromana (año 66
d.C); 3) Contra Apión, en que se intenta refutar las calumnias
lanzadas contra los judíos. Estos relatos no sólo satisfacen la cu-
riosidad histórica, sino que presentan además una defensa del
judaismo. De este modo llegamos al segundo grupo de escritos
compuestos por judíos de la diáspora, cuya intención era defender
y propagar el judaismo, presentándolo ante el mundo helenístico
al estilo filosófico. Dentro de este grupo tienen especial importan-
cia los escritos de Filón (nacido el año 20 a.C. en Alejandría). Su
obra es voluminosa; puede clasificarse como sigue:
«Una voz que grita en el desierto: Preparadle el camino al «gloria», en su sexta acepción, como «majestad, esplendor, mag-
Señor, allanad sus senderos.» nificencia». Dicho brevemente, la palabra «gloria» sugiere en cas-
Convendrá, por otra parte, recordar las siguientes palabras de tellano moderno la inconcebible perfección del ser divino. No ocu-
Is 40,4.5: rre lo mismo en el Nuevo Testamento, donde la gloria de Dios
«Que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, se manifiesta y da a conocer. Tampoco es muy verosímil que la
que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se levantará literatura griega de la época clásica nos ayude algo a entender el
la gloria del Señor y la verán todos los hombres juntos. Ha habla- uso del término «gloria» en el Nuevo Testamento. En griego clá-
do la boca del Señor.» sico, «gloria» significa una simple «opinión» o «punto de vista»,
Juan Bautista preludia la revelación de la gloria del Señor en es decir, lo que piensa un hombre. De ahí pasó a significar también
Jesús de Nazaret. Más clara aún aparece la asociación de la gloria reputación, es decir, lo que alguien piensa de un hombre.
de Dios en el evangelio de Lucas, que interpreta el nacimiento de ¿Dónde habremos de buscar ayuda, por tanto, para entender el
Jesús en los siguientes términos: significado evangélico de la «gloria de Dios»? Veremos lo que nos
«De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército dice al respecto el Antiguo Testamento y también el Nuevo. En el
celestial, que alababa a Dios diciendo: Antiguo Testamento aparecen asociados al término «gloria» los si-
guientes significados:
Gloria a Dios en el cielo
y paz en la tierra a los hombres
que él quiere tanto» (2,13.14). 1. Significado secular
El tema de la gloria adquiere importancia capital en el cuarto Gloria aparece a veces como sinónimo de riqueza, propiedad,
evangelio: abundancia. Tal parece ser la connotación de Gn 31,1:
«Jacob oyó que los hijos de Labán decían: 'Jacob se ha llevado
«Y la Palabra se hizo carne, toda la propiedad de nuestro padre y se ha enriquecido a costa de
acampó entre nosotros nuestro padre'.»
y contemplamos su gloria: La palabra que aquí se traduce por «riqueza» ( = enriquecido) es
gloria de Hijo único del Padre, literalmente «gloria». Tal es asimismo el caso en Gn 13,2:
lleno de amor y lealtad» (1,14).
«Abrahán era muy rico en ganado, plata y oro.»
Nadie vio jamás a Dios (Jn 1,18), pero su gloria se revela en Je-
sús. Un gran investigador alemán ha dividido todo el cuarto evan- Donde nosotros decimos «muy rico», el hebreo dice «gloria». Véa-
lio de acuerdo con este concepto. Considera los capítulos 2-12 se también Gn 45,13 y 1 Re 3,13, donde «gloria» denota éxito
como referidos a la revelación de la gloria de Dios al mundo; los y poder.
capítulos 13-20 tendrían por tema la revelación de la gloria a la
Iglesia. Podemos afirmar sin temor alguno que el evangelio habla 2. Connotación religiosa del término
de la gloria de Dios.
Es aún más importante. Hay numerosos pasajes en que «glo-
ria» es aquello que, de una manera o de otra, hace visible al Dios
SIGNIFICADO DE «GLORIA» invisible. La gloria de Dios es la revelación de Dios, lo que mani-
fiesta a Dios o lo da a conocer. En algunos pasajes, la gloria del
Decir en castellano moderno que el evangelio trata de la glo- Señor va asociada a determinados fenómenos naturales: tormenta,
ria de Dios no nos lleva muy lejos. Un lenguaje de este tipo tiene tempestad, relámpagos, trueno. Es instructivo al respecto el
para nosotros la extrañeza de lo irreal. ¿Podríamos retroceder si- Salmo 29:
glos para averiguar qué pretendían decir los primeros cristianos
cuando hablaban de la gloria de Dios? «Hijos de Dios, aclamad al Señor;
En el Diccionario de la Real Academia se define el término aclamad la gloria y el poder del Señor,
52 El evangelio como gloria de Dios
Significado de «gloria» 53
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. cosas, como ocurría en la Tienda del Encuentro del desierto. Dice
La voz del Señor sobre las aguas, Ex 40,34:
el Dios de la gloria ha tronado, «Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria
el Señor sobre las aguas torrenciales» (Sal 29,1-3). del Señor llenó el santuario.»
En 1 Sm 4,2lss, la gloria llega casi a identificarse con el arca:
También en el Salmo 97 se asocia la gloria del Señor a las nubes «Al niño lo llamaron Singloria, diciendo: 'Está desterrada la
y las tinieblas espesas, al fuego y el relámpago: gloria de Israel, porque han capturado el arca de Dios'.»
En Sal 24,7-10, el rey de la gloria entra en el templo de Jeru-
«El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. salén:
Tiniebla y Nube lo rodean, Justicia y Derecho sostienen su trono. «¡Portones!, alzad los dinteles,
Delante de él avanza Fuego, abrasando en torno a los enemigos; que se alcen las antiguas compuertas:
sus relámpagos deslumhran el orbe, va a entrar el Rey de la Gloria.
y viéndolos, la tierra se estremece; —¿Quién es ese Rey de la Gloria?
los montes se derriten como cera ante el Señor, —Él Señor, héroe valeroso;
ante el Señor de toda la tierra. el Señor, héroe de la guerra.
El cielo pregona su justicia ¡Portones, alzad los dinteles,
y todos los pueblos contemplan su gloria» (Sal 97,1-6). que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la Gloria.
Impresiona sobre todo la manera de manifestarse la «gloria» de —¿Quién es ese Rey de la Gloria?
Dios en el monte Sinaí, como se narra en Ex 24,15-18: —El Señor de los ejércitos
«Cuando Moisés subió al monte, la nube lo cubría y la gloria es el Rey de la gloria.»
del Señor descansaba sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió du-
rante seis días. Al séptimo día llamó a Moisés desde la nube. La El templo es la morada especial de la gloria de Dios. En 1 Re
gloria del Señor apareció a los israelitas como fuego voraz sobre 8,10ss leemos:
la cumbre del monte. Moisés se adentró en la nube y subió al «Cuando los sacerdotes salieron de la nave, la nube llenó el
monte, y estuvo allí cuarenta días con sus noches.» templo, de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando a
causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo.»
3. Como elemento celeste En Sal 26,8 tenemos:
Relacionado con el segundo, hay un tercer uso del término «Señor, yo amo la casa donde moras,
«gloria» en que éste aparece como un elemento perteneciente a el lugar donde reside tu gloria.»
las regiones superiores, como vemos en Sal 19,2:
Sin embargo, cuando el crimen y el sacrilegio profanan el tem-
«El cielo proclama la gloria de Dios.» plo, «la gloria» puede retirarse de él y manifestarse en otro lugar,
como se dice en Ez l,4ss.
En todos los pasajes citados, la gloria de Dios irradia luz y aparece b) No sólo se manifiesta la gloria en determinados lugares,
como algo terrible. Al manifestar a Dios no pierde nada de su sino que puede estar asociada a momentos y sucesos particulares.
misterio; es como el relámpago, que ilumina y aterra al mismo Así, la gloria del Señor estuvo especialmente relacionada con el
tiempo. En el Antiguo Testamento, el término «gloria» nunca pier- éxodo de Egipto. Pero incluso entonces resultaba tan terrible que
de su connotación de majestad y magnificencia. Pero esta «majes- Moisés no pudo verla sino de espaldas y a través de su reflejo:
tad» no es inaccesible, trascendente por necesidad; la «gloria» de «El Señor le respondió: 'También esa petición te la concedo,
Dios se aproxima a los hombres de dos maneras en especial: porque gozas de mi favor y te trato personalmente'. Entonces él
a) Viene a morar con los hombres en determinados lugares o pidió: 'Enséñame tu gloria'. Le respondió: 'Yo haré pasar ante ti
toda mi riqueza y pronunciaré ante ti el nombre 'Señor', porque yo
54 El evangelio como gloria de Dios
El evangelio de la gloria de Dios 55
me compadezco de quien quiero y favorezco a quien quiero; pero
mi rostro no lo puedes ver, porque nadie puede verlo y quedar con Véase también Is 60,1-5:
vida'. Y añadió: 'Ahí, junto a la roca, tienes un sitio donde po-
nerte; cuando pase mi gloria te meteré en una hendidura de la «¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;
roca y te cubriré con mi palma hasta que haya pasado, y cuando la gloria del Señor amanece sobre ti!
retire la mano podrás ver mi espalda, pero mi rosro no lo verás» Mira: las tinieblas cubren la tierra; la oscuridad, los pueblos;
(Ex 33,17-23). pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti;
También para el Segundo Isaías, la liberación de Israel de su y caminarán los pueblos a tu luz,
cautiverio en Babilonia sería una manifestación de la gloria del los reyes al resplandor de tu aurora.
Señor (Is 40,5). Echa una mirada en torno, mira:
En el Antiguo Testamento, por consiguiente, la idea de la todos esos se han reunido, vienen a ti;
gloria de Dios tiene múltiples aspectos; no hay una fórmula senci- tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
lla capaz de abarcar todos sus matices. En su forma desarrollada Entonces lo verás, radiante de alegría;
equivale a la revelación de Dios, la manifestación que de sí mismo tu corazón se asombrará, se ensanchará,
hace a través del dominio que ejerce sobre la vida de los hombres cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar
y de las naciones. La gloria de Dios, por consiguiente, no es un y te traigan las riquezas de los pueblos.»
concepto estático, sino dinámico; la gloria de Dios se revela no a
través del conocimiento de la esencia divina, sino de la acción de Y en Dn 7,13ss tenemos:
Dios. Se trata de una automanifestación activa, sobre todo en de- «Seguí mirando y en la visión nocturna vi venir en las nubes
terminados acontecimientos. del cielo una figura humana, que se acercó al anciano y se presentó
Nos queda por decir algo acerca del concepto de «gloria de ante él. Le dieron el poder real y dominio: todos los pueblos, na-
Dios» en el Antiguo Testamento. En Ezequiel se expresa la con- ciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su
fianza en que la gloria retornará en el futuro a una Jerusalén pu- reino no tendrá fin.»
rificada: Podemos, pues, afirmar que la gloria de Dios en su plenitud,
«Me condujo a la puerta oriental: vi la gloria del Dios de Is- si bien atestiguada por su presencia en el templo y a pesar de ha-
rael que venía de Oriente, con estruendo de aguas caudalosas, la berse manifestado en los acontecimientos del pasado, en el Anti-
tierra reflejó su gloria. La visión que tuve era como la visión que guo Testamento, es ante todo objeto de una esperanza y una reali-
había contemplado cuando vino a destruir la ciudad, como la visión dad futura.
que había contemplado a orillas del río Quebar. Y caí rostro en
tierra. La gloria del Señor entró en el templo por la puerta orien-
tal. Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior. EL EVANGELIO DE LA GLORIA DE DIOS
La gloría del Señor llenaba el templo» (Ez 43,1-5).
«Luego me hizo volver a la puerta exterior del santuario que Volvamos ahora al Nuevo Testamento. En él se define el evan-
mira a Levante; estaba cerrada. Y me dijo: 'Esta puerta permane- gelio como «evangelio de la gloria de Dios». Ello quiere decir que
cerá cerrada. No se abrirá nunca y nadie entrará por ella, porque trata de aquella actividad o presencia en que Dios se manifiesta a
el Señor, el Dios de Israel, ha entrado por ella; permanecerá ce- sí mismo. Por otra parte, en el contexto en que esta expresión apa-
rrada. Sólo el príncipe en funciones podrá sentarse allí para comer rece en el Nuevo Testamento, ha de referirse a unos acontecimien-
el pan en presencia del Señor; entrará por el vestíbulo de la puerta tos a través de los cuales actúa Dios en la historia. Del mismo
y saldrá por el mismo camino» (Ez 44,1-4). modo que el Segundo Isaías vio la gloria de Dios revelada en el
En Is 59,19, la gloria de Dios se revelará en el futuro desde Orien- retorno de Israel de su exilio en Babilonia, también el Nuevo Tes-
te a Occidente: tamento ve la gloria de Dios revelada en otro acontecimiento, la
vida, muerte y resurrección de Jesús y la vida de la Iglesia que
«Los de Occidente temerán al Señor, entonces se inició. En este sentido, el evangelio del Nuevo Testa-
los de Oriente respetarán su gloria.» mento, que confiere unidad a toda su diversidad, afirma que la
gloria de Dios está presente en un conjunto de acontecimientos
56 El evangelio como gloria de Dios
En el Talmud tenemos otras pruebas a favor de la existencia época no negaban que Jesús hubiera realizado signos y prodigios,
histórica de Jesús. El Talmud tiene dos versiones. Las escuelas pero interpretaban tales acciones como casos de hechicería capaces
rabínicas de Palestina desarrollaron su propia interpretación de la de exponer a Israel a un peligro (cf. Me 3,22; Mt 9,34; 12,24). Se
Mishnah, la compilación de leyes judías formulada por Rabí Judá advierte también que se empezaba a discutir acerca de la muerte
el Príncipe hacia el año 200 d.C, y compusieron el Talmud Pales- de Jesús y se hacían esfuerzos por demostrar que había tenido un
tinense, que abarca la Mishnah y la Gemara («comentario») sobre juicio imparcial, con la debida publicidad, no tan apresurado como
aquélla, aproximadamente el año 400 d.C. Paralelamente, las es- indican los evangelios. Sin embargo, el investigador judío Klaus-
cuelas rabínicas establecidas en Babilonia compusieron su Talmud, ner reconoce que este pasaje es antihistórico y polémico. Su inten-
el Talmud Babilónico, en torno al año 500 d.C. ción no es recoger la historia, sino adjudicarse un tanto en la
Hay pasajes en que se conservan referencias relativamente tar- disputa.
días a Jesús, pero otras pueden considerarse tannaíticas, es decir, No hemos intentado presentar una lista exhaustiva de referen-
anteriores a la Mishnah. Entre estos segundos pasajes destacan los cias a Jesús. Sin embargo, es posible recoger materiales suficientes
siguientes: para fundamentar determinadas conclusiones. Primero, hay afir-
maciones que brotan de la hostilidad hacia el cristianismo, que po-
1. Tratado Sanhedrin del Talmud Babilónico, 107b. demos descartar. Los investigadores judíos reconocen que no son
de fiar las alusiones al nacimiento espúreo de Jesús y a la forma
«Nuestros rabinos enseñan: que la mano izquierda rechace, en que fue juzgado. Sin embargo, y en segundo lugar, Jesús es
pero la derecha atraiga siempre, no como Eliseo, que rechazó a conocido bajo el nombre de Yeshua o Yeshu de Nazaret y se hacen
Gehazí con ambas manos, y no como Rabí Joshua ben Perahjah, referencias a sus milagros, sus doctrinas, sus discípulos y su cruci-
que rechazó a Jesús [el Nazareno] con ambas manos.» fixión. Las fuentes talmúdicas nos retratan a Jesús como un «falso
(Las palabras en cursiva aparecen únicamente en las ediciones maestro crucificado». No se hace intento alguno de negar que la
no expurgadas.) muerte de Jesús fuera debida, en parte al menos, a la intervención
de las autoridades judías ni se pretende, como ocurre en determi-
2. Tratado Sanhedrin del Talmud Babilónico, 43a. nados círculos liberales modernos, afirmar que fuera condenado
injustamente. Se da a entender que contaba con muchos seguidores
«Y un heraldo le precede (es decir, al reo condenado), etc. Esto y que trataba de extraviar a Israel. Pero en todo momento se re-
implica: sólo inmediatamente antes (de la ejecución), pero no tam- conoce que era judío. Por otra parte, los tannaítas no demuestran
bién durante todo el tiempo anterior. (En contradicción con esto) en ningún momento estar poseídos de odio hacia Jesús. Ese odio
fue enseñado: en la víspera de Pascua fue colgado Yeshu. Durante irrumpe en las fuentes más tarde, cuando las relaciones entre ju-
cuarenta días antes de que tuviera lugar la ejecución, salió un he- díos y cristianos se habían vuelto ya sumamente hostiles: el odio
ralda y gritó: 'Sale fuera para ser lapidado porque ha practicado entre judíos y cristianos es el triste fruto de una lamentable his-
la hechicería y ha incitado a Israel a la apostasía. Todo el que pue- toria.
da alegar algo en su favor, que se presente y abogue por él'. Pero Las referencias judías que acabamos de citar tienen, sin em-
como nada se presentó a su favor, fue colgado en la víspera de bargo, un significado claro. Si hubieran existido razones para ne-
Pascua... Ulla replicó: '¿Suponéis que era alguien por quien se gar la existencia histórica de Jesús, las autoridades judías no ha-
pudiera formular una defensa? ¿Acaso no era un Mesith (embau- brían dejado de insistir en ellas. Los datos recogidos en las fuentes
cador), acerca del que dice la Escritura: lNo lo perdonarás, ni lo judías, por escuetos que puedan parecer, son concluyentes acerca
ocultarás'? En el caso de Yeshu, sin embargo, era distinto, porque de la existencia real de un personaje como Jesús de Nazaret.
se relacionaba con el gobierno (o la realeza, es decir, que era influ-
yente).
»Nuestros rabinos enseñaron: Yeshu tenía cinco discípulos: LA APORTACIÓN DE OTRAS FUENTES
Matthai, Nakai, Nezer, Buni y Todah.»
El rabino a que se hace referencia, Ulla, es del siglo ni. De Han de tenerse en cuenta las fuentes siguientes:
todo ello podemos colegir que las autoridades rabínicas de aquella Eusebio, obispo de Cesárea (hacia 260-340 d.C), escribió una
72 La historicidad de Jesús
La aportación de otras fuentes 73
crónica en dos libros, en que ofrece un resumen de historia uni-
pables, y castigó con la mayor crueldad, a una clase de hombres,
versal junto con un cuadro de fechas. Recoge fragmentos de la
aborrecidos por sus vicios, a los que la turba llamaba cristianos
obra de un escritor cristiano llamado Julio Africano Sexto (de
hacia 160-240 d.C.) sobre la historia del mundo; abarca hasta el (christianos). Cristo, de quien tal nombre trae su origen, había
año 217 d.C. Este mismo Julio Africano, a su vez, se refiere a otro sufrido la pena de muerte durante el reinado de Tiberio, por sen-
autor, llamado Thallo el Samaritano (de hacia 50 d.C). Escribe: tencia del procurador Poncio Pilato, y la perniciosa superstición
«Thallo, en el tercer libro de su historia, dice que estas tinieblas fue contenida durante algún tiempo, pero volvió a brotar de nue-
fueron un eclipse de sol, pero a mi juicio se equivoca.» Se alude a vo, no sólo en Judea, patria de aquel morbo, sino en la misma
las tinieblas que, según los evangelios (Me 15,33 y paralelos), capital, donde todo lo horrible y vergonzoso que hay en el mundo
acompañaron a la muerte de Jesús. Thallo explicaba este aconte- se junta y está de moda.»
cimiento como un fenómeno natural. Es probable que Thallo escri- Todos los filólogos consideran auténtica la referencia a Cristo
biera hacia el año 55 d.C. y abarcara el período que llega hasta el contenida en el pasaje citado. Se ha sugerido que Tácito se sirvió
52 d.C. Sus palabras, por consiguiente, atestiguan dos cosas: de los archivos oficiales del Imperio en lo referente al juicio de
1) que la tradición evangélica, al menos por lo que se refiere a la Jesús, pero no es posible probarlo, aparte de que puede resultar
pasión, era conocida por los círculos no cristianos de Roma hacia hasta inverosímil que lo hiciera, ya que tales archivos eran secre-
mediados del siglo i, y 2) que se trató en algún momento de inter- tos. Lo cierto es, sin embargo, que Tácito, que no depende de
pretar aquella tradición en sentido naturalista. fuentes judías o cristianas, estaba enterado de la crucifixión de Je-
Plinio el Joven fue gobernador de Bitinía (111-113 d.C.) du- sús bajo Poncio Pilato.
rante el reinado del emperador Trajano (98-117 d.C). Consideraba Suetonio, el historiador romano, que escribió a finales del si-
el cristianismo como una burda superstición y escribió una carta al glo i y comienzos del n d.C, compuso las Vidas de los Césares, la
emperador pidiendo instrucciones sobre la manera de tratar a los más importante de sus obras. En su Vida de Claudio (emperador
cristianos en su provincia. Esta carta nos dice algunas cosas acerca en los años 41-54 d.C), en una sección dedicada al trato que dio
de los cristianos, pero muy poco sobre Jesús. Se da noticia de que Claudio a los «hombres de origen extranjero», hallamos lo si-
los cristianos solían reunirse regularmente en determinados días y guiente :
cantaban «un himno a Cristo como a un dios». De ello puede de- «Como los judíos provocaban continuos tumultos a instigación
ducirse indirectamente la existencia histórica de Jesús, pues los de Chrestus, los expulsó de Roma.»
cristianos cantan a Cristo quasi deo, «como a un dios»; con esta Esta noticia concuerda con Hch 18,2. Pero queda una duda: ¿se
expresión quizá se dé a entender que realmente se trataba de un alude en ella a Jesucristo o a un individuo llamado Chrestus o
hombre. Pero la prueba aportada por Plinio no resulta impresio- Chrestos? Casi con certeza se trata de Cristo, pues la confusión de
nante. Hemos de suponer sencillamente que los cristianos de Biti- Chrestos por Christos está atestiguada. En efecto, el Padre de la
nía creían hacia el año 87 d.C. que Jesús había existido, pues Iglesia Tertuliano (160-220 d.C) se refiere a que los gobernantes
Plinio afirma que algunos profesaban aquella fe desde hacía vein- romanos pronunciaban erróneamente chrestianus por christianus.
te años. Dice en su Apologético, 3:
Tácito, historiador romano, nacido hacia el año 61 d.C. y que «Cristiano, por lo que al significado del término se refiere, se
en el 117 d.C. vivía aún, escribió, entre otras cosas, sus Anales, deriva de unción. Sí, y aun cuando sea pronunciado erróneamente
que abarcan los años 14-68 d.C, es decir, desde la muerte de Au- por vosotros como chrestianus (pues ni siquiera conocéis el nombre
gusto hasta la de Nerón. En los Anales, XV,44 se habla del incen- exacto de lo que odiáis), habla de suavidad y benignidad...»
dio de Roma del año 64 d.C, ocurrido en tiempos de Nerón, em- Nótese además que sólo un manuscrito (el Codex Mediceus)
perador en los años 54-68 d.C. Citaremos el párrafo que aquí
tiene la forma chrestianos en Tácito, Anales, XV,44, a que antes
nos interesa:
se hizo referencia. No hay razón para dudar seriamente de que
«Pero ni los recursos humanos ni la munificencia imperial ni las Suetonio se refiera a Cristo. Por otra parte, si, como se deduce de
maneras todas de aplacar al cielo bastaron para acallar el escándalo sus palabras, Suetonio pensaba que Cristo había estado en Roma,
o disipar la creencia de que el fuego había ocupado el lugar del
ello significa que su información sería muy vaga. No se preocupa-
orden. Por ello, para cortar los rumores, Nerón señaló como cul-
ría mucho de aclarar aquel asunto. Ha oído hablar de Cristo, pero
74 La historicidad de Jesús
7
E. V. Rieu, The Four Gospels: A New Translation from the Greek
(Baltimore y Londres 1953) xxxiii.
CAPITULO 7
LOS EVANGELIOS
pero son lo bastante notorias como para exigir que «aislemos» a ministerial. Sigue luego un período dedicado a la enseñanza y a la
Mateo, Marcos y Lucas de Juan con fines de análisis crítico. Hay actividad en las ciudades situadas en torno al Mar de Galilea, con
diferencias en cuanto a la cronología y la geografía del ministerio Cafarnaún como centro, y finalizando con el viaje a Jerusalén, el
de Jesús, la naturaleza y la forma de su enseñanza y la actitud glo- juicio y la crucifixión. Tenemos el bautismo, las tentaciones y una
bal ante la persona de Jesús, que sitúan a Juan en una categoría serie de acontecimientos correspondientes a los últimos días que
peculiar. Por otra parte, Mateo, Marcos y Lucas se parecen tanto son consignados por los sinópticos en un orden que presenta una
entre sí que forman un grupo susceptible de ser estudiado de una extraordinaria similitud, hasta el punto de que ese orden se man-
vez. Por este motivo han sido llamados «evangelios sinópticos», tiene incluso cuando hay motivos para suponer que los hechos no
evangelios que pueden ser examinados uno al lado del otro, de una se produjeron del modo que se indica; por ejemplo, en Me 2,3-22,
sola mirada. Pero al mismo tiempo nos plantean el llamado «pro- Mt 9,2-17 y Le 5,18-38 vemos que los tres evangelistas narran lo
blema sinóptico». siguiente: la curación del paralítico, la llamada a los publícanos y
la discusión sobre el ayuno. Los tres refieren las tres cosas en el
mismo orden, a pesar de que no hay un nexo evidente entre las
EL PROBLEMA SINÓPTICO tres narraciones. En ocasiones vemos que siguen el mismo orden,
a pesar de que salta a la vista que no es el correcto. De ello tene-
Llamamos «problema sinóptico» al que nos plantean las mu- mos un ejemplo excelente en Me 6,14 y Mt 14,1, donde los dos
tuas relaciones de Mateo, Marcos y Lucas, llamados «evangelios evangelistas, contra su costumbre, interrumpen la narración para
sinópticos». Se concreta en dos preguntas: ¿a qué se deben esas referir la historia de la muerte de Juan Bautista. Lucas no sigue a
relaciones tan estrechas? Y, si tienen tantas cosas en común, Marcos en esta ocasión; en vez de ello hace una breve alusión a la
¿cómo es que al mismo tiempo muestran tan notables diferencias? muerte del Bautista en 3,19.20.
Empezaremos por enumerar los datos de este problema.
El primero consiste en el hecho de que estos evangelios con- c) Entre Mateo, Marcos y Lucas hallamos una gran concor-
cuerdan entre sí en muchas cosas y en varios aspectos que hemos dancia por lo que se refiere al lenguaje y estilo. Para advertir ple-
de explicar. Se trata de lo siguiente: namente este hecho es preciso recurrir al texto griego, pero las
a) Acuerdo en cuanto a la sustancia o contenido. Marcos concordancias a que nos referimos son tan llamativas como para
consta de 103 relatos, todos los cuales, excepto cinco, están in- forzarnos a concluir que entre los tres se da una mutua dependen-
cluidos en Mateo, que, por otra parte, tienen paralelos con dos o cia. Por ejemplo, en Me 2,10, Mt 9,6 y Le 5,24 tenemos el mismo
tres de esos cinco relatos. Puede decirse, por tanto, que el segundo tipo de sentencia: una repetición de las palabras de Cristo con otra
evangelio, Marcos, ha sido plenamente incorporado a Mateo. Tam- sentencia a modo de paréntesis entre ellas. Este paréntesis mues-
bién lo ha sido en Lucas, aunque las coincidencias de los respec- tra una sorprendente concordancia de estilo. El pasaje en cuestión
tivos materiales no son tan completas. Esta concordancia en cuanto dice así:
a lo sustancial resulta tanto más llamativa si recordamos que de- «... Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad
trás de los evangelios hay un prolongado proceso de selección so- en la tierra para perdonar pecados... —le dijo al paralítico.
bre una gran masa de materiales. No contienen ni la mitad de las
—Escúchame tú; ponte en pie, carga con tu camilla y vete a
cosas que dijo e hizo Jesús durante su ministerio (Jn 21,25). Por
tu casa» (Me 2,10).
ello podemos preguntarnos si la incorporación de Marcos a los
otros dos evangelios fue resultado de la casualidad o si se debe a Este pasaje viene a ser casi exactamente igual en los tres evan-
que Mateo y Lucas utilizaron y copiaron a Marcos. gelios.
b) Hay además concordancia en cuanto al orden de los rela- En Me 1,16 y Mt 4,18 tenemos otro ejemplo de esta concor-
tos. Dejando aparte los primeros párrafos de Mateo y Lucas, que dancia estilística. El versículo de Marcos es como sigue:
son de carácter introductorio, nos encontramos con que los tres «Pasando junto al lago de Galilea vio a Simón y a su hermano
sinópticos, al presentar el ministerio de Jesús, se atienen en gran Andrés que estaban echando el copo en el lago, pues eran pes-
medida al mismo plan, que se concreta en una breve estancia en el cadores.»
valle del Jordán y en el desierto, antes de comenzar la actividad Mateo dice:
«Paseando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Si-
88 Las fuentes de los evangelios
Teoría de la transmisión oral 89
món, al que llaman Pedro, y a Andrés, que estaban echando el
copo en el lago, pues eran pescadores.» ellos tiene algún pasaje que no aparece en los demás. Lucas, en
La frase «pues eran pescadores» es una redundancia. Estas re- especial, tiene ocho o nueve párrafos entre 9,51-18,14 con narra-
dundancias son características del estilo de Marcos; resulta difícil ciones y sentencias que en su mayor parte no tienen paralelo algu-
no pensar que en este punto Mateo sigue deliberadamente a no en los otros evangelios. Tenemos muchas diferencias menores.
Marcos. En Me 6,3 se llama a Cristo «el carpintero»; en Mt 13,55, «el hijo
Hay expresiones que no aparecen en ningún otro lugar del del carpintero». A la hora de estudiar el problema sinóptico, habrá
Nuevo Testamento, pero que se repiten en estos tres evangelios. que tener en cuenta estas divergencias en la misma medida que las
Véanse los siguientes pasajes: concordancias.
Me 2,21, con paralelos en Mt 9,15 y Le 5,35: Tenemos, por consiguiente, tres puntos que explicar: 1) con-
«Llegará el día en que se lleven al novio, y entonces, aquel cordancias y divergencias entre los tres evangelios; 2) concordan-
día, ayunarán.» cias y divergencias entre dos de ellos, especialmente por lo que se
El verbo «llevárselo» aparece en los tres pasajes citados, pero refiere a la enseñanza recogida en Mateo y Lucas, y 3) las seccio-
no en el resto del Nuevo Testamento. ¿No sugiere esto que los nes peculiares de cualquiera de los tres. Este tercer problema ad-
tres evangelios están relacionados entre sí? quiere posiblemente mayor importancia en el caso de Lucas, pero
Estas concordancias en cuanto al uso del griego resultan tanto también lo tenemos en Mateo y, quizá en menor grado, en Marcos.
más significativas si tenemos en cuenta que el idioma de Cristo y Se han propuesto varias teorías para resolver el problema si-
sus apóstoles era el arameo, que pertenece al mismo grupo de nóptico.
lenguajes semíticos que el hebreo. Ello resulta de especial impor-
tancia en el caso de concordancias en la consignación por escrito
de la enseñanza de Jesús. Las palabras de Cristo son recogidas es- TEORÍA DE LA TRANSMISIÓN ORAL
pecialmente por Mateo y Lucas, mientras que el evangelio de Mar-
cos tiene más bien una estructura narrativa. En cuanto a Mateo Es una vieja teoría, la más sencilla u obvia. Da por supuesta la
y Lucas, observamos que no sólo concuerdan con Marcos en las existencia de un primer evangelio oral, que habría adquirido rasgos
narraciones de los acontecimientos ocurridos durante la vida de definidos en cuanto a su estructura e incluso al lenguaje. Más tarde
Jesús, sino que además concuerdan entre sí al recoger las palabras fue puesto por escrito, y entonces quedó diversamente configura-
o discursos de Jesús. Véanse el Sermón de la Montaña y otros do, a causa de las formulaciones características que había ido ad-
pasajes. Ello significa que Mateo y Lucas manejaron el evangelio quiriendo en la predicación de cada uno de los apóstoles. No es
de Marcos para escribir el relato de los acontecimientos ocurridos posible determinar si se escribió primero en arameo y luego en
durante la vida de Jesús, pero también que hubieron de disponer griego o en ambos idiomas a la vez desde el primer momento. Cada
de otro documento, que ambos utilizaron, para consignar las pa-
uno de los evangelistas utilizaría luego independientemente este
labras.
evangelio común, sin saber nada de la obra que paralelamente esta-
El segundo hecho importante que contribuyó a crear el pro- ban realizando los demás. Esta explicación de la forma en que se
blema sinóptico es el de las diferencias existentes entre estos tres compusieron los evangelios va asociada especialmente al nombre
evangelios. del gran obispo Westcott de Durham, Inglaterra.
Como sabemos, los evangelios presentan tantas discrepancias Hay muchos puntos razonables en esta teoría. La Iglesia ya
como concordancias. Los antiguos se sentían incómodos por esas existía tiempo antes de poseer unos evangelios escritos, y ello
discrepancias, mientras que los modernos se extrañan de las coinci-
podría explicar las divergencias que presentan. Por ejemplo, el
dencias. Hay, en efecto, diferencias que es preciso tener en cuenta.
orden distinto de las tentaciones en Mateo y Lucas se debería a
Hay acontecimientos —el bautismo, las tentaciones, la resurrección,
que cualquiera de los dos prescindió del orden que aparecía en su
la transfiguración— de los que tenemos relatos divergentes. En
estos casos falla el orden. Así, Mateo y Lucas no recogen las ten- fuente escrita para atenerse al más familiar, propio de la forma
taciones segunda y tercera en el mismo orden. Cada uno de los oral vigente en su propia Iglesia. Pero esta teoría no puede dar
evangelios tiene secciones peculiares, es decir, que cada uno de razón de la uniformidad en cuanto a la sustancia, orden, estilo y
lenguaje que presentan los evangelios y a que más arriba nos he-
90 Las fuentes de los evangelios Teoría de los préstamos 91
mos referido. Si lo que tienen en común los evangelistas es una tensión, mientras que en Mateo y Lucas ocurre lo contrario. Ade-
tradición oral, ello no bastaría para explicar tanta uniformidad. más, estos discursos de cierta extensión son muy semejantes mu-
chas veces en los dos, por no decir que se trata de materiales idén-
ticos. Se impone la conclusión de que Mateo y Lucas, aparte de
TEORÍA DE LOS FRAGMENTOS O COLECCIONES los préstamos que toman de Marcos, tuvieron también una fuente
común para los discursos. A esta fuente se dio la designación de
Según esta teoría, la primera etapa de la historia de los evan- «Q» (de la palabra alemana Quelle, «fuente»). Es posible que
gelios escritos consistiría en unas colecciones de relatos o senten- tengamos una referencia a esta fuente en un pasaje de Eusebio
cias en que unos y otras aparecerían en forma fragmentaria y sin (hacia 260-340 d.C), obispo de Cesárea y padre de la historia ecle-
ilación. Algunos cristianos coleccionaban parábolas, otros prefe- siástica. Dice así:
rían los milagros, otros un breve relato del último viaje a Jerusa- «Mateo recopiló los logia en hebreo [es decir en arameo] y
lén, otros una descripción de la actividad de Jesús en Galilea. Los luego cada cual los interpretó como pudo» ".
evangelistas utilizarían después estas colecciones fragmentarias. Eusebio atribuye esta afirmación a Papías (60-130 d.C), obis-
Esta teoría puede explicar cuáles fueron las fuentes especiales uti- po de Hierápolis, en Asia Menor. Se han propuesto muchas inter-
lizadas por los evangelistas que aún es posible detectar. Por ejem- pretaciones del término logia, pero lo más verosímil parece ser que
plo, la sección 9,51-18,14 de Lucas procedería de una «recopila- se refiere a una colección de sentencias, la misma que ahora apa-
ción» o «fragmento» del tipo indicado. rece incorporada a los evangelios de Mateo y Lucas. En cualquier
Recientemente, un investigador, el difunto W. L. Knox, revisó caso, e independientemente de que la fuente Q se interprete en el
esta teoría e insistió en que la Iglesia se apresuró a componer va- sentido de un documento' escrito, sirve para designar los mate-
rias colecciones de diversos temas que posteriormente habrían sido riales comunes a Mateo y Lucas, que ambos tomaron de la misma
utilizadas por los evangelistas. En Marcos, por ejemplo, descubre fuente, oral o escrita.
los rastros de algunas de estas colecciones sobre el fin del mundo
(Me 13), el tema del conflicto (2,1-3,6), parábolas (4,lss), una
fuente acerca de los Doce («fragmentada» luego a lo largo del DESARROLLO ULTERIOR DE LA TEORÍA DE LOS PRESTAMOS
evangelio) y la pasión.
Pero también en este caso hemos de decir que la teoría en cues- La teoría de los dos documentos, sin embargo, no es capaz de
tión sirve para aclarar la concentración de ciertos bloques de mate- explicar todos los datos que componen el problema sinóptico.
riales en los evangelios, pero no explica el tipo de concordancia a ¿Qué pensar de los materiales exclusivos de Mateo o de Lucas?
que antes nos hemos referido, a menos que los distintos evange- Está claro que ambos utilizaron fuentes propias, cada cual por su
listas hubieran utilizado las mismas colecciones. lado. El canónigo Streeter, de Oxford, trazó su propia teoría a
partir de este punto. Le preocupaba la tendencia que mostraban
muchos a considerar como menos valiosos o menos auténticos los
TEORÍA DE LOS PRESTAMOS A PARTIR DE DOS DOCUMENTOS materiales que no aparecían en Marcos o en Q. Ello significaría,
por ejemplo, que la parábola del buen samaritano, por el mero
Otro intento de explicar los datos del problema sinóptico cen- hecho de aparecer únicamente en Lucas, resultaría sospechosa.
tra la atención en las semejanzas existentes entre Mateo, Marcos ¿Sería posible demostrar que los materiales peculiares de Mateo y
y Lucas. Se da por supuesto que Mateo y Lucas han utilizado el Lucas tienen su origen en centros tan dignos de confianza como
evangelio de Marcos. Ello explicaría el hecho de que Marcos haya aquellos de que surgió Marcos? Streeter insistía en el hecho de
incorporado casi en su totalidad a los evangelios de Mateo y Lucas que el primitivo cristianismo se propagó de ciudad en ciudad. Su-
en cuanto a los materiales narrativos, que en gran medida son co- puso que cada uno de los grandes centros del primitivo movimien-
munes a los tres. Marcos habría sido la fuente primaria de Mateo to cristiano produjo algún documento importante. La tradición
y Lucas. Este ha sido el presupuesto básico de casi toda la crítica relacionaba a Marcos con Roma. ¿No habrían producido sus pro-
de los sinópticos.
Por otra parte, en Marcos apenas hay discursos de alguna ex-
» Eusebio, HE III, 39.
92 Las fuentes de los evangelios Desarrollo de la teoría de los préstamos 93
píos evangelios las iglesias establecidas en otros centros importan- tesoro escondido (13,44); la perla preciosa (13,45-46); la red
tes? Por diversas razones, Streeter relacionó Q con Antioquía y (13,47-50); el siervo malvado (18,23-35); los labradores de la viña
M (por sus rasgos judíos) con Jerusalén. Aplicando el mismo mé- 20,1-16); los dos hijos (21,28-32); la boda (22,1-14); las vírgenes
todo a Lucas, relacionó a L con la iglesia de Cesárea. En la pers- (25,1-13); los talentos (25,14-30); el juicio (25,31-46). La fórmula
pectiva de Streeter, las fuentes subyacentes a los evangelios que- introductoria de estas parábolas es siempre la misma, con ligeras
dan claramente definidas en cuanto a la forma y el origen geográ- variantes: «Se parece el reinado de Dios...» (13,24; 18,23; 22,2;
fico. Se aceptó en general que su teoría explicaba todos los datos 25,1); «Se parece el reinado del cielo...» (13,44.45.47; 20,1).
del problema que lo requerían, las semejanzas lo mismo que las
diferencias. La teoría experimentó nuevas reelaboraciones. Antes
de ser finalmente utilizadas por Lucas, las fuentes L y Q habrían FUENTES P R O B A B L E S DE LOS S I N Ó P T I C O S
sido ya combinadas en un documento al que se dio el nombre de
Proto-Lucas. El cuadro de las fuentes así trazado era comprensi-
ble y resultó convincente durante algún tiempo.
Una vez delimitadas con tanta claridad las distintas fuentes de tradición / fuentes de \
los evangelios, siguió el análisis de sus características. Podemos antioquena \ Lucas I v 11/
resumirlo brevemente. \
/
La fuente Q /
El Proto-Lucas
Tres razones principales han hecho pensar que Q y L se unie-
ron para formar un mismo documento, al que se da el nombre de
Proto-Lucas, antes de que se combinaran con Marcos para formar
el evangelio de Lucas.
1. Los materiales procedentes de Marcos recogidos en Lucas
son de extensión relativamente escasa.
2. Los materiales no procedentes de Marcos recogidos en Lu-
Presupuestos de la historia de las formas 97
c) Período de consolidación y apologética: a partir del año 10,13-16 Cristo y los niños
90 d.C. Coincide en gran parte con los períodos de tolerancia 12,13ss La cuestión del tributo
bajo los emperadores Nerva (96-98 d.C), Trajano (98-117 d.C.) y
Adriano (117-138 d.C). De esta etapa nos queda la literatura ecle- Pongamos un ejemplo de una unidad típica de la tradición. Me
siástica en sentido estricto (que se ocupa de asuntos como la disci- 10,13-16 puede ser un buen pasaje. Dice así:
plina eclesiástica, la fe y la conducta en la Iglesia); se trata de las «Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos
Pastorales, las epístolas de Juan y Judas, 2 Pedro y Santiago. Pero les regañaban. Al verlo Jesús, les dijo indignado:
también produjo esta etapa importantes obras apologéticas: He- —Dejad que se me acerquen los niños, no se lo impidáis, pues
chos y el evangelio de Juan, cuya intención era afirmar las exigen- de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os lo aseguro: quien
cias del cristianismo ante el mundo. no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.
De todo esto resulta que, si tratamos de situar los documentos »Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las
del Nuevo Testamento sobre el telón de fondo de la vida de la manos.»
Iglesia, su marco existencial será el mismo que el de la vida de la Se advierte claramente que este relato y otros semejantes están
misma Iglesia. Las circunstancias del momento que vive la Iglesia completos en sí mismos. No dependen de los pasajes que los acom-
serán la clave para entender la forma y el contenido de los docu- pañan en su correspondiente contexto para adquirir pleno signifi-
mentos. La historia de las formas asume este principio sobre todo cado. Son unidades aisladas de la tradición. Al mismo tiempo, no
para el estudio de los evangelios y afirma rotundamente que en resulta difícil detectar en estos pasajes ciertas características for-
ellos no se nos muestran los hechos reales del ministerio o el mis- males:
mo Jesús en su propio marco existencial, sino Jesús en el marco a) Se inician con una fórmula estereotipada. Véanse, por
existencial de la primitiva Iglesia, un Jesús visto primariamente ejemplo, los siguientes pasajes de Marcos elegidos al azar:
a través de los ojos y del ministerio de la Iglesia, un Jesús que se «Se le acercó un leproso y le suplicó de'rodillas» (1,40).
dirige no a sus contemporáneos, sino a la Iglesia de cada momento. «Jesús salió de nuevo a la orilla del lago» (2,13).
«Un sábado pasaba él por los sembrados» (2,23).
«Entró de nuevo en la sinagoga» (3,1).
2. Segundo presupuesto
Son muy pocos los pasajes que no comienzan con una vaga ano-
Además del anterior, se establece otro presupuesto. Antes de tación de este estilo: «Entró...», «Llegaron a...».
que aparecieran nuestras fuentes escritas dependientes de la tradi- b) Las conclusiones de los episodios son más variadas. Se
ción, durante los primeros años de la Iglesia se desarrolló una in- advierten las siguientes formas de concluir:
tensa actividad cuyo objeto era transmitir la tradición, en cuyo 1. A veces, la conclusión es muy abrupta, como en el caso del
curso asumió ya la tradición una cierta «forma» o «estructura» relato de la hija de Jairo. Una vez que la niña ha sido curada y he-
antes de ser puesta por escrito. La historia de las formas da por cha referencia al asombro de la multitud, Me 5,43 añade: «Les
supuesto que es posible rehacer esa «forma». insistió en que nadie se enterase, y les dijo que dieran de comer
Si nos fijamos en el evangelio de Marcos, advertimos que cons- a la niña.» Esta recomendación demuestra una gran sensibilidad y
ta en gran parte de breves sentencias y episodios independientes preocupación por lo concreto, pero no es en modo alguno lo que
entre sí, como entidades autónomas. Véanse, por ejemplo, los si- cabía esperar como remate de una narración tan tensa.
guientes pasajes de Marcos: 2. A veces hace la multitud un comentario. Se trata de un
comentario breve, pero que hace el efecto de los subrayados que
l,40ss La curación del leproso tiene a su cargo el coro en la tragedia griega. Así, al término de la
6,1-6 La visita a Nazaret curación de un paralítico llevado por cuatro hombres a presencia
6,7-13 La misión de los Doce de Jesús, leemos en Me 2,12: «Se puso en pie [el paralítico],
6,14ss La muerte de Juan Bautista cargó enseguida con la camilla y salió a la vista de todos; todos se
7,25-30 La mujer siro-fenicia quedaron atónitos y alababan a Dios diciendo:
8,11-13 La demanda de un signo —-Nunca hemos visto cosa igual.»
8,23-26 La curación del ciego También después de curar a un sordomudo, cerca de la Decá-
100 La historia de las formas
Presupuestos de la historia de las formas 101
polis, exclama la multitud: «¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a
los sordos y hablar a los mudos» (Me 7,37; cf. Gn 1,31). verbos van en imperfecto, que en griego denota una actividad con-
3. Es muy frecuente que los distintos episodios finalicen con tinuada.
una exclamación de Jesús, como culminación. Véase, por ejemplo, Si bien los ejemplos arriba citados se han tomado de Marcos,
Me 2,15-17; 23-28; 3,20-27; 31-35. Para mayor claridad, daremos en los pasajes paralelos de Mateo y Lucas y también en episodios
la cita completa de Me 2,23-28: peculiares de estos dos evangelios es posible detectar la misma
«Un sábado pasaba él por los sembrados y los discípulos, mien- forma. Véase, por ejemplo, Mt 17,24-27, sobre el tributo al tem-
tras andaban, se pusieron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: plo; Le 7,11-17, la historia de la viuda de Naín; 17,11-17, la
—Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido? historia de los leprosos. Las formas que hemos señalado parecen
»E1 les replicó: características de la tradición subyacente a todos los sinópticos (y
—¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus también a Juan). Estas formas ya estaban configuradas antes de
hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, que los materiales correspondientes fueran puestos por escrito.
en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes dedica- Estas narraciones y sentencias relacionadas con Jesús habían sido
dos, que nada más que a los sacerdotes les está permitido comer, repetidas muchas veces en la predicación, en la actividad catequé-
y les dio también a sus compañeros. tica, en el marco de la liturgia, etc. Es posible que en el curso de
»Y añadió: su transmisión se hicieran adiciones a los relatos y sentencias, pero
—El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el al mismo tiempo se redondearían y pulirían, volviéndose más vi-
sábado: así que el hombre es señor también del sábado.» vas, directas y concisas. Del mismo modo que los guijarros arras-
4. A veces se subraya la importancia de una sentencia o de trados por la corriente se van pulimentando y pierden sus aristas
un incidente añadiéndole una explicación, como en los ejemplos duras, también las palabras de Jesús y los relatos de su vida adqui-
siguientes: rirían brillo y rotundidad al ser arrastrados por la corriente de la
tradición.
Me 7,18-19 se explica en 7,20-23.
Me 8,15 se explica en 8,17-21. 3. Tercer presupuesto
Me 9,14-28 se explica en 9,28-29.
De todo lo anterior se desprende el tercer presupuesto que asu-
En el último ejemplo citado la explicación se refiere no a una sen- me la historia de las formas. Los episodios en que se recogían las
tencia de Jesús, sino a su poder de hacer curaciones. El discípulo palabras y las obras de Jesús prosiguieron su camino como guija-
pregunta por qué no pudieron ellos expulsar un demonio. Jesús rros arrastrados por una corriente. Ello significa no sólo que sus
mismo da la explicación: «Esta ralea no sale más que a fuerza de contornos se fueron suavizando, sino también que fueron siendo
oración.» aislados unos de otros. La tradición se transmitió en unidades au-
5. La conclusión natural de un episodio puede ir seguida a tónomas. Se trata de un hecho importantísimo. Supone que todo
veces de un resumen general que no está muy estrechamente rela- marco en que ahora aparezcan insertos esos episodios es secunda-
cionado con el episodio en sí, con el que guarda únicamente una rio. La unidad básica de la tradición no es una estructura, conglo-
conexión de tipo general. De ello tenemos ejemplos en los pasajes merado o armazón, sino un relato, episodio o sentencia aislados.
siguientes: Un investigador suizo, el profesor Karl Ludwig Schmidt, insistía
Me 1,34. Sigue a la curación de la suegra de Pedro en Me 1,29- en que, aparte del relato de la pasión, todos los materiales reco-
31, después de un día entero dedicado a realizar curaciones. Dice gidos en Marcos se presentan en forma de unidades aisladas. La
así: «Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó mu- estructura de Marcos es secundaria, el esquema de los aconteci-
chos demonios; y no toleraba que los demonios hablasen porque mientos es algo impuesto a la tradición, no derivado de ella; de la
sabían quién era.» tradición es imposible deducir un esquema, ya que es una corriente
Compárese el anterior pasaje con Me 4,33-34, una declaración fluida que arrastra las unidades a modo de guijarros sueltos. Los
genérica sobre la enseñanza parabólica de Jesús, y con 6,12-13, so- episodios consignados en Marcos no responden a una secuencia
bre la predicación de los doce discípulos. En estos versículos, los cronológica o geográfica, por lo que no pueden entenderse como
elementos de una «vida» de Jesús. Desde esta perspectiva, Marcos
102 La historia de las formas Presupuestos de la historia de las formas 10?
resulta ser una serie de episodios ensartados como si formaran un cuestión tenían por objeto ilustrar y aclarar unos problemas reales
todo continuo, pero carentes en realidad de una conexión íntima. con los que se enfrentaban los cristianos en su vida personal y co-
Marcos es, sirviéndonos de una metáfora, una sarta de cuentas sin munitaria. Había cuestiones insoslayables. ¿Estaban obligados los
hilo, una serie de guijarros puestos en fila. cristianos a pagar tributos? Un relato que desembocara en una sen-
Aplicando estos tres presupuestos principales ha abordado fre- tencia autoritativa vendría muy al caso, un relato precisamente
cuentemente la historia de las formas el estudio de la tradición como el que aparece en Me 12,13-17, por ejemplo. ¿Cuál es la ac-
recogida en los evangelios. En cuanto al contenido de esta tradi- titud más adecuada con respecto al matrimonio? ¿Está permitido
ción, suele dividirse en dos grandes apartados que se designan con divorciarse a los cristianos? ¿Son de desear los hijos? ¿Qué pos-
los rótulos de «enseñanza» y «narración». Los distintos investiga- tura ha de adoptarse con respecto a la riqueza? Una ojeada a
dores han utilizado diversos términos para designar los dos grupos. Me 10,2-9.10-13.13-16.17-22 demuestra que a todas esas pregun-
Dibelius se refiere a «paradigmas» y «relatos», respectivamente; tas se daba respuesta en forma de relatos de proclamación. En
Bultmann, a «apotegmas» y «milagros»; el investigador inglés Vin- estos relatos aparece raras veces algo que no se deduzca de la mis-
cent Taylor prefiere utilizar las expresiones «relatos de proclama- ma sentencia. Los detalles de tiempo, lugar y auditorio faltan con
ción» y «relatos», que resultan más esclarecedoras. frecuencia o habitualmente; estos datos quedan reducidos al
Tenemos, por consiguiente, en primer lugar los «relatos de mínimo.
proclamación». Su interés radica no en el escenario o acción que
En segundo lugar, hay relatos sin más, que constituyen el ma-
se describen, sino en una sentencia importante a la que sirven úni-
terial narrativo. Entre ellos podemos señalar los siguientes, todos
camente de ocasión o pretexto el escenario y la acción. En ocasio-
nes no estará perfectamente claro que un pasaje tenga carácter ellos tomados de los primeros nueve capítulos de Marcos:
de proclamación. Por ejemplo, en la curación del paralítico (Me
2,1-12) aparece una proclamación en el versículo 10: Jesús anuncia La tempestad en el lago (4,35-41).
«que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar El endemoniado y los puercos (5,1-20).
pecados». Pero a esta declaración sigue en 2,12 un nuevo climax. La curación de la hija de Jairo (5,21-43).
Esta complejidad se debe probablemente a que en Me 2,1-12 se La mujer con flujo de sangre (5,25-34).
han combinado dos relatos. Nótese que en este pasaje, al igual que La multiplicación de los panes para cinco mil personas
en Me 2,15-17, donde aparece Jesús comiendo con publícanos y (6,30-44).
pecadores, se dan unas anotaciones geográficas, aunque vagas. La Jesús caminando sobre las aguas (6,45-52).
curación del paralítico (Me 2,1-12) tiene lugar en Cafarnaún; en El ciego de Betsaida (8,22-26).
2,15-17 se indica que Jesús está en casa de Leví, el publicano.
Pero en otros episodios no hay indicación alguna de tiempo o Estos y otros relatos semejantes presentan las siguientes caracte-
lugar. Véase, por ejemplo, Me 10,2-9, sobre el divorcio. Su intro- rísticas:
ducción resulta vaga, sin conexión obvia con 10,1. Véase también a) No hay a primera vista ninguna intención edificante en
Me 10,13-16, la bendición de los niños; 12,13-17, la discusión ellos. Parecen tener por finalidad despertar el interés o entretener
sobre el pago del tributo, y 12,18-27, sobre la vida después de la no necesariamente enseñar.
resurrección. En todos estos casos no se dice dónde o cuándo tu- b) A veces contienen detalles verdaderamente triviales. Véas e
vieron lugar los correspondientes episodios. Todos estos pasajes el que aparece en Me 7,32-37. La curación del sordomudo se des,
se caracterizan por su extrema brevedad; todos ellos, en su mo- cribe así en 7,33-34:
mento culminante, subrayan una sentencia susceptible de ser apli- «El lo apartó de la gente; a solas con él, le metió los dedos e^
cada a un amplio campo. Con respecto a tales pasajes, la historia los oídos y le tocó la lengua con saliva. Luego, mirando al cielQ
de las formas afirma que el relato o marco no tiene otra finalidad suspiró y le dijo:
que servir de fondo a la sentencia. Es posible imaginar que fueron —Effatá (esto es: 'ábrete')-••»
ideados para situar las sentencias en un escenario. Compárese con Me 8,23. Los relatos, al ser llevados por la corriera
¿Por qué se estimó necesario crear esos escenarios anecdóticos te de la tradición, perdieron muchos de estos detalles superfluos
para las sentencias? Lo natural es responder que los episodios en El relato sobre el endemoniado geraseno es distinto en Marco s
104 La historia de las formas Presupuestos de la historia de las formas 105
Mateo y Lucas; la versión de Marcos está mucho más elaborada d) En el caso de los relatos de curación, se sigue un esquema
que las de los otros dos evangelios: sencillo: descripción de los síntomas, curación, prueba de su efec-
tividad.
Mt 8,28-29 Me 5,1-9 Le 8,26-30 Hemos expuesto los puntos principales de la teoría de la histo-
ria de las formas. En el capítulo siguiente analizaremos otros as-
Llegó él a la orilla de Llegaron a la orilla de Arribaron a la región pectos de su aportación.
enfrente, a la región de enfrente, a la región de de los gerasenos, que
los gerasenos. Desde el los gerasenos. A p e n a s está enfrente de Galilea.
cementerio dos endemo- desembarcó, le salió al Al saltar a tierra, un
niados salieron a su en- encuentro desde el ce- hombre de la aldea, que
cuentro; eran tan peli- menterio un hombre po- estaba endemoniado, le
grosos que nadie se atre- seído por un espíritu salió al encuentro; hacía
vía a transitar por aquel inmundo, que vivía en tiempo que no usaba
camino. De pronto em- los sepulcros; ni con ca- vestido ni vivía en una
pezaron a gritar: denas podía ya nadie casa, sino en los sepul-
—¿Quién te mete a sujetarlo; muchas veces cros. Al ver a Jesús em-
ti en esto, Hijo de lo habían ya sujetado con pezó a dar gritos, se
Dios? ¿Has venido aquí grillos y cadenas, pero postró ante él y le dijo
a atormentarnos antes de él rompía las cadenas y a voces:
tiempo? destrozaba los grillos, y —¿Quién te mete a ti
nadie tenía fuerza para en esto, Jesús, Hijo de
domeñarlo. Se pasaba el Dios Soberano? Por fa-
día y la noche en las vor, no me atormentes.
tumbas y en los mon- (Es que Jesús le es-
tes, gritando e hiriéndo- taba mandando al espí-
se con piedras. ritu impuro que saliera
Viendo de lejos a Je- del hombre, pues a me-
sús, echó a correr, se nudo le producía ata-
postró ante él y gritó a ques, y aunque lo su-
voz en cuello: jetaban atándolo con ca-
—¿Quién te mete a denas y grillos, él rom-
ti en esto, Jesús Hijo pía las ataduras, y el
de Dios Soberano? demonio lo empujaba a
Te conjuro por Dios despoblado.)
a que no me atormen- Jesús le preguntó:
tes. —¿Cómo te llamas?
Porque Jesús le ha- El respondió:
bía dicho: —Legión.
—Espíritu inmundo,
sal de este hombre.
Jesús le preguntó:
—¿Cómo te llamas?
Le respondió:
—Me llamo legión,
porque somos muchos.
Parece como si los investigadores se hubieran llevado a su Señor Jesús, no cabe duda de que también los primeros cristianos senti-
al suprimir a Jesús. Bajo el impacto de la historia de las formas, rían curiosidad por Jesús y que los primeros discípulos pondrían
se diría que Jesús ha quedado reducido a un fantasma inconsis- todo su interés en conservar lo que recordaban de cuanto él había
tente. dicho y hecho.
No es de extrañar que muchos retrocedieran ante unos estu- Pongámonos en el caso de un investigador que estudia las tra-
dios que producían tales resultados. Pero semejante reacción no diciones referentes a Jesús, que se encuentra ante varias alterna-
está justificada. Los historiadores de las formas han seguido la tivas. La primera es suponer que durante algún tiempo después de
verdad hasta donde ésta los ha llevado; al parecer, los ha condu- morir Jesús no se prestó atención a lo que había dicho y hecho,
cido frecuentemente al escepticismo acerca de la fiabilidad histó- quedando todo ello olvidado. Sin embargo, al crecer la Iglesia, sin-
rica de gran parte de los evangelios. Sin embargo, independiente- tió la necesidad de darse unas normas de conducta, una doctrina
mente de que ese escepticismo sea o no necesario, a través de su para los catecúmenos, unos materiales para los «sermones». En
peregrinaje intelectual, esos investigadores han hecho una inapre- respuesta a esta necesidad, la comunidades cristianas crearon sus
ciable aportación al conocimiento de los evangelios. Han aclarado propias sentencias o tomaron determinados materiales de las fuen-
la forma que asumió la tradición de las palabras y las obras de tes helenísticas y judías y los atribuyeron a Jesús. La otra alterna-
Jesús; han hecho definitivamente imposible ignorar en qué medi- tiva es reconocer que los discípulos recordaban efectivamente la
da influyó la predicación, la exhortación, la apologética, la polé- enseñanza de Jesús y que las Iglesias la adaptaron cuando se hizo
mica y la disciplina de la primitiva Iglesia en los relatos y sen- necesario.
tencias recogidos en los evangelios. Por otra parte, no se debe Sobre la base de la probabilidad histórica, la segunda alterna-
perder de vista que no hay nada parecido a una historia de las tiva parece mucho más verosímil. La historia de las formas se ha
formas en abstracto, sino un grupo de investigadores que aplican mostrado en muchos casos innecesariamente escéptica en cuanto
este método y llegan a resultados diferentes. Cada uno de estos a la proporción de la doctrina que puede remontarse al mismo Je-
investigadores tenía ya sus propias ideas preconcebidas, sus presu- sús. Si los cristianos sintieron algún interés por Cristo encarnado,
puestos acerca de lo que era verosímil o inverosímil en el proceso es lógico pensar que desearan saber detalles de su vida encarnada.
de transmisión y formación de las tradiciones. Son precisas mati- Otra forma de llegar a la misma conclusión consiste en reconocer
zaciones de todo tipo a la hora de sopesar el impacto causado por que la historia de las formas ha atribuido a las comunidades cris-
la historia de las formas. Por encima de todo, no se puede negar tianas una función exagerada en cuanto a la creación de las tradi^
que esta disciplina fomentó un cierto escepticismo con respecto a ciones conservadas en los evangelios. El Nuevo Testamento nos
la historicidad de los evangelios. ¿Está justificado ese escepticis- habla de comunidades cristianas llenas de energía y de fuerza ex-
mo? En el panorama general de la historia de las formas hay cier- pansiva, pero al mismo tiempo nos presenta otras que nos parecen
tas exageraciones que hemos de señalar. confusas e inmaduras. Es mucho más probable que la creatividad,
Primero, muchos historiadores de las formas afirmaron o die- el impulso, la originalidad subyacentes a la tradición evangélica
ron por supuesto que los primeros cristianos no estaban interesa- de las obras y las palabras de Jesús hayan de atribuirse a éste
dos en recordar lo que Jesús había dicho y hecho. Es verdad que más que al conjunto de los cristianos. Esa visión penetrante que
los judíos de tiempos de Jesús no se interesaban por las biografías nos han conservado los evangelios no nos remite a unas comunida-
de sus grandes dirigentes. No tenemos biografías contemporáneas des —mezcladas y muchas veces confusas en cuanto a sus ideas—,
de personajes tan importantes como Hillel, Rabbi Johannan ben sino a una fuente suprema, a una persona singular, Jesús, rabino y
Zakkai o Ákiba. De un rabino se consideraba importante no su profeta.
vida, sino lo que había dicho, y se afirmó que tampoco entre los Parece también que la historia de las formas, por lo que se
cristianos se sintió la necesidad de conservar la biografía de Jesús. refiere a los evangelios, se ha dejado influir excesivamente por la
Sin embargo, ¿podemos descartar un interés netamente biográfico historia de la tradición del Antiguo Testamento y de otras litera-
o histórico entre los primeros cristianos con respecto a Jesús? No turas populares. Pero cualquier comparación que se pretenda esta-
parece verosímil. A semejanza de otros cristianos de época poste- blecer entre esas literaturas y el Nuevo Testamento resulta dudo-
rior en la India y en otros sitios, que, habiendo escuchado la pre- sa. El Antiguo Testamento abarca por lo menos diez siglos; la
dicación del evangelio, querían saber más y más cosas acerca de literatura popular se extiende normalmente a lo largo de amplios
112 Fuerza y flaqueza de la historia de las formas Fuerza y flaqueza de la historia de las formas Íl3
períodos de tiempo. El Nuevo Testamento, sin embargo, se com- palestinense y lo que habría de considerarse tardío y helenístico.
puso en su totalidad a lo largo de un siglo. Es probable que sólo Finalmente, resulta difícil entender —si es que las primitivas
una generación separara a Jesús del último documento del Nuevo Iglesias no sentían un interés notable por la vida de Jesús— cómo
Testamento. Por otra parte, la tradición conservada en los evange- pudieron aparecer los evangelios. Por otra parte, si las primeras
lios no es una tradición popular en sentido estricto, transmitida a iglesias estaban interesadas en dar testimonio de la «historia» de
lo largo de extensos períodos de tiempo, sino una tradición con- Jesús, resulta perfectamente comprensible la aparición de la forma
servada por unas comunidades creyentes que tenían al frente unos de los evangelios y se explica con toda naturalidad el hecho de que
jefes responsables, muchos de ellos testigos presenciales del mi- en ellos se conservaran datos geográficos y cronológicos.
nisterio de Jesús. Los evangelios contienen materiales que vienen La historia de las formas, por consiguiente, merece nuestros
a ser recuerdos recientes, al menos en comparación con otras lite- elogios y a la vez exige nuestra cautela. Hemos de agradecerle la
raturas populares, de forma que las leyes que rigen la transmi- luz que ha arrojado sobre los evangelios. Nos ha obligado, ante
sión de las tradiciones populares no siempre pueden aplicarse váli- cada uno de los elementos de la tradición, a preguntarnos qué
damente a la tradición contenida en los evangelios. significaba para la Iglesia en cuyo seno brotó. Pero no podemos se-
Por otra parte, la historia de las formas ha dado frecuentemen- guir a la historia de las formas en todos sus puntos. Es preciso
te por supuesto que es posible pasar de un juicio acerca de la for- preguntarse además, ante cada uno de los elementos de la tradi-
ma literaria de unas sentencias o relatos a su autenticidad o ción, por muy modificado que nosotros lo hayamos recibido, qué
historicidad. Pero ese paso directo del juicio sobre la forma al juicio significó en el ministerio de Jesús. La historia de las formas ha espo-
sobre la historicidad no es válido. Del mismo modo que la forma leado nuestro escepticismo acerca de la posibilidad de conocer a
de un anuncio de radio o televisión (y esos anuncios casi siempre Jesús tal como realmente vivió él. Sin embargo, como veremos des-
adoptan una «forma» similar, impuesta por la eficacia de ciertas pués, con sus mismas negaciones nos ha obligado a buscar a Jesús
estructuras, ritmos y recursos mnemotécnicos) no constituye de con renovados esfuerzos.
por sí un indicio de la validez de sus afirmaciones, tampoco las
formas de las sentencias y los relatos evangélicos son decisivas para
juzgar su autenticidad o historicidad. Se ha tomado muchas veces,
sin razón, como base la forma de una tradición histórica para
decidir que no era histórica. La actividad literaria de la historia
de las formas no debería tomarse automáticamente como crítica
histórica.
Hemos de decir también que se han exagerado los rasgos he-
lenísticos que presenta la tradición. Esos rasgos, se ha dicho, im-
plican que las tradiciones en cuestión surgieron no durante el mi-
nisterio de Jesús, sino más tarde, una vez que el movimiento
cristiano hubo salido de Palestina y penetrado en el mundo hele-
nístico. El interés que delatan los evangelios por el elemento mila-
groso ha inducido a muchos investigadores a pensar que nos remite
a un trasfondo helenístico. Sin embargo, los posibles rastros de
influjos helenísticos en la tradición han de ser cuidadosamente
sopesados. Si fuera posible trazar una clara divisoria entre el ju-
daismo helenístico y el palestinense, estaría justificado en alguna
medida hacer afirmaciones tajantes en el sentido de que ciertas
sentencias o relatos derivan del mundo helenístico, por lo que no
se remontarían a Jesús en persona. Sin embargo, como hemos visto
(cf. pp. 36ss), no es posible establecer esa clara divisoria, y de
ahí la dificultad que supone distinguir entre lo que sería antiguo y
El judaismo en el siglo primero 115
toda su vida un impuesto de medio siclo para el sostenimiento del tencia misma de Q, mientras que se aplica a M, L y otras fuentes
templo. La ciudad era visitada constantemente por gran número de habitualmente admitidas el epíteto de «anónimos nebulosos». Nun-
peregrinos de la diáspora. La Sinagoga dio al judaismo de todas ca existieron las supuestas fuentes. En su lugar deberíamos pensar
partes una notable unidad, mientras que los dirigentes religiosos más bien en una tradición oral viva en la que se apoyaron los dis-
de los distintos países viajaban continuamente de un lado a otro tintos evangelistas y que cada uno de ellos arregló a su manera,
para visitarse en sus respectivas sinagogas. una manera que en ocasiones resulta muy complicada. Algunos
Eran muchas, por consiguiente, las formas en que el judaismo investigadores recientes han insistido también en que esa tradición
palestinense permanecía abierto a los influjos que venían del exte- oral no dependía de ninguna autoridad y que, por consiguiente, no
rior. Dentro y fuera pesaba sobre él la corriente helenística. Así lo se ha de exagerar el papel de los dirigentes de la Iglesia en la tarea
atestiguan abundantemente los restos arqueológicos. Los motivos de preservarla.
helenísticos habían invadido las sinagogas y las restantes construc- Nos encontramos, por consiguiente, ante un curioso fenómeno:
ciones de Palestina y de otros lugares en el siglo i. Por otro lado, en el momento en que la existencia de unas fuentes escritas tras
la variedad y el carácter sincretista del judaismo palestinense del los evangelios se hace históricamente más aceptable, las investiga-
siglo i son datos confirmados hoy por los manuscritos del Mar ciones sobre el Nuevo Testamento tienden a negarlas. La razón
Muerto. de que sean hoy más aceptables es el descubrimiento de los manus-
De todo ello se deduce que la distinción tradicional entre ju- critos del Mar Muerto. Ahora sabemos, a la luz de esos textos, que
daismo de Palestina y de la diáspora es falsa. El judaismo palesti- en el siglo i poseía el judaismo una tradición literaria popular más
nense de tiempos de Jesús muestra hoy una fluidez y una comple- fuerte de lo que antes se admitía. A pesar de ello, los investigado-
jidad mayores de lo que anteriormente se suponía. Los resultados res recientes del Nuevo Testamento han dedicado escasa atención
de esta nueva visión del judaismo del siglo i no están claros toda- a la historia de las fuentes como tal, a la que apenas se dedica
vía, pero no dejarán de ser importantes. Pongamos un ejemplo. espacio en los últimos comentarios aparecidos sobre los sinópticos.
