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J APROXIMACIÓN

UEVO TESTAMENTO

: D. DAVIES
W. D. DAVIES

APROXIMACIÓN
AL NUEVO TESTAMENTO
GUIA PARA UNA LECTURA
ILUSTRADA Y CREYENTE

EDICIONES CRISTIANDAD
Huesca, 30-32
MADRID
Título original: Para
INVITATION TO THE NEW TESTAMENT
Rachel
A Guide to its main Witnesses
© William D. Davies
Traducción castellana por
J. VALIENTE MALLA

Derechos para todos los países de lengua española en


EDICIONES CRISTIANDAD, S. L.
Madrid 1979

Depósito legal: M. 39.312 -1979 ISBN: 84-7057-263-6

Printed in Spain
TORDESILLAS, ORGANIZACIÓN GRÁFICA - Sierra de Monchique, 25 - MADRID-18
PRESENTACIÓN

Raras veces los grandes maestros escriben obras para el gran


público. Lo normal es que, reducidos al campo de la investiga-
ción, dejen a otros la tarea de divulgar, de exponer las cosas
humildemente en el lenguaje de todos los días. Por eso, cuando
se produce la excepción, cuando un gran maestro desciende de su
cátedra y dirige la palabra al pueblo, se tiene la impresión de
asistir a un acontecimiento. Es como si, en vez del agua racio-
nada, pudiéramos beber sin tasa el agua del manantial.
Ese es el caso del presente libro. Su autor, William D. Davies,
es un especialista de renombre internacional en el campo de los
estudios bíblicos, y más concretamente en la parcela del Nuevo
Testamento. Gales de nacimiento, ha sido profesor universitario
en Gran Bretaña y lo es actualmente en los Estados Unidos.
Tiene en su haber una decena de obras decisivas y ha visitado
como conferenciante numerosos países, entre ellos España.
Pues bien, el profesor Davies ha tenido la exquisita humildad
de olvidar por un momento su tarea de investigador para ofrecer-
nos esta Aproximación al Nuevo Testamento.
La obra tiene en su origen una dolorosa experiencia: la enor-
me distancia que existe entre la ciencia bíblica y lo que los hom-
bres de nuestro tiempo, incluidos los cristianos, saben acerca de
la Biblia. Sus conocimientos suelen ser escasos, carentes de una
visión dei conjunto, y suelen estar marcados por un sensible re-
traso con respecto a lo que para los especialistas son ya datos
adquiridos. Davies sale al paso de ambas deficiencias: quiere
presentar lo esencial de la fe del Nuevo Testamento teniendo en
cuenta el estado actual de los estudios bíblicos. Y lo hace renun-
ciando expresamente a todo tecnicismo, pero sin que ello signi-
fique perder en precisión y profundidad.
El Nuevo Testamento es una literatura separada de nosotros
por el tiempo, el espacio, la lengua y la mentalidad. De ahí que
los primeros capítulos del libro se propongan «aproximarnos» al
escenario real en que vivieron Jesús y la comunidad cristiana pri-
mitiva: el mundo romano con sus ansias imperiales, sus institucio-
nes, sus religiones y filosofías, y el mundo judío con sus creen-
cias, divisiones y esperanzas. Se trata de un trasfondo que es pre-
ciso conocer so pena de que los escritos del Nuevo Testamento
nos resulten un texto sin contexto. Jesús, Pablo, los evangelistas,
10 Presentación Presentación 11
la Iglesia apostólica actúan no en un ámbito químicamente puro, clara dimensión pastoral. No en vano su autor, tras ser ordenado
sino en la compleja y contaminada historia de su tiempo. en la Iglesia congregacionalista, dedicó varios años al ministerio
Además, el Nuevo Testamento ha sido objeto de múltiples antes de consagrarse a la cátedra. La preocupación del pastor pal-
y minuciosos estudios. No hay ningún documento de la literatura pita, callada, bajo la erudición del profesor universitario.
universal que haya sido sometido a tan rigurosos análisis como Davies nos dice que escribió la Aproximación al Nuevo Tes-
los evangelios. Los evangelios sinópticos, en particular, han dado tamento pensando en su hija. Hace de esto algunos años, cuando
lugar a toda una cadena de hipótesis o certidumbres sobre su ella no había cumplido los veinte. El profesor no se dirigía esta
origen, su mutua relación, sus tendencias teológicas. Todo esto vez a sus colegas y alumnos de universidad, sino al gran público,
debe ser tenido presente en una obra de divulgación que no quiere personificado en la presencia cercana de aquella joven, la cual, de
adolecer de vulgar. Y ahí es precisamente donde Davies muestra algún modo, colaboró en la empresa de su padre sugiriendo acla-
su talento para convertir en fácil lo difícil. El lector no iniciado raciones y explicaciones. El resultado de tal «colaboración» es,
se siente agradablemente sorprendido al entender sin esfuerzo qué como verá el lector del libro, diáfano y agradable.
son y qué aportan métodos críticos como la historia de las for- De libros como éste se puede decir con razón que vienen a
mas y la historia de la redacción. llenar un vacío. Después de recorrer sus páginas, se lee el Nuevo
La segunda mitad del libro está dedicada a los escritos de Testamento con ojos nuevos. El creyente descubre caminos para
Pablo y al cuarto evangelio. Para tocar estos temas, el profesor la inteligencia de su fe. El no creyente advierte que hay razones
Davies se hallaba en condiciones especialmente favorables. Por para respetar la fe ajena. Y cualquiera termina con la sensación
una parte, la teología paulina ha constituido un punto central de de no haber perdido el tiempo.
su investigación, como lo demuestra el hecho de que, ya en 1948,
ALFONSO DE LA FUENTE
publicara un denso análisis del trasfondo judío que alienta en
Pablo. Por otra, en lo que se refiere al cuarto evangelio, no po-
demos olvidar que Davies es discípulo directo de Charles H. Dodd,
uno de los máximos estudiosos del pensamiento joánico'. No se
estudian aquí los Hechos de los Apóstoles, las cartas católicas
ni el Apocalipsis. No nos hallamos, por tanto, ante una introduc-
ción completa al Nuevo Testamento. El autor habla sencillamente
de «aproximación». Sin embargo, la obra hace algo más que apro-
ximar: introduce de lleno en el corazón del Nuevo Testamento.
Una de las características que distinguen la obra en su con-
junto es la serenidad de la exposición. No hay en ella exageracio-
nes pietistas ni apologética innecesaria. Tampoco hay afanes de
progreso mal entendido. El texto procura que los datos objetivos
hablen por sí mismos y nunca va en las deducciones más allá de
lo que permiten las premisas. Deja que sea el propio lector quien
llegue por sí mismo a las últimas consecuencias.
Davies, por principio, no busca convencer. Pero la verdad
es que convence por lo que dice y por el modo de decirlo. Con-
vence además no sólo como especialista del Nuevo Testamento,
sino también como cristiano. El libro tiene, en este sentido, una
1
En Ediciones Cristiandad han aparecido las dos obras principales de
Dodd: Interpretación del cuarto evangelio y La tradición histórica del cuar-
to evangelio. La misma Editorial ha publicado, de Davies, El Sermón de
la Montaña.
PREFACIO

La publicación de este libro cumple un deseo largo tiempo


acariciado de presentar con la mayor claridad posible la esencia de
la fe del Nuevo Testamento. Este libro no se ha escrito para inves-
tigadores ni siquiera para los estudiantes de Sagrada Escritura, sino
pensando en alumnos de colegios y universitarios, en personas que
frecuentan la iglesia o las clases de adultos, en tantos y tantos que
no disponen de tiempo ni de asesoramiento para un estudio deta-
llado del Nuevo Testamento, pero que no por ello renuncian a co-
nocer el núcleo esencial del documento básico del cristianismo. En
una palabra, se trata de llevar a quienes sientan esta inquietud más
allá de las costras de la erudición hasta entrar en contacto con la fe
que palpita en el Nuevo Testamento. No se trata de persuadir, sino
de describir y explicar. El lector decidirá si la fe que aquí se mani-
fiesta posee algún valor para el hombre de finales del siglo xx.
No ha sido posible abarcar el Nuevo Testamento en su totalidad,
pero confío haber tratado suficientemente sus escritos capitales, de
forma que quede clara la alternativa que el Nuevo Testamento
ofrece a nuestra generación que, quizá más que cuantas le precedie-
ron, se siente como a la deriva a causa de tantos cambios y hastia-
da de novedades incontenibles.
Este libro tiene su origen en unas conferencias pronunciadas a
través de la televisión, dentro de la serie de otoño de 1963, bajo
el patrocinio de la Columbia Broadcasting System, el Consejo
Evangélico de la ciudad de Nueva York y el Consejo de Iglesias
de Nueva Jersey. Las conferencias llevaban por título: «Como está
escrito: el Nuevo Testamento a la luz del Antiguo». Doy mis más
sinceras gracias a la Columbia Broadcasting System y a ambos
Consejos. Me siento especialmente agradecido a los directivos y al
personal que colaboraron en las conferencias y, por su ayuda, al
Dr. John Bachman, actual presidente del Wartburg College, de
Waverly, Iowa; al profesor Roy Dwight Wilhelm y a la señorita
Constance Clarke, del Union Seminary, así como al Dr. Charles
Urquhart, del Departamento de Radio y Televisión del Consejo de
Iglesias de Nueva Jersey. Todos ellos trabajaron no poco para ha-
cer realidad aquella serie.
En una obra como ésta no ha parecido aconsejable hacer refe-
rencias continuas a los investigadores de cuya labor me he benefi-
ciado. El lector se dará cuenta de que una obra de clarificación
como ésta no sería posible sino gracias a lo que el profesor Paul
14 Prefacio

Tillich ha llamado el «tremendo instrumental científico» dedicado PRIMERA PARTE


a iluminar la Biblia por muchas generaciones. Me complace recor-
dar lo mucho que debo a la señorita Mary Norman Whiteside, INTRODUCCIÓN
de la Chapin School de Nueva York, que leyó con meticuloso cui-
dado el manuscrito, lo limpió de numerosas incorrecciones de esti-
lo, me advirtió de los escollos de la jerga teológica y, lo que vale
...la gloria del Señor
más, compartió mi convicción sobre la necesidad de esta obra. Mi
ayudante en el Union Seminary, Robert Hamerton-Kelly, en la los envolvió de claridad...
actualidad profesor adjunto del Scripps College de Claremont, Ca-
lifornia, me ayudó, junto con su esposa, dedicándome su tiempo y (Le 2,9)
sus energías, para hacer posible la aparición del libro en su debido
tiempo. También leyó el manuscrito, preparó el índice y se encar-
gó de la lectura final de pruebas, al tiempo que me hacía valiosas
sugerencias. He de mencionar asimismo la valiosa ayuda que me «
prestó la señorita Lawrence Apgar, que preparó el manuscrito para
la imprenta. Su intenso trabajo sólo puede compararse con su efi-
ciencia. El señor Alexander Liepa y la señora Maud Savage, de
Doubleday & Company, se interesaron por el volumen más allá
de lo que exigía el cumplimiento del deber.
Pero a quien más debo es a mi hija, a la que dedico el libro.
Sus críticas y sus preguntas me hicieron comprender hasta qué
punto puede permanecer alejada la investigación bíblica de la rea-
lidad de este mundo en que vivimos. Con este libro se intenta
acortar un poco esa distancia.

W. D. DAVIES

Knox Hall
Union Theological Seminary
New York City
18 de julio de 1965
CAPITULO 1

DOS TESTAMENTOS: UNA BIBLIA

Caminaba una vez un viejo rabino por las calles de la aldea. Se


encontró con un miembro de su congregación que empezó a ufa-
narse de haber leído tres veces todos los volúmenes del Talmud.
En vez de alabarle, el rabino replicó: «Lo importante no son las
veces que hayas recorrido las páginas del Talmud, sino en qué me-
dida te has llenado del Talmud.» Este libro no quisiera llevarnos
a través de las páginas de la Biblia, sino lograr que nos llenemos
de la Biblia.
Advertirá el lector que me refiero a la Biblia como si se tratara
de un solo libro. Lo cierto es que comprende muchos y consta de
dos partes, el Antiguo y el Nuevo Testamento. Muchas veces se
estudian separados, como si el Antiguo perteneciera más bien al
judaismo y el Nuevo al cristianismo. Se da por supuesto que el
Nuevo Testamento ha sustituido o superado al Antiguo. En oca-
siones se establece entre ellos un contraste y se repiten los viejos
estereotipos: en el Antiguo tendríamos el Dios de la ley; en el
Nuevo, el Dios de la gracia. En el Antiguo, el Dios de la ira; en
el Nuevo, el Dios de la misericordia. Pero esos contrastes son aje-
nos al Nuevo Testamento; por ello insistiré ante todo y con la
mayor energía posible en que el Antiguo y el Nuevo son las dos
partes de un todo unitario, de forma que constituyen un solo
libro: la Biblia.

DIFERENCIAS ENTRE AMBOS TESTAMENTOS

A pesar de todo, hemos de reconocer que esas dos partes son


distintas y a la vez semejantes. Sus diferencias pueden agruparse
bajo tres apartados.

1. Lenguaje
Aparte de algunas brevísimas secciones de Esdrás (4,8-6,18;
7,12-26) y Daniel (2,46-7,28), un versículo de Jeremías (10,11) y
dos palabras del Génesis (31,47), que se escribieron en arameo, el
Antiguo Testamento está escrito en hebreo *. Este idioma, el he-
* Se exceptúan también los libros y fragmentos que la Iglesia católica
llama deuterocanónicos y la evangélica denomina apócrifos.
2
18 Dos testamentos: una Biblia Diferencias entre ambos Testamentos 19

breo, tiene diversas fuentes, pero se convirtió en lengua propia de David, se ha convertido para muchos autores del Nuevo Testa-
de una pequeña nación, confinada dentro de los límites de un país mento en la ciudad apóstata que rechazó el Señor. Las amargas
menos extenso que España, que cabría dos veces dentro de la pro- palabras pronunciadas sobre ella por Jesús son significativas. Jeru-
vincia de Madrid. No resultaba manejable sino en el pequeño país salén se ha convertido en un motivo de tristeza. «¡Jerusalén, Je-
de Palestina o como no fuera entre las gentes de Israel. Es un rusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
idioma sencillo, magnífico instrumento para una poesía vibrante ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina a sus
y para la profecía, pero inadecuado para andar por los enrevesados pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido.» Pablo, ya en la
vericuetos del pensamiento abstracto, difícil de adaptarse a gen- epístola a los Gálatas, deja de interesarse por la Jerusalén terre-
tes y países nuevos. El hebreo fue siempre el hermoso idioma de na: «El nombre de Agar significa el monte Sinaí, de Arabia», es-
unos pocos. cribe en sentido alegórico. «Corresponde a la Jerusalén de hoy,
La lengua del Nuevo Testamento es todo lo contrario. El Nue- esclava ella y sus hijos. En cambio, la Jerusalén de arriba es libre y
vo Testamento se escribió en griego, pero en un griego especial. ésa es nuestra madre» (Gal 4,25-27). También afirma que ya no
También el griego fue al principio el idioma de una nación peque- cuentan los límites geográficos y otras barreras. «Ya no hay más
ña. Sin embargo, gracias sobre todo a la obra de Alejandro Magno, judío ni griego, siervo ni libre, varón ni hembra, dado que vosotros
se difundió entre otras gentes y por otras tierras, hasta el punto hacéis todos uno con Cristo Jesús» (Gal 3,28).
de convertirse casi en una nueva lengua, un idioma universal al De manera semejante, Lucas sitúa el nacimiento de Jesús en
que se ha dado el nombre de koine, o griego común. Sin necesi- un escenario universal. Por ello inicia su narración con unas pala-
dad de exagerar, bien puede decirse que el lenguaje del Nuevo bras que evocan un ancho horizonte: «Por entonces salió un de-
Testamento es en esencia este griego vulgar, un idioma cosmopo- creto del emperador Augusto, mandando hacer un censo del mun-
lita ante todo, una lengua nacida de la necesidad de adaptación. do entero.» El nacimiento de Jesús interesa a todo ese mundo, y
No era el idioma peculiar de un pueblo o de un país, como el he- por ello se sitúa en un marco universal. También el último libro
breo, sino que en distintos grados era comprendido en todo el del Nuevo Testamento proclama que «el reinado sobre el mun-
mundo conocido, desde la India hasta España. El idioma del Anti- do» ha pasado bajo dominio de «nuestro Señor y su Mesías» (Ap
guo Testamento era la lengua de una nación y un país; el del
11,15). El universalismo ya es conocido en el Antiguo Testamen-
Nuevo Testamento era el de todos los pueblos y todos los países.
to (Is 2,lss); irrumpe en muchas de sus páginas. Pero el universa-
Era una lengua universal.
lismo es el aliento propio del Nuevo Testamento.
2. Geografía
3. Época
Es verdad que los escritos del Antiguo Testamento se sitúan
en muchos lugares y en muchos países. Nos llevan a Egipto, a Me- El Antiguo Testamento abarca por lo menos diez siglos. Re-
sopotamia, a Asiría y Babilonia, y a veces miran hacia las islas cuerda el éxodo de Israel, su salida de Egipto, que tuvo lugar por
del mar. De este modo nos ponen ante muchas culturas. Pero, en lo menos trece siglos antes de Cristo y llega hasta los tiempos de
general, el centro de interés del Antiguo Testamento es el país Antíoco Epífanes, algunos siglos antes de Cristo, con el libro de
de Israel; los demás países y naciones están vistos a través de los Daniel. Esta tradición se desarrolla a lo largo de muchos siglos.
ojos de Israel. El Antiguo Testamento se preocupa del pueblo En contraste con todo ello tenemos el Nuevo Testamento, que
santo, de la tierra santa, de la ciudad santa (Jerusalén), los centros surge en un período relativamente breve. Si fechamos la muerte
de un universo desde los que se tiende la mirada a todo el entorno. de Jesús hacia el año 30 d.C, podemos afirmar con seguridad
Su panorama geográfico concuerda con su carácter lingüístico. que todos los libros del Nuevo Testamento fueron compuestos en
Las cosas son diferentes en el Nuevo Testamento. La tierra de el espacio de un siglo a partir de aquella fecha. El Antiguo Testa-
Israel, como tal, apenas tiene importancia. Las epístolas llevan mento, por consiguiente, se extiende a lo largo de un lapso de tiem-
unos títulos que inmediatamente nos lanzan lejos de los confines po diez veces superior al que ocupa el Nuevo Testamento. Este
de Palestina hacia Corinto, Efeso, Galacia, Tesalónica, Filipos, simple hecho nos advierte que no podemos aplicar los mismos
Roma y, en última instancia, hasta España. Jerusalén, la ciudad métodos de interpretación al Antiguo que al Nuevo Testamento.
Unidad de los dos Testamentos 21
UNIDAD DE LOS DOS TESTAMENTOS triunfos y destino. Se describe bajo diversas figuras —la vid, la
viña, el resto, el pueblo peculiar— el Israel de Dios. La nota do-
El Antiguo y el Nuevo Testamento se diferencian en estos tres minante del Antiguo Testamento son las relaciones entre Dios e
puntos: idioma, situación geográfica y amplitud temporal. Sin em- Israel. En el Éxodo aparece como un pueblo que es elegido para
bargo, constituyen un solo libro. ¿Cómo es posible afirmar tal
que sea instrumento de Dios en el mundo; puede decirse con jus-
cosa? Enumeraré ordenadamente las razones para mayor claridad.
ticia que todo el Antiguo Testamento es la crónica de cómo Dios
trata de prepararse un pueblo peculiar que dé a conocer sus ca-
1. Ambos Testamentos hablan del mismo Dios minos.
El Dios que actúa en Jesucristo a lo largo del Nuevo Testa- Pero lo que decimos del Antiguo Testamento puede afirmarse
mento es el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. El Dios que también del Nuevo. En el Nuevo Testamento, lo mismo que en el
lleva a cabo la redención en Cristo es también el que sacó a Israel Antiguo, los planes de Dios han de realizarse por medio de una
de Egipto, que lo guió a través del desierto, le habló en el Sinaí, comunidad, la iglesia, que es ahora el Israel de Dios, en continui-
le envió a los profetas y lo liberó de su cautiverio en Babilonia. dad con el Israel del Antiguo Testamento, pero a la vez en una
El Nuevo Testamento nunca duda de que el Dios a que se refiere etapa nueva de su desarrollo. El nuevo pueblo centrado en Cristo
es el Dios del Antiguo Testamento. El Dios del Génesis que rea- se ha transformado en un «Israel» y está destinado a realizar en el
liza la Creación es el mismo que actuó en Jesucristo. Como dice Nuevo Testamento la misma función que el viejo Israel. Hay algo
Pablo: «Pues el Dios que dijo: 'Brille la luz del seno de las tinie- nuevo en el «pueblo de Dios» del Nuevo Testamento, pero ello no
blas', la ha encendido en nuestros corazones, haciendo resplande- supone una ruptura radical con el «pueblo de Dios» del Antiguo
cer el conocimiento de la gloria de Dios, reflejado en el rostro de Testamento. Por consiguiente, ambos Testamentos tienen un ras-
Cristo» (2 Cor 4,6). El Dios que habló a Israel en diversas oca- go común: el hecho de que se refieren al pueblo de Dios en este
siones y de muchas maneras nos ha hablado también por su Hijo mundo.
Cristo Jesús (Heb l,lss).
No faltaron en la Iglesia quienes pretendieran negar esta ver-
dad. Durante el siglo ir, por ejemplo, lo hicieron Marción y sus 3. Los acontecimientos del Antiguo Testamento
seguidores, que establecían una rigurosa distinción entre el Dios son tipos de los del Nuevo
del Antiguo Testamento y el Dios del Nuevo. Más recientemente Si la Iglesia, creadora del Nuevo Testamento, es Israel en una
ha habido quienes han situado el valor del Antiguo Testamento nueva fase de su desarrollo, no hay que extrañarse de que la histo-
únicamente en sus excelencias literarias, con lo que daban a enten- ria del viejo Israel ofrezca paralelos con la del nuevo Israel.
der implícitamente que podía ser ignorado desde el punto de vista Hay, por consiguiente, figuras del Antiguo Testamento que se
religioso. Pero los detractores tanto antiguos como modernos del convierten en modelos de comportamiento en el Nuevo. No tene-
Antiguo Testamento ignoran la afirmación del Nuevo Testamento mos más que referirnos a la Epístola a los Hebreos, cuyo capítu-
mismo en el sentido de que el Dios de la antigua alianza es tam- lo 11 presenta lo que se ha llamado una galería de retratos del An-
bién el Dios de la nueva, que la voz que se escuchó en el Sinaí y tiguo Testamento con el fin de mostrar una inspiración y unos ejem-
en el Calvario es la voz del mismo Dios. plos a los cristianos. Mayor importancia tiene el empleo de situa-
ciones o acontecimientos del Antiguo Testamento para ilustrar las
2. Ambos Testamentos se refieren al mismo pueblo situaciones en que pueden encontrarse los cristianos. De ello tene-
mos un claro ejemplo en 1 Cor 10,1-13:
No quiero decir con esto simplemente que en ambos Testa- «No quiero que olvidéis, hermanos, que nuestros antepasados
mentos aparecen los nombres de las mismas personas, aunque ello estuvieron todos bajo la nube, que todos atravesaron el mar y que,
es cierto. Moisés, Abrahán, Elias, Isaías, Jeremías... Figuras del en la nube y en el mar, recibieron todos un bautismo que los
Antiguo Testamento que reaparecen en el Nuevo. Pero hay un he- vinculaba a Moisés. Todos también comieron el mismo alimento
cho más importante. El Antiguo Testamento se refiere de principio profético y todos bebieron la misma bebida profética, porque be-
a fin a Israel, el pueblo de Dios, a su origen, historia, fracasos, bían de la roca profética que los acompañaba, roca que represen-
22 Dos Testamentos: una Biblia Unidad de los dos Testamentos 23

taba a Cristo. A pesar de eso, la mayoría no agradó a Dios, y la siempre resulta fácil de detectar a primera vista. Por ejemplo, al-
prueba es que fueron abatidos en el desierto. gunos pasajes de Marcos nos recuerdan los Salmos. Fijémonos,
»Todo esto sucedió para que aprendiéramos nosotros, para por ejemplo, en Me 15,21-39. En estos pocos versículos se entre-
que no estemos deseosos de lo malo, como ellos lo desearon. No veran en el texto las siguientes referencias a los Salmos:
seáis tampoco idólatras, como algunos de ellos, según dice la Escri- «Lo crucificaron y se repartieron su ropa, echándola a suerte
tura: 'El pueblo se sentó a comer y beber y luego se levantó a dan- para ver lo que se llevaba cada uno» (15,24).
zar'. Tampoco seamos libertinos, como lo fueron algunos de ellos, (Compárese con Sal 22,18: «Se reparten mi ropa, se sortean
¡
y en un solo día cayeron veintitrés mil. Tampoco provoquemos al mi túnica».)
Señor, como lo provocaron algunos de ellos y perecieron víctimas «Así también los sumos sacerdotes, en compañía de los letra-
de las serpientes. Tampoco protestéis, como protestaron algunos dos, bromeaban entre ellos: Tía salvado a otros y él no se puede
de ellos y perecieron a manos del exterminador. salvar'» (15,31).
»A ellos les sucedían estas cosas para que aprendieran, y se (Compárese con Sal 22,8-9: «Al verme se burlan de mí, hacen
escribieron para escarmiento nuestro, a quienes llegan los resulta- visajes, menean la cabeza: 'Acudió al Señor, que lo ponga a salvo,
dos de la historia. Por consiguiente, quien se ufana de estar en pie, que lo libere si tanto lo quiere'».)
cuidado con caerse. «A media tarde gritó Jesús muy fuerte: KEloí, Eloí, lema sa-
»Ninguna prueba os ha caído encima que salga de lo ordinario: baktani' (que significa: 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
fiel es Dios, y no permitirá él que la prueba supere vuestras fuer- abandonado?')» (15,34).
zas. No, para que sea posible resistir, con la prueba dará también (Compárese con Sal 22,1: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
la salida.» abandonas?».)
Los acontecimientos del éxodo, el nacimiento del viejo Israel, «Uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la
se convierten aquí en prototipos del nacimiento y de la vida de la sujetó a una caña y le dio a beber» (15,36).
Iglesia. El libro del Éxodo desempeñó un papel especial en el pen- (Compárese con Sal 69,22: «Para mi sed me dieron vinagre».)
samiento de los autores del Nuevo Testamento. Vieron un para- Más claros aún resultan ciertos pasajes en que no sólo aparecen
lelo, o esquema común, entre aquel acontecimiento y su propia palabras y frases que evocan el Antiguo Testamento, sino que con-
época. Entendieron que la venida de Jesús constituía un nuevo éxo- tienen citas directas del mismo. Estas citas son más claras en cier-
do que conducía a un nuevo Sinaí bajo un nuevo Moisés. No ha de tos pasajes de Mateo en que se emplea una fórmula especial, como
exagerarse esta comparación, pero tiene una base real, como otros ocurre en 1,22 (a continuación del relato del nacimiento de Jesús):
paralelos, por ejemplo, entre Elias y Juan Bautista, entre la situa- «Esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Se-
ción de Noé y la de los cristianos (Mt 24,38ss; 1 Pe 3,18-22). Re- ñor por el profeta: 'Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
sulta difícil definir la naturaleza exacta del paralelismo a que nos y le pondrá de nombre Emanuel'.»
referimos; además, hay diversidades en la manera de aplicarlo. (Compárese con Is 7,14: «Pues el Señor, por su cuenta, os
Podríamos decir que el Nuevo Testamento no se limita a señalar dará una señal: Mirad: la joven está encinta y dará a luz un hijo,
paralelos con los acontecimientos del Antiguo, sino que además y le pondrá por nombre Kimmanu'el [Dios-con-nosotros]».)
les da cumplimiento, es decir, que el acontecimiento del Nuevo No es que Mateo resulte singular en este sentido; también
Testamento viene a ser no sólo el antitipo del tipo presentado en Marcos da comienzo a su evangelio con una combinación de pala-
el Antiguo, sino que además constituye su plenitud. bras que toma de Mal 3,1 e Is 40,3:
«Comienza la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
4. El Nuevo Testamento es la plenitud del Antiguo Como estaba escrito en el profeta Isaías: 'Yo envío mi mensajero
por delante para que te prepare el camino. Una voz grita en el
Este último punto es el más importante. Constantemente re- desierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos'.»
curren los autores del Nuevo Testamento al Antiguo para demos- Las mismas palabras aparecen también, con ligeras variantes,
trar que el primero es la plenitud del segundo. Ello ocurre de dos en Le 3,4ss y Jn 1,23. También Pablo utiliza ciertas fórmulas
modos. A veces hay en el Nuevo Testamento ecos del Antiguo, cuando cita el Antiguo Testamento. Se sirve de la frase «como
pero de tal modo entreverados en el texto que su presencia no está escrito» o parecidas, a las que sigue una cita, breve o extensa,
24 Dos Testamentos: una "Biblia Unidad de los dos Testamentos 25

unas treinta veces. Léase, por ejemplo, Rom 4,16-25, que contiene nida de Cristo y cuanto siguió después entrañaba el gozo de algo
tres referencias al Antiguo Testamento. A lo largo de todo el que el Dios de Israel había proyectado y cumplido finalmente. No
Nuevo Testamento se apela al Antiguo. La vida, muerte y resurrec- fue una casualidad que Jesús naciera como judío. Sólo dentro del
ción de Jesús de Nazaret y el nacimiento de la Iglesia se entienden judaismo pudo aparecer, pues aquél era el único suelo preparado
en términos de cumplimiento del Antiguo Testamento. En este para que se presentara y creciera. Jesús es la eclosión de todas las
punto, sin embargo, han de tenerse en cuenta dos factores de esperanzas del Antiguo Testamento. En las citas a que nos hemos
suma importancia. referido, el Nuevo Testamento expresa la convicción de que el
Primero, si bien es verdad que los autores del Nuevo Testa- cristianismo es tan viejo como Israel; empezó a existir cuando Is-
mento se apoyan en el Antiguo para ilustrar lo que ocurre en el rael fue llamado de Egipto o cuando Abrahán salió de Ur de los
evangelio, no recurren indiscriminadamente a todo el Antiguo Tes- caldeos o cuando, mucho antes, el universo fue creado por el Dios
tamento. Ignoran ciertas profecías y modifican otras. No todas las de Israel.
esperanzas del Antiguo Testamento se acomodaban a los aconteci- En este sentido, el Antiguo Testamento es el sustrato del Nue-
mientos que interpretaban. De ello tenemos un ejemplo en la cita vo, una realidad indispensable para entender el segundo. Desde
aducida en Mt 11,4-6, que se toma de Is 35,5-6: esta perspectiva nos proponemos abordar aquí el Nuevo Testa-
«Jesús les respondió: *Id a contarle a Juan lo que estáis vien- mento.
do y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan
limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se
les anuncia la buena noticia. Y ¡dichoso el que no se escandalice
de mí!'.»
(Lo que va en cursiva se ha tomado de Is 35,5-6.)
Pero en el mismo contexto de Isaías (35,4) hay una predicción
de venganza que Mateo omite deliberadamente. En Isaías tene-
mos el versículo siguiente: «Mirad a vuestro Dios que trae el des-
quite, viene en persona, resarcirá y os salvará.»
Mateo ignora este versículo. Ello significa que el Nuevo Tes-
tamento no está dominado por el Antiguo. Es el evangelio mismo
el que marca la pauta para entender el Antiguo Testamento, como
todo lo demás: el Nuevo Testamento interpreta el Antiguo a la
luz de Cristo; no se limita a interpretar a Cristo a la luz del
Antiguo Testamento. Por decirlo de otro modo, el Nuevo Testa-
mento no tomó todos los colores que le ofrecía el Antiguo para
hacer el retrato de su Señor, sino que se sirvió de él selectivamen-
te, con verdadera originalidad. Utilizó unos colores y rechazó otros
a la luz de Jesús, el Mesías.
Pero hemos de subrayar un segundo punto: las citas tomadas
del Antiguo Testamento poseen un profundo significado. Los au-
tores del Nuevo Testamento no se dedicaban a un interesante
juego con los textos barajados mecánicamente; no eran como adul-
tos que se divierten con un rompecabezas bíblico. Al citar el Anti-
guo Testamento, afirmaban su convicción de que el cristianismo
no había nacido por generación espontánea ni era un suceso pura-
mente casual, un movimiento nuevo sin raíces en el pasado ni pre-
paración anterior. Por el contrario, era la culminación de un dila-
tado proceso histórico revelado en el Antiguo Testamento. La ve-
El mundo en paz 27

que no necesitaban guarniciones; eran gobernadas cada una por


CAPITULO 2 un procónsul, que normalmente ocupaba el cargo durante un año.
El emperador ejercía una cierta supervisión en estas mismas pro-
EL MUNDO GRECORROMANO COMO TRASFONDO vincias a través de un procurador que nombraba él mismo. Este
procurador, que normalmente tenía a su cargo las finanzas, era a
la vez el «ojo» del emperador.
Las raíces del Nuevo Testamento, por consiguiente, han de Más numerosas e importantes eran las provincias imperiales.
buscarse en el Antiguo. Pero esas raíces hubieron de cobrar fuerza Eran administradas por gobernadores llamados propraetores, de-
en una tierra concreta, el mundo del siglo i, no sólo en Palestina, signados por el emperador. Estos propretores ejercían la autoridad
sino también en el Imperio romano. ¿Cuáles eran los rasgos más militar y civil. Las provincias imperiales se hallaban situadas en
destacados de aquel mundo en que surgió el Nuevo Testamento? las fronteras del Imperio, por lo que contaban con tropas estacio-
Señalaremos cinco. nadas permanentemente. Mediante la creación de estas provincias
y la autoridad que indirectamente ejercían sobre las senatoriales,
UN MUNDO EN PAZ ios emperadores establecieron un sistema político muy eficaz.
En segundo lugar, la unificación del Imperio se vio favorecida
Cuando se escribieron los libros del Nuevo Testamento, el fac- por la llamada Paz Romana, Fax Romana. La única provincia que
tor político predominante era la amplitud y el poder del Imperio alteró aquella paz, que se inició con el advenimiento de Augusto
romano. Durante doscientos años se había visto turbado el suelo y duró hasta Marco Aurelio (año 180 d.C), fue Judea. Los empe-
romano por guerras y rumores de guerra. Para el año 275 a.C. ya radores acabaron con el estado de guerra, compusieron las divisio-
había extendido Roma su poder desde la misma ciudad hasta el nes internas y acabaron con el temor a las invasiones. Aquella au-
resto de Italia. Luego, como consecuencia de las Guerras Púnicas, sencia de guerras fue recibida como una bendición y sirvió para
había dominado progresivamente el Mediterráneo occidental. Ju- acelerar la unificación del mundo. Pero intervinieron además otros
lio César (100-44 a.C), un verdadero genio de la guerra, había am- factores.
pliado sus conquistas. A su muerte, Roma iba a entrar en un pe- En tercer lugar, por consiguiente, hubo otros tres factores que
ríodo no de expansión sino de paz. El año 27 a.C, Octaviano, que contribuyeron al proceso de unificación. Podemos clasificarlos
se convertirá en César Augusto (63 a.C-14 d.C), inició su go- como materiales, jurídicos y lingüísticos. Los factores materiales
bierno, prácticamente en calidad de primer emperador romano. que contribuyeron a instaurar la unidad fueron la existencia de
Tanto él como los emperadores que le siguieron dedicaron sus rutas por mar y tierra que hicieron la intercomunicación más fá-
energías a consolidar los territorios ganados en la conquista. Como cil que en cualquier otra época anterior. Se construyó una red de
consecuencia, el Imperio se convirtió en una unidad cada vez más calzadas que, desde Roma como centro, unían entre sí a los más
estable. Diversos factores contribuyeron a incrementar el poderío remotos países. Un correo podía transitar por aquellas vías a un
y la estabilidad de Roma. promedio de cincuenta millas al día; los carruajes, a veinticinco;
Primero, César Augusto entendió la importancia de una polí- los caminantes, a quince. Las vías estaban pavimentadas y bien
tica imperial definida. Antes de que él obtuviera el poder, las pro- custodiadas; se contaba además con facilidades de alojamiento y
vincias romanas eran administradas por procónsules, que se ser- avituallamiento. También se intensificaron las comunicaciones por
vían de ellas para enriquecerse. Había cundido por ello el descon- mar y se acabó con la plaga de la piratería. Por las rutas de tierra
tento. Augusto se propuso cambiar aquella situación. Estableció y mar circulaban mercancías, ideas y personas como nunca hasta
un sistema por el que los gobernadores de las provincias tendrían entonces había sido posible. Los viajes resultaban más rápidos, fá-
que responder en adelante de sus actos. Dividió las provincias en ciles y seguros. Todos los caminos fomentaban la unidad y hacían
dos grupos: senatoriales e imperiales. Para las provincias senato- de Roma el centro común.
riales, el Senado designaba gobernadores que responderían ante el Igual importancia tuvo el hecho de que el Imperio romano, en
mismo Senado. Estas provincias senatoriales estaban en su mayor el aspecto legal, contaba con un magnífico sistema jurídico. El
parte situadas en las pacíficas costas del Mediterráneo, de manera Imperio respetó las costumbres locales y nacionales, pero al mis-
mo tiempo estaba dispuesto a establecer una justicia igual para
28 El mundo grecorromano como trasjondo Un mundo de bienestar 29
todos los pueblos. Poco a poco fueron cediendo las ideas locales, menos favorecidas del mundo grecorromano que no resultó difícil
tribales, provinciales y nacionales —por ejemplo, acerca de los que prestaran una acogida entusiasta al carpintero que se presenta-
derechos de los padres sobre sus hijos, de los maridos sobre sus ba como Salvador, Jesús de Nazaret. Jesús fue un obrero, por lo
mujeres, etc.— ante unos principios más universales. La fuerza que resultaba especialmente atrayente para los pobres de su tiem-
unifícadora del derecho se intensificó al extenderse los privilegios po. El cristianismo primitivo habría sido un movimiento del pro-
de la ciudadanía romana. Finalmente, en virtud de un decreto del letariado, explicable por la atracción que ejercía sobre los menos
emperador Caracalla (año 212 d.C.), quedó abolida la distinción afortunados.
entre romanos y no romanos. Se otorgó la ciudadanía romana pri- Es cierto que el evangelio era, y será siempre, una buena noti-
mero a individuos y luego a comunidades enteras cada vez en ma- cia para los pobres. Sin embargo, ¿permiten nuestros conocimien-
yor número. La condición de ciudadano romano significaba una tos de la situación económica del siglo i afirmar que fue la desespe-
garantía de protección legal en todas partes y abría las puertas a rada situación de las clases trabajadoras lo que las hizo acudir
los más elevados cargos al servicio del Estado. De este modo fue- especialmente al cristianismo? Hay que tener en cuenta varios
ron borradas las diferencias nacionales; hombres de todas las na- factores.
ciones y de todas las lenguas competían libremente en el marco Primero, ¿en qué situación económica se hallaban los dirigen-
de un mismo sistema político por la obtención de los máximos tes del cristianismo primitivo? Cierto que entre ellos no abundaban
honores políticos o de cualquier otro tipo. las personas de noble origen ni pertenecientes a lo que podríamos
A este proceso contribuyó también el factor lingüístico, a que considerar la aristocracia. No muchos sabios o nobles fueron lla-
antes hemos hecho referencia. De poco hubieran servido los me- mados (1 Cor l,26ss). Pero no faltaban entre los cristianos gentes
jores medios de transporte de no haber concurrido un idioma co- acomodadas —el mismo Pablo, Bernabé, Erasto, Gayo (Hch 18,8;
mún capaz de facilitar unas relaciones personales, en que el medio 19,3; Rom 16,23; 1 Cor 1,14)— y ello nos obliga a no insistir
por excelencia es el lenguaje. Al este de Roma dominaba un idio- demasiado en el origen proletario de la primitiva Iglesia.
ma y otro hacia el oeste. España, Francia, Italia, Britania y, en Segundo, hay pruebas abundantes de que el principado de
menos grado, Alemania comerciaban, eran gobernadas e intensi- Augusto (27 a.C.-14 d.C.) fue una época próspera. Cierto que le
ficaban su cultura por medio del latín. Asia Menor, Siria, Grecia, sucedieron unos emperadores manirrotos, como Calígula (37-41
Fenicia y Egipto tenían en el griego un habla común. Roma se vol- d.C), que organizó fiestas y juegos dispendiosos, o Nerón (54-
vió bilingüe y poco a poco se difundió el griego hacia Occidente, 68 d.C), cuyas extravagancias le llevaron a apoderarse de media
más allá de Roma. En el siglo i, el griego, en su forma koine o co- provincia del Norte de África. Pero el emperador Vespasiano
mún, era entendido y hablado casi en todas partes por las clases (69-79 d.C.) volvió a instaurar hasta cierto punto la prosperidad
de la época de Augusto. Vespasiano era hombre moderado y re-
cultivadas, sin que faltaran incluso entre los menos educados quie-
suelto a dar trabajo a los pobres. El Coliseo, por ejemplo, respon-
nes poseían algún conocimiento del mismo. El griego koine se con-
día a un proyecto de empleo. Durante el gobierno de Vespasiano
virtió en la lingua franca del Imperio. se triplicó la renta del Imperio en comparación con los tiempos de
Gracias a todo lo dicho —la paz romana, un sistema común Augusto. Aún a pesar de los emperadores extravagantes, no faltó
de gobierno, la mejora de los medios de comunicación y un idio- prosperidad en la época anterior a Vespasiano. Puede decirse, por
ma común— se unificó el Imperio a nivel del derecho, la organi- consiguiente, que el siglo i fue una época caracterizada por el
zación y los sentimientos. bienestar. Resultaba evidente en la misma Roma; en provincias,
la situación se caracterizaba por un sentimiento de seguridad. La
única excepción fue Palestina, donde reinaba una cruel pobreza.
UN MUNDO DE BIENESTAR Pero el cuadro general no sugiere que la situación económica pesa-
ra mucho en el éxito del cristianismo durante el siglo I. Si bien es
Pasemos a ocuparnos de las condiciones económicas del Impe- verdad que el evangelio cristiano encarnaba una llamada directa a
rio en la época del Nuevo Testamento. Durante los primeros años los pobres, ello no se reducía a una promesa de compensación por
del siglo actual estuvo de moda interpretar el nacimiento del cris- la injusticia, sino que consistía ante todo en una llamada al amor
tianismo, en parte al menos, como fruto de una situación económi- aún en medio de la injusticia.
ca. Eran tan desesperadas las condiciones en que vivían las clases
Un mundo lleno de religiones 31
UN MUNDO LLENO DE RELIGIONES ban aquella creencia con vistas a favorecer la unidad del Imperio.
Entre los griegos era conocida de tiempo atrás la idea de que los
Hemos visto ya que, desde el punto de vista político, el siglo i gobernantes eran seres divinos. Los Tolomeos de Alejandría y los
se caracterizó por la unidad; en el plano de la economía, su rasgo Seléucidas de Antioquía habían recibido honores divinos y habían
distintivo fue la prosperidad. En cuanto a la religión, el cuadro sido invocados como dioses. Los romanos decidieron seguir el mis-
resulta todo lo contrario que en el terreno político, pues la situa- mo camino el año 29 a.C, cuando Augusto, el primer emperador
ción se caracterizaba por la diversidad. El siglo i fue una etapa de romano, permitió que fuera erigido un templo en su honor. Es
ansiosa búsqueda espiritual, combinada con un pulular de supers- indudable que se le tributó culto no sólo por razones políticas, sino
ticiones en los ambientes populares. también porque el pueblo creía seriamente que era un ser divino,
Hemos de distinguir entre la religiosidad de las masas igno- un dios en la tierra. Pero también está claro que el culto de los
rantes y la de los más ilustrados. Las divinidades que Roma había emperadores no podía tener una profunda significación religiosa;
heredado de Grecia y de otros pueblos contaban aún con la adhe- difícilmente hubiera podido colmar los anhelos espirituales de
sión de una mayoría, pero se iba desvaneciendo su prestigio entre los hombres.
los intelectuales y aún los mismos sacerdotes. Ya no colmaban En segundo lugar, tenemos las religiones mistéricas. Una de
los anhelos de estos grupos. ¿A dónde podían recurrir los más las consecuencias de la inseguridad que cundió durante la época
ilustrados? Del mismo modo que ya no interesaban los dioses helenística fue el desarrollo del individualismo. Los hombres de-
tradicionales de Grecia y Roma, tampoco resultaba satisfactorio el jaron de sentirse unidos a su Estado y se retiraron a una dura
humanismo confiado de la antigua Grecia. Rasgo característico del soledad. Surgieron entonces las religiones mistéricas como un es-
genio griego en la época clásica había sido el deseo de contemplar fuerzo por responder a la soledad del individuo. Es preciso proce-
la vida con serenidad y en toda su amplitud. El hombre confiaba der con sumo cuidado al abordar este tema. Los Misterios impo-
en su propia capacidad para pensar con lucidez y para resolver ra- nían el secreto; las fuentes que de ellos nos hablan son tardías.
cionalmente los complicados problemas que se le presentaban. Sin Sabemos, sin embargo, que durante el siglo i se difundieron por el
embargo, en el siglo i se había perdido aquella antigua serenidad; sector occidental del Imperio unas asociaciones religiosas libres,
las viejas ciudades-estados, con sus tranquilizadoras instituciones, que anteriormente se habían desarrollado en todo el sector orien-
eran ya cosa del pasado; se habían producido invasiones, guerras, tal, cuyo núcleo central era un Misterio. Algunas de aquellas reli-
pestes, hambres. Los grandes cambios y la incertidumbre del ma- giones fueron muy estimadas, como los Misterios de Attís en
ñana que se produjeron en la época siguiente a Alejandro Magno Frigia, los de Osiris en Egipto o los de Adonis en Siria. Las ideas
hicieron que los hombres se sintieran inseguros, como víctimas in- subyacentes a los Misterios venían a ser siempre las mismas. Des-
defensas de unas fuerzas a las que eran incapaces de dominar. Los pués de un período de purificación y preparación rituales, el ini-
hombres ya no se sentían a gusto en aquel universo. El viejo hu- ciado participaba en un drama sagrado en que eran reactualizadas
manismo confiado de la Grecia clásica, el racionalismo que se ha- las aventuras del dios. El aspirante experimentaba de este modo la
bía atrevido a mirar directamente al universo sin temor, todo se proximidad del dios y tomaba conciencia de una profunda intimi-
había desvanecido. Cundió el pesimismo, la sospecha de que la dad con él, entendida como una verdadera deificación. No cabe
filosofía era incapaz de alcanzar la verdad. El viejo espíritu inves- duda de que algunos Misterios poseían una fuerte capacidad de
tigador cedió el puesto al sentimiento del puro enigma de lo des- dignificación moral, pero otros se caracterizaban por sus repugnan-
conocido, de la necesidad de escuchar una palabra segura de reve- tes orgías rituales; provocaban «estremecedoras» experiencias per-
lación. sonales, pero, al menos por lo que nosotros sabemos, no ofrecían
A aquel sentimiento vinieron a responder ciertos movimientos a los iniciados la posibilidad de integrarse en una «comunidad».
religiosos. Su éxito, por consiguiente, se debió no a que dieran satisfacción
En primer lugar, el desarrollo del culto al emperador. Los em- al deseo de vencer la soledad, sino a que creaban un sentimiento
peradores romanos habían traído la paz al mundo. Aquel mundo de dominio sobre el destino y la muerte {los dos enemigos del
fatigado de tantas guerras tuvo la sensación de haber inaugurado hombre durante la época helenística) en virtud de una deificación
un «milenio». Es lógico que muchos pensaran que los potentados espúrea.
autores de aquella «paz» eran seres divinos. Los políticos apoya- Estrechamente relacionado con los Misterios estaba el movi-
32 El mundo grecorromano como trasfondo Un mundo lleno de filosofías 33
miento gnóstico (si bien no estamos seguros de las fechas iniciales Constituyen un mundo de modelos trascendentes o arquetipos, la
del mismo), que ofrecía la salvación mediante el conocimiento, auténtica realidad que corresponde a nuestros sueños de perfec-
pero no un conocimiento racional o científico, sino un conoci- ción. El platonismo, por consiguiente, afirmaba la supremacía de
miento obtenido gracias a una sabiduría oculta que desembocaba las ideas eternas por encima de los fenómenos temporales. Era
en la contemplación o visión mística. Pero de este movimiento una filosofía teísta —el dios supremo era el fin de todas las cosas;
nos ocuparemos más adelante. De momento señalaremos única- era al mismo tiempo un dios ético— y preveía premios y castigos
mente que, junto al estoicismo, el epicureismo, el culto del empe- en el presente y en el futuro; era un movimiento religioso, pues
rador y los Misterios, también una especie de protognosticismo su ética, su política y su física tienen como fundamento al Domi-
ofrecía la salvación a los hombres, una salvación en virtud de una nador del Universo.
iluminación esotérica, si bien el gnosticismo en el pleno sentido Este platonismo, siquiera en versión diluida, subyace a todos
del término es posterior al siglo i. los movimientos filosóficos del siglo i y forma parte del ambiente
que respiraban los intelectuales de la época. Hay otros dos impor-
tantes movimientos filosóficos que podemos mencionar.
UN MUNDO LLENO DE FILOSOFÍAS El estoicismo, fundado hacia el año 310 a.C. por Zenón de
Citión, en Chipre, apareció por vez primera en Atenas, pero se
Aparte de las religiones que prometían la salvación, también difundió rápidamente entre las gentes cultivadas. Surgió como
la filosofía desempeñó un cometido importante en la tarea de sa- resultado del enervamiento a que antes nos hemos referido, en una
tisfacer las aspiraciones de los hombres. Los entendimientos más época en que el mundo resultaba incomprensible, cuando la vida
elevados y los espíritus más austeros de la Antigüedad, si bien no no parecía tener sentido. A la pregunta: ¿cuál es la vida digna?,
dejaron de mostrar a veces la simpatía que les inspiraban, no se respondía Zenón: la vida que está de acuerdo con la naturaleza
sentían atraídos por los Misterios; en su lugar buscaban en la filo- (physis). Todo el universo está formado por una misma naturale-
sofía la luz que necesitaban para ordenar su vida y sus actos. ¿Po- za (physis) en diversos estados, y esta sustancia única es la razón,
dremos describir esta filosofía? Dios en definitiva.. Cierto que se distinguían dos principios del
Detrás de todas las tendencias filosóficas del siglo i se vislum- ser, el material (pasivo) y el divino (activo), pero nada hay que en
bra, señoreándolas en la distancia, la figura de Platón (428-347 última instancia no tenga su origen en Dios. En él vive y se mueve
a.C). La filosofía platónica, que en él tiene su origen, quizá se y posee un ser el hombre. Esta physis, que es Dios, pugna por
entienda mejor como la conjunción de dos fuerzas anteriores, el producir siempre lo más elevado que sea posible; aspira a cuidar
socratismo y el heraclitismo. Platón concuerda con Heráclito (hacia del mundo, a llevarlo a su perfección. De ahí que el hombre sabio
el 513 a.C.) en que todas las cosas fluctúan incesantemente. En trate de averiguar cuáles son los fines de la naturaleza (physis),
consecuencia, no pueden ser conocidas, ya que el objeto del cono- para vivir en conformidad con ellos. Ponerse al servicio de esos
cimiento ha de ser fijo. Al mismo tiempo opinaba que Sócrates es- fines, fomentarlos, es la vida digna. El mal consiste en entorpe-
taba en lo cierto al afirmar que la definición tiene por objeto lo cerlos.
universal. Pero, ¿qué ha de entenderse por «universal»? No puede Hay en el estoicismo muchos rasgos que lo asemejan al ju-
ser un objeto perceptible por los sentidos, porque lo perceptible daismo. Su monoteísmo, si bien distinto del que profesaba el judais-
por los sentidos nunca es fijo. Lo permanente y universal, por tan- mo, era un hecho. También compartía la seriedad moral del ju-
to, ha de ser distinto de lo perceptible y sensible. De este modo daismo. Pero su interés absorbente por cumplir los fines de la
llegó Platón a su noción general de que todo lo sensible está sepa- naturaleza, la razón inmanente, lo llevaron a insistir en la autosu-
rado de su idea, al mismo tiempo que participa de ella. La idea en ficiencia. Puesto que sólo la virtud, la conformidad con la natura-
sí misma es una, no múltiple; es inmutable y eterna, perfecta. Las leza, es buena, todo lo demás resulta indiferente. El hombre digno,
«ideas» de Platón constituyen por tanto, se muestra indiferente ante la pobreza y la riqueza, ante
el dolor y el goce. Sólo importa la conformidad del propio querer
«Un mundo por encima del hombre, para que vea con la razón inmanente del universo.
lo infinito que puede ser el horizonte de su alma, Tal doctrina podría parecer inhumana. Pero esa aparente inhu-
lo dilatado, pero también su clara transparencia». manidad del estoicismo queda mitigada por otro de sus aspectos,
3
34 El mundo grecorromano como ¿rasfondo

la insistencia en la «simpatía del universo». La providencia divina UN MUNDO DE INFLUJOS ENTRECRUZADOS


penetra en su totalidad el universo creado, y ello hace que el
universo quede unificado. Si un hombre no siente nada por los Nuestra presentación sumaria de las escuelas filosóficas debe
demás, se aisla y rechaza los fines de la naturaleza en lo que le finalizar indicando que durante el siglo i todas aquéllas se habían
concierne, es decir, se niega a participar en el todo. entremezclado. La época que precedió inmediatamente a la era
Pero esta doctrina no fue capaz de librar al estoicismo de una cristiana se caracterizó por el sincretismo. Se produjo una especie
especie de depresión crónica. Su preocupación constante por el de amalgama filosófica y religiosa. Edwyn Bevan escribe lo si-
cumplimiento del deber tenía que resultar fría a la larga. A. E. Tay- guiente: «En una época en que muchos hombres, que no pueden
lor, refiriéndose a los temores del emperador Marco Aurelio, es- considerarse filósofos en ningún sentido, echaban de menos algu-
cribe: «Si el estoicismo como sistema es responsable de esos temo- na orientación para su vida por encima de las viejas mitologías y
res, es así, a mi modo de ver, porque ofrece únicamente 'un dios que respondiera a su sentido de una realidad espiritual capaz de
dentro' y no un 'dios fuera' al que el hombre pueda recurrir en abarcar todo el vivir humano, era lógico que se pusiera de moda
demanda de gracia frente a la tentación» 1. una especie de cuerpo de doctrinas filosóficas populares formado
Hemos de mencionar también el epicureismo, que ha sido peor de lugares comunes de las distintas escuelas, en que terminaron
interpretado que el estoicismo. Su fundador fue Epicuro, nacido por difuminarse sus peculiaridades distintivas» 2 .
en Samos el año 342 a.C, pero descendiente de una familia de A través de Posidonio (nacido el año 135 a.C), un estoico, y
Atenas y que, junto con sus discípulos, residió en Atenas, donde otros personajes llegaron al espíritu popular los conceptos del es-
llevó una vida de contemplación y austeridad. Era hombre hon- toicismo y de otras filosofías. El siglo i, en consecuencia, nos mues-
rado, amable y sencillo. Su pensamiento suele estudiarse bajo dos tra la estampa de un mundo refinado y familiarizado con las ideas
capítulos. Primero, su visión del mundo: estimaba que el univer- y el lenguaje de los filósofos. Pero no hemos de exagerar. Las ri-
so es el resultado del choque de los átomos, que en su caída en el quezas de la filosofía han estado siempre al alcance de muy pocos;
espacio vagaban y entrechocaban. De esta colisión, provocada por la filosofía nunca se ha sentido predispuesta a pasear por las ca-
su movimiento accidental, surgió el universo material y la existen- lles y ha experimentado siempre un cierto desdén por las masas.
cia toda del hombre. De este modo, siguiendo a Demócrito, Epicu- «El padre del mundo —había dicho Platón— es difícil de descu-
ro se sentía capaz de explicar la existencia del mundo material sin brir y no es posible darlo a conocer a todos.» A pesar de la in-
necesidad de recurrir a los dioses. fluencia ejercida por la filosofía y el más elevado pensamiento filo-
En segundo lugar, la ética de Epicuro ejerció un fuerte influjo. sófico en el mundo grecorromano, el populacho tenía por maes-
El fin de la vida debe consistir en seguir los impulsos y los instin- tros a un enjambre de individuos poco escrupulosos, aventureros
tos naturales tal como brotan en nosotros. Ha de estimarse el nada serios ni informados. La filosofía volaba muy alto, y de ahí
placer y evitarse el dolor. Pero, ¿en qué consiste el verdadero pla- que los verdaderos maestros del pueblo fueran los astrólogos y
cer? En la práctica de la virtud y en eludir los conflictos de con- otros personajes «extraños».
ciencia. El siglo i, por consiguiente, se caracterizó por la búsqueda de
Pero no todos entendían que la virtud pudiera resultar agra- unas bases espirituales y filosóficas para su unidad política. Cuan-
dable. El materialismo y hedonismo de Epicuro llevó a otros, de do apareció la fe cristiana, hubo de competir con otros movimien-
espíritu menos austero que el suyo, al libertinaje. Si el estoicismo, tos que prometían la salvación mediante el «conocimiento» (los
al insistir demasiado en el deber por sí mismo, desembocó en el Misterios, el protognosticismo), la «ética» (el estoicismo y el epi-
desaliento, el epicureismo, al hacer que la virtud dependiera de la cureismo) y el culto del emperador. Pero al mismo tiempo hubo
felicidad, llevó con frecuencia al sensualismo. de aceptar el reto de otro «movimiento», la religión misma en
cuyo seno había nacido, el judaismo.

1
«Journal of Román Studies» 2, p. 233. 2
Stoics and Sceptics (Nueva York y Londres 1913) 92.
CAPITULO 3 LAS CREENCIAS

EL JUDAISMO DEL SIGLO I COMO TRASFONDO Echemos primero una ojeada a las creencias básicas de los
judíos observantes en el siglo i.

El Nuevo Testamento se desarrolló sobre el trasfondo del 1. El Dios único


mundo grecorromano, que acabamos de describir. Mayor impor-
tancia tienen aún sus raíces en el judaismo. Jesús era judío; sus Un judío observante del siglo i tenía que admitir ante todo la
discípulos fueron judíos, y durante algún tiempo, el movimiento existencia del Dios uno, vivo y personal, que persigue con voluntad
cristiano permaneció dentro del judaismo. ¿Cómo era el judaismo ardiente la realización de sus planes, capaz de dar sentido a la vida
en cuyo seno nació el cristianismo? «De tal palo, tal astilla.» En- desde fuera de la misma vida, que exige amor y obediencia. En
tender cómo era el judaismo del siglo i significa tener ya recorri- otras palabras, para el judaismo del siglo i se daba por supuesto el
do medio camino para entender el Nuevo Testamento, que nació monoteísmo. La idolatría se había extinguido en Israel ya desde
del primero. los tiempos del exilio. Ni que decir tiene que aquel monoteísmo
Antes de empezar hemos de referirnos a dos posturas que era el monoteísmo ético de los profetas: el Dios uno era el Santo,
adopta la moderna investigación. Primero, en el pasado se acos- que exige al hombre amar la misericordia y hacer la justicia.
tumbraba a establecer una distinción neta entre el judaismo de Este Dios uno y santo era centro constante del pensamiento
Palestina y el de fuera de ella en la época del Nuevo Testamento. judío. A veces se le concebía con rasgos familiares, casi antropoló-
Se suponía que el judaismo helenístico difería mucho del judaismo gicamente, pero al mismo tiempo se salvaguardaban la majestad, la
palestinense. En la actualidad, por el contrario, se reconoce cada espiritualidad y la trascendencia de Dios, junto con el misterio de
vez más abiertamente que esa diferencia ha sido muy exagerada. su santidad. Por ejemplo, algunos textos del Antiguo Testamento
Mucho antes del siglo i, Palestina estuvo abierta a las influencias que hablaban crudamente y con lenguaje antropomórfico de Dios
griegas. Los arqueólogos han encontrado representaciones hele- fueron modificados en la versión griega y se evitaron ciertas expre-
nísticas en las sinagogas de Palestina; los rabinos estaban familia- siones indignas de Dios. A partir del siglo n i a.C, a fin de pre-
rizados con la cultura y el idioma griegos; entre los judíos que servar la trascendencia de Dios, dejó de pronunciarse el nombre
vivían en Palestina y los que se habían establecido fuera de ella, divino Yahvé, que se utiliza en el Antiguo Testamento.
lo que llamamos la Diáspora, se producían continuos intercambios; Pero, al insistir tanto en la trascendencia de Dios, en su con-
el tributo anual que pagaban todos los judíos mantenía vivo el dición de «totalmente otro», ¿no se corría el peligro de desterrarle
recuerdo de Jerusalén y de su vida en las sinagogas de la diáspo- de este mundo? ¿Acaso se había perdido la cálida proximidad de
ra, mientras que se sucedían constantemente las peregrinaciones Dios en la experiencia religiosa de los judíos del siglo i? ¿Era el
de judíos procedentes del mundo helenístico a Palestina. Por estas suyo un Dios solitario, estaría dominada su religión por el temor
y otras muchas razones, la distinción rígida entre el judaismo pa- en vez del amor? Muchos investigadores cristianos afirmaron ta-
lestinense y el de fuera de Palestina, o helenístico, ya está desacre- jantemente en el pasado que así era. Pero la trascendencia del
ditada. Dios del judaismo no significaba que fuera un Dios remoto. Ni
En segundo lugar, algunos descubrimientos recientes han in- siquiera se trataba de una trascendencia en el sentido filosófico del
fluido en nuestra visión del judaismo del siglo i. Los manuscritos término. Dios estaba en el cíelo y el hombre en la tierra, pero
del Mar Muerto no han revolucionado nuestras ideas sobre el ju- a través de la Shekinah (presencia) y su gloria, el judío podía expe-
daismo en esa época, pero nos han dado a conocer lo variado y rimentar la presencia de Dios en la tierra. Dios podía llegar, y de
fluido que era el judaismo en tiempos de Jesús, que hoy se nos hecho llegaba hasta los suyos a través de su Santo Espíritu. Tam-
muestra como un tejido de colores más variados de lo que nunca poco hemos de olvidar la importancia que para el judaismo tuvo
se pudo imaginar. ¿Seremos capaces de describir esa abigarrada la creencia en los ángeles. Podría afirmarse que eran simplemente
complejidad? un puente entre un Dios remoto y sus distantes criaturas, pero
nos aproximaríamos más a la verdad si los entendiéramos como
un signo de la atención que presta Dios a los hombres aún en los
38 El judaismo del siglo I como trasfondo Las creencias 39

detalles mínimos de su existencia. El Dios amoroso pone sus án- un culto común en honor del Dios de Israel; subrayaban la unidad
geles custodios junto a los hombres. Por otra parte, había también esencial de toda la humanidad. Se daba entonces, como siempre se
numerosos ángeles malignos cuyo origen y propósitos nos resultan había dado, un particularismo y un noble universalismo en la ac-
oscuros. Estos demonios no servían para hacer más cercano al Dios titud judía. Explicaremos esta duplicidad en el tercer presupuesto,
distante. La misma ambigüedad nos sale al paso a propósito de la del que hablaremos a continuación.
Sabiduría, mediadora entre Dios y el mundo, de que se habla en
los Proverbios, y que vendría a ser un símbolo del interés que
tiene el mundo para Dios y a la vez de la distancia infinita que 3. Una sola Ley
media entre ambos. Hay algo, sin embargo, que podemos afirmar
con seguridad, que el judaismo conoció el amor a Dios por ser Los judíos daban por supuestas la realidad del Dios vivo y la
Dios quien es y que insistió en este amor con la misma energía relación eterna existente entre él y el pueblo de Israel. El vínculo
que en el temor del Señor. que unía entre sí a los israelitas era la Ley, la Tora. El judaismo
afirmaba que el Dios de Israel había revelado su voluntad a su
pueblo en la Ley. Tanto le había amado en el Sinaí que le había
2. Un pueblo peculiar otorgado unas instrucciones precisas acerca de cómo mantenerse
en sus caminos.
Intimamente unido al presupuesto de que existía realmente un
solo Dios, bueno y amoroso, había otro, por el que se afirmaba En este punto hemos de subrayar que la traducción del tér-
la existencia de una relación especial entre el Dios Uno y el pueblo mino hebreo Torah por el castellano «Ley» resulta doblemente
singular, Israel. En cierto sentido, se trataba de una relación ne- desafortunada. «Tora» es un término que abarca mucho más que
cesaria. La fe en Dios no era en el judaismo fruto de la reflexión «Ley»; entraña el sentido de orientación, enseñanza, instrucción
humana o intelectual, sino de la revelación. Esta revelación fue de tipo religioso y moral. Lo cierto es que equivale a lo que nos-
comunicada en y a través de un acontecimiento concreto, el éxodo otros llamamos «revelación», la totalidad de la voluntad divina
de Israel, su salida de Egipto. El acto mismo en el que el Creador en cuanto que ha sido manifestada. Implica siempre una referen-
del universo se dio a conocer fue al mismo tiempo el que dio ori- cia a un mandato o norma, pero no se agota en estos términos. Nos
gen al pueblo de Israel como nación. Había, por consiguiente, extenderemos, por consiguiente, acerca de su significado.
una relación particularmente estrecha entre Israel y Dios. Israel es Se suponía que la Ley existía antes de que fuera creado el
el pueblo de Dios, su primogénito. Cuando Israel era afligido, Dios mundo; de hecho era el agente o instrumento mediante el que
se afligía; él era su guardián y su amigo. De ahí a afirmar que el Dios creó el mundo. Antes de proceder a la creación, Dios consultó
país de Israel poseía también un carácter peculiar no había más la Ley, como un arquitecto consulta sus planos antes de ponerse
que un paso. Allí prefería residir la Shekinah, pues Dios había san- a construir. El plano fundamental del universo era la Ley o, como
tificado aquella tierra. La presencia del Espíritu Santo de Dios diríamos nosotros, el mundo estaba cimentado sobre la Ley.
tendría que experimentarse dentro de la comunidad santa y en una Pero la Ley, que preexistía a la creación y conforme a la cual
tierra santa. Como centro de la tierra santa estaba Jerusalén, la fue edificado el mundo, fue revelada a Israel en el monte Sinaí.
ciudad santa, que además era el centro del mundo. ¿Qué se pretendía asegurar mediante aquella Ley comunicada a
¿En qué medida afectó esta convicción acerca del amor espe- Moisés y transmitida luego de generación en generación? Distin-
cial de Dios a Israel a la actitud de este pueblo para con las demás guiremos cuatro aspectos en la Ley.
naciones? Más de una vez tuvo Israel motivos para considerar a las a) Los Diez Mandamientos, que eran la parte esencial de
naciones gentiles que lo dominaban como bestias feroces dispuestas la Ley.
a devorarlo. Pero al mismo tiempo acertó a mantener una actitud b) Los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, el Pen-
más conciliadora hacia aquellos pueblos. Algunos rabinos puntua- tateuco. A ellos se aplicaba con la mayor frecuencia el término
lizaron cuidadosamente que Dios había ofrecido la Ley a los gen- «Ley».
tiles; trataron de entender y explicar la debilidad moral de los c) El Antiguo Testamento en su totalidad se suponía com-
gentiles; estaban dispuestos a admitir sus virtudes. Muchos espe- puesto bajo el influjo del Espíritu Santo. Se daba la primacía, sin
raban que en la época mesiánica llegarían los gentiles a unirse en embargo, al Pentateuco, según algunos. Si el resto del Antiguo
40 El judaismo del siglo I como trasfondo Las prácticas 41

Testamento llegara un día a desaparecer, el Pentateuco permane- pueblo y por cuanto había hecho en su favor. Pero la gratitud es
cería en la edad futura. quizá el más ético de todos los sentimientos. De la gratitud brota
d) La Ley oral o tradiciones de los Padres. El judaismo espontáneamente la pregunta: «¿Qué daré yo al Señor por todos
reconoció desde antiguo la necesidad de adaptar la Ley a las cir- sus beneficios?» ¿Cómo agradecer a Dios todo cuanto ha hecho?
cunstancias cambiantes. Esto condujo al desarrollo de unas leyes También en este punto mostraba la Ley el camino a seguir. En el
que no estaban contenidas en el Antiguo Testamento, pero que judaismo se instituyeron ciertas actividades con objeto de expresar
formaban un «cerco» protector en torno a las leyes en él conteni- la gratitud a Dios. Aquí mencionaremos únicamente las más im-
das. Por ejemplo, la Ley escrita prohibía trabajar en sábado. Pero, portantes.
¿en qué consistía el trabajo? En su preocupación por evitar cual- Salta a la vista la importancia del culto practicado en el templo
quier infracción de la Ley escrita, los rabinos llegaron a formar de Jerusalén. La centralización del culto en el templo se remonta
treinta y nueve definiciones del trabajo que se debía excluir en por lo menos a los tiempos de Esdras y Nehemías. Las emocio-
sábado. De este modo, mediante una continua labor de adaptación nantes descripciones de su ritual, que aparecen con tanta frecuen-
e interpretación, la Ley escrita abarcaba todos los aspectos de la cia, indican su vitalidad. La misma construcción del templo im-
vida y al mismo tiempo descendía al nivel de las cosas prácticas. presionaba de por sí. En tiempos de Jesús había sido restaurado
Había muchas interpretaciones, a veces conflictivas, de la Ley y por Herodes. El templo resplandecía de blanco y oro; su fama se
se desarrollaron varias escuelas de intérpretes. Hubo un momento difundió por lejanas tierras. La multitud de los sacrificios que allí
en que llegó a temerse que la Ley única se interpretara de maneras eran ofrecidos no dejaría de causar profunda impresión.
tan diferentes que se conviertiera en dos Leyes. Sin embargo, la Ley ¿Qué importancia religiosa tenía el templo? Era el lugar en
única sólo podría mantenerse viva en virtud de la interpretación que amaba morar la Shekinah; significaba la presencia perpetua
y la adaptación. de Dios en medio de su pueblo. Su santidad y pureza como mora-
¿Cuál era la importancia relativa de la Ley oral? En principio, da del Señor se manifestaban ya en su misma construcción; todo
gozaba de la misma autoridad que la Ley escrita; con el tiempo, lo impuro quedaba progresivamente excluido a partir del santua-
algunos rabinos llegaron a considerar más importante la Ley oral rio interior. A los gentiles se permitía el acceso únicamente al
que la Ley escrita. Afirmaban que también la Ley oral se remon- atrio exterior, llamado por ello «de los Gentiles». Al Santo de
taba al Sinaí. No se trataba de un juicio histórico, sino de una los Santos sólo podía entrar el sumo sacerdote, y ello una sola
manera de reconocer el valor de la Ley oral. Sin embargo, inde- vez al año y al cabo de minuciosas purificaciones. El templo era,
pendientemente del valor relativo de la Ley oral y la Ley escrita, por consiguiente, la morada de Dios, el Santo. Pero era algo más.
lo importante es advertir que el judaismo consideraba la Ley, en Era el lugar en que el Santo otorgaba el perdón de los pecados.
cualquiera de sus formas, como un don de Dios. El milagro de la Dios mismo había establecido que allí se celebraran los sacrificios,
gracia que fue la entrega de la Ley no a través de intermediarios oficiados por un sacerdote legítimo, para reconciliar consigo a su
sino directamente por Dios, no en secreto sino a todo el pueblo pueblo. No es de extrañar que, a pesar de los muchos abusos, el
de Israel, y ciertamente a todas las naciones, fue tema constante judaismo honrara el templo y el culto que en él se celebraba.
de las especulaciones judías. Es precisamente esta experiencia lo El templo, por consiguiente, significaba la presencia permanen-
que el judaismo trataba de reactualizar en cada generación a tra- te del Señor en medio de su pueblo. Pero el judaismo reconocía
vés de la Pascua. que a lo largo de la historia se habían producido acontecimientos
extraordinarios en que Dios se había mantenido especialmente
cerca de su pueblo para intervenir en su favor. Aquellos aconte-
LAS PRACTICAS cimientos se conmemoraban en determinadas fiestas. La Pascua,
por ejemplo, actualizaba la liberación de Egipto; Pentecostés ce-
Hasta ahora nos hemos ocupado de algunas creencias básicas lebraba la entrega de la Ley en el Sinaí; la Fiesta de los Taber-
del judaismo. El judaismo creía en un Dios que había llamado a náculos, Succoth, conmemoraba la estancia del pueblo en el de-
Israel para que fuese su pueblo peculiar y le había otorgado la sierto. Estas fiestas, y otras que se celebraban, tenían por objeto
Ley como guía. Esto significa que el judaismo era una religión en mantener vivos en Israel aquellos acontecimientos de su historia
que imperaba la gratitud hacia Dios por lo que había dado a su en que Dios se había manifestado señaladamente. Trataban de
42 El judaismo del siglo I como trasfondo Fariseos, saduceos y esenios 43

reactualizar en la experiencia de cada judío la experiencia de su ban favorables a la idea de adaptar cada vez más la Ley para que
pueblo, para incorporarlo de este modo «a Israel». Ello es igual- mantuviera su plena vigencia en el tiempo en que vivían. Sus res-
mente cierto a propósito de Hanukkach o Vurim. Ya no es lo mis- tantes creencias se resumen fácilmente en los siguientes principios:
mo en el caso del Día de la Expiación, un día de ayuno, arrepen- la resurrección de los muertos, la existencia de ángeles y espíritus,
timiento y sacrificio, o de la Fiesta de Año Nuevo, en que se con- una cierta medida de libre albedrío. Dentro del judaismo, los fari-
memoraba la creación del mundo. seos venían a ser lo que hoy llamaríamos los «liberales», hombres
Pero, aparte de los servicios del templo y de las festividades, deseosos de hacer de la religión algo vivo, vitalizador y actual.
¿cómo influía la Ley en la vida de los judíos? Ante todo, en torno Frente a ellos estaban los saduceos. En comparación con los
a la Ley se creó una institución, la Sinagoga, en que se afirmaba fariseos, se caracterizaban por su interpretación literal de la Ley;
la función capital de la Ley y la importancia de su estudio. Nunca en cierto sentido podría decirse que eran «fundamentalistas».
insistiremos demasiado en la significación de la Sinagoga para el Aceptaban la Ley escrita y rechazaban la Ley oral. Sus razones
judaismo del siglo i y en todas sus épocas. Convirtió la vida reli- parecen estar claras. Eran hombres bien situados, económica y
giosa en una actividad caracterizada por el estudio y la plegaria; socialmente; formaban un grupo reducido de notables que disfru-
fue la fuente del conocimiento de la Ley que habría de regir la taban de riqueza y posición social. Tenían todos los motivos para
vida en todos sus detalles. Es probable que ya antes del año sentirse satisfechos. Podían tolerar perfectamente una Ley escrita
70 d.C, fecha de la destrucción del templo, la Sinagoga se hubiera siglos atrás y que no resultaba dura o difícil de soportar en su si-
convertido en el centro efectivo de la vida judía. Con la Sinagoga tuación. Por el contrario, una Ley viva, adaptada a las circuns-
surgió la escuela. tancias, no les convenía. De ahí que insistieran en que sólo poseía
autoridad la Ley escrita. La Ley oral no tenía que tomarse en se-
rio. En resumen, hacían de la Ley un «dogma» anticuado, una
FARISEOS, SADUCEOS Y ESENIOS pieza de museo que apenas tenía importancia en el presente. Con
todo ello concuerda el hecho de que no vieran la necesidad de ad-
La Ley, el templo, las fiestas, la Sinagoga: en torno a estas mitir la resurrección de los muertos; sus vidas resultaban ya bas-
instituciones se desarrollaría la vida del judaismo. Fue precisa- tante agradables en este mundo. Tampoco veían la necesidad de
mente la actitud que adoptaran ante estos centros de interés lo ángeles de la guarda o de cualquier otro tipo: ¿para qué? Insistían
que determinó la forma en que los judíos se dividieron. Esas divi- en que todo hombre está dotado de libre albedrío y que en sus
siones pueden caracterizarse sobre todo sobre la base de la acti- manos estaba decidir su propio destino. Eran acérrimos indivi-
tud ante la Ley. Si bien la mayor parte del pueblo de Israel cons- dualistas que no tenían tiempo o necesidad de buscar los consuelos
tituía el am haaretz, el pueblo de la tierra, que no se preocupaba de la religión.
de la religión, los restantes judíos entendían la Ley de muy diver- Recientemente ha adquirido nueva importancia un tercer gru-
sos modos. Aquí sólo mencionaremos los grupos principales: fari- po, el de los esenios, debido al descubrimiento de un notable con-
seos, saduceos y esenios. junto de escritos de esta secta. Es muy probable que los manuscri-
Los fariseos han sido muy diversamente caracterizados: como tos del Mar Muerto pertenezcan a los esenios. Estos documentos
el elemento artesanal ilustrado del judaismo del siglo i, como per- nos han transmitido noticias de primera mano acerca de la funda-
sianizantes e incluso como helenizantes. Pero, independientemente ción de la secta de la nueva alianza por un sacerdote llamado Maes-
de sus orígenes, podemos resumir sus actitudes como sigue. Acep- tro de Justicia. Después de ser martirizado a instigación de un
taban como un axioma que la voluntad divina había sido revelada sacerdote malvado, la secta huyó a Damasco, al parecer bajo la
en la Ley y que todos los aspectos de la vida humana tenían que dirección de otro guía, al que se designa como Estrella, pero más
regirse por la Ley. Pero los fariseos admitían al mismo tiempo que tarde regresaron sus adeptos a Judea, concretamente a Qumrán.
ningún documento escrito es capaz de abarcar todos los pormeno- Nos eran conocidos ya a través de los escritos de Filón y de Josefo,
res de la vida. Las nuevas circunstancias requieren no un código pero ahora podemos trazarnos un cuadro más detallado de su gé-
inmutable, sino unas normas vivas y adaptables. Los fariseos, en nero de vida. Se regían por una peculiar interpretación de la Ley,
consecuencia, afirmaban que, además de la Ley escrita, había otra que resultaba incluso más rígida que la de los fariseos. Este radica-
Ley oral dotada también de autoridad. Por otra parte, se mostra- lismo los llevó a una obediencia cada vez más rígida, cuya conse-
44 El judaismo del siglo I como trasfondo Las esperanzas del judaismo 45

cuencia fue una vida de retiro minuciosamente organizado y la que Dios haría en el futuro lo que había hecho en el pasado, o
austeridad con que trataban de obedecer a la Ley en todos sus quizá obras aún más gloriosas.
detalles. Hoy sabemos con seguridad que constituyen un importan-
te elemento en el trasfondo del Nuevo Testamento.
INTERFERENCIAS DEL JUDAISMO Y EL HELENISMO

LAS ESPERANZAS DEL JUDAISMO Antes de dar por terminado el estudio del trasfondo judío y
helenístico sobre el que se desarrollará el Nuevo Testamento he-
Hasta ahora nos hemos ocupado de los principios y las activi- mos de señalar un hecho importante. En el siglo i, aquellos dos
dades del judaismo durante el siglo i. Las ideas de los judíos con- mundos, el judaismo y el helenismo, se habían entremezclado en
ferían a su vida una intensa preocupación por el pasado; sus mira- numerosos ámbitos del mundo conocido. Especialmente a partir
das estaban fijas en el acontecimiento del éxodo, cuando Dios se de su retorno de la cautividad en Babilonia, el año 586 a.C, los
les dio a conocer y les manifestó su Ley. Los judíos se regían por judíos emigraron cada vez en mayor número fuera de Palestina.
un recuerdo. Pero este recuerdo les daba además esperanzas para Todas las ciudades importantes del mundo grecorromano contaban
el futuro. La gratitud por el pasado llegó a ser en el judaismo una con un grupo de judíos, que habitualmente conservaban su reli-
actitud de esperanza viva, una confianza en los favores de Dios en gión y su identidad nacional allá donde se establecieran. Se ha
el futuro. Eran muchos, en efecto, los que se preocupaban inten- calculado en seis o siete millones el número de judíos que vivían
samente por el futuro. A esta categoría pertenecen los autores de en el Imperio romano durante el siglo i. De Egipto se supone que
los apocalipsis y las escatologías, personajes absortos en sus anti- albergaba a un millón. Durante el mandato de Tiberio {14-37 d.C.)
cipaciones. Algunos autores han afirmado que la apocalíptica es había en Roma de cincuenta a sesenta mil. Son cifras abultadas, pero
un fenómeno marginal del judaismo del siglo i, pero no es así. la fuerza de los judíos en todo el Imperio era grande. A los judíos
Los fariseos compartían muchas veces aquellas expectativas apo- esparcidos fuera de Palestina se dio el nombre de la diáspora (dis-
calípticas. persión).
Con los elementos apocalípticos y escatológicos hemos de rela- Las autoridades romanas hubieron de ocuparse de aquel grupo
cionar en especial la esperanza mesiánica del judaismo. Esta espe- fuerte, extendido y muy unido que parecía estar en todas partes.
ranza estaba gobernada por el pasado: el final habría de ser seme- Suprimirlo era imposible. La alternativa era ganarse su adhesión.
jante al principio. A veces era imaginado el Mesías como un nuevo En consecuencia, el Imperio otorgó a los judíos auténticos privi-
Moisés, comparable al primero, pero mayor que él, o como el Hijo legios. En cuanto a la religión, se les permitió la libertad de culto
de David, el rey ideal de los tiempos pasados, al que se asemejaría en sus propias sinagogas. Se modificaron determinados aspectos
la figura del rey futuro. Otras veces, cuando no había esperanza del culto del emperador de manera que resultara compatible con el
alguna de recibir ayuda humana, la confianza se ponía en un per- monoteísmo judío y se permitió que las sinagogas quedaran libres
sonaje sobrenatural que instauraría un nuevo cielo y una nueva de efigies imperiales o de cualquier otro tipo. No podemos descri-
tierra, un Hijo del Hombre semejante al descrito en Dn 7. Durante bir ahora otros privilegios religiosos. También en el terreno jurídi-
el siglo i surgió la esperanza de un mundo o una era futuros, en co disfrutaban los judíos de amplios privilegios. Por ejemplo, los
fuerte contraste con la edad presente. La vida frente a la muerte, judíos —extranjeros residentes y ciudadanos— estaban autorizados
la virtud frente al pecado serían las características de los nuevos a casarse conforme al derecho judío, no al romano. Para no herir
tiempos. No había una doctrina predominante acerca del futuro, sus sentimientos, no se percibían impuestos de los judíos en sábado
sino una multiplicidad de expectativas. Hay pruebas de que todas o en las festividades de aquel pueblo. Tampoco podía ser llevado
estas anticipaciones eran especialmente intensas en el judaismo un judío ante los tribunales en sábado.
del siglo i. Tales privilegios, aparte de otros factores sociales, políticos e
Con esto llegamos al término de nuestra panorámica. El judais- incluso filosóficos, hicieron muy impopulares a los judíos. Como en
mo del siglo i vivía del recuerdo de cuanto había hecho Dios en tantas sociedades modernas, había un fuerte sentimiento antijudío
tiempos pasados, durante el éxodo y en otras ocasiones. La guía y la vida de aquellos hombres resultaba a veces muy insegura. Pero
para el presente era la Ley de Dios. La esperanza estaba puesta en los judíos reaccionaron enérgicamente ante las presiones del mun-
46 El judaismo del siglo I como trasfondo Interferencias del judaismo y el helenismo 47
do grecorromano. Uno de los más importantes acontecimientos de llamados «temerosos de Dios» o «devotos». Tanto los prosélitos
la historia de la religión en Occidente fue la traducción del Anti- como los temerosos de Dios alcanzaban un número elevado. Por
guo Testamento al griego (realizada entre el año 250 y el siglo i todo el Imperio había sinagogas en que se reunían regularmente
a.C). Aquella traducción prestó una enorme ayuda a la difusión no sólo los judíos de nacimiento, sino también los prosélitos y los
del cristianismo y a su interpretación ante el mundo helenístico, temerosos de Dios. Hay pruebas de que en tiempos de Jesús se
ya que significó un avance en la tarea de verter al griego las pala- sentía impulsado el judaismo por un afán misionero que nunca co-
bras y las ideas hebreas, a que también hubo de dedicarse el cris- noció en épocas anteriores ni conocería en el futuro.
tianismo. Muchos escritos del Nuevo Testamento tienen como trasfondo
Aparte de los Setenta, hay otros escritos que aparecen por esta aquel mundo en que se entremezclaban el judaismo y el helenismo.
época. Pueden dividirse en dos grupos: primero, los históricos, La importancia del judaismo helenístico, que fue el resultado de
como 2 y 3 Macabeos, y las obras de Josefo (nacido el año 37/38 aquella interferencia, aparecerá con mayor claridad en las páginas
a.C), un judío que llegó a obtener la protección de los romanos y siguientes3.
escribió: 1) La Guerra judía (año 70 d.C), que se ocupa de la his-
toria judía en el período helenístico-romano; 2) Las antigüedades
judías, escrito entre los años 81-96 d.C, que abarca desde los pa-
triarcas hasta el estallido de la sublevación antirromana (año 66
d.C); 3) Contra Apión, en que se intenta refutar las calumnias
lanzadas contra los judíos. Estos relatos no sólo satisfacen la cu-
riosidad histórica, sino que presentan además una defensa del
judaismo. De este modo llegamos al segundo grupo de escritos
compuestos por judíos de la diáspora, cuya intención era defender
y propagar el judaismo, presentándolo ante el mundo helenístico
al estilo filosófico. Dentro de este grupo tienen especial importan-
cia los escritos de Filón (nacido el año 20 a.C. en Alejandría). Su
obra es voluminosa; puede clasificarse como sigue:

1. Escritos de contenido puramente filosófico.


2. Interpretaciones de los cinco primeros libros del Antiguo
Testamento.
3. Escritos histérico-apologéticos.

Filón, según se admite generalmente, era un judío preocupado


por demostrar que la vida conforme a la Ley judía era compatible
con la cultura y la filosofía griegas. Moisés contiene ya cuanto
pueda enseñar la filosofía griega. Toda su vida empleó Filón en
demostrar que la filosofía griega era la sierva del judaismo.
No es de extrañar que muchos gentiles se sintieran atraídos
por el judaismo de la diáspora. Entre estos gentiles hay que dife-
renciar dos grupos. Por un lado estaban los prosélitos, gentiles que
aceptaban la fe judía y hacían cuanto era preciso para convertirse
en judíos en el pleno sentido del término, es decir, la circuncisión,
el bautismo y la presentación de una ofrenda en el templo. Por 3
otro lado había gentiles que sentían el atractivo del judaismo, su Para un panorama más amplio, cf. mi artículo The Jewish State in
culto, tradición y ética, pero que no se hacían prosélitos. Eran the Hellenistic World, en M. Black y H. H. Rowley (eds.), Peake's Com-
mentary on the Bible (Nueva York y Londres 1962) 686-92.
La ¿oria de Dios bienaventurado 49

de un impulso esencial que mueve a toda la Iglesia primitiva. ¿Po-


dríamos nosotros descubrirlo? ¿Qué es lo que confiere su unidad
CAPITULO 4 a la Iglesia, lo mismo que al Nuevo Testamento, por encima de sus
diversidades?
EL EVANGELIO COMO GLORIA DE DIOS Los autores mismos del Nuevo Testamento hubieran respon-
dido sin duda que todos ellos compartían un mismo evangelio o
buena noticia. ¿Podemos nosotros recuperar la esencia de aquel
Hemos explicado ya que el Nuevo Testamento enlaza con el evangelio que ellos predicaron y en el que creían?
Antiguo y que para entender el primero es preciso leerlo a la luz Afortunadamente, el Nuevo Testamento nos da una definición
del segundo. Pero es a la vez un documento que surgió en el mun- de ese evangelio con una densa fórmula. En 1 Tim 1,11 aparece
do grecorromano y dentro del ambiente del judaismo de Palestina esa definición:
en el siglo I, de forma que ambos mundos han de tenerse en cuen-
ta para interpretarlo. Al igual que las personas, el Nuevo Testa-
mento pertenece a un mundo determinado y ese mundo forma Evangelio de la gloria de Dios bienaventurado.
parte de su realidad.
Algunas versiones traducen el término «gloria» como si fuera un
Pero el ámbito propio del Nuevo Testamento es más reducido:
adjetivo: «Evangelio glorioso de Dios bienaventurado», pero se
la vida de la Iglesia cristiana. Todos los documentos del Nuevo
Testamento fueron escritos por autores cristianos. Ello significa trata de una interpretación errónea; «gloria» no tiene aquí el sen-
que esencialmente son producto de las comunidades cristianas del tido de un simple adjetivo. Por el contrario, define el contenido
siglo i. El Nuevo Testamento fue escrito por la Iglesia, para la del evangelio. El evangelio trata de la gloria de Dios. Según la
Iglesia y a partir de la Iglesia. En este sentido es un documento Epístola a los Hebreos (1,3), también el Jesús de que se da allí
eclesial. Muestra las huellas de las preocupaciones y las necesidades testimonio «refleja la gloria de Dios»; en la Epístola de Santiago,
de la Iglesia en cada una de sus páginas. La liturgia de la Iglesia, Jesucristo es «el Señor de la gloria» (2,1). El autor de 2 Timoteo
su actividad de culto, sus plegarias e himnos, su catequesis han (2,10) afirma: «Por eso soporto lo que sea por los elegidos, para
influido en cuanto ahora nos comunica el Nuevo Testamento, en que ellos también alcancen la salvación que da Cristo con la gloria
el que resuenan la apologética de la Iglesia, sus conflictos también, eterna.» La misma idea destaca con fuerza especial en 2 Cor 4,3-6,
pero por encima de todo su predicación. en donde habla Pablo del ministerio y del evangelio que le está
Precisamente por ser obra de la Iglesia, el Nuevo Testamento confiado. Dice así este pasaje:
refleja la vida de la Iglesia en toda su variedad. Es como un man- «Pero, además, si nuestro evangelio sigue velado, es para los
to de muchos colores, una mezcla de elementos, como lo es la que se pierden, pues por su incredulidad el dios del mundo éste ha
vida misma de la Iglesia. Hace unos veinte años, en lo que más se obcecado sus mentes y no distinguen el resplandor del evangelio,
insistía era en la variedad del Nuevo Testamento, que se entendía de la gloria de Cristo, imagen de Dios. Porque no nos predicamos
no como un solo libro, sino como una diversidad de libros. Cada a nosotros, predicamos que Jesucristo es Señor y nosotros siervos
uno de estos libros se estudiaba por separado y se analizaba su vuestros por Jesús; pues el Dios que dijo: 'Brille la luz del seno
mensaje característico. Se adoptaba ante el Nuevo Testamento una de las tinieblas', la ha encendido en nuestros corazones, haciendo
postura analítica. resplandecer el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el
Pero en los últimos años se ha producido un cambio. A la rostro de Cristo.»
postura analítica de años anteriores ha sucedido una tendencia Se define aquí la finalidad del evangelio como el don de la glo-
sintética. Ahora se insiste en la unidad del Nuevo Testamento. Se ria de Cristo. Pero Cristo es la imagen de Dios, y su gloria, por
ha visto que refleja no sólo las diversidades de la Iglesia, sino consiguiente, es la gloria de Dios. El misterio mismo de la crea-
también su unidad. Del mismo modo que la primitiva Iglesia, por ción resplandece en su rostro.
encima de sus diversidades, se apoyaba toda ella en una misma Si nos fijamos en los evangelios, hallaremos la misma con-
verdad o convicción vitalizadora, el Nuevo Testamento cuenta con cepción. Marcos inicia el suyo con una cita de Mal 3,1 e Is 40,3.
ese mismo fundamento. A pesar de las diversidades, da testimonio Juan Bautista es:
4
50 El evangelio como gloria de Dios Significado de «gloria» 51

«Una voz que grita en el desierto: Preparadle el camino al «gloria», en su sexta acepción, como «majestad, esplendor, mag-
Señor, allanad sus senderos.» nificencia». Dicho brevemente, la palabra «gloria» sugiere en cas-
Convendrá, por otra parte, recordar las siguientes palabras de tellano moderno la inconcebible perfección del ser divino. No ocu-
Is 40,4.5: rre lo mismo en el Nuevo Testamento, donde la gloria de Dios
«Que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, se manifiesta y da a conocer. Tampoco es muy verosímil que la
que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se levantará literatura griega de la época clásica nos ayude algo a entender el
la gloria del Señor y la verán todos los hombres juntos. Ha habla- uso del término «gloria» en el Nuevo Testamento. En griego clá-
do la boca del Señor.» sico, «gloria» significa una simple «opinión» o «punto de vista»,
Juan Bautista preludia la revelación de la gloria del Señor en es decir, lo que piensa un hombre. De ahí pasó a significar también
Jesús de Nazaret. Más clara aún aparece la asociación de la gloria reputación, es decir, lo que alguien piensa de un hombre.
de Dios en el evangelio de Lucas, que interpreta el nacimiento de ¿Dónde habremos de buscar ayuda, por tanto, para entender el
Jesús en los siguientes términos: significado evangélico de la «gloria de Dios»? Veremos lo que nos
«De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército dice al respecto el Antiguo Testamento y también el Nuevo. En el
celestial, que alababa a Dios diciendo: Antiguo Testamento aparecen asociados al término «gloria» los si-
guientes significados:
Gloria a Dios en el cielo
y paz en la tierra a los hombres
que él quiere tanto» (2,13.14). 1. Significado secular

El tema de la gloria adquiere importancia capital en el cuarto Gloria aparece a veces como sinónimo de riqueza, propiedad,
evangelio: abundancia. Tal parece ser la connotación de Gn 31,1:
«Jacob oyó que los hijos de Labán decían: 'Jacob se ha llevado
«Y la Palabra se hizo carne, toda la propiedad de nuestro padre y se ha enriquecido a costa de
acampó entre nosotros nuestro padre'.»
y contemplamos su gloria: La palabra que aquí se traduce por «riqueza» ( = enriquecido) es
gloria de Hijo único del Padre, literalmente «gloria». Tal es asimismo el caso en Gn 13,2:
lleno de amor y lealtad» (1,14).
«Abrahán era muy rico en ganado, plata y oro.»
Nadie vio jamás a Dios (Jn 1,18), pero su gloria se revela en Je-
sús. Un gran investigador alemán ha dividido todo el cuarto evan- Donde nosotros decimos «muy rico», el hebreo dice «gloria». Véa-
lio de acuerdo con este concepto. Considera los capítulos 2-12 se también Gn 45,13 y 1 Re 3,13, donde «gloria» denota éxito
como referidos a la revelación de la gloria de Dios al mundo; los y poder.
capítulos 13-20 tendrían por tema la revelación de la gloria a la
Iglesia. Podemos afirmar sin temor alguno que el evangelio habla 2. Connotación religiosa del término
de la gloria de Dios.
Es aún más importante. Hay numerosos pasajes en que «glo-
ria» es aquello que, de una manera o de otra, hace visible al Dios
SIGNIFICADO DE «GLORIA» invisible. La gloria de Dios es la revelación de Dios, lo que mani-
fiesta a Dios o lo da a conocer. En algunos pasajes, la gloria del
Decir en castellano moderno que el evangelio trata de la glo- Señor va asociada a determinados fenómenos naturales: tormenta,
ria de Dios no nos lleva muy lejos. Un lenguaje de este tipo tiene tempestad, relámpagos, trueno. Es instructivo al respecto el
para nosotros la extrañeza de lo irreal. ¿Podríamos retroceder si- Salmo 29:
glos para averiguar qué pretendían decir los primeros cristianos
cuando hablaban de la gloria de Dios? «Hijos de Dios, aclamad al Señor;
En el Diccionario de la Real Academia se define el término aclamad la gloria y el poder del Señor,
52 El evangelio como gloria de Dios
Significado de «gloria» 53
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. cosas, como ocurría en la Tienda del Encuentro del desierto. Dice
La voz del Señor sobre las aguas, Ex 40,34:
el Dios de la gloria ha tronado, «Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria
el Señor sobre las aguas torrenciales» (Sal 29,1-3). del Señor llenó el santuario.»
En 1 Sm 4,2lss, la gloria llega casi a identificarse con el arca:
También en el Salmo 97 se asocia la gloria del Señor a las nubes «Al niño lo llamaron Singloria, diciendo: 'Está desterrada la
y las tinieblas espesas, al fuego y el relámpago: gloria de Israel, porque han capturado el arca de Dios'.»
En Sal 24,7-10, el rey de la gloria entra en el templo de Jeru-
«El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables. salén:
Tiniebla y Nube lo rodean, Justicia y Derecho sostienen su trono. «¡Portones!, alzad los dinteles,
Delante de él avanza Fuego, abrasando en torno a los enemigos; que se alcen las antiguas compuertas:
sus relámpagos deslumhran el orbe, va a entrar el Rey de la Gloria.
y viéndolos, la tierra se estremece; —¿Quién es ese Rey de la Gloria?
los montes se derriten como cera ante el Señor, —Él Señor, héroe valeroso;
ante el Señor de toda la tierra. el Señor, héroe de la guerra.
El cielo pregona su justicia ¡Portones, alzad los dinteles,
y todos los pueblos contemplan su gloria» (Sal 97,1-6). que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la Gloria.
Impresiona sobre todo la manera de manifestarse la «gloria» de —¿Quién es ese Rey de la Gloria?
Dios en el monte Sinaí, como se narra en Ex 24,15-18: —El Señor de los ejércitos
«Cuando Moisés subió al monte, la nube lo cubría y la gloria es el Rey de la gloria.»
del Señor descansaba sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió du-
rante seis días. Al séptimo día llamó a Moisés desde la nube. La El templo es la morada especial de la gloria de Dios. En 1 Re
gloria del Señor apareció a los israelitas como fuego voraz sobre 8,10ss leemos:
la cumbre del monte. Moisés se adentró en la nube y subió al «Cuando los sacerdotes salieron de la nave, la nube llenó el
monte, y estuvo allí cuarenta días con sus noches.» templo, de forma que los sacerdotes no podían seguir oficiando a
causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba el templo.»
3. Como elemento celeste En Sal 26,8 tenemos:

Relacionado con el segundo, hay un tercer uso del término «Señor, yo amo la casa donde moras,
«gloria» en que éste aparece como un elemento perteneciente a el lugar donde reside tu gloria.»
las regiones superiores, como vemos en Sal 19,2:
Sin embargo, cuando el crimen y el sacrilegio profanan el tem-
«El cielo proclama la gloria de Dios.» plo, «la gloria» puede retirarse de él y manifestarse en otro lugar,
como se dice en Ez l,4ss.
En todos los pasajes citados, la gloria de Dios irradia luz y aparece b) No sólo se manifiesta la gloria en determinados lugares,
como algo terrible. Al manifestar a Dios no pierde nada de su sino que puede estar asociada a momentos y sucesos particulares.
misterio; es como el relámpago, que ilumina y aterra al mismo Así, la gloria del Señor estuvo especialmente relacionada con el
tiempo. En el Antiguo Testamento, el término «gloria» nunca pier- éxodo de Egipto. Pero incluso entonces resultaba tan terrible que
de su connotación de majestad y magnificencia. Pero esta «majes- Moisés no pudo verla sino de espaldas y a través de su reflejo:
tad» no es inaccesible, trascendente por necesidad; la «gloria» de «El Señor le respondió: 'También esa petición te la concedo,
Dios se aproxima a los hombres de dos maneras en especial: porque gozas de mi favor y te trato personalmente'. Entonces él
a) Viene a morar con los hombres en determinados lugares o pidió: 'Enséñame tu gloria'. Le respondió: 'Yo haré pasar ante ti
toda mi riqueza y pronunciaré ante ti el nombre 'Señor', porque yo
54 El evangelio como gloria de Dios
El evangelio de la gloria de Dios 55
me compadezco de quien quiero y favorezco a quien quiero; pero
mi rostro no lo puedes ver, porque nadie puede verlo y quedar con Véase también Is 60,1-5:
vida'. Y añadió: 'Ahí, junto a la roca, tienes un sitio donde po-
nerte; cuando pase mi gloria te meteré en una hendidura de la «¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;
roca y te cubriré con mi palma hasta que haya pasado, y cuando la gloria del Señor amanece sobre ti!
retire la mano podrás ver mi espalda, pero mi rosro no lo verás» Mira: las tinieblas cubren la tierra; la oscuridad, los pueblos;
(Ex 33,17-23). pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti;
También para el Segundo Isaías, la liberación de Israel de su y caminarán los pueblos a tu luz,
cautiverio en Babilonia sería una manifestación de la gloria del los reyes al resplandor de tu aurora.
Señor (Is 40,5). Echa una mirada en torno, mira:
En el Antiguo Testamento, por consiguiente, la idea de la todos esos se han reunido, vienen a ti;
gloria de Dios tiene múltiples aspectos; no hay una fórmula senci- tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
lla capaz de abarcar todos sus matices. En su forma desarrollada Entonces lo verás, radiante de alegría;
equivale a la revelación de Dios, la manifestación que de sí mismo tu corazón se asombrará, se ensanchará,
hace a través del dominio que ejerce sobre la vida de los hombres cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar
y de las naciones. La gloria de Dios, por consiguiente, no es un y te traigan las riquezas de los pueblos.»
concepto estático, sino dinámico; la gloria de Dios se revela no a
través del conocimiento de la esencia divina, sino de la acción de Y en Dn 7,13ss tenemos:
Dios. Se trata de una automanifestación activa, sobre todo en de- «Seguí mirando y en la visión nocturna vi venir en las nubes
terminados acontecimientos. del cielo una figura humana, que se acercó al anciano y se presentó
Nos queda por decir algo acerca del concepto de «gloria de ante él. Le dieron el poder real y dominio: todos los pueblos, na-
Dios» en el Antiguo Testamento. En Ezequiel se expresa la con- ciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su
fianza en que la gloria retornará en el futuro a una Jerusalén pu- reino no tendrá fin.»
rificada: Podemos, pues, afirmar que la gloria de Dios en su plenitud,
«Me condujo a la puerta oriental: vi la gloria del Dios de Is- si bien atestiguada por su presencia en el templo y a pesar de ha-
rael que venía de Oriente, con estruendo de aguas caudalosas, la berse manifestado en los acontecimientos del pasado, en el Anti-
tierra reflejó su gloria. La visión que tuve era como la visión que guo Testamento, es ante todo objeto de una esperanza y una reali-
había contemplado cuando vino a destruir la ciudad, como la visión dad futura.
que había contemplado a orillas del río Quebar. Y caí rostro en
tierra. La gloria del Señor entró en el templo por la puerta orien-
tal. Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior. EL EVANGELIO DE LA GLORIA DE DIOS
La gloría del Señor llenaba el templo» (Ez 43,1-5).
«Luego me hizo volver a la puerta exterior del santuario que Volvamos ahora al Nuevo Testamento. En él se define el evan-
mira a Levante; estaba cerrada. Y me dijo: 'Esta puerta permane- gelio como «evangelio de la gloria de Dios». Ello quiere decir que
cerá cerrada. No se abrirá nunca y nadie entrará por ella, porque trata de aquella actividad o presencia en que Dios se manifiesta a
el Señor, el Dios de Israel, ha entrado por ella; permanecerá ce- sí mismo. Por otra parte, en el contexto en que esta expresión apa-
rrada. Sólo el príncipe en funciones podrá sentarse allí para comer rece en el Nuevo Testamento, ha de referirse a unos acontecimien-
el pan en presencia del Señor; entrará por el vestíbulo de la puerta tos a través de los cuales actúa Dios en la historia. Del mismo
y saldrá por el mismo camino» (Ez 44,1-4). modo que el Segundo Isaías vio la gloria de Dios revelada en el
En Is 59,19, la gloria de Dios se revelará en el futuro desde Orien- retorno de Israel de su exilio en Babilonia, también el Nuevo Tes-
te a Occidente: tamento ve la gloria de Dios revelada en otro acontecimiento, la
vida, muerte y resurrección de Jesús y la vida de la Iglesia que
«Los de Occidente temerán al Señor, entonces se inició. En este sentido, el evangelio del Nuevo Testa-
los de Oriente respetarán su gloria.» mento, que confiere unidad a toda su diversidad, afirma que la
gloria de Dios está presente en un conjunto de acontecimientos
56 El evangelio como gloria de Dios

cuyo centro es Jesús de Nazaret. Todo el Nuevo Testamento se


apoya en el presupuesto de que, en un momento determinado, en
una vida concreta, Dios actuó decisivamente. Todo el Nuevo Testa-
mento tiene por objeto dar testimonio de aquellos acontecimien- CAPITULO 5
tos. Con ello no se quiere decir que se ocupe simplemente de una
persona, Jesús de Nazaret; esto solo no hubiera sido suficiente. LA PRIMITIVA PREDICACIÓN CRISTIANA
Más bien diríamos que el Nuevo Testamento da testimonio de Je-
sús apropiándose su vida, viviendo en él de manera que la vida de
Jesús pasa a ser su propia vida. El Nuevo Testamento recoge unos En páginas anteriores hemos afirmado que el Nuevo Testa-
hechos en la medida en que responden a este propósito y cobran mento es creación de la Iglesia cristiana. Pone de manifiesto a la
nueva vida en el vivir de los cristianos: vez la variedad de la vida y la fe de los primeros cristianos y la
seguridad viva y original en que se apoyaban, es decir, la convic-
Aunque mil veces naciera Cristo en Belén, ción de que en Jesús de Nazaret se había manifestado la gloria de
si en ti no nace, perdida está tu alma. Dios. Los cristianos vivían de acuerdo con esta convicción en me-
dio del mundo, cuya admiración suscitaban muchas veces al hacer
El evangelio recoge unos hechos sucedidos en el pasado, pero que de su existencia un reflejo de Jesús. Pero los cristianos proclama-
se hacen presentes en la respuesta de la fe y la vida. Son esos acon- ban además ante el mundo su convicción. Afortunadamente, pode-
tecimientos, así entendidos, los que confieren unidad al Nuevo mos seguir en el Nuevo Testamento la forma en que presentaban
Testamento (cf. cap. 7). su evangelio. ¿En qué consiste esta presentación? El tema ha sido
expuesto claramente por C. H. Dodd.
Los primeros datos se encuentran en Pablo, que establecía una
neta distinción entre el fundamento de la fe cristiana que había
recibido y el edificio que luego había levantado él mismo sobre
aquella base. Aquel fundamento era común para Pablo y para otros
cristianos. En ocasiones se refiere Pablo a su propio evangelio:
«mi evangelio» (Rom 2,16; 16,25; 2 Tim 2,8) y «nuestro evan-
gelio» (2 Cor 4,3; 1 Tes 1,5; 2 Tes 2,14). Pero ello no significa
que afirmara poseer un tipo peculiar de cristianismo. Por ejemplo,
la expresión «mi evangelio» (Rom 2,16) se refiere simplemente a
un juicio futuro, que no puede considerarse como una doctrina
particular de Pablo. El apóstol reconocía que su fe tenía unos ci-
mientos comunes con la de otros cristianos. Parece referirse más
bien a un «núcleo concreto», a unos «datos determinados» sin los
que no podría hablarse siquiera de un evangelio. En 1 Cor 3,1 Os
escribe:
«Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arqui-
tecto, coloqué el cimiento, pero otro levanta el edificio. Ahora que
atención cada cual a cómo construye; porque un cimiento diferente
del ya puesto, que es Jesucristo, nadie puede ponerlo.»
No podría ignorar Pablo el cimiento básico común a todos los
cristianos.
Lo mismo se advierte en Rom 15,20. Su mayor deseo ha sido:
«He completado el anuncio de la buena noticia de Cristo, ponien-
do así además todo mi ahínco en anunciarla donde aún no se había
58 La primitiva predicación cristiana
l a primitiva predicación cristiana 59
pronunciado su nombre; no quería construir sobre cimiento aje-
no.» Aquí el «cimiento» se define simplemente como «Cristo». dos, sea yo, sean ellos, eso es lo que predicamos y eso fue lo
Pero en otros pasajes habla más ampliamente Pablo sobre ese que creísteis.»
cimiento. Nótese lo siguiente: Aquí se sirve Pablo de unos términos técnicos para describir la
«¡Galatas estúpidos! ¿Quién os ha embrujado? ¡Después que forma en que es aceptada y transmitida la tradición («transmitir»;
ante vuestros ojos presentaron a Cristo en la cruz!» (Gal 3,1). «recibir»): los elementos de primerísima importancia se compar-
«Mientras los judíos piden señales y los griegos buscan saber, ten con otros como una fe común.
nosotros predicamos un Mesías sacrificado, para los judíos un es- Además de las anteriores referencias explícitas, en otros pasa-
cándalo, para los paganos una locura; en cambio, para los llamados, jes de las cartas paulinas afloran otros elementos del contenido
lo mismo judíos que griegos, un Mesías que es portento de Dios esencial del evangelio. Se ha dicho a propósito de Rom 1,1-5 que
y saber de Dios» (1 Cor 1,22-24). contiene un credo o confesión de fe incipiente, que Pablo compar-
El Cristo crucificado que Pablo predica se identifica como «porten- tía con otros cristianos. Parece citarlo sin esfuerzo alguno; su ma-
to de Dios y saber de Dios». Compárese con lo anterior el siguien- nera de escribir sugiere que está recitando casi sin darse cuenta
te pasaje: una fórmula de fe. Dice así:
«Por eso yo, hermanos, cuando llegué a vuestra ciudad, no «Pablo, servidor de Cristo Jesús, apóstol por llamamiento di-
llegué anunciándoos el secreto de Dios con ostentación de elocuen- vino, escogido para anunciar la buena noticia de Dios.
cia o saber; con vosotros decidí ignorarlo todo excepto a Jesu- »Esta buena noticia, prometida ya por sus Profetas en las
cristo, y concretamente a Jesucristo crucificado. Escrituras santas, se refiere a su Hijo que, por línea carnal, nació
»Por eso yo me presenté ante vosotros con una sensación de de la estirpe de David y, por línea del Espíritu santificador, fue
impotencia y temblando de miedo; mis discursos y mi mensaje constituido Hijo de Dios en plena fuerza por su resurrección de la
no usaban argumentos hábiles y persuasivos, la demostración con- muerte: Jesucristo Señor nuestro.
sistía en la fuerza del Espíritu, para que vuestra fe no se basara en »A través de él hemos recibido el don de ser apóstol, para que
saber humano, sino en la fuerza de Dios. en todos los pueblos haya una respuesta de fe en honor de su
»Con los hombres hechos, sin embargo, exponemos un saber; nombre.»
pero no es un saber de este mundo ni de los jefes pasajeros de este También en Rom 10,9 hallamos una especie de recitación catequé-
mundo» (1 Cor 2,1-6). tica, lo que quiere decir que a través de lo que escribe Pablo resue-
Más importante aún es 1 Cor 15,1-11: na una confesión de fe:
«Os recuerdo ahora, hermanos, el evangelio que os prediqué, «Porque si tus labios profesan que Jesús es Señor y crees de
ése que aceptasteis, ése en que os mantenéis, ése que os está sal- corazón que Dios lo resucitó de la muerte, te salvarás.»
vando..., si lo conserváis en la forma como yo os lo anuncié; de Cuanto hallamos en Pablo reaparece en los Hechos, donde
no ser así, fue inútil que creyerais. suponemos que se ha conservado la predicación de los primeros
»Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: cristianos. En Hch 2,14-36 leemos:
que Cristo murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las «Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la
Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como lo palabra:
anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tarde a —Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchad mis palabras
los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la y enteraos bien de lo que pasa. Estos no están borrachos, como
vez; la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. suponéis; no es más que media mañana. Está sucediendo lo que
Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. dijo el profeta Joel:
»Por último se me apareció también a mí, como al nacido a
destiempo. Es que yo soy el menor de los apóstoles: yo que no En los últimos días
merezco el nombre de apóstol, porque perseguí a la Iglesia. Sin —dice Dios—
embargo, por favor de Dios soy lo que soy y ese favor suyo no ha derramaré mi Espíritu sobre todo hombre:
sido en balde; al contrario: he rendido más que todos ellos, no yo, Profetizarán vuestros hijos e hijas,
es verdad, sino el favor de Dios que me acompaña. De todos mo- vuestros jóvenes tendrán visiones
y vuestros ancianos soñarán sueños;
60 La primitiva predicación cristiana
La primitiva predicación cristiana 61
y sobre mis siervos y siervas
derramaré mi Espíritu en aquellos días »Por lo tanto, entérese bien todo Israel de que Dios ha cons-
y profetizarán. tituido Señor y Mesías al mismo Jesús a quien vosotros crucifi-
Haré prodigios arriba en el cielo casteis.»
y signos abajo en la tierra: Esta predicación sigue a unas palabras en que se declara que en
sangre, fuego, columnas de humo. la venida del Espíritu se ha cumplido la profecía de Joel 2,28-32;
El sol se hará tinieblas, los temas de la predicación resaltan con claridad: el testimonio que
la luna se teñirá de sangre a favor de Jesús dan sus milagros, signos y prodigios a lo largo
antes de que llegue el día del Señor, del ministerio, la muerte y la resurrección. La conexión entre la
predicación y el Espíritu Santo se establece también en Hch 2,38;
grande y deslumbrador.
3,12-26; 4,8-12 y especialmente en 10,34-43, donde reaparecen
Pero cuantos invoquen el nombre del Señor
las alusiones de 2,14-36.
se salvarán.
En el mismo tono se expresa, aunque con algunas variantes,
»Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús el Nazareno, el la Primera Epístola de Pedro. Leemos en 1 Pe 1,10-12:
hombre que Dios acreditó ante vosotros, realizando por su medio «De esta salvación empezaron a interesarse y a investigar cier-
los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al plan tos profetas que habían predicho la gracia destinada a vosotros. El
previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por Espíritu de Cristo que estaba en ellos les declaraba por anticipado
mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó los sufrimientos por Cristo y los triunfos que seguirían. Indagaban
rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte ellos queriendo saber para cuándo y para qué circunstancias lo in-
lo retuviera bajo su dominio, pues David dice: dicaba, y se les reveló que aquel ministerio profético no miraba a
ellos, sino a vosotros. Ahora, por medio de los que os trajeron la
Tengo siempre presente al Señor, buena noticia, os lo ha comunicado el Espíritu Santo enviado del
con él a mi derecha no vacilaré. cielo. Los ángeles se asoman deseosos de verlo.»
Por eso se me alegra el corazón, Se afirma aquí que existe una conexión entre la predicación
exulta mi lengua cristiana y la actividad de los profetas del Antiguo Testamento.
y mi carne descansa esperanzada. Los segundos dieron testimonio anticipado de los sufrimientos
Porque no me entregarás a la muerte de Cristo. Ello fue posible porque el Espíritu Santo, que actúa
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. entre los cristianos, actuó también entre ellos. Véase 1 Pe 1,3.
Me has enseñado el sendero de la vida, En otro pasaje (2 Pe 1,18-21) aparece de nuevo otra fórmula
me saciarás de gozo en tu presencia. de la fe cristiana. Se alude también a los elementos de la predica-
ción señalados en diversos lugares. Dice así:
»Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: El patriarca «Esta voz llegada del cielo la oímos nosotros estando con él
David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el en la montaña sagrada. Y nos confirma la palabra de los profetas,
día de hoy. Pero era profeta y sabía que Dios le había prometido a la cual hacéis muy bien en prestar atención como a lámpara que
con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo; cuando brilla en la oscuridad, hasta que despunte el día y el lucero nazca
dijo que no lo entregaría a la muerte y que su carne no conocería en vuestros corazones. Ante todo tened presente que ninguna pre-
la corrupción, hablaba previendo la resurrección del Mesías. Pues dicación de la Escritura está a merced de interpretaciones perso-
bien, Dios resucitó a este Jesús, y nosotros somos testigos. Exal- nales; porque ninguna predicación antigua aconteció por designio
tado así por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios movidos
Santo que estaba prometido, y lo ha derramado: esto es lo que por el Espíritu Santo.»
estáis viendo y oyendo. Otros pasajes importantes de la Primera Epístola de Pedro son
»David, que no subió al cielo, dice, sin embargo: 2,21-24 y 3,22. No resulta difícil rastrear en ellos los elementos
de una confesión de fe, que realmente no se citan, sino que se in-
Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, corporan al texto con toda naturalidad y libremente.
que voy a hacer de tus enemigos estrado de tus pies. Los personajes citados, si se toman en conjunto, nos ofrecen
62 La primitiva predicación cristiana
La primitiva predicación cristiana 63
los temas capitales de la primitiva predicación cristiana, que po-
demos resumir como sigue: ofrecemos de los temas de la predicación ha sido criticada por tres
1. La entrada de Cristo en la historia es el cumplimiento de motivos principalmente:
las profecías. Es el fin a que apuntan los planes de Dios que nos Primero, para acotar los temas de la predicación primitiva se
han sido revelados en el Antiguo Testamento. En Jesucristo tienen recurre a los primeros capítulos de los Hechos y a 1 Pedro, dando
aquellos planes su culminación preestablecida. Pero al mismo tiem- por supuesto que allí están contenidos. Pero, ¿puede sostenerse
po, Jesús marca el comienzo de una nueva época. Lleva adelante realmente esta postura? Son hoy muchos los que afirman que esos
esos mismos planes de Dios e inaugura una nueva creación. Con él capítulos no nos ofrecen realmente la más antigua predicación,
se ha iniciado en la tierra la edad futura de las expectativas judías. sino lo que el autor de los Hechos estimaba que debía predicarse
2. En este advenimiento de un nuevo orden, como culmina- en su propia época, es decir, en el siglo n. Segundo, es puramente
ción de los planes revelados de Dios, Jesús tiene un cometido sin- accidental el hecho de que los temas anteriormente acotados sean los
gular. El es el Mesías, el Hijo de David, el Hijo, el Hijo del hom- que con mayor frecuencia aparecen en el Nuevo Testamento. Es
bre. El cumplimiento y el nuevo comienzo están indisolublemente posible e incluso probable que ciertas creencias a las que se hace
relacionados con Jesús, pues en él se hacen realidad. escasa o nula alusión en el Nuevo Testamento tuvieran gran im-
3. Al referirse a Jesucristo, la Iglesia recordaba su ministe- portancia en las primitivas comunidades cristianas. Los temas de la
rio real sobre la tierra, su paso haciendo el bien, la autoridad con predicación que más arriba hemos acotado podrían deberse a una
que enseñaba, sus curaciones. Fue un hombre respaldado por Dios accidentalidad meramente estadística. Tercero, la afirmación de
con «prodigios y signos». que el Nuevo Testamento posee una cierta unidad en cuanto a la
4. Se da especial relieve a la pasión de Jesús. La cruz estaba predicación se debe al influjo de los recientes movimientos teoló-
prevista por Dios; no fue algo accidental, sino esencial en los pla- gicos y eclesiológicos. Durante el último medio siglo ha crecido en
nes divinos. El dolor es un rasgo distintivo de Jesús como Mesías. las Iglesias el deseo de unirse. En consecuencia, los teólogos bus-
5. La misma importancia se dio a la resurrección de Jesús. can una base para la unidad más allá de las teologías conflictivas
Todos los estratos del Nuevo Testamento lo dan por supuesto y del cristianismo y tratan de encontrarla en el Nuevo Testamento.
se citan los testigos de la resurrección; su realidad queda firme- Esta búsqueda ha llevado a ver en la predicación, tal como más
mente establecida. arriba se ha descrito, un centro básico de unidad dentro del Nue-
6. A través de su pasión y resurrección, Jesús es exaltado a vo Testamento, en torno al cual podrían unirse las Iglesias que
la derecha de Dios. Con ello se da a entender que es el Señor del hasta ahora permanecen separadas. Ello significaría que esa pre-
pueblo nuevo por él creado, sobre el que ostenta autoridad. dicación nuclear no sería tanto el hallazgo de un estudio objetivo
7. Dios ha derramado su Espíritu sobre esta nueva humani- y científico del Nuevo Testamento cuanto el fruto de unas preocu-
dad. Es convicción común que esta nueva humanidad es el pueblo paciones perfectamente definidas de orden teológico y eclesiológi-
peculiar de Dios, marcado con el don del Espíritu. co. En esta predicación se ha insistido a causa del entusiasmo ecu-
8. En el seno de este Israel de Dios se ofrece el perdón de ménico y no por exactitud exegética. Tendríamos aquí un ejemplo
los pecados. inigualado del deseo que condiciona las ideas.
9. El mismo Cristo que está sentado a la derecha de Dios ha Sobre estas bases se han negado muchos a aceptar la visión
de venir nuevamente para juzgar al mundo y para llevar a su ple- kerigmática del Nuevo Testamento, que nosotros hemos acogido
nitud la nueva edad inaugurada por Jesús. Con este retorno que- con tanto entusiasmo. Replicar a sus críticas, sin embargo, no re-
dará completa su obra. sulta difícil. Lo haremos una por una. Primero, la fecha y el carác-
La primitiva Iglesia centró toda su atención en las conviccio- ter de la predicación recogida en los primeros capítulos de los
nes expresadas por la predicación que acabamos de resumir. ¿Qué Hechos serán siempre objeto de discusiones. Muchos investigado-
realidad posee ese elenco de verdades que hemos resumido? Al- res opinan que los discursos recogidos en los capítulos 1-5 de los
gunos no lo admiten; por ejemplo, no todos piensan que el pun- Hechos son tardíos; su finalidad sería instruir a la Iglesia a finales
to 9 formara parte realmente de la primitiva predicación. Y lo que del siglo i, cuando no ya en el u. Pero otros investigadores
es más importante, ha sido puesta en tela de juicio la totalidad de adivinan tras esos discursos unas fuentes arameas que recogerían
esta visión de la primitiva predicación cristiana. La acotación que una tradición muy antigua. Sin embargo, la realidad del kerigma
no depende de los datos de los Hechos. Los datos que podemos
64 La primitiva predicación cristiana
La primitiva predicación cristiana 65
obtener de las epístolas paulinas y de otros textos, por no men-
cionar el interés kerígmático que se puede rastrear en los mismos que recientemente se insiste en el aspecto kerigmático como resul-
evangelios, son de gran peso. Poner en duda la existencia de un tado de una urgencia consciente o inconsciente por descubrir en el
núcleo común en la primitiva predicación cristiana es ignorar los Nuevo Testamento una base para la unidad de la Iglesia (tesis con
datos que aportan los textos, aparte de los Hechos. La segunda la que quizá yo no esté de acuerdo), ello no invalidaría necesaria-
objeción no nos llevará mucho tiempo. Es procedimiento dudoso mente la perspectiva kerigmática4.
el de atribuir a lo que no aparece en el Nuevo Testamento una Ninguna de las críticas mencionadas, por tanto, resulta con-
importancia igual que a los elementos del kerigma que hallamos vincente. Es cierto, sin embargo, que la insistencia con que en
frecuentemente en sus páginas. Lo que con tanta frecuencia se páginas anteriores hemos repetido la palabra «predicación» podría
menciona tiene todos los visos de haber sido realmente impor- resultar desorientadora. Presentar la predicación en forma de es-
tante. Nos ayudará en este punto un ejemplo. En América me he quema podría sugerir que los cristianos tenían una fórmula fija
relacionado con dos universidades, con cuyos nombres me honro. con la que expresaban y resumían claramente su fe. No era así. La
Durante los cinco años que pasé en una de ellas, el término «alum- lista de temas anteriormente citada no es la realidad del evange-
nos» apenas sonó en mis oídos alguna que otra vez; durante los lio, del mismo modo que tampoco es su esqueleto la realidad de un
cuatro años que pasé en la otra, apenas me vi libre algún día de hombre. Los huesos desnudos no son el hombre; han de estar ves-
escucharlo. ¿Tenía que ver algo esta diferencia estadística en cuan- tidos de carne y sangre. Al mismo tiempo, los temas de la predica-
to al uso del término «alumno» con la vida de aquellas dos univer- ción son de por sí otras tantas abstracciones. Para hacerse realida-
sidades? Seguro que sí. No sería quizá muy exagerado decir que des han de revestirse de vida y estar informados por el Espíritu de
una de aquellas universidades producía alumnos, mientras que la las comunidades cristianas. No han de separarse de esa vida y ese
otra era mantenida por los alumnos. No siempre son engañosas las espíritu, es decir, del ministerio total de la Iglesia que sana, enseña
estadísticas. Los temas que reaparecen continuamente en los diver- y perdona los pecados. Tratados aisladamente, estos temas vienen
sos estratos del Nuevo Testamento pueden tomarse muy bien a ser como la estructura vacía de un edificio; para que resulten
como indicadores de lo que tenía verdadera importancia en la vida significativos, han de entenderse como el apoyo interior de todo el
de las comunidades que los formularon. En cuanto a la tercera edificio vivo de la Iglesia. Otra manera de afirmar esto mismo es
crítica, no hay inconveniente en admitir que el investigador del reconocer que los temas de la predicación no se refieren únicamen-
Nuevo Testamento es hijo de su época y que si es un hombre que te a unos acontecimientos externos —la vida, muerte y resurrec-
realmente vive al ritmo de sus tiempos, aportará a su tarea de in- ción de Jesús—, sino a esos mismos acontecimientos tal como son
terpretación los influjos y las preocupaciones que flotan en su am- apropiados por los cristianos. Su significación dependerá de la
biente. Apenas puede dudarse de que los intereses teológicos y respuesta viva a Jesús, en su muerte, vida y resurrección.
eclesiológicos que agitan nuestros tiempos han afectado a los in- Entre los temas de la predicación primitiva antes enumerados,
vestigadores del Nuevo Testamento. Pero la moneda tiene dos algunos pueden caracterizarse simplemente como acontecimientos
caras. Esa actualidad que quizá condicione nuestra exégesis tam- (el n.° 3), pero otros implican además una interpretación (los
bién puede iluminarla. ¿Acaso no es cierto que, en más de un números l , 2 , 4 , 5 , 6 , 7 , 8 y 9 , que recogen unos acontecimientos
aspecto, esta época de «desintegración de las naciones» nos ha y su significado). La predicación contenía a la vez una proclama-
abierto los ojos ante realidades que en tiempos más fáciles nos ción de lo sucedido y el significado que se le atribuía. No podía
estaban ocultas? No lejos de mi hogar, en Gales, hay un viejo haber interpretación al margen de los «hechos»; sin la interpreta-
castillo normando, Castell Dinefwr. Durante el verano, cuando los ción, los «hechos» se quedan en puros datos. Lo que confiere su
árboles que lo rodean están cubiertos de hojas, el castillo queda importancia a los acontecimientos a que se refiere la predicación
oculto; sólo es posible vislumbrarlo de vez en cuando. Pero cuan- es el hecho de que son contemplados en el marco de los planes de
do llega el invierno y los árboles pierden su follaje, los muros del Dios y a la luz de la experiencia de la comunidad a la que dieron
castillo se alzan con la fuerte claridad de su antiguo esplendor. origen y a la que comunican una vida y un impulso permanentes.
Vivimos tiempos invernales, pero ello quizá nos haya ayudado a En la predicación se hacen inseparables los acontecimientos y el
adquirir una nueva conciencia de las estructuras constitutivas sub- significado que se les confiere. Lo aclararemos con un ejemplo.
yacentes a los documentos del Nuevo Testamento. Aún admitiendo
4
W. D. Davies, Cbristian Origins of ]udaism (Filadelfia 1962) 5-6.
5
66 La primitiva predicación cristiana