Antes veíamos cómo muchas de las tradiciones recogidas en los Se insiste más bien en la tradición oral fluida subyacente a los
sinópticos se juzgaron obra del cristianismo helenístico y, por ello evangelios, una tradición que se mantenía no en documentos escri-
mismo, se han tenido por tardías. Pero ahora resulta que muchos tos, sino que circulaba en forma indiferenciada. Puede que este
elementos de los evangelios habitualmente caracterizados como he- cambio no sea muy importante, pero nos exige algún comentario.
lenísticos son en realidad palestinenses. La divisoria entre judaismo Primero, no parece conveniente dejar de lado, ni siquiera con el
y helenismo en tiempos de Jesús se ha desdibujado últimamente. gesto elegante con que suele hacerse, los resultados que ha ido acu-
mulando la historia de las formas aplicada a los sinópticos. No
sería hoy fácil desentenderse de Q y M, aunque en el caso de L y
CONFIRMACIÓN DE LA HISTORIA DE LAS FORMAS el Proto-Lucas quepan algunas dudas. Resultaría excesivamente
arriesgado ignorar el problema de las fuentes; en efecto, a pesar de
Volvamos ahora al segundo ámbito en que hoy parecen dibu- las recientes tendencias en tal sentido, el análisis de las fuentes es
jarse unas nuevas perspectivas, si bien en el fondo se trata de un algo que nos viene impuesto por los mismos evangelios. En el
retorno a las posiciones más antiguas. Recordará el lector que he- caso de Marcos, por ejemplo, nos vemos obligados constantemente
mos dedicado bastante espacio a las fuentes que parecen configu- a reconocer la existencia de unas fuentes. Pero, en segundo lugar,
rarse en la base de los evangelios; a propósito de Marcos hablába- parece que de todos modos los investigadores del Nuevo Testa-
mos de una fuente de los discípulos; entre Mateo y Lucas descu- mento van a estar muy ocupados en un próximo futuro analizando
bríamos las fuentes Q y M, así como la fuente L y el Proto-Lucas. la tradición, oral o escrita. Entre los investigadores del Nuevo Tes-
Los investigadores del Nuevo Testamento, en su mayor parte, han tamento se advierte hoy una creciente atención a las tradiciones,
tomado muy en serio estas fuentes escritas y han aplicado a sus sus formas y modo de transmisión. Ello significa que está aún
trabajos la correspondiente teoría. muy viva la preocupación por la historia de las formas.
Durante algún tiempo, sin embargo, se ha manifestado la ten- Uno de los problemas de la tradición que viene ocupando a los
dencia a poner en duda la posibilidad de hablar de fuentes escritas investigadores es la relación existente entre ella y la vida litúrgica
en aquel sentido. Incluso se ha cuestionado recientemente la exis- de la Iglesia. Se afirma la idea de que el culto practicado por la
118 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Confirmación de la historia de las formas 119
Iglesia ha influido en la tradición, y así se advierte en múltiples En el pasaje paralelo de Lucas (12,24) tenemos: «Fijaos en los
ocasiones. cuervos: ni siembran ni siegan.»
Para empezar, comparemos las versiones del Padrenuestro que ¿Por qué se cambió el término de Lucas «cuervos», que en
aparecen en Mateo y Lucas. Veamos primero cómo es la Oración griego tiene un sonido ingrato (korakas), por el «pájaros del cielo»
del Señor en Mateo, forma que nos resulta más familiar por ase- de Mateo? También en este caso está clara la respuesta. Para la
mejarse a la que utilizamos en nuestras iglesias. Dice así: lectura en la iglesia viene mucho mejor «pájaros del cielo» que el
ingrato sonido de los «cuervos» de Lucas. Pero hay algo más.
«Padre nuestro del cielo Mateo ha aclarado de diversos modos sus materiales de forma que
proclámase que tú eres santo, respondan mejor a los fines litúrgicos.
llegue tu reinado, Hay un investigador que ha ido más lejos que Kilpatrick. El
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, antiguo arzobispo de Quebec, Dr. Philip Carrington, escribió un
nuestro pan del mañana dánoslo hoy libro sobre el evangelio de Marcos al que puso por título: El pri-
y perdónanos nuestras deudas, mitivo calendario cristiano. Es una obra brillante. La tesis que
que también nosotros perdonamos a nuestros deudores; sostiene es como sigue. Carrington se pregunta: ¿cómo se reco-
y no nos dejes caer en tentación, piló la tradición sobre las obras y las palabras de Jesús? La res-
sino líbranos del Malo» (6,9-13). puesta es sencilla.
En el judaismo hay ciertas festividades de primer orden: Pas-
Compárese con la forma que hallamos en Le 11,2-5: cua, Pentecostés, el Día de la Expiación, el Año Nuevo, etc. Estas
festividades más importantes del año judío eran conocidas de los
«Padre, primeros cristianos, muchos de los cuales procedían del judaismo.
proclámese que tú eres santo, En tales días se reunirían para celebrar ei culto y rememorar la
llegue tu reinado, historia de Jesús. Dentro de los quince años siguientes a su muerte
nuestro pan del mañana dánoslo cada día, quedaría fija la tradición relativa a Jesús en sus líneas maestras
perdónanos nuestros pecados, en torno a determinadas festividades principales, como Pascua,
que también nosotros perdonamos a todo deudor nuestro, Pentecostés, Tabernáculos, Año Nuevo, el Día de la Expiación.
y no nos dejes caer en tentación.» Carrington empieza por señalar que la multiplicación de los
panes para cinco mil se relaciona con la Pascua en Jn 6,4 («Se acer-
Nótese que «Padre» de Lucas se ha convertido en «Padre caba la Pascua, la fiesta de los judíos»). En su opinión, el relato
nuestro del cielo» en Mateo. de la pasión de Marcos, que empieza en 13,1, se leería cada año
«Llegue tu reinado» de Lucas se ha convertido en «Llegue tu con motivo de la Pascua cristiana. La totalidad del evangelio de
reinado, hágase tu voluntad» en Mateo. Marcos, desde su punto de vista, no sólo pone de manifiesto el
«Y no nos dejes caer en tentación» pasa a ser «y no nos dejes influjo de las prácticas de la liturgia, sino que viene a ser un lec-
caer en tentación, sino líbranos del Malo» en Mateo. cionario, es decir, que este evangelio habría sido compuesto para
La doxología «Porque tuyo es el reinado, el poder y la glo- proporcionar a la Iglesia una serie de lecturas para su uso en los
ria» que aparece en algunos manuscritos de Mateo, falta en Lucas. servicios de culto.
¿Qué explicación puede darse a propósito de las diferencias Carrington cree ver confirmada su teoría por ciertos manus-
que acabo de señalar? La respuesta es sencilla. La forma de Mateo critos. Las lecturas -aisladas en que Marcos podría dividirse se
ha sido adaptada para el uso litúrgico en los servicios de la Iglesia. reflejan en las divisiones del texto escrito que aparecen en algunos
Este carácter litúrgico de Mateo ha sido advertido por muchos de los más antiguos manuscritos del Nuevo Testamento, en los
investigadores, entre ellos y especialmente por el profesor Kilpa- que Carrington encuentra el signo v, que a su juicio indicaría la
trick, de Oxford, que subraya cómo el autor de Mateo ha alterado porción del texto evangélico que se leería cada domingo. En
sus fuentes en algunos puntos al servicio de una mayor adecuación Marcos hay un total de sesenta y dos divisiones; si suponemos
a la liturgia. Pondremos únicamente algunos ejemplos. En Mt 6,26 que había diez lecturas suplementarias para el tiempo de Pascua,
leemos: «Fijaos en los pájaros del aire: ni siembran ni siegan.» ello nos permite pensar que cada porción de Marcos corresponde
120 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Crítica de la historia de las formas 121
a uno de los cincuenta y dos domingos del año. Desde este punto Padre y al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se
de vista, Marcos es un primitivo leccionario cristiano, y el mismo lo quiere revelar.
principio puede aplicarse también a Mateo, según Carrington. No »Acercaos a mí todos los que estáis rendidos y abrumados,
nos parecen verosímiles las ideas de Carrington, pero su obra es que yo os daré respiro. Cargad con mi yugo y aprended de mí,
un ejemplo de la importancia que hoy se atribuye a la liturgia que soy sencillo y humilde: encontraréis vuestro respiro, pues mi
en el estudio de los evangelios. yugo es llevadero y mi carga ligera.»
No son únicamente los servicios de culto de la Iglesia lo que El texto se podría ordenar en estrofas y tendríamos un himno
se adivina a través de la tradición. También hallamos en los evan- perfectamente acabado y dispuesto para su uso en el bautismo.
gelios las huellas de la actividad bautismal y de la obra catequé- Independientemente de que se hayan de aceptar o rechazar
tica de la Iglesia. Por ejemplo, en Me 10,1-27 tenemos varias todas y cada una de las sugerencias expuestas, al menos sirven para
secciones que tratan del matrimonio y el divorcio (1-12), de los ver la orientación recientemente adoptada en el estudio de los
hijos (13-16) y de los peligros de la riqueza (16ss). Estas seccio- evangelios, que se entienden en el sentido de documentos que
nes aparecen ahora en este orden quizá porque se utilizaron para recogen una tradición moldeada y elaborada por la Iglesia, en que
instruir a los cristianos en las respectivas materias; en efecto, la se reflejarían además la liturgia de la palabra, las plegarias, la ca-
idea del matrimonio arrastra consigo la de los hijos y finalmente tcquesis y la práctica bautismal de las comunidades. Esto significa
la de las preocupaciones terrenas que siempre implica la necesidad que los estudios recientes vienen a confirmar en gran parte las
de atender a una familia. Tenemos otro ejemplo aún más claro de conclusiones de la historia de las formas.
la primitiva práctica cristiana que se manifiesta en la tradición Pero hay actualmente otras corrientes en el campo de la inves-
evangélica; se trata del capítulo 18 de Mateo, donde se habla ex- tigación que también tienen que ver con la historia de las formas.
tensamente de los miembros de Ja Iglesia y de la manera de man- Las repartiremos en tres grupos: primero, las que se pronuncian
tener la disciplina en la Iglesia. El siguiente pasaje (18,15ss), por en contra de la historia de las formas; segundo, las que enlazan
ejemplo, podría muy bien tomarse en el sentido de las normas o con la historia de las formas sin poner en tela de juicio la validez
«disciplinas eclesiásticas» vigentes en una comunidad primitiva: e importancia de su método; tercero, las que van más allá de la
«Si tu hermano te ofende, ve y házselo ver, a solas entre los historia de las formas.
dos. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Si no te hace caso,
llama a otro o a otros dos, para que toda la cuestión quede zanja-
da apoyándose en dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a CRITICA DE LA HISTORIA DE LAS FORMAS
la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, consi-
déralo como un pagano o un recaudador. Recientemente se ha destacado una tendencia asociada a los
»Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado nombres de dos investigadores escandinavos, el profesor Harald
en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en Riesenfeld y su discípulo el Dr. B. Gerhardsson. Su punto de par-
el cielo. Os lo digo otra vez: si aquí en la tierra dos de vosotros se tida es una postura opuesta a la escuela de la historia de las for-
ponen de acuerdo, cualquier asunto por el que pidan les resultará, mas. Los escandinavos ponen en tela de juicio la imagen de Jesús
por obra de mi Padre del cielo, pues donde están dos o tres ape- y de la primitiva Iglesia propuesta por Dibelius y Bultmann, los
lando a mí, allí en medio de ellos estoy yo.» más importantes investigadores de la historia de las formas. Sobre
También es posible rastrear en los evangelios los himnos que todo reaccionan con energía contra el papel predominantemente
cantaba la primitiva Iglesia. Tal parece ser el caso del conocido creador que los historiadores de las formas han atribuido a la co-
pasaje de Mt 11,25-30: munidad. Frente a la idea, plasmada por la historia de las formas,
«Por aquel entonces exclamó Jesús: de una tradición que se va desarrollando principalmente como res-
—Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, si has puesta a las necesidades de la comunidad primitiva y creada ade-
escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado más en gran parte por esas mismas necesidades, los escandinavos
a la gente sencilla; sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido prefieren entender las cosas de otro modo. Establecen los siguien-
eso bien. tes presupuestos:
»Mi Padre me lo ha enseñado todo; al Hijo lo conoce sólo el 1. La primitiva Iglesia vivía en un ambiente en que el con-
122 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Después de la historia de las formas 123
cepto de tradición desempeñaba un papel importante. Así puede grada», más o menos fija, comunicada por unos maestros revesti-
afirmarse con respecto al mundo helenístico y también el judío. Ya dos de autoridad en la primitiva Iglesia, al estilo de los rabinos?
en Pablo vemos cómo la Iglesia posee una idea de la tradición en La tradición que ahora tenemos en los sinópticos recibió su im-
que a ésta se atribuye carácter normativo. pulso inicial del mismo Jesús. Esto es algo que podemos muy bien
2. La primitiva Iglesia reconocía que la transmisión de esta aceptar. Pero la afirmación de que constituía un depósito fijo, celo-
tradición era tan importante como para emplear todo un vocabula- samente guardado, es ya algo que habría que probar. Como crítica
rio técnico en su definición: la tradición se «recibía» y se «en- del escepticismo extremo de la historia de las formas, la protesta
tregaba». de los escandinavos merece ser bien acogida, pero ello no signi-
3. Estos términos sugieren que había una actividad didác- fica que hayamos de aceptarla plenamente por sí misma como
tica consciente por parte de unas autoridades doctrinales perfec- explicación plenamente válida de los orígenes cristianos. Los da-
tamente definidas. Esta actividad consistía en la formulación de tos que se desprenden de los Padres, de la crítica textual y de los
sentencias claras y en la entrega y recepción metódicas de las mismos evangelios nos exigen esta cautela. Nótese que la postura
mismas. de los investigadores escandinavos no ha sido generalmente
Riesenfeld y Gerhardsson, por tanto, afirman que el relieve aceptada.
atribuido a la predicación por Dibelius y a la enseñanza, la catc-
quesis, la apologética, la polémica, la disciplina, la organización y
el estudio de las Escrituras por Bultmann no bastan para explicar DESPUÉS DE LA HISTORIA DE LAS FORMAS
adecuadamente el origen o la transmisión de las tradiciones evan-
gélicas. Ello se debe a que estos investigadores se niegan a recono- Hasta aquí la crítica de la historia de las formas. Nos ocupa-
cer los presupuestos antes enumerados. Tal como Riesenfeld y remos ahora de los investigadores que han aceptado esta discipli-
Gerhardsson entienden el problema, la tradición conservada en el na, pero también la han superado. Recuérdese que por historia de
Nuevo Testamento tiene tras sí una «palabra sagrada», a la que se las formas entendemos un método que trata de analizar las tradi-
reconocía una dignidad semejante a la que poseía la del Antiguo ciones orales subyacentes a nuestros evangelios. Partía de ciertos
Testamento. Esta «palabra sagrada» era recitada probablemente presupuestos: primero, que la Iglesia transmitió, modeló e incluso
con toda solemnidad en las primitivas asambleas de culto cristia- creó en gran parte la tradición; segundo, que antes de ser puesta
nas. Jesús mismo, en su condición de Mesías, había enseñado aque- por escrito, la tradición había adoptado ciertas formas que nos es
lla «palabra sagrada» a sus discípulos, que la aprendieron de me- posible restituir; tercero, dando un paso más, se ha afirmado fre-
moria. Esto mismo explica el hecho de que los materiales conte- cuentemente que la estructura que ahora presentan los evangelios
nidos en los evangelios puedan ser memorizados fácilmente. Los es puramente secundaria. La historia de las formas tendía a expli-
evangelios, por consiguiente, se apoyan en una tradición clara y car la tradición evangélica como si estuviera constituida por unida-
fija, en parte memorizada y en parte fijada por escrito en libros des aisladas de tradición. De este modo, el profesor K. L. Schmidt
de anotaciones o en manuscritos privados, pero invariablemente reducía a Marcos a una «sarta de cuentas» independientes unas de
aislada de la enseñanza de otras autoridades doctrinales. otras. No hay conexión interna entre sus diferentes relatos, no hay
En apoyo de esta idea apelan los investigadores escandinavos una estructura unificadora que rija sus partes separadas. Marcos
a los Padres primitivos de la Iglesia. Gerhardsson, por otra parte, es simplemente una colección de relatos inconexos, al menos to-
esboza un cuadro de la primitiva cristiandad en apoyo de su pos- dos los no pertenecientes al relato de la pasión. La historia de las
tura. Afirma, en efecto, que Jerusalén ocupa un lugar importantí- formas atomizaba los evangelios, es decir: los reducía a sus unida-
simo en la vida del cristianismo primitivo. En Jerusalén actuaban des y dejaba éstas desmembradas.
como maestros revestidos de autoridad los Doce; a través de ellos El resultado de esta idea de los evangelios, que los considera
se comunicó al mundo la tradición normativa recibida del Mesías. simplemente como conglomerados de unidades sueltas, fue hacer
No nos es posible analizar aquí esta postura. Remitimos al lec- sumamente difícil cualquier intento de entenderlos como conjuntos
tor a la crítica expuesta en otro lugar. Sólo podemos decir ahora unitarios. Los investigadores se contentaban muchas veces con
que, en su reacción contra la historia de las formas, los escandina- analizar por separado los distintos relatos o sentencias, pero re-
vos han ido demasiado lejos. ¿Existía realmente esa «palabra sa- nunciado por anticipado a cualquier esfuerzo por entender los evan-
124 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Más allá de la historia de las formas 125
gelios como conjuntos unitarios. Los autores de los evangelios apa- daísmo. De ahí que nos sea posible entrever los fines del autor o
recen así como meros compiladores, y muy torpes en algunas oca- redactor en determinados pasajes de los evangelios. Podemos poner
siones. Recibieron diversas tradiciones acerca de Jesús, las utili- otro ejemplo: todos los sinópticos comparten unos materiales en
zaron, pero no trataron de componerlas conforme a un esquema gran medida semejantes para presentar la figura de Juan Bautista,
ni les dieron una interpretación. Su labor, en una palabra, fue muy pero cada uno de los evangelios, mediante sutiles cambios intro-
superficial. Los materiales que manejaron, por consiguiente, resul- ducidos en esos materiales, da su propia presentación.
tan carentes de importancia y de profundidad, a imagen de sus Pero no es únicamente en esos cambios sutiles donde nosotros
compiladores. podemos entrever los fines que se proponían los autores de los
Recientemente se ha producido un cambio de actitud con res- evangelios. Tres investigadores han dedicado sus esfuerzos de ma-
pecto a los autores de los evangelios. Para decirlo de una vez, la nera especial a estudiar los evangelios desde este punto de vista.
historia de las formas ha dado paso a la historia o crítica de la En primer lugar, el prosefor Bornkamm, de Heidelberg, estudió el
redacción. Numerosos investigadores han llegado a la conclusión evangelio de Mateo. Mediante un detallado análisis de sus distin-
de que el descubrimiento de las fuentes en que se apoyan los evan- tas secciones demostró que su autor había utilizado sus materiales
gelios es un primer paso; la restitución de las formas orales y el conforme al propósito que le guiaba, concretamente presentar un
contenido de la tradición subyacente a las fuentes escritas consti- modelo de santidad, su propia idea de la Iglesia y la cristología
tuiría el segundo. A partir de ahí, sin embargo, estiman que es que profesaba. En la misma línea analizó el evangelio de Marcos el
preciso dar un tercer paso. En efecto, podemos preguntarnos: profesor Willi Marxsen, mostrándonos cómo el evangelista trató
¿qué es lo que pretende hacer el redactor final de un evangelio los materiales que manejaba conforme a sus puntos de vista. En
con sus materiales? Marcos, Mateo, Lucas —por servirnos de los cuanto al evangelio de Lucas, contamos con la obra del Dr. Hans
nombres tradicionales para designar por el momento a los autores Conzelmann, The Theology of St. Luke (Londres, 1960). Conzel-
de los evangelios— no se limitaron a transmitir lo que habían re- mann demuestra que Lucas recibió y reflexionó sobre la tradición
cibido. No eran simples copistas que se contentaran con recopilar relativa a Jesús y la interpretó a su modo. Saca la conclusión
mecánicamente lo que mecánicamente habían recibido. En modo de que Lucas presenta la historia de la salvación escalonada en
alguno. Eran algo más que copistas; eran redactores, y redactores tres etapas:
cualificados. A juzgar por lo que retenían de la tradición; por los 1. El período de Israel (Le 16,16).
cambios, menores si se quiere a primera vista, que en la tradición 2. El período del ministerio (no la vida) de Jesús, caracteri-
recibida introdujeron, pero más que nada por la forma en que zado en pasajes como Le 4,16ss; Hch 10,38.
ordenaron los materiales que tenían a su disposición, los autores 3. El período que se inicia con la ascensión, o período de la
de los evangelios demuestran ser algo más que unos recopiladores Iglesia.
poco inteligentes. En cierto sentido se les puede considerar autores La segunda venida marca el final de la historia de la salvación
en el pleno sentido del término. Imponían sus preocupaciones e y no forma parte de ella.
intereses particulares e incluso sus puntos de vista a los materiales En la obra de Bornkamm, Marxsen, Conzelmann y, como ve-
evangélicos. En una palabra, cada cual presentaba su evangelio con remos más adelante, Dodd y otros autores aparecen los evange-
una perspectiva peculiar. listas como «autores» preocupados por exponer su peculiar mane-
Hoy prestan los investigadores una atención creciente a las ra de entender la tradición evangélica.
ideas de los «autores» de los sinópticos. Quienes compusieron los
evangelios poseían un punto de vista específico acerca de lo que
habían de expresar en su presentación de los materiales evan- JESÚS MISMO MAS ALLÁ DE LA H ISTORIA DE LAS FORMAS
gélicos.
Yo mismo he tratado de demostrar que Mateo, por ejemplo, Como hemos visto, los investigadores recientes del Nuevo Tes-
tiene un plan específico al compilar el Sermón de la Montaña, es tamento insisten en que los autores de los evangelios no se limita-
decir, que su preocupación no era únicamente reunir los elementos ron simplemente a compilar o redactar, sino que se comportaban
de la tradición acerca de la enseñanza de Jesús, sino además hacer- como verdaderos autores que interpretaban cada cual desde su
lo de tal manera que sirviera a sus propósitos de oponerse al ju- perspectiva las obras y las palabras de Jesús. Una vez más es posi-
126 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Más allá de la historia de las formas 121
ble leer los evangelios no como colecciones de fragmentos aislados, pata, la fe cristiana. «Creer» no significa necesariamente conocer
sino como conjuntos unitarios que presentan una visión unificada a Jesús, sino llegar a un encuentro con él en nuestra personal expe-
de su personaje central. Cabría esperar que esta nueva perspectiva riencia, un encuentro con Jesús como llamada viva y presente en
deje sentada con mayor energía que nunca la idea de que aquel la predicación de la Iglesia, que nos lo presenta como palabra defi-
personaje en el que los primeros cristianos veían manifestada la nitiva de Dios a los hombres. Es imposible a la vez que innece-
gloria de Dios quedará ahora aún más lejos de nosotros. Acaso ha- sario ir más allá de esa predicación. El profesor Rudolph Bultmann,
yamos de admitir que Jesús queda separado de nosotros no sólo una de las máximas figuras de la historia de las formas y de la
por las creencias de los primitivos cristianos, que matizarían las investigación del Nuevo Testamento en nuestro siglo, escribía
tradiciones orales y las fuentes escritas acerca de Jesús, de las que así en 1929:
se sirvieron los autores de los evangelios, sino también por las «No nos está permitido ir más allá de la 'proclamación' (keryg-
perspectivas de estos mismos autores. Acaso Mateo, Marcos y Lu- ma), utilizándola como una 'fuente' con vistas a reconstruir el
cas, en su condición de intérpretes, arroparon con sus mantos a 'Jesús histórico' con su 'conciencia mesiánica', su 'intimidad' o su
Jesús hasta dejarlo oculto a nuestra vista. Pero no parece que 'carácter heroico'. Este sería precisamente el... (Cristo según la
fuera éste el caso. El redescubrimiento de los autores de los evan- carne) que pertenece al pasado. El Señor no es el Cristo histórico,
gelios como tales ha coincidido con un movimiento al que se ha sino el Jesucristo que nos sale al encuentro en la proclamación» 15.
dado el nombre de «nueva búsqueda del Jesús histórico». Lo único necesario es responder al mensaje proclamado por la
Durante las últimas décadas del siglo xix y las primeras del comunidad creyente. Aún en el caso de que pudiéramos conocer a
xx, la investigación del Nuevo Testamento estuvo en gran parte Jesús tal como realmente vivió, de nada nos serviría y puede que
dominada por la «búsqueda del Jesús histórico», es decir, por el hasta nos significara un estorbo. Jesús, como personaje histórico,
deseo de descubrir lo que realmente ocurrió en la vida de Jesús aún en el caso de que pudiéramos conocerle por fin, resultaría
de Nazaret. Con esta intención analizaron los investigadores el extraño, lamentablemente extraño a quienes vivimos en el si-
mundo en que nació Jesús y trataron de fijar las fuentes utilizadas glo xx. Somos afortunados por no saber mucho más de él en
por los autores de los evangelios. cuanto figura histórica. Lo único que necesitamos es conocerle
Pero, como ya hemos indicado, con la aparición de la historia como el hombre por cuya mediación llega hasta nosotros la llamada
de las formas quedó claro que las fuentes llegadas hasta nosotros o desafío que nos exige poner nuestra confianza no en nosotros
que pudieran servirnos para conocer a Jesús de Nazaret están tan mismos, sino en Dios.
matizadas por los intereses de las primitivas Iglesias, cuyas necesi- Tanto la historia de las formas como la teología, por consi-
dades reflejan en todo momento, que se llegó a juzgar inútil cual- guiente, parecen conspirar para relegar a Jesús a la penumbra del
quier esfuerzo por componer una vida de Jesús de Nazaret. Bajo el pasado.
impacto de la historia de las formas, la tradición sobre Jesús de Na- Pero se ha producido recientemente un cambio; ahora se inten-
zaret conservada en los evangelios quedó fragmentada en pequeñas ta sacarlo de nuevo a la plena luz de la historia. Numerosos moti-
unidades de relatos y sentencias imposibles de conectar para com- vos lo explican. Por de pronto, a pesar de que la historia de las
poner un cuadro claro de su vida. Se afirmó que no merecían fe los formas y la teología afirmaban que no era posible ni necesario
detalles sobre tiempo y lugar que aparecen en los evangelios. Se conocer a Jesús históricamente, de hecho nunca llegó a extinguirse
abandonó toda esperanza de hallar en los evangelios la base de un del todo el deseo de conocer quién fue realmente Jesús y cómo
relato coherente de la vida de Jesús. En los evangelios tendríamos vivió. El mismo profesor Bultmann escribió un brillante estudio
ante todo la fe de los cristianos, no unos hechos directamente rela- titulado Jesús y la Palabra, en que presentaba la doctrina radical
cionados con Jesús; la búsqueda del Jesús histórico se consideró de Jesús e insistía en que el hecho de Jesús, es decir, su realidad
un esfuerzo inútil. como figura histórica, era esencial al cristianismo. Pero ha sido
Los resultados de la historia de las formas se vieron reforza- en la obra de los discípulos de Bultmann donde más netamente
dos por las conclusiones a que llegaban por su parte los teólogos se ha acusado esa nueva búsqueda del Jesús histórico, y ello por
de la misma época en que surgió y floreció la escuela de la historia haber caído en la cuenta, ciertamente con dudas, pero cada vez
de las formas. Por distintos caminos llegaron a la convicción de
15
que el conocimiento de la vida de Jesús no es un dato esencial Glauben und Verstehen I (21954) 208.
128 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios
fecto y sin mancha, escogido desde antes de la creación del mundo rrir en culpa? Pues os digo que hay aquí algo más que el templo.
y manifestado en los últimos tiempos por vosotros.» Si comprendierais lo que significa 'misericordia quiero y no sacri-
Este sentimiento de que han llegado los tiempos nuevos reapa- ficios', no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo
rece constantemente en los sinópticos. Veamos los siguientes pa- del hombre es señor del sábado» (Mt. 12,1-8).
sajes: «Pues os digo que hay aquí algo más que el templo. Porque el
«Juan se enteró en la cárcel de las obras que hacía el Mesías y Hijo del hombre es señor del sábado.» Para entender en toda su
mandó dos discípulos a preguntarle: fuerza estas palabras hemos de tener en cuenta lo que para el ju-
—¿Eres tú el que tiene que venir o hemos de esperar a otro? daismo del siglo i significaba el templo y el sábado.
»Jesús les respondió: Tanto el templo como el sábado eran considerados tan impor-
—Id a contar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: tantes que se llegaba a afirmar que eran preexistentes a la 'crea-
ción. El templo era el lugar en que Dios amaba morar a través de
Los ciegos ven y los cojos andan, su Shekinah. Su misma construcción indicaba ya que se trataba
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, del lugar santo, morada del Señor. A partir del santuario interior,
los muertos resucitan todo lo impuro iba quedando progresivamente excluido. Así, a los
y a los pobres se les anuncia la buena noticia. gentiles les estaba permitido entrar únicamente en el recinto lla-
mado Atrio de los Gentiles; en el Santo de los Santos sólo podía
Y ¡dichoso el que no se escandalice de mí! penetrar una vez al año el sumo sacerdote, y ello al cabo de minu-
»Mientras se alejaban, Jesús se puso a hablar de Juan al ciosas purificaciones. Pero el templo no era únicamente el lugar
gentío: en que Dios había elegido morar, sino también el espacio en que
—¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacu- el mismo Dios llevaba a cabo la reconciliación con su pueblo. Por
dida por el viento? ¿Qué salisteis a ver si no?, ¿un hombre vesti- ello el templo llegó a significar tanto la presencia perpetua de Dios
do con elegancia? Los que visten con elegancia, ahí los tenéis, en como un medio para obtener el perdón. Y los evangelios afirman
la corte de los reyes. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver un profeta? que en Jesús hay algo más grande que el templo, más grande que
Sí, desde luego, y más que profeta; es él de quien está escrito: el lugar de la presencia del Señor, más grande que todo el sistema
sacrificial. En Jesús ha aparecido algo realmente nuevo.
Mira, yo te envío mi mensajero por delante
para que te prepare el camino. «En el juicio se alzarán los habitantes de Nínive al mismo tiem-
po que esta generación y harán que la condenen, pues ellos se
»Os aseguro que no ha nacido de mujer nadie más grande arrepintieron con la predicación de Jonás, y hay más que Jo-
que Juan Bautista, aunque el más pequeño en el Reino de Dios es ñas aquí.
más grande que él» (Mt 11,2-11). »En el juicio se pondrá en pie la reina del Sur al mismo tiempo
En este pasaje se nos remite a Is 35,5-6, donde se traza un que esta generación y hará que la condenen, pues ella vino desde
cuadro de la era o tiempos mesiánicos futuros. Mateo afirma que los confines de la tierra para escuchar el saber de Salomón, y hay
en el ministerio de Jesús se han iniciado esos tiempos nuevos. más que Salomón aquí» (Mt 12,41-42).
«Por aquel entonces, un sábado, iba Jesús por los sembrados; Una vez más, refiriéndose a Jonás y la ciudad de Nínive, a Sa-
los discípulos sintieron hambre y empezaron a arrancar espigas y a lomón y la reina del Sur, el evangelio trata de destacar el aconte-
comer. Los fariseos, al verlo, le dijeron: cimiento asombroso que ha sucedido. Las generaciones de Jonás
—Mira, tus discípulos están haciendo lo que no está permitido y de la reina del Sur tenían menos motivos para arrepentirse ante
en sábado. la predicación de Jonás y el saber de Salomón que Israel ante la
»E1 les replicó: presencia de Jesús, porque en Jesús hay algo más grande que en
—¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus hom- Jonás y Salomón.
bres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los «Se le acercaron los discípulos y le preguntaron:
panes dedicados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus —¿Por qué razón les hablas en parábolas?
hombres, sino sólo a los sacerdotes. Y ¿no habéis leído en la Ley »E1 les contestó:
que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incu- —Porque a vosotros se os ha concedido entender los secretos
134 Hacia el entendimiento de los sinópticos
del reinado de Dios y a ellos, en cambio, no se les ha concedido: SIGNIFICADO DEL NUEVO ORDEN
y al que produce se le dará hasta que le sobre, mientras al que no
produce se le quitará hasta lo que tiene. Por esa razón les hablo en ¿Cómo hemos de entender este nuevo orden? Pablo habla
parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. de una «nueva creación». Compara la llegada del orden nue-
Se cumple en ellos la profecía de Isaías: vo en Cristo con el tiempo de la primera creación. Pero esta
interpretación, que aparece aquí y allá en los evangelios, no es la
Por mucho que oigáis no entenderéis, más importante. Tropezamos aquí con el salto lingüístico a que
por mucho que miréis no veréis, antes nos referíamos. ¿Qué implican realmente los pasajes antes
porque está embotada la mente de este pueblo. citados? Si bien no podemos definir exactamente los términos que
Son duros de oído, han cerrados los ojos se emplean, al menos están claros los acontecimientos que acom-
para no ver con los ojos ni oír con los oídos pañan a este nuevo orden:
ni entender con la mente
ni convertirse 1. El juicio.
para que yo los cure.
Sobre el templo, Me 11,11.15-18:
»¡Dichosos, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros «Entró en Jerusalén derecho hacia el templo, dio un vistazo
oídos porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos todo alrededor porque era ya tarde, y se marchó a Betania con
desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís los Doce.
vosotros y no lo oyeron» (Mt 13,10-17). »Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar
En este pasaje resaltan dos cosas con especial claridad: a los que compraban allí, volcando las mesas de los cambistas y los
a) A los discípulos y a quienes valoran la presencia de Jesús puestos de los que vendían palomas; y no consentía que nadie
se les da conocer los secretos del Reino de los cielos. No necesi- transportase objetos atravesando por el templo. Luego se puso a
tamos indagar por ahora lo que esta frase significa. Pero debe de enseñar diciendo:
entrañar una verdad sumamente importante. —¿No está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los
b) En el ministerio de Jesús se encuentran los hombres ante pueblos? Pues vosotros la tenéis convertida en una cueva de ban-
algo que no tiene precedentes. Lo que desearon ver y no vieron los didos.
profetas, ahora lo pueden ver los discípulos. Nótese en especial »Los sumos sacerdotes y los letrados se enteraron; como le
Mt 13,16-17: «¡Dichosos, en cambio, vuestros ojos porque ven y tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su ense-
vuestros oídos porque oyen! Pues os aseguro que muchos profe- ñanza, buscaban la manera de acabar con él.»
tas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír Sobre la higuera, que probablemente representa a Israel, Me
lo que oís vosotros y no lo oyeron.» 11,12-14:
«Os aseguro que no ha nacido de mujer nadie más grande que «Al día siguiente, cuando salieron de Betania, sintió hambre.
Juan Bautista, aunque el más pequeño en el reino de Dios es más Viendo a lo lejos una higuera con hojas, se acercó a ver si encon-
grande que él. Desde que apareció Juan hasta ahora, se usa la traba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era
violencia contra el reinado de Dios y gente violenta quiere arreba- tiempo de higos. Entonces le dijo:
társelo; porque hasta Juan los profetas todos y la Ley eran profe- —Nunca jamás coma nadie fruto de ti.
cía, pero ahora, aceptadlo si queréis, él es el Elias que tenía que »Los discípulos lo oyeron.»
venir. Quien tenga oídos, que oiga» (Mt 11,11-15). Sobre Israel, Me 12,1-12:
Con todo lo anterior concuerda el hecho de que en este pasaje «Entonces se puso a hablarles en parábolas.
de l l , l l s s (compárese con Le 16,16ss) se nos presenta una divi- —Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó
sión de la historia en dos órdenes. Se traza una línea entre el un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores
orden de los profetas, que era un orden de pura expectación, y el y se marchó al extranjero.
orden de Jesús, que lo es ya de la realización. »A su tiempo envió un criado para percibir de los labradores
su tanto de la cosecha de uva. Ellos lo agarraron, lo apalearon y
136 Hacia el entendimiento de los sinópticos Significado del nuevo orden 137
lo despidieron con las manos vacías. Entonces les envió otro cria- achaque y enfermedad. Viendo el gentío, le dio lástima de ellos,
do; a éste lo descalabraron y lo insultaron. Envió a otro, y a éste porque andaban maltrechos y derrengados como ovejas sin pastor.
lo mataron; y a otros muchos o los apalearon o los mataron. To- Entonces dijo a sus discípulos:
davía le quedaba uno, su hijo querido, y se lo envió el último, —La mies es abundante y los braceros pocos; por eso, rogad
pensando: 'A mi hijo lo respetarán'. al dueño que mande braceros a su mies» (Mt 9,35-38).
»Pero los labradores aquellos se dijeron: 'Este es el heredero;
venga, lo matamos y será nuestra la herencia'. Y agarrándolo, lo 4. La victoria sobre el mal.
mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
»¿Qué hará el dueño de la viña? Irá a acabar con esos labra- «Fue a casa y se juntó de nuevo tanta gente que no le dejaban
dores y dará la viña a otros. ¿Es que no habéis leído este texto? ni comer. Al enterarse sus parientes fueron a echarle mano, porque
'La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra an- decían que no estaba en sus cabales.
gular. Esa la ha puesto el Señor. ¡Qué maravilla para nosotros!' »También los letrados, que habían bajado de Jerusalén, decían
»Estaban deseando echarle mano, porque se dieron cuenta de que tenía dentro Jesús a Belcebú, y que echaba a los demonios
que la parábola iba por ellos; pero tuvieron miedo de la gente y, con el poder del jefe de los demonios.
dejándolo allí, se marcharon.» »E1 los llamó y les puso estas comparaciones:
—¿Cómo es posible que Satanás eche a Satanás? Si un reino
2. El nacimiento de un nuevo Israel. se mete en guerra civil, ese reino no puede mantenerse en pie; si
una familia se divide, esa familia no podrá mantenerse en pie.
Véase Me 12,1-12, que acabamos de citar, y lo siguiente: Pues si Satanás se levanta contra sí mismo para hacerse la guerra,
«De nuevo tomó Jesús la palabra y les habló en parábolas: no podrá mantenerse en pie, está perdido.
—Se parece el reinado de Dios a un rey que celebraba la bods¡ »Nadie puede meterse en casa de un hombre fuerte y arram-
de su hijo. Envió criados para avisar a los que ya estaban convi- blar con su ajuar si primero no le ata; entonces podrá arramblar
dados a la boda, pero éstos no quisieron acudir. Volvió a enviar con la casa» (Me 3,20-27).
criados, encargándoles que les dijeran: «En cambio, si yo echo los demonios con el Espíritu de Dios,
—Tengo preparado el banquete, he matado terneros y cebones señal que el reinado de Dios os ha dado alcance» (Mt 12,28).
y todo está a punto. Venid a la boda. Todos los evangelios vienen a decir lo mismo: la venida de
»Pero los convidados no hicieron caso: uno se marchó a su Jesús fue una crisis, la crisis, en la historia del mundo. Jesús trae
finca, otro a sus negocios; los demás echaron mano de los criados consigo el juicio, el nuevo nacimiento, la victoria sobre el mal.
y los maltrataron hasta matarlos.
»E1 rey montó en cólera y envió tropas que acabaron con aque-
llos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus
criados:
—La boda está preparada, pero los que estaban convidados
no se la merecían. Id ahora a las salidas de los caminos, y a todos
los que encontréis invitadlos a la boda.
»Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los
que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de
comensales» (Mt 22,1-10).
»Por eso forzosamente hay que estar sometido, no sólo por la ciudad de Jerusalén. El profeta comunica a aquellas gentes un
miedo a esa reprobación, sino también por motivo de conciencia. mensaje de esperanza. Prevé un tiempo en que terminará el exilio
Y por esa misma razón pagáis impuestos, porque son funciona- y volverá a su tierra «Israel». Entonces comenzará una nueva era
rios de Dios dedicados en concreto a esa misión. Pagad a cada uno o un nuevo mundo. Dios triunfará sobre los enemigos de Israel y
lo que le debáis: impuesto, contribución, respeto, honor, lo que su Reino o reinado se instaurará en la tierra. Dios actuará de tal
corresponda.» modo en la liberación de su pueblo que se manifestará el poder de
Para el hombre que escribió los párrafos anteriores no es vero- su brazo. Pero antes de que todo esto ocurra, el profeta afirma
símil que el término «evangelio» tuviera resonancias polémicas que Dios enviará un mensajero, un evangelista, para predecir el
contra el emperador. acontecimiento, es decir, para proclamar la buena noticia de que es
Para entender el término «evangelio», por consiguiente, pare- inminente la intervención salvadora de Dios. El profeta dirige a
ce mejor acudir a quienes lo han explicado a la luz del Antiguo su pueblo estas palabras de consuelo:
Testamento y el judaismo. En el Antiguo Testamento no aparece
«evangelio» en singular, pero hay numerosos pasajes en que ha- «Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios;
llamos el verbo que significa «traer buenas noticias». En 1 Re 1,42 hablad al corazón de Jerusalén, gritadle:
se usa con el significado de dar la buena noticia de que David ha que se ha cumplido su servicio y está pagado su crimen,
hecho rey a Salomón. En Jr 20,15 sirve para describir la buena pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.
noticia de que ha nacido un niño. Sobre todo se emplea en rela- Una voz grita: En el desierto preparadle un camino al Señor;
ción con la buena noticia de que se ha obtenido una victoria en el allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios;
combate, como en 1 Sm 31,8-10: que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen,
«Al día siguiente fueron los filisteos a despojar los cadáveres, que lo torcido se enderece y 2o escabroso se iguale.
y encontraron a Saúl y sus tres hijos muertos en el monte Gelboé. Se revelará la gloria del Señor y la verán todos los hombres juntos
Lo decapitaron, lo despojaron de sus armas y las enviaron por todo —ha hablado la boca del Señor—» (Is 40,1-5).
el territorio filisteo, llevando la buena noticia a sus ídolos y al
pueblo. Colocaron las armas en el templo de Astarté y empalaron Y de nuevo, en Is 52,7-10:
los cadáveres en la muralla de Beisán.»
Compárese con este pasaje 1 Cr 10,8-10, que es su paralelo. «¡Qué hermosos son sobre los montes
Por consiguiente, sabemos ya tres cosas en relación con el verbo los pies del heraldo que anuncia la paz,
«dar o traer buenas noticias», del que procede la palabra «evan- que trae la buena nueva, que pregona la victoria!
gelio»: Que dice a Sión: 'Tu Dios es rey'.
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
1. Contiene la idea de una buena noticia que produce alegría. porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión.
2. Se asocia a la idea de una victoria en la batalla. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén,
3. Se aplica a la celebración en un santuario o relacionada que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén;
con el mismo; esto quiere decir que a veces reviste un el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones,
matiz religioso. y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.»
Sin embargo, numerosos investigadores han prestado especial La frecuencia con que es citado el Segundo Isaías en el Nuevo
atención a una porción concreta del Antiguo Testamento para me- Testamento justifica que tratemos de entender el término «evan-
jor entender el término «evangelio»; se trata del llamado común- gelio», teniendo en cuenta todo lo que hemos escrito antes, a su
mente Segundo Isaías, el autor del capítulo 40 y numerosos de los luz. Referir el término «evangelio» a la venida de Jesús, por con-
que le siguen en el libro de Isaías. El Segundo Isaías, llamado así siguiente, implica que se ha logrado una victoria decisiva sobre los
únicamente para distinguirlo del autor de Is 1-39, escribió cuando enemigos de Dios; se ha librado una batalla y ha sido ganada con-
el pueblo de Israel se hallaba desterrado en el Imperio babilónico, tra los enemigos de «Israel» y su Dios; se ha manifestado el poder
en una tierra extraña, llorando la pérdida de su patria y añorando redentor o liberador de Dios; se ha conseguido la libertad. Ha
142 El evangelio del reino de Dios El reino o reinado de Dios 143
llegado, en pocas palabras, una era o época nueva; se ha cumplido siempre; eso significa la piedra que viste desprendida sin inter-
la esperanza de «Israel», se ha hecho realidad aquello que tanto vención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la
anhelaron los profetas. Este personaje, Jesús de Nazaret, podría plata y el oro. Este es el destino que el Dios poderoso comunica
haber sido contrapuesto al César, pero más importante es reco- a su majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta.»
nocer que, al ser interpretado en términos de «evangelio», ha sido Además, al final de la historia, en 2,44 y 7,27, Dios entrega su
reconocido como instaurador de una nueva época. En él se ha pro- Reino eterno al pueblo que eligió. Los reinos de la tierra aparecen
ducido un nuevo comienzo; Dios ha visitado el mundo para eman- y desaparecen, pero el Reino de Dios permanece. Sin embargo, no
ciparlo del mal y para instaurar su reinado. se puede decir que el Reino de Dios, como expresión o concepto
definidos, ocupe un lugar destacado en el Antiguo Testamento.
Por otra parte, a lo largo de todo el Antiguo Testamento apa-
EL REINO O REINADO DE DIOS rece la idea de que Dios es rey. La religión, en este caso como en
tantos otros, refleja la cultura en cuyo seno se ha formado. La
El último término mencionado —el reinado de Dios— nos idea de Dios como rey es oriental. Tal como el monarca o el jefe
sirve de apoyo para pasar al otro que usan los evangelios sinópti- oriental, así el Dios oriental. Dios manda y sus subditos le obe-
cos cuando quieren proclamar el significado de la venida de Je- decen. A su vez, del mismo modo que los semitas esperan que
sús. Los evangelios no sólo describen el nuevo orden como «el su rey asegure a sus subditos justicia y protección, también Dios
evangelio», sino que además lo designan como «el Reino o reina- ayuda a sus devotos en el plano del juicio y de la salvación. Dios
do de Dios». Se trata de un concepto capital para entender los reina; podemos resumir como sigue los rasgos distintivos de su
sinópticos. En Me l,14s aparece una proclamación sumaria del reinado:
ministerio de Jesús de Nazaret, una fórmula que trata de presen-
tar densamente el evangelio. Dice así:
«Cuando detuvieron a Juan, Jesús se fue a Galilea a pregonar 1. Es un reino eterno.
de parte de Dios la buena noticia. Decía:
—Se ha cumplido el plazo, el reinado de Dios está cerca. Arre- «El Señor reina por siempre» (Ex 15,18).
pentios y creed la buena noticia.» «Que todas tus criaturas te den gracias, Señor;
El evangelio consta aquí de dos afirmaciones: el tiempo se ha que te bendigan tus fieles;
cumplido y el reinado de Dios está cerca. ¿Qué significa esta se- que proclamen la gloria de tu reinado,
gunda expresión con la que, al menos en parte, se identifica el que hablen de tus hazañas,
evangelio? A diferencia del término «evangelio», no nos remite al explicando tus hazañas a los hombres,
mundo grecorromano, sino que, a semejanza suya, nos lleva direc- la gloria y majestad de tu reinado.
tamente al judaismo. Tiene unas resonancias inconfundiblemente Tu reinado es un reinado perpetuo,
judías. tu gobierno continúa de edad en edad.
Lo malo es que la expresión «Reino de Dios» se emplea pocas El Señor es fiel a sus palabras,
veces en el Antiguo Testamento. En sus primeros libros, en las leal en todas sus acciones» (Sal 145,10-13).
raras ocasiones en que se usa, habitualmente tiene un sentido polí- «El Señor reina eternamente,
tico. El reino de «Israel» histórico en sus distintas formas es el tu Dios, Sión, de edad en edad. ¡Aleluya!» (Sal 146,10).
Reino de Dios. Sólo tardíamente, en el libro de Daniel, escrito
entre los años 168 y 165 a.C, se establece una clara distinción entre 2. Es un reino estrechamente relacionado con el pueblo de
los reinos de este mundo y el futuro Reino de Dios. En 2,44-45, «Israel».
después de enumerar los reinos caducos de la historia que nosotros
conocemos, escribe el autor: En el período preexílico se afirma el Reino o reinado de Dios
«Durante ese reinado el Dios del cielo suscitará un reino que sobre Israel. Sólo Dios es el verdadero rey de Israel, hasta el pun-
nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que des- to de que muchos llegaron a pensar que iba contra Dios la elección
truirá y acabará con todos los demás reinos, pero él durará pot de un rey humano (1 Sm 8; 12,12). En el período postexílico es
144 El evangelio del reino de Dios
también Dios el rey de Jacob (Is 41,21), creador de Israel en par- LO QUE ESPERABAN DEL REINO LOS HOMBRES
ticular (Is 43,15), el rey de Israel (Is 44,6).
La expectación de un futuro en que Dios instauraría su reina-
3. En numerosos pasajes, este reino o reinado es una espe- do, es decir, que actuaría decisivamente en la historia era muy
ranza o expectación. viva en tiempos de Jesús. Entre las plegarias que recitaría el mis-
mo Jesús cuando asistía a la sinagoga de Nazaret es probable
«Aquel día juzgará el Señor que hubiera una versión de ésta, que todavía se usa en las sinago-
a los ejércitos del cielo en el cielo, gas de nuestros días:
a los reyes de la tierra en la tierra. «Engrandecido y santificado sea su nombre grande en el mun-
Se van agrupando, presos en la mazmorra, y quedan encerrados; do que él creó conforme a su voluntad. Que establezca él su reino
pasados muchos días comparecerán a juicio. durante tu vida y en tus días, y durante la vida de toda la casa de
La Cándida se sonroja, el Ardiente se avergonzará Israel, pronto, enseguida. Y decid Amén.»
cuando reine el Señor de los ejércitos ¿Qué significaba la venida del Reino o del reinado de Dios?
en el Monte Sión y en Jerusalén, Había diversas expectaciones. Del mismo modo que las utopías
glorioso delante de su senado» (Is 24,21-23). en que han soñado alguna vez los hombres van desde la de
«Porque el Señor nos gobierna, el Señor nos da leyes, Tomás Moro hasta la de H. G. Wells, también entre los judíos
el Señor es nuestro rey, él es nuestra salvación» (Is 33,22). se daban diferencias en cuanto a la manera de entender los futu-
«¡Grita, ciudad de Sión; lanza vítorer Israel; ros «tiempos buenos» en que Dios instauraría su reinado. Muchos
festéjalo exultante, Jerusalén capital! coloreaban el futuro a la luz del presente, interpretándolo como
Que el Señor ha expulsado a los tiranos, una liberación de los males característicos del momento: domina-
ha echado a tus enemigos; ción extranjera, dispersión del pueblo, opresión por parte de los
el Señor dentro de ti es el rey de Israel ricos. De las palabras que pronuncia María en Le 1,46-55 pode-
y ya no temerás nada malo. mos colegir cuáles eran las esperanzas de los pobres, entre los que
Aquel día dirán a Jerusalén: se contaba el mismo Jesús y del que se afirmaba que había veni-
No temas, Sión, no te acobardes; do a darles cumplimiento:
el Señor, tu Dios, es dentro de ti
un soldado victorioso «Proclama mi alma la grandeza del Señor,
que goza y se alegra contigo, renovado su amor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador,
se llena de júbilo por ti, como en día de fiesta. porque se ha fijado en su humilde esclava.
Apartaré de ti la desgracia Pues mirad, desde ahora me felicitarán todas las generaciones
y el oprobio que pesa sobre ti» (Sof 3,14-18). porque el poderoso ha hecho tanto por mí:
«Los supervivientes de las naciones que invadieron Jerusalén ven- él es santo
drán cada año a rendir homenaje al Rey, al Señor de los ejércitos, y su misericordia llega a sus fieles
y a celebrar la fiesta de las Chozas» (Zac 14,16). Fue afirmándose, de generación en generación.
por tanto, la idea de que el reinado de Dios pertenecía al futuro. Su brazo interviene con fuerza,
Cierto que Dios era rey en el presente, pero su reino no se hacía desbarata los planes de los arrogantes,
notar. De momento, ei reinado del mal resultaba demasiado evi- derriba del trono a los poderosos
dente como para dejar que se manifestara el de Dios. El reinado y levanta a los humildes,
de Dios estaba oculto, pero a la larga tendría que manifestarse. a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo,
acordándose,
como lo había prometido a nuestros padres,
de la misericordia
10
146 El evangelio del reino de Dios Lo que esperaban del reino los hombres 147
y él mismo estará limpio de pecado, para que rija un gran pueblo. EL ESCÁNDALO DE LA BUENA NOTICIA
Increpará a los jefes y rechazará a los pecadores con la fuerza de
su palabra; Para entender las sorprendentes afirmaciones de los evangelios
confiado en su Dios, no tropezará en todos sus días, acerca de Jesús es preciso tomarlas sobre el trasfondo de aquellas
pues Dios le hará fuerte por su santo espíritu expectativas. Los evangelios afirman que con Jesús se ha acer-
y prudente por el espíritu de entendimiento, con fuerza y rectitud. cado a los hombres, está ya entre ellos el reinado de Dios. ¿Se
Con él estará la bendición del Señor: será fuerte y no tropezará; podía creer tal cosa, que Dios estaba ya instaurando su reinado en
su esperanza estará en el Señor: ¿Quién prevalecerá contra él? la vida de Jesús? Aceptarlo equivalía a negar las esperanzas y los
Poderoso será en sus obras, fuerte en el temor de Dios, anhelos de casi todo el judaismo. Por decirlo en términos coloquia-
con fidelidad y justicia apacentará el rebaño del Señor les, aquello era pedir demasiado. A esto se refieren los autores de
y no consentirá que ninguno de ellos tropiece al apacentarlos. los evangelios cuando dicen que Jesús fue un «escándalo» para
Con rectitud los guiará Israel.
y no habrá orgullo entre ellos ni será oprimido ninguno. Pero, pasando por alto esta cuestión, ¿es siquiera concebible
Tal será la majestad del rey de Israel al que conoce el Señor; que el reinado de Dios haya de interpretarse únicamente en térmi-
él lo alzará sobre la casa de Israel para que la corrija. nos del ministerio de Jesús? El mal seguía imperando incluso des-
Sus palabras serán más puras que oro precioso, el más selecto; pués de su venida (y, como nos recuerdan siempre las autorida-
en las asambleas juzgará a los pueblos, a las tribus de los des judías, aún impera). ¿Cómo pretender, en tales circunstancias,
santificados. que ha llegado ya el reinado de Dios? La respuesta es que en los
Sus palabras serán como palabras de los santos en medio de los sinópticos no se habla del reinado de Dios como si ya se hubie-
pueblos santificados. ra afirmado plena o definitivamente. El nuevo orden ha llega-
Benditos los que vivan en aquellos días, do, pero lo viejo aún no ha pasado del todo. De ahí que en los
pues verán la buena fortuna de Israel sinópticos se presente el reino de Dios bajo un doble aspecto: ya
que Dios otorgará al reunir las tribus. está aquí y actúa a través de las obras y las palabras de Jesús, pero
¡Apresure el Señor su misericordia sobre Israel! aún no se ha manifestado con todo su poder. Tal es el significado
¡Líbrenos él de la impureza de los enemigos impíos! de los numerosos pasajes en que los sinópticos describen una
El Señor mismo es nuestro rey para siempre.» futura venida de Jesús y hacen referencia al Reino de Dios en el
futuro. De ahí que la Oración del Señor pida la llegada del Reino,
El futuro que aquí se anticipa promete no sólo justicia, sino tam- a pesar de que éste ya está presente en Jesús. En todos los evan-
bién juicio, no sólo la reunión de los dispersos y la exaltación de gelios resuena una y otra vez la nota del futuro. Citaremos tan
Israel, sino también la matanza de los impíos. En los manuscritos sólo un pasaje, el de Me 13,24-27:
del Mar Muerto encontramos la misma descripción del futuro. «Pero en aquellos días, después de aquella angustia, el sol se
Leemos en un pasaje: hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán
«El día del juicio exterminará Dios de la tierra a cuantos sir- del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo
ven a los ídolos, junto con los pecadores» (1 Qp Hab. XIII,2-4). del hombre sobre las nubes, con gran poder y majestad, y enviará
Pero en otro lugar leemos también: a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de
«Y avanzará entonces la verdad para siempre en el mundo... horizonte a horizonte.»
Y entonces purificará Dios en su verdad todas las obras del hom- Pero, por muchas que sean las ocasiones en que los sinópticos
bre y lo rociará con un espíritu de verdad» (1 QS IV, 19-21). hablen de esa amenaza futura, la nota que con más insistencia
Quizá no todos esperasen que el futuro reinado de Dios fuera resuena en ellos es la convicción de que la venida de Jesús es ya
acompañado de sangre y truenos, pero muchos lo entendían así, «el evangelio». El mismo Jesús, mientras recorre Galilea, sube a
y los autores de los evangelios estaban al tanto de tales expec- Jerusalén, pasa curando, perdonando y enseñando, muestra aquí
tativas. y ahora en qué consiste realmente el reinado de Dios. En una
palabra, los evangelios afirman que Jesús mismo es la revelación
del reinado de Dios. Mirarle con ojos limpios es ver lo que es
150 El evangelio del reino de Dios
Sin embargo, nótese cómo fue entendida esta victoria sobre el mal. La piedra que desecharon los constructores
Esa victoria lo es contra los demonios. Así se expresa en Marcos es ahora la piedra angular.
cuando se describe la controversia a propósito de por qué expulsa Esa la ha puesto el Señor:
demonios Jesús: ¡Qué maravilla para nosotros!»
«También los letrados, que habían bajado de Jerusalén, decían
que tenía dentro a Belcebú, y que echaba a los demonios con el El Hijo rechazado por el viejo Israel se ha convertido en cabeza
poder del jefe de los demonios. de un nuevo Israel. El evangelista vio la repulsa y la exaltación de
»E1 los llamó y les puso estas comparaciones: Jesús en términos de Sal 118,22-23:
—¿Cómo es posible que Satanás eche a Satanás? Si un reino «La piedra que desecharon los constructores
se mete en guerra civil, ese reino no puede mantenerse en pie; si es ahora la piedra angular:
una familia se divide, esa familia no podrá mantenerse en pie. Pues es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.»
si Satanás se levanta contra sí mismo para hacerse la guerra, no En el salmo, la piedra angular es Israel, rechazado por las nacio-
podrá mantenerse en pie, está perdido. nes y maltratado por ellas. Lo que el salmista aplicaba al antiguo
»Nadie puede meterse en casa de un hombre fuerte y arram- Israel es aplicado ahora por Marcos a Jesús, que se convierte en el
blar con su ajuar si primero no lo ata; entonces podrá arramblar nuevo Israel.
con la casa» (3,22-27). También el juicio sobre el templo se interpreta, en Me 11,15-
No parece a primera vista que en este pasaje haya referencia 17, a la luz de Jr 7,11:
alguna al Antiguo Testamento. Pero si repasamos Is 49,24-25, «Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a
hallaremos un paralelo al pasaje de Marcos. En Isaías se describe los que vendían y a los que compraban allí, volcando las mesas de
lo que ocurrirá cuando Dios salve a su pueblo: libertará al cautivo los cambistas y los puestos de los que vendían palomas; y no con-
que estaba en poder del tirano: sentía que nadie transportase objetos atravesando por el templo.
Luego se puso a enseñar diciendo:
—¿No está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los
«¿Se le puede quitar la presa a un soldado,
pueblos? Pues vosotros la tenéis convertida en una cueva de ban-
se le escapa su prisionero al vencedor?
didos.»
Así dice el Señor:
Si atendemos al aspecto positivo de la venida de Jesús, es decir,
Si le quitan a un soldado el prisionero
la creación por obra suya de un nuevo pueblo de Dios en la histo-
y se le escapa la presa al vencedor,
ria, hallamos las mismas referencias al Antiguo Testamento. En
yo mismo defenderé tu causa,
Me 14,22-25 leemos lo que sigue:
yo mismo salvaré a tus hijos...»
«Mientras comían, Jesús cogió un pan, pronunció la bendición,
lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
A este pasaje de Isaías se hace probablemente alusión en Marcos. —Tomad, esto es mi cuerpo.
Lo que en el Segundo Isaías se promete, ha tenido cumplimiento »Y cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la
en el ministerio de Jesús, que pone en libertad a los que estaban pasó y todos la bebieron. Y les dijo:
sometidos al poder diabólico. —Esta es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama
Del mismo modo, siempre que Marcos quiere ilustrar el juicio por todos. Os aseguro que ya no beberé más del fruto de la vid
que trae consigo la venida de Jesús, lo presenta a la luz del Anti- hasta el día aquel en que lo beba, pero nuevo, en el reino de Dios.»
guo Testamento. Pondremos únicamente un ejemplo, el pasaje de Esta referencia a la sangre de la alianza sería inexplicable sin
Me 12,1-12, que citábamos antes. Después de describir alegórica- Ex 24,8. Por otra parte, aunque no se haga referencia explícita a
mente la historia de Israel y el trato dado al hijo que les fue en- Jr 31,31s, es probable que en el pasaje antes citado hayamos de
viado, dice Marcos: entender que el autor tuvo en cuenta Jr 31,31-34:
«¿Qué hará el dueño de la viña? Irá a acabar con estos labra-
dores y dará la viña a otros. ¿Es que no habéis leído este texto?: «Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que haré una alianza nueva con Israel y con Judá:
156 El cumplimiento de las escrituras Jesús mismo a la luz del AT 157
no será como la alianza que hice con sus padres cargará a sus ángeles que cuiden de ti, y también: Te llevarán en
cuando los agarré de la mano para sacarlos de Egipto; volandas, para que tu pie no tropiece con las piedras.
la alianza que ellos quebrantaron y yo mantuve »Jesús le contestó:
—oráculo del Señor—; —También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.
así será la alianza que haré con Israel »Después se lo llevó el diablo a una montaña altísima y le
en aquel tiempo futuro —oráculo del Señor—: mostró todos los reinos del mundo con su esplendor, diciéndole:
Meteré mi Ley en su pecho, la escribiré en su corazón, —Te daré todo eso si te postras y me rindes homenaje.
yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo; »Jesús le replicó:
ya no tendrán que enseñarse unos a otros, mutuamente, —Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios rendirás
diciendo: Tienes que conocer al Señor, homenaje y a él sólo prestarás servicio.
porque todos, grandes y pequeños, me conocerán »Entonces lo dejó el diablo; en esto se le acercaron unos ánge-
les y se pusieron a servirle» (Mt 4,1-11).
•—oráculo del Señor—,
pues yo perdono sus culpas y olvido sus pecados.» Lo que el Antiguo Testamento dice de Israel en Dt 8 se apli-
ca aquí a Jesús, que revive las pruebas y tentaciones a que se vio
En la Ultima Cena, Jesús da cumplimiento a la expectativa de sometido Israel. En Mt 4,1-11 aparece cuatro veces la frase «está
una nueva alianza que formulara Jeremías. Merece especial aten- escrito», lo que le da un valor enfático. Este pasaje contiene ade-
ción el hecho de que en Marcos, al igual que en los demás evan- más citas de Dt 8,3; 8,16 y de otros pasajes del Antiguo Testa-
gelios, el relato de la pasión aparezca tachonado de referencias al mento. Jesús es Israel, el verdadero Israel. También veíamos
Antiguo Testamento. cómo, indirectamente, Me l,ls presenta a Juan Bautista como
precursor del Señor, pero el Señor de Mal 3,1, que cita Marcos, es
Dios mismo, mientras que en Me 1,2 se refiere este término a Je-
sús. Hay pasajes del Antiguo Testamento que allí se refieren al
JESÚS MISMO A LA LUZ DEL ANTIGUO TESTAMENTO Señor Dios y que en el Nuevo Testamento se aplican a Jesús.
Además del tipo de citas a que hemos hecho referencia, hay
Hasta ahora hemos visto cómo los evangelios situaban el mi- otros pasajes en que los acontecimientos y los personajes del Anti-
nisterio de Jesús, su victoria sobre el mal, el juicio y la creación guo Testamento pasan a ser «tipos» de los acontecimientos ocu-
de un nuevo Israel sobre el telón de fondo del Antiguo Testamen- rridos durante el ministerio de Jesús. Así aparece sobre todo en
to. Pero también el mismo Jesús, aparte del ministerio que había Mateo, pero ya hemos tratado anteriormente (cf. capítulo 1) este
desarrollado, era visto a la luz del Antiguo Testamento. De ahí que punto.
algunos pasajes que en el Antiguo Testamento se aplican a Israel Vemos, por consigueinte, que el nuevo orden, es decir, el
sean referidos en el Nuevo a Jesús. Veamos, por ejemplo, el rela- cristianismo, es inseparable del judaismo, en el que tiene su
to de las tentaciones que ofrecen Marcos y Lucas: punto de partida. Esto significa que el orden nuevo, por enci-
«El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que el diablo lo ma de su novedad, enlaza directamente con lo antiguo. Pero
pusiera a prueba. Jesús ayunó cuarenta días con sus noches y al hemos de insistir finalmente en un punto. Aunque haya continui-
final sintió hambre. dad entre lo antiguo y lo nuevo, lo primero no condiciona lo se-
»E1 tentador se le acercó y le dijo: gundo. Es importante advertir que no todas las citas del Antiguo
—Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en Testamento recogidas en el Nuevo son de igual importancia.
panes. Y también que no todas las profecías mesiánicas del Antiguo Tes-
»Le contestó: tamento son utilizadas en el Nuevo, cosa que reviste una extrema
—Está escrito: No de solo pan vive el hombre, sino también importancia. La Iglesia rechazó algunas profecías. ¿Por qué lo
de cualquier palabra que sale de la boca de Dios. hizo? Porque la Iglesia se regía en la interpretación del Nuevo
»Entonces se lo llevó el diablo a la ciudad santa, lo puso en Testamento por la historia misma de Jesús. Los evangelistas no se
el alero del templo y le dijo: sintieron obligados a trazar una imagen mesiánica de Jesús circuns-
—Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque está escrito: En- crita a los datos del Antiguo Testamento, sino que se servían de
158 El cumplimiento de las escrituras
MESÍAS
Admitiendo, por consiguiente, que para los autores de los si- la entronización. En Israel, esta renovación asumía además un ca-
nópticos Jesús era el Mesías, no simplemente un personaje al estilo rácter moral.
de un rey o un sumo sacerdote ungidos, sino el Mesías de las Pero los reyes terrenos defraudaron muchas veces a Israel.
expectativas judías, ¿qué hemos de entender por semejante título? A pesar de haber sido ungidos, no estuvieron muchas veces a la
Las recientes discusiones en torno a este título se han desarro- altura de su misión. Hubo fracasos morales y durante sus reinados
llado a la luz de dos importantes estudios. El primero se debe a un se produjeron verdaderos desastres. De ahí que el rey nunca llega-
investigador judío, Joseph Klausner, cuya obra, escrita hace tiempo, ra a ser un verdadero Mesías, aunque se le diera ese título. El rey
lleva por título La idea mesiánica en Israel. Según Klausner, el ideal, el Mesías, se convirtió en objeto de esperanza. Un día habría
judaismo está dominado por su pasado, un pasado nada glorioso. de aparecer el rey ideal para enderezar la situación, para renovar
Los hebreos fueron esclavos en Egipto, pero conocieron un liber- la creación y redimir al pueblo en el plano político y en el moral.
tador, Moisés, que rescató a Israel de su esclavitud material, polí- Todas estas ideas habrán de tenerse muy en cuenta a la hora
tica y espiritual. De ahí que la figura de Moisés se convirtiera en de considerar el significado del título de Mesías aplicado a Jesús
en los sinópticos. Si seguimos a Klausner, el Mesías se tomaba
símbolo del Redentor en general. Por ello, el judaismo se forjó
como el personaje de los últimos tiempos, comparable a Moisés,
una imagen de su futuro —un futuro ideal— en términos de su
pero a la vez mayor que él, instaurador del nuevo éxodo. Si segui-
pasado. Tendría que llegar un nuevo éxodo configurado a imagen
mos a Mowinckel, es también un personaje de los últimos tiempos,
del primer éxodo, con un nuevo libertador semejante al primero. pero dotado de significación cósmica, política y espiritual. Al ser
De esta expectación del nuevo libertador semejante a Moisés bro- aplicada a Jesús en los sinópticos esta idea, sufre ciertas modifica-
tó la esperanza de un Mesías; el éxodo fue el auténtico embrión a ciones. El evangelio rechaza la connotación política del término;
partir del cual se desarrolló necesariamente la idea mesiánica. Con se niega a imaginar a Jesús como un dirigente político, pero man-
el éxodo se asoció también la figura de Moisés. De ahí que el tiene las connotaciones cósmicas y morales o espirituales de la
Mesías que había de liberar a Israel fuese a la vez un nuevo Moi- idea. Los sinópticos afirman que Jesús es el redentor final por
sés e Hijo de David. La expectación de un nuevo éxodo gracias a dos razones. Es el Señor de la naturaleza. Ello forma parte de la
la intervención del nuevo Moisés y del Hijo de David adquirió significación que entrañan los milagros sobre la naturaleza, como
profundidad y resonancias morales por influjo de los profetas. los de caminar sobre las aguas o calmar la tempestad. Jesús posee
Frente a la postura adoptada por Klausner está la del investi- una significación cósmica. Pero al mismo tiempo opera la curación
gador noruego profesor Mowinckel, en su obra cuya versión his- física y a la vez moral o espiritual. Así lo atestiguan sus exorcis-
pana lleva el título de El que ha de venir. Este investigador hace mos y sus curaciones.
derivar la idea mesiánica no del éxodo, sino de la realeza israe- Resumiendo: los sinópticos, al llamar Mesías a Jesús, nos lo
lita. Al rey se llamaba en el antiguo Israel «el ungido», «el me- presentan como la figura final de toda la historia, el personaje en
sías». El rey ostenta tres rasgos característicos: que ésta se consuma. Pero este término conecta a Jesús al mismo
tiempo con las esperanzas que su pueblo había mantenido en el
1) Una estrecha relación con Yahvé. pasado; subraya el hecho de que Jesús pertenece al pueblo judío,
2) Un carácter y oficio sagrados. del que no llega a desgajarse. Como Hijo de David, como Mesías,
3) La posesión sobrehumana de una fuerza sagrada. Jesús pertenece a la casa real de Israel, es miembro de una familia
y una comunidad hereditarias, forma parte de la cultura del ju-
En el principio, el rey era el sacerdote del pueblo. daismo. Decir que Jesús es el Mesías equivale a afirmar su condi-
Por otra parte, Mowinckel relaciona la noción de rey en el an- ción de judío y señalar al mismo tiempo en qué sentido se orien-
tiguo Israel con la que se hallaba vigente en el Próximo Oriente ta su misión.
antiguo. La entronización del rey, a su juicio, era una fiesta anual
que representaba la creación y de este modo comunicaba nueva
vida al mundo. También se representaba la victoria simbólica del
rey sobre sus enemigos históricos. Por consiguiente, tanto la na-
ción como la creación se renovaban en virtud de la fiesta anual de
II
Hijo de Dios 163
H I J O DE ABRA HAN, H I J O DE ADÁN Nótese además que el término «Hijo de Dios» parece inter-
cambiable con los títulos de «Mesías» e «Hijo del hombre». Así
Ya hemos indicado que el término «Mesías» conecta a Jesús se advierte claramente en Le 22,66-70:
con sus raíces en el judaismo y en el Antiguo Testamento. Lo mis- «Cuando se hizo de día se reunió en junta el senado del pue-
mo ocurre con otros dos títulos, al menos. Son, primero, el de blo, los sumos sacerdotes con los letrados, y haciéndolo compare-
«Hijo de Abrahán», subrayado por Mateo (1,2-17) y usado por cer ante su Consejo, le dijeron:
Lucas (3,23-33). Abrahán es en primer lugar el padre de todos los —Si eres tú el Mesías, dínoslo.
judíos; el título de «Hijo de Abrahán» sirve ante todo para conec- »E1 les contestó:
tar a Jesús directamente con el pueblo judío. Pero es, en segundo —Si os lo digo, no lo vais a creer, y si os hago preguntas, no
lugar, Hijo de Adán. Así se ve en la genealogía de Jesús que se me vais a contestar. Pero, de ahora en adelante, el Hijo del hombre
consigna en Le 3. Significa esto que Jesús es carne de nuestra estará sentado a la derecha de Dios Todopoderoso.
carne y hueso de nuestros huesos. Si bien no hay ningún pasaje »Dijeron todos:
de los sinópticos en que se llame a Jesús Hijo de Adán, hay mu- —Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?
chos elementos que afirman la existencia de un nexo especial »Les contestó:
entre Jesús y Adán. Las tentaciones de Jesús recuerdan la tenta- —Así es, lo soy.»
ción de Adán, al menos en Marcos; Jesús sufre la tentación como A la vista de este pasaje, ¿hemos de concluir que «Hijo de
hombre que es, a semejanza del primer Adán. Pero estos dos títu- Dios» es un título judío y mesiánico, y que no necesitamos pro-
los —Hijo de Abrahán e Hijo de Adán— son secundarios; más fundizar más en la indagación de su significado, que es meramente
importante es el siguiente título, del que nos ocupamos a conti- un sinónimo de Mesías?
nuación. Para responder a este interrogante, hemos de tener en cuenta
dos posibilidades:
H IJO DE DIOS
1. La ascendencia helenística del término.
El término «Hijo de Dios» aparece, aplicado a Jesús, veinti- La expresión «Hijo de Dios» entrañaría un significado espe-
cuatro veces, explícita o implícitamente, en los sinópticos. En al- cífico, fácilmente comprensible para los paganos del siglo i. La
gunos pasajes se usa absolutamente, es decir, sin otras matiza- religiosidad helenística del siglo i presenta una notable incapacidad
ciones, como un título. Son importantes en este sentido dos pa- para apreciar la distancia existente entre lo humano y lo divino.
sajes: Se confundían los dioses y los hombres. Un hombre podía ser
«Por aquel entonces exclamó Jesús: considerado divino en muchos aspectos. Primero, especialmente en
—Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, si has Kgipto, se suponía que los reyes habían sido engendrados por dio-
escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado ses. De ahí la facilidad, como hemos visto, con que se consideró a
a la gente sencilla; sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido los emperadores como seres divinos. En segundo lugar, los maes-
eso bien. tros religiosos, como Apolonio de Tyana (un filósofo neopitagó-
»Mi Padre me lo ha enseñado todo; al Hijo lo conoce sólo el rico, nacido hacia el año 4 a.C, que pretendía poseer poderes
Padre y al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo milagrosos), afirmaban también su condición divina. En tercer lu-
se lo quiere revelar. nar, cualquier individuo que se sintiera arrebatado por fuerzas di-
»Acercaos a mí todos los que estáis rendidos y abrumados, que vinas no tenía inconveniente en proclamarse «hombre divino».
yo os daré respiro. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que I lumbres de este tipo abundaban en el siglo i.
soy sencillo y humilde: encontraréis vuestro respiro, pues mi yugo Si suponemos que el título de «Hijo de Dios» tiene sus raíces
es llevadero y mi carga ligera» (Mt 11,25-30). IMI el mundo helenístico, está claro que carece de cualquier signifi-
«... aunque el día y la hora nadie los sabe, ni siquiera los án- cado profundo. Esto significa que posiblemente no se juzgó ade-
geles del cíelo ni el Hijo, sólo el Padre» (Me 13,32). cuado para aplicarlo a Jesús el adjetivo «divino» en sentido hele-
164 El instaurador del reino Hijo de Dios 165
nístico, y que el uso del término «el Hijo» posee un significado «Otea desde el cielo, mira desde tu morada santa y gloriosa:
más profundo del que sugería el lenguaje helenístico. ¿Dónde está tu celo y tu fortaleza,
tu entrañable ternura y compasión?
2. La ascendencia judía del término. No la reprimas, que tú eres nuestro padre:
Abrahán no sabe de nosotros, Israel no nos reconoce;
¿Podemos averiguar el significado de este título en un ambien- tú, Señor, eres nuestro padre,
te judío? En el judaismo, el título «Hijo de Dios« se utilizaba tu nombre de siempre es 'nuestro redentor'.»
en dos formas:
a) Aplicado al pueblo de Israel. El pasaje clásico es Ex En tiempos de Jesús ya era comúnmente aceptada en el ju-
4,21-23: daismo la idea de que Israel era hijo de Dios. El pueblo de Israel
«El Señor dijo a Moisés: y cada uno de los israelitas en particular son la niña de los ojos
—Mientras vuelves a Egipto, fíjate en los prodigios que he de Dios, son sus «hijos».
puesto a tu disposición, pues los tienes que hacer delante del Fa- No nos faltarían motivos, por consiguiente, para preguntarnos
raón. Yo lo pondré terco y no dejará salir a mi pueblo. Tú le dirás: si, cuando se dice que Jesús es «Hijo de Dios», se trata de sugerir
Así dice el Señor: Israel es mi hijo primogénito, y yo te ordeno que su identificación con «Israel». Tal parece ser el caso, por ejemplo,
dejes salir a mi hijo para que me sirva; si te niegas a soltarlo, yo en los relatos del nacimiento de Jesús en el segundo capítulo de
daré muerte a tu hijo primogénito.» Mateo. Allí aparece Jesús, de niño, llevado a Egipto: «De Egipto
Nótese que es Dios mismo el que llama «hijo» suyo al pueblo. llamé a mi hijo» (2,15; cf. Os 11,1). Jesús revive la experiencia
Este título se mantiene a lo largo de todo el Antiguo Testamento. del pueblo de Israel. También las tentaciones a que se vio some-
A partir del éxodo fue adoptado Israel como «hijo» de Dios. tido, como ya hemos visto, recuerdan las de Israel en el desierto.
Oseas pone en boca de Dios palabras llenas de amor hacia Israel No cabe duda de que los sinópticos ven en Jesús al representante
y hace una descripción inolvidable de su paciencia para con el del verdadero Israel de Dios. Esta idea forma parte del significado
pueblo: que entraña el título de «Hijo de Dios» que le atribuyen.
«Cuando Israel era niño, lo amé, Pero esto no explica por completo el hecho de que Jesús sea
y desde Egipto llamé a mi hijo. llamado «el Hijo» en sentido absoluto, como si se tratase del «Hijo
de Dios» por excelencia. Esto nos lleva a la segunda modalidad
Yo enseñé a andar a Efraín y lo llevé en mis brazos, de este título en el judaismo.
y ellos sin darse cuenta de que yo los cuidaba. b) Aplicado al rey de Israel. En 2 Sm 7,14, Dios hace una
Con correas de amor los atraía, con cuerdas de cariño. promesa al rey David en los siguientes términos:
Fui para ellos como quien levanta el yugo de la cerviz; «El edificará un templo en mi honor y yo consolidaré su trono
me inclinaba y les daba de comer» (11,1.3-4). real para siempre. Yo seré para él un padre, y él será para mí un
hijo; si se tuerce, lo corregiré con varas y golpes, como suelen los
Tanto en el libro del Éxodo como en Oseas, el pueblo de Israel en hombres...»
conjunto es presentado como «el hijo de Dios». Pero también es El rey es hijo de Dios de manera peculiar. Nótese que esta re-
«hijo» cada uno de los israelitas individualmente tomado. Bastará lación entre Dios y el rey se supone eterna: el rey superará las
un ejemplo: vicisitudes de la historia.
«Oíd, cielos; escucha, tierra; que habla el Señor: «Voy a proclamar el decreto del Señor.
Hijos he criado y educado, y ellos se han rebelado contra mí» El me ha dicho: Tú eres mi hijo,
(Is 1,2). yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones;
Hay un pasaje de Is 63,15-16 que merece la pena citar porque de- en posesión, la tierra hasta sus confines» (Sal 2,7).
muestra claramente cómo se entiende que Dios es padre de Israel: «El me invocará: Tú eres mi padre,
mi Dios, mi roca salvadora» (Sal 89,27).
166 El instaurador del reino La paternidad de Dios en Jesús 167
El rey de los tiempos mesiánicos futuros era el rey ideal; po- ternidad divina, por consiguiente, es que Dios es Padre de aquellos,
demos suponer, por tanto, que también el Mesías era llamado y sólo de aquellos, que reconocen la filiación mesiánica de Jesús,
«Hijo de Dios». De hecho, no hay pruebas de que así ocurriera en que entran a formar parte de su nueva comunidad mesiánica, que
el judaismo. Sin embargo, independientemente de que en el ju- por ello adquieren el derecho a afirmar que, por Jesús, también
daismo fueran o no intercambiables los términos Mesías e Hijo de ellos son hijos de Dios. Pero esta postura es insostenible. En este
Dios, en los sinópticos lo eran. Jesús, que representa al pueblo de caso se ha atribuido una importancia excesiva a las estadísticas.
Israel, es su rey y a la vez es Hijo de Dios. Está unido a Dios La paternidad divina es exclusiva, pero no en este sentido. No
por una relación especial. hemos de pensar que Jesús negara la paternidad divina sobre todos
los hombres: Dios hace llover sobre justos y pecadores.
Pero en este caso, ¿cómo se explica la extraordinaria reserva
LA PATERNIDAD DE DIOS EN JESÚS de Jesús en el uso del nombre de «Padre» en relación con Dios?
Todo el ministerio de Jesús está envuelto en un aire de reserva
¿Podemos profundizar algo más en esta relación peculiar de —en un secreto— del que nos ocuparemos al hablar de Marcos,
Jesús? ¿Poseía este título una significación personal al ser aplica- pero ello no basta para explicar la reserva de Jesús en el uso del
do a Jesús, un significado que los sinópticos pretendan darnos a término «Padre». El difunto profesor T. W. Manson sugería una
entender? razón principal para explicar esta reserva: era la intensidad mis-
¿Podemos suponer que la expresión «Hijo de Dios» ha de ma que en el pensamiento de Jesús tenía su propia relación con
entenderse en el sentido de que revela una calidad propia de la Dios. La paternidad divina no era para Jesús un lugar común teo-
vida de Jesús? Aquí nos movemos en un terreno especialmente lógico, sino una materia de profunda convicción y experiencia, algo
difícil. Pero aún a riesgo de sufrir una distorsión, no tenemos más de lo que no le resultaba fácil hablar ni siquiera con los discípulos.
remedio que preguntarnos si, tal como nos es revelado en los En los grandes poetas hallamos este mismo tipo de reserva; no les
sinópticos, Jesús, como «Hijo de Dios», tiene una relación especial gusta hablar de su arte. Etienne Gilson ha escrito lo que sigue:
con el Padre. Esta cuestión nos lleva a indagar acerca del signi- «Nadie es más humilde que el artista ante su obra, aún cuando
ficado de la paternidad divina con respecto a Jesús en los sinóp- parezca vanidoso ante el hombre. Se muestra humilde también en
ticos. cuanto a su vida, pues bien sabe él que es distinta de la vida que
La doctrina de la paternidad de Dios era un lugar común en el llevan otros hombres. Se pregunta en virtud de qué gracia inme-
judaismo del siglo i; entre los doctores judíos era un tema muy recida fue llamado entre tantos otros. Este sentimiento es tan
familiar. Pero en el Nuevo Testamento podemos observar un fenó- profundo que cuando se encuentra entre los demás hombres en-
meno curiosísimo. Por una parte, el Nuevo Testamento, en con- torpecidos por las necesidades de la vida ordinaria, la modestia
junto, insiste mucho en la paternidad de Dios. Por otra, en los no le permite hablar de su propio estilo de vida. Lo oculta como
estratos más antiguos de los sinópticos son raras las alusiones a un santo su vida de oración, de la que únicamente entre santos
este tema. Los datos son los siguientes: puede hablar» 17.
a) En los sinópticos, el nombre de «Padre» es usado por Je- Pude experimentar hasta qué punto son ciertas esas palabras
sús el siguiente número de veces: Marcos, 4; Q, 8 ó 9; M, 23 cuando tuve ocasión de tratar al poeta Dylan Thomas. De lo últi-
(aproximadamente); L, 6. mo que él hubiera hablado habría sido de su propia obra. Le envol-
b) En el cuarto evangelio, 107. vía esa reticencia de la que habla Gilson. Palabras como las de
c) En el resto del Nuevo Testamento: Hechos, 3; Pablo, 39; Gilson podrían aplicarse también a la reserva que impide hablar
1 y 2 Timoteo y Tito, 3; Hebreos, 2; Santiago, 3; 1 Pedro, 1; a Jesús de la paternidad divina. La razón de que los autores de
2 Juan, 16; Judas, 1; Apocalipsis, 4. otros documentos del Nuevo Testamento hablen tanto de la pater-
Sobre la base de estas cifras, algunos investigadores han suge- nidad de Dios, mientras que Jesús parece haberlo hecho en tan
rido que, en los sinópticos, Dios es Padre de Jesús, el Mesías, y de contadas ocasiones es que sabían la intensidad extraordinaria que
los discípulos, a los que Jesús, como Hijo mesiánico, ha querido la paternidad divina poseía en la experiencia de Jesús. En la pri-
revelárselo. Pero no habría indicio alguno de que Dios sea Padre
17
de todos los hombres. La doctrina propiamente cristiana de la pa- Citado por A. T. Davies, Crwydro Sir Gár (Llandybie 1955).
168 El instaurador del reino
mitiva Iglesia se sabía muy bien que «el Padre» significa en la H I J O DEL HOMBRE
vida y en la enseñanza de Jesús mucho más de lo que podría cole-
girse del uso limitado que de esa expresión se hace en los evange- La expresión más utilizada por Jesús para referirse a sí mismo
lios. El profesor Manson se refiere al bautismo de Jesús, que a su en los sinópticos es «Hijo del hombre». En hebreo y en arameo
vista significó una profunda experiencia religiosa del Padre por significa simplemente «un hombre», «este hombre» *. Es posible,
parte de Jesús, que entonces es declarado Hijo. Manson recurre por tanto, que al utilizar la expresión «Hijo del hombre», Jesús
además a la escena de Getsemaní, en que Jesús se entregó obe- no pretenda otra cosa que referirse a sí mismo como «un hom-
diente a la voluntad del Padre. Este sentimiento de obediencia y bre». Pero esta expresipn tiene otros matices y también una his-
confianza en Dios como Padre es el origen del tono de autoridad toria. Hay cuatro pasajes del Antiguo Testamento que nos ilus-
que revisten los actos y las enseñanzas de Jesús. La conciencia de trarán sobre las razones de que Jesús la utilizara:
la paternidad de Dios fue para Jesús una experiencia religiosa y
personal de profundidad nunca igualada. Ello explica a la vez la
reticencia de Jesús y aquellos pasajes en que se le considera «Hijo» 1) «... ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
en sentido absoluto. el ser humano para que te ocupes de él?
Lo hiciste poco menos que un dios,
En su estudio supone el profesor Manson que los sinópticos
lo coronaste de gloria y dignidad» (Sal 8,5.6).
nos descubren el pensamiento mismo de Jesús. Muchos historiado-
res de las formas no estarán de acuerdo con este presupuesto. Sin
embargo, aún admitiendo que el método aplicado por el profesor La expresión «hijo del hombre» se refiere aquí al ser humano con-
Manson puede parecemos hoy dudoso, sus conclusiones cuentan siderado tanto en su debilidad o condición de criatura ante Dios
con el apoyo de otro investigador, el profesor Joachim Jeremías. como en su dignidad, por decisión divina, sobre el resto de la crea-
En un documentado artículo examina este investigador los casos ción. El hombre es una criatura a la que Dios presta atención. En
en que el término «Padre» aparece dentro del contexto del judais- todo caso, parece que «hijo del hombre» es sinónimo de «hom
mo. Saca la conclusión de que, en el conjunto de la literatura judía, bre» tanto en su miseria como en su grandeza.
nunca se utiliza el término «Padre» sin sufijo, como invocación 2) En el libro de Ezequiel se dirige la palabra de Dios al
dirigida a Dios, en contraste con lo que sucede en el caso de Jesús. profeta como hombre simplemente o como «hijo del hombre».
Opina Jeremías que este uso de «Abba, Padre» es exclusivo de Cuando se usa la segunda fórmula, es para destacar el contraste
Jesús 18. con la majestad divina, pero reconociendo al mismo tiempo que
Pero puede que esta afirmación sea demasiado tajante. Siempre se le tiene por digno de conversar con la divinidad. También en
resulta difícil probar que algo es único. Por otra parte, apenas este caso se combinan paradójicamente las ideas de insignificancia
puede cabernos duda alguna de que la primitiva Iglesia entendió y dignidad. El hecho de que se utilice ochenta y siete veces en
que Jesús, como «Mesías» e «Hijo de Dios», estaba unido a Dios Ezequiel indica la importancia que en el profeta tiene la expresión.
por una relación única de filiación. De todo esto se desprende que Un caso típico es el que hallamos en 1,28-2,1:
el título «Hijo de Dios» es ambiguo. Relaciona a Jesús con «Is- «El resplandor que lo nimbaba era como el arco que aparece
rael», con el rey de Israel, con cada uno de los israelitas, que en en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la gloria
su totalidad son «hijos» de Dios. Pero al mismo tiempo denota una del Señor. Al contemplarla, caí rostro a tierra, y oí la voz de uno
conciencia de Dios como Padre por parte de Jesús de la que él que me hablaba. Me decía:
mismo habló en raras ocasiones, pero que los primeros cristianos —Hijo del hombre, ponte en pie, que voy a hablarte.»
supieron advertir con toda claridad. El título «Hijo de Dios», en 3) En el Salmo 80, la expresión «hijo del hombre» parece
este sentido, coloca a Jesús completamente aparte de los hombres. significar algo más que un hombre en concreto. Es más bien un
La misma ambigüedad encontraremos en el título de que vamos a término colectivo que abarca en su totalidad a la nación de «Israel»
ocuparnos seguidamente. como el «hombre de la mano derecha». Aquí el «hijo del hombre»
18
Cf. J. Jeremías, The Central Message of the New Testament (Nueva * Véase J. Mateos, «El hombre / el Hijo del hombre», en El Evan-
York 1965) 9-27. gelio de ]uan (Ed. Cristiandad, Madrid 1979) 930-936.
170 El instaurador del reino Hijo del hombre 171
es Israel en cuanto que Dios se sirve de este pueblo para hacer el «Israel» glorificado del reino futuro, el «Israel» ideal de los
realidad sus planes divinos en la historia: tiempos nuevos. A continuación de las distintas bestias, que repre-
sentan a las naciones opresoras de Israel, aparecen los verdaderos
«Dios de los ejércitos, vuélvete, mira desde el cielo, santos del Altísimo, el Israel de Dios. La primera bestia era seme-
fíjate, ven a inspeccionar tu viña, jante a un león y tenía alas de águila y representaba a Babilonia;
la cepa que tu diestra plantó. la segunda bestia se parecía a un oso y aludía a los medos; la terce-
La han talado y le han prendido fuego: ra tenía el aspecto de un leopardo, con cuatro alas de pájaro a la
con un bramido hazlos perecer. espalda y cuatro cabezas, y simbolizaba a Persia; la cuarta bestia,
Que tu mano proteja al que está a tu diestra, «terrible, espantosa, fortísima» era la Grecia de Antíoco Epífanes;
al hijo del hombre al que diste poder. el cuerno pequeño era el mismo Antíoco Epífanes. El hijo del
No nos alejaremos de ti; danos vida, hombre aparece como representación de Israel, pero aquí es algo
para que invoquemos tu nombre» (Sal 80,15-19). más. El hijo del hombre es ahora una especie de figura santa,
angélica, que pertenece a los últimos tiempos. En efecto, es el per-
Nótese que, en este pasaje, el «hijo del hombre» es también la sonaje final de la historia y representa al pueblo final de la historia.
vida de Dios, es decir, «Israel» mismo. .5) Hay un último documento al que debemos referirnos, con-
4) En Dn 7,13 se avanza aún más sobre las ideas del Sal- cretamente las «parábolas de Henoc» (37-71). Los pasajes perti-
mo 80. El pasaje en su totalidad dice así: nentes dicen así:
«Durante la visión vi que colocaban unos troncos, y un ancia-
no se sentó: 46,1: «Y vi allí uno que tenía una cabeza de días,
y su cabeza era blanca como la nieve,
»Su vestido era blanco como nieve, y con él había otro ser cuyo semblante tenía la apariencia
su cabellera como lana limpísima; de un hombre,
su trono, llamas de fuego; y su rostro estaba lleno de gracia, como uno de los santos
sus ruedas, llamaradas. ángeles.
Un río impetuoso de fuego 2 y pregunté al ángel que me acompañaba y me había
brotaba delante de él. mostrado todas las cosas ocultas, acerca de aquel
Miles y miles le servían, 3 hijo del hombre: quién era y de dónde era (y) por qué
millones estaban a sus órdenes. estaba junto a la Cabeza de Días. Y él
Comenzó la sesión y se abrieron los libros. me respondió y me dijo:
Este es el hijo del hombre que tiene la justicia,
»Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería con el que mora la justicia,
aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la y que revela todos los tesoros de lo que está oculto,
echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándo- porque el Señor de los Espíritus lo ha elegido,
las vivas una temporada. y cuya suerte tiene la preeminencia ante el Señor de los
»Seguí mirando, y en la visión nocturna vi venir en las nubes Espíritus en justicia para siempre.
del cielo una figura como hijo del hombre, que se acercó al anciano 4 Y este hijo del hombre al que has visto
y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio: todos los derrocará de sus sedes a los reyes y poderosos
pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y [y a los fuertes de sus tronos]
no pasa, su reino no tendrá fin» (Dn 7,9-14). y soltará las riendas del fuerte
Aparece aquí sobre las nubes un personaje cuya figura es y romperá los dientes de los pecadores.
«como hijo del hombre». En 7,18.22.27 se aclara explícitamente 5 [Y derribará de sus tronos a los reyes y a los reinos]
quién es este personaje. En los tres versículos citados, «los santos porque no le ensalzan ni alaban
del Altísimo» reemplazan al personaje «como hijo del hombre»; ni reconocieron humildemente que le fue otorgado el reino...
esto significa que el personaje «como hijo del hombre» viene a ser 48,1 Y en aquel lugar vi la fuente de la justicia
172 El instaurador del reino Hijo del hombre 173
el que trate con ira a su hermano será condenado por el tribunal; puede referirse precisamente a este mundo en que cabe el perju-
el que lo insulte, será condenado por el Consejo; el que lo llame rio, la posibilidad del adulterio, el abuso de los más fuertes, el
renegado será condenado al fuego del quemadero» (Mt 5,21-22). odio. Por muy lejos que queden de nuestras posibilidades, las
»Habéis oído el mandamiento: No cometerás adulterio. Pues exigencias de Jesús se nos plantean en este mundo y reclaman de
yos os digo: Todo el que mira a una mujer casada excitando su nosotros obediencia aquí y ahora.
deseo por ella, ya ha cometido adulterio con ella en su interior» 3. Este hecho es reconocido en la tercera postura ante la
(Mt 5,27-28). enseñanza de Jesús y su tono absoluto. Podríamos caracterizarla
Al leer estas palabras podemos preguntarnos: ¿No nos exigen como la postura católica, que reconoce dos grados en la ética cris-
acaso algo que es imposible? Los sinópticos ponen en labios de tiana. Hay un grado superior, representado por la vida de los mon-
Jesús muchas palabras cargadas de prudencia, pero de lo que no jes y los ascetas, que aceptan la plena exigencia de lo absoluto,
nos puede caber duda alguna es de que también es muy suya esta que renuncian al mundo para vivir de acuerdo con el ideal. Este
exigencia absoluta, y en especial la del amor hacia todos, si lo me- es el código especial que Jesús propuso a sus apóstoles, más exi-
recen como si no lo merecen. gente que el impuesto a los hombres «ordinarios». Fijémonos, por
El ministerio de Jesús, por consiguiente, tiene dos puntos ejemplo, en Mt 19,10. Jesús prohibe el divorcio, pero a continua-
esenciales de referencia: el perdón y la misericordia sin límites ción leemos:
que ofrece a los hombres, pero a la vez el amor sin límites que les «Los discípulos le replicaron:
exige. A primera vista, al menos, parece demasiado fantástico y —Si tal es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta
nada realista que se nos exija amar a quienes por naturaleza no casarse.
somos capaces de amar. ¿Qué podemos hacer ante esta exigencia »Pero él les dijo:
absoluta de amor que nos plantea Jesús? Se han dado muchas res- —No todos pueden con eso que habéis dicho, sólo los que han
puestas a esta pregunta. recibido el don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su
1. Podemos adoptar la ingenua postura de que es posible madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hicieron
alcanzar el Reino mediante la observancia de estos absolutos. Esta eunucos por el reinado de Dios. El que pueda con eso, que lo haga.»
idea está de acuerdo con la necesidad de la obediencia y la disci- Una interpretación obvia de las palabras anteriores nos dice
plina en la vida del cristiano. Hay que buscar afanosamente el que algunos aceptarán el celibato, ya'que se sienten capaces de
Reino (Mt 6,33); tenemos que «entrar por la puerta estrecha» vivir en tal estado, por amor al Reino. Pero al mismo tiempo se
(Mt 7,13). Seguir a Jesús es algo que exige esfuerzo, disciplina, admite que otros no tienen esa misma capacidad, por lo que no se
progreso. les deberá exigir algo para lo que no están dispuestos.
Pero hay dos cosas que pasa por alto esa postura. Primero, La postura que acabo de esbozar tiene algo de heroica, el he-
que el Reino de Dios es siempre un don, una gracia, no para los roísmo de los que aceptan el compromiso total. Pero hay un pun-
que ya han logrado algún progreso, sino para los que aún no lo to en el que no resulta satisfactoria. La doctrina de Jesús es ab-
merecen; y segundo, que es imposible cumplir esas exigencias ab- soluta no sólo en ciertos aspectos heroicos de la vida, por ejemplo,
solutas. Después de haber hecho todo cuanto está de nuestra parte, en su demanda de que se renuncie al matrimonio y a las riquezas,
nos damos cuenta de que todavía somos unos siervos inútiles, es sino que es también absoluta en toda la línea, en cuanto a nuestros
decir, que no hemos sido capaces de hacer lo que se nos había pensamientos ocultos tanto como en relación con nuestros actos.
mandado. De ahí que no sería justo afirmar que por el hecho de renunciar a
2. Otros han tratado de encajar el tremendo absoluto de las ciertos aspectos de la vida, por muy heroico que ello sea, ya están
exigencias de Jesús afirmando que esta enseñanza ética no se refiere cumplidas todas sus demandas. Por admirable que resulte el cato-
realmente a este mundo del tiempo, el espacio y los sentidos, sino licismo en este aspecto, todavía hemos de preguntarnos si la vida
al otro mundo. La ética de Jesús es válida únicamente para un ascética de los monasterios, tal como la historia nos dice que se
mundo que aún está por venir. desarrolló, ha respondido efectivamente a las exigencias absolutas
Esta postura es más sincera. Reconoce que es absolutamente que proclaman las palabras de Jesús.
imposible vivir en este mundo de acuerdo con las exigencias de 4. Nos ocuparemos ahora de la interpretación de las palabras
Jesús. Pero va demasiado lejos, pues lo que pide Jesús únicamente de Jesús propuesta por Albert Schweitzer. Supone este autor que
12
178 Las exigencias del reino Las exigencias del reino 179
Jesús estaba convencido de la inminencia del fin del mundo; en un absolutismo de la enseñanza moral de Jesús. Se trata de que quie-
plazo muy breve llegaría a su término la historia y surgiría un or- nes reciben la gracia otorguen a los demás la gracia.
den absolutamente nuevo e inimaginable. ¿En qué consisten, pues, ¿Qué razones se aducen, en consecuencia, para vivir una vida
las exigencias morales de Jesús? Se prevé ante todo que su vigencia de gracia? ¿Por qué hemos de vivir conforme a lo que Jesús exi-
quedaría limitada a las pocas semanas que quedaban hasta el fin gió? Se proponen premios y castigos, pero el verdadero motivo
del universo. Se expresa así el carácter absoluto de las demandas está en que los hombres son hijos de Dios. Hemos de vivir digna-
de Jesús ante la crisis final de toda la historia, previstas para un mente para entrar como hijos en el Reino de Dios. Aceptar una re-
intervalo. ¿Explica esto suficientemente la doctrina de Jesús? lación filial con Dios, en eso consiste la vida conforme al orden
Dos cosas podemos admitir a propósito de esta perspectiva. nuevo; la relación filial con Dios es el fundamento de toda mo-
Capta perfectamente el tono de urgencia de la enseñanza moral del ralidad y de los premios anejos a ella. El discípulo está llamado a
Nuevo Testamento y nos previene de que no deben rebajarse las encarnar en su propia yida el sentido de esa filiación que le ha
exigencias cristianas. Por otra parte, reconoce también que gran sido conferida por el amor de Dios. De ahí se sigue el carácter
parte de la enseñanza de Jesús estaba en función de una crisis es- absoluto de las exigencias planteadas a los hijos. Del mismo modo
pecífica relacionada con su llamada a los hombres. Pero al mismo que es imposible cuantificar exactamente lo que debemos a nues-
tiempo hemos de insistir en que la doctrina de Jesús nunca de- tro padre y a nuestra madre, también lo es en cuanto a nuestra
pende de la brevedad del tiempo que queda para la llegada del fin deuda con Dios y, por consiguiente, en cuanto a la medida de lo
ni es una llamada que se apoye en el supuesto de que todas las que debemos hacer. La exigencia de Jesús va directa a las mismas
cosas están a punto de acabar. raíces de nuestro ser y se dirige al corazón. Se trata de unas de-
5. Recientemente se ha propuesto otra explicación sobre la mandas que trascienden todas las medidas naturales y prudencia-
les. Jesús nos pide una misericordia absoluta. Esto significa que
doctrina de Jesús. Se insiste en que la llamada de Jesús exige a los
nunca daremos satisfacción total a sus exigencias. Sin embargo,
hombres que se decidan a favor o en contra de Dios. Pero las nor-
aunque siempre estén por cumplir, aunque resulten incluso impo-
mas concretas que hallamos en los evangelios serían en gran parte
sibles de cumplir, esas exigencias están ahí. Aceptar la llamada de
adiciones posteriores debidas a la necesidad de dotar a la Iglesia de Jesús es tanto como reconocer que esas exigencias están ahí, que
una legislación. La llamada de Jesús se refiere esencialmente a la no pueden ser cumplidas absolutamente y que, sin embargo, es
decisión; todo lo demás es secundario. Pero esta solución resulta preciso esforzarse por darles cumplimiento. Y que todas ellas se
demasiado drástica. Hemos de reconocer que Jesús también se resumen en el mandamiento del amor.
ocupó de la vida en este mundo con todas sus complejidades. Una
llamada escueta a la decisión no hubiera sido suficiente. El advenimiento del Reino significa que ha llegado también el
amor. Por ello es inevitable que entre en conflicto con el mundo.
Pero, entonces, ¿cuál es el contenido de la exigencia de Jesús? Llega el Reino y eso quiere decir que es preciso vencer tentacio-
Primero, los evangelios asumen la tradición ética del Antiguo Tes- nes, hacer exorcismos, perdonar pecados y soportar el dolor. El
tamento. Hay un Dios justo y santo que quiere que haya paz y don del reinado de Dios se convierte así en una fuente de exigen-
justicia entre las naciones. La exigencia de justicia social, en este cias. El hombre se encontrará a sí mismo precisamente en el cum-
sentido, es asumida por los evangelios, pero al mismo tiempo se plimiento de esas exigencias que brotan del don de Dios. Para los
entiende la exigencia de Dios a la luz del Reino de Dios revelado que cargan sobre sí el yugo del Reino, la gracia es una exigencia de
en el ministerio de Jesús. Han llegado los tiempos nuevos, un Hlacia. No hay lugar para el «perfeccionismo», es decir, para pre-
orden nuevo en que la gracia de Dios se revela y se ofrece libre- tender en momento alguno que ya hemos cumplido con las exigen-
mente. Este orden nuevo es, en cierto sentido, un retorno a la <'ins de la gracia. Esta verdad tiene una expresión inigualada en los
voluntad primordial de Dios manifestada en la creación, a su pura Idilios del Rey, de Tennyson: encontrarse con Jesús, en quien
voluntad no corrompida por las necesidades de la historia, por la ¡iciúa ya el Reino de Dios, es tanto como establecer una comuni-
desobediencia del hombre. Y esta voluntad de gracia impone a su i ación con alguien de quien se puede decir:
vez una exigencia de gracia. Aceptar el reinado de Dios supone co-
nocer también la exigencia del reinado de Dios. Recibir el perdón «... aunque no falten quienes digan
supone aceptar la exigencia de perdonar. Ahí está el verdadero que este Rey es como una sombra...
180 Las exigencias del reino
significativos por numerosos investigadores, de forma que no se trata de historia sin más, sino de una historia predicada. Marcos
puede considerar a Marcos como fuente segura para reconstruir se preocupa de presentar el relato de una vida, pero convencido
la biografía histórica de Jesús. de que esa vida es la vida del Hijo de Dios. Esta convicción domi-
Pero este escepticismo llevó a una reacción. El profesor na toda la manera de presentar esa vida. Su historia es una forma
C. H. Dodd afirma que Marcos utilizó materiales de tres tipos: de predicación.
1. Relatos aislados transmitidos independientemente. ¿Cuál es, por tanto, la mayor preocupación de Marcos al ofre-
2. Colecciones de relatos y parábolas, y sentencias. cernos la historia de Jesús? Ya hemos visto que para Marcos, al
3. Un esquema de todo el ministerio de Jesús compuesto po- igual que para los otros dos autores de los sinópticos, esa vida es
siblemente a modo de introducción al relato de la pasión. Marcos el cumplimiento de las profecías; es la vida del Mesías, el Hijo del
encajaría en este esquema los restantes materiales. hombre, del Hijo de Dios. ¿Cuáles son los aspectos que más le
Puede rastrearse este esquema en ciertos resúmenes que utili- interesan? Podemos describirlos como sigue.
za Marcos. Son los siguientes:
«Cuando detuvieron a Juan, Jesús se fue a Galilea a pregonar
de parte de Dios la buena noticia. Decía: LA AUTORIDAD DE JESÚS, E L MESÍAS
—Se ha cumplido el plazo, el reinado de Dios está cerca. Arre-
pentios y creed la buena noticia» (1,14-15).
«Entraron en Cafarnaún, y el sábado siguiente fue a la sinago- Jesús es el Mesías de las expectativas judías. Marcos no duda
ga y se puso a enseñar. Estaban asombrados de su enseñanza, de ello porque durante su vida ha ejercido Jesús lo que él define
porque enseñaba con autoridad, no como los letrados» (2,21-22). como «autoridad». Este concepto de «autoridad» juega un papel
capital en la visión que de Jesús tiene el evangelista. Lo demuestra
«Y fue predicando por aquellas sinagogas, por toda Galilea, y
haciendo ver que efectivamente Jesús actuó con autoridad en los
expulsando los demonios» (1,39).
siguientes terrenos:
«Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía y él
les enseñaba» (2,13).
«Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago. Mucha 1. Como maestro:
gente de Galilea, Judea y Jerusalén, de Idumea y TransJordania,
y de las cercanías de Tiro y Sidón, que se habían enterado de las «Entraron en Cafarnaún, y el sábado siguiente fue a la sina-
cosas que hacía, acudieron a él. goga y se puso a enseñar. Estaban asombrados de su enseñanza,
»E1 encargó a sus discípulos que le tuvieran preparada una porque enseñaba con autoridad, no como los letrados» (1,21-22).
barca, no lo fuera a estrujar el gentío» (3,7-9).
«Con muchas parábolas parecidas les estuvo exponiendo el 2. Sobre la Ley: en 7,1-13 rechaza gran parte de la tradición
mensaje, según lo que podían oír. No les habló más que en pará- judía; en 7,14-20 parece ir en contra de la Ley escrita:
bolas, pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en pri-
vado» (4,33-34). «Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo:
«Mientras recorría las aldeas de alrededor enseñando, llamó a —Escuchadme todos y entended esto: Nada que entra de fuera
los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad puede manchar al hombre; lo que sale de dentro es lo que mancha
sobre los espíritus inmundos. Ellos se fueron a predicar el arre- al hombre.
pentimiento, echaban muchos demonios, ungían con aceites a mu- »Cuando dejó a la gente y entró en casa, le preguntaron sus
chos enfermos y los curaban» (6,7.12-13). discípulos por la comparación. El les dijo:
«Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron —¿Así que tampoco vosotros sois capaces de entender? ¿No
todo lo que habían hecho y todo lo que habían enseñado» (6,30). comprendéis que nada que entre de fuera puede manchar al hom-
Leídos consecutivamente, estos pasajes nos muestran el esque- bre? Porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa
ma del ministerio de Jesús. Este esquema deriva de la predicación en In letrina. (Con esto declaraba puros los alimentos.)
de las comunidades primitivas. Pero nótese que, aunque el carác- »Y siguió:
ter histórico de Marcos queda salvaguardado de esta forma, no se -Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre.»
184 El Evangelio de Marcos
La autoridad de Jesús, el Mesías 185
En el capítulo 10 contrapone una parte de la ley a otra al ha-
•—¿Qué manera de hablar es ésa? Está blasfemando. ¿Quién
blar del divorcio. puede perdonar pecados más que Dios sólo?
»Jesús, dándose cuenta enseguida de cómo razonaban, les dijo:
3. Sobre el sábado: —¿Por qué razonáis así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralíti-
co 'se te perdonan tus pecados' o decirle 'levántate, carga con tu
«Y añadió: camilla y echa a andar'? Pues para que veáis que este Hombre
—El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el tiene potestad en la tierra para perdonar pecados... —le dijo al
sábado: así que el hombre es señor también del sábado» (2,27-28). paralítico—:
—Escúchame, tú: ponte en pie, carga con tu camilla y vete
4. Sobre el templo: en el capítulo 11 parece que Jesús afirma a tu casa.
su derecho a dar normas sobre el templo, a la vez que insiste en su »Se puso en pie, cargó enseguida con la camilla y salió a la
autoridad sobre las costumbres relacionadas con él: vista de todos; todos se quedaron atónitos y alababan a Dios di-
ciendo:
«Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a —Nunca hemos visto cosa igual» (2,5-12).
los que vendían y a los que compraban allí, volcando las mesas
de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas; y no
consentía que nadie transportase objetos cruzando por el templo. 7. Sobre los espíritus inmundos:
Luego se puso a enseñar diciendo:
—¿No está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los «Fue a casa y se juntó de nuevo tanta gente que no le dejaban
pueblos? Pues vosotros la tenéis convertida en una cueva de ban- ni comer. Al enterarse sus parientes fueron a echarle mano, por-
didos. que decían que no estaba en sus cabales.
»También los letrados, que habían bajado de Jerusalén, decían
»Los sumos sacerdotes y los letrados se enteraron; como le
que tenía dentro a Belcebú, y que echaba a los demonios con poder
tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su en-
del jefe de los demonios.
señanza, buscaban la manera de acabar con él» (11,15-18).
»E1 los llamó y les puso estas comparaciones:
Nótese que la Ley, que incluía entre sus preceptos todo lo rela-
—¿Cómo es posible que Satanás eche a Satanás? Si un reino
tivo al sábado y al templo, era la autoridad religiosa suprema en
se mete en guerra civil, ese reino no puede mantenerse en pie; si
Israel. Al proclamarse superior a la Ley, al templo y al sábado,
una familia se divide, esa familia no podrá mantenerse en pie.
Jesús afirmaba virtualmente que él era la suprema autoridad. Esto
Pues si Satanás se levanta contra sí mismo para hacerse la guerra,
es lo que significan todos los relatos de conflicto en Marcos.
no podrá mantenerse en pie, está perdido.
»Nadie puede meterse en casa de un hombre fuerte y arram-
5. Sobre el misterio del Reino de Dios: blar con su ajuar si primero no lo ata; entonces podrá arramblar
con la casa» (3,20-27).
«Cuando se quedó solo, sus acompañantes y los Doce le pre-
guntaban por el sentido de las parábolas. Entonces él les dijo:
—A vosotros se os ha comunicado el secreto del reinado de 8. Sobre la naturaleza: Bastará en este punto con referirnos
Dios; en cambio a esos de fuera todo les resultan enigmas» a los «milagros» de caminar sobre las aguas y de calmar la tempes-
(4,10-11). tad (4,35-41 y 6,45-52). Surge la pregunta inevitable: «¿Quién
es éste que hasta el viento y el agua le obedecen?» En estos mila-
gros asume Jesús unas prerrogativas que en el Antiguo Testamento
6. Sobre el perdón de los pecados: estaban reservadas a Dios.
«Viendo Jesús la fe que tenía, le dijo al paralítico:
—Hijo, se te perdonan tus pecados.
»Unos letrados que estaban allí sentados razonaban para sus
adentros:
El Mesías oculto 187
inmediatamente por alto para poner en su lugar el de Hijo del ésta sea, sino en la resurrección. A lo largo de todo su evangelio,
hombre. En 14,61-63, durante el juicio en presencia del sumo Marcos ha estado mirando, más allá de la pasión, hacia la segunda
sacerdote, se dice que este Hijo del hombre aparecerá triunfador venida de Jesús como Hijo del hombre y hacia su resurrección
un día, pero por el momento es un ser doliente, y en 9,12 se afir- a los tres días de la muerte. En el último capítulo, cuyo final pro-
ma que este sufrimiento está de acuerdo con las Escrituras. En bablemente se ha perdido, tenemos el relato de María Magdalena
10,33 se formula nuevamente la predicción del sufrimiento. y María, la madre de Santiago, y Salomé que van a ungir a Jesús
Para Marcos, por consiguiente, Jesús es el Mesías que se ocul- en el sepulcro y se encuentran con que ya no está allí. Reciben la
ta, que prefiere no ciertamente negar su mesianidad, sino expre- orden de marchar a Galilea, donde le verán de nuevo. ¿Se refieren
sarla a través del título del Hijo del hombre. La razón de ello está estas palabras a la aparición de Cristo resucitado, al que habrían
clara. Afirmar abiertamente su mesianidad hubiera entrañado el de ver, tal como se narra en Mateo, Lucas y Juan, o a un aconte-
riesgo de un malentendido. Sus contemporáneos hubieran proyec- cimiento aún más maravilloso, la segunda venida de Jesús? No
tado inmediatamente sobre él su concepción del Mesías como un tenemos datos suficientes para decidirnos por una de las dos cosas.
personaje destinado a aniquilar a sus enemigos y exaltar a Israel. Es suficiente el hecho de que Jesús resucitó. A lo largo de su
Pero Jesús no era un Mesías de ese tipo. Era el Mesías, pero tan evangelio, Marcos ha vinculado el dolor a la resurrección; el final
distinto de la imagen del Mesías en que pensaban sus oyentes que del evangelio forma parte indisolublemente de todo cuanto le ha
no le quedaba más remedio que eludir aquel título. Era el Mesías, precedido. A través del dolor, Jesús, el Mesías oculto, se convierte
pero no su Mesías. Hubiera podido responder a sus contemporá- en el Mesías manifestado en su resurrección, es decir, en la expe-
neos con las palabras de Blake: riencia de sus discípulos que lo reconocen vivo otra vez en medio
de ellos.
«Tu visión del Cristo es Marcos da vueltas una y otra vez al tema del sufrimiento de
el mayor enemigo de mi visión...» Jesús. Quizá se insista tanto en este aspecto de su ministerio por
el hecho de que el dolor era parte importantísima de la vida de
¿Por qué habría de resultar tan escandalosa la idea de un Me- los cristianos cuando Marcos escribía. El año 64 d.C. acusó Nerón
sías doliente? La respuesta es clara. Las principales corrientes a los cristianos de haber incendiado la ciudad de Roma; Pedro y
del judaismo esperaban un Mesías vencedor. El dolor no era com- Pablo habían sido condenados a muerte. Los cristianos ya habían
patible con el Mesías; un Mesías doliente era una pura contradic- experimentado la prueba del dolor y la persecución podía desatar-
ción. Y Marcos proclama que esa contradicción es precisamente el se de nuevo en cualquier momento. Era preciso darles ánimos.
núcleo del evangelio, que Jesús, el Mesías, ha elegido el dolor. Marcos lo hace urgiéndoles a cargar con la cruz. Toda una sección
importante de su evangelio está dedicada a esta exhortación. En
Marcos palpita la tensión de una Iglesia perseguida. En torno a
E L MESÍAS D O L I E N T E Jesús brotan los conflictos desde el primer momento. Siempre que
manifiesta su autoridad, provoca las críticas, hasta que al final es
Para Marcos, por consiguiente, el momento decisivo de la vida eliminado. El misterio de su muerte domina el evangelio de Mar-
de Jesús es su muerte en la cruz, que es la «culminación» de su cos; todo lo demás resulta secundario hasta cierto punto. El Jesús
dolor. Por ello, casi la mitad de Marcos, a partir de 8,27, está de Marcos es el Hijo del Hombre destinado a hacer frente a Jeru-
dominada por la sombra de la pasión. Marcos narra detenidamente salén hasta la muerte. No se limita a poner por escrito la enseñanza
la pasión; en su relato hace resaltar la soberanía de Jesús, el Rey de Jesús, sino que la subraya; es significativo que Marcos destaque
de los Judíos, pero también su silencio ante sus acusadores, su explícitamente aquella parte de su enseñanza que se refiere al do-
soledad al ser abandonado por la multitud, por Judas, por todos lor. El Jesús de Marcos es el Jesús de la pasión. Se nos muestra el
los discípulos. Incluso los tres con los que mayor confianza tenía resplandor del incendio provocado por Nerón. Es posible que
se durmieron mientras él agonizaba. A lo largo de toda la pasión, uquclla misma luz deslumhrara a Marcos hasta el punto de no ver
Marcos quiere que entendamos claramente que este ser doliente ciertos aspectos de Jesús. Pero lo cierto es que supo ver en todo
nunca cometió pecado alguno. NII resplandor la cruz, en torno a la cual, para Marcos, se concentra
Pero el evangelio no acaba en la cruz, por muy gloriosa que toda la luz de la historia sagrada. El Mesías firme, lleno de autori-
190 El Evangelio de Marcos
F E C H A DE C O M P O S I C I Ó N
» HE III, 3, 6.
200 El Evangelio de Lucas La antigua idea sobre Lucas 201
Las riquezas son para Lucas «el injusto dinero»; varias de sus pródigo en el capítulo 15, Jesús viene siempre a buscar y salvar
parábolas están tomadas del mundo del dinero, de los préstamos lo que se había perdido.
y la usura. En 11,41 insiste en la importancia de la limosna: También se ha observado que Lucas presta mucha atención a
«Dad lo de dentro en limosnas y así lo tendréis limpio todo», y las mujeres. El mundo occidental, y posiblemente los Estados Uni-
en 12,33: «Vended vuestros bienes y dadlo en limosna.» Lucas dos en especial, ha ido reconociendo cada vez más claramente los
presenta un matiz «económico», como se ha dicho, que en Mar- derechos de las mujeres. No se preocupaba tanto de ellas el mun-
cos y Mateo se echa menos de ver. do antiguo en su mayor parte. Lucas es el único evangelista que
Resulta lógico que al mismo tiempo se destacara cómo Lucas recoge los relatos de la viuda de Naín (7,llss), de Juana y Susana
insiste en la actitud misericordiosa de Jesús para con los pecado- (8,3), de Marta y María (10,38), de la mujer encorvada (31,10ss),
res y los marginados. Las parábolas peculiares de Lucas están lle- de la mujer que perdió una moneda (15,8ss), de la viuda y el juez
nas del sentimiento de la misericordia divina: la del hijo pródigo injusto (18,lss).
(15,llss); la del fariseo y el recaudador (18,9ss), en que el segun- Finalmente, el evangelio de Lucas ha sido estimado por la pre-
do aparece «a distancia y no se atrevía ni a levantar los ojos al ocupación que muestra hacia todos los pueblos. El niño Jesús es
cielo; no hacía más que darse golpes de pecho diciendo: ¡Dios una luz que iluminará a los paganos (2,32). Todos los hombres
mío!, ten compasión de este pecador»; la del buen samaritano verán la salvación de Dios (3,6), idea que no se recoge en los
(10,30ss). Nótese que los samaritanos no se trataban con los ju- pasajes paralelos de Marcos y Mateo. A la sentencia tomada de Q
díos; Lucas los incluye también entre los que son objeto de la que aparece en Mt 8,11, que se encuentra también en Le 13,29,
compasión de Jesús. En cuanto a los recaudadores, es preciso en- éste añade a la expresión «oriente y occidente» de Mateo la frase
tender lo que estos personajes significaban en aquella época. En «del norte y del sur». Además, el Jesús resucitado de Lucas pro-
clama que se predicarán en su nombre la penitencia y el perdón
la Palestina del siglo i venían a ser una especie de colaboracionis-
de los pecados «a todas las naciones, empezando por Jerusalén»
tas, de agentes del imperialismo. Tampoco los despreció Jesús, sino
(24,47). No es posible ignorar la gran simpatía de Lucas por los
que se ofreció a entrar en casa de uno de ellos, Zaqueo (19,lss).
gentiles, pero no se había caído en la cuenta de la enorme impor-
Pero el momento en que más brilla la actitud misericordiosa de tancia que ello tiene para entender plenamente su evangelio.
Jesús es en la cruz.
También señalaron los antiguos investigadores el sentimiento
«Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiar- de alegría (2,10), la importancia de la oración (5,16; 6,12; 11,1)
los con él. Cuando llegaron al lugar llamado 'La Calavera', los cru- y del Espíritu Santo, que llena las páginas de Lucas.
cificaron allí, a él y a los malhechores, uno a su derecha y otro Todos los datos anteriores —la simpatía hacia los pobres, los
a su izquierda. Jesús decía: proscritos, las mujeres y los paganos, junto con la atmósfera hu-
—Padre, perdónalos, que no saben lo que se hacen» (23,32-34). mana que llena este evangelio— persuadieron a los investigadores
Las palabras en cursiva son peculiares de Lucas, y lo mismo puede de que Lucas nos ofrece una imagen humanísima de Jesús, de un
decirse de la totalidad del siguiente pasaje: Jesús amable, de exquisita sensibilidad. Incluso se ha insinuado
«Uno de los malhechores crucificado lo escarnecía diciendo: que Lucas ha cargado de sentimentalismo la figura de Jesús, como
—¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros. en el episodio en que presenta a una multitud del pueblo y a las
»Pero el otro lo increpó: mujeres lamentándose y llorando por él o golpeándose el pecho du-
—¿Ni siquiera tú, sufriendo la misma pena, tienes temor de rante la pasión (23,26ss; 23,48). El Jesús que aparece a lo largo
Dios? Y la nuestra es justa, nos dan nuestro merecido; en cambio, del evangelio de Lucas es un Jesús amable y humano y carece de
éste no ha hecho nada malo. la fogosidad del Jesús de Marcos o de la austeridad del Jesús de
»Y añadió: Mateo. En Lucas, el Jesús «extraño» se ha amansado.
—Jesús, acuérdate de mí cuando vuelvas como rey. Esta interpretación de Lucas era posible únicamente, y ello
»Jesús le respondió: no sin dificultades, a condición de separar el evangelio de los He-
—Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso» (23,39-43). chos. Si se admite que el evangelio de Lucas y los Hechos son dos
Al igual que en las parábolas ya mencionadas y en las de la partes de un todo unitario, es posible entender de otro modo al
oveja y la moneda perdidas, que aparecen junto con la del hijo Jesús de Lucas.
La nueva visión de Lucas 203
LA NUEVA VISION DE LUCAS Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que confina con Cirene;
algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; tam-
Al hablar de la nueva visión de Lucas no queremos dar a en- bién hay cretenses y árabes, y cada uno los oye hablar de las ma-
tender que fuera falsa la antigua, sino que resultaba incompleta. ravillas de Dios en su propia lengua» (Hch 2,7-11).
Lo que han hecho los investigadores recientes ha sido situar los Compárese este pasaje con Gn 11,1-9. Ahora se hace la pro-
datos en que se insistía antes en un nuevo marco. De este modo mesa de que «todo el que invoque el nombre del Señor se salva-
han logrado conferir a esos datos un nuevo significado. Del mis- rá». La Iglesia nacida del Espíritu acoge a todos. Al final de los
mo modo que las piezas de un rompecabezas son las mismas antes Hechos vuelve Lucas sobre el mismo tema. Pablo declara a su
y después de colocarlas donde les corresponde, pero únicamente propio pueblo, los judíos: «Sabed que esta salvación de Dios está
adquieren su plena significación una vez que han sido convenien- destinada a los gentiles; ellos escucharán.»
temente conjuntadas, también los datos de Lucas han de situarse La finalidad de Lucas en sus alusiones a los paganos, por con-
en la perspectiva conjunta del evangelio y los Hechos. siguiente, no es tan sólo subrayar la buena disposición de Jesús
Empecemos con el último de los temas que antes hemos men- para con todos. A la luz del evangelio y los Hechos conjuntamen-
cionado, la atención que se dedica a los gentiles, que solía tomarse te, pues hemos de tener en cuenta ambos documentos, su preocu-
junto con otros aspectos de la actitud comprensiva de Lucas —para pación era mostrar cómo Dios, a través de Jesús, ha venido ac-
con los pobres, las mujeres y los proscritos— como un simple in- tuando para llegar a un momento culminante, un evangelio en que
dicio de los sentimientos humanitarios de Lucas. El evangelio de quede anulada la separación entre judíos y paganos y todos tengan
Lucas empieza por presentarnos a Jesús niño, que es proclamado acceso a la salvación. Al describir al Jesús niño como luz destinada
luz de los gentiles, y acaba con la misma nota, como antes indicá- a iluminar a los gentiles se preludia la predicación de Pablo en
bamos. Pero los Hechos también empiezan con la proclamación Roma, en que se afirma que la salvación es para todos. La misión
del evangelio a los gentiles en el mismo día de Pentecostés y fina- evangélica a todo el mundo está contenida ya embrionariamente
lizan con la misma nota. El relato de la venida del Espíritu Santo en el ministerio de Jesús. Los discípulos que fueron llamados por
en Hch 2 recuerda quizá intencionadamente otros episodios del Jesús, primero los Doce y luego los Setenta (que nos recuerdan los
Antiguo Testamento, los relatos de la torre de Babel de Gn 11 y ancianos designados por Moisés y posiblemente los pueblos de toda
de la entrega de la Ley en el monte Sinaí. En el primero, el orgu- la tierra), a los que enseñó él mismo y luego confió su Reino en
llo y el temor humanos hacen que la humanidad deje de estar unida la Ultima Cena, eran una preparación para la gran Iglesia de los
y de hablar un idioma común, lo que significa que se introducen gentiles que habría de instaurarse en el futuro, de la que es ya
las divisiones nacionales. En cuanto a la entrega de la Ley en el un anuncio el pequeño rebaño que se apiña en torno a Jesús y
monte Sinaí, según la tradición judía habían sido invitadas todas cuyas miradas se dirigen ya hacia los que están fuera de Israel.
las naciones de la tierra, pero sólo Israel aceptó el yugo de la Ley No cabe duda de que, para Lucas, el gran acontecimiento del si-
Lucas estima que, en el orden nuevo del evangelio, el Espíritu, glo i fue el nacimiento de una Iglesia en que habían sido anuladas
paralelamente a la entrega de la Ley en el monte Sinaí y a la vez las divisiones entre judíos y gentiles, del mismo modo que para el
en contraste con aquel acontecimiento, es derramado sobre todas arzobispo William Temple, el gran acontecimiento del siglo xx
las naciones y éstas lo reciben. El Espíritu de Dios que había ac- era la existencia de una Iglesia universal.
tuado en Jesús es la fuente de una comunidad universal. Lucas ha Con esta visión de Lucas en que el ministerio de Jesús apare-
introducido en su relato de lo acontecido en el día de Pentecostés ce como anuncio, preparación y parte ya de la misión universal de
su propia idea del cristianismo como una comunidad universal. La la Iglesia va unido su interés por el Espíritu. El evangelio empie-
desunión de Babel queda anulada por la unidad del Espíritu. Cuan- za con la efusión del Espíritu, no sólo sobre Juan Bautista en el
do viene el Espíritu, Lucas escribe: relato de su nacimiento, sino también sobre Jesús en su bautismo.
«Todos, desorientados y admirados, preguntaban: Lucas resume como sigue el carácter distintivo del ministerio de
—¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, Jesús:
¿cómo es que cada uno los oye hablar en su lengua nativa? Entre «Con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea, y su fama
nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopo- se extendió por toda la comarca. Enseñaba en aquellas sinagogas
tamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en y todos se hacían lenguas de él.
204 El Evangelio de Lucas Los tres retratos de Jesús 205
»Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga Jesús es ante todo luz de los gentiles, es decir, de todos los hom-
como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para tener la bres. No es casual que, mientras que Mateo hace remontar la ge-
lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y, desenro- nealogía de Jesús hasta Abrahán, Lucas la lleva hasta Adán.
llándolo, encontró el pasaje donde está escrito: Podemos decir, por consiguiente, que Lucas establece un nexo
entre el ministerio de Jesús y la vida de la Iglesia. Ve en Jesús el
El Espíritu del Señor está sobre mí, instaurador de una comunidad universal en que ya no hay hombre
porque él me ha ungido y mujer, libre y esclavo. No está preocupado Lucas por el fin in-
para que dé la buena noticia a los pobres. minente de todas las cosas; ve la Iglesia como una comunidad
Me ha enviado para anunciar la libertad a los cautivos estable que irá creciendo con el tiempo; no se siente acuciado ni
y la vista a los ciegos, por la persecución ni por la expectativa del fin. Llegará sin duda
para poner en libertad a los oprimidos, el fin, pero la vida de la Iglesia en la historia es también un dato
para proclamar el año de gracia del Señor. importante. También es importante la vida de Jesús en la historia
y no se reduce a un anuncio del fin, sino que constituye la norma
»Enrolló el volumen, lo devolvió al sacerdote y se sentó. Toda la orientadora que habrá de informar con su Espíritu la vida de la
sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él empezó a hablarles: Iglesia. Por eso trata Lucas la figura de Jesús con mayor sentido
—Hoy, en vuestra presencia, se ha cumplido este pasaje» histórico que cualquier otro evangelista. Lucas cotejó con cuidado
(4,14-21). sus fuentes; la figura cargada de humanidad que describe no es
Pero este mismo espíritu que descendió sobre Jesús sería de- producto de sus inventivas, sino un personaje real cuyos rasgos es-
rramado más tarde sobre la comunidad cristiana el día de Pente- tán ya en las fuentes. Y es precisamente este personaje, abierto al
costés, tal como se describe en Hch 2. El Espíritu aparece a lo dolor de todos los tiempos, el salvador del mundo. Lucas no quie-
largo de los Hechos como una fuente de orientación. Lo que se re en ningún momento que nos olvidemos de que la realidad de la
destaca aquí es que el Espíritu que descendió sobre Jesús y el comunidad universal, la Iglesia, depende en última instancia de la
Espíritu de Jesús es la fuerza que impulsa a la Iglesia. Jesús po- realidad de aquel Jesús amigo de los pobres, los enfermos, los pros-
see este Espíritu en su condición de Mesías, como nuevo Moisés critos, las mujeres, que en el siglo i pidió para todos ellos aten-
también y, por encima de todo, como Siervo doliente del Señor. ción y justicia. El sentimiento humanitario es congénito a su evan-
Nótese, sin embargo, que Jesús es Siervo especialmente en su con- gelio. El Espíritu de aquel Jesús al que contemplaba caminando
dición de luz de los gentiles, no tanto como Siervo doliente que por Galilea y Judea como amigo de la humanidad es también el
expía por los pecados del mundo. Lucas presenta la figura de Je- único espíritu capaz de comunicar vida auténtica a la comunidad
sús en sus relaciones con el mundo entero. universal.
Por otra parte, Lucas es plenamente consciente de que la se-
paración entre la Iglesia y el pueblo judío, debida en gran parte a
la entrada de los paganos en la Iglesia, estaba ya prefigurada en LOS TRES RETRATOS DE JESÚS
la vida de Jesús. En la misma sinagoga en que habló Jesús de su
llamada en el Espíritu, el pueblo se escandalizó y lo rechazó. A lo Hemos terminado nuestro repaso de los sinópticos. Han re-
largo de su evangelio presenta Lucas todo el peso que entraña esta sultado mucho más complejos de lo que se suponía. Comparten
misma repulsa de Jesús por su propio pueblo. Esta repulsa se palabras e ideas, pero cada cual ve y describe a Jesús de manera
acentúa entre la primera predicción de la pasión de Jesús (9,22) y distinta. Marcos lo contempla a través de los resplandores de las
la pasión misma; Jesús vino a los suyos, pero los suyos no lo reci- persecuciones neronianas y lo presenta como el jefe abrumado de
bieron. Sin embargo, precisamente en virtud de la humillación y dolores, modelo para el cristiano que se dispone a arrostrar prue-
la repulsa de que es objeto por su propio pueblo, Jesús se con- bas crueles en la Roma del siglo i. El Jesús de Marcos se templa
vierte en salvador del mundo. En los Hechos insiste Lucas en que en un dolor como el que puso a prueba y purificó y templó a los
la muerte de Jesús entraba en los planes de Dios. Fue glorificado puritanos que llegaron por vez primera a América. En este senti-
a través de su muerte. Sus discípulos, testigos de su glorificación, do, el Jesús de Marcos es un Jesús puritano. Mateo, preocupado
lo proclaman Siervo del Señor, Mesías, nuevo Moisés y Señor. Pero por presentar a un Jesús que da cumplimiento a las esperanzas del
206 El Evangelio de Lucas Los tres retratos de Jesús 207
judaismo, que por ello mismo debiera haber obtenido la adhesión fundible. Pero cada una de las perspectivas hace que sobresalga un
de los judíos, nos describe la figura de un maestro de justicia que aspecto determinado de la ciudad. Tomados aisladamente, cada
en parte viene a ser un nuevo Moisés que promulga una nueva uno de estos aspectos no es falso, sino desproporcionado. Tomados
Ley, al mismo tiempo que, por su presencia viva, lanza un reto conjuntamente, dan la posibilidad de un conocimiento más rico
al mundo pagano. El Jesús de Mateo se nos muestra revestido de de Nueva York en su plenitud. Lo mismo ocurre con los evange-
la dignidad, la austeridad y al mismo tiempo la calidad «terrena» lios. Los tres evangelios que hemos analizado abordan la figura de
que alienta en la estatua de Abrahán Lincoln de Washington, que Jesús desde el otro lado de la gran divisoria que es la resurrección,
viene a ser la quintaesencia de una sensibilidad doliente y un de manera que la fe proyecta su resplandor sobre todo cuanto
firme sentido de la justicia. Si nos fijamos en Lucas, el dirigente escriben. Pero cada cual enfoca a Jesús desde una dirección pecu-
retador de Marcos y el legislador de Mateo se convierten en el sal- liar. Todos ellos dan testimonio de la realidad de Jesús, pero cada
vador amable, cálido, humano y humanitario de los paganos, sin uno de estos testimonios ha de ser completado con los restantes.
por ello perder nada de su gloria. El Jesús de Lucas podría haber A través de sus tres cuadros nos encontramos nosotros ante un
pronunciado muy bien las palabras que figuran escritas al pie de personaje que es inconfundiblemente el mismo en los tres, el mis-
la estatua de la Libertad del puerto de Nueva York: mo en su compasión y en sus sufrimientos, en su gracia y en sus
exigencias. Conocer cada día mejor los tres evangelios nos dará la
«Dadme vuestras masas cansadas, pobres, oportunidad de descubrir que Jesús es idéntico a sí mismo en los
confusas, que ansian respirar la libertad. tres. Muchos dan testimonio de que, a pesar de las diferencias y
aún las contradicciones de los evangelios sinópticos, este Jesús úni-
Traedme a los desvalidos, zarandeados por la tormenta.» co brilla a través de ellos. El autor de una reciente traducción de
los evangelios relata su experiencia como sigue:
Pero alguien se preguntará: si tanto difieren los evangelistas «Nadie sería capaz de leer la centésima parte de lo que se ha
en su modo de presentar a Jesús, ¿podremos llegar a conocerle tal escrito sobre los evangelios desde que dejaron de ser considerados
como era? ¿No se nos pierde acaso Jesús tras el manto con que sacrosantos en todas y cada una de sus palabras y se perdió la
le arroparon Marcos, Mateo y Lucas? Podemos, sin embargo, dar certeza de que Jesús actuó y habló en cada ocasión exactamente
otro giro a esta pregunta: si sólo tuviéramos un evangelio, ¿no se como se describe. Por otra parte, nadie puede dudar razonable-
nos habrían perdido irremediablemente muchos aspectos del mi- mente de que los evangelios dicen la verdad, de que la tradición
nisterio de Jesús? ¿No se complementarán entre sí estos tres evan- recogida en ellos está firmemente basada en los informes de unos
gelios, prescindiendo por el momento de Juan? testigos presenciales. Esa tradición, por supuesto, no sólo es selec-
Sus tres retratos se refieren a la misma persona, Jesús. Los tiva, sino que además ha estado expuesta a interpolaciones y dis-
tres abordan su figura a partir de una misma experiencia, es decir, torsiones, como cualquiera puede comprobar por sí mismo hacien-
que los tres escriben después de la muerte de Jesús y la aparición do circular entre varios amigos una historia y comparando luego la
de la Iglesia, que brotó de la convicción de que Jesús era una rea- versión final con la original. Sin embargo, lo que más impresiona
lidad viva entre los cristianos. Los tres comparten un tema y una en la tradición oral, según aparece recogida en los evangelios, es su
experiencia comunes. Y comparten, por añadidura, un cuerpo co- fidelidad a los detalles. Tal cosa no debería sorprendernos en
mún de tradiciones. Mateo, Marcos y Lucas dan testimonio de una absoluto. Cuanto hizo y dijo Jesús era valiosísimo tanto para los
misma gloria. La dificultad se plantea por el hecho de que cada que dieron testimonio de ello como para sus ansiosos oyentes.
uno de ellos escribe desde una situación distinta y el punto de Cada palabra, cada mirada o inflexión de la voz, cada gesto del
partida en que se sitúa determina lo que nosotros vemos. Quien Maestro eran cuidadosamente reproducidos. De hecho, cuando
llega a Nueva York por mar se siente abrumado por la audacia hablaban de él los primeros cristianos, me parece que lo harían
de sus rascacielos; quien llega por carretera cae en la cuenta de su como quien representa un papel, tan realistas son las descripcio-
extensión por los suburbios, Long Island, New Jersey y mucho nes que han llegado hasta nosotros. Cuando retornaba a los textos
más allá. Sobrevolar Nueva York significa una oportunidad para después de una excursión por la literatura, tan llena de contro-
reconocer la intrincada simetría de su trazado. Desde cualquier versias, me sentía feliz al recordar aquella impresión que había
punto de mira que se tome la ciudad, su identidad resulta incon- recibido al traducirlos por vez primera. En algunos momentos He-
208 El Evangelio de Lucas
LAS FUENTES
cinco veces, con los cuarenta golpes menos uno; tres veces he sido En tercer lugar, las epístolas paulinas han tenido importancia
apaleado, una vez me han apedreado, he tenido tres naufragios y extraordinaria en la historia posterior del cristianismo. Puede de-
pasé una noche y un día en el agua. Cuántos viajes a pie, con pe- cirse que algunos de los movimientos más originales que se han
ligros de ríos, con peligros de bandoleros, peligros entre mi gente, producido en la historia de la Iglesia tuvieron sus orígenes en un
peligros entre paganos, peligros en la ciudad, peligros en despo- redescubrimiento de Pablo. Recordaremos tan sólo tres de esos
blado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos. Muerto movimientos. En el siglo iv, un profesor de retórica lloraba en un
de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a me- jardín y oyó la voz de un niño que cantaba en una casa vecina:
nudo en ayunas, con frío y sin ropa. Y aparte de eso exterior, la «¡Toma y lee, toma y lee!» Tomó un rollo que tenía a su lado y
carga de cada día, la preocupación por todas las comunidades. leyó (Rom 13,13b-14): «Nada de comilonas ni borracheras, nada
¿Quién enferma sin que yo enferme? ¿Quién cae sin que a mí me de orgías ni desenfrenos, nada de riñas ni porfías. En vez de eso,
dé fiebre?» (2 Cor 11,23-29). vestios del Señor Jesucristo y no deis pábulo a los bajos deseos.»