Durante años viví a la vista del Palmer Stadium de la Universidad


de Princeton. Frecuentemente, durante la temporada de fútbol,
veía entrenarse a los atletas. Muchas veces, durante los entrena- CAPITULO 6
mientos, la pelota atravesaba los postes de la portería. Pero no se
producía el bramido entusiasta de los espectadores. La pelota ha- LA HISTORICIDAD DE JESÚS
bía cruzado la portería en un ambiente neutro; el tanto marcado,
por bueno que fuera, no significaba nada. Pero cuando se cele-
braba un partido, digamos entre las selecciones de Princeton y Si era la fe suscitada en los cristianos la que daba significado .a
Harvard, cuando el Palmes Stadium se hallaba abarrotado de es- la vida, muerte y resurrección de Jesús, como afirmábamos en el
pectadores entusiastas, las cosas ocurrían de manera muy distinta. capítulo anterior, ¿qué importancia tenía la figura misma de Jesús _,
Si los de Harvard lograban marcar un tanto en la portería de Prin- para el movimiento cristiano? Algunos han afirmado no sólo que
ceton, la multitud se exaltaba o se desesperaba. La trayectoria de Jesús tuvo una importancia secundaria en la aparición del cristia-
la pelota encima de la barra podía significar que se perdía o se nismo, sino que puede prescindirse de él para explicar este fenó-
ganaba un partido en aquella situación concreta y dados aquellos meno. El movimiento cristiano surgió, se ha llegado a decir, como
espectadores. Lo mismo ocurre con la vida, muerte y resurrección una respuesta a los anhelos religiosos que se hacían sentir en todo
de Jesús. Su significado les venía del marco que les daba la vida el mundo grecorromano, unos anhelos tan complejos, amplios e
de los primitivos cristianos. Sin los «datos» que son la vida, muer- insatisfechos que reclamaban ante todo una nueva fe capaz de
te y resurrección de Jesús no podría existir la Iglesia, pero eran las llenar un vacío espiritual. El cristianismo podría entenderse no
personas las que, tensas y expectantes, veían en aquellos aconteci- como un movimiento puesto en marcha por una personalidad his-
mientos la gloria de Dios y así entendían su significado. En la to- tórica, Jesús de Nazaret, sino como la cristalización de un anhelo
talidad de la vida, muerte y resurrección de Jesús, en la venida del religioso en torno a un pretexto «ficticio» al que se dio el nombre
Espíritu, el nacimiento de la Iglesia, el perdón de los pecados y la de Jesús.
nueva vida, en la esperanza de la segunda venida, en todos estos Tales ideas aparecieron en Francia por primera vez durante el
acontecimientos a los que va emparejada una significación veía la siglo xviii; allí afirmaron algunos que Jesús no fue ni dios ni
primitiva Iglesia la manifestación de la gloria de Dios, una ventana hombre, sino una divinidad solar entre las muchas que de siempre
abierta a través de Jesús de Nazaret, que permitía contemplar, más han recibido culto. Pero hasta el hipercrítico Voltaire rechazaba
allá de la superficie de las cosas, los cimientos verdaderos de nues- tal postura. Más tarde, durante el siglo xix, en un libro titulado
tro propio ser. La Iglesia interpretaba el absoluto en términos de Cristo y los Césares5, del investigador alemán Bruno Bauer, se afir-
Jesucristo y trataba de proclamarlo mediante su propio vivir. Este maba que el cristianismo surgió a comienzos del siglo n como re-
vivir era su sermón. Es dudoso que en la primitiva Iglesia se pro- sultado del encuentro de diversas corrientes de pensamiento origi-
nunciaran «sermones» a nuestro estilo. Lo que había era una pro- nadas en tres centros: Judea, Grecia y Roma. Una escuela holan-
clamación para dar testimonio. A través de la totalidad de su vida, desa de comienzos del siglo xix, que fechaba las epístolas paulinas
hecha de palabras y obras, las comunidades cristianas hablaban en el siglo n, negaba la historicidad de Jesús aduciendo la falta de
a los hombres de aquella Persona en la que mora la gloria, del consistencia de los evangelios como fuentes históricas y la ausen-
acontecimiento del que dependía toda su vida. cia de testimonios no cristianos a su favor. Finalmente, en el si-
glo xx, cierto número de obras, en especial las de Arthur Drews,
en Alemania 6 , explicaba a Jesús de Nazaret como una figura pu-
ramente mitológica.
Hoy nadie duda ya seriamente de la existencia de Jesús como
personaje histórico. Pero la obra de autores como los que hemos
5
6
B. Bauer, Christus und die Casaren (Berlín 1877).
A. Drews, Die Christusmythe (2 vols., 1909-11); Die Bestreitung der
Geschichtlichkeit Jesu (1926).
68 La historicidad de Jesús Las fuentes judías 69
citado ejerce aún cierto influjo a nivel popular entre los menos
del pasaje ha de ser tenido por una interpolación posterior a lo que
informados. Recuerdo a un maestro de una localidad rural que,
realmente escribió Josefo, las opiniones están divididas. Quienes
cuantas veces nos encontrábamos, me desafiaba furiosamente a
se han ocupado de él consideran en su mayor parte auténtico el
probar la existencia histórica de Jesús. A la vista de este escepticis-
pasaje y ven en él una prueba de la historicidad de Jesús.
mo histórico existente fuera de los círculos cristianos y de las ten-
2. XX,9,1. «Murió Festo y Albino (el procurador recién nom-
dencias que dentro de ellos se advierte a minimizar la función de
brado) estaba en camino; reunió, pues, el sanedrín de jueces e hizo
Jesús de Nazaret, como tal, en la aparición del cristianismo, es
comparecer ante ellos al hermano de Jesús, llamado Cristo, que se
necesario reseñar objetivamente las pruebas de su existencia real.
llamaba Santiago, y a algunos otros. Una vez que hubo formulado
Estas pruebas pueden agruparse bajo dos títulos.
contra ellos la acusación de que eran infractores de la ley, se los
entregó para que fueran lapidados...»
En torno a este pasaje se dan las mismas divergencias de opi-
PRUEBAS APORTADAS POR LAS FUENTES JUDIAS
nión, pero también en este caso la mayor parte de los investigado-
res acepta su autenticidad. No hay pruebas textuales contra nin-
Está en primer lugar el historiador judío Josefo. Para valorar guno de los dos pasajes.
debidamente los datos que aporta convendrá echar un vistazo a su
Josefo, por consiguiente, atestigua la historicidad de Jesús
vida. Nació en Jerusalén el año 37 ó 38 d.C. Cuando estalló la
como sabio y hacedor de milagros. Pero resulta extraño su silencio
guerra entre el pueblo judío y el Imperio romano, el año 66 d.C,
relativo. ¿Podríamos explicarlo? Se han formulado muchas suge-
al principio se mostró contrario a ella, pero más tarde obtuvo el
rencias. Quizá Josefo ignoraba todo lo relacionado con el cristia-
mando de una posición importante en Galilea, en el bando judío.
nismo, excepto su mera existencia. Aquel movimiento era aún in-
Fue hecho prisionero el año 67 d.C, pero recibió la libertad al
significante en sus días. A pesar de su carácter mesiánico no había
cumplirse la profecía, por él mismo formulada, de que Vespasiano
producido aún ninguna revolución política violenta, por lo que
sería hecho emperador. Tomó entonces el nombre de Flavio y du-
Josefo pudo muy bien ignorarlo. No es raro que los historiadores
rante la campaña final contra Jerusalén permaneció junto a los
ignoren acontecimientos de primera magnitud y presten atención a
romanos. Pasó en Roma el resto de sus días, disfrutando de la
otras nimiedades. (Por ejemplo, aún es posible encontrar historias
protección de los emperadores y dedicado a su obra histórica y
de la era victoriana que no mencionan la publicación del Origen de
literaria. Murió probablemente hacia el año 110 d.C. Entre sus
las especies, de Darwin, en 1859.) Esta explicación resulta más
escritos se cuentan las Antigüedades judías, en veinte libros. Se
verosímil que una hipotética simpatía de Josefo hacia el cristianis-
recoge allí la historia del pueblo judío desde la creación hasta el
mo, que le habría llevado a silenciarlo deliberadamente para no
año 66 d.C.
llamar sobre él una atención que hubiera podido degenerar en hos-
En las Antigüedades hay dos pasajes en que Josefo habla de tilidad, como algunos han apuntado. Pero aún más probable es que
Jesús. Son éstos: el silencio de Josefo se deba al carácter mismo de su obra. En efec-
1. XVIII,3,3. «Apareció por entonces Jesús, hombre sabio, to, su vida sugiere cuál era el fin que se proponía con sus escritos.
si es que se le puede llamar hombre, porque realizaba obras mara- Su deseo era conservar el favor del emperador romano, y para
villosas, maestro para quienes acogen con agrado la verdad. Se ello evitaba en sus escritos cuanto pudiera herir la susceptibilidad
atrajo a muchos judíos y también a muchos gentiles. Era (el) Cris- de los romanos. Mencionar el cristianismo, un movimiento mesiá-
to. Cuando Pilato, instigado por los principales de entre los nues- nico que proclamaba un rey distinto del César (Hch 17,7) hubiera
tros, lo condenó a la cruz, los que le amaron antes no pudieron ol- significado exponer al judaismo, al que en Roma no se diferencia-
vidarle, pues se les apareció vivo de nuevo al tercer día; en efecto, ba del cristianismo, a ser acusado del crimen de «asociación ilícita».
los divinos profetas habían predicho de él ésta y otras mil cosas Es posible también que Josefo no quisiera tomarse la molestia de
maravillosas. La tribu de los cristianos, que de él recibió este nom- discutir acerca de un movimiento mesiánico que ya no significaba
bre, no se ha extinguido hasta el día de hoy.» ninguna amenaza para Roma. Pero el cristianismo era una reali-
Muchos, por no decir todos los investigadores están de acuerdo dad viva y militante. Lo más prudente en este caso era ignorarlo,
en que las palabras en cursiva del pasaje anterior han de conside- aunque no del todo. Josefo decidió nombrarlo y, al mismo tiempo,
rarse como interpolaciones cristianas. En cuanto a si la totalidad no darle demasiada importancia.
70 La historicidad de Jesús Las fuentes judías 71

En el Talmud tenemos otras pruebas a favor de la existencia época no negaban que Jesús hubiera realizado signos y prodigios,
histórica de Jesús. El Talmud tiene dos versiones. Las escuelas pero interpretaban tales acciones como casos de hechicería capaces
rabínicas de Palestina desarrollaron su propia interpretación de la de exponer a Israel a un peligro (cf. Me 3,22; Mt 9,34; 12,24). Se
Mishnah, la compilación de leyes judías formulada por Rabí Judá advierte también que se empezaba a discutir acerca de la muerte
el Príncipe hacia el año 200 d.C, y compusieron el Talmud Pales- de Jesús y se hacían esfuerzos por demostrar que había tenido un
tinense, que abarca la Mishnah y la Gemara («comentario») sobre juicio imparcial, con la debida publicidad, no tan apresurado como
aquélla, aproximadamente el año 400 d.C. Paralelamente, las es- indican los evangelios. Sin embargo, el investigador judío Klaus-
cuelas rabínicas establecidas en Babilonia compusieron su Talmud, ner reconoce que este pasaje es antihistórico y polémico. Su inten-
el Talmud Babilónico, en torno al año 500 d.C. ción no es recoger la historia, sino adjudicarse un tanto en la
Hay pasajes en que se conservan referencias relativamente tar- disputa.
días a Jesús, pero otras pueden considerarse tannaíticas, es decir, No hemos intentado presentar una lista exhaustiva de referen-
anteriores a la Mishnah. Entre estos segundos pasajes destacan los cias a Jesús. Sin embargo, es posible recoger materiales suficientes
siguientes: para fundamentar determinadas conclusiones. Primero, hay afir-
maciones que brotan de la hostilidad hacia el cristianismo, que po-
1. Tratado Sanhedrin del Talmud Babilónico, 107b. demos descartar. Los investigadores judíos reconocen que no son
de fiar las alusiones al nacimiento espúreo de Jesús y a la forma
«Nuestros rabinos enseñan: que la mano izquierda rechace, en que fue juzgado. Sin embargo, y en segundo lugar, Jesús es
pero la derecha atraiga siempre, no como Eliseo, que rechazó a conocido bajo el nombre de Yeshua o Yeshu de Nazaret y se hacen
Gehazí con ambas manos, y no como Rabí Joshua ben Perahjah, referencias a sus milagros, sus doctrinas, sus discípulos y su cruci-
que rechazó a Jesús [el Nazareno] con ambas manos.» fixión. Las fuentes talmúdicas nos retratan a Jesús como un «falso
(Las palabras en cursiva aparecen únicamente en las ediciones maestro crucificado». No se hace intento alguno de negar que la
no expurgadas.) muerte de Jesús fuera debida, en parte al menos, a la intervención
de las autoridades judías ni se pretende, como ocurre en determi-
2. Tratado Sanhedrin del Talmud Babilónico, 43a. nados círculos liberales modernos, afirmar que fuera condenado
injustamente. Se da a entender que contaba con muchos seguidores
«Y un heraldo le precede (es decir, al reo condenado), etc. Esto y que trataba de extraviar a Israel. Pero en todo momento se re-
implica: sólo inmediatamente antes (de la ejecución), pero no tam- conoce que era judío. Por otra parte, los tannaítas no demuestran
bién durante todo el tiempo anterior. (En contradicción con esto) en ningún momento estar poseídos de odio hacia Jesús. Ese odio
fue enseñado: en la víspera de Pascua fue colgado Yeshu. Durante irrumpe en las fuentes más tarde, cuando las relaciones entre ju-
cuarenta días antes de que tuviera lugar la ejecución, salió un he- díos y cristianos se habían vuelto ya sumamente hostiles: el odio
ralda y gritó: 'Sale fuera para ser lapidado porque ha practicado entre judíos y cristianos es el triste fruto de una lamentable his-
la hechicería y ha incitado a Israel a la apostasía. Todo el que pue- toria.
da alegar algo en su favor, que se presente y abogue por él'. Pero Las referencias judías que acabamos de citar tienen, sin em-
como nada se presentó a su favor, fue colgado en la víspera de bargo, un significado claro. Si hubieran existido razones para ne-
Pascua... Ulla replicó: '¿Suponéis que era alguien por quien se gar la existencia histórica de Jesús, las autoridades judías no ha-
pudiera formular una defensa? ¿Acaso no era un Mesith (embau- brían dejado de insistir en ellas. Los datos recogidos en las fuentes
cador), acerca del que dice la Escritura: lNo lo perdonarás, ni lo judías, por escuetos que puedan parecer, son concluyentes acerca
ocultarás'? En el caso de Yeshu, sin embargo, era distinto, porque de la existencia real de un personaje como Jesús de Nazaret.
se relacionaba con el gobierno (o la realeza, es decir, que era influ-
yente).
»Nuestros rabinos enseñaron: Yeshu tenía cinco discípulos: LA APORTACIÓN DE OTRAS FUENTES
Matthai, Nakai, Nezer, Buni y Todah.»
El rabino a que se hace referencia, Ulla, es del siglo ni. De Han de tenerse en cuenta las fuentes siguientes:
todo ello podemos colegir que las autoridades rabínicas de aquella Eusebio, obispo de Cesárea (hacia 260-340 d.C), escribió una
72 La historicidad de Jesús
La aportación de otras fuentes 73
crónica en dos libros, en que ofrece un resumen de historia uni-
pables, y castigó con la mayor crueldad, a una clase de hombres,
versal junto con un cuadro de fechas. Recoge fragmentos de la
aborrecidos por sus vicios, a los que la turba llamaba cristianos
obra de un escritor cristiano llamado Julio Africano Sexto (de
hacia 160-240 d.C.) sobre la historia del mundo; abarca hasta el (christianos). Cristo, de quien tal nombre trae su origen, había
año 217 d.C. Este mismo Julio Africano, a su vez, se refiere a otro sufrido la pena de muerte durante el reinado de Tiberio, por sen-
autor, llamado Thallo el Samaritano (de hacia 50 d.C). Escribe: tencia del procurador Poncio Pilato, y la perniciosa superstición
«Thallo, en el tercer libro de su historia, dice que estas tinieblas fue contenida durante algún tiempo, pero volvió a brotar de nue-
fueron un eclipse de sol, pero a mi juicio se equivoca.» Se alude a vo, no sólo en Judea, patria de aquel morbo, sino en la misma
las tinieblas que, según los evangelios (Me 15,33 y paralelos), capital, donde todo lo horrible y vergonzoso que hay en el mundo
acompañaron a la muerte de Jesús. Thallo explicaba este aconte- se junta y está de moda.»
cimiento como un fenómeno natural. Es probable que Thallo escri- Todos los filólogos consideran auténtica la referencia a Cristo
biera hacia el año 55 d.C. y abarcara el período que llega hasta el contenida en el pasaje citado. Se ha sugerido que Tácito se sirvió
52 d.C. Sus palabras, por consiguiente, atestiguan dos cosas: de los archivos oficiales del Imperio en lo referente al juicio de
1) que la tradición evangélica, al menos por lo que se refiere a la Jesús, pero no es posible probarlo, aparte de que puede resultar
pasión, era conocida por los círculos no cristianos de Roma hacia hasta inverosímil que lo hiciera, ya que tales archivos eran secre-
mediados del siglo i, y 2) que se trató en algún momento de inter- tos. Lo cierto es, sin embargo, que Tácito, que no depende de
pretar aquella tradición en sentido naturalista. fuentes judías o cristianas, estaba enterado de la crucifixión de Je-
Plinio el Joven fue gobernador de Bitinía (111-113 d.C.) du- sús bajo Poncio Pilato.
rante el reinado del emperador Trajano (98-117 d.C). Consideraba Suetonio, el historiador romano, que escribió a finales del si-
el cristianismo como una burda superstición y escribió una carta al glo i y comienzos del n d.C, compuso las Vidas de los Césares, la
emperador pidiendo instrucciones sobre la manera de tratar a los más importante de sus obras. En su Vida de Claudio (emperador
cristianos en su provincia. Esta carta nos dice algunas cosas acerca en los años 41-54 d.C), en una sección dedicada al trato que dio
de los cristianos, pero muy poco sobre Jesús. Se da noticia de que Claudio a los «hombres de origen extranjero», hallamos lo si-
los cristianos solían reunirse regularmente en determinados días y guiente :
cantaban «un himno a Cristo como a un dios». De ello puede de- «Como los judíos provocaban continuos tumultos a instigación
ducirse indirectamente la existencia histórica de Jesús, pues los de Chrestus, los expulsó de Roma.»
cristianos cantan a Cristo quasi deo, «como a un dios»; con esta Esta noticia concuerda con Hch 18,2. Pero queda una duda: ¿se
expresión quizá se dé a entender que realmente se trataba de un alude en ella a Jesucristo o a un individuo llamado Chrestus o
hombre. Pero la prueba aportada por Plinio no resulta impresio- Chrestos? Casi con certeza se trata de Cristo, pues la confusión de
nante. Hemos de suponer sencillamente que los cristianos de Biti- Chrestos por Christos está atestiguada. En efecto, el Padre de la
nía creían hacia el año 87 d.C. que Jesús había existido, pues Iglesia Tertuliano (160-220 d.C) se refiere a que los gobernantes
Plinio afirma que algunos profesaban aquella fe desde hacía vein- romanos pronunciaban erróneamente chrestianus por christianus.
te años. Dice en su Apologético, 3:
Tácito, historiador romano, nacido hacia el año 61 d.C. y que «Cristiano, por lo que al significado del término se refiere, se
en el 117 d.C. vivía aún, escribió, entre otras cosas, sus Anales, deriva de unción. Sí, y aun cuando sea pronunciado erróneamente
que abarcan los años 14-68 d.C, es decir, desde la muerte de Au- por vosotros como chrestianus (pues ni siquiera conocéis el nombre
gusto hasta la de Nerón. En los Anales, XV,44 se habla del incen- exacto de lo que odiáis), habla de suavidad y benignidad...»
dio de Roma del año 64 d.C, ocurrido en tiempos de Nerón, em- Nótese además que sólo un manuscrito (el Codex Mediceus)
perador en los años 54-68 d.C. Citaremos el párrafo que aquí
tiene la forma chrestianos en Tácito, Anales, XV,44, a que antes
nos interesa:
se hizo referencia. No hay razón para dudar seriamente de que
«Pero ni los recursos humanos ni la munificencia imperial ni las Suetonio se refiera a Cristo. Por otra parte, si, como se deduce de
maneras todas de aplacar al cielo bastaron para acallar el escándalo sus palabras, Suetonio pensaba que Cristo había estado en Roma,
o disipar la creencia de que el fuego había ocupado el lugar del
ello significa que su información sería muy vaga. No se preocupa-
orden. Por ello, para cortar los rumores, Nerón señaló como cul-
ría mucho de aclarar aquel asunto. Ha oído hablar de Cristo, pero
74 La historicidad de Jesús

la noticia que recoge se refiere más a la comunidad cristiana de SEGUNDA PARTE


Roma hacia el año 50 del siglo i que a su Señor.
Los pasajes a que hemos hecho referencia, tanto judíos como LOS TRES PRIMEROS EVANGELIOS
paganos, atestiguan suficientemente la historicidad de Jesús. Que-
da claro que Jesús fue un predicador que fue crucificado y causó (LOS SINÓPTICOS)
quebraderos de cabeza tanto al judaismo como a Roma. Para nues-
tro propósito es suficiente esta prueba, pues establece más allá
de toda duda la existencia histórica de Jesús de Nazaret. También ...son la «Magna Charta» del espíritu humano.
resulta fácil de entender el motivo de que las fuentes judías y pa-
ganas no pasen de ahí. Hoy el cristianismo es una religión uni- (E. V. Rieu) 7
versal y Jesús es venerado por millones de seres. Durante el siglo l,
el movimiento cristiano y su Señor eran verdaderas insignifican-
cias, objeto de sospecha y desprecio, sobre todo para los autores
paganos. El silencio de las fuentes no cristianas, a excepción de
los detalles reseñados, resulta comprensible. Aparte del dato es-
cueto de que existió un Jesús, predicador que terminó crucificado,
habrá que recurrir a las fuentes cristianas para saber algo más
acerca de él y de su Iglesia. Este es otro modo de afirmar lo que
ya sentábamos al final del anterior capítulo: que Jesús, como per-
sonaje histórico, adquiere significación únicamente a través de
aquellos que le respondieron. ¿Cuáles son las fuentes que en ellos
tienen su origen, es decir, en la Iglesia?

7
E. V. Rieu, The Four Gospels: A New Translation from the Greek
(Baltimore y Londres 1953) xxxiii.
CAPITULO 7

LOS EVANGELIOS

Hasta ahora hemos analizado el trasfondo del Nuevo Testa-


mento: el mundo judío y el mundo grecorromano. Hemos visto
cómo todos los documentos que lo integran se unifican esencial-
mente gracias a una convicción subyacente a todos ellos: la seguri-
dad de que en determinados acontecimientos —la vida, muerte y
resurrección de Jesús— se ha manifestado la gloria de Dios y han
tenido cumplimiento las esperanzas del judaismo. Hemos visto
también que no hay motivos para dudar que realmente existió un
personaje histórico, el mismo de que nos habla el Nuevo Testa-
mento, ya que a su existencia se alude fuera de las fuentes cris-
tianas.
Ahora tenemos que preguntarnos: ¿cuáles son las fuentes cris-
tianas que de algún modo se ocupan de esta figura y cómo hemos
de acercarnos a ellas? Podemos clasificar las fuentes cristianas
como sigue:

LOS EVANGELIOS NO CANÓNICOS

Hay numerosos evangelios, aparte de los cuatro que forman


parte del Nuevo Testamento. Algunos de ellos, conocidos fragmen-
tariamente desde hace mucho tiempo, como el Evangelio de los
nazarenos, el Evangelio ebionita y el Evangelio según los hebreos,
son de origen judeo-cristiano; otros proceden de ambientes gnósti-
cos, como el recientemente descubierto Evangelio de Tomás, el
Evangelio de la verdad (que, por otra parte, ni es ni pretende ser
un evangelio) y el Evangelio de Felipe. Los evangelios judeo-cris-
tianos, en general, centran su atención en el nacimiento y en la
muerte de Jesús. En esto no se diferencian mucho de los evange-
lios que forman parte del Nuevo Testamento, algunos de los cua-
les también prestan gran atención al nacimiento y a la muerte de
Jesús. Por ejemplo, gran parte de los materiales propios de Mateo
y Lucas se refiere al nacimiento de Jesús. En algunos de los evan-
gelios no canónicos hay abundantes materiales que resultan gro-
tescos y valen a lo sumo como entretenimiento. Los evangelios
de origen gnóstico pretenden contener una enseñanza de carácter
secreto que se remontaría a Jesús. No es verosímil que alguno de
78 Los evangelios
El NT y los evangelios 19
los evangelios no canónicos recoja una tradición digna de fe. Tanto
los evangelios conocidos de antiguo como los recientemente des- «Os recuerdo ahora, hermanos, el evangelio que os prediqué,
cubiertos ilustran no la vida y la enseñanza de Jesús, sino las diver- ése que aceptáteis, ése en que os mantenéis, ése que os está sal'
sas maneras en que aquéllas fueron tratadas en la primitiva Iglesia. vando..., si lo conserváis en la forma como yo os lo anuncié; de
no ser así, fue inútil que creyerais.
»Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido:
LOS AGRAP H A 8 que Cristo murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las
Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como lo
Por agrapha entendemos sentencias atribuidas a Jesús y con- anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tarde a
servadas fuera del texto aceptado de los evangelios canónicos. los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la
Varían en cuanto a la forma en que están atestiguadas y por la cre- vez; la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto.
dibilidad que merecen. Como ejemplos podemos señalar: Después se le apareció a Santiago, luego a los discípulos todos»
(1 Cor 15,1-7).
1. Un versículo de Hch 20,35: En Me 1,1 podría significar el tema de la predicación cristiana
«... acordándonos de las palabras del Señor Jesús: o un libro. Pero probablemente el término «evangelio» fue apli-
'Hay más dicha en dar que en recibir'.» cado como título a un libro por vez primera en las epístolas de
2. El Codex Bezae en Le 6,4 contiene una famosa adición; Ignacio, cuando se dirigía a Roma para ser martirizado. Aparece
con seguridad en los escritos de Justino Mártir (1,66). Se refiere a
Jesús se dirige a un individuo que está trabajando en sábado y los recuerdos de los apóstoles «que se llaman evangelios».
le dice: Pero ¿a qué género literario pertenecen esos recuerdos a los
«Hombre, si sabes de verdad lo que estás haciendo, bienaven- que se da el nombre de «evangelios»?
turado eres, pero si no lo sabes, eres maldito como transgresor 1. ¿Simples memorias? Justino Mártir parece compararlos
de la Ley.» con los Memorabilia del historiador griego Jenofonte (444-354
3. Hay otra sentencia citada por Orígenes en una homilía so- a.C). En los Memorabilia escribió Jenofonte cuatro libros para de-
bre Jeremías: fender la memoria de Sócrates, su maestro, contra la acusación de
«El Salvador mismo dice: 'El que está cerca de mí, está cerca irreligiosidad y de corromper a la juventud ateniense. Constituye
del fuego; el que está lejos de mí, está lejos del reino'» 9. el mejor retrato que tenemos de Sócrates como hombre, y lo cierto
Resulta difícil establecer la verdadera autoridad de los agrapha. es que en muchos aspectos se parecen los evangelios a los Memo-
Algunas de estas sentencias se acreditan por sí mismas; otras son rabilia; en ambos casos se deja amplio margen a los diálogos y se
obviamente espúreas. Es razonable pensar que fuera de los evan- presta escasa atención al escenario. Pero los evangelios no tienen
gelios canónicos sobrevivieron muchas sentencias de Jesús, pero las el tono anecdótico de los Memorabilia. En su perspectiva, la muer-
que han llegado hasta nosotros, con muy pocas excepciones, no te de Jesús ocupa un lugar de primer orden, mientras que los
tienen mayor importancia. Memorabilia apenas destacan la muerte de Sócrates 10.
2. ¿Mitos? Si hubiéramos de juzgar los evangelios por su
forma o por la distribución de su contenido, lo más probable es
EL NUEVO TESTAMENTO Y EN ESPECIAL LOS EVANGELIOS
que nos trajeran a la memoria los mitos paganos, por ejemplo, los
relacionados con Perséfone, que fue arrebatada al Hades y luego
Ante todo, ¿qué es un evangelio como género literario? No retornó de allí, es decir, que murió y resucitó. Pero, al mismo tiem-
está claro que en el mismo Nuevo Testamento se aplique el térmi- po, los evangelios poseen una dimensión histórica y real que los
no «evangelio» (euangelion) a un documento. Pablo parece utilizar diferencia de los mitos. Nadie intentaría presentar a Deméter y
el término euangelion para designar los «acontecimientos» histó- Perséfone como figuras históricas, mientras que en los evangelios
ricos que sirven de base a su predicación: se habla de personajes históricos -—Jesús, que padeció bajo Poncio
Pilato, Pedro, Santiago y Juan— reales y tangibles. Si hay alguna
8
A. Resch, Agrapha, Texte und XJntersuchungen, N.F., xv 21906.
9 10
Cf. J. Jeremías, The Unknown Sayings of Jesús (Nueva York 1957). Cf. Justino, Apología II, 9, 11.
80 Los evangelios El NT y los evangelios 81
semejanza formal con los mitos griegos, las referencias históricas habían visto y oído, a las que debían el formar una comunidad
contenidas en los evangelios colocan a estos textos en una catego- viva. Ya hemos visto cómo el judaismo se regía por un recuerdo,
ría aparte. fundamentalmente el del éxodo, aquel acontecimiento por el que
3. ¿Biografías? Podríamos preguntarnos también si esta re- empezó a existir Israel como pueblo. Cada año, sobre todo en
ferencia histórica hace que los evangelios sean relatos biográficos Pascua, era recordado aquel acontecimiento como base fundamen-
de Jesús. En el siglo i ya había precedentes de este tipo de rela- tal del judaismo. Lo mismo ocurría entre los cristianos, que mira-
tos biográficos, pero en los evangelios, junto a un verdadero inte- ban al pasado y recordaban a aquel que los había llamado a cons-
rés histórico, hay otras preocupaciones. No nos dicen mucho los tituir la Iglesia, al mismo tiempo que reconocían su presencia en
evangelios acerca de cosas que, desde un punto de vista puramente medio de ellos, en la eucaristía y en los servicios del culto. Toda la
histórico, nos gustaría saber. Su propósito no es ante todo narrar- Iglesia se apoyaba en la convicción común de que un acontecimien-
nos lo que sucedió en la vida de Jesús. En este sentido contrastan to esencial le había dado el ser: la vida, muerte y resurrección de
con las biografías escritas en el siglo i o con las que se escriben Jesús de Nazaret. De aquel acontecimiento daban testimonio los
actualmente, sobre Churchill o, pongamos por caso, el Mahatma cristianos, un testimonio referido a la vida toda de Jesús: sus acti-
Gandhi. Los biógrafos de Churchill nos cuentan el número de ci- vidades, sus curaciones y exorcismos, sus palabras revestidas de au-
garros que fumaba cada día y otras minucias parecidas; los biógra- toridad, su muerte a manos de paganos y judíos, su retorno después
fos de Gandhi se ocupan de sus frugales comidas y otros detalles de la muerte y su presencia actual en medio de ellos.
menores con gran minuciosidad. En los evangelios no hallamos Este testimonio se conservó al principio oralmente. Hay mu-
prácticamente ninguno de esos detalles puramente personales en chas razones que lo explican. Los primeros cristianos eran en su
relación con Jesús. No se nos dice nada acerca del aspecto físico mayor parte gente iletrada, hombres sencillos que en su mayor par-
de Jesús ni se dan pormenores geográficos o cronológicos sobre sus te no conocían la escritura. En el siglo i, la educación quedaba en
actividades, con excepción de algunas vagas referencias. Sobre todo gran parte reservada a la aristocracia y a las clases acomodadas. No
en Marcos, nos hallamos inmersos abruptamente desde el primer era fácil que entre los cristianos se cultivara la literatura. Se ha
momento y sin preámbulo alguno en el ministerio de Juan Bautis- afirmado que la producción literaria en cualquiera de sus formas
ta; a continuación se nos ofrece algo que a primera vista parece un resulta cara, y de ahí, entre otras razones, que la tradición no se
amasijo de sentencias y acontecimientos que culminan en la pasión. pusiera por escrito desde el primer momento. De hecho, el papiro
El final de Marcos es notoriamente conciso, si es que realmente resultaba barato en extremo y era utilizado con gran despreocupa-
terminaba en 16,8. Es claro que los evangelios no pueden tomarse ción incluso por los más pobres. Pero aún resulta más importante
como biografías en el sentido moderno del término. el hecho probable de que en muchos círculos cristianos se diera
4. ¿Interpretación histórica? En este punto es preciso ir mayor crédito a la palabra hablada que a la escrita. La transmisión
con cuidado. Afirmar que los evangelios no son biografías en sen- oral de las tradiciones estaba muy de moda en el judaismo del si-
tido moderno podría dar la impresión de que no tienen nada que glo i; es muy lógico que también los primeros cristianos tuvieran
ver con cosas que realmente sucedieron o que no merecen la credi- esas preferencias. La sorprendente capacidad memorística, que fre-
bilidad que se otorga a lo que realmente ha sucedido. Para ser cuentemente se ha señalado como un rasgo peculiar de los semitas,
justos con los evangelios, es necesario preguntarse cómo y cuándo haría innecesario en los primeros momentos consignar las cosas
fueron compuestos, y qué se proponían. por escrito. Al mismo tiempo hemos de contar con el hecho de que
Primero, ¿cuándo fueron compuestos? Admitiendo sin discu- los primeros cristianos albergaban una vivísima seguridad de que
sión que Marcos es el más antiguo de los evangelios, es seguro que el fin estaba próximo. Creían firmemente que muy pronto iba a
circulaban tradiciones acerca de las palabras y las obras de Jesús, llegar a su término la historia. En tales circunstancias no había
posiblemente colecciones en arameo, hebreo y griego, que Marcos motivo alguno para ponerse a escribir libros de ninguna clase. No
recogió. Es también evidente que estas tradiciones, por diversos cabe duda de que muchos cristianos estaban convencidos de que el
motivos, se presentaban en forma de «sermones» a los de fuera y tiempo era ya tan breve que no había necesidad alguna de consig-
que eran manejadas con gran veneración en los servicios de la nar por escrito cosas que se recordaban perfectamente.
Iglesia antes de que Marcos las recogiera por escrito. Eran tradi- Por estas y otras razones, durante algún tiempo no se pensó
ciones en que los cristianos conservaban y rememoraban lo que en poner por escrito las cosas que recordaba la Iglesia. Sabemos
6
82 Los evangelios El NT y tos evangelios 83
que detrás de nuestros evangelios hay unas colecciones de materia- historia haría innecesaria la historia, aún la historia misma de
les narrativos y doctrinales. Se compusieron para uso de predica- Jesús. Pero el fin no llegaba, y con ello se afirmó la necesidad
dores y catequistas. Pero fue al parecer Marcos el primero que se de la historia, la historia de los comienzos y su significación. Según
decidió a escribir un evangelio en el pleno sentido del término. Lo se alargaba la espera, se sintió la necesidad de tomar medidas para
hizo combinando y ordenando unos materiales tradicionales que que no se perdiera el recuerdo de las palabras y las obras de Je-
ya habían adquirido cierta forma. Los demás evangelios, al igual sús. El retraso de la parusía sirvió para levantar la prohibición de
que el de Marcos, fueron surgiendo muy lentamente a partir de escribir e hizo necesaria la reflexión sobre la vida y el significado
una combinación de materiales tradicionales preexistentes. Todos de Jesús, así como una nueva valoración de todo cuanto había
aquellos materiales tenían por objeto dar testimonio, de una o de sucedido con Jesús. La esperanza del retorno de Jesús había sido
otra manera, de Jesús de Nazaret y prestar un servicio en vista de no sólo viva, sino además intensa, referida-siempre a su retorno
las necesidades de las comunidades cristianas. inminente. Mientras todos creyeron que aquel retorno estaba cer-
¿Podríamos indicar algunas de las razones no meramente oca- cano, nadie sintió necesidad de reflexionar y especular. El Señor
sionales que pudieron influir en la composición de los evangelios? estaba al llegar y aquello bastaba. Pero cuando resultó que el Se-
¿Qué hizo a la Iglesia sentir la necesidad de contar con unos evan- ñor no volvía, cambió la situación. La Iglesia se vio obligada a
gelios? Hubo probablemente tres razones decisivas. examinar de nuevo cuanto había sucedido, y para ello era preciso
La desaparición de los testigos presenciales. En primer lugar ante todo consolidar y preservar lo sucedido. En parte como res-
tenemos la desaparición de quienes habían sido testigos presencia- puesta a esta necesidad surgieron los evangelios. Puede decirse,
les del ministerio de Jesús. La Iglesia vivía apoyada en un recuer- desde este punto de vista, que los evangelios forman parte de una
do; su vida actual dependía de la rememoración constante de un crisis que se produjo en la primitiva escatología cristiana, es decir,
acontecimiento pasado. La validez de aquel acontecimiento pasado en la manera que los primeros cristianos tenían de entender y es-
se apoyaba enteramente en el testimonio de quienes lo habían vi- perar el final de la historia.
vido. A falta de aquel testimonio, la Iglesia podía verse sacudida La difusión de la Iglesia. Conforme se extendía cada vez más
en sus cimientos, pues los primeros apóstoles, que habían acom- la Iglesia en el mundo grecorromano, se hizo necesario asegurar
pañado a Jesús, eran los cimientos de la Iglesia. Cuando aquellos sus cimientos. Del mismo modo que un ejército puede alejarse
testigos presenciales empezaron a desaparecer, se hizo necesario tanto de sus bases que al final compromete su propio abasteci-
preservar de algún modo su testimonio. Esta es una de las razones miento y sus refuerzos, también la primitiva Iglesia pudo compro-
fundamentales de que surgieran los evangelios; en parte al menos meter su existencia misma al alejarse cada vez más del aconteci-
tendrían que suplir el testimonio de aquellos testigos que ya no miento que le sirvió de base. Al penetrar en el mundo grecorroma-
vivían. Era preciso recoger el recuerdo de la Iglesia en unos docu- no, el evangelio palestinense entró en contacto con toda clase
mentos capaces de conservarlo y comunicarlo en sus formas autén- de movimientos religiosos y filosóficos. Los hombres lo ponían
ticas. En este sentido, los evangelios respondían a una necesidad a prueba y hubieran llegado a corromperlo, convirtiéndolo en un
de la Iglesia, cuyas columnas empezaban a desaparecer. sistema metafísico, en un culto mistérico o en una gnosis, sin co-
La supervivencia del mundo. En segundo lugar, mientras que nexión ya con la figura histórica que le dio origen, y ello hubiera
las columnas de la Iglesia iban desapareciendo, el mundo no pasa- significado privar al evangelio de sus raíces. Para evitar ese riesgo
ba. Hemos de reconocer una vez más que el motivo de que la tra- surgen los evangelios. Sirvieron para mantener a la Iglesia firme
dición no fuera consignada antes por escrito fue el hecho de que sobre sus cimientos, la realidad del ministerio de Jesús. Evitaron
los primeros cristianos esperaban que el mundo tuviera un rápido que el cristianismo degenerase en una teología de ia Palabra o de
final. Son abrumadoras las pruebas de que la primitiva Iglesia, una idea y contribuyeron a mantener la comunidad enraizada en la
cuando no el mismo Jesús, estaba convencida de que el fin era Palabra hecha carne, es decir, en el Jesús históricamente real.
inminente. Los primeros cristianos esperaban una especie de li- La intención de los evangelios, por tanto, es dar testimonio de
quidación de la historia y la pronta venida de Jesús como juez Jesús de Nazaret, y ello en su condición de Señor de la Iglesia.
de vivos y muertos. Mientras esta esperanza se mantuvo viva, nadie ¿Hasta qué punto les interesaba, a fin de presentar su testimonio,
estimó necesaria la composición de unos evangelios. Si el fin esta- consignar la historia de su vida? Se ha afirmado con frecuencia
ba tan cercano, sobraban los documentos escritos. El final de la que los primitivos cristianos estaban poco interesados en saber
84 Los evangelios

cosas acerca de Jesús de Nazaret como tal y que les preocupaba


únicamente conocerle como Señor. Se interesaban por Jesús no
desde una perspectiva histórica, sino religiosa, como Señor vivo y CAPITULO 8
presente. Pero hay en esta idea una falsa antítesis. No hay motivo
para excluir un cierto interés biográfico por parte de los cristianos; LAS FUENTES DE LOS EVANGELIOS
no les faltaba curiosidad por saber cosas acerca de aquel en quien
creían. Sin embargo, por encima de todo estaba su convicción de
que precisamente en Jesús de Nazaret se les había manifestado la Hasta ahora nos hemos ocupado de los evangelios como tes-
gloria del Señor. El acontecimiento —la vida de Jesús— ostentaba timonios a favor de Jesús de Nazaret en su condición de Señor de
la primacía como piedra de toque de cualquier teología o interpre- la Iglesia. Si nos ceñimos.más a la cuestión y nos preguntamos
tación que pudiera desarrollar la Iglesia. Ño es casual que la Igle- quién es ese personaje del que dan testimonio los evangelios, tro-
sia presentara su testimonio precisamente en forma de unos evan- pezamos con una dificultad, ya que ese testimonio no es idéntico
gelios, pues el relato evangélico era esencial para su propia vida. en todos los evangelios. Por otra parte, los materiales contenidos
en los evangelios, aun prescindiendo de su variedad, resultan tan
difíciles de entender que por ello mismo queda excluida toda pos-
tura simplista ante ellos. Es probable que no haya documentos de
la historia universal que hayan sido sometidos a un análisis tan
riguroso como el que han sufrido los evangelios.
Pero, ¿no son simplemente unos testimonios? Sí y no. Es claro
cuál es su tema capital: el misterio y la gloria de Jesús de Nazaret,
pero en sí mismos son unos textos complejos. En su testimonio a
favor de una misma realidad esplendorosa difieren entre sí. Reco-
gen tradiciones distintas y las manejan cada cual a su modo. Para
llegar hasta la figura a la que se refieren los distintos evangelios, y
que a través de todos ellos resplandece, es preciso tamizar cuida-
dosamente su testimonio. Esta necesidad ha dado origen al estudio
moderno de los evangelios, a la obra de la llamada crítica bíblica,
una expresión nada feliz, ya que suena en principio como una pos-
tura hostil de intenciones demoledoras. Pero el término «crítica»
procede del griego krino, que significa juzgar, discernir, averiguar.
La crítica bíblica, en su forma «alta», connota la investigación de
la fecha, autor, fuentes, destinatarios, plan y objeto de cada docu-
mento bíblico. Al cabo de más de un siglo de investigación, se con-
figura la probabilidad de varias conclusiones.

DOS GRUPOS DE EVANGELIOS

El primer paso dado por la crítica de los evangelios consistió


en reconocer la necesidad de diferenciar dos grupos dentro de este
género. Son tan claras las diferencias entre los tres primeros evan-
gelios —Mateo, Marcos, Lucas— y Juan que es preciso tratar
como obra aparte el último. Estas diferencias, como se verá más
adelante, no son tan rígidas como se pretendió en algún momento,
El problema sinóptico 87
86 Las fuentes de los evangelios

pero son lo bastante notorias como para exigir que «aislemos» a ministerial. Sigue luego un período dedicado a la enseñanza y a la
Mateo, Marcos y Lucas de Juan con fines de análisis crítico. Hay actividad en las ciudades situadas en torno al Mar de Galilea, con
diferencias en cuanto a la cronología y la geografía del ministerio Cafarnaún como centro, y finalizando con el viaje a Jerusalén, el
de Jesús, la naturaleza y la forma de su enseñanza y la actitud glo- juicio y la crucifixión. Tenemos el bautismo, las tentaciones y una
bal ante la persona de Jesús, que sitúan a Juan en una categoría serie de acontecimientos correspondientes a los últimos días que
peculiar. Por otra parte, Mateo, Marcos y Lucas se parecen tanto son consignados por los sinópticos en un orden que presenta una
entre sí que forman un grupo susceptible de ser estudiado de una extraordinaria similitud, hasta el punto de que ese orden se man-
vez. Por este motivo han sido llamados «evangelios sinópticos», tiene incluso cuando hay motivos para suponer que los hechos no
evangelios que pueden ser examinados uno al lado del otro, de una se produjeron del modo que se indica; por ejemplo, en Me 2,3-22,
sola mirada. Pero al mismo tiempo nos plantean el llamado «pro- Mt 9,2-17 y Le 5,18-38 vemos que los tres evangelistas narran lo
blema sinóptico». siguiente: la curación del paralítico, la llamada a los publícanos y
la discusión sobre el ayuno. Los tres refieren las tres cosas en el
mismo orden, a pesar de que no hay un nexo evidente entre las
EL PROBLEMA SINÓPTICO tres narraciones. En ocasiones vemos que siguen el mismo orden,
a pesar de que salta a la vista que no es el correcto. De ello tene-
Llamamos «problema sinóptico» al que nos plantean las mu- mos un ejemplo excelente en Me 6,14 y Mt 14,1, donde los dos
tuas relaciones de Mateo, Marcos y Lucas, llamados «evangelios evangelistas, contra su costumbre, interrumpen la narración para
sinópticos». Se concreta en dos preguntas: ¿a qué se deben esas referir la historia de la muerte de Juan Bautista. Lucas no sigue a
relaciones tan estrechas? Y, si tienen tantas cosas en común, Marcos en esta ocasión; en vez de ello hace una breve alusión a la
¿cómo es que al mismo tiempo muestran tan notables diferencias? muerte del Bautista en 3,19.20.
Empezaremos por enumerar los datos de este problema.
El primero consiste en el hecho de que estos evangelios con- c) Entre Mateo, Marcos y Lucas hallamos una gran concor-
cuerdan entre sí en muchas cosas y en varios aspectos que hemos dancia por lo que se refiere al lenguaje y estilo. Para advertir ple-
de explicar. Se trata de lo siguiente: namente este hecho es preciso recurrir al texto griego, pero las
a) Acuerdo en cuanto a la sustancia o contenido. Marcos concordancias a que nos referimos son tan llamativas como para
consta de 103 relatos, todos los cuales, excepto cinco, están in- forzarnos a concluir que entre los tres se da una mutua dependen-
cluidos en Mateo, que, por otra parte, tienen paralelos con dos o cia. Por ejemplo, en Me 2,10, Mt 9,6 y Le 5,24 tenemos el mismo
tres de esos cinco relatos. Puede decirse, por tanto, que el segundo tipo de sentencia: una repetición de las palabras de Cristo con otra
evangelio, Marcos, ha sido plenamente incorporado a Mateo. Tam- sentencia a modo de paréntesis entre ellas. Este paréntesis mues-
bién lo ha sido en Lucas, aunque las coincidencias de los respec- tra una sorprendente concordancia de estilo. El pasaje en cuestión
tivos materiales no son tan completas. Esta concordancia en cuanto dice así:
a lo sustancial resulta tanto más llamativa si recordamos que de- «... Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad
trás de los evangelios hay un prolongado proceso de selección so- en la tierra para perdonar pecados... —le dijo al paralítico.
bre una gran masa de materiales. No contienen ni la mitad de las
—Escúchame tú; ponte en pie, carga con tu camilla y vete a
cosas que dijo e hizo Jesús durante su ministerio (Jn 21,25). Por
tu casa» (Me 2,10).
ello podemos preguntarnos si la incorporación de Marcos a los
otros dos evangelios fue resultado de la casualidad o si se debe a Este pasaje viene a ser casi exactamente igual en los tres evan-
que Mateo y Lucas utilizaron y copiaron a Marcos. gelios.
b) Hay además concordancia en cuanto al orden de los rela- En Me 1,16 y Mt 4,18 tenemos otro ejemplo de esta concor-
tos. Dejando aparte los primeros párrafos de Mateo y Lucas, que dancia estilística. El versículo de Marcos es como sigue:
son de carácter introductorio, nos encontramos con que los tres «Pasando junto al lago de Galilea vio a Simón y a su hermano
sinópticos, al presentar el ministerio de Jesús, se atienen en gran Andrés que estaban echando el copo en el lago, pues eran pes-
medida al mismo plan, que se concreta en una breve estancia en el cadores.»
valle del Jordán y en el desierto, antes de comenzar la actividad Mateo dice:
«Paseando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Si-
88 Las fuentes de los evangelios
Teoría de la transmisión oral 89
món, al que llaman Pedro, y a Andrés, que estaban echando el
copo en el lago, pues eran pescadores.» ellos tiene algún pasaje que no aparece en los demás. Lucas, en
La frase «pues eran pescadores» es una redundancia. Estas re- especial, tiene ocho o nueve párrafos entre 9,51-18,14 con narra-
dundancias son características del estilo de Marcos; resulta difícil ciones y sentencias que en su mayor parte no tienen paralelo algu-
no pensar que en este punto Mateo sigue deliberadamente a no en los otros evangelios. Tenemos muchas diferencias menores.
Marcos. En Me 6,3 se llama a Cristo «el carpintero»; en Mt 13,55, «el hijo
Hay expresiones que no aparecen en ningún otro lugar del del carpintero». A la hora de estudiar el problema sinóptico, habrá
Nuevo Testamento, pero que se repiten en estos tres evangelios. que tener en cuenta estas divergencias en la misma medida que las
Véanse los siguientes pasajes: concordancias.
Me 2,21, con paralelos en Mt 9,15 y Le 5,35: Tenemos, por consiguiente, tres puntos que explicar: 1) con-
«Llegará el día en que se lleven al novio, y entonces, aquel cordancias y divergencias entre los tres evangelios; 2) concordan-
día, ayunarán.» cias y divergencias entre dos de ellos, especialmente por lo que se
El verbo «llevárselo» aparece en los tres pasajes citados, pero refiere a la enseñanza recogida en Mateo y Lucas, y 3) las seccio-
no en el resto del Nuevo Testamento. ¿No sugiere esto que los nes peculiares de cualquiera de los tres. Este tercer problema ad-
tres evangelios están relacionados entre sí? quiere posiblemente mayor importancia en el caso de Lucas, pero
Estas concordancias en cuanto al uso del griego resultan tanto también lo tenemos en Mateo y, quizá en menor grado, en Marcos.
más significativas si tenemos en cuenta que el idioma de Cristo y Se han propuesto varias teorías para resolver el problema si-
sus apóstoles era el arameo, que pertenece al mismo grupo de nóptico.
lenguajes semíticos que el hebreo. Ello resulta de especial impor-
tancia en el caso de concordancias en la consignación por escrito
de la enseñanza de Jesús. Las palabras de Cristo son recogidas es- TEORÍA DE LA TRANSMISIÓN ORAL
pecialmente por Mateo y Lucas, mientras que el evangelio de Mar-
cos tiene más bien una estructura narrativa. En cuanto a Mateo Es una vieja teoría, la más sencilla u obvia. Da por supuesta la
y Lucas, observamos que no sólo concuerdan con Marcos en las existencia de un primer evangelio oral, que habría adquirido rasgos
narraciones de los acontecimientos ocurridos durante la vida de definidos en cuanto a su estructura e incluso al lenguaje. Más tarde
Jesús, sino que además concuerdan entre sí al recoger las palabras fue puesto por escrito, y entonces quedó diversamente configura-
o discursos de Jesús. Véanse el Sermón de la Montaña y otros do, a causa de las formulaciones características que había ido ad-
pasajes. Ello significa que Mateo y Lucas manejaron el evangelio quiriendo en la predicación de cada uno de los apóstoles. No es
de Marcos para escribir el relato de los acontecimientos ocurridos posible determinar si se escribió primero en arameo y luego en
durante la vida de Jesús, pero también que hubieron de disponer griego o en ambos idiomas a la vez desde el primer momento. Cada
de otro documento, que ambos utilizaron, para consignar las pa-
uno de los evangelistas utilizaría luego independientemente este
labras.
evangelio común, sin saber nada de la obra que paralelamente esta-
El segundo hecho importante que contribuyó a crear el pro- ban realizando los demás. Esta explicación de la forma en que se
blema sinóptico es el de las diferencias existentes entre estos tres compusieron los evangelios va asociada especialmente al nombre
evangelios. del gran obispo Westcott de Durham, Inglaterra.
Como sabemos, los evangelios presentan tantas discrepancias Hay muchos puntos razonables en esta teoría. La Iglesia ya
como concordancias. Los antiguos se sentían incómodos por esas existía tiempo antes de poseer unos evangelios escritos, y ello
discrepancias, mientras que los modernos se extrañan de las coinci-
podría explicar las divergencias que presentan. Por ejemplo, el
dencias. Hay, en efecto, diferencias que es preciso tener en cuenta.
orden distinto de las tentaciones en Mateo y Lucas se debería a
Hay acontecimientos —el bautismo, las tentaciones, la resurrección,
que cualquiera de los dos prescindió del orden que aparecía en su
la transfiguración— de los que tenemos relatos divergentes. En
estos casos falla el orden. Así, Mateo y Lucas no recogen las ten- fuente escrita para atenerse al más familiar, propio de la forma
taciones segunda y tercera en el mismo orden. Cada uno de los oral vigente en su propia Iglesia. Pero esta teoría no puede dar
evangelios tiene secciones peculiares, es decir, que cada uno de razón de la uniformidad en cuanto a la sustancia, orden, estilo y
lenguaje que presentan los evangelios y a que más arriba nos he-
90 Las fuentes de los evangelios Teoría de los préstamos 91
mos referido. Si lo que tienen en común los evangelistas es una tensión, mientras que en Mateo y Lucas ocurre lo contrario. Ade-
tradición oral, ello no bastaría para explicar tanta uniformidad. más, estos discursos de cierta extensión son muy semejantes mu-
chas veces en los dos, por no decir que se trata de materiales idén-
ticos. Se impone la conclusión de que Mateo y Lucas, aparte de
TEORÍA DE LOS FRAGMENTOS O COLECCIONES los préstamos que toman de Marcos, tuvieron también una fuente
común para los discursos. A esta fuente se dio la designación de
Según esta teoría, la primera etapa de la historia de los evan- «Q» (de la palabra alemana Quelle, «fuente»). Es posible que
gelios escritos consistiría en unas colecciones de relatos o senten- tengamos una referencia a esta fuente en un pasaje de Eusebio
cias en que unos y otras aparecerían en forma fragmentaria y sin (hacia 260-340 d.C), obispo de Cesárea y padre de la historia ecle-
ilación. Algunos cristianos coleccionaban parábolas, otros prefe- siástica. Dice así:
rían los milagros, otros un breve relato del último viaje a Jerusa- «Mateo recopiló los logia en hebreo [es decir en arameo] y
lén, otros una descripción de la actividad de Jesús en Galilea. Los luego cada cual los interpretó como pudo» ".
evangelistas utilizarían después estas colecciones fragmentarias. Eusebio atribuye esta afirmación a Papías (60-130 d.C), obis-
Esta teoría puede explicar cuáles fueron las fuentes especiales uti- po de Hierápolis, en Asia Menor. Se han propuesto muchas inter-
lizadas por los evangelistas que aún es posible detectar. Por ejem- pretaciones del término logia, pero lo más verosímil parece ser que
plo, la sección 9,51-18,14 de Lucas procedería de una «recopila- se refiere a una colección de sentencias, la misma que ahora apa-
ción» o «fragmento» del tipo indicado. rece incorporada a los evangelios de Mateo y Lucas. En cualquier
Recientemente, un investigador, el difunto W. L. Knox, revisó caso, e independientemente de que la fuente Q se interprete en el
esta teoría e insistió en que la Iglesia se apresuró a componer va- sentido de un documento' escrito, sirve para designar los mate-
rias colecciones de diversos temas que posteriormente habrían sido riales comunes a Mateo y Lucas, que ambos tomaron de la misma
utilizadas por los evangelistas. En Marcos, por ejemplo, descubre fuente, oral o escrita.
los rastros de algunas de estas colecciones sobre el fin del mundo
(Me 13), el tema del conflicto (2,1-3,6), parábolas (4,lss), una
fuente acerca de los Doce («fragmentada» luego a lo largo del DESARROLLO ULTERIOR DE LA TEORÍA DE LOS PRESTAMOS
evangelio) y la pasión.
Pero también en este caso hemos de decir que la teoría en cues- La teoría de los dos documentos, sin embargo, no es capaz de
tión sirve para aclarar la concentración de ciertos bloques de mate- explicar todos los datos que componen el problema sinóptico.
riales en los evangelios, pero no explica el tipo de concordancia a ¿Qué pensar de los materiales exclusivos de Mateo o de Lucas?
que antes nos hemos referido, a menos que los distintos evange- Está claro que ambos utilizaron fuentes propias, cada cual por su
listas hubieran utilizado las mismas colecciones. lado. El canónigo Streeter, de Oxford, trazó su propia teoría a
partir de este punto. Le preocupaba la tendencia que mostraban
muchos a considerar como menos valiosos o menos auténticos los
TEORÍA DE LOS PRESTAMOS A PARTIR DE DOS DOCUMENTOS materiales que no aparecían en Marcos o en Q. Ello significaría,
por ejemplo, que la parábola del buen samaritano, por el mero
Otro intento de explicar los datos del problema sinóptico cen- hecho de aparecer únicamente en Lucas, resultaría sospechosa.
tra la atención en las semejanzas existentes entre Mateo, Marcos ¿Sería posible demostrar que los materiales peculiares de Mateo y
y Lucas. Se da por supuesto que Mateo y Lucas han utilizado el Lucas tienen su origen en centros tan dignos de confianza como
evangelio de Marcos. Ello explicaría el hecho de que Marcos haya aquellos de que surgió Marcos? Streeter insistía en el hecho de
incorporado casi en su totalidad a los evangelios de Mateo y Lucas que el primitivo cristianismo se propagó de ciudad en ciudad. Su-
en cuanto a los materiales narrativos, que en gran medida son co- puso que cada uno de los grandes centros del primitivo movimien-
munes a los tres. Marcos habría sido la fuente primaria de Mateo to cristiano produjo algún documento importante. La tradición
y Lucas. Este ha sido el presupuesto básico de casi toda la crítica relacionaba a Marcos con Roma. ¿No habrían producido sus pro-
de los sinópticos.
Por otra parte, en Marcos apenas hay discursos de alguna ex-
» Eusebio, HE III, 39.
92 Las fuentes de los evangelios Desarrollo de la teoría de los préstamos 93

píos evangelios las iglesias establecidas en otros centros importan- tesoro escondido (13,44); la perla preciosa (13,45-46); la red
tes? Por diversas razones, Streeter relacionó Q con Antioquía y (13,47-50); el siervo malvado (18,23-35); los labradores de la viña
M (por sus rasgos judíos) con Jerusalén. Aplicando el mismo mé- 20,1-16); los dos hijos (21,28-32); la boda (22,1-14); las vírgenes
todo a Lucas, relacionó a L con la iglesia de Cesárea. En la pers- (25,1-13); los talentos (25,14-30); el juicio (25,31-46). La fórmula
pectiva de Streeter, las fuentes subyacentes a los evangelios que- introductoria de estas parábolas es siempre la misma, con ligeras
dan claramente definidas en cuanto a la forma y el origen geográ- variantes: «Se parece el reinado de Dios...» (13,24; 18,23; 22,2;
fico. Se aceptó en general que su teoría explicaba todos los datos 25,1); «Se parece el reinado del cielo...» (13,44.45.47; 20,1).
del problema que lo requerían, las semejanzas lo mismo que las
diferencias. La teoría experimentó nuevas reelaboraciones. Antes
de ser finalmente utilizadas por Lucas, las fuentes L y Q habrían FUENTES P R O B A B L E S DE LOS S I N Ó P T I C O S
sido ya combinadas en un documento al que se dio el nombre de
Proto-Lucas. El cuadro de las fuentes así trazado era comprensi-
ble y resultó convincente durante algún tiempo.
Una vez delimitadas con tanta claridad las distintas fuentes de tradición / fuentes de \
los evangelios, siguió el análisis de sus características. Podemos antioquena \ Lucas I v 11/
resumirlo brevemente. \
/
La fuente Q /

Se estudió con el máximo interés, ya que habría conservado


la enseñanza moral de Jesús, muchos datos acerca de su ministerio
y la obra de Juan Bautista. Se fechaba generalmente en torno al \ y
año 50 d.C. y se relacionó, como hemos visto, con Antioquía, MATEO LUCAS
especialmente a causa de su actitud favorable para con los paganos Antioquía Corinto (?)
85 d.C. 80 d.C.
(Le 7,2ss = Mt 8,5; Le 10,13 = Mt 11,21; Le ll,31ss = Mt
12,41s). Un investigador, sin embargo, relacionó Q con un ambien-
te rural, a causa de sus resonancias campestres; cf. Le 12,22-31 =
Mt 6,25-34. Se supuso que tenía un origen catequético, es decir, En segundo lugar, la comunidad que en ella se refleja aparece
que consistía en una colección de materiales relacionados con la muy ambientada en el judaismo; muestra tendencias antifariseas
enseñanza de Jesús, recopilados para ofrecer una orientación moral (5,20.23) y está muy preocupada por la misión a Israel (10,6).
a los conversos. Algunos investigadores estaban tan convencidos Para M, el cristianismo es una existencia regida por una nueva
de la existencia de Q como documento en sentido estricto que Ley, la Iglesia es una especie de escuela, cuya actividad se aseme-
llegaron a creer en la posibilidad de detectar dos documentos ja a la de la comunidad judía; en efecto, ata y desata (5,17ss;
—uno arameo y otro griego— en su base. Por otra parte, no resul- ll,27ss; 13,52; 18,18; 23,8; 28,20). Para M, el evangelio no sig-
taba difícil explicar la desaparición de Q, ya que este documento nifica una revolución, sino una reforma o plenitud del judaismo,
habría sido absorbido por Mateo y Lucas, con lo que se habría como se advierte claramente en las citas del Antiguo Testamento
vuelto superfluo y terminaría por perderse. en 1,23; 2,6.15.18.23; 4,15s; 8,17; 12,18-21, donde destaca por
su importancia la fórmula del cumplimiento. Todos estos detalles
La fuente M apuntan a Judea como lugar de origen de M, y probablemente a la
misma Jerusalén. En cuanto a su fecha, 5,23-24a significaría que el
Están claras las características de M. En primer lugar, contie- templo aún no ha sido destruido, lo que supone un momento
ne muchas parábolas, presentadas frecuentemente mediante una anterior al año 65 d.C.
fórmula introductoria conocida en las fuentes rabínicas. Son de
notar las siguientes parábolas: el trigo y la cizaña (13,24-30); el
Desarrollo de la teoría de los préstamos 95

La fuente L cas parecen haber influido en la distribución de los procedentes de


Marcos.
Esta fuente contiene, aparte de algunas sentencias sueltas, 3. Los materiales procedentes de Q se combinan únicamente
catorce parábolas y treinta narraciones. Una simple enumeración con los procedentes de L. Esto sugiere que la combinación se
de las parábolas basta para indicar la riqueza de L en este aspecto: llevó a cabo antes de que el redactor de Lucas los utilizara.
el buen samaritano (10,29-37); el amigo importuno (11,5-8); el Se supone que, estando en Cesárea o en Roma poco después
rico insensato (12,13-21); la higuera estéril (13,6-9); la gran fiesta de partir de Cesárea, el autor de Lucas combinó Q y L y luego
(14,15-24); la construcción de una torre (14,28-30); la legación añadió Marcos, cuando se encontraba ya en Roma.
antes de la batalla (14,31-33); la oveja perdida (15,3-7); la mone- La existencia del Proto-Lucas, sin embargo, no es generalmen-
da perdida (15,8-10); el hijo pródigo (15,11-32); el mayordomo te aceptada. Si de hecho existió, su importancia es indiscutible,
infiel (16,1-13); el rico y el pobre Lázaro (16,19-31); el juez ini- pero aquí no podemos extendernos más sobre este problema.
cuo y la viuda importuna (18,1-8); el fariseo y el publicano Hemos presentado brevemente el cuadro generalmente admiti-
(18,9-14). Mientras que Q y, en menor grado, M se centraban ante do de las fuentes en que se apoyaron los autores de los evangelios
todo en las sentencias de Jesús, L se distingue a causa de las pará- sinópticos (el Proto-Lucas nunca ha sido generalmente admitido
bolas y los relatos memorables. M atacaba de frente la cominería y cada vez recibe más objeciones). Este cuadro aparece tan claro
y la hipocresía de los fariseos; L lo hacía indirectamente, insistien- que contó enseguida con la aprobación de los investigadores; en
do en lo necesaria que es la humanidad y el abandono de todo egoís- la actualidad se atienen a este esquema, posiblemente, casi todos
mo o autosuficiencia a través de sus narraciones y parábolas (por los que estudian el Nuevo Testamento. Pero su validez ha sido
ejemplo, cf. Le 18,9). L aporta consuelo a la gente sencilla, recor- muy recientemente puesta en tela de juicio por algunos. Aún es
dando al que fue amigo de publícanos y pecadores. Surge Jesús pronto para firmar el certificado de defunción de la hipótesis de
entonces como el profeta del siglo i, rodeado de un grupo de discí- los cuatro documentos, como fue llamada la hipótesis de Streeter,
pulos, hombres sencillos todos ellos. Entra en las casas de los ri- y resulta difícil pensar que algún día sea descartada por completo.
cos, que también son amigos suyos; su mensaje pide fe sin compli- Sin embargo, en la investigación más reciente se están desdibujan-
caciones, en tono sencillo y amable, en que escasean las notas do, cuando no borrando del todo, las claras líneas del análisis de
las fuentes realizado por Streeter. Cada vez se da menos importan-
amenazadoras. Ningún dogma o sueño escatológico turba a un
cia a unas supuestas fuentes fijas y se presta mayor atención a la
Jesús que se muestra como la misma dulzura, lleno de sensatez y,
tradición oral viva subyacente a los evangelios, que no permite
por encima de todo, como una figura atrayente.
trazar un esquema de contornos tan rígidamente claros como el
Reconozcamos que L ha sido diversamente acotada. Algunos de Streeter. De esta última etapa nos ocuparemos en el capítulo 11,
han incluido en esta fuente los relatos del nacimiento y la pasión pero antes será preciso ocuparnos de la obra de aquellos investiga-
de Jesús, considerándola como un evangelio completo. Otros pien- dores que han estudiado con especial detenimiento la tradición oral
san que consistía simplemente en una tradición oral o en una co- y de ese modo han provocado el cambio a que hemos aludido, la
lección de notas. Se admite en general que su lugar de origen es historia de las formas.
Cesárea y se fecha hacia el año 60 d.C.

El Proto-Lucas
Tres razones principales han hecho pensar que Q y L se unie-
ron para formar un mismo documento, al que se da el nombre de
Proto-Lucas, antes de que se combinaran con Marcos para formar
el evangelio de Lucas.
1. Los materiales procedentes de Marcos recogidos en Lucas
son de extensión relativamente escasa.
2. Los materiales no procedentes de Marcos recogidos en Lu-
Presupuestos de la historia de las formas 97

recogidos en los evangelios responden a las necesidades y a los


propósitos de la Iglesia. El Nuevo Testamento, como hemos vis-
CAPITULO 9 to, tiene por trasfondo el mundo grecorromano y el judaismo pa-
lestinense del siglo i, pero el suelo en que creció fue ante todo la
LA HISTORIA DE LAS FORMAS vida misma de la Iglesia cristiana. Hay que insistir en este punto
con toda energía una y otra vez. La historia de las formas estable-
ce como primer presupuesto que los evangelios proceden de la
Sabemos ya que tras los evangelios tal como han llegado a Iglesia, están compuestos por la Iglesia y para la Iglesia. La tradi-
nosotros hay probablemente unas fuentes escritas. Una vez acota- ción acerca de las obras y las palabras de Jesús fue transmitida por
das esas fuentes, ¿podríamos retroceder aún más, hasta llegar a las iglesias dispersas en torno al Mediterráneo; sus evangelistas,
una forma o etapa anterior de la tradición? Si aquellas fuentes y, en predicadores, doctores y exorcistas la utilizaban y moldeaban, e
última instancia, los evangelios son el resultado o culminación de incluso llegaron a crear algunos de sus elementos. Fueron las ne-
un proceso de tradición oral que se inició a partir del momento de cesidades de las iglesias en el terreno del culto, la catequesis, la
la resurrección, ¿cómo ha de entenderse ese proceso? ¿Podemos apologética, la exhortación, etc., las que determinaron qué tradi-
nosotros rehacer la forma en que la tradición de las palabras y los ciones convenía transmitir y el uso que de ellas se hizo. No resulta
hechos de Jesús se transmitió antes de que cristalizara en unas difícil advertir el peso de aquellas necesidades en los evangelios.
fuentes escritas? Esta cuestión ha acaparado gran parte de las Nadie negará este primer presupuesto de la historia de las for-
investigaciones sobre el Nuevo Testamento desarrolladas a partir mas. Es posible, al menos aproximadamente, situar todos los do-
del final de la primera guerra mundial. Esta misma preocupación cumentos del Nuevo Testamento en las distintas etapas de la his-
por las tradiciones orales ha caracterizado también otros campos toria de la Iglesia; cada una de esas etapas que es posible detectar
de la investigación; por ejemplo, los investigadores de la primitiva en la vida de la Iglesia parece haber dado origen al tipo de litera-
literatura inglesa o celta se han ocupado de la evolución prelitera- tura que más apropiado resultaba en el momento. De acuerdo con
ria, mientras que los dedicados a la filología clásica han tratado de este principio, podemos dividir como sigue la historia de la Iglesia:
penetrar en la penumbra de los tiempos anteriores a Homero con a) Período de expansión (30-65 d.C.) A esta etapa corres-
esta misma preocupación. Sin embargo, ha sido en relación con el ponden las epístolas paulinas, en que se ponen de manifiesto los
Nuevo Testamento donde más notorio ha sido este interés, que ha problemas típicos de una Iglesia en expansión en lugares como
dado origen a lo que llamamos «historia de las jornias». Como su Corinto, Tesalónica, Roma, etc., así como la interacción de un
mismo nombre indica, esta disciplina analiza la tradición oral subya- evangelio palestínense con el mundo grecorromano y con el ju-
cente a los evangelios sobre la base de las formas que aquélla adop- daismo.
tó. Entre los historiadores de las formas destacan K. L. Schmidt, b) Período de conflicto (65-90 d.C). Puede decirse que
Martin Dibelius, Rudolf Bultmann y Vincent Taylor. Pero hemos esta etapa se inició abiertamente con la persecución de Nerón. Los
de reconocer que, en la actualidad, todos los estudios serios sobre cristianos tomaron conciencia, y a veces se sintieron preocupados
el Nuevo Testamento vienen a ser, de una forma o de otra, historia por ello, de los problemas que planteaban sus relaciones con el
de las formas. gobierno central; tenían que estar preparados para dar razón de su
fe. A este período corresponden 1 Pedro, Hebreos y Apocalipsis.
También se impuso en este período la necesidad de consoli-
PRESUPUESTOS DE LA H ISTORIA DE LAS FORMAS
darse. La Iglesia se había difundido con asombrosa rapidez; corría
Analicemos en primer lugar los principales presupuestos de el peligro de olvidar sus orígenes o de desarraigarse. De ahí que
que parte esta escuela. surgiera la necesidad de conservar la tradición sobre la que había
sido edificada. Este fue uno de los motivos, como veíamos ante-
riormente, de que aparecieran los evangelios. En Marcos y en los
1. Primer presupuesto demás evangelios se trasluce la necesidad de hacer frente a la per-
Se supone en primer lugar que la tradición, es decir, las pala- secución y a la vez de mantener los vínculos que unían al cristia-
bras de Jesús y los relatos de su vida que actualmente se hallan nismo con sus raíces.
7
98 La historia de las formas Presupuestos de la historia de las formas 99

c) Período de consolidación y apologética: a partir del año 10,13-16 Cristo y los niños
90 d.C. Coincide en gran parte con los períodos de tolerancia 12,13ss La cuestión del tributo
bajo los emperadores Nerva (96-98 d.C), Trajano (98-117 d.C.) y
Adriano (117-138 d.C). De esta etapa nos queda la literatura ecle- Pongamos un ejemplo de una unidad típica de la tradición. Me
siástica en sentido estricto (que se ocupa de asuntos como la disci- 10,13-16 puede ser un buen pasaje. Dice así:
plina eclesiástica, la fe y la conducta en la Iglesia); se trata de las «Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos
Pastorales, las epístolas de Juan y Judas, 2 Pedro y Santiago. Pero les regañaban. Al verlo Jesús, les dijo indignado:
también produjo esta etapa importantes obras apologéticas: He- —Dejad que se me acerquen los niños, no se lo impidáis, pues
chos y el evangelio de Juan, cuya intención era afirmar las exigen- de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os lo aseguro: quien
cias del cristianismo ante el mundo. no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.
De todo esto resulta que, si tratamos de situar los documentos »Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las
del Nuevo Testamento sobre el telón de fondo de la vida de la manos.»
Iglesia, su marco existencial será el mismo que el de la vida de la Se advierte claramente que este relato y otros semejantes están
misma Iglesia. Las circunstancias del momento que vive la Iglesia completos en sí mismos. No dependen de los pasajes que los acom-
serán la clave para entender la forma y el contenido de los docu- pañan en su correspondiente contexto para adquirir pleno signifi-
mentos. La historia de las formas asume este principio sobre todo cado. Son unidades aisladas de la tradición. Al mismo tiempo, no
para el estudio de los evangelios y afirma rotundamente que en resulta difícil detectar en estos pasajes ciertas características for-
ellos no se nos muestran los hechos reales del ministerio o el mis- males:
mo Jesús en su propio marco existencial, sino Jesús en el marco a) Se inician con una fórmula estereotipada. Véanse, por
existencial de la primitiva Iglesia, un Jesús visto primariamente ejemplo, los siguientes pasajes de Marcos elegidos al azar:
a través de los ojos y del ministerio de la Iglesia, un Jesús que se «Se le acercó un leproso y le suplicó de'rodillas» (1,40).
dirige no a sus contemporáneos, sino a la Iglesia de cada momento. «Jesús salió de nuevo a la orilla del lago» (2,13).
«Un sábado pasaba él por los sembrados» (2,23).
«Entró de nuevo en la sinagoga» (3,1).
2. Segundo presupuesto
Son muy pocos los pasajes que no comienzan con una vaga ano-
Además del anterior, se establece otro presupuesto. Antes de tación de este estilo: «Entró...», «Llegaron a...».
que aparecieran nuestras fuentes escritas dependientes de la tradi- b) Las conclusiones de los episodios son más variadas. Se
ción, durante los primeros años de la Iglesia se desarrolló una in- advierten las siguientes formas de concluir:
tensa actividad cuyo objeto era transmitir la tradición, en cuyo 1. A veces, la conclusión es muy abrupta, como en el caso del
curso asumió ya la tradición una cierta «forma» o «estructura» relato de la hija de Jairo. Una vez que la niña ha sido curada y he-
antes de ser puesta por escrito. La historia de las formas da por cha referencia al asombro de la multitud, Me 5,43 añade: «Les
supuesto que es posible rehacer esa «forma». insistió en que nadie se enterase, y les dijo que dieran de comer
Si nos fijamos en el evangelio de Marcos, advertimos que cons- a la niña.» Esta recomendación demuestra una gran sensibilidad y
ta en gran parte de breves sentencias y episodios independientes preocupación por lo concreto, pero no es en modo alguno lo que
entre sí, como entidades autónomas. Véanse, por ejemplo, los si- cabía esperar como remate de una narración tan tensa.
guientes pasajes de Marcos: 2. A veces hace la multitud un comentario. Se trata de un
comentario breve, pero que hace el efecto de los subrayados que
l,40ss La curación del leproso tiene a su cargo el coro en la tragedia griega. Así, al término de la
6,1-6 La visita a Nazaret curación de un paralítico llevado por cuatro hombres a presencia
6,7-13 La misión de los Doce de Jesús, leemos en Me 2,12: «Se puso en pie [el paralítico],
6,14ss La muerte de Juan Bautista cargó enseguida con la camilla y salió a la vista de todos; todos se
7,25-30 La mujer siro-fenicia quedaron atónitos y alababan a Dios diciendo:
8,11-13 La demanda de un signo —-Nunca hemos visto cosa igual.»
8,23-26 La curación del ciego También después de curar a un sordomudo, cerca de la Decá-
100 La historia de las formas
Presupuestos de la historia de las formas 101
polis, exclama la multitud: «¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a
los sordos y hablar a los mudos» (Me 7,37; cf. Gn 1,31). verbos van en imperfecto, que en griego denota una actividad con-
3. Es muy frecuente que los distintos episodios finalicen con tinuada.
una exclamación de Jesús, como culminación. Véase, por ejemplo, Si bien los ejemplos arriba citados se han tomado de Marcos,
Me 2,15-17; 23-28; 3,20-27; 31-35. Para mayor claridad, daremos en los pasajes paralelos de Mateo y Lucas y también en episodios
la cita completa de Me 2,23-28: peculiares de estos dos evangelios es posible detectar la misma
«Un sábado pasaba él por los sembrados y los discípulos, mien- forma. Véase, por ejemplo, Mt 17,24-27, sobre el tributo al tem-
tras andaban, se pusieron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron: plo; Le 7,11-17, la historia de la viuda de Naín; 17,11-17, la
—Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido? historia de los leprosos. Las formas que hemos señalado parecen
»E1 les replicó: características de la tradición subyacente a todos los sinópticos (y
—¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus también a Juan). Estas formas ya estaban configuradas antes de
hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, que los materiales correspondientes fueran puestos por escrito.
en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes dedica- Estas narraciones y sentencias relacionadas con Jesús habían sido
dos, que nada más que a los sacerdotes les está permitido comer, repetidas muchas veces en la predicación, en la actividad catequé-
y les dio también a sus compañeros. tica, en el marco de la liturgia, etc. Es posible que en el curso de
»Y añadió: su transmisión se hicieran adiciones a los relatos y sentencias, pero
—El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el al mismo tiempo se redondearían y pulirían, volviéndose más vi-
sábado: así que el hombre es señor también del sábado.» vas, directas y concisas. Del mismo modo que los guijarros arras-
4. A veces se subraya la importancia de una sentencia o de trados por la corriente se van pulimentando y pierden sus aristas
un incidente añadiéndole una explicación, como en los ejemplos duras, también las palabras de Jesús y los relatos de su vida adqui-
siguientes: rirían brillo y rotundidad al ser arrastrados por la corriente de la
tradición.
Me 7,18-19 se explica en 7,20-23.
Me 8,15 se explica en 8,17-21. 3. Tercer presupuesto
Me 9,14-28 se explica en 9,28-29.
De todo lo anterior se desprende el tercer presupuesto que asu-
En el último ejemplo citado la explicación se refiere no a una sen- me la historia de las formas. Los episodios en que se recogían las
tencia de Jesús, sino a su poder de hacer curaciones. El discípulo palabras y las obras de Jesús prosiguieron su camino como guija-
pregunta por qué no pudieron ellos expulsar un demonio. Jesús rros arrastrados por una corriente. Ello significa no sólo que sus
mismo da la explicación: «Esta ralea no sale más que a fuerza de contornos se fueron suavizando, sino también que fueron siendo
oración.» aislados unos de otros. La tradición se transmitió en unidades au-
5. La conclusión natural de un episodio puede ir seguida a tónomas. Se trata de un hecho importantísimo. Supone que todo
veces de un resumen general que no está muy estrechamente rela- marco en que ahora aparezcan insertos esos episodios es secunda-
cionado con el episodio en sí, con el que guarda únicamente una rio. La unidad básica de la tradición no es una estructura, conglo-
conexión de tipo general. De ello tenemos ejemplos en los pasajes merado o armazón, sino un relato, episodio o sentencia aislados.
siguientes: Un investigador suizo, el profesor Karl Ludwig Schmidt, insistía
Me 1,34. Sigue a la curación de la suegra de Pedro en Me 1,29- en que, aparte del relato de la pasión, todos los materiales reco-
31, después de un día entero dedicado a realizar curaciones. Dice gidos en Marcos se presentan en forma de unidades aisladas. La
así: «Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó mu- estructura de Marcos es secundaria, el esquema de los aconteci-
chos demonios; y no toleraba que los demonios hablasen porque mientos es algo impuesto a la tradición, no derivado de ella; de la
sabían quién era.» tradición es imposible deducir un esquema, ya que es una corriente
Compárese el anterior pasaje con Me 4,33-34, una declaración fluida que arrastra las unidades a modo de guijarros sueltos. Los
genérica sobre la enseñanza parabólica de Jesús, y con 6,12-13, so- episodios consignados en Marcos no responden a una secuencia
bre la predicación de los doce discípulos. En estos versículos, los cronológica o geográfica, por lo que no pueden entenderse como
elementos de una «vida» de Jesús. Desde esta perspectiva, Marcos
102 La historia de las formas Presupuestos de la historia de las formas 10?

resulta ser una serie de episodios ensartados como si formaran un cuestión tenían por objeto ilustrar y aclarar unos problemas reales
todo continuo, pero carentes en realidad de una conexión íntima. con los que se enfrentaban los cristianos en su vida personal y co-
Marcos es, sirviéndonos de una metáfora, una sarta de cuentas sin munitaria. Había cuestiones insoslayables. ¿Estaban obligados los
hilo, una serie de guijarros puestos en fila. cristianos a pagar tributos? Un relato que desembocara en una sen-
Aplicando estos tres presupuestos principales ha abordado fre- tencia autoritativa vendría muy al caso, un relato precisamente
cuentemente la historia de las formas el estudio de la tradición como el que aparece en Me 12,13-17, por ejemplo. ¿Cuál es la ac-
recogida en los evangelios. En cuanto al contenido de esta tradi- titud más adecuada con respecto al matrimonio? ¿Está permitido
ción, suele dividirse en dos grandes apartados que se designan con divorciarse a los cristianos? ¿Son de desear los hijos? ¿Qué pos-
los rótulos de «enseñanza» y «narración». Los distintos investiga- tura ha de adoptarse con respecto a la riqueza? Una ojeada a
dores han utilizado diversos términos para designar los dos grupos. Me 10,2-9.10-13.13-16.17-22 demuestra que a todas esas pregun-
Dibelius se refiere a «paradigmas» y «relatos», respectivamente; tas se daba respuesta en forma de relatos de proclamación. En
Bultmann, a «apotegmas» y «milagros»; el investigador inglés Vin- estos relatos aparece raras veces algo que no se deduzca de la mis-
cent Taylor prefiere utilizar las expresiones «relatos de proclama- ma sentencia. Los detalles de tiempo, lugar y auditorio faltan con
ción» y «relatos», que resultan más esclarecedoras. frecuencia o habitualmente; estos datos quedan reducidos al
Tenemos, por consiguiente, en primer lugar los «relatos de mínimo.
proclamación». Su interés radica no en el escenario o acción que
En segundo lugar, hay relatos sin más, que constituyen el ma-
se describen, sino en una sentencia importante a la que sirven úni-
terial narrativo. Entre ellos podemos señalar los siguientes, todos
camente de ocasión o pretexto el escenario y la acción. En ocasio-
nes no estará perfectamente claro que un pasaje tenga carácter ellos tomados de los primeros nueve capítulos de Marcos:
de proclamación. Por ejemplo, en la curación del paralítico (Me
2,1-12) aparece una proclamación en el versículo 10: Jesús anuncia La tempestad en el lago (4,35-41).
«que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar El endemoniado y los puercos (5,1-20).
pecados». Pero a esta declaración sigue en 2,12 un nuevo climax. La curación de la hija de Jairo (5,21-43).
Esta complejidad se debe probablemente a que en Me 2,1-12 se La mujer con flujo de sangre (5,25-34).
han combinado dos relatos. Nótese que en este pasaje, al igual que La multiplicación de los panes para cinco mil personas
en Me 2,15-17, donde aparece Jesús comiendo con publícanos y (6,30-44).
pecadores, se dan unas anotaciones geográficas, aunque vagas. La Jesús caminando sobre las aguas (6,45-52).
curación del paralítico (Me 2,1-12) tiene lugar en Cafarnaún; en El ciego de Betsaida (8,22-26).
2,15-17 se indica que Jesús está en casa de Leví, el publicano.
Pero en otros episodios no hay indicación alguna de tiempo o Estos y otros relatos semejantes presentan las siguientes caracte-
lugar. Véase, por ejemplo, Me 10,2-9, sobre el divorcio. Su intro- rísticas:
ducción resulta vaga, sin conexión obvia con 10,1. Véase también a) No hay a primera vista ninguna intención edificante en
Me 10,13-16, la bendición de los niños; 12,13-17, la discusión ellos. Parecen tener por finalidad despertar el interés o entretener
sobre el pago del tributo, y 12,18-27, sobre la vida después de la no necesariamente enseñar.
resurrección. En todos estos casos no se dice dónde o cuándo tu- b) A veces contienen detalles verdaderamente triviales. Véas e
vieron lugar los correspondientes episodios. Todos estos pasajes el que aparece en Me 7,32-37. La curación del sordomudo se des,
se caracterizan por su extrema brevedad; todos ellos, en su mo- cribe así en 7,33-34:
mento culminante, subrayan una sentencia susceptible de ser apli- «El lo apartó de la gente; a solas con él, le metió los dedos e^
cada a un amplio campo. Con respecto a tales pasajes, la historia los oídos y le tocó la lengua con saliva. Luego, mirando al cielQ
de las formas afirma que el relato o marco no tiene otra finalidad suspiró y le dijo:
que servir de fondo a la sentencia. Es posible imaginar que fueron —Effatá (esto es: 'ábrete')-••»
ideados para situar las sentencias en un escenario. Compárese con Me 8,23. Los relatos, al ser llevados por la corriera
¿Por qué se estimó necesario crear esos escenarios anecdóticos te de la tradición, perdieron muchos de estos detalles superfluos
para las sentencias? Lo natural es responder que los episodios en El relato sobre el endemoniado geraseno es distinto en Marco s
104 La historia de las formas Presupuestos de la historia de las formas 105

Mateo y Lucas; la versión de Marcos está mucho más elaborada d) En el caso de los relatos de curación, se sigue un esquema
que las de los otros dos evangelios: sencillo: descripción de los síntomas, curación, prueba de su efec-
tividad.
Mt 8,28-29 Me 5,1-9 Le 8,26-30 Hemos expuesto los puntos principales de la teoría de la histo-
ria de las formas. En el capítulo siguiente analizaremos otros as-
Llegó él a la orilla de Llegaron a la orilla de Arribaron a la región pectos de su aportación.
enfrente, a la región de enfrente, a la región de de los gerasenos, que
los gerasenos. Desde el los gerasenos. A p e n a s está enfrente de Galilea.
cementerio dos endemo- desembarcó, le salió al Al saltar a tierra, un
niados salieron a su en- encuentro desde el ce- hombre de la aldea, que
cuentro; eran tan peli- menterio un hombre po- estaba endemoniado, le
grosos que nadie se atre- seído por un espíritu salió al encuentro; hacía
vía a transitar por aquel inmundo, que vivía en tiempo que no usaba
camino. De pronto em- los sepulcros; ni con ca- vestido ni vivía en una
pezaron a gritar: denas podía ya nadie casa, sino en los sepul-
—¿Quién te mete a sujetarlo; muchas veces cros. Al ver a Jesús em-
ti en esto, Hijo de lo habían ya sujetado con pezó a dar gritos, se
Dios? ¿Has venido aquí grillos y cadenas, pero postró ante él y le dijo
a atormentarnos antes de él rompía las cadenas y a voces:
tiempo? destrozaba los grillos, y —¿Quién te mete a ti
nadie tenía fuerza para en esto, Jesús, Hijo de
domeñarlo. Se pasaba el Dios Soberano? Por fa-
día y la noche en las vor, no me atormentes.
tumbas y en los mon- (Es que Jesús le es-
tes, gritando e hiriéndo- taba mandando al espí-
se con piedras. ritu impuro que saliera
Viendo de lejos a Je- del hombre, pues a me-
sús, echó a correr, se nudo le producía ata-
postró ante él y gritó a ques, y aunque lo su-
voz en cuello: jetaban atándolo con ca-
—¿Quién te mete a denas y grillos, él rom-
ti en esto, Jesús Hijo pía las ataduras, y el
de Dios Soberano? demonio lo empujaba a
Te conjuro por Dios despoblado.)
a que no me atormen- Jesús le preguntó:
tes. —¿Cómo te llamas?
Porque Jesús le ha- El respondió:
bía dicho: —Legión.
—Espíritu inmundo,
sal de este hombre.
Jesús le preguntó:
—¿Cómo te llamas?
Le respondió:
—Me llamo legión,
porque somos muchos.

Una simple mirada a estas tres columnas demuestra que el


relato de Marcos ha transferido sus «detalles superfluos» a Mateo
y, en menor medida, también a Lucas.
c) Centran su atención en el elemento milagroso. Jesús apa-
rece en estos relatos como un taumaturgo.
Fuerza y flaqueza de la historia de las formas 107

po de doctores cuya misión específica era transmitir la tradición.