Pero el dolor sólo no hace importante a una personalidad. Y aquel hombre que se convertiría en san Agustín prosigue: «No
Todavía hemos de preguntarnos qué hace a Pablo merecedor de la seguí leyendo, ni tenía necesidad alguna de hacerlo. Al instante, al
atención que le vamos a dedicar. La respuesta es clara: hay cuatro acabar aquella sentencia, una clara luz inundó mi corazón y se
razones para ello. disiparon las tinieblas de la duda.»
Más tarde, el año 1515, Martín Lutero, un profesor de teolo-
gía, encontró un pasaje de Pablo que se convertiría para él, como
¿EN QUE RADICA LA IMPORTANCIA DE PABLO? más tarde diría, en «una puerta abierta al cielo»:
«Porque yo no me acobardo de anunciar el evangelio, fuerza
Primero, Pablo es importante por el espacio que ocupan sus de Dios para salvar a todo el que cree, primero al judío, pero tam-
escritos en el Nuevo Testamento. De los veintisiete documentos bién al griego, pues por su medio se está revelando la amnistía
que lo integran, trece se atribuyen a Pablo. Su obra escrita com- que Dios concede, única y exclusivamente por la fe, como dice la
prende casi una cuarta parte de todo el Nuevo Testamento. Por Escritura: 'El que se justifica con la fe, saldrá con vida'» (Rom
otra parte, las epístolas paulinas son los documentos más antiguos 1,16-17).
del Nuevo Testamento, de forma que a través de ellas nos senti- De este pasaje arrancó la lucha que llevaría a la Reforma pro-
mos más cerca de los orígenes del cristianismo, al menos en cuan testante. Años más tarde, en 1738, John Wesley se sintió extra-
to al tiempo. ñamente conmovido en Aldersgate Street, Londres, al escuchar a
En segundo lugar, la obra desarrollada por Pablo en la primi- alguien que leía el prefacio de Lutero a la Epístola a los Romanos.
tiva Iglesia posee una importancia crucial para los comienzos del De aquella experiencia surgió el revivalismo evangélico del si-
cristianismo. glo XVIII.
«... Aunque no trabajó solo, a él más que a ningún otro se Finalmente,, la importancia de Pablo radica también en el he-
debe la rápida difusión del cristianismo a mediados del siglo i; cho de que sus palabras encuentran eco en el hombre moderno. En
puede decirse que, sin proponérselo, echó los cimientos de la teo- nuestros tiempos, Karl Barth conmovió al mundo con un comen-
logía cristiana posterior; organizó las Iglesias de origen pagano y tario a la Epístola a los Romanos que cayó como una bomba entre
las inició en el culto. Sin renegar de sus raíces en el judaismo, supo los teólogos. Pablo es importante no sólo dentro del Nuevo Testa-
comprender al mundo grecorromano, y ello le hizo capaz de im- mento, sino también en la historia.
plantar el evangelio palestinense en un mundo extraño y hacer Por esa razón hay que tenerle muy en cuenta, pues quien se
que se mantuviera fiel a sus raíces. Al mismo tiempo, su conoci- aproxima a Pablo entra en contacto no con un hombre simple-
miento del Imperio le ayudó a evitar que el cristianismo entrara mente, sino con alguien que es a la vez portador de un fuego di-
en un conflicto a gran escala con Roma» 24 . vino. Y lo primero de todo, habremos de analizar cuidadosamente
A causa de su influjo dominante en el desarrollo del cristianis- las fuentes que nos permiten conocerle mejor.
mo primitivo, Pablo merece la máxima atención.
24
Peake's Commentary on tbe Bible (op. cit.) 767g, 878.
Las fuentes para el conocimiento de Pablo 215
LAS FUENTES PARA EL CONOCIMIENTO DE PABLO con los materiales que aporta otro documento, los Hechos de los
Apóstoles, en el que, sin duda, se nos dicen muchas cosas acerca
Son de tres clases. Tenemos en primer lugar la literatura ex- de Pablo.
tracanónica referente a Pablo, legendaria y carente de valor his- Desde el punto de vista de nuestro estudio, Hechos es un libro
tórico prácticamente en su totalidad. En segundo lugar está el importante por muchas razones. En primer lugar habremos de
libro de los Hechos, del que más adelante nos ocuparemos. Final- preocuparnos por descubrir el trasfondo sobre el que situaremos la
mente tenemos las epístolas paulinas. figura de Pablo para entenderle. Para conocer a Pablo habremos
Empezaremos por éstas. En el Nuevo Testamento, tal como ha de conocer también el mundo en que vivió y desarrolló su activi-
llegado a nosotros, hay trece epístolas atribuidas a Pablo. Pero dad. ¿Era aquél un mundo en que predominaban las fuerzas del
algunas de ellas fueron analizadas ya hace tiempo, con el resul- helenismo? ¿Era Pablo un hijo del judaismo incontaminado por
tado de que no son paulinas. Hay en la actualidad un notable el helenismo? Responder con exactitud a estas preguntas sería
acuerdo acerca de casi todas las epístolas que han de tenerse por tanto como avanzar un buen trecho en el conocimiento del Após-
paulinas. Resumiremos como sigue la postura adoptada por la tol. Pero resulta que el libro de los Hechos nos ha transmitido
mayor parte dé los investigadores protestantes. muchas noticias acerca de Pablo: sus orígenes y nacimiento, su
Se admite en general que la Epístola a los Hebreos ha de con- educación a los pies de Gamaliel y su vida. Habremos de analizar,
siderarse no escrita por Pablo. Las razones para este juicio se en consecuencia, el valor de este documento en nuestro estudio
basan en el estilo y en el contenido, y me parecen concluyentes. de Pablo.
Los investigadores estiman en su mayor parte que las epístolas En segundo lugar, trataremos de entender a Pablo como cris-
pastorales, es decir, 1 y 2 Timoteo y Tito, son documentos del tiano. Ello significa que habremos de indagar qué relaciones man-
siglo II. Podrían contener fragmentos de cartas escritas por Pablo tuvo con otros cristianos. Antes era frecuente afirmar que Pablo
(2 Tim 4,6-21; Tit 3,12-14), pero no son paulinas en cuanto a su era una especie de cristiano solitario, que profesaba un cristianis-
estructura general. Sería exagerado afirmar que los investigadores mo de tipo especial, que le separaba un abismo de la Iglesia pri-
protestantes niegan en su totalidad que estas epístolas sean pauli- mitiva. A causa de lo extraordinario de su conversión, había entra-
nas. Quedan todavía excelentes investigadores que las cuentan do en la Iglesia por un camino singular, lo que, en consecuencia, le
entre los textos paulinos. Pero el lenguaje de las pastorales y el habría mantenido al margen de la vida de la Iglesia. Sin embargo,
talante de sus ideas parecen apuntar a una fecha posterior a Pablo. por impresionante que resulte la figura de Pablo y por muy dife-
Entre los investigadores del Nuevo Testamento se han produ- rente que hubiera sido de los demás cristianos, no tuvo más reme-
cido debates muy intensos acerca de la atribución paulina de Colo- dio que mantener con ellos algún tipo de relación. Si tenemos en
senses y Efesios, en especial, y también de Filipenses. Las discu- cuenta que los Hechos tratan de describir la vida de las primeras
siones más fuertes han tenido como centro la Epístola a los Efe- comunidades cristianas, este documento, si es que efectivamente
sios. No necesitamos analizar las diversas teorías propuestas. En nos merece confianza, será una ayuda capital para entender qué
resumidas cuentas, no aportan pruebas concluyentes en el sentido relación mantuvo Pablo con ellas.
de que no sea paulina esta epístola. Al menos podemos asegurar En tercer lugar, no hemos de pasar por alto el hecho de que,
que surgió en círculos influidos por Pablo. Son muchos aún los en cierto sentido, la figura de Pablo domina el panorama de los
que opinan que las ideas y la pasión que informan la Epístola a Hechos, al menos en su segunda mitad. No hemos de preocuparnos
los Efesios no pueden atribuirse a nadie que no sea el mismo ahora de averiguar el fin preciso de los Hechos, pero hemos de
Pablo. admitir que era intención de su autor ofrecernos un cuadro de las
Podemos dar por supuesto, en consecuencia,, que las cartas si- actividades de Pablo de Tarso como cristiano.
guientes son indiscutiblemente paulinas: Gálatas, Romanos, 1 y 2
Corintios, 1 y 2 Tesalonicenses, Filemón, Filipenses. También po-
demos afirmar que quizá sean paulinas o muy próximas a Pablo VALOR HISTÓRICO DE LOS H E C H O S
Colosenses y Efesios. Todo ello significa que tenemos una buena
cantidad de materiales paulinos de primera mano que nos permi- A la vista de los materiales recogidos en los Hechos, todo el
tirán estudiar el pensamiento del Apóstol. Pero contamos además que quiera conocer a Pablo habrá de formularse la siguiente pre-
216 Las fuentes Valor histórico de los «Hechos» 217
gunta: ¿qué valor tienen los Hechos como fuente histórica para ¿Con qué fuentes contamos, por tanto, para el conocimiento
el conocimiento de Pablo? Los investigadores han dado respuestas de Pablo? Doy por supuesto que las fuentes no canónicas son en
muy divergentes a esta pregunta. Empezaremos por reseñar las de gran parte legendarias y que apenas tienen valor histórico. ¿Qué
los investigadores radicales. Muchos de ellos han afirmado que hemos de decir acerca de las epístolas y los Hechos? Se pueden
los Hechos son un documento que no merece fe, y ello por dos ra- adoptar tres posturas:
zones. Primero, se trata de un texto de fecha tardía. Algunos creen 1. Hay que atribuir a los Hechos tan escaso valor histórico
que se escribió durante el primer cuarto del siglo n. Ello signifi- que habremos de depender del todo o casi todo de las epístolas.
caría que su descripción de la primitiva Iglesia resulta ya anacró- 2. Hemos de tomar las epístolas como fuente primaria, pero
nica para ese momento. En segundo lugar, el autor de los Hechos considerando al mismo tiempo los Hechos como un documento
no se preocupó de decirnos cómo fueron los comienzos de la Igle- que contiene datos dignos de fe que es preciso cotejar con los de
sia, sino que estaba más interesado en describir cómo debería las epístolas. Esta es la postura que habitualmente adoptan los
ser la Iglesia en su propia época. En los Hechos encontramos mu- investigadores ingleses.
chas cosas acerca de lo que el autor pensaba que debía ser la Igle- 3. Podemos adoptar una postura intermedia. Las epístolas
sia y su predicación en el momento en que él escribía, pero muy son la fuente primaria, pero no hay que forzar sus datos para que
poco acerca de cómo eran realmente la Iglesia y su predicación en concuerden con los de los Hechos. Por su parte, los Hechos contie-
los primeros tiempos. Los Hechos, en pocas palabras, no son nen una información valiosa que merece ser considerada histórica-
historia pura y simple, sino historia escrita con una intención, la mente significativa. Esta es la postura adoptada por J. Munck.
de edificar a los cristianos del momento en que se escribió este En las páginas siguientes se toman los Hechos como una fuen-
texto. Sobre esta doble base han sugerido muchos que no debe- te seria para el conocimiento de Pablo y de la primitiva Iglesia,
mos confiar excesivamente en la historicidad de los Hechos, lo si bien se atribuye importancia primaria a las epístolas.
que disminuiría mucho su valor para el conocimiento de Pablo.
Por otra parte, algunos han mostrado una actitud más positiva
en cuanto a la fecha y el valor histórico de los Hechos. Los anti-
guos investigadores, por ejemplo, insistían en que tras de los pri-
meros capítulos del libro se adivinan unas fuentes muy antiguas es-
critas en arameo. Un investigador americano, el profesor C. C. To-
rrey, afirmaba que los quince primeros capítulos son, en su tota-
lidad, una traducción de una antigua fuente aramea. Pocos han
seguido a Torrey, pero son muchos los que han aceptado que cier-
tas partes de Hch 1-12 se apoyan en antiguas fuentes orales o escri-
tas de gran valor. Hemos de admitir que por el momento no es
muy apreciada la historia de las fuentes en lo que concierne a los
Hechos, lo mismo que en el caso de los sinópticos, pero no faltan
investigadores que insisten en que los primeros capítulos nos
ofrecen datos dignos de confianza sobre la primitiva Iglesia en sus
comienzos.
Pero aún en el caso de que los primeros capítulos de los He-
chos sigan planteando problemas, ha de admitirse que en su se-
gunda mitad, en que el autor trata de Pablo, parecen basarse en
lo que pudo ser su propio diario. En esta sección, por consiguien-
te, merece la máxima atención el testimonio de los Hechos, si bien
es verdad que incluso en este punto están divididos los investiga-
dores en cuanto al valor real de los rastros de aquel diario a que
nos hemos referido.
El tmsfondo helenístico 219
EL JUDAISMO H ELENISTICO
(1931) afirmó que Pablo compartía con la primitiva Iglesia la
convicción de que a través de la vida, muerte y resurrección de
Jesús se había hecho inminente la instauración del reino mesiáni-
Algunos investigadores judíos han propuesto una versión mo- co, que el fin estaba ya próximo y que incluso se estaba producien-
dificada de la postura que considera a Pablo agente de helenización. do ya. Los que están en Cristo participan de la vida nueva de la
Según estos investigadores, Pablo era ciertamente un judío, pero era mesiánica, gracias a la redención universal que en Cristo ha
no ha de olvidarse que no era de Palestina, sino que había nacido tenido lugar. Schweitzer interpreta desde esta perspectiva todo el
en Tarso. Esta ciudad era un foco de la filosofía en su época, por paulinismo. Esencialmente, la postura de Schweitzer ha sido acep-
lo que Pablo se vio inevitablemente expuesto a la influencia del tada por los dos más importantes intérpretes de Pablo en época
pensamiento griego. Por otra parte, el judaismo que conoció Pablo reciente, Schoeps y Munck.
de Tarso era un judaismo de segundo grado, modificado y co- Es evidente la fuerza de la postura adoptada por Schweitzer.
rrompido por las influencias helenísticas de tipo a la vez filosófico Explica por qué los primeros cristianos entendieron a Pablo, ya
y religioso. Estos investigadores insisten enérgicamente, como ve- que éste compartía con ellos unas ideas acerca del fin del mundo,
remos, en que de haber conocido Pablo el verdadero judaismo, el así como el hecho de que los cristianos posteriores le entendieran
de Palestina, es decir, el mejor judaismo «rabínico» de sus tiempos, cada vez menos, ya que éstos se helenizaron cada vez más pro-
no habría aceptado con tanta facilidad la influencia cristiana. El fundamente y se volvieron incapaces de apreciar la insistencia de
único judaismo que conoció fue una forma inferior, helenizada. Pablo en el fin de todas las cosas. Hace justicia asimismo al he-
Más adelante me ocuparé de esta postura. Me limito por el mo- cho indudable de que Pablo estaba totalmente absorbido por la
mento a afirmar que no es satisfactoria. Pero los investigadores idea del fin. Pero ignora otros aspectos del pensamiento paulino,
judíos han reconocido al menos que Pablo era un judío, siquiera que sólo es posible valorar adecuadamente si se admite que Pablo,
de tipo inferior, y ello nos lleva a la siguiente postura que ha sido partiendo sin duda de la tradición apocalíptica judía, mostró tam-
adoptada con respecto a Pablo. bién afinidades con el judaismo fariseo, que más tarde se conver-
tiría en judaismo rabínico.
Este es el tercer camino para aproximarse a Pablo, el que nos
EL ANTIGUO TESTAMENTO, LA APOCALÍPTICA marca el judaismo fariseo o rabínico. Y es la postura que defendí
Y EL JUDAISMO RABÍNICO en mi obra Pablo y el judaismo rabínico. Mi argumentación viene
a ser la siguiente:
Quienes ven en Pablo ante todo un judío han subrayado di-
versos elementos en su actitud. Pablo como judío
En primer lugar, durante el siglo xix, algunos investigadores
se contentaron con señalar el Antiguo Testamento como explica- Léase atentamente el siguiente pasaje de la Epístola a los Ro-
ción suficiente del llamado «elemento judío» que se advierte en manos, que viene a ser el manifiesto de la fe de Pablo:
Pablo. Pero entre Pablo y el Antiguo Testamento media lo que «Como cristiano que soy, digo la verdad, no miento; me lo
nosotros llamamos el judaismo. No es posible ignorar este hecho, asegura mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo: siento una
de forma que el recurso simple y directo al Antiguo Testamento gran pena y un dolor íntimo e incesante, pues, por el bien de mis
para explicar los rasgos judíos de Pablo resulta insuficiente. El hermanos, los de mi raza y sangre, quisiera ser yo mismo un pros-
judaismo de Pablo no se agota en el Antiguo Testamento. crito lejos de Cristo.
La segunda postura con respecto al judaismo de Pablo está »Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos,
representada por Albert Schweitzer, que subrayó las relaciones tienen la presencia de Dios, la alianza, la Ley, el culto y las pro-
existentes entre el judaismo apocalíptico y Pablo, es decir, el ju- mesas; suyos son los Patriarcas, y de ellos en lo humano nació el
daismo que centraba toda su atención en la ruina inminente del Mesías, suvo es el Dios Soberano, bendito por siempre. Amén»
orden actual, al que habría de suceder un orden nuevo. Tomó (Rom 9,1-5).
absolutamente en serio la doctrina del judaismo sobre el fin de Lo menos que podemos decir de estas palabras es que están
todas las cosas; en su gran obra El misticismo del apóstol Pablo escritas por alguien que se sentía judío, que estaba orgulloso de su
222 El trasfondo de Pablo El AT, la apocalíptica y el judaismo rabínico 223
pueblo y del puesto que le había correspondido en la historia. Por mero, es muy dudoso que un judío nacido en Tarso no cono-
otra parte, atribuye a ese mismo pueblo un papel en la historia ciera por necesidad sino un judaismo inferior al de Palestina. El
futura de la humanidad que difícilmente se podría exagerar. Lejos hecho de vivir en la diáspora, como bien saben muchos exiliados
de pensar que con la venida del Mesías ya está superado el papel de su patria, produce muchas veces una devoción aún más intensa
de aquel pueblo, diluido entre los paganos y sometido a ellos, atri- hacia la religión de los padres. Muchas veces ocurre que el mejor
buye al Israel según la carne, es decir, a los judíos como tales, un nativo es el que vive fuera. Podemos estar completamente seguros
puesto especial en los planes de Dios. No define ese puesto; se de que el hogar de Pablo era como una pequeña parcela de Pales-
limita a afirmar que la unión del nuevo Israel, que es la Iglesia tina dentro de la diáspora, en que se observaba la religión de los
cristiana, con el antiguo Israel, que es el pueblo judío como tal, padres en toda su pureza y profundidad. En segundo lugar, la
producirá —en su misteriosa expresión— una «vida a partir de la vieja distinción que los investigadores establecieron durante dé-
muerte». Con ello quiere decir al menos que el judaismo era nece- cadas entre el judaismo palestinense y el de la diáspora hoy se con-
sario para la vida más profunda o más elevada del nuevo Israel. sidera falsa. No se ha de olvidar que Palestina estuvo durante tres
De todo ello saco la conclusión de que Pablo fue un auténtico siglos bajo los Seléucidas, abierta no sólo a la ocupación griega,
judío. sino además en una de sus versiones que fomentó deliberadamente
al helenización del país. Hoy se reconoce ya que el judaismo pa-
Un judío palestinense lestinense resultó helenizado en una medida importante. El número
de palabras griegas que penetraron en las fuentes literarias judías;
Ha sido imposible negar este hecho incluso para quienes, desde los términos griegos utilizados para designar instituciones y orna-
dentro de Israel, consideran extraño a Pablo. ¿Podemos ir más mentos judíos, como bema, sanhedrin, etc.; los numerosos datos
lejos y definir qué clase de judío era este Pablo? Porque hay en que se ha apoyado el profesor Goodenough, de Yale, en sus
judíos y judíos. ¿Era Pablo un judío auténtico, comparable, pon- obras monumentales sobre Símbolos judíos en el mundo grecorro-
gamos por caso, a Hillel o Akiba? Muchos lo han negado, afir- mano, para demostrar que las imágenes helenísticas y judías se
mando que Pablo no estaba enraizado en el judaismo palestinense, entremezclaban durante el siglo i en Palestina lo mismo que en la
sino que era el producto típico del judaismo helenístico. El debate diáspora; las influencias aristotélicas y de otros escritores griegos
recientemente provocado por el primer ministro Ben Gurion acer- que delatan los métodos exegéticos de los rabinos, son otros tantos
ca de los méritos relativos de los judíos que viven dentro y fuera elementos que vienen a confirmar el hecho de que el judaismo de
de Palestina es probablemente tan viejo como el judaismo. Cierta- Palestina no era un compartimento estanco al abrigo de toda in-
mente ya se produjo entre los judíos del siglo i. ¿Eran tan genui- fluencia griega, sino una religión que estuvo inevitablemente abier-
namente judíos los que vivían en la diáspora como los que perma- ta a los influjos de la helenización. No hay, por consiguiente, un
necían en Israel? Esta pregunta ha invadido los estudios paulinos. judaismo palestinense puro que podamos contraponer al de la
Algunos investigadores judíos, como Claude Montefiore y Jo- diáspora. Lo cierto es más bien que los influjos de la diáspora
seph Klausner, en particular, insisten en el hecho de que Pablo penetraban libremente en Palestina y contribuían a acortar las po-
nació fuera de Palestina, por lo que no pudo conocer en toda su sibles distancias entre la diáspora y la patria. El mismo judaismo
importancia el puro judaismo palestinense. El judaismo que co- palestinense estaba rodeado de influjos helenísticos, mientras que
noció en Tarso, ciudad del Asia Menor, era por necesidad inferior —a través del tributo al templo, las visitas de los peregrinos a
al judaismo de Palestina, el que profesaban personajes de la talla Tierra Santa, la intercomunicación hecha posible por las sinago-
de Hillel y Shammai, Johanan ben Zakkai y otros maestros. De gas, que probablemente ya antes del año 70 d.C. se habían conver-
haber sido Pablo un judío palestinense, habría conocido el verda- tido en el centro de la vida israelita— el judaismo de la diáspora
dero judaismo que se profesaba en la tierra de Israel. Pablo cono- experimentaba un continuo influjo de la patria que tendía a hacer-
ció únicamente un judaismo de segunda mano, diluido e incluso lo cada vez más semejante al judaismo palestinense.
«corrompido», y por ello abandonó la religión de sus padres y Teniendo en cuenta las dos precisiones anteriores, podemos
abrazó una nueva fe. El paulinismo es únicamente posible en una afirmar que Pablo, aún siendo un judío de la diáspora, no tenía
tierra en que se practica un judaismo inferior, el de la diáspora. por qué estar al margen de la corriente principal del judaismo.
¿Qué hemos de decir a propósito de esta visión de Pablo? Pri- Pero hemos de tener en cuenta otro punto. ¿Realmente era Pablo
224 El trasfondo de Pablo El AT, la apocalíptica y el judaismo rabínico 225
un judío de la diáspora? No cabe duda de que nació en Tarso, ciu- entre los de su grupo. No era un producto inferior de la diáspora,
dad de Cilicia, en Asia Menor, pero lo que no sabemos es cuánto sino un hombre criado y nutrido en Israel. Hay que abandonar
tiempo vivió allí. Recientemente, un investigador holandés, el la idea de un Pablo como judío helenístico.
profesor Van Unnik, de Utrecht, ha sugerido la idea, muy plausi- Hasta ahora hemos logrado dejar en claro que Pablo era ante
ble, de que si bien nació en Tarso, Pablo se crió en Jerusalén. todo un judío, un palestinense y un fariseo. Pero ahora hemos de
Hay un pasaje de los Hechos que dice así: preguntarnos si, una vez que se hizo cristiano, pensó que ya no
«Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta era judío.
ciudad; fui alumno de Gamaliel, me eduqué en todo el rigor de la Hay una cosa cierta. Durante las primeras fases de su obra
Ley de nuestros padres y tenía tanto fervor religioso como vosotros misionera se dirigió ante todo a las sinagogas judías. Puede repli-
ahora» (22,3). carse que se trataba simplemente de una cuestión de buen orden
Nótense los términos nacido, criado, me eduqué, y nótese tam- y de conveniencia, ya que las sinagogas se hallaban repartidas por
bién el orden en que aparecen. Hay indicios de que estos términos, todo el mundo mediterráneo y ofrecían a Pablo una plataforma
y precisamente en ese orden, eran una fórmula tradicional, utiliza- muy adecuada para la predicación del cristianismo. El hecho in-
da para describir el origen, el lugar de residencia habitual y el de fluyó indudablemente en Pablo, pero no fue éste el principal fac-
la formación técnica de cualquier individuo. Queda claro así que, si tor que le indujo a predicar primero en las sinagogas. Más pro-
bien nació en Tarso, Pablo pasó la parte más importante de su funda era la convicción de que la salvación procedía de los judíos
vida en la ciudad santa y precisamente a los pies de Gamaliel. y que era obligado predicarles a ellos primero el evangelio. Inclu-
Pudo muy bien dejar Tarso cuando tenía pocas semanas o sólo so en el cuarto evangelio, compuesto cuando ya empezaba a estar
unos meses de edad y antes de que el ambiente de aquella ciudad claramente definida la divisoria entre el judaismo y el cristianismo,
pudiera ejercer en él influjo alguno. Esto significa que quienes todavía creían los cristianos que «la salvación viene de los judíos»
han insistido en que Pablo, ya desde muy joven, estuvo expuesto (Jn 4,22, donde dice Jesús a la samaritana: «Vosotros dais culto a
al impacto de las filosofías griegas del corte del estoicismo, que lo que no conocéis, nosotros damos culto a uno que conocemos,
era especialmente popular en Tarso, al atractivo de las religiones porque la salvación viene de los judíos»).
mistéricas con sus insidiosas corrupciones y al etbos helenístico en No se limitó Pablo a proclamar su mensaje ante todo en las
general, han sufrido un error. En Pablo tenemos no un judío de la sinagogas, mientras le dejaron hacerlo (cf., por ejemplo, Hch
diáspora, sino un verdadero hombre de Palestina, versado en el 18,ls), sino que hay pruebas abundantes de que siguió observando
mejor judaismo rabínico de su época. la Ley. No podemos dar aquí en detalle todos los textos pertinen-
tes, pero Pablo afirma explícitamente que con los judíos se hizo
Un judío fariseo judío (1 Cor 9,20), habría circuncidado a Tito (el pasaje de Gal
2,1-3 es ambiguo), que para él vendría a ser una especie de discí-
Es el momento de analizar con todo cuidado los restantes datos pulo o shm'a. En Hch 21,17-26 tenemos un pasaje esclarecedor en
que nos aportan las epístolas y los Hechos. En Gal l,13s habla que vemos hasta qué punto estaba dispuesto Pablo a mostrarse
Pablo de su vida anterior en el seno del judaismo, de cómo «en el conciliador con sus compatriotas. Merece la pena citarlo completo:
apego a lo judío dejaba atrás a muchos compatriotas de mi gene- «Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron
ración, pues yo era mucho más fanático de mis tradiciones ances- gustosos. Al día siguiente fuimos con Pablo a casa de Santiago,
trales». También nos dice, en Flp 3,5s, que fue «circuncidado a los donde estaban también todos los responsables. Pablo los saludó
ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, y les contó punto por punto lo que Dios había hecho entre los
hebreo de pura cepa y, por lo que toca a la Ley, fariseo; si se trata paganos por ministerio suyo. Al oírlo, alabaron a Dios y le dijeron:
de intolerancia, fui perseguidor de la Iglesia, si de la rectitud que —Hermano, ya ves cuántos miles de judíos se han hecho cre-
propone la Ley, era intachable». Si nos fijamos en los Hechos, lo yentes, pero todos siguen siendo fanáticos de la Ley. Por otra
encontramos a los pies de Gamaliel, relacionado con el sumo sacer- parte, han oído rumores acerca de ti: que a los judíos que viven
dote (9,1), capaz de hablar en hebreo (21,40), «fariseo, hijo de entre paganos les enseñas que rompan con Moisés, diciéndoles que
fariseos» (23,6). Todo parece indicar, por consiguiente, que Pablo no circunciden a sus hijos ni observen las tradiciones. A ver qué
era no sólo judío, sino además fariseo y de los más observantes hacemos. Por supuesto, se van a enterar de que has llegado; por
15
226 El trasfondo de Pablo Los manuscritos del Mar Muerto Ül
eso, sigue nuestro consejo: hay aquí cuatro hombres que tienen que En otras palabras, para su visión es esencial el judaismo farisaico,
cumplir un voto; llévatelos, purifícate con ellos y costéales tú que rabínico.
se afeiten la cabeza; así sabrán todos que no hay nada de lo que
se dice, sino que también tú estás con la observancia de la Ley.
Por lo que toca a los paganos que se han hecho creyentes, nosotros LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO
les comunicamos por escrito lo que habíamos decidido: que se abs- Y LAS NUEVAS PERSPECTIVAS
tengan de carne sacrificada a los ídolos, de comer sangre y carne
de animales estrangulados y de contraer uniones ilegales. Recientemente se nos ha abierto un cuarto camino para en-
»Entonces Pablo se llevó a aquellos hombres, se purificó con tender a Pablo. No es nuevo del todo. Sabíamos de su existencia,
ellos al día siguiente, y entró en el templo para avisar cuándo se pero muchos investigadores pensaban que no era mucho su valor.
terminaban los días de la purificación y tocaba ofrecer la oblación Lo llamaré el «camino de los esenios», que ahora nos es mucho me-
por cada uno.» jor conocido gracias a los manuscritos del Mar Muerto, que han
El comportamiento de Pablo, por consiguiente, sugiere que venido a iluminar el mundo de Pablo en numerosos puntos, como
su preocupación por su propio pueblo se mantuvo después de ha- la justificación por la fe, la carne y el espíritu. Hasta ahora ha sido
berse hecho cristiano, que nunca dejó de sentirse judío. Ya hemos escasamente explorado este camino, pero serán pocos los que se
citado algunos pasajes de Romanos que no dejan lugar a duda. atrevan a negar su valor para los estudios paulinos. Quienes se
Es muy significativo el hecho de que la última escena de los He- adentran por él encuentran continuamente nuevas luces para en-
chos de los Apóstoles en que aparece Pablo (la última también del tender a Pablo.
libro) presente a Pablo discutiendo con unos ancianos judíos y - A la vista de todo lo anterior, apenas puede caber duda de que
exponiéndoles el significado de su fe. Podemos afirmar, por con- el judaismo constituye la fuente de los influjos que más pesaron
siguiente, que Pablo se mantuvo hasta el final en el deseo de dia- en Pablo. Quiero insistir una vez más en algo que he repetido
logar con su pueblo. muchas veces: que la vieja división entre helenismo y judaismo,
Pero no es sólo en la práctica donde Pablo manifestó su esen- entre lo helénico y lo hebraico, ya no puede mantenerse con la
cial condición de judío. Lo mismo se desprende de la estructura misma rigidez que en otros tiempos. Hemos de reconocer que Pa-
básica de su pensamiento. Probarlo exigiría varios volúmenes. blo fue un judío, un judío fariseo, pero al mismo tiempo un judío
Aquí nos limitaremos a señalar varios campos en que con mayor helenizado. Pero también era un judío romanizado. Haré única-
claridad se manifiesta este hecho 2S . mente una alusión al elemento romano que se advierte en Pablo,
que se manifiesta no sólo en su orgullo de ser ciudadano romano,
En las páginas siguientes veremos cómo en su visión del hom- sino también, si hemos de creer a algunos investigadores, en el
bre, del pecado, de la Iglesia y, por supuesto, en cuanto a los conjunto de su estrategia misionera; en efecto, concentró todo su
conceptos principales que maneja, toma Pablo como punto de par- esfuerzo en grandes ciudades del orden de Efeso, Corinto o Roma,
tida el mundo de los rabinos. Finalmente, hemos de señalar que el tratando de edificar la Iglesia cristiana sobre el modelo del vasto
pensamiento de Pablo está determinado por el judaismo en un Imperio romano.
sentido más amplio. La dispensación, el acontecimiento cristiano En cualquier caso, habremos de reconocer que Pablo es una
era para Pablo un acto de redención. Pero en su caso, como judío personalidad muy compleja. Abierto a Atenas, al mundo helenís-
que era, la palabra redención entrañaba unas densas alusiones al tico y a Jerusalén —la apocalíptica, los fariseos y los esenios—,
éxodo; proclamar que la «redención» se realiza en Cristo es tanto fue al mismo tiempo un ciudadano de Roma. A este hombre debe
como afirmar que a través de Cristo se produce un nuevo éxodo, sobre todo, cuando no exclusivamente, su desarrollo la Iglesia de
un paso del reino de la esclavitud al pecado, del viejo Egipto a la los paganos.
vida del nuevo Canaán. Para Pablo, el cristianismo es un nuevo
judaismo, con un nuevo éxodo y un nuevo Moisés «en Cristo».
25
Para una exposición más amplia, cf. W. D. Davies, Paul and Rabbi-
nic Judaism (Londres 1948).
Interpretación visionaria 229
un hombre inmoral necesitado de rehabilitación. Por el contrario, de llevar adelante aquel estrago. El celo por la Ley lo había llevado
era un judío serio y honrado, dedicado a la observancia de la Ley; a algo que no podía hacer, perseguir a otros hombres. No podía
un ciudadano romano de buena posición. La conversión no signi- ser un perfecto fariseo. Y su orgullo se desvaneció. La Ley exigía
ficó en su caso un cambio del desenfreno a la honradez. la persecución, y él se sentía incapaz de tal cosa. Era un callejón
Lo cierto es, sin embargo, que en la vida de Pablo se produjo sin salida. Y Pablo decidió poner su suerte en manos de aquel
un cambio. ¿En qué consistió éste? Por de pronto, hemos de re- mismo al que se disponía a perseguir. El orgullo de la Ley dio
conocer que Pablo, por su condición de judío, era un extraño en paso al orgullo de la cruz. Aceptó su fracaso y dejó que Dios hicie-
el mundo grecorromano. Entre él y sus vecinos paganos se abrió ra con él lo que quisiera. En aquella confianza encontró la libe-
siempre el abismo que significaba su condición de judío. Ello ración.
significa que siempre se sentiría inseguro. ¿Qué defensa le queda- La conversión de Pablo significó una manera nueva de enten-
ba ante aquella inseguridad? El orgullo de pertenecer al pueblo derse a sí mismo. Antes había pensado que era capaz de llevar una
de Israel. Más de cincuenta veces se refiere Pablo al «orgullo» en vida digna mediante el cumplimiento de las palabras de la Ley. La
sus epístolas. El pasaje clásico es el de Flp 3,4-5: cruz le reveló que no era posible tal cosa, que todos sus esfuerzos
«Aunque lo que es yo, ciertamente tendría motivos para con- eran inútiles. Pablo lo reconoció en su conversión. Pablo había ima-
fiar en lo propio, y si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mu- ginado que era un hombre intachable, que podía sentirse justifica-
cho más: circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, do, que podía escudarse en su propia justificación. Al convertirse
de la tribu de Benjamín, hebreo de pura cepa y, por lo que toca entendió que aquella confianza en sí mismo, que aquel modo de
a la Ley, fariseo.» entenderse a sí mismo era precisamente lo que tenía que superar.
Estas palabras fueron escritas treinta años después de haberse Desde este punto de vista, por consiguiente, la conversión sig-
hecho cristiano, pero aún puede escucharse a través de ellas el or- nificó una crisis psicológica de autoconsciencia. Pero esta interpre-
gullo de sentirse judío. tación choca con dos dificultades. En primer lugar, en las epístolas
¿Cómo expresaría Pablo el amor que le inspiraba Israel y el de Pablo apenas hay nada que la apoye. Generalmente se admite
orgullo que sentía por pertenecer a aquel pueblo? Sólo había una que las epístolas no nos presentan a un Pablo frustrado, un hom-
manera: guardando la Ley rigurosamente, viviendo como un ju- bre que sufre bajo el peso de la Ley. Y, en segundo lugar, los
dío auténtico. Cumplir la Ley se convirtió en el objetivo de su detalles de la conversión de Pablo a través de los relatos de los
vida, y en la Ley encontró sus delicias. Sin embargo, Pablo era Hechos y Gálatas sugieren otra cosa. Pero habremos de pasar a la
un perfeccionista, sentía la necesidad de sobresalir en todo. Para siguiente interpretación.
él no eran suficientes los compromisos normales en una vida. Sen-
tía la necesidad de cumplir la Ley absolutamente, hasta el último
detalle. Tal era su modo de ser: la obediencia absoluta. Y cierta- LA I N T E R P R E T A C I Ó N PROFÉTICA
mente era capaz de dominar sus actos, pero no sus deseos; era
consciente de que no podía desechar el mal pensamiento por mu- Ha sido propuesta recientemente por el profesor Johannes
cho que lo intentara. Munck, de Dinamarca, en su obra Pablo y la salvación de la huma-
Pablo —ardiente, intenso, un perfeccionista— se convirtió de nidad. El autor desecha todas las teorías psicológicas de la conver-
ese modo en un hombre acosado de conflictos y frustraciones in- sión por carecer de base. Pablo era intachable desde el punto de
teriores. Para superar aquellas frustraciones, se dedicó a perseguir vista de la Ley (Flp 3,6). Munck rechaza cualquier motivación
a los cristianos. Perseguir a aquellos hombres se convirtió para él psicológica en la conversión de Pablo y subraya los puntos si-
en la prueba suprema de su celo. El celo, cuando se vuelve faná- guientes:
tico, se transforma muchas veces en odio. «Señor, ¡cómo amo tu Primero, lo repentino de la conversión. Todo lo que sabemos
Ley!» ,dice uno de los salmistas, que añade: «¿Quién como yo los de Pablo antes de este acontecimiento es que iba a Damasco para
odia? Los odio con un odio perfecto.» perseguir a los cristianos; que ya era judío y que se sentía firme
Pero en el camino de Damasco, aquel hombre cargado de con- en su condición de judío. No estaba preparado para nada que pu-
flictos, que no veía otra cosa que el cumplimiento de la Ley, se diera parecerse a una conversión; como él mismo diría, se sintió
encontró, cuando iba a atacar a los cristianos, con que era incapaz «agarrado», «arrebatado» por alguien como desde «el cielo».
232 En el camino de Damasco La explicación a través de la Iglesia del crucificado 233
En segundo lugar, el relato de los Hechos habla de una nece- Esta idea de la conversión de Pablo adolece de ciertos puntos
sidad que recae sobre Pablo. En 26,14, el Señor resucitado le dice: débiles. Proyecta sobre el acontecimiento inicial cosas que sólo más
«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Peor para ti si das coces tarde vería Pablo con claridad. Confunde el todo con la parte. La
contra el pincho.» Esta frase, «dar coces contra el pincho», se ha conversión marcó el punto inicial de la toma de conciencia de Pa-
interpretado frecuentemente en sentido psicológico, como referida blo acerca del puesto que le correspondía en la historia, no el final.
a los remordimientos de conciencia que Pablo sentía a propósito de Por otra parte, la insistencia en lo repentino de la conversión im-
la Ley en su etapa precristiana. Pero Munck propone una nueva pide atribuirle un significado profundo. Un acontecimiento que se
interpretación: significaría «¿por qué das coces contra el destino presenta sin preparación alguna, sin posibles antecedentes, no
que Dios te ha impuesto?». ¿Cuál podía ser este destino? Es la pudo tener las consecuencias que de hecho tuvo la conversión de
necesidad que se ha impuesto a Pablo de predicar el evangelio Pablo. Por fuerza habría resultado demasiado extraño como para
(1 Cor 9,16). «Porque el hecho de predicar el evangelio no es para tener alguna significación.
mí un motivo de orgullo, ése es mi sino, ¡pobre de mí si no lo
anunciara!» Aquí está el nudo de la cuestión. Con ello concuerda
el punto siguiente. LA E X P L I C A C I Ó N A TRAVÉS DE LA IGLESIA
Todos los relatos de la conversión se parecen a los del Anti- DEL CRUCIFICADO
guo Testamento en que se narra la «vocación» de los grandes pro-
fetas. La «conversión» de Pablo es una vocación como la de Amos, Lo que acabamos de decir nos lleva directamente a la última
Isaías, Jeremías, Esdrás y Ezequiel. Compárese, por no citar más explicación de que habremos de ocuparnos. ¿Cuáles fueron los
que un ejemplo, el pasaje citado de Gal 1 con el relato de la voca- antecedentes de la conversión? ¿No es posible situarla en el marco
ción de Jeremías: de la vida de Pablo? Si nos preguntamos qué pudo ocurrir inme-
«El Señor me dirigió la palabra: diatamente antes de la conversión de Pablo, la respuesta está cla-
—Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de salir del ra: la persecución que Pablo emprendió contra los seguidores de
seno materno te consagré y te nombré profeta de los paganos» Jesús. Si seguimos preguntándonos por qué aquella persecución,
(Jr 1,4-5). nos vienen a la mente dos respuestas espontáneas: la naturaleza de
Los detalles que encontramos en los Hechos nos recuerdan re- la comunidad cristiana y la naturaleza del Mesías que ésta procla-
latos semejantes, por ejemplo, de 1 Henoc 14,8-16,4. La experien- maba. Primero, aquellos cristianos proclamaban a un Mesías que
cia de Henoc es aquí semejante por su forma a la de Pablo. Se había sido crucificado. Los judíos, o la mayor parte de ellos, como
observan los siguientes datos: visión de una luz deslumbradora; ya hemos visto, no esperaban un Mesías doliente. Ninguno de
la visión del Señor; los hombres que la presencian caen por tie- ellos, podemos estar seguros, contaba con un Mesías condenado a
rra; el que estaba postrado es alzado del suelo; la llamada a la la muerte ignominiosa de la crucifixión. Semejante muerte, confor-
profecía. me al Deuteronomio, hacía recaer sobre Jesús la maldición de la
Es claro que la experiencia de Pablo se sitúa en la misma línea Ley. Para Pablo, hombre de mentalidad farisea, proclamar a Jesús
que la de los grandes profetas de Israel. A través de aquella reve- como Mesías equivaldría a afirmar que Dios respaldaba a un hom-
lación peculiar de Jesús vivo, Pablo se convence de que ha sido bre que había sido condenado por la Ley. Esto significaba negar la
llamado por Dios para ser apóstol de los gentiles desde el seno validez de la misma Ley. Para un fariseo, aquello era anatema,
materno. Aquella experiencia «singular» le convenció de que le algo a lo que era preciso oponerse.
correspondía una parte también «singular» en la tarea de llevar al No sabemos si Pablo había visto a Jesús mientras vivía; nunca
mundo pagano hacia la fe en Jesús; Pablo tenía un puesto especial afirma tal cosa y, al parecer, no reconoció a Jesús al verle en el
en los planes de la providencia de Dios, del Dios que se disponía a camino de Damasco. Había presenciado el martirio de Esteban;
recapitular todas las cosas. Pablo se convenció realmente de que la necesariamente escucharía críticas contra Jesús de labios de otros
consumación de todas las cosas dependía de la eficacia de su labor fariseos. ¿Conocería sentencias de Jesús al estilo de «los que están
como apóstol de los paganos. El era la figura clave en el drama sanos no necesitan médico, sino los enfermos. No he venido a
final que tanto habían esperado los judíos no menos que los cris- llamar a los justos, sino a los pecadores»? ¿Habrían introducido
tianos. en su corazón el demonio de la duda sentencias como éstas? No
234 En el camino de Damasco Consecuencias de la conversión 235
lo sabemos. Lo que sí sabemos es que hubo de caer en la cuenta del carisma profético tenían visiones. La visión de Pablo en el
de que los cristianos habían lanzado un reto contra la forma de camino de Damasco concuerda perfectamente con la experiencia
entender la figura del Mesías que él venía profesando de siempre. visionaria de muchos de sus contemporáneos. De ahí que no haya
Aquellos cristianos proclamaban un Mesías maldito por la Ley. motivo alguno para dudar de la forma atribuida a la experiencia
Aquello era una idea demoledora. El judaismo estaba sufriendo de Pablo en los Hechos. Pablo tuvo otras visiones a las que él
violencia a propósito de la naturaleza del Mesías. Y la primera res- mismo alude, pero también establece una diferencia entre la visión
puesta de Pablo fue la violencia. que tuvo al convertirse y las restantes visiones. El hecho de haber
Pero además de esta cuestión se nos plantea otra. La procla- visto al Señor en el camino de Damasco era algo completamente
mación de la Iglesia llevaba implícita la afirmación de que el Me- distinto de las otras veces en que también le vio. Las restantes
sías, tan anhelado y durante tanto tiempo esperado por los judíos, visiones fueron privadas y no tenía por qué compartirlas con los
ya se les había manifestado, que Dios había elegido revelar su demás. La visión en el camino de Damasco era semejante a las
último emisario a gentes que, en el concepto de un judío como visiones otorgadas a otros cristianos. Era una visión compartida.
Pablo, eran de segunda categoría o aún peores. Para Pablo tenía No tenemos motivos para dudar de que fuera real.
que resultar inconcebible que Dios hubiera enviado su Mesías a
gente ignorante, sin preparación, sin importancia alguna como los
seguidores de Jesús, que en el concepto de Pablo serían «el pueblo CONSECUENCIAS DE LA CONVERSIÓN
de la tierra», rústicos, ignorantes, irreligiosos. «El pueblo de la
tierra» era una expresión cargada no sólo de desprecio, sino aún ¿Qué sucedió después? Por motivos de conveniencia vamos a
más de odio. No eran los discípulos la clase de personas a las que separar lo que de por sí es inseparable. Primero, Pablo quedó con-
Dios habría enviado su Mesías. Podía afirmarse que el Mesías tenía vencido de que Jesús de Nazaret era realmente el Mesías, la figura
que aparecer precisamente entre los más preparados para recibirle, última y final de la historia. Lo inconcebible había ocurrido. El
los hombres justos que guardaban celosamente los mandamientos. último mensajero de Dios a Israel y al mundo había sido crucifi-
La pretensión cristiana de haber recibido al Mesías era imposible cado. El camino de la Ley quedaba subordinado al camino de la
de todo punto, una verdadera afrenta a quienes habían mantenido cruz. Dios había resucitado realmente a Jesús, y con ello había
vivo el fuego de la piedad y la pureza y la verdadera religión en dado un respaldo divino a su obra. Pero aquello significaba que las
Israel. Era preciso poner término a la desfachatez de la Iglesia, expectativas judías acerca de la intervención final de Dios en la
aniquilar a los cristianos. Saulo «resoplaba» amenazas de muerte historia eran erróneas. Pablo no tenía ya más remedio que recono-
contra los discípulos del Señor. Atajar aquel nuevo movimiento cer el hecho de que Dios había elegido a alguien que era condena-
era un buen servicio al Dios de Israel. Nótese que la afrenta que do por la Ley para llevar a cabo sus planes y que se había acercado
significaba un Mesías crucificado venía a ser una sola cosa con la a los hombres a través de la afrenta de Jesús. Pablo tenía que
que entrañaba la «arrogancia» de la Iglesia. rectificar acerca de la función de la Ley y del camino de la sal-
Pero en el camino de Damasco se encontró Pablo frente a fren- vación.
te con la verdad y fue vencido por ella. Ya no podía seguir ade- En segundo lugar, pero en vinculación estrecha con lo anterior,
lante con sus planes de muerte; para él comenzaba una nueva vida. Pablo hubo de reconocer que los seguidores de Jesús, después de
Los relatos de la conversión de Pablo en los Hechos, tanto por su todo, tenían razón. Dios había visitado a los «indignos», había
forma como por su contenido, nos parecen extraños y faltos de tomado por sorpresa al judaismo. El presupuesto de que Dios pre-
realidad. Resulta difícil creer incluso que tal acontecimiento pu- mia a los hombres conforme a sus méritos había resultado falso.
diera ocurrir, pues no se espera, en la sociedad moderna, que Dios había venido no a los que esperaban su venida, a los que se
hombres normales tengan tales experiencias. Entre nosotros, ver habían esforzado rigurosamente por acelerarla, sino a los que eran
visiones es indicio de anormalidad. Pero los antropólogos nos di- juzgados indignos de su presencia, al despreciado «pueblo de la
cen que bien puede ser normal en una cultura lo que en otra se tierra».
juzga anormal. La normalidad varía de una a otra cultura. Juana Aquello trastornó a Pablo. Pero aún quedaba algo más ate-
de Arco resultaría sumamente extraña en la América actual. En la rrador. Si Dios había visitado realmente al «pueblo de la tierra»,
cultura en que Pablo vivió se suponía que los individuos dotados ¿no estaría dispuesto también a visitar a los paganos? La respuesta
236 En el camino de Damasco Consecuencias de la conversión 237
no era dudosa. Todos los relatos de la conversión la relacionan común de ideas. Con ello no se trata de rebajar a Pablo al nivel
con la misión al mundo pagano. El Dios que libremente había en- intelectual y espiritual de los demás cristianos, sino de reconocer
viado su Mesías a los más despreciados entre los judíos no dejaría que, por muy grande que fuese, no era un caso extraño en la vida
de acoger a todos los hombres en su misericordia. Habían sido de la Iglesia, aunque hayamos de ver en él una de sus personalida-
derribadas las barreras que separaban a los judíos de los paganos. des más profundas, un hombre que se entregó a proclamar la fe
El mundo pagano quedaba convertido en objeto de la gracia cristiana, aquella fe que arrancaba de su conversión, no desde fue-
de Dios. ra sino desde dentro de la Iglesia. En una palabra, como él mismo
Dos cosas, por consiguiente, convergen en la conversión de se encarga de decir claramente, el evangelio que Pablo predicaba
Pablo. La toma de conciencia de que Jesús es el Señor, aquel Jesús no era propiedad privada suya, algo que él hubiera inventado para
que había muerto crucificado, y de que los despreciados cristianos el mundo, sino una tradición, es decir, algo que le había sido en-
eran ahora el pueblo de Dios. Reconocer a Jesús como Señor es tregado por quienes ya pertenecían antes que él a la Iglesia. «Yo
inseparable del reconocimiento de los cristianos como pueblo de os he transmitido —explica a la Iglesia de Corinto— lo que a mi
Dios. Así aparece en los mismos relatos de la conversión. En todos vez he recibido.» El cristianismo no era para Pablo una posesión
ellos se subraya el hecho de que al perseguir a los cristianos, Pablo personal, sino una tradición común. En los capítulos siguientes
perseguía a Jesús. «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?... Yo analizaremos cómo su genio le capacitó para interpretar aquella
soy Jesús, a quien tú persigues.» Rechazar la humillación de la tradición común, centrada en un Mesías crucificado, en beneficio
Iglesia era tanto como rechazar al Mesías. Más tarde aprendería de sus contemporáneos y de los cristianos de todos los tiempos.
Pablo que aceptar la humillación de la Iglesia era el camino para
aceptar al Mesías. En este punto, sin embargo, nos limitaremos a
notar el cambio revolucionario que implica la aceptación de Jesús
como Mesías y de los «cristianos» como pueblo de Dios. Fue el
encuentro con la Iglesia, tras la que se alzaba y en la que se hallaba
presente Jesús de Nazaret como Mesías, lo que convirtió a Saulo
de Tarso en el apóstol Pablo.
Si hay algo de verdad en esta interpretación, de ella se segui-
ría una conclusión importante. Se ha afirmado frecuentemente que
Pablo actuaba con absoluta independencia de los demás grupos
cristianos. Se le ha descrito como un coloso en medio de unos cris-
tianos mediocres con los que tenía muy pocas cosas en común. Se
cavó un abismo no sólo entre Pablo y los judeo-cristianos, sino
también entre él y todos los demás cristianos. Pero si es cierto que
Pablo llegó a conocer más profundamente a Dios a través de la
Iglesia, aunque sólo fuera en parte, no se puede mantener esa con-
clusión. Y lo cierto es que en los puntos de mayor importancia,
Pablo estaba perfectamente de acuerdo con los demás cristianos.
Pablo se convirtió no sólo a través de la Iglesia, sino en la Iglesia.
Es lo que advertimos si analizamos con mayor detenimiento las
ideas capitales de Pablo. En su manera de entender el bautismo y
la eucaristía no está nada lejos de lo que creían otros cristianos. Al
igual que ellos, buscaba su orientación moral en las palabras de
Jesús. Al igual que ellos, Pablo se servía de los himnos y las
fórmulas de la fe que eran propiedad común de toda la Iglesia. En
cuanto a la manera de entender a Jesús, su muerte, el Espíritu y la
Iglesia misma, Pablo comparte con los demás cristianos un tesoro
EL UNIVERSO
en un mundo regido por los planetas! En este mundo, Pablo se a la que poseía Pablo. Conforme a aquella idea, había una escasa
sirve de los términos y los conceptos del mundo helenístico, pero diferencia entre Dios y el hombre o entre lo humano y lo divino.
no cree en su dominio ineludible. En ningún momento admite que Los hombres llegaban fácilmente a fundirse con la divinidad. Re-
las potencias astrológicas rijan el universo, sino que es Dios el cuérdese con qué facilidad eran divinizados los emperadores. De-
que les ha permitido ejercer ese dominio. Pablo tenía plena con- clararse de condición divina era algo que no causaba ya extrañeza,
ciencia de la miseria que sufrían los hombres, judíos y griegos, en como ocurriría entre nosotros, y había muchos «hombres divinos».
su época. Veía la fuerza que en ellos tenía el temor a las potencias Se trata de un hecho sorprendente hasta cierto punto. Durante la
invisibles del mal, del hado y de la muerte, pero, a diferencia de época helenística, los hombres se sentían como un desecho a la deri-
muchos contemporáneos suyos del mundo helenístico, que acusa- va en el universo, pero a pesar de ello creían en la existencia de
ban a las estrellas de sus fracasos, Pablo habría insistido decidida- «hombres divinos», que no había un abismo tan grande entre los
mente en que dioses y los hombres. El espíritu de la época, en su fluctuar in-
consistente, se expresaría estupendamente en estas palabras de
«la falta... no es de nuestra estrella Hamlet:
sino nuestra, hombres despreciables» 27. «... esta fábrica excelente, esta tierra, me parece un promon-
torio estéril; este magnífico dosel, el aire, míralo bien, este firma-
Los hombres están ahora sometidos a las fuerzas del mal, pero la mento elevado, este techo majestuoso surcado de doradas luces, no
responsabilidad corresponde a los mismos hombres. Dicho de otro otra cosa me parece que un insano y pestilente conglomerado de
modo, mientras que el mundo grecorromano veía la peor amenaza vapores. ¡Qué obra maestra el hombre! ¡Cuan noble por su razón,
a su existencia en el hado y la muerte, Pablo estimaba que estaba infinito por su capacidad! ¡Cuan ágil y admirable por forma y mo-
en el pecado del hombre, del que tomaban fuerza el hado y la vimiento! ¡Cuan parecido a un ángel en la acción, semejante a
muerte. Mientras no fuera liberado el hombre de su culpa, el uni- Dios por su entendimiento! ¡Hermosura del mundo, perfección de
verso habría de permanecer sometido. Léanse atentamente los si- cuanto vive! Para mí, sin embargo, ¿qué es esta quintaesencia del
guientes párrafos de Rom 8,18-24: polvo?» 28.
«Sostengo además que los sufrimientos del tiempo presente
son cosa de nada comparados con la gloria que va a verse reflejada
en nosotros.
DIOS Y EL HOMBRE
»De hecho, la humanidad otea impaciente aguardando a que
se revele lo que es ser hijos de Dios; porque, aun sometida al fra-
caso (no por su gusto, sino por aquel que la sometió), esta misma ¿Qué hizo Pablo ante una visión tan ambigua del hombre?
humanidad abriga una esperanza: que se verá liberada de la escla- Pablo se aparta de sus contemporáneos helenísticos y se pone del
virtud a la decadencia, para alcanzar la libertad y la gloria de los lado de los judíos para fijar con exactitud el abismo inmenso que
hijos de Dios. media entre Dios y el hombre, un abismo infranqueable. El hom-
»Sabemos muy bien que hasta el presente la humanidad entera bre es criatura, no creador; con algunas matizaciones, no es más
sigue lanzando un gemido universal con los dolores de su parto. que barro en manos del alfarero. Queda desechada cualquier con-
Más aún: incluso nosotros, que poseemos el Espíritu como primi- fusión entre Dios y el hombre. El hombre en la tierra y Dios en
cia, gemimos en lo íntimo a la espera de la plena condición de el cielo.
hijos, del rescate de nuestro ser, pues con esta esperanza nos sal- Pero esto no quiere decir que el hombre sea, como quería
varon.» Hamlet, la «quintaesencia del polvo». Por el contrario, Pablo ad-
De todo lo dicho se sigue que Pablo estaba preocupado en vierte en el hombre algo que a primera vista podría llamarse un
especial por el hombre y el lugar que ocupa en el universo. En el puente o una zona de contacto con el Dios santo. Al hablar de la
mundo helenístico circulaban muchas concepciones del hombre. inteligencia del hombre, un helenista podría preguntar muy bien:
Pero había una sobre todo que prevalecía y estaba en oposición «¿no se trata de un elemento divino del que es portador el hom-
27 28
William Shakespeare, Julio César, acto II, esc. 1, vers. 133ss. William Shakespeare, Hamlet, acto II, esc. 2, vers. 297ss.
244 El hombre y el universo
El cuerpo y la carne 245
bre? ¿No es su 'noble entendimiento' una centella de la razón di-
vina? ¿No es la razón un principio superior capaz de guiar al «Porque hijos de Dios son todos y sólo aquellos que se dejan
hombre?». Pablo reconoce que la razón humana es una facultad llevar por el Espíritu de Dios.
intelectual. Con esa facultad puede el hombre reconocer la ley de »Mirad, no recibisteis un espíritu que os haga esclavos y os
Dios y responderla, como se ve en Rom 7,23-25: vuelva al temor; recibisteis un Espíritu que os hace hijos y que
«... pero en mi cuerpo percibo unos criterios diferentes que os permite gritar: ¡Abba! ¡Padre! Ese mismo Espíritu le asegura
guerrean contra los criterios de mi razón y me hacen prisionero de a nuestro espíritu que somos hijos de Dios; ahora, si somos hijos,
somos también herederos: herederos de Dios, coherederos con
esa ley del pecado que está en mi cuerpo. En una palabra: yo de
Cristo; y el compartir sus sufrimientos es señal de que comparti-
por mí, por un lado, con mi razón, estoy sujeto a la Ley de Dios;
remos también su gloria» (Rom 8,14-17).
por otro, con mis bajos instintos, a la ley del pecado.
Aparece aquí el Espíritu de Dios dando testimonio a nuestro
»¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este ser mío, ins-
espíritu; enter ambos espíritus hay una vía de comunicación; el
trumento de muerte? Pero, ¡cuántas gracias doy a Dios por Jesu-
espíritu humano puede estar abierto a los influjos divinos. Modi-
cristo Señor nuestro!»
ficando las palabras de Tennyson con la introducción de una sim-
El entendimiento es capaz de planear la acción y fijarse unos ple mayúscula, «Habíale, porque él escucha, pues el espíritu con
objetivos. el Espíritu se entiende» 29 . El hombre tiene en su propio espíritu
También tomó Pablo de sus contemporáneos la noción de «con- un punto de contacto con el Espíritu de Dios. '
ciencia». Todo hombre que viene a este mundo posee la capaci-
dad de aprobar el bien y condenar el mal; esta capacidad se expre-
sa como un remordimiento que sigue al mal cometido. Pablo lo EL CUERPO Y LA CARNE
relaciona con una ley escrita en el corazón de todo hombre. En
Rom 2,15 se expresa así: Lo anterior significa que el hombre tiene la capacidad de abrir-
«... son ellos su propia Ley; y muestran que llevan escrito se a Dios y de dirigirse hacia Dios. Puede vivir para Dios, pues su
dentro el contenido de la Ley cuando la conciencia aporta su tes- espíritu, que en ocasiones equivale a su voluntad, puede dejarse
timonio y dialogan sus pensamientos condenando o aprobando.» dirigir por el impulso de Dios, por el poder de Dios que actúa
¿No es acaso la conciencia un puente entre Dios y el hombre? sobre él. A la personalidad humana así entendida, en cuanto que
¿No tendrían razón los griegos cuando afirmaban que «la concien- se abre a Dios y se dirige hacia Dios, Pablo aplica el término de
cia es un dios para todos nosotros»? «cuerpo». A nosotros nos resulta difícil usarlo en ese sentido.
En el pensamiento de Pablo, sin embargo, hay otra vía más «Cuerpo» nos sugiere el aspecto material del hombre, el mismo
importante que la razón o la conciencia por la que el hombre pue- hombre como parte de la naturaleza. En Pablo aparecen también
de permanecer abierto a Dios; se trata del «espíritu». Pablo utiliza estos significados, pero el más importante de todos es el que an-
el término «espíritu» en dos sentidos principalmente; primero, tes hemos indicado: el hombre en su actitud de apertura, obedien-
como un don o característica del hombre en cuanto hombre. Este cia y cooperación con Dios. Es como si Pablo quisiera definir al
término denota frecuentemente la personalidad de cada hombre, hombre no mediante algunas de sus cualidades, materiales o de
como en 1 Cor 16,17-18: otro tipo, sino desde la perspectiva o actitud que adopte. El hom-
«Me alegro de la llegada de Esteban, Fortunato y Acaico; ellos bre en cuanto que está orientado hacia Dios es un «cuerpo», y
han compensado por vuestra ausencia, tranquilizándome a mí y a ese «cuerpo» puede ser resucitado un día de entre los muertos; la
vosotros [ = confortaron mi espíritu y el vuestro]. Por eso estad personalidad en cuanto que está abierta a Dios es «cuerpo».
reconocidos a hombres como ellos.» Todo lo dicho nos sugiere que Pablo tiene una idea muy ele-
Pero en gran número de casos, «el espíritu» se refiere a los in- vada del hombre, en cuanto que es un ser dotado de razón, con-
flujos sobrenaturales, como en Gal 4,6 y Rom 8,14-17: ciencia y espíritu; también en cuanto que, como un «cuerpo», pue-
«Y la prueba de que sois hijos, es que Dios envió a vuestro de orientarse o dirigirse hacia Dios en su totalidad. Todo esto es
interior el Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba! ¡Padre!» (Gal cierto: el hombre puede abrirse a Dios. Pero al mismo tiempo pue-
4,6). 29
Alfred Lord Tennyson, The Higher Pantheism, VI.
246 El hombre y el universo El cuerpo y la carne 247
de cerrarse, y de hecho está cerrado a Dios, está contra Dios. es mala, se ha convertido en una cabeza de puente dentro del
Cuando el hombre se halla en esta situación, cuando se rebela con- hombre desde la que su enemigo puede atacarle y vencerle.
tra Dios, Pablo lo designa con el término «carne». Un hombre que La carne, así entendida, es el talón de Aquiles del hombre
adopta esta actitud «vive según la carne». El término «carne» nos Aquiles necesita de su talón, le es beneficioso y necesario, pero al
sugiere el aspecto físico del hombre. Los «pecados de la carne» mismo tiempo le hace vulnerable y finalmente es causa de que
son los que se cometen por ceder a los apetitos físicos. Pablo utili- muerda el polvo. Lo mismo ocurre con la carne, que no es mala,
za «carne» en este sentido, pero también se sirve de este término sino débil y está sujeta a todas las sugestiones del pecado.
para significar algo más profundo. «La carne» se refiere al hom- En el capítulo siguiente nos ocuparemos de las consecuencias
bre en cuanto que es un ser débil, mortal, creado, simplemente que ello entraña. Resumiremos en una metáfora lo que hasta ahora
humano y, por encima de todo, opuesto a Dios o apartado de Dios. llevamos dicho. Durante una temporada viví en una casa del si-
Vemos, pues, que Pablo se sirve también ahora de un término glo xvin, en el Este. Al borde del césped había lo que podría lla-
para expresar no un rasgo físico, sino una actitud o una orientación. marse el orgullo del jardín, un peral. Durante el verano, cuando
Vivir según la carne es comportarse en desacuerdo con las exigen- estaba cubierto de hojas y frutos, ofrecía una vista inolvidable. Su
cias de Dios; es seguir los deseos y propósitos de nuestros corazo- forma era espléndida; sus ramas habían sido podadas de manera
nes, apartarnos cada vez más de Dios. A nivel más inmediato, esto que formaban un círculo perfecto, y un millar de apetitosos frutos
significa vivir en la sensualidad, es decir, complacerse en las cosas dorados brillaba entre las hojas. Pero cuando fui a coger una pera,
materiales. Pero también es posible y aún más frecuente que vivir me llevé una desilusión al ver que todas ellas tenían una manchita
«según la carne», tal como Pablo entendía esta expresión, se refie- negra y estaban podridas. Al fijarme más atentamente, resultó que
ra no a los goces sexuales o materiales, sino a una autoafirmación todo el árbol —tronco, ramas, hojas y frutos— sufría una curiosa
y a un egoísmo por los que la vida se aleja cada vez más de Dios. enfermedad. El orgullo del jardín estaba enfermo. Así era el hom-
Puede darse una vida exteriormente respetable, pero interiormente bre para Pablo, y no sólo el hombre, sino el universo en su to-
corrompida, seca y estragada. El hombre que no se abre a Dios talidad.
está bajo el dominio de «la carne».
¿Por qué eligió Pablo el término «carne», que también se apli-
ca a la naturaleza física del hombre, para expresar esa actitud
hostil hacia Dios? ¿Es que pensaba en la carne materialmente
entendida, en la vida sensitiva del hombre, como si se tratara de
una realidad mala en sí misma? ¿Es que sentía esa especie de dis-
gusto ante toda realidad física que advertimos, por ejemplo, en la
obra de Aldous Huxley? ¿Acaso era Pablo un asceta que conside-
raba indignos los impulsos físicos, a los que el hombre habría de
oponerse por todos los medios? No hay pruebas de que así fuera.
En ningún momento afirma Pablo que la carne sea mala en sí mis-
ma. Ello hubiera sido tanto como decir que la misma existencia es
mala en sí misma, cosa que Pablo, como judío, nunca hubiera ad-
mitido. El mundo, tal como Dios lo hizo, es bueno. ¿Por qué, en-
tonces, dice Pablo que una vida descarriada es una vida «según la
carne»? Probablemente porque la carne, si bien no está corrompida
en sí misma, por ser la sede de los apetitos físicos del hombre está
expuesta a ser fácilmente corrompida. Ese es el punto en que el
hombre más se inclina a sucumbir ante el mal. Para describir esta
realidad, Pablo se sirve de un término militar. La carne, afirma, es
la «base de ataque» para el pecado. La carne, que en sí misma no
El enemigo antiguo 249
dolo producido, que lo hubieras apartado de pecar. ¿Qué nos en la tierra y en el mar y en todas las cosas creadas al Señor que
aprovecha, en efecto, a todos, ahora vivir en el dolor y esperar el las creó todas, no sea que os volváis como Sodoma, que cambió el
castigo para después de la muerte? ¡Oh Adán, qué es lo que hicis- orden de la naturaleza»31.
te! Porque si fuiste tú el que pecó, no fue sólo tuya la caída, Hay también en una antigua fuente judía un texto sobre Abra-
sino de todos nosotros también, que somos tus descendientes. han. Se afirma que descubrió la existencia de Dios razonando
¿Qué nos aprovecha, en efecto, que se nos haya prometido la eter- hasta remontarse a la causa primera. Al negarse a aceptar la idola-
nidad, si entre tanto hemos hecho las obras que acarrean la muer- tría, el rey Nemrod le pidió que rindiera adoración al fuego. Se
te?» {Ibid., 7,116s). recoge en este punto la siguiente argumentación:
Pablo nos deja un interrogante: ¿cómo es que pecamos sin «Abrahán le replicó: 'Mejor haríamos venerando el agua, que
poderlo evitar, pero así y todo por nuestra propia decisión? apaga el fuego'. Le dijo Nemrod: 'Adora, pues, el agua'. Replicó
Abrahán: 'En ese caso, deberíamos adorar la nube, que trae el
agua'. Dijo Nemrod: 'Adora entonces la nube'. Replicó Abrahán:
LA IDOLATRÍA Y SUS CONSECUENCIAS 'Mejor sería adorar el viento, que dispersa la nube'. Dijo Nemrod:
'Pues adora el viento'. Replicó Abrahán: 'Mejor sería adorar al
Véase el siguiente pasaje de Pablo: ser humano que lleva el viento'» 32 .
«Se está revelando además desde el cielo la reprobación de Podemos asegurar que, en Rom 1,18-24, Pablo da comp raíz
Dios contra toda impiedad e injusticia humana, la de aquellos que del pecado el hecho de haberse corrompido la religión. Precisa-
reprimen con injusticias la verdad. mente allí donde cabía esperar que el hombre estuviera más «se-
«Porque lo que puede conocerse de Dios lo tienen a la vista. guro», en el culto, es donde más expuesto se halla a la corrupción.
Dios mismo se lo ha puesto delante; desde que el mundo es mun-
do, lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su divinidad,
resulta visible para el que reflexiona sobre sus obras, de modo que EL IMPULSO MALO Y SUS CONSECUENCIAS
no tienen disculpa. Porque al descubrir a Dios, en vez de tributarle
la alabanza y las gracias que Dios se merecía, su razonar se dedicó En los capítulos 1 y 5 de la Epístola a los Romanos analiza
a variedades y su mente insensata se obnubiló. Pretendiendo ser Pablo ampliamente la historia del pecado en el mundo y en la hu-
sabios, resultaron unos necios que cambiaron la gloria de Dios manidad. En el pasaje siguiente, tomado del capítulo 7, estudia la
inmortal por imágenes de hombres mortales, de pájaros, cuadrúpe- forma en que el pecado actúa dentro del individuo:
dos y reptiles. «Lo que realizo, no lo entiendo, pues lo que yo quiero, eso no
»Por eso, abandonándolos a sus deseos, los entregó Dios a la lo ejecuto y, en cambio, lo que detesto, eso lo hago. Ahora, si lo
inmortalidad, con la que degradan ellos mismos sus propios cuer- que hago es contra mi voluntad, estoy de acuerdo con la Ley en
pos, por haber sustituido ellos al Dios verdadero por uno falso, que ella es excelente, pero entonces ya no soy yo el que realizo
venerando y dando culto a la criatura en vez de al creador (¡Ben- eso, es el pecado que anida en mí.
dito él por siempre! ¡Amén)» (Rom 1,18-24). »Veo claro que en mí, es decir, en mis bajos instintos, no anida
En este pasaje se afirma que el pecado surgió porque los hom- nada bueno, porque el querer lo excelente lo tengo a mano, pero
bres se apartaron del culto del Dios verdadero, al que tenían capa- el realizarlo no; no hago el bien que quiero, el mal que no quiero,
cidad suficiente para conocer, y adoraron las cosas que el mismo eso es lo que ejecuto. Ahora, si lo que yo hago es contra mi volun-
Dios había hecho. Se trata también en este caso de una idea que tad ya no soy yo el que lo realiza, es el pecado que anida en mí.
Pablo compartía con sus contemporáneos de Palestina. Hay un »Así, cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro fatalmente
pasaje de los Testamentos de los Doce Patriarcas que dice así: con lo malo en las manos. En lo íntimo, cierto, me gusta la Ley de
«El sol, la luna y las estrellas no alteran su orden; no cambiéis Dios, pero en mi cuerpo percibo unos criterios diferentes que gue-
vosotros tampoco la ley de Dios en el desorden de vuestras obras. rrean contra los criterios de mi razón y me hacen prisionero de
Los gentiles se descarriaron y se olvidaron del Señor y cambiaron
31
su orden, obedeciendo al leño y a la piedra, espíritus mentirosos. W. D. Davies, Paul and Rabbinic ]udaism (op. cit.) 28.
No seáis como ellos, hijos míos, sino reconoced en el firmamento, 32 Ibid., 29.
256 El enemigo antiguo El impulso malo y sus consecuencias 257
esa ley del pecado que está en mi cuerpo. En una palabra: yo de «Se está revelando además desde el cielo la reprobación de
por mí, por un lado, con mi razón, estoy sujeto a la Ley de Dios; Dios contra toda impiedad e injusticia humana» (Rom 1,18).
por otro, con mis bajos instintos, a la ley del pecado. Esto, al parecer, significa que Dios está airado contra la con-
»¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este ser mío, ins- ducta humana y que interviene para castigar al hombre. Para mu-
trumento de muerte? Pero, ¡cuántas gracias le doy a Dios por Je- chos resulta difícil aceptar esta idea. La ira es una pasión irracio-
sucristo Señor nuestro!» (Rom 7,15-25). nal; quien la experimenta pierde el dominio de sí mismo. Todos
En éste y en otros pasajes piensa Pablo en algo que probable- los moralistas la condenan; viene a ser como una «locura pasaje-
mente aprendió de sus maestros judíos. Mucho antes de Pablo se ra». Con seguridad no se puede acusar de ella a Dios. Los pensa-
había formulado la idea de que en el hombre están implantados dores tanto helenísticos como modernos han afirmado rotunda-
dos impulsos, uno bueno y otro malo. Los pensadores judíos pres- mente que Dios no puede experimentar la pasión de la ira.
taban mayor atención al impulso malo: Y si es así, ¿qué significa para Pablo la ira de Dios? Sencilla-
mente, se nos dice, que el universo está construido de tal manera
«Dios creó al hombre desde el principio que, si el hombre peca, sufre el correspondiente castigo. Si un
y lo puso en manos de su yetzer (impulso)» (Eclo 15,14). niño acerca un dedo al fuego, sufre las consecuencias. Ello ocurre
no porque el fuego tenga «ira», sino por el hecho de que el mundo
Para algunos, el impulso malo se localizaba en los ríñones y otros físico está regido por determinadas leyes. Del mismo modo pode-
lo situaban en el corazón; no faltaban quienes lo personificaran mos afirmar que el universo moral está regido por ciertas leyes
como un espíritu maligno. Las opiniones variaban en estos asuntos, espirituales. Cuando un hombre peca, Dios no siente ira, pero en-
pero estaba clara la función del impulso maligno: empujaba o tran en juego las leyes morales del universo y se produce automá-
inclinaba al hombre al pecado y se relacionaba especialmente con ticamente el castigo. Dios nunca siente ira, pero el pecado sufre
el pecado o la concupiscencia sexuales; llevaba a la impureza y a siempre su correspondiente castigo. Lo cierto es que Pablo nunca
la idolatría. afirma que Dios se llene de ira, sino que «la cólera» entra en
acción, es decir, que se pone en marcha un proceso en virtud del
De todo lo anterior podemos colegir, por consiguiente, que
cual el hombre recoge siempre lo que siembra.
Pablo relaciona el origen del pecado, desde un punto de vista, con
el mero hecho de la solidaridad humana, ya que todos los hombres Esta explicación resulta atrayente, pero no es verosímil. Pablo
era judío. Conocía perfectamente el Antiguo Testamento y sabía
están unidos por el vínculo común de la vida, de forma que cuanto
que cuantas veces habla de la cólera divina no se trata de una
hace un hombre afecta a todos los demás:
«cólera» caprichosa, sin motivos, sino de una respuesta indignada
ante el pecado del hombre. El Dios personal del Antiguo Testa-
«En el pecado de Adán mento respondía al mal de manera personal. La ira es la otra cara
todos hemos pecado.» de la misericordia divina, expresión no de un sentimiento injusto,
sino de un pathos infinito. El sentimiento está no sólo en mostrar
Desde otro punto de vista, relacionaba el pecado con la corrup- misericordia, sino también en reaccionar contra el mal. «Porque
ción del «culto» y la «religión», pero al mismo tiempo lo veía Dios se preocupa del hombre, también su ira puede encenderse
también conectado con el impulso malo en que creía el judaismo. contra él», escribe el profesor Abraham Heschel. Merece citarse
Pero no eran los orígenes del pecado lo que realmente preocu- el resto de sus palabras: «Cierto, la ira es algo que se aproxima
paba a Pablo, sino su realidad actual. Los frutos del pecado están peligrosamente al mal, pero sería erróneo identificarla con el mal.
claros. Indirectamente, como veíamos, Pablo hacía derivar todo el Puede ser mala por asociación, pero no por esencia. Al igual que el
extravío del universo del pecado cometido por el hombre. Pero fuego, puede ser tanto un beneficio como un elemento fatal: re-
había otras dos realidades que relacionaba directamente con el pe- prensible cuando va asociada a la malicia, moralmente necesaria
cado: la ira y la muerte. Para nosotros resulta difícil valorar estas como una manera de resistir a la malicia. Ambas alternativas en-
dos realidades como las valoraba Pablo. trañan un riesgo. Suprimirla por completo, incluso frente a las
El pecado atrae la cólera o ira de Dios, como vemos en este acometidas del mal, equivaldrá a una capitulación, a una rendición,
pasaje: pero su impulso irrefrenado puede llevar al desastre. La ira es ca-
17
258 El enemigo antiguo El impulso malo y sus consecuencias 259
paz de provocar explosiones catastróficas, mientras que la ausencia en dolor obstinado es delito
completa de ira llega a embotar la sensibilidad moral. La paciencia de impía terquedad, es dolor inhumano
es una cualidad ligada a la santidad, pero degenera en pereza que delata un ánimo contrario al cielo,
cuando se asocia a la falta de una justa indignación. Todo tiene un corazón cobarde, un alma impaciente,
su tiempo y sazón, todas las tareas bajo el sol... tiempo de callar, una mente simple e inculta.
tiempo de hablar... tiempo de amar, tiempo de odiar» (Ecl Pues lo que ha de ser y sabemos que es tan común
3,1-7.8)33. Es probable que Pablo estuviera de acuerdo. como la más vulgar de las cosas,
El otro resultado directo del pecado es la muerte. Así se dice ¿Por qué tomarlo en terca oposición
claramente en Rom 5,12-16: tan a pecho? ¡Basta! Que es agravio al cielo,
«En consecuencia, igual que por un hombre entró el pecado en agravio al muerto y a la naturaleza,
el mundo y por el pecado la muerte, y la muerte se propagó sin absurdo contra la razón, cuyo tema tan frecuente
más a todos los hombres, dado que todos pecaban... es la muerte de los padres, que siempre gritó
»Porque antes de la Ley había ya pecado en el mundo; y, aun- desde la primera muerte hasta la última:
que donde no hay Ley no se imputa el pecado, a pesar de eso la 'Así tenía que ser'» 34 .
muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso entre los que no
habían pecado cometiendo un delito como el de Adán. Pero es el rey, asesino de su propio hermano, el que así habla.
»Este era figura del que tenía que venir, pero no hay propor- Según Hamlet, «una fiera carente de razón y discurso» habría llo-
ción entre el delito y la gracia que se otorga; pues, si por el delito rado más tiempo a su «padre». Morir va con la naturaleza, pero
de uno solo murió la multitud, mucho más la gracia otorgada por también es natural el duelo; la muerte tiene un aguijón. Y Pablo,
Dios, el don de gracia que correspondía a un hombre solo, Jesu- sin dar más explicaciones, relaciona ese aguijón con el pecado. «El
cristo, sobró para la multitud. pincho de la muerte es el pecado.»
»Y tampoco hay proporción entre las consecuencias del peca- Pablo, por consiguiente, ve al hombre sumido en una condición
do de uno y el perdón que se otorga, pues el proceso, a partir de desesperada. No todos los hombres individualmente están corrom-
un solo delito, acabó en sentencia condenatoria, mientras la gracia, pidos en el mismo grado por el mal; entre los hombres hay dife-
a partir de una multitud de delitos, acaba en amnistía.» rencias reales. Pero no es éste el hecho más significativo. Lo es
De nuevo nos hallamos ante una idea difícil. ¿No es acaso la en cambio el que todos ellos hayan fallado con respecto a la gloria
muerte un fenómeno natural, resultado inevitable de la decadencia de Dios; todos están desorientados bajo la ira de Dios y la sombra
de nuestro vigor físico? de la muerte. Y no es sólo que los hombres caminen individual-
mente desorientados, sino que la sociedad toda ha caído en ese
«Decaen los bosques, decaen y son abatidos estado, lo que hace gritar a Pablo: «¡Desgraciado de mí! ¿Quién
y al cabo de muchos veranos muere el cisne.» me librará de este ser mío, instrumento de muerte?»
Muchos piensan que esta idea de la condición humana resulta
Es natural. Shakespeare expresa este mismo hecho en Hamlet, en hasta morbosa, poco realista, exagerada, fruto de una monumental
los versos en que el rey reprende a Hamlet, que se lamenta en neurosis, una idea que repele. Pero ocurre así porque muchos
exceso por su padre: hombres modernos tienen una visión distinta y aún opuesta. Las
siguientes citas de autores modernos contrastan vivamente con las
«Es hermoso y loable por tu parte, Hamlet, afirmaciones de Pablo. Un distinguido científico inglés, Sir James
dedicar a tu padre estas muestras de dolor. Jeans, escribía así:
Pero, sábelo, tu padre también perdió a su padre, «Ya no creemos que el destino humano sea juguete de espíri-
y éste también al suyo, y el que sobrevive tus buenos y malos o que sea objeto de las maquinaciones del
ha de cumplir por un plazo la filial obligación diablo. Nada hay que nos impida convertir la tierra de nuevo en
de mostrar una amorosa tristeza. Mas persistir un paraíso, excepto nosotros mismos. Ha amanecido la era cientí-
34
33 A. Heschel, The Prophets (Filadelfia 1955) 279ss. William Shakespeare, Hamlet, acto I, esc. 2, vers. 87ss.
260 El enemigo antiguo El impulso malo y sus consecuencias 261
fica y sabemos que el hombre es dueño de su destino, capitán de voluntad. Hemos de entendernos con todas esas cosas tal como
su propia alma. El domina el curso de su barca y es libre de diri- nos las hemos encontrado ahí. En el futuro serán tal como lo quiera
girla hacia aguas tranquilas o cenagosas, o incluso de lanzarla la orientación de su desarrollo en el pasado. Lo único que pode-
contra las rocas» 35. \ mos hacer es seguir caminando al lado de todas esas cosas, con la
El presidente del Museo de Historia Natural de Chicago pien- esperanza de no quedarnos atrás» 37 .
sa así: Estas palabras no están muy lejos del realismo de Pablo, pero
«Pero si escuchamos a los antropólogos, capaces de demostrar sin el alivio de su fe. También podemos recordar el famoso ensayo
científicamente que ni el color de la piel ni el tipo de cabello o los de Freud, Una dificultad del psicoanálisis, en que menciona los
rasgos, o las diferencias de religión pueden crear problemas entre tres golpes que han herido el amor propio de la humanidad: el
los pueblos, sino aquellos factores de que el hombre es responsable cosmológico, que reveló al hombre que no era el centro del uni-
y que está en nuestras manos dominar o cambiar a voluntad, en- verso físico; el biológico, que le hizo saber que no es distinto de
tonces estaremos al menos a la vista de ese mundo mejor que nos los animales, sino que tiene su origen en ellos; el psicológico, el
sabemos obligados a hacer realidad si no queremos perecer final- más doloroso de todos esos golpes, que le reveló el hecho de que
mente como víctimas de nuestra propia perversidad» x. una buena parte de su actividad mental no le pertenece y queda
Otro antropólogo estima que «el hombre se hace a sí mismo». fuera del dominio de su voluntad en virtud de unos procesos in-
Pero no todos los modernos piensan de esta manera. Un antro- conscientes. El hombre no es tanto dueño de su propio destino
pólogo ha dicho acerca de la idea de que el hombre domina la como juguete del universo. Pablo experimentó esos mismos golpes
civilización que es «una ilusión antropocéntrica». El hombre, a y se sintió también bajo su embate. Conoció nuestras mismas pre-
partir del día de su nacimiento, va siendo modelado por la sociedad ocupaciones. Pero su realismo encontró un alivio. El hecho de que
en que vive. El entorno, la cultura le configuran si quiere como Pablo reaccionara ante esos golpes y la forma en que lo hizo expli-
si no. En Roma hacemos como los romanos. Nadie puede escapar can la importancia que para el hombre actual conserva el Nuevo
del peso de la cultura. Un eminente antropólogo dice así: Testamento.
«La cultura actual ha sido determinada por el pasado, y la cul-
tura del futuro será la prolongación de las tendencias actuales.
Podemos decir con toda verdad que la cultura se hace a sí misma.
Al menos, si queremos explicar la cultura científicamente, hemos
de proceder como si la cultura se hiciese a sí misma, como si nada
tuviera que ver el hombre con la determinación de su curso o su
contenido. Es preciso, por supuesto, que el hombre esté allí, para
hacer posible el proceso cultural. Pero la naturaleza y el compor-
tamiento del proceso en sí vienen autodeterminados. La cultura
se basa en sus propios principios y se rige por sus propias leyes.
»... El idioma inglés, la religión cristiana, nuestras institucio-
nes políticas, nuestros talleres, minas, fábricas, ferrocarriles, telé-
fonos, ejércitos, navios, carreteras, salas de baile y millares de
cosas más que integran nuestra civilización están ahí y existen hoy.
Poseen volumen, densidad e importancia. No es posible hacer que
todo eso desaparezca con un golpe de varita mágica, no es posible
alterar su estructura y su comportamiento con un simple acto de
35
Citado en M. H. Fried (ed.), Readings in Anthropology II: Cultural
Anthropology
36
(Nueva York 1959) 549.
Ibid. Un conocido investigador ha publicado un libro con el título
Man makes himself. 37
Ibid., 555.
La esperanza del judaismo 263
pueblo de la tierra», rústicos sin religión; que Dios daba cumplí CRISTO COMO CENTRO DE LA HISTORIA
miento a la esperanza de Israel no a través de los devotos que
guardaban la Ley, sino mediante aquellos judíos de segundo gra- Lo primero de todo es que Jesús constituye el punto de giro
do, procedentes de la Galilea de los Gentiles: Pedro, Santiago, decisivo en la historia. El judaismo, como ya hemos visto, aguar-
Juan y otros de su clase. Conocía también otra pretensión aún más daba la aniquilación de la edad presente y el advenimiento de una
audaz, principio y confirmación de todas las demás pretensiones, nueva era en que triunfaría el bien. Al igual que los autores de los
que aquel Jesús maldecido había resucitado de entre los muertos. sinópticos, Pablo estaba convencido de que la nueva era había
La resurrección de entre los muertos, la señal más segura de los comenzado con Jesús. Pablo expresa ciertas antítesis que lo hacen
últimos tiempos esperados por el judaismo, había comenzado ya: ver claro. Véanse los ejemplos siguientes:
quedaba inaugurada la era final de la historia. ¡El mundo camina-
ba hacia el final! 1. El hombre antiguo y el nuevo
No sólo conoció Pablo estas pretensiones, sino que terminó
creyendo en ellas. Precisamente porque era un fariseo con una bue- «Aquella inmersión que nos vinculaba a su muerte nos sepultó
na formación, Pablo vio con mayor claridad y sintió más profun- con él, para que, así como Cristo fue resucitado de la muerte por
damente que los primeros discípulos todo lo que ellos mismos el poder del Padre, también nosotros empezáramos una vida^nue-
proclamaban acerca de Jesús como Mesías. Como una de las men- va. Además, si hemos quedado incorporados a él por una muerte
tes más poderosas de la historia, Pablo penetró hasta el núcleo semejante a la suya, ciertamente también lo estaremos por una
esencial de aquel mensaje. Le habían enseñado que las esperanzas resurrección semejante.
del judaismo no podrían tener cumplimiento sino entre hombres »Tened esto presente: el hombre que éramos antes fue cruci-
que cumplieran la Ley y mediante ello se hubieran ganado el favor ficado con él, para que se destruyese el individuo pecador y así
de Dios, es decir, entre los «buenos». En Jesús se encontró Pablo no seamos más esclavos del pecado; porque, cuando uno muere, el
con alguien que no puso los ojos en los dignos, sino que salió al pecado pierde todo derecho sobre él» (Rom 6,4-7).
encuentro de los indignos: «No víne a llamar a los justos, sino a
«Dejad de mentiros unos a otros, ya que os despojasteis del
los pecadores.» Cuando los hombres aún andaban obcecadamente
hombre que erais antes y de su manera de obrar y os vestisteis de
extraviados, el amor de Dios hacia ellos se manifestó y actuó a
través de Jesús. El nuevo factor había entrado en el campo de la ese hombre nuevo que por el conocimiento se va renovando a
historia; Pablo lo llamó «gracia» de Jesús, amor de Dios que a tra- imagen de su creador» (Col 3,9-10).
vés de él actuaba, un amor inesperado, persistente, ilimitado
hacia los que no lo merecían. Su manifestación suprema fue la 2. La vida según la carne y según el espíritu
resurrección, el retorno de Jesús a los suyos, a los mismos que le
habían traicionado, y por encima de todo, la venida de Jesús al «A vosotros, hermanos, os han llamado a la libertad; lo único
mismo Pablo, el archiperseguidor. Aquella gracia tenía que impri- que esa libertad no dé pie a los bajos instintos. Al contrario, que
mir necesariamente un nuevo giro a la historia. el amor os tenga al servicio de los demás» (Gal 5,13).
A partir de aquel momento, Pablo se entregó a Jesús de Naza- «Quiero decir: proceded guiados por el Espíritu y nunca cede-
ret, aceptándolo como Mesías, la figura final de la historia, el réis a deseos rastreros. Mirad, los objetivos de los bajos instintos
objeto de cus preocupaciones supremas, el que había dado ntieva son opuestos al Espíritu y los del Espíritu a los bajos instintos,
orientación a la historia. Pero, ¡es tan fácil decir «dar nueva orien- porque los dos están en conflicto. Resultado, que no podéis hacer
tación a la historia»! ¿Podría ser verdad tal cosa? ¿Y en qué sen- lo que quisierais. En cambio, si os dejáis llevar por el Espíritu, no
tido sería verdad? Para responder a estas preguntas hemos de estáis sometidos a la Ley» (Gal 5,16-18).
fijarnos en cómo entendía Pablo la historia. Su idea de la historia
arranca del judaismo, pero al mismo tiempo está iluminada, en su 3. La vieja y la nueva creación
caso, por el hecho de Cristo. ¿Cómo interpreta Pablo el lugar que
corresponde a Jesús en la historia? «Por consiguiente, donde hay un cristiano, hay humanidad
nueva; lo viejo ha pasado, mirad, existe algo nuevo» (2 Cor 5,17).
Cristo ha instaurado un orden nuevo.
La imagen de Dios 269
LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS seno de las tinieblas', la ha encendido en nuestros corazones, ha-
ciendo resplandecer el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada
El nuevo orden instaurado por Jesús es el cumplimiento de en el rostro de Cristo» (2 Cor 4,3-6).
cuanto habían predicho los profetas del Antiguo Testamento. La
venida de Jesús no fue una intervención repentina en la historia, «Este es imagen de Dios invisible,
sino que constituye la culminación de un proceso a lo largo del nacido antes que toda criatura» (Col 1,15).
cual estuvo actuando Dios en el Antiguo Testamento. Jesús apa-
reció en «la plenitud de los tiempos». El plan de Dios es transformar, renovar o rehacer al hombre
«Esta buena noticia, prometida ya por los profetas en las Es- conforme a la imagen de Jesucristo. Y de este modo llegamos al
crituras...» (Rom 1,2). punto siguiente.
¿Cómo han de entenderse los planes de Dios sobre el hombre? Esta renovación o transformación es posible gracias al mismo
Se dice claramente en los pasajes siguientes [esplendor-gloria]. Jesucristo, que ha dado una nueva orientación a la humanidad.
«Sabemos también que, con los que aman a Dios, con los que Esta sencilla afirmación ha de entenderse a la luz de la filosofía
él ha llamado siguiendo su propósito, él coopera en todo para su o idea de la historia que tiene Pablo. Su visión de la historia en-
bien. Porque Dios los eligió primero, destinándolos desde entonces tronca con el Antiguo Testamento y el judaismo interpretado a la
a que reprodujeran los rasgos de su Hijo, de modo que éste fuera luz de Cristo. Podríamos caracterizar sumariamente su «filosofía»
el mayor de una multitud de hermanos; y a esos que había desti- como sigue:
nado, los llamó; a esos que llamó los rehabilitó, y a esos que Los planes de Dios empezaron a hacerse realidad ya con la
rehabilitó les comunicó su gloria» (Rom 8,28-30). creación del mundo. El universo no es producto de la casualidad,
«Ahora bien, ese Señor es el Espíritu, y donde hay Espíritu sino de la voluntad de Dios. La creación, incluido el hombre, fue
del Señor, hay libertad. Y nosotros, que llevamos todos la cara hecha con vistas a la armonía entre hombre y hombre, entre hom-
descubierta y reflejamos la gloria del Señor, nos vamos transfor- bre y naturaleza, entre hombre y Dios. Pero el plan de Dios se
mando en su imagen con resplandor creciente; tal es el influjo del frustró a causa del pecado de Adán. Dios, sin embargo, empezó
Espíritu del Señor» (2 Cor 3,17-18). de nuevo con el hombre en la alianza que hizo con Abrahán. Se
«Dejad de mentiros unos a otros, ya que os despojasteis del hizo la promesa de que en él serían bendecidas todas las naciones
hombre que erais antes y de su manera de obrar y os vestísteis de de la tierra. Abrahán respondió a la llamada de Dios y a través de
ese hombre nuevo que por el conocimiento se va renovando a él se hizo realidad el pueblo de Dios, un pueblo elegido por un acto
imagen de su creador» (Col 3,9-10). de la voluntad libre y la gracia de Dios. Pero los planes de Dios
Los anteriores pasajes implican que la intención de Dios es no quedaron automáticamente asegurados por el solo acto de la
renovar al hombre conforme a la propia imagen de Dios, Pero Pa- elección y la respuesta de Abrahán. No todos los que descendían
blo advierte al mismo tiempo que la imagen de Dios es Jesucristo materialmente de Abrahán respondieron a la llamada de Dios
mismo. Podemos concluir, por consiguiente, que el plan de Dios como lo había hecho su padre Abrahán, de forma que no todos
es hacer una humanidad que sea la imagen de Jesucristo. Véanse los que estaban físicamente conectados con Abrahán eran verda-
los siguientes pasajes: deramente hijos suyos. Así, de los dos hijos que tuvo Abrahán,
«Pero, además, si nuestro evangelio sigue velado, es para los sólo Isaac, hijo de la promesa de Dios, fue reconocido como ver-
que se pierden, pues por su incredulidad el dios del mundo éste dadero «hijo»; Ismael, el hijo natural que Abrahán tuvo de Agar,
ha obcecado sus mentes y no distinguen el resplandor del evange- fue rechazado. Del mismo modo, Jacob, hijo de Isaac, es objeto
lio, de la gloria de Cristo, imagen de Dios. Porque no nos predica- del amor de Dios, mientras que Esaú, su hermano, fue desechado
mos a nosotros, predicamos que Jesucristo es Señor y nosotros por Dios. No basta ser físicamente miembro de Israel; de por sí,
siervos vuestros por Jesús; pues el Dios que dijo: 'Brille la luz del la ascendencia física no significa nada. En consecuencia, como dice
270, La esperanza cumplida Los comienzos del nuevo Israel 271
Pablo, no todo Israel es verdaderamente Israel, es decir, no todos De este modo, con la aparición del nuevo Israel, que llevará a
los judíos han respondido con la obediencia a las exigencias de todos el reconocimiento de que Jesús es el «último» y de que Dios
Dios. Ciertamente, la descendencia física de Abrahán ha sido en su es todo en todas las cosas, Pablo afirma que todo el proceso de la
mayor parte desobediente y no es considerada como verdaderos historia ha dado un giro nuevo y decisivo. Y no sólo la historia
hijos de Abrahán. En tiempos de Elias hubo siete mil que no do- humana. Jesús ha infundido a la historia un espíritu que al final
blaron la rodilla ante Baal. Permaneció un resto. Pero este resto conducirá todas las cosas —humanas, sobrehumanas (ángeles,
se hizo cada vez más pequeño; en los tiempos de Isaías ya era muy principados y potestades) y subhumanas— a la bendición divina.
reducido. Pablo contemplaba la historia de su pueblo y caía en la El universo desorientado se orientará de nuevo y será devuelto al
cuenta de que, efectivamente, el resto era cada vez más exiguo, que lo hizo. El fin de todo ello, como hemos visto, es que el hom-
hasta que, como se dice en Gal 3,16, sólo queda un individuo del bre recupere la semejanza de Dios que había perdido por la caída
que pueda decirse con verdad que es descendiente de Abrahán, y de Adán. Pero, como Cristo es la imagen de Dios, asemejarse a
ése es Jesús. Sólo en él se cumple la promesa hecha a Abrahán. Cristo, crecer a la medida de su madurez, es el plan de Dios sobre
Pablo se sirve para dejarlo en claro de un término que emplea en el hombre. ¿Y para el universo? Que todos los poderes del cielo
singular y en plural (Gal 3,16): y de la tierra, que todas las cosas participen de la gloria de Dios.
«Pues bien, las promesas se hicieron a Abrahán y a su descen- Véanse los siguientes pasajes:
dencia (no se dice 'y a los descendientes', en plural, sino en singu- «Lo mismo que por Adán todos mueren, así también por Cristo
lar, V a tu descendencia', que es Cristo).» todos recibirán la vida, aunque cada uno en su propio turno: como
Jesús solo representa al pueblo de la promesa de Dios. Es el primer fruto, Cristo; después, los de Cristo, el día de su venida;
vértice de un triángulo, en el que el «pueblo de Dios», formado luego, el resto, cuando entregue el reino a Dios Padre, cuando
por los verdaderos descendientes de Abrahán, se ha reducido pro- haya aniquilado toda soberanía, autoridad y poder. Porque su
gresivamente y del que han sido gradualmente excluidos los «fal- reinado tiene que durar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo
sos» descendientes de Abrahán. Este proceso de exclusión culmina sus pies; como último enemigo aniquilará a la muerte: pues 'todo
en Jesús. lo ha sometido bajo sus pies', aunque cuando diga 'todo está so-
metido', se exceptuará evidentemente el que le sometió el uni-
verso. Y cuando el universo le quede sometido, entonces también
LOS COMIENZOS DEL NUEVO ISRAEL el Hijo se someterá al que se lo sometió, y Dios lo será todo para
todos» (1 Cor 15,22-28).
El proceso de exclusión que se manifiesta en la historia de
Israel, que viene a ser una crónica del fracaso de Dios en la forma- «Este es imagen de Dios invisible,
ción de un pueblo peculiar en la historia, es el paralelo de aquella nacido antes que toda criatura,
desorientación que descubría Pablo en el mundo pagano. Tanto los pues por su medio se creó
israelitas como los no israelitas compartían la misma desorientación el universo celeste y terrestre,
fundamental, si bien los síntomas no eran siempre los mismos en lo visible y lo invisible,
ambos casos. Pero en Jesús de Nazaret se puso término a la des- ya sean majestades, señoríos,
orientación. En virtud de la obediencia de su vida, que desem- soberanías o autoridades.
bocó en la muerte en cruz, se invirtió el proceso de exclusión. El es modelo y fin del universo creado,
Jesús inaugura un movimiento contrario de inclusión; algunos de él es antes que todo
su mismo pueblo reconocieron en Jesús la verdadera semilla de y el universo tiene en él su consistencia.
Abrahán y se unieron a él. Constituyen un nuevo «resto», el co- El es también la cabeza del cuerpo,
mienzo de un nuevo Israel. Este nuevo Israel está integrado por que es la Iglesia.
los que vieron y respondieron a la gracia de Jesús, el Cristo. Eran El es el principio,
judíos no sólo por su ascendencia. Pronto se unieron a ellos los el primero en nacer de la muerte,
paganos. En el futuro se les unirán además los otros judíos que de para tener en todo la primacía,
momento han rechazado que Jesús sea la figura final de la historia. pues Dios, la Plenitud total,
VISION CÓNICA DE LA H I S T O R I A SEGÚN PABLO VISION DE LA H I S T O R I A SEGÚN P A B L O
TODA LA CREACIÓN
(simplificada)
E L RESTO FIEL
E L ISRAEL E L MUNDO
INFIEL PAGANO
Jesucristo
(descendiente de
Los judeo- Abrahán, segundo Los pagano-
cristianos Adán) cristianos
E L C U E R P O DE CRISTO
18
274 La esperanza cumplida La audacia de la fe de Pablo 275
quiso habitar en él, tender la cultura... no servirá para alterar su curso o para cambiar
para por su medio reconciliar consigo el universo, el 'destino' que nos aguarda, del mismo modo que predecir el
lo terrestre y lo celeste, tiempo o las mareas no sirve para alterarlos» 40. Este es el tipo de
después de hacer la paz con su sangre fatalismo que Pablo encontró en el mundo grecorromano. Otros
derramada en la cruz» (Col 1,15-20). antropólogos hablan de manera distinta. Según éstos, una cultura
puede experimentar cambios por una o varias causas: el impacto
La filosofía que hemos esbozado puede representarse gráfica- que sobre elias puedan ejercer otras culturas o la aparición de una
mente en los dos conos dibujados en la página 272. Sin embargo, «personalidad» imprevisible e imprevista, un gran hombre que su-
para hacer más completo el cuadro, de forma que se incluyan en pere con mucho a los demás y que sea capaz de provocar los cam-
él todas las cosas, convendrá consultar también el diagrama de la bios. Pero aún en este caso, el gran hombre será producto de su
página 273 39. propia cultura, por mucho que luego la trascienda. Desde el punto
de vista de Pablo, dado que el mundo ha perdido la dirección,
ninguna cultura nueva será capaz de cambiarlo. Por otra parte,
LA AUDACIA DE LA FE DE PABLO como el hombre en cuanto tal está corrompido, la cultura humana
no puede producir un hombre capaz de reorientarla. Pero a la
Para Pablo, por consiguiente, el cristianismo no es una cues- esencia de la fe de Pablo pertenece la convicción de que el mundo
tión marginal, sino una visión total de la historia, una perspectiva —la totalidad de la cultura humana— ha recibido una nueva orien-
clara, dinámica y, si se aceptan los presupuestos de Pablo acerca tación; se ha puesto fin a la tendencia cultural hacia la decaden-
de Jesús, capaz de inspirar toda una vida. Esta es en parte la razón cia; las «fábricas satánicas» de la cultura y la sociedad, las estruc-
de que Pablo haya influido tanto en nuestra historia. Se cuenta turas del poder de este mundo, el peso acumulado de las costum-
que Henry Ford dijo alguna vez que «la historia es palabrería». bres que corrompen el mundo ya han sido anulados. Jesucristo ha
Los historiadores han sido a veces incapaces de detectar un propó- anulado el destino. Se plantea entonces inevitablemente una pre-
sito en la historia, que de este modo queda reducida a una suce- gunta: ¿Qué o quién era Jesucristo, fundamento de la esperanza
sión de acontecimientos sin fin ni propósito. Por otra parte, las de Pablo?
fuerzas que han actuado en nuestro mundo han propuesto a veces
«filosofías» o «interpretaciones» de la historia. Lo hizo el nazis-
mo y lo hace el marxismo. Para mover a los hombres hay que
interpretar su existencia como un todo. Pablo lo hizo, y por ello se
convirtió en una figura de talla excepcional. Si se nos permite darle
unas extrañas compañías, diremos que Pablo se cuenta entre
aquellos que, como Marx, han movido al mundo con su «filosofía»,
exceptuando el hecho de que la «filosofía» de Pablo, desde el
principio hasta el final, se apoya en la realidad y el poder de Jesús
de Nazaret.
La moderna antropología puede servirnos de ayuda para valo-
rar la magnitud de cuanto Pablo dice sobre Jesús. Como ya hemos
visto, algunos antropólogos afirman que el hombre está determi-
nado por su cultura; soy lo que soy porque nací en un tiempo y
lugar determinados; estoy ligado de pies y manos a las fuerzas so-
ciales, culturales y políticas que me rodean desde el mismo día de
mi nacimiento. Un antropólogo de nuestros días, después de urgir
la necesidad de entender la cultura, prosigue: «Ciertamente, en-
» Cf. C. H. Dodd, The Epistle to the Romans (Nueva York 1932) 187. M. H. Fried (ed.), Readings in Anthropology (op. cit.) 566.
Metáforas de la idea del éxodo 277
Paz
Con todo lo anterior concuerda el hecho de que Pablo, para
describir los efectos de la venida de Jesucristo, se sirva del relato
282 Las grandes metáforas paulinas Metáforas de la idea de la creación 285
de la caída, y no sólo, como veremos más adelante, por atribuir a situación que Pablo caracteriza con el término «paz». En cinco
Jesús el título de «último Adán». En efecto, Pablo entra en el pasajes se refiere Pablo a Dios llamándolo «Dios de la paz»:
espíritu más profundo del relato de la caída. Uno de los elemen- «El Dios de la paz esté con todos vosotros» (Rom 15,33).
tos de ese relato es el odio que surgió, el odio contra Dios «Pero el Dios de la paz aplastará pronto a Satanás bajo vues-
por parte de Adán y el odio contra el hombre —su propio her- tros pies» (Rom 16,20).
mano Abel— por parte de Caín. Ciertamente, en el Génesis no se «Por lo demás, hermanos, alegraos, perfeccionaos, animaos;
dice que Adán odiara a Dios, pero se rebeló contra él y quebrantó juzgad lo mismo, estad en paz, y el Dios del amor y de la paz esta-
sus mandamientos. Pablo entiende que, como fruto de aquella pri- rá con vosotros» (2 Cor 13,11).
mera transgresión, en la existencia humana se introdujo un princi- «Y haced lo que aprendisteis y recibisteis y escuchasteis y vis-
pio de rebeldía, insubordinación e independencia. A esta situación teis en mí: y el Dios de la paz estará con vosotros» (Flp 4,9).
damos el nombre de «odio contra Dios». Pablo ve que entre Dios «El mismo Dios de la paz os santifique del todo» (1 Tes 5,23).
y el hombre se ha establecido un estado de alienación. El hombre Como se advierte claramente en la tercera cita, el término
necesita reconciliarse con Dios, hacer con él las paces. Así lo da «paz» conserva en Pablo el sentido de concordia, acuerdo y rela-
a entender clara, aunque implícitamente, el siguiente pasaje: ciones de simpatía entre hombre y hombre. Pero significa algo más.
«Pues si siendo enemigos nos reconciliamos con Dios por la En la perspectiva de Pablo recuerda también la escena descrita en
muerte de su Hijo, mucho más, ya reconciliados, nos salvaremos el primer capítulo del Génesis. En el principio, el hombre estaba en
por su vida. No sólo eso: también nos gloriamos en Dios por nues- paz en un mundo lleno de paz. Todo cuanto había hecho Dios era
tro Señor Jesucristo, por el cual hemos recibido ahora la reconci- bueno; del caos habían sido evocados el orden y la paz. Pero aque-
liación» (Rom 5,10-11). lla paz fue perturbada por la realidad del pecado, que introdujo la
Nótese que, a continuación de estos versículos, Pablo hace una desorientación, creó un mundo inquieto sumido en una «paz pre-
referencia a Adán; sus ideas giran en torno a la primera creación. caria», como ha dicho un poeta moderno. Todos conocemos bien
También es significativo el siguiente pasaje: lo que eso significa, pues vivimos en un mundo que «pone su paz
«... y reconciliándolo todo consigo mediante él, lo terrestre y lo en cosas imposibles». Pablo, por el contrario, cree que, «en Cris-
celeste, haciendo las paces por la sangre de su cruz...» (Col 1,20). to», la desorientación se ha corregido. Ya hay paz en lugar del
Aquí reconoce Pablo que el hombre y la naturaleza estaban desasosiego. Del mismo modo que Dios evocó la paz y el orden del
enemistados con Dios, pero que la muerte de Jesús suprimió aque- caos en la creación, la nueva creación «en Cristo» posee esos mis-
lla enemistad. Para Pablo, el ministerio de Jesús en su totalidad iba mos rasgos. El hombre se encuentra ahora en una situación nueva
encaminado a ese fin: fue un ministerio de reconciliación, como se en que ha sido suprimida la enemistad con Dios; ya está en paz
dice en 2 Cor 5,17-21, que ya hemos citado. Uno de los grandes porque ha recuperado la orientación. En su vida queda aún la lu-
dones de Cristo fue la paz. cha, pero no hay frustración; hay incomodidades, pero no deses-
En relación con ello es preciso entender claramente una cosa. peración, ya que, «en Cristo», Dios está con el hombre. La paz,
Nunca afirma Pablo que Dios odie al hombre; es el hombre el que así entendida, se convierte en una confianza esencial en la vida,
odia a Dios. Del mismo modo que evita decir que Dios esté airado que reposa en las manos de Dios y está orientada «en Cristo».
contra el hombre, también evita atribuir el odio a Dios. Por el Nadie dirá que Pablo fuera un hombre pacífico. Apenas disfrutó
contrario, Dios se preocupa de llevar adelante la obra de la recon- de momentos de «paz de espíritu» en sus trabajos, pero aquel
ciliación. Fue Dios el que, «en Cristo», se estaba reconciliando con hombre turbulento, tempestuoso, conoció «una paz que supera el
el mundo. Tomó la iniciativa en la tarea de suprimir la barrera que conocimiento» porque estaba convencido de que el Señor guiaba
contra él había levantado el hombre. La actitud de Dios para con su vida.
el hombre es y ha sido siempre la que dicta el amor. Esta idea es
parte del evangelio de Pablo. El evangelio no implica cambio algu-
no en la actitud de Dios para con el hombre; sin embargo, cuando M E T Á F O R A S TOMADAS DEL Á M B I T O DEL S A C R I F I C I O
ello resulta conveniente, opera un cambio en la actitud del hombre
para con Dios. Un judío como Pablo, convencido de la fuerza del pecado, tuvo
El resultado de este cambio es que el evangelio introduce esa que reflexionar mucho sobre el sistema sacrificial del judaismo,
284 Las grandes metáforas paulinas Metáforas del ámbito del sacrificio 285
que se consideraba el medio establecido por Dios para limpiar la vez al año, el sumo sacerdote judío, precisamente en el Día de la
mancha del pecado. En sus esfuerzos por interpretar la figura de Expiación, después de minuciosas purificaciones, entraba en el
Jesucristo, y sobre todo su muerte, hubo de recurrir lógicamente Santo de los Santos del templo de Jerusalén y rociaba con la san-
al lenguaje del sacrificio. No podemos hacer otra cosa que men- gre de los sacrificios el hilasterion o trono de la misericordia, y con
cionar algunos de los términos sacrificiales que utilizó. Para Pablo, ello borraba el pecado de todo el pueblo. Pablo afirma en el capí-
Cristo era el cordero pascual degollado para salvar a los cristianos. tulo 3 de la Epístola a los Romanos que Jesús es el lugar en que
También lo considera como una primicia. Sólo nos detendremos de verdad se lleva a cabo la acción de borrar el pecado. Jesús, que
en un término, y ello a causa de la importancia que ha tenido en murió a la vista de todos, es el medio eficaz para limpiar la man-
la historia del pensamiento cristiano, en el que ha desempeñado cha del pecado de la humanidad.
un cometido importantísimo para bien y para mal.
Veamos el siguiente pasaje:
«Ahora, sin la Ley, la justicia de Dios se ha manifestado, reci- M E T Á F O R A S TOMADAS D E L Á M B I T O DE LA LEY
biendo testimonio de la Ley y de los Profetas; justicia de Dios por \
fe en Jesucristo, para todos los que creen (pues no hay diferencia: También en este caso nos ocuparemos únicamente de la princi-
todos han pecado y se han privado de la gloria de Dios); justifi- pal metáfora tomada del ámbito de la Ley. Muchos libros de teo-
cándose gratis en su gracia mediante el rescate en Jesucristo, al logía paulina insisten sobre todo en esta idea de la justificación.
cual destinó Dios a ser propiciador mediante la fe en su sangre, A partir de la Reforma, casi todos los protestantes han considera-
haciendo ver cómo él era justo cuando indultaba los pecados co- do la justificación por la fe como la idea central del pensamiento
metidos antes, en la época de la tregua de Dios, y manifestando paulino.
su justicia en este tiempo, de tal modo que sea justo él mismo y ¿Qué ha de entenderse por «justificación»? Este término es
justificador del que parte de la fe en Jesús» (Rom 3,21-26). inteligible únicamente a la luz del Antiguo Testamento y el judais-
En este pasaje afirma Pablo algunas de sus principales con- mo. La idea que Pablo quiere expresar mediante este término no
vicciones: concuerda con su significado en el griego clásico, en el que «justi-
1. Que ahora ha surgido un nuevo orden gracias a Jesucristo, ficar» a alguien es tratarlo conforme a sus merecimientos, al justo
independiente de la Ley, pero del que dan testimonio la misma Ley como justo y al culpable como culpable, dando a cada hombre el
y los Profetas. premio o el castigo que merece. Pero esto es casi lo contrario de
2. Este nuevo orden ha sido posible únicamente por la gra- lo que Pablo quiere dar a entender con el verbo «justificar» y el
cia de Dios, pues todos sin excepción habían pecado. sustantivo «justificación».
3. El único medio por el que es posible borrar el pecado del El término «justificación» evoca la imagen de un juez ante el
mundo es la fe en Jesucristo, al que Dios ha enviado precisamente que comparece un criminal. Pero, nótese bien, no se trata de un
con este fin, según da a entender el término usado por Pablo, que juez al estilo occidental. En un tribunal occidental, americano o
en griego es hilasterion. Este término ha sido traducido habitual- británico, pongamos por caso, el juez está sentado solo. Escucha
mente por «propiciación», cuyo significado sería que Jesús ha sido las pruebas a favor y en contra del acusado. Pondera las pruebas y,
enviado por Dios como un medio para apaciguar al mismo Dios, con la mayor imparcialidad de que es capaz, llega a una decisión
lo que supondría que Dios estaba airado contra los hombres y sobre la base del derecho y los precedentes. Con la mayor objeti-
derramó su ira o cólera sobre Jesús, con lo cual se apaciguó. Pero vidad posible pronuncia la sentencia: absolución o condena de la
ya hemos visto que Pablo no entiende que Dios estuviera predis- persona sometida a juicio. Los rasgos del juez justo son su aisla-
puesto en contra de los hombres, por lo que no había necesidad de miento estricto, el análisis desapasionado de las pruebas y la in-
apaciguarle. Recientemente se ha propuesto traducir hilasterion conmovilidad.
por «expiación», lo que viene a significar que Dios envió a Jesús Pero no eran así las cosas en el antiguo Israel. Acerquémonos
como medio para borrar la mancha del pecado. a un tribunal de los tiempos de David o Salomón. El rey se sienta
¿Dónde encontró Pablo este término? ¿Cuál es su trasfondo? para escuchar las pruebas. Pero tan pronto como está convencido
Casi con toda seguridad procede de las prácticas sacrificiales del de la razón o la culpabilidad en el caso que se juzga, deja de ser
judaismo y posiblemente del ritual del Día de la Expiación. Una un juez imparcíal en el sentido occidental. A partir de ese momen-
286 Las grandes metáforas paulinas ha «justificación» en sentido paulino 287
to interviene apasionadamente para defender el derecho del acusa- En respuesta a estos interrogantes que nos plantea la insisten-
do o para castigarle. Se suponía que el rey había de intervenir es- cia de Pablo en la sola gracia como fundamento de la justificación,
pecialmente en favor de los oprimidos: liberarlos, ponerse de su se han formulado tres posturas. Primera, no se ha de añadir a la
parte, «justificarlos» o lo que es lo mismo: reconocerles su de- justificación una connotación moral; se trata puramente de una
recho. gracia. Segunda, la justificación, en cuanto que consiste en una
reorientación, implica que los justificados son hechos a la vez jus-
tos. Tercera, la justificación implica, en última instancia, si bien
LA «JUSTIFICACIÓN» EN SENTIDO PAULINO no inmediatamente, la recreación moral de la persona justificada.
El justificado, a la larga, se hará también justo. No podemos ana-
Ese es el trasfondo del término «justificación». Pablo lo ex- lizar aquí los muchos argumentos esgrimidos a favor o en contra
pondría poco más o menos así: Dios, juez eterno, ha visto la de cada una de estas posturas. Una cosa hemos de decir. La expe-
situación del hombre, herido por el pecado. En Jesús de Nazaret riencia de la reorientación, es decir, el sentirse desviado del cami-
se ha puesto de parte del hombre, el pecador, y le ha dado una no de la muerte, el destino y el pecado hacia el camino de la vida
nueva orientación. Lo mismo que un rey oriental que actúa en fa- y la esperanza tiene que evocar siempre una actitud agradecida. El
vor de sus subditos, Dios ha intervenido con su misericordia en hombre que se siente reorientado reacciona con su gratitud. Y como
favor del hombre, es decir, lo ha devuelto al buen camino, le ha la gratitud puede considerarse la más ética de todas las emocio-
dado una nueva orientación. De ahí que se mostrara amigo de pu- nes (un hombre que no conoce la gratitud puede considerarse mo-
blícanos y pecadores. Pero todo ello implica otra cosa sorprenden- ralmente muerto), la justificación, que desemboca de por sí en la
te. Dios no trata a los hombres en estricta justicia, no da a cada gratitud, contiene en sí misma la fuerza de la renovación moral.
cual conforme a sus merecimientos, sino que justifica a los injustos
y al obrar así trasciende todas las relaciones legales entre Dios y
el hombre. De hecho, las relaciones entre el hombre y Dios, a la EL SIGNIFICADO DE LA « F E » EN PABLO
luz de Jesús, no pueden expresarse en términos jurídicos. Pablo
vio en la misericordia del ministerio de Jesús y en la gracia del ¿En qué consiste esa apropiación a la que se ha hecho refe-
amor de Dios que en él se manifestó una prueba de la misericordia rencia? Se trata del acto por el cual no sólo la justificación, sino
universal y eterna de Dios para con todos los hombres, y no sólo todos los restantes beneficios de la obra de Cristo —redención,
una prenda, sino una intervención de Dios en el destino del hom- adopción, libertad, nueva creación, paz, expiación— son incorpo-
bre con la que se trataba de ponerle en el buen camino o corregit rados a la vida de una persona, para que de este modo adquieran
su desorientación. plena realidad. A este acto se refiere Pablo con el término «fe».
Aún podemos llevar más lejos la ilustración tomada del anti- Sin esa apropiación, todas las metáforas quedan como palabras
guo tribunal oriental. Cuando el rey intervenía en calidad de juez muertas y carentes de significación. Con esa apropiación, todo ello
para hacer justicia al acusado, éste permanecía pasivo, pues nada adquiere verdadera vida. ¿Qué entiende Pablo por «fe»?
podía hacer por sí mismo. Parece que Pablo concibe la situación El término «fe» ha sido tantas veces malinterpretado que es
del hombre de manera semejante. El hombre no puede hacer nada preciso rescatarlo de todas las falsas nociones que se le han adheri-
por sí mismo para cambiar su desorientación. Ese cambio sólo do. La interpretación errónea más notoria es la que equipara la fe
puede ser obra de una intervención de Dios. En ese terreno, todo a una especie de credulidad irracional. La capacidad de creer en
es debido a la gracia o favor libre de Dios. cosas evidentemente «imposibles» ha sido considerada una de las
Pero esto nos plantea un agudo problema: la reorientación del características de la «fe». Hemos de admitir que en los relatos
hombre, en que consiste la justificación, ¿hace buenos a los re- bíblicos, sacados de su contexto, hay muchos elementos que po-
orientados? ¿Se produce una rehabilitación moral junto con la drían fomentar esa burda credulidad entre los hombres modernos.
justificación? ¿Se vuelven realmente justos aquellos a los que Dios Pero la fe paulina apenas tiene nada que ver con una credulidad
trata como justos y los reorienta? O, si la justificación es un puro de ese tipo. Otro error frecuente (y comprensible) ha sido el de
acto de gracia, en el que el hombre se comporta pasivamente, ¿es interpretar la fe en el sentido de «fidelidad». Entre gente religiosa
indiferente la condición moral de los que son reorientados? se suele aludir a los «pocos fieles» que, por ejemplo, mantienen
288 Las grandes metáforas paulinas El significado de la «fe» en Pablo 289
abiertas las puertas de una iglesia moribunda durante años, equi- elevados fines de la vida, confiamos absolutamente en la suficien-
parando su obstinación con la «fe». Por muy admirable que pueda cia de Dios. Supone renunciar a toda afirmación del propio yo,
parecer esa obstinación, la mayor parte de las veces (aunque pue- incluso en forma de esfuerzo por alcanzar la justificación, y dejar
den darse excepciones) no es una verdadera «fe». Aún más fre- vía libre a la iniciativa divina» 41 . Podemos muy bien poner fin a
cuente, sobre todo entre los protestantes, es la idea de equiparar este capítulo, del mismo modo que hacíamos en el anterior, con
la «fe» con el asentimiento a un credo o doctrina determinada. una pregunta: «¿Quién es este Jesús capaz de inspirar semejan-
Por ejemplo, la creencia en la inerrancia de la Escritura o en la te fe?»
verdad literal del nacimiento virginal se han considerado frecuen-
temente como criterios de la «fe». Es comprensible esa preocupa-
ción por la ortodoxia doctrinal en un panorama religioso inseguro,
pero no debería condicionar nuestra manera de entender la «fe».
En el extremo opuesto, si bien se trata de una consecuencia del
mismo deseo de escapar a las inseguridades de la vida moderna,
hay quienes equiparan la fe a una especie de espiritualidad místi-
ca, intensa, que está únicamente al alcance de unos pocos, que ase-
gura una visión privada de Cristo que sitúa a algunos al margen de
todos los demás. Como más adelante veremos, la «fe» paulina
tiene poco que ver con esas experiencias privadas (por no decir
«caprichos privados»).
¿Qué significa, entonces, la «fe» para Pablo? De ella trata
sobre todo la Epístola a los Romanos (3,21-4,25). En estos pasa-
jes contrapone la «fe» a las «obras». Resumiríamos su pensamien-
to como sigue. El hombre puede hacer frente a la vida y sus mu-
chas exigencias convencido de que puede cumplir esas exigencias
por sí mismo, con sus propias fuerzas, seguro, en una palabra, de
que puede salvarse a sí mismo, de que puede mantenerse firme en
medio de las tormentas y salir vencedor. Creer tal cosa equivale a
adoptar una postura de autosuficiencia, orgullo y, en última instan-
cia, exponerse a la desesperación. Y ello es cierto en el caso de
todos los hombres, pero sobre todo si se trata de hombres religio-
sos que, a semejanza de los judíos, cuentan con su obediencia
a la Ley.
Por otra parte, el hombre puede reconocer su propia insufi-
ciencia para hacer frente a las exigencias de la vida y sobre todo a
las que le plantea la Ley, pero, confiado en la misericordia que
nos ha sido revelada en Jesucristo, espera que su vida se desarrolla-
rá de tal modo que al final saldrá de todo con bien. La fe es con-
fianza en la vida en cuanto que ésta procede de Dios, el todo sufi-
ciente, el todo misericordioso que se nos ha dado a conocer en Je-
sucristo. La fe es conocimiento de sí mismo y abandono de sí
mismo. El profesor C. H. Dodd ha resumido la noción paulina
de la fe en la Epístola a los Romanos con las siguientes palabras
inolvidables: «Para Pablo, la fe es una actitud en que, reconocien-
do nuestra insuficiencia completa para dar cumplimiento a los más « C. H. Dodd, op. cit., 41.
19
Jesús y Dios 291
Cerrábamos el capítulo anterior con una pregunta: «¿Quién es «Dadme un punto de apoyo y moveré la tierra.»
este Jesús que ha reorientado a la humanidad y se ha convertido Quien pretenda mover el mundo ha de estar situado fuera del
para Pablo en el centro de la historia?» Podríamos iniciar nuestra mundo. Así piensa Pablo; la idea que se forjó de la obra realizada
respuesta recogiendo las palabras de un desconocido que cita su por Jesús en la historia exige contemplar a Jesús como un persona-
amigo Hazlitt en un ensayo sobre el tema de Las personas que nos je que irrumpe en la historia humana desde fuera de ella o que
gustaría haber conocido. Hazlitt presenta la cuestión en el siguien- tiene un punto de apoyo fuera de ella. La misma idea que Pablo
te pasaje famoso: se forjó de Jesús y de su significado le llevó, en consecuencia, a
«[Después de haber repasado muchos nombres], 'hay tan sólo hablar de él en términos propios de lo «divino».
una persona en la que yo pensara al cabo de todo esto', prosi- Pero, en segundo lugar, para reorientar la historia es preciso
guió H—, pero sin mencionar un nombre que evocara una existen- que Jesús se encuentre totalmente inmerso en ella. Para que la
cia mortal. 'Si Shakespeare entrara en esta habitación, todos nos- levadura haga fermentar la masa del mundo ha de entrar en con-
otros nos levantaríamos para recibirle; pero si apareciera aquí tacto real con el mundo. Para reorientar el mundo, Jesús tuvo
otra persona, todos caeríamos postrados para besar la orla de su que luchar con él, mancharse las manos con el polvo de la huma-
manto'» 42. nidad y participar de su sangre, su fatiga, su sudor y sus lágrimas.
Es probable que H— exprese aquí la actitud de casi todos los Jesús, en una palabra, tenía que conocer el pecado. Pablo, por su
que han oído hablar de Jesús. Ha comparado a Jesús con otros parte, reconoce en Jesús no sólo un aspecto divino, sino además
hombres, pero casi instintivamente lo ha puesto aparte de todos una dimensión plenamente humana: Jesús es un hombre en medio
ellos. Reconoce a Jesús como un hombre en medio de los demás de los hombres. Una figura histórica concreta, tangible, carne de
hombres, pero al mismo tiempo advierte que posee una calidad que nuestra carne y hueso de nuestros huesos, pero al mismo tiempo
lo diferencia de todos ellos. En los primeros tiempos de la Iglesia, de tal calidad que se sitúa al margen de la historia y tiene poder
los cristianos se sentían tan abrumados por la figura de Jesús que para reorientarla. En el mundo, pero no de este mundo, tal es el
les resultaba más fácil hablar de él con el lenguaje que se aplica a Jesús de Pablo. Examinaremos por turno estos dos aspectos.
Dios que con el que usamos para referirnos a los hombres. Es
como si se hubieran hecho esta pregunta: «¿Puede haber sido un
puro hombre una persona como Jesús? Necesariamente tuvo que JESÚS Y DIOS
ser algo más que un puro hombre.» Muchos cristianos modernos,
sin embargo, son como H—. Les resulta más fácil pensar en Jesús Dios en Cristo
primero como un hombre, para hacerse a continuación la pregunta
que hoy nos parece más lógica: «¿Podría ser algo más que un En cada momento de la actividad de Jesús veía Pablo la ac-
hombre una persona como Jesús?» Los antiguos pensaban con ción del mismo Dios. Del mismo modo que los autores de los
mayor facilidad que nosotros en lo «divino»; el mundo moderno sinópticos veían en el ministerio de Jesús la voluntad de Dios en
piensa con mayor facilidad en lo «humano». acción —en la curación de los enfermos, en el perdón de los peca-
En Pablo convergen estas dos visiones. Ya hemos visto cómo dos, en las palabras llenas de gracia y autoridad—, también Pablo
Pablo entiende que Jesús ha reorientado la historia, pero esta idea estaba convencido de que Dios actúa a través de Jesús. Son signi-
de Jesús implica dos cosas. Primero, Jesús hubo de estar necesa- ficativos al respecto los siguientes pasajes:
«Pues no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo
42
A Century of English Essays (Londres 1913) 271. Jesús, el Señor, y nosotros somos servidores vuestros por Jesús.
292 La nueva persona y su nuevo pueblo Jesús y Dios 293
Porque el Dios que dijo: 'De la tiniebla, brille la luz', es el que la tierra y en el infierno, y toda lengua proclame que Jesucristo es
brilló en nuestros corazones, para resplandor del conocimiento de Señor, para gloria de Dios Padre.»
la gloria de Dios en el rostro de Cristo» (2 Cor 4,5-6). Este pasaje es probablemente un himno cristiano prepaulino
El Dios que actuaba en la misma creación del universo se ha que Pablo se apropió. Por su obediencia hasta la muerte, Dios ha
revelado ahora en el rostro de Jesucristo. exaltado a Jesús, de modo que «toda lengua proclame que Jesu-
«Sabemos que si se destruye esta casa terrenal nuestra en que cristo es Señor, para gloria de Dios Padre». Se distingue entre
acampamos, tenemos casa que existe por Dios, morada no hecha Dios Padre y Jesús, pero a éste se le da el título de «Señor». El
por manos, eterna, en los cielos. Y así gemimos por esto, desean- mismo título reaparece, por ejemplo, en Rom 14,8ss:
do revestirnos, sobre nuestra morada, la del cielo (si es que, des- «Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el
pués de vestirla, no nos encuentran desnudos). Y así los que esta- Señor morimos; así que, vivamos o muramos, somos del Señor.
mos en la tienda gemimos abrumados, porque no queremos ser des- Pues para esto murió y vivió Cristo, para ser señor de muertos y
nudados sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vivos.»
Vida. Y es Dios el que nos preparó para eso mismo, el que nos dio En los dos pasajes anteriores, el acontecimiento que hace «Se-
las arras del Espíritu» (2 Cor 5,1-5). ñor» a Jesús es la resurrección, cuando sus discípulos supieron
Dios actuaba en Jesús para librar al mundo de su pecado. que Jesús estaba vivo en medio de ellos a pesar de haber sufrido
También la muerte y resurrección de Jesús son, en el pensamiento la muerte. El título de «Señor» se aplica a Jesús en cuanto que
de Pablo, actos de Dios, como en Rom 1,4, donde Jesús ha sido está presente en la vida de la Iglesia y es objeto de culto por parte
«establecido Hijo de Dios en poder conforme al Espíritu de san- de ella. En este sentido, el título de «Señor» viene a tener el mis-
tidad por la resurrección de entre los muertos». Compárense estas mo significado que el que se le atribuía en los grupos religiosos
palabras con 5,10 y 6,1-11. helenísticos. Había muchos de estos grupos que veneraban a un
En todos estos pasajes y otros semejantes, Jesús es el medio «dios» o «señor», como Isis, Adonis y otros muchos. La forma en
de que se ha servido Dios para actuar; es el vehículo de los planes que utiliza Pablo el título «Señor» tendría un significado claro
y la actividad de Dios. En 2 Cor 5,19 dice Pablo: «Dios estaba en para las gentes del mundo grecorromano; sugería que Jesús era un
Cristo.» ¿Va alguna vez más allá de eso? Sólo en un lugar parece personaje al que se debía tributar culto. Pero no implicaría singu-
referirse a Jesús llamándole «Dios», en Rom 9,5, pero este pasaje laridad alguna por su parte, pues no sería sino uno más entre los
se traduce en algunas versiones modernas de este modo: «Suyos muchos señores y dioses a los que se tributaba culto.
son los patriarcas, y de ellos, en cuanto a la descendencia natural, ¿Tiene este título algún significado más profundo que el indi-
procede el Mesías. Dios, que está por encima de todo, sea bendito cado para Pablo? El término «Señor» que Pablo aplica a Jesús
para siempre. Amén.» No está claro, por consiguiente, que Pablo aparece frecuentemente en la versión griega del Antiguo Testa-
llame aquí «Dios» a Jesús. Pero en otros lugares se refiere a él de mento conocida por los Setenta, en que destacan dos nombres
modo que podemos sacar claramente la conclusión de que le atri- aplicados al ser supremo: «Dios» y «Señor». Son dos términos no
buye una situación peculiar. Son de especial importancia los si- del todo intercambiables. El término «Dios» (Elohim) podía ser
guientes términos. pronunciado, pero «Señor» traducía el nombre con que Dios se
había revelado a Moisés en el monte Sinaí.
El Señor «Moisés replicó a Dios:
—Mira, yo iré a los israelitas y les diré: el Dios de vuestros
En Flp 2,6-11 leemos lo siguiente: padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntan cómo se
«El cual, estando en condición de Dios, no se aferró avaramen- llama, ¿qué les respondo?
te a ser igual a Dios, sino que se vació él mismo, y tomó condición »Dios dijo a Moisés:
de siervo, hecho semejante a los hombres: y al presentarse en si- —"Soy el que soy'. Esto dirás a los israelitas: 'Yo soy' me en-
tuación de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente vía a vosotros» (Ex 3,13-14).
hasta la muerte y muerte de cruz. Por eso también le ha exaltado Es el nombre que Dios reveló a Israel: Yahvé, el Dios de Israel.
Dios y le ha hecho gracia de un Nombre sobre todo nombre, para En el curso de las generaciones llegó a olvidarse su pronunciación
que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en exacta y se consideró entonces como un «nombre inefable», un
294 La nueva persona y su nuevo pueblo Jesús y Dios 295
nombre que estaba prohibido pronunciar. Así, cuando se leía el Jesús como aquel en quien mora «la Plenitud total» de Dios. De
Antiguo Testamento, siempre que aparecía el nombre de Yahvé, los este modo, Pablo logra conciliar su intensa devoción a Jesús con
judíos lo sustituían por Adonai, Señor, Dueño. En la versión grie- su monoteísmo judío.
ga del Antiguo Testamento, el nombre Yahvé se traduce por
«Señor», que realmente equivale a Adonai y se refiere a Dios en Sabiduría
cuanto que se reveló a Israel.
Cuando Pablo aplicaba a Jesús el título de «Señor», es proba- En el pasaje último que hemos citado, la frase «Plenitud total»
ble que pensara en Adonai, ei Señor y Dueño que en el pasado se de Dios no es la única que puede resultarnos extraña. También se
manifestó a Moisés, pero que ahora estaba presente entre los cris- refiere Pablo a Jesús llamándole «imagen de Dios». No se detiene
tianos en Jesucristo. Jesús es «Señor», el mismo Señor, Dios de en el significado de esta metáfora; en lugar de ello, hace algunas
Israel, que ahora se había convertido en Señor del nuevo Israel, la afirmaciones explícitas acerca de Cristo. Son las siguientes:
Iglesia. 1. Es el primero en nacer de la muerte.
Pero Pablo no llama «Dios» explícitamente a Jesús. Pablo era 2. Por su medio fueron creadas todas las cosas.
judío, y en su espíritu tenía mucha fuerza el horror de imaginar Para entender estas cosas, hemos de dar el salto en el tiempo y en
dos dioses. Pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar que en el espacio a que tantas veces nos hemos referido. ¿Cómo es posi-
Jesús habitaba «la Plenitud total de Dios». Es lo que da a enten- ble que Pablo afirme, a propósito de un personaje histórico, Je-
der en el siguiente pasaje: sús, que él es el primogénito de toda la creación y, al mismo
tiempo, el agente de ese mismo orden creado? ¿No resulta todo
«Este es imagen de Dios invisible, esto demasiado fantástico?
nacido antes que toda criatura, El razonamiento de Pablo pudo situarse en dos líneas de pen-
pues por su medio se creó samiento distintas. Según algunos, aplicó a Jesús ciertos términos
el universo celeste y terrestre, e ideas frecuentes entre los grupos gnósticos de su tiempo (véase
lo visible y lo invisible, el capítulo 2), interpretando a Jesús como el Redentor gnóstico.
ya sean majestades, señoríos, No hay pruebas de que en época precristiana existiera ya la figura
soberanías o autoridades. del Redentor gnóstico, por lo que resulta inverosímil que Pablo
El es modelo y fin del universo creado, acudiera a aquellos grupos para tomar prestada esta interpretación
él es antes que todo de Jesús.
y el universo tiene en él su consistencia. Más verosímil parece que, al interpretar la figura de Jesús, se
El es también la cabeza del cuerpo, sirviera Pablo de conceptos bien conocidos en el judaismo. En nu-
que es la Iglesia. merosos pasajes llama a Jesús «Sabiduría»; véanse los siguientes:
El es el principio, «... en cambio, para los llamados, lo mismo judíos que grie-
el primero en nacer de la muerte, gos, un Mesías que es portento de Dios y sabiduría de Dios»
para tener en todo la primacía, (1 Cor 1,24).
pues Dios, la Plenitud total, «... pues él se hizo para nosotros sabiduría que viene de Dios:
quiso habitar en él, honradez y, además, consagración y liberación» (1 Cor 30).
para por su medio reconciliar consigo el universo, ¿Qué se intenta dar a entender con la aplicación del término
lo terrestre y lo celeste, «Sabiduría» a Jesús? En el capítulo 8 de los Proverbios se des-
después de hacer la paz con su sangre cribe la Sabiduría:
derramada en la cruz» (Col 1,15-20).