Más acertado está al entender que es Jesús mismo el origen o prin-
CAPITULO 10 cipio de la tradición.
En este punto aparece la obra de Bultmann, más radical que
FUERZA Y FLAQUEZA DE LA la de Dibelius. Bultmann ha analizado los relatos de proclamación
HISTORIA DE LAS FORMAS (apotegmas) y las narraciones (milagros) minuciosa y exhausti-
vamente. Divide los primeros en cinco categorías:
Como preludio a la historia de los evangelios, 1. Logia o sentencias sapienciales al estilo de las del Anti-
una dosis excesiva de historia de las formas nos
reduciría a la condición del hombre que, ante un guo Testamento. Muchos de estos logia son en origen proverbios
cuadro de Rafael, empezara a preguntarse dónde judíos atribuidos a Jesús por la Iglesia.
pudo adquirir el pintor sus colores... Por ejemplo, Mt 6,34b: «A cada día le bastan sus disgustos.»
(E. V. R I E U ) " 2. Sentencias proféticas y apocalípticas, en que se proclama
la venida del Reino de Dios y se hace una llamada a la penitencia.
Jesús se manifestó claramente como profeta y anunció el Reino;
A la vista de todo lo dicho en el capítulo anterior, resulta que de ahí que entre estas sentencias se hayan conservado palabras au-
la historia de las formas ha enriquecido enormemente nuestros co- ténticamente pronunciadas por Jesús.
nocimientos acerca de las formas que asumió la tradición oral sub- Por ejemplo, Me 8,35: «Si uno quiere salvar su vida, la perde-
yacente a los evangelios. Los problemas se plantean cuando nos rá, pero uno que pierda su vida por mí y por el evangelio, la
preguntamos no qué formas adoptó la tradición oral, sino cómo salvará.»
pudo ocurrir así. ¿Cómo surgieron y evolucionaron los relatos de Me 8,38: «Quien se avergüence de mí y de mis palabras entre
proclamación y las narraciones? Llegados a este punto, es preciso esta gente de hoy infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se
echar una ojeada a la obra de dos investigadores de la historia de avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre los
las formas que dieron respuestas diferentes a esta pregunta. santos ángeles.»
Según Martin Dibelius, ha de atribuirse importancia decisiva 3. Leyes o normas para la comunidad, algunas de las cuales
en la conservación y transmisión de las palabras y las obras de Je- podrían remontarse al mismo Jesús; muchas de ellas, sin embargo,
sús a la actividad de los predicadores. En el principio fue el ser- son creación de la misma comunidad.
món. «La misión —escribe Dibelius—• fue la causa y el sermón el Por ejemplo, Me 7,15: «Nada que entra de fuera puede man-
medio para difundir lo que los seguidores de Jesús difundieron char al hombre; lo que sale de dentro es lo que mancha al hombre.»
como un recuerdo.» Se conservaron y transmitieron los relatos 4. Sentencias en primera persona del singular. Verosímilmen-
acerca de Jesús y sus obras por su utilidad en la predicación, es te no proceden del mismo Jesús. Reflejan el ambiente de la reli-
decir, que se seleccionaron aquellos relatos que podían ser utiliza- giosidad helenística.
dos con frecuencia como ilustraciones por los predicadores. Pero Por ejemplo, Le 19,10: «El Hijo del hombre ha venido a
los predicadores no se inventaron aquellos relatos, sino que ellos buscar lo que estaba perdido y a salvarlo.»
mismos los habían recibido de los maestros de la Iglesia que pre- 5. Parábolas y sentencias parabólicas; algunas podrían deri-
viamente los habían recogido y los habían confiado a los misione- var del mismo Jesús, especialmente las de carácter ético y escato-
ros cuando los enviaron a desarrollar sus campañas. Aquí, lo im- lógico.
portante es que Dibelius reconocía la existencia de una transmisión Por ejemplo, Me 2,17: «No necesitan médico los sanos, sino
efectiva de las tradiciones a partir de Jesús, unas tradiciones que los enfermos.»
tenían su punto de partida en el ministerio del mismo Jesús. Con- Sobre las narraciones, Bultmann estima que muchas de ellas
sideraba a Jesús como la fuente de un depósito de obras y palabras tienen su origen en una sentencia o relato de proclamación que lue-
que fue utilizado, modificado, transmitido por la Iglesia. Dibelius go se remodeló. Los relatos de milagros, sobre todo, revelan una
fue muy lejos al suponer que en la primitiva Iglesia había un cuer- estructura y un estilo idénticos a los que advertimos en los relatos
de milagros de las fuentes helenísticas. Escribe así:
12
E. V. Rieu, op. cit., xix. «Conocemos una gran cantidad de relatos de milagros, y ello
Fuerza y flaqueza de la historia de las formas 109
108 Fuerza y flaqueza de la historia de las formas
un importante cometido, en el plano de la creación, a la comuni-
nos permite hacer un cuidadoso estudio comparativo de los relatos dad cristiana en la tarea de dar forma a la tradición, hasta el punto
de milagros que hallamos en los evangelios. Entonces advertimos de que aquélla se sintió libre para atribuir a Jesús sus propias pers-
que los relatos de los evangelios tienen exactamente el mismo esti- pectivas, y 2) que, a su juicio, gran parte de la tradición surgió en
lo que los relatos de milagros helenísticos. Los relatos de curacio- suelo helenístico, por lo que inevitablemente ha de ser considerada
nes milagrosas se desarrollan como sigue: primero, se describe la de carácter secundario. A estos dos factores se debe el escepticis-
situación del enfermo de modo que resalte aún más la grandeza del mo extremado que caracteriza en gran parte la investigación neo-
milagro. En relación con este punto se afirma frecuentemente que testamentaria acerca de la figura de Jesús de Nazaret, que ha ma-
la enfermedad duraba ya mucho tiempo. En ocasiones se dice tam- tizado también los juicios sobre la fiabilidad del testimonio que
bién que muchos médicos habían tratado en vano de curar al en- sobre él nos aportan los evangelios. Desde este punto de vista, los
fermo. A veces se destaca el carácter peligroso y terrible de la en- evangelios vienen a ser primariamente, aunque no en su totalidad,
fermedad. Todos estos rasgos aparecen en los sinópticos del mismo testimonios de la vida y de la fe de los primeros cristianos, no de
modo que en los relatos que circulaban acerca del taumaturgo pa- la vida de Jesús. Se han hecho famosas las palabras de un historia-
gano Apolonio de Tyana. Después de la descripción introductoria dor de las formas de Oxford, que más tarde suavizaría sus afir-
de la enfermedad, sigue el relato de la curación en sí. Los relatos maciones: «La forma del Cristo terreno, no menos que la del
helenísticos de milagros nos narran frecuentemente las extrañas celeste, permanece oculta para nosotros. A pesar de su valor
manipulaciones del taumaturgo; los evangelios, por el contrario, inapreciable, los evangelios apenas nos aportan un susurro de su
raras veces mencionan este rasgo (Me 7,33; 8,23). Los evangelios, voz, y en ellos no podemos rastrear otra cosa que los márgenes de
por su parte, muestran otros rasgos típicos. Cuentan cómo el Sal- sus caminos.»
vador se acercó al enfermo, quizá atado a su lecho, y le impuso las
Todo ello ha provocado que muchos investigadores conside-
manos o le tomó las suyas y pronunció la palabra milagrosa. Si-
ren la historia de las formas como una especie de «pesadilla» en
guiendo una costumbre, asimismo característica de los relatos pa-
que terminan por disolverse los sólidos fundamentos históricos del
ganos de milagros, los relatos evangélicos de. curación reproducen
cristianismo. Acostumbrados a una viva pintura en que Jesús apa-
ocasionalmente esta palabra milagrosa en una lengua extraña, por
rece con una densa realidad y después de haber concebido el cris-
ejemplo, talitha cumi (Me 5,41), o ephphatha (Me 7,34). Otro
tianismo como una relación viva y personal con aquel hombre
rasgo típico aparece cuando se dice en ocasiones que no se permitió
tangible que recorrió las colinas de Galilea, muchos se han senti-
ver la realización misma del milagro (Me 7,33 y 8,23). El final
do sorprendidos y desalentados al ver cómo desaparecía tras la
del relato de milagros describe las consecuencias de éste, aludien-
polvareda levantada por la investigación. Al tropezar con la histo-
do frecuentemente al asombro o al terror o a las manifestaciones
ria de las formas se sintieron como el Diablo del Paraíso perdido,
de aprobación por parte de los testigos presenciales del hecho mi-
de Milton, cuando se acercó a la tierra. De repente,
lagroso. En otros casos, el final del relato presenta al que ha sido
sanado haciendo demostraciones convincentes de que está perfec-
«... encuentra
tamente curado» I3.
un inmenso vacío, y de improviso
De lo anterior se deduce que, para Bultmann, los materiales sus alas agitando en vano, se hunde como un plomo
recogidos en los evangelios —sentencias y relatos— son en gran diez mil brazas...
parte creación de las comunidades cristianas en su esfuerzo por Sofocado en aquella Sirte pantanosa, ni mar
resolver los problemas que se les iban planteando. Cualquier in- ni buena tierra seca. Avanza sin apenas hacer pie
tento de tratar biográficamente la vida de Jesús resulta, en el me- en aquella materia inconsistente, a veces hollándola,
jor de los casos, problemático, pues los elementos estructurales a veces volando...
son secundarios en los evangelios. Pero no ha de exagerarse este Sigue adelante, se hunde o pisa la aspereza densa
escepticismo; el mismo Bultmann fue capaz de escribir una brillan- o fluida, y puja con la cabeza, manos, alas y pies;
te obra sobre la enseñanza de Jesús. Hay dos cosas, por otra par- nada y se hunde, vadea, repta y vuela...» 14 .
te, que debemos retener decididamente: 1) que este autor atribuye
14
13 J. Milton, El Paraíso Perdido, II, 930ss.
«The Journal of Religión» 6 (1926) 347ss.
110 Fuerza y flaqueza de la historia de las formas Fuerza y flaqueza de la historia de las formas 111

Parece como si los investigadores se hubieran llevado a su Señor Jesús, no cabe duda de que también los primeros cristianos senti-
al suprimir a Jesús. Bajo el impacto de la historia de las formas, rían curiosidad por Jesús y que los primeros discípulos pondrían
se diría que Jesús ha quedado reducido a un fantasma inconsis- todo su interés en conservar lo que recordaban de cuanto él había
tente. dicho y hecho.
No es de extrañar que muchos retrocedieran ante unos estu- Pongámonos en el caso de un investigador que estudia las tra-
dios que producían tales resultados. Pero semejante reacción no diciones referentes a Jesús, que se encuentra ante varias alterna-
está justificada. Los historiadores de las formas han seguido la tivas. La primera es suponer que durante algún tiempo después de
verdad hasta donde ésta los ha llevado; al parecer, los ha condu- morir Jesús no se prestó atención a lo que había dicho y hecho,
cido frecuentemente al escepticismo acerca de la fiabilidad histó- quedando todo ello olvidado. Sin embargo, al crecer la Iglesia, sin-
rica de gran parte de los evangelios. Sin embargo, independiente- tió la necesidad de darse unas normas de conducta, una doctrina
mente de que ese escepticismo sea o no necesario, a través de su para los catecúmenos, unos materiales para los «sermones». En
peregrinaje intelectual, esos investigadores han hecho una inapre- respuesta a esta necesidad, la comunidades cristianas crearon sus
ciable aportación al conocimiento de los evangelios. Han aclarado propias sentencias o tomaron determinados materiales de las fuen-
la forma que asumió la tradición de las palabras y las obras de tes helenísticas y judías y los atribuyeron a Jesús. La otra alterna-
Jesús; han hecho definitivamente imposible ignorar en qué medi- tiva es reconocer que los discípulos recordaban efectivamente la
da influyó la predicación, la exhortación, la apologética, la polé- enseñanza de Jesús y que las Iglesias la adaptaron cuando se hizo
mica y la disciplina de la primitiva Iglesia en los relatos y sen- necesario.
tencias recogidos en los evangelios. Por otra parte, no se debe Sobre la base de la probabilidad histórica, la segunda alterna-
perder de vista que no hay nada parecido a una historia de las tiva parece mucho más verosímil. La historia de las formas se ha
formas en abstracto, sino un grupo de investigadores que aplican mostrado en muchos casos innecesariamente escéptica en cuanto
este método y llegan a resultados diferentes. Cada uno de estos a la proporción de la doctrina que puede remontarse al mismo Je-
investigadores tenía ya sus propias ideas preconcebidas, sus presu- sús. Si los cristianos sintieron algún interés por Cristo encarnado,
puestos acerca de lo que era verosímil o inverosímil en el proceso es lógico pensar que desearan saber detalles de su vida encarnada.
de transmisión y formación de las tradiciones. Son precisas mati- Otra forma de llegar a la misma conclusión consiste en reconocer
zaciones de todo tipo a la hora de sopesar el impacto causado por que la historia de las formas ha atribuido a las comunidades cris-
la historia de las formas. Por encima de todo, no se puede negar tianas una función exagerada en cuanto a la creación de las tradi^
que esta disciplina fomentó un cierto escepticismo con respecto a ciones conservadas en los evangelios. El Nuevo Testamento nos
la historicidad de los evangelios. ¿Está justificado ese escepticis- habla de comunidades cristianas llenas de energía y de fuerza ex-
mo? En el panorama general de la historia de las formas hay cier- pansiva, pero al mismo tiempo nos presenta otras que nos parecen
tas exageraciones que hemos de señalar. confusas e inmaduras. Es mucho más probable que la creatividad,
Primero, muchos historiadores de las formas afirmaron o die- el impulso, la originalidad subyacentes a la tradición evangélica
ron por supuesto que los primeros cristianos no estaban interesa- de las obras y las palabras de Jesús hayan de atribuirse a éste
dos en recordar lo que Jesús había dicho y hecho. Es verdad que más que al conjunto de los cristianos. Esa visión penetrante que
los judíos de tiempos de Jesús no se interesaban por las biografías nos han conservado los evangelios no nos remite a unas comunida-
de sus grandes dirigentes. No tenemos biografías contemporáneas des —mezcladas y muchas veces confusas en cuanto a sus ideas—,
de personajes tan importantes como Hillel, Rabbi Johannan ben sino a una fuente suprema, a una persona singular, Jesús, rabino y
Zakkai o Ákiba. De un rabino se consideraba importante no su profeta.
vida, sino lo que había dicho, y se afirmó que tampoco entre los Parece también que la historia de las formas, por lo que se
cristianos se sintió la necesidad de conservar la biografía de Jesús. refiere a los evangelios, se ha dejado influir excesivamente por la
Sin embargo, ¿podemos descartar un interés netamente biográfico historia de la tradición del Antiguo Testamento y de otras litera-
o histórico entre los primeros cristianos con respecto a Jesús? No turas populares. Pero cualquier comparación que se pretenda esta-
parece verosímil. A semejanza de otros cristianos de época poste- blecer entre esas literaturas y el Nuevo Testamento resulta dudo-
rior en la India y en otros sitios, que, habiendo escuchado la pre- sa. El Antiguo Testamento abarca por lo menos diez siglos; la
dicación del evangelio, querían saber más y más cosas acerca de literatura popular se extiende normalmente a lo largo de amplios
112 Fuerza y flaqueza de la historia de las formas Fuerza y flaqueza de la historia de las formas Íl3
períodos de tiempo. El Nuevo Testamento, sin embargo, se com- palestinense y lo que habría de considerarse tardío y helenístico.
puso en su totalidad a lo largo de un siglo. Es probable que sólo Finalmente, resulta difícil entender —si es que las primitivas
una generación separara a Jesús del último documento del Nuevo Iglesias no sentían un interés notable por la vida de Jesús— cómo
Testamento. Por otra parte, la tradición conservada en los evange- pudieron aparecer los evangelios. Por otra parte, si las primeras
lios no es una tradición popular en sentido estricto, transmitida a iglesias estaban interesadas en dar testimonio de la «historia» de
lo largo de extensos períodos de tiempo, sino una tradición con- Jesús, resulta perfectamente comprensible la aparición de la forma
servada por unas comunidades creyentes que tenían al frente unos de los evangelios y se explica con toda naturalidad el hecho de que
jefes responsables, muchos de ellos testigos presenciales del mi- en ellos se conservaran datos geográficos y cronológicos.
nisterio de Jesús. Los evangelios contienen materiales que vienen La historia de las formas, por consiguiente, merece nuestros
a ser recuerdos recientes, al menos en comparación con otras lite- elogios y a la vez exige nuestra cautela. Hemos de agradecerle la
raturas populares, de forma que las leyes que rigen la transmi- luz que ha arrojado sobre los evangelios. Nos ha obligado, ante
sión de las tradiciones populares no siempre pueden aplicarse váli- cada uno de los elementos de la tradición, a preguntarnos qué
damente a la tradición contenida en los evangelios. significaba para la Iglesia en cuyo seno brotó. Pero no podemos se-
Por otra parte, la historia de las formas ha dado frecuentemen- guir a la historia de las formas en todos sus puntos. Es preciso
te por supuesto que es posible pasar de un juicio acerca de la for- preguntarse además, ante cada uno de los elementos de la tradi-
ma literaria de unas sentencias o relatos a su autenticidad o ción, por muy modificado que nosotros lo hayamos recibido, qué
historicidad. Pero ese paso directo del juicio sobre la forma al juicio significó en el ministerio de Jesús. La historia de las formas ha espo-
sobre la historicidad no es válido. Del mismo modo que la forma leado nuestro escepticismo acerca de la posibilidad de conocer a
de un anuncio de radio o televisión (y esos anuncios casi siempre Jesús tal como realmente vivió él. Sin embargo, como veremos des-
adoptan una «forma» similar, impuesta por la eficacia de ciertas pués, con sus mismas negaciones nos ha obligado a buscar a Jesús
estructuras, ritmos y recursos mnemotécnicos) no constituye de con renovados esfuerzos.
por sí un indicio de la validez de sus afirmaciones, tampoco las
formas de las sentencias y los relatos evangélicos son decisivas para
juzgar su autenticidad o historicidad. Se ha tomado muchas veces,
sin razón, como base la forma de una tradición histórica para
decidir que no era histórica. La actividad literaria de la historia
de las formas no debería tomarse automáticamente como crítica
histórica.
Hemos de decir también que se han exagerado los rasgos he-
lenísticos que presenta la tradición. Esos rasgos, se ha dicho, im-
plican que las tradiciones en cuestión surgieron no durante el mi-
nisterio de Jesús, sino más tarde, una vez que el movimiento
cristiano hubo salido de Palestina y penetrado en el mundo hele-
nístico. El interés que delatan los evangelios por el elemento mila-
groso ha inducido a muchos investigadores a pensar que nos remite
a un trasfondo helenístico. Sin embargo, los posibles rastros de
influjos helenísticos en la tradición han de ser cuidadosamente
sopesados. Si fuera posible trazar una clara divisoria entre el ju-
daismo helenístico y el palestinense, estaría justificado en alguna
medida hacer afirmaciones tajantes en el sentido de que ciertas
sentencias o relatos derivan del mundo helenístico, por lo que no
se remontarían a Jesús en persona. Sin embargo, como hemos visto
(cf. pp. 36ss), no es posible establecer esa clara divisoria, y de
ahí la dificultad que supone distinguir entre lo que sería antiguo y
El judaismo en el siglo primero 115

fuera de Palestina ha sido puesta en duda últimamente. Para ello


pueden aducirse dos razones.
CAPITULO 11 En primer lugar, se ha visto cada vez con mayor claridad que
el judaismo experimentó ciertos cambios en el paso de uno a otro
NUEVOS ASPECTOS DE LA período. La perspectiva a que acabamos de referirnos se apoya en
CRITICA DE LOS EVANGELIOS el supuesto de que el judaismo palestinense de tiempos de Jesús
se asemejaba al judaismo rabínico, lo que supondría que entre el
siglo i y el iv se produjeron pocos cambios. Pero esta idea se pone
En mi pueblo natal, cuando los chicos nos encontrábamos, in- ahora en duda. Más bien se admite que el judaismo palestinense
cluso después de una brevísima separación, la costumbre era salu- era en tiempos de Jesús mucho más variado y complejo, menos
darse con esta pregunta: «¿Qué hay de nuevo?» En los capítulos monolítico de lo que admitían los antiguos investigadores, y que
anteriores nos hemos ocupado únicamente de cosas ya viejas: la a partir del año 70 d.C, cuando se impuso el judaismo fariseo, fue-
«crítica de las fuentes», la «historia de las formas», que hemos ron suprimidas o se extinguieron de muerte natural numerosas
analizado ampliamente. Ahora hemos de preguntarnos por las corrientes que antes pervivían juntas dentro del judaismo. Esto
orientaciones más recientes en la crítica de los evangelios. significa que no podemos describir el judaismo palestinense del
siglo i como si fuera el judaismo rabínico optimista de épocas pos-
teriores. Aquel judaismo era mucho más complicado y difícil de
NUEVAS PERSPECTIVAS SOBRE EL JUDAISMO EN EL SIGLO I describir. Los antiguos investigadores trazaron una semblanza sen-
timental del judaismo palestinense del siglo i que les permitió
oponerlo en fuerte contraste al judaismo helenístico.
En primer lugar, se ha estudiado intensamente el carácter del
judaismo durante el siglo i. Hasta hace poco era costumbre esta- En segundo lugar, la investigación reciente ha demostrado que
blecer una rígida distinción entre el judaismo palestinense y el de Palestina estaba muy helenizada durante el siglo i. Palestina había
los judíos que vivían en el mundo helenístico, la diáspora. El ju- estado bajo el dominio de los griegos desde el año 333 a.C. y bajo
el de los romanos a partir del 63 a.C. Desde los tiempos de Ale-
daismo auténtico era el de Palestina. Los judíos que allí vivían
jandro Magno, estuvo siempre abierta a fuertes influjos helenizan-
profesaban una fe en un Dios intensamente personal, grande y
tes. La dominación griega no se ejerció simplemente en el plano
terrible, pero también misericordioso y lleno de amor. La Ley no
político. Palestina, durante el período de los Seléuddas (198-168
era una carga para los judíos de Palestina, sino una fuente de ale- a.C), estuvo sometida a una propaganda que trató de helenizarla
gría en la tierra y una seguridad para el mundo futuro. El judais- abiertamente. Así, aunque el arameo era el idioma del pueblo bajo
mo palestinense se caracterizaba por su optimismo y una gozosa durante el siglo i, el griego era también conocido, al menos entre
aceptación de la vida. Era una religiosidad alegre, sencilla y a la la gente culta. Palestina era un país bilingüe. Se utilizaban térmi-
vez intelectual y racional. nos griegos para designar instituciones tan esencialmente judías
Al feliz y luminoso judaismo palestinense gustaban oponer los como el Sanedrín; en el mismo Talmud hay numerosos términos
investigadores antiguos el judaismo de la diáspora. En el mundo griegos. Más aún, las numerosas guerras que padecieron los judíos
helenístico, los judíos se pusieron en contacto con la vida, la filo- en Palestina hicieron disminuir su número. En el siglo I, los ju-
sofía y la religiosidad paganas. Bajo el influjo de la filosofía, su díos eran una pequeña unidad política centrada en torno a la ciu-
Dios se volvió menos íntimo y amoroso que el Dios del judaismo dad de Jerusalén. En el resto de Palestina se hallaban rodeados de
palestinense. Dios se alejó y resultaba ya menos accesible. La reli- influjos helenísticos, que se hacían sentir también en la misma ciu-
giosidad judía asumió tonos sombríos en la diáspora y empezó a dad de Jerusalén. Según una de nuestras fuentes, Rabbi Simeón
sentir el pesimismo. La Ley se convirtió en una fuente de tensión ben Gamaliel II tenía en su casa quinientos pupilos que estudia-
y dejó de ser un motivo de alegría. El judaismo de la diáspora era ban la sabiduría griega. En la misma Palestina, por consiguiente, el
más frío y pesimista que el de Palestina. Insistía sobre todo en el judaismo sufrió un proceso de helenización.
pecado y en el fracaso moral del hombre. Por añadidura, entre el judaismo palestinense y el de la diás-
Esta distinción tradicional entre el judaismo de dentro y el de pora, los contactos eran continuos. Todo judío pagaba a lo largo de
116 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Confirmación de la historia de las formas 117

toda su vida un impuesto de medio siclo para el sostenimiento del tencia misma de Q, mientras que se aplica a M, L y otras fuentes
templo. La ciudad era visitada constantemente por gran número de habitualmente admitidas el epíteto de «anónimos nebulosos». Nun-
peregrinos de la diáspora. La Sinagoga dio al judaismo de todas ca existieron las supuestas fuentes. En su lugar deberíamos pensar
partes una notable unidad, mientras que los dirigentes religiosos más bien en una tradición oral viva en la que se apoyaron los dis-
de los distintos países viajaban continuamente de un lado a otro tintos evangelistas y que cada uno de ellos arregló a su manera,
para visitarse en sus respectivas sinagogas. una manera que en ocasiones resulta muy complicada. Algunos
Eran muchas, por consiguiente, las formas en que el judaismo investigadores recientes han insistido también en que esa tradición
palestinense permanecía abierto a los influjos que venían del exte- oral no dependía de ninguna autoridad y que, por consiguiente, no
rior. Dentro y fuera pesaba sobre él la corriente helenística. Así lo se ha de exagerar el papel de los dirigentes de la Iglesia en la tarea
atestiguan abundantemente los restos arqueológicos. Los motivos de preservarla.
helenísticos habían invadido las sinagogas y las restantes construc- Nos encontramos, por consiguiente, ante un curioso fenómeno:
ciones de Palestina y de otros lugares en el siglo i. Por otro lado, en el momento en que la existencia de unas fuentes escritas tras
la variedad y el carácter sincretista del judaismo palestinense del los evangelios se hace históricamente más aceptable, las investiga-
siglo i son datos confirmados hoy por los manuscritos del Mar ciones sobre el Nuevo Testamento tienden a negarlas. La razón
Muerto. de que sean hoy más aceptables es el descubrimiento de los manus-
De todo ello se deduce que la distinción tradicional entre ju- critos del Mar Muerto. Ahora sabemos, a la luz de esos textos, que
daismo de Palestina y de la diáspora es falsa. El judaismo palesti- en el siglo i poseía el judaismo una tradición literaria popular más
nense de tiempos de Jesús muestra hoy una fluidez y una comple- fuerte de lo que antes se admitía. A pesar de ello, los investigado-
jidad mayores de lo que anteriormente se suponía. Los resultados res recientes del Nuevo Testamento han dedicado escasa atención
de esta nueva visión del judaismo del siglo i no están claros toda- a la historia de las fuentes como tal, a la que apenas se dedica
vía, pero no dejarán de ser importantes. Pongamos un ejemplo. espacio en los últimos comentarios aparecidos sobre los sinópticos.
Antes veíamos cómo muchas de las tradiciones recogidas en los Se insiste más bien en la tradición oral fluida subyacente a los
sinópticos se juzgaron obra del cristianismo helenístico y, por ello evangelios, una tradición que se mantenía no en documentos escri-
mismo, se han tenido por tardías. Pero ahora resulta que muchos tos, sino que circulaba en forma indiferenciada. Puede que este
elementos de los evangelios habitualmente caracterizados como he- cambio no sea muy importante, pero nos exige algún comentario.
lenísticos son en realidad palestinenses. La divisoria entre judaismo Primero, no parece conveniente dejar de lado, ni siquiera con el
y helenismo en tiempos de Jesús se ha desdibujado últimamente. gesto elegante con que suele hacerse, los resultados que ha ido acu-
mulando la historia de las formas aplicada a los sinópticos. No
sería hoy fácil desentenderse de Q y M, aunque en el caso de L y
CONFIRMACIÓN DE LA HISTORIA DE LAS FORMAS el Proto-Lucas quepan algunas dudas. Resultaría excesivamente
arriesgado ignorar el problema de las fuentes; en efecto, a pesar de
Volvamos ahora al segundo ámbito en que hoy parecen dibu- las recientes tendencias en tal sentido, el análisis de las fuentes es
jarse unas nuevas perspectivas, si bien en el fondo se trata de un algo que nos viene impuesto por los mismos evangelios. En el
retorno a las posiciones más antiguas. Recordará el lector que he- caso de Marcos, por ejemplo, nos vemos obligados constantemente
mos dedicado bastante espacio a las fuentes que parecen configu- a reconocer la existencia de unas fuentes. Pero, en segundo lugar,
rarse en la base de los evangelios; a propósito de Marcos hablába- parece que de todos modos los investigadores del Nuevo Testa-
mos de una fuente de los discípulos; entre Mateo y Lucas descu- mento van a estar muy ocupados en un próximo futuro analizando
bríamos las fuentes Q y M, así como la fuente L y el Proto-Lucas. la tradición, oral o escrita. Entre los investigadores del Nuevo Tes-
Los investigadores del Nuevo Testamento, en su mayor parte, han tamento se advierte hoy una creciente atención a las tradiciones,
tomado muy en serio estas fuentes escritas y han aplicado a sus sus formas y modo de transmisión. Ello significa que está aún
trabajos la correspondiente teoría. muy viva la preocupación por la historia de las formas.
Durante algún tiempo, sin embargo, se ha manifestado la ten- Uno de los problemas de la tradición que viene ocupando a los
dencia a poner en duda la posibilidad de hablar de fuentes escritas investigadores es la relación existente entre ella y la vida litúrgica
en aquel sentido. Incluso se ha cuestionado recientemente la exis- de la Iglesia. Se afirma la idea de que el culto practicado por la
118 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Confirmación de la historia de las formas 119
Iglesia ha influido en la tradición, y así se advierte en múltiples En el pasaje paralelo de Lucas (12,24) tenemos: «Fijaos en los
ocasiones. cuervos: ni siembran ni siegan.»
Para empezar, comparemos las versiones del Padrenuestro que ¿Por qué se cambió el término de Lucas «cuervos», que en
aparecen en Mateo y Lucas. Veamos primero cómo es la Oración griego tiene un sonido ingrato (korakas), por el «pájaros del cielo»
del Señor en Mateo, forma que nos resulta más familiar por ase- de Mateo? También en este caso está clara la respuesta. Para la
mejarse a la que utilizamos en nuestras iglesias. Dice así: lectura en la iglesia viene mucho mejor «pájaros del cielo» que el
ingrato sonido de los «cuervos» de Lucas. Pero hay algo más.
«Padre nuestro del cielo Mateo ha aclarado de diversos modos sus materiales de forma que
proclámase que tú eres santo, respondan mejor a los fines litúrgicos.
llegue tu reinado, Hay un investigador que ha ido más lejos que Kilpatrick. El
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, antiguo arzobispo de Quebec, Dr. Philip Carrington, escribió un
nuestro pan del mañana dánoslo hoy libro sobre el evangelio de Marcos al que puso por título: El pri-
y perdónanos nuestras deudas, mitivo calendario cristiano. Es una obra brillante. La tesis que
que también nosotros perdonamos a nuestros deudores; sostiene es como sigue. Carrington se pregunta: ¿cómo se reco-
y no nos dejes caer en tentación, piló la tradición sobre las obras y las palabras de Jesús? La res-
sino líbranos del Malo» (6,9-13). puesta es sencilla.
En el judaismo hay ciertas festividades de primer orden: Pas-
Compárese con la forma que hallamos en Le 11,2-5: cua, Pentecostés, el Día de la Expiación, el Año Nuevo, etc. Estas
festividades más importantes del año judío eran conocidas de los
«Padre, primeros cristianos, muchos de los cuales procedían del judaismo.
proclámese que tú eres santo, En tales días se reunirían para celebrar ei culto y rememorar la
llegue tu reinado, historia de Jesús. Dentro de los quince años siguientes a su muerte
nuestro pan del mañana dánoslo cada día, quedaría fija la tradición relativa a Jesús en sus líneas maestras
perdónanos nuestros pecados, en torno a determinadas festividades principales, como Pascua,
que también nosotros perdonamos a todo deudor nuestro, Pentecostés, Tabernáculos, Año Nuevo, el Día de la Expiación.
y no nos dejes caer en tentación.» Carrington empieza por señalar que la multiplicación de los
panes para cinco mil se relaciona con la Pascua en Jn 6,4 («Se acer-
Nótese que «Padre» de Lucas se ha convertido en «Padre caba la Pascua, la fiesta de los judíos»). En su opinión, el relato
nuestro del cielo» en Mateo. de la pasión de Marcos, que empieza en 13,1, se leería cada año
«Llegue tu reinado» de Lucas se ha convertido en «Llegue tu con motivo de la Pascua cristiana. La totalidad del evangelio de
reinado, hágase tu voluntad» en Mateo. Marcos, desde su punto de vista, no sólo pone de manifiesto el
«Y no nos dejes caer en tentación» pasa a ser «y no nos dejes influjo de las prácticas de la liturgia, sino que viene a ser un lec-
caer en tentación, sino líbranos del Malo» en Mateo. cionario, es decir, que este evangelio habría sido compuesto para
La doxología «Porque tuyo es el reinado, el poder y la glo- proporcionar a la Iglesia una serie de lecturas para su uso en los
ria» que aparece en algunos manuscritos de Mateo, falta en Lucas. servicios de culto.
¿Qué explicación puede darse a propósito de las diferencias Carrington cree ver confirmada su teoría por ciertos manus-
que acabo de señalar? La respuesta es sencilla. La forma de Mateo critos. Las lecturas -aisladas en que Marcos podría dividirse se
ha sido adaptada para el uso litúrgico en los servicios de la Iglesia. reflejan en las divisiones del texto escrito que aparecen en algunos
Este carácter litúrgico de Mateo ha sido advertido por muchos de los más antiguos manuscritos del Nuevo Testamento, en los
investigadores, entre ellos y especialmente por el profesor Kilpa- que Carrington encuentra el signo v, que a su juicio indicaría la
trick, de Oxford, que subraya cómo el autor de Mateo ha alterado porción del texto evangélico que se leería cada domingo. En
sus fuentes en algunos puntos al servicio de una mayor adecuación Marcos hay un total de sesenta y dos divisiones; si suponemos
a la liturgia. Pondremos únicamente algunos ejemplos. En Mt 6,26 que había diez lecturas suplementarias para el tiempo de Pascua,
leemos: «Fijaos en los pájaros del aire: ni siembran ni siegan.» ello nos permite pensar que cada porción de Marcos corresponde
120 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Crítica de la historia de las formas 121

a uno de los cincuenta y dos domingos del año. Desde este punto Padre y al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se
de vista, Marcos es un primitivo leccionario cristiano, y el mismo lo quiere revelar.
principio puede aplicarse también a Mateo, según Carrington. No »Acercaos a mí todos los que estáis rendidos y abrumados,
nos parecen verosímiles las ideas de Carrington, pero su obra es que yo os daré respiro. Cargad con mi yugo y aprended de mí,
un ejemplo de la importancia que hoy se atribuye a la liturgia que soy sencillo y humilde: encontraréis vuestro respiro, pues mi
en el estudio de los evangelios. yugo es llevadero y mi carga ligera.»
No son únicamente los servicios de culto de la Iglesia lo que El texto se podría ordenar en estrofas y tendríamos un himno
se adivina a través de la tradición. También hallamos en los evan- perfectamente acabado y dispuesto para su uso en el bautismo.
gelios las huellas de la actividad bautismal y de la obra catequé- Independientemente de que se hayan de aceptar o rechazar
tica de la Iglesia. Por ejemplo, en Me 10,1-27 tenemos varias todas y cada una de las sugerencias expuestas, al menos sirven para
secciones que tratan del matrimonio y el divorcio (1-12), de los ver la orientación recientemente adoptada en el estudio de los
hijos (13-16) y de los peligros de la riqueza (16ss). Estas seccio- evangelios, que se entienden en el sentido de documentos que
nes aparecen ahora en este orden quizá porque se utilizaron para recogen una tradición moldeada y elaborada por la Iglesia, en que
instruir a los cristianos en las respectivas materias; en efecto, la se reflejarían además la liturgia de la palabra, las plegarias, la ca-
idea del matrimonio arrastra consigo la de los hijos y finalmente tcquesis y la práctica bautismal de las comunidades. Esto significa
la de las preocupaciones terrenas que siempre implica la necesidad que los estudios recientes vienen a confirmar en gran parte las
de atender a una familia. Tenemos otro ejemplo aún más claro de conclusiones de la historia de las formas.
la primitiva práctica cristiana que se manifiesta en la tradición Pero hay actualmente otras corrientes en el campo de la inves-
evangélica; se trata del capítulo 18 de Mateo, donde se habla ex- tigación que también tienen que ver con la historia de las formas.
tensamente de los miembros de Ja Iglesia y de la manera de man- Las repartiremos en tres grupos: primero, las que se pronuncian
tener la disciplina en la Iglesia. El siguiente pasaje (18,15ss), por en contra de la historia de las formas; segundo, las que enlazan
ejemplo, podría muy bien tomarse en el sentido de las normas o con la historia de las formas sin poner en tela de juicio la validez
«disciplinas eclesiásticas» vigentes en una comunidad primitiva: e importancia de su método; tercero, las que van más allá de la
«Si tu hermano te ofende, ve y házselo ver, a solas entre los historia de las formas.
dos. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Si no te hace caso,
llama a otro o a otros dos, para que toda la cuestión quede zanja-
da apoyándose en dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a CRITICA DE LA HISTORIA DE LAS FORMAS
la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, consi-
déralo como un pagano o un recaudador. Recientemente se ha destacado una tendencia asociada a los
»Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado nombres de dos investigadores escandinavos, el profesor Harald
en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en Riesenfeld y su discípulo el Dr. B. Gerhardsson. Su punto de par-
el cielo. Os lo digo otra vez: si aquí en la tierra dos de vosotros se tida es una postura opuesta a la escuela de la historia de las for-
ponen de acuerdo, cualquier asunto por el que pidan les resultará, mas. Los escandinavos ponen en tela de juicio la imagen de Jesús
por obra de mi Padre del cielo, pues donde están dos o tres ape- y de la primitiva Iglesia propuesta por Dibelius y Bultmann, los
lando a mí, allí en medio de ellos estoy yo.» más importantes investigadores de la historia de las formas. Sobre
También es posible rastrear en los evangelios los himnos que todo reaccionan con energía contra el papel predominantemente
cantaba la primitiva Iglesia. Tal parece ser el caso del conocido creador que los historiadores de las formas han atribuido a la co-
pasaje de Mt 11,25-30: munidad. Frente a la idea, plasmada por la historia de las formas,
«Por aquel entonces exclamó Jesús: de una tradición que se va desarrollando principalmente como res-
—Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, si has puesta a las necesidades de la comunidad primitiva y creada ade-
escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado más en gran parte por esas mismas necesidades, los escandinavos
a la gente sencilla; sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido prefieren entender las cosas de otro modo. Establecen los siguien-
eso bien. tes presupuestos:
»Mi Padre me lo ha enseñado todo; al Hijo lo conoce sólo el 1. La primitiva Iglesia vivía en un ambiente en que el con-
122 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Después de la historia de las formas 123

cepto de tradición desempeñaba un papel importante. Así puede grada», más o menos fija, comunicada por unos maestros revesti-
afirmarse con respecto al mundo helenístico y también el judío. Ya dos de autoridad en la primitiva Iglesia, al estilo de los rabinos?
en Pablo vemos cómo la Iglesia posee una idea de la tradición en La tradición que ahora tenemos en los sinópticos recibió su im-
que a ésta se atribuye carácter normativo. pulso inicial del mismo Jesús. Esto es algo que podemos muy bien
2. La primitiva Iglesia reconocía que la transmisión de esta aceptar. Pero la afirmación de que constituía un depósito fijo, celo-
tradición era tan importante como para emplear todo un vocabula- samente guardado, es ya algo que habría que probar. Como crítica
rio técnico en su definición: la tradición se «recibía» y se «en- del escepticismo extremo de la historia de las formas, la protesta
tregaba». de los escandinavos merece ser bien acogida, pero ello no signi-
3. Estos términos sugieren que había una actividad didác- fica que hayamos de aceptarla plenamente por sí misma como
tica consciente por parte de unas autoridades doctrinales perfec- explicación plenamente válida de los orígenes cristianos. Los da-
tamente definidas. Esta actividad consistía en la formulación de tos que se desprenden de los Padres, de la crítica textual y de los
sentencias claras y en la entrega y recepción metódicas de las mismos evangelios nos exigen esta cautela. Nótese que la postura
mismas. de los investigadores escandinavos no ha sido generalmente
Riesenfeld y Gerhardsson, por tanto, afirman que el relieve aceptada.
atribuido a la predicación por Dibelius y a la enseñanza, la catc-
quesis, la apologética, la polémica, la disciplina, la organización y
el estudio de las Escrituras por Bultmann no bastan para explicar DESPUÉS DE LA HISTORIA DE LAS FORMAS
adecuadamente el origen o la transmisión de las tradiciones evan-
gélicas. Ello se debe a que estos investigadores se niegan a recono- Hasta aquí la crítica de la historia de las formas. Nos ocupa-
cer los presupuestos antes enumerados. Tal como Riesenfeld y remos ahora de los investigadores que han aceptado esta discipli-
Gerhardsson entienden el problema, la tradición conservada en el na, pero también la han superado. Recuérdese que por historia de
Nuevo Testamento tiene tras sí una «palabra sagrada», a la que se las formas entendemos un método que trata de analizar las tradi-
reconocía una dignidad semejante a la que poseía la del Antiguo ciones orales subyacentes a nuestros evangelios. Partía de ciertos
Testamento. Esta «palabra sagrada» era recitada probablemente presupuestos: primero, que la Iglesia transmitió, modeló e incluso
con toda solemnidad en las primitivas asambleas de culto cristia- creó en gran parte la tradición; segundo, que antes de ser puesta
nas. Jesús mismo, en su condición de Mesías, había enseñado aque- por escrito, la tradición había adoptado ciertas formas que nos es
lla «palabra sagrada» a sus discípulos, que la aprendieron de me- posible restituir; tercero, dando un paso más, se ha afirmado fre-
moria. Esto mismo explica el hecho de que los materiales conte- cuentemente que la estructura que ahora presentan los evangelios
nidos en los evangelios puedan ser memorizados fácilmente. Los es puramente secundaria. La historia de las formas tendía a expli-
evangelios, por consiguiente, se apoyan en una tradición clara y car la tradición evangélica como si estuviera constituida por unida-
fija, en parte memorizada y en parte fijada por escrito en libros des aisladas de tradición. De este modo, el profesor K. L. Schmidt
de anotaciones o en manuscritos privados, pero invariablemente reducía a Marcos a una «sarta de cuentas» independientes unas de
aislada de la enseñanza de otras autoridades doctrinales. otras. No hay conexión interna entre sus diferentes relatos, no hay
En apoyo de esta idea apelan los investigadores escandinavos una estructura unificadora que rija sus partes separadas. Marcos
a los Padres primitivos de la Iglesia. Gerhardsson, por otra parte, es simplemente una colección de relatos inconexos, al menos to-
esboza un cuadro de la primitiva cristiandad en apoyo de su pos- dos los no pertenecientes al relato de la pasión. La historia de las
tura. Afirma, en efecto, que Jerusalén ocupa un lugar importantí- formas atomizaba los evangelios, es decir: los reducía a sus unida-
simo en la vida del cristianismo primitivo. En Jerusalén actuaban des y dejaba éstas desmembradas.
como maestros revestidos de autoridad los Doce; a través de ellos El resultado de esta idea de los evangelios, que los considera
se comunicó al mundo la tradición normativa recibida del Mesías. simplemente como conglomerados de unidades sueltas, fue hacer
No nos es posible analizar aquí esta postura. Remitimos al lec- sumamente difícil cualquier intento de entenderlos como conjuntos
tor a la crítica expuesta en otro lugar. Sólo podemos decir ahora unitarios. Los investigadores se contentaban muchas veces con
que, en su reacción contra la historia de las formas, los escandina- analizar por separado los distintos relatos o sentencias, pero re-
vos han ido demasiado lejos. ¿Existía realmente esa «palabra sa- nunciado por anticipado a cualquier esfuerzo por entender los evan-
124 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Más allá de la historia de las formas 125
gelios como conjuntos unitarios. Los autores de los evangelios apa- daísmo. De ahí que nos sea posible entrever los fines del autor o
recen así como meros compiladores, y muy torpes en algunas oca- redactor en determinados pasajes de los evangelios. Podemos poner
siones. Recibieron diversas tradiciones acerca de Jesús, las utili- otro ejemplo: todos los sinópticos comparten unos materiales en
zaron, pero no trataron de componerlas conforme a un esquema gran medida semejantes para presentar la figura de Juan Bautista,
ni les dieron una interpretación. Su labor, en una palabra, fue muy pero cada uno de los evangelios, mediante sutiles cambios intro-
superficial. Los materiales que manejaron, por consiguiente, resul- ducidos en esos materiales, da su propia presentación.
tan carentes de importancia y de profundidad, a imagen de sus Pero no es únicamente en esos cambios sutiles donde nosotros
compiladores. podemos entrever los fines que se proponían los autores de los
Recientemente se ha producido un cambio de actitud con res- evangelios. Tres investigadores han dedicado sus esfuerzos de ma-
pecto a los autores de los evangelios. Para decirlo de una vez, la nera especial a estudiar los evangelios desde este punto de vista.
historia de las formas ha dado paso a la historia o crítica de la En primer lugar, el prosefor Bornkamm, de Heidelberg, estudió el
redacción. Numerosos investigadores han llegado a la conclusión evangelio de Mateo. Mediante un detallado análisis de sus distin-
de que el descubrimiento de las fuentes en que se apoyan los evan- tas secciones demostró que su autor había utilizado sus materiales
gelios es un primer paso; la restitución de las formas orales y el conforme al propósito que le guiaba, concretamente presentar un
contenido de la tradición subyacente a las fuentes escritas consti- modelo de santidad, su propia idea de la Iglesia y la cristología
tuiría el segundo. A partir de ahí, sin embargo, estiman que es que profesaba. En la misma línea analizó el evangelio de Marcos el
preciso dar un tercer paso. En efecto, podemos preguntarnos: profesor Willi Marxsen, mostrándonos cómo el evangelista trató
¿qué es lo que pretende hacer el redactor final de un evangelio los materiales que manejaba conforme a sus puntos de vista. En
con sus materiales? Marcos, Mateo, Lucas —por servirnos de los cuanto al evangelio de Lucas, contamos con la obra del Dr. Hans
nombres tradicionales para designar por el momento a los autores Conzelmann, The Theology of St. Luke (Londres, 1960). Conzel-
de los evangelios— no se limitaron a transmitir lo que habían re- mann demuestra que Lucas recibió y reflexionó sobre la tradición
cibido. No eran simples copistas que se contentaran con recopilar relativa a Jesús y la interpretó a su modo. Saca la conclusión
mecánicamente lo que mecánicamente habían recibido. En modo de que Lucas presenta la historia de la salvación escalonada en
alguno. Eran algo más que copistas; eran redactores, y redactores tres etapas:
cualificados. A juzgar por lo que retenían de la tradición; por los 1. El período de Israel (Le 16,16).
cambios, menores si se quiere a primera vista, que en la tradición 2. El período del ministerio (no la vida) de Jesús, caracteri-
recibida introdujeron, pero más que nada por la forma en que zado en pasajes como Le 4,16ss; Hch 10,38.
ordenaron los materiales que tenían a su disposición, los autores 3. El período que se inicia con la ascensión, o período de la
de los evangelios demuestran ser algo más que unos recopiladores Iglesia.
poco inteligentes. En cierto sentido se les puede considerar autores La segunda venida marca el final de la historia de la salvación
en el pleno sentido del término. Imponían sus preocupaciones e y no forma parte de ella.
intereses particulares e incluso sus puntos de vista a los materiales En la obra de Bornkamm, Marxsen, Conzelmann y, como ve-
evangélicos. En una palabra, cada cual presentaba su evangelio con remos más adelante, Dodd y otros autores aparecen los evange-
una perspectiva peculiar. listas como «autores» preocupados por exponer su peculiar mane-
Hoy prestan los investigadores una atención creciente a las ra de entender la tradición evangélica.
ideas de los «autores» de los sinópticos. Quienes compusieron los
evangelios poseían un punto de vista específico acerca de lo que
habían de expresar en su presentación de los materiales evan- JESÚS MISMO MAS ALLÁ DE LA H ISTORIA DE LAS FORMAS
gélicos.
Yo mismo he tratado de demostrar que Mateo, por ejemplo, Como hemos visto, los investigadores recientes del Nuevo Tes-
tiene un plan específico al compilar el Sermón de la Montaña, es tamento insisten en que los autores de los evangelios no se limita-
decir, que su preocupación no era únicamente reunir los elementos ron simplemente a compilar o redactar, sino que se comportaban
de la tradición acerca de la enseñanza de Jesús, sino además hacer- como verdaderos autores que interpretaban cada cual desde su
lo de tal manera que sirviera a sus propósitos de oponerse al ju- perspectiva las obras y las palabras de Jesús. Una vez más es posi-
126 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios Más allá de la historia de las formas 121

ble leer los evangelios no como colecciones de fragmentos aislados, pata, la fe cristiana. «Creer» no significa necesariamente conocer
sino como conjuntos unitarios que presentan una visión unificada a Jesús, sino llegar a un encuentro con él en nuestra personal expe-
de su personaje central. Cabría esperar que esta nueva perspectiva riencia, un encuentro con Jesús como llamada viva y presente en
deje sentada con mayor energía que nunca la idea de que aquel la predicación de la Iglesia, que nos lo presenta como palabra defi-
personaje en el que los primeros cristianos veían manifestada la nitiva de Dios a los hombres. Es imposible a la vez que innece-
gloria de Dios quedará ahora aún más lejos de nosotros. Acaso ha- sario ir más allá de esa predicación. El profesor Rudolph Bultmann,
yamos de admitir que Jesús queda separado de nosotros no sólo una de las máximas figuras de la historia de las formas y de la
por las creencias de los primitivos cristianos, que matizarían las investigación del Nuevo Testamento en nuestro siglo, escribía
tradiciones orales y las fuentes escritas acerca de Jesús, de las que así en 1929:
se sirvieron los autores de los evangelios, sino también por las «No nos está permitido ir más allá de la 'proclamación' (keryg-
perspectivas de estos mismos autores. Acaso Mateo, Marcos y Lu- ma), utilizándola como una 'fuente' con vistas a reconstruir el
cas, en su condición de intérpretes, arroparon con sus mantos a 'Jesús histórico' con su 'conciencia mesiánica', su 'intimidad' o su
Jesús hasta dejarlo oculto a nuestra vista. Pero no parece que 'carácter heroico'. Este sería precisamente el... (Cristo según la
fuera éste el caso. El redescubrimiento de los autores de los evan- carne) que pertenece al pasado. El Señor no es el Cristo histórico,
gelios como tales ha coincidido con un movimiento al que se ha sino el Jesucristo que nos sale al encuentro en la proclamación» 15.
dado el nombre de «nueva búsqueda del Jesús histórico». Lo único necesario es responder al mensaje proclamado por la
Durante las últimas décadas del siglo xix y las primeras del comunidad creyente. Aún en el caso de que pudiéramos conocer a
xx, la investigación del Nuevo Testamento estuvo en gran parte Jesús tal como realmente vivió, de nada nos serviría y puede que
dominada por la «búsqueda del Jesús histórico», es decir, por el hasta nos significara un estorbo. Jesús, como personaje histórico,
deseo de descubrir lo que realmente ocurrió en la vida de Jesús aún en el caso de que pudiéramos conocerle por fin, resultaría
de Nazaret. Con esta intención analizaron los investigadores el extraño, lamentablemente extraño a quienes vivimos en el si-
mundo en que nació Jesús y trataron de fijar las fuentes utilizadas glo xx. Somos afortunados por no saber mucho más de él en
por los autores de los evangelios. cuanto figura histórica. Lo único que necesitamos es conocerle
Pero, como ya hemos indicado, con la aparición de la historia como el hombre por cuya mediación llega hasta nosotros la llamada
de las formas quedó claro que las fuentes llegadas hasta nosotros o desafío que nos exige poner nuestra confianza no en nosotros
que pudieran servirnos para conocer a Jesús de Nazaret están tan mismos, sino en Dios.
matizadas por los intereses de las primitivas Iglesias, cuyas necesi- Tanto la historia de las formas como la teología, por consi-
dades reflejan en todo momento, que se llegó a juzgar inútil cual- guiente, parecen conspirar para relegar a Jesús a la penumbra del
quier esfuerzo por componer una vida de Jesús de Nazaret. Bajo el pasado.
impacto de la historia de las formas, la tradición sobre Jesús de Na- Pero se ha producido recientemente un cambio; ahora se inten-
zaret conservada en los evangelios quedó fragmentada en pequeñas ta sacarlo de nuevo a la plena luz de la historia. Numerosos moti-
unidades de relatos y sentencias imposibles de conectar para com- vos lo explican. Por de pronto, a pesar de que la historia de las
poner un cuadro claro de su vida. Se afirmó que no merecían fe los formas y la teología afirmaban que no era posible ni necesario
detalles sobre tiempo y lugar que aparecen en los evangelios. Se conocer a Jesús históricamente, de hecho nunca llegó a extinguirse
abandonó toda esperanza de hallar en los evangelios la base de un del todo el deseo de conocer quién fue realmente Jesús y cómo
relato coherente de la vida de Jesús. En los evangelios tendríamos vivió. El mismo profesor Bultmann escribió un brillante estudio
ante todo la fe de los cristianos, no unos hechos directamente rela- titulado Jesús y la Palabra, en que presentaba la doctrina radical
cionados con Jesús; la búsqueda del Jesús histórico se consideró de Jesús e insistía en que el hecho de Jesús, es decir, su realidad
un esfuerzo inútil. como figura histórica, era esencial al cristianismo. Pero ha sido
Los resultados de la historia de las formas se vieron reforza- en la obra de los discípulos de Bultmann donde más netamente
dos por las conclusiones a que llegaban por su parte los teólogos se ha acusado esa nueva búsqueda del Jesús histórico, y ello por
de la misma época en que surgió y floreció la escuela de la historia haber caído en la cuenta, ciertamente con dudas, pero cada vez
de las formas. Por distintos caminos llegaron a la convicción de
15
que el conocimiento de la vida de Jesús no es un dato esencial Glauben und Verstehen I (21954) 208.
128 Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios

más decididamente, de que la predicación de la Iglesia se remite


constantemente a Jesús, mientras que los evangelios nos llaman a
un encuentro con Dios a través de Jesús. En última instancia, es CAPITULO 12
imposible ignorar las cuestiones que surgen en torno a Jesús; pre-
dicar a Jesús como Mesías o como llamada a la decisión es algo HACIA EL ENTENDIMIENTO DE LOS
que termina por plantear con urgencia una pregunta: «En defini- SINÓPTICOS: EL NUEVO ORDEN
tiva, ¿quién es este Jesús, con quien nos encontramos realmente
en la predicación?» Y hacerse esta pregunta es tanto como empren-
der nuevamente su búsqueda. Los últimos historiadores de las for- Muchos de los lectores que nos hayan seguido hasta este mo-
mas ya no están tan seguros como sus predecesores de que hayamos mento se estarán preguntando con impaciencia: «¿Cuándo nos
de renunciar a las fuentes como guía para esa búsqueda, aún ad- vamos a ocupar por fin del contenido de los mismos evangelios?»
mitiendo que esas fuentes sean en gran parte obra de la Iglesia. En Porque hasta ahora hemos hablado del trasfondo del Nuevo Tes-
este punto hay que evitar las exageraciones. Los investigadores in- tamento, de su unidad, de las fuentes y tradiciones orales que sub-
gleses, en general, nunca han sido tan escépticos como los histo- yacen a los evangelios y de las opiniones de los investigadores acer-
riadores de las fuentes alemanes. Incluso entre los alemanes hay ca de ellos. ¿Qué ocurre con el contenido real de Mateo, Marcos
investigadores, como el profesor Jeremías, de Gotinga, convenci-
y Lucas? ¿Es que no ha llegado todavía el momento de abordarlo
dos de que al cabo de tantas vueltas terminaremos por recuperar
las mismísimas palabras pronunciadas por Jesús. Los historiadores directamente? No resulta difícil simpatizar con este tipo de impa-
de las formas pertenecientes al período postbultmanniano, como se ciencia. Pero es necesario reconocer, cuando nos disponemos a
les llama, no se muestran tan confiados. Entienden que la bús- ocuparnos directamente de los sinópticos, que si bien resultan
queda ahora emprendida no se parece a la que tuvo lugar en el fáciles de entender en un determinado nivel por quien recorre sus
período anterior; siguen creyendo que no es posible hoy componer páginas, no entregan tan fácilmente sus secretos. Antes de penetrar
una vida completa de Jesús. Pero al mismo tiempo reconocen que en su mundo, hemos de dar tres saltos decisivos con nuestra ima-
el Jesús de la historia es esencial para la predicación del Nuevo ginación.
Testamento y que aún es posible, a través de sus palabras y de sus
obras, llegar a conocer cómo se entendía a sí mismo Jesús y de
este modo, a través de su autoconciencia, llegar también a tomar LOS TRES SALTOS DE LA IMAGINACIÓN
conciencia de nosotros mismos. De todo ello resulta que, en un
momento en que parecía como si la figura de Jesús se ocultara
aún más detrás de la interpretación, esta vez de los mismos evan- Tenemos ante todo el salto en el tiempo. Los evangelios per-
gelios escritos, ahora se alza repentinamente de la polvareda de la tenecen a los primeros momentos de la Iglesia; probablemente
investigación para ocupar de nuevo el primer plano del Nuevo Tes- todos ellos estaban compuestos ya en el año 100 d.C. Son docu-
tamento. ¿Qué nos dicen, por tanto, acerca de él los evangelios? mentos antiguos, y ello nos exige dar un salto atrás en el tiempo.
«El tiempo pasa volando», pero en su rápido fluir nos va cambian-
do. Penetrar en la mentalidad de otra generación, aunque se trate
de la generación que nos precede o que nos sigue, resulta siempre
difícil. Muchas veces oímos quejarse a los padres de que no son
capaces de entender a su hijo o su hija, que sus hijos viven en un
mundo distinto que sus padres. Probablemente es cierto, aunque
el padre en este caso olvida que su propio padre dijo a propósito
de él estas mismas cosas. Basta el paso de una generación para que
nos convirtamos en extraños. Recientemente traté de releer una
obra de John Galsworthy, un autor que me fascinaba de joven.
Con gran asombro mío, encontré tan pasada de moda la novela
9
Términos y motivos de los evangelios 131
130 Hacia el entendimiento de los sinópticos
de los significados. Los evangelios, por consiguiente, nos resultan
que me resultaba difícil leerla. Casi todos los libros que eran po- extraños en un profundo sentido lingüístico. Es cierto que hoy dis-
pulares por 1925 están ya irremediablemente superados y sólo ponemos de excelentes traducciones. Sin embargo, en el Prefacio
sirven para acumular polvo en las estanterías. Piénsese hasta qué de Nueva Biblia Española, los autores de esta obra maestra de la
punto pueden resultar extraños unos documentos escritos hace traducción bíblica afirman que el suyo es un arte imposible. Acer-
casi veinte siglos. Si queremos entender los evangelios, tendremos carse a los evangelios es como tomar en las manos una complicada
que salvar ese abismo de veinte siglos. Los libros, como las perso- joya del siglo i. ¿Habrá alguien capaz de hacer justicia a su com-
nas, se convierten en extraños con el paso del tiempo. El salto plejidad?
cronológico que nos exigen los evangelios es realmente estremece-
dor. Surge entonces la tentación de esquivar ese abismo, mediante
el recurso de modernizar los evangelios o de arcaizarnos nosotros TÉRMINOS Y MOTIVOS DE LOS EVANGELIOS
mismos. Son estos cortocircuitos precisamente los que hemos de
evitar.
He insistido en los tres saltos necesarios antes de abordar los
Pero hemos de tener también en cuenta un salto geográfico. evangelios porque éstos, por muy conocidos que nos sean, aún nos
Los libros, como las personas, forman parte de la tierra y del clima resultarán extraños. Nos exigen que estemos dispuestos a desechar
en el que nacieron. Nunca olvidaré la extraña impresión que me una familiaridad espúrea y a aceptar con simpatía lo que nos re-
produjo Carolina del Norte (que después de todo no es un país sultará desacostumbrado. De ahí que, antes de abordar efectiva-
demasiado sureño) la primera vez que llegué allá. Había dejado mente cada uno de los evangelios, tengamos que esforzarnos pri-
Inglaterra envuelta en la fría niebla gris de septiembre, para en- mero por captar el significado de ciertos términos y motivos que
contrarme de pronto, al llegar a Carolina del Norte, envuelto en
aparecen, como rasgos comunes y a la vez distintivos, en los tres
la llamarada de un sol cegador y con una temperatura que supera-
sinópticos. Después, una vez conocidas estas marcas característi-
ba los treinta y cinco grados. Los sonidos, los colores, los olores
de Durham, Carolina del Norte, eran tan distintos de cuanto ha- cas, examinaremos uno a uno los evangelios.
bía dejado atrás, en Inglaterra, que creía hallarme en un mundo El primer motivo en que hemos de poner atención es la con-
nuevo. Lo mismo o infinitamente más, ocurre cuando nosotros, ciencia de que con Jesús de Nazaret se ha inaugurado el «nue-
hombres del Norte o del Occidente, penetramos en los paisajes de vo orden». Esta conciencia aparece no sólo en los sinópticos, sino
la Biblia. Es una tierra nueva y extraña, capaz de desconcertarnos que se deja entrever a lo largo de todo el Nuevo Testamento. Así
por su mera extrañeza. Para entender las alusiones de los evange- lo prueban los siguientes pasajes. En Pablo leemos:
lios es preciso dar un salto geográfico a través de los mares y de los «... nosotros, a quienes llegan los resultados de la historia»
siglos y situarnos en la Palestina del siglo i. (1 Cor 10,11).
«Por consiguiente, donde hay un cristiano, hay humanidad
Finalmente, hay que dar el salto que nos exige el lenguaje.
¿Es posible entender plenamente un idioma extraño? ¿Es fácil nueva; lo viejo ha pasado, mirad, existe algo nuevo» (2 Cor 5,17).
que las palabras de una nación entreguen sus secretos íntimos a «Y a vosotros, muertos como estabais por vuestros delitos y
gentes de otra nación? Las palabras están vivas y tienen su propia por no extirpar vuestros bajos instintos, Dios os dio vida con él,
historia. Son como árboles de muchas ramas. Incluso las palabras perdonando todos nuestros delitos, cancelando el recibo que nos
de nuestro propio idioma nos resultan a veces difíciles de enten- pasaban los preceptos de la Ley; éste nos era contrario, pero Dios
der por completo. Recuérdese la anécdota que se cuenta a propó- lo quitó de enmedio clavándolo en la cruz» (Col 2,13-14).
sito de Winston Churchill. Durante sus años jóvenes estuvo desti- En Heb 1,1 leemos:
nado en la embajada británica de París. No hablaba mucho francés, «En múltiples ocasiones y de muchas maneras habló Dios an-
y alguien, con poca consideración, le preguntó por qué no trataba tiguamente a nuestros padres por los Profetas. Ahora, en esta eta-
de aprender aquel idioma. Su respuesta fue: «Estoy demasiado pa final, nos ha hablado por un Hijo.»
ocupado aprendiendo el inglés.» En 1 Pe 1,18-20 tenemos lo siguiente:
El Nuevo Testamento está escrito en un idioma muy escurri- «Porque sabéis con qué os rescataron del modo de vivir ido-
dizo, el griego koine, influido por el arameo y el hebreo. Este idio- látrico que heredasteis de vuestros padres: no con oro ni plata
ma, a pesar de su aparente sencillez, entraña significados dentro perecederos, sino con la sangre preciosa de Cristo, cordero sin de-
132 Hacia el entendimiento de los sinópticos Términos y motivos de los evangelios 133

fecto y sin mancha, escogido desde antes de la creación del mundo rrir en culpa? Pues os digo que hay aquí algo más que el templo.
y manifestado en los últimos tiempos por vosotros.» Si comprendierais lo que significa 'misericordia quiero y no sacri-
Este sentimiento de que han llegado los tiempos nuevos reapa- ficios', no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo
rece constantemente en los sinópticos. Veamos los siguientes pa- del hombre es señor del sábado» (Mt. 12,1-8).
sajes: «Pues os digo que hay aquí algo más que el templo. Porque el
«Juan se enteró en la cárcel de las obras que hacía el Mesías y Hijo del hombre es señor del sábado.» Para entender en toda su
mandó dos discípulos a preguntarle: fuerza estas palabras hemos de tener en cuenta lo que para el ju-
—¿Eres tú el que tiene que venir o hemos de esperar a otro? daismo del siglo i significaba el templo y el sábado.
»Jesús les respondió: Tanto el templo como el sábado eran considerados tan impor-
—Id a contar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: tantes que se llegaba a afirmar que eran preexistentes a la 'crea-
ción. El templo era el lugar en que Dios amaba morar a través de
Los ciegos ven y los cojos andan, su Shekinah. Su misma construcción indicaba ya que se trataba
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, del lugar santo, morada del Señor. A partir del santuario interior,
los muertos resucitan todo lo impuro iba quedando progresivamente excluido. Así, a los
y a los pobres se les anuncia la buena noticia. gentiles les estaba permitido entrar únicamente en el recinto lla-
mado Atrio de los Gentiles; en el Santo de los Santos sólo podía
Y ¡dichoso el que no se escandalice de mí! penetrar una vez al año el sumo sacerdote, y ello al cabo de minu-
»Mientras se alejaban, Jesús se puso a hablar de Juan al ciosas purificaciones. Pero el templo no era únicamente el lugar
gentío: en que Dios había elegido morar, sino también el espacio en que
—¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacu- el mismo Dios llevaba a cabo la reconciliación con su pueblo. Por
dida por el viento? ¿Qué salisteis a ver si no?, ¿un hombre vesti- ello el templo llegó a significar tanto la presencia perpetua de Dios
do con elegancia? Los que visten con elegancia, ahí los tenéis, en como un medio para obtener el perdón. Y los evangelios afirman
la corte de los reyes. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver un profeta? que en Jesús hay algo más grande que el templo, más grande que
Sí, desde luego, y más que profeta; es él de quien está escrito: el lugar de la presencia del Señor, más grande que todo el sistema
sacrificial. En Jesús ha aparecido algo realmente nuevo.
Mira, yo te envío mi mensajero por delante
para que te prepare el camino. «En el juicio se alzarán los habitantes de Nínive al mismo tiem-
po que esta generación y harán que la condenen, pues ellos se
»Os aseguro que no ha nacido de mujer nadie más grande arrepintieron con la predicación de Jonás, y hay más que Jo-
que Juan Bautista, aunque el más pequeño en el Reino de Dios es ñas aquí.
más grande que él» (Mt 11,2-11). »En el juicio se pondrá en pie la reina del Sur al mismo tiempo
En este pasaje se nos remite a Is 35,5-6, donde se traza un que esta generación y hará que la condenen, pues ella vino desde
cuadro de la era o tiempos mesiánicos futuros. Mateo afirma que los confines de la tierra para escuchar el saber de Salomón, y hay
en el ministerio de Jesús se han iniciado esos tiempos nuevos. más que Salomón aquí» (Mt 12,41-42).
«Por aquel entonces, un sábado, iba Jesús por los sembrados; Una vez más, refiriéndose a Jonás y la ciudad de Nínive, a Sa-
los discípulos sintieron hambre y empezaron a arrancar espigas y a lomón y la reina del Sur, el evangelio trata de destacar el aconte-
comer. Los fariseos, al verlo, le dijeron: cimiento asombroso que ha sucedido. Las generaciones de Jonás
—Mira, tus discípulos están haciendo lo que no está permitido y de la reina del Sur tenían menos motivos para arrepentirse ante
en sábado. la predicación de Jonás y el saber de Salomón que Israel ante la
»E1 les replicó: presencia de Jesús, porque en Jesús hay algo más grande que en
—¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus hom- Jonás y Salomón.
bres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los «Se le acercaron los discípulos y le preguntaron:
panes dedicados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus —¿Por qué razón les hablas en parábolas?
hombres, sino sólo a los sacerdotes. Y ¿no habéis leído en la Ley »E1 les contestó:
que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incu- —Porque a vosotros se os ha concedido entender los secretos
134 Hacia el entendimiento de los sinópticos

del reinado de Dios y a ellos, en cambio, no se les ha concedido: SIGNIFICADO DEL NUEVO ORDEN
y al que produce se le dará hasta que le sobre, mientras al que no
produce se le quitará hasta lo que tiene. Por esa razón les hablo en ¿Cómo hemos de entender este nuevo orden? Pablo habla
parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. de una «nueva creación». Compara la llegada del orden nue-
Se cumple en ellos la profecía de Isaías: vo en Cristo con el tiempo de la primera creación. Pero esta
interpretación, que aparece aquí y allá en los evangelios, no es la
Por mucho que oigáis no entenderéis, más importante. Tropezamos aquí con el salto lingüístico a que
por mucho que miréis no veréis, antes nos referíamos. ¿Qué implican realmente los pasajes antes
porque está embotada la mente de este pueblo. citados? Si bien no podemos definir exactamente los términos que
Son duros de oído, han cerrados los ojos se emplean, al menos están claros los acontecimientos que acom-
para no ver con los ojos ni oír con los oídos pañan a este nuevo orden:
ni entender con la mente
ni convertirse 1. El juicio.
para que yo los cure.
Sobre el templo, Me 11,11.15-18:
»¡Dichosos, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros «Entró en Jerusalén derecho hacia el templo, dio un vistazo
oídos porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos todo alrededor porque era ya tarde, y se marchó a Betania con
desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís los Doce.
vosotros y no lo oyeron» (Mt 13,10-17). »Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar
En este pasaje resaltan dos cosas con especial claridad: a los que compraban allí, volcando las mesas de los cambistas y los
a) A los discípulos y a quienes valoran la presencia de Jesús puestos de los que vendían palomas; y no consentía que nadie
se les da conocer los secretos del Reino de los cielos. No necesi- transportase objetos atravesando por el templo. Luego se puso a
tamos indagar por ahora lo que esta frase significa. Pero debe de enseñar diciendo:
entrañar una verdad sumamente importante. —¿No está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los
b) En el ministerio de Jesús se encuentran los hombres ante pueblos? Pues vosotros la tenéis convertida en una cueva de ban-
algo que no tiene precedentes. Lo que desearon ver y no vieron los didos.
profetas, ahora lo pueden ver los discípulos. Nótese en especial »Los sumos sacerdotes y los letrados se enteraron; como le
Mt 13,16-17: «¡Dichosos, en cambio, vuestros ojos porque ven y tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su ense-
vuestros oídos porque oyen! Pues os aseguro que muchos profe- ñanza, buscaban la manera de acabar con él.»
tas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír Sobre la higuera, que probablemente representa a Israel, Me
lo que oís vosotros y no lo oyeron.» 11,12-14:
«Os aseguro que no ha nacido de mujer nadie más grande que «Al día siguiente, cuando salieron de Betania, sintió hambre.
Juan Bautista, aunque el más pequeño en el reino de Dios es más Viendo a lo lejos una higuera con hojas, se acercó a ver si encon-
grande que él. Desde que apareció Juan hasta ahora, se usa la traba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era
violencia contra el reinado de Dios y gente violenta quiere arreba- tiempo de higos. Entonces le dijo:
társelo; porque hasta Juan los profetas todos y la Ley eran profe- —Nunca jamás coma nadie fruto de ti.
cía, pero ahora, aceptadlo si queréis, él es el Elias que tenía que »Los discípulos lo oyeron.»
venir. Quien tenga oídos, que oiga» (Mt 11,11-15). Sobre Israel, Me 12,1-12:
Con todo lo anterior concuerda el hecho de que en este pasaje «Entonces se puso a hablarles en parábolas.
de l l , l l s s (compárese con Le 16,16ss) se nos presenta una divi- —Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó
sión de la historia en dos órdenes. Se traza una línea entre el un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores
orden de los profetas, que era un orden de pura expectación, y el y se marchó al extranjero.
orden de Jesús, que lo es ya de la realización. »A su tiempo envió un criado para percibir de los labradores
su tanto de la cosecha de uva. Ellos lo agarraron, lo apalearon y
136 Hacia el entendimiento de los sinópticos Significado del nuevo orden 137

lo despidieron con las manos vacías. Entonces les envió otro cria- achaque y enfermedad. Viendo el gentío, le dio lástima de ellos,
do; a éste lo descalabraron y lo insultaron. Envió a otro, y a éste porque andaban maltrechos y derrengados como ovejas sin pastor.
lo mataron; y a otros muchos o los apalearon o los mataron. To- Entonces dijo a sus discípulos:
davía le quedaba uno, su hijo querido, y se lo envió el último, —La mies es abundante y los braceros pocos; por eso, rogad
pensando: 'A mi hijo lo respetarán'. al dueño que mande braceros a su mies» (Mt 9,35-38).
»Pero los labradores aquellos se dijeron: 'Este es el heredero;
venga, lo matamos y será nuestra la herencia'. Y agarrándolo, lo 4. La victoria sobre el mal.
mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
»¿Qué hará el dueño de la viña? Irá a acabar con esos labra- «Fue a casa y se juntó de nuevo tanta gente que no le dejaban
dores y dará la viña a otros. ¿Es que no habéis leído este texto? ni comer. Al enterarse sus parientes fueron a echarle mano, porque
'La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra an- decían que no estaba en sus cabales.
gular. Esa la ha puesto el Señor. ¡Qué maravilla para nosotros!' »También los letrados, que habían bajado de Jerusalén, decían
»Estaban deseando echarle mano, porque se dieron cuenta de que tenía dentro Jesús a Belcebú, y que echaba a los demonios
que la parábola iba por ellos; pero tuvieron miedo de la gente y, con el poder del jefe de los demonios.
dejándolo allí, se marcharon.» »E1 los llamó y les puso estas comparaciones:
—¿Cómo es posible que Satanás eche a Satanás? Si un reino
2. El nacimiento de un nuevo Israel. se mete en guerra civil, ese reino no puede mantenerse en pie; si
una familia se divide, esa familia no podrá mantenerse en pie.
Véase Me 12,1-12, que acabamos de citar, y lo siguiente: Pues si Satanás se levanta contra sí mismo para hacerse la guerra,
«De nuevo tomó Jesús la palabra y les habló en parábolas: no podrá mantenerse en pie, está perdido.
—Se parece el reinado de Dios a un rey que celebraba la bods¡ »Nadie puede meterse en casa de un hombre fuerte y arram-
de su hijo. Envió criados para avisar a los que ya estaban convi- blar con su ajuar si primero no le ata; entonces podrá arramblar
dados a la boda, pero éstos no quisieron acudir. Volvió a enviar con la casa» (Me 3,20-27).
criados, encargándoles que les dijeran: «En cambio, si yo echo los demonios con el Espíritu de Dios,
—Tengo preparado el banquete, he matado terneros y cebones señal que el reinado de Dios os ha dado alcance» (Mt 12,28).
y todo está a punto. Venid a la boda. Todos los evangelios vienen a decir lo mismo: la venida de
»Pero los convidados no hicieron caso: uno se marchó a su Jesús fue una crisis, la crisis, en la historia del mundo. Jesús trae
finca, otro a sus negocios; los demás echaron mano de los criados consigo el juicio, el nuevo nacimiento, la victoria sobre el mal.
y los maltrataron hasta matarlos.
»E1 rey montó en cólera y envió tropas que acabaron con aque-
llos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus
criados:
—La boda está preparada, pero los que estaban convidados
no se la merecían. Id ahora a las salidas de los caminos, y a todos
los que encontréis invitadlos a la boda.
»Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los
que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de
comensales» (Mt 22,1-10).

3. El tiempo de la cosecha, de segar y recoger.


«Recorría Jesús todos los pueblos y aldeas, enseñando en las
sinagogas, proclamando la buena noticia del Reino y curando todo
Significado del término «evangelio» 139

Jesús, ponían deliberadamente sus buenas noticias —la única bue-


na noticia, pues esto es lo que indica el uso del artículo— por
CAPITULO 1 3 encima de otros muchos beneficios de grado menor, los que pre-
tendidamente traía consigo un emperador romano, cuyo culto, en
EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS el sentir de los cristianos, era una verdadera locura. Jesús trajo
consigo la única «buena noticia» esencial, «el evangelio». Los em-
peradores aportaban únicamente «evangelios», beneficios que se
Los sinópticos, por consiguiente, al igual que el resto del Nue- sucedían inútilmente unos a otros. El gran poeta del Imperio ro-
vo Testamento, proclaman la venida de Jesús de Nazaret como el mano, Virgilio (70-19 a.C), había celebrado el nacimiento de un
comienzo de un orden nuevo y la culminación del orden antiguo. niño cuando
¿Emplean algún término para expresar condensada esta idea?
Así es. Se sirven del conocido término «evangelio», que quiere «la gran serie de los siglos comienza de nuevo» 16.
decir «buena noticia», o de la expresión «Reino de Dios». La ve-
nida de Jesús constituye «la buena noticia» y puede entenderse ¡Pero esto se podía decir únicamente del nacimiento de Jesús!
como la llegada del Reino de Dios o, para ser más exactos, del Esto es lo que podría haber exclamado un cristiano de la primera
reinado de Dios. hora, de haber conocido las expectativas de Virgilio. Sabemos que
Lucas era consciente de la oposición que podía establecerse entre
Jesús y el emperador, pues situó deliberadamente el nacimiento
SIGNIFICADO DEL TERMINO «EVANGELIO» de Jesús en el reinado de César Augusto (2,1) y se refiere a los
cristianos caracterizándolos como los que afirman que puede ha-
El término «evangelio» parece explicarse por sí mismo; ¿no ber otro rey distinto del César (Hch 17,1). El término «el evan-
significa simplemente que Jesús es la «buena noticia» para los gelio», por consiguiente, podría evocar un contraste entre el Rey
hombres? Sin embargo, como ya hemos tenido ocasión de advertir, de Reyes y el César.
muchos términos usados en el Nuevo Testamento tienen resonan- Pero todo esto podría ser cierto cuando la Iglesia adoptó una
cias y significados ocultos que muchas veces nos resulta dificilísi- postura desconfiada frente al Estado y éste empezó a mostrarse
mo descubrir. Agotarlos resulta tan difícil como en el caso de hostil a la Iglesia. No es verosímil que los cristianos utilizaran ya
expresiones del orden de «la nueva frontera», que se utilizan fre- en los primeros momentos este término con un sentido de oposi-
cuentemente y sin embargo resultan muy imprecisas. ¿Qué signi- ción al culto del emperador. Pablo al menos estaba preocupado
ficado tiene «el evangelio» para los cristianos que leen los sinóp- por que no ocurriera así. Por esta razón evitaba el término «Reino»
ticos? al proclamar el «evangelio» y nunca mostró actitudes antiimperia-
Por de pronto, se trata de un término griego, y de ahí que les. En Rom 13,1-7 expone Pablo su actitud ante el Estado:
algunos hayan propuesto entenderlo a la luz de lo que significaba «Sométase todo individuo a las autoridades constituidas; no
para los griegos y los romanos del siglo i. Para ellos, la palabra existe autoridad sin que lo disponga Dios y, por tanto, las actuales
«evangelio» tenía una connotación particularmente interesante. han sido establecidas por él. En consecuencia, el insumiso a la
Por las fuentes vemos que este término, en plural, se utilizaba autoridad se opone a la disposición de Dios y los que se le oponen
en conexión con el culto del emperador. El día natalicio de un se ganarán su sentencia.
emperador romano, que era un ser divinizado, traía consigo, se- »De hecho los que mandan no son una amenaza para la buena
gún la creencia de aquellas gentes, «evangelios», «buenas noticias» acción, sino para la mala. ¿Quieres no tener miedo a la autoridad?
o beneficios. De manera semejante, la vida del emperador podía Sé honesto y tendrás su aprobación, pues ella es agente de Dios
llamarse también «evangelios», es decir, una serie de beneficios o para ayudarte a lo bueno. En cambio, si no eres honesto, teme,
bendiciones que constituían otras tantas «buenas noticias», singu- que por algo lleva la espada: es agente de Dios, ejecutor de su
larmente el don de la paz. Se ha sugerido, en consecuencia, que reprobación contra el delincuente.
cuando los primeros cristianos utilizaban esta palabra en singular,
«el evangelio» (nótese el artículo él) para describir la venida de 16
Virgilio, Églogas IV, 4.
140 El evangelio del reino de Dios Significado del término «evangelio» 141

»Por eso forzosamente hay que estar sometido, no sólo por la ciudad de Jerusalén. El profeta comunica a aquellas gentes un
miedo a esa reprobación, sino también por motivo de conciencia. mensaje de esperanza. Prevé un tiempo en que terminará el exilio
Y por esa misma razón pagáis impuestos, porque son funciona- y volverá a su tierra «Israel». Entonces comenzará una nueva era
rios de Dios dedicados en concreto a esa misión. Pagad a cada uno o un nuevo mundo. Dios triunfará sobre los enemigos de Israel y
lo que le debáis: impuesto, contribución, respeto, honor, lo que su Reino o reinado se instaurará en la tierra. Dios actuará de tal
corresponda.» modo en la liberación de su pueblo que se manifestará el poder de
Para el hombre que escribió los párrafos anteriores no es vero- su brazo. Pero antes de que todo esto ocurra, el profeta afirma
símil que el término «evangelio» tuviera resonancias polémicas que Dios enviará un mensajero, un evangelista, para predecir el
contra el emperador. acontecimiento, es decir, para proclamar la buena noticia de que es
Para entender el término «evangelio», por consiguiente, pare- inminente la intervención salvadora de Dios. El profeta dirige a
ce mejor acudir a quienes lo han explicado a la luz del Antiguo su pueblo estas palabras de consuelo:
Testamento y el judaismo. En el Antiguo Testamento no aparece
«evangelio» en singular, pero hay numerosos pasajes en que ha- «Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios;
llamos el verbo que significa «traer buenas noticias». En 1 Re 1,42 hablad al corazón de Jerusalén, gritadle:
se usa con el significado de dar la buena noticia de que David ha que se ha cumplido su servicio y está pagado su crimen,
hecho rey a Salomón. En Jr 20,15 sirve para describir la buena pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.
noticia de que ha nacido un niño. Sobre todo se emplea en rela- Una voz grita: En el desierto preparadle un camino al Señor;
ción con la buena noticia de que se ha obtenido una victoria en el allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios;
combate, como en 1 Sm 31,8-10: que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen,
«Al día siguiente fueron los filisteos a despojar los cadáveres, que lo torcido se enderece y 2o escabroso se iguale.
y encontraron a Saúl y sus tres hijos muertos en el monte Gelboé. Se revelará la gloria del Señor y la verán todos los hombres juntos
Lo decapitaron, lo despojaron de sus armas y las enviaron por todo —ha hablado la boca del Señor—» (Is 40,1-5).
el territorio filisteo, llevando la buena noticia a sus ídolos y al
pueblo. Colocaron las armas en el templo de Astarté y empalaron Y de nuevo, en Is 52,7-10:
los cadáveres en la muralla de Beisán.»
Compárese con este pasaje 1 Cr 10,8-10, que es su paralelo. «¡Qué hermosos son sobre los montes
Por consiguiente, sabemos ya tres cosas en relación con el verbo los pies del heraldo que anuncia la paz,
«dar o traer buenas noticias», del que procede la palabra «evan- que trae la buena nueva, que pregona la victoria!
gelio»: Que dice a Sión: 'Tu Dios es rey'.
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
1. Contiene la idea de una buena noticia que produce alegría. porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión.
2. Se asocia a la idea de una victoria en la batalla. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén,
3. Se aplica a la celebración en un santuario o relacionada que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén;
con el mismo; esto quiere decir que a veces reviste un el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones,
matiz religioso. y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.»

Sin embargo, numerosos investigadores han prestado especial La frecuencia con que es citado el Segundo Isaías en el Nuevo
atención a una porción concreta del Antiguo Testamento para me- Testamento justifica que tratemos de entender el término «evan-
jor entender el término «evangelio»; se trata del llamado común- gelio», teniendo en cuenta todo lo que hemos escrito antes, a su
mente Segundo Isaías, el autor del capítulo 40 y numerosos de los luz. Referir el término «evangelio» a la venida de Jesús, por con-
que le siguen en el libro de Isaías. El Segundo Isaías, llamado así siguiente, implica que se ha logrado una victoria decisiva sobre los
únicamente para distinguirlo del autor de Is 1-39, escribió cuando enemigos de Dios; se ha librado una batalla y ha sido ganada con-
el pueblo de Israel se hallaba desterrado en el Imperio babilónico, tra los enemigos de «Israel» y su Dios; se ha manifestado el poder
en una tierra extraña, llorando la pérdida de su patria y añorando redentor o liberador de Dios; se ha conseguido la libertad. Ha
142 El evangelio del reino de Dios El reino o reinado de Dios 143

llegado, en pocas palabras, una era o época nueva; se ha cumplido siempre; eso significa la piedra que viste desprendida sin inter-
la esperanza de «Israel», se ha hecho realidad aquello que tanto vención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la
anhelaron los profetas. Este personaje, Jesús de Nazaret, podría plata y el oro. Este es el destino que el Dios poderoso comunica
haber sido contrapuesto al César, pero más importante es reco- a su majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta.»
nocer que, al ser interpretado en términos de «evangelio», ha sido Además, al final de la historia, en 2,44 y 7,27, Dios entrega su
reconocido como instaurador de una nueva época. En él se ha pro- Reino eterno al pueblo que eligió. Los reinos de la tierra aparecen
ducido un nuevo comienzo; Dios ha visitado el mundo para eman- y desaparecen, pero el Reino de Dios permanece. Sin embargo, no
ciparlo del mal y para instaurar su reinado. se puede decir que el Reino de Dios, como expresión o concepto
definidos, ocupe un lugar destacado en el Antiguo Testamento.
Por otra parte, a lo largo de todo el Antiguo Testamento apa-
EL REINO O REINADO DE DIOS rece la idea de que Dios es rey. La religión, en este caso como en
tantos otros, refleja la cultura en cuyo seno se ha formado. La
El último término mencionado —el reinado de Dios— nos idea de Dios como rey es oriental. Tal como el monarca o el jefe
sirve de apoyo para pasar al otro que usan los evangelios sinópti- oriental, así el Dios oriental. Dios manda y sus subditos le obe-
cos cuando quieren proclamar el significado de la venida de Je- decen. A su vez, del mismo modo que los semitas esperan que
sús. Los evangelios no sólo describen el nuevo orden como «el su rey asegure a sus subditos justicia y protección, también Dios
evangelio», sino que además lo designan como «el Reino o reina- ayuda a sus devotos en el plano del juicio y de la salvación. Dios
do de Dios». Se trata de un concepto capital para entender los reina; podemos resumir como sigue los rasgos distintivos de su
sinópticos. En Me l,14s aparece una proclamación sumaria del reinado:
ministerio de Jesús de Nazaret, una fórmula que trata de presen-
tar densamente el evangelio. Dice así:
«Cuando detuvieron a Juan, Jesús se fue a Galilea a pregonar 1. Es un reino eterno.
de parte de Dios la buena noticia. Decía:
—Se ha cumplido el plazo, el reinado de Dios está cerca. Arre- «El Señor reina por siempre» (Ex 15,18).
pentios y creed la buena noticia.» «Que todas tus criaturas te den gracias, Señor;
El evangelio consta aquí de dos afirmaciones: el tiempo se ha que te bendigan tus fieles;
cumplido y el reinado de Dios está cerca. ¿Qué significa esta se- que proclamen la gloria de tu reinado,
gunda expresión con la que, al menos en parte, se identifica el que hablen de tus hazañas,
evangelio? A diferencia del término «evangelio», no nos remite al explicando tus hazañas a los hombres,
mundo grecorromano, sino que, a semejanza suya, nos lleva direc- la gloria y majestad de tu reinado.
tamente al judaismo. Tiene unas resonancias inconfundiblemente Tu reinado es un reinado perpetuo,
judías. tu gobierno continúa de edad en edad.
Lo malo es que la expresión «Reino de Dios» se emplea pocas El Señor es fiel a sus palabras,
veces en el Antiguo Testamento. En sus primeros libros, en las leal en todas sus acciones» (Sal 145,10-13).
raras ocasiones en que se usa, habitualmente tiene un sentido polí- «El Señor reina eternamente,
tico. El reino de «Israel» histórico en sus distintas formas es el tu Dios, Sión, de edad en edad. ¡Aleluya!» (Sal 146,10).
Reino de Dios. Sólo tardíamente, en el libro de Daniel, escrito
entre los años 168 y 165 a.C, se establece una clara distinción entre 2. Es un reino estrechamente relacionado con el pueblo de
los reinos de este mundo y el futuro Reino de Dios. En 2,44-45, «Israel».
después de enumerar los reinos caducos de la historia que nosotros
conocemos, escribe el autor: En el período preexílico se afirma el Reino o reinado de Dios
«Durante ese reinado el Dios del cielo suscitará un reino que sobre Israel. Sólo Dios es el verdadero rey de Israel, hasta el pun-
nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que des- to de que muchos llegaron a pensar que iba contra Dios la elección
truirá y acabará con todos los demás reinos, pero él durará pot de un rey humano (1 Sm 8; 12,12). En el período postexílico es
144 El evangelio del reino de Dios

también Dios el rey de Jacob (Is 41,21), creador de Israel en par- LO QUE ESPERABAN DEL REINO LOS HOMBRES
ticular (Is 43,15), el rey de Israel (Is 44,6).
La expectación de un futuro en que Dios instauraría su reina-
3. En numerosos pasajes, este reino o reinado es una espe- do, es decir, que actuaría decisivamente en la historia era muy
ranza o expectación. viva en tiempos de Jesús. Entre las plegarias que recitaría el mis-
mo Jesús cuando asistía a la sinagoga de Nazaret es probable
«Aquel día juzgará el Señor que hubiera una versión de ésta, que todavía se usa en las sinago-
a los ejércitos del cielo en el cielo, gas de nuestros días:
a los reyes de la tierra en la tierra. «Engrandecido y santificado sea su nombre grande en el mun-
Se van agrupando, presos en la mazmorra, y quedan encerrados; do que él creó conforme a su voluntad. Que establezca él su reino
pasados muchos días comparecerán a juicio. durante tu vida y en tus días, y durante la vida de toda la casa de
La Cándida se sonroja, el Ardiente se avergonzará Israel, pronto, enseguida. Y decid Amén.»
cuando reine el Señor de los ejércitos ¿Qué significaba la venida del Reino o del reinado de Dios?
en el Monte Sión y en Jerusalén, Había diversas expectaciones. Del mismo modo que las utopías
glorioso delante de su senado» (Is 24,21-23). en que han soñado alguna vez los hombres van desde la de
«Porque el Señor nos gobierna, el Señor nos da leyes, Tomás Moro hasta la de H. G. Wells, también entre los judíos
el Señor es nuestro rey, él es nuestra salvación» (Is 33,22). se daban diferencias en cuanto a la manera de entender los futu-
«¡Grita, ciudad de Sión; lanza vítorer Israel; ros «tiempos buenos» en que Dios instauraría su reinado. Muchos
festéjalo exultante, Jerusalén capital! coloreaban el futuro a la luz del presente, interpretándolo como
Que el Señor ha expulsado a los tiranos, una liberación de los males característicos del momento: domina-
ha echado a tus enemigos; ción extranjera, dispersión del pueblo, opresión por parte de los
el Señor dentro de ti es el rey de Israel ricos. De las palabras que pronuncia María en Le 1,46-55 pode-
y ya no temerás nada malo. mos colegir cuáles eran las esperanzas de los pobres, entre los que
Aquel día dirán a Jerusalén: se contaba el mismo Jesús y del que se afirmaba que había veni-
No temas, Sión, no te acobardes; do a darles cumplimiento:
el Señor, tu Dios, es dentro de ti
un soldado victorioso «Proclama mi alma la grandeza del Señor,
que goza y se alegra contigo, renovado su amor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador,
se llena de júbilo por ti, como en día de fiesta. porque se ha fijado en su humilde esclava.
Apartaré de ti la desgracia Pues mirad, desde ahora me felicitarán todas las generaciones
y el oprobio que pesa sobre ti» (Sof 3,14-18). porque el poderoso ha hecho tanto por mí:
«Los supervivientes de las naciones que invadieron Jerusalén ven- él es santo
drán cada año a rendir homenaje al Rey, al Señor de los ejércitos, y su misericordia llega a sus fieles
y a celebrar la fiesta de las Chozas» (Zac 14,16). Fue afirmándose, de generación en generación.
por tanto, la idea de que el reinado de Dios pertenecía al futuro. Su brazo interviene con fuerza,
Cierto que Dios era rey en el presente, pero su reino no se hacía desbarata los planes de los arrogantes,
notar. De momento, ei reinado del mal resultaba demasiado evi- derriba del trono a los poderosos
dente como para dejar que se manifestara el de Dios. El reinado y levanta a los humildes,
de Dios estaba oculto, pero a la larga tendría que manifestarse. a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo,
acordándose,
como lo había prometido a nuestros padres,
de la misericordia
10
146 El evangelio del reino de Dios Lo que esperaban del reino los hombres 147

• en favor de Abrahán y su descendencia, Pero nosotros esperamos en Dios, nuestro libertador;


por siempre.» pues para siempre es la fuerza de nuestro Dios y su misericordia,
y el reinado de nuestro Dios es para siempre sobre las naciones
Estos mismos vienen a ser los sentimientos que expresa Zacarías con juicio.»
en Le 1,68-79:
«Mira, Señor, y suscita entre ellos tu rey, el hijo de David,
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, al tiempo en que tú, oh Dios, veas que puede reinar sobre Israel
porque ha venido él a liberar a su pueblo, tu siervo.
suscitándonos una fuerza salvadora Cíñele de vigor, que derroque a los jefes injustos,
en la casa de David, su siervo. que limpie a Jerusalén de las naciones que la pisotean hasta la
El lo había predicho desde antiguo destrucción.
por boca de sus santos profetas: Con prudencia y justicia apartará a los pecadores de la herencia,
que nos salvaría de nuestros enemigos destruirá el orgullo del pecador como una vasija de alfarero.
y de la mano de todos los que nos odian. Con vara de hierro lo destruirá,
Así corona su fidelidad a nuestros padres, destruirá las naciones impías con la palabra de su boca;
recordando su antigua alianza a su repulsa huirán ante él las naciones,
y el juramento que juró y reprobará a los pecadores por sus pensamientos.
a nuestro padre Abrahán; Reunirá un pueblo santo, al que guiará con justicia,
para concedernos que, libres de temor, juzgará a las tribus del pueblo santificado por el Señor su Dios.
arrancados de las manos de los enemigos, No permitirá que siga la injusticia entre ellos,
le sirvamos con santidad y rectitud ni morará con ellos ningún malvado,
en su presencia, todos nuestros días. pues conocerá a todos los que son hijos de su Dios.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo Y los repartirá conforme a sus tribus en la tierra,
porque irás delante del Señor, y entre ellos no morará ningún extraño o transeúnte.
a preparar sus caminos, Juzgará a los pueblos y naciones en la prudencia de su justicia.
anunciando a su pueblo la salvación, Selah.
el perdón de sus pecados. Y hará que los pueblos paganos le sirvan bajo su yugo;
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, glorificará al Señor en un lugar visible desde (?) toda la tierra;
nos visitará el sol que nace de lo alto, y limpiará a Jerusalén y la santificará como antes,
para iluminar a los que viven en tinieblas de modo que las naciones vendrán de todos los confines de la tierra
y en sombra de muerte, a contemplar su gloria,
para guiar nuestros pasos trayendo en don a sus hijos que habían desfallecido,
por el camino de la paz.» y para contemplar la gloria del Señor, con que Dios la ha glorificado.
Será un rey justo, enseñado por Dios, sobre ellos,
Incluso algunos fariseos, hombres muy cultivados, tenían una y en aquellos días no habrá entre ellos iniquidad alguna,
visión nacionalista del futuro reinado de Dios. En los Salmos de pues todo será santo, y su rey el ungido del Señor.
Salomón (XVII), que probablemente son de tendencia farisea, No pondrá ella su confianza en caballo, jinete y arco,
hay extensos pasajes en que se describe la acción del futuro vi- ni acumulará oro y plata para la guerra,
cerregente de Dios, el Mesías: ni confiará en (?) una multitud (?) para el día de la batalla.
El Señor mismo es su rey, esperanza del que es fuerte por su
«Señor, tú eres nuestro rey para siempre, esperanza en Dios.
pues en ti, oh Dios, se gloría nuestra alma. Todas las naciones temerán en su presencia,
¿Cuánto duran los días del hombre sobre la tierra? pues golpeará la tierra con la palabra de su boca para siempre.
Como sus días, así es la esperanza que en él se pone. Bendecirá al pueblo del Señor con prudencia y alegría,
148 El evangelio del reino de Dios

y él mismo estará limpio de pecado, para que rija un gran pueblo. EL ESCÁNDALO DE LA BUENA NOTICIA
Increpará a los jefes y rechazará a los pecadores con la fuerza de
su palabra; Para entender las sorprendentes afirmaciones de los evangelios
confiado en su Dios, no tropezará en todos sus días, acerca de Jesús es preciso tomarlas sobre el trasfondo de aquellas
pues Dios le hará fuerte por su santo espíritu expectativas. Los evangelios afirman que con Jesús se ha acer-
y prudente por el espíritu de entendimiento, con fuerza y rectitud. cado a los hombres, está ya entre ellos el reinado de Dios. ¿Se
Con él estará la bendición del Señor: será fuerte y no tropezará; podía creer tal cosa, que Dios estaba ya instaurando su reinado en
su esperanza estará en el Señor: ¿Quién prevalecerá contra él? la vida de Jesús? Aceptarlo equivalía a negar las esperanzas y los
Poderoso será en sus obras, fuerte en el temor de Dios, anhelos de casi todo el judaismo. Por decirlo en términos coloquia-
con fidelidad y justicia apacentará el rebaño del Señor les, aquello era pedir demasiado. A esto se refieren los autores de
y no consentirá que ninguno de ellos tropiece al apacentarlos. los evangelios cuando dicen que Jesús fue un «escándalo» para
Con rectitud los guiará Israel.
y no habrá orgullo entre ellos ni será oprimido ninguno. Pero, pasando por alto esta cuestión, ¿es siquiera concebible
Tal será la majestad del rey de Israel al que conoce el Señor; que el reinado de Dios haya de interpretarse únicamente en térmi-
él lo alzará sobre la casa de Israel para que la corrija. nos del ministerio de Jesús? El mal seguía imperando incluso des-
Sus palabras serán más puras que oro precioso, el más selecto; pués de su venida (y, como nos recuerdan siempre las autorida-
en las asambleas juzgará a los pueblos, a las tribus de los des judías, aún impera). ¿Cómo pretender, en tales circunstancias,
santificados. que ha llegado ya el reinado de Dios? La respuesta es que en los
Sus palabras serán como palabras de los santos en medio de los sinópticos no se habla del reinado de Dios como si ya se hubie-
pueblos santificados. ra afirmado plena o definitivamente. El nuevo orden ha llega-
Benditos los que vivan en aquellos días, do, pero lo viejo aún no ha pasado del todo. De ahí que en los
pues verán la buena fortuna de Israel sinópticos se presente el reino de Dios bajo un doble aspecto: ya
que Dios otorgará al reunir las tribus. está aquí y actúa a través de las obras y las palabras de Jesús, pero
¡Apresure el Señor su misericordia sobre Israel! aún no se ha manifestado con todo su poder. Tal es el significado
¡Líbrenos él de la impureza de los enemigos impíos! de los numerosos pasajes en que los sinópticos describen una
El Señor mismo es nuestro rey para siempre.» futura venida de Jesús y hacen referencia al Reino de Dios en el
futuro. De ahí que la Oración del Señor pida la llegada del Reino,
El futuro que aquí se anticipa promete no sólo justicia, sino tam- a pesar de que éste ya está presente en Jesús. En todos los evan-
bién juicio, no sólo la reunión de los dispersos y la exaltación de gelios resuena una y otra vez la nota del futuro. Citaremos tan
Israel, sino también la matanza de los impíos. En los manuscritos sólo un pasaje, el de Me 13,24-27:
del Mar Muerto encontramos la misma descripción del futuro. «Pero en aquellos días, después de aquella angustia, el sol se
Leemos en un pasaje: hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán
«El día del juicio exterminará Dios de la tierra a cuantos sir- del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo
ven a los ídolos, junto con los pecadores» (1 Qp Hab. XIII,2-4). del hombre sobre las nubes, con gran poder y majestad, y enviará
Pero en otro lugar leemos también: a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de
«Y avanzará entonces la verdad para siempre en el mundo... horizonte a horizonte.»
Y entonces purificará Dios en su verdad todas las obras del hom- Pero, por muchas que sean las ocasiones en que los sinópticos
bre y lo rociará con un espíritu de verdad» (1 QS IV, 19-21). hablen de esa amenaza futura, la nota que con más insistencia
Quizá no todos esperasen que el futuro reinado de Dios fuera resuena en ellos es la convicción de que la venida de Jesús es ya
acompañado de sangre y truenos, pero muchos lo entendían así, «el evangelio». El mismo Jesús, mientras recorre Galilea, sube a
y los autores de los evangelios estaban al tanto de tales expec- Jerusalén, pasa curando, perdonando y enseñando, muestra aquí
tativas. y ahora en qué consiste realmente el reinado de Dios. En una
palabra, los evangelios afirman que Jesús mismo es la revelación
del reinado de Dios. Mirarle con ojos limpios es ver lo que es
150 El evangelio del reino de Dios

realmente el reinado de Dios y lo que éste exige de los hombres.


El reinado de Dios —la voluntad de Dios— actúa en Jesús, tal es
la estupenda afirmación de los sinópticos. En Jesús ha dado la CAPITULO 14
historia un giro decisivo. Una ilustración lo aclarará. Un domingo,
durante la segunda guerra mundial, iba yo a casa desde la iglesia. EL CUMPLIMIENTO DE LAS ESCRITURAS
Un amigo se me acercó y me dijo: «¿Sabes ya la noticia?» Con-
testé yo: «¿Qué noticia?» Replicó él: «Hitler ha invadido Rusia.»
A lo que yo contesté: «Entonces, los aliados han ganado la gue- El primer tema que subrayábamos en los evangelios sinópticos
rra.» Esto ocurría en 1943, pero la guerra duró hasta 1946. Pero era el sentido de que la aparición de Jesús significaba la llegada
yo sabía, y lo sabían todos los que conocieran la historia de Napo- del nuevo orden. La historia había dado un giro decisivo. En
león, que Hitler, al emprender la guerra en dos frentes, el Este este sentido, el cristianismo es una novedad, inaugura una nueva
y el Oeste, iba a una derrota segura, por muy larga que resultara era, es «el evangelio», el advenimiento del reinado de Dios.
la contienda. El giro decisivo de la segunda guerra mundial fue Pero hay en los evangelios ciertos pasajes que parecen ir en
la invasión de Rusia. Tal era la idea de los cristianos que trataban contra de esto. Sugieren que «el evangelio» es no sólo nuevo, sino
de expresar el significado de Jesús. A través de Jesús, la voluntad también antiguo, que si bien significa un nuevo comienzo en la
de Dios se había manifestado a sus ojos con maravillosa intensi- historia, supone a la vez la culminación de un largo proceso que
dad; sabían que se había producido un giro decisivo en la larga se pierde en el pasado. ¿En qué consiste este largo proceso que
lucha del hombre contra el mal. Aquella lucha proseguiría duran- tiene su culminación en la venida de Jesús? Es el proceso reve-
te algún tiempo, pero la batalla decisiva ya estaba ganada en la lado en el Antiguo Testamento, el proceso a través del cual se
vida, muerte y resurrección de Jesús, en aquel Jesús que signifi- formó Dios un pueblo obediente y dispuesto a servirle en la his-
caba una ruptura con todo el pasado. El reinado de Dios ya estaba toria, un «Israel» de Dios. Este proceso llega ahora por fin a su
allí, la guerra había sido ganada por el hombre, a pesar de que se culminación, afirman los evangelios, en Jesús de Nazaret, el que
siguieran librando batallas. Un tiempo nuevo, el del reinado de se hizo obediente. En él se han cumplido los planes de Dios y
Dios entendido a la luz de Jesús, había llegado: ésta era la buena nace de nuevo el pueblo de Dios.
noticia. Y como su luz resultó tan distinta de lo que se esperaba, Esta convicción de que el ministerio de Jesús es la culmina-
por eso la buena noticia se convirtió en un escándalo. ción de un largo proceso que se ha desarrollado a lo largo de siglos
se expresa en los evangelios de manera excépcionalmente clara.
Todos ellos afirman que en el ministerio de Jesús se han cumplido
las Escrituras; el ministerio de Jesús se desarrolla «según las Es-
crituras» o «según estaba escrito». La Iglesia, según se manifiesta
su pensamiento en los evangelios, afirmaba que el ministerio de
Jesús era conforme a la voluntad de Dios, pero concretamente tal
como ésta se había definido y manifestado en el Antiguo Testa-
mento. Este es el motivo de que los autores del Nuevo Testamento
aduzcan constantemente pasajes del Antiguo para aclarar el senti-
do de los acontecimientos recogidos en el relato evangélico. Con
ello dan a entender que el significado de la venida de Jesús se ha de
entender sobre el trasfondo del Antiguo Testamento. En este sen-
tido, los evangelios son una continuación del Antiguo Testamen-
to; son su fruto y su plenitud.
El ministerio de Jesús a la luz del AT 153
TESTIMONIOS DE LA PRIMITIVA IGLESIA «Comienza la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
Como estaba escrito en el profeta Isaías:
En la formulación de esta idea —que el ministerio de Jesús es
el cumplimiento de los planes de Dios revelados en el Antiguo Yo envío mi mensajero por delante
Testamento— demostró la Iglesia una notable visión y una gran para que te prepare el camino.
agudeza intelectual. Es probable que los cristianos utilizaran colec- Una voz grita en el desierto:
ciones de textos del Antiguo Testamento, a las que se ha dado el Preparadle el camino al Señor,
nombre de testimonia, «testimonios»; contenían pasajes que daban allanad sus senderos.»
testimonio de Jesús en su condición de Mesías. Afortunadamente,
algunos de estos testimonia han sobrevivido; los más antiguos son En este pasaje aplica Marcos a la figura de Juan Bautista dos
los utilizados por Cipriano (muerto hacia el año 258 d.C). Su títu- pasajes; el primero es de Malaquías (3,1): «Mirad, yo envío un
lo es Testimonios contra los judíos. Tres libros de testimonios con- mensajero a prepararme el camino. De pronto entrará en el santua-
tra los judíos. Hasta hace poco se dudaba de que pudiera darse por rio el Señor que buscáis; el mensajero de la alianza que deseáis
segura la existencia de colecciones específicas de testimonia en el miradlo entrar, dice el Señor de los ejércitos.» Si nos fijamos en
siglo i. Sin embargo, el descubrimiento de los manuscritos del Mar el contexto de esta cita de Malaquías, hallamos lo siguiente:
Muerto, entre los que había testimonia para uso de aquellos sec-
«Mirad, yo envío un mensajero a prepararme el camino. De
tarios, hace que resulte sumamente probable el uso de tales testi-
pronto entrará en el santuario el Señor que buscáis; el mensajero
monia también entre los primeros cristianos. Aún en el caso de
de la alianza que deseáis miradlo entrar, dice el Señor de los ejér-
que no hubieran existido libros de testimonia, es seguro que la
citos. ¿Quién resistirá cuando él llegue?, ¿quién quedará en pie
primitiva Iglesia recurrió con frecuencia al uso de ciertos bloques
cuando aparezca? Será fuego de fundidor, lejía de lavandero: se
bien definidos de pasajes del Antiguo Testamento.
sentará como fundidor a refinar la plata, refinará y purificará
La primitiva Iglesia era en cierto modo una clase de Sagrada como plata a los levitas, y ellos ofrecerán al Señor ofrendas legí-
Escritura o una escuela bíblica. En algunas fugaces referencias de timas» (Mal 3,1-3).
los Hechos, por ejemplo, se trasparenta esa actividad escolar. Tén- Malaquías predice un tiempo en que Dios enviará un mensa-
gase en cuenta lo que significan pasajes como éstos: «Pablo, según jero para preparar su llegada. Ejercerá el juicio, como un fuego,
sus costumbres, se presentó allí, y por tres sábados discutió con y traerá consigo la purificación y la redención. Marcos ve en la
ellos. Apoyándose en la Escritura explicaba...» (Hch 17,2). Esto figura de Juan Bautista ese mensajero anunciado que precede a la
ocurría en Tesalónica. También: «... rebatía vigorosamente en venida del Señor.
público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el También aplica Marcos a Juan Bautista una cita de Isaías
Mesías» (Hch 18,28). Esto ocurría en Corinto. (40,3-5):
No hay motivos para dudar de la veracidad del cuadro que nos
trazan los Hechos sobre la actividad de Pablo. El apóstol emplea: «Una voz grita: en el desierto preparadle un camino al Señor;
ba gran parte de su tiempo como exegeta. Y lo que decimos de allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios;
Pablo puede aplicarse también a los autores de los evangelios. que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen,
Utilizaban el Antiguo Testamento como la piedra de toque para que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale.
valorar el ministerio de Jesús y se apoyaban en sus páginas para Se revelará la gloria del Señor y la verán todos los hombres juntos
interpretarlo. Este proceso puede ilustrarse abundantemente. —ha hablado la boca del Señor—.»
Juan Bautista es la «voz» que precede también a la revelación de
EL MINISTERIO DE JESÚS A LA LUZ la gloria de Dios en Jesucristo. Al aplicar al Bautista estos dos pa-
DEL ANTIGUO TESTAMENTO sajes, Marcos lo presenta como el heraldo de la gloria de Dios que
viene, tal como habían esperado los profetas. De este modo, hasta
Se citan pasajes del Antiguo Testamento para ilustrar o expo- los preludios del ministerio de Jesús son ya un cumplimiento.
ner el hecho de que con Jesús ha llegado el nuevo orden. Fi- Pero también la venida de Jesús da cumplimiento a las espe-
jémonos en Me 1,1-3. Dice así: ranzas proféticas. La venida de Jesús fue una victoria sobre el mal.
154 El cumplimiento de las escrituras El ministerio de Jesús a la luz del AT 155

Sin embargo, nótese cómo fue entendida esta victoria sobre el mal. La piedra que desecharon los constructores
Esa victoria lo es contra los demonios. Así se expresa en Marcos es ahora la piedra angular.
cuando se describe la controversia a propósito de por qué expulsa Esa la ha puesto el Señor:
demonios Jesús: ¡Qué maravilla para nosotros!»
«También los letrados, que habían bajado de Jerusalén, decían
que tenía dentro a Belcebú, y que echaba a los demonios con el El Hijo rechazado por el viejo Israel se ha convertido en cabeza
poder del jefe de los demonios. de un nuevo Israel. El evangelista vio la repulsa y la exaltación de
»E1 los llamó y les puso estas comparaciones: Jesús en términos de Sal 118,22-23:
—¿Cómo es posible que Satanás eche a Satanás? Si un reino «La piedra que desecharon los constructores
se mete en guerra civil, ese reino no puede mantenerse en pie; si es ahora la piedra angular:
una familia se divide, esa familia no podrá mantenerse en pie. Pues es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.»
si Satanás se levanta contra sí mismo para hacerse la guerra, no En el salmo, la piedra angular es Israel, rechazado por las nacio-
podrá mantenerse en pie, está perdido. nes y maltratado por ellas. Lo que el salmista aplicaba al antiguo
»Nadie puede meterse en casa de un hombre fuerte y arram- Israel es aplicado ahora por Marcos a Jesús, que se convierte en el
blar con su ajuar si primero no lo ata; entonces podrá arramblar nuevo Israel.
con la casa» (3,22-27). También el juicio sobre el templo se interpreta, en Me 11,15-
No parece a primera vista que en este pasaje haya referencia 17, a la luz de Jr 7,11:
alguna al Antiguo Testamento. Pero si repasamos Is 49,24-25, «Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a
hallaremos un paralelo al pasaje de Marcos. En Isaías se describe los que vendían y a los que compraban allí, volcando las mesas de
lo que ocurrirá cuando Dios salve a su pueblo: libertará al cautivo los cambistas y los puestos de los que vendían palomas; y no con-
que estaba en poder del tirano: sentía que nadie transportase objetos atravesando por el templo.
Luego se puso a enseñar diciendo:
—¿No está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los
«¿Se le puede quitar la presa a un soldado,
pueblos? Pues vosotros la tenéis convertida en una cueva de ban-
se le escapa su prisionero al vencedor?
didos.»
Así dice el Señor:
Si atendemos al aspecto positivo de la venida de Jesús, es decir,
Si le quitan a un soldado el prisionero
la creación por obra suya de un nuevo pueblo de Dios en la histo-
y se le escapa la presa al vencedor,
ria, hallamos las mismas referencias al Antiguo Testamento. En
yo mismo defenderé tu causa,
Me 14,22-25 leemos lo que sigue:
yo mismo salvaré a tus hijos...»
«Mientras comían, Jesús cogió un pan, pronunció la bendición,
lo partió y se lo dio a ellos, diciendo:
A este pasaje de Isaías se hace probablemente alusión en Marcos. —Tomad, esto es mi cuerpo.
Lo que en el Segundo Isaías se promete, ha tenido cumplimiento »Y cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la
en el ministerio de Jesús, que pone en libertad a los que estaban pasó y todos la bebieron. Y les dijo:
sometidos al poder diabólico. —Esta es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama
Del mismo modo, siempre que Marcos quiere ilustrar el juicio por todos. Os aseguro que ya no beberé más del fruto de la vid
que trae consigo la venida de Jesús, lo presenta a la luz del Anti- hasta el día aquel en que lo beba, pero nuevo, en el reino de Dios.»
guo Testamento. Pondremos únicamente un ejemplo, el pasaje de Esta referencia a la sangre de la alianza sería inexplicable sin
Me 12,1-12, que citábamos antes. Después de describir alegórica- Ex 24,8. Por otra parte, aunque no se haga referencia explícita a
mente la historia de Israel y el trato dado al hijo que les fue en- Jr 31,31s, es probable que en el pasaje antes citado hayamos de
viado, dice Marcos: entender que el autor tuvo en cuenta Jr 31,31-34:
«¿Qué hará el dueño de la viña? Irá a acabar con estos labra-
dores y dará la viña a otros. ¿Es que no habéis leído este texto?: «Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que haré una alianza nueva con Israel y con Judá:
156 El cumplimiento de las escrituras Jesús mismo a la luz del AT 157

no será como la alianza que hice con sus padres cargará a sus ángeles que cuiden de ti, y también: Te llevarán en
cuando los agarré de la mano para sacarlos de Egipto; volandas, para que tu pie no tropiece con las piedras.
la alianza que ellos quebrantaron y yo mantuve »Jesús le contestó:
—oráculo del Señor—; —También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.
así será la alianza que haré con Israel »Después se lo llevó el diablo a una montaña altísima y le
en aquel tiempo futuro —oráculo del Señor—: mostró todos los reinos del mundo con su esplendor, diciéndole:
Meteré mi Ley en su pecho, la escribiré en su corazón, —Te daré todo eso si te postras y me rindes homenaje.
yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo; »Jesús le replicó:
ya no tendrán que enseñarse unos a otros, mutuamente, —Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios rendirás
diciendo: Tienes que conocer al Señor, homenaje y a él sólo prestarás servicio.
porque todos, grandes y pequeños, me conocerán »Entonces lo dejó el diablo; en esto se le acercaron unos ánge-
les y se pusieron a servirle» (Mt 4,1-11).
•—oráculo del Señor—,
pues yo perdono sus culpas y olvido sus pecados.» Lo que el Antiguo Testamento dice de Israel en Dt 8 se apli-
ca aquí a Jesús, que revive las pruebas y tentaciones a que se vio
En la Ultima Cena, Jesús da cumplimiento a la expectativa de sometido Israel. En Mt 4,1-11 aparece cuatro veces la frase «está
una nueva alianza que formulara Jeremías. Merece especial aten- escrito», lo que le da un valor enfático. Este pasaje contiene ade-
ción el hecho de que en Marcos, al igual que en los demás evan- más citas de Dt 8,3; 8,16 y de otros pasajes del Antiguo Testa-
gelios, el relato de la pasión aparezca tachonado de referencias al mento. Jesús es Israel, el verdadero Israel. También veíamos
Antiguo Testamento. cómo, indirectamente, Me l,ls presenta a Juan Bautista como
precursor del Señor, pero el Señor de Mal 3,1, que cita Marcos, es
Dios mismo, mientras que en Me 1,2 se refiere este término a Je-
sús. Hay pasajes del Antiguo Testamento que allí se refieren al
JESÚS MISMO A LA LUZ DEL ANTIGUO TESTAMENTO Señor Dios y que en el Nuevo Testamento se aplican a Jesús.
Además del tipo de citas a que hemos hecho referencia, hay
Hasta ahora hemos visto cómo los evangelios situaban el mi- otros pasajes en que los acontecimientos y los personajes del Anti-
nisterio de Jesús, su victoria sobre el mal, el juicio y la creación guo Testamento pasan a ser «tipos» de los acontecimientos ocu-
de un nuevo Israel sobre el telón de fondo del Antiguo Testamen- rridos durante el ministerio de Jesús. Así aparece sobre todo en
to. Pero también el mismo Jesús, aparte del ministerio que había Mateo, pero ya hemos tratado anteriormente (cf. capítulo 1) este
desarrollado, era visto a la luz del Antiguo Testamento. De ahí que punto.
algunos pasajes que en el Antiguo Testamento se aplican a Israel Vemos, por consigueinte, que el nuevo orden, es decir, el
sean referidos en el Nuevo a Jesús. Veamos, por ejemplo, el rela- cristianismo, es inseparable del judaismo, en el que tiene su
to de las tentaciones que ofrecen Marcos y Lucas: punto de partida. Esto significa que el orden nuevo, por enci-
«El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que el diablo lo ma de su novedad, enlaza directamente con lo antiguo. Pero
pusiera a prueba. Jesús ayunó cuarenta días con sus noches y al hemos de insistir finalmente en un punto. Aunque haya continui-
final sintió hambre. dad entre lo antiguo y lo nuevo, lo primero no condiciona lo se-
»E1 tentador se le acercó y le dijo: gundo. Es importante advertir que no todas las citas del Antiguo
—Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en Testamento recogidas en el Nuevo son de igual importancia.
panes. Y también que no todas las profecías mesiánicas del Antiguo Tes-
»Le contestó: tamento son utilizadas en el Nuevo, cosa que reviste una extrema
—Está escrito: No de solo pan vive el hombre, sino también importancia. La Iglesia rechazó algunas profecías. ¿Por qué lo
de cualquier palabra que sale de la boca de Dios. hizo? Porque la Iglesia se regía en la interpretación del Nuevo
»Entonces se lo llevó el diablo a la ciudad santa, lo puso en Testamento por la historia misma de Jesús. Los evangelistas no se
el alero del templo y le dijo: sintieron obligados a trazar una imagen mesiánica de Jesús circuns-
—Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque está escrito: En- crita a los datos del Antiguo Testamento, sino que se servían de
158 El cumplimiento de las escrituras

éste para interpretar ciertos acontecimientos que a su juicio poseían


un alcance mesiánico. Era la vida de Jesús la norma que determina-
ba el uso que hacían del Antiguo Testamento, no éste el que deter- CAPITULO 15
minaba su imagen de Jesús o la noción que hubieran de forjarse
acerca del Mesías. Jesús, por consiguiente, era para ellos el tema EL INSTAURADOR DEL REINO
de la profecía, pero sólo de aquella profecía que estaba en conso-
nancia con él. La imagen de Jesús que aparece en el Nuevo Testa-
mento no es una construcción artificial forjada con pasajes sueltos Hasta ahora hemos tratado tres temas que aparecen continua-
del Antiguo Testamento ni está dictada por las expectativas del mente en los sinópticos: ha llegado el nuevo orden; está cer-
judaismo. Más bien se ha convertido Jesús en un medio para ca el reino de Dios; se han cumplido las Escrituras. Estos tres
reorientar y reinterpretar aquellas expectativas. El Jesús que re- temas implican dos cosas: que el evangelio es a la vez nuevo y an-
cordaba la Iglesia regulaba el uso que hacía ésta del Antiguo Tes- tiguo. Establece un punto de partida radicalmente nuevo en la
tamento. Jesús tenía sus raíces en el Antiguo Testamento, pero historia y al mismo tiempo lleva a su plenitud los planes de Dios
también rompió sus límites. El nuevo orden es nuevo sin dejar de revelados en el Antiguo Testamento. En este capítulo nos plantea-
ser antiguo, del mismo modo que una hija es a la vez expresión mos una nueva cuestión: ¿qué cometido o significación tiene Jesús
de su madre y una «nueva criatura». en el nuevo orden en que alcanza su plenitud el Antiguo Testa-
mento? Veremos cómo Jesús aparece radicado en el pasado y a la
vez libre ante él.
En los sinópticos se le aplican ciertos términos; para entender
la función que desempeña Jesús, nada mejor que analizarlos. Re-
sulta tentadora la idea de dividirlos en dos grupos: 1) los que rela-
cionan a Jesús con el judaismo y con el Antiguo Testamento, sub-
rayando así la continuidad entre el evangelio y el pasado; a este
grupo pertenecen títulos como los de Mesías, Hijo de Abrahán y,
posiblemente, Hijo de Dios; 2) aquellos títulos que ponen de re-
lieve la discontinuidad con respecto al pasado, entre los que desta-
ca el de Hijo del Hombre. Pero esta división resulta un tanto
arbitraria, ya que esos títulos, por encima de sus diferencias, tienen
todos ellos algo en común. En consecuencia, analizaré uno por uno
todos estos títulos sin intentar clasificarlos.

MESÍAS

El uso del título de Mesías resulta muy raro en labios de Jesús.


Ello sugiere que, si es que realmente llegó a utilizarlo, tenía mucho
cuidado y miramiento al hacerlo. Los sinópticos, sin embargo, dan
por supuesto que Jesús es el Mesías. Nótense los siguientes pasajes:
1. Me 1,11.
2. Las tentaciones.
3. Mt 11,2-6: respuesta a Juan Bautista.
4. La entrada triunfal en Jerusalén (cf. Zac 9,9).
5. El juicio ante el sumo sacerdote.
160 El instaurador del reino Mesías 161

Admitiendo, por consiguiente, que para los autores de los si- la entronización. En Israel, esta renovación asumía además un ca-
nópticos Jesús era el Mesías, no simplemente un personaje al estilo rácter moral.
de un rey o un sumo sacerdote ungidos, sino el Mesías de las Pero los reyes terrenos defraudaron muchas veces a Israel.
expectativas judías, ¿qué hemos de entender por semejante título? A pesar de haber sido ungidos, no estuvieron muchas veces a la
Las recientes discusiones en torno a este título se han desarro- altura de su misión. Hubo fracasos morales y durante sus reinados
llado a la luz de dos importantes estudios. El primero se debe a un se produjeron verdaderos desastres. De ahí que el rey nunca llega-
investigador judío, Joseph Klausner, cuya obra, escrita hace tiempo, ra a ser un verdadero Mesías, aunque se le diera ese título. El rey
lleva por título La idea mesiánica en Israel. Según Klausner, el ideal, el Mesías, se convirtió en objeto de esperanza. Un día habría
judaismo está dominado por su pasado, un pasado nada glorioso. de aparecer el rey ideal para enderezar la situación, para renovar
Los hebreos fueron esclavos en Egipto, pero conocieron un liber- la creación y redimir al pueblo en el plano político y en el moral.
tador, Moisés, que rescató a Israel de su esclavitud material, polí- Todas estas ideas habrán de tenerse muy en cuenta a la hora
tica y espiritual. De ahí que la figura de Moisés se convirtiera en de considerar el significado del título de Mesías aplicado a Jesús
en los sinópticos. Si seguimos a Klausner, el Mesías se tomaba
símbolo del Redentor en general. Por ello, el judaismo se forjó
como el personaje de los últimos tiempos, comparable a Moisés,
una imagen de su futuro —un futuro ideal— en términos de su
pero a la vez mayor que él, instaurador del nuevo éxodo. Si segui-
pasado. Tendría que llegar un nuevo éxodo configurado a imagen
mos a Mowinckel, es también un personaje de los últimos tiempos,
del primer éxodo, con un nuevo libertador semejante al primero. pero dotado de significación cósmica, política y espiritual. Al ser
De esta expectación del nuevo libertador semejante a Moisés bro- aplicada a Jesús en los sinópticos esta idea, sufre ciertas modifica-
tó la esperanza de un Mesías; el éxodo fue el auténtico embrión a ciones. El evangelio rechaza la connotación política del término;
partir del cual se desarrolló necesariamente la idea mesiánica. Con se niega a imaginar a Jesús como un dirigente político, pero man-
el éxodo se asoció también la figura de Moisés. De ahí que el tiene las connotaciones cósmicas y morales o espirituales de la
Mesías que había de liberar a Israel fuese a la vez un nuevo Moi- idea. Los sinópticos afirman que Jesús es el redentor final por
sés e Hijo de David. La expectación de un nuevo éxodo gracias a dos razones. Es el Señor de la naturaleza. Ello forma parte de la
la intervención del nuevo Moisés y del Hijo de David adquirió significación que entrañan los milagros sobre la naturaleza, como
profundidad y resonancias morales por influjo de los profetas. los de caminar sobre las aguas o calmar la tempestad. Jesús posee
Frente a la postura adoptada por Klausner está la del investi- una significación cósmica. Pero al mismo tiempo opera la curación
gador noruego profesor Mowinckel, en su obra cuya versión his- física y a la vez moral o espiritual. Así lo atestiguan sus exorcis-
pana lleva el título de El que ha de venir. Este investigador hace mos y sus curaciones.
derivar la idea mesiánica no del éxodo, sino de la realeza israe- Resumiendo: los sinópticos, al llamar Mesías a Jesús, nos lo
lita. Al rey se llamaba en el antiguo Israel «el ungido», «el me- presentan como la figura final de toda la historia, el personaje en
sías». El rey ostenta tres rasgos característicos: que ésta se consuma. Pero este término conecta a Jesús al mismo
tiempo con las esperanzas que su pueblo había mantenido en el
1) Una estrecha relación con Yahvé. pasado; subraya el hecho de que Jesús pertenece al pueblo judío,
2) Un carácter y oficio sagrados. del que no llega a desgajarse. Como Hijo de David, como Mesías,
3) La posesión sobrehumana de una fuerza sagrada. Jesús pertenece a la casa real de Israel, es miembro de una familia
y una comunidad hereditarias, forma parte de la cultura del ju-
En el principio, el rey era el sacerdote del pueblo. daismo. Decir que Jesús es el Mesías equivale a afirmar su condi-
Por otra parte, Mowinckel relaciona la noción de rey en el an- ción de judío y señalar al mismo tiempo en qué sentido se orien-
tiguo Israel con la que se hallaba vigente en el Próximo Oriente ta su misión.
antiguo. La entronización del rey, a su juicio, era una fiesta anual
que representaba la creación y de este modo comunicaba nueva
vida al mundo. También se representaba la victoria simbólica del
rey sobre sus enemigos históricos. Por consiguiente, tanto la na-
ción como la creación se renovaban en virtud de la fiesta anual de
II
Hijo de Dios 163

H I J O DE ABRA HAN, H I J O DE ADÁN Nótese además que el término «Hijo de Dios» parece inter-
cambiable con los títulos de «Mesías» e «Hijo del hombre». Así
Ya hemos indicado que el término «Mesías» conecta a Jesús se advierte claramente en Le 22,66-70:
con sus raíces en el judaismo y en el Antiguo Testamento. Lo mis- «Cuando se hizo de día se reunió en junta el senado del pue-
mo ocurre con otros dos títulos, al menos. Son, primero, el de blo, los sumos sacerdotes con los letrados, y haciéndolo compare-
«Hijo de Abrahán», subrayado por Mateo (1,2-17) y usado por cer ante su Consejo, le dijeron:
Lucas (3,23-33). Abrahán es en primer lugar el padre de todos los —Si eres tú el Mesías, dínoslo.
judíos; el título de «Hijo de Abrahán» sirve ante todo para conec- »E1 les contestó:
tar a Jesús directamente con el pueblo judío. Pero es, en segundo —Si os lo digo, no lo vais a creer, y si os hago preguntas, no
lugar, Hijo de Adán. Así se ve en la genealogía de Jesús que se me vais a contestar. Pero, de ahora en adelante, el Hijo del hombre
consigna en Le 3. Significa esto que Jesús es carne de nuestra estará sentado a la derecha de Dios Todopoderoso.
carne y hueso de nuestros huesos. Si bien no hay ningún pasaje »Dijeron todos:
de los sinópticos en que se llame a Jesús Hijo de Adán, hay mu- —Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?
chos elementos que afirman la existencia de un nexo especial »Les contestó:
entre Jesús y Adán. Las tentaciones de Jesús recuerdan la tenta- —Así es, lo soy.»
ción de Adán, al menos en Marcos; Jesús sufre la tentación como A la vista de este pasaje, ¿hemos de concluir que «Hijo de
hombre que es, a semejanza del primer Adán. Pero estos dos títu- Dios» es un título judío y mesiánico, y que no necesitamos pro-
los —Hijo de Abrahán e Hijo de Adán— son secundarios; más fundizar más en la indagación de su significado, que es meramente
importante es el siguiente título, del que nos ocupamos a conti- un sinónimo de Mesías?
nuación. Para responder a este interrogante, hemos de tener en cuenta
dos posibilidades:

H IJO DE DIOS
1. La ascendencia helenística del término.
El término «Hijo de Dios» aparece, aplicado a Jesús, veinti- La expresión «Hijo de Dios» entrañaría un significado espe-
cuatro veces, explícita o implícitamente, en los sinópticos. En al- cífico, fácilmente comprensible para los paganos del siglo i. La
gunos pasajes se usa absolutamente, es decir, sin otras matiza- religiosidad helenística del siglo i presenta una notable incapacidad
ciones, como un título. Son importantes en este sentido dos pa- para apreciar la distancia existente entre lo humano y lo divino.
sajes: Se confundían los dioses y los hombres. Un hombre podía ser
«Por aquel entonces exclamó Jesús: considerado divino en muchos aspectos. Primero, especialmente en
—Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque, si has Kgipto, se suponía que los reyes habían sido engendrados por dio-
escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado ses. De ahí la facilidad, como hemos visto, con que se consideró a
a la gente sencilla; sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido los emperadores como seres divinos. En segundo lugar, los maes-
eso bien. tros religiosos, como Apolonio de Tyana (un filósofo neopitagó-
»Mi Padre me lo ha enseñado todo; al Hijo lo conoce sólo el rico, nacido hacia el año 4 a.C, que pretendía poseer poderes
Padre y al Padre lo conoce sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo milagrosos), afirmaban también su condición divina. En tercer lu-
se lo quiere revelar. nar, cualquier individuo que se sintiera arrebatado por fuerzas di-
»Acercaos a mí todos los que estáis rendidos y abrumados, que vinas no tenía inconveniente en proclamarse «hombre divino».
yo os daré respiro. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que I lumbres de este tipo abundaban en el siglo i.
soy sencillo y humilde: encontraréis vuestro respiro, pues mi yugo Si suponemos que el título de «Hijo de Dios» tiene sus raíces
es llevadero y mi carga ligera» (Mt 11,25-30). IMI el mundo helenístico, está claro que carece de cualquier signifi-
«... aunque el día y la hora nadie los sabe, ni siquiera los án- cado profundo. Esto significa que posiblemente no se juzgó ade-
geles del cíelo ni el Hijo, sólo el Padre» (Me 13,32). cuado para aplicarlo a Jesús el adjetivo «divino» en sentido hele-
164 El instaurador del reino Hijo de Dios 165
nístico, y que el uso del término «el Hijo» posee un significado «Otea desde el cielo, mira desde tu morada santa y gloriosa:
más profundo del que sugería el lenguaje helenístico. ¿Dónde está tu celo y tu fortaleza,
tu entrañable ternura y compasión?
2. La ascendencia judía del término. No la reprimas, que tú eres nuestro padre:
Abrahán no sabe de nosotros, Israel no nos reconoce;
¿Podemos averiguar el significado de este título en un ambien- tú, Señor, eres nuestro padre,
te judío? En el judaismo, el título «Hijo de Dios« se utilizaba tu nombre de siempre es 'nuestro redentor'.»
en dos formas:
a) Aplicado al pueblo de Israel. El pasaje clásico es Ex En tiempos de Jesús ya era comúnmente aceptada en el ju-
4,21-23: daismo la idea de que Israel era hijo de Dios. El pueblo de Israel
«El Señor dijo a Moisés: y cada uno de los israelitas en particular son la niña de los ojos
—Mientras vuelves a Egipto, fíjate en los prodigios que he de Dios, son sus «hijos».
puesto a tu disposición, pues los tienes que hacer delante del Fa- No nos faltarían motivos, por consiguiente, para preguntarnos
raón. Yo lo pondré terco y no dejará salir a mi pueblo. Tú le dirás: si, cuando se dice que Jesús es «Hijo de Dios», se trata de sugerir
Así dice el Señor: Israel es mi hijo primogénito, y yo te ordeno que su identificación con «Israel». Tal parece ser el caso, por ejemplo,
dejes salir a mi hijo para que me sirva; si te niegas a soltarlo, yo en los relatos del nacimiento de Jesús en el segundo capítulo de
daré muerte a tu hijo primogénito.» Mateo. Allí aparece Jesús, de niño, llevado a Egipto: «De Egipto
Nótese que es Dios mismo el que llama «hijo» suyo al pueblo. llamé a mi hijo» (2,15; cf. Os 11,1). Jesús revive la experiencia
Este título se mantiene a lo largo de todo el Antiguo Testamento. del pueblo de Israel. También las tentaciones a que se vio some-
A partir del éxodo fue adoptado Israel como «hijo» de Dios. tido, como ya hemos visto, recuerdan las de Israel en el desierto.
Oseas pone en boca de Dios palabras llenas de amor hacia Israel No cabe duda de que los sinópticos ven en Jesús al representante
y hace una descripción inolvidable de su paciencia para con el del verdadero Israel de Dios. Esta idea forma parte del significado
pueblo: que entraña el título de «Hijo de Dios» que le atribuyen.
«Cuando Israel era niño, lo amé, Pero esto no explica por completo el hecho de que Jesús sea
y desde Egipto llamé a mi hijo. llamado «el Hijo» en sentido absoluto, como si se tratase del «Hijo
de Dios» por excelencia. Esto nos lleva a la segunda modalidad
Yo enseñé a andar a Efraín y lo llevé en mis brazos, de este título en el judaismo.
y ellos sin darse cuenta de que yo los cuidaba. b) Aplicado al rey de Israel. En 2 Sm 7,14, Dios hace una
Con correas de amor los atraía, con cuerdas de cariño. promesa al rey David en los siguientes términos:
Fui para ellos como quien levanta el yugo de la cerviz; «El edificará un templo en mi honor y yo consolidaré su trono
me inclinaba y les daba de comer» (11,1.3-4). real para siempre. Yo seré para él un padre, y él será para mí un
hijo; si se tuerce, lo corregiré con varas y golpes, como suelen los
Tanto en el libro del Éxodo como en Oseas, el pueblo de Israel en hombres...»
conjunto es presentado como «el hijo de Dios». Pero también es El rey es hijo de Dios de manera peculiar. Nótese que esta re-
«hijo» cada uno de los israelitas individualmente tomado. Bastará lación entre Dios y el rey se supone eterna: el rey superará las
un ejemplo: vicisitudes de la historia.

«Oíd, cielos; escucha, tierra; que habla el Señor: «Voy a proclamar el decreto del Señor.
Hijos he criado y educado, y ellos se han rebelado contra mí» El me ha dicho: Tú eres mi hijo,
(Is 1,2). yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones;
Hay un pasaje de Is 63,15-16 que merece la pena citar porque de- en posesión, la tierra hasta sus confines» (Sal 2,7).
muestra claramente cómo se entiende que Dios es padre de Israel: «El me invocará: Tú eres mi padre,
mi Dios, mi roca salvadora» (Sal 89,27).
166 El instaurador del reino La paternidad de Dios en Jesús 167

El rey de los tiempos mesiánicos futuros era el rey ideal; po- ternidad divina, por consiguiente, es que Dios es Padre de aquellos,
demos suponer, por tanto, que también el Mesías era llamado y sólo de aquellos, que reconocen la filiación mesiánica de Jesús,
«Hijo de Dios». De hecho, no hay pruebas de que así ocurriera en que entran a formar parte de su nueva comunidad mesiánica, que
el judaismo. Sin embargo, independientemente de que en el ju- por ello adquieren el derecho a afirmar que, por Jesús, también
daismo fueran o no intercambiables los términos Mesías e Hijo de ellos son hijos de Dios. Pero esta postura es insostenible. En este
Dios, en los sinópticos lo eran. Jesús, que representa al pueblo de caso se ha atribuido una importancia excesiva a las estadísticas.
Israel, es su rey y a la vez es Hijo de Dios. Está unido a Dios La paternidad divina es exclusiva, pero no en este sentido. No
por una relación especial. hemos de pensar que Jesús negara la paternidad divina sobre todos
los hombres: Dios hace llover sobre justos y pecadores.
Pero en este caso, ¿cómo se explica la extraordinaria reserva
LA PATERNIDAD DE DIOS EN JESÚS de Jesús en el uso del nombre de «Padre» en relación con Dios?
Todo el ministerio de Jesús está envuelto en un aire de reserva
¿Podemos profundizar algo más en esta relación peculiar de —en un secreto— del que nos ocuparemos al hablar de Marcos,
Jesús? ¿Poseía este título una significación personal al ser aplica- pero ello no basta para explicar la reserva de Jesús en el uso del
do a Jesús, un significado que los sinópticos pretendan darnos a término «Padre». El difunto profesor T. W. Manson sugería una
entender? razón principal para explicar esta reserva: era la intensidad mis-
¿Podemos suponer que la expresión «Hijo de Dios» ha de ma que en el pensamiento de Jesús tenía su propia relación con
entenderse en el sentido de que revela una calidad propia de la Dios. La paternidad divina no era para Jesús un lugar común teo-
vida de Jesús? Aquí nos movemos en un terreno especialmente lógico, sino una materia de profunda convicción y experiencia, algo
difícil. Pero aún a riesgo de sufrir una distorsión, no tenemos más de lo que no le resultaba fácil hablar ni siquiera con los discípulos.
remedio que preguntarnos si, tal como nos es revelado en los En los grandes poetas hallamos este mismo tipo de reserva; no les
sinópticos, Jesús, como «Hijo de Dios», tiene una relación especial gusta hablar de su arte. Etienne Gilson ha escrito lo que sigue:
con el Padre. Esta cuestión nos lleva a indagar acerca del signi- «Nadie es más humilde que el artista ante su obra, aún cuando
ficado de la paternidad divina con respecto a Jesús en los sinóp- parezca vanidoso ante el hombre. Se muestra humilde también en
ticos. cuanto a su vida, pues bien sabe él que es distinta de la vida que
La doctrina de la paternidad de Dios era un lugar común en el llevan otros hombres. Se pregunta en virtud de qué gracia inme-
judaismo del siglo i; entre los doctores judíos era un tema muy recida fue llamado entre tantos otros. Este sentimiento es tan
familiar. Pero en el Nuevo Testamento podemos observar un fenó- profundo que cuando se encuentra entre los demás hombres en-
meno curiosísimo. Por una parte, el Nuevo Testamento, en con- torpecidos por las necesidades de la vida ordinaria, la modestia
junto, insiste mucho en la paternidad de Dios. Por otra, en los no le permite hablar de su propio estilo de vida. Lo oculta como
estratos más antiguos de los sinópticos son raras las alusiones a un santo su vida de oración, de la que únicamente entre santos
este tema. Los datos son los siguientes: puede hablar» 17.
a) En los sinópticos, el nombre de «Padre» es usado por Je- Pude experimentar hasta qué punto son ciertas esas palabras
sús el siguiente número de veces: Marcos, 4; Q, 8 ó 9; M, 23 cuando tuve ocasión de tratar al poeta Dylan Thomas. De lo últi-
(aproximadamente); L, 6. mo que él hubiera hablado habría sido de su propia obra. Le envol-
b) En el cuarto evangelio, 107. vía esa reticencia de la que habla Gilson. Palabras como las de
c) En el resto del Nuevo Testamento: Hechos, 3; Pablo, 39; Gilson podrían aplicarse también a la reserva que impide hablar
1 y 2 Timoteo y Tito, 3; Hebreos, 2; Santiago, 3; 1 Pedro, 1; a Jesús de la paternidad divina. La razón de que los autores de
2 Juan, 16; Judas, 1; Apocalipsis, 4. otros documentos del Nuevo Testamento hablen tanto de la pater-
Sobre la base de estas cifras, algunos investigadores han suge- nidad de Dios, mientras que Jesús parece haberlo hecho en tan
rido que, en los sinópticos, Dios es Padre de Jesús, el Mesías, y de contadas ocasiones es que sabían la intensidad extraordinaria que
los discípulos, a los que Jesús, como Hijo mesiánico, ha querido la paternidad divina poseía en la experiencia de Jesús. En la pri-
revelárselo. Pero no habría indicio alguno de que Dios sea Padre
17
de todos los hombres. La doctrina propiamente cristiana de la pa- Citado por A. T. Davies, Crwydro Sir Gár (Llandybie 1955).
168 El instaurador del reino

mitiva Iglesia se sabía muy bien que «el Padre» significa en la H I J O DEL HOMBRE
vida y en la enseñanza de Jesús mucho más de lo que podría cole-
girse del uso limitado que de esa expresión se hace en los evange- La expresión más utilizada por Jesús para referirse a sí mismo
lios. El profesor Manson se refiere al bautismo de Jesús, que a su en los sinópticos es «Hijo del hombre». En hebreo y en arameo
vista significó una profunda experiencia religiosa del Padre por significa simplemente «un hombre», «este hombre» *. Es posible,
parte de Jesús, que entonces es declarado Hijo. Manson recurre por tanto, que al utilizar la expresión «Hijo del hombre», Jesús
además a la escena de Getsemaní, en que Jesús se entregó obe- no pretenda otra cosa que referirse a sí mismo como «un hom-
diente a la voluntad del Padre. Este sentimiento de obediencia y bre». Pero esta expresipn tiene otros matices y también una his-
confianza en Dios como Padre es el origen del tono de autoridad toria. Hay cuatro pasajes del Antiguo Testamento que nos ilus-
que revisten los actos y las enseñanzas de Jesús. La conciencia de trarán sobre las razones de que Jesús la utilizara:
la paternidad de Dios fue para Jesús una experiencia religiosa y
personal de profundidad nunca igualada. Ello explica a la vez la
reticencia de Jesús y aquellos pasajes en que se le considera «Hijo» 1) «... ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
en sentido absoluto. el ser humano para que te ocupes de él?
Lo hiciste poco menos que un dios,
En su estudio supone el profesor Manson que los sinópticos
lo coronaste de gloria y dignidad» (Sal 8,5.6).
nos descubren el pensamiento mismo de Jesús. Muchos historiado-
res de las formas no estarán de acuerdo con este presupuesto. Sin
embargo, aún admitiendo que el método aplicado por el profesor La expresión «hijo del hombre» se refiere aquí al ser humano con-
Manson puede parecemos hoy dudoso, sus conclusiones cuentan siderado tanto en su debilidad o condición de criatura ante Dios
con el apoyo de otro investigador, el profesor Joachim Jeremías. como en su dignidad, por decisión divina, sobre el resto de la crea-
En un documentado artículo examina este investigador los casos ción. El hombre es una criatura a la que Dios presta atención. En
en que el término «Padre» aparece dentro del contexto del judais- todo caso, parece que «hijo del hombre» es sinónimo de «hom
mo. Saca la conclusión de que, en el conjunto de la literatura judía, bre» tanto en su miseria como en su grandeza.
nunca se utiliza el término «Padre» sin sufijo, como invocación 2) En el libro de Ezequiel se dirige la palabra de Dios al
dirigida a Dios, en contraste con lo que sucede en el caso de Jesús. profeta como hombre simplemente o como «hijo del hombre».
Opina Jeremías que este uso de «Abba, Padre» es exclusivo de Cuando se usa la segunda fórmula, es para destacar el contraste
Jesús 18. con la majestad divina, pero reconociendo al mismo tiempo que
Pero puede que esta afirmación sea demasiado tajante. Siempre se le tiene por digno de conversar con la divinidad. También en
resulta difícil probar que algo es único. Por otra parte, apenas este caso se combinan paradójicamente las ideas de insignificancia
puede cabernos duda alguna de que la primitiva Iglesia entendió y dignidad. El hecho de que se utilice ochenta y siete veces en
que Jesús, como «Mesías» e «Hijo de Dios», estaba unido a Dios Ezequiel indica la importancia que en el profeta tiene la expresión.
por una relación única de filiación. De todo esto se desprende que Un caso típico es el que hallamos en 1,28-2,1:
el título «Hijo de Dios» es ambiguo. Relaciona a Jesús con «Is- «El resplandor que lo nimbaba era como el arco que aparece
rael», con el rey de Israel, con cada uno de los israelitas, que en en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la gloria
su totalidad son «hijos» de Dios. Pero al mismo tiempo denota una del Señor. Al contemplarla, caí rostro a tierra, y oí la voz de uno
conciencia de Dios como Padre por parte de Jesús de la que él que me hablaba. Me decía:
mismo habló en raras ocasiones, pero que los primeros cristianos —Hijo del hombre, ponte en pie, que voy a hablarte.»
supieron advertir con toda claridad. El título «Hijo de Dios», en 3) En el Salmo 80, la expresión «hijo del hombre» parece
este sentido, coloca a Jesús completamente aparte de los hombres. significar algo más que un hombre en concreto. Es más bien un
La misma ambigüedad encontraremos en el título de que vamos a término colectivo que abarca en su totalidad a la nación de «Israel»
ocuparnos seguidamente. como el «hombre de la mano derecha». Aquí el «hijo del hombre»
18
Cf. J. Jeremías, The Central Message of the New Testament (Nueva * Véase J. Mateos, «El hombre / el Hijo del hombre», en El Evan-
York 1965) 9-27. gelio de ]uan (Ed. Cristiandad, Madrid 1979) 930-936.
170 El instaurador del reino Hijo del hombre 171

es Israel en cuanto que Dios se sirve de este pueblo para hacer el «Israel» glorificado del reino futuro, el «Israel» ideal de los
realidad sus planes divinos en la historia: tiempos nuevos. A continuación de las distintas bestias, que repre-
sentan a las naciones opresoras de Israel, aparecen los verdaderos
«Dios de los ejércitos, vuélvete, mira desde el cielo, santos del Altísimo, el Israel de Dios. La primera bestia era seme-
fíjate, ven a inspeccionar tu viña, jante a un león y tenía alas de águila y representaba a Babilonia;
la cepa que tu diestra plantó. la segunda bestia se parecía a un oso y aludía a los medos; la terce-
La han talado y le han prendido fuego: ra tenía el aspecto de un leopardo, con cuatro alas de pájaro a la
con un bramido hazlos perecer. espalda y cuatro cabezas, y simbolizaba a Persia; la cuarta bestia,
Que tu mano proteja al que está a tu diestra, «terrible, espantosa, fortísima» era la Grecia de Antíoco Epífanes;
al hijo del hombre al que diste poder. el cuerno pequeño era el mismo Antíoco Epífanes. El hijo del
No nos alejaremos de ti; danos vida, hombre aparece como representación de Israel, pero aquí es algo
para que invoquemos tu nombre» (Sal 80,15-19). más. El hijo del hombre es ahora una especie de figura santa,
angélica, que pertenece a los últimos tiempos. En efecto, es el per-
Nótese que, en este pasaje, el «hijo del hombre» es también la sonaje final de la historia y representa al pueblo final de la historia.
vida de Dios, es decir, «Israel» mismo. .5) Hay un último documento al que debemos referirnos, con-
4) En Dn 7,13 se avanza aún más sobre las ideas del Sal- cretamente las «parábolas de Henoc» (37-71). Los pasajes perti-
mo 80. El pasaje en su totalidad dice así: nentes dicen así:
«Durante la visión vi que colocaban unos troncos, y un ancia-
no se sentó: 46,1: «Y vi allí uno que tenía una cabeza de días,
y su cabeza era blanca como la nieve,
»Su vestido era blanco como nieve, y con él había otro ser cuyo semblante tenía la apariencia
su cabellera como lana limpísima; de un hombre,
su trono, llamas de fuego; y su rostro estaba lleno de gracia, como uno de los santos
sus ruedas, llamaradas. ángeles.
Un río impetuoso de fuego 2 y pregunté al ángel que me acompañaba y me había
brotaba delante de él. mostrado todas las cosas ocultas, acerca de aquel
Miles y miles le servían, 3 hijo del hombre: quién era y de dónde era (y) por qué
millones estaban a sus órdenes. estaba junto a la Cabeza de Días. Y él
Comenzó la sesión y se abrieron los libros. me respondió y me dijo:
Este es el hijo del hombre que tiene la justicia,
»Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería con el que mora la justicia,
aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la y que revela todos los tesoros de lo que está oculto,
echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándo- porque el Señor de los Espíritus lo ha elegido,
las vivas una temporada. y cuya suerte tiene la preeminencia ante el Señor de los
»Seguí mirando, y en la visión nocturna vi venir en las nubes Espíritus en justicia para siempre.
del cielo una figura como hijo del hombre, que se acercó al anciano 4 Y este hijo del hombre al que has visto
y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio: todos los derrocará de sus sedes a los reyes y poderosos
pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y [y a los fuertes de sus tronos]
no pasa, su reino no tendrá fin» (Dn 7,9-14). y soltará las riendas del fuerte
Aparece aquí sobre las nubes un personaje cuya figura es y romperá los dientes de los pecadores.
«como hijo del hombre». En 7,18.22.27 se aclara explícitamente 5 [Y derribará de sus tronos a los reyes y a los reinos]
quién es este personaje. En los tres versículos citados, «los santos porque no le ensalzan ni alaban
del Altísimo» reemplazan al personaje «como hijo del hombre»; ni reconocieron humildemente que le fue otorgado el reino...
esto significa que el personaje «como hijo del hombre» viene a ser 48,1 Y en aquel lugar vi la fuente de la justicia
172 El instaurador del reino Hijo del hombre 173

que era inagotable; y nadie podrá pronunciar palabra mentirosa en su presencia,


y en torno a ella había innumerables fuentes de sabidura: porque él es el Elegido ante el Señor de los Espíritus
y todos los sedientos bebían de ellas conforme a su buen querer.
y quedaban llenos de sabiduría
y su morada era con los justos y santos y elegidos. Hasta el descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto no
2 Y en aquella hora fue llamado aquel hijo del hombre fue posible determinar la fecha de Henoc. Las «parábolas», de las
en presencia del Señor de los Espíritus que forman parte los párrafos citados, no han aparecido entre
y su nombre en presencia de la Cabeza de Días. aquellos manuscritos, por lo que aún subsisten las dudas acerca
3 Sí, antes que el sol y los signos fuesen creados, de si las alusiones que allí se hacen al hijo del hombre son o no
antes que las estrellas de los cielos fuesen hechas, precristianas. En todo caso, muchos investigadores suponen ahora
su nombre fue pronunciado en presencia del Señor de los que las «parábolas» son precristianas, y por eso nos referimos a
Espíritus. ellas aquí. El personaje cuya imagen se nos da en Henoc presenta
4 El será un báculo para los justos, en que apoyarse y no caer, las siguientes características:
y será la luz de los gentiles
y la esperanza de los que tienen el corazón turbado. a) Gracia (46,1).
5 Y los que moran en la tierra caerán ante él y le adorarán b) Justicia (46,3).
y alabarán y bendecirán y celebrarán con un cántico al c) Revela todos los tesoros de lo que está oculto (46,3).
Señor de los Espíritus. d) Ocupa un lugar preeminente ante el Señor de los Espíri-
6 Y por esta razón ha sido él elegido y ocultado en su tus para siempre (46,3).
presencia, e) Su nombre estaba ya en presencia del Señor de los Espíri-
antes de la creación del mundo y para siempre. tus antes que fueran hechas las estrellas del cielo. Fue ele-
7 Y la sabiduría del Señor de los Espíritus lo ha manifestado gido y ocultado antes de la creación.
a los santos y justos; f) El hijo del hombre recuerda los rasgos del Siervo do-
pues él ha preservado la suerte de los justos, liente (48,4).
porque ellos han odiado y despreciado este mundo de g) También da muerte a los pecadores con la palabra de
injusticia su boca.
y han odiado todas sus obras y caminos en nombre del h) Estuvo oculto desde el principio.
Señor de los Espíritus: i) Se le ha dado el poder y el juicio universal.
en su nombre han sido salvados
y conforme a su buen querer ha sido apreciada su vida... Se han producido desacuerdos acerca de esta figura en muchos
49,1 Porque la sabiduría ha sido derramada como agua puntos. Primero, no es seguro que el hijo del hombre preexista a
y nunca falta la gloria en su presencia. este mundo. Es nombrado antes de la creación. ¿Significa esto
2 Porque fuerte es él en todos los secretos de la justicia realmente que existe antes que el mundo o simplemente que es
y la injusticia desaparecerá como una sombra una idea concebida antes de la creación o que entonces se previo
y no tendrá posteridad. que llegaría a existir en el futuro? En segundo lugar, se discute la
Porque el Elegido permanece ante el Señor de los Espíritus posible conexión existente entre el hijo del hombre de 1 Henoc
y su gloria es para siempre y el de Daniel: ¿hay o no hay intención de referirse a la misma
y su poder dura por todas las generaciones. figura? En tercer lugar, hay pasajes que indican el carácter perso-
nal del hijo del hombre, mientras que en otros aparece como una
3 Y en él mora el espíritu de sabiduría
personalidad corporativa; en unos pasajes, el hijo del hombre es
y el espíritu que otorga discernimiento
un individuo, mientras que en otros es una colectividad. En cuarto
y el espíritu de inteligencia y de poder
lugar, algunos han visto en esta figura un personaje doliente, mien-
y el espíritu de los que se duermen en la justicia. tras que otros lo han rechazado violentamente.
y el espíritu de inteligencia y de poder
4 Y juzgará lo secreto Sólo queda clara una cosa: la expresión «hijo del hombre»
174 El instaurador del reino

tenía que sugerir algo misterioso en el siglo i; poseía muchas re-


sonancias de significación. Representaba al pueblo de Dios, a Is-
rael en su aspecto ideal. También significaba un individuo desti- CAPITULO 16
nado a redimir a Israel, mientras que revestía aspectos angélicos
que hacían pensar en un ser sobrenatural, pero, por otra parte, era LAS EXIGENCIAS DEL REINO
simplemente un hombre por su debilidad y su condición de cria-
tura. Pero en muchos pasajes encarna un desafío y nos plantea
acuciantemente una pregunta: ¿qué significa «el hijo del hom- Las últimas palabras del capítulo anterior quizá sugieran a
bre»? Por otra parte, lo mismo en 1 Henoc que en Daniel, es la alguno que el don del reinado de Dios en la venida de Jesucristo
figura que pone término a la historia. es distinto o va separado de sus exigencias. Pero tal impresión
A la luz de todo lo dicho, podemos fijarnos de nuevo en los sería falsa. Don y exigencias son inseparables en el reinado de
sinópticos. Es muy probable que Jesús se designara a sí mismo Dios que revela jesús. Para que se vea más claro, echemos una
como «Hijo del hombre», ya que este título obligaba a pensar a mirada rápida a lo que ya llevamos escrito y tratemos de relacio-
sus oyentes, a enfrentarse con el misterio oculto en su ministerio, narlo con las exigencias que plantea Jesús. En la irrupción de
a hacerse la pregunta de quién era realmente Jesús. Este Jesús Jesús de Nazaret en la historia, los sinópticos, al igual que todos
—Hijo del hombre— es un personaje terreno, humillado y do- los autores del Nuevo Testamento, ven el cumplimiento de los
liente; lanza la llamada a la penitencia. ¿Es este personaje la figura planes de Dios manifestados en el Antiguo Testamento. De este
que pone término a la historia? La respuesta que le dé el hombre, modo han empezado a alborear en el mundo los nuevos tiempos,
¿será la prueba final de su vida? Jesús —el Hijo del hombre— un orden nuevo que no es sino el advenimiento del reinado de
está con los hombres y vive para los hombres, pero al mismo tiem- Dios en la historia. Las señales de este orden nuevo se manifies-
po es el juez misterioso que Dios destina a los hombres. El título tan en la actividad del mismo Jesús, que echa demonios, perdona
«Hijo del hombre» despierta el pensamiento de los hombres y lo los pecados y rompe barreras. Llama junto a sí a todos los fatiga-
turba al obligarles a hacerse la tremenda y punzante pregunta: dos y sobrecargados. En una palabra, las señales del reino de Dios
«¿Es Jesús la figura 'última' o 'fina? ante la que habrán de defi- son por encima de todo la gracia y el perdón. Esta gracia y este
nirse los hombres?» perdón que los hombres encuentran en Jesucristo no son fruto de
Volviendo sobre todos los términos a que antes nos hemos re- los méritos del hombre, sino que se otorgan a unos seres indignos.
ferido, los sinópticos presentan a Jesús como Mesías, Hijo de Dios ha concedido a todos los hombres un perdón misericordioso
Abrahán, Hijo de Adán, Hijo de Dios, Hijo del hombre. Lo mues- que va más allá de lo que ellos podrían imaginar. En el ministerio
tran enraizado en la historia de su pueblo: un semita entre los de Jesús, escribe el profesor Jeremías, «ha llegado la hora de la
semitas, un hombre entre los hombres, pero al mismo tiempo lo plenitud, tal es la nota urgente que resuena a través de todos ellos.
elevan hasta hacerle trascender todo lo pasado y todo lo presente, El fuerte es desarmado, las fuerzas del mal están en retirada, el
como figura última de la historia, como manifestación de la gloria médico está ya junto al enfermo, los leprosos son limpiados, se
de Dios ahora y para siempre. Sus rasgos distintivos están claros: suprime la pesada carga de la culpa, la oveja perdida es traída de
perdón y curación, autoridad en palabras y obras. El reinado de nuevo al hogar, las puertas de la casa del Padre se abren de par en
Dios que él inaugura es un reinado de gracia y juicio. Viene a par, los pobres y los mendigos son llamados al banquete, un amo
nosotros como don y exigencia. Ya hemos hablado del reinado de bondadoso por encima de todo merecimiento paga los salarios en-
Dios como gracia; a continuación nos ocuparemos de sus exi- teros, una gran alegría inunda los corazones. Ha llegado el año
gencias. de gracia de Dios...».
Pero junto con esta gracia inmerecida llega también una exi-
gencia. Si la gracia parece increíble, en la misma medida resulta
intolerable la exigencia que plantea Jesús. Recuérdense los cono-
cidos versículos del Sermón de la Montaña:
«Habéis oído que se mandó a los antiguos: No matarás, y si
uno mata será condenado por el tribunal. Pues yo os digo: Todo
176 Las exigencias del reino Las exigencias del reino 177

el que trate con ira a su hermano será condenado por el tribunal; puede referirse precisamente a este mundo en que cabe el perju-
el que lo insulte, será condenado por el Consejo; el que lo llame rio, la posibilidad del adulterio, el abuso de los más fuertes, el
renegado será condenado al fuego del quemadero» (Mt 5,21-22). odio. Por muy lejos que queden de nuestras posibilidades, las
»Habéis oído el mandamiento: No cometerás adulterio. Pues exigencias de Jesús se nos plantean en este mundo y reclaman de
yos os digo: Todo el que mira a una mujer casada excitando su nosotros obediencia aquí y ahora.
deseo por ella, ya ha cometido adulterio con ella en su interior» 3. Este hecho es reconocido en la tercera postura ante la
(Mt 5,27-28). enseñanza de Jesús y su tono absoluto. Podríamos caracterizarla
Al leer estas palabras podemos preguntarnos: ¿No nos exigen como la postura católica, que reconoce dos grados en la ética cris-
acaso algo que es imposible? Los sinópticos ponen en labios de tiana. Hay un grado superior, representado por la vida de los mon-
Jesús muchas palabras cargadas de prudencia, pero de lo que no jes y los ascetas, que aceptan la plena exigencia de lo absoluto,
nos puede caber duda alguna es de que también es muy suya esta que renuncian al mundo para vivir de acuerdo con el ideal. Este
exigencia absoluta, y en especial la del amor hacia todos, si lo me- es el código especial que Jesús propuso a sus apóstoles, más exi-
recen como si no lo merecen. gente que el impuesto a los hombres «ordinarios». Fijémonos, por
El ministerio de Jesús, por consiguiente, tiene dos puntos ejemplo, en Mt 19,10. Jesús prohibe el divorcio, pero a continua-
esenciales de referencia: el perdón y la misericordia sin límites ción leemos:
que ofrece a los hombres, pero a la vez el amor sin límites que les «Los discípulos le replicaron:
exige. A primera vista, al menos, parece demasiado fantástico y —Si tal es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta
nada realista que se nos exija amar a quienes por naturaleza no casarse.
somos capaces de amar. ¿Qué podemos hacer ante esta exigencia »Pero él les dijo:
absoluta de amor que nos plantea Jesús? Se han dado muchas res- —No todos pueden con eso que habéis dicho, sólo los que han
puestas a esta pregunta. recibido el don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su
1. Podemos adoptar la ingenua postura de que es posible madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hicieron
alcanzar el Reino mediante la observancia de estos absolutos. Esta eunucos por el reinado de Dios. El que pueda con eso, que lo haga.»
idea está de acuerdo con la necesidad de la obediencia y la disci- Una interpretación obvia de las palabras anteriores nos dice
plina en la vida del cristiano. Hay que buscar afanosamente el que algunos aceptarán el celibato, ya'que se sienten capaces de
Reino (Mt 6,33); tenemos que «entrar por la puerta estrecha» vivir en tal estado, por amor al Reino. Pero al mismo tiempo se
(Mt 7,13). Seguir a Jesús es algo que exige esfuerzo, disciplina, admite que otros no tienen esa misma capacidad, por lo que no se
progreso. les deberá exigir algo para lo que no están dispuestos.
Pero hay dos cosas que pasa por alto esa postura. Primero, La postura que acabo de esbozar tiene algo de heroica, el he-
que el Reino de Dios es siempre un don, una gracia, no para los roísmo de los que aceptan el compromiso total. Pero hay un pun-
que ya han logrado algún progreso, sino para los que aún no lo to en el que no resulta satisfactoria. La doctrina de Jesús es ab-
merecen; y segundo, que es imposible cumplir esas exigencias ab- soluta no sólo en ciertos aspectos heroicos de la vida, por ejemplo,
solutas. Después de haber hecho todo cuanto está de nuestra parte, en su demanda de que se renuncie al matrimonio y a las riquezas,
nos damos cuenta de que todavía somos unos siervos inútiles, es sino que es también absoluta en toda la línea, en cuanto a nuestros
decir, que no hemos sido capaces de hacer lo que se nos había pensamientos ocultos tanto como en relación con nuestros actos.
mandado. De ahí que no sería justo afirmar que por el hecho de renunciar a
2. Otros han tratado de encajar el tremendo absoluto de las ciertos aspectos de la vida, por muy heroico que ello sea, ya están
exigencias de Jesús afirmando que esta enseñanza ética no se refiere cumplidas todas sus demandas. Por admirable que resulte el cato-
realmente a este mundo del tiempo, el espacio y los sentidos, sino licismo en este aspecto, todavía hemos de preguntarnos si la vida
al otro mundo. La ética de Jesús es válida únicamente para un ascética de los monasterios, tal como la historia nos dice que se
mundo que aún está por venir. desarrolló, ha respondido efectivamente a las exigencias absolutas
Esta postura es más sincera. Reconoce que es absolutamente que proclaman las palabras de Jesús.
imposible vivir en este mundo de acuerdo con las exigencias de 4. Nos ocuparemos ahora de la interpretación de las palabras
Jesús. Pero va demasiado lejos, pues lo que pide Jesús únicamente de Jesús propuesta por Albert Schweitzer. Supone este autor que
12
178 Las exigencias del reino Las exigencias del reino 179

Jesús estaba convencido de la inminencia del fin del mundo; en un absolutismo de la enseñanza moral de Jesús. Se trata de que quie-
plazo muy breve llegaría a su término la historia y surgiría un or- nes reciben la gracia otorguen a los demás la gracia.
den absolutamente nuevo e inimaginable. ¿En qué consisten, pues, ¿Qué razones se aducen, en consecuencia, para vivir una vida
las exigencias morales de Jesús? Se prevé ante todo que su vigencia de gracia? ¿Por qué hemos de vivir conforme a lo que Jesús exi-
quedaría limitada a las pocas semanas que quedaban hasta el fin gió? Se proponen premios y castigos, pero el verdadero motivo
del universo. Se expresa así el carácter absoluto de las demandas está en que los hombres son hijos de Dios. Hemos de vivir digna-
de Jesús ante la crisis final de toda la historia, previstas para un mente para entrar como hijos en el Reino de Dios. Aceptar una re-
intervalo. ¿Explica esto suficientemente la doctrina de Jesús? lación filial con Dios, en eso consiste la vida conforme al orden
Dos cosas podemos admitir a propósito de esta perspectiva. nuevo; la relación filial con Dios es el fundamento de toda mo-
Capta perfectamente el tono de urgencia de la enseñanza moral del ralidad y de los premios anejos a ella. El discípulo está llamado a
Nuevo Testamento y nos previene de que no deben rebajarse las encarnar en su propia yida el sentido de esa filiación que le ha
exigencias cristianas. Por otra parte, reconoce también que gran sido conferida por el amor de Dios. De ahí se sigue el carácter
parte de la enseñanza de Jesús estaba en función de una crisis es- absoluto de las exigencias planteadas a los hijos. Del mismo modo
pecífica relacionada con su llamada a los hombres. Pero al mismo que es imposible cuantificar exactamente lo que debemos a nues-
tiempo hemos de insistir en que la doctrina de Jesús nunca de- tro padre y a nuestra madre, también lo es en cuanto a nuestra
pende de la brevedad del tiempo que queda para la llegada del fin deuda con Dios y, por consiguiente, en cuanto a la medida de lo
ni es una llamada que se apoye en el supuesto de que todas las que debemos hacer. La exigencia de Jesús va directa a las mismas
cosas están a punto de acabar. raíces de nuestro ser y se dirige al corazón. Se trata de unas de-
5. Recientemente se ha propuesto otra explicación sobre la mandas que trascienden todas las medidas naturales y prudencia-
les. Jesús nos pide una misericordia absoluta. Esto significa que
doctrina de Jesús. Se insiste en que la llamada de Jesús exige a los
nunca daremos satisfacción total a sus exigencias. Sin embargo,
hombres que se decidan a favor o en contra de Dios. Pero las nor-
aunque siempre estén por cumplir, aunque resulten incluso impo-
mas concretas que hallamos en los evangelios serían en gran parte
sibles de cumplir, esas exigencias están ahí. Aceptar la llamada de
adiciones posteriores debidas a la necesidad de dotar a la Iglesia de Jesús es tanto como reconocer que esas exigencias están ahí, que
una legislación. La llamada de Jesús se refiere esencialmente a la no pueden ser cumplidas absolutamente y que, sin embargo, es
decisión; todo lo demás es secundario. Pero esta solución resulta preciso esforzarse por darles cumplimiento. Y que todas ellas se
demasiado drástica. Hemos de reconocer que Jesús también se resumen en el mandamiento del amor.
ocupó de la vida en este mundo con todas sus complejidades. Una
llamada escueta a la decisión no hubiera sido suficiente. El advenimiento del Reino significa que ha llegado también el
amor. Por ello es inevitable que entre en conflicto con el mundo.
Pero, entonces, ¿cuál es el contenido de la exigencia de Jesús? Llega el Reino y eso quiere decir que es preciso vencer tentacio-
Primero, los evangelios asumen la tradición ética del Antiguo Tes- nes, hacer exorcismos, perdonar pecados y soportar el dolor. El
tamento. Hay un Dios justo y santo que quiere que haya paz y don del reinado de Dios se convierte así en una fuente de exigen-
justicia entre las naciones. La exigencia de justicia social, en este cias. El hombre se encontrará a sí mismo precisamente en el cum-
sentido, es asumida por los evangelios, pero al mismo tiempo se plimiento de esas exigencias que brotan del don de Dios. Para los
entiende la exigencia de Dios a la luz del Reino de Dios revelado que cargan sobre sí el yugo del Reino, la gracia es una exigencia de
en el ministerio de Jesús. Han llegado los tiempos nuevos, un Hlacia. No hay lugar para el «perfeccionismo», es decir, para pre-
orden nuevo en que la gracia de Dios se revela y se ofrece libre- tender en momento alguno que ya hemos cumplido con las exigen-
mente. Este orden nuevo es, en cierto sentido, un retorno a la <'ins de la gracia. Esta verdad tiene una expresión inigualada en los
voluntad primordial de Dios manifestada en la creación, a su pura Idilios del Rey, de Tennyson: encontrarse con Jesús, en quien
voluntad no corrompida por las necesidades de la historia, por la ¡iciúa ya el Reino de Dios, es tanto como establecer una comuni-
desobediencia del hombre. Y esta voluntad de gracia impone a su i ación con alguien de quien se puede decir:
vez una exigencia de gracia. Aceptar el reinado de Dios supone co-
nocer también la exigencia del reinado de Dios. Recibir el perdón «... aunque no falten quienes digan
supone aceptar la exigencia de perdonar. Ahí está el verdadero que este Rey es como una sombra...
180 Las exigencias del reino

Pero ándate con cuidado, pues si bajo sus arcos


te atreves a pasar, prendido
CAPITULO 17
quedarás en sus encantos, pues el Rey
te atará con promesas que vergüenza son
para un hombre por ellas verse sujeto, EL EVANGELIO BE MARCOS
pues nadie será capaz de mantenerlas; si jurar
temes, por sus puertas no pases y marcha lejos
a vivir entre los ganados del campo» w . En los últimos capítulos hemos tratado de acotar los conceptos
y temas que comparten los sinópticos. Estos tres evangelios tienen
H. G. Wells expresa con palabras inolvidables el impacto de muchas cosas comunes, pero al mismo tiempo son diferentes. Se
las exigencias que Jesús nos plantea: refieren todos al mismo acontecimiento, pero cada uno lo presenta
«Era él demasiado grande en comparación con sus discípulos. a su manera. En los capítulos siguientes trataremos de exponer las
A la vista de lo que dijo con tanta claridad, ¿es de extrañar que peculiaridades de cada uno de ellos o la huella personal que cada
los ricos y acomodados sintieran horror ante cosas tan extrañas, evangelista dejó en los materiales que manejaba.
como si su mundo empezara a dar vueltas al impacto de aquellas Se admite generalmente que Marcos es el más antiguo de los
doctrinas? Quizá los sacerdotes, los gobernantes y los ricos le en- sinópticos por el hecho de que ha sido casi enteramente incluido
tendieron mejor que sus discípulos. Denunciaba, a la luz de una en Mateo y Lucas. Por otra parte, la forma en que los materiales
religión universal, todas las pequeñas reservas que ellos habían de Marcos aparecen distribuidos en Mateo y Lucas ha convencido
ido oponiendo al servicio a la sociedad. Era como un terrible caza- a los investigadores de que Marcos se compuso antes que los otros
dor moral dedicado a espantar a los hombres, obligándolos a salir dos y de que probablemente fue el primer evangelio en sentido
de las madrigueras en que hasta entonces se habían sentido segu- pleno que se escribió. Si bien algunos le atribuyen una fecha tan
ros. En el blanco resplandor de su reino ya no habría propiedades, tardía como el año 80 d.C, la mayor parte de los investigadores
privilegios, orgullo o preeminencia, ni más razón o premio que el se pronuncia a favor del año 65 d.C. y lo relaciona con Roma. Mar-
amor. ¿Es de extrañar que los hombres se sintieran ofuscados y cie- cos, a juicio de muchos, es el evangelio básico, en el que luego se
gos, que gritaran contra él? Hasta sus discípulos protestaron con- apoyarían Mateo y Lucas. Por esta razón ha de considerarse impor-
tra él cuando les obligó a enfrentarse con la luz. ¿Es de extrañar tantísimo. Pero su interpretación ha dado origen a muchas postu-
que los sacerdotes cayeran en la cuenta de que entre ellos y aquel ras confusas.
hombre no cabía compromiso, que una de dos, o perecía él o se A finales del siglo xix y comienzos del xx se suponía que Mar-
hundía el sacerdocio? ¿Es de extrañar que los soldados romanos, cos ofrece un relato lineal de la vida de Jesús. Cierto que no recoge
desconcertados por algo que se cernía sobre sus ideas, que amena- la historia del nacimiento de Jesús ni muchos de los detalles que
zaba su sentido de la disciplina, se refugiaran en la mofa atroz, le los historiadores echan de menos, pero, en conjunto, ofrece un
coronaran de espinas, le vistieran de púrpura y lo convirtieran en panorama bastante completo de la vida y las actividades de Jesús
un César de burlas? Tomarle en serio hubiera sido tanto como desde el ministerio en Galilea, pasando por un breve ministerio en
aceptar una vida extraña y alarmante, abandonar costumbres, do- Judea, hasta su pasión y resurrección. Marcos fue tomado en serio
mar instintos e impulsos, probar una felicidad increíble... como la presentación de una vida; su perspectiva era histórica.
»¿Es de extrañar que, hasta el día de hoy, este Galileo resulte Pero con el método de la historia de las formas se plantearon
demasiado grande para nuestros corazones mezquinos?»20. graves cuestiones. Al analizar Marcos se llegó a la conclusión de
que no nos ofrece una verdadera «vida de Jesús». No se pretende
presentar los distintos episodios ordenadamente uno tras otros,
según se produjeron históricamente. Aparte del relato de la pa-
sión, que es una narración continua de lo ocurrido casi día a día,
19
este evangelio está integrado por cierto número de relatos aislados
Alfred Lord Tennyson, Gareth and Lynette, en Idylls of the King ni rentes de conexión entre sí. Los detalles de tiempo y lugar, el
and the King's Henchman (Nueva York 1957) vers. 261-70. dónde y cuándo tuvieron lugar los sucesos, no son considerados
20
H. G. Wells, The Outline of History I (Londres s. a.) 362.
182 El Evangelio de Marcos La autoridad de Jesús, el Mesías 183

significativos por numerosos investigadores, de forma que no se trata de historia sin más, sino de una historia predicada. Marcos
puede considerar a Marcos como fuente segura para reconstruir se preocupa de presentar el relato de una vida, pero convencido
la biografía histórica de Jesús. de que esa vida es la vida del Hijo de Dios. Esta convicción domi-
Pero este escepticismo llevó a una reacción. El profesor na toda la manera de presentar esa vida. Su historia es una forma
C. H. Dodd afirma que Marcos utilizó materiales de tres tipos: de predicación.
1. Relatos aislados transmitidos independientemente. ¿Cuál es, por tanto, la mayor preocupación de Marcos al ofre-
2. Colecciones de relatos y parábolas, y sentencias. cernos la historia de Jesús? Ya hemos visto que para Marcos, al
3. Un esquema de todo el ministerio de Jesús compuesto po- igual que para los otros dos autores de los sinópticos, esa vida es
siblemente a modo de introducción al relato de la pasión. Marcos el cumplimiento de las profecías; es la vida del Mesías, el Hijo del
encajaría en este esquema los restantes materiales. hombre, del Hijo de Dios. ¿Cuáles son los aspectos que más le
Puede rastrearse este esquema en ciertos resúmenes que utili- interesan? Podemos describirlos como sigue.
za Marcos. Son los siguientes:
«Cuando detuvieron a Juan, Jesús se fue a Galilea a pregonar
de parte de Dios la buena noticia. Decía: LA AUTORIDAD DE JESÚS, E L MESÍAS
—Se ha cumplido el plazo, el reinado de Dios está cerca. Arre-
pentios y creed la buena noticia» (1,14-15).
«Entraron en Cafarnaún, y el sábado siguiente fue a la sinago- Jesús es el Mesías de las expectativas judías. Marcos no duda
ga y se puso a enseñar. Estaban asombrados de su enseñanza, de ello porque durante su vida ha ejercido Jesús lo que él define
porque enseñaba con autoridad, no como los letrados» (2,21-22). como «autoridad». Este concepto de «autoridad» juega un papel
capital en la visión que de Jesús tiene el evangelista. Lo demuestra
«Y fue predicando por aquellas sinagogas, por toda Galilea, y
haciendo ver que efectivamente Jesús actuó con autoridad en los
expulsando los demonios» (1,39).
siguientes terrenos:
«Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía y él
les enseñaba» (2,13).
«Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago. Mucha 1. Como maestro:
gente de Galilea, Judea y Jerusalén, de Idumea y TransJordania,
y de las cercanías de Tiro y Sidón, que se habían enterado de las «Entraron en Cafarnaún, y el sábado siguiente fue a la sina-
cosas que hacía, acudieron a él. goga y se puso a enseñar. Estaban asombrados de su enseñanza,
»E1 encargó a sus discípulos que le tuvieran preparada una porque enseñaba con autoridad, no como los letrados» (1,21-22).
barca, no lo fuera a estrujar el gentío» (3,7-9).
«Con muchas parábolas parecidas les estuvo exponiendo el 2. Sobre la Ley: en 7,1-13 rechaza gran parte de la tradición
mensaje, según lo que podían oír. No les habló más que en pará- judía; en 7,14-20 parece ir en contra de la Ley escrita:
bolas, pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en pri-
vado» (4,33-34). «Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo:
«Mientras recorría las aldeas de alrededor enseñando, llamó a —Escuchadme todos y entended esto: Nada que entra de fuera
los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad puede manchar al hombre; lo que sale de dentro es lo que mancha
sobre los espíritus inmundos. Ellos se fueron a predicar el arre- al hombre.
pentimiento, echaban muchos demonios, ungían con aceites a mu- »Cuando dejó a la gente y entró en casa, le preguntaron sus
chos enfermos y los curaban» (6,7.12-13). discípulos por la comparación. El les dijo:
«Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron —¿Así que tampoco vosotros sois capaces de entender? ¿No
todo lo que habían hecho y todo lo que habían enseñado» (6,30). comprendéis que nada que entre de fuera puede manchar al hom-
Leídos consecutivamente, estos pasajes nos muestran el esque- bre? Porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa
ma del ministerio de Jesús. Este esquema deriva de la predicación en In letrina. (Con esto declaraba puros los alimentos.)
de las comunidades primitivas. Pero nótese que, aunque el carác- »Y siguió:
ter histórico de Marcos queda salvaguardado de esta forma, no se -Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre.»
184 El Evangelio de Marcos
La autoridad de Jesús, el Mesías 185
En el capítulo 10 contrapone una parte de la ley a otra al ha-
•—¿Qué manera de hablar es ésa? Está blasfemando. ¿Quién
blar del divorcio. puede perdonar pecados más que Dios sólo?
»Jesús, dándose cuenta enseguida de cómo razonaban, les dijo:
3. Sobre el sábado: —¿Por qué razonáis así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralíti-
co 'se te perdonan tus pecados' o decirle 'levántate, carga con tu
«Y añadió: camilla y echa a andar'? Pues para que veáis que este Hombre
—El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el tiene potestad en la tierra para perdonar pecados... —le dijo al
sábado: así que el hombre es señor también del sábado» (2,27-28). paralítico—:
—Escúchame, tú: ponte en pie, carga con tu camilla y vete
4. Sobre el templo: en el capítulo 11 parece que Jesús afirma a tu casa.
su derecho a dar normas sobre el templo, a la vez que insiste en su »Se puso en pie, cargó enseguida con la camilla y salió a la
autoridad sobre las costumbres relacionadas con él: vista de todos; todos se quedaron atónitos y alababan a Dios di-
ciendo:
«Llegaron a Jerusalén, entró en el templo y se puso a echar a —Nunca hemos visto cosa igual» (2,5-12).
los que vendían y a los que compraban allí, volcando las mesas
de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas; y no
consentía que nadie transportase objetos cruzando por el templo. 7. Sobre los espíritus inmundos:
Luego se puso a enseñar diciendo:
—¿No está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los «Fue a casa y se juntó de nuevo tanta gente que no le dejaban
pueblos? Pues vosotros la tenéis convertida en una cueva de ban- ni comer. Al enterarse sus parientes fueron a echarle mano, por-
didos. que decían que no estaba en sus cabales.
»También los letrados, que habían bajado de Jerusalén, decían
»Los sumos sacerdotes y los letrados se enteraron; como le
que tenía dentro a Belcebú, y que echaba a los demonios con poder
tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su en-
del jefe de los demonios.
señanza, buscaban la manera de acabar con él» (11,15-18).
»E1 los llamó y les puso estas comparaciones:
Nótese que la Ley, que incluía entre sus preceptos todo lo rela-
—¿Cómo es posible que Satanás eche a Satanás? Si un reino
tivo al sábado y al templo, era la autoridad religiosa suprema en
se mete en guerra civil, ese reino no puede mantenerse en pie; si
Israel. Al proclamarse superior a la Ley, al templo y al sábado,
una familia se divide, esa familia no podrá mantenerse en pie.
Jesús afirmaba virtualmente que él era la suprema autoridad. Esto
Pues si Satanás se levanta contra sí mismo para hacerse la guerra,
es lo que significan todos los relatos de conflicto en Marcos.
no podrá mantenerse en pie, está perdido.
»Nadie puede meterse en casa de un hombre fuerte y arram-
5. Sobre el misterio del Reino de Dios: blar con su ajuar si primero no lo ata; entonces podrá arramblar
con la casa» (3,20-27).
«Cuando se quedó solo, sus acompañantes y los Doce le pre-
guntaban por el sentido de las parábolas. Entonces él les dijo:
—A vosotros se os ha comunicado el secreto del reinado de 8. Sobre la naturaleza: Bastará en este punto con referirnos
Dios; en cambio a esos de fuera todo les resultan enigmas» a los «milagros» de caminar sobre las aguas y de calmar la tempes-
(4,10-11). tad (4,35-41 y 6,45-52). Surge la pregunta inevitable: «¿Quién
es éste que hasta el viento y el agua le obedecen?» En estos mila-
gros asume Jesús unas prerrogativas que en el Antiguo Testamento
6. Sobre el perdón de los pecados: estaban reservadas a Dios.
«Viendo Jesús la fe que tenía, le dijo al paralítico:
—Hijo, se te perdonan tus pecados.
»Unos letrados que estaban allí sentados razonaban para sus
adentros:
El Mesías oculto 187

E L MESÍAS O C U L T O un secreto que Jesús trata de salvaguardar. También este secreto


constituía un «escándalo» para los dirigentes judíos.
Marcos, por consiguiente, nos presenta a un Jesús que posee ¿En qué consistía aquel secreto? Es el secreto de que el Me-
autoridad moral y dominio sobre la naturaleza. Pero esto nos plan- sías estaba destinado a sufrir; que el Mesías no es un personaje
tea un problema: si su autoridad quedó tan claramente expresada, triunfante, sino humillado. Véanse los siguientes pasajes de
¿por qué los dirigentes judíos de su tiempo rechazaron a Jesús? Marcos:
¿Acaso no era lógico que también ellos comprendieran que se tra- «Jesús y sus discípulos salieron para la aldea de Cesárea de
taba del Mesías? ¿Por qué no sólo los herodianos y los saduceos, Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos-.
con sus conexiones políticas, sino también los fariseos, el grupo —¿Quién dice la gente que soy?
de los mejores en aquellos tiempos, rechazaron a Jesús? Marcos da »EUos le contestaron:
algunas respuestas a esta preocupante cuestión. Se sirve de la idea —Juan Bautista, aunque otros, que Elias, y otros, que uno de
de que el corazón de Israel se había endurecido. La expresión los profetas.
«endurecer el corazón» se refiere primariamente a una actitud del »E1 les preguntó:
espíritu. Corazón se toma aquí por la capacidad intelectual del —Y vosotros, ¿quién decís que soy?
hombre. El término «endurecer» sugiere la idea de «calcificar»; la »Pedro tomó la palabra y le dijo:
razón se ha calcificado o, como diríamos hoy, «petrificado», inca- —Tú eres el Mesías.
paz de responder a cualquier reto que se le plantee. La razón de »El les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
los dirigentes judíos ha sufrido un «endurecimiento», como ocu- »Y empezó a instruirlos:
rrió también algunas veces con los mismos seguidores de Jesús. Se —Este Hombre tiene que padecer mucho: tiene que ser recha-
volvieron incapaces de aceptar el desafío intelectual, moral y es- zado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado
piritual que les planteaba la presencia de Jesús. y resucitar a los tres días.
También utiliza Marcos, esta vez sin otra explicación, el tér- »Se lo explicaba todo con claridad. Pedro lo agarró y se puso
mino «escándalo» para describir el impacto de Jesús sobre sus a regañarle. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, regañó a
contemporáneos, que se «escandalizaron» por su causa. Este tér- Pedro:
mino, «escándalo», significa, en este contexto, que en Jesús hay —¡Quítate de mi vista, Satanás!, que tú no piensas en lo de
algo que hace tropezar a los demás. No es que trate él de ponerles Dios, sino en lo humano.
a prueba o causarles dificultades, sino que, por el mero hecho de »Después llamó a la gente con sus discípulos, y les dijo:
ser él quien es, ellos no pueden evitar «escandalizarse». Marcos —El que quiera venirse conmigo, que reniegue de sí mismo,
analiza por qué ocurría tal cosa, pero antes de abordar su explica- que cargue con su cruz y me siga» (8,27-34).
ción hemos de referirnos a otro de los motivos que sugiere Mar- No puede decirse que en este pasaje niegue Jesús que él es el
cos para la repulsa de Jesús por su pueblo. Mesías, pero insiste en que el Hijo del hombre tiene que sufrir.
En Marcos se observa un hecho clarísimo: la negativa de Jesús Negarlo, como hace Pedro, es pensar no las cosas de Dios, sino las
a declarar abiertamente quién es él. Antes nos hemos referido a de Satanás. Jesús pasa en este lugar del título de Mesías al de
la reserva de Jesús. En Marcos se acentúa aún más esta actitud. Hijo del hombre, como si le agradara más enfocar las cosas desde
Sólo en un momento (Me 14,62) parece que está Jesús a punto de la perspectiva del segundo. El mismo paso advertimos en 14,61-63:
admitir que es el Mesías. En Cesárea de Filipo (8,27-33), cuando «Pero él seguía callado y no respondía nada.
Pedro afirma que Jesús es el Mesías, su respuesta es ambigua; pro- »El sumo sacerdote reanudó el interrogatorio preguntándole:
hibe a los demonios que proclamen su identidad; cuando se le pre- —¿Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios bendito?
gunta con qué autoridad actúa, se niega a dar una respuesta direc- »Jesús contestó:
ta, del mismo modo que en otros momentos se niega a dar el —Sí, yo soy. Y veréis que este hombre, sentado a la derecha
«signo» que le reclaman como prueba de que es el Mesías. Parece del Todopoderoso, viene entre las nubes del cielo.
que a lo largo de todo el evangelio trata de ocultar su verdadera »E1 sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:
condición. Es el Mesías, pero no parece estar dispuesto a admi- —¿Qué falta hacen más testigos?»
tirlo nunca; es como si en torno a su condición mesiánica hubiera No se rechaza explícitamente el título de Mesías, pero se pasa
188 El Evangelio de Marcos El Mesías doliente 189

inmediatamente por alto para poner en su lugar el de Hijo del ésta sea, sino en la resurrección. A lo largo de todo su evangelio,
hombre. En 14,61-63, durante el juicio en presencia del sumo Marcos ha estado mirando, más allá de la pasión, hacia la segunda
sacerdote, se dice que este Hijo del hombre aparecerá triunfador venida de Jesús como Hijo del hombre y hacia su resurrección
un día, pero por el momento es un ser doliente, y en 9,12 se afir- a los tres días de la muerte. En el último capítulo, cuyo final pro-
ma que este sufrimiento está de acuerdo con las Escrituras. En bablemente se ha perdido, tenemos el relato de María Magdalena
10,33 se formula nuevamente la predicción del sufrimiento. y María, la madre de Santiago, y Salomé que van a ungir a Jesús
Para Marcos, por consiguiente, Jesús es el Mesías que se ocul- en el sepulcro y se encuentran con que ya no está allí. Reciben la
ta, que prefiere no ciertamente negar su mesianidad, sino expre- orden de marchar a Galilea, donde le verán de nuevo. ¿Se refieren
sarla a través del título del Hijo del hombre. La razón de ello está estas palabras a la aparición de Cristo resucitado, al que habrían
clara. Afirmar abiertamente su mesianidad hubiera entrañado el de ver, tal como se narra en Mateo, Lucas y Juan, o a un aconte-
riesgo de un malentendido. Sus contemporáneos hubieran proyec- cimiento aún más maravilloso, la segunda venida de Jesús? No
tado inmediatamente sobre él su concepción del Mesías como un tenemos datos suficientes para decidirnos por una de las dos cosas.
personaje destinado a aniquilar a sus enemigos y exaltar a Israel. Es suficiente el hecho de que Jesús resucitó. A lo largo de su
Pero Jesús no era un Mesías de ese tipo. Era el Mesías, pero tan evangelio, Marcos ha vinculado el dolor a la resurrección; el final
distinto de la imagen del Mesías en que pensaban sus oyentes que del evangelio forma parte indisolublemente de todo cuanto le ha
no le quedaba más remedio que eludir aquel título. Era el Mesías, precedido. A través del dolor, Jesús, el Mesías oculto, se convierte
pero no su Mesías. Hubiera podido responder a sus contemporá- en el Mesías manifestado en su resurrección, es decir, en la expe-
neos con las palabras de Blake: riencia de sus discípulos que lo reconocen vivo otra vez en medio
de ellos.
«Tu visión del Cristo es Marcos da vueltas una y otra vez al tema del sufrimiento de
el mayor enemigo de mi visión...» Jesús. Quizá se insista tanto en este aspecto de su ministerio por
el hecho de que el dolor era parte importantísima de la vida de
¿Por qué habría de resultar tan escandalosa la idea de un Me- los cristianos cuando Marcos escribía. El año 64 d.C. acusó Nerón
sías doliente? La respuesta es clara. Las principales corrientes a los cristianos de haber incendiado la ciudad de Roma; Pedro y
del judaismo esperaban un Mesías vencedor. El dolor no era com- Pablo habían sido condenados a muerte. Los cristianos ya habían
patible con el Mesías; un Mesías doliente era una pura contradic- experimentado la prueba del dolor y la persecución podía desatar-
ción. Y Marcos proclama que esa contradicción es precisamente el se de nuevo en cualquier momento. Era preciso darles ánimos.
núcleo del evangelio, que Jesús, el Mesías, ha elegido el dolor. Marcos lo hace urgiéndoles a cargar con la cruz. Toda una sección
importante de su evangelio está dedicada a esta exhortación. En
Marcos palpita la tensión de una Iglesia perseguida. En torno a
E L MESÍAS D O L I E N T E Jesús brotan los conflictos desde el primer momento. Siempre que
manifiesta su autoridad, provoca las críticas, hasta que al final es
Para Marcos, por consiguiente, el momento decisivo de la vida eliminado. El misterio de su muerte domina el evangelio de Mar-
de Jesús es su muerte en la cruz, que es la «culminación» de su cos; todo lo demás resulta secundario hasta cierto punto. El Jesús
dolor. Por ello, casi la mitad de Marcos, a partir de 8,27, está de Marcos es el Hijo del Hombre destinado a hacer frente a Jeru-
dominada por la sombra de la pasión. Marcos narra detenidamente salén hasta la muerte. No se limita a poner por escrito la enseñanza
la pasión; en su relato hace resaltar la soberanía de Jesús, el Rey de Jesús, sino que la subraya; es significativo que Marcos destaque
de los Judíos, pero también su silencio ante sus acusadores, su explícitamente aquella parte de su enseñanza que se refiere al do-
soledad al ser abandonado por la multitud, por Judas, por todos lor. El Jesús de Marcos es el Jesús de la pasión. Se nos muestra el
los discípulos. Incluso los tres con los que mayor confianza tenía resplandor del incendio provocado por Nerón. Es posible que
se durmieron mientras él agonizaba. A lo largo de toda la pasión, uquclla misma luz deslumhrara a Marcos hasta el punto de no ver
Marcos quiere que entendamos claramente que este ser doliente ciertos aspectos de Jesús. Pero lo cierto es que supo ver en todo
nunca cometió pecado alguno. NII resplandor la cruz, en torno a la cual, para Marcos, se concentra
Pero el evangelio no acaba en la cruz, por muy gloriosa que toda la luz de la historia sagrada. El Mesías firme, lleno de autori-
190 El Evangelio de Marcos

dad, pero doliente de Marcos brilla ante los lectores de su evan-


gelio con la cruda luz y la fuerza de un cuadro de Goya. Nada hay
aquí que no esté cargado de pasión. Cualquier idea acerca de Jesús CAPITULO 18
que ignore la fuerza de Marcos no será genuina; ninguna idea
de Jesús que ignore su gloria en el dolor, su triunfo en y a través EL EVANGELIO DE MATEO
de la cruz puede serle fiel. Pero, a pesar de todo, es verdad que
Marcos ha pasado por alto muchas cosas relacionadas con Jesús
que nosotros necesitamos conocer. De ahí que el instinto de la En Marcos, como hemos visto, se nos presenta un Jesús lleno
Iglesia diera como fruto los evangelios de Mateo y Lucas. de tensión y rodeado por una tormenta, una figura doliente capaz
de dar ánimos a los perseguidos. Pero esta idea de Jesús, aún
siendo esencial, no recoge todo lo que significa Jesús. Será corre-
gida parcialmente en el siguiente evangelio de que nos vamos a
ocupar, el de Mateo.
El problema de las fuentes no nos entretendrá mucho. Entre
ellas se incluye la casi totalidad de Marcos; además comparte con
Lucas gran cantidad de materiales, que derivan de la fuente Q.
También utilizó Mateo una fuente desconocida o descartada por
los demás evangelistas, a la que se suele hacer referencia con la
sigla M. Todavía se discute si los relatos en torno al nacimiento
de los capítulos 1 y 2 han de ser incluidos en M o considerados
como una tradición independiente.

F E C H A DE C O M P O S I C I Ó N

Se discute mucho la fecha de redacción de Mateo. Si tenemos en


cuenta que incorporó gran parte de Marcos, ha de pensarse en una
fecha posterior al año 65 d.C. Algunos autores han propuesto un
momento tan tardío como los años 90-100 d.C; otros lo sitúan
entre los años 80 y 90 d.C. Son numerosas las razones para con-
siderar a Mateo tan tardío.
Aparte de haber incorporado el evangelio de Marcos, lo que
implica un cierto retraso con respecto al mismo, hay otros indicios
de que había transcurrido bastante tiempo desde la muerte de Je-
sús. Véase Mt 11,12; 27,8; 28,15:
«Desde que apareció Juan hasta ahora,, se usa la violencia con-
tra el reinado de Dios y gente violenta quiere arrebatárselo»
(11,12).
«Esto explica el nombre de *campo de sangre', con que es co-
nocido hasta hoy» (27,8).
«Los soldados aceptaron el dinero y siguieron las instruccio-
nes. Por eso corre esa versión entre los judíos hasta el día de
hoy» (28,15).
También se han fijado los investigadores en la idea desarrolla-
192 El Evangelio de Mateo Fecha de composición 193
da de Iglesia que aparece en Mateo, de que más adelante nos ocu- últimos tiempos a la época de Bar Kochba, a comienzos del si-
paremos. glo II. Era una actitud que se daba en épocas anteriores, como
En Mateo adquiere especial relieve la idea del fin inminente advertimos en Marcos, y que reaparecería constantemente. Lo me-
de todas las cosas. Así se advierte en algunas de las parábolas pe- jor es reconocer que Mateo es posterior a Marcos y que probable-
culiares de Mateo, como la de las diez vírgenes, que termina con mente refleja las controversias que se produjeron entre los cristia-
esta advertencia: «Por tanto, estad en vela, que no sabéis el día ni nos y judíos a partir del año 70 d.C. Nada nos obliga a fechar este
la hora» (25,13); la parábola de los talentos, que condena al siervo evangelio después del año 90 y lo mejor es situarlo en torno al 85,
inútil a las tinieblas exteriores y al llanto y crujir de dientes un momento en que los judíos trataban de reorganizarse después
(25,30); la de las ovejas y las cabras, que describe el día en que del hundimiento de su nación en el año 70 d.C.
el Hijo del hombre llegará rodeado de gloria, con todos los án- Las mismas dificultades que se plantean a propósito de la fecha
geles a su alrededor, para sentarse en su trono de gloria y separar reaparecen cuando se trata de fijar el lugar de origen de Mateo.
las ovejas de las cabras (25,31s). Por otra parte, Mateo añade algu- Entre los lugares sugeridos parece que el más verosímil es Siria.
nos detalles propios al cuadro del fin inminente trazado por Mar- Allí entró en contacto el cristianismo a la vez con el judaismo y el
cos (24,14); sólo él menciona el «signo» del Hijo del hombre en helenismo; el hecho de que Mateo incluya diferentes puntos de
el cielo y a los ángeles que harán sonar la trompeta (24,30-31). vista refleja una situación en que el evangelio ha de tener en cuen-
Esta insistencia de Mateo en el tema del fin nos remite a una época ta influjos muy diversos. Sobre todo hubo de aceptar el desafío
en que se reavivaron las expectativas mesiánicas, con la consiguien- de un judaismo que se veía forzado a rehacerse y reorganizarse. El
te excitación de los espíritus (cf. 24,23s). ¿Cuándo ocurrió tal cristianismo de Mateo y el judaismo rabínico, que se desarrolla en
cosa? Se ha sugerido la época en que se produjo la sublevación de Yamnia a partir de la caída de Jerusalén en el año 70 d.C, eran
Bar Kochba contra los romanos (hacia el año 135 d.C), es decir, dos movimientos paralelos que se condicionaban mutuamente.
ya muy avanzado el siglo II. Las turbulencias propias de aquella Esta situación nos ayuda a entender que los investigadores ha-
situación de guerra servirían también para explicar la insistencia yan detectado en Mateo varios puntos en que se centra de manera
de Mateo en el tema de la paz. Recuérdense las palabras «Todo el especial el interés. Los resumiremos como sigue.
que empuña espada, a espada perecerá (26,52); también se refleja
el clima de guerra en la insistencia de Mateo en que la «iniquidad»
se ha multiplicado en sus días. MATEO COMO EL EVANGELIO DE LA NUEVA LEY
Todos estos detalles han hecho pensar a muchos que Mateo es
un evangelio tardío. Algunos lo han fechado incluso a comienzos Ha sido probablemente un investigador norteamericano, el di-
del siglo II, posiblemente hacia el año 125 d.C, es decir, en el pe- funto B. W. Bacon, de la Universidad de Yale, quien más ha in-
ríodo que desemboca en la sublevación de Bar Kochba. Pero no fluido en esta visión de Mateo. Siguiendo una tradición que posi-
es preciso pensar en una fecha tan tardía, y mucho menos después blemente se remonta al siglo n, indicó que, aparte del Prólogo
del descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto. Los pri- (Mt 1 y 2) y del Epílogo (Mt 26-28), el resto del evangelio puede
meros cristianos vivían en el mismo ambiente que produjo aquella dividirse en cinco «libros», cada uno de los cuales termina con una
vida institucional tan fuertemente organizada como la de los sec- fórmula que se repite con términos casi idénticos en 7,28; 11,1;
tarios del Mar Muerto. No es imposible que algunos miembros de 13,53; 19,1; 26,1. El evangelio de Mateo, por consiguiente, pre-
aquella secta entraran en la Iglesia después del año 68 d.C, cuan- senta la siguiente estructura:
do su centro de Qumrán fue devastado. De haber ocurrido así, ha-
brían traído consigo aquella organización «eclesial» que bien pudo Preámbulo o Prólogo: 1-2: relatos del nacimiento.
influir en Mateo. Pero aunque no hubiera ocurrido así, aquel estilo Libro I: a) 3,1-4,25: material narrativo.
de vida pudo deberse a otras causas y no es suficiente esa organi- b) 5,1-7,27: el Sermón de la Montaña.
zación para atribuir a Mateo una fecha tan tardía. Tampoco ha de Fórmula: 7,28-29: «Al terminar Jesús este discurso estaba la
olvidarse que no hay por qué exagerar el interés de Mateo por la gente asombrada de su enseñanza, porque les ense-
organización de la Iglesia, pues lo cierto es que se hace notar en ñaba con autoridad, no como sus letrados.»
muy escasos pasajes. Tampoco hay que reducir el interés por los Libro II: a) 8,1-9,35: material narrativo.
13
El evangelio de la nueva ley 195
194 El Evangelio de Mateo
Por otra parte, la división de un documento en cinco secciones
b) 9,36-10,42: discurso sobre la misión y el mar- era frecuente en el judaismo; por ejemplo, los Salmos se dividen
tirio. en cinco libros, de forma que este mismo esquema podría respon-
Fórmula: 11,1: «Cuando terminó de dar instrucciones a sus der en Mateo simplemente a una costumbre y carecería de alcance
doce discípulos...»
teológico. Pero la dificultad más seria radica en el hecho de que
Libro I I I : a) 11,2-12,50: material narrativo y de contro-
versia. en la idea de Bacon sobre Mateo se excluyen del esquema del evan-
b) 13,1-52: enseñanza sobre el Reino de los gelio los relatos de la infancia y, lo que es más grave, la pasión y
cielos. la resurrección quedan reducidas a la categoría de meros aditamen-
Fórmula: 13,53: «Cuando acabó estas parábolas...» tos. ¿Puede admitirse que la pasión y resurrección de Jesús queden
Libro IV: a) 13,54-17,21: material narrativo y de contro- al margen del cuerpo principal en la obra de Mateo?
versia. No es de esperar que la idea de Bacon —Mateo como un nuevo
b) 17,22-18,35: discurso sobre la administra- Pentateuco— sea aceptada. Sin embargo, Bacon acentuó un as-
ción de la Iglesia. pecto de Mateo, y en este sentido es válida su teoría. Se trata de
Fórmula: 19,1: «Cuando terminó estas palabras...» que Mateo quiso presentar la enseñanza moral de Jesús como la
Libro V: a) 19,2-22,46: material narrativo y de contro- Ley del Mesías, es decir, la interpretación auténtica de la antigua
versia. Ley. Las palabras de Jesús vienen a dar cumplimiento a la Ley
b) 23,1-25,46: discurso escatológico y des- de Moisés:
pedida. «¡No penséis que he venido a derogar la Ley o los Profetas!
Fórmula: 26,1: «Cuando acabó este discurso, dijo Jesús a sus No he venido a derogar, sino a dar cumplimiento, porque os ase-
discípulos...» guro que no desaparecerá una sola letra o un solo acento de la
Epílogo: 26,3-28,20: desde la Ultima Cena a la resurrección. Ley antes que desaparezcan el cielo y la tierra, antes que se rea-
lice todo.
Bacon comparó los cinco bloques anteriores con el Pentateuco. »Por lo tanto, el que se salte uno solo de esos preceptos míni-
«La Tora —escribió— abarca los cinco libros de los mandamien- mos y lo enseñe así a la gente, será declarado mínimo en el Reino
tos de Moisés, en que cada conjunto de leyes es introducido por un de Dios; en cambio, el que los cumpla y enseñe, ése será declarado
relato de notable extensión, en gran parte relacionado con los grande en el Reino de Dios..., porque os digo que si vuestra fide-
'signos y portentos' con que Yahvé 'con mano extendida y brazo lidad no sobrepasa la de los letrados y fariseos, no entraréis en
fuerte' redimió a su pueblo de la esclavitud de Egipto. Mateo es el Reino de Dios» (5,17-20).
un 'rabino converso', un cristiano legalista. Cada uno de los 'cinco
libros' de su 'sintaxis de los logia' de Jesús comienza con una na-
rración introductoria y se cierra con una fórmula estereotipada que
MATEO Y EL EVANGELIO DEL NUEVO ISRAEL
conecta el discurso con la siguiente sección narrativa.» Desde este
punto de vista, la intención de Mateo es organizar el evangelio de
la Iglesia, el nuevo Israel, del mismo modo que quedó dispuesta Una de las razones por las que se pensó en algún momento
la Ley del antiguo Israel, es decir, en cinco bloques. Con esta vi- que Mateo era un evangelio tardío es la gran atención que presta
sión está de acuerdo el hecho de que Mateo presenta un Jesús que a la Iglesia; Mateo es un evangelio eclesial. Hay ciertos pasajes
se parece mucho a Moisés. En el capítulo 5 aparece ascendiendo a llamativos sobre la Iglesia que son peculiares de Mateo. Son los
la montaña, que viene a ser la contrapartida del monte Sinaí, y des- siguientes:
de allí promulga su «ley». «Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edifíca-
No deja de presentar dificultades la teoría de Bacon. Expon- le mi Iglesia, y el poder de la muerte no la derrotará. Te daré las
dremos algunas de ellas. La fórmula con que finaliza cada grupo llaves del Reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado
de materiales —«y sucedió cuando Jesús terminó de decir estas en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el
cosas»— podría carecer de verdadera importancia. Es posible que cielo» (16,18-19).
Bacon la haya exagerado. Algunos han pensado que en este pasaje se reflejan ciertas
divergencias existentes en la primitiva Iglesia acerca de a quién
196 El Evangelio de Mateo El evangelio del nuevo Israel 197
correspondía la jefatura: Pablo, Santiago o Pedro. Mateo apoya del final de todas las cosas, pero al mismo tiempo se advierta una
la autoridad de Pedro. preocupación por la vida de la Iglesia cristiana que vive aquí y
En el capítulo 18 tenemos unos extensos párrafos sobre la ahora, en el mundo. Es seguro que llegará el fin y que llegará pron-
disciplina eclesiástica; algunas de sus partes son exclusivas de to; en consecuencia, «Velad y orad». Pero entre tanto, hay que
Mateo. Nótese en especial lo siguiente: prepararse para el fin, vivir dispuestos para su llegada. Mateo, a lo
«Si tu hermano te ofende, ve y házselo ver, a solas entre los largo de sus cinco grandes discursos, ofrece orientaciones para la
dos. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Si no te hace caso, vida de la Iglesia en sus diversos aspectos. Viene a ser como un
llama a otro o a otros dos, para que toda la cuestión quede zanjada vademécum para una Iglesia que espera el fin. El evangelio de Ma-
apoyándose en dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la teo elabora la tradición de las palabras y las obras de Jesús de for-
comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considé- ma que sirvan de guía a la Iglesia. Es el evangelio del nuevo Israel.
ralo como un pagano o un recaudador.
»Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado
en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en MATEO COMO EVANGELIO DE JESUCRISTO
el cielo. Os lo digo otra vez: si aquí en la tierra dos de vosotros
se ponen de acuerdo, cualquier asunto por el que pidan les resul- Podemos estar de acuerdo con lo anterior. Pero ello no signifi-
tará, por obra de mi Padre del cielo, pues donde están dos o tres ca que la vida de la Iglesia como tal sea el centro principal de in-
reunidos apelando a mí, allí en medio de ellos estoy yo» (18,15-20). terés para Mateo. El centro luminoso de la Iglesia y de todas las
Finalmente, en el último capítulo del evangelio, se ponen en cosas es para Mateo el mismo Jesús. La gloria de la Iglesia está en
labios de Jesús resucitado unas palabras peculiares de Mateo, pero que es la comunidad en la que Jesús se halla presente, «pues donde
llenas de significado para la vida de la Iglesia. Aseguran a la co- están dos o tres reunidos apelando a mí, allí en medio de ellos
munidad cristiana la permanente presencia viva de Jesús. Este estoy yo» (18,20). La promesa suprema es que Jesús estará con
interés por la Iglesia se desarrollaría lentamente, y este hecho sig- los suyos hasta el final de los tiempos; el privilegio máximo con-
nifica para muchos, como ya hemos dicho, que Mateo no puede fe- siste en poder pedir algo a aquel a quien «se ha dado plena auto-
charse en un momento temprano. En Mateo se advierte ya un ridad en el cielo y en la tierra» (28,16-20). No es la Iglesia, por
proceso que desembocará muy pronto en lo que se ha llamado el consiguiente, lo que más interesa a Mateo, sino Jesús.
catolicismo. Es precisamente el Prólogo, tantas veces dejado de lado, el
Este aspecto de Mateo ha sido objeto de una atención crecien- que nos da la clave para entender qué es lo que interesa sobre
te; su relación directa con la vida de la Iglesia en cuyo seno surgió todo a Mateo. En el Prólogo, al que se suele hacer referencia sobre
ha sido subrayada cada vez con mayor insistencia, y ello de diver- todo como «relatos del nacimiento», Mateo presenta la impor-
sos modos. Ya hemos dicho antes (capítulo 11) cómo la vida litúr- tancia y significado de Jesús a través de cuatro motivos principa-
gica de la Iglesia influyó en Mateo. Se trata de un evangelio que, les: como Mesías, nuevo Moisés, creador y Emmanuel.
si no se compuso con vistas a su lectura pública, al menos se hizo Si nos fijamos atentamente en estos cuatro motivos, entende-
teniendo en cuenta las ventajas de ésta. La preocupación comuni- remos lo que piensa Mateo acerca de Jesús, Señor de la Iglesia.
taria o «eclesial» de Mateo ha sido también puesta de relieve por El es el Mesías; él nos presenta las exigencias de Dios como un
los autores que consideran este evangelio obra no de un individuo, nuevo Moisés; él es el instaurador de una nueva creación; él es la
sino de toda una escuela de cristianos preocupados por mostrar presencia del Dios, Emmanuel. Pero, ¿de quién se dicen todas es-
la significación de Jesús situándolo sobre el telón de fondo del tas cosas? La respuesta está en el cuerpo del evangelio de Mateo.
Antiguo Testamento y utilizando citas de éste para iluminar la Todo esto se dice de un hombre que nació en un pesebre, que fue
vida de Jesús. Esta escuela estaba preocupada por tomar las pala- tentado como nosotros, que vivió en Galilea de los gentiles en
bras de Jesús y aplicarlas a la vida de la Iglesia. Con esta doble contacto con los impuros y que mantuvo una actitud acogedora
preocupación compusieron Mateo, que al mismo tiempo presenta hacia todos los despreciados de aquella tierra:
a Jesús como cumplimiento del Antiguo Testamento y como fuen- «Jesús recorría Galilea entera, enseñando en aquellas sinago-
te de una especie de «Libro de normas» o «Manual de disciplina» gas, proclamando la buena noticia del Reino y curando todo acha-
para uso de la Iglesia. De ahí que en Mateo aparezca la expectación que y enfermedad del pueblo. Se hablaba de él en toda Siria: le
198 El Evangelio de Mateo

traían enfermos con toda clase de enfermedades y dolores, endemo-


niados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba. Lo seguían multi-
tudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjor- CAPITULO 1 9
dania» (4,23-25).
Todo aquello se dice de alguien que «tomó nuestras dolencias EL EVANGELIO DE LUCAS
y cargó con nuestras enfermedades» (8,17), de alguien que pudo
decir: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero
este Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza» (8,20). Todo eso Lucas es el tercero de los sinópticos. Habitualmente se fecha
se dice de alguien que, al preguntarle quién era él, contestó: entre los años 80-85 d.C, aunque algunos lo consideran más tar-
«Acercaos a mí todos los que estáis rendidos y abrumados, dío. Se supone generalmente que su autor es Lucas, el compañero
que yo os daré respiro. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que de Pablo (Col 4,14; 2 Tim 4,11). Quizá fuera médico (Col 4,14)
soy sencillo y humilde: encontraréis vuestro respiro, pues mi yugo de Antioquía de Siria 2I . Pero lo más importante es que Lucas, a
es llevadero y mi carga ligera» (11,28-30). juicio de muchos, fue también autor de los Hechos. Admitir que
Pero aquel que ofreció reposo a todos los hombres no fue este evangelio y los Hechos son obra del mismo autor ha sido
comprendido y al final fue rechazado. Está clara la imagen de Je- recientemente un factor decisivo para la interpretación de Lucas.
sús que Mateo se ha forjado. Este mismo Jesús al que al final del Para poner suficientemente de relieve el significado de esta inter-
evangelio se dará toda autoridad en el cielo y en la tierra, de pretación reciente, recordemos primero lo que más llamó la aten-
forma que su buena noticia romperá todas las barreras que sepa- ción en Lucas a los investigadores antiguos.
ran a las naciones y no quedará ya confinada a las ovejas perdidas
de la casa de Israel, sino que estará destinada a todas las nacio-
nes, es el mismo que ahora ha de inclinar la cabeza. El Jesús LA ANTIGUA IDEA SOBRE LUCAS
humillado es en realidad juez, creador, Mesías, Emmanuel, la
presencia viva y a la vez el Señor de la Iglesia. Se dio mucha importancia a la atención que presta Lucas a las
Si lo comparamos con Marcos, resultará que la visión de Ma- relaciones sociales, especialmente a las que median entre pobres y
teo abarca mucho más. Mateo conoce al Jesús «apasionado» de ricos. Como ejemplo se ponen en contraste las primeras bienaven-
Marcos, pero ha hecho que salten más a la vista otros frutos de su turanzas según las versiones de Mateo y Lucas:
ministerio. No es casualidad que para muchos cristianos sea más
decisivo el evangelio de Mateo que el de Marcos. El Jesús de Mt 5,3 Le 6,20
Mateo es tan compasivo como majestuoso, tan dispuesto a soco-
rrer como a exigir, tan amable para los gentiles como para los Dichosos los que saben que Dichosos vosotros los pobres,
judíos. Pero, por encima de todo, el Jesús de Mateo es Emmanuel, son pobres, porque suyo es el porque vuestro es el Reino de
que si lo interpretamos como «Dios con nosotros», significa que Reino de Dios. Dios.
Jesús es el creador que nos redime.
A las bienaventuranzas de Mateo añade Lucas, en 6,24-26, una
lista de imprecaciones:
«Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido
vuestro consuelo!
»¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados, porque ten-
dréis hambre!
»¡Ay de los que ahora reís, porque os lamentaréis y lloraréis!
»¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Así es como los
pudres de éstos trataban a los falsos profetas.»

» HE III, 3, 6.
200 El Evangelio de Lucas La antigua idea sobre Lucas 201

Las riquezas son para Lucas «el injusto dinero»; varias de sus pródigo en el capítulo 15, Jesús viene siempre a buscar y salvar
parábolas están tomadas del mundo del dinero, de los préstamos lo que se había perdido.
y la usura. En 11,41 insiste en la importancia de la limosna: También se ha observado que Lucas presta mucha atención a
«Dad lo de dentro en limosnas y así lo tendréis limpio todo», y las mujeres. El mundo occidental, y posiblemente los Estados Uni-
en 12,33: «Vended vuestros bienes y dadlo en limosna.» Lucas dos en especial, ha ido reconociendo cada vez más claramente los
presenta un matiz «económico», como se ha dicho, que en Mar- derechos de las mujeres. No se preocupaba tanto de ellas el mun-
cos y Mateo se echa menos de ver. do antiguo en su mayor parte. Lucas es el único evangelista que
Resulta lógico que al mismo tiempo se destacara cómo Lucas recoge los relatos de la viuda de Naín (7,llss), de Juana y Susana
insiste en la actitud misericordiosa de Jesús para con los pecado- (8,3), de Marta y María (10,38), de la mujer encorvada (31,10ss),
res y los marginados. Las parábolas peculiares de Lucas están lle- de la mujer que perdió una moneda (15,8ss), de la viuda y el juez
nas del sentimiento de la misericordia divina: la del hijo pródigo injusto (18,lss).
(15,llss); la del fariseo y el recaudador (18,9ss), en que el segun- Finalmente, el evangelio de Lucas ha sido estimado por la pre-
do aparece «a distancia y no se atrevía ni a levantar los ojos al ocupación que muestra hacia todos los pueblos. El niño Jesús es
cielo; no hacía más que darse golpes de pecho diciendo: ¡Dios una luz que iluminará a los paganos (2,32). Todos los hombres
mío!, ten compasión de este pecador»; la del buen samaritano verán la salvación de Dios (3,6), idea que no se recoge en los
(10,30ss). Nótese que los samaritanos no se trataban con los ju- pasajes paralelos de Marcos y Mateo. A la sentencia tomada de Q
díos; Lucas los incluye también entre los que son objeto de la que aparece en Mt 8,11, que se encuentra también en Le 13,29,
compasión de Jesús. En cuanto a los recaudadores, es preciso en- éste añade a la expresión «oriente y occidente» de Mateo la frase
tender lo que estos personajes significaban en aquella época. En «del norte y del sur». Además, el Jesús resucitado de Lucas pro-
clama que se predicarán en su nombre la penitencia y el perdón
la Palestina del siglo i venían a ser una especie de colaboracionis-
de los pecados «a todas las naciones, empezando por Jerusalén»
tas, de agentes del imperialismo. Tampoco los despreció Jesús, sino
(24,47). No es posible ignorar la gran simpatía de Lucas por los
que se ofreció a entrar en casa de uno de ellos, Zaqueo (19,lss).
gentiles, pero no se había caído en la cuenta de la enorme impor-
Pero el momento en que más brilla la actitud misericordiosa de tancia que ello tiene para entender plenamente su evangelio.
Jesús es en la cruz.
También señalaron los antiguos investigadores el sentimiento
«Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiar- de alegría (2,10), la importancia de la oración (5,16; 6,12; 11,1)
los con él. Cuando llegaron al lugar llamado 'La Calavera', los cru- y del Espíritu Santo, que llena las páginas de Lucas.
cificaron allí, a él y a los malhechores, uno a su derecha y otro Todos los datos anteriores —la simpatía hacia los pobres, los
a su izquierda. Jesús decía: proscritos, las mujeres y los paganos, junto con la atmósfera hu-
—Padre, perdónalos, que no saben lo que se hacen» (23,32-34). mana que llena este evangelio— persuadieron a los investigadores
Las palabras en cursiva son peculiares de Lucas, y lo mismo puede de que Lucas nos ofrece una imagen humanísima de Jesús, de un
decirse de la totalidad del siguiente pasaje: Jesús amable, de exquisita sensibilidad. Incluso se ha insinuado
«Uno de los malhechores crucificado lo escarnecía diciendo: que Lucas ha cargado de sentimentalismo la figura de Jesús, como
—¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros. en el episodio en que presenta a una multitud del pueblo y a las
»Pero el otro lo increpó: mujeres lamentándose y llorando por él o golpeándose el pecho du-
—¿Ni siquiera tú, sufriendo la misma pena, tienes temor de rante la pasión (23,26ss; 23,48). El Jesús que aparece a lo largo
Dios? Y la nuestra es justa, nos dan nuestro merecido; en cambio, del evangelio de Lucas es un Jesús amable y humano y carece de
éste no ha hecho nada malo. la fogosidad del Jesús de Marcos o de la austeridad del Jesús de
»Y añadió: Mateo. En Lucas, el Jesús «extraño» se ha amansado.
—Jesús, acuérdate de mí cuando vuelvas como rey. Esta interpretación de Lucas era posible únicamente, y ello
»Jesús le respondió: no sin dificultades, a condición de separar el evangelio de los He-
—Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso» (23,39-43). chos. Si se admite que el evangelio de Lucas y los Hechos son dos
Al igual que en las parábolas ya mencionadas y en las de la partes de un todo unitario, es posible entender de otro modo al
oveja y la moneda perdidas, que aparecen junto con la del hijo Jesús de Lucas.
La nueva visión de Lucas 203
LA NUEVA VISION DE LUCAS Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que confina con Cirene;
algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; tam-
Al hablar de la nueva visión de Lucas no queremos dar a en- bién hay cretenses y árabes, y cada uno los oye hablar de las ma-
tender que fuera falsa la antigua, sino que resultaba incompleta. ravillas de Dios en su propia lengua» (Hch 2,7-11).
Lo que han hecho los investigadores recientes ha sido situar los Compárese este pasaje con Gn 11,1-9. Ahora se hace la pro-
datos en que se insistía antes en un nuevo marco. De este modo mesa de que «todo el que invoque el nombre del Señor se salva-
han logrado conferir a esos datos un nuevo significado. Del mis- rá». La Iglesia nacida del Espíritu acoge a todos. Al final de los
mo modo que las piezas de un rompecabezas son las mismas antes Hechos vuelve Lucas sobre el mismo tema. Pablo declara a su
y después de colocarlas donde les corresponde, pero únicamente propio pueblo, los judíos: «Sabed que esta salvación de Dios está
adquieren su plena significación una vez que han sido convenien- destinada a los gentiles; ellos escucharán.»
temente conjuntadas, también los datos de Lucas han de situarse La finalidad de Lucas en sus alusiones a los paganos, por con-
en la perspectiva conjunta del evangelio y los Hechos. siguiente, no es tan sólo subrayar la buena disposición de Jesús
Empecemos con el último de los temas que antes hemos men- para con todos. A la luz del evangelio y los Hechos conjuntamen-
cionado, la atención que se dedica a los gentiles, que solía tomarse te, pues hemos de tener en cuenta ambos documentos, su preocu-
junto con otros aspectos de la actitud comprensiva de Lucas —para pación era mostrar cómo Dios, a través de Jesús, ha venido ac-
con los pobres, las mujeres y los proscritos— como un simple in- tuando para llegar a un momento culminante, un evangelio en que
dicio de los sentimientos humanitarios de Lucas. El evangelio de quede anulada la separación entre judíos y paganos y todos tengan
Lucas empieza por presentarnos a Jesús niño, que es proclamado acceso a la salvación. Al describir al Jesús niño como luz destinada
luz de los gentiles, y acaba con la misma nota, como antes indicá- a iluminar a los gentiles se preludia la predicación de Pablo en
bamos. Pero los Hechos también empiezan con la proclamación Roma, en que se afirma que la salvación es para todos. La misión
del evangelio a los gentiles en el mismo día de Pentecostés y fina- evangélica a todo el mundo está contenida ya embrionariamente
lizan con la misma nota. El relato de la venida del Espíritu Santo en el ministerio de Jesús. Los discípulos que fueron llamados por
en Hch 2 recuerda quizá intencionadamente otros episodios del Jesús, primero los Doce y luego los Setenta (que nos recuerdan los
Antiguo Testamento, los relatos de la torre de Babel de Gn 11 y ancianos designados por Moisés y posiblemente los pueblos de toda
de la entrega de la Ley en el monte Sinaí. En el primero, el orgu- la tierra), a los que enseñó él mismo y luego confió su Reino en
llo y el temor humanos hacen que la humanidad deje de estar unida la Ultima Cena, eran una preparación para la gran Iglesia de los
y de hablar un idioma común, lo que significa que se introducen gentiles que habría de instaurarse en el futuro, de la que es ya
las divisiones nacionales. En cuanto a la entrega de la Ley en el un anuncio el pequeño rebaño que se apiña en torno a Jesús y
monte Sinaí, según la tradición judía habían sido invitadas todas cuyas miradas se dirigen ya hacia los que están fuera de Israel.
las naciones de la tierra, pero sólo Israel aceptó el yugo de la Ley No cabe duda de que, para Lucas, el gran acontecimiento del si-
Lucas estima que, en el orden nuevo del evangelio, el Espíritu, glo i fue el nacimiento de una Iglesia en que habían sido anuladas
paralelamente a la entrega de la Ley en el monte Sinaí y a la vez las divisiones entre judíos y gentiles, del mismo modo que para el
en contraste con aquel acontecimiento, es derramado sobre todas arzobispo William Temple, el gran acontecimiento del siglo xx
las naciones y éstas lo reciben. El Espíritu de Dios que había ac- era la existencia de una Iglesia universal.
tuado en Jesús es la fuente de una comunidad universal. Lucas ha Con esta visión de Lucas en que el ministerio de Jesús apare-
introducido en su relato de lo acontecido en el día de Pentecostés ce como anuncio, preparación y parte ya de la misión universal de
su propia idea del cristianismo como una comunidad universal. La la Iglesia va unido su interés por el Espíritu. El evangelio empie-
desunión de Babel queda anulada por la unidad del Espíritu. Cuan- za con la efusión del Espíritu, no sólo sobre Juan Bautista en el
do viene el Espíritu, Lucas escribe: relato de su nacimiento, sino también sobre Jesús en su bautismo.
«Todos, desorientados y admirados, preguntaban: Lucas resume como sigue el carácter distintivo del ministerio de
—¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, Jesús:
¿cómo es que cada uno los oye hablar en su lengua nativa? Entre «Con la fuerza del Espíritu, Jesús volvió a Galilea, y su fama
nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopo- se extendió por toda la comarca. Enseñaba en aquellas sinagogas
tamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en y todos se hacían lenguas de él.
204 El Evangelio de Lucas Los tres retratos de Jesús 205

»Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga Jesús es ante todo luz de los gentiles, es decir, de todos los hom-
como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para tener la bres. No es casual que, mientras que Mateo hace remontar la ge-
lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y, desenro- nealogía de Jesús hasta Abrahán, Lucas la lleva hasta Adán.
llándolo, encontró el pasaje donde está escrito: Podemos decir, por consiguiente, que Lucas establece un nexo
entre el ministerio de Jesús y la vida de la Iglesia. Ve en Jesús el
El Espíritu del Señor está sobre mí, instaurador de una comunidad universal en que ya no hay hombre
porque él me ha ungido y mujer, libre y esclavo. No está preocupado Lucas por el fin in-
para que dé la buena noticia a los pobres. minente de todas las cosas; ve la Iglesia como una comunidad
Me ha enviado para anunciar la libertad a los cautivos estable que irá creciendo con el tiempo; no se siente acuciado ni
y la vista a los ciegos, por la persecución ni por la expectativa del fin. Llegará sin duda
para poner en libertad a los oprimidos, el fin, pero la vida de la Iglesia en la historia es también un dato
para proclamar el año de gracia del Señor. importante. También es importante la vida de Jesús en la historia
y no se reduce a un anuncio del fin, sino que constituye la norma
»Enrolló el volumen, lo devolvió al sacerdote y se sentó. Toda la orientadora que habrá de informar con su Espíritu la vida de la
sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él empezó a hablarles: Iglesia. Por eso trata Lucas la figura de Jesús con mayor sentido
—Hoy, en vuestra presencia, se ha cumplido este pasaje» histórico que cualquier otro evangelista. Lucas cotejó con cuidado
(4,14-21). sus fuentes; la figura cargada de humanidad que describe no es
Pero este mismo espíritu que descendió sobre Jesús sería de- producto de sus inventivas, sino un personaje real cuyos rasgos es-
rramado más tarde sobre la comunidad cristiana el día de Pente- tán ya en las fuentes. Y es precisamente este personaje, abierto al
costés, tal como se describe en Hch 2. El Espíritu aparece a lo dolor de todos los tiempos, el salvador del mundo. Lucas no quie-
largo de los Hechos como una fuente de orientación. Lo que se re en ningún momento que nos olvidemos de que la realidad de la
destaca aquí es que el Espíritu que descendió sobre Jesús y el comunidad universal, la Iglesia, depende en última instancia de la
Espíritu de Jesús es la fuerza que impulsa a la Iglesia. Jesús po- realidad de aquel Jesús amigo de los pobres, los enfermos, los pros-
see este Espíritu en su condición de Mesías, como nuevo Moisés critos, las mujeres, que en el siglo i pidió para todos ellos aten-
también y, por encima de todo, como Siervo doliente del Señor. ción y justicia. El sentimiento humanitario es congénito a su evan-
Nótese, sin embargo, que Jesús es Siervo especialmente en su con- gelio. El Espíritu de aquel Jesús al que contemplaba caminando
dición de luz de los gentiles, no tanto como Siervo doliente que por Galilea y Judea como amigo de la humanidad es también el
expía por los pecados del mundo. Lucas presenta la figura de Je- único espíritu capaz de comunicar vida auténtica a la comunidad
sús en sus relaciones con el mundo entero. universal.
Por otra parte, Lucas es plenamente consciente de que la se-
paración entre la Iglesia y el pueblo judío, debida en gran parte a
la entrada de los paganos en la Iglesia, estaba ya prefigurada en LOS TRES RETRATOS DE JESÚS
la vida de Jesús. En la misma sinagoga en que habló Jesús de su
llamada en el Espíritu, el pueblo se escandalizó y lo rechazó. A lo Hemos terminado nuestro repaso de los sinópticos. Han re-
largo de su evangelio presenta Lucas todo el peso que entraña esta sultado mucho más complejos de lo que se suponía. Comparten
misma repulsa de Jesús por su propio pueblo. Esta repulsa se palabras e ideas, pero cada cual ve y describe a Jesús de manera
acentúa entre la primera predicción de la pasión de Jesús (9,22) y distinta. Marcos lo contempla a través de los resplandores de las
la pasión misma; Jesús vino a los suyos, pero los suyos no lo reci- persecuciones neronianas y lo presenta como el jefe abrumado de
bieron. Sin embargo, precisamente en virtud de la humillación y dolores, modelo para el cristiano que se dispone a arrostrar prue-
la repulsa de que es objeto por su propio pueblo, Jesús se con- bas crueles en la Roma del siglo i. El Jesús de Marcos se templa
vierte en salvador del mundo. En los Hechos insiste Lucas en que en un dolor como el que puso a prueba y purificó y templó a los
la muerte de Jesús entraba en los planes de Dios. Fue glorificado puritanos que llegaron por vez primera a América. En este senti-
a través de su muerte. Sus discípulos, testigos de su glorificación, do, el Jesús de Marcos es un Jesús puritano. Mateo, preocupado
lo proclaman Siervo del Señor, Mesías, nuevo Moisés y Señor. Pero por presentar a un Jesús que da cumplimiento a las esperanzas del
206 El Evangelio de Lucas Los tres retratos de Jesús 207

judaismo, que por ello mismo debiera haber obtenido la adhesión fundible. Pero cada una de las perspectivas hace que sobresalga un
de los judíos, nos describe la figura de un maestro de justicia que aspecto determinado de la ciudad. Tomados aisladamente, cada
en parte viene a ser un nuevo Moisés que promulga una nueva uno de estos aspectos no es falso, sino desproporcionado. Tomados
Ley, al mismo tiempo que, por su presencia viva, lanza un reto conjuntamente, dan la posibilidad de un conocimiento más rico
al mundo pagano. El Jesús de Mateo se nos muestra revestido de de Nueva York en su plenitud. Lo mismo ocurre con los evange-
la dignidad, la austeridad y al mismo tiempo la calidad «terrena» lios. Los tres evangelios que hemos analizado abordan la figura de
que alienta en la estatua de Abrahán Lincoln de Washington, que Jesús desde el otro lado de la gran divisoria que es la resurrección,
viene a ser la quintaesencia de una sensibilidad doliente y un de manera que la fe proyecta su resplandor sobre todo cuanto
firme sentido de la justicia. Si nos fijamos en Lucas, el dirigente escriben. Pero cada cual enfoca a Jesús desde una dirección pecu-
retador de Marcos y el legislador de Mateo se convierten en el sal- liar. Todos ellos dan testimonio de la realidad de Jesús, pero cada
vador amable, cálido, humano y humanitario de los paganos, sin uno de estos testimonios ha de ser completado con los restantes.
por ello perder nada de su gloria. El Jesús de Lucas podría haber A través de sus tres cuadros nos encontramos nosotros ante un
pronunciado muy bien las palabras que figuran escritas al pie de personaje que es inconfundiblemente el mismo en los tres, el mis-
la estatua de la Libertad del puerto de Nueva York: mo en su compasión y en sus sufrimientos, en su gracia y en sus
exigencias. Conocer cada día mejor los tres evangelios nos dará la
«Dadme vuestras masas cansadas, pobres, oportunidad de descubrir que Jesús es idéntico a sí mismo en los
confusas, que ansian respirar la libertad. tres. Muchos dan testimonio de que, a pesar de las diferencias y
aún las contradicciones de los evangelios sinópticos, este Jesús úni-
Traedme a los desvalidos, zarandeados por la tormenta.» co brilla a través de ellos. El autor de una reciente traducción de
los evangelios relata su experiencia como sigue:
Pero alguien se preguntará: si tanto difieren los evangelistas «Nadie sería capaz de leer la centésima parte de lo que se ha
en su modo de presentar a Jesús, ¿podremos llegar a conocerle tal escrito sobre los evangelios desde que dejaron de ser considerados
como era? ¿No se nos pierde acaso Jesús tras el manto con que sacrosantos en todas y cada una de sus palabras y se perdió la
le arroparon Marcos, Mateo y Lucas? Podemos, sin embargo, dar certeza de que Jesús actuó y habló en cada ocasión exactamente
otro giro a esta pregunta: si sólo tuviéramos un evangelio, ¿no se como se describe. Por otra parte, nadie puede dudar razonable-
nos habrían perdido irremediablemente muchos aspectos del mi- mente de que los evangelios dicen la verdad, de que la tradición
nisterio de Jesús? ¿No se complementarán entre sí estos tres evan- recogida en ellos está firmemente basada en los informes de unos
gelios, prescindiendo por el momento de Juan? testigos presenciales. Esa tradición, por supuesto, no sólo es selec-
Sus tres retratos se refieren a la misma persona, Jesús. Los tiva, sino que además ha estado expuesta a interpolaciones y dis-
tres abordan su figura a partir de una misma experiencia, es decir, torsiones, como cualquiera puede comprobar por sí mismo hacien-
que los tres escriben después de la muerte de Jesús y la aparición do circular entre varios amigos una historia y comparando luego la
de la Iglesia, que brotó de la convicción de que Jesús era una rea- versión final con la original. Sin embargo, lo que más impresiona
lidad viva entre los cristianos. Los tres comparten un tema y una en la tradición oral, según aparece recogida en los evangelios, es su
experiencia comunes. Y comparten, por añadidura, un cuerpo co- fidelidad a los detalles. Tal cosa no debería sorprendernos en
mún de tradiciones. Mateo, Marcos y Lucas dan testimonio de una absoluto. Cuanto hizo y dijo Jesús era valiosísimo tanto para los
misma gloria. La dificultad se plantea por el hecho de que cada que dieron testimonio de ello como para sus ansiosos oyentes.
uno de ellos escribe desde una situación distinta y el punto de Cada palabra, cada mirada o inflexión de la voz, cada gesto del
partida en que se sitúa determina lo que nosotros vemos. Quien Maestro eran cuidadosamente reproducidos. De hecho, cuando
llega a Nueva York por mar se siente abrumado por la audacia hablaban de él los primeros cristianos, me parece que lo harían
de sus rascacielos; quien llega por carretera cae en la cuenta de su como quien representa un papel, tan realistas son las descripcio-
extensión por los suburbios, Long Island, New Jersey y mucho nes que han llegado hasta nosotros. Cuando retornaba a los textos
más allá. Sobrevolar Nueva York significa una oportunidad para después de una excursión por la literatura, tan llena de contro-
reconocer la intrincada simetría de su trazado. Desde cualquier versias, me sentía feliz al recordar aquella impresión que había
punto de mira que se tome la ciudad, su identidad resulta incon- recibido al traducirlos por vez primera. En algunos momentos He-
208 El Evangelio de Lucas

gué incluso a convencerme de que era imposible reproducir las


palabras de Cristo a menos que se pronunciaran como él las pro- TERCERA PARTE
nunció, con los mismos gestos que él hizo. También me di cuenta
de que no siempre es posible entender las porciones narrativas PABLO
plenamente a menos que se lean en voz alta, como era intención
de los evangelistas. En efecto, cada vez está más claro que los
evangelios se compusieron con vistas no sólo a la lectura privada, «...hombre de pequeña estatura, de cabellos ralos, de
sino para ser proclamados en alta voz y para su uso en la Iglesia piernas torcidas, de buena salud física, cejas unidas y nariz
con fines litúrgicos (cf. G. D. Kilpatrick, The Origins of the Gos- ligeramente corva, atrayente; en efecto, a veces parecía un
peí According to St. Matthew [1946], y P. Carrington, The Pri- simple hombre, pero en ocasiones su rostro era como el de
mitive Christian Calendar [1952]). un ángel» {de los Hechos de Pablo) n.
»Esta es la fe que he adquirido en la autenticidad de los mate-
riales que manejaron los autores de los evangelios, como dice Lu- «Pues el Dios que dijo: ^Brille la luz del seno de las tinie-
cas, 'para ordenarlos en forma narrativa'. Pero al mismo tiempo se blas', la ha encendido en nuestros corazones, haciendo res-
mantenía la conclusión de que la operación de ensartar cierto nú- plandecer el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en
mero de breves relatos y pasajes doctrinales, por muy gráfica que el rostro de Cristo.» (2 Cor 4,5-6.)
sea la descripción y por muy fielmente que estén recogidas las
palabras, no puede dar por resultado algo que pueda llamarse ver-
daderamente un libro, y mucho menos una obra maestra. Es cierto
que los autores no se sintieron obligados, como es el caso de los
biógrafos modernos, a presentar una visión equilibrada de una
vida en su totalidad ni a narrar todos los sucesos exactamente en
el orden en que se produjeron, ni creo que los conocieran todos.
Eran otras las dificultades que se veían obligados a resolver. Te-
nían que repartir sus materiales en secciones aptas para su utili-
zación en la liturgia. Al mismo tiempo era preciso crear la impre-
sión de un avance rápido y sin demoras desde unos comienzos
divinos hacia un fin predestinado. Por otra parte, a semejanza de
los trágicos griegos, escribían para un público que ya conocía ese
final antes de que hubieran sido pronunciadas las primeras pala-
bras del primer verso. El éxito que obtuvieron en su empeño cons-
tituye un milagro único en la historia de la literatura y en los
anales de la religión. Nos lo podemos explicar únicamente si tene-
mos en cuenta que estaban inspirados por una personalidad úni-
ca. Jesús permaneció vivo en la tradición oral que antecede a los
evangelios y así pudo inspirar y conferir unidad a los escritos que
la recogieron. Casi podríamos decir que Jesús mismo escribió los
evangelios» a .