«El Señor me estableció al principio de sus tareas,
Pablo se siente impulsado a atribuir a Jesús la condición y el al comienzo de sus obras antiquísimas.
honor más altos posibles; no tiene más remedio que reconocerle En un tiempo remotísimo fui formada,
como «Dios», y sólo se detiene al borde mismo de esta declara- antes de comenzar la tierra.
ción. En vez de usar este término, lo llama «Señor» y se refiere a Antes de los océanos fui engendrada,
296 La nueva persona y su nuevo pueblo El hombre Jesús 297
antes de los manantiales de las aguas. del universo. Al mismo tiempo es guía moral de los hombres. Pero
Todavía no estaban encajados los montes, hay algo más. En la época de Pablo, la Sabiduría de que habla el
antes de las montañas fui engendrada. capítulo 8 de los Proverbios había sido equiparada a la Ley, que es
No había hecho aún la tierra y la hierba la Sabiduría de Dios. Cuando Pablo aplicaba a Jesús el término
ni los primeros terrones del orbe. «Sabiduría», estaba haciendo lo mismo que los judíos habían
Cuando colocaba el cielo, allí estaba yo; hecho con respecto a la Ley. En el judaismo, para decirlo de una
cuando trazaba la bóveda sobre la faz del Océano; vez con todas sus implicaciones, la Ley era la autoridad suprema,
cuando sujetaba las nubes en la altura y todo judío religioso ponía su máximo esfuerzo en obedecer a la
y fijaba las fuentes abismales. Ley. Por consiguiente, cuando Pablo describía a Jesús como Sabi-
Cuando ponía un límite al mar, duría de Dios, proclamaba que él era la autoridad suprema sobre
y las aguas no traspasan su mandato; todos los hombres, de forma que éstos tenían que dedicar su má-
cuando asentaba los cimientos de la tierra, ximo esfuerzo a obedecer a Jesús.
yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, De esos dos modos trató Pablo de expresar lo que significaba
todo el tiempo jugaba en su presencia: Jesús. El era el Señor que se había manifestado a la Iglesia, del
jugaba con la bola de la tierra, mismo modo que Dios se había manifestado al pueblo de Israel
disfrutaba con los hombres. como Señor (Yahvé); Jesús era además la Sabiduría de Dios que
Por tanto, hijos míos, escuchadme: había sustituido a la Ley como revelación final de Dios y autori-
dichosos los que siguen mis caminos; dad suprema sobre todos los hombres. En Jesús se había manifes-
escuchad mis avisos y seréis sensatos, tado Dios actuando; Pablo lo expresa con todas sus consecuen-
no los rechacéis; cias. Pero Jesús era a la vez «hombre». Pablo tiene que ser conse-
dichoso el hombre que me escucha, velando en mi portal cada día, cuente no sólo con el Dios que se manifiesta en el hombre Jesús,
guardando las jambas de mi puerta» (Prov 8,22-34). sino también con el hombre Jesús como agente de Dios. En una
palabra, Pablo tiene que enfrentarse con un problema que todavía
Aquí la Sabiduría, que muestra rasgos semipersonales, preexiste hoy, al cabo de veinte siglos, trae desconcertados a los cristianos:
a la creación y desempeña un cometido importante en la misma ¿cómo es posible que este hombre Jesús sea el mismo en el que
creación. La Sabiduría es a la vez el plan seguido por Dios en Dios actúa? Pablo no responde a esta pregunta; nos deja ante un
la construcción del universo y el arquitecto de que se sirvió. De misterio. La razón de ello es, en parte, que su principal interés no
este modo afirmaba el judaismo que el universo no es un fenóme- estaba en explicar el misterio de quién era Jesús, sino, como ve-
no casual, un accidente que simplemente ocurrió, sino el resultado remos, exponer el significado de cuanto él había hecho en favor
final de los planes de Dios. Nótese además que esa Sabiduría, pre- de los hombres. La obra de Jesús en la historia y las exigencias que
existente al universo y que se aplicó a su construcción, es también Jesús planteaba a los hombres era lo que acaparaba la atención de
la guía moral de los hombres. Pablo. Únicamente cuando la importancia de Jesús era puesta en
duda, como ocurrió en Colosas, se decidía Pablo a exponer el mis-
«Quien me alcanza, alcanza la vida terio de la persona de Jesús, y aún entonces, siempre dejaba en
y goza del favor del Señor. claro la importancia del hombre Jesús. Más adelante veremos cómo,
Quien me pierde, se arruina a sí mismo; efectivamente, hace plena justicia al hombre Jesús lo mismo que
los que me odian aman la muerte» (Prov 8,35-36). al Dios que actúa en Jesús.
sobre el destino y la muerte. Pero había al menos un punto de pos. Llamar «Mesías» a Jesús era la forma normal en el siglo i
importancia decisiva en el que Pablo se diferenciaba de los gnós- de darle esta importancia final. Si Pablo hubiera escrito en nues-
ticos y de los Misterios. El Señor en el que Pablo creía era una tros tiempos, podemos estar seguros de que habría utilizado nues-
figura de la historia reciente, que había padecido bajo Poncio Pi- tra terminología evolucionista, afirmando que en Jesús ha alcan-
lato. El Jesús de Pablo no era un fantasma, una divinidad mitoló- zado su punto culminante o su máxima expresión el proceso evo-
gica recuperada de un pasado remoto, sino un hombre que había lutivo. De hecho, en la Epístola a los Romanos hay un pasaje que
vivido entre los hombres de aquella misma época. Pablo nunca tiene unas sorprendentes resonancias evolucionistas:
ignoró esta realidad. «Sostengo además que los sufrimientos del tiempo presente
Se ha dicho muchas veces que Pablo no sentía interés alguno son cosa de nada comparados con la gloria que va a revelarse refle-
por la biografía de Jesús, que para él era únicamente el Señor re- jada en nosotros.
sucitado de la Iglesia, no el hijo del carpintero de Nazaret que »De hecho, la humanidad otea impaciente aguardando a que
pasó haciendo el bien. Pero esta afirmación carece de base. Pablo se revele lo que es ser hijos de Dios; porque, aun sometida al fra-
nos comunica los siguientes detalles acerca de Jesús: caso (no por su gusto, sino por aquel que la sometió), esta misma
humanidad abriga una esperanza: que se verá liberada de la escla-
1. Nació de una mujer, es decir, que era un hombre. vitud a la decadencia, para alcanzar la libertad y la gloria de los
2. Nació bajo la Ley, es decir que era un judío, descendiente hijos de Dios.
de David. »Sabemos bien que hasta el presente la humanidad entera si-
3. Tenía ciertos rasgos personales perfectamente definidos. gue lanzando un gemido universal con los dolores de su parto.
4. Había que tener en alta estima sus palabras, que poseían Más aún: incluso nosotros, que poseemos el Espíritu como primi-
autoridad. cia, gemimos en lo íntimo a la espera de la plena condición de
hijos, del rescate de nuestro ser, pues con esta esperanza nos sal-
Lo cierto es que la idea que Pablo tiene del evangelio exige la varon» (Rom 8,18-24).
realidad histórica de Jesús de Nazaret como hombre; la reorienta- Pero esta esperanza de que se revele «la plena condición de hijos»
ción de la humanidad llevada a cabo por Dios no hubiera sido po- se ha realizado ya en un individuo: Jesús. Los dolores de parto
sible sino a través de un individuo perfectamente inserto en la de la creación ya han dado un fruto: el Hijo, Jesús.
vida humana, es decir, a través de un hombre. La cuestión que se Sin embargo, como el pasaje citado deja entrever claramente,
plantea es ésta: ¿Qué clase de hombre era el que llevó a cabo y como veíamos antes, Pablo nunca considera a los hombres, ni
tal obra? siquiera a Jesús, como seres aislados, como meros individuos. La
El nombre con que Pablo se refiere la mayor parte de las creación gime a la espera de que se revele una comunidad, la de
veces a Jesús es «Jesús el Cristo». Esta forma doble se ha tomado los hijos de Dios. Y cuando Pablo piensa en Jesús el Mesías, lo
frecuentemente como un nombre propio («Jesucristo»), como si considera ligado a toda una comunidad que él mismo ha consti-
se tratara del nombre personal de Jesús, sin hacer hincapié en tuido a partir de toda la raza humana. Pablo tiene dos maneras
el epíteto «Cristo», que vendría a ser simplemente un elemento específicas de destacar la importancia de Jesús, pero no tanto en
de la manera de designar a Jesús. Pero esta idea ha de rechazarse. su personalidad individual cuanto en su relación con los demás.
Cuando Pablo se refería a «Jesús el Cristo», no cabe duda de que Primero, al igual que los autores de los sinópticos, Pablo con-
le vendría al pensamiento su equivalente hebreo: Jesús el Mesías templa a Jesús en y a través de la Iglesia. Jesús el Mesías, según
o el Mesías Jesús. Pablo tendría muy en cuenta todo el alcance lo esperaba el judaismo, ha dado origen a una comunidad mesiáni-
mesiánico de este nombre. ca, a un pueblo unido en la fidelidad al mismo Jesús. El Mesías
Jesús era el Mesías. Este término, de por sí, no evoca nada ha creado su propia ecclesia. Esta ecclesia, compuesta no por hom-
parecido a un ser divino. El Mesías que esperaban los judíos era bres virtuosos, sino por los que han sido perdonados, es ahora el
un personaje humano, aunque glorioso. Pero el Mesías actuaría pueblo de Dios en el mundo; es el nuevo Israel que ha relevado
de parte de Dios y sería el personaje final de la historia. Este es el en sus funciones al antiguo Israel. Tan estrechos son los lazos crea-
alcance que tiene el nombre Jesús el Mesías o Jesús el Cristo para dos entre Jesús y la comunidad creada por él que Pablo se refiere
Pablo: en Jesús se ha manifestado el hombre del final de los tiem- a ella como el «cuerpo de Cristo». Véanse los siguientes pasajes:
300 La nueva persona y su nuevo pueblo El hombre Jesús 301
«Es un hecho que el cuerpo, siendo uno, tiene muchos miem- también un hombre trajo la resurrección de los muertos; es decir,
bros, pero los miembros, aun siendo muchos, forman entre todos lo mismo que por Adán todos mueren, así también por Cristo
un solo cuerpo. Pues también Cristo es así, porque también a to- todos recibirán la vida» (1 Cor 15,20-22).
dos nosotros, ya seamos judíos o griegos, esclavos o libres, nos «Así está escrito: 'El primer hombre, Adán, fue un ser anima-
bautizaron con el único Espíritu para formar un solo cuerpo, y do', el último Adán es un espíritu de vida. No, no es primero lo
sobre todos derramaron el único Espíritu» (1 Cor 12,12-13). espiritual, sino lo animal; lo espiritual viene después. El primer
Parece que en este pasaje se identifica realmente a Jesús con hombre salió del polvo de la tierra, el segundo procede del cielo.
la Iglesia (véase en especial el versículo 13, donde sería de esperar: El hombre de la tierra fue el modelo de los hombres terrenos,
«Pues también la Iglesia es así...», pero de hecho se dice: «Pues el hombre del cielo es el modelo de los celestes» (1 Cor 15,45-49).
también Cristo es así...»). Jesús es cabeza de la Iglesia; su vida Para Pablo, Jesús es el último Adán, cuya obediencia cancela
llena el ser de la Iglesia y le da consistencia, como se dice en los la desobediencia del primer Adán e instaura una nueva humanidad
pasajes siguientes: liberada de la tiranía del pecado y de la muerte. Como último
Adán, Jesús es la humanidad total o representa a todos los hom-
«El es también la cabeza del cuerpo, bres en cuanto que obedecen a Dios; en él es restaurada la unidad
que es la Iglesia. rota del género humano. Para entender en este punto el pensa-
El es el principio, miento de Pablo, hemos de repasar la enseñanza judía acerca de
el primero en nacer de la muerte» (Col 1,18). Adán. Sobre todo en su concepción de la Iglesia como cuerpo de
Cristo, Pablo está muy influido por las ideas rabínicas sobre Adán.
(Y hablando de la Iglesia): Las especulaciones rabínicas sobre la creación del cuerpo ma-
«Quiero que sepáis, sin embargo, que Cristo es cabeza de cada terial de Adán eran muy variadas y a veces resultan incluso gro-
hombre, el hombre cabeza de la mujer y Dios cabeza de Cristo» tescas. Parece, sin embargo, que se trataba de destacar sobre todo
(1 Cor 11,3). dos temas: la unidad de todo el género humano y el deber del
Pero Jesús no está relacionado únicamente con su propia co- amor, sin que podamos negar que gran parte de los materiales
munidad, el nuevo Israel. Hay lazos que le unen también con toda haggádicos es pura fantasía libre y no teología seria. En primer
la humanidad, pues lo cierto es que Jesús es el instaurador de una lugar, el hecho de que todos los hombres tengan como único ante-
nueva comunidad humana. Para entender todo lo que esto signi- pasado a Adán significa que en él son todos ellos una misma cosa
fica, hemos de centrar la atención en aquellos pasajes en que Pa- Hay una unidad real de todos los hombres en Adán: todos para
blo describe a Cristo como el último Adán.
uno y uno para todos. Así, en M. Sanhedrin, 4,5, leemos: «Por eso
«En consecuencia, igual que por un hombre entró el pecado en
no fue creado más que un hombre en el mundo, para enseñar que
el mundo y por el pecado la muerte, y la muerte se propagó sin
si cualquier hombre ha hecho que una sola alma perezca en Israel,
más a todos los hombres, dado que todos pecaban...
la Escritura se lo imputa como si hubiera hecho perecer a todo el
»Porque antes de la Ley había ya pecado en el mundo; y, aun-
mundo, y si un hombre salva a una sola alma de Israel, la Escritura
que donde no hay Ley no se imputa el pecado, a pesar de eso la
muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso entre los que no se lo imputa como si hubiera salvado a todo el mundo.» Precisa-
habían pecado cometiendo un delito como el de Adán» (Rom mente para subrayar el hecho de que todos los hombres eran una
5,12-14). sola cosa en Adán se inventaron aquellas fantásticas historias so-
«En resumen: lo mismo que el delito de uno solo resultó en bre la formación del cuerpo del primer hombre. Según una tradi-
la condena de todos los hombres, así el acto de fidelidad de uno ción que se remonta hasta Rabí Meir (ca. 150 d.C), Dios hizo a
solo resultó en el indulto y la vida para todos los hombres; es Adán de polvo recogido de toda la tierra. «Se ha enseñado: Rabí
decir, como la desobediencia de aquel solo hombre constituyó pe- Meir solía decir: 'El polvo del primer hombre fue recogido de
cadores a la multitud, así también la obediencia de éste solo cons- todas las partes de la tierra', pues está escrito: 'Tus ojos vieron mi
tituirá justos a la multitud» (Rom 5,18-19). sustancia aún informe' (Sal 139,16), y también está escrito: 'Los
«Pero de hecho Cristo ha resucitado de la muerte, como pri- ojos del Señor recorren toda la tierra' (Zac 4,10).» Y comenta
micia de los que duermen, pues, si un hombre trajo la muerte, Epstein: «Este es posiblemente otro modo de enseñar la igualdad
302 La nueva persona y su nuevo pueblo El hombre Jesús 303
de los hombres, ya que todos han sido formados del mismo barro estas especulaciones queda patente en el hecho de que se pensaba
común.» que todos los individuos procedían de las distintas partes del cuer-
Las especulaciones posteriores enseñaban que la cabeza de po de Adán o estaban de algún modo relacionados con ellas; unos
Adán fue formada del polvo de la Tierra Santa; el tronco, de la pertenecían a sus cabellos, otros a sus oídos, otros a su nariz; lite-
tierra de Babilonia y los restantes miembros, de la tierra de distin- ralmente, los hombres formaban los distintos miembros de su
tos países. Rabí Oshaiah dijo en nombre de Rab: 'El tronco de cuerpo. También se especulaba con el significado del nombre de
Adán procede de Babilonia (38b); su cabeza, de Eretz Israel; sus Adán; se suponía que entrañaba un sentido de universalidad o
miembros, de otros países, y sus partes privadas, según Rabí Aha, unidad de todo el género humano. En 2 Henoc, 30,13 leemos:
de Akra di Agma'.» Epstein, en la misma página antes menciona- «Y le asigné un nombre de las cuatro partes componentes, del este,
da, explica que la cabeza de Adán, la parte más excelente de su el oeste, el sur y el norte.» A se tomó del este (Anatole); D, del
cuerpo, procede de Eretz Israel, «la más exaltada de todas las oeste (Dusis); A, del norte (Arktos), y M, del sur (Mesembria).
tierras, mientras que Akra di Agma era un lugar bien conocido por La misma idea hallamos en los Oráculos sibilinos, en los que se
su inmoralidad». En virtud de la estructura cosmopolita del cuerpo lee: «Sí, fue el mismo Dios el que modeló al Adán de cuatro le-
de Adán, los hombres del Oriente y los del Occidente se suponían tras, el primer hombre creado, que encierra en su nombre la maña-
hechos del mismo material, lo que significaba que eran una misma na y la tarde, el antartico y el ártico.»
cosa. En el sentido más profundo, no había «ni griego ni judío». Adán, por consiguiente, representa la unidad del género hu-
Así, en Pirke de Rabbi Eliezer leemos: mano en virtud de su creación. Pero hay otro factor. La naturaleza
«El Santo, bendito sea, dijo a la Tora: 'Hagamos al hombre a de la creación de Adán se constituye en base del deber de amar,
nuestra imagen conforme a nuestra semejanza' (Gn 1,26). [La de la igualdad y la paz entre los hombres. Citando de nuevo
Tora] dijo ante él: ¡Soberano de todos los mundos! El hombre al M. Sanhedrin, 4,5: «También fue creado un solo hombre con vis-
que quieres crear estará limitado en cuanto a sus días y vivirá tas a la paz entre toda la humanidad, para que nadie dijera a su
lleno de cólera, y llegará hasta la fuerza del pecado. Si no estás prójimo: Mi padre es más grande que el tuyo...» Más aún, Rabí
dispuesto a ser muy paciente con él, mejor le sería no haber llega- Simeón ben Azzai (120-140 d.C.) deducía de Gn 5,1 el principio
do al mundo. El Santo, bendito sea, replicó: ¿Acaso soy llamado del amor: «Este es el libro de las generaciones de Adán...»:
en vano 'lento a la cólera' y 'rico en amor'? Empezó a recoger el «Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Lv 19,18). Rabí Akiba
polvo del primer hombre de los cuatro ángulos de la tierra: rojo, dijo: 'Este es el más grande principio de la Ley'. Ben Azzai dijo:
negro, blanco y 'gris pálido' (que) se refiere al cuerpo... 'La sentencia "Este es el libro de las generaciones de Adán" (Gn
»¿Por qué [recogió el polvo del hombre] de los cuatro ángulos 5,1) es aún más grande que el otro'.»
de la tierra? En Gn 5,1 se enseña que todos los hombres son la progenie
»Así habló el Santo, bendito sea: Si un hombre sale del este del que fue creado a imagen de Dios.
y va hacia el oeste o si sale del oeste y va hacia el este, y llega el Es evidente la importancia de todo lo dicho para mejor enten-
momento en que ha de partir de este mundo, la tierra no le dirá der la doctrina paulina sobre el cuerpo de Cristo. Según Pablo, los
entonces: el polvo de tu cuerpo no es mío, vuelve al lugar en que cristianos están unidos entre sí y con Cristo; comparten unos con
fuiste creado. [Esta circunstancia] enseña que en cualquier lugar otros y con Cristo una cierta corporeidad. Así se advierte clara-
de donde venga o a donde vaya el hombre, y si le llega el momen- mente en la forma en que Pablo entiende la Ultima Cena. En 1 Cor
to final en que ha de partir de este mundo, allí habrá polvo de su 11,29 escribe: «Porque el que come y bebe sin apreciar el cuerpo,
cuerpo, y allí retorna él al polvo, como se ha dicho: 'Porque eres se come y bebe su propia sentencia.» Se refiere en este caso a los
polvo y al polvo volverás'» (Ibid., 3,19). que en su comportamiento en relación con la comunión olvidan su
Aparte de todo lo anterior, Adán era un ser bisexuado, de for- unidad con los otros cristianos y con Cristo, a los que no caen en
ma que en él no había ni masculino ni femenino. La frase «Este es la cuenta de que participar en la cena del Señor significa entrar en
el libro de las generaciones de Adán» (Gn 5,1) se interpretó en el relación con Cristo, pero también con los demás cristianos, que son
sentido de que Dios reveló a Adán todas las generaciones que ha- una sola cosa con Cristo. Las irregularidades que, por ejemplo, se
brían de sucederse, lo que realmente significa que en él estaban ya daban en Corinto en relación con la mesa del Señor significaban
todas aquellas generaciones futuras. Toda la ingenuidad física de una negación de la solidaridad entre todos los cristianos entre sí
304 La nueva persona y su nuevo pueblo
y con su Señor. Como dice el Dr. Dodd, «hay una especie de uni-
dad mística de la humanidad redimida en Cristo». En un cierto
sentido físico, los cristianos son una sola cosa en Cristo. Pablo CAPITULO 2 8
llama a esta unidad «el cuerpo de Cristo». Y desarrolla este con-
cepto: el cuerpo está animado por el Espíritu, una especie de fuer- LA NUEVA VIDA EN CRISTO
za vital que se manifiesta de distintos modos, de forma que hay
muchos miembros en un mismo cuerpo, unidad en la diversidad.
El verdadero problema está en los motivos que pudo tener La primera vez que crucé el Atlántico, el capitán del barco, el
Pablo para utilizar el término «cuerpo» en su deseo de expresar S.S. Britannic, invitó a los pasajeros a visitar las máquinas. Nunca
la unidad de los santos entre sí y con Cristo. ¿Cómo pudo un pen- olvidaré la impresión que me produjo la absoluta perfección me-
sador llegar a la formulación de esta idea de la extensión del cuer- cánica de aquellos motores. Sus brillantes pistones se movían
po perteneciente a un ser personal? ¿Cómo es posible que Pablo acompasadamente, con una eficacia llena de ligereza. Mientras los
considerara que se trata de una noción evidente por sí misma, has- admiraba no podía imaginarme que pasados pocos años, a pesar
ta el punto de utilizarla sin otras explicaciones? Pablo aceptó la de aquella maravilla de la ingeniería, el S.S. Britannic tendría que
doctrina rabínica tradicional de la unidad del género humano en ser desguazado. Al cabo de una década no hubo más remedio que
Adán. Esta doctrina presuponía que la misma constitución del hacerlo, y ya nada queda del orgulloso navio. Las galernas del
cuerpo físico de Adán y el proceso de su formación simbolizaban Atlántico y los progresos de la técnica resultaron demasiado para
la unidad real del género humano. En el cuerpo mismo de Adán el buque.
habían sido conjuntados el este y el oeste, el norte y el sur, lo De manera semejante, el pensamiento de Pablo puede impre-
masculino y lo femenino, como ya hemos visto. El «cuerpo» de sionarnos. El paulinismo, como suele llamarse al sistema teológico
Adán incluía a toda la humanidad. ¿No era, por consiguiente, ló- de Pablo, puede parecer brillante y sin fallos, un cuerpo doctrinal
gico que Pablo, al pensar en la nueva humanidad «en Cristo», la cuyos miembros encajan entre sí con precisión casi mecánica, lo
concibiera como el cuerpo del segundo Adán, en el que ya no ha- mismo que las máquinas del S.S. Britannic. Pero si todo lo que
bía judío ni griego, hombre ni mujer, esclavo ni libre? La dife- significa Pablo pudiera reducirse a un rotundo sistema de ideas,
rencia entre el cuerpo del primer Adán y el del segundo estaba muy perfecto ciertamente, tanto él como su sistema habrían cadu-
para Pablo en el hecho de que el primero estaba animado por el cado hace mucho tiempo. Los tremendos cambios que ha sufrido
principio de la vida natural, por lo que era nephesh, mientras que el mundo de las ideas desde el siglo i y especialmente en la época
el segundo Adán lo estaba por el Espíritu. Participar de la vida moderna habrían desterrado hace tiempo a Pablo y al paulinismo
cristiana supone para el Apóstol despojarse del hombre viejo y sus al limbo. Como mero sistema de ideas, el paulinismo no tiene ma-
obras y revestirse del hombre nuevo. El plan de Dios en Cristo es yor valor ni mejores garantías de pervivencia que cualquier otro
«recapitular todas las cosas en Cristo... al llegar la plenitud de sistema. Como tal sistema, sólo tiene que ver con las ideas. ¿Qué
los tiempos», es decir, la reconstrucción de la unidad esencial del significa, por ejemplo, afirmar que Cristo ha reorientado la histo-
género humano en Cristo como una comunidad espiritual, como ya ria? ¿Acaso no está llena aún de desorientaciones la historia? ¿No
ocurriera con Adán en un plano físico. se reduce, después de todo, su sistema a una «idea» o «abstrac-
Ya estamos preparados para entender las riquezas del pensa- ción» brillante? Por otra parte, ¿qué verdad puede encerrar la
miento paulino con respecto a Jesús. Pablo le atribuyó los más afirmación de que la Iglesia creada por Jesús está destinada a re-
elevados títulos que conocía, con excepción de «Dios», pero fue unificar a la humanidad, cuando vemos cómo las Iglesias, tal como
únicamente en un ambiente de controversia cuando se decidió a nosotros las conocemos, están divididas entre sí y actúan muchas
abordar el tema de los títulos de Jesús. Pablo se preocupaba ante veces en la sociedad como un elemento de división? ¿Qué valor
todo de lo que este Jesús —Señor y Sabiduría— significaba para podemos atribuir a aquella afirmación, cuando lo cierto es que un
los hombres al instaurar no sólo un nuevo Israel, sino además una historiador pudo decir sobre la Iglesia de Francia antes de la Revo-
nueva humanidad, esa humanidad que es nueva al estar vivificada lución, y no sin motivos, que «ninguna otra institución merecería
por su Espíritu. tanto ser destruida»? El cono de la historia que nos presenta Pablo
resulta impresionante sobre el papel, pero ¿posee alguna realidad?
20
306 La nueva vida en Cristo En términos místicos 307
Es dudoso que Pablo pensara nunca en formular un sistema este sentido ha sido frecuentemente aplicado a Pablo este término.
teológico como tal. Y si lo hizo, lo cierto es que tanto él mismo En efecto, Pablo se sentiría absorto «en Cristo», con una intensa
como su sistema están aún vivos porque lo empapó de vida, es relación personal que incluiría ciertas experiencias extáticas y vi-
decir, lo hizo pasar de la mera teoría al campo de la realidad. Nun- sionarias relacionadas con Jesús. Pablo podría haber proclamado,
ca insistiremos lo bastante en que Pablo no se limitó a manejar al unísono con los místicos de todos los tiempos:
unos conceptos teológicos para interpretar a Jesús, sino que apor-
tó a esa labor unas experiencias vivas. La vida misma, tal como se «Perdido estoy para todo el mundo
la iba encontrando, es la materia de su pensamiento, y por ello el y perdido está para mí todo el mundo.»
paulinismo ha resistido los cambios de ideas y también la acción
corrosiva de la experiencia y de las revoluciones, las pruebas mis- Una contemplación supramundana de Jesús vivo, eso es lo que
mas a que se ve sometida la vida. En este capítulo trataremos de significaría para Pablo la expresión «en Cristo». Pablo pertenecería
mostrar cómo el sistema que antes hemos descrito no era simple- a la clase de individuos que eligen el camino de la contemplación.
mente una abstracción, susceptible de ser reducida a un diagrama Es claro que Pablo tuvo extrañas experiencias «místicas». Véa-
sobre el papel, sino una vida para ser vivida, algo que se nos mues- se el siguiente pasaje:
tra como animado. ¿Cómo así? «¿Hay que presumir? No se saca nada, pero pasaré a las visio-
Primero y sobre todo, hemos de insistir una vez más en que nes y revelaciones del Señor.
Jesús el Cristo era para Pablo un personaje histórico concreto. No »Yo sé de un cristiano que hace catorce años fue arrebatado
era una idea o una figura mítica, sino un hombre de carne y hue- hasta el tercer cielo; con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo? Dios
so, que surgió en el seno del judaismo. Durante su vida se dedicó lo sabe. Lo cierto es que ese hombre fue arrebatado al paraíso y
a curar, a perdonar, a ejercer una caridad sin límites, de forma que oyó palabras arcanas, que un hombre no es capaz de repetir; con
significó un reto para las limitaciones del judaismo de su tiempo al el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo? Dios lo sabe» (2 Cor 12,1-4).
oponerle una visión más ancha, más libre y más profunda del Otros pasajes nos hacen entrever una cálida relación íntima
Reino de Dios. Por lealtad a aquel mismo Reino sufrió Jesús la entre Pablo y su Señor. «Para mí —escribió en cierta ocasión—
deshonrosa agonía de la crucifixión. Murió, pero después de su vivir es Cristo.» Pero en el mismo capítulo (2 Cor 12) en que narra
muerte renovó la hermandad que le uniera en vida con sus dis- Pablo sus extrañas experiencias extáticas, él mismo se encarga de
cípulos, que le habían abandonado en la hora de la muerte, e ins- decir claramente que todo eso carece de importancia. No niega el
tauró una nueva comunidad mesiánica en la que habría de pro- hecho de que tales experiencias ocurren a veces, pero no les atri-
longarse su vida. buye un gran valor. Estar «en Cristo» significaba para Pablo y para
A este Jesús vivo atribuía Pablo la condición de centro de la otros tener experiencias «místicas», pero él nunca confundió la
historia. No se trataba simplemente de un acontecimiento pasado confusa absorción mística, por fascinante, extraña y satisfactoria
y mucho menos de un símbolo de alguna verdad. Pablo consagró que pudiera ser, con el significado esencial de «estar en Cristo».
su vida a una persona que le incitaba y le sostenía a la vez en Quienes gozan de esas experiencias no son en modo alguno «supe-
cada momento. Pablo describe su propia vida como un «vivir con riores» a los que no las conocen. Siempre constituye una tentación
Cristo» o «en Cristo», una vida dominada no por un sistema de el confundir lo que significa estar «en Cristo» con las visiones, las
ideas, por muy persuasivas que éstas pudieran ser, sino por una visitas excepcionales de Dios y ciertas extrañas experiencias emo-
presencia viva. Esta vida «en Cristo» ha sido interpretada de tres cionales. Para Pablo, estar «en Cristo» no significaba vivir en una
maneras principalmente. contemplación retraída, absorta, «supramundana» de Cristo ni una
intensa concentración «religiosa» en sentido místico. Conocía Pa-
blo muy bien los peligros que entraña ese empeño, que desemboca
EN TÉRMINOS MÍSTICOS muchas veces en una piedad superficial y en una falsa irresponsa-
bilidad extática ante la vida en nombre de la religión.
«Místico» se entiende aquí en un sentido amplio que abarca
todo tipo de experiencia religiosa extraordinaria, con el matiz de
una intimidad peculiar y sobre todo de una absorción en Dios; en
En términos de morir y resucitar con Cristo 309
EN TÉRMINOS DE LA IMITACIÓN DE CRISTO
judío que ha revivido la experiencia de su pueblo. En otras pala-
La frase «en Cristo» ha sido entendida en otro sentido, a par- bras, ha hecho de la historia de Israel su propia historia. Véanse,
tir de pasajes como el de 1 Cor 11,1: «Seguid mi ejemplo, como a modo de ilustración, las siguientes citas de la liturgia de Pascua.
yo sigo el de Cristo.» El asistente más joven entre los sentados a la mesa dice:
Este versículo quiere decir, al menos en parte, que Pablo imi- «¿Por qué es esta noche distinta de todas las demás noches?»
taba a Cristo del mismo modo que un discípulo de un rabino judío A lo que se le responde:
procuraba asemejarse en palabras y obras a su maestro. Un moder- «Nosotros éramos esclavos del faraón de Egipto, y el Señor
no psicólogo de la educación diría que Jesús se convirtió en la nuestro Dios nos sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido.
«figura identificante» de Pablo, es decir, en el personaje al que Si el Santísimo, bendito sea, no hubiera sacado a nuestros padres
éste procuraba asemejarse en todo lo posible. Hay pruebas, a las de Egipto, nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos
que más adelante nos referiremos, de que Pablo guardaba como serían esclavos del faraón en Egipto...»
un verdadero tesoro las palabras de Jesús y que recurría a ellas Los siguientes párrafos nos ayudarán a entender el significado
como a una norma de conducta. En la Epístola a los Efesios, en que posee este rito para cada persona en concreto:
que se advierte el influjo de Pablo, se alude a «aprender de Cris- «Cuatro veces se refiere la Biblia al hijo que hace preguntas.
to», mientras que en la Epístola a los Colosenses dice el mismo Ello significa que la Biblia entiende que hay cuatro clases de hijos
Pablo que su vida está destinada a «completar lo que falta a los que hacen preguntas: el hijo prudente, el hijo malvado, el hijo
padecimientos de Cristo», lo que equivale a una especie de imita- estúpido y el hijo demasiado joven para preguntar por su cuenta...
ción de Cristo. Apenas podemos dudar de que Pablo se conside- »¿Cuál es la pregunta del hijo prudente?: '¿Qué significan los
raba miembro de la escuela de Cristo en la que, a la luz de Jesús, testimonios y los estatutos y los juicios que el Señor nuestro Dios
tenía que aprender muchas cosas, como renunciar al orgullo por os mandó?' (Dt 6,20). Tú le responderás explicándole las normas
sus propias obras y a su inflexibilidad religiosa. Estar «en Cristo» de la Pascua hasta la que dice que no debe haber pan alguno des-
significaba, en parte, aprender muchas cosas de Jesús e imitarle. pués del cordero pascual. ¿Cuál es la pregunta del hijo malvado?:
Pero no es en este tipo de imitación en lo que más insiste '¿Qué queréis dar a entender con ese servicio?' (Ex 12,26). Al
Pablo a lo largo de sus epístolas, aunque la idea nunca está ausen- decir queréis, intencionadamente se excluye y de ese modo recha-
te de ellas. Toda imitación entraña el peligro de una copia mecáni- za uno de los principios del judaismo. Podrás replicarle entonces
ca, y Pablo daba mayor importancia a la libertad que a la imita- citando (Ex 13,8): 'Esto es por lo que el Señor hizo en mi favor
ción, como veremos. No era intención de Jesús reproducir muchos cuando salí de Egipto'.
pequeños «Jesuses» ni Pablo pensaba precisamente en «copiar» » 0 también:
a Jesús. »En toda generación, cada uno de nosotros estimará que él
mismo salió de Egipto, como está dicho (Ex 13,8): 'Y ese día le
explicarás a tu hijo: Esto es por lo que el Señor hizo en mi favor
EN TÉRMINOS DE MORIR Y RESUCITAR CON CRISTO cuando salí de Egipto'. No sólo a nuestros antepasados redimió
entonces el Señor, sino que con ellos nos redimió a nosotros tam-
¿Cuál es, entonces, el principal significado de la expresión «en bién, como está dicho (Dt 6,23): 'A nosotros nos sacó de allí para
Cristo»? Para entenderlo, habremos de recurrir, como el mejor traernos y darnos la tierra que había prometido a nuestros padres'.
camino, a los antecedentes de la vida de Pablo. Como judío, Pa- »En consecuencia, estamos obligados a dar gracias, alabar, glo-
blo había estado «en Israel»; ahora estaba «en Cristo». El signi- rificar, exaltar, honrar, bendecir, ensalzar y hacer reverencia a
ficado de «estar en Israel» nos ayudará a entender lo que significa Aquel que hizo por nosotros, así como por nuestros antepasados,
«estar en Cristo». todas estas maravillas. El nos sacó de la esclavitud y nos llevó a la
¿Qué significaba ser judío, estar «en Israel»? Para responder libertad, de la tristeza a la alegría, del llanto a la fiesta, de las
a esta pregunta, recurriremos a la liturgia de la Pascua, en que to- tinieblas a la luz esplendorosa y de la servidumbre a la redención.
dos los años recuerda el piadoso judío su pertenencia al pueblo de Ahora, por consiguiente, cantemos ante él un cántico nuevo.
Israel y renueva su fidelidad al mismo. En esa liturgia declara el ¡Aleluya!»
El judío auténtico, por consiguiente, entra en la historia de su
310 La nueva vida en Cristo
En términos de morir y resucitar con Cristo 311
pueblo de tal modo que esa historia se hace su propia historia,
igual que un americano auténtico es alguien que, por su propia una prolongación de la vida de Cristo, como sus ojos, sus oídos,
experiencia, cruzó el Atlántico con los Padres Peregrinos, luchó sus pies para continuar su servicio al mundo. Pero esto suponía al
contra la bravura salvaje de la primitiva América, peleó en la Gue- mismo tiempo ser una sola cosa con los demás cristianos que esta-
rra de la Independencia y en la Guerra Civil y se sentó a la misma ban «en Cristo». Para Pablo no había cristianos aislados, sino
mesa con Washington, Jefferson, Lincoln y Lee. Estar «en Israel» cristianos en comunidad, unidos todos entre sí por estar unidos al
significa apropiarse y revivir la experiencia del pueblo de Israel, único Señor.
hacer de esa historia una realidad viva, verdadera historia contem- Al llegar a este punto advertimos una paradoja en Pablo. Si
poránea. había muerto y resucitado con Cristo, de forma que la vida de
Pero volvamos a la expresión «en Cristo» y analicemos los si- Cristo era ya la vida de Pablo, cabría la posibilidad de que a
guientes pasajes: Pablo nada le quedara ya por hacer. ¿No estaba ya todo cumpli-
«Además, si hemos quedado incorporados a él por una muerte do? ¿No había sido reorientada la historia «en Cristo»? ¡De nin-
semejante a la suya, ciertamente también lo estaremos por una re- guna manera! Ya había tenido lugar el acontecimiento decisivo de
surrección semejante» (Rom 6,5). la historia. Jesús había muerto y resucitado, pero si bien Pablo
«Ahora bien, por haber muerto con Cristo, creemos que tam- participaba de aquellos acontecimientos, aún le quedaba hacer su-
bién viviremos con él» (Rom 6,8). yas la muerte y resurrección de Cristo. Todavía le quedaba por
Pablo revivió «en Cristo» la muerte y resurrección de Jesús. cumplir una exigencia. Pablo había muerto y resucitado con Cris-
Podemos darnos cuenta de la profundidad que en el pensamiento to, pero tenía que experimentar aún su propia muerte y resurrec-
de Pablo tenía esta idea de morir y resucitar con Jesús en la for- ción. Pablo expresaba esta situación en su conocida paradoja: «Ya
ma en que trata el bautismo y la eucaristía. El bautismo, el rito que en toda ocasión habéis obedecido, seguid actualizando vuestra
por el que se ingresaba en la Iglesia, significaba la unión con Jesús salvación escrupulosamente, no sólo cuando yo esté presente, sino
en la muerte y la resurrección, como se advierte en el siguiente mucho más ahora en mi ausencia; porque Dios es quien activa en
versículo: vosotros ese querer y ese actuar que sobrepasan la buena voluntad»
(Flp 2,12-13). Escribo estas palabras en Suiza. Mme. Bécholet, la
«Luego aquella inmersión que nos vinculaba a su muerte nos esposa del granjero, acaba de citarme un viejo proverbio francés
sepultó con él, para que, así como Cristo fue resucitado de la muer- sobre la necesidad de trabajar en domingo: «Le bon Dieu gouverne
te por el poder del Padre, también nosotros empezáramos una le monde, mais il ne trait pas» («El buen Dios gobierna el mundo,
vida nueva» (Rom 6,4). pero no ordeña»). Pablo hubiera estado de acuerdo. Su muerte y
De manera semejante, al participar de la mesa del Señor, el resurrección con Cristo eran ya cosa hecha a causa de su solidari-
cristiano recuerda y rememora en el presente al Jesús que murió dad con él, pero era preciso al mismo tiempo consumarlas.
pero vive ahora. La expresión «Haced esto en memoria mía» quiere
decir, entre otras cosas, «Haced esto para traerme de nuevo a vues- ¿En qué forma habrían de consumarse? Empecemos por lo de
tra vida presente». En la Ultima Cena ya no es simplemente una fi- «morir con Cristo». Pablo se ocupó intensamente de la muerte de
gura del pasado lo que se recuerda, sino que se hace memoria del Cristo; trató de explicarla de varios modos. Pero por encima de
Señor vivo de manera que su presencia es experimentada de nue- todo entendió que aquella muerte fue la expresión suprema de la
vo en la comunidad. Tanto el bautismo como la eucaristía traen a obediencia a Dios.
Jesús del pasado al presente.
«Así, presentándose como simple hombre,
Pablo afirma que él ya ha muerto y resucitado con Cristo. Era
se abajó, obedeciendo hasta la muerte
tan firme su fe en que formaba una misma cosa con Cristo en la y muerte en cruz» (Flp 2,8).
nueva humanidad creada por él, del mismo modo que era también
una misma cosa con Adán en la vieja humanidad, que podía sen- También en virtud de este acto de obediencia, Jesús, el último
tirse ya partícipe con Cristo en la victoria sobre el mal a través Adán, • contrarresta los efectos desastrosos de la desobediencia del
de la resurrección. Morir y resucitar con Cristo equivalía a parti-
primer Adán.
cipar en lo que Cristo ya había conseguido; esto significaba ser
«Como la desobediencia de aquel solo hombre constituyó pe-
una misma cosa con Cristo, de forma que Pablo se sentía como
312 La nueva vida en Cristo En términos de morir y resucitar con Cristo 313
cadores a la multitud, así también la obediencia de éste solo cons- por la British Broadcasting Corporation. Describía la tremenda so-
tituirá justos a la multitud» (Rom 5,19). ledad del hombre en el cosmos. Como él mismo había escrito (cito
La muerte de Jesús se produjo como consecuencia inevitable libremente), en definitiva, cuando el universo se hunda, «todo el
de su obediencia a Dios en un mundo desorientado. Morir con templo de los éxitos del hombre se abrasará inevitablemente en
Cristo es compartir su obediencia y, por ello mismo, estar dispues- medio de los restos de un universo en ruinas». El cosmos es indi-
to a sufrir la muerte que trae consigo esa obediencia. Es negarse ferente ante el hombre. Pero Lord Russell defendía la necesidad
a permanecer como mero espectador en la vida o emplearla sim- de dos virtudes, la generosidad y la tolerancia, aún en medio de
plemente en lograr los fines que cada cual se ha propuesto. Morir este cosmos, dos virtudes a las que hemos de aferramos en este
con Cristo es participar de esa obediencia capaz de reorientar el mundo frío. Pero, ¿no será esto como silbar en la oscuridad para
mundo, comprometerse a vivir «en Cristo» en la obediencia a Dios darse valor? La llamada de Pablo a la obediencia y el perdón es
en medio de un mundo desobediente, lo que supone morir a los muy distinta. No se trata de silbar en la oscuridad, sino de apelar
propios intereses. Significa estar siempre disponible, dar gratis a un hecho real, el hecho de Cristo; por gratitud a él se sentía
porque gratis hemos recibido. Pablo profundamente dispuesto a la obediencia y el perdón. Su
Volviendo a la otra expresión, «resucitar con Cristo», también muerte y resurrección con Cristo eran ya una realidad, pero era
nos encontramos con que Pablo manejó constantemente esta idea. preciso consumarlas. La diferencia entre Pablo y Lord Russell está
Nosotros, hombres del siglo xx, encontramos muy difícil creer en en que el segundo contempla ante sí un mundo sombrío, mientras
las visiones de Cristo resucitado que aseguran haber tenido Pablo que Pablo estaba convencido de que la muerte y resurrección de
y los evangelios. Un judío del siglo i pensaba de otra manera. Lo Jesús habían reorientado el cosmos, habían creado una nueva
que desconcertaba a Pablo no era que se hubiera producido una comunidad que le apoyaba y derramaba al mismo tiempo un nuevo
resurrección, sino el hecho de que el resucitado, Jesús, se manifes- espíritu en el mundo, y que su esfuerzo moral se desarrollaba no
tara a los que le habían traicionado. No fue Pablo el único sor- sobre el telón de fondo de un cosmos indiferente, sino en el con-
prendido. Por ser tan increíble el hecho, el Nuevo Testamento texto de la nueva comunidad y el nuevo Espíritu. Siguiendo a Pa-
insiste en que Jesús se apareció después de la crucifixión el primero blo, que a veces recurría a la esfera de la milicia, podemos ilustrar
de todos a Pedro, que a pesar de sus protestas de lealtad había lo dicho recordando la importancia que atribuía Napoleón al espí-
negado a Jesús tres veces antes de que cantara dos el gallo. Pablo ritu de sus ejércitos,y a su propia presencia en medio de sus tropas.
insiste en el carácter absolutamente gratuito de la venida de Jesús Se cuenta que en cierta ocasión hubo de enfrentarse a 200.000
a él mismo, el perseguidor de sus discípulos. Lo maravilloso de la hombres con sólo 50.000, pero exclamó: «Mais 50.000 hommes et
resurrección era la maravilla del perdón, un perdón concedido a moi cela fait 150.000!» («Pero 50.000 hombres y yo hacemos
los que habían fallado. Ese asombro irrumpe a través de las pala- 150.000»). La guerra en que Pablo estaba empeñado era la antí-
bras de Pablo: tesis de la de Napoleón. Sin embargo, la presencia del Espíritu le
«Por último se me apareció también a mí, como al nacido a daba también el valor necesario para vencer. Recordemos Rom
destiempo. Es que yo soy el menor de los apóstoles; yo que no 8,35-39:
merezco el nombre de apóstol, porque perseguí a la Iglesia. Sin «¿Quién podrá separarnos de este amor de Cristo? ¿Dificul-
embargo, por favor de Dios soy lo que soy y ese favor suyo no ha tades, angustias, persecuciones, hambre, desnudez, peligros, espa-
sido en balde; al contrario: he rendido más que todos ellos, no yo, da? Dice la Escritura:
es verdad, sino el favor de Dios que me acompaña» (1 Cor 15,8-10).
Resucitar con Cristo es participar de su perdón, es vivir la vida Por ti estamos a la muerte todo el día,
del perdón. No es bastante luchar contra el mal que hay en el nos tienen por ovejas de matanza.
mundo por obediencia, sino luchar contra el mal con las armas del
perdón (véase también el capítulo 40). »Pero todo eso lo superamos de sobra gracias al que nos amó.
«Morir y resucitar con Cristo, por consiguiente, es una exigen- Porque estoy convencido de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni
cia de vivir en la obediencia y el perdón. Pero esa obediencia y ese soberanías, ni lo presente ni lo futuro, ni poderes ni alturas ni
perdón tienen sus raíces «en Cristo». En cierta ocasión escuché abismos ni ninguna otra criatura podrá separarnos de ese amor
al gran matemático y filósofo Lord Russell que dirigía la palabra de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.»
El espíritu y la ley de Cristo 315
primera generación cristiana. Esta se sintió tan sobrecogida que Pablo enumera esos dones por el orden siguiente: sabiduría,
al principio fue incapaz de distinguir el estruendo, la espuma y la inteligencia, fe, curación, milagro, profecía, lenguas. Más adelante
lluvia de las profundas fuerzas desencadenadas por Jesús. Aque- veremos el significado del orden en que Pablo enumera estos
llos primeros cristianos se sintieron impresionados por los fenó- dones.
menos de hablar en lenguas, las curaciones extraordinarias, las 3. A pesar de esta diversidad en cuanto a la expresión, el Es-
entusiastas expresiones emocionales. No hay motivos para dudar píritu es uno y crea unidad. La desunión entre los cristianos es un
del carácter histórico de aquellos fenómenos ni cuesta tanto traba- signo de la ausencia del Espíritu.
jo entender lo fácil que era en los primeros tiempos de la Iglesia «Es un hecho que el cuerpo, siendo uno, tiene muchos miem-
confundir el Espíritu con los fenómenos extáticos que produce la bros, pero los miembros, aun siendo muchos, forman entre todos
excitación religiosa. un solo cuerpo. Pues también Cristo es así, porque también a to-
dos nosotros, ya seamos judíos o griegos, esclavos o libres, nos
bautizaron con el único Espíritu para formar un solo cuerpo, y
EL ESPÍRITU EN PABLO sobre todos derramaron el único Espíritu» (1 Cor 12,12-13).
4. Con esto último concuerda la más excelente manifestación
Tal fue la situación con que Pablo se encontró. Desde el pri- del Espíritu en lo que Pablo llama ágape, que habitualmente tra-
mer momento la vivió como un desafío. No podía negar los fenó- ducimos por «amor». Este término, ágape, es prácticamente una
menos del éxtasis y el entusiasmo ni trató de hacerlo. Lo cierto es creación del evangelio para describir la buena voluntad inmerecida,
que también él participaba de aquellos fenómenos. Pero aportó a sobreabundante, persistente, creadora de Dios para con el hombre
su explicación una mentalidad crítica, rabínica que, con su sobrie- y del hombre para con su prójimo «en Cristo». La descripción clá-
dad, desconfiaba de la emoción y reconocía que el entusiasmo sica de la ágape se halla en el capítulo 13 de la primera Epístola a
solo no puede constituir un criterio para discernir en lo referente los Corintios:
al Espíritu. «El amor es paciente, es afable; el amor no tiene envidia, no
Afortunadamente, en la primera Epístola a los Corintios nos se jacta ni se engríe, no es grosero ni busca lo suyo, no se exaspera
dejó Pablo un análisis del Espíritu, en el que corrige los malenten- ni lleva cuenta del mal, no simpatiza con la injusticia, simpatiza
didos de los corintios. Podemos resumir su argumentación como con la verdad. Disculpa siempre, se fía siempre, espera siempre,
sigue: aguanta siempre» (1 Cor 13,4-7).
1. En toda interpretación del Espíritu es fundamental reco- La última sentencia de este pasaje nos manifiesta otra de las
nocer que lo importante es la relación entre el Espíritu y Jesús. marcas características de la actividad del Espíritu. El Espíritu no
Pablo insiste en que todos los fenómenos «espirituales» han de ser es únicamente racional por sus contenidos, sino que viene a refor-
contrastados conforme a la relación que guardan con Jesús. Es zar los vínculos de la comunidad, a edificar la vida comunitaria de
como si dijera a los primeros cristianos: «En el Niágara de tantos la Iglesia. Hablar en lenguas no tiene estos efectos, y por ello
fenómenos en los que estáis inmersos, el poder subyacente es Jesús coloca Pablo este don en el último lugar de su enumeración. Más
mismo, que es la piedra de toque con que habéis de contrastar importante que cualquier fenómeno extático son la sabiduría, la
todos los demás fenómenos.» Esto es lo que vienen a decir las pala- inteligencia, la fe y por encima de todo el amor, la buena volun-
bras de 1 Cor 12,3: tad intensa, ardiente y permanente para con todos los hombres.
«Por eso os advierto que nadie puede decir: '¡Afuera Jesús!', Pablo quiere inculcar a los corintios que el entusiasmo sin enten-
si habla impulsado por el Espíritu de Dios; ni nadie puede decir: dimiento, el éxtasis sin inteligencia, la intensidad de la experiencia
'¡Jesús es Señor!', si no es impulsado por el Espíritu Santo.» sin amor son de orden secundario. Pablo expresa con palabras me-
El Espíritu o «poder» de Dios es el Espíritu de Jesús. morables las verdaderas características de la vida en el Espíritu:
2. El Espíritu puede manifestarse en una diversidad de ac- «El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, tolerancia, agrado,
tividades. Leemos en 1 Cor 12,4: generosidad, lealtad, sencillez, dominio de sí» (Gal 5,22-23).
«Los dones son variados, pero el Espíritu es el mismo; las fun- El Espíritu, que es el mismo Jesús vivo en la comunidad de
ciones son variadas, aunque el Señor es el mismo; las actividades los que le aman, produce un «fruto». Parece que con ello se quiere
son variadas, pero es el mismo Dios quien activa todo en todos.» sugerir que la vida «en el Espíritu» es espontánea y sin esfuerzo.
320 Un camino nuevo La ley de Cristo 321
El cristiano no tiene que hacer otra cosa que «vivir» en su conduc- que heredó de la Iglesia. Frecuentemente establece una neta distin-
ta los impulsos que le vienen del Espíritu de Jesús. Tiene que ción entre lo que Jesús había ordenado y sus propias recomenda-
vivir lo que es «en Cristo» o «en el Espíritu». Es como si Pablo ciones u opiniones. Véanse los siguientes pasajes:
dijera: «Ama a Jesús y ha2 lo que quieras», es decir, «limítate a «A los ya casados les mando —bueno, no yo, el Señor— que
seguir las instrucciones morales que te da el Espíritu; goza de li- la mujer no se separe del marido» (1 Cor 7,10).
bertad frente a cualquier orientación formal, cualquier norma y «Respecto a los solteros no ha dispuesto el Señor nada que yo
deja libre curso a tus impulsos, que ahora proceden del Espíritu sepa; os doy mi parecer como creyente que soy por la misericor-
de Jesús. Contra esos impulsos y su fruto no hay ley». Pero en dia del Señor» (1 Cor 7,25).
otros pasajes de sus epístolas parece como si Pablo quisiera suge- Pero en otros lugares mezcla Pablo las palabras de Jesús con
rir que también la vida «en Cristo» y «en el Espíritu» tiene sus las suyas propias, de forma que no es posible diferenciar clara-
normas. mente las palabras de Jesús; tendríamos en estos casos un eco o
reminiscencia de lo que había dicho el mismo Jesús. Por ejemplo,
en Rom 12,14-21 se adivinan las ideas de Jesús, pero Pabilo las
LA LEY DE CRISTO expresa libremente:
«Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis.
Para entender esta paradoja aparente hemos de dar un paso Con los que están alegres, alegraos; con los que lloran, llorad.
atrás. Veíamos más arriba cómo para Pablo la expresión más im- Andad de acuerdo unos con otros; no penséis en grandezas, que
portante del Espíritu es la ágape («amor»); en el capítulo 13 de os tire lo humilde; no mostréis suficiencia.
la Epístola a los Corintios describe lo que entiende él por «amor». »No devolváis a nadie mal por mal. Procurad la buena repu-
Pero podemos preguntarnos-. «¿De dónde tomó Pablo esta des- tación entre la gente; en cuanto sea posible y por lo que a vosotros
cripción?» Parece que no es posible dar sino una respuesta a esta toca, estad en paz con todo el mundo.
pregunta. La tomó del mismo Jesús. El nombre de Jesús podría »Amigos, no os toméis la venganza, dejad lugar al castigo,
ser sustituido fácilmente por el término «amor» (ágape) en 1 Cor porque dice el Señor en la Escritura: 'Mía es la venganza, yo daré
13 para trazar una descripción de su carácter. Es otra manera de lo merecido'. En vez de eso, 'si tu enemigo tiene hambre, dale de
decir que la figura de Jesús —la tradición sobre Jesús que había comer; si tiene sed, dale de beber: así le sacarás los colores a la
recibido Pablo— determina la idea que éste se hace del amor cara'. No te dejes vencer por el mal, vence al mal a fuerza de bien.»
y del Espíritu. Ya antes hemos advertido que Pablo hace casi En segundo lugar, el camino cristiano está informado no sólo
equivalentes a Jesús y al Espíritu. por las palabras de Jesús, que Pablo atesoraba, sino por otras mu-
De ahí se sigue que cuando Pablo escribe sobre el Espíritu, chas tradiciones éticas que Pablo tomó de las fuentes judías y
piensa siempre en el Espíritu de Jesús; su idea del Espíritu está helenísticas. Las epístolas paulinas terminan frecuentemente con
en todo momento dominada por lo que él sabe acerca de Jesús. secciones consistentes en una exhortación moral. Estas secciones
Pero, entre otras cosas, conocía bien las exigencias que Jesús ha- han sido analizadas exhaustivamente y han revelado un esquema
bía planteado a sus discípulos. El ministerio de Jesús se había común que probablemente deriva de los códigos judíos y helenís-
caracterizado por una gracia y una libertad infinitas. Pero al mismo ticos. Los siguientes cuadros ponen de manifiesto ese esquema,
tiempo abrió ante los hombres nuevos panoramas de obediencia que no es idéntico en todos los casos, pero que se deja adivinar
y puso ante ellos unas normas absolutas como las que leemos en fácilmente.
el Sermón de la Montaña. De ahí se sigue que la vida «en Cristo»
o «en el Espíritu» es para Pablo a la vez una vida bajo una ley, la
ley de Cristo, que es la ley del amor. Pablo afirma explícitamente Esquema en Col 3,8-4,12 Esquema en Ef 4,22-6,18
en un pasaje que se siente atado por la ley de Cristo.
Para expresar con precisión las exigencias morales planteadas 1) Se debe eliminar: 1) La nueva creación
a los cristianos o, como diría él mismo, el camino cristiano, Pablo 3,8. Ahora, en cambio, despo- 4,22. ...es decir, a despojaros,
se apoyó en dos fuentes. jaos de todo eso: cólera, arreba- respecto a la vida de antes, de la
Primero, se sirvió de una tradición de las sentencias de Jesús tos de ira, inquina, insultos y vieja condición humana que se
21
322 Un camino nuevo
La ley de Cristo 323
groserías, ¡fuera de vuestra bo- iba desintegrando seducida por
ca! 9. Dejad de mentiros unos sus deseos, 23. a cambiar vues- quier género o codicia, entre
a otros... tra actitud mental 24. y a re- vosotros ni hablar; es impropio
vestiros de esa nueva condición de gente consagrada. 4. Y lo
creada a imagen de Dios, con la mismo obscenidades, estupide-
rectitud y santidad propia de la ces o chabacanerías, que están
verdad. fuera de sitio; en lugar de eso,
dad gracias a Dios. 5. Porque
esto que digo, tenedlo por sabi-
2) La nueva creación 2) Se debe eliminar: do y resabido: nadie que se da
ya que os despojasteis del hom- 25. Por lo tanto, dejaos de men- a la lujuria, a la inmoralidad o
bre que erais antes y de su ma- tiras, hable cada uno con verdad a la codicia, que es una idola-
nera de obrar; 10. y OÍ vestísteis a su prójimo, que somos miem- tría, tendrá parte en el reino de
de ese hombre nuevo que por el bros unos de otros. 26. Si os in- Cristo y de Dios. 6. Que nadie
conocimiento se va renovando a dignáis, no lleguéis a pecar, que se engañe con argumentos espe-
imagen de su creador; 11. y aquí la puesta del sol no os sorpren- ciosos: estas cosas son las que
no hay más griego ni judío, cir- da en vuestro enojo; 27. no de- atraen la reprobación de Dios
cunciso ni incircunciso, extran- jéis resquicio al diablo. 28. El sobre los rebeldes. 7. Por eso
jero, bárbaro, esclavo ni libre: ladrón, que no robe más, mejor no os hagáis cómplices de ellos;
8. porque antes, sí, erais tinie-
no, lo es todo y para todos Cris- será que se fatigue trabajando
blas, pero ahora, como cristia-
to. 12. En vista de eso, como honradamente con sus propias
nos, sois luz. Portaos como gen-
elegidos de Dios, consagrados y manos para poder repartir con te hecha a la luz, 9. donde flo-
predilectos, vestios de ternura el necesitado. 29. Malas pala- rece toda bondad, honradez y
entrañable, de agrado, humil- bras no salgan de vuestra boca; sinceridad, 10. examinando a
dad, sencillez, tolerancia; 13. lo que digáis sea bueno, cons- ver lo que agrada al Señor...
conllevaos mutuamente y per- tructivo y oportuno, así hará
donaos cuando uno tenga queja bien a los que lo oyen. 30. No
contra otro; el Señor os ha per- irritéis al santo Espíritu que os 3) El culto de Dios 3) El culto de Dios
donado, haced vosotros lo mis- selló para el día de la liberación;
mo. 14. Y, por encima, ceñios 31. nada de brusquedad, coraje, 16. El mensaje de Cristo habite 18. Tampoco os emborrachéis
el amor mutuo, que es el cintu- cólera, voces ni insultos; deste- entre vosotros en toda su rique- de vino, que esconde libertina-
rón perfecto. 15. Interiormen- rrad eso y toda inquina. 32. za: enseñaos y aconsejaos unos je; eso sí, llenaos de Espíritu,
te la paz de Cristo tenga la úl- Unos con otros sed agradables y a otros lo mejor que sepáis; con 19. expresaos entre vosotros con
tima palabra; a esta paz os han de buen corazón, perdonándoos agradecimiento cantad a Dios de salmos, himnos y cánticos ins-
llamado como miembros de un mutuamente como Dios os per- corazón salmos, himnos y cánti- pirados, cantando y tocando con
cos inspirados; 17. y cualquier toda el alma para el Señor y,
mismo cuerpo. Sed también donó por Cristo.
actividad vuestra, de palabra o 20. por medio de nuestro Señor
agradecidos. 5,1. En una palabra, como hijos
de obra, hacedla en honor del Jesucristo, dad gracias por todo
queridos de Dios, procurad pa- sin cesar a Dios Padre.
Señor Jesús, dando gracias a
receros a él y vivid en mutuo Dios Padre por medio de él.
amor, 2. igual que Cristo os
amó y se entregó por vosotros,
ofreciéndose a Dios como sacri- 4) Someteos 4) Someteos
ficio fragante. 3. Por otra parte, 21. Sed dóciles unos con otros
de lujuria, inmoralidad de cual- 18. Mujeres, sed dóciles a vues-
tros maridos, como conviene a por respeto a Cristo: 22. las
324 Un camino nuevo La ley de Cristo 325
cristianas. 19. Maridos, amad a mujeres a sus maridos como si tros hijos; criadlos educándolos
vuestras mujeres y no seáis fuera al Señor; 23. porque e' y corrigiéndolos como el Señor
agrios con ellas. 20. Hijos, obe- marido es cabeza de la mujer, quiere. 5. Esclavos, obedeced es-
deced en todo a vuestros padres, como Cristo, salvador del cuer- crupulosamente a vuestros amos
que da gusto ver eso en los cris- po, es cabeza de la Iglesia. 24. de la tierra, de todo corazón,
tianos. 21. Padres, no exaspe- Como la Iglesia es dócil a Cris- como si fuera a Cristo. 6. No
réis a vuestros hijos, para que to, así también las mujeres a en lo que se ve, para quedar
no se depriman. 22. Esclavos, sus maridos en todo. 25. Mari- bien, sino como esclavos de Cris-
obedeced en todo a vuestros dos, amad a vuestras mujeres to que cumplen la voluntad de
amos humanos, no en lo que se como Cristo amó a la Iglesia y Dios con toda el alma; 7. servid
ve, para quedar bien, sino de se entregó por ella: 26. quiso de buena gana, como si fuera al
todo corazón por respeto al así consagrarla con su palabra, Señor y no a hombres; 8. recor-
Señor. lavándola en el baño del agua, dad que lo que uno haga de
27. para prepararse una Iglesia bueno, sea esclavo o libre, se lo
radiante, sin mancha ni arruga pagará el Señor. 9. Amos, vos-
ni nada parecido, una Iglesia otros correspondedles dejándoos
santa e inmaculada. 28. Así de- de amenazas; recordad que ellos
ben también los maridos amar y vosotros tenéis un amo en el
a sus mujeres como a su propio cielo y ése no tiene favoritismos.
cuerpo. Amar a su mujer es
amarse a sí mismo; 29. y nadie 5) Velad y orad 5) Aguantad y resistid
ha odiado nunca a su propio
cuerpo, al contrario, lo alimen- 4,2. Sed constantes en la ora- 10. Para terminar, dejad que os
ta y lo cuida, como hace Cristo ción; que ella os mantenga en robustezca el Señor con su po-
con la Iglesia, 30. porque so- vela dando gracias a Dios. 3. derosa fuerza. 11. Poneos las ar-
mos miembros de su cuerpo. Pedid al mismo tiempo por nos- mas que Dios da para resistir a
31. Por eso dejará el hombre a otros, para que el Señor nos dé las estratagemas del diablo; 12.
su padre y a su madre y se uni- ocasión de predicar y de expo- porque nuestra lucha no es con-
rá a su mujer y serán los dos un ner el secreto de Cristo, por el tra hombres de carne y hueso,
solo ser. 32. Este símbolo es que estoy en la cárcel; 4. pedid sino contra las soberanías, con-
magnífico; yo lo estoy aplican- que lo publique con el lenguaje tra las autoridades, contra los
do a Cristo y a la Iglesia. 33. que debo. 5. Con los de fuera jefes que dominan en estas ti-
pero también vosotros, cada uno proceded con tacto, aprovechan- nieblas, contra las fuerzas so-
en particular, debe amar a su do las ocasiones. 6. vuestra con- brehumanas y supremas del mal.
mujer como a sí mismo, y la versación sea agradable, con su 13. Por eso os digo que cojáis
mujer debe respetar al marido. pizca de sal, sabiendo cómo tra- las armas que Dios da, para po-
6,1. Hijos, obedeced a vuestros tar con cada uno... (siguen no- der hacer frente en el momento
padres cristianamente, como es ticias personales). difícil y acabar el combate sin
razón. 2. Honra a tu padre y a perder terreno. 14. Conque en
tu madre es el primer manda- pie: abrochaos el cinturón de la
miento que lleva una promesa: verdad, por coraza poneos la
3. te irá bien y vivirás largo honradez; 15. bien calzados,
tiempo en la tierra. 4. Padres, dispuestos a dar la noticia de la
vosotros no exasperéis a vues- paz. 16. Tened siempre embra-
326 Un camino nuevo
todos ellos se sitúan. Pero aún podemos avanzar más. Del mismo se sitúa en el mismo ámbito que los otros evangelios y Pablo, de
modo que desde lo alto de la montaña se hacen visibles y se forma que no está tan lejos en el tiempo como para carecer de una
sitúan en una perspectiva más exacta los contornos de los valles, cierta conexión con ellos. Esto nos plantea la primera cuestión,
sus luces y sus sombras, también podemos decir con toda verdad de la que nos ocuparemos brevemente: la fecha y el autor, así
que desde las alturas serenas del cuarto evangelio podemos adver- como las fuentes de Juan.
tir mucho mejor el significado de los sinópticos y de Pablo. Desde
este punto de vista, mejor sería abordar el estudio de los sinópticos
y Pablo después de haber leído el cuarto evangelio.
¿CUANDO SE ESCRIBIÓ?
Quizá venga al caso un recuerdo personal. En cierta ocasión
me dijo el profesor C. H. Dodd que sus estudios sobre el cuarto
evangelio, que destacan el hecho de que con la venida de Jesús se El estudio de la fecha de Juan gira en torno a dos clases de
ha hecho realidad presente la vida eterna, le sirvieron para enten- datos que parecen contradictorios: las pruebas aportadas por los
der mejor aquellos pasajes de los sinópticos en que se revela esta manuscritos más antiguos sugieren una fecha temprana para el
misma verdad. El cuarto evangelio dio la clave para comprender cuarto evangelio; las pruebas basadas en los escritos de los Padres
muchas cosas que en los sinópticos parecen quedar veladas. En la de la Iglesia que lo utilizaron por vez primera parecen indicar una
misma verdad insistieron Sir Edwyn Hoskyns y Noel Davey en su fecha tardía. Veamos estos datos por turno.
obra sobre el cuarto evangelio. Y dicen aún más:
«La prueba que en última instancia hemos de aplicar al cuarto Los datos textuales o de la tradición manuscrita
evangelio, la que hará que el cuarto evangelio se mantenga o haya
de ser descartado, consistirá en ver si la narración de Marcos resul- Hay tres manuscritos o fragmentos en papiro del cuarto evan-
ta más inteligible después de leer el cuarto evangelio, si las epísto- gelio que se fechan en el siglo n d.C. Son los siguientes:
las paulinas se hacen más transparentes o si todo el material que 1. Un fragmento del cuarto evangelio procedente probable-
nos aporta el Nuevo Testamento queda disperso en fragmentos no mente de Egipto, fechado habitualmente hacia el año 150 d.C. Es
relacionados entre sí... el fragmento más antiguo conocido del Nuevo Testamento. Se
»Un comentario al cuarto evangelio no puede ser, por consi- conserva en la John Rylands Library, de Manchester, Inglaterra.
guiente, otra cosa que un trabajo preliminar. A partir de ahí es pre- 2. Algunos fragmentos del cuarto evangelio fechados en tor-
ciso avanzar hacia el estudio de las epístolas paulinas y los evange- no al año 150 d.C. han sido publicados por investigadores ingle-
lios sinópticos» 45. ses. Se conservan en el British Museum de Londres. (Algunos au-
De ahí se sigue que es preciso establecer constantemente una tores niegan que esos fragmentos contengan materiales joánicos.)
relación entre el cuarto evangelio por un lado y las epístolas pauli- 3. Un papiro descubierto en 1955 y fechado en torno al año
nas y los sinópticos por otro, con la seguridad de que cuanto apa- 200 d.C. contiene la totalidad del cuarto evangelio. Se llama
rece oscuro en éstos se aclarará a la luz del cuarto evangelio. Del «Papiro Bodmer», por el personaje que lo adquirió, Martin Bod-
mismo modo que al final del camino se comprende lo que signifi- mer, de Ginebra.
caban todos los giros y vueltas del viaje, también desde la cumbre Los datos anteriores significan que hacia el año 200 d.C. era
del Nuevo Testamento, el cuarto evangelio, aparecen bajo una bien conocido en Egipto el cuarto evangelio; es probable que los
nueva luz los vericuetos y las intrincadas tortuosidades de los si- cristianos del Alto Egipto lo utilizaran ya durante la primera mitad
nópticos y Pablo, de forma que al llegar al final del viaje se com- del siglo ii, posiblemente hacia el año 125 d.C, y que por enton-
prende el sentido de lo que antes aparecía oscuro. ces se considerase una obra digna de ser citada. Para que un evan-
En esta idea del cuarto evangelio se siente un presupuesto: es gelio llegara al Alto Egipto y adquiriese tal autoridad ya para el
un evangelio lo bastante cerca de los otros y de Pablo como para año 150 d.C. hay que suponer que fue escrito bastante tiempo
poder iluminarlos, lo que supone a su vez que el cuarto evangelio antes, probablemente a finales del siglo i, es decir, entre los años
90 y 100 d.C.
45
E. C. Hoskyns, en F. N. Davey (ed.), The Fourth Gospel I (Lon- Los datos de la tradición textual, por consiguiente, sugieren
dres 1939) 125s. una fecha temprana para el cuarto evangelio.
Los datos aportados por los Padres de la Iglesia
1. El punto de vista conservador: el autor es el apóstol Juan
Estos datos presentan un sorprendente contraste con lo que
nos sugería la tradición textual, pues el primer autor que cita un La afirmación de que el autor es el apóstol Juan (Juan, discí-
evangelio bajo el nombre de Juan es Teófilo de Antioquía, hacia pulo del Señor) se apoya en los siguientes supuestos:
el año 180 d.C. No es posible probar que los Padres anteriores a a) Los datos aportados por los Padres de la Iglesia. Policarpo
esa fecha utilizaran el cuarto evangelio. (60-155 d.C), obispo de Esmirna, discípulo de los apóstoles, esti-
Es posible sugerir algunas razones como explicación de este maba que el cuarto evangelio había sido escrito por el apóstol
hecho. Quizá fueran herejes los primeros que utilizaron Juan. Juan. Parece una prueba muy fuerte. Por otra parte, los Padres
Como veremos más adelante, un grupo herético, el de los gnósticos, que atribuyen este evangelio al apóstol Juan tienen plena con-
que insistían en la importancia de la «gnosis» o «inteligencia» ciencia de las diferencias existentes entre Juan y los otros evange-
como camino de salvación, encontró en el cuarto evangelio un lios, pero ello no les impide atribuirlo al apóstol Juan.
texto que iba muy bien con sus ideas. Puede que la preferencia b) Los datos del mismo evangelio. En el mismo evangelio hay
de estos herejes por Juan hiciera que los Padres de la Iglesia des- datos abundantes que indican la condición de apóstol de su autor.
confiaran en principio de este evangelio, de forma que trataron Pueden agruparse en cinco capítulos:
de evitarlo. Pero todo esto no pasa de ser una pura posibilidad. 1) En Jn 21,24 se afirma que el autor es un discípulo: «Este
Nos encontramos, por consiguiente, ante dos series de datos es el discípulo que da testimonio de estos hechos: él mismo los
que parecen contradictorias. Los manuscritos sugieren una fecha ha escrito y nos consta que su testimonio es verdadero.»
temprana, mientras que el uso del cuarto evangelio por los Padre« 2) El autor conoce tan perfectamente el judaismo que nece-
de la Iglesia sugiere una fecha tardía. Si este evangelio es de fecha sariamente hubo de ser judío (cf. 5,10; 7,22s.51; 8,17). Su len-
temprana, el olvido en que lo tienen los Padres se hace cada vez guaje tiene resonancias semíticas.
más difícil de entender, de forma que ha de excluirse una fecha 3) El conocimiento de la geografía de Palestina que manifies-
temprana. Pero al mismo tiempo, la fecha tardía se excluye tam- ta sugiere que el autor era un judío palestinense.
bién sobre la base de las pruebas aportadas por la tradición ma- 4) El autor parece estar en condiciones de corregir el relato
nuscrita; estas pruebas, en efecto, indican una fecha anterior a la sinóptico del ministerio de Jesús. Por ejemplo, muchos afirman
que sugieren las primeras citas de los Padres. Es probable que que la fecha de la Ultima Cena es más exacta en Juan que en los
hayamos de fechar Juan en un momento entre los años 90 y 100 sinópticos. Pero esto implica que el autor del cuarto evangelio hubo
d.C. De este modo ya no queda muy lejos, en el tiempo, de los de estar estrechamente relacionado con los discípulos de Jesús, si
otros evangelios y de Pablo, con lo que conserva su importancia no es que él también era uno de estos discípulos.
para su interpretación. Por otra parte, hay que rechazar los inten- 5) Es tradición constante de la Iglesia que el autor ha de
tos de levantar aún más la fecha del cuarto evangelio, muy a co- identificarse con el «discípulo amado» mencionado en los siguien-
mienzos de la segunda mitad del siglo i, sobre la base de sus su- tes pasajes:
puestas afinidades con los manuscritos del Mar Muerto; tal fecha «Uno de ellos, el preferido de Jesús, estaba reclinado a su de-
haría inexplicable el silencio de los Padres e imposibles de com- recha» (13,23).
prender ciertos datos del mismo evangelio, como el indicio de que «Al ver a su madre y a su lado al discípulo preferido, dijo
se escribió después del año 70 d.C, cuando los cristianos empe- Jesús:
zaron a ser deliberadamente expulsados de las sinagogas, que apa- —Mujer, ése es tu hijo» (19,26).
rece en el capítulo 7. «Fue corriendo a donde estaba Simón Pedro con el discípulo
preferido de Jesús, y le dijo:
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo
EL AUTOR DEL CUARTO EVANGELIO han puesto» (20,2).
«El discípulo preferido de Jesús dijo a Pedro:
Las mismas discrepancias que veíamos en cuanto a la fecha se —Es el Señor.
plantean a propósito del autor del cuarto evangelio. Hay dos ten- »A1 oír que era el Señor, Simón Pedro se ciñó el camisón, que
dencias en este terreno. era lo único que llevaba, y se tiró al agua» (21,7).
334 El cuarto Evangelio
Fecha y autor 335
«Pedro se volvió y vio que los seguía el discípulo preferido de
Jesús, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le era elegido cada año. El nombre con que designa el Mar de Gali-
había preguntado quién lo iba a entregar» (21,20). lea es «el Mar de Tiberíades», pero este nombre se utilizó única-
El discípulo amado, por otra parte, era el apóstol Juan. A la mente a partir del siglo n. En realidad, el conocimiento de Palesti-
vista de todos estos datos se desarrolló la que hemos llamado pos- na que revela el cuarto evangelio es el que podría obtener cual-
tura conservadora con respecto al cuarto evangelio, que sostiene quier peregrino; no exige que el autor sea un judío palestinense.
que el autor del mismo es el apóstol Juan, el hijo de Zebedeo. El 4) La referencia al autor como discípulo en 21,24s aparece
cuarto evangelio, por consiguiente, nos pone en contacto directí- precisamente en un capítulo que es con seguridad una adición al
simo con Jesús y sus discípulos. Los extensos discursos que apa- evangelio. El capítulo 21 podría ser obra de un discípulo, pero no
recen a lo largo de este evangelio conservan a la vez la enseñanza el resto del evangelio.
más personal que Jesús dio a sus discípulos y las reflexiones de la A la vista de todos estos datos, los liberales insisten en que el
Iglesia en que vivió Juan sobre aquella doctrina. Juan alcanzó apóstol Juan no es el autor del cuarto evangelio. Encuentran ade-
una avanzada ancianidad en Efeso y tuvo mucho tiempo para refle- más otros motivos que apoyan su postura.
xionar sobre cuanto había hecho y dicho Jesús. De sus recuerdos b) Los datos aportados por los Padres de la Iglesia no con-
y su contemplación surgió este evangelio lleno de serenidad. firman que el autor sea un apóstol. En este punto, la escuela libe-
ral aporta un argumento fuerte y dos débiles. Insisten ante todo
en que hay una larga tradición de que el apóstol Juan murió már-
2. El punto de vista liberal: tir en edad temprana, por lo que no pudo escribir el cuarto evan-
el cuarto evangelio no puede ser obra de un apóstol gelio. Todo lo que se puede decir al respecto es que la mencionada
tradición no merece confianza alguna ni ha de tomarse en serio. Lo
El punto de vista conservador ha sido objeto de duros ataques mismo puede decirse de la segunda objeción planteada por la
por diversas razones, que podemos resumir como sigue. escuela liberal. Se pregunta ésta por qué tardó tanto la Iglesia en
a) Las pruebas internas del mismo evangelio están en contra admitir como parte del canon o como uno de sus documentos que
de que el autor sea un apóstol. hacían autoridad el cuarto evangelio, si es que realmente había
1) El orden de los acontecimientos y el contenido son tan sido escrito por el apóstol Juan. Sin embargo, como ya hemos vis-
diferentes en Juan y en los sinópticos que es imposible que en to, la facilidad con que los gnósticos podían servirse para sus
ambos casos se conserve un testimonio apostólico directo. Si se propios fines de este evangelio explica suficientemente este hecho.
afirma que en Marcos se recogen los recuerdos de Pedro, siquiera
Más difícil de discutir resulta el último reparo opuesto por
en menor proporción, ¿cómo admitir que Juan conserva los re-
la escuela liberal. Las pruebas externas citadas por los conservado-
cuerdos de otro apóstol? Por ejemplo, Juan sitúa la purificación
res a favor de que el autor es un apóstol no resultan convincentes.
del templo por Jesús al comienzo del ministerio; los sinópticos la
Aparte de la vaguedad que reviste la alusión de Ireneo o Policar-
ponen al final. ¿Es verosímil que el apóstol Juan colocara la puri-
po, es significativo que el segundo no afirme en ningún momento
ficación del templo en un momento tan diferente del que suponen
haber conocido al apóstol Juan, al que tampoco cita. Por otra par-
los sinópticos?
te, si se tiene en cuenta que Juan es un nombre muy común, la
2) El cuarto evangelio se sitúa notoriamente al final de una persona a la que Ireneo se refiere como Juan el discípulo no tiene
larga evolución del pensamiento cristiano; únicamente resulta inte- que ser necesariamente el apóstol del mismo nombre.
ligible como culminación de un proceso intelectual que incluye a
Sobre la base de las pruebas que aportan el mismo evangelio y
Pablo, los sinópticos y la Epístola a los Hebreos. Por añadidura,
los Padres de la Iglesia, en consecuencia, se niega que el autor del
presupone la aparición del movimiento gnóstico, que a la vez re-
cuarto evangelio sea un apóstol.
fleja y combate. Todo esto significa que Juan debe de situarse en
La discusión que hemos resumido termina en tablas. ¿Hay
un período en que ya no podía seguir vivo ningún apóstol.
algún modo de zanjar la cuestión? Se ha sugerido que han podido
3) Son dudosos numerosos detalles que la escuela conserva- confundirse dos personajes que se llamaban Juan. Papías (63-130
dora aduce como prueba de que el autor es un apóstol. ¿Conocía d.C), obispo de Hierápolis, en Asia Menor, se refiere a Juan el
el autor realmente el judaismo tan bien como asegura la escuela Presbítero, que vivió en Efeso a finales del siglo i. Algunos han
conservadora? En 18,13 cree erróneamente que el sumo sacerdote sugerido que este Juan es el autor del cuarto evangelio. Luego se
336 El cuarto 'Evangelio
ocurriera se había iniciado la valoración del carácter semítico o «La Ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú,
judío del cuarto evangelio, postura que se ha venido reafirmando ¿qué dices?» (Jn 8,5).
posteriormente, siquiera a saltos o a golpes. Las razones de que Le son familiares también las diversas fiestas de los judíos y
así haya ocurrido podrían resumirse del siguiente modo: lo mismo los pasajes del Antiguo Testamento que en cada una de
ellas se leían. Algunos investigadores han afirmado que todo este
evangelio está construido en torno a las grandes festividades ju-
I. UN ESTILO SEMÍTICO días y que su pensamiento está orientado conforme a los pasajes
de la Escritura relacionados con ellas. Véanse 2,23 (Pascua); 6,4
El lenguaje y el estilo del cuarto evangelio apuntan al mundo (Pascua); 7,2 (Tabernáculos); 10,22 (Dedicación); 13,1 (Pascua);
semítico. Quizá sirva para esclarecer este punto una experiencia 5,1 (posiblemente Tabernáculos); 11,56 (Pascua). Lo cierto es
personal. En cierta ocasión emprendí una nueva lectura del Nuevo que el autor del cuarto evangelio conocía no sólo el Antiguo Tes-
Testamento griego después de haber pasado una temporada inmer- tamento, sino la tradición litúrgica del judaismo.
so en el griego clásico. Casi todos sus documentos —los evangelios Hay varios puntos en que únicamente un conocimiento minu-
sinópticos, los Hechos y las Epístolas— no me oponían ninguna cioso de la exégesis rabínica puede explicar el material utilizado
dificultad de traducción. Pero, con gran asombro por mi parte, el por el autor. Bastará un ejemplo. En Jn 8,56 leemos lo siguiente:
griego que más sencillo parecía en todo el Nuevo Testamento, el «Abrahán, vuestro padre, gozaba esperando ver este día mío, y
del cuarto evangelio, resultó el más difícil de entender. El vocabu- ¡cuánto se alegró al verlo!»
lario era simple, pero en la estructura de las sentencias y sobre ¿De dónde sacó Juan esta idea de que, siglos atrás, Abrahán había
todo en las oraciones de relativo había siempre algún giro extraño contemplado los tiempos del Mesías? Nada hay que se le parezca
que dificultaba la traducción. Al principio me sentí desconcertado, en el Antiguo Testamento. Sin embargo, aparece en la interpreta-
pero pronto caí en la cuenta de que las dificultades que planteaba ción rabínica de cierto pasaje del Génesis. En Gn 24,1 leemos:
el griego del cuarto evangelio se debían a que este documento «Abrahán era viejo, de edad avanzada, y el Señor lo había
estaba más influido por los usos del idioma semítico (el arameo) bendecido en todo.»
que cualquier otro texto del Nuevo Testamento. La expresión «de edad avanzada» es en realidad una paráfrasis
¿Cómo explicar este hecho? En un libro titulado The Aramaic de la frase hebrea que significa «avanzado hasta los días». Una
Origin of the Fourth Gospel, un gran investigador inglés, C. F. Bur- traducción literal de Gn 24,1 diría así: «Abrahán era viejo y avan-
ney, afirmaba que este evangelio se escribió primero en arameo y zado hasta los días.» Los rabinos interpretaban la frase «avanzado
que el texto que nosotros conocemos es en realidad una traduc- hasta los días» en el sentido de que «Abrahán vio ante el Señor
ción ¥>. No son muchos los investigadores que han ido tan lejos, toda la historia de su pueblo hasta la llegada del Mesías». Jn 8,56
pero tampoco son muchos los que se atreven a negar el hecho demuestra que el autor del cuarto evangelio estaba familiarizado
evidente de que el autor del cuarto evangelio pensaba como un con la interpretación rabínica, lo cual quiere decir que estaba ver-
semita. sado en las sutilezas de los rabinos «desde dentro».
Pero el judaismo no sirvió únicamente de trasfondo al autor
para entender a Jesús, sino que son precisamente los conceptos del
judaismo los que le proporcionan algunas de las más sorprenden-
II. UN AUTOR VERSADO EN EL JUDAISMO
tes metáforas e imágenes con que proclamó la gloria de Jesús. Vea-
mos algunas de las grandes afirmaciones que el autor pone en
El minucioso conocimiento de los ambientes rabínicos que evi- labios de Jesús.
dencia este evangelio sugiere que el autor no estaba informado de 1. (De la discusión entre Jesús y la samaritana).
todo lo relativo al judaismo a un nivel superficial, sino que lo «La mujer le preguntó:
conocía desde dentro. Se refiere a un mandamiento específico de —Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde vas a
la Ley de Moisés: sacar agua viva? ¿Vas a ser tú más que nuestro padre Jacob, que
nos dejó este pozo, donde bebían él, sus hijos y sus ganados?
Publicado por Oxford University Press (1922). »Jesús le contestó:
346 El cuarto Evangelio El trasfondo judío 347
—-El que bebe agua de ésta vuelve a tener sed; el que beba el «Pero ahora mirad: yo soy yo,
agua que yo voy a dar nunca más tendrá sed: porque ese agua se y no hay otro fuera de mí;
le convertirá dentro en un manantial que salta dando una vida sin yo doy la muerte y la vida,
término. yo desgarro y yo curo,
»La mujer dijo: y no hay quien libre de mi mano» (Dt 32,39).
—Señor, dame agua de ésta; así no tendré más sed ni tendré «Yo soy el Señor, éste es mi nombre,
que venir aquí a sacarla» (4,11-15). no cedo mi gloria a nadie ni mi honor a los ídolos» (Is 42,8).
2. 6,35-36 «Por eso mi pueblo reconocerá mi nombre,
«Jesús les contestó: comprenderá aquel día que era yo el que hablaba,
—-Yo soy el pan de la vida. El que se acerca a mí no pasará y aquí estoy» (Is 52,6).
hambre y el que tiene fe en mí no tendrá nunca sed. Pero vosotros,
como os he dicho, aunque habéis visto, no tenéis fe.» El nombre oculto de Dios es «Yo soy él». Y el cuarto evangelio
3. 8,12 aplica a Jesús este nombre oculto; el nombre reservado para la
«Jesús volvió a hablarles: Presencia divina se usa para afirmar que en Jesús se ha hecho rea-
—Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en ti- lidad esa Presencia entre los hombres. El mejor ejemplo de este
nieblas, tendrá la luz de la vida.» uso joánico aparece en Jn 18,1-7:
Estas pretensiones, explícitas o implícitas, de ser «el agua «Dicho esto, salió Jesús con sus discípulos, pasaron el torren-
viva», «el pan de la vida», «la luz del mundo» se entienden sólo te Cedrón y entraron en un huerto. Judas, el que lo traicionaba,
sobre el trasfondo de otras afirmaciones semejantes que en el conocía también el sitio, porque Jesús se reunía allí a menudo con
judaismo se hacían acerca de la Ley, considerada como revelación sus discípulos.
perfecta e inmutable de Dios. Juan afirma de Jesús lo que el ju- »Judas cogió la patrulla y a unos guardias de los sumos sacer-
daismo había afirmado de la Ley. La siguiente ilustración está dotes y fariseos, con faroles, antorchas y armas, y entró allí. Jesús,
tomada de un amplísimo conjunto de materiales. sabiendo todo lo que se le venía encima, se adelantó y les dijo:
«Del mismo modo que el agua es gratis para todos, también la —¿A quién buscáis?
Tora es gratis para todos. Tan inapreciable como el agua, también »Contestaron:
la Tora es inapreciable. Igual que el agua da la vida al mundo, —A Jesús Nazareno.
también la Tora da la vida al mundo. Lo mismo que el agua libra »Les dijo Jesús:
a un hombre de su impureza, también la Tora saca al hombre del —Soy yo.
mal camino y lo devuelve al buen camino. Del mismo modo que el »Estaba con ellos Judas el traidor. Al decirles 'soy yo', dieron
vino no se conserva bien en vasos de oro y plata, y ha de guardar- un paso atrás y cayeron a tierra.
se en sencillos jarros de barro, también las palabras de la Tora se »Luego les preguntó otra vez:
conservan bien únicamente en quien se hace humilde. Al igual que —¿A quién buscáis?
el vino, las palabras de la Tora alegran el corazón, y como el vino —A Jesús Nazareno.»
mejora al permanecer guardado, también las palabras de la Tora Cuando Jesús revela su identidad pronunciando el nombre divino,
mejoran según va envejeciendo el hombre» 47. sus oponentes se echan atrás; se sienten abrumados de temor
Además de las conocidas metáforas a que ya hemos aludido, numinoso en presencia de lo divino.
hay una frase cuyo alcance se pierde fácilmente con la traducción Para concluir este capítulo, dos casos hemos de notar aún.
a un idioma moderno. En el Antiguo Testamento y en el judais- A lo largo de todo este evangelio, su autor demuestra estar muy
mo se atribuía gran importancia al nombre de Dios. Se suponía familiarizado con las expectativas mesiánicas del judaismo y aún
que el nombre de Dios debía permanecer oculto y no ser pronun- que las siente como muy propias. El Mesías tendrá un origen oscu-
ciado nunca. Véanse los pasajes siguientes: ro (7,27), realizará signos (7,31), será oriundo de Belén (7,42), per-
manecerá para siempre (12,34). Estas alusiones al Mesías nos ha-
47
C. G. Montefiore y H. Loewe (eds.), A Rabbinic Anthropology blan de alguien que se situaba muy dentro del judaismo y de ma-
(op. cit.) 164. nera nada superficial.
348 El cuarto Evangelio
Para ilustrar este punto podemos recurrir a la obra de un judío El ser: lo que es: el Dios = Ho Theos
que vivió en Alejandría durante el siglo i. Es conocido por el nom-
bre de Filón el Judío (ca. 20 a.C.-cá. 50 d.C), la personalidad sin
duda más importante entre los judíos helenísticos. Filón utilizaba
el término «la Palabra» para designar al mediador entre el Dios
supremo, fundamento de todo el ser, y el mundo de las cosas. El
Logos (Palabra = theos)
Dios supremo, que no puede entrar en contacto directo con las
cosas corruptibles, se sirve de la Palabra para crear el universo y
permanecer al mismo tiempo separado de él. En esta Palabra •—que
para nosotros, hombres imperfectos, es «un dios» (theos), pero
que ha de distinguirse del Dios supremo, el Dios (ho theos)— se
condensan todas las ideas de las que los fenómenos son meras La bondad La justicia
copias. La Palabra es la idea suprema; es la luz arquetípica, la ley
de la naturaleza. El uso del término «palabra» sugiere que Dios ha
«hablado». La Palabra, por consiguiente, existe bajo dos formas.
Reside en la mente de Dios, el ser supremo, como concepto o pen-
samiento, pero posee al mismo tiempo una existencia «pronun-
ciada» o «manifestada» cuando Dios expresa su pensamiento. No
cabe duda de que cuando el cuarto evangelio se refiere a «la Pala-
bra», un judío helenístico como Filón habría sentido que se le des-
pertaba la curiosidad. En efecto, para un judío helenístico, la
pregunta «¿Cuál es la naturaleza del Logos?» debía de resultar La materia. (hylc)
tan candente como la de «¿Cuál es la finalidad del proceso evolu-
tivo?» para un bachiller superior de nuestros días. (En el diagra-
ma adjunto se ofrece un esquema del pensamiento de Filón.) El Logos está a la cabeza de todas las ideas; es invisible porque
no se parece a nada perceptible; abarca en sí mismo la totalidad
del cosmos inteligible.
LOS HERMÉTICA Existe bajo dos formas:
1. Como razón o entendimiento: es el principio soberano y
Pero el término «la Palabra» era conocido además en otros racional del alma humana.
círculos que no se hallaban en contacto directo con el judaismo. 2. Como locución, fruto de la razón.
Entre los pensadores helenísticos deseosos de encontrar la verdad
resultarían familiares este término y otros utilizados por Juan, que
se dirigía a los más nobles entre los paganos de su tiempo y a la
intelectualidad religiosa griega, tal como nos los dan a conocer, el nivel de la religiosidad popular, que miraban con desprecio. Pero
por ejemplo, los documentos llamados Hermética, que vamos a tampoco les satisfacía la fría insistencia en la razón de las escuelas
examinar brevemente. filosóficas tradicionales. Muchas veces se habían sentado para
Para entender los Hermética es preciso echar antes un vistazo aprender a los pies de Platón, un pensador lleno a la vez de senti-
a la tierra en que surgieron. En el mismo período en que se escri- miento cálido y de inteligencia, pero se sentían al mismo tiempo
bían los textos del Nuevo Testamento, había en el mundo gre- hastiados de las secas enseñanzas de otros filósofos populares.
corromano muchas personalidades intelectuales de formación refi- ¿Dónde podrían encontrar sosiego? Para responder a las deman-
nada que buscaban un firme apoyo ¿religioso. Habían superado ya das de tales personalidades surgió una especie de amalgama o mix-
352 El cuarto Evangelio Trasfondo helenístico 353
tura filosófica, una síntesis del platonismo y de otras filosofías. bien, y principalmente, con la revelación comunicada a través de
Había grupos de intelectuales espirituales que se reunían. Forma- las antiguas tradiciones. No era lo importante la penetración de
ban sociedades filosóficas o religiosas que se consideraban a sí la razón, sino la conciencia mística de la verdad transmitida, que
mismas minorías selectas de «espirituales». Buscaban a Dios y culmina en la visión de lo divino.
formaban enclaves intelectualmente superiores, caracterizados mu- 3. La inmortalidad y la vida verdadera. El conocimiento a
chas veces por su piedad y su sensibilidad. De esos grupos o célu- que antes nos hemos referido confiere al hombre espiritual que lo
las de gentes «espiritualmente cultivadas» surgieron los Hermética. recibe la inmortalidad y la vida verdadera. Se afirma expresamente
Las personas que pusieron por escrito los Hermética vivieron des- que el fin del conocimiento es la deificación. Quienes lo poseen
pués del siglo i, pero en esos textos hay muchos elementos que se hacen «dioses».
sin duda se remontan a ese período. ¿Qué características presen- 4. Las fuentes del «conocimiento». Había diversos parece-
tan estos materiales? Las más destacadas son las siguientes: res acerca del modo de adquirir el «conocimiento». Según algunos,
1. Importancia atribuida a la tradición o verdad recibida de el «conocimiento», en que consiste la salvación, se comunica en y
antiguo. Los materiales contenidos en los Hermética se supo- a través del mundo.
nían transmitidos desde un pasado remoto, de boca en boca, de
grupo a grupo. Se aseguraba que su origen estaba en el Hermes «Santo tú, cuyo resplandor no se ha oscurecido,
Tres Veces Grande, que no era otro que Toth, el escriba de los Santo tú, del que toda la naturaleza es imagen.»
dioses egipcios. De Toth habían recibido su sabiduría los sacerdo-
tes egipcios, que a su vez la habían comunicado a Pitágoras (540- Pero lo más frecuente es que sea Dios mismo, como mente supre-
510 a.C), hasta llegar al gran Platón. La doctrina contenida en los ma, el que otorga el conocimiento. Leemos en el libro séptimo de
Hermética, por consiguiente, contenía una verdad muy antigua. los Hermética:
¿Por qué se insistía tanto en la antigüedad de la doctrina? «Porque él no puede ser conocido de oídas ni es posible darlo
La explicación está en ciertos rasgos característicos del siglo i. Era a conocer con el lenguaje ni se le puede ver con los ojos del cuer-
una época carente de energía (véase el capítulo 2). Aquellos hom- po, sino sólo con la mente y el corazón.»
bres refinados, sensibles y desilusionados pensaban que una sabi- Pero, ¿de dónde viene la mente? Dios mismo es la mente, y a la
duría digna de este nombre no podía ser la de aquel presente vez da la luz y la vida.
degenerado, sino que necesariamente debería remontarse a un pa- 5. La mente está relacionada con la Palabra. La mente, que
sado remoto. Eran pocos los capaces de pensar por su cuenta; los es Dios, está a la vez relacionada con la Palabra. El primer tratado
más preferían refugiarse a la sombra de las antiguas autoridades. de los Hermética nos da algunas precisiones sobre la Palabra. El
En la sociedad moderna se advierte un fenómeno parecido; mu- contenido de este primer libro puede resumirse como sigue:
chos, en efecto, se sienten satisfechos con el culto de lo medieval «El vidente, mientras permanece en éxtasis, recibe una visión
o con el primitivismo (Gaugin fue un síntoma de esta actitud); del Dios, Poimandres. Se le concede contemplar la verdad acerca
también la Iglesia ha conocido en esta época muchos movimientos de la naturaleza de las cosas. En esta visión contempla la luz que
que miran hacia atrás y propugnan un retorno a Tomás de Aquino, se dilata hasta el infinito. Después de un intervalo, penetra la os-
Calvino o Lutero. En épocas de confusión e incertidumbre, lo tra- curidad y se produce lo que se llama una naturaleza húmeda,
dicional adquiere un poderoso atractivo. violentamente agitada.
2. Importancia atribuida al «conocimiento». La antigua tra- »De la luz emana luego una 'palabra santa'. Brota entonces
dición amorosamente recogida en los Hermética insistía en que la fuego de la naturaleza húmeda, y al fuego sigue el aire. El fuego
salvación viene a través de lo que allí se conoce por «gnosis», y el aire ocupan a continuación sus lugares correspondientes en las
«conocimiento». Pero es preciso definir cuidadosamente este «co- regiones superiores. Tras sí dejan una mezcla de tierra y agua que
nocimiento». Como reacción a la fría razón de las escuelas, los son mantenidas en perpetuo movimiento por la palabra.
hermetistas urgían la necesidad de un conocimiento más valioso
que el meramente racional, un conocimiento superior, directo, de »Sigue luego una interpretación de la visión:
la realidad última. Este conocimiento no se alcanza únicamente en »La luz = mente, razón, Dios primordial.
virtud del ejercicio de la mente sola, sino que ha de contarse tam- »La Palabra = El Hijo del Dios primordial.
23
354 El cuarto Evangelio
HERMES: Hijo mío, el seno es la Sabiduría, que concibe en el Padre sino por mí; si me conocéis a mí conoceréis también a mi
silencio, y la semilla es el Dios verdadero. Padre, aunque ya desde ahora lo conocéis y lo estáis viendo.
TAT: ¿Y quién es, padre, el que engendra? Me encuentro »Felipe le dijo:
perdido. —Señor, preséntanos al Padre; con eso nos basta.
HERMES: La voluntad de Dios, hijo mío, es la que engendra. »Jesús le replicó:
TAT: Dime esto también: ¿por ministerio de quién llega a —Con tanto tiempo como llevo con vosotros, ¿todavía no me
realizarse el renacer? conocéis, Felipe? Quien me ve a mí está viendo al Padre, ¿cómo
HERMES: El que nace de este nacimiento es otro; es un dios dices tú: 'preséntanos al Padre'? ¿No creéis que yo estoy con el
o hijo de Dios. Es el Todo y está en todo, pues no tiene parte Padre y el Padre conmigo? Las palabras que yo os digo no las digo
alguna en la sustancia corpórea; participa de la sustancia de las como mías: es el Padre que está conmigo realizando sus obras»
cosas inteligibles, pues está compuesto totalmente de las Poten- (Jn 14,5-10).
cias de Dios» 48 . «Y ésta es la vida eterna, reconocerte a ti, el único Dios ver-
Compárese lo anterior con Jn 3,3: dadero, y a tu enviado, Jesús el Mesías» (Jn 17,3).
«Pues sí, te aseguro que, si uno no nace de nuevo, no podrá En estos pasajes vemos cómo la «vida eterna» o la «salvación»
gozar del reinado de Dios.» se alcanzan mediante el «conocimiento». En otro pasaje (Jn 13,3)
Ha sido preciso hacer estas extensas referencias a Filón y a los posee Jesús aquella clase de conocimiento —el de su propio ori-
Hermética porque sólo conociendo el mundo de ideas que repre- gen y destino— a que aspiraban los hermetistas:
sentan es posible abarcar todo el alcance del cuarto evangelio. La «Jesús, sabiendo que el Padre le había puesto todo en su mano,
terminología que emplea Juan es la del judaismo helenístico y la y sabiendo que había venido de Dios y a Dios volvía, se levantó
del alto paganismo, un hecho atestiguado no sólo por el uso de de la mesa.»
los términos «la Palabra de Jesús», sino por el de otros que hemos Está claro que la insistencia de Juan en la importancia del
de señalar. conocimiento responde a una necesidad muy sentida en su tiempo.
Con la preocupación de Juan por el «conocimiento» se rela-
ciona el uso llamativo que hace del adjetivo «verdadero» o «au-
IMPORTANCIA DEL «CONOCIMIENTO» EN JUAN téntico», como en los versículos siguientes:
«La luz verdadera, la que alumbra a todo hombre, estaba lle-
En el cuarto evangelio no aparece el sustantivo gnosis («cono- gando al mundo» (Jn 1,9).
cimiento»), pero el verbo «conocer», del que el primero deriva, «Porque en eso tiene razón [ = es verdadero] el refrán, que
aparece en Juan con mayor frecuencia que en cualquier otro texto uno siembra y otro siega» (Jn 4,37).
del Nuevo Testamento. Merecen citarse los siguientes pasajes:
«Le replicaron:
«Entonces dijo Jesús a los judíos que ya le creían:
—Y ¿qué señal realizas tú para que viéndola creamos?, ¿cuál
—Si vosotros sois fieles al mensaje mío, sois de verdad
mis discípulos; conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto; así
(Jn 8,31-32). está escrito: 'Les dio a comer pan del cielo'.
«Yo soy el buen pastor: conozco a las mías y las mías me co- »Entonces Jesús les repuso:
nocen a mí, igual que mi Padre me conoce y yo conozco al Padre; —Pues sí, os lo aseguro: No fue Moisés quien os dejó el pan
además, me desprendo de la vida por las ovejas» (Jn 10,14-15). del cielo; no, es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo,
«Tomás le dijo: porque el pan de Dios es el que baja del cielo y va dando vida al
—Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el mundo» (Jn 6,30-33).
camino? «Gritó entonces Jesús mientras enseñaba en el templo:
»Respondió Jesús: —¿Conque sabéis quién soy y sabéis de dónde vengo? Y, sin
•—-Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie se acerca al embargo, yo no estoy aquí por decisión propia; no, hay realmente
uno que me ha enviado y a ése no le conocéis vosotros» (Jn 7,28).
48
W. Scott (ed.), The Hermética I (Oxford 1924-36) XIII, 2, pp. 239-41. «Yo no llevo a nadie a juicio, pero si lo hiciera, mi juicio sería
Í58 El cuarto Evangelio
Trasfondo helenístico 359
legítimo, porque no estoy solo; estamos yo y el Padre que me en- TAT: ¿Qué es entonces lo real [verdadero], tres veces grande?
vió» (Jn 8,16). HERMES: LO que no está manchado por la materia, hijo mío, ni
«Y ésta es la vida eterna, reconocerte a ti, el único Dios ver- limitado por fronteras, lo que no tiene ni color ni forma, lo que
dadero, y a tu enviado, Jesús el Mesías» (Jn 17,3). carece de tegumento y es luminoso, lo que se capta sólo por sí
«Lo dice un testigo presencial y su testimonio es válido y ése mismo, lo que no conoce cambio ni mudanza, lo que es bueno» x.
sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis» (Jn Cualquier hombre religioso y en busca de la verdad que estu-
19,35). viera interesado además en las especulaciones de los Hermética
vería en las referencias joánicas a «la verdad» y «lo verdadero» un
eco de cosas ya conocidas. Diría que Juan «hablaba su mismo
IMPORTANCIA DE LA «VERDAD» EN JUAN idioma», y así era.
Pero lo mismo podemos decir de otros términos que llenan las
También llama la atención la frecuencia con que aparece en páginas de los Hermética y también las del cuarto evangelio. Las
el cuarto evangelio el sustantivo «verdad», veinticinco veces en pocas citas elegidas muestran hasta qué punto les son comunes
total, en contraste con Mateo, Marcos y Lucas, en que sólo apa- términos como «vida» y «luz».
rece una, tres y tres veces, respectivamente. Bastarán los siguien-
tes ejemplos para nuestro propósito:
«Pero se acerca la hora o mejor dicho, ha llegado, en que los LA VIDA Y LA LUZ
que dan culto auténtico darán culto al Padre con espíritu y ver-
dad; pues de hecho el Padre busca hombres que le den culto así. En Juan aparece frecuentemente la palabra «vida». Cristo
Dios es espíritu, y los que le dan culto tienen que hacerlo con vino a dar la vida, como se dice en Jn 10,10: «Yo he venido para
espíritu y verdad» (Jn 4,23-24). que vivan y estén llenos de vida.» Compárense estas palabras con
«Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8,32). una sentencia del primer tratado de los Hermética (1,24):
«Conságratelos en la verdad, y ese mensaje tuvo es verdad» «Muy bien me lo has enseñado, oh Mente —dije yo— tal como
(Jn 17,17). yo quería. Pero muéstrame además la escala por la que ascienden
Muchas de estas referencias a la «verdad» y lo «verdadero» los hombres; enséñame cómo entraré en la vida...»
se entienden mucho mejor a la luz de unas ideas muy difundidas En los Hermética, como veíamos, la mente es vida y luz, y poi
en la época helenística y que, en última instancia, remontaban a ello el Padre de todo, que es mente, consiste también en vida y
Platón. Como antes veíamos, el platonismo distinguía dos órdenes, luz. Sobre el trasfondo de tales conceptos se enriquecen de sentido
el de la existencia eterna y el de los fenómenos espacio-temporales. ciertas expresiones joánicas como «venir a la luz» (3,20s), la «luz
Sólo aquello que pertenece al primero de estos dos órdenes puede verdadera que viene a este mundo» y, aplicada a Cristo, la «luz
decirse que es real o verdadero. De lo verdadero y real en este del mundo». Juan hablaba a personas para las que tales expresio-
sentido se preocupaban, por ejemplo, los hermetistas. Véanse las nes estaban cargadas de sentido. Desde que Platón aplicara a Dios
siguientes palabras tomadas del libro 13 de los Hermética: el símbolo de la luz, este término resonaba con plenitud de sig-
«HERMES: Me alegro, hijo mío, de que seguramente vas a lle- nificado en el mundo helenístico.
var fruto. De la verdad brotará en ti la progenie inmortal de las Ya hemos dicho lo suficiente para demostrar que, junto con su
virtudes, pues por obra de la mente has llegado a conocerte a ti colorido judío, el cuarto evangelio posee también abundantes ma-
mismo y a nuestro Padre» 49. tices helenísticos. Se sirve del vocabulario religioso de judíos y
«HERMES: La forma mortal cambia día a día; se altera con el griegos; sus páginas eran capaces de atraer la atención de ambos
correr del tiempo y se vuelve mayor o menor, pues no es otra cosa mundos, del mismo modo que siguen interesando a los investiga-
que una ilusión. dores de la Antigüedad. Pero Juan no se sentiría halagado por tales
I'adre estás conmigo y yo contigo; que también ellos estén con de incredulidad que hubo de provocar el cuarto evangelio en los
nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he ambientes judíos. Al igual que los discípulos mencionados en Jn
dado a ellos la gloria que tú me diste, la de ser uno como lo somos 6,66, que se apartaron de Jesús al caer en la cuenta del alcance
nosotros, yo unido con ellos y tú conmigo, para que queden reali- que tenían sus pretensiones, muchos judíos del siglo i se aparta-
zados en la unidad; así sabrá el mundo que tú me enviaste y que rían de él ante la constante afirmación del «ahora» que aparece a
los has amado a ellos como a mí.» cada paso en el texto de Juan. ¿Acaso no están presentes entre
Sobre todo a través de la cruz de Jesús será atraído el mundo nosotros los signos de «este mundo», el pecado, la división, la
a la unidad, como se afirma en Jn 12,31-33: muerte? ¿Quién se atreve a afirmar que la salvación «ya» está
«Ahora comienza un juicio contra el orden presente, y ahora aquí?
el jefe del mundo éste va a ser echado fuera. Pero yo, cuando me
levanten de la tierra, tiraré de todos hacia mí. Decía esto dando
a entender cómo iba a morir.» PARA LOS GRIEGOS: EL ESCÁNDALO DE «LA CARNE»
La muerte de Jesús es a la vez el juicio del mundo y su medio
de salvación. El hecho de que todos los hombres sean traídos a Marchaba una vez un labrador, despreocupado, de la feria a
la unidad por el imán de la cruz es también un signo de que ha casa en su carro tirado por su vieja yegua. De repente, al tomar
comenzado el final de los tiempos. una curva, un automóvil que avanzaba rápido en dirección opues-
Esta referencia a la idea de la muerte de Jesús como instru- ta se precipitó sobre él y, sin ninguna consideración, empujó al
mento de la redención final de la humanidad nos lleva de nuevo al labrador con su yegua y su carro a la cuneta. El labrador, muy
tema de este capítulo. Para la mayor parte de los judíos, por no alterado, se volvió hacia el conductor del automóvil y le gritó:
decir todos, esta pretensión más que ninguna otra había de sonar «¿Quién te crees que soy, para que cargues contra mí de esta ma-
a escándalo. Afirmar que un personaje como Jesús de Nazaret po- nera, un buey, un asno o un loco maldito?» Un distinguido pro-
día ser el Mesías resultaba escandaloso, pero aún más lo era, hasta fesor de literatura utilizaba esta historieta para describir la pri-
constituir una monstruosidad, decir tal cosa de un Jesús crucifi- mera impresión que le había producido la poesía de T. S. EHot.
cado. ¿Quién se atrevía a afirmar que aquel personaje era el juicio, Cuando fueron publicados por vez primera los poemas de T. S
la resurrección, el iniciador del nuevo éxodo y de la unidad final Eliot, muchos los juzgaron ininteligibles, y el profesor se pre-
de todos los hombres? ¿Quién aceptaría la pretensión de que, en guntaba, lo mismo que aquel labrador: «¿Por quién me toma Eliot,
él, había llegado ya «el día de la salvación»? Por muy familiariza- por un buey, un asno o...» Un griego culto reaccionaría de mane-
do que estuviera cualquier judío con el vocabulario, el estilo, la ra muy parecida ante el cuarto evangelio. Si los judíos miraron este
atmósfera y las ideas del cuarto evangelio, no dejaría de escanda- evangelio como un escándalo, para los griegos era una locura.
lizarse ante la afirmación de que todas sus grandes esperanzas de ¿Por qué?
futuro quedaban confirmadas por un personaje muerto en una Ya hemos indicado que, en el cuarto evangelio, el futuro se ha
cruz. La respuesta de cualquier judío a tal pretensión tenía que sei desplazado al presente. Juan, como judío, pensaba en términos
necesariamente una tremenda sorpresa, cuya violencia podríamos temporales: presente y futuro, «ahora» y «entonces», pero al mis-
ilustrar con un paralelo moderno (aunque en sentido inverso). Re- mo tiempo, como una especie de platónico, lo hacía también en
cuerdo que durante la Segunda Guerra Mundial fui invitado a to- términos espaciales; se refería a dos órdenes del ser, uno terreno o
mar el té en casa de un amigo. Este me preguntó: «¿Sabes las inferior y otro celeste o superior, a un «aquí» y a un «allí». Y afir-
últimas noticias?» Ante mi respuesta negativa dijo él: «Hitler se maba que en Jesús de Nazaret había penetrado el ámbito celeste
cree ahora el Mesías.» Aún puedo recordar el golpe de incredulidad en el terreno, que «las cosas de arriba» habían irrumpido en «las
que aquella afirmación me hizo experimentar, igual que más tarde cosas de abajo»: el mundo ideal verdadero y genuino había entra-
en Nuremberg, en Baviera, cuando oí decir que Hitler se había do en este mundo de los fenómenos transitorios. El contraste entre
aplicado las grandes afirmaciones joánicas: «Yo soy el pan de estos dos ámbitos, el superior y el inferior, aparece, por ejemplo,
vida», «Yo soy la luz del mundo». ¿Era posible tan horrorosa pre- en los pasajes siguientes:
sunción? Recurro a esta ilustración sin ánimo de llevar demasiado «Si no creéis cuando os hablo de lo terrestre, ¿cómo vais a
lejos los detalles del paralelo. Simplemente quiero ilustrar el tipo creer cuando os hable de lo celeste?
368 El desafío del cuarto Evangelio Para los griegos 369
las altas cumbres, pero una tortura yo estaba junto a él, como aprendiz,
las ciudades de los hombres. Nada yo era su encanto cotidiano,
en la naturaleza me repugna, si no es todo el tiempo jugaba en su presencia:
verme cual eslabón en una cadena de carne, jugaba con la bola de la tierra,
uno más entre todas las criaturas» 56 . disfrutaba con los hombres» (Prov 8,29-31).
«Quien me alcanza, alcanza la vida
Frente a ese anhelo de la naturaleza, el cuarto evangelio nos pre- y goza del favor del Señor.
senta la Palabra hecha carne en Jesús. Frente al anhelo de infinito quien me pierde, se arruina a sí mismo;
como el que se expresa en algunos pasajes de los Hermética, como los que me odian aman la muerte» (Prov 8,35-36).
el que sigue (11,20):
«Crece tú hasta lograr una inmensa grandeza, salta más allá Cualquier judío culto entendería inmediatamente que el Prólo-
del cuerpo, álzate por encima del tiempo, hazte ser eterno y conse- go atribuía a Jesús de Nazaret los rasgos de la Sabiduría. Y ello
guirás lo divino...», no dejaría de desconcertarle. ¿Cómo atribuir honores tales a una
frente a este anhelo, Juan nos presenta la carne de Jesús como sede personalidad histórica?
de la Palabra. En la vida de Jesús —hambriento, sediento, cansa- Parte de esa dificultad radicaría en el hecho de que la Sabiduría
do, rodeado de conflictos, dolor y muerte— halló su expresión la llegó a identificarse con la Ley. La Ley era perfecta, eterna en
Palabra. Toda experiencia de la Palabra, en la naturaleza, en lo cuanto a su validez; era la autoridad definitiva de la religión, mo-
sobrenatural o infinito, ha de juzgarse a esta luz. La actividad per- rada de toda sabiduría. Un judío interpretaría que Juan proclama
sonal de Jesús es presentada al mundo helenístico como criterio a Jesús de Nazaret como autoridad definitiva que venía a ocupar
para entender la Palabra. el puesto de la Ley. Y así se afirma explícitamente en 1,17:
«Porque la Ley se dio por medio de Moisés, el amor y la leal-
tad se hicieron realidad en Jesús el Mesías.»
LA PALABRA: UN R E T O A LOS JUDÍOS Al leer 1,18, un judío recordaría el relato de Ex 33,18 y 20
sobre Moisés en el monte Sinaí:
Pero también los judíos sentirían un sobresalto al leer el Pró- «Entonces Moisés pidió:
logo, que no dejaría de evocar dos elementos de su fe: —Enséñame tu gloria.
1. La Sabiduría de Dios. Durante el siglo i, la Sabiduría se »Le respondió el Señor:
entendió como una entidad semi-personal, preexistente a la crea- —... mi rostro no lo puedes ver, porque nadie puede verlo y
ción, como un proyecto sobre el que se edificó el universo. Y no quedar con vida.»
sólo como proyecto, sino también como instrumento del que Dios
Compárese lo anterior con Jn 1,18:
se sirvió para crear el universo. Al mismo tiempo, la Sabiduría era
el guardián moral y guía de la humanidad. Era una figura cósmica «A Dios nadie lo ha visto jamás; es el Hijo único, que es Dios
relacionada además con la redención. y está al lado del Padre, quien lo ha explicado.»
La relación existente entre Jesús y el Padre era cualitativa-
«El Señor me estableció al principio de sus tareas, mente distinta de la que había entre Dios y Moisés.
al comienzo de sus obras antiquísimas. 2. La Palabra de Dios en el Antiguo 1 estamento. La expre-
En un tiempo remotísimo fui formada, sión «Palabra de Dios» era bien conocida de los lectores judíos
antes de comenzar la tierra» (Prov 8,22-23). del Antiguo Testamento. Se aplica a lo que Dios comunicaba a su
«Cuando ponía un límite al mar, pueblo a través de personajes como Moisés y los profetas. Exigía
y las aguas no traspasan su mandato; una respuesta marcada por la obediencia. Pero esa respuesta se
cuando asentaba los cimientos de la tierra, echaba de menos una y otra vez. La Palabra de Dios llegaba a su
pueblo, pero era rechazada.
56
Lord Byron, The Poetical Works of Lord Byron II (Boston 1905) «Conoce el buey a su amo, y el asno el pesebre del dueño;
187ss: Childe Harold's Pilgrimage, canto III, estr. 72. Israel no conoce, mi pueblo no recapacita» (Is 1,3).
380 La Palabra se hizo carne
resultaba excesiva; se apartaron de ella para refugiarse en las ti- 4. Jesús y la samaritana: un culto nuevo
nieblas, más cómodas y suaves, a que estaban acostumbrados. La
luz hería sus ojos. Como el prisionero de Chillón, de Byron, que Al capítulo 3 sigue una sección en que se insiste con más
permaneció tanto tiempo en las mazmorras que casi llegó a perder fuerza en la novedad del mundo que instaura Jesús. Véase el si-
el gusto de la libertad, los hombres prefirieron las tinieblas a la guiente diálogo entre Jesús y la samaritana:
luz; de buena gana habrían renunciado «La mujer contestó:
—Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres daban
«... a este nuevo día culto a Dios en este monte; en cambio, vosotros decís que el lugar
que tan doloroso resulta a sus ojos» 59. donde hay que dar culto está en Jerusalén.
»Jesús le dijo:
Al apartarse así de la luz de Jesús, los hombres atrajeron sobre —Créeme, mujer: Se acerca la hora en que no daréis culto al
sí un juicio y hasta una condena. La prueba suprema de la existen- Padre ni en este monte ni en Jerusalén. Vosotros dais culto a lo
cia fue el encuentro con Jesús. Apartarse de él significaba ser juz que no conocéis, nosotros damos culto a uno que conocemos, por-
gado y condenado, no por Jesús, sino por sí mismos. En los si- que la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, o
guientes versículos se expresa el núcleo cíe la cuestión: mejor dicho ha llegado, en que los que dan culto auténtico darán
«Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que culto al Padre con espíritu y verdad; pues de hecho el Padre busca
tengan vida eterna y no perezca ninguno de los que creen en él. hombres que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan
Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, culto tienen que hacerlo con espíritu y verdad.
sino para que el mundo por él se salve. Al que cree en él no se le
»La mujer le dijo:
juzga; el que no cree ya está juzgado, por no haber dado su adhe-
sión al Hijo único de Dios. —Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga él nos
»E1 juicio consiste en esto: en que la luz vino al mundo y los lo explicará todo.
hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus acciones eran »Jesús le contestó:
malas. Todo el que practica lo malo detesta la luz, y no se acerca —Yo soy, el que hablo contigo» (Jn 4,19-26).
a la luz para que no se descubran sus acciones. En cambio, el que Jesús mismo ha reemplazado al Garizim y a Jerusalén, los su-
obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se vean sus premos lugares santos de samaritanos y judíos, respectivamente,
acciones, porque están hechas como Dios quiere» (Jn 3,16-21). como lugar de culto; Jesús es ahora el «lugar» en que Dios y el
Los últimos versículos de la cita anterior poseen especial im- hombre se encuentran en espíritu y verdad. Este nuevo orden de
portancia. No todo cuanto hay en la naturaleza o la existencia hu- culto en y por Jesús es ya una realidad presente. «Pero se acerca
mana es malo de por sí, ni lo es tampoco la vida encarnada. El la hora, o mejor dicho ha llegado.» La expresión «ha llegado» tie-
enemigo del hombre no es un estado o condición en que pueda ne aquí valor enfático.
encontrarse, ni «su estrella», como diría Shakespeare, sino su vo- En la primera sección (2,1-4,42) tenemos, por consiguiente,
luntad pervertida, que rechaza el bien que se le muestra. Lo que tres modos distintos en que Jesús ha introducido un orden o
acarrea al hombre condenación y muerte es otra cosa: mundo nuevo. Ha sustituido el centro cultural del judaismo, el
viejo templo; ha hecho realidad presente lo que el judaismo espe-
«En esto, y sólo en esto está la muerte: raba para el final de los tiempos, pues el juicio final tiene lugar
en que la pérdida sobreviene al hombre aquí y ahora al presentarse Jesús ante los hombres. Finalmente,
justamente por lo que había ganado: Jesús trasciende la práctica de la religiosidad samaritana y judía.
por el conocimiento, la ignorancia, En Jesús,
y el desamor que responde
a un amor confesado»60. «El orden viejo cambió, dando paso al nuevo
59 y Dios se realiza en muy diversos modos.»
60
Lord Byron, op. cit.: The Prisoner of Chillón, vers. 15-16.
Robert Browning, Poems of Robert Browning (Boston 1896) 406ss:
A Dealh in the Desert, vers. 482ss. El judaismo cultual y apocalíptico, las formas samaritana y ju-
día del culto son trascendidas en Cristo. Toda esta sección se
i% Los signos Jesús y el mundo 397
cierra con la aceptación de Cristo como Salvador del mundo por No podemos ocuparnos aquí de la complejidad que presentan
una multitud de samaritanos. los materiales contenidos en el discurso de 5,17-47. En esencia se
refieren a que el Padre, por amor a su Hijo, ha conferido a Jesús
el poder de dar la vida que él mismo posee. En Jesús se hace
presente el poder de Dios.
SIGNOS DE QUE JESÚS DA LA VIDA
(4,64-5,1-47)
UN SIGNO DE QUE JESÚS ES EL PAN DE VIDA
1. La curación del hijo de un funcionario
(6,1-58)
y del paralítico junto al estanque de Betesda
Esta sección contiene dos signos, pero un solo discurso. Del Jesús da de comer a cinco mil personas
relato recogido en 4,46-54 se dice en 4,54 que es un segundo signo.
El hijo de un funcionario se hallaba al borde de la muerte, pero es En el capítulo sexto se narra cómo Jesús dio de comer a cinco
restituido a la vida por la palabra de Jesús. La palabra de Jesús mil personas que le seguían. Jesús proporciona pan a la multitud
es poderosa para dar la vida: hambrienta. Luego se expone en tres apartados lo que significa este
«Jesús le contestó: signo:
—Márchate, que tu hijo está bueno. 1) 6,26-34. El alimento de la vida eterna se entiende en
»E1 hombre creyó en la palabra de Jesús y se marchó» (Jn 4,50). términos del maná dado al pueblo de Israel en el desierto. Se afir-
Este mismo tema se desarrolla a continuación en el segundo ma que no es a través de Moisés, sino de Jesús, como Dios da la
relato, que se refiere a un hombre que llevaba cuarenta y dos años vida eterna, el pan verdadero:
enfermo al borde del estanque de Betesda (5,lss), aguardando la «Entonces Jesús les repuso:
ocasión de meterse en las aguas del estanque en el momento opor- —Pues sí, os lo aseguro: No fue Moisés quien os dejó el pan
tuno para curarse, pero en vano. Por la palabra de Jesús, sin em- del cielo; no, es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo,
bargo, recibió la salud. Aquel hombre no tuvo la oportunidad de porque el pan de Dios es el que baja del cielo y va dando vida al
sanar hasta que apareció Jesús. Las dos curaciones recogidas en mundo» (Jn 6,32-33).
esta sección, por consiguiente, ilustran el poder de la palabra de 2) 6,34-51. Cristo es y da el pan de vida:
Jesús para dar la vida nueva. «Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná
en el desierto, pero murieron; aquí está el pan que baja del cielo,
para comerlo y no morir» (Jn 6,48-51).
2. Discurso 3) 6,52-59. Jesús da el pan de vida en la Eucaristía y a tra-
vés de su presencia en la vida de los cristianos:
Los materiales del discurso que sigue a ambos signos no pare- «Entonces Jesús les dijo:
cen guardar, a primera vista, una estrecha relación con ellos, pero —Pues sí, os aseguro que si no coméis la carne y no bebéis la
en algunos puntos se hace mención explícita del tema ilustrado por sangre del Hijo del hombre, no tendréis vida en vosotros. Quien
los signos. Así, en 5,21 y también en 5,26 se afirma que el poder come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré
de dar la vida que posee el Hijo es el mismo que el del Padre: el último día, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre ver-
«Por ejemplo, igual que el Padre resucita a los muertos y les dadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre sigue con-
da vida, también el Hijo da vida a quien quiere... Porque el Padre migo y yo con él» (Jn 6,53-56).
dispone de la vida y ha concedido al Hijo disponer también de la
vida» (Jn 5,21.26).
También en 5,39-40 aparece Jesús como fuente de la vida:
«Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eter-
na; son ellas las que dan testimonio en mi favor y no queréis acu-
dir a mí para encontrar esa vida.»
Jesús y el mundo 399
UN SIGNO DE QUE JESÚS ES LA LUZ DEL MUNDO. «Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en tinie-
EL CONFLICTO CON LOS JUDÍOS blas, tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12).
(7,1-8,59) Agua y luz —términos que también se aplican a la Ley, la reve-
lación definitiva del judaismo— se encuentran en Jesús, que es el
agua viva de la revelación, la luz de la revelación para todo el
Jesús en la fiesta de los Tabernáculos mundo. Aún más, en Jn 8,21-30 se aplica a Jesús el nombre mis-
mo de Dios. «Yo soy», la expresión usada en el judaismo para
El mejor comentario a esta sección serían las palabras:
aludir al nombre inefable de Dios, que también se asociaba a la
«No vine a traer la paz, sino la espada.» fiesta de los Tabernáculos:
«Por eso os dije que moriréis con vuestros pecados: si no
No hallamos aquí ninguna acción de Jesús que pueda definirse creéis que yo soy el que soy, moriréis con vuestros pecados.»
como un signo; en vez de ello, la aparición de Jesús en el templo
de Jerusalén con motivo de la fiesta de los Tabernáculos da oca- Críticas contra Jesús
sión a seis diálogos en que se ponen de manifiesto a la vez la con-
fianza y el odio que Jesús inspira. Su misma presencia provoca la Esta sección, por consiguiente, reúne un conjunto de afirma-
controversia, que por sí misma viene a ser un signo de que se ha ciones que acerca de sí mismo hace el Jesús joánico. Pero estas
iniciado un tiempo de conflicto. La aparición misma de Jesús ins- afirmaciones destacan sobre el fondo de las críticas que algunos lan-
pira una adhesión y una repulsa asesina. ¿Por qué así? zan contra él y que en parte las provocan. Juan ha recogido aquí
La única acción de Jesús que sirve de base a esta sección, como las objeciones judías contra las pretensiones mesiánicas de Jesús.
ya hemos visto, es el hecho de que sube a Jerusalén para celebrar Son las siguientes:
la fiesta de los Tabernáculos. Pero en el judaismo se asociaba esta 1. Jesús era un hombre ignorante (7,14-24):
fiesta al día del juicio, el día del Señor, en que Dios vendría a ins- «Los judíos preguntaban extrañados:
taurar su reinado universal. —¿Cómo es éste tan instruido, si no ha estudiado?» (Jn
«Todos cuantos queden de las gentes que vinieron contra Jeru- 7,16-17).
salén subirán cada año a adorar al Rey, el Señor de las huestes, y La respuesta es que la enseñanza de Jesús viene de Dios:
a celebrar la fiesta de los Tabernáculos» (Zac 14,16). «Jesús entonces les contestó:
—Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado; el que
esté dispuesto a hacer lo que Dios quiere podrá apreciar si mi doc-
El ritual de la fiesta: agua y luz: el nombre inefable trina viene de Dios o si hablo en mi nombre» (Jn 7,16-17).
Esta respuesta plantea la cuestión de la relación entre la doc-
A esta fiesta iban asociados ciertos ritos. Primero, el agua pro-
trina de Jesús y la de Moisés. Se afirma que el comportamiento de
cedente del estanque de Siloé era derramada sobre el altar del
Jesús con respecto al sábado no difiere fundamentalmente del que
templo de Jerusalén, para pedir la bendición de la lluvia del año observan sus oponentes, pero no se desarrolla el tema (7,19-24).
siguiente, pues la lluvia era prenda de vida. En segundo lugar, en 2. La tradición judía afirmaba que cuando llegara el Mesías,
el templo se encendían unos candelabros gigantescos, de forma que nadie conocería su lugar de origen. Pero todos sabían la proceden-
se iluminaban todos los rincones de Jerusalén. Es probable que cia de Jesús de Nazaret, por lo que no podía ser el Mesías. La res-
estos dos aspectos de la fiesta se reflejen en las palabras pronun- puesta es que los judíos creen saber de dónde procede Jesús, pero
ciadas por Jesús: su verdadero origen está en Dios.
«El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, de pie «Gritó entonces Jesús mientras enseñaba en el templo:
como estaba, gritó: —¿Conque sabéis quién soy yo y sabéis de dónde vengo?
—Quien tenga sed, que se acerque a mí; quien crea en mí, que Y, sin embargo, yo no estoy aquí por decisión propia; no, hay real-
beba. Como dice la Escritura: T>e su entraña manarán ríos de agua mente uno que me ha enviado y a ése no lo conocéis vosotros. Yo
viva'» (Jn 7,37-38). sí lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado» (Jn
Luego pronunció Jesús estas palabras: 7,28-29).
400 Los signos Jesús y el mundo 401
3. El testimonio que daba un individuo en favor de sí mismo tra de él. Aún antes de que llegara a la fiesta, ya estaban divididos
no era válido. Alabarse a sí mismo no se consideraba una buena los pareceres a propósito de él:
recomendación. En 8,12-19 se objeta a Jesús que da testimonio «La gente hablaba mucho de él, cuchicheando. Unos decían:
de sí mismo. Pero Jesús afirma que su testigo es Dios: —Es buena persona.
«Yo no llevo a nadie a juicio, pero si lo hiciera, mi juicio sería »Otros, en cambio:
legítimo, porque no estoy solo; estamos yo y el Padre que me —No, extravía a la gente.
envió, y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos es »Pero ninguno hablaba de él en público por miedo a los ju-
válido. Yo soy testigo en causa propia, pero el Padre que me envió díos» (Jn 7,12-13).
es también testigo en mi causa» (Jn 8,16-18). Esta división de opiniones se mantiene a lo largo de los diálo-
La anterior acusación y su refutación se desarrollan entre Jesús gos. Los que aceptan y los que rechazan a Jesús se sitúan en cam-
y el pueblo, pero detrás están los sumos sacerdotes y los fariseos pos opuestos. Jesús es una espada de dos filos que penetra los co-
que envían a los guardias al templo para que detengan a Jesús. La razones de los hombres y los divide. Es imposible la neutralidad"
oposición a Jesús se intensifica porque el pueblo está cada vez más en su presencia.
dividido ante él. Consciente de esta situación, Jesús habla de su Tercera, la oposición del mundo. En esta sección, la muerte de
muerte, cuando «levantéis en alto [ = crucifiquéis] al Hijo del Jesús, a la que en los capítulos anteriores sólo se han hecho alu-
hombre» (Jn 8,28), y de los manejos de los judíos para darle muer- siones veladas, se hace ya inevitable. Jesús será «alzado en alto»
te. De este modo se llega a la sorprendente afirmación de Jesús en la cruz. El enfrentamiento de Jesús con el mundo sólo puede
en 8,58: tener un final. A partir de esta sección, la muerte de Jesús se va
«Pues sí, os lo aseguro, desde antes que naciera Abrahán, soy aproximando cada vez más al primer plano.
yo el que soy.»
Las palabras finales de la sección son como sigue:
«Cogieron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y UN SIGNO DE QUE JESÚS TRAE CONSIGO EL JUICIO
salió del templo» (Jn 8,59).
(9,1-10,21; 10,22-39)
dependientes a los que siguen los respectivos discursos en que son esperaba para el último día. Pero, como tantas veces ocurre en
interpretados. Pero en esta sección van los signos entretejidos in- Juan, un fenómeno físico sugiere una realidad espiritual. Jesús
separablemente con el diálogo. El diálogo viene a ser un comen- afirma que aquello que se esperaba para el futuro —la resurrec-
tario al relato, mientras que el relato interpreta el diálogo. ción en el último día— ya está presente en su persona, pues posee
el poder de dar la vida que el judaismo relacionaba con el final de
todas las cosas:
1. Lázaro resucitado de entre los muertos «Yo soy la resurrección y la vida» (11,25).
El relato, que es a la vez el signo, narra cómo Lázaro, un ami- Las fuerzas futuras de las expectativas judías ya actúan en Je-
go de Jesús, se halla enfermo en su casa de Betania, en Judea. sús. Al mismo tiempo, en 11,25-26 leemos también:
Pero Jesús, pensando que la enfermedad de su amigo tiene por «Jesús les dijo:
finalidad revelar su propia gloria como Hijo de Dios, no acude in- —Yo soy la resurrección y la vida: el que tiene fe en mí, aun-
mediatamente en su ayuda. Hasta pasados dos días, lo que da que muera, vivirá; y todo el que está vivo y tiene fe en mí, no
tiempo a que muera Lázaro y quede más allá de toda posibilidad morirá nunca.»
de ayuda humana, no retorna Jesús a Judea. Pero nótese que lo Tener fe en Jesús, aquí y ahora, significa superar la muerte y
hace con peligro de su vida, pues los judíos están decididos a ma- entrar en la verdadera vida que ya está presente en él. La vida pue-
tarle. Cuatro días después de la sepultura, es decir, cuando ya es de entenderse como una realidad presente o como un don futuro
absolutamente seguro que Lázaro está muerto y no simplemente otorgado en la resurrección que tendrá lugar al final de los tiem-
dormido, Jesús lo resucita. pos o en el día del Señor, pero en todo caso la posee Jesús. Es
como si Juan quisiera decir: podéis pensar que la más alta expre-
sión de la vida se da aquí y ahora o que la verdadera vida apare-
2. Significado del hecho cerá en un «mundo futuro» ideal. En cualquier caso, la medida de
Tal es el relato que podemos reconstruir. La absoluta falta de todo vivir es Jesucristo, porque él es la verdadera vida, presente o
humanidad que implicaría el comportamiento de Jesús al negarse futura. La verdadera vida «ahora» o «entonces» es la vida de Je-
a acudir inmediatamente en ayuda de Lázaro indica por sí sola que sucristo, que da la vida y vence a la muerte.
la intención del evangelista no es simplemente contar un relato.
Conforme avanza éste, cada paso se convierte en una ocasión para 3. La sombra de la cruz
exponer una idea. Es un relato hecho para pensar.
Al llegar Jesús, Marta, hermana de Lázaro, habla con él: Juan afirmaba lo último porque Jesús, subiendo a Judea, se
«Marta le dijo a Jesús: enfrentaba a la muerte a manos de los judíos. Sin embargo, como
—Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi herma- sabían sus lectores, Jesús estaba vivo en medio de ellos, pues había
no. Pero, así y todo, sé que Dios te dará lo que le pidas. vencido a la muerte, y la había vencido muriendo precisamente.
»Jesús le dijo: Esta verdad de que Jesús no podía resucitar a Lázaro sino haciendo
—Tu hermano resucitará. frente a los peligros que le amenazaban en Judea, muriendo a sí
»Marta respondió: mismo, explica que antes del relato de Lázaro, en 11,5-8, y a con-
—Ya sé que resucitará en la resurrección del último día. tinuación del mismo, en 11,45-57, haga Juan referencia a las ame-
»Jesús le dijo: nazas contra la vida de Jesús. El poder de dar la vida que posee
—Yo soy la resurrección y la vida: el que tiene fe en mí, aun- Jesús está relacionado con su sacrificio hasta la muerte.
que muera, vivirá; y todo el que está vivo y tiene fe en mí, no
morirá nunca. ¿Crees esto?
»Ella le contestó:
—Sí, Señor; yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios que
tenía que venir al mundo» (Jn 11,21-27).
Jesús asegura a Marta que su hermano resucitará. Ella cree
que Jesús se refiere a la resurrección material del cuerpo, que se
Jesús y el mundo 407
SIGNOS DE QUE JESÚS DA LA VIDA A TRAVÉS DE LA MUERTE
»Felipe fue a decírselo a Andrés, y Andrés fue con Felipe a
(11,55-12,36) decírselo a Jesús.
»E1 les respondió:
1. La unción de Jesús por María en Betania —Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.
Sí, os lo aseguro, si el grano de trigo cae en tierra y no muere, queda
Dos relatos se recogen en esta sección, la unción de Jesús por infecundo; en cambio, si muere, da fruto abundante. Quien tiene
María en Betania (12,2-8) y su entrada triunfal en Jerusalén (12,12- apego a la propia existencia, la pierde; quien desprecia la propia
15). El primero se interpreta como una alusión a la sepultura de existencia en el mundo, éste la conserva para una vida sin térmi-
Jesús, que se niega a admitir que la acción de María al ungirle con no. El que quiera servirme, que me siga, y allí donde esté yo, esté
un perfume costoso sea un despilfarro. A Judas, tesorero del gru- también mi servidor; a quien me sirva, lo honrará el Padre» (Jn
po de los discípulos, que objetó que mejor hubiera sido entregar 12,20-26).
el precio del perfume a los pobres, responde Jesús: Los griegos podrán ver a Jesús cuando éste haya muerto. En
«Deja que lo guarde para el día de mi sepultura; porque a los la sección siguiente, que en parte corresponde a la escena que los
pobres los tendréis siempre con vosotros, en cambio a mí no me sinópticos sitúan en Getsemaní, se dice claramente que la exalta-
tendréis siempre» (12,7). ción de Jesús en la cruz —la hora del deshonor— es también la
La acción de María es signo de que Jesús va a ser sepultado. hora de su gloria; la cruz es su corona. Y a través de la muerte en
la cruz —la exaltación de Jesús, como la llama Juan sirviéndose
2. La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén de un juego de palabras— entrará en acción una fuerza que en su
a lomos de un asno momento arrastrará hacia Dios a todas las cosas en un impulso de
reconciliación. Al fin se ve claramente cuál es el verdadero signi-
El otro relato, el de la entrada triunfal en Jerusalén, presenta ficado de la gloria o glorificación de Cristo, términos que hasta
a Jesús cabalgando a lomos de un asno y termina con las palabras este momento han resonado frecuentemente en el evangelio. No
de los fariseos en 12,19: se trata de lo que entienden los hombres por gloria —poder, éxito
«Los fariseos se decían unos a otros: mundano, fama— sino de todo lo contrario, de una entrega de sí
—Ya veis que no adelantáis nada; mirad cómo todo el mundo mismo hasta el amargo final de la cruz. La hora de su muerte es la
se ha ido detrás de él.» hora de Cristo, y esta hora en que se manifiesta la gloria de Jesús
Este acontecimiento, por consiguiente, es un signo de que es también la hora del juicio para este mundo:
Jesús será un día umversalmente reconocido. Pero antes del ver- «Ahora comienza un juicio contra el orden presente» (Jn
sículo final, Juan ha dejado en claro que este Jesús que cabalga a 12,31).
lomos de un asno es seguido por la multitud por haber resucitado El judaismo situaba el juicio de este mundo en el futuro. Sus
a Lázaro. Precisamente como vencedor de la muerte, porque está consecuencias estaban claras: la victoria de Israel sobre sus ene-
dispuesto a entregar su vida, será umversalmente reconocido Jesús. migos, la condena de todos los gentiles:
«Todos andaban buscando un Rey
3. La vida a través de la muerte que diera muerte a sus enemigos
y los encumbrara a ellos.»
El resto de la sección está dominado por la idea de que los
poderes de Jesús le vienen en virtud de su muerte, que es el me- Pero el juicio, afirma Juan, se inicia con la muerte de Jesús, una
dio por el que ha vencido a la misma muerte. En primer lugar, lo muerte que, por un lado, parece obra de un puñado de pecadores,
mismo que una semilla muere para reproducirse, también la muer- pero por otro es la acción glorificadora de Dios. La «exaltación»
te de Jesús crea o reúne una comunidad universal. definitiva es la del sacrificio de sí mismo. «La señal de la gloria
«Entre los peregrinos de la fiesta había algunos griegos; se verdadera —escribe C. H. Dodd— es precisamente la renuncia a
acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron: la seguridad personal» 6I .
—Señor, quisiéramos ver a Jesús.
'i C. H. Dodd, op. cit., 380.