23 M. R. James (ed.), The Acts of Paul, en The Apocryphal New Testa-


22 ment (Londres 1926) 273.
E. V. Rieu, op. cit., xixs. 14
CAPITULO 2 0

LAS FUENTES

Hasta ahora nos hemos ocupado de unos autores del Nuevo


Testamento que trataban conscientemente de recordar a Jesús tal
como él había vivido. La imagen de Jesús que nos trazaron estaba
matizada por las necesidades del momento y nimbada por los res-
plandores de su fe. Pero su mirada estaba puesta en Jesús; su in-
tención era recordarle tal como fue. Dicho de otro modo, Jesús
tal como realmente vivió era la norma a la que se remitían. Cierto
que interpretaban a Jesús, pero en todo momento nos dan la im-
presión de que trataban de salvar la distancia en años que los
separaba de él.
En los capítulos siguientes nos ocuparemos de unos documen-
tos, las epístolas paulinas, en que no ocurre lo mismo. En estas
epístolas se supone el conocimiento del Jesús de Galilea y de Ju-
dea, se le recuerda, pero no se hace de su vida en el pasado el
punto principal de referencia. Ya no se trata ante todo de histo-
ria ni aún de historia predicada, sino del significado y la impor-
tancia de Jesús para la vida actual de la Iglesia. El interés en parte
histórico de los evangelios cede el lugar a un interés teológico.
Nuestros anteriores análisis nos han demostrado que no puede
llevarse demasiado lejos esa afirmación, pero podemos decir con
seguridad que el interés teológico predomina más exclusivamente
en Pablo, es decir, que tenemos en él un hombre que prefiere
reflexionar sobre aquello que los sinópticos nos presentan como
el relato de una vida. Pero esa reflexión sobre la historia de una
vida tiene lugar en el curso de una existencia que se debatió entre
las olas del Mediterráneo, sufrió los azotes en la sinagoga y se vio
abrumada por «el cuidado de las Iglesias». La «teología» de Pa-
blo surgió no en la quietud de un estudio, sino en el torbellino de
una vida misionera. No podemos dar aquí los detalles de esa vida,
pero nadie podrá comprender la intensidad del pensamiento de
Pablo a menos que recuerde constantemente las tensiones que lle-
naron su vida. Trabajó y sufrió cárcel más que cualquier otro cris-
tiano por amor al evangelio. Sin discutir por el momento su orgu-
llo, recordemos sus palabras:
«¿Que sirven a Cristo? Voy a decir un desatino: yo más. Les
gano en fatigas, les gano en cárceles, en palizas sin comparación,
y en peligros de muerte con mucho. Los judíos me han azotado
212 Las fuentes ¿En qué radica la importancia de "Pablo? 213

cinco veces, con los cuarenta golpes menos uno; tres veces he sido En tercer lugar, las epístolas paulinas han tenido importancia
apaleado, una vez me han apedreado, he tenido tres naufragios y extraordinaria en la historia posterior del cristianismo. Puede de-
pasé una noche y un día en el agua. Cuántos viajes a pie, con pe- cirse que algunos de los movimientos más originales que se han
ligros de ríos, con peligros de bandoleros, peligros entre mi gente, producido en la historia de la Iglesia tuvieron sus orígenes en un
peligros entre paganos, peligros en la ciudad, peligros en despo- redescubrimiento de Pablo. Recordaremos tan sólo tres de esos
blado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos. Muerto movimientos. En el siglo iv, un profesor de retórica lloraba en un
de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a me- jardín y oyó la voz de un niño que cantaba en una casa vecina:
nudo en ayunas, con frío y sin ropa. Y aparte de eso exterior, la «¡Toma y lee, toma y lee!» Tomó un rollo que tenía a su lado y
carga de cada día, la preocupación por todas las comunidades. leyó (Rom 13,13b-14): «Nada de comilonas ni borracheras, nada
¿Quién enferma sin que yo enferme? ¿Quién cae sin que a mí me de orgías ni desenfrenos, nada de riñas ni porfías. En vez de eso,
dé fiebre?» (2 Cor 11,23-29). vestios del Señor Jesucristo y no deis pábulo a los bajos deseos.»
Pero el dolor sólo no hace importante a una personalidad. Y aquel hombre que se convertiría en san Agustín prosigue: «No
Todavía hemos de preguntarnos qué hace a Pablo merecedor de la seguí leyendo, ni tenía necesidad alguna de hacerlo. Al instante, al
atención que le vamos a dedicar. La respuesta es clara: hay cuatro acabar aquella sentencia, una clara luz inundó mi corazón y se
razones para ello. disiparon las tinieblas de la duda.»
Más tarde, el año 1515, Martín Lutero, un profesor de teolo-
gía, encontró un pasaje de Pablo que se convertiría para él, como
¿EN QUE RADICA LA IMPORTANCIA DE PABLO? más tarde diría, en «una puerta abierta al cielo»:
«Porque yo no me acobardo de anunciar el evangelio, fuerza
Primero, Pablo es importante por el espacio que ocupan sus de Dios para salvar a todo el que cree, primero al judío, pero tam-
escritos en el Nuevo Testamento. De los veintisiete documentos bién al griego, pues por su medio se está revelando la amnistía
que lo integran, trece se atribuyen a Pablo. Su obra escrita com- que Dios concede, única y exclusivamente por la fe, como dice la
prende casi una cuarta parte de todo el Nuevo Testamento. Por Escritura: 'El que se justifica con la fe, saldrá con vida'» (Rom
otra parte, las epístolas paulinas son los documentos más antiguos 1,16-17).
del Nuevo Testamento, de forma que a través de ellas nos senti- De este pasaje arrancó la lucha que llevaría a la Reforma pro-
mos más cerca de los orígenes del cristianismo, al menos en cuan testante. Años más tarde, en 1738, John Wesley se sintió extra-
to al tiempo. ñamente conmovido en Aldersgate Street, Londres, al escuchar a
En segundo lugar, la obra desarrollada por Pablo en la primi- alguien que leía el prefacio de Lutero a la Epístola a los Romanos.
tiva Iglesia posee una importancia crucial para los comienzos del De aquella experiencia surgió el revivalismo evangélico del si-
cristianismo. glo XVIII.
«... Aunque no trabajó solo, a él más que a ningún otro se Finalmente,, la importancia de Pablo radica también en el he-
debe la rápida difusión del cristianismo a mediados del siglo i; cho de que sus palabras encuentran eco en el hombre moderno. En
puede decirse que, sin proponérselo, echó los cimientos de la teo- nuestros tiempos, Karl Barth conmovió al mundo con un comen-
logía cristiana posterior; organizó las Iglesias de origen pagano y tario a la Epístola a los Romanos que cayó como una bomba entre
las inició en el culto. Sin renegar de sus raíces en el judaismo, supo los teólogos. Pablo es importante no sólo dentro del Nuevo Testa-
comprender al mundo grecorromano, y ello le hizo capaz de im- mento, sino también en la historia.
plantar el evangelio palestinense en un mundo extraño y hacer Por esa razón hay que tenerle muy en cuenta, pues quien se
que se mantuviera fiel a sus raíces. Al mismo tiempo, su conoci- aproxima a Pablo entra en contacto no con un hombre simple-
miento del Imperio le ayudó a evitar que el cristianismo entrara mente, sino con alguien que es a la vez portador de un fuego di-
en un conflicto a gran escala con Roma» 24 . vino. Y lo primero de todo, habremos de analizar cuidadosamente
A causa de su influjo dominante en el desarrollo del cristianis- las fuentes que nos permiten conocerle mejor.
mo primitivo, Pablo merece la máxima atención.
24
Peake's Commentary on tbe Bible (op. cit.) 767g, 878.
Las fuentes para el conocimiento de Pablo 215
LAS FUENTES PARA EL CONOCIMIENTO DE PABLO con los materiales que aporta otro documento, los Hechos de los
Apóstoles, en el que, sin duda, se nos dicen muchas cosas acerca
Son de tres clases. Tenemos en primer lugar la literatura ex- de Pablo.
tracanónica referente a Pablo, legendaria y carente de valor his- Desde el punto de vista de nuestro estudio, Hechos es un libro
tórico prácticamente en su totalidad. En segundo lugar está el importante por muchas razones. En primer lugar habremos de
libro de los Hechos, del que más adelante nos ocuparemos. Final- preocuparnos por descubrir el trasfondo sobre el que situaremos la
mente tenemos las epístolas paulinas. figura de Pablo para entenderle. Para conocer a Pablo habremos
Empezaremos por éstas. En el Nuevo Testamento, tal como ha de conocer también el mundo en que vivió y desarrolló su activi-
llegado a nosotros, hay trece epístolas atribuidas a Pablo. Pero dad. ¿Era aquél un mundo en que predominaban las fuerzas del
algunas de ellas fueron analizadas ya hace tiempo, con el resul- helenismo? ¿Era Pablo un hijo del judaismo incontaminado por
tado de que no son paulinas. Hay en la actualidad un notable el helenismo? Responder con exactitud a estas preguntas sería
acuerdo acerca de casi todas las epístolas que han de tenerse por tanto como avanzar un buen trecho en el conocimiento del Após-
paulinas. Resumiremos como sigue la postura adoptada por la tol. Pero resulta que el libro de los Hechos nos ha transmitido
mayor parte dé los investigadores protestantes. muchas noticias acerca de Pablo: sus orígenes y nacimiento, su
Se admite en general que la Epístola a los Hebreos ha de con- educación a los pies de Gamaliel y su vida. Habremos de analizar,
siderarse no escrita por Pablo. Las razones para este juicio se en consecuencia, el valor de este documento en nuestro estudio
basan en el estilo y en el contenido, y me parecen concluyentes. de Pablo.
Los investigadores estiman en su mayor parte que las epístolas En segundo lugar, trataremos de entender a Pablo como cris-
pastorales, es decir, 1 y 2 Timoteo y Tito, son documentos del tiano. Ello significa que habremos de indagar qué relaciones man-
siglo II. Podrían contener fragmentos de cartas escritas por Pablo tuvo con otros cristianos. Antes era frecuente afirmar que Pablo
(2 Tim 4,6-21; Tit 3,12-14), pero no son paulinas en cuanto a su era una especie de cristiano solitario, que profesaba un cristianis-
estructura general. Sería exagerado afirmar que los investigadores mo de tipo especial, que le separaba un abismo de la Iglesia pri-
protestantes niegan en su totalidad que estas epístolas sean pauli- mitiva. A causa de lo extraordinario de su conversión, había entra-
nas. Quedan todavía excelentes investigadores que las cuentan do en la Iglesia por un camino singular, lo que, en consecuencia, le
entre los textos paulinos. Pero el lenguaje de las pastorales y el habría mantenido al margen de la vida de la Iglesia. Sin embargo,
talante de sus ideas parecen apuntar a una fecha posterior a Pablo. por impresionante que resulte la figura de Pablo y por muy dife-
Entre los investigadores del Nuevo Testamento se han produ- rente que hubiera sido de los demás cristianos, no tuvo más reme-
cido debates muy intensos acerca de la atribución paulina de Colo- dio que mantener con ellos algún tipo de relación. Si tenemos en
senses y Efesios, en especial, y también de Filipenses. Las discu- cuenta que los Hechos tratan de describir la vida de las primeras
siones más fuertes han tenido como centro la Epístola a los Efe- comunidades cristianas, este documento, si es que efectivamente
sios. No necesitamos analizar las diversas teorías propuestas. En nos merece confianza, será una ayuda capital para entender qué
resumidas cuentas, no aportan pruebas concluyentes en el sentido relación mantuvo Pablo con ellas.
de que no sea paulina esta epístola. Al menos podemos asegurar En tercer lugar, no hemos de pasar por alto el hecho de que,
que surgió en círculos influidos por Pablo. Son muchos aún los en cierto sentido, la figura de Pablo domina el panorama de los
que opinan que las ideas y la pasión que informan la Epístola a Hechos, al menos en su segunda mitad. No hemos de preocuparnos
los Efesios no pueden atribuirse a nadie que no sea el mismo ahora de averiguar el fin preciso de los Hechos, pero hemos de
Pablo. admitir que era intención de su autor ofrecernos un cuadro de las
Podemos dar por supuesto, en consecuencia,, que las cartas si- actividades de Pablo de Tarso como cristiano.
guientes son indiscutiblemente paulinas: Gálatas, Romanos, 1 y 2
Corintios, 1 y 2 Tesalonicenses, Filemón, Filipenses. También po-
demos afirmar que quizá sean paulinas o muy próximas a Pablo VALOR HISTÓRICO DE LOS H E C H O S
Colosenses y Efesios. Todo ello significa que tenemos una buena
cantidad de materiales paulinos de primera mano que nos permi- A la vista de los materiales recogidos en los Hechos, todo el
tirán estudiar el pensamiento del Apóstol. Pero contamos además que quiera conocer a Pablo habrá de formularse la siguiente pre-
216 Las fuentes Valor histórico de los «Hechos» 217

gunta: ¿qué valor tienen los Hechos como fuente histórica para ¿Con qué fuentes contamos, por tanto, para el conocimiento
el conocimiento de Pablo? Los investigadores han dado respuestas de Pablo? Doy por supuesto que las fuentes no canónicas son en
muy divergentes a esta pregunta. Empezaremos por reseñar las de gran parte legendarias y que apenas tienen valor histórico. ¿Qué
los investigadores radicales. Muchos de ellos han afirmado que hemos de decir acerca de las epístolas y los Hechos? Se pueden
los Hechos son un documento que no merece fe, y ello por dos ra- adoptar tres posturas:
zones. Primero, se trata de un texto de fecha tardía. Algunos creen 1. Hay que atribuir a los Hechos tan escaso valor histórico
que se escribió durante el primer cuarto del siglo n. Ello signifi- que habremos de depender del todo o casi todo de las epístolas.
caría que su descripción de la primitiva Iglesia resulta ya anacró- 2. Hemos de tomar las epístolas como fuente primaria, pero
nica para ese momento. En segundo lugar, el autor de los Hechos considerando al mismo tiempo los Hechos como un documento
no se preocupó de decirnos cómo fueron los comienzos de la Igle- que contiene datos dignos de fe que es preciso cotejar con los de
sia, sino que estaba más interesado en describir cómo debería las epístolas. Esta es la postura que habitualmente adoptan los
ser la Iglesia en su propia época. En los Hechos encontramos mu- investigadores ingleses.
chas cosas acerca de lo que el autor pensaba que debía ser la Igle- 3. Podemos adoptar una postura intermedia. Las epístolas
sia y su predicación en el momento en que él escribía, pero muy son la fuente primaria, pero no hay que forzar sus datos para que
poco acerca de cómo eran realmente la Iglesia y su predicación en concuerden con los de los Hechos. Por su parte, los Hechos contie-
los primeros tiempos. Los Hechos, en pocas palabras, no son nen una información valiosa que merece ser considerada histórica-
historia pura y simple, sino historia escrita con una intención, la mente significativa. Esta es la postura adoptada por J. Munck.
de edificar a los cristianos del momento en que se escribió este En las páginas siguientes se toman los Hechos como una fuen-
texto. Sobre esta doble base han sugerido muchos que no debe- te seria para el conocimiento de Pablo y de la primitiva Iglesia,
mos confiar excesivamente en la historicidad de los Hechos, lo si bien se atribuye importancia primaria a las epístolas.
que disminuiría mucho su valor para el conocimiento de Pablo.
Por otra parte, algunos han mostrado una actitud más positiva
en cuanto a la fecha y el valor histórico de los Hechos. Los anti-
guos investigadores, por ejemplo, insistían en que tras de los pri-
meros capítulos del libro se adivinan unas fuentes muy antiguas es-
critas en arameo. Un investigador americano, el profesor C. C. To-
rrey, afirmaba que los quince primeros capítulos son, en su tota-
lidad, una traducción de una antigua fuente aramea. Pocos han
seguido a Torrey, pero son muchos los que han aceptado que cier-
tas partes de Hch 1-12 se apoyan en antiguas fuentes orales o escri-
tas de gran valor. Hemos de admitir que por el momento no es
muy apreciada la historia de las fuentes en lo que concierne a los
Hechos, lo mismo que en el caso de los sinópticos, pero no faltan
investigadores que insisten en que los primeros capítulos nos
ofrecen datos dignos de confianza sobre la primitiva Iglesia en sus
comienzos.
Pero aún en el caso de que los primeros capítulos de los He-
chos sigan planteando problemas, ha de admitirse que en su se-
gunda mitad, en que el autor trata de Pablo, parecen basarse en
lo que pudo ser su propio diario. En esta sección, por consiguien-
te, merece la máxima atención el testimonio de los Hechos, si bien
es verdad que incluso en este punto están divididos los investiga-
dores en cuanto al valor real de los rastros de aquel diario a que
nos hemos referido.
El tmsfondo helenístico 219

Hoy son pocos los investigadores dispuestos a aceptar sin más


cualquiera de estas posturas. Tomemos, por ejemplo, el dualismo
CAPITULO 2 1
de carne y espíritu. Recientemente he estudiado la noción de carne
EL TRASFONDO DE PABLO en Platón y apenas he encontrado nada que apoye la idea de que
la doctrina de Pablo sobre la carne debe algo a las fuentes griegas
Soy parte de todo lo que he conocido... clásicas. Muchos investigadores del siglo xix tenían una idea pre-
concebida de lo que era el pensamiento helenístico o griego clásico
Así habla el Ulises de Tennyson. Unas palabras profundamente y la aplicaban a Pablo sin justificación o pruebas. Ignoraban cier-
ciertas acerca de cualquiera de nosotros, y ciertas también en el tos materiales que conectaban a Pablo con el cristianismo primiti-
caso de Pablo. ¿Qué mundos conoció Pablo, mundos que entraron vo y con el judaismo, ya que abordaban a los apóstoles demasiado
a formar parte de él, de los que él entró a formar parte? En Pablo exclusivamente a través de la tradición clásica.
inciden tres influencias principalmente. Vivió en el mundo del Im- Esta postura de los que estudiaban a Pablo a través del mun-
perio romano, lo que significa que estuvo abierto a los influjos del do helenístico ha tenido su continuación, durante el siglo xx, en
helenismo. Probablemente era ciudadano romano, de manera que una rama de la escuela de la Historia de las Religiones. Algunos
no le eran extrañas las ideas del Imperio. Finalmente, era judío adeptos de esta postura afirmaron que, en el siglo i, los cultos
de nacimiento y se sentía orgulloso de ello, lo que significa que el orientales y la religiosidad helenística se habían combinado para
judaismo le dio el ser y le nutrió. Apenas podemos dudar de que producir un anhelo de salvación e inmortalidad que se pensaban
Atenas, Roma y Jerusalén fueron maestras de Pablo. La cuestión obtener a través de la iniciación en los misterios. Afirmaban que
está en saber qué grado de influencia ejerció cada una de ellas en Pablo utilizó el lenguaje de aquellos misterios para exponer el
Pablo. Si admitimos que estuvo abierto a todos los vientos que cristianismo. El cristianismo ya se había helenizado antes de Pa-
soplaban desde las tres direcciones, ¿cuál de aquellos vientos fue blo, pues el proceso de helenización se había iniciado en Antio-
el más fuerte? Todavía se discute sobre el tema. Trataré de poner quía, donde los cristianos transfirieron a Cristo el título de Kyrios
al descubierto sus entresijos. Señor. Pablo desarrolló su teología a partir de este culto de Jesús
como Señor. Esta postura ha sido criticada por diversos motivos
Se ha indicado que no hay pruebas de que existiera un culto cen-
EL TRASFONDO HELENÍSTICO trado en el «Señor» del tipo a que se refiere esta escuela. Por otra
parte, la terminología que se supone derivada de las religiones
El primer camino que siguió la investigación crítica para apro- mistéricas surgió realmente, como hoy sabemos, en el judaismo. Si
ximarse a Pablo fue el del helenismo. Pablo escribió en griego. alguien insiste en el helenismo de Pablo, habrá de explicar satis-
Muchos investigadores tenían una buena formación en griego clá- factoriamente los siguientes hechos:
sico. Era natural que mirasen a Pablo a través del griego. En efec-
to, a finales del siglo xix y comienzos del xx fue ésta una manera a) Pablo se consideraba decididamente judío (Flp 3,4bss;
muy corriente de interpretar a Pablo. Había cosas que parecían Rom 9,3b).
obvias. Por ejemplo, hay cuatro puntos en los que Pablo parece h) Negar su postura como judío supondría considerar no his-
pensar como un griego. Pone en contraste la carne con el espíritu, tórica una gran parte de los Hechos.
igual que hacían los griegos; poco a poco fue dejando de lado las c) No es psicológicamente verosímil que Pablo se dedicara a
ideas judías acerca del fin del mundo y adoptó la noción, griega introducir en el cristianismo el lenguaje de los misterios
más bien, de la inmortalidad del alma, por ejemplo en 2 Cor 5; su para interpretar el evangelio. Tal cosa estaría en contra de
manera de ver a Cristo como Señor va más bien por el lado de lo la repugnancia que Pablo muestra repetidas veces ante la
griego, ya que los griegos conocen muchos dioses y muchos seño- inmoralidad de los cultos mistéricos.
res; finalmente, su doctrina acerca del bautismo y la eucaristía no
puede entenderse sino a la luz del mundo grecorromano, que es- Hay otras muchas razones para negar que Pablo se comportara
taba familiarizado con los ritos bautismales y sacramentales de los como un helenizador de los misterios, pero hemos de pasarlas
dioses salvadores muertos y resucitados. por alto.
El AT, la apocalíptica y el judaismo rabínico 221

EL JUDAISMO H ELENISTICO
(1931) afirmó que Pablo compartía con la primitiva Iglesia la
convicción de que a través de la vida, muerte y resurrección de
Jesús se había hecho inminente la instauración del reino mesiáni-
Algunos investigadores judíos han propuesto una versión mo- co, que el fin estaba ya próximo y que incluso se estaba producien-
dificada de la postura que considera a Pablo agente de helenización. do ya. Los que están en Cristo participan de la vida nueva de la
Según estos investigadores, Pablo era ciertamente un judío, pero era mesiánica, gracias a la redención universal que en Cristo ha
no ha de olvidarse que no era de Palestina, sino que había nacido tenido lugar. Schweitzer interpreta desde esta perspectiva todo el
en Tarso. Esta ciudad era un foco de la filosofía en su época, por paulinismo. Esencialmente, la postura de Schweitzer ha sido acep-
lo que Pablo se vio inevitablemente expuesto a la influencia del tada por los dos más importantes intérpretes de Pablo en época
pensamiento griego. Por otra parte, el judaismo que conoció Pablo reciente, Schoeps y Munck.
de Tarso era un judaismo de segundo grado, modificado y co- Es evidente la fuerza de la postura adoptada por Schweitzer.
rrompido por las influencias helenísticas de tipo a la vez filosófico Explica por qué los primeros cristianos entendieron a Pablo, ya
y religioso. Estos investigadores insisten enérgicamente, como ve- que éste compartía con ellos unas ideas acerca del fin del mundo,
remos, en que de haber conocido Pablo el verdadero judaismo, el así como el hecho de que los cristianos posteriores le entendieran
de Palestina, es decir, el mejor judaismo «rabínico» de sus tiempos, cada vez menos, ya que éstos se helenizaron cada vez más pro-
no habría aceptado con tanta facilidad la influencia cristiana. El fundamente y se volvieron incapaces de apreciar la insistencia de
único judaismo que conoció fue una forma inferior, helenizada. Pablo en el fin de todas las cosas. Hace justicia asimismo al he-
Más adelante me ocuparé de esta postura. Me limito por el mo- cho indudable de que Pablo estaba totalmente absorbido por la
mento a afirmar que no es satisfactoria. Pero los investigadores idea del fin. Pero ignora otros aspectos del pensamiento paulino,
judíos han reconocido al menos que Pablo era un judío, siquiera que sólo es posible valorar adecuadamente si se admite que Pablo,
de tipo inferior, y ello nos lleva a la siguiente postura que ha sido partiendo sin duda de la tradición apocalíptica judía, mostró tam-
adoptada con respecto a Pablo. bién afinidades con el judaismo fariseo, que más tarde se conver-
tiría en judaismo rabínico.
Este es el tercer camino para aproximarse a Pablo, el que nos
EL ANTIGUO TESTAMENTO, LA APOCALÍPTICA marca el judaismo fariseo o rabínico. Y es la postura que defendí
Y EL JUDAISMO RABÍNICO en mi obra Pablo y el judaismo rabínico. Mi argumentación viene
a ser la siguiente:
Quienes ven en Pablo ante todo un judío han subrayado di-
versos elementos en su actitud. Pablo como judío
En primer lugar, durante el siglo xix, algunos investigadores
se contentaron con señalar el Antiguo Testamento como explica- Léase atentamente el siguiente pasaje de la Epístola a los Ro-
ción suficiente del llamado «elemento judío» que se advierte en manos, que viene a ser el manifiesto de la fe de Pablo:
Pablo. Pero entre Pablo y el Antiguo Testamento media lo que «Como cristiano que soy, digo la verdad, no miento; me lo
nosotros llamamos el judaismo. No es posible ignorar este hecho, asegura mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo: siento una
de forma que el recurso simple y directo al Antiguo Testamento gran pena y un dolor íntimo e incesante, pues, por el bien de mis
para explicar los rasgos judíos de Pablo resulta insuficiente. El hermanos, los de mi raza y sangre, quisiera ser yo mismo un pros-
judaismo de Pablo no se agota en el Antiguo Testamento. crito lejos de Cristo.
La segunda postura con respecto al judaismo de Pablo está »Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos,
representada por Albert Schweitzer, que subrayó las relaciones tienen la presencia de Dios, la alianza, la Ley, el culto y las pro-
existentes entre el judaismo apocalíptico y Pablo, es decir, el ju- mesas; suyos son los Patriarcas, y de ellos en lo humano nació el
daismo que centraba toda su atención en la ruina inminente del Mesías, suvo es el Dios Soberano, bendito por siempre. Amén»
orden actual, al que habría de suceder un orden nuevo. Tomó (Rom 9,1-5).
absolutamente en serio la doctrina del judaismo sobre el fin de Lo menos que podemos decir de estas palabras es que están
todas las cosas; en su gran obra El misticismo del apóstol Pablo escritas por alguien que se sentía judío, que estaba orgulloso de su
222 El trasfondo de Pablo El AT, la apocalíptica y el judaismo rabínico 223
pueblo y del puesto que le había correspondido en la historia. Por mero, es muy dudoso que un judío nacido en Tarso no cono-
otra parte, atribuye a ese mismo pueblo un papel en la historia ciera por necesidad sino un judaismo inferior al de Palestina. El
futura de la humanidad que difícilmente se podría exagerar. Lejos hecho de vivir en la diáspora, como bien saben muchos exiliados
de pensar que con la venida del Mesías ya está superado el papel de su patria, produce muchas veces una devoción aún más intensa
de aquel pueblo, diluido entre los paganos y sometido a ellos, atri- hacia la religión de los padres. Muchas veces ocurre que el mejor
buye al Israel según la carne, es decir, a los judíos como tales, un nativo es el que vive fuera. Podemos estar completamente seguros
puesto especial en los planes de Dios. No define ese puesto; se de que el hogar de Pablo era como una pequeña parcela de Pales-
limita a afirmar que la unión del nuevo Israel, que es la Iglesia tina dentro de la diáspora, en que se observaba la religión de los
cristiana, con el antiguo Israel, que es el pueblo judío como tal, padres en toda su pureza y profundidad. En segundo lugar, la
producirá —en su misteriosa expresión— una «vida a partir de la vieja distinción que los investigadores establecieron durante dé-
muerte». Con ello quiere decir al menos que el judaismo era nece- cadas entre el judaismo palestinense y el de la diáspora hoy se con-
sario para la vida más profunda o más elevada del nuevo Israel. sidera falsa. No se ha de olvidar que Palestina estuvo durante tres
De todo ello saco la conclusión de que Pablo fue un auténtico siglos bajo los Seléucidas, abierta no sólo a la ocupación griega,
judío. sino además en una de sus versiones que fomentó deliberadamente
al helenización del país. Hoy se reconoce ya que el judaismo pa-
Un judío palestinense lestinense resultó helenizado en una medida importante. El número
de palabras griegas que penetraron en las fuentes literarias judías;
Ha sido imposible negar este hecho incluso para quienes, desde los términos griegos utilizados para designar instituciones y orna-
dentro de Israel, consideran extraño a Pablo. ¿Podemos ir más mentos judíos, como bema, sanhedrin, etc.; los numerosos datos
lejos y definir qué clase de judío era este Pablo? Porque hay en que se ha apoyado el profesor Goodenough, de Yale, en sus
judíos y judíos. ¿Era Pablo un judío auténtico, comparable, pon- obras monumentales sobre Símbolos judíos en el mundo grecorro-
gamos por caso, a Hillel o Akiba? Muchos lo han negado, afir- mano, para demostrar que las imágenes helenísticas y judías se
mando que Pablo no estaba enraizado en el judaismo palestinense, entremezclaban durante el siglo i en Palestina lo mismo que en la
sino que era el producto típico del judaismo helenístico. El debate diáspora; las influencias aristotélicas y de otros escritores griegos
recientemente provocado por el primer ministro Ben Gurion acer- que delatan los métodos exegéticos de los rabinos, son otros tantos
ca de los méritos relativos de los judíos que viven dentro y fuera elementos que vienen a confirmar el hecho de que el judaismo de
de Palestina es probablemente tan viejo como el judaismo. Cierta- Palestina no era un compartimento estanco al abrigo de toda in-
mente ya se produjo entre los judíos del siglo i. ¿Eran tan genui- fluencia griega, sino una religión que estuvo inevitablemente abier-
namente judíos los que vivían en la diáspora como los que perma- ta a los influjos de la helenización. No hay, por consiguiente, un
necían en Israel? Esta pregunta ha invadido los estudios paulinos. judaismo palestinense puro que podamos contraponer al de la
Algunos investigadores judíos, como Claude Montefiore y Jo- diáspora. Lo cierto es más bien que los influjos de la diáspora
seph Klausner, en particular, insisten en el hecho de que Pablo penetraban libremente en Palestina y contribuían a acortar las po-
nació fuera de Palestina, por lo que no pudo conocer en toda su sibles distancias entre la diáspora y la patria. El mismo judaismo
importancia el puro judaismo palestinense. El judaismo que co- palestinense estaba rodeado de influjos helenísticos, mientras que
noció en Tarso, ciudad del Asia Menor, era por necesidad inferior —a través del tributo al templo, las visitas de los peregrinos a
al judaismo de Palestina, el que profesaban personajes de la talla Tierra Santa, la intercomunicación hecha posible por las sinago-
de Hillel y Shammai, Johanan ben Zakkai y otros maestros. De gas, que probablemente ya antes del año 70 d.C. se habían conver-
haber sido Pablo un judío palestinense, habría conocido el verda- tido en el centro de la vida israelita— el judaismo de la diáspora
dero judaismo que se profesaba en la tierra de Israel. Pablo cono- experimentaba un continuo influjo de la patria que tendía a hacer-
ció únicamente un judaismo de segunda mano, diluido e incluso lo cada vez más semejante al judaismo palestinense.
«corrompido», y por ello abandonó la religión de sus padres y Teniendo en cuenta las dos precisiones anteriores, podemos
abrazó una nueva fe. El paulinismo es únicamente posible en una afirmar que Pablo, aún siendo un judío de la diáspora, no tenía
tierra en que se practica un judaismo inferior, el de la diáspora. por qué estar al margen de la corriente principal del judaismo.
¿Qué hemos de decir a propósito de esta visión de Pablo? Pri- Pero hemos de tener en cuenta otro punto. ¿Realmente era Pablo
224 El trasfondo de Pablo El AT, la apocalíptica y el judaismo rabínico 225

un judío de la diáspora? No cabe duda de que nació en Tarso, ciu- entre los de su grupo. No era un producto inferior de la diáspora,
dad de Cilicia, en Asia Menor, pero lo que no sabemos es cuánto sino un hombre criado y nutrido en Israel. Hay que abandonar
tiempo vivió allí. Recientemente, un investigador holandés, el la idea de un Pablo como judío helenístico.
profesor Van Unnik, de Utrecht, ha sugerido la idea, muy plausi- Hasta ahora hemos logrado dejar en claro que Pablo era ante
ble, de que si bien nació en Tarso, Pablo se crió en Jerusalén. todo un judío, un palestinense y un fariseo. Pero ahora hemos de
Hay un pasaje de los Hechos que dice así: preguntarnos si, una vez que se hizo cristiano, pensó que ya no
«Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta era judío.
ciudad; fui alumno de Gamaliel, me eduqué en todo el rigor de la Hay una cosa cierta. Durante las primeras fases de su obra
Ley de nuestros padres y tenía tanto fervor religioso como vosotros misionera se dirigió ante todo a las sinagogas judías. Puede repli-
ahora» (22,3). carse que se trataba simplemente de una cuestión de buen orden
Nótense los términos nacido, criado, me eduqué, y nótese tam- y de conveniencia, ya que las sinagogas se hallaban repartidas por
bién el orden en que aparecen. Hay indicios de que estos términos, todo el mundo mediterráneo y ofrecían a Pablo una plataforma
y precisamente en ese orden, eran una fórmula tradicional, utiliza- muy adecuada para la predicación del cristianismo. El hecho in-
da para describir el origen, el lugar de residencia habitual y el de fluyó indudablemente en Pablo, pero no fue éste el principal fac-
la formación técnica de cualquier individuo. Queda claro así que, si tor que le indujo a predicar primero en las sinagogas. Más pro-
bien nació en Tarso, Pablo pasó la parte más importante de su funda era la convicción de que la salvación procedía de los judíos
vida en la ciudad santa y precisamente a los pies de Gamaliel. y que era obligado predicarles a ellos primero el evangelio. Inclu-
Pudo muy bien dejar Tarso cuando tenía pocas semanas o sólo so en el cuarto evangelio, compuesto cuando ya empezaba a estar
unos meses de edad y antes de que el ambiente de aquella ciudad claramente definida la divisoria entre el judaismo y el cristianismo,
pudiera ejercer en él influjo alguno. Esto significa que quienes todavía creían los cristianos que «la salvación viene de los judíos»
han insistido en que Pablo, ya desde muy joven, estuvo expuesto (Jn 4,22, donde dice Jesús a la samaritana: «Vosotros dais culto a
al impacto de las filosofías griegas del corte del estoicismo, que lo que no conocéis, nosotros damos culto a uno que conocemos,
era especialmente popular en Tarso, al atractivo de las religiones porque la salvación viene de los judíos»).
mistéricas con sus insidiosas corrupciones y al etbos helenístico en No se limitó Pablo a proclamar su mensaje ante todo en las
general, han sufrido un error. En Pablo tenemos no un judío de la sinagogas, mientras le dejaron hacerlo (cf., por ejemplo, Hch
diáspora, sino un verdadero hombre de Palestina, versado en el 18,ls), sino que hay pruebas abundantes de que siguió observando
mejor judaismo rabínico de su época. la Ley. No podemos dar aquí en detalle todos los textos pertinen-
tes, pero Pablo afirma explícitamente que con los judíos se hizo
Un judío fariseo judío (1 Cor 9,20), habría circuncidado a Tito (el pasaje de Gal
2,1-3 es ambiguo), que para él vendría a ser una especie de discí-
Es el momento de analizar con todo cuidado los restantes datos pulo o shm'a. En Hch 21,17-26 tenemos un pasaje esclarecedor en
que nos aportan las epístolas y los Hechos. En Gal l,13s habla que vemos hasta qué punto estaba dispuesto Pablo a mostrarse
Pablo de su vida anterior en el seno del judaismo, de cómo «en el conciliador con sus compatriotas. Merece la pena citarlo completo:
apego a lo judío dejaba atrás a muchos compatriotas de mi gene- «Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron
ración, pues yo era mucho más fanático de mis tradiciones ances- gustosos. Al día siguiente fuimos con Pablo a casa de Santiago,
trales». También nos dice, en Flp 3,5s, que fue «circuncidado a los donde estaban también todos los responsables. Pablo los saludó
ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, y les contó punto por punto lo que Dios había hecho entre los
hebreo de pura cepa y, por lo que toca a la Ley, fariseo; si se trata paganos por ministerio suyo. Al oírlo, alabaron a Dios y le dijeron:
de intolerancia, fui perseguidor de la Iglesia, si de la rectitud que —Hermano, ya ves cuántos miles de judíos se han hecho cre-
propone la Ley, era intachable». Si nos fijamos en los Hechos, lo yentes, pero todos siguen siendo fanáticos de la Ley. Por otra
encontramos a los pies de Gamaliel, relacionado con el sumo sacer- parte, han oído rumores acerca de ti: que a los judíos que viven
dote (9,1), capaz de hablar en hebreo (21,40), «fariseo, hijo de entre paganos les enseñas que rompan con Moisés, diciéndoles que
fariseos» (23,6). Todo parece indicar, por consiguiente, que Pablo no circunciden a sus hijos ni observen las tradiciones. A ver qué
era no sólo judío, sino además fariseo y de los más observantes hacemos. Por supuesto, se van a enterar de que has llegado; por
15
226 El trasfondo de Pablo Los manuscritos del Mar Muerto Ül
eso, sigue nuestro consejo: hay aquí cuatro hombres que tienen que En otras palabras, para su visión es esencial el judaismo farisaico,
cumplir un voto; llévatelos, purifícate con ellos y costéales tú que rabínico.
se afeiten la cabeza; así sabrán todos que no hay nada de lo que
se dice, sino que también tú estás con la observancia de la Ley.
Por lo que toca a los paganos que se han hecho creyentes, nosotros LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO
les comunicamos por escrito lo que habíamos decidido: que se abs- Y LAS NUEVAS PERSPECTIVAS
tengan de carne sacrificada a los ídolos, de comer sangre y carne
de animales estrangulados y de contraer uniones ilegales. Recientemente se nos ha abierto un cuarto camino para en-
»Entonces Pablo se llevó a aquellos hombres, se purificó con tender a Pablo. No es nuevo del todo. Sabíamos de su existencia,
ellos al día siguiente, y entró en el templo para avisar cuándo se pero muchos investigadores pensaban que no era mucho su valor.
terminaban los días de la purificación y tocaba ofrecer la oblación Lo llamaré el «camino de los esenios», que ahora nos es mucho me-
por cada uno.» jor conocido gracias a los manuscritos del Mar Muerto, que han
El comportamiento de Pablo, por consiguiente, sugiere que venido a iluminar el mundo de Pablo en numerosos puntos, como
su preocupación por su propio pueblo se mantuvo después de ha- la justificación por la fe, la carne y el espíritu. Hasta ahora ha sido
berse hecho cristiano, que nunca dejó de sentirse judío. Ya hemos escasamente explorado este camino, pero serán pocos los que se
citado algunos pasajes de Romanos que no dejan lugar a duda. atrevan a negar su valor para los estudios paulinos. Quienes se
Es muy significativo el hecho de que la última escena de los He- adentran por él encuentran continuamente nuevas luces para en-
chos de los Apóstoles en que aparece Pablo (la última también del tender a Pablo.
libro) presente a Pablo discutiendo con unos ancianos judíos y - A la vista de todo lo anterior, apenas puede caber duda de que
exponiéndoles el significado de su fe. Podemos afirmar, por con- el judaismo constituye la fuente de los influjos que más pesaron
siguiente, que Pablo se mantuvo hasta el final en el deseo de dia- en Pablo. Quiero insistir una vez más en algo que he repetido
logar con su pueblo. muchas veces: que la vieja división entre helenismo y judaismo,
Pero no es sólo en la práctica donde Pablo manifestó su esen- entre lo helénico y lo hebraico, ya no puede mantenerse con la
cial condición de judío. Lo mismo se desprende de la estructura misma rigidez que en otros tiempos. Hemos de reconocer que Pa-
básica de su pensamiento. Probarlo exigiría varios volúmenes. blo fue un judío, un judío fariseo, pero al mismo tiempo un judío
Aquí nos limitaremos a señalar varios campos en que con mayor helenizado. Pero también era un judío romanizado. Haré única-
claridad se manifiesta este hecho 2S . mente una alusión al elemento romano que se advierte en Pablo,
que se manifiesta no sólo en su orgullo de ser ciudadano romano,
En las páginas siguientes veremos cómo en su visión del hom- sino también, si hemos de creer a algunos investigadores, en el
bre, del pecado, de la Iglesia y, por supuesto, en cuanto a los conjunto de su estrategia misionera; en efecto, concentró todo su
conceptos principales que maneja, toma Pablo como punto de par- esfuerzo en grandes ciudades del orden de Efeso, Corinto o Roma,
tida el mundo de los rabinos. Finalmente, hemos de señalar que el tratando de edificar la Iglesia cristiana sobre el modelo del vasto
pensamiento de Pablo está determinado por el judaismo en un Imperio romano.
sentido más amplio. La dispensación, el acontecimiento cristiano En cualquier caso, habremos de reconocer que Pablo es una
era para Pablo un acto de redención. Pero en su caso, como judío personalidad muy compleja. Abierto a Atenas, al mundo helenís-
que era, la palabra redención entrañaba unas densas alusiones al tico y a Jerusalén —la apocalíptica, los fariseos y los esenios—,
éxodo; proclamar que la «redención» se realiza en Cristo es tanto fue al mismo tiempo un ciudadano de Roma. A este hombre debe
como afirmar que a través de Cristo se produce un nuevo éxodo, sobre todo, cuando no exclusivamente, su desarrollo la Iglesia de
un paso del reino de la esclavitud al pecado, del viejo Egipto a la los paganos.
vida del nuevo Canaán. Para Pablo, el cristianismo es un nuevo
judaismo, con un nuevo éxodo y un nuevo Moisés «en Cristo».

25
Para una exposición más amplia, cf. W. D. Davies, Paul and Rabbi-
nic Judaism (Londres 1948).
Interpretación visionaria 229

Hch 9,1-9 Gal 1,11-17


CAPITULO 22 dad y allí te dirán lo que tienes nos, inmediatamente, sin consul-
que hacer. tar con hombre mortal ni tam-
EN EL CAMINO DE DAMASCO »Sus compañeros de viaje se poco subir a Jerusalén para ver
habían detenido mudos de estu- a los apóstoles anteriores a mí,
por, porque oían la voz, pero salí para Arabia, y de allí volví
En Pablo, por consiguiente, convergen varios mundos, el grie- no veían a nadie. Saulo se le- otra vez a Damasco.»
go, el romano y el judío. Personalidad compleja, muy refinada y vantó del suelo y, aunque tenía
dotada de una vastísima formación, Pablo se hizo cristiano. Es los ojos abiertos, no veía. De la
cierto que en una ocasión se refirió Shakespeare a la simplicidad mano lo llevaron hasta Damas-
extrema de los cristianos en un tono de moderado desprecio, pero co, y allí estuvo tres días sin
en Saulo de Tarso no es un hombre simple lo que encontramos. vista y sin comer ni beber.»
¿Por qué se hizo cristiano? Para responder a esta pregunta habre-
mos de analizar el acontecimiento que suele llamarse su «conver- Este acontecimiento ha sido interpretado diversamente:
sión», que mejor caracterizaríamos como su «vocación». ¿Qué
importancia tuvo? Aquel suceso se describe en Hch 9,1-19;
22,4-16; 26,9-18. Hay una referencia al mismo en Gal 1,11-17. INTERPRETACIÓN VISIONARIA
Cotejaremos aquí Hch 9,1-9 y Gal 1,11-17:
Algunos se han contentado simplemente con afirmar que Saulo
Hch 9,1-9 Gal 1,11-17 de Tarso tuvo una visión de Jesús como Mesías. Esta visión, ex-
traña e inexplicable, le anonadó. Se quedó convencido de que Jesús
«Saulo, respirando aún ame- «Os advierto además, herma- de Nazaret estaba vivo y se le había aparecido como Señor sobre-
nazas de muerte contra los dis- nos, que el evangelio que yo os natural, como un ser celeste y glorioso. Esta interpretación con
cípulos del Señor, fue a ver al anuncié no es invento humano; cuerda con el relato de los Hechos, pero no es bastante para
sumo sacerdote y le pidió car- porque tampoco a mí me lo ha nosotros afirmar que las cosas ocurrieron de ese modo. ¿Podría-
tas para las sinagogas de Damas- transmitido ni enseñado ningún mos hacer un esfuerzo para entender no sólo lo ocurrido, sino tam-
co, autorizándolo a llevarse de- hombre, sino una revelación de bién el porqué? Para responder a esta pregunta se ha formulado
tenidos a todos los que seguían Jesucristo. la interpretación siguiente.
aquel camino, hombres y mu- »Sin duda habéis oído hablar
jeres. de mi conducta pasada en el ju-
»En el viaje, cerca ya de Da- daismo; con qué saña perseguía LA I N T E R P R E T A C I Ó N PSICOLÓGICA:
masco, de repente una luz ce- yo a la Iglesia tratando de des- LA CONVERSIÓN C O M O C O N O C I M I E N T O DE SI M I S M O
leste relampagueó en torno a truirla. En el apego a lo judío
él. Cayó a tierra y oyó una voz dejaba atrás a muchos compa- Lo primero de todo será suprimir ciertas ideas falsas que evoca
que le decía: triotas de mi generación, pues el término «conversión». Hoy esta palabra sugiere un paso de una
—Saulo, Saulo, ¿por qué me yo era mucho más fanático de vida moralmente reprobable a una vida mejor. Nos hace pensar,
persigues? mis tradiciones ancestrales. por ejemplo, en hombres dados a la bebida que de pronto viven
»Preguntó él: »Y cuando aquel que me es- con sobriedad, en individuos que acostumbran a golpear a sus espo-
-—¿Quién eres, Señor? cogió desde el seno de mi madre sas o tienen abandonados a sus hijos y de repente se vuelven aten-
»Respondió la voz: y me llamó por su gracia, se tos y tratan con cariño a los suyos. La conversión es un paso de
—Soy Jesús, a quien tú persi- dignó revelarme a su Hijo para la disipación a la honestidad.
gues. Levántate, entra en la ciu- que yo lo anunciara a los paga- Pero no hay indicios de que Pablo fuera en ningún momento
230 En el camino de Damasco Interpretación profética 231

un hombre inmoral necesitado de rehabilitación. Por el contrario, de llevar adelante aquel estrago. El celo por la Ley lo había llevado
era un judío serio y honrado, dedicado a la observancia de la Ley; a algo que no podía hacer, perseguir a otros hombres. No podía
un ciudadano romano de buena posición. La conversión no signi- ser un perfecto fariseo. Y su orgullo se desvaneció. La Ley exigía
ficó en su caso un cambio del desenfreno a la honradez. la persecución, y él se sentía incapaz de tal cosa. Era un callejón
Lo cierto es, sin embargo, que en la vida de Pablo se produjo sin salida. Y Pablo decidió poner su suerte en manos de aquel
un cambio. ¿En qué consistió éste? Por de pronto, hemos de re- mismo al que se disponía a perseguir. El orgullo de la Ley dio
conocer que Pablo, por su condición de judío, era un extraño en paso al orgullo de la cruz. Aceptó su fracaso y dejó que Dios hicie-
el mundo grecorromano. Entre él y sus vecinos paganos se abrió ra con él lo que quisiera. En aquella confianza encontró la libe-
siempre el abismo que significaba su condición de judío. Ello ración.
significa que siempre se sentiría inseguro. ¿Qué defensa le queda- La conversión de Pablo significó una manera nueva de enten-
ba ante aquella inseguridad? El orgullo de pertenecer al pueblo derse a sí mismo. Antes había pensado que era capaz de llevar una
de Israel. Más de cincuenta veces se refiere Pablo al «orgullo» en vida digna mediante el cumplimiento de las palabras de la Ley. La
sus epístolas. El pasaje clásico es el de Flp 3,4-5: cruz le reveló que no era posible tal cosa, que todos sus esfuerzos
«Aunque lo que es yo, ciertamente tendría motivos para con- eran inútiles. Pablo lo reconoció en su conversión. Pablo había ima-
fiar en lo propio, y si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mu- ginado que era un hombre intachable, que podía sentirse justifica-
cho más: circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, do, que podía escudarse en su propia justificación. Al convertirse
de la tribu de Benjamín, hebreo de pura cepa y, por lo que toca entendió que aquella confianza en sí mismo, que aquel modo de
a la Ley, fariseo.» entenderse a sí mismo era precisamente lo que tenía que superar.
Estas palabras fueron escritas treinta años después de haberse Desde este punto de vista, por consiguiente, la conversión sig-
hecho cristiano, pero aún puede escucharse a través de ellas el or- nificó una crisis psicológica de autoconsciencia. Pero esta interpre-
gullo de sentirse judío. tación choca con dos dificultades. En primer lugar, en las epístolas
¿Cómo expresaría Pablo el amor que le inspiraba Israel y el de Pablo apenas hay nada que la apoye. Generalmente se admite
orgullo que sentía por pertenecer a aquel pueblo? Sólo había una que las epístolas no nos presentan a un Pablo frustrado, un hom-
manera: guardando la Ley rigurosamente, viviendo como un ju- bre que sufre bajo el peso de la Ley. Y, en segundo lugar, los
dío auténtico. Cumplir la Ley se convirtió en el objetivo de su detalles de la conversión de Pablo a través de los relatos de los
vida, y en la Ley encontró sus delicias. Sin embargo, Pablo era Hechos y Gálatas sugieren otra cosa. Pero habremos de pasar a la
un perfeccionista, sentía la necesidad de sobresalir en todo. Para siguiente interpretación.
él no eran suficientes los compromisos normales en una vida. Sen-
tía la necesidad de cumplir la Ley absolutamente, hasta el último
detalle. Tal era su modo de ser: la obediencia absoluta. Y cierta- LA I N T E R P R E T A C I Ó N PROFÉTICA
mente era capaz de dominar sus actos, pero no sus deseos; era
consciente de que no podía desechar el mal pensamiento por mu- Ha sido propuesta recientemente por el profesor Johannes
cho que lo intentara. Munck, de Dinamarca, en su obra Pablo y la salvación de la huma-
Pablo —ardiente, intenso, un perfeccionista— se convirtió de nidad. El autor desecha todas las teorías psicológicas de la conver-
ese modo en un hombre acosado de conflictos y frustraciones in- sión por carecer de base. Pablo era intachable desde el punto de
teriores. Para superar aquellas frustraciones, se dedicó a perseguir vista de la Ley (Flp 3,6). Munck rechaza cualquier motivación
a los cristianos. Perseguir a aquellos hombres se convirtió para él psicológica en la conversión de Pablo y subraya los puntos si-
en la prueba suprema de su celo. El celo, cuando se vuelve faná- guientes:
tico, se transforma muchas veces en odio. «Señor, ¡cómo amo tu Primero, lo repentino de la conversión. Todo lo que sabemos
Ley!» ,dice uno de los salmistas, que añade: «¿Quién como yo los de Pablo antes de este acontecimiento es que iba a Damasco para
odia? Los odio con un odio perfecto.» perseguir a los cristianos; que ya era judío y que se sentía firme
Pero en el camino de Damasco, aquel hombre cargado de con- en su condición de judío. No estaba preparado para nada que pu-
flictos, que no veía otra cosa que el cumplimiento de la Ley, se diera parecerse a una conversión; como él mismo diría, se sintió
encontró, cuando iba a atacar a los cristianos, con que era incapaz «agarrado», «arrebatado» por alguien como desde «el cielo».
232 En el camino de Damasco La explicación a través de la Iglesia del crucificado 233

En segundo lugar, el relato de los Hechos habla de una nece- Esta idea de la conversión de Pablo adolece de ciertos puntos
sidad que recae sobre Pablo. En 26,14, el Señor resucitado le dice: débiles. Proyecta sobre el acontecimiento inicial cosas que sólo más
«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Peor para ti si das coces tarde vería Pablo con claridad. Confunde el todo con la parte. La
contra el pincho.» Esta frase, «dar coces contra el pincho», se ha conversión marcó el punto inicial de la toma de conciencia de Pa-
interpretado frecuentemente en sentido psicológico, como referida blo acerca del puesto que le correspondía en la historia, no el final.
a los remordimientos de conciencia que Pablo sentía a propósito de Por otra parte, la insistencia en lo repentino de la conversión im-
la Ley en su etapa precristiana. Pero Munck propone una nueva pide atribuirle un significado profundo. Un acontecimiento que se
interpretación: significaría «¿por qué das coces contra el destino presenta sin preparación alguna, sin posibles antecedentes, no
que Dios te ha impuesto?». ¿Cuál podía ser este destino? Es la pudo tener las consecuencias que de hecho tuvo la conversión de
necesidad que se ha impuesto a Pablo de predicar el evangelio Pablo. Por fuerza habría resultado demasiado extraño como para
(1 Cor 9,16). «Porque el hecho de predicar el evangelio no es para tener alguna significación.
mí un motivo de orgullo, ése es mi sino, ¡pobre de mí si no lo
anunciara!» Aquí está el nudo de la cuestión. Con ello concuerda
el punto siguiente. LA E X P L I C A C I Ó N A TRAVÉS DE LA IGLESIA
Todos los relatos de la conversión se parecen a los del Anti- DEL CRUCIFICADO
guo Testamento en que se narra la «vocación» de los grandes pro-
fetas. La «conversión» de Pablo es una vocación como la de Amos, Lo que acabamos de decir nos lleva directamente a la última
Isaías, Jeremías, Esdrás y Ezequiel. Compárese, por no citar más explicación de que habremos de ocuparnos. ¿Cuáles fueron los
que un ejemplo, el pasaje citado de Gal 1 con el relato de la voca- antecedentes de la conversión? ¿No es posible situarla en el marco
ción de Jeremías: de la vida de Pablo? Si nos preguntamos qué pudo ocurrir inme-
«El Señor me dirigió la palabra: diatamente antes de la conversión de Pablo, la respuesta está cla-
—Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de salir del ra: la persecución que Pablo emprendió contra los seguidores de
seno materno te consagré y te nombré profeta de los paganos» Jesús. Si seguimos preguntándonos por qué aquella persecución,
(Jr 1,4-5). nos vienen a la mente dos respuestas espontáneas: la naturaleza de
Los detalles que encontramos en los Hechos nos recuerdan re- la comunidad cristiana y la naturaleza del Mesías que ésta procla-
latos semejantes, por ejemplo, de 1 Henoc 14,8-16,4. La experien- maba. Primero, aquellos cristianos proclamaban a un Mesías que
cia de Henoc es aquí semejante por su forma a la de Pablo. Se había sido crucificado. Los judíos, o la mayor parte de ellos, como
observan los siguientes datos: visión de una luz deslumbradora; ya hemos visto, no esperaban un Mesías doliente. Ninguno de
la visión del Señor; los hombres que la presencian caen por tie- ellos, podemos estar seguros, contaba con un Mesías condenado a
rra; el que estaba postrado es alzado del suelo; la llamada a la la muerte ignominiosa de la crucifixión. Semejante muerte, confor-
profecía. me al Deuteronomio, hacía recaer sobre Jesús la maldición de la
Es claro que la experiencia de Pablo se sitúa en la misma línea Ley. Para Pablo, hombre de mentalidad farisea, proclamar a Jesús
que la de los grandes profetas de Israel. A través de aquella reve- como Mesías equivaldría a afirmar que Dios respaldaba a un hom-
lación peculiar de Jesús vivo, Pablo se convence de que ha sido bre que había sido condenado por la Ley. Esto significaba negar la
llamado por Dios para ser apóstol de los gentiles desde el seno validez de la misma Ley. Para un fariseo, aquello era anatema,
materno. Aquella experiencia «singular» le convenció de que le algo a lo que era preciso oponerse.
correspondía una parte también «singular» en la tarea de llevar al No sabemos si Pablo había visto a Jesús mientras vivía; nunca
mundo pagano hacia la fe en Jesús; Pablo tenía un puesto especial afirma tal cosa y, al parecer, no reconoció a Jesús al verle en el
en los planes de la providencia de Dios, del Dios que se disponía a camino de Damasco. Había presenciado el martirio de Esteban;
recapitular todas las cosas. Pablo se convenció realmente de que la necesariamente escucharía críticas contra Jesús de labios de otros
consumación de todas las cosas dependía de la eficacia de su labor fariseos. ¿Conocería sentencias de Jesús al estilo de «los que están
como apóstol de los paganos. El era la figura clave en el drama sanos no necesitan médico, sino los enfermos. No he venido a
final que tanto habían esperado los judíos no menos que los cris- llamar a los justos, sino a los pecadores»? ¿Habrían introducido
tianos. en su corazón el demonio de la duda sentencias como éstas? No
234 En el camino de Damasco Consecuencias de la conversión 235

lo sabemos. Lo que sí sabemos es que hubo de caer en la cuenta del carisma profético tenían visiones. La visión de Pablo en el
de que los cristianos habían lanzado un reto contra la forma de camino de Damasco concuerda perfectamente con la experiencia
entender la figura del Mesías que él venía profesando de siempre. visionaria de muchos de sus contemporáneos. De ahí que no haya
Aquellos cristianos proclamaban un Mesías maldito por la Ley. motivo alguno para dudar de la forma atribuida a la experiencia
Aquello era una idea demoledora. El judaismo estaba sufriendo de Pablo en los Hechos. Pablo tuvo otras visiones a las que él
violencia a propósito de la naturaleza del Mesías. Y la primera res- mismo alude, pero también establece una diferencia entre la visión
puesta de Pablo fue la violencia. que tuvo al convertirse y las restantes visiones. El hecho de haber
Pero además de esta cuestión se nos plantea otra. La procla- visto al Señor en el camino de Damasco era algo completamente
mación de la Iglesia llevaba implícita la afirmación de que el Me- distinto de las otras veces en que también le vio. Las restantes
sías, tan anhelado y durante tanto tiempo esperado por los judíos, visiones fueron privadas y no tenía por qué compartirlas con los
ya se les había manifestado, que Dios había elegido revelar su demás. La visión en el camino de Damasco era semejante a las
último emisario a gentes que, en el concepto de un judío como visiones otorgadas a otros cristianos. Era una visión compartida.
Pablo, eran de segunda categoría o aún peores. Para Pablo tenía No tenemos motivos para dudar de que fuera real.
que resultar inconcebible que Dios hubiera enviado su Mesías a
gente ignorante, sin preparación, sin importancia alguna como los
seguidores de Jesús, que en el concepto de Pablo serían «el pueblo CONSECUENCIAS DE LA CONVERSIÓN
de la tierra», rústicos, ignorantes, irreligiosos. «El pueblo de la
tierra» era una expresión cargada no sólo de desprecio, sino aún ¿Qué sucedió después? Por motivos de conveniencia vamos a
más de odio. No eran los discípulos la clase de personas a las que separar lo que de por sí es inseparable. Primero, Pablo quedó con-
Dios habría enviado su Mesías. Podía afirmarse que el Mesías tenía vencido de que Jesús de Nazaret era realmente el Mesías, la figura
que aparecer precisamente entre los más preparados para recibirle, última y final de la historia. Lo inconcebible había ocurrido. El
los hombres justos que guardaban celosamente los mandamientos. último mensajero de Dios a Israel y al mundo había sido crucifi-
La pretensión cristiana de haber recibido al Mesías era imposible cado. El camino de la Ley quedaba subordinado al camino de la
de todo punto, una verdadera afrenta a quienes habían mantenido cruz. Dios había resucitado realmente a Jesús, y con ello había
vivo el fuego de la piedad y la pureza y la verdadera religión en dado un respaldo divino a su obra. Pero aquello significaba que las
Israel. Era preciso poner término a la desfachatez de la Iglesia, expectativas judías acerca de la intervención final de Dios en la
aniquilar a los cristianos. Saulo «resoplaba» amenazas de muerte historia eran erróneas. Pablo no tenía ya más remedio que recono-
contra los discípulos del Señor. Atajar aquel nuevo movimiento cer el hecho de que Dios había elegido a alguien que era condena-
era un buen servicio al Dios de Israel. Nótese que la afrenta que do por la Ley para llevar a cabo sus planes y que se había acercado
significaba un Mesías crucificado venía a ser una sola cosa con la a los hombres a través de la afrenta de Jesús. Pablo tenía que
que entrañaba la «arrogancia» de la Iglesia. rectificar acerca de la función de la Ley y del camino de la sal-
Pero en el camino de Damasco se encontró Pablo frente a fren- vación.
te con la verdad y fue vencido por ella. Ya no podía seguir ade- En segundo lugar, pero en vinculación estrecha con lo anterior,
lante con sus planes de muerte; para él comenzaba una nueva vida. Pablo hubo de reconocer que los seguidores de Jesús, después de
Los relatos de la conversión de Pablo en los Hechos, tanto por su todo, tenían razón. Dios había visitado a los «indignos», había
forma como por su contenido, nos parecen extraños y faltos de tomado por sorpresa al judaismo. El presupuesto de que Dios pre-
realidad. Resulta difícil creer incluso que tal acontecimiento pu- mia a los hombres conforme a sus méritos había resultado falso.
diera ocurrir, pues no se espera, en la sociedad moderna, que Dios había venido no a los que esperaban su venida, a los que se
hombres normales tengan tales experiencias. Entre nosotros, ver habían esforzado rigurosamente por acelerarla, sino a los que eran
visiones es indicio de anormalidad. Pero los antropólogos nos di- juzgados indignos de su presencia, al despreciado «pueblo de la
cen que bien puede ser normal en una cultura lo que en otra se tierra».
juzga anormal. La normalidad varía de una a otra cultura. Juana Aquello trastornó a Pablo. Pero aún quedaba algo más ate-
de Arco resultaría sumamente extraña en la América actual. En la rrador. Si Dios había visitado realmente al «pueblo de la tierra»,
cultura en que Pablo vivió se suponía que los individuos dotados ¿no estaría dispuesto también a visitar a los paganos? La respuesta
236 En el camino de Damasco Consecuencias de la conversión 237

no era dudosa. Todos los relatos de la conversión la relacionan común de ideas. Con ello no se trata de rebajar a Pablo al nivel
con la misión al mundo pagano. El Dios que libremente había en- intelectual y espiritual de los demás cristianos, sino de reconocer
viado su Mesías a los más despreciados entre los judíos no dejaría que, por muy grande que fuese, no era un caso extraño en la vida
de acoger a todos los hombres en su misericordia. Habían sido de la Iglesia, aunque hayamos de ver en él una de sus personalida-
derribadas las barreras que separaban a los judíos de los paganos. des más profundas, un hombre que se entregó a proclamar la fe
El mundo pagano quedaba convertido en objeto de la gracia cristiana, aquella fe que arrancaba de su conversión, no desde fue-
de Dios. ra sino desde dentro de la Iglesia. En una palabra, como él mismo
Dos cosas, por consiguiente, convergen en la conversión de se encarga de decir claramente, el evangelio que Pablo predicaba
Pablo. La toma de conciencia de que Jesús es el Señor, aquel Jesús no era propiedad privada suya, algo que él hubiera inventado para
que había muerto crucificado, y de que los despreciados cristianos el mundo, sino una tradición, es decir, algo que le había sido en-
eran ahora el pueblo de Dios. Reconocer a Jesús como Señor es tregado por quienes ya pertenecían antes que él a la Iglesia. «Yo
inseparable del reconocimiento de los cristianos como pueblo de os he transmitido —explica a la Iglesia de Corinto— lo que a mi
Dios. Así aparece en los mismos relatos de la conversión. En todos vez he recibido.» El cristianismo no era para Pablo una posesión
ellos se subraya el hecho de que al perseguir a los cristianos, Pablo personal, sino una tradición común. En los capítulos siguientes
perseguía a Jesús. «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?... Yo analizaremos cómo su genio le capacitó para interpretar aquella
soy Jesús, a quien tú persigues.» Rechazar la humillación de la tradición común, centrada en un Mesías crucificado, en beneficio
Iglesia era tanto como rechazar al Mesías. Más tarde aprendería de sus contemporáneos y de los cristianos de todos los tiempos.
Pablo que aceptar la humillación de la Iglesia era el camino para
aceptar al Mesías. En este punto, sin embargo, nos limitaremos a
notar el cambio revolucionario que implica la aceptación de Jesús
como Mesías y de los «cristianos» como pueblo de Dios. Fue el
encuentro con la Iglesia, tras la que se alzaba y en la que se hallaba
presente Jesús de Nazaret como Mesías, lo que convirtió a Saulo
de Tarso en el apóstol Pablo.
Si hay algo de verdad en esta interpretación, de ella se segui-
ría una conclusión importante. Se ha afirmado frecuentemente que
Pablo actuaba con absoluta independencia de los demás grupos
cristianos. Se le ha descrito como un coloso en medio de unos cris-
tianos mediocres con los que tenía muy pocas cosas en común. Se
cavó un abismo no sólo entre Pablo y los judeo-cristianos, sino
también entre él y todos los demás cristianos. Pero si es cierto que
Pablo llegó a conocer más profundamente a Dios a través de la
Iglesia, aunque sólo fuera en parte, no se puede mantener esa con-
clusión. Y lo cierto es que en los puntos de mayor importancia,
Pablo estaba perfectamente de acuerdo con los demás cristianos.
Pablo se convirtió no sólo a través de la Iglesia, sino en la Iglesia.
Es lo que advertimos si analizamos con mayor detenimiento las
ideas capitales de Pablo. En su manera de entender el bautismo y
la eucaristía no está nada lejos de lo que creían otros cristianos. Al
igual que ellos, buscaba su orientación moral en las palabras de
Jesús. Al igual que ellos, Pablo se servía de los himnos y las
fórmulas de la fe que eran propiedad común de toda la Iglesia. En
cuanto a la manera de entender a Jesús, su muerte, el Espíritu y la
Iglesia misma, Pablo comparte con los demás cristianos un tesoro
EL UNIVERSO

CAPITULO 2 3 Al igual que muchos de sus contemporáneos, Pablo reconocía


tres planos de la existencia relacionados entre sí: el humano, o
EL HOMBRE Y EL UNIVERSO mundo de los hombres; el subhumano, o mundo material y de la
naturaleza; el sobrehumano, o mundo de los poderes invisibles que
quedan más allá del posible dominio del hombre. Expuestas así,
No todos se sentirán atraídos por Pablo. Su mundo y sus ideas estas divisiones resultan muy claras, pero las estrellas y los plane-
quedan muy lejos de nosotros y no dejarán de parecemos «raros». tas, por ejemplo, pertenecerían al mundo subhumano y al sobre-
¿Qué puede significar este «extraño» para los hombres de hoy? humano simultáneamente. A estos tres planos de la existencia to-
Pero aún más sorprendente que la «rareza» de Pablo es su mados conjuntamente llama Pablo el cosmos, el mundo. Muchas
intensidad. Pablo nos turba, nos amenaza, del mismo modo que veces considera a este mundo —no sólo el mundo del hombre, sino
nos hiere un poeta que rechaza todos nuestros valores. Como he- el universo en su totalidad— como separado de Dios y opuesto a
mos visto en los capítulos anteriores, para Pablo era cuestión de él. ¿Por qué así?
vida o muerte acertar con un estilo de comportamiento adecuado Pablo daría a esta pregunta la respuesta de que el mundo ha
y con una auténtica relación con Dios. Sentía una necesidad angus- caído bajo el dominio de unos poderes sobrehumanos malignps, a
tiosa de ser «justo». Era hombre apasionado. Las personas extre- los que da los nombres siguientes:
madamente inteligentes («aparte los hombres fríos»), que despre- 1. Angeles. Para Pablo, se trata habitualmente de fuerzas
cian el apasionamiento, no sabrán apreciarle. A los insensibles, malignas, que permanecen al acecho para hacer daño a los hom-
como Agripa, llegará a parecerles hasta algo «loco». En Tom Jones, bres, causándoles enfermedades y actuando como agentes de co-
Parson Thwackum, preguntado por su religión, respondía en tono rrupción. Son importantes no sólo en la vida de los individuos,
muy bucólico: «Cuando hablo de religión, me refiero a la religión sino también intervienen en el gobierno de las naciones, manipu-
cristiana; y no simplemente a la religión cristiana, sino a la reli- lándolo. Su intención es pervertir a los pueblos. A veces se les
gión protestante; y no sólo a la religión protestante, sino a la Igle- aplica un término que significa «autoridades».
sia de Inglaterra.» Pero esta actitud, en que es posible encasillar 2. Principados y potestades. Son potencias invisibles. A ve-
claramente y zanjar a gusto de todo el mundo los problemas de la ces se les llama también «seres celestes», «espíritus celestes de la
vida y del destino, no era la de Pablo. El era más bien de la raza maldad», «potestades mundanas de esta edad (mala)», o «jefes de
de Jacob, el luchador, este mundo».
3. Los elementos del mundo. Son los demonios elementales
... angustiado ante el futuro y desgarrado del universo (no está claro el significado de esta expresión).
por el ansia de una perfección inasequible *. 4. Satanás. Es el mayor entre todos los demonios, enemigo
de Dios y del hombre. Esta idea de un mundo de poderes demo-
Pablo era más propenso a esforzarse que a esperar, y ello por níacos que se agitan alrededor del hombre era familiar en el ju-
desconfianza más de sí mismo que del cielo o de la tierra. Para daismo del siglo i. El ministerio de Jesús es en los sinópticos, al
entender la respuesta que dio a Cristo y a su Iglesia habremos de menos en parte, un ataque contra Belcebú, es decir, Satanás. Pero
conocer previamente su lucha, cómo miraba al cielo, a la tierra y Jesús, al igual que los autores de los manuscritos del Mar Muerto,
a sí mismo, y por qué buscaba tan desesperadamente la forma de conocía la existencia de ángeles buenos junto a los malos. Pablo,
desentrañar el enigma del universo. sin embargo, casi siempre se refiere a ángeles malos.
Además de esta convicción de que existen poderes invisibles
del mal, Pablo comparte con el judaismo otra idea, que reaparece
una y otra vez en sus escritos. El judaismo creía que la naturaleza
está en manos de Dios, pero que hay aún algunos aspectos de esa
26
T. Sturge Moore, Jacob, en E. A. Parker (ed.), Longer Modern Verses misma naturaleza que se sustraen al dominio de Dios. El dragón
(Londres 1926) 60, vers. 312ss. de los abismos, dominado por Dios al principio de la creación, no
El universo 241
240 El hombre y el universo
por qué semejante fatalismo seguía atrayendo a los hombres, a
ha sido totalmente derrotado. En la naturaleza se manifiesta siem- pesar de que sólo podía llevarlos a la desesperación. Era algo
pre un elemento opuesto al creador. Y aún hay más; como conse- muy propio de una época en que el individuo apenas valía nada.
cuencia de la caída de Adán, todo el universo se ha visto afectado. Quienes habían conocido el avance despiadado de los ejércitos y
Al caer el hombre, cayó también la naturaleza, de forma que el la decadencia de su patria sabían perfectamente lo poco que valían
hombre se encuentra ahora en un mundo en que hasta la naturale- sus esfuerzos por alterar el curso de los acontecimientos. Era ló-
za está corrompida. Por ejemplo, los animales del campo se han gico pensar, en aquellas circunstancias, que el mundo estaba go-
convertido en fieras. El lobo no puede yacer con el cordero; la bernado por fuerzas inhumanas. Se imponía la idea de que los
naturaleza está toda teñida de sangre. ejércitos de Roma, por ejemplo, eran simplemente la contrafigura
Y si todo esto no es bastante, Pablo está además imbuido de terrena de los ejércitos, aún más crueles, del hado que gobernaban
las ideas helenísticas sobre el mundo. El mundo grecorromano las estrellas y los planetas. No había medio alguno que permitiera
estaba profundamente influido por la astronomía y la astrología. escapar de su opresión. Especialmente durante el siglo i se afirmó
En la Grecia arcaica se creía que la tierra era un disco plano cu- el sentimiento de que el universo estaba sometido a unos poderes
bierto por el cielo a manera de una bóveda y se le atribuían unas corrompidos. Todas las cosas estaban ligadas entre sí por una
dimensiones reducidas. Pero en el siglo iv a.C. se ampliaron repen- cierta «simpatía»; el universo era un todo, pero no estable; por el
tinamente las ideas del hombre acerca del universo. Aristarco de contrario, el cambio y la decadencia lo inundaban por compjeto.
Samos (hacia 310-230 a.C.) estimaba que el sol era trescientas ve- Existía un vivo presentimiento de que el universo, regido por los
ces mayor que la tierra y que estaba separado de ella por una dis- planetas, se encaminaba rápidamente hacia una conflagración y
tancia equivalente a mil ochenta veces el diámetro de la tierra. Al una destrucción inevitables. Y como incluso después de la muerte
mismo tiempo, el ámbito de la atmósfera estaba separado del ám- se hallaba el alma inevitablemente obligada a hacer frente a las
bito de los cielos. Los cielos estaban divididos en ocho esferas; en hostiles potencias planetarias y astrales, la época helenística des-
las siete primeras había estrellas errantes y en la octava estaban las arrolló además un profundo temor a la muerte. Destino y muerte
estrellas fijas. Las estrellas errantes eran la Luna, Mercurio, Ve- eran dos monstruos gemelos que mantenían atada a la humanidad.
nus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno. Los progresos de la astrono-
mía apoyaban la idea de que el universo es inmenso y que el hom- Pero se preguntará el lector si Pablo, que era judío, podía creer
bre resulta insignificante en su comparación. Después de la muerte, en la supremacía de las fuerzas invisibles, angélicas y demoníacas,
el alma tiene que seguir un camino lleno de zozobras hasta llegar y en el destino y la muerte del mismo modo que sus contemporá-
al cielo. Primero tiene que recorrer las esferas de las estrellas neos griegos y romanos. ¿Es posible que un fariseo como Pablo
errantes. La morada del alma ya no era aquel Hades, que ahora compartiera aquellas creencias? De la respuesta a estos interro-
parecería casi cómodo, situado muy cerca, bajo tierra, sino un cielo gantes dependerá cómo haya de entenderse la postura de Pablo
distante e imposible de imaginar. Los espacios infinitos llenaban ante el problema que aquellas potencias planteaban a los hombres.
al hombre de terror. No cabe duda de que Pablo creía seriamente en la realidad de las
potencias angélicas invisibles. Pero, como judío, también creía que
Aquel terror se cargaba de nuevo espanto y desesperación a su poder les venía en última instancia del hombre. Tal era especial-
causa de la astrología. En el siglo i se llenó el mundo grecorroma- mente el caso de las potencias angélicas que se ocultaban tras los
no de ideas fatalistas, cuyo origen ha de buscarse probablemente en poderes políticos del mundo, que habían sido asignados a las dis-
Babilonia. Según aquellas ideas, cuanto sucedía en la tierra estaba tintas naciones por el mismo Dios, pero a las que el hombre había
determinado por la configuración del firmamento y por los movi- conferido el carácter demoníaco que ahora poseían al tributarles
mientos de los planetas y las estrellas. Los cuerpos celestes eran una veneración que no les era debida. De manera semejante, el mal
implacables; sus movimientos condicionaban la vida del hombre. que llena el universo material está ligado a la caída del hombre;
El destino de cada individuo estaba fijado desde la eternidad con el universo se corrompió a causa del pecado del hombre. Funda-
forme a la posición de los planetas en el día de su nacimiento; el mentalmente, por tanto, la malicia de los poderes angélicos se
curso de las estrellas gobernaba el mundo. Estas creencias inunda- debe al hombre.
ron el mundo helenístico con la fuerza maligna de una enferme- Pero, ¿qué decir acerca de la creencia en el hado? ¡Nadie tiene
dad contagiosa. Era una de las más terribles doctrinas que jamás derecho a culpar de nada a la criatura humana, situada como está
hayan podido oprimir a la humanidad. Pero hemos de entender 16
242 El hombre y el universo Dios y el hombre 243

en un mundo regido por los planetas! En este mundo, Pablo se a la que poseía Pablo. Conforme a aquella idea, había una escasa
sirve de los términos y los conceptos del mundo helenístico, pero diferencia entre Dios y el hombre o entre lo humano y lo divino.
no cree en su dominio ineludible. En ningún momento admite que Los hombres llegaban fácilmente a fundirse con la divinidad. Re-
las potencias astrológicas rijan el universo, sino que es Dios el cuérdese con qué facilidad eran divinizados los emperadores. De-
que les ha permitido ejercer ese dominio. Pablo tenía plena con- clararse de condición divina era algo que no causaba ya extrañeza,
ciencia de la miseria que sufrían los hombres, judíos y griegos, en como ocurriría entre nosotros, y había muchos «hombres divinos».
su época. Veía la fuerza que en ellos tenía el temor a las potencias Se trata de un hecho sorprendente hasta cierto punto. Durante la
invisibles del mal, del hado y de la muerte, pero, a diferencia de época helenística, los hombres se sentían como un desecho a la deri-
muchos contemporáneos suyos del mundo helenístico, que acusa- va en el universo, pero a pesar de ello creían en la existencia de
ban a las estrellas de sus fracasos, Pablo habría insistido decidida- «hombres divinos», que no había un abismo tan grande entre los
mente en que dioses y los hombres. El espíritu de la época, en su fluctuar in-
consistente, se expresaría estupendamente en estas palabras de
«la falta... no es de nuestra estrella Hamlet:
sino nuestra, hombres despreciables» 27. «... esta fábrica excelente, esta tierra, me parece un promon-
torio estéril; este magnífico dosel, el aire, míralo bien, este firma-
Los hombres están ahora sometidos a las fuerzas del mal, pero la mento elevado, este techo majestuoso surcado de doradas luces, no
responsabilidad corresponde a los mismos hombres. Dicho de otro otra cosa me parece que un insano y pestilente conglomerado de
modo, mientras que el mundo grecorromano veía la peor amenaza vapores. ¡Qué obra maestra el hombre! ¡Cuan noble por su razón,
a su existencia en el hado y la muerte, Pablo estimaba que estaba infinito por su capacidad! ¡Cuan ágil y admirable por forma y mo-
en el pecado del hombre, del que tomaban fuerza el hado y la vimiento! ¡Cuan parecido a un ángel en la acción, semejante a
muerte. Mientras no fuera liberado el hombre de su culpa, el uni- Dios por su entendimiento! ¡Hermosura del mundo, perfección de
verso habría de permanecer sometido. Léanse atentamente los si- cuanto vive! Para mí, sin embargo, ¿qué es esta quintaesencia del
guientes párrafos de Rom 8,18-24: polvo?» 28.
«Sostengo además que los sufrimientos del tiempo presente
son cosa de nada comparados con la gloria que va a verse reflejada
en nosotros.
DIOS Y EL HOMBRE
»De hecho, la humanidad otea impaciente aguardando a que
se revele lo que es ser hijos de Dios; porque, aun sometida al fra-
caso (no por su gusto, sino por aquel que la sometió), esta misma ¿Qué hizo Pablo ante una visión tan ambigua del hombre?
humanidad abriga una esperanza: que se verá liberada de la escla- Pablo se aparta de sus contemporáneos helenísticos y se pone del
virtud a la decadencia, para alcanzar la libertad y la gloria de los lado de los judíos para fijar con exactitud el abismo inmenso que
hijos de Dios. media entre Dios y el hombre, un abismo infranqueable. El hom-
»Sabemos muy bien que hasta el presente la humanidad entera bre es criatura, no creador; con algunas matizaciones, no es más
sigue lanzando un gemido universal con los dolores de su parto. que barro en manos del alfarero. Queda desechada cualquier con-
Más aún: incluso nosotros, que poseemos el Espíritu como primi- fusión entre Dios y el hombre. El hombre en la tierra y Dios en
cia, gemimos en lo íntimo a la espera de la plena condición de el cielo.
hijos, del rescate de nuestro ser, pues con esta esperanza nos sal- Pero esto no quiere decir que el hombre sea, como quería
varon.» Hamlet, la «quintaesencia del polvo». Por el contrario, Pablo ad-
De todo lo dicho se sigue que Pablo estaba preocupado en vierte en el hombre algo que a primera vista podría llamarse un
especial por el hombre y el lugar que ocupa en el universo. En el puente o una zona de contacto con el Dios santo. Al hablar de la
mundo helenístico circulaban muchas concepciones del hombre. inteligencia del hombre, un helenista podría preguntar muy bien:
Pero había una sobre todo que prevalecía y estaba en oposición «¿no se trata de un elemento divino del que es portador el hom-
27 28
William Shakespeare, Julio César, acto II, esc. 1, vers. 133ss. William Shakespeare, Hamlet, acto II, esc. 2, vers. 297ss.
244 El hombre y el universo
El cuerpo y la carne 245
bre? ¿No es su 'noble entendimiento' una centella de la razón di-
vina? ¿No es la razón un principio superior capaz de guiar al «Porque hijos de Dios son todos y sólo aquellos que se dejan
hombre?». Pablo reconoce que la razón humana es una facultad llevar por el Espíritu de Dios.
intelectual. Con esa facultad puede el hombre reconocer la ley de »Mirad, no recibisteis un espíritu que os haga esclavos y os
Dios y responderla, como se ve en Rom 7,23-25: vuelva al temor; recibisteis un Espíritu que os hace hijos y que
«... pero en mi cuerpo percibo unos criterios diferentes que os permite gritar: ¡Abba! ¡Padre! Ese mismo Espíritu le asegura
guerrean contra los criterios de mi razón y me hacen prisionero de a nuestro espíritu que somos hijos de Dios; ahora, si somos hijos,
somos también herederos: herederos de Dios, coherederos con
esa ley del pecado que está en mi cuerpo. En una palabra: yo de
Cristo; y el compartir sus sufrimientos es señal de que comparti-
por mí, por un lado, con mi razón, estoy sujeto a la Ley de Dios;
remos también su gloria» (Rom 8,14-17).
por otro, con mis bajos instintos, a la ley del pecado.
Aparece aquí el Espíritu de Dios dando testimonio a nuestro
»¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este ser mío, ins-
espíritu; enter ambos espíritus hay una vía de comunicación; el
trumento de muerte? Pero, ¡cuántas gracias doy a Dios por Jesu-
espíritu humano puede estar abierto a los influjos divinos. Modi-
cristo Señor nuestro!»
ficando las palabras de Tennyson con la introducción de una sim-
El entendimiento es capaz de planear la acción y fijarse unos ple mayúscula, «Habíale, porque él escucha, pues el espíritu con
objetivos. el Espíritu se entiende» 29 . El hombre tiene en su propio espíritu
También tomó Pablo de sus contemporáneos la noción de «con- un punto de contacto con el Espíritu de Dios. '
ciencia». Todo hombre que viene a este mundo posee la capaci-
dad de aprobar el bien y condenar el mal; esta capacidad se expre-
sa como un remordimiento que sigue al mal cometido. Pablo lo EL CUERPO Y LA CARNE
relaciona con una ley escrita en el corazón de todo hombre. En
Rom 2,15 se expresa así: Lo anterior significa que el hombre tiene la capacidad de abrir-
«... son ellos su propia Ley; y muestran que llevan escrito se a Dios y de dirigirse hacia Dios. Puede vivir para Dios, pues su
dentro el contenido de la Ley cuando la conciencia aporta su tes- espíritu, que en ocasiones equivale a su voluntad, puede dejarse
timonio y dialogan sus pensamientos condenando o aprobando.» dirigir por el impulso de Dios, por el poder de Dios que actúa
¿No es acaso la conciencia un puente entre Dios y el hombre? sobre él. A la personalidad humana así entendida, en cuanto que
¿No tendrían razón los griegos cuando afirmaban que «la concien- se abre a Dios y se dirige hacia Dios, Pablo aplica el término de
cia es un dios para todos nosotros»? «cuerpo». A nosotros nos resulta difícil usarlo en ese sentido.
En el pensamiento de Pablo, sin embargo, hay otra vía más «Cuerpo» nos sugiere el aspecto material del hombre, el mismo
importante que la razón o la conciencia por la que el hombre pue- hombre como parte de la naturaleza. En Pablo aparecen también
de permanecer abierto a Dios; se trata del «espíritu». Pablo utiliza estos significados, pero el más importante de todos es el que an-
el término «espíritu» en dos sentidos principalmente; primero, tes hemos indicado: el hombre en su actitud de apertura, obedien-
como un don o característica del hombre en cuanto hombre. Este cia y cooperación con Dios. Es como si Pablo quisiera definir al
término denota frecuentemente la personalidad de cada hombre, hombre no mediante algunas de sus cualidades, materiales o de
como en 1 Cor 16,17-18: otro tipo, sino desde la perspectiva o actitud que adopte. El hom-
«Me alegro de la llegada de Esteban, Fortunato y Acaico; ellos bre en cuanto que está orientado hacia Dios es un «cuerpo», y
han compensado por vuestra ausencia, tranquilizándome a mí y a ese «cuerpo» puede ser resucitado un día de entre los muertos; la
vosotros [ = confortaron mi espíritu y el vuestro]. Por eso estad personalidad en cuanto que está abierta a Dios es «cuerpo».
reconocidos a hombres como ellos.» Todo lo dicho nos sugiere que Pablo tiene una idea muy ele-
Pero en gran número de casos, «el espíritu» se refiere a los in- vada del hombre, en cuanto que es un ser dotado de razón, con-
flujos sobrenaturales, como en Gal 4,6 y Rom 8,14-17: ciencia y espíritu; también en cuanto que, como un «cuerpo», pue-
«Y la prueba de que sois hijos, es que Dios envió a vuestro de orientarse o dirigirse hacia Dios en su totalidad. Todo esto es
interior el Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba! ¡Padre!» (Gal cierto: el hombre puede abrirse a Dios. Pero al mismo tiempo pue-
4,6). 29
Alfred Lord Tennyson, The Higher Pantheism, VI.
246 El hombre y el universo El cuerpo y la carne 247

de cerrarse, y de hecho está cerrado a Dios, está contra Dios. es mala, se ha convertido en una cabeza de puente dentro del
Cuando el hombre se halla en esta situación, cuando se rebela con- hombre desde la que su enemigo puede atacarle y vencerle.
tra Dios, Pablo lo designa con el término «carne». Un hombre que La carne, así entendida, es el talón de Aquiles del hombre
adopta esta actitud «vive según la carne». El término «carne» nos Aquiles necesita de su talón, le es beneficioso y necesario, pero al
sugiere el aspecto físico del hombre. Los «pecados de la carne» mismo tiempo le hace vulnerable y finalmente es causa de que
son los que se cometen por ceder a los apetitos físicos. Pablo utili- muerda el polvo. Lo mismo ocurre con la carne, que no es mala,
za «carne» en este sentido, pero también se sirve de este término sino débil y está sujeta a todas las sugestiones del pecado.
para significar algo más profundo. «La carne» se refiere al hom- En el capítulo siguiente nos ocuparemos de las consecuencias
bre en cuanto que es un ser débil, mortal, creado, simplemente que ello entraña. Resumiremos en una metáfora lo que hasta ahora
humano y, por encima de todo, opuesto a Dios o apartado de Dios. llevamos dicho. Durante una temporada viví en una casa del si-
Vemos, pues, que Pablo se sirve también ahora de un término glo xvin, en el Este. Al borde del césped había lo que podría lla-
para expresar no un rasgo físico, sino una actitud o una orientación. marse el orgullo del jardín, un peral. Durante el verano, cuando
Vivir según la carne es comportarse en desacuerdo con las exigen- estaba cubierto de hojas y frutos, ofrecía una vista inolvidable. Su
cias de Dios; es seguir los deseos y propósitos de nuestros corazo- forma era espléndida; sus ramas habían sido podadas de manera
nes, apartarnos cada vez más de Dios. A nivel más inmediato, esto que formaban un círculo perfecto, y un millar de apetitosos frutos
significa vivir en la sensualidad, es decir, complacerse en las cosas dorados brillaba entre las hojas. Pero cuando fui a coger una pera,
materiales. Pero también es posible y aún más frecuente que vivir me llevé una desilusión al ver que todas ellas tenían una manchita
«según la carne», tal como Pablo entendía esta expresión, se refie- negra y estaban podridas. Al fijarme más atentamente, resultó que
ra no a los goces sexuales o materiales, sino a una autoafirmación todo el árbol —tronco, ramas, hojas y frutos— sufría una curiosa
y a un egoísmo por los que la vida se aleja cada vez más de Dios. enfermedad. El orgullo del jardín estaba enfermo. Así era el hom-
Puede darse una vida exteriormente respetable, pero interiormente bre para Pablo, y no sólo el hombre, sino el universo en su to-
corrompida, seca y estragada. El hombre que no se abre a Dios talidad.
está bajo el dominio de «la carne».
¿Por qué eligió Pablo el término «carne», que también se apli-
ca a la naturaleza física del hombre, para expresar esa actitud
hostil hacia Dios? ¿Es que pensaba en la carne materialmente
entendida, en la vida sensitiva del hombre, como si se tratara de
una realidad mala en sí misma? ¿Es que sentía esa especie de dis-
gusto ante toda realidad física que advertimos, por ejemplo, en la
obra de Aldous Huxley? ¿Acaso era Pablo un asceta que conside-
raba indignos los impulsos físicos, a los que el hombre habría de
oponerse por todos los medios? No hay pruebas de que así fuera.
En ningún momento afirma Pablo que la carne sea mala en sí mis-
ma. Ello hubiera sido tanto como decir que la misma existencia es
mala en sí misma, cosa que Pablo, como judío, nunca hubiera ad-
mitido. El mundo, tal como Dios lo hizo, es bueno. ¿Por qué, en-
tonces, dice Pablo que una vida descarriada es una vida «según la
carne»? Probablemente porque la carne, si bien no está corrompida
en sí misma, por ser la sede de los apetitos físicos del hombre está
expuesta a ser fácilmente corrompida. Ese es el punto en que el
hombre más se inclina a sucumbir ante el mal. Para describir esta
realidad, Pablo se sirve de un término militar. La carne, afirma, es
la «base de ataque» para el pecado. La carne, que en sí misma no
El enemigo antiguo 249

ción voluntaria de la Ley, es decir, a su transgresión: se quebranta


una ley, como cuando alguien sigue conduciendo con disco rojo.
CAPITULO 2 4 Pero el término que con mayor frecuencia utiliza Pablo para
referirse al pecado es hamartia, cuyo significado desborda la idea
EL ENEMIGO ANTIGUO de simple transgresión. El concepto fundamental que entraña po-
dría traducirse por «errar el blanco». Pecar es fracasar en la conse-
cución del propio fin, es también marchar a la deriva. Para el
«Y algunos ahora afirman seguros hombre, esto significa perder de vista la gloria de Dios, el fin para
que es falsa la fe cristiana. que fue creado. Teniendo en cuenta el análisis del término «gloria»
Pero yo, para asegurar que es cierta, que hicimos en el capítulo 4, esto significa no participar en la ac-
tengo muchos razones, y ante todo tividad y en los planes de Dios. A la realidad de este descarrío
que esta fe dio en el blanco con su dardo apunta el término «pecado», al extrañamiento del hombre con res-
contra el fruto de la mentira, pecto a Dios y a los planes que Dios tenía sobre él. El pecado
el pecado original, significa, por consiguiente, extravío y alienación.
la corrupción del corazón humano.»
Pero Pablo entiende también por «pecado» la fuerza o el poder
Robert Browning30 que provoca esa desorientación. Parece concebir el pecado como
una realidad personal que paga un salario, que puede morir y revi-
vir, que suscita el deseo en el hombre. Pablo utiliza, al referirse al
Asistió en cierta ocasión el presidente Cpolidge, hombre parco pecado, un lenguaje que sugiere una voluntad personal ligada al
en palabras, a un servicio religioso. Cuando le preguntaron sobre mal. Ya hemos visto que ataca al hombre a través de su carne. Su
el tema del sermón, replicó escuetamente: «El pecado.» Al insis- fuerza queda patente en su eficacia. Volvamos sobre el ejemplo
tirle en que dijera lo que el predicador había expuesto sobre aquel del peral que había en mi jardín: todos sus frutos estaban podridos,
tema, se limitó a contestar: «Estaba en contra.» No se puede negar y el mismo árbol también lo estaba. Lo mismo ocurre con el pecado.
que las palabras de Coolidge eran verdaderamente lacónicas, pero Primero, el pecado ataca a todo hombre y todo hombre cae
en la aldea de Nueva Inglaterra en que vivió de joven, todo el bajo su poder. Nótense los siguientes pasajes:
mundo supo perfectamente a qué se refería. En sus tiempos aún —En resumidas cuentas, ¿llevamos alguna ventaja?
no estaba pasada de moda la idea del pecado. Pero hace poco oí —Todo considerado, ninguna, porque acabamos de probar que
a un distinguido filósofo inglés urgir a los estudiantes americanos todos, judíos y paganos, están bajo el dominio del pecado; así lo
a que desecharan el concepto caduco del pecado. Pensar, hablar y, dice la Escritura:
por supuesto, escribir acerca del pecado, decía, es un signo de mor-
bosidad e inmadurez. Lo cierto es que cada vez suena menos la pa- «Ninguno es inocente, ni uno solo,
labra «pecado», y se comprende el motivo: demasiadas veces se ha no hay ninguno sensato,
confundido el pecado con faltas triviales y se ha relacionado con nadie que busque a Dios.
los escrúpulos puritanos. Pero ignorar y rechazar la idea de pecado Todos se extraviaron, igualmente obstinados,
según Pablo, ya es otra cosa. no hay uno que obre bien, ni uno solo.
En el capítulo anterior indicábamos, sin más explicaciones, Su garganta es un sepulcro abierto,
que el universo y el mundo estaban corrompidos a causa de que mientras halagan con la lengua
eso que Pablo llama «pecado» había conseguido una base de ope- con veneno de víboras en sus labios.
ración dentro del hombre mismo. ¿Qué significaba para Pablo el Su boca está llena de maldiciones y fraudes,
«pecado»? En sentido general, utiliza varios términos para men- sus pies tienen prisa para derramar sangre;
cionarlo. Con algunos de ellos se refiere simplemente a una infrac- destrozos y ruinas jalonan sus caminos,
no han descubierto el camino de la paz.
Robert Browning, Gold Hair. El respeto a Dios no existe para ellos» (Rom 3,9-18).
250 El enemigo antiguo El enemigo antiguo 251
«... todos sin distinción, porque todos pecaron y están privados para ser vosotros capaces de distinguir lo que es voluntad de Dios,
de la presencia [gloria] de Dios» (Rom 3,22-23). lo bueno, agradable y acabado» (Rom 12,1-2).
«Así, cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro fatalmente con «Como cristiano que soy, digo la verdad, no miento; me lo
lo malo en las manos. En lo íntimo, cierto, me gusta la Ley de Dios, asegura mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo: siento una
pero en mi cuerpo percibo unos criterios diferentes que guerrean gran pena y un dolor íntimo e incesante» (Rom 9,1-2).
contra los criterios de mi razón y me hacen prisionero de esa ley Sin esa renovación de que Pablo habla aquí, la razón es un
del pecado que está en mi cuerpo. En una palabra: yo de por mí, ciego que guía a otro ciego. Únicamente cuando la conciencia se
por un lado, con mi razón, estoy sujeto a la Ley de Dios; por otro, pone en relación con una fuerza capaz de renovarla puede ser to-
con mis bajos instintos, a la ley del pecado. mada como la voz de Dios; esto es lo que implica Rom 9,1-2. Pa-
»¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este ser mío, ins- blo apela a su propia conciencia, pero también dice que se trata
trumento de muerte? Pero, ¡cuántas gracias le doy a Dios por Je- de una conciencia iluminada por el Espíritu Santo.
sucristo Señor nuestro!» (Rom 7,21-25). Tal es, por consiguiente, la visión que tiene Pablo de la con-
En segundo lugar, no sólo todos los hombres, sino que la to- dición humana. El universo como totalidad, la sociedad humana
talidad de cada hombre ha caído también bajo el poder del pecado. en conjunto están descarriados. Y todo hombre está corrompido
A través de la debilidad de la carne, afirma Pablo, la corrupción hasta el fondo. Si tomamos uno a uno a los hombres, no todos
ha invadido el ser del hombre. La razón, una facultad capaz de están corrompidos en la misma medida; hay diferencias reales en-
conocer a Dios y sus exigencias, de regir la conducta, también se tre los hombres. Pero no es esto lo importante. Más significativo
ha corrompido. Ya no puede decirse que sea la «noble razón». No es el hecho de que todos ellos han resultado incapaces de respon-
es esa centella de lo divino que hay en el hombre y que permanece der a las exigencias de la gloria de Dios. Al igual que un barco,
incontaminada. También la razón ha sido mancillada por el peca- cuya tripulación y pasaje incluyeran «santos» y «pecadores», jus-
do. No significa esto que Pablo desprecie las facultades racionales tos e injustos en diversos grados, pero al que aguardara un destino
del ser humano. No llega a relacionar la razón con el orgullo, como fatal, de forma que cuantos están a bordo quedan envueltos en la
Alexander Pope: misma «maldición», y ello si quieren como si no, así es la frágil
«En el orgullo, en el orgullo del razonar está nuestro error.» barca en que navega la humanidad. Son distintos sus miembros,
La razón es víctima, no origen del pecado. Pablo no es un anti- pero lo que determina su condición es el hecho de que todos van
intelectual ni tiene declarada la guerra a las «grandes cabezas» de por mal camino. Las fuerzas invisibles del mal que manejan los
poderes de este mundo —poderes gubernamentales y de cualquier
su tiempo. Pero sabe muy bien que esas «grandes cabezas», al
otro tipo— y lo mantienen esclavizado; las estrellas y los planetas
igual que todos los demás hombres, están también expuestas a los
con su tiranía; el pecado, poder maléfico que subyace a toda otra
ataques del pecado, lo que significa que pueden desorientarse.
malicia, forman la tripulación que gobierna el puente.
También las empresas intelectuales corren el riesgo de corromper-
se. No son raros los diablos listos. Decir que toda la humanidad y el universo entero están des-
carriados podrá ser cierto, pero no nos aclara mucho el problema.
También la «conciencia», de la que tantas veces se ha dicho que ¿Será Pablo capaz de ayudarnos también a entender las causas de
es la voz pura e incontaminada de Dios en el hombre, ha quedado esa corrupción y ese descarrío? No es posible dar una explicación
manchada. La conciencia puede volverse débil, afirma Pablo; pue- racional de todo ello. Cuando el presidente John F. Kennedy cayó
de confundir los escrúpulos morbosos con la moral y sucumbir a asesinado, muchos se lamentaron de aquella «acción insensata».
las presiones de cuanto le rodea; puede desfallecer o endurecerse. Una vez formuladas todas las explicaciones posibles, todavía nos
Conciencia y razón llegan en ocasiones a acomodarse a este mundo resulta incomprensible el aniquilamiento de aquel talento del que
malo en un grado tal que necesariamente han de ser renovadas. tanto cabía esperar y resulta absurda la injustificable tragedia per-
Es lo que implica Rom 12,1-2 y 9,1-2: sonal y nacional. En aquella acción se mostró el mal como algo
«Por esa misericordia de Dios os suplico, hermanos, que ofrez- que no tiene sentido. No podemos esperar que Pablo nos explique
cáis vuestra propia existencia como sacrificio vivo, consagrado; en qué consiste el pecado. Pero al menos nos sugiere cuál es su
agradable a Dios, como vuestro culto auténtico; y no os amoldéis origen. De hecho, Pablo habla de tres fuentes del pecado. Las tres
a este mundo, sino dejaos transformar por la nueva mentalidad, habían sido propuestas anteriormente por el judaismo.
La caída de Adán y sus consecuencias 253

ción, y cuanto haga afectará a la misma. Todo hombre se halla in-


LA CAÍDA DE ADÁN Y SUS CONSECUENCIAS
tegrado en una forma de vida comunitaria con su propio pueblo.
Hace algunos años estuve en Alemania Occidental, en una
En Rom 5,12 leemos: zona ocupada por las tropas americanas. Un día, un soldado ame-
«En consecuencia, igual que por un hombre entró el pecado en ricano asesinó a un alemán en condiciones de horrible crueldad.
el mundo y por el pecado la muerte, y la muerte se propagó sin Los periódicos alemanes dieron inmediatamente la noticia. La
más a todos los hombres, dado que todos pecaban...» gente hablaba del comportamiento espantoso de los americanos. El
Y en Rom 5,18-19 hallamos: asesino, al ser interrogado, admitió que nunca había oído hablar
«En resumen, lo mismo que el delito de uno solo resultó en la del presidente Truman, pero con su conducta hizo recaer una
condena de todos los hombres, así el acto de fidelidad de uno solo mancha sobre todos los americanos. Su caída fue la caída de todos
resultó en el indulto y la vida para todos los hombres; es decir, los americanos; era el representante de América. De manera se-
como la desobediencia de aquel solo hombre constituyó pecadores mejante, pero con acentos más vivos, Pablo pensaba que Adán
a la multitud, así también la obediencia de este solo constituirá había hecho caer una mancha sobre todos los hombres. Adán
justos a la multitud.» representaba a toda la humanidad y en su caída cayeron todos los
En estos pasajes afirma Pablo que existe una conexión, que él hombres.
no explica claramente, entre el pecado de desobediencia del primer Es preciso reconocer una cosa importante. Los judíos contem-
hombre, Adán, y el pecado de todos los hombres. Pero, ¿cómo poráneos de Pablo pensaban que todos los hombres habían pecado
puede afectar a todos los hombres el acto de Adán? Tres respues- en Adán, pero que al mismo tiempo cada uno de ellos es respon-
tas han sido dadas a esta pregunta: sable de sus propios pecados. Véanse los pasajes siguientes:
a) Pablo trata de decir que Adán hizo directamente que sus
descendientes pecaran. Fue así porque todos los hombres que vi- «Pues si Adán pecó primero
nieron tras él eran de su misma sangre, y su sangre era la de un y al cabo trajo la muerte para todos,
hombre pecador. Inyectó en el torrente sanguíneo de todos los los que de él nacieron, cada uno de ellos
hombres una especie de virus o germen que, si querían como si no, ha preparado para su alma tormentos futuros
les hacía pecar. Pero en Pablo nada hay que nos sugiera semejante y cada cual ha elegido también para sí glorias futuras.
idea biológica, por lo que pasamos por alto esta explicación. Adán, por tanto, es no la causa únicamente de su propia alma,
b) Pablo quiere decir que, una vez que Adán hubo pecado, sino que cada uno de nosotros ha sido el Adán de su propia alma»
el mundo se convirtió en un lugar distinto de lo que era. Adán ha- (2 Baruc 54,15-19).
bía nacido en un mundo sin pecado, mientras que todos los hom-
bres que vinieron después de él nacieron en un mundo en que el En la cita anterior se subraya la responsabilidad individual de to-
pecado se había convertido en una realidad; su entorno estaba ya dos los hombres. Pero tenemos también el siguiente pasaje:
corrompido. Y como nuestro entorno nos afecta, el pecado vino a «Porque el primer Adán, al revestirse del mal, transgredió
ser connatural al hombre. Esta idea de los resultados ambientales y fue vencido, y lo mismo cuantos de él nacieron. De este modo
del pecado de Adán ha atraído a cuantos piensan que el hombre se hizo permanente la debilidad. Ciertamente, en el corazón de los
es hechura de su ambiente externo. Pero en Pablo nada hay que individuos estaba la Ley, pero (junto con) un germen maligno,
apoye esta interpretación; más bien diríamos que es una interpre- de manera que lo bueno desapareció, quedando únicamente el
tación tendenciosa propia del siglo xx. mal» {4 Esdras 3,21-22).
c) Lo más probable es que Pablo vea en Adán una figura que También leemos lo siguiente:
representa a todo el género humano. «Adán» significa «hombre» «Porque en el corazón de Adán quedó sembrada una semilla
y representa a todos los hombres, de manera que cuanto él hizo maligna desde el principio, y ¡qué gran cosecha de impiedad ha
afecta a todos los demás. Esta idea está en consonancia con la ma- producido hasta el presente! ¡Y cuánta seguirá produciendo aún
nera de pensar propia de los pueblos semíticos, los judíos, los ára- hasta que llegue el día de la trilla!» {Ibid., 4,30-32).
bes y otros. Un hombre está unido siempre a una familia, y cuanto «Y respondí diciendo: Esta es mi primera y mi última pala-
haga afectará a ésta. Todo hombre pertenece a una tribu, y cuan- bra: mejor hubiera sido si la tierra no produjera a Adán o, habién-
to haga repercutirá sobre ésta. Todo hombre pertenece a una na-
254 El enemigo antiguo La idolatría y sus consecuencias 255

dolo producido, que lo hubieras apartado de pecar. ¿Qué nos en la tierra y en el mar y en todas las cosas creadas al Señor que
aprovecha, en efecto, a todos, ahora vivir en el dolor y esperar el las creó todas, no sea que os volváis como Sodoma, que cambió el
castigo para después de la muerte? ¡Oh Adán, qué es lo que hicis- orden de la naturaleza»31.
te! Porque si fuiste tú el que pecó, no fue sólo tuya la caída, Hay también en una antigua fuente judía un texto sobre Abra-
sino de todos nosotros también, que somos tus descendientes. han. Se afirma que descubrió la existencia de Dios razonando
¿Qué nos aprovecha, en efecto, que se nos haya prometido la eter- hasta remontarse a la causa primera. Al negarse a aceptar la idola-
nidad, si entre tanto hemos hecho las obras que acarrean la muer- tría, el rey Nemrod le pidió que rindiera adoración al fuego. Se
te?» {Ibid., 7,116s). recoge en este punto la siguiente argumentación:
Pablo nos deja un interrogante: ¿cómo es que pecamos sin «Abrahán le replicó: 'Mejor haríamos venerando el agua, que
poderlo evitar, pero así y todo por nuestra propia decisión? apaga el fuego'. Le dijo Nemrod: 'Adora, pues, el agua'. Replicó
Abrahán: 'En ese caso, deberíamos adorar la nube, que trae el
agua'. Dijo Nemrod: 'Adora entonces la nube'. Replicó Abrahán:
LA IDOLATRÍA Y SUS CONSECUENCIAS 'Mejor sería adorar el viento, que dispersa la nube'. Dijo Nemrod:
'Pues adora el viento'. Replicó Abrahán: 'Mejor sería adorar al
Véase el siguiente pasaje de Pablo: ser humano que lleva el viento'» 32 .
«Se está revelando además desde el cielo la reprobación de Podemos asegurar que, en Rom 1,18-24, Pablo da comp raíz
Dios contra toda impiedad e injusticia humana, la de aquellos que del pecado el hecho de haberse corrompido la religión. Precisa-
reprimen con injusticias la verdad. mente allí donde cabía esperar que el hombre estuviera más «se-
«Porque lo que puede conocerse de Dios lo tienen a la vista. guro», en el culto, es donde más expuesto se halla a la corrupción.
Dios mismo se lo ha puesto delante; desde que el mundo es mun-
do, lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su divinidad,
resulta visible para el que reflexiona sobre sus obras, de modo que EL IMPULSO MALO Y SUS CONSECUENCIAS
no tienen disculpa. Porque al descubrir a Dios, en vez de tributarle
la alabanza y las gracias que Dios se merecía, su razonar se dedicó En los capítulos 1 y 5 de la Epístola a los Romanos analiza
a variedades y su mente insensata se obnubiló. Pretendiendo ser Pablo ampliamente la historia del pecado en el mundo y en la hu-
sabios, resultaron unos necios que cambiaron la gloria de Dios manidad. En el pasaje siguiente, tomado del capítulo 7, estudia la
inmortal por imágenes de hombres mortales, de pájaros, cuadrúpe- forma en que el pecado actúa dentro del individuo:
dos y reptiles. «Lo que realizo, no lo entiendo, pues lo que yo quiero, eso no
»Por eso, abandonándolos a sus deseos, los entregó Dios a la lo ejecuto y, en cambio, lo que detesto, eso lo hago. Ahora, si lo
inmortalidad, con la que degradan ellos mismos sus propios cuer- que hago es contra mi voluntad, estoy de acuerdo con la Ley en
pos, por haber sustituido ellos al Dios verdadero por uno falso, que ella es excelente, pero entonces ya no soy yo el que realizo
venerando y dando culto a la criatura en vez de al creador (¡Ben- eso, es el pecado que anida en mí.
dito él por siempre! ¡Amén)» (Rom 1,18-24). »Veo claro que en mí, es decir, en mis bajos instintos, no anida
En este pasaje se afirma que el pecado surgió porque los hom- nada bueno, porque el querer lo excelente lo tengo a mano, pero
bres se apartaron del culto del Dios verdadero, al que tenían capa- el realizarlo no; no hago el bien que quiero, el mal que no quiero,
cidad suficiente para conocer, y adoraron las cosas que el mismo eso es lo que ejecuto. Ahora, si lo que yo hago es contra mi volun-
Dios había hecho. Se trata también en este caso de una idea que tad ya no soy yo el que lo realiza, es el pecado que anida en mí.
Pablo compartía con sus contemporáneos de Palestina. Hay un »Así, cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro fatalmente
pasaje de los Testamentos de los Doce Patriarcas que dice así: con lo malo en las manos. En lo íntimo, cierto, me gusta la Ley de
«El sol, la luna y las estrellas no alteran su orden; no cambiéis Dios, pero en mi cuerpo percibo unos criterios diferentes que gue-
vosotros tampoco la ley de Dios en el desorden de vuestras obras. rrean contra los criterios de mi razón y me hacen prisionero de
Los gentiles se descarriaron y se olvidaron del Señor y cambiaron
31
su orden, obedeciendo al leño y a la piedra, espíritus mentirosos. W. D. Davies, Paul and Rabbinic ]udaism (op. cit.) 28.
No seáis como ellos, hijos míos, sino reconoced en el firmamento, 32 Ibid., 29.
256 El enemigo antiguo El impulso malo y sus consecuencias 257
esa ley del pecado que está en mi cuerpo. En una palabra: yo de «Se está revelando además desde el cielo la reprobación de
por mí, por un lado, con mi razón, estoy sujeto a la Ley de Dios; Dios contra toda impiedad e injusticia humana» (Rom 1,18).
por otro, con mis bajos instintos, a la ley del pecado. Esto, al parecer, significa que Dios está airado contra la con-
»¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este ser mío, ins- ducta humana y que interviene para castigar al hombre. Para mu-
trumento de muerte? Pero, ¡cuántas gracias le doy a Dios por Je- chos resulta difícil aceptar esta idea. La ira es una pasión irracio-
sucristo Señor nuestro!» (Rom 7,15-25). nal; quien la experimenta pierde el dominio de sí mismo. Todos
En éste y en otros pasajes piensa Pablo en algo que probable- los moralistas la condenan; viene a ser como una «locura pasaje-
mente aprendió de sus maestros judíos. Mucho antes de Pablo se ra». Con seguridad no se puede acusar de ella a Dios. Los pensa-
había formulado la idea de que en el hombre están implantados dores tanto helenísticos como modernos han afirmado rotunda-
dos impulsos, uno bueno y otro malo. Los pensadores judíos pres- mente que Dios no puede experimentar la pasión de la ira.
taban mayor atención al impulso malo: Y si es así, ¿qué significa para Pablo la ira de Dios? Sencilla-
mente, se nos dice, que el universo está construido de tal manera
«Dios creó al hombre desde el principio que, si el hombre peca, sufre el correspondiente castigo. Si un
y lo puso en manos de su yetzer (impulso)» (Eclo 15,14). niño acerca un dedo al fuego, sufre las consecuencias. Ello ocurre
no porque el fuego tenga «ira», sino por el hecho de que el mundo
Para algunos, el impulso malo se localizaba en los ríñones y otros físico está regido por determinadas leyes. Del mismo modo pode-
lo situaban en el corazón; no faltaban quienes lo personificaran mos afirmar que el universo moral está regido por ciertas leyes
como un espíritu maligno. Las opiniones variaban en estos asuntos, espirituales. Cuando un hombre peca, Dios no siente ira, pero en-
pero estaba clara la función del impulso maligno: empujaba o tran en juego las leyes morales del universo y se produce automá-
inclinaba al hombre al pecado y se relacionaba especialmente con ticamente el castigo. Dios nunca siente ira, pero el pecado sufre
el pecado o la concupiscencia sexuales; llevaba a la impureza y a siempre su correspondiente castigo. Lo cierto es que Pablo nunca
la idolatría. afirma que Dios se llene de ira, sino que «la cólera» entra en
acción, es decir, que se pone en marcha un proceso en virtud del
De todo lo anterior podemos colegir, por consiguiente, que
cual el hombre recoge siempre lo que siembra.
Pablo relaciona el origen del pecado, desde un punto de vista, con
el mero hecho de la solidaridad humana, ya que todos los hombres Esta explicación resulta atrayente, pero no es verosímil. Pablo
era judío. Conocía perfectamente el Antiguo Testamento y sabía
están unidos por el vínculo común de la vida, de forma que cuanto
que cuantas veces habla de la cólera divina no se trata de una
hace un hombre afecta a todos los demás:
«cólera» caprichosa, sin motivos, sino de una respuesta indignada
ante el pecado del hombre. El Dios personal del Antiguo Testa-
«En el pecado de Adán mento respondía al mal de manera personal. La ira es la otra cara
todos hemos pecado.» de la misericordia divina, expresión no de un sentimiento injusto,
sino de un pathos infinito. El sentimiento está no sólo en mostrar
Desde otro punto de vista, relacionaba el pecado con la corrup- misericordia, sino también en reaccionar contra el mal. «Porque
ción del «culto» y la «religión», pero al mismo tiempo lo veía Dios se preocupa del hombre, también su ira puede encenderse
también conectado con el impulso malo en que creía el judaismo. contra él», escribe el profesor Abraham Heschel. Merece citarse
Pero no eran los orígenes del pecado lo que realmente preocu- el resto de sus palabras: «Cierto, la ira es algo que se aproxima
paba a Pablo, sino su realidad actual. Los frutos del pecado están peligrosamente al mal, pero sería erróneo identificarla con el mal.
claros. Indirectamente, como veíamos, Pablo hacía derivar todo el Puede ser mala por asociación, pero no por esencia. Al igual que el
extravío del universo del pecado cometido por el hombre. Pero fuego, puede ser tanto un beneficio como un elemento fatal: re-
había otras dos realidades que relacionaba directamente con el pe- prensible cuando va asociada a la malicia, moralmente necesaria
cado: la ira y la muerte. Para nosotros resulta difícil valorar estas como una manera de resistir a la malicia. Ambas alternativas en-
dos realidades como las valoraba Pablo. trañan un riesgo. Suprimirla por completo, incluso frente a las
El pecado atrae la cólera o ira de Dios, como vemos en este acometidas del mal, equivaldrá a una capitulación, a una rendición,
pasaje: pero su impulso irrefrenado puede llevar al desastre. La ira es ca-
17
258 El enemigo antiguo El impulso malo y sus consecuencias 259

paz de provocar explosiones catastróficas, mientras que la ausencia en dolor obstinado es delito
completa de ira llega a embotar la sensibilidad moral. La paciencia de impía terquedad, es dolor inhumano
es una cualidad ligada a la santidad, pero degenera en pereza que delata un ánimo contrario al cielo,
cuando se asocia a la falta de una justa indignación. Todo tiene un corazón cobarde, un alma impaciente,
su tiempo y sazón, todas las tareas bajo el sol... tiempo de callar, una mente simple e inculta.
tiempo de hablar... tiempo de amar, tiempo de odiar» (Ecl Pues lo que ha de ser y sabemos que es tan común
3,1-7.8)33. Es probable que Pablo estuviera de acuerdo. como la más vulgar de las cosas,
El otro resultado directo del pecado es la muerte. Así se dice ¿Por qué tomarlo en terca oposición
claramente en Rom 5,12-16: tan a pecho? ¡Basta! Que es agravio al cielo,
«En consecuencia, igual que por un hombre entró el pecado en agravio al muerto y a la naturaleza,
el mundo y por el pecado la muerte, y la muerte se propagó sin absurdo contra la razón, cuyo tema tan frecuente
más a todos los hombres, dado que todos pecaban... es la muerte de los padres, que siempre gritó
»Porque antes de la Ley había ya pecado en el mundo; y, aun- desde la primera muerte hasta la última:
que donde no hay Ley no se imputa el pecado, a pesar de eso la 'Así tenía que ser'» 34 .
muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso entre los que no
habían pecado cometiendo un delito como el de Adán. Pero es el rey, asesino de su propio hermano, el que así habla.
»Este era figura del que tenía que venir, pero no hay propor- Según Hamlet, «una fiera carente de razón y discurso» habría llo-
ción entre el delito y la gracia que se otorga; pues, si por el delito rado más tiempo a su «padre». Morir va con la naturaleza, pero
de uno solo murió la multitud, mucho más la gracia otorgada por también es natural el duelo; la muerte tiene un aguijón. Y Pablo,
Dios, el don de gracia que correspondía a un hombre solo, Jesu- sin dar más explicaciones, relaciona ese aguijón con el pecado. «El
cristo, sobró para la multitud. pincho de la muerte es el pecado.»
»Y tampoco hay proporción entre las consecuencias del peca- Pablo, por consiguiente, ve al hombre sumido en una condición
do de uno y el perdón que se otorga, pues el proceso, a partir de desesperada. No todos los hombres individualmente están corrom-
un solo delito, acabó en sentencia condenatoria, mientras la gracia, pidos en el mismo grado por el mal; entre los hombres hay dife-
a partir de una multitud de delitos, acaba en amnistía.» rencias reales. Pero no es éste el hecho más significativo. Lo es
De nuevo nos hallamos ante una idea difícil. ¿No es acaso la en cambio el que todos ellos hayan fallado con respecto a la gloria
muerte un fenómeno natural, resultado inevitable de la decadencia de Dios; todos están desorientados bajo la ira de Dios y la sombra
de nuestro vigor físico? de la muerte. Y no es sólo que los hombres caminen individual-
mente desorientados, sino que la sociedad toda ha caído en ese
«Decaen los bosques, decaen y son abatidos estado, lo que hace gritar a Pablo: «¡Desgraciado de mí! ¿Quién
y al cabo de muchos veranos muere el cisne.» me librará de este ser mío, instrumento de muerte?»
Muchos piensan que esta idea de la condición humana resulta
Es natural. Shakespeare expresa este mismo hecho en Hamlet, en hasta morbosa, poco realista, exagerada, fruto de una monumental
los versos en que el rey reprende a Hamlet, que se lamenta en neurosis, una idea que repele. Pero ocurre así porque muchos
exceso por su padre: hombres modernos tienen una visión distinta y aún opuesta. Las
siguientes citas de autores modernos contrastan vivamente con las
«Es hermoso y loable por tu parte, Hamlet, afirmaciones de Pablo. Un distinguido científico inglés, Sir James
dedicar a tu padre estas muestras de dolor. Jeans, escribía así:
Pero, sábelo, tu padre también perdió a su padre, «Ya no creemos que el destino humano sea juguete de espíri-
y éste también al suyo, y el que sobrevive tus buenos y malos o que sea objeto de las maquinaciones del
ha de cumplir por un plazo la filial obligación diablo. Nada hay que nos impida convertir la tierra de nuevo en
de mostrar una amorosa tristeza. Mas persistir un paraíso, excepto nosotros mismos. Ha amanecido la era cientí-
34
33 A. Heschel, The Prophets (Filadelfia 1955) 279ss. William Shakespeare, Hamlet, acto I, esc. 2, vers. 87ss.
260 El enemigo antiguo El impulso malo y sus consecuencias 261
fica y sabemos que el hombre es dueño de su destino, capitán de voluntad. Hemos de entendernos con todas esas cosas tal como
su propia alma. El domina el curso de su barca y es libre de diri- nos las hemos encontrado ahí. En el futuro serán tal como lo quiera
girla hacia aguas tranquilas o cenagosas, o incluso de lanzarla la orientación de su desarrollo en el pasado. Lo único que pode-
contra las rocas» 35. \ mos hacer es seguir caminando al lado de todas esas cosas, con la
El presidente del Museo de Historia Natural de Chicago pien- esperanza de no quedarnos atrás» 37 .
sa así: Estas palabras no están muy lejos del realismo de Pablo, pero
«Pero si escuchamos a los antropólogos, capaces de demostrar sin el alivio de su fe. También podemos recordar el famoso ensayo
científicamente que ni el color de la piel ni el tipo de cabello o los de Freud, Una dificultad del psicoanálisis, en que menciona los
rasgos, o las diferencias de religión pueden crear problemas entre tres golpes que han herido el amor propio de la humanidad: el
los pueblos, sino aquellos factores de que el hombre es responsable cosmológico, que reveló al hombre que no era el centro del uni-
y que está en nuestras manos dominar o cambiar a voluntad, en- verso físico; el biológico, que le hizo saber que no es distinto de
tonces estaremos al menos a la vista de ese mundo mejor que nos los animales, sino que tiene su origen en ellos; el psicológico, el
sabemos obligados a hacer realidad si no queremos perecer final- más doloroso de todos esos golpes, que le reveló el hecho de que
mente como víctimas de nuestra propia perversidad» x. una buena parte de su actividad mental no le pertenece y queda
Otro antropólogo estima que «el hombre se hace a sí mismo». fuera del dominio de su voluntad en virtud de unos procesos in-
Pero no todos los modernos piensan de esta manera. Un antro- conscientes. El hombre no es tanto dueño de su propio destino
pólogo ha dicho acerca de la idea de que el hombre domina la como juguete del universo. Pablo experimentó esos mismos golpes
civilización que es «una ilusión antropocéntrica». El hombre, a y se sintió también bajo su embate. Conoció nuestras mismas pre-
partir del día de su nacimiento, va siendo modelado por la sociedad ocupaciones. Pero su realismo encontró un alivio. El hecho de que
en que vive. El entorno, la cultura le configuran si quiere como Pablo reaccionara ante esos golpes y la forma en que lo hizo expli-
si no. En Roma hacemos como los romanos. Nadie puede escapar can la importancia que para el hombre actual conserva el Nuevo
del peso de la cultura. Un eminente antropólogo dice así: Testamento.
«La cultura actual ha sido determinada por el pasado, y la cul-
tura del futuro será la prolongación de las tendencias actuales.
Podemos decir con toda verdad que la cultura se hace a sí misma.
Al menos, si queremos explicar la cultura científicamente, hemos
de proceder como si la cultura se hiciese a sí misma, como si nada
tuviera que ver el hombre con la determinación de su curso o su
contenido. Es preciso, por supuesto, que el hombre esté allí, para
hacer posible el proceso cultural. Pero la naturaleza y el compor-
tamiento del proceso en sí vienen autodeterminados. La cultura
se basa en sus propios principios y se rige por sus propias leyes.
»... El idioma inglés, la religión cristiana, nuestras institucio-
nes políticas, nuestros talleres, minas, fábricas, ferrocarriles, telé-
fonos, ejércitos, navios, carreteras, salas de baile y millares de
cosas más que integran nuestra civilización están ahí y existen hoy.
Poseen volumen, densidad e importancia. No es posible hacer que
todo eso desaparezca con un golpe de varita mágica, no es posible
alterar su estructura y su comportamiento con un simple acto de

35
Citado en M. H. Fried (ed.), Readings in Anthropology II: Cultural
Anthropology
36
(Nueva York 1959) 549.
Ibid. Un conocido investigador ha publicado un libro con el título
Man makes himself. 37
Ibid., 555.
La esperanza del judaismo 263

pobres; también entre judíos y paganos, pero de manera particular


CAPITULO 25 y más fundamental, entre el hombre y Dios. Sin embargo, a pesar
de la caída del hombre, el judaismo seguía creyendo que Dios era
LA ESPERANZA CUMPLIDA: todavía Dios y que, en consecuencia, su voluntad terminaría por
UNA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA imponerse.
¿Cómo habría de ocurrir ello? Tendría lugar en el futuro, pero
ese futuro se entendía de varias maneras. Algunos pensaban que
Advertir que la humanidad camina desorientada es una cosa; habría de aparecer un Mesías, un Hijo de David poderoso como el
creer que aún puede ser redimida es otra. La importancia de Pa- primer David, que instauraría el reinado de Dios en la tierra.
blo radica en el hecho de que afirma haber encontrado una fuer- Otros habían perdido ya toda esperanza en esta tierra y esperaban
za capaz de dirigir el mundo. El realismo es cosa frecuente; el un personaje sobrenatural, el Hijo del hombre, que establecería
pesimismo resulta barato, pero la fe de Pablo es «más rara que un cielo nuevo y una tierra nueva. Quizá no hayamos de pensar
el radium». en una sola esperanza mesiánica, bien definida y generalmente
Pablo estaba convencido de que el mundo en su totalidad aceptada, sino en una rica variedad de expectativas muy entre-
marchaba descarriado; apartarlo del curso fatal que seguía era una mezcladas. Pero de cualquier modo que se entienda, el fin habría
obra que necesariamente habría de realizarse a escala cósmica. de ser semejante al principio: del mismo modo que la voluntad
Pablo estaba lógicamente preocupado por su propio destino perso- de Dios fue aceptada por la creación entera y también por el hom-
nal, pero al mismo tiempo reconocía que su caso formaba parte bre en los primeros días, al final volvería a manifestarse una obe-
de una situación general; sus problemas estaban unidos a los pro- diencia idéntica. El fruto de esta obediencia sería la instauración
blemas de todo el mundo. No le preocupaba tanto entenderse a sí de la unidad recuperada, la recreación de la unidad rota entre
mismo como entenderse como miembro del pueblo de Israel y de hombre y hombre y entre el hombre y Dios.
la raza humana. No se miraba simplemente como un «individuo», Pero hemos de analizar cómo se concebía esta obediencia, ras-
sino como un miembro de la tribu de Benjamín, un hebreo entre go característico de los últimos tiempos. Hay una cosa cierta: la
los hebreos, de la semilla de Abrahán, como un hijo de Adán. Su condición necesaria para el reinado de Dios sería la observancia
propia reorientacíón dependía de la reorientación de su raza, del indiscutible de la Ley. Sólo cuando los hombres se hicieran dignos
mismo modo que el destino de un muchacho o una muchacha de de él comenzaría el reinado de Dios, cuya instauración dependía,
Harlem va ligado a la reforma y la reorientación de Nueva York por consiguiente, de la fidelidad de Israel, cuya obediencia se
y de la América blanca. convirtió así en factor decisivo. La unidad que se esperaba para
los últimos tiempos habría de ser realmente la unidad en la Ley,
fruto de la obediencia del hombre a la Ley.
LA ESPERANZA DEL JUDAISMO
Había otra cosa igualmente cierta. La consecuencia del reina-
i do de Dios sería la observancia de la Ley por todos los hombres.
Pero el pueblo judío, al que pertenecía Pablo, venía luchando ¿Qué iba a ocurrir con los paganos? ¿Obedecerían ellos también
desde antiguo con el problema de la desorientación en su propia a la Ley? El judaismo estuvo siempre dividido acerca de esta cues-
vida y en la vida del mundo. De aquella lucha había brotado una tión. Siempre hubo «liberales» convencidos de que al final se
audaz esperanza, que podríamos concretar aproximadamente como reuniría en su tierra todo el pueblo de Israel disperso y que las
sigue: el judaismo consideraba el mundo como la creación del Dios naciones paganas se convertirían al Señor Dios de Israel. Considé-
único, y su destino era reflejar la unicidad de su hacedor perma- rese, por ejemplo, el siguiente pasaje de Isaías (2,2-4, de fecha
neciendo unido. Esta unidad fue un hecho en el principio; el cos- temprana), que siempre intrigó al pueblo de Israel:
mos, incluido el hombre, «obedecía» a Dios. Pero entró en escena
el pecado y con él la desunión a todos los niveles: esta desunión «Al final de los tiempos estará firme el monte de la casa del Señor,
se expresaba como enemistad entre hombre y hombre; en la fa- en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas.
milia, entre Caín y Abel; dentro de la nación misma, entre ricos y Hacia él confluirán las naciones,
caminarán pueblos numerosos.
264 La esperanza cumplida La esperanza del judaismo 265
Dirán: Venid, subamos al monte del Señor, Este es el punto en que la esperanza de Israel muestra su am-
a la casa del Dios de Jacob: bigüedad. Pero nótese que esa ambigüedad afecta precisamente a
él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas, la mayor parte de los hombres, que se hallaban «sin Dios y sin
porque de Sión saldrá la ley; de Jerusalén, la palabra del Señor. esperanza en el mundo».
Será el arbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. Pablo fue el heredero de la esperanza de Israel a la que nos
De las espadas forjarán arados; de las lanzas, podaderas. hemos referido, una esperanza constante a la vez que muy varia-
No alzará la espada pueblo contra pueblo, da. Sabía que las fuerzas angélicas del mal eran reales; el mundo
no se adiestrarán para la guerra.» helenístico era capaz de asegurar la realidad inexorable del destino
y su propia experiencia estaba en condiciones de dar testimonio de
Pero había también una actitud hostil hacia los paganos, que ade- la «desmedida maldad del pecado». Pero Pablo estuvo siempre
más se había endurecido en algunos sectores durante el siglo i. Las seguro de que la historia era el escenario de la actividad de Dios
distintas potencias paganas que habían oprimido a Israel —asi- y de que no podía oponerse a ser moldeada por su voluntad. «Al
rios, babilonios, griegos y, ya en el siglo i, romanos— habían final de los días» terminaría por reinar Dios. Habría un solo Señor
dado motivos de sobra para odiar al mundo pagano. Los judíos y un solo pueblo. ¿Qué pensar de la ambigüedad que afectaba a
habían tenido ocasión de contemplar, igual que en nuestros días, los gentiles? Podemos estar seguros de que Pablo pensaba de
la «sombría majestad del hombre» con su increíble crueldad. aquel modo.
Algunos renunciaron a toda esperanza de que los paganos llegaran Nacido en una importante ciudad y ciudadano romano, Pablo
a convertirse y no creían que pudieran dar de sí más que un nivel habría experimentado en edad temprana el contacto con los gen-
moral mínimo, el cumplimiento de los mandamientos noáquicos; tiles. A pesar de su sensualidad y su idolatría, no dejaría de atraer-
no cabía esperar de ellos otra cosa; algunos se consumían de pie- le la variada y abigarrada vida helenística, como a tantos otros
dad por ellos; otros los condenaban sin apelación. Sólo Israel, obe- judíos del período posexílico. No es verosímil que ese Pablo que
diente a la Ley, podía ser el pueblo de Dios; la esfera de la re- nos dan a conocer las epístolas y los Hechos se desentendiera de
dención eran Israel y la Ley. El único camino que se abría ante el la vida y el destino de la mayor parte de las personas que veía a su
extranjero que quisiera participar en el glorioso futuro «al final de alrededor. Pero al mismo tiempo, la fascinación del helenismo le
los tiempos» consistía en naturalizarse en el pueblo judío. Un emi- haría tomar conciencia más clara de su condición de judío. En
nente investigador judío liberal ha resumido así la situación: cualquier caso, Pablo, al igual que el autor de 4 Esdras, se senti-
«La doctrina particularista de los rabinos era que las naciones ría impulsado, a través de sus contactos personales y sus estudios,
paganas no podían 'salvarse'. Estaban condenadas al infierno. Sin a tomar en consideración «los linajes menores carentes de la Ley»
embargo, los rabinos sentían a veces que su conciencia les remor- y a preguntarse por el destino de «los muchos», condenados a la
día a causa de doctrina tan cruel, al igual que algunos teólogos destrucción. Su misma devoción intensa a la Ley tuvo que ser
cristianos sienten a veces remordimientos por su doctrina similar. como una sombra de agonía por los que vivían sin la Ley; sus
En efecto, si los paganos no conocían otra cosa mejor y si nunca simpatías humanas tenían que estar en pugna con sus creencias.
tuvieron ocasión de oír hablar acerca del verdadero Dios, ¿cómo Pablo, por consiguiente, al contemplar la desorientación del
justificar su condenación?... De ahí la teoría de los "siete profe- mundo, aún tenía alguna esperanza. Pero aquella esperanza se vio
tas' que los 'amonestaron'. Pero la voz de los profetas se había colmada de modo tan inesperado y extraño que por un tiempo se
extinguido mucho tiempo atrás. ¿Qué hacer entonces? Bien, allí quedó ciego. En efecto, se cumplió de un modo que al primer gol-
estaba la Ley con sus previsiones sobre la aceptación de los pro- pe hubo de parecerle imposible: en Jesús de Nazaret. Pablo cono-
sélitos. A partir de aquel momento, las naciones podían integrarse cía la pretensión de que aquel Jesús, que había fraternizado con los
en el judaismo en el momento en que lo desearan. Los prosélitos publícanos (recaudadores) y pecadores, gentes al margen de la
de cada generación son una advertencia para todos sus contempo- Ley, y que finalmente había muerto como un criminal en una
ráneos. Pero la advertencia no ha sido escuchada y la condenación cruz, bajo la maldición de la Ley, era el Mesías, el personaje que
al infierno se justifica» 3S. había de venir «al final de los tiempos». Conocía la pretensión de
38
C. G. Montefiore y H. Loewe (eds.), A Rabbink Anthropology que aquella figura final de la historia inaceptable había formado
(Nueva York y Londres 1938) 187. su propia comunidad mesiánica con gente reclutada de entre «el
266 La esperanza cumplida

pueblo de la tierra», rústicos sin religión; que Dios daba cumplí CRISTO COMO CENTRO DE LA HISTORIA
miento a la esperanza de Israel no a través de los devotos que
guardaban la Ley, sino mediante aquellos judíos de segundo gra- Lo primero de todo es que Jesús constituye el punto de giro
do, procedentes de la Galilea de los Gentiles: Pedro, Santiago, decisivo en la historia. El judaismo, como ya hemos visto, aguar-
Juan y otros de su clase. Conocía también otra pretensión aún más daba la aniquilación de la edad presente y el advenimiento de una
audaz, principio y confirmación de todas las demás pretensiones, nueva era en que triunfaría el bien. Al igual que los autores de los
que aquel Jesús maldecido había resucitado de entre los muertos. sinópticos, Pablo estaba convencido de que la nueva era había
La resurrección de entre los muertos, la señal más segura de los comenzado con Jesús. Pablo expresa ciertas antítesis que lo hacen
últimos tiempos esperados por el judaismo, había comenzado ya: ver claro. Véanse los ejemplos siguientes:
quedaba inaugurada la era final de la historia. ¡El mundo camina-
ba hacia el final! 1. El hombre antiguo y el nuevo
No sólo conoció Pablo estas pretensiones, sino que terminó
creyendo en ellas. Precisamente porque era un fariseo con una bue- «Aquella inmersión que nos vinculaba a su muerte nos sepultó
na formación, Pablo vio con mayor claridad y sintió más profun- con él, para que, así como Cristo fue resucitado de la muerte por
damente que los primeros discípulos todo lo que ellos mismos el poder del Padre, también nosotros empezáramos una vida^nue-
proclamaban acerca de Jesús como Mesías. Como una de las men- va. Además, si hemos quedado incorporados a él por una muerte
tes más poderosas de la historia, Pablo penetró hasta el núcleo semejante a la suya, ciertamente también lo estaremos por una
esencial de aquel mensaje. Le habían enseñado que las esperanzas resurrección semejante.
del judaismo no podrían tener cumplimiento sino entre hombres »Tened esto presente: el hombre que éramos antes fue cruci-
que cumplieran la Ley y mediante ello se hubieran ganado el favor ficado con él, para que se destruyese el individuo pecador y así
de Dios, es decir, entre los «buenos». En Jesús se encontró Pablo no seamos más esclavos del pecado; porque, cuando uno muere, el
con alguien que no puso los ojos en los dignos, sino que salió al pecado pierde todo derecho sobre él» (Rom 6,4-7).
encuentro de los indignos: «No víne a llamar a los justos, sino a
«Dejad de mentiros unos a otros, ya que os despojasteis del
los pecadores.» Cuando los hombres aún andaban obcecadamente
hombre que erais antes y de su manera de obrar y os vestisteis de
extraviados, el amor de Dios hacia ellos se manifestó y actuó a
través de Jesús. El nuevo factor había entrado en el campo de la ese hombre nuevo que por el conocimiento se va renovando a
historia; Pablo lo llamó «gracia» de Jesús, amor de Dios que a tra- imagen de su creador» (Col 3,9-10).
vés de él actuaba, un amor inesperado, persistente, ilimitado
hacia los que no lo merecían. Su manifestación suprema fue la 2. La vida según la carne y según el espíritu
resurrección, el retorno de Jesús a los suyos, a los mismos que le
habían traicionado, y por encima de todo, la venida de Jesús al «A vosotros, hermanos, os han llamado a la libertad; lo único
mismo Pablo, el archiperseguidor. Aquella gracia tenía que impri- que esa libertad no dé pie a los bajos instintos. Al contrario, que
mir necesariamente un nuevo giro a la historia. el amor os tenga al servicio de los demás» (Gal 5,13).
A partir de aquel momento, Pablo se entregó a Jesús de Naza- «Quiero decir: proceded guiados por el Espíritu y nunca cede-
ret, aceptándolo como Mesías, la figura final de la historia, el réis a deseos rastreros. Mirad, los objetivos de los bajos instintos
objeto de cus preocupaciones supremas, el que había dado ntieva son opuestos al Espíritu y los del Espíritu a los bajos instintos,
orientación a la historia. Pero, ¡es tan fácil decir «dar nueva orien- porque los dos están en conflicto. Resultado, que no podéis hacer
tación a la historia»! ¿Podría ser verdad tal cosa? ¿Y en qué sen- lo que quisierais. En cambio, si os dejáis llevar por el Espíritu, no
tido sería verdad? Para responder a estas preguntas hemos de estáis sometidos a la Ley» (Gal 5,16-18).
fijarnos en cómo entendía Pablo la historia. Su idea de la historia
arranca del judaismo, pero al mismo tiempo está iluminada, en su 3. La vieja y la nueva creación
caso, por el hecho de Cristo. ¿Cómo interpreta Pablo el lugar que
corresponde a Jesús en la historia? «Por consiguiente, donde hay un cristiano, hay humanidad
nueva; lo viejo ha pasado, mirad, existe algo nuevo» (2 Cor 5,17).
Cristo ha instaurado un orden nuevo.
La imagen de Dios 269
LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS seno de las tinieblas', la ha encendido en nuestros corazones, ha-
ciendo resplandecer el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada
El nuevo orden instaurado por Jesús es el cumplimiento de en el rostro de Cristo» (2 Cor 4,3-6).
cuanto habían predicho los profetas del Antiguo Testamento. La
venida de Jesús no fue una intervención repentina en la historia, «Este es imagen de Dios invisible,
sino que constituye la culminación de un proceso a lo largo del nacido antes que toda criatura» (Col 1,15).
cual estuvo actuando Dios en el Antiguo Testamento. Jesús apa-
reció en «la plenitud de los tiempos». El plan de Dios es transformar, renovar o rehacer al hombre
«Esta buena noticia, prometida ya por los profetas en las Es- conforme a la imagen de Jesucristo. Y de este modo llegamos al
crituras...» (Rom 1,2). punto siguiente.

LA IMAGEN DE DIOS NO TODO ISRAEL ES ISRAEL

¿Cómo han de entenderse los planes de Dios sobre el hombre? Esta renovación o transformación es posible gracias al mismo
Se dice claramente en los pasajes siguientes [esplendor-gloria]. Jesucristo, que ha dado una nueva orientación a la humanidad.
«Sabemos también que, con los que aman a Dios, con los que Esta sencilla afirmación ha de entenderse a la luz de la filosofía
él ha llamado siguiendo su propósito, él coopera en todo para su o idea de la historia que tiene Pablo. Su visión de la historia en-
bien. Porque Dios los eligió primero, destinándolos desde entonces tronca con el Antiguo Testamento y el judaismo interpretado a la
a que reprodujeran los rasgos de su Hijo, de modo que éste fuera luz de Cristo. Podríamos caracterizar sumariamente su «filosofía»
el mayor de una multitud de hermanos; y a esos que había desti- como sigue:
nado, los llamó; a esos que llamó los rehabilitó, y a esos que Los planes de Dios empezaron a hacerse realidad ya con la
rehabilitó les comunicó su gloria» (Rom 8,28-30). creación del mundo. El universo no es producto de la casualidad,
«Ahora bien, ese Señor es el Espíritu, y donde hay Espíritu sino de la voluntad de Dios. La creación, incluido el hombre, fue
del Señor, hay libertad. Y nosotros, que llevamos todos la cara hecha con vistas a la armonía entre hombre y hombre, entre hom-
descubierta y reflejamos la gloria del Señor, nos vamos transfor- bre y naturaleza, entre hombre y Dios. Pero el plan de Dios se
mando en su imagen con resplandor creciente; tal es el influjo del frustró a causa del pecado de Adán. Dios, sin embargo, empezó
Espíritu del Señor» (2 Cor 3,17-18). de nuevo con el hombre en la alianza que hizo con Abrahán. Se
«Dejad de mentiros unos a otros, ya que os despojasteis del hizo la promesa de que en él serían bendecidas todas las naciones
hombre que erais antes y de su manera de obrar y os vestísteis de de la tierra. Abrahán respondió a la llamada de Dios y a través de
ese hombre nuevo que por el conocimiento se va renovando a él se hizo realidad el pueblo de Dios, un pueblo elegido por un acto
imagen de su creador» (Col 3,9-10). de la voluntad libre y la gracia de Dios. Pero los planes de Dios
Los anteriores pasajes implican que la intención de Dios es no quedaron automáticamente asegurados por el solo acto de la
renovar al hombre conforme a la propia imagen de Dios, Pero Pa- elección y la respuesta de Abrahán. No todos los que descendían
blo advierte al mismo tiempo que la imagen de Dios es Jesucristo materialmente de Abrahán respondieron a la llamada de Dios
mismo. Podemos concluir, por consiguiente, que el plan de Dios como lo había hecho su padre Abrahán, de forma que no todos
es hacer una humanidad que sea la imagen de Jesucristo. Véanse los que estaban físicamente conectados con Abrahán eran verda-
los siguientes pasajes: deramente hijos suyos. Así, de los dos hijos que tuvo Abrahán,
«Pero, además, si nuestro evangelio sigue velado, es para los sólo Isaac, hijo de la promesa de Dios, fue reconocido como ver-
que se pierden, pues por su incredulidad el dios del mundo éste dadero «hijo»; Ismael, el hijo natural que Abrahán tuvo de Agar,
ha obcecado sus mentes y no distinguen el resplandor del evange- fue rechazado. Del mismo modo, Jacob, hijo de Isaac, es objeto
lio, de la gloria de Cristo, imagen de Dios. Porque no nos predica- del amor de Dios, mientras que Esaú, su hermano, fue desechado
mos a nosotros, predicamos que Jesucristo es Señor y nosotros por Dios. No basta ser físicamente miembro de Israel; de por sí,
siervos vuestros por Jesús; pues el Dios que dijo: 'Brille la luz del la ascendencia física no significa nada. En consecuencia, como dice
270, La esperanza cumplida Los comienzos del nuevo Israel 271

Pablo, no todo Israel es verdaderamente Israel, es decir, no todos De este modo, con la aparición del nuevo Israel, que llevará a
los judíos han respondido con la obediencia a las exigencias de todos el reconocimiento de que Jesús es el «último» y de que Dios
Dios. Ciertamente, la descendencia física de Abrahán ha sido en su es todo en todas las cosas, Pablo afirma que todo el proceso de la
mayor parte desobediente y no es considerada como verdaderos historia ha dado un giro nuevo y decisivo. Y no sólo la historia
hijos de Abrahán. En tiempos de Elias hubo siete mil que no do- humana. Jesús ha infundido a la historia un espíritu que al final
blaron la rodilla ante Baal. Permaneció un resto. Pero este resto conducirá todas las cosas —humanas, sobrehumanas (ángeles,
se hizo cada vez más pequeño; en los tiempos de Isaías ya era muy principados y potestades) y subhumanas— a la bendición divina.
reducido. Pablo contemplaba la historia de su pueblo y caía en la El universo desorientado se orientará de nuevo y será devuelto al
cuenta de que, efectivamente, el resto era cada vez más exiguo, que lo hizo. El fin de todo ello, como hemos visto, es que el hom-
hasta que, como se dice en Gal 3,16, sólo queda un individuo del bre recupere la semejanza de Dios que había perdido por la caída
que pueda decirse con verdad que es descendiente de Abrahán, y de Adán. Pero, como Cristo es la imagen de Dios, asemejarse a
ése es Jesús. Sólo en él se cumple la promesa hecha a Abrahán. Cristo, crecer a la medida de su madurez, es el plan de Dios sobre
Pablo se sirve para dejarlo en claro de un término que emplea en el hombre. ¿Y para el universo? Que todos los poderes del cielo
singular y en plural (Gal 3,16): y de la tierra, que todas las cosas participen de la gloria de Dios.
«Pues bien, las promesas se hicieron a Abrahán y a su descen- Véanse los siguientes pasajes:
dencia (no se dice 'y a los descendientes', en plural, sino en singu- «Lo mismo que por Adán todos mueren, así también por Cristo
lar, V a tu descendencia', que es Cristo).» todos recibirán la vida, aunque cada uno en su propio turno: como
Jesús solo representa al pueblo de la promesa de Dios. Es el primer fruto, Cristo; después, los de Cristo, el día de su venida;
vértice de un triángulo, en el que el «pueblo de Dios», formado luego, el resto, cuando entregue el reino a Dios Padre, cuando
por los verdaderos descendientes de Abrahán, se ha reducido pro- haya aniquilado toda soberanía, autoridad y poder. Porque su
gresivamente y del que han sido gradualmente excluidos los «fal- reinado tiene que durar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo
sos» descendientes de Abrahán. Este proceso de exclusión culmina sus pies; como último enemigo aniquilará a la muerte: pues 'todo
en Jesús. lo ha sometido bajo sus pies', aunque cuando diga 'todo está so-
metido', se exceptuará evidentemente el que le sometió el uni-
verso. Y cuando el universo le quede sometido, entonces también
LOS COMIENZOS DEL NUEVO ISRAEL el Hijo se someterá al que se lo sometió, y Dios lo será todo para
todos» (1 Cor 15,22-28).
El proceso de exclusión que se manifiesta en la historia de
Israel, que viene a ser una crónica del fracaso de Dios en la forma- «Este es imagen de Dios invisible,
ción de un pueblo peculiar en la historia, es el paralelo de aquella nacido antes que toda criatura,
desorientación que descubría Pablo en el mundo pagano. Tanto los pues por su medio se creó
israelitas como los no israelitas compartían la misma desorientación el universo celeste y terrestre,
fundamental, si bien los síntomas no eran siempre los mismos en lo visible y lo invisible,
ambos casos. Pero en Jesús de Nazaret se puso término a la des- ya sean majestades, señoríos,
orientación. En virtud de la obediencia de su vida, que desem- soberanías o autoridades.
bocó en la muerte en cruz, se invirtió el proceso de exclusión. El es modelo y fin del universo creado,
Jesús inaugura un movimiento contrario de inclusión; algunos de él es antes que todo
su mismo pueblo reconocieron en Jesús la verdadera semilla de y el universo tiene en él su consistencia.
Abrahán y se unieron a él. Constituyen un nuevo «resto», el co- El es también la cabeza del cuerpo,
mienzo de un nuevo Israel. Este nuevo Israel está integrado por que es la Iglesia.
los que vieron y respondieron a la gracia de Jesús, el Cristo. Eran El es el principio,
judíos no sólo por su ascendencia. Pronto se unieron a ellos los el primero en nacer de la muerte,
paganos. En el futuro se les unirán además los otros judíos que de para tener en todo la primacía,
momento han rechazado que Jesús sea la figura final de la historia. pues Dios, la Plenitud total,
VISION CÓNICA DE LA H I S T O R I A SEGÚN PABLO VISION DE LA H I S T O R I A SEGÚN P A B L O
TODA LA CREACIÓN
(simplificada)

El universo o el orden creado, incluido el hombre LA H UMANIDAD


I
Criaturas suprahumanas
e infrahumanas Abrahán Los paganos

Potestades de «La creación


lo alto y lo esclavizada» Is Ismael
profundo
I
Jacob Esaú
(ISRAEL)

E L RESTO FIEL
E L ISRAEL E L MUNDO
INFIEL PAGANO

Jesucristo
(descendiente de
Los judeo- Abrahán, segundo Los pagano-
cristianos Adán) cristianos
E L C U E R P O DE CRISTO

«Todo Israel» «El número total


E L ISRAEL DE DIOS de los paganos»

Las potestades reconciliadas La humanidad redimida


(Col 1,20) (Rom 11,32)
La creación liberada
(Rom 8,21)
TODAS LAS COSAS DEL C I E L O Y DE LA TIERRA
RECAPITULADAS EN CRISTO ( E f 1,10)

18
274 La esperanza cumplida La audacia de la fe de Pablo 275
quiso habitar en él, tender la cultura... no servirá para alterar su curso o para cambiar
para por su medio reconciliar consigo el universo, el 'destino' que nos aguarda, del mismo modo que predecir el
lo terrestre y lo celeste, tiempo o las mareas no sirve para alterarlos» 40. Este es el tipo de
después de hacer la paz con su sangre fatalismo que Pablo encontró en el mundo grecorromano. Otros
derramada en la cruz» (Col 1,15-20). antropólogos hablan de manera distinta. Según éstos, una cultura
puede experimentar cambios por una o varias causas: el impacto
La filosofía que hemos esbozado puede representarse gráfica- que sobre elias puedan ejercer otras culturas o la aparición de una
mente en los dos conos dibujados en la página 272. Sin embargo, «personalidad» imprevisible e imprevista, un gran hombre que su-
para hacer más completo el cuadro, de forma que se incluyan en pere con mucho a los demás y que sea capaz de provocar los cam-
él todas las cosas, convendrá consultar también el diagrama de la bios. Pero aún en este caso, el gran hombre será producto de su
página 273 39. propia cultura, por mucho que luego la trascienda. Desde el punto
de vista de Pablo, dado que el mundo ha perdido la dirección,
ninguna cultura nueva será capaz de cambiarlo. Por otra parte,
LA AUDACIA DE LA FE DE PABLO como el hombre en cuanto tal está corrompido, la cultura humana
no puede producir un hombre capaz de reorientarla. Pero a la
Para Pablo, por consiguiente, el cristianismo no es una cues- esencia de la fe de Pablo pertenece la convicción de que el mundo
tión marginal, sino una visión total de la historia, una perspectiva —la totalidad de la cultura humana— ha recibido una nueva orien-
clara, dinámica y, si se aceptan los presupuestos de Pablo acerca tación; se ha puesto fin a la tendencia cultural hacia la decaden-
de Jesús, capaz de inspirar toda una vida. Esta es en parte la razón cia; las «fábricas satánicas» de la cultura y la sociedad, las estruc-
de que Pablo haya influido tanto en nuestra historia. Se cuenta turas del poder de este mundo, el peso acumulado de las costum-
que Henry Ford dijo alguna vez que «la historia es palabrería». bres que corrompen el mundo ya han sido anulados. Jesucristo ha
Los historiadores han sido a veces incapaces de detectar un propó- anulado el destino. Se plantea entonces inevitablemente una pre-
sito en la historia, que de este modo queda reducida a una suce- gunta: ¿Qué o quién era Jesucristo, fundamento de la esperanza
sión de acontecimientos sin fin ni propósito. Por otra parte, las de Pablo?
fuerzas que han actuado en nuestro mundo han propuesto a veces
«filosofías» o «interpretaciones» de la historia. Lo hizo el nazis-
mo y lo hace el marxismo. Para mover a los hombres hay que
interpretar su existencia como un todo. Pablo lo hizo, y por ello se
convirtió en una figura de talla excepcional. Si se nos permite darle
unas extrañas compañías, diremos que Pablo se cuenta entre
aquellos que, como Marx, han movido al mundo con su «filosofía»,
exceptuando el hecho de que la «filosofía» de Pablo, desde el
principio hasta el final, se apoya en la realidad y el poder de Jesús
de Nazaret.
La moderna antropología puede servirnos de ayuda para valo-
rar la magnitud de cuanto Pablo dice sobre Jesús. Como ya hemos
visto, algunos antropólogos afirman que el hombre está determi-
nado por su cultura; soy lo que soy porque nací en un tiempo y
lugar determinados; estoy ligado de pies y manos a las fuerzas so-
ciales, culturales y políticas que me rodean desde el mismo día de
mi nacimiento. Un antropólogo de nuestros días, después de urgir
la necesidad de entender la cultura, prosigue: «Ciertamente, en-

» Cf. C. H. Dodd, The Epistle to the Romans (Nueva York 1932) 187. M. H. Fried (ed.), Readings in Anthropology (op. cit.) 566.
Metáforas de la idea del éxodo 277

gos que evocaban la experiencia vivida por Israel durante el éxo-


do. La liberación final «en los últimos tiempos» se parecería a la
CAPITULO 2 6 liberación de Egipto; el redentor final, el Mesías, sería parecido
al primer redentor, Moisés. Esta concepción rige en gran parte la
LAS GRANDES METÁFORAS PAULINAS interpretación de Jesús en el Nuevo Testamento y aparece clara-
mente en Pablo. Hay un pasaje sobre todo en que se advierte
cómo compara los tiempos del éxodo con la aparición de la
Antes de analizar el significado que la reorientación del mundo Iglesia:
por Jesucristo tiene en la profundidad de la vida personal de Pa- «Porque no quiero que olvidéis, hermanos, que nuestros ante-
blo, hemos de analizar los distintos modos en que expresó esa pasados estuvieron todos bajo la nube, que todos atravesaron el
reorientación. Pablo utilizó unas metáforas que le venían a la men- mar y que, en la nube y en el mar, recibieron todos un bautismo
te con naturalidad, con las que nosotros estamos familiarizados, que los vinculaba a Moisés. Todos también comieron el mismo
pero que no dejan de resultarnos extrañas. Imaginemos a un judío alimento profético y todos bebieron la misma bebida profética,
del siglo i que, por una extraña jugarreta del tiempo y de la suerte, porque bebían de la roca profética que los acompañaba, roca que
se encontrara en sus manos con un suplemento científico del representaba a Cristo. A pesar de eso, la mayoría no agradó a Dios,
«New York Times» o con otra publicación científica de nuestros y la prueba es que fueron abatidos en el desierto.
días. Los diagramas, fotografías, números no sólo le resultarían »Todo esto sucedió para que aprendiéramos nosotros, para
extraños, sino ininteligibles, desorientadores y hasta terroríficos. que no estemos deseosos de lo malo, como ellos lo desearon. No
Cuando nosotros leemos las epístolas de Pablo —un judío que seáis tampoco idólatras, como algunos de ellos, según dice la Es-
vivió hace veinte siglos en Palestina— nos asomamos a una men- critura: 'El pueblo se sentó a comer y beber y luego se levantó a
talidad que en algunos aspectos tiene que resultarnos tan extraña danzar'. Tampoco seamos libertinos, como lo fueron algunos de
como la mentalidad científica del siglo xx tendría que resultarle a ellos, y en un solo día cayeron veintitrés mil. Tampoco provoque-
él. Imágenes y metáforas que para sus contemporáneos resultaban mos al Señor, como lo provocaron algunos de ellos y perecieron
esclarecedoras, hoy, a causa de su extrañeza y lejanía, nos confun- víctimas de las serpientes. Tampoco protestéis, como protestaron
den y desorientan. El lenguaje de Pablo pone a prueba no sólo la algunos de ellos y perecieron a manos del exterminador.
imaginación y la inteligencia del lector del siglo xx, sino también »A ellos les sucedían estas cosas para que aprendieran, y se
su paciencia. No podemos esperar que nos resulte fácil entenderle, escribieron para escarmiento nuestro, a quienes llegan los resulta-
y sólo con esta cautela podremos abordar el estudio de las grandes dos de la historia» (1 Cor 10,1-11).
metáforas que utilizó Pablo para interpretar su fe. Los acontecimientos maravillosos del éxodo quedaron impre-
Podemos agrupar estas metáforas según el ámbito de que están sos de tal modo en la memoria del pueblo judío que éste los pro-
tomadas: yectó sobre un futuro ideal. Pablo se sitúa en la tradición de su
pueblo al contemplar la obra del Mesías Jesús como una especie
1. El éxodo 3. El sistema sacrificial de repetición del éxodo. Si queremos buscar en la historia norte-
2. La creación 4. La Ley americana una situación paralela a la impresión causada en la men-
talidad judía del éxodo, tendremos que referirnos a la gran depre-
No es posible tratar ahora detalladamente cada una de las me- sión de los años treinta. Un europeo que llega por primera vez a
táforas a que aludimos. De cada una de las cuatro clases elegiremos América se siente sorprendido por el profundo influjo que tuvo en
tan sólo las más significativas. los Estados Unidos aquella catástrofe. Pero los términos en que la
liberación se concibió entonces fueron los que corresponden a una
nación industrial. América experimentó no un nuevo éxodo, sino
METÁFORAS DERIVADAS DE LA IDEA DEL ÉXODO un «nuevo trato», idea derivada del mundo de los negocios. Pero
este paralelo resulta muy pálido. Cuando el presidente Kennedy
Como veíamos en los primeros capítulos, las esperanzas del quiso dar un nuevo impulso a la generación de los años sesenta,
judaismo para el futuro se describían, al menos en parte, con ras- no recurrió a la terminología de Roosevelt en los años treinta,
278 Las grandes metáforas paulinas Metáforas de la idea del éxodo 279
mientras que Pablo saltó del siglo i d.C. a la terminología del parecido. Especialmente en el Segundo Isaías se aplica esta metá-
éxodo, que se forjó en el siglo x a.C. fora a la acción de Dios que hace retornar a Israel de su exilio en
Pablo, sin embargo, no se limitó a trazar un paralelo general Babilonia:
entre lo que sucedió en el éxodo y lo que ocurre con Cristo. Tam-
bién utilizó una serie de términos a los que el éxodo había confe- «No temas, gusanito de Jacob, oruga de Israel,
rido un significado especialmente denso. Son los siguientes: yo mismo te auxilio —oráculo del Señor—,
Redención tu redentor es el Santo de Israel» (Is 41,14).
Los siguientes versículos manifiestan en qué sentido lo utiliza
Pablo: Hay muchos pasajes en que aparece Dios como redentor.
«... pero graciosamente van siendo rehabilitados por la gene- Pablo, por consiguiente, al aplicar el término «redención» a la
rosidad de Dios, mediante el rescate presente en Cristo Jesús» obra de Jesucristo, se apoyaba en una larga tradición anterior.
(Rom 3,24). Del mismo modo que Israel había sido rescatado de Egipto, tam-
«Pero de él viene que vosotros, por la unión con Cristo Jesús, bién la comunidad cristiana, el nuevo Israel, había sido redimido,
tengáis existencia, pues él se hizo para nosotros saber que viene «rescatado» de las ataduras del «Egipto» que es el pecado. Es
de Dios: honradez y, además, consagración y liberación» (1 Cor cierto que Pablo no utiliza con mucha frecuencia el término «re-
1,30). dención», pero la idea del nuevo éxodo empapa su pensamiento.
El término «redención» ( = «rescate») viene de un verbo que Hay algo en lo que debemos insistir de manera especial. Úni-
habitualmente se traduce por «redimir», «rescatar». Este verbo se camente en dos pasajes se considera la redención de que habla
utilizaba en griego clásico con la idea de rescatar a un prisionero Pablo como una posibilidad futura y no como una adquisición pre-
de guerra, liberándolo de su cautiverio mediante el pago de una sente. Del mismo modo que los sinópticos proclaman que en Jesús
suma de dinero. Según lo utiliza Pablo, sin embargo, este término ha sido ya inaugurado un orden nuevo, también Pablo insiste en
se entiende mejor a la luz del Antiguo Testamento y el judaismo. que ya ha tenido lugar en él la redención. Pero como veremos,
La raíz del verbo hebreo que significa «rescatar» es «recupe- ello no suprime del todo la idea de que la redención tendrá un
rar», «adquirir de nuevo lo que había perdido su propietario le- futuro momento culminante. Pablo afirma que la redención tiene
gal». Así, se podía «rescatar» a un esclavo y devolverlo a la a la vez un presente y un futuro.
libertad mediante el pago de una suma de dinero o por otros
medios. Adopción
El Antiguo Testamento aplicaba esta idea de «redención» o
«rescate» a la liberación de Israel cuando Dios lo sacó de Egipto. Hay un pasaje en que Pablo presenta a los cristianos como un
Véanse, por ejemplo, los siguientes pasajes: pueblo de hijos a los que Dios ha adoptado como tales a través del
«Diles a los israelitas: Yo soy el Señor, os quitaré de encima ministerio de Jesús. Se trata de Gal 3,23-4,7, que no podemos
las cargas de los egipcios, os rescataré de vuestra esclavitud, os re- citar íntegramente por su extensión. Recogeremos únicamen-
dimiré con brazo extendido y haciendo justicia solemne» (Ex 6,6). te 4,4-7:
«Guiaste con tu lealtad al pueblo que habías rescatado, los lle- «Pero cuando se cumplió el plazo envió Dios a su Hijo, nacido
vaste con tu poder hasta tu santa morada» (Ex 15,13). de mujer, sometido a la Ley, para rescatar a los que estaban some-
tidos a la Ley, para que recibiéramos la condición de hijos. Y la
«Acuérdate de la comunidad que adquiriste antaño, prueba de que sois hijos es que Dios envió a vuestro interior el
de la comunidad que adquiriste para poseerla, Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba! ¡Padre! De modo que ya
del monte Sión donde pusiste tu morada» (Sal 74,2). no eres esclavo, sino hijo, y si eres hijo eres también heredero,
«Con tu brazo rescataste a tu pueblo, por obra de Dios.»
a los hijos de Jacob y de José» (Sal 77,16). El término «adopción» ha de entenderse también a la luz del
éxodo. En el Antiguo Testamento no aparece la palabra «adop-
Nótese que, si bien esta metáfora nos sugiere la idea de un pago, ción», pero está claro que el Antiguo Testamento entiende que,
de hecho, aplicada a una intervención de Dios, no se sugiere nada con ocasión del éxodo, Israel se convirtió en «hijo» de Dios. Por
280 Las grandes metáforas paulinas

consiguiente, el paso de los cristianos de la situación en que los


dominaba el pecado a la de «filiación» presenta un paralelismo M E T Á F O R A S TOMADAS DE LA IDEA DE LA CREACIÓN
con lo que ocurrió en el éxodo, cuando Israel alcanzó esta misma
Además del éxodo, también el acontecimiento de la creación
condición. Entre los rabinos a los que sin duda trató Pablo era ya
sirvió a Pablo para interpretar el significado de Jesús. Lo cierto
un lugar común la idea de que Israel se había convertido en «hijo»
es que la creación y el éxodo aparecen frecuentemente unidos en el
de Dios con ocasión del éxodo. De ahí que esta conmovedora me-
pensamiento judío. El judaismo veía en el éxodo una intervención
táfora de la intervención divina para hacer de judíos y griegos,
del Creador. Era lógico, por tanto, que Pablo relacionara a Jesús
varones y mujeres, esclavos y libres un solo pueblo de «hijos» por
no sólo con el nuevo éxodo, sino también con la nueva creación.
adopción en Cristo evoque el recuerdo del éxodo. Podríamos de-
Jesús introdujo un nuevo orden que sólo puede ser comparado
cir que la metáfora de la «redención» subraya la iniciativa de Dios
adecuadamente con el «nuevo orden» introducido por el acto crea-
en esta intervención, mientras que el término «adopción» desta-
dor de Dios. No está muy lejos del pensamiento de Pablo el libro
ca más bien la gracia de Dios en sus relaciones con el hombre a
del Génesis cuando interpreta el evangelio. Así se advierte en nu-
través de Jesucristo: no actuó Dios a causa de los merecimientos
merosas ocasiones.
de los adoptados, sino por pura misericordia. La idea que ello im-
plica es la misma que muchas veces expresa el Deuteronomio.
Véanse los versículos siguientes: La nueva creación
«Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió no fue por ser En varios pasajes utiliza Pablo la expresión «nueva creación».
vosotros más numerosos que los demás —porque sois el pueblo Véanse los siguientes:
más pequeño—, sino que por puro amor vuestro, por mantener el «Pues no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Je-
juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó el Señor de sús, el Señor, y nosotros somos servidores vuestros por Jesús. Por-
Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio que el Dios que dijo: 'De la tiniebla, brille la luz', es el que brilló
del Faraón, rey de Egipto» (Dt 7,7-8). en nuestros corazones, para resplandor del conocimiento de la glo-
ria de Dios en el rostro de Cristo» (2 Cor 4,5-6).
Libertad «Si uno está en Cristo, es nueva creación; desapareció lo anti-
guo, y mirad cómo ha surgido lo nuevo. Y todo viene de Dios,
Pablo no emplea mucho el término explícito «libertad», pero que nos ha reconciliado consigo por Cristo, y nos ha dado el mi-
sus epístolas están llenas del sentimiento de que han caído unas nisterio de la reconciliación, porque Dios estuvo reconciliándose
barreras que llevaban mucho tiempo en pie. En la Epístola a los consigo el mundo en Cristo, no contándoles a ellos sus caídas, y
Gálatas irrumpe con fuerza el término «libertad» en 5,1 y 5,13: poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación. Por Cristo,
«Cristo nos ha liberado para la libertad: sosteneos, entonces, entonces, estamos en embajada, como si Dios exhortara mediante
y no os dejéis poner otra vez el yugo de la esclavitud» (Gal 5,1). nosotros. Os suplicamos por Cristo: reconciliaos con Dios. A aquel
«Vosotros, pues, habéis sido llamados a la libertad, hermanos: que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que nos-
solamente que esa libertad no sea pretexto para la carne, sino que, otros nos hiciéramos en él justificación de Dios» (2 Cor 5,17-21).
por el amor, sed esclavos unos de otros» (Gal 5,13). En el primer pasaje se hace referencia directa a la aparición
Apenas cabe duda de que cuando Pablo piensa que la vida del universo: en Cristo Jesús ha surgido un universo nuevo. En el
cristiana se caracteriza por la «libertad» es porque la concibe como segundo pasaje, la idea sería que cada cristiano es una nueva cria-
un nuevo éxodo, paralelo de aquel otro éxodo que sacó a los israe- tura. Si nos fijamos en ambos pasajes a la vez, surge la idea de que
litas de la esclavitud de Egipto, aunque en la Epístola a los Gála- el hombre es, «en Cristo», una nueva criatura en una nueva crea-
tas se utiliza como ilustración la historia de Agar. ción. Tal es la novedad de lo que Jesucristo ha realizado que no
es posible expresarlo sino con el lenguaje de la creación.

Paz
Con todo lo anterior concuerda el hecho de que Pablo, para
describir los efectos de la venida de Jesucristo, se sirva del relato
282 Las grandes metáforas paulinas Metáforas de la idea de la creación 285

de la caída, y no sólo, como veremos más adelante, por atribuir a situación que Pablo caracteriza con el término «paz». En cinco
Jesús el título de «último Adán». En efecto, Pablo entra en el pasajes se refiere Pablo a Dios llamándolo «Dios de la paz»:
espíritu más profundo del relato de la caída. Uno de los elemen- «El Dios de la paz esté con todos vosotros» (Rom 15,33).
tos de ese relato es el odio que surgió, el odio contra Dios «Pero el Dios de la paz aplastará pronto a Satanás bajo vues-
por parte de Adán y el odio contra el hombre —su propio her- tros pies» (Rom 16,20).
mano Abel— por parte de Caín. Ciertamente, en el Génesis no se «Por lo demás, hermanos, alegraos, perfeccionaos, animaos;
dice que Adán odiara a Dios, pero se rebeló contra él y quebrantó juzgad lo mismo, estad en paz, y el Dios del amor y de la paz esta-
sus mandamientos. Pablo entiende que, como fruto de aquella pri- rá con vosotros» (2 Cor 13,11).
mera transgresión, en la existencia humana se introdujo un princi- «Y haced lo que aprendisteis y recibisteis y escuchasteis y vis-
pio de rebeldía, insubordinación e independencia. A esta situación teis en mí: y el Dios de la paz estará con vosotros» (Flp 4,9).
damos el nombre de «odio contra Dios». Pablo ve que entre Dios «El mismo Dios de la paz os santifique del todo» (1 Tes 5,23).
y el hombre se ha establecido un estado de alienación. El hombre Como se advierte claramente en la tercera cita, el término
necesita reconciliarse con Dios, hacer con él las paces. Así lo da «paz» conserva en Pablo el sentido de concordia, acuerdo y rela-
a entender clara, aunque implícitamente, el siguiente pasaje: ciones de simpatía entre hombre y hombre. Pero significa algo más.
«Pues si siendo enemigos nos reconciliamos con Dios por la En la perspectiva de Pablo recuerda también la escena descrita en
muerte de su Hijo, mucho más, ya reconciliados, nos salvaremos el primer capítulo del Génesis. En el principio, el hombre estaba en
por su vida. No sólo eso: también nos gloriamos en Dios por nues- paz en un mundo lleno de paz. Todo cuanto había hecho Dios era
tro Señor Jesucristo, por el cual hemos recibido ahora la reconci- bueno; del caos habían sido evocados el orden y la paz. Pero aque-
liación» (Rom 5,10-11). lla paz fue perturbada por la realidad del pecado, que introdujo la
Nótese que, a continuación de estos versículos, Pablo hace una desorientación, creó un mundo inquieto sumido en una «paz pre-
referencia a Adán; sus ideas giran en torno a la primera creación. caria», como ha dicho un poeta moderno. Todos conocemos bien
También es significativo el siguiente pasaje: lo que eso significa, pues vivimos en un mundo que «pone su paz
«... y reconciliándolo todo consigo mediante él, lo terrestre y lo en cosas imposibles». Pablo, por el contrario, cree que, «en Cris-
celeste, haciendo las paces por la sangre de su cruz...» (Col 1,20). to», la desorientación se ha corregido. Ya hay paz en lugar del
Aquí reconoce Pablo que el hombre y la naturaleza estaban desasosiego. Del mismo modo que Dios evocó la paz y el orden del
enemistados con Dios, pero que la muerte de Jesús suprimió aque- caos en la creación, la nueva creación «en Cristo» posee esos mis-
lla enemistad. Para Pablo, el ministerio de Jesús en su totalidad iba mos rasgos. El hombre se encuentra ahora en una situación nueva
encaminado a ese fin: fue un ministerio de reconciliación, como se en que ha sido suprimida la enemistad con Dios; ya está en paz
dice en 2 Cor 5,17-21, que ya hemos citado. Uno de los grandes porque ha recuperado la orientación. En su vida queda aún la lu-
dones de Cristo fue la paz. cha, pero no hay frustración; hay incomodidades, pero no deses-
En relación con ello es preciso entender claramente una cosa. peración, ya que, «en Cristo», Dios está con el hombre. La paz,
Nunca afirma Pablo que Dios odie al hombre; es el hombre el que así entendida, se convierte en una confianza esencial en la vida,
odia a Dios. Del mismo modo que evita decir que Dios esté airado que reposa en las manos de Dios y está orientada «en Cristo».
contra el hombre, también evita atribuir el odio a Dios. Por el Nadie dirá que Pablo fuera un hombre pacífico. Apenas disfrutó
contrario, Dios se preocupa de llevar adelante la obra de la recon- de momentos de «paz de espíritu» en sus trabajos, pero aquel
ciliación. Fue Dios el que, «en Cristo», se estaba reconciliando con hombre turbulento, tempestuoso, conoció «una paz que supera el
el mundo. Tomó la iniciativa en la tarea de suprimir la barrera que conocimiento» porque estaba convencido de que el Señor guiaba
contra él había levantado el hombre. La actitud de Dios para con su vida.
el hombre es y ha sido siempre la que dicta el amor. Esta idea es
parte del evangelio de Pablo. El evangelio no implica cambio algu-
no en la actitud de Dios para con el hombre; sin embargo, cuando M E T Á F O R A S TOMADAS DEL Á M B I T O DEL S A C R I F I C I O
ello resulta conveniente, opera un cambio en la actitud del hombre
para con Dios. Un judío como Pablo, convencido de la fuerza del pecado, tuvo
El resultado de este cambio es que el evangelio introduce esa que reflexionar mucho sobre el sistema sacrificial del judaismo,
284 Las grandes metáforas paulinas Metáforas del ámbito del sacrificio 285

que se consideraba el medio establecido por Dios para limpiar la vez al año, el sumo sacerdote judío, precisamente en el Día de la
mancha del pecado. En sus esfuerzos por interpretar la figura de Expiación, después de minuciosas purificaciones, entraba en el
Jesucristo, y sobre todo su muerte, hubo de recurrir lógicamente Santo de los Santos del templo de Jerusalén y rociaba con la san-
al lenguaje del sacrificio. No podemos hacer otra cosa que men- gre de los sacrificios el hilasterion o trono de la misericordia, y con
cionar algunos de los términos sacrificiales que utilizó. Para Pablo, ello borraba el pecado de todo el pueblo. Pablo afirma en el capí-
Cristo era el cordero pascual degollado para salvar a los cristianos. tulo 3 de la Epístola a los Romanos que Jesús es el lugar en que
También lo considera como una primicia. Sólo nos detendremos de verdad se lleva a cabo la acción de borrar el pecado. Jesús, que
en un término, y ello a causa de la importancia que ha tenido en murió a la vista de todos, es el medio eficaz para limpiar la man-
la historia del pensamiento cristiano, en el que ha desempeñado cha del pecado de la humanidad.
un cometido importantísimo para bien y para mal.
Veamos el siguiente pasaje:
«Ahora, sin la Ley, la justicia de Dios se ha manifestado, reci- M E T Á F O R A S TOMADAS D E L Á M B I T O DE LA LEY
biendo testimonio de la Ley y de los Profetas; justicia de Dios por \
fe en Jesucristo, para todos los que creen (pues no hay diferencia: También en este caso nos ocuparemos únicamente de la princi-
todos han pecado y se han privado de la gloria de Dios); justifi- pal metáfora tomada del ámbito de la Ley. Muchos libros de teo-
cándose gratis en su gracia mediante el rescate en Jesucristo, al logía paulina insisten sobre todo en esta idea de la justificación.
cual destinó Dios a ser propiciador mediante la fe en su sangre, A partir de la Reforma, casi todos los protestantes han considera-
haciendo ver cómo él era justo cuando indultaba los pecados co- do la justificación por la fe como la idea central del pensamiento
metidos antes, en la época de la tregua de Dios, y manifestando paulino.
su justicia en este tiempo, de tal modo que sea justo él mismo y ¿Qué ha de entenderse por «justificación»? Este término es
justificador del que parte de la fe en Jesús» (Rom 3,21-26). inteligible únicamente a la luz del Antiguo Testamento y el judais-
En este pasaje afirma Pablo algunas de sus principales con- mo. La idea que Pablo quiere expresar mediante este término no
vicciones: concuerda con su significado en el griego clásico, en el que «justi-
1. Que ahora ha surgido un nuevo orden gracias a Jesucristo, ficar» a alguien es tratarlo conforme a sus merecimientos, al justo
independiente de la Ley, pero del que dan testimonio la misma Ley como justo y al culpable como culpable, dando a cada hombre el
y los Profetas. premio o el castigo que merece. Pero esto es casi lo contrario de
2. Este nuevo orden ha sido posible únicamente por la gra- lo que Pablo quiere dar a entender con el verbo «justificar» y el
cia de Dios, pues todos sin excepción habían pecado. sustantivo «justificación».
3. El único medio por el que es posible borrar el pecado del El término «justificación» evoca la imagen de un juez ante el
mundo es la fe en Jesucristo, al que Dios ha enviado precisamente que comparece un criminal. Pero, nótese bien, no se trata de un
con este fin, según da a entender el término usado por Pablo, que juez al estilo occidental. En un tribunal occidental, americano o
en griego es hilasterion. Este término ha sido traducido habitual- británico, pongamos por caso, el juez está sentado solo. Escucha
mente por «propiciación», cuyo significado sería que Jesús ha sido las pruebas a favor y en contra del acusado. Pondera las pruebas y,
enviado por Dios como un medio para apaciguar al mismo Dios, con la mayor imparcialidad de que es capaz, llega a una decisión
lo que supondría que Dios estaba airado contra los hombres y sobre la base del derecho y los precedentes. Con la mayor objeti-
derramó su ira o cólera sobre Jesús, con lo cual se apaciguó. Pero vidad posible pronuncia la sentencia: absolución o condena de la
ya hemos visto que Pablo no entiende que Dios estuviera predis- persona sometida a juicio. Los rasgos del juez justo son su aisla-
puesto en contra de los hombres, por lo que no había necesidad de miento estricto, el análisis desapasionado de las pruebas y la in-
apaciguarle. Recientemente se ha propuesto traducir hilasterion conmovilidad.
por «expiación», lo que viene a significar que Dios envió a Jesús Pero no eran así las cosas en el antiguo Israel. Acerquémonos
como medio para borrar la mancha del pecado. a un tribunal de los tiempos de David o Salomón. El rey se sienta
¿Dónde encontró Pablo este término? ¿Cuál es su trasfondo? para escuchar las pruebas. Pero tan pronto como está convencido
Casi con toda seguridad procede de las prácticas sacrificiales del de la razón o la culpabilidad en el caso que se juzga, deja de ser
judaismo y posiblemente del ritual del Día de la Expiación. Una un juez imparcíal en el sentido occidental. A partir de ese momen-
286 Las grandes metáforas paulinas ha «justificación» en sentido paulino 287

to interviene apasionadamente para defender el derecho del acusa- En respuesta a estos interrogantes que nos plantea la insisten-
do o para castigarle. Se suponía que el rey había de intervenir es- cia de Pablo en la sola gracia como fundamento de la justificación,
pecialmente en favor de los oprimidos: liberarlos, ponerse de su se han formulado tres posturas. Primera, no se ha de añadir a la
parte, «justificarlos» o lo que es lo mismo: reconocerles su de- justificación una connotación moral; se trata puramente de una
recho. gracia. Segunda, la justificación, en cuanto que consiste en una
reorientación, implica que los justificados son hechos a la vez jus-
tos. Tercera, la justificación implica, en última instancia, si bien
LA «JUSTIFICACIÓN» EN SENTIDO PAULINO no inmediatamente, la recreación moral de la persona justificada.
El justificado, a la larga, se hará también justo. No podemos ana-
Ese es el trasfondo del término «justificación». Pablo lo ex- lizar aquí los muchos argumentos esgrimidos a favor o en contra
pondría poco más o menos así: Dios, juez eterno, ha visto la de cada una de estas posturas. Una cosa hemos de decir. La expe-
situación del hombre, herido por el pecado. En Jesús de Nazaret riencia de la reorientación, es decir, el sentirse desviado del cami-
se ha puesto de parte del hombre, el pecador, y le ha dado una no de la muerte, el destino y el pecado hacia el camino de la vida
nueva orientación. Lo mismo que un rey oriental que actúa en fa- y la esperanza tiene que evocar siempre una actitud agradecida. El
vor de sus subditos, Dios ha intervenido con su misericordia en hombre que se siente reorientado reacciona con su gratitud. Y como
favor del hombre, es decir, lo ha devuelto al buen camino, le ha la gratitud puede considerarse la más ética de todas las emocio-
dado una nueva orientación. De ahí que se mostrara amigo de pu- nes (un hombre que no conoce la gratitud puede considerarse mo-
blícanos y pecadores. Pero todo ello implica otra cosa sorprenden- ralmente muerto), la justificación, que desemboca de por sí en la
te. Dios no trata a los hombres en estricta justicia, no da a cada gratitud, contiene en sí misma la fuerza de la renovación moral.
cual conforme a sus merecimientos, sino que justifica a los injustos
y al obrar así trasciende todas las relaciones legales entre Dios y
el hombre. De hecho, las relaciones entre el hombre y Dios, a la EL SIGNIFICADO DE LA « F E » EN PABLO
luz de Jesús, no pueden expresarse en términos jurídicos. Pablo
vio en la misericordia del ministerio de Jesús y en la gracia del ¿En qué consiste esa apropiación a la que se ha hecho refe-
amor de Dios que en él se manifestó una prueba de la misericordia rencia? Se trata del acto por el cual no sólo la justificación, sino
universal y eterna de Dios para con todos los hombres, y no sólo todos los restantes beneficios de la obra de Cristo —redención,
una prenda, sino una intervención de Dios en el destino del hom- adopción, libertad, nueva creación, paz, expiación— son incorpo-
bre con la que se trataba de ponerle en el buen camino o corregit rados a la vida de una persona, para que de este modo adquieran
su desorientación. plena realidad. A este acto se refiere Pablo con el término «fe».
Aún podemos llevar más lejos la ilustración tomada del anti- Sin esa apropiación, todas las metáforas quedan como palabras
guo tribunal oriental. Cuando el rey intervenía en calidad de juez muertas y carentes de significación. Con esa apropiación, todo ello
para hacer justicia al acusado, éste permanecía pasivo, pues nada adquiere verdadera vida. ¿Qué entiende Pablo por «fe»?
podía hacer por sí mismo. Parece que Pablo concibe la situación El término «fe» ha sido tantas veces malinterpretado que es
del hombre de manera semejante. El hombre no puede hacer nada preciso rescatarlo de todas las falsas nociones que se le han adheri-
por sí mismo para cambiar su desorientación. Ese cambio sólo do. La interpretación errónea más notoria es la que equipara la fe
puede ser obra de una intervención de Dios. En ese terreno, todo a una especie de credulidad irracional. La capacidad de creer en
es debido a la gracia o favor libre de Dios. cosas evidentemente «imposibles» ha sido considerada una de las
Pero esto nos plantea un agudo problema: la reorientación del características de la «fe». Hemos de admitir que en los relatos
hombre, en que consiste la justificación, ¿hace buenos a los re- bíblicos, sacados de su contexto, hay muchos elementos que po-
orientados? ¿Se produce una rehabilitación moral junto con la drían fomentar esa burda credulidad entre los hombres modernos.
justificación? ¿Se vuelven realmente justos aquellos a los que Dios Pero la fe paulina apenas tiene nada que ver con una credulidad
trata como justos y los reorienta? O, si la justificación es un puro de ese tipo. Otro error frecuente (y comprensible) ha sido el de
acto de gracia, en el que el hombre se comporta pasivamente, ¿es interpretar la fe en el sentido de «fidelidad». Entre gente religiosa
indiferente la condición moral de los que son reorientados? se suele aludir a los «pocos fieles» que, por ejemplo, mantienen
288 Las grandes metáforas paulinas El significado de la «fe» en Pablo 289

abiertas las puertas de una iglesia moribunda durante años, equi- elevados fines de la vida, confiamos absolutamente en la suficien-
parando su obstinación con la «fe». Por muy admirable que pueda cia de Dios. Supone renunciar a toda afirmación del propio yo,
parecer esa obstinación, la mayor parte de las veces (aunque pue- incluso en forma de esfuerzo por alcanzar la justificación, y dejar
den darse excepciones) no es una verdadera «fe». Aún más fre- vía libre a la iniciativa divina» 41 . Podemos muy bien poner fin a
cuente, sobre todo entre los protestantes, es la idea de equiparar este capítulo, del mismo modo que hacíamos en el anterior, con
la «fe» con el asentimiento a un credo o doctrina determinada. una pregunta: «¿Quién es este Jesús capaz de inspirar semejan-
Por ejemplo, la creencia en la inerrancia de la Escritura o en la te fe?»
verdad literal del nacimiento virginal se han considerado frecuen-
temente como criterios de la «fe». Es comprensible esa preocupa-
ción por la ortodoxia doctrinal en un panorama religioso inseguro,
pero no debería condicionar nuestra manera de entender la «fe».
En el extremo opuesto, si bien se trata de una consecuencia del
mismo deseo de escapar a las inseguridades de la vida moderna,
hay quienes equiparan la fe a una especie de espiritualidad místi-
ca, intensa, que está únicamente al alcance de unos pocos, que ase-
gura una visión privada de Cristo que sitúa a algunos al margen de
todos los demás. Como más adelante veremos, la «fe» paulina
tiene poco que ver con esas experiencias privadas (por no decir
«caprichos privados»).
¿Qué significa, entonces, la «fe» para Pablo? De ella trata
sobre todo la Epístola a los Romanos (3,21-4,25). En estos pasa-
jes contrapone la «fe» a las «obras». Resumiríamos su pensamien-
to como sigue. El hombre puede hacer frente a la vida y sus mu-
chas exigencias convencido de que puede cumplir esas exigencias
por sí mismo, con sus propias fuerzas, seguro, en una palabra, de
que puede salvarse a sí mismo, de que puede mantenerse firme en
medio de las tormentas y salir vencedor. Creer tal cosa equivale a
adoptar una postura de autosuficiencia, orgullo y, en última instan-
cia, exponerse a la desesperación. Y ello es cierto en el caso de
todos los hombres, pero sobre todo si se trata de hombres religio-
sos que, a semejanza de los judíos, cuentan con su obediencia
a la Ley.
Por otra parte, el hombre puede reconocer su propia insufi-
ciencia para hacer frente a las exigencias de la vida y sobre todo a
las que le plantea la Ley, pero, confiado en la misericordia que
nos ha sido revelada en Jesucristo, espera que su vida se desarrolla-
rá de tal modo que al final saldrá de todo con bien. La fe es con-
fianza en la vida en cuanto que ésta procede de Dios, el todo sufi-
ciente, el todo misericordioso que se nos ha dado a conocer en Je-
sucristo. La fe es conocimiento de sí mismo y abandono de sí
mismo. El profesor C. H. Dodd ha resumido la noción paulina
de la fe en la Epístola a los Romanos con las siguientes palabras
inolvidables: «Para Pablo, la fe es una actitud en que, reconocien-
do nuestra insuficiencia completa para dar cumplimiento a los más « C. H. Dodd, op. cit., 41.
19
Jesús y Dios 291

riamente fuera del dominio de este mundo. Una persona plena-


mente inserta en este mundo y a la vez gobernada por él y some-
CAPITULO 27 tida a la desorientación de la historia nunca hubiera podido
reorientarla. Para que alguien pueda reorientar la historia ha de
LA NUEVA PERSONA Y SU NUEVO PUEBLO estar al margen o por encima de la misma historia. Un antiguo
filósofo griego exclamó en cierta ocasión:

Cerrábamos el capítulo anterior con una pregunta: «¿Quién es «Dadme un punto de apoyo y moveré la tierra.»
este Jesús que ha reorientado a la humanidad y se ha convertido Quien pretenda mover el mundo ha de estar situado fuera del
para Pablo en el centro de la historia?» Podríamos iniciar nuestra mundo. Así piensa Pablo; la idea que se forjó de la obra realizada
respuesta recogiendo las palabras de un desconocido que cita su por Jesús en la historia exige contemplar a Jesús como un persona-
amigo Hazlitt en un ensayo sobre el tema de Las personas que nos je que irrumpe en la historia humana desde fuera de ella o que
gustaría haber conocido. Hazlitt presenta la cuestión en el siguien- tiene un punto de apoyo fuera de ella. La misma idea que Pablo
te pasaje famoso: se forjó de Jesús y de su significado le llevó, en consecuencia, a
«[Después de haber repasado muchos nombres], 'hay tan sólo hablar de él en términos propios de lo «divino».
una persona en la que yo pensara al cabo de todo esto', prosi- Pero, en segundo lugar, para reorientar la historia es preciso
guió H—, pero sin mencionar un nombre que evocara una existen- que Jesús se encuentre totalmente inmerso en ella. Para que la
cia mortal. 'Si Shakespeare entrara en esta habitación, todos nos- levadura haga fermentar la masa del mundo ha de entrar en con-
otros nos levantaríamos para recibirle; pero si apareciera aquí tacto real con el mundo. Para reorientar el mundo, Jesús tuvo
otra persona, todos caeríamos postrados para besar la orla de su que luchar con él, mancharse las manos con el polvo de la huma-
manto'» 42. nidad y participar de su sangre, su fatiga, su sudor y sus lágrimas.
Es probable que H— exprese aquí la actitud de casi todos los Jesús, en una palabra, tenía que conocer el pecado. Pablo, por su
que han oído hablar de Jesús. Ha comparado a Jesús con otros parte, reconoce en Jesús no sólo un aspecto divino, sino además
hombres, pero casi instintivamente lo ha puesto aparte de todos una dimensión plenamente humana: Jesús es un hombre en medio
ellos. Reconoce a Jesús como un hombre en medio de los demás de los hombres. Una figura histórica concreta, tangible, carne de
hombres, pero al mismo tiempo advierte que posee una calidad que nuestra carne y hueso de nuestros huesos, pero al mismo tiempo
lo diferencia de todos ellos. En los primeros tiempos de la Iglesia, de tal calidad que se sitúa al margen de la historia y tiene poder
los cristianos se sentían tan abrumados por la figura de Jesús que para reorientarla. En el mundo, pero no de este mundo, tal es el
les resultaba más fácil hablar de él con el lenguaje que se aplica a Jesús de Pablo. Examinaremos por turno estos dos aspectos.
Dios que con el que usamos para referirnos a los hombres. Es
como si se hubieran hecho esta pregunta: «¿Puede haber sido un
puro hombre una persona como Jesús? Necesariamente tuvo que JESÚS Y DIOS
ser algo más que un puro hombre.» Muchos cristianos modernos,
sin embargo, son como H—. Les resulta más fácil pensar en Jesús Dios en Cristo
primero como un hombre, para hacerse a continuación la pregunta
que hoy nos parece más lógica: «¿Podría ser algo más que un En cada momento de la actividad de Jesús veía Pablo la ac-
hombre una persona como Jesús?» Los antiguos pensaban con ción del mismo Dios. Del mismo modo que los autores de los
mayor facilidad que nosotros en lo «divino»; el mundo moderno sinópticos veían en el ministerio de Jesús la voluntad de Dios en
piensa con mayor facilidad en lo «humano». acción —en la curación de los enfermos, en el perdón de los peca-
En Pablo convergen estas dos visiones. Ya hemos visto cómo dos, en las palabras llenas de gracia y autoridad—, también Pablo
Pablo entiende que Jesús ha reorientado la historia, pero esta idea estaba convencido de que Dios actúa a través de Jesús. Son signi-
de Jesús implica dos cosas. Primero, Jesús hubo de estar necesa- ficativos al respecto los siguientes pasajes:
«Pues no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo
42
A Century of English Essays (Londres 1913) 271. Jesús, el Señor, y nosotros somos servidores vuestros por Jesús.
292 La nueva persona y su nuevo pueblo Jesús y Dios 293

Porque el Dios que dijo: 'De la tiniebla, brille la luz', es el que la tierra y en el infierno, y toda lengua proclame que Jesucristo es
brilló en nuestros corazones, para resplandor del conocimiento de Señor, para gloria de Dios Padre.»
la gloria de Dios en el rostro de Cristo» (2 Cor 4,5-6). Este pasaje es probablemente un himno cristiano prepaulino
El Dios que actuaba en la misma creación del universo se ha que Pablo se apropió. Por su obediencia hasta la muerte, Dios ha
revelado ahora en el rostro de Jesucristo. exaltado a Jesús, de modo que «toda lengua proclame que Jesu-
«Sabemos que si se destruye esta casa terrenal nuestra en que cristo es Señor, para gloria de Dios Padre». Se distingue entre
acampamos, tenemos casa que existe por Dios, morada no hecha Dios Padre y Jesús, pero a éste se le da el título de «Señor». El
por manos, eterna, en los cielos. Y así gemimos por esto, desean- mismo título reaparece, por ejemplo, en Rom 14,8ss:
do revestirnos, sobre nuestra morada, la del cielo (si es que, des- «Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el
pués de vestirla, no nos encuentran desnudos). Y así los que esta- Señor morimos; así que, vivamos o muramos, somos del Señor.
mos en la tienda gemimos abrumados, porque no queremos ser des- Pues para esto murió y vivió Cristo, para ser señor de muertos y
nudados sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vivos.»
Vida. Y es Dios el que nos preparó para eso mismo, el que nos dio En los dos pasajes anteriores, el acontecimiento que hace «Se-
las arras del Espíritu» (2 Cor 5,1-5). ñor» a Jesús es la resurrección, cuando sus discípulos supieron
Dios actuaba en Jesús para librar al mundo de su pecado. que Jesús estaba vivo en medio de ellos a pesar de haber sufrido
También la muerte y resurrección de Jesús son, en el pensamiento la muerte. El título de «Señor» se aplica a Jesús en cuanto que
de Pablo, actos de Dios, como en Rom 1,4, donde Jesús ha sido está presente en la vida de la Iglesia y es objeto de culto por parte
«establecido Hijo de Dios en poder conforme al Espíritu de san- de ella. En este sentido, el título de «Señor» viene a tener el mis-
tidad por la resurrección de entre los muertos». Compárense estas mo significado que el que se le atribuía en los grupos religiosos
palabras con 5,10 y 6,1-11. helenísticos. Había muchos de estos grupos que veneraban a un
En todos estos pasajes y otros semejantes, Jesús es el medio «dios» o «señor», como Isis, Adonis y otros muchos. La forma en
de que se ha servido Dios para actuar; es el vehículo de los planes que utiliza Pablo el título «Señor» tendría un significado claro
y la actividad de Dios. En 2 Cor 5,19 dice Pablo: «Dios estaba en para las gentes del mundo grecorromano; sugería que Jesús era un
Cristo.» ¿Va alguna vez más allá de eso? Sólo en un lugar parece personaje al que se debía tributar culto. Pero no implicaría singu-
referirse a Jesús llamándole «Dios», en Rom 9,5, pero este pasaje laridad alguna por su parte, pues no sería sino uno más entre los
se traduce en algunas versiones modernas de este modo: «Suyos muchos señores y dioses a los que se tributaba culto.
son los patriarcas, y de ellos, en cuanto a la descendencia natural, ¿Tiene este título algún significado más profundo que el indi-
procede el Mesías. Dios, que está por encima de todo, sea bendito cado para Pablo? El término «Señor» que Pablo aplica a Jesús
para siempre. Amén.» No está claro, por consiguiente, que Pablo aparece frecuentemente en la versión griega del Antiguo Testa-
llame aquí «Dios» a Jesús. Pero en otros lugares se refiere a él de mento conocida por los Setenta, en que destacan dos nombres
modo que podemos sacar claramente la conclusión de que le atri- aplicados al ser supremo: «Dios» y «Señor». Son dos términos no
buye una situación peculiar. Son de especial importancia los si- del todo intercambiables. El término «Dios» (Elohim) podía ser
guientes términos. pronunciado, pero «Señor» traducía el nombre con que Dios se
había revelado a Moisés en el monte Sinaí.
El Señor «Moisés replicó a Dios:
—Mira, yo iré a los israelitas y les diré: el Dios de vuestros
En Flp 2,6-11 leemos lo siguiente: padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntan cómo se
«El cual, estando en condición de Dios, no se aferró avaramen- llama, ¿qué les respondo?
te a ser igual a Dios, sino que se vació él mismo, y tomó condición »Dios dijo a Moisés:
de siervo, hecho semejante a los hombres: y al presentarse en si- —"Soy el que soy'. Esto dirás a los israelitas: 'Yo soy' me en-
tuación de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente vía a vosotros» (Ex 3,13-14).
hasta la muerte y muerte de cruz. Por eso también le ha exaltado Es el nombre que Dios reveló a Israel: Yahvé, el Dios de Israel.
Dios y le ha hecho gracia de un Nombre sobre todo nombre, para En el curso de las generaciones llegó a olvidarse su pronunciación
que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en exacta y se consideró entonces como un «nombre inefable», un
294 La nueva persona y su nuevo pueblo Jesús y Dios 295

nombre que estaba prohibido pronunciar. Así, cuando se leía el Jesús como aquel en quien mora «la Plenitud total» de Dios. De
Antiguo Testamento, siempre que aparecía el nombre de Yahvé, los este modo, Pablo logra conciliar su intensa devoción a Jesús con
judíos lo sustituían por Adonai, Señor, Dueño. En la versión grie- su monoteísmo judío.
ga del Antiguo Testamento, el nombre Yahvé se traduce por
«Señor», que realmente equivale a Adonai y se refiere a Dios en Sabiduría
cuanto que se reveló a Israel.
Cuando Pablo aplicaba a Jesús el título de «Señor», es proba- En el pasaje último que hemos citado, la frase «Plenitud total»
ble que pensara en Adonai, ei Señor y Dueño que en el pasado se de Dios no es la única que puede resultarnos extraña. También se
manifestó a Moisés, pero que ahora estaba presente entre los cris- refiere Pablo a Jesús llamándole «imagen de Dios». No se detiene
tianos en Jesucristo. Jesús es «Señor», el mismo Señor, Dios de en el significado de esta metáfora; en lugar de ello, hace algunas
Israel, que ahora se había convertido en Señor del nuevo Israel, la afirmaciones explícitas acerca de Cristo. Son las siguientes:
Iglesia. 1. Es el primero en nacer de la muerte.
Pero Pablo no llama «Dios» explícitamente a Jesús. Pablo era 2. Por su medio fueron creadas todas las cosas.
judío, y en su espíritu tenía mucha fuerza el horror de imaginar Para entender estas cosas, hemos de dar el salto en el tiempo y en
dos dioses. Pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar que en el espacio a que tantas veces nos hemos referido. ¿Cómo es posi-
Jesús habitaba «la Plenitud total de Dios». Es lo que da a enten- ble que Pablo afirme, a propósito de un personaje histórico, Je-
der en el siguiente pasaje: sús, que él es el primogénito de toda la creación y, al mismo
tiempo, el agente de ese mismo orden creado? ¿No resulta todo
«Este es imagen de Dios invisible, esto demasiado fantástico?
nacido antes que toda criatura, El razonamiento de Pablo pudo situarse en dos líneas de pen-
pues por su medio se creó samiento distintas. Según algunos, aplicó a Jesús ciertos términos
el universo celeste y terrestre, e ideas frecuentes entre los grupos gnósticos de su tiempo (véase
lo visible y lo invisible, el capítulo 2), interpretando a Jesús como el Redentor gnóstico.
ya sean majestades, señoríos, No hay pruebas de que en época precristiana existiera ya la figura
soberanías o autoridades. del Redentor gnóstico, por lo que resulta inverosímil que Pablo
El es modelo y fin del universo creado, acudiera a aquellos grupos para tomar prestada esta interpretación
él es antes que todo de Jesús.
y el universo tiene en él su consistencia. Más verosímil parece que, al interpretar la figura de Jesús, se
El es también la cabeza del cuerpo, sirviera Pablo de conceptos bien conocidos en el judaismo. En nu-
que es la Iglesia. merosos pasajes llama a Jesús «Sabiduría»; véanse los siguientes:
El es el principio, «... en cambio, para los llamados, lo mismo judíos que grie-
el primero en nacer de la muerte, gos, un Mesías que es portento de Dios y sabiduría de Dios»
para tener en todo la primacía, (1 Cor 1,24).
pues Dios, la Plenitud total, «... pues él se hizo para nosotros sabiduría que viene de Dios:
quiso habitar en él, honradez y, además, consagración y liberación» (1 Cor 30).
para por su medio reconciliar consigo el universo, ¿Qué se intenta dar a entender con la aplicación del término
lo terrestre y lo celeste, «Sabiduría» a Jesús? En el capítulo 8 de los Proverbios se des-
después de hacer la paz con su sangre cribe la Sabiduría:
derramada en la cruz» (Col 1,15-20).
«El Señor me estableció al principio de sus tareas,
Pablo se siente impulsado a atribuir a Jesús la condición y el al comienzo de sus obras antiquísimas.
honor más altos posibles; no tiene más remedio que reconocerle En un tiempo remotísimo fui formada,
como «Dios», y sólo se detiene al borde mismo de esta declara- antes de comenzar la tierra.
ción. En vez de usar este término, lo llama «Señor» y se refiere a Antes de los océanos fui engendrada,
296 La nueva persona y su nuevo pueblo El hombre Jesús 297

antes de los manantiales de las aguas. del universo. Al mismo tiempo es guía moral de los hombres. Pero
Todavía no estaban encajados los montes, hay algo más. En la época de Pablo, la Sabiduría de que habla el
antes de las montañas fui engendrada. capítulo 8 de los Proverbios había sido equiparada a la Ley, que es
No había hecho aún la tierra y la hierba la Sabiduría de Dios. Cuando Pablo aplicaba a Jesús el término
ni los primeros terrones del orbe. «Sabiduría», estaba haciendo lo mismo que los judíos habían
Cuando colocaba el cielo, allí estaba yo; hecho con respecto a la Ley. En el judaismo, para decirlo de una
cuando trazaba la bóveda sobre la faz del Océano; vez con todas sus implicaciones, la Ley era la autoridad suprema,
cuando sujetaba las nubes en la altura y todo judío religioso ponía su máximo esfuerzo en obedecer a la
y fijaba las fuentes abismales. Ley. Por consiguiente, cuando Pablo describía a Jesús como Sabi-
Cuando ponía un límite al mar, duría de Dios, proclamaba que él era la autoridad suprema sobre
y las aguas no traspasan su mandato; todos los hombres, de forma que éstos tenían que dedicar su má-
cuando asentaba los cimientos de la tierra, ximo esfuerzo a obedecer a Jesús.
yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, De esos dos modos trató Pablo de expresar lo que significaba
todo el tiempo jugaba en su presencia: Jesús. El era el Señor que se había manifestado a la Iglesia, del
jugaba con la bola de la tierra, mismo modo que Dios se había manifestado al pueblo de Israel
disfrutaba con los hombres. como Señor (Yahvé); Jesús era además la Sabiduría de Dios que
Por tanto, hijos míos, escuchadme: había sustituido a la Ley como revelación final de Dios y autori-
dichosos los que siguen mis caminos; dad suprema sobre todos los hombres. En Jesús se había manifes-
escuchad mis avisos y seréis sensatos, tado Dios actuando; Pablo lo expresa con todas sus consecuen-
no los rechacéis; cias. Pero Jesús era a la vez «hombre». Pablo tiene que ser conse-
dichoso el hombre que me escucha, velando en mi portal cada día, cuente no sólo con el Dios que se manifiesta en el hombre Jesús,
guardando las jambas de mi puerta» (Prov 8,22-34). sino también con el hombre Jesús como agente de Dios. En una
palabra, Pablo tiene que enfrentarse con un problema que todavía
Aquí la Sabiduría, que muestra rasgos semipersonales, preexiste hoy, al cabo de veinte siglos, trae desconcertados a los cristianos:
a la creación y desempeña un cometido importante en la misma ¿cómo es posible que este hombre Jesús sea el mismo en el que
creación. La Sabiduría es a la vez el plan seguido por Dios en Dios actúa? Pablo no responde a esta pregunta; nos deja ante un
la construcción del universo y el arquitecto de que se sirvió. De misterio. La razón de ello es, en parte, que su principal interés no
este modo afirmaba el judaismo que el universo no es un fenóme- estaba en explicar el misterio de quién era Jesús, sino, como ve-
no casual, un accidente que simplemente ocurrió, sino el resultado remos, exponer el significado de cuanto él había hecho en favor
final de los planes de Dios. Nótese además que esa Sabiduría, pre- de los hombres. La obra de Jesús en la historia y las exigencias que
existente al universo y que se aplicó a su construcción, es también Jesús planteaba a los hombres era lo que acaparaba la atención de
la guía moral de los hombres. Pablo. Únicamente cuando la importancia de Jesús era puesta en
duda, como ocurrió en Colosas, se decidía Pablo a exponer el mis-
«Quien me alcanza, alcanza la vida terio de la persona de Jesús, y aún entonces, siempre dejaba en
y goza del favor del Señor. claro la importancia del hombre Jesús. Más adelante veremos cómo,
Quien me pierde, se arruina a sí mismo; efectivamente, hace plena justicia al hombre Jesús lo mismo que
los que me odian aman la muerte» (Prov 8,35-36). al Dios que actúa en Jesús.

En el Antiguo Testamento, por consiguiente, la Sabiduría intervie-


ne en la creación y en la estructura del universo y a la vez guía la EL HOMBRE JESÚS
vida moral del hombre.
Ya podemos entender algo de lo que quiere significar Pablo Como ya hemos visto, se ha tratado de relacionar las ideas de
cuando se refiere a Cristo como Sabiduría de Dios. Cristo es el Pablo acerca de Jesús con el Redentor gnóstico en quien creían
modelo sobre el que está construido el universo; él es el «secreto» algunos de sus contemporáneos y del que esperaban la victoria
298 La nueva persona y su nuevo pueblo El hombre Jesús 299

sobre el destino y la muerte. Pero había al menos un punto de pos. Llamar «Mesías» a Jesús era la forma normal en el siglo i
importancia decisiva en el que Pablo se diferenciaba de los gnós- de darle esta importancia final. Si Pablo hubiera escrito en nues-
ticos y de los Misterios. El Señor en el que Pablo creía era una tros tiempos, podemos estar seguros de que habría utilizado nues-
figura de la historia reciente, que había padecido bajo Poncio Pi- tra terminología evolucionista, afirmando que en Jesús ha alcan-
lato. El Jesús de Pablo no era un fantasma, una divinidad mitoló- zado su punto culminante o su máxima expresión el proceso evo-
gica recuperada de un pasado remoto, sino un hombre que había lutivo. De hecho, en la Epístola a los Romanos hay un pasaje que
vivido entre los hombres de aquella misma época. Pablo nunca tiene unas sorprendentes resonancias evolucionistas:
ignoró esta realidad. «Sostengo además que los sufrimientos del tiempo presente
Se ha dicho muchas veces que Pablo no sentía interés alguno son cosa de nada comparados con la gloria que va a revelarse refle-
por la biografía de Jesús, que para él era únicamente el Señor re- jada en nosotros.
sucitado de la Iglesia, no el hijo del carpintero de Nazaret que »De hecho, la humanidad otea impaciente aguardando a que
pasó haciendo el bien. Pero esta afirmación carece de base. Pablo se revele lo que es ser hijos de Dios; porque, aun sometida al fra-
nos comunica los siguientes detalles acerca de Jesús: caso (no por su gusto, sino por aquel que la sometió), esta misma
humanidad abriga una esperanza: que se verá liberada de la escla-
1. Nació de una mujer, es decir, que era un hombre. vitud a la decadencia, para alcanzar la libertad y la gloria de los
2. Nació bajo la Ley, es decir que era un judío, descendiente hijos de Dios.
de David. »Sabemos bien que hasta el presente la humanidad entera si-
3. Tenía ciertos rasgos personales perfectamente definidos. gue lanzando un gemido universal con los dolores de su parto.
4. Había que tener en alta estima sus palabras, que poseían Más aún: incluso nosotros, que poseemos el Espíritu como primi-
autoridad. cia, gemimos en lo íntimo a la espera de la plena condición de
hijos, del rescate de nuestro ser, pues con esta esperanza nos sal-
Lo cierto es que la idea que Pablo tiene del evangelio exige la varon» (Rom 8,18-24).
realidad histórica de Jesús de Nazaret como hombre; la reorienta- Pero esta esperanza de que se revele «la plena condición de hijos»
ción de la humanidad llevada a cabo por Dios no hubiera sido po- se ha realizado ya en un individuo: Jesús. Los dolores de parto
sible sino a través de un individuo perfectamente inserto en la de la creación ya han dado un fruto: el Hijo, Jesús.
vida humana, es decir, a través de un hombre. La cuestión que se Sin embargo, como el pasaje citado deja entrever claramente,
plantea es ésta: ¿Qué clase de hombre era el que llevó a cabo y como veíamos antes, Pablo nunca considera a los hombres, ni
tal obra? siquiera a Jesús, como seres aislados, como meros individuos. La
El nombre con que Pablo se refiere la mayor parte de las creación gime a la espera de que se revele una comunidad, la de
veces a Jesús es «Jesús el Cristo». Esta forma doble se ha tomado los hijos de Dios. Y cuando Pablo piensa en Jesús el Mesías, lo
frecuentemente como un nombre propio («Jesucristo»), como si considera ligado a toda una comunidad que él mismo ha consti-
se tratara del nombre personal de Jesús, sin hacer hincapié en tuido a partir de toda la raza humana. Pablo tiene dos maneras
el epíteto «Cristo», que vendría a ser simplemente un elemento específicas de destacar la importancia de Jesús, pero no tanto en
de la manera de designar a Jesús. Pero esta idea ha de rechazarse. su personalidad individual cuanto en su relación con los demás.
Cuando Pablo se refería a «Jesús el Cristo», no cabe duda de que Primero, al igual que los autores de los sinópticos, Pablo con-
le vendría al pensamiento su equivalente hebreo: Jesús el Mesías templa a Jesús en y a través de la Iglesia. Jesús el Mesías, según
o el Mesías Jesús. Pablo tendría muy en cuenta todo el alcance lo esperaba el judaismo, ha dado origen a una comunidad mesiáni-
mesiánico de este nombre. ca, a un pueblo unido en la fidelidad al mismo Jesús. El Mesías
Jesús era el Mesías. Este término, de por sí, no evoca nada ha creado su propia ecclesia. Esta ecclesia, compuesta no por hom-
parecido a un ser divino. El Mesías que esperaban los judíos era bres virtuosos, sino por los que han sido perdonados, es ahora el
un personaje humano, aunque glorioso. Pero el Mesías actuaría pueblo de Dios en el mundo; es el nuevo Israel que ha relevado
de parte de Dios y sería el personaje final de la historia. Este es el en sus funciones al antiguo Israel. Tan estrechos son los lazos crea-
alcance que tiene el nombre Jesús el Mesías o Jesús el Cristo para dos entre Jesús y la comunidad creada por él que Pablo se refiere
Pablo: en Jesús se ha manifestado el hombre del final de los tiem- a ella como el «cuerpo de Cristo». Véanse los siguientes pasajes:
300 La nueva persona y su nuevo pueblo El hombre Jesús 301

«Es un hecho que el cuerpo, siendo uno, tiene muchos miem- también un hombre trajo la resurrección de los muertos; es decir,
bros, pero los miembros, aun siendo muchos, forman entre todos lo mismo que por Adán todos mueren, así también por Cristo
un solo cuerpo. Pues también Cristo es así, porque también a to- todos recibirán la vida» (1 Cor 15,20-22).
dos nosotros, ya seamos judíos o griegos, esclavos o libres, nos «Así está escrito: 'El primer hombre, Adán, fue un ser anima-
bautizaron con el único Espíritu para formar un solo cuerpo, y do', el último Adán es un espíritu de vida. No, no es primero lo
sobre todos derramaron el único Espíritu» (1 Cor 12,12-13). espiritual, sino lo animal; lo espiritual viene después. El primer
Parece que en este pasaje se identifica realmente a Jesús con hombre salió del polvo de la tierra, el segundo procede del cielo.
la Iglesia (véase en especial el versículo 13, donde sería de esperar: El hombre de la tierra fue el modelo de los hombres terrenos,
«Pues también la Iglesia es así...», pero de hecho se dice: «Pues el hombre del cielo es el modelo de los celestes» (1 Cor 15,45-49).
también Cristo es así...»). Jesús es cabeza de la Iglesia; su vida Para Pablo, Jesús es el último Adán, cuya obediencia cancela
llena el ser de la Iglesia y le da consistencia, como se dice en los la desobediencia del primer Adán e instaura una nueva humanidad
pasajes siguientes: liberada de la tiranía del pecado y de la muerte. Como último
Adán, Jesús es la humanidad total o representa a todos los hom-
«El es también la cabeza del cuerpo, bres en cuanto que obedecen a Dios; en él es restaurada la unidad
que es la Iglesia. rota del género humano. Para entender en este punto el pensa-
El es el principio, miento de Pablo, hemos de repasar la enseñanza judía acerca de
el primero en nacer de la muerte» (Col 1,18). Adán. Sobre todo en su concepción de la Iglesia como cuerpo de
Cristo, Pablo está muy influido por las ideas rabínicas sobre Adán.
(Y hablando de la Iglesia): Las especulaciones rabínicas sobre la creación del cuerpo ma-
«Quiero que sepáis, sin embargo, que Cristo es cabeza de cada terial de Adán eran muy variadas y a veces resultan incluso gro-
hombre, el hombre cabeza de la mujer y Dios cabeza de Cristo» tescas. Parece, sin embargo, que se trataba de destacar sobre todo
(1 Cor 11,3). dos temas: la unidad de todo el género humano y el deber del
Pero Jesús no está relacionado únicamente con su propia co- amor, sin que podamos negar que gran parte de los materiales
munidad, el nuevo Israel. Hay lazos que le unen también con toda haggádicos es pura fantasía libre y no teología seria. En primer
la humanidad, pues lo cierto es que Jesús es el instaurador de una lugar, el hecho de que todos los hombres tengan como único ante-
nueva comunidad humana. Para entender todo lo que esto signi- pasado a Adán significa que en él son todos ellos una misma cosa
fica, hemos de centrar la atención en aquellos pasajes en que Pa- Hay una unidad real de todos los hombres en Adán: todos para
blo describe a Cristo como el último Adán.
uno y uno para todos. Así, en M. Sanhedrin, 4,5, leemos: «Por eso
«En consecuencia, igual que por un hombre entró el pecado en
no fue creado más que un hombre en el mundo, para enseñar que
el mundo y por el pecado la muerte, y la muerte se propagó sin
si cualquier hombre ha hecho que una sola alma perezca en Israel,
más a todos los hombres, dado que todos pecaban...
la Escritura se lo imputa como si hubiera hecho perecer a todo el
»Porque antes de la Ley había ya pecado en el mundo; y, aun-
mundo, y si un hombre salva a una sola alma de Israel, la Escritura
que donde no hay Ley no se imputa el pecado, a pesar de eso la
muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso entre los que no se lo imputa como si hubiera salvado a todo el mundo.» Precisa-
habían pecado cometiendo un delito como el de Adán» (Rom mente para subrayar el hecho de que todos los hombres eran una
5,12-14). sola cosa en Adán se inventaron aquellas fantásticas historias so-
«En resumen: lo mismo que el delito de uno solo resultó en bre la formación del cuerpo del primer hombre. Según una tradi-
la condena de todos los hombres, así el acto de fidelidad de uno ción que se remonta hasta Rabí Meir (ca. 150 d.C), Dios hizo a
solo resultó en el indulto y la vida para todos los hombres; es Adán de polvo recogido de toda la tierra. «Se ha enseñado: Rabí
decir, como la desobediencia de aquel solo hombre constituyó pe- Meir solía decir: 'El polvo del primer hombre fue recogido de
cadores a la multitud, así también la obediencia de éste solo cons- todas las partes de la tierra', pues está escrito: 'Tus ojos vieron mi
tituirá justos a la multitud» (Rom 5,18-19). sustancia aún informe' (Sal 139,16), y también está escrito: 'Los
«Pero de hecho Cristo ha resucitado de la muerte, como pri- ojos del Señor recorren toda la tierra' (Zac 4,10).» Y comenta
micia de los que duermen, pues, si un hombre trajo la muerte, Epstein: «Este es posiblemente otro modo de enseñar la igualdad
302 La nueva persona y su nuevo pueblo El hombre Jesús 303

de los hombres, ya que todos han sido formados del mismo barro estas especulaciones queda patente en el hecho de que se pensaba
común.» que todos los individuos procedían de las distintas partes del cuer-
Las especulaciones posteriores enseñaban que la cabeza de po de Adán o estaban de algún modo relacionados con ellas; unos
Adán fue formada del polvo de la Tierra Santa; el tronco, de la pertenecían a sus cabellos, otros a sus oídos, otros a su nariz; lite-
tierra de Babilonia y los restantes miembros, de la tierra de distin- ralmente, los hombres formaban los distintos miembros de su
tos países. Rabí Oshaiah dijo en nombre de Rab: 'El tronco de cuerpo. También se especulaba con el significado del nombre de
Adán procede de Babilonia (38b); su cabeza, de Eretz Israel; sus Adán; se suponía que entrañaba un sentido de universalidad o
miembros, de otros países, y sus partes privadas, según Rabí Aha, unidad de todo el género humano. En 2 Henoc, 30,13 leemos:
de Akra di Agma'.» Epstein, en la misma página antes menciona- «Y le asigné un nombre de las cuatro partes componentes, del este,
da, explica que la cabeza de Adán, la parte más excelente de su el oeste, el sur y el norte.» A se tomó del este (Anatole); D, del
cuerpo, procede de Eretz Israel, «la más exaltada de todas las oeste (Dusis); A, del norte (Arktos), y M, del sur (Mesembria).
tierras, mientras que Akra di Agma era un lugar bien conocido por La misma idea hallamos en los Oráculos sibilinos, en los que se
su inmoralidad». En virtud de la estructura cosmopolita del cuerpo lee: «Sí, fue el mismo Dios el que modeló al Adán de cuatro le-
de Adán, los hombres del Oriente y los del Occidente se suponían tras, el primer hombre creado, que encierra en su nombre la maña-
hechos del mismo material, lo que significaba que eran una misma na y la tarde, el antartico y el ártico.»
cosa. En el sentido más profundo, no había «ni griego ni judío». Adán, por consiguiente, representa la unidad del género hu-
Así, en Pirke de Rabbi Eliezer leemos: mano en virtud de su creación. Pero hay otro factor. La naturaleza
«El Santo, bendito sea, dijo a la Tora: 'Hagamos al hombre a de la creación de Adán se constituye en base del deber de amar,
nuestra imagen conforme a nuestra semejanza' (Gn 1,26). [La de la igualdad y la paz entre los hombres. Citando de nuevo
Tora] dijo ante él: ¡Soberano de todos los mundos! El hombre al M. Sanhedrin, 4,5: «También fue creado un solo hombre con vis-
que quieres crear estará limitado en cuanto a sus días y vivirá tas a la paz entre toda la humanidad, para que nadie dijera a su
lleno de cólera, y llegará hasta la fuerza del pecado. Si no estás prójimo: Mi padre es más grande que el tuyo...» Más aún, Rabí
dispuesto a ser muy paciente con él, mejor le sería no haber llega- Simeón ben Azzai (120-140 d.C.) deducía de Gn 5,1 el principio
do al mundo. El Santo, bendito sea, replicó: ¿Acaso soy llamado del amor: «Este es el libro de las generaciones de Adán...»:
en vano 'lento a la cólera' y 'rico en amor'? Empezó a recoger el «Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Lv 19,18). Rabí Akiba
polvo del primer hombre de los cuatro ángulos de la tierra: rojo, dijo: 'Este es el más grande principio de la Ley'. Ben Azzai dijo:
negro, blanco y 'gris pálido' (que) se refiere al cuerpo... 'La sentencia "Este es el libro de las generaciones de Adán" (Gn
»¿Por qué [recogió el polvo del hombre] de los cuatro ángulos 5,1) es aún más grande que el otro'.»
de la tierra? En Gn 5,1 se enseña que todos los hombres son la progenie
»Así habló el Santo, bendito sea: Si un hombre sale del este del que fue creado a imagen de Dios.
y va hacia el oeste o si sale del oeste y va hacia el este, y llega el Es evidente la importancia de todo lo dicho para mejor enten-
momento en que ha de partir de este mundo, la tierra no le dirá der la doctrina paulina sobre el cuerpo de Cristo. Según Pablo, los
entonces: el polvo de tu cuerpo no es mío, vuelve al lugar en que cristianos están unidos entre sí y con Cristo; comparten unos con
fuiste creado. [Esta circunstancia] enseña que en cualquier lugar otros y con Cristo una cierta corporeidad. Así se advierte clara-
de donde venga o a donde vaya el hombre, y si le llega el momen- mente en la forma en que Pablo entiende la Ultima Cena. En 1 Cor
to final en que ha de partir de este mundo, allí habrá polvo de su 11,29 escribe: «Porque el que come y bebe sin apreciar el cuerpo,
cuerpo, y allí retorna él al polvo, como se ha dicho: 'Porque eres se come y bebe su propia sentencia.» Se refiere en este caso a los
polvo y al polvo volverás'» (Ibid., 3,19). que en su comportamiento en relación con la comunión olvidan su
Aparte de todo lo anterior, Adán era un ser bisexuado, de for- unidad con los otros cristianos y con Cristo, a los que no caen en
ma que en él no había ni masculino ni femenino. La frase «Este es la cuenta de que participar en la cena del Señor significa entrar en
el libro de las generaciones de Adán» (Gn 5,1) se interpretó en el relación con Cristo, pero también con los demás cristianos, que son
sentido de que Dios reveló a Adán todas las generaciones que ha- una sola cosa con Cristo. Las irregularidades que, por ejemplo, se
brían de sucederse, lo que realmente significa que en él estaban ya daban en Corinto en relación con la mesa del Señor significaban
todas aquellas generaciones futuras. Toda la ingenuidad física de una negación de la solidaridad entre todos los cristianos entre sí
304 La nueva persona y su nuevo pueblo

y con su Señor. Como dice el Dr. Dodd, «hay una especie de uni-
dad mística de la humanidad redimida en Cristo». En un cierto
sentido físico, los cristianos son una sola cosa en Cristo. Pablo CAPITULO 2 8
llama a esta unidad «el cuerpo de Cristo». Y desarrolla este con-
cepto: el cuerpo está animado por el Espíritu, una especie de fuer- LA NUEVA VIDA EN CRISTO
za vital que se manifiesta de distintos modos, de forma que hay
muchos miembros en un mismo cuerpo, unidad en la diversidad.
El verdadero problema está en los motivos que pudo tener La primera vez que crucé el Atlántico, el capitán del barco, el
Pablo para utilizar el término «cuerpo» en su deseo de expresar S.S. Britannic, invitó a los pasajeros a visitar las máquinas. Nunca
la unidad de los santos entre sí y con Cristo. ¿Cómo pudo un pen- olvidaré la impresión que me produjo la absoluta perfección me-
sador llegar a la formulación de esta idea de la extensión del cuer- cánica de aquellos motores. Sus brillantes pistones se movían
po perteneciente a un ser personal? ¿Cómo es posible que Pablo acompasadamente, con una eficacia llena de ligereza. Mientras los
considerara que se trata de una noción evidente por sí misma, has- admiraba no podía imaginarme que pasados pocos años, a pesar
ta el punto de utilizarla sin otras explicaciones? Pablo aceptó la de aquella maravilla de la ingeniería, el S.S. Britannic tendría que
doctrina rabínica tradicional de la unidad del género humano en ser desguazado. Al cabo de una década no hubo más remedio que
Adán. Esta doctrina presuponía que la misma constitución del hacerlo, y ya nada queda del orgulloso navio. Las galernas del
cuerpo físico de Adán y el proceso de su formación simbolizaban Atlántico y los progresos de la técnica resultaron demasiado para
la unidad real del género humano. En el cuerpo mismo de Adán el buque.
habían sido conjuntados el este y el oeste, el norte y el sur, lo De manera semejante, el pensamiento de Pablo puede impre-
masculino y lo femenino, como ya hemos visto. El «cuerpo» de sionarnos. El paulinismo, como suele llamarse al sistema teológico
Adán incluía a toda la humanidad. ¿No era, por consiguiente, ló- de Pablo, puede parecer brillante y sin fallos, un cuerpo doctrinal
gico que Pablo, al pensar en la nueva humanidad «en Cristo», la cuyos miembros encajan entre sí con precisión casi mecánica, lo
concibiera como el cuerpo del segundo Adán, en el que ya no ha- mismo que las máquinas del S.S. Britannic. Pero si todo lo que
bía judío ni griego, hombre ni mujer, esclavo ni libre? La dife- significa Pablo pudiera reducirse a un rotundo sistema de ideas,
rencia entre el cuerpo del primer Adán y el del segundo estaba muy perfecto ciertamente, tanto él como su sistema habrían cadu-
para Pablo en el hecho de que el primero estaba animado por el cado hace mucho tiempo. Los tremendos cambios que ha sufrido
principio de la vida natural, por lo que era nephesh, mientras que el mundo de las ideas desde el siglo i y especialmente en la época
el segundo Adán lo estaba por el Espíritu. Participar de la vida moderna habrían desterrado hace tiempo a Pablo y al paulinismo
cristiana supone para el Apóstol despojarse del hombre viejo y sus al limbo. Como mero sistema de ideas, el paulinismo no tiene ma-
obras y revestirse del hombre nuevo. El plan de Dios en Cristo es yor valor ni mejores garantías de pervivencia que cualquier otro
«recapitular todas las cosas en Cristo... al llegar la plenitud de sistema. Como tal sistema, sólo tiene que ver con las ideas. ¿Qué
los tiempos», es decir, la reconstrucción de la unidad esencial del significa, por ejemplo, afirmar que Cristo ha reorientado la histo-
género humano en Cristo como una comunidad espiritual, como ya ria? ¿Acaso no está llena aún de desorientaciones la historia? ¿No
ocurriera con Adán en un plano físico. se reduce, después de todo, su sistema a una «idea» o «abstrac-
Ya estamos preparados para entender las riquezas del pensa- ción» brillante? Por otra parte, ¿qué verdad puede encerrar la
miento paulino con respecto a Jesús. Pablo le atribuyó los más afirmación de que la Iglesia creada por Jesús está destinada a re-
elevados títulos que conocía, con excepción de «Dios», pero fue unificar a la humanidad, cuando vemos cómo las Iglesias, tal como
únicamente en un ambiente de controversia cuando se decidió a nosotros las conocemos, están divididas entre sí y actúan muchas
abordar el tema de los títulos de Jesús. Pablo se preocupaba ante veces en la sociedad como un elemento de división? ¿Qué valor
todo de lo que este Jesús —Señor y Sabiduría— significaba para podemos atribuir a aquella afirmación, cuando lo cierto es que un
los hombres al instaurar no sólo un nuevo Israel, sino además una historiador pudo decir sobre la Iglesia de Francia antes de la Revo-
nueva humanidad, esa humanidad que es nueva al estar vivificada lución, y no sin motivos, que «ninguna otra institución merecería
por su Espíritu. tanto ser destruida»? El cono de la historia que nos presenta Pablo
resulta impresionante sobre el papel, pero ¿posee alguna realidad?
20
306 La nueva vida en Cristo En términos místicos 307
Es dudoso que Pablo pensara nunca en formular un sistema este sentido ha sido frecuentemente aplicado a Pablo este término.
teológico como tal. Y si lo hizo, lo cierto es que tanto él mismo En efecto, Pablo se sentiría absorto «en Cristo», con una intensa
como su sistema están aún vivos porque lo empapó de vida, es relación personal que incluiría ciertas experiencias extáticas y vi-
decir, lo hizo pasar de la mera teoría al campo de la realidad. Nun- sionarias relacionadas con Jesús. Pablo podría haber proclamado,
ca insistiremos lo bastante en que Pablo no se limitó a manejar al unísono con los místicos de todos los tiempos:
unos conceptos teológicos para interpretar a Jesús, sino que apor-
tó a esa labor unas experiencias vivas. La vida misma, tal como se «Perdido estoy para todo el mundo
la iba encontrando, es la materia de su pensamiento, y por ello el y perdido está para mí todo el mundo.»
paulinismo ha resistido los cambios de ideas y también la acción
corrosiva de la experiencia y de las revoluciones, las pruebas mis- Una contemplación supramundana de Jesús vivo, eso es lo que
mas a que se ve sometida la vida. En este capítulo trataremos de significaría para Pablo la expresión «en Cristo». Pablo pertenecería
mostrar cómo el sistema que antes hemos descrito no era simple- a la clase de individuos que eligen el camino de la contemplación.
mente una abstracción, susceptible de ser reducida a un diagrama Es claro que Pablo tuvo extrañas experiencias «místicas». Véa-
sobre el papel, sino una vida para ser vivida, algo que se nos mues- se el siguiente pasaje:
tra como animado. ¿Cómo así? «¿Hay que presumir? No se saca nada, pero pasaré a las visio-
Primero y sobre todo, hemos de insistir una vez más en que nes y revelaciones del Señor.
Jesús el Cristo era para Pablo un personaje histórico concreto. No »Yo sé de un cristiano que hace catorce años fue arrebatado
era una idea o una figura mítica, sino un hombre de carne y hue- hasta el tercer cielo; con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo? Dios
so, que surgió en el seno del judaismo. Durante su vida se dedicó lo sabe. Lo cierto es que ese hombre fue arrebatado al paraíso y
a curar, a perdonar, a ejercer una caridad sin límites, de forma que oyó palabras arcanas, que un hombre no es capaz de repetir; con
significó un reto para las limitaciones del judaismo de su tiempo al el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo? Dios lo sabe» (2 Cor 12,1-4).
oponerle una visión más ancha, más libre y más profunda del Otros pasajes nos hacen entrever una cálida relación íntima
Reino de Dios. Por lealtad a aquel mismo Reino sufrió Jesús la entre Pablo y su Señor. «Para mí —escribió en cierta ocasión—
deshonrosa agonía de la crucifixión. Murió, pero después de su vivir es Cristo.» Pero en el mismo capítulo (2 Cor 12) en que narra
muerte renovó la hermandad que le uniera en vida con sus dis- Pablo sus extrañas experiencias extáticas, él mismo se encarga de
cípulos, que le habían abandonado en la hora de la muerte, e ins- decir claramente que todo eso carece de importancia. No niega el
tauró una nueva comunidad mesiánica en la que habría de pro- hecho de que tales experiencias ocurren a veces, pero no les atri-
longarse su vida. buye un gran valor. Estar «en Cristo» significaba para Pablo y para
A este Jesús vivo atribuía Pablo la condición de centro de la otros tener experiencias «místicas», pero él nunca confundió la
historia. No se trataba simplemente de un acontecimiento pasado confusa absorción mística, por fascinante, extraña y satisfactoria
y mucho menos de un símbolo de alguna verdad. Pablo consagró que pudiera ser, con el significado esencial de «estar en Cristo».
su vida a una persona que le incitaba y le sostenía a la vez en Quienes gozan de esas experiencias no son en modo alguno «supe-
cada momento. Pablo describe su propia vida como un «vivir con riores» a los que no las conocen. Siempre constituye una tentación
Cristo» o «en Cristo», una vida dominada no por un sistema de el confundir lo que significa estar «en Cristo» con las visiones, las
ideas, por muy persuasivas que éstas pudieran ser, sino por una visitas excepcionales de Dios y ciertas extrañas experiencias emo-
presencia viva. Esta vida «en Cristo» ha sido interpretada de tres cionales. Para Pablo, estar «en Cristo» no significaba vivir en una
maneras principalmente. contemplación retraída, absorta, «supramundana» de Cristo ni una
intensa concentración «religiosa» en sentido místico. Conocía Pa-
blo muy bien los peligros que entraña ese empeño, que desemboca
EN TÉRMINOS MÍSTICOS muchas veces en una piedad superficial y en una falsa irresponsa-
bilidad extática ante la vida en nombre de la religión.
«Místico» se entiende aquí en un sentido amplio que abarca
todo tipo de experiencia religiosa extraordinaria, con el matiz de
una intimidad peculiar y sobre todo de una absorción en Dios; en
En términos de morir y resucitar con Cristo 309
EN TÉRMINOS DE LA IMITACIÓN DE CRISTO
judío que ha revivido la experiencia de su pueblo. En otras pala-
La frase «en Cristo» ha sido entendida en otro sentido, a par- bras, ha hecho de la historia de Israel su propia historia. Véanse,
tir de pasajes como el de 1 Cor 11,1: «Seguid mi ejemplo, como a modo de ilustración, las siguientes citas de la liturgia de Pascua.
yo sigo el de Cristo.» El asistente más joven entre los sentados a la mesa dice:
Este versículo quiere decir, al menos en parte, que Pablo imi- «¿Por qué es esta noche distinta de todas las demás noches?»
taba a Cristo del mismo modo que un discípulo de un rabino judío A lo que se le responde:
procuraba asemejarse en palabras y obras a su maestro. Un moder- «Nosotros éramos esclavos del faraón de Egipto, y el Señor
no psicólogo de la educación diría que Jesús se convirtió en la nuestro Dios nos sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido.
«figura identificante» de Pablo, es decir, en el personaje al que Si el Santísimo, bendito sea, no hubiera sacado a nuestros padres
éste procuraba asemejarse en todo lo posible. Hay pruebas, a las de Egipto, nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos
que más adelante nos referiremos, de que Pablo guardaba como serían esclavos del faraón en Egipto...»
un verdadero tesoro las palabras de Jesús y que recurría a ellas Los siguientes párrafos nos ayudarán a entender el significado
como a una norma de conducta. En la Epístola a los Efesios, en que posee este rito para cada persona en concreto:
que se advierte el influjo de Pablo, se alude a «aprender de Cris- «Cuatro veces se refiere la Biblia al hijo que hace preguntas.
to», mientras que en la Epístola a los Colosenses dice el mismo Ello significa que la Biblia entiende que hay cuatro clases de hijos
Pablo que su vida está destinada a «completar lo que falta a los que hacen preguntas: el hijo prudente, el hijo malvado, el hijo
padecimientos de Cristo», lo que equivale a una especie de imita- estúpido y el hijo demasiado joven para preguntar por su cuenta...
ción de Cristo. Apenas podemos dudar de que Pablo se conside- »¿Cuál es la pregunta del hijo prudente?: '¿Qué significan los
raba miembro de la escuela de Cristo en la que, a la luz de Jesús, testimonios y los estatutos y los juicios que el Señor nuestro Dios
tenía que aprender muchas cosas, como renunciar al orgullo por os mandó?' (Dt 6,20). Tú le responderás explicándole las normas
sus propias obras y a su inflexibilidad religiosa. Estar «en Cristo» de la Pascua hasta la que dice que no debe haber pan alguno des-
significaba, en parte, aprender muchas cosas de Jesús e imitarle. pués del cordero pascual. ¿Cuál es la pregunta del hijo malvado?:
Pero no es en este tipo de imitación en lo que más insiste '¿Qué queréis dar a entender con ese servicio?' (Ex 12,26). Al
Pablo a lo largo de sus epístolas, aunque la idea nunca está ausen- decir queréis, intencionadamente se excluye y de ese modo recha-
te de ellas. Toda imitación entraña el peligro de una copia mecáni- za uno de los principios del judaismo. Podrás replicarle entonces
ca, y Pablo daba mayor importancia a la libertad que a la imita- citando (Ex 13,8): 'Esto es por lo que el Señor hizo en mi favor
ción, como veremos. No era intención de Jesús reproducir muchos cuando salí de Egipto'.
pequeños «Jesuses» ni Pablo pensaba precisamente en «copiar» » 0 también:
a Jesús. »En toda generación, cada uno de nosotros estimará que él
mismo salió de Egipto, como está dicho (Ex 13,8): 'Y ese día le
explicarás a tu hijo: Esto es por lo que el Señor hizo en mi favor
EN TÉRMINOS DE MORIR Y RESUCITAR CON CRISTO cuando salí de Egipto'. No sólo a nuestros antepasados redimió
entonces el Señor, sino que con ellos nos redimió a nosotros tam-
¿Cuál es, entonces, el principal significado de la expresión «en bién, como está dicho (Dt 6,23): 'A nosotros nos sacó de allí para
Cristo»? Para entenderlo, habremos de recurrir, como el mejor traernos y darnos la tierra que había prometido a nuestros padres'.
camino, a los antecedentes de la vida de Pablo. Como judío, Pa- »En consecuencia, estamos obligados a dar gracias, alabar, glo-
blo había estado «en Israel»; ahora estaba «en Cristo». El signi- rificar, exaltar, honrar, bendecir, ensalzar y hacer reverencia a
ficado de «estar en Israel» nos ayudará a entender lo que significa Aquel que hizo por nosotros, así como por nuestros antepasados,
«estar en Cristo». todas estas maravillas. El nos sacó de la esclavitud y nos llevó a la
¿Qué significaba ser judío, estar «en Israel»? Para responder libertad, de la tristeza a la alegría, del llanto a la fiesta, de las
a esta pregunta, recurriremos a la liturgia de la Pascua, en que to- tinieblas a la luz esplendorosa y de la servidumbre a la redención.
dos los años recuerda el piadoso judío su pertenencia al pueblo de Ahora, por consiguiente, cantemos ante él un cántico nuevo.
Israel y renueva su fidelidad al mismo. En esa liturgia declara el ¡Aleluya!»
El judío auténtico, por consiguiente, entra en la historia de su
310 La nueva vida en Cristo
En términos de morir y resucitar con Cristo 311
pueblo de tal modo que esa historia se hace su propia historia,
igual que un americano auténtico es alguien que, por su propia una prolongación de la vida de Cristo, como sus ojos, sus oídos,
experiencia, cruzó el Atlántico con los Padres Peregrinos, luchó sus pies para continuar su servicio al mundo. Pero esto suponía al
contra la bravura salvaje de la primitiva América, peleó en la Gue- mismo tiempo ser una sola cosa con los demás cristianos que esta-
rra de la Independencia y en la Guerra Civil y se sentó a la misma ban «en Cristo». Para Pablo no había cristianos aislados, sino
mesa con Washington, Jefferson, Lincoln y Lee. Estar «en Israel» cristianos en comunidad, unidos todos entre sí por estar unidos al
significa apropiarse y revivir la experiencia del pueblo de Israel, único Señor.
hacer de esa historia una realidad viva, verdadera historia contem- Al llegar a este punto advertimos una paradoja en Pablo. Si
poránea. había muerto y resucitado con Cristo, de forma que la vida de
Pero volvamos a la expresión «en Cristo» y analicemos los si- Cristo era ya la vida de Pablo, cabría la posibilidad de que a
guientes pasajes: Pablo nada le quedara ya por hacer. ¿No estaba ya todo cumpli-
«Además, si hemos quedado incorporados a él por una muerte do? ¿No había sido reorientada la historia «en Cristo»? ¡De nin-
semejante a la suya, ciertamente también lo estaremos por una re- guna manera! Ya había tenido lugar el acontecimiento decisivo de
surrección semejante» (Rom 6,5). la historia. Jesús había muerto y resucitado, pero si bien Pablo
«Ahora bien, por haber muerto con Cristo, creemos que tam- participaba de aquellos acontecimientos, aún le quedaba hacer su-
bién viviremos con él» (Rom 6,8). yas la muerte y resurrección de Cristo. Todavía le quedaba por
Pablo revivió «en Cristo» la muerte y resurrección de Jesús. cumplir una exigencia. Pablo había muerto y resucitado con Cris-
Podemos darnos cuenta de la profundidad que en el pensamiento to, pero tenía que experimentar aún su propia muerte y resurrec-
de Pablo tenía esta idea de morir y resucitar con Jesús en la for- ción. Pablo expresaba esta situación en su conocida paradoja: «Ya
ma en que trata el bautismo y la eucaristía. El bautismo, el rito que en toda ocasión habéis obedecido, seguid actualizando vuestra
por el que se ingresaba en la Iglesia, significaba la unión con Jesús salvación escrupulosamente, no sólo cuando yo esté presente, sino
en la muerte y la resurrección, como se advierte en el siguiente mucho más ahora en mi ausencia; porque Dios es quien activa en
versículo: vosotros ese querer y ese actuar que sobrepasan la buena voluntad»
(Flp 2,12-13). Escribo estas palabras en Suiza. Mme. Bécholet, la
«Luego aquella inmersión que nos vinculaba a su muerte nos esposa del granjero, acaba de citarme un viejo proverbio francés
sepultó con él, para que, así como Cristo fue resucitado de la muer- sobre la necesidad de trabajar en domingo: «Le bon Dieu gouverne
te por el poder del Padre, también nosotros empezáramos una le monde, mais il ne trait pas» («El buen Dios gobierna el mundo,
vida nueva» (Rom 6,4). pero no ordeña»). Pablo hubiera estado de acuerdo. Su muerte y
De manera semejante, al participar de la mesa del Señor, el resurrección con Cristo eran ya cosa hecha a causa de su solidari-
cristiano recuerda y rememora en el presente al Jesús que murió dad con él, pero era preciso al mismo tiempo consumarlas.
pero vive ahora. La expresión «Haced esto en memoria mía» quiere
decir, entre otras cosas, «Haced esto para traerme de nuevo a vues- ¿En qué forma habrían de consumarse? Empecemos por lo de
tra vida presente». En la Ultima Cena ya no es simplemente una fi- «morir con Cristo». Pablo se ocupó intensamente de la muerte de
gura del pasado lo que se recuerda, sino que se hace memoria del Cristo; trató de explicarla de varios modos. Pero por encima de
Señor vivo de manera que su presencia es experimentada de nue- todo entendió que aquella muerte fue la expresión suprema de la
vo en la comunidad. Tanto el bautismo como la eucaristía traen a obediencia a Dios.
Jesús del pasado al presente.
«Así, presentándose como simple hombre,
Pablo afirma que él ya ha muerto y resucitado con Cristo. Era
se abajó, obedeciendo hasta la muerte
tan firme su fe en que formaba una misma cosa con Cristo en la y muerte en cruz» (Flp 2,8).
nueva humanidad creada por él, del mismo modo que era también
una misma cosa con Adán en la vieja humanidad, que podía sen- También en virtud de este acto de obediencia, Jesús, el último
tirse ya partícipe con Cristo en la victoria sobre el mal a través Adán, • contrarresta los efectos desastrosos de la desobediencia del
de la resurrección. Morir y resucitar con Cristo equivalía a parti-
primer Adán.
cipar en lo que Cristo ya había conseguido; esto significaba ser
«Como la desobediencia de aquel solo hombre constituyó pe-
una misma cosa con Cristo, de forma que Pablo se sentía como
312 La nueva vida en Cristo En términos de morir y resucitar con Cristo 313