Jesús y el mundo 409
RESUMEN DE LOS SIGNOS: que mantiene a una familia unida a la madre es la entrega de sí
LA MUERTE DE JESÚS ES EL VERDADERO SIGNO misma que ella practica; en esa entrega de sí misma se hace reali-
dad lo que el anillo significa y de este modo, la madre es y vive
La vida de Jesús, tal como Juan la ha presentado en los capí- lo que significa su anillo. Cuando el signo y la vida son una misma
tulos 2-12, consta, por tanto, de una serie de signos de que él es cosa, la madre posee la capacidad de atraer hacia sí a sus hijos.
la verdadera vida y la luz de los hombres, su juez y su Salvador, la Lo mismo ocurre con la muerte de Jesús, que es aquello a lo que
expresión genuina de la gloria de Dios. La presentación de los sig- hacían referencia los signos. En este sentido, como entrega efectiva
nos culmina en la muerte de Jesús como su glorificación. Para de sí mismo, la muerte de Jesús posee una realidad que no poseen
aquilatar aún más lo que significa esta culminación de los signos los signos. En esta muerte se ha hecho acción la idea y el signo es
de Jesús en su muerte hemos de preguntarnos qué relación hay vivido realmente, y por ello, «cuando sea levantado en alto, atrae-
entre la muerte y los signos. ré hacia mí a todos los hombres». La vida y la fuerza actúan a
¿Hemos de entender la muerte como un signo semejante a los través de la entrega efectiva de sí mismo. Hablar es fácil, solemos
que la precedieron? Por ejemplo, ¿hay alguna diferencia esencial decir; pretender mesianismos de todo tipo también es fácil; los
entre el acto de alimentar a una multitud, como signo de que Jesús signos son fáciles. Pero morir no es fácil. Y porque la muerte es
es el pan de vida, y el acto de morir en la cruz? La hay. Los signos costosa, es precisamente en la muerte donde se revela definitiva-
indican lo que es Jesús. Más allá de sí mismos apuntan a una ver- mente la gloria. La cruz —no un símbolo o una idea— como acto
dad acerca de Jesús. Lo que significan existe en una realidad si- supremo y efectivo de entrega de sí mismo es para Juan el punto
tuada más allá de los mismos signos. La conversión del agua en en que la gloria de Dios se manifiesta realmente. No el signo ni la
vino ilustra la verdad de que con Jesús ha caducado el orden viejo intención, sino la obra es la manifestación de la gloria. Tenía razón
del judaismo y se instaura el nuevo orden del evangelio. Pero esta Drinkwater: los hombres necesitan obras:
misma verdad podría ilustrarse de otro modo. El signo no es esen-
cial a la verdad a la que apunta, sino que constituye únicamente «Conocemos los senderos que han de seguir nuestros pies.
una ilustración de la misma. La muerte de Jesús, sin embargo, no En nuestro corazón están escritos tus decretos.
es una ilustración o un signo, sino que se trata de una muerte Pero tú, Señor, bendícenos
real. Ilustra ciertamente el amor de Cristo, pero es al mismo tiem- con algo más.
po ese amor de Cristo en acción: es lo mismo que ilustra. No podía No pedimos saber, que el saber
demostrarse que el amor de Cristo es real sino muriendo realmen- ya nos lo diste,
te, no ilustrando la muerte simplemente. Volvamos al ejemplo de sino querer, Señor, pues ahí está
la tiara del papa. La entrega de la tiara a los pobres es un signo nuestra mayor necesidad.
inteligible. Pero, con toda la reverencia debida, hemos de afirmar Danos el edificar sobre
que este «signo» no logra convencer en la misma medida que la la profunda intención,
pobreza efectiva, aceptada con todas sus consecuencias, de san hacer, siempre hacer» 62.
Francisco de Asís, en quien el signo y la realidad se hacían una
sola cosa. Lo mismo ocurre con los signos de Jesús comparados O recuérdese el anhelo expresado por Lord Byron de un mundo
con su muerte. Los signos hablan de la capacidad de Jesús para ser en que no haya hipocresía, en que no haya diferencia entre las pa-
pan de vida y luz del mundo, de la verdad de que él es todo eso. labras y las obras. Su experiencia le había enseñado que «las pala-
Pero la intención de Jesús se hace realidad en la cruz, la realidad bras no son realidades» o, como hubiera dicho Juan, que no todos
significada por los signos se hace ahora efectiva. La muerte de los «signos» son reales o efectivos. Estos son sus dolidos versos
Jesús es aquello de que hablan los signos. Esta muerte no sólo al final del tercer canto de Childe Harold's Pilgrimage (cxiv):
alude al principio de la entrega de sí mismo, no es únicamente
símbolo de autosacrificio, sino que es efectivamente la entrega de «Ni yo amé al mundo ni a mí el mundo me amó.
sí mismo. Consideremos la vida de un hombre. Su madre lleva un Olvidemos, pues, al enemigo declarado. Creo,
anillo de oro como signo de su matrimonio y de su condición de
62
madre en el hogar. El anillo, sin embargo, no garantiza nada. Lo John Drinkwater, A Prayer, en Collected Poems I (Londres 1923';.
410 Los signos
LA ESCENA
—¿Tú darías la vida por mí? Pues sí, te aseguro que antes que yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito que esté siempre
cante el gallo me habrás negado tres veces» (Jn 13, 36-38). con vosotros, el Espíritu de la verdad» (Jn 14,15-16).
«Esto es lo que tenía que deciros mientras estaba con vosotros;
el Paráclito que os enviará el Padre en mi nombre, el Espíritu
2. La muerte y el retorno de Cristo (capítulo 14) Santo, ése os lo enseñará todo y os irá recordando todo lo que yo
El capítulo 14, cuyo comienzo se halla realmente en 13,31, está os he dicho» (Jn 14,25-26).
dedicado a la muerte y resurrección de Cristo. Jesús se enfrenta a Experimentar la presencia del Espíritu de Jesús en la propia
una muerte inminente; de hecho, ya se está «muriendo». Este vida, eso es el retorno de Jesús. La venida del Espíritu es la se-
acontecimiento no suscita ningún interrogante. La muerte de Jesús gunda venida. Al mismo tiempo se dejan en claro las condiciones de
fue un acontecimiento que todos los cristianos entendieron en su esa venida. Jesús ha dado un nuevo mandamiento, el del amor.
plena realidad, algo que estaba ahí, un hecho histórico. Jesús fue Pero no se ha limitado a dar un nuevo mandamiento, sino que él
crucificado bajo Poncio Pilato. Pero en su muerte, Jesús va hacia mismo ha vivido lo que significa, ha dado un ejemplo con su
el Padre. Tampoco esto causaba dificultad alguna. Pero, ¿qué sig- muerte. Esa entrega de sí mismo que ha manifestado en su propia
vida es la condición de su retorno, el amor que se ha revelado
nificaba su retorno? La primitiva Iglesia en general entendió que
entre los suyos, el amor que atrae a Jesús junto a ellos y que con-
el retorno de Cristo consistía en que pasado algún tiempo habría
vence al mundo de que ellos pertenecen a Jesús:
él de volver sobre las nubes del cielo a fin de reunir a los suyos
«Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros;
de los cuatro puntos cardinales para que permanecieran con él por
igual que yo os he amado, amaos también entre vosotros. En esto
siempre «en el cielo» o en un mundo supraterreno. El retorno de conocerán que sois discípulos míos, en que os amáis unos a otros»
Cristo vendría a ser aproximadamente lo que los adventistas del (Jn 13,34.35).
séptimo día afirman que será el fin de la historia, junto con los Juan mantiene una esperanza futura, pero apenas puede pensar-
terrores del día del juicio y la resurrección. se que ese futuro que a Juan interesa haya de consistir en la veni-
Para Juan, sin embargo, el retorno de Cristo habría de ser algo da de Jesús entre las nubes del cielo, al son de la trompeta, entre
muy distinto. Si bien mantiene la creencia en un futuro día del el estruendo de las rocas desquiciadas y con la luna convertida en
Señor, carga el acento en otra cuestión. ¿Qué significa el retorno sangre, cuando la historia finalice con «un ¡bang!», como dijo
de Jesús? Estas son sus palabras: T. S. Eliot. No. A Juan le interesa más un Jesús que vuelve para
«No os dejaré desamparados, volveré. De aquí a poco el mundo seguir dando la vida, como un Espíritu que ilumina a los que le
no me verá más; vosotros sí me veréis, pues de la vida que yo ten- aman y le sirven, con la presencia permanente del Espíritu conso-
go viviréis también vosotros: aquel día conoceréis que yo estoy con lador. En otros pasajes da a entender que los seguidores de Jesús
el Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis no han de preocuparse por el fin del mundo, atentos como han de
mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y al que me estar a vivir aquí y ahora en el amor, con el corazón imperturbable
ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él. en medio de las tribulaciones.
»E1 otro Judas (no el Iscariote) le preguntó:
—Señor, ¿a qué se debe que vayas a revelarte nada más que 3. La relación entre Jesús y sus discípulos
a nosotros y no al mundo? (capítulos 15 y 16)
»Jesús le contestó:
-—Uno que me ama hará caso de mi mensaje, mi Padre lo ama- Juan quiere que sus lectores se olviden del futuro y centren
rá y los dos nos vendremos con él y viviremos con él. Uno que no la atención en su vida presente en el amor. No es de extrañar, en
me ama no hace caso de mis palabras; y el mensaje que oís no es consecuencia, que en los capítulos 15 y 16 se preocupe sobre todo
mío, sino del Padre que me envió» (Jn 14,18-24). de las relaciones entre Jesús y sus discípulos, entre la Iglesia y su
Jesús retorna junto a los que, mientras viven en la tierra, le Señor, que por el Espíritu está presente en medio de ella.
aman y guardan sus mandamientos. Vuelve para morar con ellos Esta relación se presenta en términos derivados del Antiguo
en su Espíritu. Testamento, en que se utiliza la figura de la vid para representar
«Si me amáis, guardaréis los mandamientos míos, y entonces a Israel (véase el capítulo 15). Así lo ilustran las siguientes pala-
420 Discursos de despedida Jesús y la Iglesia 421
bras conmovedoras del Salmo 80,9-20, que recapitulan la historia la hace «verdadera». Los cuidados de Dios para con Israel quedan
de Israel: bien ilustrados en el siguiente pasaje de Is 5,1-2.7:
«Sacaste una vid de Egipto, «Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña:
expulsaste a los paganos y la trasplantaste; Mi amigo tenía una viña en fértil collado.
le preparaste el terreno y echó raíces hasta llenar el país; La entrecavó, la descantó y plantó buenas cepas;
su sombra cubría las montañas construyó en medio una atalaya y cavó un lagar.
y sus pámpanos los cedros altísimos; Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones...
extendió sus sarmientos hasta el mar La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel,
y sus brotes hasta el Gran Río. son los hombres de Judá su plantel preferido.
¿Por qué has abierto brecha en su cerca: Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos;
para que la vendimien los viandantes, esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.»
la pisoteen los jabalíes y sea pasto de las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete, mira desde el cielo, Como Israel, Jesús ocupa un lugar eminente en los planes de Dios,
fíjate, ven a inspeccionar tu viña, al que él responde con su obediencia. Jesús actualiza el amor de
la cepa que tu diestra plantó. Dios en su propia vida.
La han talado y le han prendido fuego: Pero Jesús, al igual que Israel, está también íntimamente co-
con un bramido hazlos perecer. nectado con todos aquellos que se le unen en la fe. Forma parte de
Que tu mano proteja al que está a tu diestra. la vida de cuantos creen en él hasta el punto de que su propio
al hombre a quien diste poder. vivir se trasvasa al vivir de ellos. Jesús mora en los suyos y los
No nos alejaremos de ti; danos vida, suyos moran en Jesús. Del mismo modo que la vida de la cepa
para que invoquemos tu nombre. fluye por sus ramas, Jesús vive en los cristianos y ellos en él.
¡Señor, Dios de los ejércitos, restaúranos, Y mediante esta inserción en Cristo, los que creen producen el
muestra tu rostro radiante y nos salvaremos!» fruto que corresponde a una vid verdadera. Pero si esos frutos
no se producen, interviene Dios para podar su viña. Y el fruto
Juan recoge esta imagen en 1.5,1: que aquí se exige es el amor, ágape. El mandamiento supremo es
«Yo soy la vid verdadera, mi Padre es el labrador. Todo sar- amarse unos a otros. La Iglesia habrá de ser la comunidad del
miento mío que no da fruto lo corta; los que dan fruto los limpia amor que vive en Cristo.
para que den más. Vosotros estáis ya limpios por el mensaje que Pero una comunidad como ésta ha de ser necesariamente ob-
os he comunicado.» jeto del odio del mundo. Una comunidad de amor como la que
Jesús es la vid verdadera, lo que significa que es el verdadero quiere Juan provoca desprecio y odio, no envidia y respeto por
Israel, el pueblo de Dios. Esta afirmación sólo puede entenderse parte del mundo. Luciano, un escritor pagano, conoció aquella
a la luz de una idea del Antiguo Testamento y del judaismo que comunidad y las palabras con que replicó se han hecho famosas:
suele llamarse «personalidad corporativa». La vida era considerada «Ved cómo esos cristianos se aman unos a otros.» Pero estas pala-
un todo. Cada ser está vinculado a los demás. Lo que uno hace bras no fueron pronunciadas en tono de admiración, sino en tono
afecta a todos. Así, cuando un solo miembro de una tribu pecaba, de desprecio, como un sarcasmo. En la esfera política es frecuente
todos los demás pecaban: uno para todos y todos para uno. Uno la oposición a los reformadores, aún por parte de quienes admiten
solo de sus miembros podía representar a toda la tribu o ser toda que están en lo cierto. Robert Owen fue llamado, en tono circuns-
la tribu a la vez. Estas son las ideas que informan la noción de Je- pecto, «uno de esos interminables pelmazos que son la sal de la
sús como vid verdadera; él es el verdadero Israel. tierra». Lo mismo ha ocurrido a lo largo de la historia de la Igle-
sia. Cuando surge una auténtica comunidad de amor, el mundo
Como verdadero Israel, Jesús se sitúa en una doble relación. acostumbra a odiarla. Pero, aunque sean rechazados por el mun-
Está íntimamente relacionado con Dios. Israel pertenece a Dios do, los creyentes no están solos. A ellos viene el Paráclito. Este
Dios es el labrador que plantó la viña de Israel, que la limpia y término significa «el invocado en propia defensa»: el «abogado».
•122 Discursos de despedida
Iglesia. En los discursos es el medio por el que la Iglesia se abre el rey de los judíos. El pensamiento de Pilato va progresando
al Espíritu. como sigue:
Hay una cosa clara: la muerte de Jesús ocupa un puesto sin- «Entró otra vez Pilato en la residencia, llamó a Jesús y le dijo:
gular en las preocupaciones de Juan. Es cierto que el Prólogo in- —¿Tú eres el rey de los judíos?» (Jn 18,33).
siste sobre todo en la venida de Jesús al mundo, en el hecho de
que la carne es asumida por la Palabra, como núcleo esencial del Diálogo
evangelio. Por decirlo con lenguaje teológico, la idea que más
preocupa en este evangelio es la encarnación de la Palabra, su des- «Pilato le dijo:
censo al orden inferior del ser desde otro orden superior. Pero todo —Pero, entonces, ¿eres tú rey?» (Jn 18,37).
esto no excluye la preocupación por la cruz. Así se desprende no
sólo del relato de la pasión, al que volvemos ya, sino de todos los Diálogo
pasajes antes citados. El relato de la pasión no sólo es una parte
ineludible y tradicional del evangelio, que como tal incluye Juan, «Pilato le dijo:
sino que más bien entraña el cumplimiento inevitable de una pre- —Y ¿qué es la verdad?» (Jn 18,38).
visión de la muerte de Jesús que aparece a lo largo de todo el «Yo no encuentro ningún cargo contra él» (Jn 18,38; 19,4.6).
evangelio. «Aquí tenéis al hombre» (posiblemente, una manera velada de
aludir al Hijo del hombre; Jn 19,5).
El relato joánico de la pasión recuerda en muchos puntos el de «Aquí tenéis a vuestro rey» (Jn 19,14).
los sinópticos. Al igual que el de Marcos, el relato joánico se ca- «Pilato mandó también escribir un letrero y ponerlo en la
racteriza por la sobriedad, por la atención al hecho concreto. Los cruz; decía: Jesús Nazareno, el rey de los judíos. Como el lugar
materiales recogidos por Juan están más cargados de emoción que donde crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad, muchos ju-
los de Marcos, pero no por ello caen en el sentimentalismo. No díos leyeron el letrero; porque además estaba escrito en hebreo,
hay intervenciones de ángeles o de otros seres sobrenaturales; ni latín y griego. Los sumos sacerdotes dijeron a Pilato:
se intenta intensificar la estampa dolorosa de un Jesús doliente —No dejes escrito: 'El rey de los judíos'; pon: 'Este dijo
ni se recurre a una intervención divina para aliviar sus dolores. Al que era el rey de los judíos'.
igual que los sinópticos, también Juan ve en la pasión el cumpli- »Pilato les contestó:
miento de la «Escritura». Introduce citas del Antiguo Testamento —Lo escrito, escrito se queda» (Jn 19,19-22).
que no aparecen en los sinópticos (cf. 19,34.36). Hay otros aspec- Vemos cómo en el curso del juicio resulta juzgado el juez.
tos del relato joánico que presentan paralelos con los sinópticos; A lo largo de todo el ministerio salió a relucir una y otra vez el
por ejemplo, la insistencia en la realeza de Jesús, que Marcos ya tema del juicio; se afirma muchas veces que Jesús, por ser la luz,
puso de relieve, aparece también en Juan, pero desarrollando aún juzga a los hombres. En la escena ante Pilato ocurre así de hecho.
más el tema. Jesús invierte los papeles en el tribunal. Pilato, representante del
Esto nos lleva a algo que se destaca especialmente en Juan. mundo, se enfrenta a alguien que lo descalifica. Se ha llevado a
Empecemos por el último punto, la forma en que trata Juan el cabo el juicio de este mundo. El propósito de esta escena es pro-
tema de la realeza de Cristo, que destaca aquí mucho más que en clamar a Cristo como juez del mundo. La última acción de Pilato
los sinópticos. es escribir el título de «rey» sobre la cabeza del crucificado. ¡Ven-
aste, Galileo! Algunos han visto incluso en las palabras de Pilato:
«Aquí tenéis al hombre», una confesión de que el romano recono-
1. Cristo como juez: Jesús ante Pilato ce al fin que Jesús es el «Hijo del hombre».
Empieza Pilato refiriéndose a Jesús como rey de los judíos en
tono irónico, pero al final advertirá que tiene ante sí un «hombre»,
2. La libre iniciativa de Cristo en su muerte 3. La forma de la muerte de Cristo: la cruz
Cuando Jesús comparece ante Pilato, como hemos visto, se hace Hemos usado al final del párrafo anterior la expresión «termi-
dueño de la situación. Este dominio, si podemos decirlo así, se nará subiendo a la cruz». Y lo hemos hecho deliberadamente y en
revela también de otra manera. En todo momento subraya Juan la vez de la frase más usual «va a la muerte», porque Juan insiste en
autoridad y libertad con que actúa Jesús. No espera a que lleguen el hecho de que Jesús murió alzado en alto sobre una cruz. Pero
los acontecimientos, sino que va a su encuentro. Por ejemplo, no fue así por el hecho de que la cruz fuera «el más cruel y terrible
decide ser arrestado. Véase el pasaje de 18,1-9: suplicio que el hombre haya podido inventar para vengarse de sus
«Dicho esto, salió Jesús con sus discípulos, pasaron el torrente semejantes», como dice Joseph Klausner, investigador judío a, sino
Cedrón y entraron en un huerto. Judas, el que lo traicionaba, co- porque su forma era para Juan un verdadero símbolo. No es de
nocía también el sitio, porque Jesús se reunía allí a menudo con extrañar, pues en el judaismo se atribuía gran importancia a la
sus discípulos. forma en que moría un hombre. Un rabino judío de los tiempos
»Judas cogió la patrulla y a unos guardias de los sumos sacer- de Jesús, conducido a la muerte, era animado por Rabí Gamaliel
dotes y fariseos, con faroles, antorchas y armas, y entró allí. Jesús, para que no llorase, pues «... dos pasos más y estarás en el seno de
sabiendo todo lo que se le venía encima, se adelantó y les dijo: los justos...», pero él replicó: «¿Acaso lloramos porque vamos a
—¿A quién buscáis? ser degollados? No, sino porque vamos a ser muertos del mismo
«Contestaron: modo que lo son los asesinos, como lo eran también los que pro-
—A Jesús Nazareno. fanaban el sábado...» Es lógico que los primeros cristianos se sin-
»Les dijo Jesús: tieran desconcertados por la forma en que murió Jesús. Pablo veía
—Soy yo. en la crucifixión, como forma de la muerte de Jesús, una marca de
»Estaba con ellos Judas el traidor. Al decirles 'soy yo', dieron maldición (cf. capítulo 22). Lo que en ella veía Juan se manifiesta
un paso atrás y cayeron a tierra. en 12,32:
»Luego les preguntó otra vez:
«Pero yo, cuando me levanten de la tierra, tiraré de todos
—¿A quién buscáis?
hacia mí.»
«Contestaron:
Veíamos antes cómo Juan hace un juego de palabras con «le-
—A Jesús Nazareno.
vantar en alto». La muerte ignominiosa es la elevación de Jesús.
»Jesús les dijo:
En la cruz concurren dos cosas. Es el punto de la historia en que
—Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad que éstos el Hijo del hombre, que vino de lo alto, más se rebajó; entonces
se marchen.
descendió a las partes inferiores de la tierra, a la soledad y la
»Así se cumplió lo que había dicho: 'De los que me confiaste,
degradación de ser crucificado. Pero es también el punto de la
a ninguno he perdido'.»
historia en que el Hijo del hombre se eleva sobre la tierra para
Es el comportamiento de alguien que está encargado de cum-
retornar a su Padre. Para Juan, la crucifixión es la glorificación de
plir una misión y que reclama para sí la iniciativa. Son significa-
tivas las palabras de 18,8-9: Cristo; su exaltación en la cruz es su partida hacia el Padre, su
«Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad que éstos ascensión. En la cruz se concluye la acción redentora de ascender a
se marchen. través del descenso. En la cruz llevó Jesús a término su obra de
»Así se cumplió lo que había dicho: 'De los que me confiaste, darse por sus discípulos y por todo el mundo. Así se hace ver en
a ninguno he perdido'.» Compárese con 17,12. el siguiente pasaje:
El buen pastor cuida de sus ovejas. Las guarda a costa de su «Después de esto, sabiendo Jesús que todo quedaba terminado,
propia vida. Nótese una vez más cómo en la muerte de Jesús se para que se terminara de cumplir la Escritura, dijo:
cumplen muchas cosas que antes habían sido previstas o sugeridas. —Tengo sed.
Jesús tiene siempre presente su tarea de preservar indemnes a sus »Había allí un jarro con vinagre. Sujetando a una caña de
seguidores, es decir, de formar con ellos una nueva comunidad. Por
63
entrega a su misión terminará subiendo a la cruz. Jesús of Nazareth, 349ss.
432 La Pasión Características del relato joánico 433
hisopo una esponja empapada en el vinagre, se la acercaron a la un día muy solemne, le pidieron a Pilato que les quebraran las
boca; cuando tomó el vinagre, dijo Jesús: piernas y los quitaran.
—Está cumplido. »Fueron los soldados y le quebraron las piernas primero a un
»Y, reclinando la cabeza, entregó el espíritu» (Jn 19,28-30). crucificado y luego al otro; pero al llegar a Jesús, viendo que ya
Jesús ha aguantado hasta el fin. Ha nacido el orden nuevo. Se estaba muerto, no le quebraron las piernas; en cambio, un soldado
ha iniciado finalmente el movimiento que llevará a todos los hom- le traspasó el costado con una lanza, e inmediatamente salió sangre
bres y a todas las cosas a unirse en un solo ser. Con la cruz se ha y agua.
establecido definitivamente el comienzo de la Iglesia. El acto para »Lo dice un testigo presencial y su testimonio es válido y
la venida del Espíritu y la creación de una comunidad unida ya ha ése sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis;
tenido lugar. Fue un acto en que Jesús se consagró para la muerte. porque esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: 'No le que-
brarán ni un hueso', y en otro lugar dice: 'Verán al que traspa-
saron'.»
4. Dos acontecimientos simbólicos No hay motivo para dudar de que todo esto ocurriera real-
La cruz, por consiguiente, establece el comienzo de la Iglesia. mente. No hay por qué suponer que todos estos hechos fueron in-
Para subrayar el hecho relata Juan dos acontecimientos, uno que ventados para que sirvieran de símbolos. Si no rompieron a Jesús
sitúa inmediatamente antes del pasaje en que Jesús exclama que las piernas en la cruz, ello fue debido probablemente a que ya esta-
ba muerto y no fue necesario recurrir a aquella operación para ace-
«está cumplido» y otro que coloca inmediatamente después.
lerar su muerte. Pero Juan vio en ello el cumplimiento de una
El acontecimiento anterior al «está cumplido» se recoge en
Escritura. El Salmo 34,19-20 dice así:
19,25-27:
«Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, la hermana de su
«Por muchos males que sufra el honrado,
madre María de Cleofás y María Magdalena. Al ver a su madre y a de todos lo libra el Señor;
su lado al discípulo preferido, dijo Jesús: él cuida de todos sus huesos,
—Mujer, ése es tu hijo. y ni uno solo se le quebrará.»
»Y luego al discípulo:
•—Esa es tu madre. También es posible que Juan pensara en el sacrificio del cordero
»Desde entonces el discípulo la tuvo en su casa.» pascual. En Ex 12,46 y Nm 9,12 se establece lo siguiente:
Este pasaje no denota únicamente el cuidado que Jesús tiene
de su madre. Juan ha trazado a lo largo de su evangelio la línea de «...no le quebraréis ni un hueso...»
separación entre el judaismo y el cristianismo con mayor nitidez
que los sinópticos. El hecho de que no le rompieran los huesos a Jesús es tomado por
«Porque la Ley se dio por medio de Moisés, el amor y la leal- Juan como un signo de que él es la verdadera Pascua. Del mismo
tad se hicieron realidad en Jesús el Mesías» (Jn 1,17). modo, la lanzada viene a cumplir una profecía. En Zac 12,10
Se insiste en la novedad del evangelio (cf. capítulo 37). Juan se lee:
vuelve sobre el tema en este pasaje. Llegará la hora en que el ju- «Sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén derrama-
daismo, representado por María, será acogido en la casa familiar de ré un espíritu de compunción y de pedir perdón. Al mirarme tras-
la Iglesia, representada por el discípulo preferido. El acontecimien- pasado por ellos mismos, harán duelo como por un hijo único, llo-
to en que todo ello ocurre por fin es la muerte de Jesús, cuando, rarán como se llora a un primogénito.»
como Marcos lo hizo notar simbólicamente, se rasgó el velo del La efusión de sangre y agua del costado de Jesús —que los
templo de Jerusalén. médicos reconocen como posible— pudo significar dos cosas para
Los acontecimientos que siguen a la exclamación «está cum- Juan. Era la prueba de que Jesús había muerto realmente en la
plido» son los que Juan recoge en 19,31-37: cruz. Era necesario insistir en ello porque en tiempos de Juan al-
«Siendo día de preparativos, los judíos, para evitar que el sá- gunos negaban que Jesús hubiera muerto realmente; su muerte
bado se quedaran los cuerpos en la cruz, porque aquel sábado era habría sido sólo aparente. Pero aún era más importante el hecho
28
154 La Pasión
Veíamos cómo las diferencias entre un signo como la conver- SIGNIFICADO DE LA RESURRECCIÓN
sión del agua en vino y el signo de la cruz de Jesús consistían en
que la cruz era de hecho aquello mismo que significaba; era un Hemos dicho que para Juan era necesaria la historicidad de la
signo eficaz, mientras que los restantes signos aludían simplemente resurrección, que hubiera sucedido realmente, para explicar la vida
a lo que significaban. La muerte de Jesús fue una muerte «real» de la comunidad cristiana a la que había consagrado los capítulos
y efectiva. Sucedió no sólo como un signo, sino como un aconteci- 14-17. Allí, el significado esencial de la resurrección (que, para
miento histórico significativo que entrañaba consecuencias de al- Juan, parece ser al mismo tiempo la segunda venida) es la renova-
cance muy serio. ción de las relaciones entre Jesús y sus discípulos, rotas con oca-
Pero Juan había dicho claramente que la muerte de Jesús fue sión de su muerte. Véase el siguiente pasaje:
la hora de su gloria; para él, no cabía imaginar gloria mayor que «No os dejaré desamparados, volveré. De aquí a poco el mun-
la entrega de sí mismo que Jesús realiza en la cruz. En principio, do no me verá más; vosotros sí me veréis, pues de la vida que yo
la cruz es el final; con ella todo estaba consumado. Nada en los tengo viviréis también vosotros: aquel día conoceréis que yo estoy
relatos de la resurrección que recoge Juan añade un ápice a la en el Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta
gloria de Jesús. La gloria ha envuelto en su expresión suprema a mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y al que
Jesús cuando estaba clavado en la cruz. me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me reve-
Pero nótese que, como hecho histórico, la cruz por sí sola su- laré a él.
ponía un fracaso. Un individuo crucificado, desde el punto de »E1 otro Judas (no el Iscariote) le preguntó:
vista de los hechos históricos, no podía ser una figura gloriosa. —Señor, ¿a qué se debe que vayas a revelarte nada más que a
«Tengo sed», dijo Jesús moribundo; todos los discípulos huyeron. nosotros y no al mundo?
Juan necesitaba dejar en claro en qué momento fue reconocida la »Jesús le contestó:
cruz como la plenitud de la gloria por los discípulos, ya que la —Uno que me ama hará caso de mi mensaje, mi Padre lo amará
cruz, si bien en principio era la glorificación suprema, desde el pun- y los dos nos vendremos con él y viviremos con él» (Jn 14,18-23).
to de vista histórico había constituido una derrota aplastante. Juan El significado de la resurrección es la venida de Jesús a los su-
tiene que hacernos ver cómo los discípulos llegaron a comprender yos desde más allá de «las fronteras del tiempo y el espacio», así
la cruz desde una nueva perspectiva; tenía que exponer qué es lo como su permanencia junto a sus discípulos, a los que rehace con
que los había llevado a reconocer la gloria del crucificado. Con este su perdón. La cruz es la instauración de la comunidad de los cre-
fin consigna las apariciones de Cristo resucitado. No lo hace para yentes a los que Jesús ha reunido durante su ministerio terreno;
realzar la gloria de Cristo, como Mateo, por ejemplo, en el pasaje la resurrección es el comienzo de su nueva y dilatada vida. En el
de 28,16-20, sino para mantener el hecho de que, también desde capítulo 20 se ocupa Juan de exponer la forma en que se produjo
el punto de vista histórico, Jesús venció a la muerte y rehizo el este nuevo comienzo, es decir, cómo reaparecen después de la cruz
grupo de sus seguidores con sus desleales discípulos. Juan quiere los discípulos convertidos en una comunidad dinámica. A través
declarar que en un momento determinado, los discípulos «vieron» de este capítulo podemos entrever cómo entendió Juan la venida
la gloria de Jesús. Los relatos de la pasión vienen exigidos por el de Jesús a los suyos. Los puntos en los que más insistió son los
relato de la cruz para explicar cómo lo que históricamente había siguientes:
sido un desastre se convirtió, también históricamente, en una vic- Primero, este evangelio, llamado «espiritual», no deja duda
toria, y cómo lo que era un triunfo desde la perspectiva «teoló- alguna de que Jesús abandonó, de manera cuasi-física, la tumba en
gica» pasaba a ser un triunfo en el terreno de la experiencia. Por que había sido depositado y se apareció a María Magdalena, luego
esto consigna Juan los relatos de la resurrección, a los que se de- a los discípulos que estaban con las puertas cerradas y finalmente
dican dos capítulos en la redacción actual del evangelio. Sin em- a Tomás junto con los demás discípulos.
bargo, pocos investigadores dudan hoy de que el capítulo 21 es Segundo, afirma claramente que ver la tumba vacía no era de
un apéndice, cuyos relatos son muy parecidos a los que consignan por sí suficiente. Pedro la vio y no entendió lo que significaba,
los sinópticos. Es en el capítulo 20 donde alcanza Juan la cumbre mientras que el discípulo preferido «vio» y «creyó». Tomás, el «du-
de su evangelio. bitante», también se negó a creer mientras no tuviera pruebas
positivas.
438 La Resurrección Significado de la Resurrección 439
• «Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Mellizo, no mó toda la situación y convirtió la derrota en victoria» M. Un amor
estaba con ellos cuando se presentó Jesús. Los otros discípulos le desbordado y persistente —ágape— llevó a Jesús a morir en la
decían: cruz, y este mismo amor le hizo retornar de entre los muertos. La
—Hemos visto al Señor. resurrección —el retorno de Jesús a los suyos— fue por encima
»Pero él les contestó: de todo un gesto de perdón. No es casualidad que Juan presente a
—Tengo que verle en las manos la señal de los clavos; hasta Jesús apareciéndose a María Magdalena antes que a nadie, pues
que no toque con el dedo la señal de los clavos y le palpe con la sus pecados eran bien conocidos, del mismo modo que los demás
mano el costado, no lo creo. evangelios hacen que la primera aparición sea la concedida a Pedro,
»Ocho días más tarde los discípulos estaban otra vez en casa, que había negado a Jesús tres veces. Pocas veces se habrá expre-
y Tomás con ellos. Estando atrancadas las puertas llegó Jesús, se sado esta verdad en tonos tan bellos y a la vez agudos como en
puso en medio y dijo: este poema de Amos N. Wilder, que también ve en la resurrec-
—Paz con vosotros. ción el despliegue de una «caridad [ágape] coetánea de los astros».
»Luego se dirigió a Tomás:
—Aquí están mis manos, acerca el dedo; trae la mano y pál-
pame el costado. No seas desconfiado, ten fe. El tercer día
»Contestó Tomás:
—¡Señor mío y Dios mío! «Aquella pesada losa aorillada,
»Jesús le dijo: los lienzos caídos,
—¿Porque me has visto tienes fe? Dichosos los que tienen fe el ángel cegador y los pálidos guardias,
sin haber visto» (Jn 20,24-26). que son hoy como una vieja estampa.
Un «creer» que se apoya en el «ver» o lo exige es menos de El temblor de tierra al tercer día,
alabar que cuando no exige la visión. Lo mejor es la actitud que los dormidos que despiertan,
termina por adoptar el mismo Tomás, que finalmente admite que el extraño, hortelano o pescador, en todas partes:
no es esencial la prueba tangible del cuerpo resucitado y hace esta pinturas desvaídas de un mundo sepultado.
confesión: «Señor mío y Dios mío.» Reconoce que la excelsa afir- Contad, contad de nuevo el suceso
mación hecha acerca de Jesús en el Prólogo —que era Dios— está en estos años planetarios,
justificada. El evangelio ha cerrado su círculo. pues allí estábamos y él está aquí,
Sin embargo, la culminación del capítulo 20 no es la confesión porque siempre es el tercer día.
de Tomás, sino la sentencia de 20,29: Rota está la prisión de nuestro mundo,
«Dichosos los que tienen fe sin haber visto.» y una caridad antigua irrumpe en el destino de hoy.
Pero, ¿cómo llegaron a la fe los que nunca vieron? La respuesta Proclamadlo por el Telestar,
es que creyeron por el testimonio de los discípulos, que sí vieron. difundidlo por Mundovisión.
Lo cierto es que los discípulos ocupan un lugar importante en El atraviesa los bloques de cemento,
Juan. Y esto nos lleva al siguiente punto de interés. las bóvedas cubiertas de vanadio,
Tercero, para Juan todo depende en última instancia del tes- las cercas de alambre espinoso.
timonio de quienes «estuvieron allí». La esencia de la resurrec- Una caridad coetánea de los astros
ción, por otra parte, consiste en que Jesús perdonó, de hecho e dispersa la obsesión profunda del tiempo
históricamente, el fallo de sus discípulos y en su misericordia re- y hace un hueco al corazón en nuestro sueño estéril,
tornó junto a ellos para reanudar la comunión que antes los había un nuevo espacio en el espacio para celebrar
unido. Un investigador que más que cualquier otro ha iluminado con movidas y nuevas coreografías,
el significado del cuarto evangelio en nuestros tiempos se expresa un tiempo nuevo en el tiempo para la música» tó.
así acerca de este punto: «La divina caridad con que Cristo murió
y retornó de entre los muertos para perdonar y restaurar a sus 64
C. H. Dodd, Three Sermons, 31.
inconstantes discípulos es de por sí el poder creador que transfor- 65
Publicado en «The Christian Centuty» 82 (1965) 458.
440 La Resurrección
a esta pregunta, veamos el cometido que desempeña la memoria en ria de Jesús. Por eso insiste Juan en que una de las funciones del
la vida de la Iglesia. Afirmaremos aquí que hasta la misma vida Espíritu consiste en recordar a la Iglesia lo que para ella significa
de la Iglesia depende de su memoria. Jesús. En una palabra, el Espíritu, la presencia viva, tiene también
Empecemos por considerar el cometido de la memoria en la sus raíces en la figura histórica de Jesús de Nazaret. En virtud del
vida individual de cada hombre. «El niño es padre del hombre.» Espíritu se mantiene viva y se experimenta en el presente la fuente
Un incidente trivial durante la infancia de un hombre puede reper- que dio el ser a la Iglesia en el pasado, el hecho de Jesús. En el Es-
cutir en toda su vida de adulto. Se ha afirmado de un reciente píritu convergen el pasado y el presente.
primer ministro inglés que toda su carrera de estadista estuvo con- En segundo lugar, si atendemos a la acción más específica del
dicionada, y quizá viciada, por las circunstancias en que vivió sus Espíritu en el presente, nos encontramos con el término «Pará-
primeros años, que no fue capaz de olvidar. Por algo hablamos de clito», utilizado como sinónimo de Espíritu, sobre el que ya hemos
los años formativos de la infancia y la adolescencia; es entonces citado algunas referencias. Este término podría traducirse muy ade-
cuando se forma la sustancia de nuestros más vivos recuerdos, que cuadamente por «abogado» o «consejero». La connotación inme-
resultan luego muy poderosos. El recuerdo del bien ennoblece; el diata del término es que el Espíritu viene junto a los cristianos
recuerdo del daño y del pecado degrada. En cualquier caso, ningún cuando se enfrentan a las pruebas y tentaciones que surgen en su
hombre puede ser él mismo sin la capacidad de recordar, sin la me- vida en el mundo. Como en otros pasajes de los sinópticos, la con-
moria de su propia identidad, de su nombre, de las conexiones que frontación entre los cristianos y el mundo exige firmeza, audacia
le unen al mundo que tiene en torno a sí, su propio mundo. Por y un valor a toda prueba. El Espíritu de Jesús, vivo en medio de
decirlo en términos psicológicos, la memoria es el principio de la ellos, da a los cristianos ese valor. No quedarán como huérfanos en
identidad personal. medio del mundo, sino que contarán con el respaldo de un abogado.
Pero todo esto es cierto no sólo de los individuos, sino también En tercer lugar, el Espíritu no se limita a una tarea de conser-
de los pueblos. ¿Qué es, por ejemplo, lo que constituye a una na- vación ni a mantener a la Iglesia enraizada en su pasado auténtico
ción? Algunos han afirmado que el hecho de hablar una lengua que es Jesús, ni es únicamente el origen de la fuerza y el valor
común une a las gentes hasta hacer de ellas una sola nación. Pero de los cristianos en las pruebas presentes, sino que además es la
los suizos no comparten una lengua común, sino que hablan ale- fuerza que capacita a la Iglesia para ir aprendiendo, para adaptarse
mán, francés y un dialecto propio. Otros han supuesto que el a la nueva verdad, para arriesgarse en el futuro. En el pasaje que
hecho de ocupar un mismo país durante mucho tiempo es algo antes citábamos, el Espíritu desplegará ante los discípulos el signi-
que llega a crear una conciencia nacional. Pero los judíos siguen ficado profundo de las palabras de Jesús, es decir, que hará más
constituyendo una nación sin haber tenido una tierra común du- penetrante su visión. Les declarará cuanto Jesús no pudo manifestar
rante siglos. Puede que se aproxime más a la verdad la definición a sus seguidores por la incapacidad de éstos para entenderlo. Jesús
que propone Matthew Arnold de la nación. «Una nación es una reconoció las limitaciones de sus discípulos; el Espíritu contará con
comunidad de recuerdos.» Es la conciencia compartida de un pa- la gran ventaja que supone su buena disposición a aprender ahora.
sado común lo que crea una nación. Los británicos son un solo De ahí que el Espíritu sea también el Espíritu de la verdad (14,17;
pueblo «por lo de 1066 y todo lo demás», es decir, por la memo- 15,26). Así se ve claramente en este pasaje:
ria de incontables experiencias comunes a lo largo de siglos. Nin-
guna nación puede subsistir sin sus recuerdos. De ahí que, en su «Mucho me queda por deciros, pero no podéis con tanto aho-
búsqueda consciente de la unidad nacional, los Estados Unidos ten- ra; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os irá guiando en la
gan que recordar constantemente a sus grandes héroes nacionales: verdad toda, porque no hablará en su nombre, sino comunicará lo
los Padres Peregrinos, los Padres Fundadores, Lincoln y otros. Es que le digan y os interpretará lo que vaya viniendo. El me hará
posible que estos recuerdos comunes sean el vínculo primario. honor, porque tomará de lo mío y os lo interpretará. Todo lo del
Lo mismo puede afirmarse, y en un sentido profundo, de la Padre es también mío, por eso digo que tomará de lo mío y os lo
comunidad cristiana, que también ha de vivir de sus recuerdos interpretará» (Jn 16,12-15).
En la Ultima Cena se ejecutan unos ritos encaminados a que «os Los discípulos no pueden poner término a la verdad que po-
acordéis de mí», es decir, para traer a Jesús del pasado hasta el seen en ningún momento, pues el Espíritu puede revelarles siempre
presente. La Iglesia vivirá en la medida en que mantenga la memo- nuevas parcelas de la verdad. El futuro está abierto. El Espíritu es
448 Espíritu y mandamiento En los discursos de despedida 449
recuerdo, pero es también enseñanza. Quedan aspectos de la ver- —Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
dad que el Espíritu se encargará de revelar a la Iglesia. »E1 le contestó:
Hasta ahora hemos visto cómo el Espíritu es principio de una —'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
memoria y fuente de valor e iluminación. Pero hay otro aspecto alma, con toda tu mente'. Este es el mandamiento principal y el
del Espíritu que, a primera vista, resulta más sorprendente. De ello primero, pero hay un segundo no menos importante: 'Amarás a
nos ocuparemos a continuación. tu prójimo como a ti mismo'. De estos dos mandamientos penden
la Ley entera y los Profetas» (Mt 22,34-40).
El Espíritu y el mandamiento nuevo «En esto se levantó un jurista y le preguntó para ponerlo a
prueba:
Hemos insistido en que el Espíritu, para Juan, es el Espíritu —Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
de Jesús, la forma o modo de su presencia. Esto explica un hecho »E1 le dijo:
sorprendente. Habitualmente se piensa que los hombres movidos —¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo es eso que recitas?
por el Espíritu están libres de toda norma. Seguir el impulso del »E1 jurista contestó:
Espíritu significa vivir espontáneamente y sin pensar en lo que se -^'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
debe o no se debe hacer. La vida en el Espíritu estaría por encima alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Y a tu prójimo
y al margen de toda ley o limitación. Desde este punto de vista, el como a ti mismo'.
Espíritu que reside en la Iglesia no tendría nada que ver con leyes »E1 le dijo:
o mandamientos; los cristianos están más allá de la ley en la li- —Bien contestado. Haz eso y tendrás la vida» (Le 10,25-28).
bertad del Espíritu. Citaré aquí unas palabras que he escrito en otro lugar. «Se
Pero no es esto lo que hallamos en el cuarto evangelio. En éste, suele afirmar que Jesús amplió la exigencia del amor de tres mo-
la comundiad del Espíritu está sometida a una ley, la del manda- dos: 1) uniendo inseparablemente el amor a Dios y al hombre;
miento nuevo del amor. Apenas puede dudarse de que Jesús, du- 2) reduciendo la totalidad de las exigencias de Dios al doble man-
rante su ministerio, hizo del amor un punto cardinal de su doctrina. damiento de amar a Dios y al prójimo, otorgándoles así una prio-
«Un letrado, que había oído la discusión y había notado lo ridad fuera de toda duda; 3) ampliando la idea de prójimo hasta
bien que respondía, se acercó y le preguntó: abarcar a todos los hombres, con lo que universalizó la exigencia
—¿Qué mandamiento es el primero de todos? del amor. Todo esto es cierto, pero más importante es reconocer
»Respondió Jesús: que Jesús reveló la naturaleza misma del amor... Pienso aquí en
—El primero es: 'Escucha, Israel, el Señor nuestro es el único la revelación de la naturaleza de la ágape que tenemos en la entre-
Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu ga pura e ilimitada de sí mismo que se ejemplariza en Jesús. 'Ama-
alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas'. El segundo es rás a tu prójimo como a ti mismo' —y teniendo como norma la
éste: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. No hay otro manda- vida y la palabra del mismo Jesús— es el mandamiento del Me-
miento mayor que éstos. sías» <A. Este es asimismo el mandamiento del Espíritu. La comu-
»E1 letrado replicó: nidad del Espíritu nació del amor (ágape) de Cristo, como hemos
•—Muy bien, Maestro, tienes razón en decir que el Señor es uno visto; en su vida habrá de reflejar ese mismo amor. El amor de
solo y que no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el co- Dios a Cristo y de Cristo a los suyos habrá de obtener una res-
razón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al puesta recíproca por parte de la comunidad. No es posible eludir
prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y este mandamiento, pues el Espíritu es Jesús y recuerda sus pala-
sacrificios. bras. Donde no hay ágape no está presente el Espíritu. Véanse los
»Jesús, viendo que había respondido inteligentemente, le dijo: siguientes pasajes:
—No estás lejos del Reino de Dios. «No os dejaré desamparados, volveré. De aquí a poco el mun-
»Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas» (Me 12,28-34). do no me verá más; vosotros sí me veréis, pues de la vida que yo
«Los fariseos, al enterarse de que Jesús había tapado la boca a tengo viviréis también vosotros: aquel día conoceréis que yo es-
los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era jurista, le
66
preguntó con mala idea: The Setting of the Sermón on the Mount, 431.
29
450 Espíritu y mandamiento En los discursos de despedida 451
toy con el Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que sólo en la comunión de los santos, en que es compartido el Espíri-
acepta mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y al tu, puede permanecer el amor. No es en virtud de un desborda-
que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me reve- miento de sus propias energías —como podría suponerse que
laré a él. Hammarskjold da a entender— como puede el hombre ejercer el
»E1 otro Judas (no el Iscariote) le preguntó: amor, sino sólo en la medida en que es movido por el Espíritu en
—Señor, ¿a qué se debe que vayas a revelarte nada más que una comunidad del Espíritu. Por su misma naturaleza, el amor no
a nosotros y no al mundo? crece ni se mantiene en soledad, sino siempre en compañía. En
»Jesús le contestó: ningún otro lugar ha tenido expresión más adecuada esta verdad
—Uno que me ama hará caso de mi mensaje, mi Padre lo ama- que en los discursos de despedida del cuarto evangelio.
rá y los dos nos vendremos con él y viviremos con él. Uno que no
me ama no hace caso de mis palabras; y el mensaje que oís no es
mío, sino del Padre que me envió» (Jn 14,18-24).
«Igual que mi Padre me amó os he amado yo. Manteneos en
ese amor que os tengo, y para manteneros en mi amor cumplid mis
mandamientos; también yo he cumplido los mandamientos del Pa-
dre y me mantengo en su amor» (Jn 15,9-10).
Cerramos nuestro estudio de Juan como hacíamos con el de
Pablo: afirmando que el Espíritu coexiste con la Ley, la Ley del
amor. ¿Qué se entiende aquí por «amor»?
En su ahora famoso libro postumo, Markings 67, Dag Hammarsk-
jold revela cómo llegó a entender lo que significa el «amor». Para
él, «amor» significaba una vida de activo servicio social, de entrega
de sí mismo, de respuesta constante a cualquier demanda del pró-
jimo. Significaba una firmeza absoluta en el olvido de sí mismo, en
una aceptación sin reservas ni vacilaciones de todo cuanto trae
consigo la vida. Hammarskjold mismo da a entender que la fuen-
te de ese amor o ágape era, en su caso, el Espíritu de Cristo. Su
idea del amor aparece en el marco de una especie de confesión de
fe. Tenemos aquí una definición de la ágape, en términos del
«anonadamiento» del yo con la que muy bien podría estar de acuer-
do Juan. La norma para entender el amor será siempre el olvido
de sí mismo que demostró Jesús, el buen pastor, que da la vida
por sus ovejas, y por cuya muerte son preservadas las ovejas para
que se mantengan unidas en un solo rebaño. En su prólogo a
Markings, W. H. Auden 68 da a entender que Hammarskjold no
siempre tuvo una clara conciencia de lo que significaba el «reba-
ño» de los cristianos, la Iglesia. A primera vista parece válida esta
crítica de Auden. Pero quizá resulte muy significativo el hecho de
que en la confesión de fe a que ya nos hemos referido se conside-
re Hammarskjold «un miembro más de la comunidad del Espí-
ritu», frase que tiene genuinos ecos joánicos. También él sabía que
67
(Nueva York 1964) viii.
68
Ibid., xxi-xxii.
Conclusión 453
un amor que tiene sus raíces en el amor de Dios. Los términos filo- Ahora podemos entender por qué al final de su evangelio, es-
sóficamente atrayentes —Logos, luz, vida— dan paso a un concep- cribe Juan en 20,30:
to más profundo, el amor. El cuarto evangelio es una llamada diri- «Jesús realizó en presencia de sus discípulos otros muchos sig-
gida a todos los hombres para que participen en el amor, en la nos que no están en este libro. Hemos escrito éstos para que creáis
ágape, porque, como ha escrito el profesor C. H. Dodd, «es en el que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y con esta fe tengáis vidl
ejercicio de la ágape como conoce a Dios el hombre y participa de gracias a él.»
su vida; ahí se hacen uno Dios y el hombre, y la criatura retorna al Al igual que los sinópticos y Pablo, y como todos los autotei
creador a través de la Palabra eterna por la que fueron hechas to- del Nuevo Testamento, el cuarto evangelio dirige nuestras mira-
das las cosas» 69. das a una sola figura, Jesús, como revelación de la gloria de Dios.
Pero tampoco es ésta la última palabra. ¿Cómo llevar a cada
hombre el reto de esta ágape? Primero y ante todo mediante el
testimonio que dan los creyentes en favor de la vida, la muerte y
la resurrección de Jesús de Nazaret. El cuarto evangelio es el testi-
monio de un creyente que llama a los hombres a participar en la
ágape mostrándoles esta figura. Su primer reto es a que crean en
él. Y con las últimas sentencias de este libro llegamos a uno de
los usos más significativos del término «creer» en el cuarto evan-
gelio, que lo utiliza de muy diversas maneras, pero una de cuyas
características es que habla de «creer en». Cuando se aplica a la
actitud del cristiano ante Jesús, «creer» denota no simplemente la
creencia, la aceptación de un artículo de fe relacionado con Jesús,
sino la entrega a él, la fidelidad a Jesús. Es precisamente este com-
promiso lo que Juan trata de inspirar a sus lectores. Para Juan,
creer en Cristo es ver a Jesús de tal manera que el resultado sea
comprometerse con él. Es posible, como advertíamos, «ver» a Je-
sús •—conocer todo cuanto se refiera a su vida, muerte y resurrec-
ción—, pero sin «creer». Pero cuando «verle» conduce a «creerle»
entonces se produce la visión genuina que es conocimiento de
Dios, es ver la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo. Esto
es, por consiguiente, creer en Jesucristo: reconocer que fue exalta-
do en su humillación, coronado en su cruz; ver la gloria de Dios en
la carne de su vida. De este modo, creer es igual que permanecer en
Cristo como un sarmiento en la vid y encontrar, en esa inhabita-
ción, la vida eterna junto con la comunidad de todos los demás
creyentes, de forma que el compromiso con Cristo se convierte en
compromiso con cuantos creen en él, es decir, con el nuevo Israel,
la Iglesia, y a través de la Iglesia con el mundo, pues el objeto de
la acción de Dios a través de Cristo y su pueblo es la salvación del
mundo. La esencia de todo es el compromiso con Cristo. Pero este
compromiso es siempre una respuesta a su compromiso anterior
con los suyos y el mundo. Como dice el autor de 1 Jn, «amamos
porque él nos amó primero» (4,19).
1. El texto
ANTIGUO TESTAMENTO
Génesis 1 Samuel
1,1: 316. 4,21ss: 53.
1,26: 302. 8: 143.
1,31: 100. 12,12: 143.
2,7: 440. 31,8-10: 140.
5,1: 302, 303.
11: 202. 2 Samuel
11,1-9: 203.
13,2: 51. 7,14: 165.
24,1: 345.
31,1: 51. 1 Reyes
31,47: 17. 1,42: 140.
45,13: 51. 3,13: 51.
8,10: 53.
Éxodo
3,13-14: 293. 1 Crónicas
4,1-9: 388. 10,8-10: 140.
4,21-23: 164.
6,6: 278.
12,26: 309. Esdras
12,46: 433. 4,8-6,18: 17.
13,8: 309. 7,12-26: 17.
15,13: 278.
15,18: 143. Salmos
24,8: 155.
24,15-18: 52. 2,7: 165.
33,17-23: 54. 8,5.6: 169.
33,18.20: 379. 19,2: 52.
40,34: 53. 22,1: 23.
22,8-9: 23.
22,18: 23.
Levttico 24,7-10: 53.
19,18: 303. 26,8: 53.
29,1-3: 52.
34,19-20: 433.
Números 69,22: 23.
9,12: 433. 74,2: 278.
21,8-9: 424. 77,15: 278.
80: 169.
Deuteronomio 80,8-19: 420.
89,26: 165.
6,23.30: 309. 97,1-6: 52.
7,7-8: 280. 118,22-23: 155.
8: 157. 139,16: 301.
8,13.16: 157. 145,10-13: 143.
32,39: 347. 146,10: 143.
464 índice de citas bíblicas índice de citas bíblicas 465
Proverbios 4,lss: 389. 48,4: 173. Salmos de Salomón
8,22-34: 296. 34: 403. 49,lss: 172s.
37,1-12: 317. XVII: 146.
8,22-23. 29-31: 378s. 43,1-5: 54.
8,35-36: 296, 379. 44,1-4: 54. 2 Henoc
Literatura de Qumrán
Eclesiastés 30,13: 303.
Daniel 1 Qp Hab. XIII, 2-4: 148.
3,1.7.8: 258. 1 QS IV, 19-21: 148.
2,44-45: 142. 4 Esdras
Eclesiástico 2,46-7,28: 17. 3,21-22: 253. Literatura rabínka
7: 44. 4,30-32: 253.
15,14: 256. 7,9-14: 170. 7,116ss: 254. M. Sanhedrin, 4,5: 301, 303.
7,13ss: 55. 8,52-64: 364. Pirké de Rabí Eliezer, 3,19: 302.
Isaías 7,18.22.27: 170.
7,27: 143.
1,2: 164.
1,3: 379.
2,lss: 19. Oseas NUEVO TESTAMENTO
2,2-4: 263.
5,1-2.7: 421. 11,1.3.4: 164, 165. Mateo 9,34: 71.
7,14: 23. 9,35-38: 137.
20,lss: 389. Joel 1: 191, 193. 9,36-10,42: 194.
24,21-23: 144. 1,2-17: 162. 10,6: 93.
33,22: 144. 2,28-32: 61. 1,22: 23. 11,1: 193, 194.
35,4: 24. 1,23: 92, 93. 11,2-6: 159.
35,5-6: 24, 132. 2: 191, 193. 11,2-11: 132.
40,1-5: 141. Sofonías 2,6.18.23: 93. 11,2-12,50: 194.
40,3: 23, 49, 153. 2,15: 93, 165. 11,4-6: 24.
40,4: 50, 153. 3,14-18: 144. 3,1-4,25: 193. 11,11-15: 134.
40,5: 50, 54, 153. 4,1-11: 157. 11,12: 191.
41,14: 279. Zacarías 4,15s: 93. 11,21: 92.
41,21: 144. 4,18: 87. 11,25-30: 120 162.
42,8: 347. 4,10: 301. 4,23-25: 198. ll,27ss: 93.
43,15: 144. 9,9: 159. 5: 194. 11,28-30: 198.
44,6: 144. 12,10: 433. 5,1-7,27: 193. 12,1-8: 133.
49,24-25: 154. 14,16: 144, 398. 5,3: 199. 12,18-21: 93.
52,6: 347. 5,17ss: 93, 195. 12,24: 71.
52,7-10: 141. 5,20.23-24a: 93. 12,28: 137.
53,7: 427. Malaquías 5,21-22.27-28: 176. 12,41: 92, 133.
59,19: 54. 3,1: 23, 49, 153, 157. 6,9-13: 118. 13,1-52: 194.
60,1-5: 55. 6,25-34: 92. 13,10-17: 134.
63,15-16: 164. 6,26: 118. 13,24-30: 92.
Apócrifos y Pseudoepígrafos 6,33: 176. 13,44-50.52: 93.
Jeremías 6,34b: 107. 13,53: 193, 194.
7,13: 176. 13,54-17,21: 194.
1,4-5: 232. 2 Baruc 7,28: 193. 13,55: 89.
7,11: 155. 54,15-19: 253. 8,1-9,35: 193. 14,1: 87.
10,11: 17. 8,5ss: 92. 16,18-19: 195.
20,15: 140. 8,11: 201. 17,22-18,35: 194.
27,lss: 389. 1 Henoc 8,17: 93, 198. 17,24-27: 101.
31,31s: 156. 8,20: 198. 18,15ss: 120, 196.
14,8-16,4: 232. 8,28-29: 104. 18,18: 93.
Ezequiel 46,lss: 171. 9,2-17: 87. 18,20: 197.
46,1: 173. 9,6.15: 87, 88. 18,23-35: 93.
l,4ss: 53. 46,3: 173. 9,17: 392. 19,1: 193, 194.
1,28-2,1: 169. 48,lss: 171s.
30
466 índice citas bíblicas índice de citas bíblicas 467
19,2-22,46: 194. 3,20-27: 100, 137, 154. 12,1-12: 135, 154. 11,5-8: 94.
19,10: 177. 3,22: 71. 12,13ss: 98, 102, 103. ll,31ss: 92.
20,1-16: 93. 3,31-35: 100. 12,18-27: 102. 11,41: 200.
21,28-32: 93. 4,lss: 90. 12,28-34: 448. 12,13-21: 94.
22,1-14: 93, 136. 4,10-11: 184. 13: 90, 412. 12,22-31: 92.
22,34-40: 449. 4,33-34: 100, 182. 13,1: 119. 12,24: 119.
23,1-25,46: 194. 4,35-41: 103, 185. 13,24-27: 149. 12,33: 200.
23,8: 93. 5,1-20: 103. 13,32: 162. 13,6-9: 94.
24,14: 192. 5,21-43: 103. 14,3-9: 340. 13,10ss: 201.
24,23ss.30-31: 192. 5,25-34: 103. 14,17-26: 340. 13,29: 201.
24,38ss: 22. 5,41: 108. 14,22-25: 155. 14,15-24.28-30.31-33: 94.
25,1-13: 93. 5,43: 99. 14,43-52: 340. 15: 201.
25,13: 192. 6,1-6: 98. 14,61-63: 187. 15,3-7: 94.
25,14-30: 93. 6,3: 89. 14,62: 186. 15,8-10: 94, 201.
25,30: 192. 6,7: 182. 15,21-39: 23. 15,11-32: 94, 200.
25,31-46: 93, 192. 6,7-13: 98. 15,33: 72. 16,1-13: 94.
26-28: 193. 6,12-13: 100, 182. 16,8: 80. 16,16: 125, 134.
26,1: 193, 194. 6,14ss: 87, 98. 16,19-31: 94.
26,3-28,20: 194. 6,30: 182. 17,11-17: 101.
26,52: 192. 6,30-44: 103. Lucas 18,1-8: 94, 201.
27,8: 191. 6,33-44: 340. 1,46-55: 145. 18,9-14: 94, 200.
28,15: 191. 6,45-52: 103, 185, 340 1,68-79: 146. 19,lss: 200.
28,16-20: 197, 436. 7,1-13: 183. 2,1: 139. 19,10: 107.
28,20: 93. 7,14-20: 183. 2,10: 201. 22,66-70: 163.
7,15: 107. 2,14: 50. 23,26ss: 201.
7,18-19: 100. 2,32: 201. 23,32-34: 200.
Marcos 23,39-43: 200.
7,20-23: 100. 3: 162.
1,1: 79,153,157. 7,25-30: 98. 3,4ss: 23. 23,48: 201.
1,2: 157. 7,32-37: 103. 3,6: 201. 24,47: 201.
1,4-8: 340. 7,33-34: 103, 108. 3,19.20: 87.
1,11: 159. 7,37: 100. 3,23-33: 162. Juan
l,14ss: 142, 182. 8,11-13: 98. 4,14-21: 204.
1,16: 87. 8,15: 100. 4,16ss: 125. l.lss: 374, 380.
1,21-22: 182, 183. 8,17-21: 100. 5,16: 201. 1,1-14: 348, 371.
1,29-31.34: 100. 8,22-26: 103, 108. 5,18-38: 87. 1,1-18: 348, 371.
1,39: 182. 8,23-26: 98. 5,24.35: 87, 88. 1,4.5: 374, 377.
l,40ss: 98, 99. 8,23: 103, 108. 5,37: 392. 1,9: 357, 377.
2,1-12: 102. 8,27ss: 186, 188. 6,4: 78. 1,11: 380, 400.
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3,19-27: 185. 11,15-18: 135, 184. 11,2-5: 118. 2,13-22: 392.
468 índice de citas' bíblicas
índice de citas bíblicas 469
2,13-3,21: 338. 6,32-33: 397.
2,18s: 392. 6,32-65: 391. 9,41: 338. 14,25-27: 422.
2,21: 392. 6,34-51: 397. 10: 390, 403. 14,31: 337, 338.
2,23: 345. 6,35: 346. 10,10: 358. 15: 338, 419, 422.
3,1-8: 382. 6,38.41: 368. 10,11-15: 426. 15,1: 392, 420.
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6,1-58: 397. 9,1-7: 391. 14-16: 412-3, 423, 437, 442.
6,4: 119, 345. 9,1-17: 390. 14-21: 424.
6,15-21: 390. 14,5-10: 356. Hechos de los Apóstoles
9,1-41: 401.
6,16-21: 340. 9,1-10,21: 401. 14,15-16: 419, 444. 1-12: 216.
6,25-28: 386. 9,5: 401. 14,15-19: 442. 1-15: 216.
6,26-34: 397. 9,8-41: 391. 14,17: 447. 2: 202.
6,30-33: 357, 368. 9,35-41: 402. 14,18-24: 418, 437, 450. 2,7-11: 203.
14,25-26: 413, 419, 445. 2,14-36: 59, 61.
índice bíblicas índice de citas bíblicas 471
2,38: 61. 7,21-24: 250. 2.a Corintios 2,13-14: 131.
3,12-26: 61. 7,23-25: 244. 3,8-4,12: 321.
3,17-18: 268. 3,9-10: 267, 268.
4,8-12: 61. 8,14-17: 244s. 4,3: 57.
9,1: 224. 8,18-24: 242, 299 4,14: 199.
4,3-6: 49, 269.
9,1-19: 228. 8,21: 273. 4,5-6: 209, 281, 292.
10,34-43: 61. 8,28-30: 268. 4,6: 20. 1.a Tesalonicenses
10,38: 125. 8,35-39: 313. 5: 218.
17,2: 152. 1,5: 57.
9,1-2: 250. 5,1-5: 292. 5,23: 283.
17,7: 69. 9,1-5: 221. 5,17: 131, 267.
18,ls: 225. 9,3b: 219. 5,17-21: 281, 282.
18,2: 73. 2." Tesalonicenses
9,5: 292. 5,19: 292.
18,8: 29. 9,32: 273. 8,9: 417. 2,14: 57.
18,28: 152. 10,9: 59. 11,23-29: 212.
19,3: 29.
20,35: 78.
12,1-2: 250. 12,1-4: 307. 1.a Timoteo
12,14-21: 321. 13,11: 283.
21,17-26: 225. 13,1-7: 139. 1,11: 49.
21,40: 224. 13,13b-14: 213.
22,3: 224. Gálalas 2." Timoteo
22,4-16: 228. 14,8ss: 293.
23,6: 224. 15,20: 57. 1,11-17: 228. 2,8: 57.
26,9-18: 228. 15,33: 283. l,13s: 224. 4,6-21: 214.
26,14: 232. 16,20: 283. 2,1-3: 225. 4,11: 199.
16,23: 29. 3,1: 58.
16,25: 57. 3,16: 270.
Romanos 3,23-4,7: 279. Tito
3,28: 19. 3,12-14: 214.
1: 255. 1." Corintios 4,4-7: 279.
1,1-2: 268. 4,6: 244.
1,1-5: 59. 1,14: 29. 4,25-27: 19. hebreos
1,4: 292. 1,22-24: 58. 5,1: 280. l.lss: 20,131.
1,16-17: 213. 1,24: 295. 5,13: 267, 280. 1,3: 49.
1,18: 257. l,26ss: 29. 5,16-18: 267. 11: 21.
1,18-24: 254s. 1,30: 278, 295. 5,22-23: 319.
1,19-20: 315. 2,1-6: 58. Santiago
2,15: 244. 3,10s: 57.
2,16: 57. 7,10.25: 321. Efesios 2,1: 49.
3: 281. 9,16: 232. 1,10: 273.
3,9-18: 249. 9,20: 225. 4,22-6,18: 321. 1." Pedro
3,21-26: 284. 10,1-13: 21.
3,21-4,25: 288. 10,1-11: 277. 1,3: 61.
3,22-23: 250. Filipenses 1,10-12: 61.
10,11: 131.
3,24: 278. 11,1: 308. 2,6-11: 292. 1,18-20: 131.
4,16-25: 24. 11,3: 300. 2,8: 311. 2,21-24: 61.
5: 255. 2,12-13: 311. 3,18-22: 22.
11,29: 303. 3,22: 61.
5,10: 292. 12,3.4: 318. 3,4-5: 230.
5,10-11: 282. 12,12-13: 300, 319 3,4b: 219.
5,12: 252. 13: 319, 320. 3,5s: 224. 2." Pedro
5,12-14: 300. 13,4-7: 319. 3,6: 231. 1,18-21: 61.
5,12-16: 258. 15,1-7: 79. 4,9: 283.
5,18-19: 252, 300. 15,1-11: 58.
5,19: 312. 1° Juan
15,8-10: 312. Colosenses
6,1-11: 292. 4,19: 454.
6,4: 310. 15,20-22: 301. 1,15-20: 274, 294.
6,4-7: 267. 15,22-28: 271. 1,15 269.
15,45-49: 301. Apocalipsis
6,5.8: 310. 1,18 300.
7,15-25: 256. 16,17-18: 244. 1,20 273, 282. 11,15: 19.
ÍNDICE GENERAL
Prefacio 13
PRIMERA PARTE
INTRODUCCIÓN
Cap. 12: Hacia el entendimiento de los sinópticos: el nuevo orden ... 129 Cap. 20: Las fuentes 211
Los tres saltos de la imaginación 129 ¿En qué radica la importancia de Pablo? 212
Términos y motivos de los evangelios 131 Las fuentes para el conocimiento de Pablo 214
Significado del nuevo orden 135 Valor histórico de los Hechos 215
Cap. 13: El evangelio del reino de Dios 138 Cap. 21: El trasfondo de Pablo 218
Significado del término «evangelio» 138 El trasfondo helenístico 218
El reino o reinado de Dios 142 El judaismo helenístico 220
Lo que esperaban del reino los hombres 145 El Antiguo Testamento, la apocalíptica y el judaismo rabínico ... 220
El escándalo de la buena noticia 149 Los manuscritos del Mar Muerto y las nuevas perspectivas 227
Cap. 14: El cumplimiento de las Escrituras 151 Cap. 22: En el camino de Damasco 228
Testimonios de la primitiva Iglesia 152 Interpretación visionaria 229
El ministerio de Jesús a la luz del Antiguo Testamento 152 La interpretación psicológica: la conversión como conocimiento
Jesús mismo a la luz del Antiguo Testamento 156 de sí mismo 229
476 índice general
CUARTA PARTE
La interpretación profética 231
La explicación a través de la Iglesia del crucificado 233 EL CUARTO EVANGELIO
Consecuencias de la conversión 235
Cap. 30: Introducción: fecha y autor 329
Cap. 23: El hombre y el universo 238 ¿Cuándo se escribió? 331
El universo 239 El autor del cuarto evangelio 332
Dios y el hombre 243
El cuerpo y la carne 245 Cap. 31: Las fuentes subyacentes al cuarto evangelio 337
Unidad del cuarto evangelio 339
Cap. 24: El enemigo antiguo 248
¿Conocía Juan los sinópticos? 339
La caída de Adán y sus consecuencias 252 Una fuente independiente 341
La idolatría y sus consecuencias 254
El impulso malo y sus consecuencias 255 Cap. 32: Un evangelio para dos mundos. El trasfondo judío 343
Cap. 25: La esperanza cumplida: una filosofía de la historia 262 I. Un estilo semítico 344
II. Un autor versado en el judaismo 344
La esperanza del judaismo 262
Cristo como centro de la historia 267 Cap. 33: Un evangelio para dos mundos. El trasfondo helenístico ... 349
La plenitud de los tiempos 268
La imagen de Dios 268 Significado de «la palabra» 350
No todo Israel es Israel 269 Los Hermética 350
Los comienzos del nuevo Israel 270 Importancia del «conocimiento» en Juan 357
La audacia de la fe de Pablo 274 Importancia de la «verdad» en Juan 358
La vida y la luz 359
Cap. 26: Las grandes metáforas paulinas 276
Cap. 34: El desafío del cuarto evangelio 361
Metáforas derivadas de la idea del éxodo 276
Metáforas tomadas de la idea de la creación 281 Para los judíos: el escándalo de «la salvación, ya» 362
Metáforas tomadas del ámbito del sacrificio 283 Para los griegos: el escándalo de «la carne» 367
Metáforas tomadas del ámbito de la ley 285
La «justificación» en sentido paulino 286 Cap. 35: La Palabra se hizo carne 371
El significado de la «fe» en Pablo 287
El Prólogo: Jesús como la Palabra 371
Cap. 27: La nueva persona y su nuevo pueblo 290 La Palabra: un reto a los griegos 375
La Palabra: un reto a los judíos 378
Jesús y Dios 291
El hombre Jesús 297 Cap. 36: La carne 381
Conclusión 452
Bibliografía 457
índice de citas bíblicas 463
índice general 473