cadores a la multitud, así también la obediencia de éste solo cons- por la British Broadcasting Corporation. Describía la tremenda so-
tituirá justos a la multitud» (Rom 5,19). ledad del hombre en el cosmos. Como él mismo había escrito (cito
La muerte de Jesús se produjo como consecuencia inevitable libremente), en definitiva, cuando el universo se hunda, «todo el
de su obediencia a Dios en un mundo desorientado. Morir con templo de los éxitos del hombre se abrasará inevitablemente en
Cristo es compartir su obediencia y, por ello mismo, estar dispues- medio de los restos de un universo en ruinas». El cosmos es indi-
to a sufrir la muerte que trae consigo esa obediencia. Es negarse ferente ante el hombre. Pero Lord Russell defendía la necesidad
a permanecer como mero espectador en la vida o emplearla sim- de dos virtudes, la generosidad y la tolerancia, aún en medio de
plemente en lograr los fines que cada cual se ha propuesto. Morir este cosmos, dos virtudes a las que hemos de aferramos en este
con Cristo es participar de esa obediencia capaz de reorientar el mundo frío. Pero, ¿no será esto como silbar en la oscuridad para
mundo, comprometerse a vivir «en Cristo» en la obediencia a Dios darse valor? La llamada de Pablo a la obediencia y el perdón es
en medio de un mundo desobediente, lo que supone morir a los muy distinta. No se trata de silbar en la oscuridad, sino de apelar
propios intereses. Significa estar siempre disponible, dar gratis a un hecho real, el hecho de Cristo; por gratitud a él se sentía
porque gratis hemos recibido. Pablo profundamente dispuesto a la obediencia y el perdón. Su
Volviendo a la otra expresión, «resucitar con Cristo», también muerte y resurrección con Cristo eran ya una realidad, pero era
nos encontramos con que Pablo manejó constantemente esta idea. preciso consumarlas. La diferencia entre Pablo y Lord Russell está
Nosotros, hombres del siglo xx, encontramos muy difícil creer en en que el segundo contempla ante sí un mundo sombrío, mientras
las visiones de Cristo resucitado que aseguran haber tenido Pablo que Pablo estaba convencido de que la muerte y resurrección de
y los evangelios. Un judío del siglo i pensaba de otra manera. Lo Jesús habían reorientado el cosmos, habían creado una nueva
que desconcertaba a Pablo no era que se hubiera producido una comunidad que le apoyaba y derramaba al mismo tiempo un nuevo
resurrección, sino el hecho de que el resucitado, Jesús, se manifes- espíritu en el mundo, y que su esfuerzo moral se desarrollaba no
tara a los que le habían traicionado. No fue Pablo el único sor- sobre el telón de fondo de un cosmos indiferente, sino en el con-
prendido. Por ser tan increíble el hecho, el Nuevo Testamento texto de la nueva comunidad y el nuevo Espíritu. Siguiendo a Pa-
insiste en que Jesús se apareció después de la crucifixión el primero blo, que a veces recurría a la esfera de la milicia, podemos ilustrar
de todos a Pedro, que a pesar de sus protestas de lealtad había lo dicho recordando la importancia que atribuía Napoleón al espí-
negado a Jesús tres veces antes de que cantara dos el gallo. Pablo ritu de sus ejércitos,y a su propia presencia en medio de sus tropas.
insiste en el carácter absolutamente gratuito de la venida de Jesús Se cuenta que en cierta ocasión hubo de enfrentarse a 200.000
a él mismo, el perseguidor de sus discípulos. Lo maravilloso de la hombres con sólo 50.000, pero exclamó: «Mais 50.000 hommes et
resurrección era la maravilla del perdón, un perdón concedido a moi cela fait 150.000!» («Pero 50.000 hombres y yo hacemos
los que habían fallado. Ese asombro irrumpe a través de las pala- 150.000»). La guerra en que Pablo estaba empeñado era la antí-
bras de Pablo: tesis de la de Napoleón. Sin embargo, la presencia del Espíritu le
«Por último se me apareció también a mí, como al nacido a daba también el valor necesario para vencer. Recordemos Rom
destiempo. Es que yo soy el menor de los apóstoles; yo que no 8,35-39:
merezco el nombre de apóstol, porque perseguí a la Iglesia. Sin «¿Quién podrá separarnos de este amor de Cristo? ¿Dificul-
embargo, por favor de Dios soy lo que soy y ese favor suyo no ha tades, angustias, persecuciones, hambre, desnudez, peligros, espa-
sido en balde; al contrario: he rendido más que todos ellos, no yo, da? Dice la Escritura:
es verdad, sino el favor de Dios que me acompaña» (1 Cor 15,8-10).
Resucitar con Cristo es participar de su perdón, es vivir la vida Por ti estamos a la muerte todo el día,
del perdón. No es bastante luchar contra el mal que hay en el nos tienen por ovejas de matanza.
mundo por obediencia, sino luchar contra el mal con las armas del
perdón (véase también el capítulo 40). »Pero todo eso lo superamos de sobra gracias al que nos amó.
«Morir y resucitar con Cristo, por consiguiente, es una exigen- Porque estoy convencido de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni
cia de vivir en la obediencia y el perdón. Pero esa obediencia y ese soberanías, ni lo presente ni lo futuro, ni poderes ni alturas ni
perdón tienen sus raíces «en Cristo». En cierta ocasión escuché abismos ni ninguna otra criatura podrá separarnos de ese amor
al gran matemático y filósofo Lord Russell que dirigía la palabra de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.»
El espíritu y la ley de Cristo 315

di). Se trata posiblemente de un concepto tomado del estoicismo;


se supone en este caso que todo el orden creado está embebido de
CAPITULO 2 9 un espíritu. Este espíritu se manifiesta también en el espíritu del
hombre, que vendría a ser una parte del espíritu del cosmos. El
UN CAMINO NUEVO: cosmos estaría habitado por el espíritu, y de este espíritu precisa-
EL ESPÍRITU Y LA LEY DE CRISTO mente hablaría Pablo. En la poesía inglesa moderna tenemos una
buena ilustración de esta idea en los versos de Wordsworth. En
Tintern Abbey, por poner uno de los ejemplos mejor conocidos,
En el capítulo anterior sugeríamos que, por haber tomado habla el poeta de:
Pablo el hecho de Cristo con absoluta seriedad como una llamada
a la obediencia, sus ideas no componen simplemente un sistema, «Un impulso y un espíritu que empuja
sino que se integran en un estilo de vida «en Cristo». Pero Pablo a todos los seres pensantes, a los objetos de todo pensamiento,
expresó también de otro modo su idea de la vida cristiana. La y vibra en todas las cosas...»
vida «en Cristo» es también una vida «en el Espíritu». No es sor-
prendente, pues Pablo cree que Cristo y el Espíritu están íntima- En este sentido tendríamos que entender a Pablo, se ha afirmado
mente relacionados, hasta el punto de que a veces parecen iden- a veces. Pero ello sería realmente una interpretación errónea. Pa-
tificarse en su pensamiento, de manera que la Iglesia «en Cristo» blo no suele ocuparse mucho del orden natural, y cuando lo hace,
o «su cuerpo» es lógicamente la comunidad «del Espíritu». no busca en él la presencia del «Espíritu», sino la manifestación
Pero esta expresión, «el Espíritu», nos resulta especialmente del poder de Dios, como en el pasaje siguiente:
difícil de entender, y ello por muchos motivos. El término «espí- «Porque lo que puede conocerse de Dios lo tienen a la vista,
ritu» tiene una gama tan variada de referencias que resulta muy Dios mismo se lo ha puesto delante; desde que el mundo es mun-
vago. Como ya hemos visto, puede aplicarse al «espíritu» o entu- do, lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su divinidad,
siasmo que inspiraba Napoleón, que en muchos aspectos es la resulta visible para el que reflexiona sobre sus obras, de modo que
antítesis de Jesús. También en contextos religiosos tiene este tér- no tienen disculpa» (Rom 1,19-20).
mino unas connotaciones tan vagas que resulta enormemente difí- Lo que Wordsworth llama «un espíritu que vibra en todas las
cil de definir. Es probable que no haya ningún concepto cristiano cosas» sería para Pablo una manifestación de la Sabiduría divina.
tan traído y llevado como éste del Espíritu, que ha sido confundido Para Pablo, el Espíritu no es una fuerza que llene con su presen-
con los excesos emocionales desbordados, con prácticas irracionales cia el orden natural, sino un poder que irrumpe en el hombre desde
e incluso inmorales, como ocurre en los ambientes revivalistas más allá de la naturaleza. Ciertamente, la conexión del Espíritu
descritos en las modernas novelas norteamericanas. A pesar de con la naturaleza —que tanto nos conmueve a los modernos y que
todo, también es posible que ningún otro concepto cristiano con- ha sido fomentada por algunos poetas ingleses, como Milton y
tenga tantas y tan ricas connotaciones, hasta el punto de que ha Wordsworth, así como por una dilatada tradición de autores mo-
sido el vehículo de las más elevadas experiencias religiosas. dernos y medievales de himnos— no tiene base alguna en Pablo
Por otra parte, el concepto bíblico original del Espíritu ha y apenas puede aducir algún pasaje de la Escritura.
sufrido alteraciones, por influjo de ideas no bíblicas con que ha Hemos de eliminar otra interpretación errónea. El término
sido matizado, a lo largo de la historia de la Iglesia. La razón de «espíritu» se presta a evocar en la mente del lector moderno los
ello es simple. Todas o casi todas las religiones tienen alguna idea capítulos iniciales de A Christmas Carol, de Charles Dickens, en
del «espíritu», y el concepto específicamente cristiano se ha visto que se aparecen a Scrooge los espíritus de las Navidades pasadas,
expuesto a influjos «corruptores» procedentes de distintos ámbitos. presentes y futuras. O puede que le hagan pensar en casas embru-
De ahí que, antes de describir la doctrina paulina sobre «el Es- jadas. «Espiritismo» es el nombre que se ha dado al culto de los
píritu», hayamos de liberarnos con especial empeño de dos inter- poderes o espíritus invisibles del otro mundo. Esta manera de
pretaciones erróneas a propósito de este concepto. Con mucha entender el «espíritu» tiene una larga historia. En numerosos cul-
frecuencia se ha confundido con algo a lo que se hace una vaga tos del mundo helenístico, durante el siglo i, era conocido el con-
referencia como «Espíritu del mundo o del universo» (anima tnun- tacto con los «espíritus», pero todos los intentos de relacionar la
El espíritu antes de Pablo 317
316 Un camino nuevo
»Entonces me dijo:
idea del Espíritu de Pablo con esos cultos han fracasado. Lo mejor —Conjura al aliento, conjura, hijo de Adán, diciéndole al
será, por consiguiente, descartar prácticamente todas nuestras aliento: Esto dice el Señor: Ven, aliento, desde los cuatro vientos
ideas sobre el «espíritu» si queremos entender a Pablo, y, por su- y sopla en estos cadáveres para que revivan.
puesto, olvidarnos de todo lo que tenga que ver con fantasmas, »Pronuncié el conjuro que se me había mandado. Penetró en
duendes y prácticas «espiritistas». ellos el viento, revivieron y se pusieron en pie: era una muche-
Hemos de admitir dos hechos fundamentales. Pablo era judío, dumbre inmensa.
y su idea del espíritu está relacionada con su herencia judía. Pero »Entonces me dijo:
Pablo se hizo cristiano, y su herencia judía experimentó el influjo —Hijo de Adán, esos huesos son toda la casa de Israel. Ahí
de Jesucristo. Estos dos hechos —judaismo y Jesucristo— condi- los tienes diciendo: Nuestros huesos están calcinados, nuestra es-
cionan la peculiar idea paulina del Espíritu. peranza se ha desvanecido; estamos perdidos. Por eso profetiza
Para empezar, diremos que en el Antiguo Testamento se usa diciéndoles: Esto dice el Señor: Yo voy a abrir vuestros sepul-
el término «Espíritu» para designar el fenómeno del «viento», un cros, os voy a sacar de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os voy a
atributo del hombre y el poder de Dios que irrumpe en la vida llevar a la tierra de Israel» (Ez 37,1-12).
humana. Este último significado es el que más nos interesa. A pe- Los huesos secos de la existencia de Israel no podrían revivir
sar de Gn 1,1, donde se menciona el Espíritu de Dios al hablar de sino en virtud de una irrupción del Espíritu de Dios.
la creación, el Espíritu se relaciona no con la naturaleza, sino más Por consiguiente, esta idea del Espíritu como poder de Dios
bien con la vida del hombre, con los dones otorgados a los Jueces que irrumpe la heredó Pablo del judaismo. Pero al mismo tiempo
para guiar a Israel y sobre todo con el don de profecía. También compartía con la primitiva Iglesia la convicción de que con la
se desarrolló la creencia en que «al final de los tiempos», en la era venida de Jesús se había iniciado «el final de los tiempos», la era
mesiánica, intervendría Dios en los asuntos humanos. Lo haría a mesiánica. En la vida de la Iglesia advertía Pablo los signos de la
través de su Mesías, pero también por medio de su Espíritu, es irrupción del poder divino: el Espíritu, el poder que habría de
decir, su propio poder, su propia presencia dinámica como «Espíri- ser elemento característico del final de los tiempos. Todo había
tu». Las desgracias y los pecados del pueblo de Israel eran tales llegado con Jesús. Pero era necesario un Pablo que viera la im-
que, según los profetas, sólo una irrupción del poder del mismo portancia que todo ello tenía para la interpretación del Espíritu.
Dios, de su Espíritu, podría cambiar a Israel. Esta idea se expresa ¿Qué hizo Pablo para hacer justicia a tal afirmación?
con fuerza impresionante en los siguientes pasajes:
«La mano del Señor se posó sobre mí y el espíritu del Señor
me llevó, dejándome en un valle todo lleno de huesos. Me los hizo EL ESPÍRITU ANTES DE PABLO
pasar revista: eran muchísimos los que había en la cuenca del
valle; estaban calcinados; entonces me dijo: Veamos primero lo que, al parecer, entendía la mayor parte de
—Hijo de Adán, ¿podrán revivir esos huesos? los cristianos por «el Espíritu» antes de Pablo. A juzgar por los
»Contesté: Hechos y por las epístolas de Pablo, los primeros tiempos del
—Tú lo sabes, Señor. cristianismo se caracterizaron por un intenso entusiasmo. Era de
»Me ordenó: esperar. Pocos serán los grandes movimientos históricos impor-
—Conjura así a esos huesos: Huesos calcinados, escuchad la tantes que no se hayan iniciado con un cataclismo, con unas ma-
palabra del Señor. Esto dice el Señor a esos huesos: Yo os voy a nifestaciones dinámicas y con una intensificación de las emociones.
infundir espíritu para que reviváis. Os injertaré tendones, os haré El nacimiento de la Iglesia no tenía por qué ser una excepción.
criar carne; tensaré sobre vosotros la piel y os infundiré espíritu El profesor Amos N. Wilder me sugería en cierta ocasión que los
para que reviváis. Así sabréis que yo soy el Señor. primeros días de la Iglesia debieron de parecerse a las cataratas
»Pronuncié el conjuro que se me había mandado, y mientras del Niágara, con sus nubes de espuma y lluvia, con su estruendo,
lo pronunciaba, resonó un trueno, luego un terremoto y los hue- en que la fuerza del agua queda como oscurecida por sus elemen-
sos se ensamblaron, hueso con hueso. Vi que habían prendido en tos secundarios.
ellos los tendones, que habían criado carne y tenían la piel tensa; Así ocurrió cuando el Espíritu de Jesús se derramó sobre la
pero no tenían aliento.
318 Un camino nuevo El Espíritu en Pablo 319

primera generación cristiana. Esta se sintió tan sobrecogida que Pablo enumera esos dones por el orden siguiente: sabiduría,
al principio fue incapaz de distinguir el estruendo, la espuma y la inteligencia, fe, curación, milagro, profecía, lenguas. Más adelante
lluvia de las profundas fuerzas desencadenadas por Jesús. Aque- veremos el significado del orden en que Pablo enumera estos
llos primeros cristianos se sintieron impresionados por los fenó- dones.
menos de hablar en lenguas, las curaciones extraordinarias, las 3. A pesar de esta diversidad en cuanto a la expresión, el Es-
entusiastas expresiones emocionales. No hay motivos para dudar píritu es uno y crea unidad. La desunión entre los cristianos es un
del carácter histórico de aquellos fenómenos ni cuesta tanto traba- signo de la ausencia del Espíritu.
jo entender lo fácil que era en los primeros tiempos de la Iglesia «Es un hecho que el cuerpo, siendo uno, tiene muchos miem-
confundir el Espíritu con los fenómenos extáticos que produce la bros, pero los miembros, aun siendo muchos, forman entre todos
excitación religiosa. un solo cuerpo. Pues también Cristo es así, porque también a to-
dos nosotros, ya seamos judíos o griegos, esclavos o libres, nos
bautizaron con el único Espíritu para formar un solo cuerpo, y
EL ESPÍRITU EN PABLO sobre todos derramaron el único Espíritu» (1 Cor 12,12-13).
4. Con esto último concuerda la más excelente manifestación
Tal fue la situación con que Pablo se encontró. Desde el pri- del Espíritu en lo que Pablo llama ágape, que habitualmente tra-
mer momento la vivió como un desafío. No podía negar los fenó- ducimos por «amor». Este término, ágape, es prácticamente una
menos del éxtasis y el entusiasmo ni trató de hacerlo. Lo cierto es creación del evangelio para describir la buena voluntad inmerecida,
que también él participaba de aquellos fenómenos. Pero aportó a sobreabundante, persistente, creadora de Dios para con el hombre
su explicación una mentalidad crítica, rabínica que, con su sobrie- y del hombre para con su prójimo «en Cristo». La descripción clá-
dad, desconfiaba de la emoción y reconocía que el entusiasmo sica de la ágape se halla en el capítulo 13 de la primera Epístola a
solo no puede constituir un criterio para discernir en lo referente los Corintios:
al Espíritu. «El amor es paciente, es afable; el amor no tiene envidia, no
Afortunadamente, en la primera Epístola a los Corintios nos se jacta ni se engríe, no es grosero ni busca lo suyo, no se exaspera
dejó Pablo un análisis del Espíritu, en el que corrige los malenten- ni lleva cuenta del mal, no simpatiza con la injusticia, simpatiza
didos de los corintios. Podemos resumir su argumentación como con la verdad. Disculpa siempre, se fía siempre, espera siempre,
sigue: aguanta siempre» (1 Cor 13,4-7).
1. En toda interpretación del Espíritu es fundamental reco- La última sentencia de este pasaje nos manifiesta otra de las
nocer que lo importante es la relación entre el Espíritu y Jesús. marcas características de la actividad del Espíritu. El Espíritu no
Pablo insiste en que todos los fenómenos «espirituales» han de ser es únicamente racional por sus contenidos, sino que viene a refor-
contrastados conforme a la relación que guardan con Jesús. Es zar los vínculos de la comunidad, a edificar la vida comunitaria de
como si dijera a los primeros cristianos: «En el Niágara de tantos la Iglesia. Hablar en lenguas no tiene estos efectos, y por ello
fenómenos en los que estáis inmersos, el poder subyacente es Jesús coloca Pablo este don en el último lugar de su enumeración. Más
mismo, que es la piedra de toque con que habéis de contrastar importante que cualquier fenómeno extático son la sabiduría, la
todos los demás fenómenos.» Esto es lo que vienen a decir las pala- inteligencia, la fe y por encima de todo el amor, la buena volun-
bras de 1 Cor 12,3: tad intensa, ardiente y permanente para con todos los hombres.
«Por eso os advierto que nadie puede decir: '¡Afuera Jesús!', Pablo quiere inculcar a los corintios que el entusiasmo sin enten-
si habla impulsado por el Espíritu de Dios; ni nadie puede decir: dimiento, el éxtasis sin inteligencia, la intensidad de la experiencia
'¡Jesús es Señor!', si no es impulsado por el Espíritu Santo.» sin amor son de orden secundario. Pablo expresa con palabras me-
El Espíritu o «poder» de Dios es el Espíritu de Jesús. morables las verdaderas características de la vida en el Espíritu:
2. El Espíritu puede manifestarse en una diversidad de ac- «El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, tolerancia, agrado,
tividades. Leemos en 1 Cor 12,4: generosidad, lealtad, sencillez, dominio de sí» (Gal 5,22-23).
«Los dones son variados, pero el Espíritu es el mismo; las fun- El Espíritu, que es el mismo Jesús vivo en la comunidad de
ciones son variadas, aunque el Señor es el mismo; las actividades los que le aman, produce un «fruto». Parece que con ello se quiere
son variadas, pero es el mismo Dios quien activa todo en todos.» sugerir que la vida «en el Espíritu» es espontánea y sin esfuerzo.
320 Un camino nuevo La ley de Cristo 321
El cristiano no tiene que hacer otra cosa que «vivir» en su conduc- que heredó de la Iglesia. Frecuentemente establece una neta distin-
ta los impulsos que le vienen del Espíritu de Jesús. Tiene que ción entre lo que Jesús había ordenado y sus propias recomenda-
vivir lo que es «en Cristo» o «en el Espíritu». Es como si Pablo ciones u opiniones. Véanse los siguientes pasajes:
dijera: «Ama a Jesús y ha2 lo que quieras», es decir, «limítate a «A los ya casados les mando —bueno, no yo, el Señor— que
seguir las instrucciones morales que te da el Espíritu; goza de li- la mujer no se separe del marido» (1 Cor 7,10).
bertad frente a cualquier orientación formal, cualquier norma y «Respecto a los solteros no ha dispuesto el Señor nada que yo
deja libre curso a tus impulsos, que ahora proceden del Espíritu sepa; os doy mi parecer como creyente que soy por la misericor-
de Jesús. Contra esos impulsos y su fruto no hay ley». Pero en dia del Señor» (1 Cor 7,25).
otros pasajes de sus epístolas parece como si Pablo quisiera suge- Pero en otros lugares mezcla Pablo las palabras de Jesús con
rir que también la vida «en Cristo» y «en el Espíritu» tiene sus las suyas propias, de forma que no es posible diferenciar clara-
normas. mente las palabras de Jesús; tendríamos en estos casos un eco o
reminiscencia de lo que había dicho el mismo Jesús. Por ejemplo,
en Rom 12,14-21 se adivinan las ideas de Jesús, pero Pabilo las
LA LEY DE CRISTO expresa libremente:
«Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis.
Para entender esta paradoja aparente hemos de dar un paso Con los que están alegres, alegraos; con los que lloran, llorad.
atrás. Veíamos más arriba cómo para Pablo la expresión más im- Andad de acuerdo unos con otros; no penséis en grandezas, que
portante del Espíritu es la ágape («amor»); en el capítulo 13 de os tire lo humilde; no mostréis suficiencia.
la Epístola a los Corintios describe lo que entiende él por «amor». »No devolváis a nadie mal por mal. Procurad la buena repu-
Pero podemos preguntarnos-. «¿De dónde tomó Pablo esta des- tación entre la gente; en cuanto sea posible y por lo que a vosotros
cripción?» Parece que no es posible dar sino una respuesta a esta toca, estad en paz con todo el mundo.
pregunta. La tomó del mismo Jesús. El nombre de Jesús podría »Amigos, no os toméis la venganza, dejad lugar al castigo,
ser sustituido fácilmente por el término «amor» (ágape) en 1 Cor porque dice el Señor en la Escritura: 'Mía es la venganza, yo daré
13 para trazar una descripción de su carácter. Es otra manera de lo merecido'. En vez de eso, 'si tu enemigo tiene hambre, dale de
decir que la figura de Jesús —la tradición sobre Jesús que había comer; si tiene sed, dale de beber: así le sacarás los colores a la
recibido Pablo— determina la idea que éste se hace del amor cara'. No te dejes vencer por el mal, vence al mal a fuerza de bien.»
y del Espíritu. Ya antes hemos advertido que Pablo hace casi En segundo lugar, el camino cristiano está informado no sólo
equivalentes a Jesús y al Espíritu. por las palabras de Jesús, que Pablo atesoraba, sino por otras mu-
De ahí se sigue que cuando Pablo escribe sobre el Espíritu, chas tradiciones éticas que Pablo tomó de las fuentes judías y
piensa siempre en el Espíritu de Jesús; su idea del Espíritu está helenísticas. Las epístolas paulinas terminan frecuentemente con
en todo momento dominada por lo que él sabe acerca de Jesús. secciones consistentes en una exhortación moral. Estas secciones
Pero, entre otras cosas, conocía bien las exigencias que Jesús ha- han sido analizadas exhaustivamente y han revelado un esquema
bía planteado a sus discípulos. El ministerio de Jesús se había común que probablemente deriva de los códigos judíos y helenís-
caracterizado por una gracia y una libertad infinitas. Pero al mismo ticos. Los siguientes cuadros ponen de manifiesto ese esquema,
tiempo abrió ante los hombres nuevos panoramas de obediencia que no es idéntico en todos los casos, pero que se deja adivinar
y puso ante ellos unas normas absolutas como las que leemos en fácilmente.
el Sermón de la Montaña. De ahí se sigue que la vida «en Cristo»
o «en el Espíritu» es para Pablo a la vez una vida bajo una ley, la
ley de Cristo, que es la ley del amor. Pablo afirma explícitamente Esquema en Col 3,8-4,12 Esquema en Ef 4,22-6,18
en un pasaje que se siente atado por la ley de Cristo.
Para expresar con precisión las exigencias morales planteadas 1) Se debe eliminar: 1) La nueva creación
a los cristianos o, como diría él mismo, el camino cristiano, Pablo 3,8. Ahora, en cambio, despo- 4,22. ...es decir, a despojaros,
se apoyó en dos fuentes. jaos de todo eso: cólera, arreba- respecto a la vida de antes, de la
Primero, se sirvió de una tradición de las sentencias de Jesús tos de ira, inquina, insultos y vieja condición humana que se
21
322 Un camino nuevo
La ley de Cristo 323
groserías, ¡fuera de vuestra bo- iba desintegrando seducida por
ca! 9. Dejad de mentiros unos sus deseos, 23. a cambiar vues- quier género o codicia, entre
a otros... tra actitud mental 24. y a re- vosotros ni hablar; es impropio
vestiros de esa nueva condición de gente consagrada. 4. Y lo
creada a imagen de Dios, con la mismo obscenidades, estupide-
rectitud y santidad propia de la ces o chabacanerías, que están
verdad. fuera de sitio; en lugar de eso,
dad gracias a Dios. 5. Porque
esto que digo, tenedlo por sabi-
2) La nueva creación 2) Se debe eliminar: do y resabido: nadie que se da
ya que os despojasteis del hom- 25. Por lo tanto, dejaos de men- a la lujuria, a la inmoralidad o
bre que erais antes y de su ma- tiras, hable cada uno con verdad a la codicia, que es una idola-
nera de obrar; 10. y OÍ vestísteis a su prójimo, que somos miem- tría, tendrá parte en el reino de
de ese hombre nuevo que por el bros unos de otros. 26. Si os in- Cristo y de Dios. 6. Que nadie
conocimiento se va renovando a dignáis, no lleguéis a pecar, que se engañe con argumentos espe-
imagen de su creador; 11. y aquí la puesta del sol no os sorpren- ciosos: estas cosas son las que
no hay más griego ni judío, cir- da en vuestro enojo; 27. no de- atraen la reprobación de Dios
cunciso ni incircunciso, extran- jéis resquicio al diablo. 28. El sobre los rebeldes. 7. Por eso
jero, bárbaro, esclavo ni libre: ladrón, que no robe más, mejor no os hagáis cómplices de ellos;
8. porque antes, sí, erais tinie-
no, lo es todo y para todos Cris- será que se fatigue trabajando
blas, pero ahora, como cristia-
to. 12. En vista de eso, como honradamente con sus propias
nos, sois luz. Portaos como gen-
elegidos de Dios, consagrados y manos para poder repartir con te hecha a la luz, 9. donde flo-
predilectos, vestios de ternura el necesitado. 29. Malas pala- rece toda bondad, honradez y
entrañable, de agrado, humil- bras no salgan de vuestra boca; sinceridad, 10. examinando a
dad, sencillez, tolerancia; 13. lo que digáis sea bueno, cons- ver lo que agrada al Señor...
conllevaos mutuamente y per- tructivo y oportuno, así hará
donaos cuando uno tenga queja bien a los que lo oyen. 30. No
contra otro; el Señor os ha per- irritéis al santo Espíritu que os 3) El culto de Dios 3) El culto de Dios
donado, haced vosotros lo mis- selló para el día de la liberación;
mo. 14. Y, por encima, ceñios 31. nada de brusquedad, coraje, 16. El mensaje de Cristo habite 18. Tampoco os emborrachéis
el amor mutuo, que es el cintu- cólera, voces ni insultos; deste- entre vosotros en toda su rique- de vino, que esconde libertina-
rón perfecto. 15. Interiormen- rrad eso y toda inquina. 32. za: enseñaos y aconsejaos unos je; eso sí, llenaos de Espíritu,
te la paz de Cristo tenga la úl- Unos con otros sed agradables y a otros lo mejor que sepáis; con 19. expresaos entre vosotros con
tima palabra; a esta paz os han de buen corazón, perdonándoos agradecimiento cantad a Dios de salmos, himnos y cánticos ins-
llamado como miembros de un mutuamente como Dios os per- corazón salmos, himnos y cánti- pirados, cantando y tocando con
cos inspirados; 17. y cualquier toda el alma para el Señor y,
mismo cuerpo. Sed también donó por Cristo.
actividad vuestra, de palabra o 20. por medio de nuestro Señor
agradecidos. 5,1. En una palabra, como hijos
de obra, hacedla en honor del Jesucristo, dad gracias por todo
queridos de Dios, procurad pa- sin cesar a Dios Padre.
Señor Jesús, dando gracias a
receros a él y vivid en mutuo Dios Padre por medio de él.
amor, 2. igual que Cristo os
amó y se entregó por vosotros,
ofreciéndose a Dios como sacri- 4) Someteos 4) Someteos
ficio fragante. 3. Por otra parte, 21. Sed dóciles unos con otros
de lujuria, inmoralidad de cual- 18. Mujeres, sed dóciles a vues-
tros maridos, como conviene a por respeto a Cristo: 22. las
324 Un camino nuevo La ley de Cristo 325

cristianas. 19. Maridos, amad a mujeres a sus maridos como si tros hijos; criadlos educándolos
vuestras mujeres y no seáis fuera al Señor; 23. porque e' y corrigiéndolos como el Señor
agrios con ellas. 20. Hijos, obe- marido es cabeza de la mujer, quiere. 5. Esclavos, obedeced es-
deced en todo a vuestros padres, como Cristo, salvador del cuer- crupulosamente a vuestros amos
que da gusto ver eso en los cris- po, es cabeza de la Iglesia. 24. de la tierra, de todo corazón,
tianos. 21. Padres, no exaspe- Como la Iglesia es dócil a Cris- como si fuera a Cristo. 6. No
réis a vuestros hijos, para que to, así también las mujeres a en lo que se ve, para quedar
no se depriman. 22. Esclavos, sus maridos en todo. 25. Mari- bien, sino como esclavos de Cris-
obedeced en todo a vuestros dos, amad a vuestras mujeres to que cumplen la voluntad de
amos humanos, no en lo que se como Cristo amó a la Iglesia y Dios con toda el alma; 7. servid
ve, para quedar bien, sino de se entregó por ella: 26. quiso de buena gana, como si fuera al
todo corazón por respeto al así consagrarla con su palabra, Señor y no a hombres; 8. recor-
Señor. lavándola en el baño del agua, dad que lo que uno haga de
27. para prepararse una Iglesia bueno, sea esclavo o libre, se lo
radiante, sin mancha ni arruga pagará el Señor. 9. Amos, vos-
ni nada parecido, una Iglesia otros correspondedles dejándoos
santa e inmaculada. 28. Así de- de amenazas; recordad que ellos
ben también los maridos amar y vosotros tenéis un amo en el
a sus mujeres como a su propio cielo y ése no tiene favoritismos.
cuerpo. Amar a su mujer es
amarse a sí mismo; 29. y nadie 5) Velad y orad 5) Aguantad y resistid
ha odiado nunca a su propio
cuerpo, al contrario, lo alimen- 4,2. Sed constantes en la ora- 10. Para terminar, dejad que os
ta y lo cuida, como hace Cristo ción; que ella os mantenga en robustezca el Señor con su po-
con la Iglesia, 30. porque so- vela dando gracias a Dios. 3. derosa fuerza. 11. Poneos las ar-
mos miembros de su cuerpo. Pedid al mismo tiempo por nos- mas que Dios da para resistir a
31. Por eso dejará el hombre a otros, para que el Señor nos dé las estratagemas del diablo; 12.
su padre y a su madre y se uni- ocasión de predicar y de expo- porque nuestra lucha no es con-
rá a su mujer y serán los dos un ner el secreto de Cristo, por el tra hombres de carne y hueso,
solo ser. 32. Este símbolo es que estoy en la cárcel; 4. pedid sino contra las soberanías, con-
magnífico; yo lo estoy aplican- que lo publique con el lenguaje tra las autoridades, contra los
do a Cristo y a la Iglesia. 33. que debo. 5. Con los de fuera jefes que dominan en estas ti-
pero también vosotros, cada uno proceded con tacto, aprovechan- nieblas, contra las fuerzas so-
en particular, debe amar a su do las ocasiones. 6. vuestra con- brehumanas y supremas del mal.
mujer como a sí mismo, y la versación sea agradable, con su 13. Por eso os digo que cojáis
mujer debe respetar al marido. pizca de sal, sabiendo cómo tra- las armas que Dios da, para po-
6,1. Hijos, obedeced a vuestros tar con cada uno... (siguen no- der hacer frente en el momento
padres cristianamente, como es ticias personales). difícil y acabar el combate sin
razón. 2. Honra a tu padre y a perder terreno. 14. Conque en
tu madre es el primer manda- pie: abrochaos el cinturón de la
miento que lleva una promesa: verdad, por coraza poneos la
3. te irá bien y vivirás largo honradez; 15. bien calzados,
tiempo en la tierra. 4. Padres, dispuestos a dar la noticia de la
vosotros no exasperéis a vues- paz. 16. Tened siempre embra-
326 Un camino nuevo

zado el escudo de la fe, que os CUARTA PARTE


permitirá apagar todas las fle-
chas incendiarias del malo. 17.
EL CUARTO EVANGELIO
Tomad por casco la salvación y
por espada la del Espíritu, es
decir, la palabra de Dios.
Y la palabra se hizo carne,
6) Aguantad 6) Velad y orad acampó entre nosotros
y contemplamos su gloria:
12. Recuerdos de vuestro Epa- 18. Al mismo tiempo, con la
fras, servidor de Cristo Jesús; ayuda del Espíritu, no perdáis gloria de Hijo único del Padre,
con sus oraciones no cesa de lu- ocasión de orar, insistiendo en lleno de amor y lealtad (Jn 1,14).
char en favor vuestro para que la oración y en la súplica; y pa-
os mantengáis cabales y conven- ra eso espantad el sueño y pe-
cidos, cualquiera que sea la vo- did constantemente por todos
luntad de Dios. los consagrados.
De su paso por esta tierra movediza
muchas cosas nos contaron. Esto queda:
De estas dos maneras —apelando a las palabras de Jesús y a la el anuncio a una doncella, el nacimiento,
tradición ética del judaismo y del helenismo—- preservó Pablo el sus lecciones y un hombre joven en la cruz.
aspecto moral del Espíritu. No es posible disociar el Espíritu de
Jesús de las exigencias morales del mismo Jesús ni, en las cues- Vero de la hueste innumerable
tiones morales que Jesús no tocó, de la mejor tradición del judais-
mo y el helenismo. de las estrellas, ninguna supo nunca
Hemos terminado nuestro estudio de la vida cristiana. Para lo que en esta esfera terrestre hizo él.
Pablo, ésta es una vida «en Cristo», «en el Espíritu», «en la ley Sólo a nuestra raza se confió la palabra del Señor.
de Cristo», y como tal es a la vez una vida comunitaria, en la Igle-
sia, a la que Jesús dio origen. Pablo es una fuerza viva de la his-
De sus pies que en la tierra se posaron
toria precisamente porque él mismo «vivió» de este modo. Su
teología fue simplemente la expresión intelectual de una vida con- nadie conoce el secreto oculto, inquietante,
forme a un estilo que él supo comunicar a otros. el terrible secreto turbador, apenas susurrado,
dulce y estremecedor de su estancia con nosotros.

Ningún planeta sabe que este


nuestro humilde planeta, cargado de tierra y olas,
de amor y vida multiforme, dolor y gozo,
guarda como un tesoro una tumba vacía.

Nadie, en nuestro tiempo breve, podría


sus huellas en el cielo rastrear,
su camino por la Vía Láctea, o decir
en qué ahora allí se emplea.
328 El cuarto Evangelio

Pero, por toda una eternidad, sin duda,


un millón de extraños evangelios
habremos de escuchar y cotejar, que nos dicen CAPITULO 3 0
cómo él holló las Pléyades, la Lira y la Osa.
INTRODUCCIÓN: FECHA Y AUTOR
¡Alerta, alma mía! Disponte a repasar
los inconcebibles, infinitos rostros de Dios A lo largo de las páginas anteriores hemos recorrido la fra-
que nos muestran las estrellas. gosa meseta de los sinópticos, las crestas volcánicas de Pablo, pero
Nosotros sólo un Hombre habremos de mostrarles. ahora —por seguir con la metáfora geográfica— nos aproximamos
a las serenas alturas del cuarto evangelio. Quienes suelen sentir-
se a gusto con las erupciones paulinas encuentran a veces extra-
Alice Meynell, Christ in the Universe43 ña la serenidad del cuarto evangelio, y a la inversa. El arzobispo
William Temple escribió en cierta ocasión: «Una vez me dijo el
obispo Gore que le gustaba adentrarse en san Juan como en un
país extraño, pero que regresaba luego con gusto a san Pablo. A mí
me ocurre precisamente lo contrario. San Pablo es la aventura
excitante y a veces turbadora. Con san Juan, en cambio, me en-
cuentro completamente a gusto» 44 . Quienes hayan tenido que ha-
cer frente al fracaso moral congeniarán más con Pablo; quienes se
sientan inquietos por conocer el sentido del universo preferirán a
Juan. En cualquier caso, acercarse a Juan después de pasar por los
sinópticos y Pablo es como pisar una verde y fresca pradera.
Pero, ¿es lo más adecuado estudiar a Juan después de los si-
nópticos y Pablo? Así suele hacerse. Con ello se da por supuesto
que Juan es la cumbre del Nuevo Testamento, una cumbre a la
que no se debe ascender sino después de remontar las serranías
bajas de los sinópticos y Pablo. Del mismo modo que se aconseja
a los estudiantes que quieren conocer a Shakespeare que empiecen
por las piezas sencillas, como Ricardo II o El mercader de Vene-
cia, dejando para más adelante las profundidades de Hamlet, Mac-
beth o El Rey Lear, también se ha dicho en ocasiones que la sen-
cillez de los sinópticos o los cataclismos de Pablo son un buen
preludio a las profundidades de Juan.
Pero no podemos estar de acuerdo con esta visión de Juan, que
lo considera una cumbre solitaria que se alza señoreando el Nuevo
Testamento. Es cierto que los sinópticos ya no pueden considerarse
como sencillos documentos cuyo sentido pueda ser discernido con
facilidad; en efecto, no son meras crónicas de los acontecimientos
ocurridos durante el ministerio de Jesús, sino interpretaciones pro-
fundas del mismo. Considerar los sinópticos y Pablo sobre todo
como una introducción a Juan es ignorar las profundidades en que
43
Alice Maynell, Christ in the Universe, en A. Methuen (ed.), An
Anthology of Modern Verse (Londres 1921) 156-57. 44
Readings in St. John's Gospel (Nueva York y Londres 1945).
330 El cuarto Evangelio Fecha y autor 331

todos ellos se sitúan. Pero aún podemos avanzar más. Del mismo se sitúa en el mismo ámbito que los otros evangelios y Pablo, de
modo que desde lo alto de la montaña se hacen visibles y se forma que no está tan lejos en el tiempo como para carecer de una
sitúan en una perspectiva más exacta los contornos de los valles, cierta conexión con ellos. Esto nos plantea la primera cuestión,
sus luces y sus sombras, también podemos decir con toda verdad de la que nos ocuparemos brevemente: la fecha y el autor, así
que desde las alturas serenas del cuarto evangelio podemos adver- como las fuentes de Juan.
tir mucho mejor el significado de los sinópticos y de Pablo. Desde
este punto de vista, mejor sería abordar el estudio de los sinópticos
y Pablo después de haber leído el cuarto evangelio.
¿CUANDO SE ESCRIBIÓ?
Quizá venga al caso un recuerdo personal. En cierta ocasión
me dijo el profesor C. H. Dodd que sus estudios sobre el cuarto
evangelio, que destacan el hecho de que con la venida de Jesús se El estudio de la fecha de Juan gira en torno a dos clases de
ha hecho realidad presente la vida eterna, le sirvieron para enten- datos que parecen contradictorios: las pruebas aportadas por los
der mejor aquellos pasajes de los sinópticos en que se revela esta manuscritos más antiguos sugieren una fecha temprana para el
misma verdad. El cuarto evangelio dio la clave para comprender cuarto evangelio; las pruebas basadas en los escritos de los Padres
muchas cosas que en los sinópticos parecen quedar veladas. En la de la Iglesia que lo utilizaron por vez primera parecen indicar una
misma verdad insistieron Sir Edwyn Hoskyns y Noel Davey en su fecha tardía. Veamos estos datos por turno.
obra sobre el cuarto evangelio. Y dicen aún más:
«La prueba que en última instancia hemos de aplicar al cuarto Los datos textuales o de la tradición manuscrita
evangelio, la que hará que el cuarto evangelio se mantenga o haya
de ser descartado, consistirá en ver si la narración de Marcos resul- Hay tres manuscritos o fragmentos en papiro del cuarto evan-
ta más inteligible después de leer el cuarto evangelio, si las epísto- gelio que se fechan en el siglo n d.C. Son los siguientes:
las paulinas se hacen más transparentes o si todo el material que 1. Un fragmento del cuarto evangelio procedente probable-
nos aporta el Nuevo Testamento queda disperso en fragmentos no mente de Egipto, fechado habitualmente hacia el año 150 d.C. Es
relacionados entre sí... el fragmento más antiguo conocido del Nuevo Testamento. Se
»Un comentario al cuarto evangelio no puede ser, por consi- conserva en la John Rylands Library, de Manchester, Inglaterra.
guiente, otra cosa que un trabajo preliminar. A partir de ahí es pre- 2. Algunos fragmentos del cuarto evangelio fechados en tor-
ciso avanzar hacia el estudio de las epístolas paulinas y los evange- no al año 150 d.C. han sido publicados por investigadores ingle-
lios sinópticos» 45. ses. Se conservan en el British Museum de Londres. (Algunos au-
De ahí se sigue que es preciso establecer constantemente una tores niegan que esos fragmentos contengan materiales joánicos.)
relación entre el cuarto evangelio por un lado y las epístolas pauli- 3. Un papiro descubierto en 1955 y fechado en torno al año
nas y los sinópticos por otro, con la seguridad de que cuanto apa- 200 d.C. contiene la totalidad del cuarto evangelio. Se llama
rece oscuro en éstos se aclarará a la luz del cuarto evangelio. Del «Papiro Bodmer», por el personaje que lo adquirió, Martin Bod-
mismo modo que al final del camino se comprende lo que signifi- mer, de Ginebra.
caban todos los giros y vueltas del viaje, también desde la cumbre Los datos anteriores significan que hacia el año 200 d.C. era
del Nuevo Testamento, el cuarto evangelio, aparecen bajo una bien conocido en Egipto el cuarto evangelio; es probable que los
nueva luz los vericuetos y las intrincadas tortuosidades de los si- cristianos del Alto Egipto lo utilizaran ya durante la primera mitad
nópticos y Pablo, de forma que al llegar al final del viaje se com- del siglo ii, posiblemente hacia el año 125 d.C, y que por enton-
prende el sentido de lo que antes aparecía oscuro. ces se considerase una obra digna de ser citada. Para que un evan-
En esta idea del cuarto evangelio se siente un presupuesto: es gelio llegara al Alto Egipto y adquiriese tal autoridad ya para el
un evangelio lo bastante cerca de los otros y de Pablo como para año 150 d.C. hay que suponer que fue escrito bastante tiempo
poder iluminarlos, lo que supone a su vez que el cuarto evangelio antes, probablemente a finales del siglo i, es decir, entre los años
90 y 100 d.C.
45
E. C. Hoskyns, en F. N. Davey (ed.), The Fourth Gospel I (Lon- Los datos de la tradición textual, por consiguiente, sugieren
dres 1939) 125s. una fecha temprana para el cuarto evangelio.
Los datos aportados por los Padres de la Iglesia
1. El punto de vista conservador: el autor es el apóstol Juan
Estos datos presentan un sorprendente contraste con lo que
nos sugería la tradición textual, pues el primer autor que cita un La afirmación de que el autor es el apóstol Juan (Juan, discí-
evangelio bajo el nombre de Juan es Teófilo de Antioquía, hacia pulo del Señor) se apoya en los siguientes supuestos:
el año 180 d.C. No es posible probar que los Padres anteriores a a) Los datos aportados por los Padres de la Iglesia. Policarpo
esa fecha utilizaran el cuarto evangelio. (60-155 d.C), obispo de Esmirna, discípulo de los apóstoles, esti-
Es posible sugerir algunas razones como explicación de este maba que el cuarto evangelio había sido escrito por el apóstol
hecho. Quizá fueran herejes los primeros que utilizaron Juan. Juan. Parece una prueba muy fuerte. Por otra parte, los Padres
Como veremos más adelante, un grupo herético, el de los gnósticos, que atribuyen este evangelio al apóstol Juan tienen plena con-
que insistían en la importancia de la «gnosis» o «inteligencia» ciencia de las diferencias existentes entre Juan y los otros evange-
como camino de salvación, encontró en el cuarto evangelio un lios, pero ello no les impide atribuirlo al apóstol Juan.
texto que iba muy bien con sus ideas. Puede que la preferencia b) Los datos del mismo evangelio. En el mismo evangelio hay
de estos herejes por Juan hiciera que los Padres de la Iglesia des- datos abundantes que indican la condición de apóstol de su autor.
confiaran en principio de este evangelio, de forma que trataron Pueden agruparse en cinco capítulos:
de evitarlo. Pero todo esto no pasa de ser una pura posibilidad. 1) En Jn 21,24 se afirma que el autor es un discípulo: «Este
Nos encontramos, por consiguiente, ante dos series de datos es el discípulo que da testimonio de estos hechos: él mismo los
que parecen contradictorias. Los manuscritos sugieren una fecha ha escrito y nos consta que su testimonio es verdadero.»
temprana, mientras que el uso del cuarto evangelio por los Padre« 2) El autor conoce tan perfectamente el judaismo que nece-
de la Iglesia sugiere una fecha tardía. Si este evangelio es de fecha sariamente hubo de ser judío (cf. 5,10; 7,22s.51; 8,17). Su len-
temprana, el olvido en que lo tienen los Padres se hace cada vez guaje tiene resonancias semíticas.
más difícil de entender, de forma que ha de excluirse una fecha 3) El conocimiento de la geografía de Palestina que manifies-
temprana. Pero al mismo tiempo, la fecha tardía se excluye tam- ta sugiere que el autor era un judío palestinense.
bién sobre la base de las pruebas aportadas por la tradición ma- 4) El autor parece estar en condiciones de corregir el relato
nuscrita; estas pruebas, en efecto, indican una fecha anterior a la sinóptico del ministerio de Jesús. Por ejemplo, muchos afirman
que sugieren las primeras citas de los Padres. Es probable que que la fecha de la Ultima Cena es más exacta en Juan que en los
hayamos de fechar Juan en un momento entre los años 90 y 100 sinópticos. Pero esto implica que el autor del cuarto evangelio hubo
d.C. De este modo ya no queda muy lejos, en el tiempo, de los de estar estrechamente relacionado con los discípulos de Jesús, si
otros evangelios y de Pablo, con lo que conserva su importancia no es que él también era uno de estos discípulos.
para su interpretación. Por otra parte, hay que rechazar los inten- 5) Es tradición constante de la Iglesia que el autor ha de
tos de levantar aún más la fecha del cuarto evangelio, muy a co- identificarse con el «discípulo amado» mencionado en los siguien-
mienzos de la segunda mitad del siglo i, sobre la base de sus su- tes pasajes:
puestas afinidades con los manuscritos del Mar Muerto; tal fecha «Uno de ellos, el preferido de Jesús, estaba reclinado a su de-
haría inexplicable el silencio de los Padres e imposibles de com- recha» (13,23).
prender ciertos datos del mismo evangelio, como el indicio de que «Al ver a su madre y a su lado al discípulo preferido, dijo
se escribió después del año 70 d.C, cuando los cristianos empe- Jesús:
zaron a ser deliberadamente expulsados de las sinagogas, que apa- —Mujer, ése es tu hijo» (19,26).
rece en el capítulo 7. «Fue corriendo a donde estaba Simón Pedro con el discípulo
preferido de Jesús, y le dijo:
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo
EL AUTOR DEL CUARTO EVANGELIO han puesto» (20,2).
«El discípulo preferido de Jesús dijo a Pedro:
Las mismas discrepancias que veíamos en cuanto a la fecha se —Es el Señor.
plantean a propósito del autor del cuarto evangelio. Hay dos ten- »A1 oír que era el Señor, Simón Pedro se ciñó el camisón, que
dencias en este terreno. era lo único que llevaba, y se tiró al agua» (21,7).
334 El cuarto Evangelio
Fecha y autor 335
«Pedro se volvió y vio que los seguía el discípulo preferido de
Jesús, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le era elegido cada año. El nombre con que designa el Mar de Gali-
había preguntado quién lo iba a entregar» (21,20). lea es «el Mar de Tiberíades», pero este nombre se utilizó única-
El discípulo amado, por otra parte, era el apóstol Juan. A la mente a partir del siglo n. En realidad, el conocimiento de Palesti-
vista de todos estos datos se desarrolló la que hemos llamado pos- na que revela el cuarto evangelio es el que podría obtener cual-
tura conservadora con respecto al cuarto evangelio, que sostiene quier peregrino; no exige que el autor sea un judío palestinense.
que el autor del mismo es el apóstol Juan, el hijo de Zebedeo. El 4) La referencia al autor como discípulo en 21,24s aparece
cuarto evangelio, por consiguiente, nos pone en contacto directí- precisamente en un capítulo que es con seguridad una adición al
simo con Jesús y sus discípulos. Los extensos discursos que apa- evangelio. El capítulo 21 podría ser obra de un discípulo, pero no
recen a lo largo de este evangelio conservan a la vez la enseñanza el resto del evangelio.
más personal que Jesús dio a sus discípulos y las reflexiones de la A la vista de todos estos datos, los liberales insisten en que el
Iglesia en que vivió Juan sobre aquella doctrina. Juan alcanzó apóstol Juan no es el autor del cuarto evangelio. Encuentran ade-
una avanzada ancianidad en Efeso y tuvo mucho tiempo para refle- más otros motivos que apoyan su postura.
xionar sobre cuanto había hecho y dicho Jesús. De sus recuerdos b) Los datos aportados por los Padres de la Iglesia no con-
y su contemplación surgió este evangelio lleno de serenidad. firman que el autor sea un apóstol. En este punto, la escuela libe-
ral aporta un argumento fuerte y dos débiles. Insisten ante todo
en que hay una larga tradición de que el apóstol Juan murió már-
2. El punto de vista liberal: tir en edad temprana, por lo que no pudo escribir el cuarto evan-
el cuarto evangelio no puede ser obra de un apóstol gelio. Todo lo que se puede decir al respecto es que la mencionada
tradición no merece confianza alguna ni ha de tomarse en serio. Lo
El punto de vista conservador ha sido objeto de duros ataques mismo puede decirse de la segunda objeción planteada por la
por diversas razones, que podemos resumir como sigue. escuela liberal. Se pregunta ésta por qué tardó tanto la Iglesia en
a) Las pruebas internas del mismo evangelio están en contra admitir como parte del canon o como uno de sus documentos que
de que el autor sea un apóstol. hacían autoridad el cuarto evangelio, si es que realmente había
1) El orden de los acontecimientos y el contenido son tan sido escrito por el apóstol Juan. Sin embargo, como ya hemos vis-
diferentes en Juan y en los sinópticos que es imposible que en to, la facilidad con que los gnósticos podían servirse para sus
ambos casos se conserve un testimonio apostólico directo. Si se propios fines de este evangelio explica suficientemente este hecho.
afirma que en Marcos se recogen los recuerdos de Pedro, siquiera
Más difícil de discutir resulta el último reparo opuesto por
en menor proporción, ¿cómo admitir que Juan conserva los re-
la escuela liberal. Las pruebas externas citadas por los conservado-
cuerdos de otro apóstol? Por ejemplo, Juan sitúa la purificación
res a favor de que el autor es un apóstol no resultan convincentes.
del templo por Jesús al comienzo del ministerio; los sinópticos la
Aparte de la vaguedad que reviste la alusión de Ireneo o Policar-
ponen al final. ¿Es verosímil que el apóstol Juan colocara la puri-
po, es significativo que el segundo no afirme en ningún momento
ficación del templo en un momento tan diferente del que suponen
haber conocido al apóstol Juan, al que tampoco cita. Por otra par-
los sinópticos?
te, si se tiene en cuenta que Juan es un nombre muy común, la
2) El cuarto evangelio se sitúa notoriamente al final de una persona a la que Ireneo se refiere como Juan el discípulo no tiene
larga evolución del pensamiento cristiano; únicamente resulta inte- que ser necesariamente el apóstol del mismo nombre.
ligible como culminación de un proceso intelectual que incluye a
Sobre la base de las pruebas que aportan el mismo evangelio y
Pablo, los sinópticos y la Epístola a los Hebreos. Por añadidura,
los Padres de la Iglesia, en consecuencia, se niega que el autor del
presupone la aparición del movimiento gnóstico, que a la vez re-
cuarto evangelio sea un apóstol.
fleja y combate. Todo esto significa que Juan debe de situarse en
La discusión que hemos resumido termina en tablas. ¿Hay
un período en que ya no podía seguir vivo ningún apóstol.
algún modo de zanjar la cuestión? Se ha sugerido que han podido
3) Son dudosos numerosos detalles que la escuela conserva- confundirse dos personajes que se llamaban Juan. Papías (63-130
dora aduce como prueba de que el autor es un apóstol. ¿Conocía d.C), obispo de Hierápolis, en Asia Menor, se refiere a Juan el
el autor realmente el judaismo tan bien como asegura la escuela Presbítero, que vivió en Efeso a finales del siglo i. Algunos han
conservadora? En 18,13 cree erróneamente que el sumo sacerdote sugerido que este Juan es el autor del cuarto evangelio. Luego se
336 El cuarto 'Evangelio

le confundió con el apóstol. Pero todo esto es pura conjetura. No


hay manera de resolver la partida y no podemos conocer por su
nombre al autor.
CAPITULO 31
De algo habrá servido la discusión sobre el autor del cuarto
evangelio. Si los datos a que recurren tanto los conservadores
LAS FUENTES SUBYACENTES
como los liberales se toman en serio, dos cosas parecen estar claras.
AL CUARTO EVANGELIO
Primero, hay una verdadera conexión entre el cuarto evangelio
y los apóstoles; a través de Juan hijo de Zebedeo, de Andrés o
de otros apóstoles (hay indicios de ello), no tenemos más remedio
Una muchacha, que se presentó un día con lo que a su padre
que afirmar: el cuarto evangelio tiene raíces palestinenses.
le parecía un extraño gorro, al preguntarle él por qué llevaba aque-
Segundo, este evangelio, en su forma actual, nos remite tam-
lla prenda, respondió: «Es la moda.» Parece que hay modas no
bién a un ambiente situado fuera de Palestina; sus miras están
sólo en cuestión de sombreros, sino también en el campo de la
puestas en los horizontes del alto paganismo del mundo grecorro-
mano: el cuarto evangelio tiene su campo de difusión en el hele- investigación. Al menos, los investigadores muestran tendencia,
nismo. según las épocas, a centrar la atención en determinadas cuestio-
Estos dos factores sugieren que el autor del cuarto evangelio nes. Durante el siglo xix estuvo de moda insistir en que el cuarto
no fue verosímilmente un apóstol, pero que se apoyó en unas evangelio constituía una unidad, es decir, que era obra de una
fuentes primitivas que recogían el testimonio apostólico. En últi- sola mano.
ma instancia, lo que importa no es el nombre del autor, sino el Pero con el siglo xx se impuso otra moda. Probablemente por
valor de la tradición que utilizó y la forma en que lo hizo. Esto influjo de los estudios sobre el Antiguo Testamento, que pusieron
nos lleva a la cuestión de las fuentes subyacentes al cuarto evan- de manifiesto la existencia de diversas fuentes tras de algunos de
gelio. sus documentos (como hicieron también los investigadores de la
literatura clásica en el caso de Homero), los investigadores del
Nuevo Testamento empezaron a preguntarse cada vez con mayor
insistencia por los documentos que pudo utilizar el autor del cuar-
to evangelio. Puede que la palabra «moda» nos sugiera la idea de
«capricho», pero hablando con equidad hemos de reconocer que
muchos elementos del cuarto evangelio nos remiten a distintas
fuentes. Notemos, a modo de ejemplo, los siguientes datos:
1. Jn 20,31 dice así:
«Hemos escrito estos signos para que creáis que Jesús es el
Mesías, el Hijo de Dios, y con esta fe tengáis vida gracias a él.»
Este versículo parece señalar el final del evangelio, pero a
continuación sigue el capítulo 21, que parece añadido después de
haber sido escrito el evangelio completo.
2. Hay varios lugares en que aparece rota la conexión entre
las distintas partes del evangelio, como si se tratara de las suturas
entre las diversas fuentes combinadas. Véanse los siguientes
ejemplos:
«... pero el mundo tiene que comprender que amo al Padre y
que cumplo exactamente su encargo. ¡Levantaos, vamonos!»
(14,31). Sin embargo, a continuación de esta frase prosigue el dis-
curso como si no se hubiera dado orden de marchar.
En 4,54 aparece Jesús en Galilea, pero a continuación, en 5,1,
22
338 El cuarto Evangelio
Su unidad 339
se dice que está en Jerusalén. Si se lee 7,15-24 delante de 7,1-14,
está perfectamente claro el sentido. ren que el autor combinó diferentes materiales y que, al conjun-
3. Aparecen en ocasiones ciertas incongruencias que podrían tarlos, se olvidó de disimular las suturas. No es preciso recordar
deberse al hecho de haber combinado varias fuentes: ahora todas las teorías que han sido propuestas acerca de las fuen-
a) 4,1-2: tes que pudo utilizar Juan. El problema de las fuentes se reduce
«Los fariseos se enteraron de que Jesús ganaba más discípulos realmente a dos consideraciones más importantes.
y bautizaba más que Juan (aunque, en realidad, no bautizaba él Por una parte, los investigadores concuerdan, en su mayor
personalmente, sino sus discípulos).» parte, en que casi la totalidad del cuarto evangelio presenta una
b) 2,13-3,21 constituye un problema. Nicodemo visita a Jesús notable unidad. Juan parece apoyarse en unos documentos básicos
en los primeros días de su ministerio, cuando todavía no hay indi- que es posible acotar. En el mismo evangelio hay indicios de que
cios de hostilidad y Jesús tan sólo ha realizado un signo, el de Cana sus discursos parten de fuentes distintas. En consecuencia, se su-
de Galilea. Pero Nicodemo habla de los signos que ha realizado pone que Juan utiliza dos fuentes principales: un Libro de los
Jesús; ya se siente temeroso y visita a Jesús de noche. Signos para el material narrativo y un Libro de los Discursos de
4. La secuencia de los acontecimientos del juicio a que es so- Revelación.
metido Jesús aparece confusa. Mejoraría colocando 18,24 entre
18,13 y 18,14.
Se han propuesto dos teorías para resolver estas dificultades. UNIDAD DEL CUARTO EVANGELIO
Primera: las dislocaciones que advertimos en el evangelio se debe-
rían a una confusión accidental de las hojas en que se escribió. Pero no todos han aceptado esta división. El estilo del cuarto
El evangelio fue escrito por un autor, pero sus páginas se entre- evangelio muestra una notable unidad a lo largo de todas sus pá-
mezclaron. Esto pudo muy bien ocurrir; en efecto, cabe dentro ginas. Discursos y narraciones se combinan con tanta naturalidad
de lo posible que de las primeras copias del evangelio, en perga- que parece como si siempre hubieran ido juntos. En cuanto a las
mino o papiro y en formato de libro (códice), se desprendieran al- incongruencias y discontinuidades o rupturas de la secuencia a que
gunas hojas que luego se colocarían en lugar equivocado. El hecho antes nos hemos referido, serían importantes sólo en el caso de que
de que las secciones que se suponen desplazadas tengan aproxima- el autor hubiera pretendido ante todo ofrecernos una crónica de
damente la misma extensión sugiere que se trataría de hojas suel- los acontecimientos. Pero se puede asegurar que no era eso lo que
tas. Se han propuesto, entre otros, los siguientes arreglos: más le importaba. El autor del evangelio no se hubiera sentido
a) 3,22-30 debería colocarse entre 2,12 y 2,13. De este modo preocupado por las rupturas a que nos referimos; al igual que los
se rehace la conexión entre 3,21 y 3,31, a la vez que mejora el rabinos, podía pasar de un tema a otro con absoluta indiferencia
itinerario consignado en el capítulo 2. con respecto a la cronología y otras minucias que tanto preocupan
b) El capítulo 6 debería situarse entre los capítulos 4 y 5, al historiador occidental.
para mejorar la secuencia del itinerario. En una palabra, sean cuales fueren las fuentes utilizadas por
c) 7,15-24 debería ir detrás de 5,47. Ahora interrumpe la co- Juan, las asimiló de tal modo —es decir, reflexionó sobre ellas y se
nexión entre 7,14 y 7,25; lo cierto es que prosigue con el argu- las apropió— que les imprimió su personal estilo e hizo que el
mento del capítulo 5. evangelio, en su forma final, constituya una verdadera unidad.
d) 10,19-29 debería ir detrás de 9,41 para rehacer la cone- Hay un viejo proverbio gales: «Busca la harina donde quieras,
xión entre 10,18 y 10,30. De este modo se establecería una mejor pero amasa tú la hogaza.» Esto es precisamente lo que hizo el
relación con el milagro del capítulo 9. autor del cuarto evangelio. El producto final es suyo y además
e) Los capítulos 15 y 16 deberían ir delante de 14,31, que es posee una inconfundible unidad.
con seguridad el final del discurso de despedida.
La aceptación de estas propuestas se dificulta por el hecho
de que las nuevas reordenaciones crean a su vez otras dificultades. ¿CONOCÍA JUAN LOS SINÓPTICOS?
Plantean tantos problemas como los que resuelven.
Segunda, consecuencia de lo anterior: los datos aducidos sugie- Por otra parte, hay un aspecto del problema de las fuentes uti-
lizadas por Juan que requiere también nuestra atención. Frecuen-
340 El cuarto Evangelio ¿Conocía ]uan a los sinópticos? 341
temente se ha dado por supuesto que el cuarto evangelio tuvo en La relación de Jesús con proscritos y pecadores
cuenta los sinópticos. Se ha afirmado que hay una dependencia La transfiguración
directa en los siguientes pasajes: La institución de la eucaristía
El relato de la unción de Jesús en Betania (compárense Me La agonía en Getsemaní (en versión desarrollada)
14,3-9 y Jn 12,1-8; el lenguaje es muy semejante en ambos pa- El grito de desesperación en la cruz
sajes).
La curación del paralítico de Betesda en Jn 5,8ss nos recuer- Por otra parte, el estilo de Juan es tan diferente del de los
da Me 2,9. sinópticos como para hacer imposible imaginar que en ambos casos
La multiplicación de los panes para cinco mil en Juan nos re- se parta de un fondo común de tradiciones. La dificultad crece
cuerda el mismo episodio narrado por Marcos. si tenemos en cuenta que Juan elude generalmente las parábolas y
Aparte de los pasajes cuyo lenguaje recuerda el de los sinóp- prefiere las alegorías, y que introduce extensos discursos en situa-
ticos, también la secuencia de los acontecimientos en Juan se pa- ciones en que los sinópticos no tienen nada parecido.
rece a la que vemos en los segundos. El esquema básico del minis- Además, en lo referente a la geografía y la cronología, Juan
terio es el mismo: la misión del Bautista, un viaje de Galilea a
sigue esquemas diferentes. El ministerio dura en Juan tres años;
Judea, la crucifixión en Jerusalén y la resurrección. Los siguien-
en los sinópticos, aproximadamente un año. En Juan se menciona
tes acontecimientos decisivos, además de otros, son los mismos:
frecuentemente la ciudad de Jerusalén a partir del capítulo 2; en
La misión de Juan los sinópticos, Jesús la visita únicamente en la última semana de
Bautista 1,10-36 comparar con Me 1,4-8 su ministerio.
La multiplicación de
los panes para cin-
co mil 6,1-13 comparar con Me 6,33-44 UNA FUENTE INDEPENDIENTE
Jesús camina sobre
las aguas 6,16-21 comparar con Me 6,45-52 No es de extrañar que muchos autores nieguen que Juan se
La confesión de Pe- sirviera de los sinópticos y que incluso dependa de la misma tra-
dro 6,68ss comparar con Me 8,29 dición que éstos. Juan se situaría más bien en la línea de una
La entrada en Jeru- tradición independiente que lleva hasta Jesús por un camino dis-
salén 12,12-15 comparar con Me 11,1-10 tinto del que siguen Mateo, Marcos y Lucas. Sobre todo los inves-
La unción en Betania 12,1-8 comparar con Me 14,3-9 tigadores ingleses han insistido en que Juan es testigo de una
La Ultima Cena 13,1-17,26 comparar con Me 14,17-26 antigua tradición palestinense que no ha sido recogida en los si-
El prendimiento 18,1-11 comparar con Me 14,43-52 nópticos. Hemos de hacer dos observaciones:
1. El carácter semítico del lenguaje del cuarto evangelio
Sobre la base de estos y otros datos se ha afirmado que Juan apunta a una tradición palestinense.
utilizó Marcos y Lucas; menos claro está que se sirviera también 2. Aún en los pasajes que más claramente recuerdan el he-
de Mateo. En todo caso, la tradición en que se basan los sinópticos lenismo, como el Prólogo, este evangelio posee también afinidades
—se afirma— era conocida de Juan. con el judaismo palestinense.
Pero si fuera cierto que Juan depende de Marcos y Lucas, o al A la vista de estos datos y otros muchos más, el difunto
menos de la tradición en que ellos a su vez se apoyan, resultan di- T. W. Manson afirmaba que Juan utilizó una tradición iniciada
fíciles de explicar ciertas omisiones en la obra de Juan. Son las en Palestina y que más tarde fue llevada a Siria y posteriormente
siguientes: a Efeso, donde el autor del cuarto evangelio la recogió e ilustró.
La relación existente entre esta tradición y los sinópticos no está
El bautismo de Jesús por Juan clara.
La tentación en el desierto Otros dos investigadores ingleses han avanzado más en la
La curación de endemoniados y leprosos misma línea. Gardner-Smith analizó nuevamente el lenguaje y el
estilo de aquellos pasajes que se apoyaban en los sinópticos. Sus
342 El cuarto Evangelio

conclusiones fueron que Juan no depende de los segundos. En una


gran obra, La tradición histórica en el cuarto Evangelio, C. H.
Dodd ha afirmado que Juan parte de una tradición del sur de Pa-
lestina, guardada por los judeo-cristianos, posiblemente, de Jeru- CAPITULO 32
salén. Esta tradición fue trasplantada fuera de Palestina sin ape-
nas sufrir cambios y es distinta de la que subyace a los sinópticos, UN EVANGELIO PARA DOS MUNDOS
si bien se le parece. A veces viene a aclarar puntos que en los EL TRASFONDO JUDIO
sinópticos quedan oscuros, pero es muy distinta y constituye el
punto de partida para la interpretación teológica del cristianismo
por Juan. Los textos de alcance universal son de dos clases. Tenemos,
En resumen, a juzgar por los últimos trabajos sobre las fuentes por una parte, los que se centran en un tema local o limitado, pero
del cuarto evangelio, tenemos en él un camino independiente, a través de él penetran hasta el centro de todas las cosas; en efec-
pero muy antiguo, para aproximarnos a Jesús. Pero se trata de un to, la intensa devoción hacia lo particular, aunque se trate de algo
camino largo y tortuoso, que cruza muchas fronteras, las del mun- muy corriente, engendra universalidad. A una universalidad de
do semítico del antiguo Próximo Oriente, en Palestina, y del este tipo aspiraba Wordsworth: «... esos incidentes y situaciones
mundo helenístico del Imperio romano oriental. Precisamente por de la vida común... rastreando en ellos, con sinceridad y sin os-
ofrecer una interpretación en términos de estas dos culturas, el tentación, las leyes primarias de nuestra naturaleza» (prefacio a la
cuarto evangelio nos proporciona una nueva perspectiva desde la segunda edición de Lyrical Ballads). Pero tenemos también obras
que nos es dado contemplar a Jesús. Esperamos mostrar en las que logran una aceptación universal porque sus perspectivas son
páginas siguientes cómo se sirve Juan de las riquezas de esas dos tan amplias que abarcan más de una cultura y por ello mismo su-
culturas para proclamar la gloria de Cristo. gieren la amplia variedad y la complejidad de la vida misma. De
este género, por la amplitud de sus panoramas, es Guerra y Paz,
de Tolstoy.
A este segundo grupo pertenece el cuarto evangelio. Como su-
gieren los problemas de su fecha y sus fuentes, abarca los mundos
semítico y grecorromano. De ahí le viene su sorprendente riqueza.
En el cuarto evangelio no hay nada de localismo; todo en él ha
sido tocado por el colorido de esos dos mundos de tal manera que
es capaz de captar el interés de todos los mundos. Veremos cómo
cada uno de sus conceptos parece tener un doble sentido, una
capacidad de evocar dos mundos y de dirigirse a cada uno de ellos.
Precisamente porque se trataba de interpretar la gloria de Cristo
ante judíos y griegos, lo ha logrado también para todos los hom-
bres. En este capítulo nos fijaremos en sus matices judíos.
Nunca pasaron inadvertidos los elementos judíos del cuarto
evangelio. Sin embargo, muy entrado el siglo xx, la mayor parte de
los investigadores llegó a la conclusión de que se trataba de un
documento fundamentalmente griego, cuyo fin era presentar a
Jesús ante el mundo helenístico. Eran sobre todo los investigadores
del mundo clásico, como William Temple, los que más a gusto se
sentían en el mundo joánico. Pero luego se produjo un cambio ra-
dical. Hacia 1923 ó 1924, un investigador judío, Israel Abrahams,
sorprendió a sus colegas al afirmar que, para los judíos, «el cuarto
evangelio es el más judío de los cuatro». Pero ya antes de que esto
344 El cuarto Evangelio El trasfondo judío 345

ocurriera se había iniciado la valoración del carácter semítico o «La Ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú,
judío del cuarto evangelio, postura que se ha venido reafirmando ¿qué dices?» (Jn 8,5).
posteriormente, siquiera a saltos o a golpes. Las razones de que Le son familiares también las diversas fiestas de los judíos y
así haya ocurrido podrían resumirse del siguiente modo: lo mismo los pasajes del Antiguo Testamento que en cada una de
ellas se leían. Algunos investigadores han afirmado que todo este
evangelio está construido en torno a las grandes festividades ju-
I. UN ESTILO SEMÍTICO días y que su pensamiento está orientado conforme a los pasajes
de la Escritura relacionados con ellas. Véanse 2,23 (Pascua); 6,4
El lenguaje y el estilo del cuarto evangelio apuntan al mundo (Pascua); 7,2 (Tabernáculos); 10,22 (Dedicación); 13,1 (Pascua);
semítico. Quizá sirva para esclarecer este punto una experiencia 5,1 (posiblemente Tabernáculos); 11,56 (Pascua). Lo cierto es
personal. En cierta ocasión emprendí una nueva lectura del Nuevo que el autor del cuarto evangelio conocía no sólo el Antiguo Tes-
Testamento griego después de haber pasado una temporada inmer- tamento, sino la tradición litúrgica del judaismo.
so en el griego clásico. Casi todos sus documentos —los evangelios Hay varios puntos en que únicamente un conocimiento minu-
sinópticos, los Hechos y las Epístolas— no me oponían ninguna cioso de la exégesis rabínica puede explicar el material utilizado
dificultad de traducción. Pero, con gran asombro por mi parte, el por el autor. Bastará un ejemplo. En Jn 8,56 leemos lo siguiente:
griego que más sencillo parecía en todo el Nuevo Testamento, el «Abrahán, vuestro padre, gozaba esperando ver este día mío, y
del cuarto evangelio, resultó el más difícil de entender. El vocabu- ¡cuánto se alegró al verlo!»
lario era simple, pero en la estructura de las sentencias y sobre ¿De dónde sacó Juan esta idea de que, siglos atrás, Abrahán había
todo en las oraciones de relativo había siempre algún giro extraño contemplado los tiempos del Mesías? Nada hay que se le parezca
que dificultaba la traducción. Al principio me sentí desconcertado, en el Antiguo Testamento. Sin embargo, aparece en la interpreta-
pero pronto caí en la cuenta de que las dificultades que planteaba ción rabínica de cierto pasaje del Génesis. En Gn 24,1 leemos:
el griego del cuarto evangelio se debían a que este documento «Abrahán era viejo, de edad avanzada, y el Señor lo había
estaba más influido por los usos del idioma semítico (el arameo) bendecido en todo.»
que cualquier otro texto del Nuevo Testamento. La expresión «de edad avanzada» es en realidad una paráfrasis
¿Cómo explicar este hecho? En un libro titulado The Aramaic de la frase hebrea que significa «avanzado hasta los días». Una
Origin of the Fourth Gospel, un gran investigador inglés, C. F. Bur- traducción literal de Gn 24,1 diría así: «Abrahán era viejo y avan-
ney, afirmaba que este evangelio se escribió primero en arameo y zado hasta los días.» Los rabinos interpretaban la frase «avanzado
que el texto que nosotros conocemos es en realidad una traduc- hasta los días» en el sentido de que «Abrahán vio ante el Señor
ción ¥>. No son muchos los investigadores que han ido tan lejos, toda la historia de su pueblo hasta la llegada del Mesías». Jn 8,56
pero tampoco son muchos los que se atreven a negar el hecho demuestra que el autor del cuarto evangelio estaba familiarizado
evidente de que el autor del cuarto evangelio pensaba como un con la interpretación rabínica, lo cual quiere decir que estaba ver-
semita. sado en las sutilezas de los rabinos «desde dentro».
Pero el judaismo no sirvió únicamente de trasfondo al autor
para entender a Jesús, sino que son precisamente los conceptos del
judaismo los que le proporcionan algunas de las más sorprenden-
II. UN AUTOR VERSADO EN EL JUDAISMO
tes metáforas e imágenes con que proclamó la gloria de Jesús. Vea-
mos algunas de las grandes afirmaciones que el autor pone en
El minucioso conocimiento de los ambientes rabínicos que evi- labios de Jesús.
dencia este evangelio sugiere que el autor no estaba informado de 1. (De la discusión entre Jesús y la samaritana).
todo lo relativo al judaismo a un nivel superficial, sino que lo «La mujer le preguntó:
conocía desde dentro. Se refiere a un mandamiento específico de —Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde vas a
la Ley de Moisés: sacar agua viva? ¿Vas a ser tú más que nuestro padre Jacob, que
nos dejó este pozo, donde bebían él, sus hijos y sus ganados?
Publicado por Oxford University Press (1922). »Jesús le contestó:
346 El cuarto Evangelio El trasfondo judío 347
—-El que bebe agua de ésta vuelve a tener sed; el que beba el «Pero ahora mirad: yo soy yo,
agua que yo voy a dar nunca más tendrá sed: porque ese agua se y no hay otro fuera de mí;
le convertirá dentro en un manantial que salta dando una vida sin yo doy la muerte y la vida,
término. yo desgarro y yo curo,
»La mujer dijo: y no hay quien libre de mi mano» (Dt 32,39).
—Señor, dame agua de ésta; así no tendré más sed ni tendré «Yo soy el Señor, éste es mi nombre,
que venir aquí a sacarla» (4,11-15). no cedo mi gloria a nadie ni mi honor a los ídolos» (Is 42,8).
2. 6,35-36 «Por eso mi pueblo reconocerá mi nombre,
«Jesús les contestó: comprenderá aquel día que era yo el que hablaba,
—-Yo soy el pan de la vida. El que se acerca a mí no pasará y aquí estoy» (Is 52,6).
hambre y el que tiene fe en mí no tendrá nunca sed. Pero vosotros,
como os he dicho, aunque habéis visto, no tenéis fe.» El nombre oculto de Dios es «Yo soy él». Y el cuarto evangelio
3. 8,12 aplica a Jesús este nombre oculto; el nombre reservado para la
«Jesús volvió a hablarles: Presencia divina se usa para afirmar que en Jesús se ha hecho rea-
—Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en ti- lidad esa Presencia entre los hombres. El mejor ejemplo de este
nieblas, tendrá la luz de la vida.» uso joánico aparece en Jn 18,1-7:
Estas pretensiones, explícitas o implícitas, de ser «el agua «Dicho esto, salió Jesús con sus discípulos, pasaron el torren-
viva», «el pan de la vida», «la luz del mundo» se entienden sólo te Cedrón y entraron en un huerto. Judas, el que lo traicionaba,
sobre el trasfondo de otras afirmaciones semejantes que en el conocía también el sitio, porque Jesús se reunía allí a menudo con
judaismo se hacían acerca de la Ley, considerada como revelación sus discípulos.
perfecta e inmutable de Dios. Juan afirma de Jesús lo que el ju- »Judas cogió la patrulla y a unos guardias de los sumos sacer-
daismo había afirmado de la Ley. La siguiente ilustración está dotes y fariseos, con faroles, antorchas y armas, y entró allí. Jesús,
tomada de un amplísimo conjunto de materiales. sabiendo todo lo que se le venía encima, se adelantó y les dijo:
«Del mismo modo que el agua es gratis para todos, también la —¿A quién buscáis?
Tora es gratis para todos. Tan inapreciable como el agua, también »Contestaron:
la Tora es inapreciable. Igual que el agua da la vida al mundo, —A Jesús Nazareno.
también la Tora da la vida al mundo. Lo mismo que el agua libra »Les dijo Jesús:
a un hombre de su impureza, también la Tora saca al hombre del —Soy yo.
mal camino y lo devuelve al buen camino. Del mismo modo que el »Estaba con ellos Judas el traidor. Al decirles 'soy yo', dieron
vino no se conserva bien en vasos de oro y plata, y ha de guardar- un paso atrás y cayeron a tierra.
se en sencillos jarros de barro, también las palabras de la Tora se »Luego les preguntó otra vez:
conservan bien únicamente en quien se hace humilde. Al igual que —¿A quién buscáis?
el vino, las palabras de la Tora alegran el corazón, y como el vino —A Jesús Nazareno.»
mejora al permanecer guardado, también las palabras de la Tora Cuando Jesús revela su identidad pronunciando el nombre divino,
mejoran según va envejeciendo el hombre» 47. sus oponentes se echan atrás; se sienten abrumados de temor
Además de las conocidas metáforas a que ya hemos aludido, numinoso en presencia de lo divino.
hay una frase cuyo alcance se pierde fácilmente con la traducción Para concluir este capítulo, dos casos hemos de notar aún.
a un idioma moderno. En el Antiguo Testamento y en el judais- A lo largo de todo este evangelio, su autor demuestra estar muy
mo se atribuía gran importancia al nombre de Dios. Se suponía familiarizado con las expectativas mesiánicas del judaismo y aún
que el nombre de Dios debía permanecer oculto y no ser pronun- que las siente como muy propias. El Mesías tendrá un origen oscu-
ciado nunca. Véanse los pasajes siguientes: ro (7,27), realizará signos (7,31), será oriundo de Belén (7,42), per-
manecerá para siempre (12,34). Estas alusiones al Mesías nos ha-
47
C. G. Montefiore y H. Loewe (eds.), A Rabbinic Anthropology blan de alguien que se situaba muy dentro del judaismo y de ma-
(op. cit.) 164. nera nada superficial.
348 El cuarto Evangelio

También llama la atención, por sus motivos judíos, una sección


que a primera vista parece totalmente helenística, el Prólogo (en-
tendiendo por tal 1,1-14 ó 1,1-18). Es cierto que la terminología CAPITULO 33
del Prólogo confiere inmediatamente al evangelio un aura filosó-
fica y helenística. Pero esa misma terminología también puede UN EVANGELIO PARA DOS MUNDOS
evocar conceptos capitales del judaismo. De hecho, apenas habrá EL TRASFONDO HELENÍSTICO
una sola afirmación en el Prólogo a la que no pueda señalarse al-
gún paralelo en la literatura judía referente a la Sabiduría de Dios,
que a su vez se equiparaba a la Tora (la Ley). Volveremos más El cuarto evangelio es el más polifacético entre todos los evan-
adelante sobre este punto. gelios. Si hemos de reconocer su carácter judío, al mismo tiempo
Hemos aportado ya datos suficientes —y aún podríamos apor- nos muestra afinidades inconfundibles con el mundo helenístico.
tar otros muchos— para dejar fuera de toda duda que el autor del Unas veces evoca el judaismo, pero al momento nos remite a las
cuarto evangelio estaba familiarizado con los más profundos con- religiones y las filosofías del mundo grecorromano. Las mismas
ceptos del judaismo y que era capaz de utilizarlos conforme a los imágenes y metáforas que hablan con fuerza a los judíos no dejarán
intereses de su propia fe. Pero el autor del cuarto evangelio no era de atraer la atención de los paganos. Pasan sin previo aviso de un
«hombre de un solo libro». Intimamente familiarizado con el ju- matiz a otro, semítico unas veces y helenístico otras. No se trata
daismo, no vivía confinado en aquel ambiente, sino que, por enci- únicamente de que el evangelio de Juan, a pesar de sus resonan-
ma de sus fronteras, enlazaba con el mundo grecorromano y con cias semíticas, esté escrito en griego, sino que sus palabras y sus
las complejidades de la era helenística. ideas no desentonarían en los círculos ilustrados paganos del mun-
do grecorromano. Este evangelio nos sorprende con su uso directo
de las ideas semíticas, pero al mismo tiempo aparece perfectamen-
te al tanto de las sutilezas y refinamientos del mundo helenístico.
Es lo que cabía esperar en el siglo i. En Nueva York, la co-
existencia actual de grandes grupos judíos y cristianos ha desem-
bocado en una especie de mezcla entre unos y otros, hasta el punto
de que se ha puesto de moda hablar de «la tradición judeo-cristia-
na» o de «ideas y valores judeo-cristianos». Algo parecido ocurría
en el siglo i dentro del mundo grecorromano. El judaismo y el he-
lenismo no vivían de espaldas el uno al otro. El judaismo, incluso
el palestinense, se había helenizado, y el helenismo se había judai-
zado (véase el capítulo 3).
El cuarto evangelio, que mantiene un diálogo con el judais-
mo, hace otro tanto con el helenismo; utiliza el lenguaje de Jeru-
salén y el de Atenas al mismo tiempo. Antes de referirnos al uso
que hace de categorías más o menos estrictamente helenísticas,
hemos de reconocer que muestra una cierta fusión del judaismo y
el helenismo. Así, por ejemplo, uno de los más llamativos términos
entre los que usa Juan para designar a Jesús es «la Palabra», fami-
liar en los ambientes intelectuales judíos del mundo helenístico.
SIGNIFICADO DE «LA PALABRA» EL «SISTEMA» DE FILÓN

Para ilustrar este punto podemos recurrir a la obra de un judío El ser: lo que es: el Dios = Ho Theos
que vivió en Alejandría durante el siglo i. Es conocido por el nom-
bre de Filón el Judío (ca. 20 a.C.-cá. 50 d.C), la personalidad sin
duda más importante entre los judíos helenísticos. Filón utilizaba
el término «la Palabra» para designar al mediador entre el Dios
supremo, fundamento de todo el ser, y el mundo de las cosas. El
Logos (Palabra = theos)
Dios supremo, que no puede entrar en contacto directo con las
cosas corruptibles, se sirve de la Palabra para crear el universo y
permanecer al mismo tiempo separado de él. En esta Palabra •—que
para nosotros, hombres imperfectos, es «un dios» (theos), pero
que ha de distinguirse del Dios supremo, el Dios (ho theos)— se
condensan todas las ideas de las que los fenómenos son meras La bondad La justicia
copias. La Palabra es la idea suprema; es la luz arquetípica, la ley
de la naturaleza. El uso del término «palabra» sugiere que Dios ha
«hablado». La Palabra, por consiguiente, existe bajo dos formas.
Reside en la mente de Dios, el ser supremo, como concepto o pen-
samiento, pero posee al mismo tiempo una existencia «pronun-
ciada» o «manifestada» cuando Dios expresa su pensamiento. No
cabe duda de que cuando el cuarto evangelio se refiere a «la Pala-
bra», un judío helenístico como Filón habría sentido que se le des-
pertaba la curiosidad. En efecto, para un judío helenístico, la
pregunta «¿Cuál es la naturaleza del Logos?» debía de resultar La materia. (hylc)
tan candente como la de «¿Cuál es la finalidad del proceso evolu-
tivo?» para un bachiller superior de nuestros días. (En el diagra-
ma adjunto se ofrece un esquema del pensamiento de Filón.) El Logos está a la cabeza de todas las ideas; es invisible porque
no se parece a nada perceptible; abarca en sí mismo la totalidad
del cosmos inteligible.
LOS HERMÉTICA Existe bajo dos formas:
1. Como razón o entendimiento: es el principio soberano y
Pero el término «la Palabra» era conocido además en otros racional del alma humana.
círculos que no se hallaban en contacto directo con el judaismo. 2. Como locución, fruto de la razón.
Entre los pensadores helenísticos deseosos de encontrar la verdad
resultarían familiares este término y otros utilizados por Juan, que
se dirigía a los más nobles entre los paganos de su tiempo y a la
intelectualidad religiosa griega, tal como nos los dan a conocer, el nivel de la religiosidad popular, que miraban con desprecio. Pero
por ejemplo, los documentos llamados Hermética, que vamos a tampoco les satisfacía la fría insistencia en la razón de las escuelas
examinar brevemente. filosóficas tradicionales. Muchas veces se habían sentado para
Para entender los Hermética es preciso echar antes un vistazo aprender a los pies de Platón, un pensador lleno a la vez de senti-
a la tierra en que surgieron. En el mismo período en que se escri- miento cálido y de inteligencia, pero se sentían al mismo tiempo
bían los textos del Nuevo Testamento, había en el mundo gre- hastiados de las secas enseñanzas de otros filósofos populares.
corromano muchas personalidades intelectuales de formación refi- ¿Dónde podrían encontrar sosiego? Para responder a las deman-
nada que buscaban un firme apoyo ¿religioso. Habían superado ya das de tales personalidades surgió una especie de amalgama o mix-
352 El cuarto Evangelio Trasfondo helenístico 353
tura filosófica, una síntesis del platonismo y de otras filosofías. bien, y principalmente, con la revelación comunicada a través de
Había grupos de intelectuales espirituales que se reunían. Forma- las antiguas tradiciones. No era lo importante la penetración de
ban sociedades filosóficas o religiosas que se consideraban a sí la razón, sino la conciencia mística de la verdad transmitida, que
mismas minorías selectas de «espirituales». Buscaban a Dios y culmina en la visión de lo divino.
formaban enclaves intelectualmente superiores, caracterizados mu- 3. La inmortalidad y la vida verdadera. El conocimiento a
chas veces por su piedad y su sensibilidad. De esos grupos o célu- que antes nos hemos referido confiere al hombre espiritual que lo
las de gentes «espiritualmente cultivadas» surgieron los Hermética. recibe la inmortalidad y la vida verdadera. Se afirma expresamente
Las personas que pusieron por escrito los Hermética vivieron des- que el fin del conocimiento es la deificación. Quienes lo poseen
pués del siglo i, pero en esos textos hay muchos elementos que se hacen «dioses».
sin duda se remontan a ese período. ¿Qué características presen- 4. Las fuentes del «conocimiento». Había diversos parece-
tan estos materiales? Las más destacadas son las siguientes: res acerca del modo de adquirir el «conocimiento». Según algunos,
1. Importancia atribuida a la tradición o verdad recibida de el «conocimiento», en que consiste la salvación, se comunica en y
antiguo. Los materiales contenidos en los Hermética se supo- a través del mundo.
nían transmitidos desde un pasado remoto, de boca en boca, de
grupo a grupo. Se aseguraba que su origen estaba en el Hermes «Santo tú, cuyo resplandor no se ha oscurecido,
Tres Veces Grande, que no era otro que Toth, el escriba de los Santo tú, del que toda la naturaleza es imagen.»
dioses egipcios. De Toth habían recibido su sabiduría los sacerdo-
tes egipcios, que a su vez la habían comunicado a Pitágoras (540- Pero lo más frecuente es que sea Dios mismo, como mente supre-
510 a.C), hasta llegar al gran Platón. La doctrina contenida en los ma, el que otorga el conocimiento. Leemos en el libro séptimo de
Hermética, por consiguiente, contenía una verdad muy antigua. los Hermética:
¿Por qué se insistía tanto en la antigüedad de la doctrina? «Porque él no puede ser conocido de oídas ni es posible darlo
La explicación está en ciertos rasgos característicos del siglo i. Era a conocer con el lenguaje ni se le puede ver con los ojos del cuer-
una época carente de energía (véase el capítulo 2). Aquellos hom- po, sino sólo con la mente y el corazón.»
bres refinados, sensibles y desilusionados pensaban que una sabi- Pero, ¿de dónde viene la mente? Dios mismo es la mente, y a la
duría digna de este nombre no podía ser la de aquel presente vez da la luz y la vida.
degenerado, sino que necesariamente debería remontarse a un pa- 5. La mente está relacionada con la Palabra. La mente, que
sado remoto. Eran pocos los capaces de pensar por su cuenta; los es Dios, está a la vez relacionada con la Palabra. El primer tratado
más preferían refugiarse a la sombra de las antiguas autoridades. de los Hermética nos da algunas precisiones sobre la Palabra. El
En la sociedad moderna se advierte un fenómeno parecido; mu- contenido de este primer libro puede resumirse como sigue:
chos, en efecto, se sienten satisfechos con el culto de lo medieval «El vidente, mientras permanece en éxtasis, recibe una visión
o con el primitivismo (Gaugin fue un síntoma de esta actitud); del Dios, Poimandres. Se le concede contemplar la verdad acerca
también la Iglesia ha conocido en esta época muchos movimientos de la naturaleza de las cosas. En esta visión contempla la luz que
que miran hacia atrás y propugnan un retorno a Tomás de Aquino, se dilata hasta el infinito. Después de un intervalo, penetra la os-
Calvino o Lutero. En épocas de confusión e incertidumbre, lo tra- curidad y se produce lo que se llama una naturaleza húmeda,
dicional adquiere un poderoso atractivo. violentamente agitada.
2. Importancia atribuida al «conocimiento». La antigua tra- »De la luz emana luego una 'palabra santa'. Brota entonces
dición amorosamente recogida en los Hermética insistía en que la fuego de la naturaleza húmeda, y al fuego sigue el aire. El fuego
salvación viene a través de lo que allí se conoce por «gnosis», y el aire ocupan a continuación sus lugares correspondientes en las
«conocimiento». Pero es preciso definir cuidadosamente este «co- regiones superiores. Tras sí dejan una mezcla de tierra y agua que
nocimiento». Como reacción a la fría razón de las escuelas, los son mantenidas en perpetuo movimiento por la palabra.
hermetistas urgían la necesidad de un conocimiento más valioso
que el meramente racional, un conocimiento superior, directo, de »Sigue luego una interpretación de la visión:
la realidad última. Este conocimiento no se alcanza únicamente en »La luz = mente, razón, Dios primordial.
virtud del ejercicio de la mente sola, sino que ha de contarse tam- »La Palabra = El Hijo del Dios primordial.
23
354 El cuarto Evangelio

»Después de esta explicación prosigue la visión. En la luz con- EL « S I S T E M A » DE LOS «HERMÉTICA»


templa el vidente un universo total, la idea o arquetipo de nues-
tro universo. Esta idea del universo existe desde siempre. El Con- El Dios primordial
sejo de Dios vio esta idea; la idea fue copiada y de este modo Luz que se difunde al infinito. Mente o razón
comenzaron a existir los elementos.
»En la parte siguiente de la visión, el Dios primordial, la men-
te, produce una segunda mente, el demiurgo, que a su vez crea
siete ministros, los planetas que en su órbita abarcan el universo
material. En este punto se une la Palabra al demiurgo. Juntos po-
nen en movimiento los planetas. El giro de los planetas a su vez
causa la aparición de los seres vivientes no racionales: aves, cua-
drúpedos, etc.
»¿Qué hay de la creación del hombre? Esta se describe en tér-
minos que quizá reflejen la influencia del primer capítulo del Gé-
nesis. La mente ( = el Dios primordial), que es luz y vida, dio
origen al hombre conforme a su propia imagen. Pero el hombre
concibió la idea de crear por su propia cuenta. Penetró en la es-
fera creada, y mientras descendía, las potencias astrales le comuni-
caron algo de sí mismas. Como consecuencia, el hombre se hizo
humano. Al alcanzar el marco de los cielos, contempló la natura- La Palabra santa
leza. La naturaleza se enamoró de él, que correspondió a su amor. — el Hijo
El hombre descendió a la esfera irracional y se hizo una sola cosa
con la naturaleza. Ahora poseía un doble carácter y era ya a la
vez mortal e inmortal. El hombre es señor de la creación en virtud
del don divino, pero está sujeto al Hado en virtud de su unión El demiurgo
con la naturaleza. De esta unión nació la humanidad.» los planetas
el destino El aire
Estamos, por consiguiente, ante un mito muy elaborado. El
hombre es inmortal, pero en virtud de su apego a la materia, en <^P y el fuego
que va implícito el ejercicio del instinto sexual, se ha hecho mortal. saltan para salir
¿Cómo podrá escapar de este apego a la materia? No hay más que al encuentro de
un camino, el del «conocimiento», un conocimiento de quién es la Palabra.
él y de dónde procede, que le es comunicado a través de la tradi- Dejan tras de sí
El hombre penetra >w^ en la naturaleza
ción. Si un hombre llega a conocer que ha sido creado por la men- en la esfera X^ húmeda la tierra
te, que es luz y vida, hallará la salvación. «Si, estando hecho de de lo creado y el agua
luz y vida, llegas a conocer que estás hecho de ellas, retornarás a
la luz y a la vida.» Conocer el propio origen y el propio destino,
ése es el camino de la salvación.
El proceso de la salvación se describe en el tratado 13 de los
Hermética como un renacer y en forma de un diálogo secreto en-
tre Hermes Tres Veces Grande y su hijo Tat. Dice así una parte LAS T I N I E B L A S : UNA NATURALEZA HÚMEDA
de este diálogo: Y VIOLENTAMENTE AGITADA
« T A T : No sé, tres veces grande, de qué seno puede nacer de
nuevo un hombre ni de qué semilla.
356 El cuarto Evangelio Trasfondo helenístico 357

HERMES: Hijo mío, el seno es la Sabiduría, que concibe en el Padre sino por mí; si me conocéis a mí conoceréis también a mi
silencio, y la semilla es el Dios verdadero. Padre, aunque ya desde ahora lo conocéis y lo estáis viendo.
TAT: ¿Y quién es, padre, el que engendra? Me encuentro »Felipe le dijo:
perdido. —Señor, preséntanos al Padre; con eso nos basta.
HERMES: La voluntad de Dios, hijo mío, es la que engendra. »Jesús le replicó:
TAT: Dime esto también: ¿por ministerio de quién llega a —Con tanto tiempo como llevo con vosotros, ¿todavía no me
realizarse el renacer? conocéis, Felipe? Quien me ve a mí está viendo al Padre, ¿cómo
HERMES: El que nace de este nacimiento es otro; es un dios dices tú: 'preséntanos al Padre'? ¿No creéis que yo estoy con el
o hijo de Dios. Es el Todo y está en todo, pues no tiene parte Padre y el Padre conmigo? Las palabras que yo os digo no las digo
alguna en la sustancia corpórea; participa de la sustancia de las como mías: es el Padre que está conmigo realizando sus obras»
cosas inteligibles, pues está compuesto totalmente de las Poten- (Jn 14,5-10).
cias de Dios» 48 . «Y ésta es la vida eterna, reconocerte a ti, el único Dios ver-
Compárese lo anterior con Jn 3,3: dadero, y a tu enviado, Jesús el Mesías» (Jn 17,3).
«Pues sí, te aseguro que, si uno no nace de nuevo, no podrá En estos pasajes vemos cómo la «vida eterna» o la «salvación»
gozar del reinado de Dios.» se alcanzan mediante el «conocimiento». En otro pasaje (Jn 13,3)
Ha sido preciso hacer estas extensas referencias a Filón y a los posee Jesús aquella clase de conocimiento —el de su propio ori-
Hermética porque sólo conociendo el mundo de ideas que repre- gen y destino— a que aspiraban los hermetistas:
sentan es posible abarcar todo el alcance del cuarto evangelio. La «Jesús, sabiendo que el Padre le había puesto todo en su mano,
terminología que emplea Juan es la del judaismo helenístico y la y sabiendo que había venido de Dios y a Dios volvía, se levantó
del alto paganismo, un hecho atestiguado no sólo por el uso de de la mesa.»
los términos «la Palabra de Jesús», sino por el de otros que hemos Está claro que la insistencia de Juan en la importancia del
de señalar. conocimiento responde a una necesidad muy sentida en su tiempo.
Con la preocupación de Juan por el «conocimiento» se rela-
ciona el uso llamativo que hace del adjetivo «verdadero» o «au-
IMPORTANCIA DEL «CONOCIMIENTO» EN JUAN téntico», como en los versículos siguientes:
«La luz verdadera, la que alumbra a todo hombre, estaba lle-
En el cuarto evangelio no aparece el sustantivo gnosis («cono- gando al mundo» (Jn 1,9).
cimiento»), pero el verbo «conocer», del que el primero deriva, «Porque en eso tiene razón [ = es verdadero] el refrán, que
aparece en Juan con mayor frecuencia que en cualquier otro texto uno siembra y otro siega» (Jn 4,37).
del Nuevo Testamento. Merecen citarse los siguientes pasajes:
«Le replicaron:
«Entonces dijo Jesús a los judíos que ya le creían:
—Y ¿qué señal realizas tú para que viéndola creamos?, ¿cuál
—Si vosotros sois fieles al mensaje mío, sois de verdad
mis discípulos; conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto; así
(Jn 8,31-32). está escrito: 'Les dio a comer pan del cielo'.
«Yo soy el buen pastor: conozco a las mías y las mías me co- »Entonces Jesús les repuso:
nocen a mí, igual que mi Padre me conoce y yo conozco al Padre; —Pues sí, os lo aseguro: No fue Moisés quien os dejó el pan
además, me desprendo de la vida por las ovejas» (Jn 10,14-15). del cielo; no, es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo,
«Tomás le dijo: porque el pan de Dios es el que baja del cielo y va dando vida al
—Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el mundo» (Jn 6,30-33).
camino? «Gritó entonces Jesús mientras enseñaba en el templo:
»Respondió Jesús: —¿Conque sabéis quién soy y sabéis de dónde vengo? Y, sin
•—-Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie se acerca al embargo, yo no estoy aquí por decisión propia; no, hay realmente
uno que me ha enviado y a ése no le conocéis vosotros» (Jn 7,28).
48
W. Scott (ed.), The Hermética I (Oxford 1924-36) XIII, 2, pp. 239-41. «Yo no llevo a nadie a juicio, pero si lo hiciera, mi juicio sería
Í58 El cuarto Evangelio
Trasfondo helenístico 359
legítimo, porque no estoy solo; estamos yo y el Padre que me en- TAT: ¿Qué es entonces lo real [verdadero], tres veces grande?
vió» (Jn 8,16). HERMES: LO que no está manchado por la materia, hijo mío, ni
«Y ésta es la vida eterna, reconocerte a ti, el único Dios ver- limitado por fronteras, lo que no tiene ni color ni forma, lo que
dadero, y a tu enviado, Jesús el Mesías» (Jn 17,3). carece de tegumento y es luminoso, lo que se capta sólo por sí
«Lo dice un testigo presencial y su testimonio es válido y ése mismo, lo que no conoce cambio ni mudanza, lo que es bueno» x.
sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis» (Jn Cualquier hombre religioso y en busca de la verdad que estu-
19,35). viera interesado además en las especulaciones de los Hermética
vería en las referencias joánicas a «la verdad» y «lo verdadero» un
eco de cosas ya conocidas. Diría que Juan «hablaba su mismo
IMPORTANCIA DE LA «VERDAD» EN JUAN idioma», y así era.
Pero lo mismo podemos decir de otros términos que llenan las
También llama la atención la frecuencia con que aparece en páginas de los Hermética y también las del cuarto evangelio. Las
el cuarto evangelio el sustantivo «verdad», veinticinco veces en pocas citas elegidas muestran hasta qué punto les son comunes
total, en contraste con Mateo, Marcos y Lucas, en que sólo apa- términos como «vida» y «luz».
rece una, tres y tres veces, respectivamente. Bastarán los siguien-
tes ejemplos para nuestro propósito:
«Pero se acerca la hora o mejor dicho, ha llegado, en que los LA VIDA Y LA LUZ
que dan culto auténtico darán culto al Padre con espíritu y ver-
dad; pues de hecho el Padre busca hombres que le den culto así. En Juan aparece frecuentemente la palabra «vida». Cristo
Dios es espíritu, y los que le dan culto tienen que hacerlo con vino a dar la vida, como se dice en Jn 10,10: «Yo he venido para
espíritu y verdad» (Jn 4,23-24). que vivan y estén llenos de vida.» Compárense estas palabras con
«Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8,32). una sentencia del primer tratado de los Hermética (1,24):
«Conságratelos en la verdad, y ese mensaje tuvo es verdad» «Muy bien me lo has enseñado, oh Mente —dije yo— tal como
(Jn 17,17). yo quería. Pero muéstrame además la escala por la que ascienden
Muchas de estas referencias a la «verdad» y lo «verdadero» los hombres; enséñame cómo entraré en la vida...»
se entienden mucho mejor a la luz de unas ideas muy difundidas En los Hermética, como veíamos, la mente es vida y luz, y poi
en la época helenística y que, en última instancia, remontaban a ello el Padre de todo, que es mente, consiste también en vida y
Platón. Como antes veíamos, el platonismo distinguía dos órdenes, luz. Sobre el trasfondo de tales conceptos se enriquecen de sentido
el de la existencia eterna y el de los fenómenos espacio-temporales. ciertas expresiones joánicas como «venir a la luz» (3,20s), la «luz
Sólo aquello que pertenece al primero de estos dos órdenes puede verdadera que viene a este mundo» y, aplicada a Cristo, la «luz
decirse que es real o verdadero. De lo verdadero y real en este del mundo». Juan hablaba a personas para las que tales expresio-
sentido se preocupaban, por ejemplo, los hermetistas. Véanse las nes estaban cargadas de sentido. Desde que Platón aplicara a Dios
siguientes palabras tomadas del libro 13 de los Hermética: el símbolo de la luz, este término resonaba con plenitud de sig-
«HERMES: Me alegro, hijo mío, de que seguramente vas a lle- nificado en el mundo helenístico.
var fruto. De la verdad brotará en ti la progenie inmortal de las Ya hemos dicho lo suficiente para demostrar que, junto con su
virtudes, pues por obra de la mente has llegado a conocerte a ti colorido judío, el cuarto evangelio posee también abundantes ma-
mismo y a nuestro Padre» 49. tices helenísticos. Se sirve del vocabulario religioso de judíos y
«HERMES: La forma mortal cambia día a día; se altera con el griegos; sus páginas eran capaces de atraer la atención de ambos
correr del tiempo y se vuelve mayor o menor, pues no es otra cosa mundos, del mismo modo que siguen interesando a los investiga-
que una ilusión. dores de la Antigüedad. Pero Juan no se sentiría halagado por tales

« Ibid., XIII, 22A, p. 255. » Ibid,, XIII, 5-6, pp. 241-43.


360 El cuarto Evangelio

afirmaciones. Alguna vez se ha dicho que el más ingrato comenta-


rio que puede hacerse de un sermón es que «resultó interesante»
Lo mismo podemos decir de este comentario aplicado a un evan- CAPITULO 34
gelio. Juan no pensaba en interesar, sino en desafiar. En qué con-
siste este desafío lo veremos en el capítulo siguiente. EL DESAFIO DEL CUARTO EVANGELIO

Hasta ahora hemos resaltado las semejanzas existentes entre


el cuarto evangelio y los documentos del mundo grecorromano.
Quizá hayamos dado la impresión de que este evangelio forma par-
te de este mundo hasta el extremo de que, igual que el camaleón,
toma todo su colorido de ese entorno. Pero tal cosa sería cierta
sólo en parte. La verdad es que el cuarto evangelio se alza contra
el mundo que lo rodea como un desafío en agudo contraste. Este
doble carácter del cuarto evangelio, que a la vez pertenece a un
mundo y se alza frente a él, quizá quede mejor ilustrado por com-
paración con un castillo que conocí en mi niñez, en Gales: Castell
Carreg Cennen, que se alza al borde de un farallón cortado a pico
de ciento cincuenta metros de altura. Mirado desde abajo, parece
una construcción suspendida en el aire, al quedar ocultos sus ba-
samentos, como surgido allí inexplicablemente entre las suaves
colinas calizas que lo rodean. Pero visto del otro lado, el castillo
aparece completamente distinto. El terreno se eleva gradualmente
desde la orilla del río hasta el recinto exterior del castillo, que
desde esta perspectiva parece surgir con toda naturalidad del sue-
lo, como si «perteneciera» a su mundo de la manera que Frank
Lloyd Wright nos enseñó a apreciar. La apariencia del castillo de-
pende del punto de vista.
Lo mismo ocurre con el cuarto evangelio. Para quien esté fa-
miliarizado desde siempre con la fe cristiana, contemplar este
evangelio a la luz de los escritos de Filón de Alejandría, los Her-
mética y los textos filosóficos de la época helenística es una expe-
riencia desconcertante, dadas las semejanzas que hay entre todos
ellos. El cuarto evangelio se presenta entonces como integrado
armoniosamente en aquella época. Pero imaginemos el caso con-
trario. Pensemos en un griego y en un rabino de finales del siglo i
que repasaran un ejemplar del cuarto evangelio. A pesar de que
su lenguaje les resultaría familiar, este evangelio no dejaría de
tener para ellos resonancias extrañas ni de provocarles una reac-
ción de incredulidad. Tanto un griego como un judío se sentirían
«horrorizados» o «escandalizados» por algunas afirmaciones del
cuarto evangelio, se sublevarían ante algo inexplicable y extraño
que encontrarían en Juan. El griego tropezaría con el escándalo
362 El desafío del cuarto Evangelio Para los judíos 363
de «la carne»; el judío, con el escándalo del «ahora». Empezare- Igual de contundentes son las palabras de Natanael en 1,49:
mos por este segundo escándalo. «Rabí, tú eres el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
El uso de la forma hebrea «Mesías» resulta doblemente signi-
ficativo en un documento como Juan; no deja resquicio alguno a
PARA LOS J U D Í O S : E L ESCÁNDALO DE « L A SALVACIÓN, YA» una interpretación errónea de Jesús como cumplimiento de la espe-
ranza de Israel.
Como antes hemos visto, una de las más acusadas caracterís- La afirmación de que Jesús era el Mesías no hubiera sorpren-
ticas del judaismo en el siglo i, como a lo largo de toda su exis- dido por sí sola a un lector judío. Después de todo, muchos habían
tencia, fue su viva esperanza en el futuro. «Al final de los tiempos» pretendido ser mesías, pero se habían desvanecido como el viento
—frase técnica que significaba el futuro ideal en que se cumpliría olvidados como una pesadilla. Lo sorprendente era lo que Juan
la voluntad de Dios— iba a aparecer el Mesías, habría un juicio y afirmaba de aquel Mesías, así como la naturaleza y el carácter del
tendrían lugar la resurrección y el nuevo éxodo, el retorno de los supuesto Mesías.
judíos exiliados a Israel y la manifestación del Dios verdadero a los Juan, en efecto, afirmaba que el encuentro con aquel Jesús
paganos, que acudirían a Jerusalén para unirse a Israel en el culto equivalía a ser juzgado por él, y que este juicio era el juicio final.
verdadero. Todo esto y muchas más cosas constituían el objeto de El juicio final, que los judíos esperaban para el futuro, se había
la esperanza de los judíos. Pero, por tratarse precisamente de una trasladado al presente. Así lo afirma Juan en 3,19:
esperanza, todo aquello quedaba diferido para un futuro. «El juicio consiste en esto: en que la luz vino al mundo y los
Sin embargo, ¿qué es lo que encontraba un lector judío en el hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus acciones
cuarto evangelio? La desconcertante afirmación de que todo lo que eran malas.»
su pueblo esperaba para «el final de los tiempos» ya había ocurrí Incluso en un pasaje como 5,25-28, en que se habla de un juicio
do; que el futuro de las expectativas judías se había adelantado al futuro, como veíamos, se indica al mismo tiempo su realidad pre-
presente. La expresión «ahora, ya» resuena como una campana a sente. Nótense expresiones como «ha llegado» o «se acerca la
lo largo del cuarto evangelio. Es cierto que en un pasaje se refiere hora». Ya ha resonado la voz del juicio.
Juan a un juicio futuro, pero aún entonces se afirma también su Junto a la idea de que ya está aquí el juicio, advertimos tam-
realidad presente. bién que la resurrección de los muertos, que el judaismo situaba en
«Sí, os aseguro que se acerca la hora o, mejor dicho, ha llega- el futuro, se está produciendo ya, según el autor del cuarto evan-
do, en que los muertos escucharán la voz del Hijo de Dios y al gelio, en la vida de los que aceptan a Jesús como Mesías. En
escucharla tendrán vida. Porque el Padre dispone de la vida y ha 5,25-28, pasaje a que acabamos de referirnos, anticipa Juan una
concedido al Hijo disponer también de la vida; y, además, le ha resurrección futura. Pero se trata de un pasaje que aparece aisla-
dado autoridad para pronunciar sentencia, porque él es el Hijo del do. Aún más insiste Juan en la convicción de que la resurrección
hombre. No os asombre esto, porque se acerca la hora en que se ha anticipado del futuro al presente para quienes creen en Jesús;
escucharán su voz los que están en el sepulcro y saldrán» (Jn para ellos ya ha tenido lugar la resurrección. Véase Jn 11,23-26:
5,25-28). «Jesús le dijo:
A lo largo de todo el cuarto evangelio brilla la convicción de —Tu hermano resucitará.
que en Jesús de Nazaret ya ha llegado «el fin de los tiempos». »Marta respondió:
Véanse algunos ejemplos. —Ya sé que resucitará en la resurrección del último día.
Ya en el primer capítulo del evangelio, el autor deja perfec- »Jesús le dijo:
tamente claro que se ha cumplido la esperanza mesiánica. Andrés, —Yo soy la resurrección y la vida: el que tiene fe en mí, aun-
hermano de Simón Pedro, afirma explícitamente en 1,41: que muera, vivirá; y todo el que está vivo y tiene fe en mí, no
«Hemos encontrado al Mesías (que se traduce por Cristo).» morirá nunca. ¿Crees esto?»
Y en 1,45 asegura Felipe: En este pasaje habla Marta conforme a la expectativa tradi-
«Oye, aquel de quien escribió Moisés en la Ley y también los cional judía:
Profetas, lo hemos encontrado: es Jesús, hijo de José, el de Na- «Ya sé que [Lázaro] resucitará en la resurrección del últi-
zaret.» mo día.»
164 El desafío del cuarto Evangelio Para los judíos 365
Jesús está de acuerdo con Marta en que hay una resurrección. gracias a mí. Aquí está el pan que ha bajado del cielo; no sucederá
Pero al mismo tiempo afirma que quien crea en él no morirá, sino como con vuestros padres, que comieron, pero murieron: quien
que ya ha experimentado la resurrección porque Jesús mismo es, coma pan de éste vivirá para siempre» (Jn 6,52-58).
aquí y ahora, la resurrección y la vida. En Jesús ha pasado a ser Este pasaje afirma que las condiciones ideales del futuro, el
una realidad presente la resurrección. nuevo éxodo, cuando se dará la vida del mundo futuro, el maná
Otros pasajes se refieren a la «vida de la edad futura», lo que verdadero, están ya presentes para quien se haga partícipe de Jesu-
habitualmente llamamos la «vida eterna». En el siglo i elaboró el cristo. Como afirma Pedro en Jn 6,68, sólo él tiene «palabras de
judaismo el concepto de dos edades o mundos, «este mundo», ca- vida eterna».
racterizado por el pecado, la división y la muerte, y el «mundo También son significativos los siguientes versículos:
futuro», en que aquellas características desaparecerían para dar «Mis ovejas obedecen mi voz, yo las conozco y ellas me si-
paso a sus opuestas. Hay un documento de finales del siglo i que guen; yo les doy vida eterna y no se perderán jamás, nadie me las
describe así la vida en el mundo futuro: arrebatará de la mano» (Jn 10,27-28).
Nótese que en 10,28, el verbo está en presente. Ya desde ahora
«Pues a vosotros mismo da Jesús la vida del mundo futuro. En un famoso versícu-
se os abrió el paraíso, lo (17,3) se define esa vida en términos de conocer a Dios y a
se os plantó el árbol de la vida, Jesús, el enviado de Dios, aquí y ahora.
se preparó el eón futuro «Así habló Jesús y, levantando los ojos al cielo, dijo:
se dispuso la abundancia, —Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo para que tu
se edificó una ciudad, Hijo te glorifique a ti, pues le diste autoridad sobre todos los
se designó un resto, hombres para que dé vida eterna a todos los que le has confiado.
se establecieron las obras de Dios, Y esta es la vida eterna, reconocerte a ti, el único Dios verdadero,
se adelantó la Sabiduría. y a tu enviado, Jesús el Mesías» (Jn 17,1-3).
Se ocultó la muerte, Jesús ha recibido ya «en este mundo» la potestad de impartir
se retiró el Hades, la vida del «mundo futuro». La esperanza futura se ha convertido
se olvidó la corrupción, en una posibilidad de presente gracias a Jesús, el Mesías.
pasaron las penas Relacionadas con la realidad actual del juicio y de la resurrec-
y al fin se han manifestado ción para los que conocen y aceptan a Jesús están las grandes afir-
los tesoros de la inmortalidad» (4 Esdras 8,52-64). maciones del mismo Jesús a que antes nos hemos referido, en las
que también destaca por su importancia el tiempo presente de los
Con tales expectativas estaban conectadas las esperanzas me- verbos. Jesús es, aquí y ahora, la luz del mundo, el pan de la vida
siánicas a que tantas veces nos hemos referido. y el agua viva. Trae de los lejanos horizontes del futuro las espe-
Imagínese cómo reaccionaría un judío familiarizado con la es- ranzas más vivas del judaismo y declara que ya se han cumplido.
peranza del mundo futuro ante los siguientes pasajes del cuarto Finalmente, el cuarto evangelio sienta la afirmación de que a
evangelio: través de la unidad de los que creen en Jesús conocerá el mundo
«Los judíos se pusieron a discutir acaloradamente: a Dios, y puesto que ya está naciendo la Iglesia, también se ha
—¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? iniciado la venida final de todas las naciones para rendir culto al
»Entonces Jesús les dijo: Dios verdadero, como esperaba el judaismo. Ya están presentes
—Pues sí, os aseguro que si no coméis la carne y no bebéis la los signos del final de los tiempos; Dios va a ser reconocido como
sangre del Hijo del hombre, no tendréis vida en vosotros. Quien único Señor y los pueblos del mundo se sentirán atraídos hacia
come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resuci- él por obra de los que se han reunido en torno a Jesús. Así se da
taré el último día, porque mi carne es verdadera comida y mi a entender en los siguientes versículos tomados de la plegaria de
sangre verdadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre Jesús en Jn 17,20-23:
sigue conmigo y yo con él. A mí me ha enviado el Padre, que vive, «No te pido sólo por éstos, te pido también por los que van a
y yo vivo gracias al Padre; pues también quien me come vivirá creer en mí mediante su mensaje: que sean todos uno, como tú
(66 El desafío del cuarto Evangelio Vara los griegos 367

I'adre estás conmigo y yo contigo; que también ellos estén con de incredulidad que hubo de provocar el cuarto evangelio en los
nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he ambientes judíos. Al igual que los discípulos mencionados en Jn
dado a ellos la gloria que tú me diste, la de ser uno como lo somos 6,66, que se apartaron de Jesús al caer en la cuenta del alcance
nosotros, yo unido con ellos y tú conmigo, para que queden reali- que tenían sus pretensiones, muchos judíos del siglo i se aparta-
zados en la unidad; así sabrá el mundo que tú me enviaste y que rían de él ante la constante afirmación del «ahora» que aparece a
los has amado a ellos como a mí.» cada paso en el texto de Juan. ¿Acaso no están presentes entre
Sobre todo a través de la cruz de Jesús será atraído el mundo nosotros los signos de «este mundo», el pecado, la división, la
a la unidad, como se afirma en Jn 12,31-33: muerte? ¿Quién se atreve a afirmar que la salvación «ya» está
«Ahora comienza un juicio contra el orden presente, y ahora aquí?
el jefe del mundo éste va a ser echado fuera. Pero yo, cuando me
levanten de la tierra, tiraré de todos hacia mí. Decía esto dando
a entender cómo iba a morir.» PARA LOS GRIEGOS: EL ESCÁNDALO DE «LA CARNE»
La muerte de Jesús es a la vez el juicio del mundo y su medio
de salvación. El hecho de que todos los hombres sean traídos a Marchaba una vez un labrador, despreocupado, de la feria a
la unidad por el imán de la cruz es también un signo de que ha casa en su carro tirado por su vieja yegua. De repente, al tomar
comenzado el final de los tiempos. una curva, un automóvil que avanzaba rápido en dirección opues-
Esta referencia a la idea de la muerte de Jesús como instru- ta se precipitó sobre él y, sin ninguna consideración, empujó al
mento de la redención final de la humanidad nos lleva de nuevo al labrador con su yegua y su carro a la cuneta. El labrador, muy
tema de este capítulo. Para la mayor parte de los judíos, por no alterado, se volvió hacia el conductor del automóvil y le gritó:
decir todos, esta pretensión más que ninguna otra había de sonar «¿Quién te crees que soy, para que cargues contra mí de esta ma-
a escándalo. Afirmar que un personaje como Jesús de Nazaret po- nera, un buey, un asno o un loco maldito?» Un distinguido pro-
día ser el Mesías resultaba escandaloso, pero aún más lo era, hasta fesor de literatura utilizaba esta historieta para describir la pri-
constituir una monstruosidad, decir tal cosa de un Jesús crucifi- mera impresión que le había producido la poesía de T. S. EHot.
cado. ¿Quién se atrevía a afirmar que aquel personaje era el juicio, Cuando fueron publicados por vez primera los poemas de T. S
la resurrección, el iniciador del nuevo éxodo y de la unidad final Eliot, muchos los juzgaron ininteligibles, y el profesor se pre-
de todos los hombres? ¿Quién aceptaría la pretensión de que, en guntaba, lo mismo que aquel labrador: «¿Por quién me toma Eliot,
él, había llegado ya «el día de la salvación»? Por muy familiariza- por un buey, un asno o...» Un griego culto reaccionaría de mane-
do que estuviera cualquier judío con el vocabulario, el estilo, la ra muy parecida ante el cuarto evangelio. Si los judíos miraron este
atmósfera y las ideas del cuarto evangelio, no dejaría de escanda- evangelio como un escándalo, para los griegos era una locura.
lizarse ante la afirmación de que todas sus grandes esperanzas de ¿Por qué?
futuro quedaban confirmadas por un personaje muerto en una Ya hemos indicado que, en el cuarto evangelio, el futuro se ha
cruz. La respuesta de cualquier judío a tal pretensión tenía que sei desplazado al presente. Juan, como judío, pensaba en términos
necesariamente una tremenda sorpresa, cuya violencia podríamos temporales: presente y futuro, «ahora» y «entonces», pero al mis-
ilustrar con un paralelo moderno (aunque en sentido inverso). Re- mo tiempo, como una especie de platónico, lo hacía también en
cuerdo que durante la Segunda Guerra Mundial fui invitado a to- términos espaciales; se refería a dos órdenes del ser, uno terreno o
mar el té en casa de un amigo. Este me preguntó: «¿Sabes las inferior y otro celeste o superior, a un «aquí» y a un «allí». Y afir-
últimas noticias?» Ante mi respuesta negativa dijo él: «Hitler se maba que en Jesús de Nazaret había penetrado el ámbito celeste
cree ahora el Mesías.» Aún puedo recordar el golpe de incredulidad en el terreno, que «las cosas de arriba» habían irrumpido en «las
que aquella afirmación me hizo experimentar, igual que más tarde cosas de abajo»: el mundo ideal verdadero y genuino había entra-
en Nuremberg, en Baviera, cuando oí decir que Hitler se había do en este mundo de los fenómenos transitorios. El contraste entre
aplicado las grandes afirmaciones joánicas: «Yo soy el pan de estos dos ámbitos, el superior y el inferior, aparece, por ejemplo,
vida», «Yo soy la luz del mundo». ¿Era posible tan horrorosa pre- en los pasajes siguientes:
sunción? Recurro a esta ilustración sin ánimo de llevar demasiado «Si no creéis cuando os hablo de lo terrestre, ¿cómo vais a
lejos los detalles del paralelo. Simplemente quiero ilustrar el tipo creer cuando os hable de lo celeste?
368 El desafío del cuarto Evangelio Para los griegos 369

«HERMES: Pero si quieres nacer de nuevo, habrás de purifi


»Y nadie ha estado arriba en el cielo excepto el que bajó del
carte de los tormentos irracionales de la materia...
cielo, el Hijo del hombre» (Jn 3,12-13).
»... Todo el que, en consecuencia, por la misericordia de Dios
«El que viene de arriba está por encima de todos; el que es haya alcanzado este divino nacimiento, abandona el sentido corpo-
de la tierra pertenece a la tierra y habla lenguaje terreno. El que ral; reconoce estar compuesto de las Potencias de Dios, y sabién-
viene del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie dolo, se alegra...
acepta su testimonio» (Jn 3,31-32). TAT: Dime, padre, ¿sufrirá alguna vez la disolución este cuer-
«... Nuestros padres comieron el maná en el desierto; así está po compuesto de las divinas Potencias?
escrito: 'Les dio a comer pan del cielo'. HERMES: El cuerpo material, que es objeto del sentido, es muy
»Entonces Jesús les repuso: diferente del otro cuerpo que es de la naturaleza del Ser verdade-
—Pues sí, os lo aseguro: No fue Moisés quien os dejó el pan ro. El uno es soluble, el otro es indisoluble. El uno es mortal, el
del cielo; no, es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo, otro es inmortal...»
porque el pan de Dios es el que baja del cielo y va dando vida al A la vista de tan rígida separación entre lo real («lo de arriba»)
mundo» (Jn 6,31-33). y lo material («lo de abajo»), se impuso la necesidad de unir in-
«Porque yo no he bajado del cielo para hacer mi voluntad, directamente ambos mundos, y de esa necesidad brotó la preocu-
sino la voluntad del que me envió» (Jn 6,38). pación de los mediadores. Ya hemos visto cómo en Filón de Ale-
«Los judíos protestaban contra él porque había dicho que él jandría es la Palabra la encargada de asegurar esa mediación.
era el pan bajado del cielo» (Jn 6,41). A través de la Palabra, el Dios supremo, sin participar de la co-
«Yo soy el pan vivo bajado del cielo: el que coma pan de éste rrupción de la materia, pudo imprimir su huella en el mundo mate-
vivirá para siempre. Pero, además, el pan que voy a dar es mi car- rial. Pero la idea de la mediación estaba también difundida entre
ne, para que el mundo viva» (Jn 6,51). los estoicos y en otros «sistemas». Nótese, sin embargo, que los
«Jesús les contestó: mediadores eran «conceptos» o «ideas»; atribuirles una densidad
—Aunque yo sea testigo en causa propia, mi testimonio vale, material hubiera significado corromperlos y negarles, por tanto, la
porque yo sé de dónde he venido y a dónde voy, aunque vosotros posibilidad de un contacto con «lo de arriba». Los mediadores
no lo sepáis» (Jn 8,14). eran necesariamente incorpóreos y sólo podían ser captados por la
«El continuó: mente o el entendimiento.
—Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de arriba; vosotros per- Sobre el trasfondo de tales ideas hemos de calibrar el alcance
tenecéis al mundo éste, yo no pertenezco al mundo éste» (Jn 8,23). y la fuerza del cuarto evangelio. En él se afirma que el mediador
Como antes hemos indicado, el contraste que se establece en entre Dios y el mundo, entre «lo de arriba» y «lo de abajo», es un
los versículos anteriores entre «las cosas de arriba» y «las cosas personaje histórico, Jesús de Nazaret. Para decirlo con las propias
de abajo» era bien conocido en el mundo culto grecorromano, ya palabras de Juan: «La Palabra se hizo carne.» Esta frase, tan fa-
que por todas partes se había difundido el platonismo en distintos miliar para nosotros, hasta el punto de que ya no provoca comen-
grados de pureza. Pero este dualismo entre «lo de arriba» y «lo tario alguno, tenía que chocar con la sensibilidad del mundo culto
de abajo» planteaba un problema. ¿Era posible algún contacto grecorromano del siglo i. La idea de que algo que se había encar-
entre ambas esferas? Se estimaba imposible que «las cosas de nado, que, por consiguiente, se había corrompido pudiera mediar
arriba» entraran en contacto directo con «las cosas de abajo», pues entre «lo de abajo» y «lo de arriba», actuar como agente de Dios,
ello hubiera acarreado la corrupción de «las cosas de arriba». tenía que parecer imposible e increíble. La idea misma de la Pala-
Véanse los pasajes siguientes de los Hermética (13,6): bra se había forjado para suprimir el escándalo de la carne. ¿Cómo,
pues, situar la Palabra en la carne? La Palabra mediadora de Filón
« T A T : ¿Qué es lo real, tres veces grande?
era el compendio de todas las ideas: «las cosas de arriba» sólo
HERMES: LO que no está manchado por la materia, hijo mío,
podían ser comprendidas por la mente o el entendimiento. Pero el
ni confinado por límites, lo que no tiene ni color ni forma, lo que cuarto evangelio proponía como mediador y cauce de la revelación
carece de tegumento, lo que es luminoso, que se capta por sí solo, a un hombre de carne. No una idea incorpórea que hubiera de ser
sin cambio e inmutable, lo que es bueno.» conocida por medio de la gnosis (conocimiento), sino un personaje
O también: 24
t /() El desafío del cuarto Evangelio

histórico, un hombre, según el cuarto evangelio, es la Palabra me-


diadora. La Palabra se hizo carne en Jesús de Nazaret. ¡Pero tal
cosa era imposible! Era como afirmar que el aceite y el agua pue- CAPITULO 3 5
den mezclarse o que existe un círculo cuadrado. La sentencia «la
Palabra se hizo carne» era, dicho de una vez, una contradicción en LA PALABRA SE HIZO CARNE
sus propios términos. Para el griego o el romano cultos, todo
aquello era una locura, un escándalo.
El cuarto evangelio, por consiguiente, y a pesar de sus rasgos El cuarto evangelio es un laberinto. Pero si es cierta la conclu-
camaleónicos, presentaba a griegos y judíos un reto turbador. El sión que sacábamos en el capítulo anterior, a lo largo de sus pági-
punto en que se convertía en escándalo para los unos y en locura nas corre, a semejanza del hilo de Ariadna, un tema único: Jesús
para los otros era, en resumidas cuentas, el mismo, la persona de de Nazaret es el acontecimiento final de la historia y la expresión,
Jesús de Nazaret. El giro decisivo del evangelio está en su afirma- en el tiempo y el espacio, de la verdad o realidad universal. Este
ción de que en esta figura histórica se ha hecho presente el mundo hilo puede tomarse ya en el comienzo; en el Prólogo resuena la
futuro, se ha hecho actual la realidad última, se ha hecho carne la sentencia temática: «Y la Palabra se hizo carne y acampó entre
Palabra. Para el judaismo era el escándalo de su carácter definitivo; nosotros.» Luego prosigue el mismo tema a lo largo de todo el
para el helenismo entrañaba la locura de lo particular. Lo defini- evangelio. Empezaremos por el Prólogo.
tivo y lo particular se fundían en un solo personaje: Jesús.

EL PROLOGO: JESÚS COMO LA PALABRA

El Prólogo abarca, según unos, 1,1-14, o 1,1-18, según


otros. «Nueva Biblia Española» traduce como sigue 1,1-18:

«Al principio ya existía la Palabra,


la Palabra se dirigía a Dios
y la Palabra era Dios:
ella al principio se dirigía a Dios.
Mediante ella se hizo todo;
sin ella no se hizo nada de lo hecho.
Ella contenía vida,
y esa vida era la luz del hombre;
esa luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la han comprendido.

»Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan; éste


venía como testigo, para dar testimonio de la luz y que por él to-
dos llegasen a la fe. No era él la luz, era sólo testigo de la luz. La
luz verdadera, la que alumbra a todo hombre, estaba llegando al
mundo.

»En el mundo estuvo


y, aunque el mundo se hizo mediante ella,
el mundo no la conoció.
Vino a su casa,
372 La Palabra se hizo carne Jesús como Palabra 373
pero los suyos no la recibieron. condenada se siente y muere,
Pero a los que la recibieron y nos deja para nunca volver.
los hizo capaces de ser hijos de Dios. Desdichada, se pierde en el laberinto del mal.
Pero dijo Jesús: Mira, Padre, cómo el mal
»A los que le dan su adhesión, y éstos no nacen de linaje hu- a porfía la tierra inunda, a impulso
mano, ni por impulso de la carne ni por deseo de varón, sino que de tu aliento [de cólera];
nacen de Dios. el hombre huir del Caos cruel pretende,
pero cómo eludirlo ignora.
»Y la Palabra se hizo carne, Por ello, Padre, envíame;
acampó entre nosotros portador de los sellos, descenderé;
y contemplamos su gloria: por todas las edades, la miseria extirparé
gloria de Hijo único del Padre, y las formas divinas mostraré.
lleno de amor y lealtad. Y a todos, los secretos del sendero santo,
que 'gnosis' se llama, mostraré» 51 .
»De él daba testimonio Juan cuando clamaba:
—Este es de quien yo dije: el que venía detrás de mí se me Según este himno gnóstico, Jesús salva al mundo comunicando
ha puesto delante, porque existía antes que yo. la gnosis, el «conocimiento». A este mismo género, sea griego o
arameo, pertenece probablemente el Prólogo, pero la idea que ex-
»Porque de su plenitud presa es inconfundiblemente cristiana. No es la gnosis lo que Jesús
todos nosotros recibimos, nos trae, sino que se entrega a sí mismo. No se limita a señalar el
ante todo un amor que responde a su amor. camino desde fuera del caos, sino que penetra en el caos y lo su-
fre por la salvación de los hombres: «La Palabra se hizo carne.»
»Porque la Ley se dio por medio de Moisés, el amor y la lealtad
El autor, por consiguiente, pudo tomar un viejo «himno» y
se hicieron realidad en Jesús el Mesías. A Dios nadie lo ha visto
modificarlo o pudo componer su propio «himno». Algunos piensan
jamás; es el Hijo único, que es Dios y está al lado del Padre, quien
que debió de pasar muchos años meditando en la vida de Jesús.
lo ha explicado.»
Una vez que hubo escrito el evangelio, Juan decidió anteponerle
El original griego sugiere que el Prólogo viene a ser un himno, el Prólogo para explicar el significado de lo que ya había escrito.
como trata de reflejar la disposición del texto, en que pueden dis- El Prólogo nos da la clave para entender la totalidad del evange-
tinguirse los pasajes poéticos y los comentarios del autor. Algunos lio; las acciones y las palabras de Jesús constituyen la actividad de
afirman que Juan tomó un himno arameo precristiano y lo cris- la Palabra. Es como si Juan tratara de decir a sus lectores paganos
tianizó añadiéndole determinadas secciones; otros creen que Juan cultos: «Discutís y especuláis sin parar acerca del significado de la
se sirvió de un himno gnóstico prejoánico y que lo alteró. Podría- Palabra mediadora entre Dios y el mundo. Pero encontraréis la
mos comparar el Prólogo, por ejemplo, con el siguiente himno Palabra no mediante la especulación, sino mirando a Jesús de Na-
gnóstico naaseno: zaret. Ninguna gnosis, por erudita, esotérica o antigua que sea, os
conducirá a la Palabra. La Palabra es Jesús. Toda gnosis verdade-
«La norma creadora del mundo fue la Mente primordial, ra tiene a Jesús por centro.» Dicho de otro modo, Juan no empie-
y luego vino el Caos derramado del Primogénito; za por un concepto, la Palabra, para luego ilustrar lo que significa
en tercer lugar, el alma recibió su norma fatigosa: la Palabra con las palabras y las obras de Jesús, de forma que el
cercada, pues de forma acuosa, ministerio se contemplaría a la luz de un concepto. Por el contra-
de cuitas abrumada, sucumbe a la muerte. rio, para Juan es la luz del ministerio de Jesús la que ilumina el
Ya los ojos alza en busca de la luz,
ya de miserias abrumada llora; 51
se duele o de alegría se estremece; Hipólito, Refutación de todas las herejías, en la edición de The Ante-
Nicene Christian Libtary I (Edimburgo 1868) 153; cf. J. Jeremías, op.
gime y condenada se siente; cit., 71ss.
*74 La Falabra se hizo carne

concepto. El ministerio no es algo secundario con respecto a la


LA PALABRA: UN RETO A LOS GRIEGOS
Palabra, sino que la Palabra lo es con respecto al ministerio. La
expresión «la Palabra», como título aplicado a Jesús, aparece úni-
camente en el Prólogo; no desempeña papel alguno en el cuerpo En los círculos helenísticos se utilizaba el término «palabra»
del evangelio. (logos) para designar la razón o el orden que conocemos a través
Pero no es necesario insistir en que el Prólogo fue compuesto de la experiencia, razón y orden que pueden detectarse en los
después de haber sido escrito todo el evangelio para aceptar lo siguientes ámbitos:
anterior. La Palabra, como título aplicado a Jesús, no aparece en 1. La naturaleza: la regularidad y constancia del mundo na-
el resto del evangelio, pero el Prólogo está lleno de conceptos que tural; por ejemplo, el movimiento de los astros y el retorno de las
frecuentemente aparecen en otros pasajes del evangelio. Compá- estaciones. La Palabra es el esquema o estructura del universo
rense los siguientes: «La ley general, que es la recta razón [logos], que penetra to-
das las cosas es lo mismo que Zeus» (Zenón, Fragmento 162).
Preexistencia del Logos o Hijo «Todo el orden de los cielos obedece a tu [Zeus] palabra»
(Cleantes, Fragmento 537).
«Al principio ya existía la Pa- «Ahora, Padre, glorifícame tú a 2. El hombre: la habilidad del hombre en las obras de sus
labra, la Palabra se dirigía a Dios tu lado dándome la gloria que manos. Así lo da a entender el mismo fragmento de Cleantes:
y la Palabra era Dios» (Jn l,ls). tenía junto a ti antes que existie-
«Pero tuya es la habilidad incluso para enderezar lo torcido...
ra el mundo» (Jn 17,5).
para que tu palabra sea una en todas las cosas, permanente para
«Ella contenía vida, y esa vida «Porque el Padre dispone de la
era la luz del hombre» (Jn 1,4). vida y ha concedido al Hijo dis- siempre.»
poner también de la vida» (Jn Pero este término se relaciona sobre todo con la capacidad
5,26). intelectual del hombre, la mente, y ello de dos maneras. Se refiere
«Ella contenía vida, y esa vida «Jesús volvió a hablarles: 'Yo a la realidad interior de la mente, al pensamiento puro o, como
era la luz del hombre» (Jn 1,4). soy la luz del mundo: el que me dijo Byron, al «pensamiento mudo», y también a la expresión de
sigue no andará en tinieblas, ten- esa misma realidad en el lenguaje. La Palabra incluye a la vez el
drá la luz de la vida'» (Jn 8,12). «pensamiento» y la «palabra».
«Esa luz brilla en las tinieblas, «El juicio consiste en esto: en En una cosa hemos de insistir todavía. La Palabra, principio
y las tinieblas no la han com- que la luz vino al mundo y los racional que hallamos en el hombre y en la naturaleza, lo penetra
prendido» (Jn 1,5). hombres prefirieron las tinieblas todo. Pero en las obras de Filón y en los Hermética aparece tam-
a la luz, porque sus acciones bién la Palabra como una especie de figura semi-personal, como
eran malas» (Jn 3,19). una entidad mediadora entre Dios y el universo. En este sentido
puede decirse que en el mundo helenístico se dan ciertas anticipa-
Hay otros temas comunes al Prólogo y al resto del evangelio. ciones de Juan.
La estructura misma del Prólogo —el rechazo de la Palabra por los Pero también podemos afirmar, desde otro punto de vista, que
suyos (el pueblo de Israel) y su aceptación por los creyentes (la aún no estaba preparado el camino para el cuarto evangelio. La
Iglesia)— anuncia ya el desarrollo de todo el evangelio. El Prólogo Palabra había sido siempre una idea necesariamente apartada de
es inseparable del evangelio. Es más bien el ministerio de Jesús la materia. En este punto resultaba Juan un escandaloso innovador
encarnado el que determina la forma en que Juan entiende la Pa- que afirmaba algo imposible: «La Palabra se hizo carne.» Ningún
labra. Lo mismo si el Prólogo se escribió antes que después del hombre culto del mundo helenístico podría digerir fácilmente tal
evangelio, lo importante es que Juan contempla la Palabra en la
afirmación.
realidad carnal de Jesús de Nazaret. Trataremos de entender lo
que esto significa, limitándonos en este capítulo a «la Palabra», un Hemos de insistir ahora en el pleno significado de esa preten-
concepto en que convergen dos corrientes de ideas, la griega y la sión. Para el pensamiento helenístico, la razón, la idea o la Palabra
hebrea. penetraban todas las cosas. El orden natural y el panorama de la
vida humana estaban penetrados de la Palabra.
376 La Palabra se hizo carne
Un reto a los griegos 377
«Tú has conjuntando todas las cosas en una,
el mal con el bien, Es muy otra la perspectiva de Juan. El camino hacia la Palabra no
para que tu palabra sea una en todas las cosas, es la comunión directa con la naturaleza, sino el encuentro con
permanente para siempre» 52 (Cleantes, Fragmento 537). una persona, Jesús de Nazaret. «La Palabra se hizo carne», es
decir, que muestra directamente en Jesús su presencia. Para enten-
Para muchos hombres de la época helenística, la unión con el uni- der mejor lo que esto significa, nada como recurrir a las mismas pa-
verso, el acuerdo con la naturaleza, era la suprema aspiración, ya labras de Juan sobre la Palabra como luz:
que la naturaleza era expresión de la Palabra. Wordsworth hubie-
ra resultado muy atrayente para muchos hombres de entonces, so- «Ella contenía vida,
bre todo cuando declara que en la naturaleza capta: y esa vida era la luz del hombre;
esa luz brilla en las tinieblas,
«un sentimiento sublime y las tinieblas no la han comprendido» (Jn 1,4-5).
de algo más profundamente trabado
que mora en la luz del sol poniente, «La luz verdadera, la que alumbra a todo hombre, estaba lle-
en el ancho océano y el aire inquieto, gando al mundo» (Jn 1,9).
Estaba muy difundida la idea de identificar a la Palabra con el
en el cielo azul y el espíritu del hombre;
sol, fuente de toda luz. El sol difunde su luz por todas partes. Lo
un impulso y un espíritu que arrebata que Juan quiere decir es esto: la luz difundida por todo el cosmos
el pensamiento y el objeto de todo pensamiento se ha concentrado en Jesús como en un potente foco. Recurriendo
y que todas las cosas penetra» 53 . a una metáfora, diríamos que Jesús es la lente que concentra en
un punto de luz que ilumina todo el universo. Y ese punto se defi-
También entendería perfectamente un griego el deseo incontenible ne por la gracia y la verdad. No es la unión con la naturaleza o con
de la unión con la naturaleza que manifestaba W. H. Hudson: el infinito el camino hacia la Palabra, sino la respuesta a un perso-
«Frente a la naturaleza, sobre las dilatadas colinas, al caer de naje histórico que además está hoy vivo: Jesús. Podemos sentir
la tarde, ¿quién no se sentirá cerca de lo invisible? una cierta veneración hacia la naturaleza porque en ella se expresa
la Palabra, pero la naturaleza no puede conducirnos en definitiva
En su corazón sentirá lla presencia de Dios, hasta la Palabra. De por sí, la comunión con la naturaleza o la
su huella en cada brizna de hierba'» 54 . búsqueda del infinito pueden resultar hasta peligrosas. Para Words-
worth, que hundía sus raíces en el evangelio, la comunión con la
No cabe duda de que Juan se sentiría en su ambiente con experien- naturaleza desemboca en los «pequeños actos de ternura y amor»
cias como las del «esplendor en la hierba y la gloria en la flor», y sirve para dar oídos a
cuya validez no negaría. Para Juan, la Palabra es agente de la
creación: «Mediante ella se hizo todo, sin ella no se hizo nada de «la callada y triste música de la humanidad,
lo hecho.» La Palabra está presente en todo el cosmos. La idea de nunca dura o hiriente, pero llena de fuerza
que «los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento mues- para corregirnos y subyugarnos»5S.
tra la obra de sus manos» está perfectamente de acuerdo con la
visión que Juan tiene de la Palabra. Pero esa misma comunión con la naturaleza, cuando no está ani-
Pero la Palabra está presente en el orden creado únicamente mada por el toque de la gracia, como ocurre en Byron, llega a con-
en sentido secundario y mediato. La Palabra ha impreso su huella vertirse en expresión de odio a la humanidad, en incitación a apar-
en la naturaleza, pero al mismo tiempo permanece distante de ella. tarse de ella, como dice Childe Harold:
52
Sobre los anteriores fragmentos, cf. C. K. Barrett, The New Testa- «No vivo en mí, sino que formo parte
ment Background (Nueva York 1961) 62s. de cuanto me rodea; mi delicia son
53
William Wordsworth, Tinlern Abbey.
54
John Galsworthy en su prefacio a W. H. Hudson, Green Mansions 55 Tintern Abbey.
(Nueva York 1944) viii.
378 La Palabra se hizo carne Un reto a los judíos 379

las altas cumbres, pero una tortura yo estaba junto a él, como aprendiz,
las ciudades de los hombres. Nada yo era su encanto cotidiano,
en la naturaleza me repugna, si no es todo el tiempo jugaba en su presencia:
verme cual eslabón en una cadena de carne, jugaba con la bola de la tierra,
uno más entre todas las criaturas» 56 . disfrutaba con los hombres» (Prov 8,29-31).
«Quien me alcanza, alcanza la vida
Frente a ese anhelo de la naturaleza, el cuarto evangelio nos pre- y goza del favor del Señor.
senta la Palabra hecha carne en Jesús. Frente al anhelo de infinito quien me pierde, se arruina a sí mismo;
como el que se expresa en algunos pasajes de los Hermética, como los que me odian aman la muerte» (Prov 8,35-36).
el que sigue (11,20):
«Crece tú hasta lograr una inmensa grandeza, salta más allá Cualquier judío culto entendería inmediatamente que el Prólo-
del cuerpo, álzate por encima del tiempo, hazte ser eterno y conse- go atribuía a Jesús de Nazaret los rasgos de la Sabiduría. Y ello
guirás lo divino...», no dejaría de desconcertarle. ¿Cómo atribuir honores tales a una
frente a este anhelo, Juan nos presenta la carne de Jesús como sede personalidad histórica?
de la Palabra. En la vida de Jesús —hambriento, sediento, cansa- Parte de esa dificultad radicaría en el hecho de que la Sabiduría
do, rodeado de conflictos, dolor y muerte— halló su expresión la llegó a identificarse con la Ley. La Ley era perfecta, eterna en
Palabra. Toda experiencia de la Palabra, en la naturaleza, en lo cuanto a su validez; era la autoridad definitiva de la religión, mo-
sobrenatural o infinito, ha de juzgarse a esta luz. La actividad per- rada de toda sabiduría. Un judío interpretaría que Juan proclama
sonal de Jesús es presentada al mundo helenístico como criterio a Jesús de Nazaret como autoridad definitiva que venía a ocupar
para entender la Palabra. el puesto de la Ley. Y así se afirma explícitamente en 1,17:
«Porque la Ley se dio por medio de Moisés, el amor y la leal-
tad se hicieron realidad en Jesús el Mesías.»
LA PALABRA: UN R E T O A LOS JUDÍOS Al leer 1,18, un judío recordaría el relato de Ex 33,18 y 20
sobre Moisés en el monte Sinaí:
Pero también los judíos sentirían un sobresalto al leer el Pró- «Entonces Moisés pidió:
logo, que no dejaría de evocar dos elementos de su fe: —Enséñame tu gloria.
1. La Sabiduría de Dios. Durante el siglo i, la Sabiduría se »Le respondió el Señor:
entendió como una entidad semi-personal, preexistente a la crea- —... mi rostro no lo puedes ver, porque nadie puede verlo y
ción, como un proyecto sobre el que se edificó el universo. Y no quedar con vida.»
sólo como proyecto, sino también como instrumento del que Dios
Compárese lo anterior con Jn 1,18:
se sirvió para crear el universo. Al mismo tiempo, la Sabiduría era
el guardián moral y guía de la humanidad. Era una figura cósmica «A Dios nadie lo ha visto jamás; es el Hijo único, que es Dios
relacionada además con la redención. y está al lado del Padre, quien lo ha explicado.»
La relación existente entre Jesús y el Padre era cualitativa-
«El Señor me estableció al principio de sus tareas, mente distinta de la que había entre Dios y Moisés.
al comienzo de sus obras antiquísimas. 2. La Palabra de Dios en el Antiguo 1 estamento. La expre-
En un tiempo remotísimo fui formada, sión «Palabra de Dios» era bien conocida de los lectores judíos
antes de comenzar la tierra» (Prov 8,22-23). del Antiguo Testamento. Se aplica a lo que Dios comunicaba a su
«Cuando ponía un límite al mar, pueblo a través de personajes como Moisés y los profetas. Exigía
y las aguas no traspasan su mandato; una respuesta marcada por la obediencia. Pero esa respuesta se
cuando asentaba los cimientos de la tierra, echaba de menos una y otra vez. La Palabra de Dios llegaba a su
pueblo, pero era rechazada.
56
Lord Byron, The Poetical Works of Lord Byron II (Boston 1905) «Conoce el buey a su amo, y el asno el pesebre del dueño;
187ss: Childe Harold's Pilgrimage, canto III, estr. 72. Israel no conoce, mi pueblo no recapacita» (Is 1,3).
380 La Palabra se hizo carne

En el Prólogo de Juan (1,11) podemos leer esta misma histo-


ria de una repulsa:
CAPITULO 36
«Vino a su casa,
pero los suyos no la recibieron.» LA CARNE
En el versículo siguiente se habla de la acogida dada a la Palabra
por los que creen en Jesús (1,12): Al comienzo de un capítulo anterior (el 33) decíamos que «el
cuarto evangelio es el más camaleónico de todos». Es también un
«Pero a los que la recibieron evangelio «inquieto»: sugiere una cosa e inmediatamente afirma
los hizo capaces de ser hijos de Dios. su contraria. Nunca es ello más cierto que cuando trata de la
carne. En algunos pasajes, la carne viene a ser la marca distintiva
»A los que le dan su adhesión, y éstos no nacen de linaje humano,
de la salvación, pero en otros se dice que no sirve de nada. En este
ni por impulso de la carne ni por deseo de varón, sino que nacen
capítulo analizaremos cómo entiende Juan la carne. Estudiaremos
de Dios.» \ 3**;
el tema a través del Prólogo, las «referencias» sacramentales y
El Prólogo sugiere que la Palabra comunicada a Israel en el
los discursos.
pasado a través de sus dirigentes y profetas llega ahora a este pue-
blo en una nueva forma, personalizada en Jesús. En él se ha mani-
festado ahora el desafío de Dios, un desafío de gracia y de verdad.
Finalmente, el Prólogo sienta una afirmación escandalosa no EL PROLOGO
sólo para griegos y judíos, sino para todos los hombres. La Pala-
bra que se ha hecho carne en Jesús el Mesías era Dios. Ya el pri- El doble carácter de la actitud de Juan con respecto a la carne
mer versículo del evangelio dice así: aparece claramente en el Prólogo. Podemos decir que el punto cul-
minante del Prólogo es el versículo 14:
«Al principio ya existía la Palabra,
la Palabra se dirigía a Dios «Y la Palabra se hizo carne,
y la Palabra era Dios.» acampó entre nosotros
y contemplamos su gloria:
Lo menos que aquí se afirma es que la Palabra es de la misma gloria de Hijo único del Padre.»
naturaleza que Dios. Pero aún podemos ir más lejos. Para Juan, las
palabras de Jesús son palabras de Dios; sus obras son obras de Dios; La Palabra ha alzado su tienda en la carne de Jesús; la carne de
verle a él es ver a Dios. En este punto, el Prólogo desborda los Jesús se ha convertido en el vehículo de aquel mismo principio que
conceptos helenísticos y hebreos y afirma el misterio de la encar- crea y gobierna el mundo. La vida de Jesús en la carne se ha con-
nación de Dios en la carne de Jesús. Esta pretensión no puede vertido en ámbito de la revelación, en expresión de la gloria de
sino ser rechazada o aceptada. Dios, en «presencia de Dios y su entidad misma». Tal afirmación
resultaba revolucionaria para el espíritu helenístico. ¿Acaso no
«Vino a su casa, era la carne la esfera de la corrupción, la cárcel del espíritu? ¿Aca-
pero los suyos no la recibieron. so no era propósito de toda la existencia liberarse de la carne a
Pero a los que la recibieron costa de cualquier esfuerzo? Pero el cuarto evangelio afirma que
los hizo capaces de ser hijos de Dios. la Palabra se ha hecho carne. El fin de todo conocimiento y el
»A los que le dan su adhesión, y éstos no nacen de linaje humano, agente de toda redención se ha hecho una misma cosa con la fuen-
ni por impulso de la carne ni por deseo de varón, sino que nacen te de la ignorancia y de la «condenación». La carne se ha con-
de Dios» (Jn 1,11-13). vertido en esfera de la unión entre Dios y el hombre y por ello ha
En la sección siguiente veremos qué significa la expresión de adquirido una dimensión sacramental: lo «material» es ahora ve-
que la Palabra de Dios se hizo «carne». hículo de lo «espiritual». A la luz de todo esto, es imposible exa-
382 La carne Las referencias sacramentales 383
gerar el significado que «la carne» tiene para Juan. Pablo experi- ritu aparece el «agua», un elemento material. Ni siquiera aquí
mentaba un cierto embarazo cuando se trataba de explicar que puede prescindir totalmente Juan de la carne, sino que relaciona
Jesús se había encarnado. En una ocasión afirmó que Jesús vino el agua material con el Espíritu.
«en la semejanza de la carne pecadora». Juan no duda un momen- Analicemos también la discusión del capítulo sexto sobre el
to, sino que se lanza directamente a lo profundo de la revolución pan de vida. Por una parte, en Jn 6,63 leemos las conocidas pa-
cristiana: «La Palabra se hizo carne.» labras:
Pero en los mismos versículos que anteceden al 14 se expresa «Sólo el espíritu da vida, la carne no sirve -para nada. Las pa-
una actitud muy distinta ante la carne. En los versículos 12 y 13 labras que os he dicho son espíritu y vida.»
leemos: Las frases subrayadas son muy enérgicas. Pero junto a ellas
tenemos también la insistencia en el significado de la «carne». En
«Pero a los que la recibieron 6,51 leemos:
los hizo capaces de ser hijos de Dios. «Yo soy el pan vivo bajado del cielo: el que coma pan de éste
vivirá para siempre. Pero, además, el pan que voy a dar es mi
»A los que le dan su adhesión, y éstos no nacen de linaje hu- carne, para que el mundo viva.»
mano, ni por impulso de la carne ni por deseo de varón, sino que El pan de vida se identifica con la «carne» de Jesús. Se dice
nacen de Dios.» que quienes escucharon aquellas palabras las encontraron duras
Se establece un neto contraste entre los que nacen por el im- de aceptar. En 6,52-59 se amplía el mismo tema y se vuelve a
pulso de la carne y los que nacen de Dios. Los primeros son infe- afirmar enfáticamente que la «carne» de Jesús es el pan que da
riores a los segundos. Ello implica que los israelitas según la car- la vida al mundo. Comerlo es algo esencial. El verbo griego utili-
ne, es decir, en virtud de su ascendencia física, no aceptaron a zado en este caso, «masticar», resulta especialmente significativo
Jesús. Las ventajas físicas o carnales no tienen en sí valor alguno. y sirve para dejar en claro que se trata de comer en sentido físico.
En otros pasajes se expresa con fuerza esta misma idea. En El pasaje completo dice así:
Jn 3,1-8 leemos: «Los judíos se pusieron a discutir acaloradamente:
«Había un hombre del partido fariseo, de nombre Nicodemo, —¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
jefe judío. Fue a ver a Jesús de noche y le dijo: »Entonces Jesús les dijo:
—Rabí, sabemos que tú eres un maestro venido de parte de —Pues sí, os aseguro que si no coméis la carne y no bebéis la
Dios; nadie podría realizar las señales que tú haces si Dios no es- sangre del Hijo del hombre, no tendréis vida en vosotros. Quien
tuviera con él. come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré
»Jesús le contestó: el último día, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre ver-
—Pues sí, te aseguro que, si uno no nace de nuevo, no podrá dadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre sigue conmi-
gozar del reinado de Dios. go y yo con él. A mí me ha enviado el Padre, que vive, y yo vivo
»Nicodemo le replicó: gracias al Padre; pues también quien me come vivirá gracias a mí.
—¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Podrá entrar Aquí está el pan que ha bajado del cielo; no sucederá como con
otra vez en el vientre de su madre y volver a nacer? vuestros padres, que comieron, pero murieron: quien coma pan de
»Jesús le contestó: éste vivirá para siempre.»
—Pues sí, te lo aseguro: A menos que uno nazca del agua y el
Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. De la carne nace
carne, del Espíritu nace espíritu. No te extrañes de que te haya LAS R E F E R E N C I A S SACRAMENTALES
dicho: 'Tenéis que nacer de nuevo'. El viento sopla donde quiere;
oyes el ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Eso En los dos pasajes que hemos citado de los capítulos 3 y 6 de
pasa con todo el que ha nacido del Espíritu.» Juan se alude con toda probabilidad a los sacramentos. «Nacer
De nuevo estamos ante el neto contraste entre lo que nace de del agua» alude al bautismo; «comer la carne» del Hijo del hom-
la carne y lo que nace del Espíritu, el mismo contraste en esencia bre, al sacramento de la cena del Señor. Nótese que en ambos
que veíamos en 1,12-13. Pero nótese que en conexión con el Espí- casos se trata de cosas «carnales» —el agua y el pan— que poseen
384 La carne Los discursos 385
un significado sacramental, es decir, que son signos exteriores y de nada, pero no es posible prescindir de ellos. Recibidos mecáni-
visibles de la gracia espiritual. camente, son inútiles, pero es necesario comer el pan y limpiarse
Pero también se advierte en Juan una cierta incomodidad con con el agua del bautismo. Rectamente entendida, la «carne» de los
respecto a los sacramentos. En el cuarto evangelio no hay relato sacramentos es portadora de vida, aunque de por sí la carne no
alguno de la institución de la Eucaristía. En Jn 13, la fracción del sirva para nada.
pan y la participación de la copa se sustituyen por el lavatorio de
los pies de los discípulos por Jesús. ¿Por qué motivo se hizo así?
¿Qué podía justificar la omisión de la fracción del pan y de la par- LOS DISCURSOS
ticipación de la copa? El hecho es que Juan parece atribuir al la-
vatorio de los pies de los discípulos el mismo significado que a Esta valoración «sacramental» de la carne no aparece única-
la cena del Señor. ¿Es que había cristianos que sobrevaloraban la mente en el Prólogo y en los pasajes relacionados con los sacra-
cena del Señor? Entonces, como siempre ha ocurrido, resultaba mentos, sino que se desarrolla a lo largo de todo el cuarto evan-
fácil utilizar los símbolos y no tener en cuenta su significado, hacef gelio. Aquí nos fijaremos en uno de los aspectos de este hecho. En
de los sacramentos un sustitutivo de aquello que significan. ¿Tra- muchos de los discursos que recoge este evangelio es posible dis-
tará Juan de insistir en que el Espíritu inculcado por Jesús en la cernir un cierto orden a que se atienen los materiales. Primero
Ultima Cena, el que se manifiesta en el lavatorio de los pies, es hay un relato en que está implicado un elemento material, como
más importante que el rito de la fracción del pan? La «carne», la el agua o el pan. Este elemento material se convierte en punto de
misma cena del Señor, de nada valen; el Espíritu que lleva a la partida para exponer una verdad «espiritual» que aquél sugiere o
entrega de sí mismo lo es todo. Los discípulos tenían que recono- significa. La «carne» se convierte en vehículo de la verdad. Así lo
cer a su Señor tanto en el gesto de echarse a los pies de Pedro para ilustran los siguientes pasajes:
lavárselos como en el de partir el pan.
«Jesús le contestó:
Pero en este mismo pasaje del lavatorio de los pies se insinúa —Pues sí, te aseguro que, si uno no nace de nuevo, no podrá
el valor del sacramento del bautismo en cuanto tal. Ese es proba- gozar del reinado de Dios.
blemente el significado del pasaje siguiente: »Nicodemo le replicó:
«Al llegar a Simón Pedro, éste le dijo: —-¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Podrá entrar
—Señor, ¿tú lavarme los pies a mí? otra vez en el vientre de su madre y volver a nacer?
»Jesús le replicó: »Jesús le contestó:
—Lo que yo estoy haciendo no lo entiendes ahora; lo compren- —Pues sí, te lo aseguro: A menos que uno nazca del agua y el
derás más tarde. Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. De la carne nace
»Replicó Pedro: carne, del Espíritu nace espíritu. No te extrañes de que te haya
—¿Lavarme tú los pies? Jamás. dicho: 'Tenéis que nacer de nuevo'. El viento sopla donde quiere;
»Jesús le contestó: oyes el ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Eso pasa
—Si no te dejas lavar, no tienes nada que ver conmigo» (Jn con todo el que ha nacido del Espíritu» (Jn 3,3-8).
13,6-8). Aquí se pasa del hecho del nacimiento físico al renacimiento
Hay aquí probablemente una alusión críptica a la necesidad del espiritual, del viento como fenómeno físico al Espíritu. Las cosas
bautismo. Cuando Jesús se acerca a lavar los pies a Pedro, éste visibles nos sugieren las invisibles.
se niega a permitir tal cosa. ¡El Mesías lavando los pies a sus dis- «Una mujer de Samaría llegó a sacar agua, y Jesús le dijo:
cípulos! Aquello era algo inconcebible. Las toallas no se hicieron —Dame que beba.
para el Mesías. Pero Pedro tiene que dejarse lavar los pies, tiene »(Es que sus discípulos habían ido al pueblo a comprar pro-
que aprender una verdad: que el Mesías ha de hacer por Pedro visiones.)
algo que éste no puede hacer por sí mismo. Pedro tiene que some- »La samaritana le preguntó:
terse al bautismo. —¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy
En resumidas cuentas, el cuarto evangelio presenta la «carne» samaritana? (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
de los sacramentos desde un doble enfoque. De por sí, no sirven »Jesús le contestó:
25
t86 La carne Los discursos 3S7
—Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de como un desafío actual, al Dios infinito y las realidades espiritua-
beber, le pedirías tú a él y él te daría agua viva. les. A través de esos fenómenos, cuando adquieren una dimensión
»La mujer le preguntó: «sacramental», la voluntad, el entendimiento y los afectos del
—Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de dónde vas hombre entran en contacto con la verdad y el poder eternos. Juan
a sacar agua viva? ¿Vas a ser tú más que nuestro padre Jacob que ve una correspondencia efectiva entre lo material y lo espiritual.
nos dejó este pozo, donde bebían él, sus hijos y sus ganados? Hubiera podido expresarse, «en Cristo», con palabras de Francis
»Jesús le contestó: Thompson:
—El que bebe agua de ésta vuelve a tener sed; el que beba el
agua que yo voy a dar nunca más tendrá sed: porque ese agua se «Oh mundo invisible, ahora te vemos,
le convertirá dentro en un manantial que estará saltando para una oh mundo intangible, ahora te tocamos,
vida sin término. oh mundo inconcecible, ahora te conocemos,
»La mujer dijo: Inasequible, ya te asimos» 57.
—Señor, dame agua de ésa; así no tendré más sed ni tendré
que venir aquí a sacarla» (Jn 4,7-15). Para terminar esta sección, recordemos la pregunta con que la
La necesidad del agua material desemboca en una discusión iniciábamos: ¿qué quiere decir Juan al afirmar que la Palabra se
sobre otra clase de agua, la que salta hasta la vida eterna. hizo carne? Podríamos responder como sigue. Con ello quiere decir
«Mientras tanto sus discípulos le insistían: que un personaje histórico, Jesús de Nazaret, era verdadero hom-
—Maestro, come. bre, un personaje tangible, no un fantasma o un espíritu impalpa-
»E1 les dijo: ble. Frente a cualquier interpretación de Jesús como un ser espi-
—Yo tengo un alimento que vosotros no conocéis. ritual o etéreo, Juan afirma su condición «carnal». Jesús es carne
»Los discípulos comentaban: de nuestra carne, hueso de nuestro hueso. Su existencia humana
—¿Le habrá traído alguien de comer? se ha convertido en esfera en que se revela la presencia de Dios.
»Jesús les dijo: En Jesús, como hombre, lo invisible se hace visible y se deja com-
—Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y reali- prender lo incomprensible. Y todo esto está en la línea de lo que
zar su obra. Decís que faltan cuatro meses para la siega, ¿verdad? Juan profesa acerca de todas las realidades materiales. Los aspec-
Pues yo os digo esto: Levantad la vista y contemplad los campos; tos del mundo carnal y material son capaces, cada cual en su pro-
ya están dorados para la siega. El que siega cobra ya salario y re- pia medida, de sugerir o apuntar hacia unas realidades no materia-
coge una cosecha que durará para una vida sin término; así se ale- les. La vida material es un reflejo de la vida eterna, y entre ellas
gran los dos, el que siembra y el que siega» (Jn 4,31-36). hay una correspondencia efectiva.
En este pasaje tenemos un doble ejemplo del tema que trata- Hasta el momento ha sido la existencia material y física de
mos ahora: el alimento ordinario sugiere otro «alimento» que es Jesús lo que hemos entendido por «la carne». ¿Da Juan alguna
hacer la voluntad de Dios; la cosecha material lleva a pensar en una connotación más amplia a este término? En el siguiente capítulo
cosecha espiritual. Véase el pasaje de 6,25-28: la reflexión sobre el veremos cómo no sólo la realidad física de Jesús, sino toda su ac-
pan material que perece lleva a una discusión acerca del pan de tividad es la sede de la Palabra. Tanto lo que Jesús hizo como lo
vida que da la vida eterna a quien lo come. que él era constituían un «signo» o «signos» de la realidad espiri-
Los anteriores ejemplos no son sino una muestra entre los mu- tual. Toda su vida tuvo el carácter de un «signo». Que la Palabra
chos que podríamos aducir. El cuarto evangelio recibió muy pronto se hizo carne significa no sólo que se hizo presente en la realidad
el título de «evangelio espiritual». Si por ello se entiende que no física de Jesús, sino además en toda su existencia.
se preocupa del mundo físico o material, nada habría más erróneo.
Lo cierto es precisamente lo contrario. Juan cree en un proceso sa-
cramental, es decir, en un proceso consistente en llegar a la verdad
a través de una sincera aceptación de las condiciones reales de la
vida, convirtiéndolas en una «puerta abierta al cielo». Los fenó- 57
Francis Thompson, In No Strange Land, en An Anthology of Modern
menos físicos son para Juan caminos que nos llevan a imaginarnos, Verse (op. cit.) 218.
Jesús y el mundo 389

»Moisés le echó mano, y al agarrarla en el puño se convirtió


en un bastón.
CAPITULO 3 7 —Para que crean que se te ha aparecido el Señor, Dios de sus
padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob.
LOS SIGNOS: JESÚS Y EL MUNDO »E1 Señor siguió diciéndole:
—Mete la mano en el seno.
»E1 la metió, y al sacarla tenía la piel descolorida como nieve.
Recientemente apareció en la primera página del «The New »Le dijo:
York Times» una fotografía del papa Pablo VI despojándose de su —Métela otra vez en el seno.
tiara papal como un signo de la preocupación qué sienten el Ro- »La metió, y al sacarla estaba normal, como de carne.
mano Pontífice y la Iglesia Católica por los pobres. Este gesto —Si no te creen ni te hacen caso al primer signo, te creerán al
nos recuerda los signos que frecuentemente aparecen en el cuarto segundo. Y si no te creen ni hacen caso a ninguno de los dos,
evangelio. toma agua del Nilo, derrámala en tierra, y el agua que hayas sacado
Al final del capítulo anterior afirmábamos que, para Juan, del Nilo se convertirá en sangre.»
todo cuanto hizo Jesús se relacionaba, más allá de su persona, con En este pasaje, la conversión de un bastón en serpiente es un
una verdad acerca del mismo Jesús y de su significado. Los actos suceso extraño, pero se le llama no sólo «prodigio», sino además
de Jesús eran «signos» (semeia). Es esencial entender correcta- «signo» (bth), porque remite, más allá de su propio significado,
mente lo que quiere decir el término «signo». al poder del Dios de Moisés. Lo mismo puede decirse de los demás
acontecimientos consignados, que también son prodigios y a la
vez signos.
SIGNIFICADO DE LOS SIGNOS EN EL AT Pero hay también acontecimientos que, sin ser extraños de por
sí, pueden convertirse en signos. Los profetas realizaban a veces
En el Antiguo Testamento pueden distinguirse dos tipos de acciones que en sí mismas eran normales, pero cuya intención era
acontecimientos, si bien no siempre resulta fácil diferenciarlos aludir a alguna verdad. Los relatos de tales signos suelen ser muy
netamente. Hay sucesos meramente extraños o raros, a los que se extensos y no podemos citarlos completos. Pueden verse ejemplos
suele dar el nombre de «prodigios» (mbphethbth). La acción de un en Is 20,lss; Jr 27,lss; Ez 4,lss. En el segundo pasaje citado, el
hombre que se tirara desde lo más alto del Empire State Building profeta Jeremías aparece caminando por las calles de Jerusalén con
de Nueva York y a continuación echara a andar por la calle sin un yugo en torno al cuello para anunciar la inminencia de la do-
haber sufrido daño alguno sería un «prodigio». Tal acción sería ex- minación extranjera. El acto de portar un yugo al cuello era un
traña, pero carente de significado. Véase, sin embargo, el siguiente signo de sumisión y algo más. Ese algo más podría ilustrarse pot
pasaje de Ex 4,1-9: el gesto del papa Pablo VI. Al ofrecer su tiara a los pobres, el papa
«Moisés replicó: realizaba un signo que aludía a una preocupación de la Iglesia.
—¿Y si no me creen ni me hacen caso, y dicen que no se me Pero su acción no era un signo simplemente en este sentido. En
ha aparecido el Señor? cierta medida era además una acción eficaz, pues ayudaba a llevar
»E1 Señor le preguntó: algún auxilio a los pobres. No sólo se trataba de destinar a los
•—¿Qué tienes en la mano? pobres el precio pagado por la tiara, sino que muchas otras per-
»Contestó: sonas se sentirían movidas a una mayor generosidad por aquella
—Un bastón. acción. El signo realizado por el papa ayudaba a realizar lo que
»Dios le dijo: significaba. No hemos de llevar demasiado lejos esta analogía, perc
—Tíralo al suelo. tampoco hemos de negarle valor, ya que en el Antiguo Testamento
»E1 lo tiró al suelo y se convirtió en serpiente, y Moisés echó se supone que un signo es algo más que un símbolo, pues contri-
a correr asustado. buye a hacer realidad lo que significa.
»El Señor dijo a Moisés:
—Échale mano y agárrala por la cola.
Jesús y el mundo 391
LOS SIGNOS EN EL CUARTO EVANGELIO
3. Episodio (5,1-16): curación del paralítico junto a la pisci-
na de Betesda.
No resulta difícil pasar de los signos del Antiguo Testamento Discurso (5,17-47): sobre la autoridad de Jesús.
a los del Nuevo, y en especial a los del cuarto evangelio. En éste, 4. Episodio (6,1-31): la multiplicación de los panes.
las acciones de Jesús son tratadas como signos y entendidas en el Discurso-diálogo (6,32-65): sobre el pan de vida.
sentido de los signos que realizaban los profetas del Antiguo Tes- 5. Episodio (7,1-16): Jesús en la Fiesta de los Tabernáculos.
tamento. Juan dedica la primera mitad de su evangelio, es decir, los Discurso (7,16-52; 8,12-59): sobre la mesianidad: Cristo,
capítulos 2 al 12, a presentar los signos de Jesús. Muchos investi- luz del mundo.
gadores están convencidos de que utilizó una fuente especial, un 6. Episodio (9,1-7): curación del ciego junto al estanque de
Libro de los Signos, para redactar estos capítulos. Siloé.
Tradicionalmente se han señalado siete signos: Diálogo (9,8-41): sobre el juicio.
7. Episodio y diálogo entremezclados (11,1-53): la resurrec-
1. El milagro de Cana de Galilea (2,1-12). ción de Lázaro y discusión sobre la resurrección de los
2. La curación del hijo de un funcionario (4,47-54). muertos.
3. La curación de un paralítico junto a la piscina de Betesda 8. Episodio (12,20-23): unos griegos preguntan por Jesús.
(5,1-16). Discurso (12,23-36): la pasión.
4. La multiplicación de los panes (6,1-14).
5. Caminar sobre las aguas (6,15-21). Tal como hoy aparece este evangelio, los episodios y los dis-
6. La curación del ciego de nacimiento en Siloé (9,1-17). cursos o diálogos se han combinado para formar siete grandes apar-
7. La resurrección de Lázaro (11,1-44). tados, de forma que todo el conjunto de los capítulos 2-12 puede
considerarse como un Libro de Signos en que Juan presenta lo
Tal como aparecen en Juan, estos signos se han combinado con que Jesús significa en términos de sus actos. Algunos piensan que
otros relatos que quizá procedan de la misma fuente. A veces toma hay un progreso de las ideas en el paso de un signo a otro; otros
el evangelista ciertos signos o episodios conforme a su convenien- opinan que toda la verdad del evangelio se propone en cada uno
cia como punto de partida para diálogos o discursos en los que de los signos. No podemos entrar aquí en esa discusión. En lo que
propone la verdad del evangelio. Pero no se atiene a un esquema hemos de insistir es en que cada una de las partes del cuarto evan-
fijo. La extensa alegoría del buen pastor del capítulo 10 aparece gelio enlaza con las demás; el evangelio ha de entenderse como
aislada, sin conexión con ningún episodio o signo. El discurso del un todo. En estas páginas no haremos ningún intento de destacar
capítulo 3, sobre la necesidad de nacer de nuevo, es mucho más un desarrollo lógico entre cada sección y las restantes; más bien
extenso que el relato, que resulta muy breve. Por otra parte, el creemos que cada una de las secciones ganará en profundidad si la
signo de Cana de Galilea (2,1-12) aparece aislado, sin el corres- tomamos sobre el trasfondo de la totalidad del evangelio. A con-
pondiente discurso, y finaliza simplemente con un comentario re- tinuación recogemos las divisiones de los capítulos 2-12 propuestas
daccional. Después de la purificación del templo (2,13-16) hay tan por el profesor C. H. Dodd en su gran obra Interpretación del
sólo un breve diálogo. Pero la ordenación más sorprendente es cuarto evangelio M.
aquella en que Juan toma el signo o episodio como ocasión para un
extenso diálogo o discurso. Aparecen los siguientes ejemplos:
SIGNOS DE QUE JESÚS INSTAURA UN MUNDO NUEVO
1. Episodio (3,23-26): Juan Bautista es interrogado acerca (2,1-4,42)
de Jesús en Enón, cerca de Salín.
Discurso (3,27-36): Jesús ha de crecer y Juan, disminuir. 1. La boda en Cana: el agua convertida en vino
2. Episodio (4,1-8), la samaritana y Jesús junto al pozo.
Diálogo (4,9-38): sobre el agua viva (vv 9-15). Esta sección comienza con el relato de una boda celebrada en
sobre el culto (vv 20-26). Cana de Galilea. Llega a faltar el vino, pero Jesús convierte el
sobre la misión (vv 35-38). 58
Publicado en Nueva York y Londres (1953).
392 Los signos
Jesús y el mundo 393
agua en vino con su palabra. La intención de Juan no es narrar
un portento, sino presentar un signo de que, con la venida de por quienes nacen de nuevo o de lo alto. Pero Nicodemo no acier-
Jesús, la religión de la Ley, simbolizada en el agua (cf. en especial ta a interpretar adecuadamente las palabras de Jesús, y pregunta:
2,6: «Había allí seis tinajas de piedra de unos cien litros cada una «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Podrá entrar otra
para las abluciones de los judíos»), se convierte en la religión del vez en el vientre de su madre y volver a nacer?»
evangelio, simbolizada por el vino (sobre el uso del vino como Entonces se propone la siguiente explicación:
símbolo de la novedad instaurada por el evangelio, cf. también «Jesús le contestó:
Mt 9,17; Me 2,22; Le 5,37), un vino mucho mejor que el bebido —Pues sí, te lo aseguro: A menos que uno nazca del agua y el
hasta entonces. Más adelante, en el capítulo 15, afirma Jesús: «Yo Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. De la carne nace
soy la vid verdadera», la que da el vino verdadero. carne, del Espíritu nace espíritu. No te extrañes de que te haya
dicho: 'Tenéis que nacer de nuevo'. El viento sopla donde quiere;
oyes el ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Eso
2. La purificación del templo: surgirá un templo nuevo
pasa con todo el que ha nacido del Espíritu» (Jn 3,5-8).
El tema de la novedad se desarrolla aún más en el relato de la La fuerza de la explicación consiste en que entrar en el Reino
purificación del templo (2,13-22). En 2,18s se expone el signi- de Dios, que es el mundo nuevo, sólo es posible en virtud de la
ficado de aquella purificación: fuerza arrolladora que procede del mismo Dios, el Espíritu, que no
«En vista de aquello intervinieron los judíos, preguntándole: puede ser dominado en absoluto por el hombre. Los esfuerzos hu-
—¿Qué señal nos das para obrar así? manos de nada servirían para entrar en el Reino. Para ello se hace
»Jesús contestó: necesaria una intervención radical de Dios, simbolizada por el agua
—Destruid este templo y en tres días lo levantaré.» del bautismo (esto es probablemente lo que significa la expresión
Los judíos, naturalmente, entienden estas palabras como referidas «del agua y el Espíritu»). No resulta fácil a los hombres mundanos
al templo material de Jerusalén. Pero Juan, como tantas otras ve- reconocer la presencia del Reino de Dios en el ministerio de
ces, juega con las palabras para proclamar su mensaje. En 2,21 Jesús; ello es posible únicamente por una intervención del mis-
se explica que «el templo» a que se refiere Jesús es «su cuerpo». mo Dios.
La edificación del nuevo templo, por consiguiente, alude a la re- Todo esto sirve para desconcertar aún más a Nicodemo. Jesús
surrección de Jesús. procede entonces a explicar que esta verdad le es accesible única-
Pero el término «cuerpo» (sobre todo en Efeso) servía habitual- mente a él, el Hijo del hombre, que ha descendido de lo alto en
mente para designar a «la Iglesia». Cuando Jesús hablaba de le- virtud del amor de Dios al mundo, y que por ello está en condicio-
vantar un templo, su cuerpo, sugería a la vez la aparición de la nes de revelar las cosas de lo alto, es decir, la naturaleza de la rea-
Iglesia a través de su resurrección. Al igual que el relato de la lidad de Dios o de su Reino. Jesús, que es luz, penetra en un
boda de Cana, la purificación del templo es signo del mundo nue- mundo tenebroso para ofrecer la vida eterna a los que creen en él.
vo que se instaura con la venida de Jesús; el judaismo cede el Jesús es, pues, el Salvador.
lugar al evangelio, el viejo Israel al nuevo Israel, el viejo sistema Pero también es juez. El objeto de la venida de Jesús al mun-
de las purificaciones a un orden nuevo. do era revelar la verdad y atraerse a los hombres. Pero, al venir
como luz, también juzga al mundo. La luz, por su misma natura-
leza, pone de manifiesto las tinieblas, y por ello mismo, la venida
3. Jesús y Nicodemo: nacer de nuevo
de Jesús revela la profundidad de las tinieblas humanas de un
Otras dos secciones se dedican al desarrollo de este tema de modo nuevo. Más de un artista de televisión ha aprendido a su
la novedad, ahora en términos de un nuevo nacimiento y un culto costa que la luz que le circunda cuando se enfrenta a las cámaras
nuevo. En el capítulo 3, Nicodemo, un jefe judío, reconoce que es inmisericorde en su misma sinceridad: quedan a la vista todos
Jesús viene de Dios, pero al mismo tiempo se siente confuso ante los rasgos de su fisonomía, los luminosos y los oscuros. Las cáma-
él. (Esta puede ser la razón de que vaya a verle de noche; su adhe- ras no tienen malicia. Del mismo modo puede decirse que la luz
sión a Jesús está plagada de dudas.) Jesús le explica que la nove- de Jesús es inmisericorde, aunque su intención definitiva sea la
dad, llamada aquí Reino o reinado de Dios, sólo puede ser valorada misericordia. A la luz de Jesús, los hombres ven su propia malicia
con una nueva claridad. Para algunos, la intensidad de aquella luz
394 Los signos

resultaba excesiva; se apartaron de ella para refugiarse en las ti- 4. Jesús y la samaritana: un culto nuevo
nieblas, más cómodas y suaves, a que estaban acostumbrados. La
luz hería sus ojos. Como el prisionero de Chillón, de Byron, que Al capítulo 3 sigue una sección en que se insiste con más
permaneció tanto tiempo en las mazmorras que casi llegó a perder fuerza en la novedad del mundo que instaura Jesús. Véase el si-
el gusto de la libertad, los hombres prefirieron las tinieblas a la guiente diálogo entre Jesús y la samaritana:
luz; de buena gana habrían renunciado «La mujer contestó:
—Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres daban
«... a este nuevo día culto a Dios en este monte; en cambio, vosotros decís que el lugar
que tan doloroso resulta a sus ojos» 59. donde hay que dar culto está en Jerusalén.
»Jesús le dijo:
Al apartarse así de la luz de Jesús, los hombres atrajeron sobre —Créeme, mujer: Se acerca la hora en que no daréis culto al
sí un juicio y hasta una condena. La prueba suprema de la existen- Padre ni en este monte ni en Jerusalén. Vosotros dais culto a lo
cia fue el encuentro con Jesús. Apartarse de él significaba ser juz que no conocéis, nosotros damos culto a uno que conocemos, por-
gado y condenado, no por Jesús, sino por sí mismos. En los si- que la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, o
guientes versículos se expresa el núcleo cíe la cuestión: mejor dicho ha llegado, en que los que dan culto auténtico darán
«Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que culto al Padre con espíritu y verdad; pues de hecho el Padre busca
tengan vida eterna y no perezca ninguno de los que creen en él. hombres que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan
Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, culto tienen que hacerlo con espíritu y verdad.
sino para que el mundo por él se salve. Al que cree en él no se le
»La mujer le dijo:
juzga; el que no cree ya está juzgado, por no haber dado su adhe-
sión al Hijo único de Dios. —Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga él nos
»E1 juicio consiste en esto: en que la luz vino al mundo y los lo explicará todo.
hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus acciones eran »Jesús le contestó:
malas. Todo el que practica lo malo detesta la luz, y no se acerca —Yo soy, el que hablo contigo» (Jn 4,19-26).
a la luz para que no se descubran sus acciones. En cambio, el que Jesús mismo ha reemplazado al Garizim y a Jerusalén, los su-
obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se vean sus premos lugares santos de samaritanos y judíos, respectivamente,
acciones, porque están hechas como Dios quiere» (Jn 3,16-21). como lugar de culto; Jesús es ahora el «lugar» en que Dios y el
Los últimos versículos de la cita anterior poseen especial im- hombre se encuentran en espíritu y verdad. Este nuevo orden de
portancia. No todo cuanto hay en la naturaleza o la existencia hu- culto en y por Jesús es ya una realidad presente. «Pero se acerca
mana es malo de por sí, ni lo es tampoco la vida encarnada. El la hora, o mejor dicho ha llegado.» La expresión «ha llegado» tie-
enemigo del hombre no es un estado o condición en que pueda ne aquí valor enfático.
encontrarse, ni «su estrella», como diría Shakespeare, sino su vo- En la primera sección (2,1-4,42) tenemos, por consiguiente,
luntad pervertida, que rechaza el bien que se le muestra. Lo que tres modos distintos en que Jesús ha introducido un orden o
acarrea al hombre condenación y muerte es otra cosa: mundo nuevo. Ha sustituido el centro cultural del judaismo, el
viejo templo; ha hecho realidad presente lo que el judaismo espe-
«En esto, y sólo en esto está la muerte: raba para el final de los tiempos, pues el juicio final tiene lugar
en que la pérdida sobreviene al hombre aquí y ahora al presentarse Jesús ante los hombres. Finalmente,
justamente por lo que había ganado: Jesús trasciende la práctica de la religiosidad samaritana y judía.
por el conocimiento, la ignorancia, En Jesús,
y el desamor que responde
a un amor confesado»60. «El orden viejo cambió, dando paso al nuevo
59 y Dios se realiza en muy diversos modos.»
60
Lord Byron, op. cit.: The Prisoner of Chillón, vers. 15-16.
Robert Browning, Poems of Robert Browning (Boston 1896) 406ss:
A Dealh in the Desert, vers. 482ss. El judaismo cultual y apocalíptico, las formas samaritana y ju-
día del culto son trascendidas en Cristo. Toda esta sección se
i% Los signos Jesús y el mundo 397

cierra con la aceptación de Cristo como Salvador del mundo por No podemos ocuparnos aquí de la complejidad que presentan
una multitud de samaritanos. los materiales contenidos en el discurso de 5,17-47. En esencia se
refieren a que el Padre, por amor a su Hijo, ha conferido a Jesús
el poder de dar la vida que él mismo posee. En Jesús se hace
presente el poder de Dios.
SIGNOS DE QUE JESÚS DA LA VIDA
(4,64-5,1-47)
UN SIGNO DE QUE JESÚS ES EL PAN DE VIDA
1. La curación del hijo de un funcionario
(6,1-58)
y del paralítico junto al estanque de Betesda
Esta sección contiene dos signos, pero un solo discurso. Del Jesús da de comer a cinco mil personas
relato recogido en 4,46-54 se dice en 4,54 que es un segundo signo.
El hijo de un funcionario se hallaba al borde de la muerte, pero es En el capítulo sexto se narra cómo Jesús dio de comer a cinco
restituido a la vida por la palabra de Jesús. La palabra de Jesús mil personas que le seguían. Jesús proporciona pan a la multitud
es poderosa para dar la vida: hambrienta. Luego se expone en tres apartados lo que significa este
«Jesús le contestó: signo:
—Márchate, que tu hijo está bueno. 1) 6,26-34. El alimento de la vida eterna se entiende en
»E1 hombre creyó en la palabra de Jesús y se marchó» (Jn 4,50). términos del maná dado al pueblo de Israel en el desierto. Se afir-
Este mismo tema se desarrolla a continuación en el segundo ma que no es a través de Moisés, sino de Jesús, como Dios da la
relato, que se refiere a un hombre que llevaba cuarenta y dos años vida eterna, el pan verdadero:
enfermo al borde del estanque de Betesda (5,lss), aguardando la «Entonces Jesús les repuso:
ocasión de meterse en las aguas del estanque en el momento opor- —Pues sí, os lo aseguro: No fue Moisés quien os dejó el pan
tuno para curarse, pero en vano. Por la palabra de Jesús, sin em- del cielo; no, es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo,
bargo, recibió la salud. Aquel hombre no tuvo la oportunidad de porque el pan de Dios es el que baja del cielo y va dando vida al
sanar hasta que apareció Jesús. Las dos curaciones recogidas en mundo» (Jn 6,32-33).
esta sección, por consiguiente, ilustran el poder de la palabra de 2) 6,34-51. Cristo es y da el pan de vida:
Jesús para dar la vida nueva. «Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná
en el desierto, pero murieron; aquí está el pan que baja del cielo,
para comerlo y no morir» (Jn 6,48-51).
2. Discurso 3) 6,52-59. Jesús da el pan de vida en la Eucaristía y a tra-
vés de su presencia en la vida de los cristianos:
Los materiales del discurso que sigue a ambos signos no pare- «Entonces Jesús les dijo:
cen guardar, a primera vista, una estrecha relación con ellos, pero —Pues sí, os aseguro que si no coméis la carne y no bebéis la
en algunos puntos se hace mención explícita del tema ilustrado por sangre del Hijo del hombre, no tendréis vida en vosotros. Quien
los signos. Así, en 5,21 y también en 5,26 se afirma que el poder come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré
de dar la vida que posee el Hijo es el mismo que el del Padre: el último día, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre ver-
«Por ejemplo, igual que el Padre resucita a los muertos y les dadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre sigue con-
da vida, también el Hijo da vida a quien quiere... Porque el Padre migo y yo con él» (Jn 6,53-56).
dispone de la vida y ha concedido al Hijo disponer también de la
vida» (Jn 5,21.26).
También en 5,39-40 aparece Jesús como fuente de la vida:
«Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eter-
na; son ellas las que dan testimonio en mi favor y no queréis acu-
dir a mí para encontrar esa vida.»
Jesús y el mundo 399

UN SIGNO DE QUE JESÚS ES LA LUZ DEL MUNDO. «Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en tinie-
EL CONFLICTO CON LOS JUDÍOS blas, tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12).
(7,1-8,59) Agua y luz —términos que también se aplican a la Ley, la reve-
lación definitiva del judaismo— se encuentran en Jesús, que es el
agua viva de la revelación, la luz de la revelación para todo el
Jesús en la fiesta de los Tabernáculos mundo. Aún más, en Jn 8,21-30 se aplica a Jesús el nombre mis-
mo de Dios. «Yo soy», la expresión usada en el judaismo para
El mejor comentario a esta sección serían las palabras:
aludir al nombre inefable de Dios, que también se asociaba a la
«No vine a traer la paz, sino la espada.» fiesta de los Tabernáculos:
«Por eso os dije que moriréis con vuestros pecados: si no
No hallamos aquí ninguna acción de Jesús que pueda definirse creéis que yo soy el que soy, moriréis con vuestros pecados.»
como un signo; en vez de ello, la aparición de Jesús en el templo
de Jerusalén con motivo de la fiesta de los Tabernáculos da oca- Críticas contra Jesús
sión a seis diálogos en que se ponen de manifiesto a la vez la con-
fianza y el odio que Jesús inspira. Su misma presencia provoca la Esta sección, por consiguiente, reúne un conjunto de afirma-
controversia, que por sí misma viene a ser un signo de que se ha ciones que acerca de sí mismo hace el Jesús joánico. Pero estas
iniciado un tiempo de conflicto. La aparición misma de Jesús ins- afirmaciones destacan sobre el fondo de las críticas que algunos lan-
pira una adhesión y una repulsa asesina. ¿Por qué así? zan contra él y que en parte las provocan. Juan ha recogido aquí
La única acción de Jesús que sirve de base a esta sección, como las objeciones judías contra las pretensiones mesiánicas de Jesús.
ya hemos visto, es el hecho de que sube a Jerusalén para celebrar Son las siguientes:
la fiesta de los Tabernáculos. Pero en el judaismo se asociaba esta 1. Jesús era un hombre ignorante (7,14-24):
fiesta al día del juicio, el día del Señor, en que Dios vendría a ins- «Los judíos preguntaban extrañados:
taurar su reinado universal. —¿Cómo es éste tan instruido, si no ha estudiado?» (Jn
«Todos cuantos queden de las gentes que vinieron contra Jeru- 7,16-17).
salén subirán cada año a adorar al Rey, el Señor de las huestes, y La respuesta es que la enseñanza de Jesús viene de Dios:
a celebrar la fiesta de los Tabernáculos» (Zac 14,16). «Jesús entonces les contestó:
—Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado; el que
esté dispuesto a hacer lo que Dios quiere podrá apreciar si mi doc-
El ritual de la fiesta: agua y luz: el nombre inefable trina viene de Dios o si hablo en mi nombre» (Jn 7,16-17).
Esta respuesta plantea la cuestión de la relación entre la doc-
A esta fiesta iban asociados ciertos ritos. Primero, el agua pro-
trina de Jesús y la de Moisés. Se afirma que el comportamiento de
cedente del estanque de Siloé era derramada sobre el altar del
Jesús con respecto al sábado no difiere fundamentalmente del que
templo de Jerusalén, para pedir la bendición de la lluvia del año observan sus oponentes, pero no se desarrolla el tema (7,19-24).
siguiente, pues la lluvia era prenda de vida. En segundo lugar, en 2. La tradición judía afirmaba que cuando llegara el Mesías,
el templo se encendían unos candelabros gigantescos, de forma que nadie conocería su lugar de origen. Pero todos sabían la proceden-
se iluminaban todos los rincones de Jerusalén. Es probable que cia de Jesús de Nazaret, por lo que no podía ser el Mesías. La res-
estos dos aspectos de la fiesta se reflejen en las palabras pronun- puesta es que los judíos creen saber de dónde procede Jesús, pero
ciadas por Jesús: su verdadero origen está en Dios.
«El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, de pie «Gritó entonces Jesús mientras enseñaba en el templo:
como estaba, gritó: —¿Conque sabéis quién soy yo y sabéis de dónde vengo?
—Quien tenga sed, que se acerque a mí; quien crea en mí, que Y, sin embargo, yo no estoy aquí por decisión propia; no, hay real-
beba. Como dice la Escritura: T>e su entraña manarán ríos de agua mente uno que me ha enviado y a ése no lo conocéis vosotros. Yo
viva'» (Jn 7,37-38). sí lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado» (Jn
Luego pronunció Jesús estas palabras: 7,28-29).
400 Los signos Jesús y el mundo 401
3. El testimonio que daba un individuo en favor de sí mismo tra de él. Aún antes de que llegara a la fiesta, ya estaban divididos
no era válido. Alabarse a sí mismo no se consideraba una buena los pareceres a propósito de él:
recomendación. En 8,12-19 se objeta a Jesús que da testimonio «La gente hablaba mucho de él, cuchicheando. Unos decían:
de sí mismo. Pero Jesús afirma que su testigo es Dios: —Es buena persona.
«Yo no llevo a nadie a juicio, pero si lo hiciera, mi juicio sería »Otros, en cambio:
legítimo, porque no estoy solo; estamos yo y el Padre que me —No, extravía a la gente.
envió, y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos es »Pero ninguno hablaba de él en público por miedo a los ju-
válido. Yo soy testigo en causa propia, pero el Padre que me envió díos» (Jn 7,12-13).
es también testigo en mi causa» (Jn 8,16-18). Esta división de opiniones se mantiene a lo largo de los diálo-
La anterior acusación y su refutación se desarrollan entre Jesús gos. Los que aceptan y los que rechazan a Jesús se sitúan en cam-
y el pueblo, pero detrás están los sumos sacerdotes y los fariseos pos opuestos. Jesús es una espada de dos filos que penetra los co-
que envían a los guardias al templo para que detengan a Jesús. La razones de los hombres y los divide. Es imposible la neutralidad"
oposición a Jesús se intensifica porque el pueblo está cada vez más en su presencia.
dividido ante él. Consciente de esta situación, Jesús habla de su Tercera, la oposición del mundo. En esta sección, la muerte de
muerte, cuando «levantéis en alto [ = crucifiquéis] al Hijo del Jesús, a la que en los capítulos anteriores sólo se han hecho alu-
hombre» (Jn 8,28), y de los manejos de los judíos para darle muer- siones veladas, se hace ya inevitable. Jesús será «alzado en alto»
te. De este modo se llega a la sorprendente afirmación de Jesús en la cruz. El enfrentamiento de Jesús con el mundo sólo puede
en 8,58: tener un final. A partir de esta sección, la muerte de Jesús se va
«Pues sí, os lo aseguro, desde antes que naciera Abrahán, soy aproximando cada vez más al primer plano.
yo el que soy.»
Las palabras finales de la sección son como sigue:
«Cogieron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y UN SIGNO DE QUE JESÚS TRAE CONSIGO EL JUICIO
salió del templo» (Jn 8,59).
(9,1-10,21; 10,22-39)

Jesús y el mundo No se advierte a primera vista la conexión entre las distintas


partes de esta sección, pero indudablemente existe. El hilo de las
Toda la sección de 7,1-8,59, por consiguiente, vendría a ser ideas se desarrolla probablemente como sigue.
un comentario al versículo del Prólogo (1,11):
«Vino a su casa, El ciego de nacimiento
pero los suyos no la recibieron.»
En 9,1-41 se narra cómo un ciego de nacimiento recupera la
Se han manifestado a Israel y al mundo (7,4.36; 8,12) la luz y la vista por intervención de Jesús. Esta curación de un ciego es signo
vida (8,12) y hasta la presencia misma de Dios (Yo soy el que de que Jesús es la luz del mundo ((Jn 9,5). Pero Juan atiende pri-
soy), pero han sido rechazadas. La presencia de Jesús es por sí mariamente en este pasaje no al hecho de que Jesús es la luz del
misma un signo de la presencia de Dios, a la que acompañan tres mundo, sino a que es juez de todos los que se encuentran con
cosas. su luz.
Primera, el juicio de este mundo. Jesús expone la malicia del
mundo y su manera de actuar (7,7). Pero no lo hace porque pre- Los fariseos y Jesús
tenda juzgar a los hombres (7,16), sino porque los mismos hom-
bres, al rechazar a Jesús, ya están juzgados. Jesús no juzga, pero Había curado Jesús al ciego en sábado. ¿Es posible, se pregun-
encarna un juicio. taban los fariseos, que un hombre enviado por Dios profane de
Segunda, la caducidad de este mundo. En presencia de Jesús, este modo el sábado? La situación del ciego no era un caso ur-
los hombres se ven obligados a pronunciarse a su favor o en con- gente; estaba ciego desde su nacimiento y pasar así un día más no
26
402 Los signos
Jesús y el mundo 403
hubiera significado para él gran cosa. Un verdadero hombre de
Dios debería haber esperado para curarle en un día de entresema-
na. De este modo se las arreglaban los fariseos para llamar mal al pueblo judío. Se convencieron de que el cristianismo constituía
bien y bien al mal y se negaban a alegrarse ante la actividad sana- una amenaza contra el judaismo y, en consecuencia, hacia los años
dora de Jesús. Lo consideraban un hombre del común cuyos oríge- 80-85 d.C, insertaron en la principal plegaria de la sinagoga una
nes eran perfectamente desconocidos. Ante la realidad de su mise- petición llamada Birkath ha-Minim («Bendición —un eufemismo
ricordia, tratan de tergiversar las cosas, y por encima de todas las en vez de maldición— sobre los herejes») cuya intención era ex-
cluir a los cristianos de la sinagoga. Los fariseos expulsaban así de
protestas, lo condenan junto con el hombre al que ha curado, que
Israel a cuantos habían aceptado a Jesús. Los dirigentes judíos
es expulsado de la sinagoga. Jesús y el hombre curado de la ce-
rechazaban al Mesías y a sus seguidores, que habían estado ciegos,
guera son juzgados y hallados culpables. pero recibieron en un momento determinado la visión por obra
Pero no es ésta la última palabra. Al final se invierte la de Jesús.
partida:
«Se enteró Jesús de que lo habían expulsado, fue a buscarlo y Sobre este trasfondo ha de entenderse la sección siguiente (el
le preguntó: capítulo 10), con la alegoría del pastor modelo. Esta imagen está
—¿Tú crees en el Hijo del hombre? tomada de Ez 34, en que se representa a Israel como rebaño de
»Contestó: Dios y a sus dirigentes como falsos pastores que esquilman al
—Dime quién es, señor, para creer en él. rebaño. Por este motivo son expulsados los pastores y Dios mismo
»Jesús le dijo: se encarga de cuidar de su rebaño y salvarlo. Dios enviará a su
—Ya lo estás viendo, es el mismo que habla contigo. rebaño otro pastor, el Mesías. Juan aplica esta misma imagen en
»E1 dijo: el capítulo 10 al Israel de sus tiempos. Los dirigentes fariseos se
—Creo, Señor. han comportado como ladrones y salteadores; expulsaron del reba-
»Y se postró ante él. ño de Israel a un hombre iluminado por Cristo; los cristianos son
»Jesús añadió: excluidos de Israel. Pero Jesús es el buen pastor, el pastor modelo
—Yo he venido a este mundo para abrir un proceso; así, los enviado a Israel por Dios. Este pastor modelo entrega su vida por
que no ven, verán, y los que ven, quedarán ciegos. su rebaño; Jesús eligió morir por él, y su muerte es el medio para
»A1 oír esto, los fariseos que estaban con él le preguntaron: comunicar la vida a sus ovejas, que ya no son únicamente las del
—¿Somos también nosotros ciegos? aprisco de Israel, sino que han sido traídas de todo el mundo. En
»Jesús les contestó: Jn 10,16 leemos:
—Si fuerais ciegos no tendríais pecado; pero, como decís que «Tengo otras ovejas que no son de este recinto; también a ésas
veis, vuestro pecado sigue ahí» (Jn 9,35-41). tengo que conducirlas; escucharán mi voz y se hará un solo reba-
De hecho, no han sido Jesús y el hombre sanado los que han ño con un solo pastor.»
comparecido a juicio y han sido hallados culpables, sino sus jue- Afirmar tal cosa de Jesús —que él es el Mesías, el pastor de
ces, los fariseos. El ciego ha conseguido la vista y los que creen ver Israel— tenía que provocar inevitablemente un conflicto. Este
resultan ser los ciegos. El verdadero juicio no ha estado a cargo conflicto se expresa en 10,22-39, donde se afirma que Jesús es el
de los fariseos, sino que ellos han sido los juzgados. Los dirigen- Mesías, pero en un sentido mucho más profundo del que había
tes judíos han sido hallados culpables. anticipado el judaismo. Jesús es el Hijo de Dios (10,36), una mis-
ma cosa con el Padre (10,30). Nada más grande podía decirse de él.
El buen modelo
Nótese todo el alcance de este juicio contra los fariseos. Juan UN SIGNO DE QUE JESÚS ES LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA
escribía en un momento en que la Iglesia cristiana se iba apartando
cada vez más de la sinagoga. Después de la caída de Jerusalén en (11,1-53)
el año 70 d.C, los dirigentes fariseos del judaismo se habían reuni-
do en una localidad llamada Yamnia para reorganizar la vida del Hasta este momento, todos los signos presentados a lo largo
de los capítulos 7 y 8, excepto uno, en que el signo aparece inscrito
en medio de la narración, se destacan claramente como relatos ín.
Los signos Jesús y el mundo 405
404

dependientes a los que siguen los respectivos discursos en que son esperaba para el último día. Pero, como tantas veces ocurre en
interpretados. Pero en esta sección van los signos entretejidos in- Juan, un fenómeno físico sugiere una realidad espiritual. Jesús
separablemente con el diálogo. El diálogo viene a ser un comen- afirma que aquello que se esperaba para el futuro —la resurrec-
tario al relato, mientras que el relato interpreta el diálogo. ción en el último día— ya está presente en su persona, pues posee
el poder de dar la vida que el judaismo relacionaba con el final de
todas las cosas:
1. Lázaro resucitado de entre los muertos «Yo soy la resurrección y la vida» (11,25).
El relato, que es a la vez el signo, narra cómo Lázaro, un ami- Las fuerzas futuras de las expectativas judías ya actúan en Je-
go de Jesús, se halla enfermo en su casa de Betania, en Judea. sús. Al mismo tiempo, en 11,25-26 leemos también:
Pero Jesús, pensando que la enfermedad de su amigo tiene por «Jesús les dijo:
finalidad revelar su propia gloria como Hijo de Dios, no acude in- —Yo soy la resurrección y la vida: el que tiene fe en mí, aun-
mediatamente en su ayuda. Hasta pasados dos días, lo que da que muera, vivirá; y todo el que está vivo y tiene fe en mí, no
tiempo a que muera Lázaro y quede más allá de toda posibilidad morirá nunca.»
de ayuda humana, no retorna Jesús a Judea. Pero nótese que lo Tener fe en Jesús, aquí y ahora, significa superar la muerte y
hace con peligro de su vida, pues los judíos están decididos a ma- entrar en la verdadera vida que ya está presente en él. La vida pue-
tarle. Cuatro días después de la sepultura, es decir, cuando ya es de entenderse como una realidad presente o como un don futuro
absolutamente seguro que Lázaro está muerto y no simplemente otorgado en la resurrección que tendrá lugar al final de los tiem-
dormido, Jesús lo resucita. pos o en el día del Señor, pero en todo caso la posee Jesús. Es
como si Juan quisiera decir: podéis pensar que la más alta expre-
sión de la vida se da aquí y ahora o que la verdadera vida apare-
2. Significado del hecho cerá en un «mundo futuro» ideal. En cualquier caso, la medida de
Tal es el relato que podemos reconstruir. La absoluta falta de todo vivir es Jesucristo, porque él es la verdadera vida, presente o
humanidad que implicaría el comportamiento de Jesús al negarse futura. La verdadera vida «ahora» o «entonces» es la vida de Je-
a acudir inmediatamente en ayuda de Lázaro indica por sí sola que sucristo, que da la vida y vence a la muerte.
la intención del evangelista no es simplemente contar un relato.
Conforme avanza éste, cada paso se convierte en una ocasión para 3. La sombra de la cruz
exponer una idea. Es un relato hecho para pensar.
Al llegar Jesús, Marta, hermana de Lázaro, habla con él: Juan afirmaba lo último porque Jesús, subiendo a Judea, se
«Marta le dijo a Jesús: enfrentaba a la muerte a manos de los judíos. Sin embargo, como
—Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi herma- sabían sus lectores, Jesús estaba vivo en medio de ellos, pues había
no. Pero, así y todo, sé que Dios te dará lo que le pidas. vencido a la muerte, y la había vencido muriendo precisamente.
»Jesús le dijo: Esta verdad de que Jesús no podía resucitar a Lázaro sino haciendo
—Tu hermano resucitará. frente a los peligros que le amenazaban en Judea, muriendo a sí
»Marta respondió: mismo, explica que antes del relato de Lázaro, en 11,5-8, y a con-
—Ya sé que resucitará en la resurrección del último día. tinuación del mismo, en 11,45-57, haga Juan referencia a las ame-
»Jesús le dijo: nazas contra la vida de Jesús. El poder de dar la vida que posee
—Yo soy la resurrección y la vida: el que tiene fe en mí, aun- Jesús está relacionado con su sacrificio hasta la muerte.
que muera, vivirá; y todo el que está vivo y tiene fe en mí, no
morirá nunca. ¿Crees esto?
»Ella le contestó:
—Sí, Señor; yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios que
tenía que venir al mundo» (Jn 11,21-27).
Jesús asegura a Marta que su hermano resucitará. Ella cree
que Jesús se refiere a la resurrección material del cuerpo, que se
Jesús y el mundo 407
SIGNOS DE QUE JESÚS DA LA VIDA A TRAVÉS DE LA MUERTE
»Felipe fue a decírselo a Andrés, y Andrés fue con Felipe a
(11,55-12,36) decírselo a Jesús.
»E1 les respondió:
1. La unción de Jesús por María en Betania —Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.
Sí, os lo aseguro, si el grano de trigo cae en tierra y no muere, queda
Dos relatos se recogen en esta sección, la unción de Jesús por infecundo; en cambio, si muere, da fruto abundante. Quien tiene
María en Betania (12,2-8) y su entrada triunfal en Jerusalén (12,12- apego a la propia existencia, la pierde; quien desprecia la propia
15). El primero se interpreta como una alusión a la sepultura de existencia en el mundo, éste la conserva para una vida sin térmi-
Jesús, que se niega a admitir que la acción de María al ungirle con no. El que quiera servirme, que me siga, y allí donde esté yo, esté
un perfume costoso sea un despilfarro. A Judas, tesorero del gru- también mi servidor; a quien me sirva, lo honrará el Padre» (Jn
po de los discípulos, que objetó que mejor hubiera sido entregar 12,20-26).
el precio del perfume a los pobres, responde Jesús: Los griegos podrán ver a Jesús cuando éste haya muerto. En
«Deja que lo guarde para el día de mi sepultura; porque a los la sección siguiente, que en parte corresponde a la escena que los
pobres los tendréis siempre con vosotros, en cambio a mí no me sinópticos sitúan en Getsemaní, se dice claramente que la exalta-
tendréis siempre» (12,7). ción de Jesús en la cruz —la hora del deshonor— es también la
La acción de María es signo de que Jesús va a ser sepultado. hora de su gloria; la cruz es su corona. Y a través de la muerte en
la cruz —la exaltación de Jesús, como la llama Juan sirviéndose
2. La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén de un juego de palabras— entrará en acción una fuerza que en su
a lomos de un asno momento arrastrará hacia Dios a todas las cosas en un impulso de
reconciliación. Al fin se ve claramente cuál es el verdadero signi-
El otro relato, el de la entrada triunfal en Jerusalén, presenta ficado de la gloria o glorificación de Cristo, términos que hasta
a Jesús cabalgando a lomos de un asno y termina con las palabras este momento han resonado frecuentemente en el evangelio. No
de los fariseos en 12,19: se trata de lo que entienden los hombres por gloria —poder, éxito
«Los fariseos se decían unos a otros: mundano, fama— sino de todo lo contrario, de una entrega de sí
—Ya veis que no adelantáis nada; mirad cómo todo el mundo mismo hasta el amargo final de la cruz. La hora de su muerte es la
se ha ido detrás de él.» hora de Cristo, y esta hora en que se manifiesta la gloria de Jesús
Este acontecimiento, por consiguiente, es un signo de que es también la hora del juicio para este mundo:
Jesús será un día umversalmente reconocido. Pero antes del ver- «Ahora comienza un juicio contra el orden presente» (Jn
sículo final, Juan ha dejado en claro que este Jesús que cabalga a 12,31).
lomos de un asno es seguido por la multitud por haber resucitado El judaismo situaba el juicio de este mundo en el futuro. Sus
a Lázaro. Precisamente como vencedor de la muerte, porque está consecuencias estaban claras: la victoria de Israel sobre sus ene-
dispuesto a entregar su vida, será umversalmente reconocido Jesús. migos, la condena de todos los gentiles:
«Todos andaban buscando un Rey
3. La vida a través de la muerte que diera muerte a sus enemigos
y los encumbrara a ellos.»
El resto de la sección está dominado por la idea de que los
poderes de Jesús le vienen en virtud de su muerte, que es el me- Pero el juicio, afirma Juan, se inicia con la muerte de Jesús, una
dio por el que ha vencido a la misma muerte. En primer lugar, lo muerte que, por un lado, parece obra de un puñado de pecadores,
mismo que una semilla muere para reproducirse, también la muer- pero por otro es la acción glorificadora de Dios. La «exaltación»
te de Jesús crea o reúne una comunidad universal. definitiva es la del sacrificio de sí mismo. «La señal de la gloria
«Entre los peregrinos de la fiesta había algunos griegos; se verdadera —escribe C. H. Dodd— es precisamente la renuncia a
acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron: la seguridad personal» 6I .
—Señor, quisiéramos ver a Jesús.
'i C. H. Dodd, op. cit., 380.
Jesús y el mundo 409

RESUMEN DE LOS SIGNOS: que mantiene a una familia unida a la madre es la entrega de sí
LA MUERTE DE JESÚS ES EL VERDADERO SIGNO misma que ella practica; en esa entrega de sí misma se hace reali-
dad lo que el anillo significa y de este modo, la madre es y vive
La vida de Jesús, tal como Juan la ha presentado en los capí- lo que significa su anillo. Cuando el signo y la vida son una misma
tulos 2-12, consta, por tanto, de una serie de signos de que él es cosa, la madre posee la capacidad de atraer hacia sí a sus hijos.
la verdadera vida y la luz de los hombres, su juez y su Salvador, la Lo mismo ocurre con la muerte de Jesús, que es aquello a lo que
expresión genuina de la gloria de Dios. La presentación de los sig- hacían referencia los signos. En este sentido, como entrega efectiva
nos culmina en la muerte de Jesús como su glorificación. Para de sí mismo, la muerte de Jesús posee una realidad que no poseen
aquilatar aún más lo que significa esta culminación de los signos los signos. En esta muerte se ha hecho acción la idea y el signo es
de Jesús en su muerte hemos de preguntarnos qué relación hay vivido realmente, y por ello, «cuando sea levantado en alto, atrae-
entre la muerte y los signos. ré hacia mí a todos los hombres». La vida y la fuerza actúan a
¿Hemos de entender la muerte como un signo semejante a los través de la entrega efectiva de sí mismo. Hablar es fácil, solemos
que la precedieron? Por ejemplo, ¿hay alguna diferencia esencial decir; pretender mesianismos de todo tipo también es fácil; los
entre el acto de alimentar a una multitud, como signo de que Jesús signos son fáciles. Pero morir no es fácil. Y porque la muerte es
es el pan de vida, y el acto de morir en la cruz? La hay. Los signos costosa, es precisamente en la muerte donde se revela definitiva-
indican lo que es Jesús. Más allá de sí mismos apuntan a una ver- mente la gloria. La cruz —no un símbolo o una idea— como acto
dad acerca de Jesús. Lo que significan existe en una realidad si- supremo y efectivo de entrega de sí mismo es para Juan el punto
tuada más allá de los mismos signos. La conversión del agua en en que la gloria de Dios se manifiesta realmente. No el signo ni la
vino ilustra la verdad de que con Jesús ha caducado el orden viejo intención, sino la obra es la manifestación de la gloria. Tenía razón
del judaismo y se instaura el nuevo orden del evangelio. Pero esta Drinkwater: los hombres necesitan obras:
misma verdad podría ilustrarse de otro modo. El signo no es esen-
cial a la verdad a la que apunta, sino que constituye únicamente «Conocemos los senderos que han de seguir nuestros pies.
una ilustración de la misma. La muerte de Jesús, sin embargo, no En nuestro corazón están escritos tus decretos.
es una ilustración o un signo, sino que se trata de una muerte Pero tú, Señor, bendícenos
real. Ilustra ciertamente el amor de Cristo, pero es al mismo tiem- con algo más.
po ese amor de Cristo en acción: es lo mismo que ilustra. No podía No pedimos saber, que el saber
demostrarse que el amor de Cristo es real sino muriendo realmen- ya nos lo diste,
te, no ilustrando la muerte simplemente. Volvamos al ejemplo de sino querer, Señor, pues ahí está
la tiara del papa. La entrega de la tiara a los pobres es un signo nuestra mayor necesidad.
inteligible. Pero, con toda la reverencia debida, hemos de afirmar Danos el edificar sobre
que este «signo» no logra convencer en la misma medida que la la profunda intención,
pobreza efectiva, aceptada con todas sus consecuencias, de san hacer, siempre hacer» 62.
Francisco de Asís, en quien el signo y la realidad se hacían una
sola cosa. Lo mismo ocurre con los signos de Jesús comparados O recuérdese el anhelo expresado por Lord Byron de un mundo
con su muerte. Los signos hablan de la capacidad de Jesús para ser en que no haya hipocresía, en que no haya diferencia entre las pa-
pan de vida y luz del mundo, de la verdad de que él es todo eso. labras y las obras. Su experiencia le había enseñado que «las pala-
Pero la intención de Jesús se hace realidad en la cruz, la realidad bras no son realidades» o, como hubiera dicho Juan, que no todos
significada por los signos se hace ahora efectiva. La muerte de los «signos» son reales o efectivos. Estos son sus dolidos versos
Jesús es aquello de que hablan los signos. Esta muerte no sólo al final del tercer canto de Childe Harold's Pilgrimage (cxiv):
alude al principio de la entrega de sí mismo, no es únicamente
símbolo de autosacrificio, sino que es efectivamente la entrega de «Ni yo amé al mundo ni a mí el mundo me amó.
sí mismo. Consideremos la vida de un hombre. Su madre lleva un Olvidemos, pues, al enemigo declarado. Creo,
anillo de oro como signo de su matrimonio y de su condición de
62
madre en el hogar. El anillo, sin embargo, no garantiza nada. Lo John Drinkwater, A Prayer, en Collected Poems I (Londres 1923';.
410 Los signos

aunque no las conocí, que ha de haber


palabras que son hechos, esperanzas que no engañan,
virtudes amables, no lazos para el que cae. Y pensaré, CAPITULO 38
ante el dolor de los otros, que sufren de verdad,
que uno o dos son lo que aparentan ser, DISCURSOS DE DESPEDIDA. '
que el bien no es un nombre ni la felicidad un sueño.» JESÚS Y LA IGLESIA

Para Juan, en Jesús de Nazaret, la Palabra es un «hecho». Jesús


no se limitó a dar signos de sus intenciones, sino que murió real- Hasta el capítulo 12, Juan ha presentado a Jesús como una per-
mente y por ello se convirtió en el Señor de la gloria. Tenía razón sonalidad pública. Los signos descritos eran signos públicos, como
Goethe cuando, al tratar de traducir el primer versículo de este el de dar de comer a cinco mil personas; los diálogos y discursos
evangelio, «En el principio era la Palabra», lo leyó así: «En el se han desarrollado entre Jesús, los que le preguntaban, sus opo-
principio era la Acción». La Palabra es Jesús como «acción», y en nentes y las masas. Jesús se ha manifestado como vida y luz, como
ningún momento es más «acción» que en la cruz. El simbolismo Salvador y juez del mundo. Pero las respuestas que ha obtenido
de la cruz va estrictamente ligado a la realidad de la cruz. Sin esa no han sido ni universales ni entusiastas. A veces, es cierto, ha
realidad, el simbolismo es una burla. sido aceptado por las multitudes, que en un momento hasta qui-
Ya se ha terminado el Libro de los Signos. Le sigue un breve sieron proclamarlo rey, pero no fueron muchos los que finalmente
epílogo (12,37-50) que resume sus principales temas. A partir de le aceptaron. Vino a su propio pueblo y este pueblo, en su gran
este momento, Juan inicia otra parte de su obra, distinta pero mayoría, no le aceptó. Los signos de Jesús no provocaron otra cosa
íntimamente unida a todo lo anterior. Lo primero que hizo fue que la repulsa y las amenazas de muerte.
dejar bien sentado que a través de todos sus actos mostró Jesús Pero unos pocos aceptaron a Jesús, vieron su gloria y creyeron
al mundo la gloria de Dios. en él. Desde el capítulo 13 al 17, Juan centra la atención en este
pequeño grupo y en las relaciones que mantiene con Jesús. El
punto de transición es el capítulo 13, que nos presenta el cuadro
dramático de Jesús inclinándose ante los suyos para lavarles los
pies. El único infiel entre ellos parte para entregar a su Señor, y
una vez que se ha marchado, quedan solos los «fieles» con Jesús.
En los capítulos 14 al 17 se recoge una serie de diálogos, monólo-
gos y finalmente una plegaria en que se ponen de manifiesto las re-
laciones entre estos fieles —la Iglesia— y su Señor y su Dios. Se
manifiesta la gloria de Cristo en la Iglesia. La personalidad
pública cede el paso a la personalidad privada de la Iglesia.

LA ESCENA

El capítulo 13 prepara la escena para todos los materiales que


luego se recogen en los capítulos 14 al 17. Los discursos se pro-
nuncian mientras Jesús y sus discípulos celebran la Ultima Cena
que, según Juan, tuvo lugar antes de la Pascua. Pero no puede
caber duda de que, si bien la Ultima Cena no fue para Juan el ban-
quete de Pascua, en su idea poseía todos los rasgos propios de una
nueva Pascua. A esta cena van estrechamente unidas todas las ideas
peculiares de la Pascua.
412 Discursos de despedida
Jesús y la Iglesia 413
Hay además un aspecto del ritual de Pascua que ayuda a ex-
de toda conexión con la enseñanza privada que comunicó a los
plicar los discursos recogidos por Juan. Era costumbre que durante
la cena pascual explicara el cabeza de familia el significado del rito suyos el mismo Jesús. El punto de partida de estos discursos es el
en relación con el éxodo de Egipto. Todos los participantes goza- mismo Jesús.
ban con la exposición de aquel acontecimiento; hasta muy entrada Cuarto, independientemente de su punto de partida, la relación
la noche se prolongaban las conversaciones en torno al éxodo y de estos discursos con Jesús, tal como Juan la entendió, ha de ser
otros temas relacionados con el mismo. La Pascua era la fiesta de precisada con todo cuidado. Veamos cómo piensa Juan de Jesús
la rememoración y actualización del éxodo. Lo más peculiar de en este punto. En los capítulos 2-12 aparece Jesús mirando siem-
aquella celebración eran las reflexiones llenas de amor, los diálogos pre hacia adelante, hacia la «hora», es decir, aquélla en que morirá.
y las exposiciones acerca de aquel acontecimiento. Esta «hora» habría de marcar la revelación definitiva de la gloria
Cuando los primeros cristianos rememoraban la muerte de de Dios en él. A partir del capítulo 13 afirma Juan que ya ha lle-
Jesús en la Eucaristía, todo parece indicar que consideraban aque- gado esa hora:
lla celebración como una acción paralela a la fiesta judía de Pascua. «Era antes de Pascua. Sabía Jesús que había llegado para él la
Aquella era la nueva Pascua. Es probable que mantuvieran la cos- hora de pasar de este mundo al Padre; había amado a los suyos
tumbre de explicar el significado del nuevo éxodo mientras cele- que vivían en el mundo y los amó hasta el extremo» (Jn 13,1).
braban la Eucaristía, que conversaran acerca de su Señor y la nue- «Cuando salió, dijo Jesús:
va vida que en él habían recibido. Este es el trasfondo de los dis- —Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre, y Dios ha sido
cursos de Juan. Se trata probablemente de las meditaciones que glorificado en él» (Jn 13,31).
iba entretejiendo en su espíritu y que finalmente fueron puestas «Así habló Jesús y, levantando los ojos al cielo, dijo:
por escrito conforme año tras año iba recordando la muerte de su —Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo para que tu
Señor y reflexionaba sobre ella. Hijo te glorifique a ti» (Jn 17,1).
Algo tanto tiempo esperado, la hora, ya ha llegado. Pero la
crucifixión de Jesús es claramente un acontecimiento todavía fu-
¿QUIEN ES EL AUTOR DE ESTOS DISCURSOS? turo. Es verdad, pero Juan, en los capítulos 14 al 17, sitúa sus
discuros delante del acontecimiento que presuponen, mientras que
Juan puso sus discursos en labios de Jesús. Pero, si se trata en en los capítulos 2 al 12 acostumbraba a poner el signo delante del
realidad de las meditaciones personales de Juan, ¿cómo es posible discurso. Para Juan, el Jesús que habla y actúa en los capítulos 14
que se atribuyeran de este modo a Jesús? Consideremos los pun- al 17 ya ha pasado de este mundo y ha recibido plenamente el
tos siguientes: sello de la autoridad divina. Aquí escuchamos ya al Jesús que se ha
Primero, en los sinópticos hay muchos materiales que se pre- convertido en Señor de la Iglesia en la que Juan vive, actúa y tiene
sentan como conversaciones privadas de Jesús con sus discípulos; toda su razón de ser. Cuanto leemos en los capítulos 13 al 17 son
casi todos estos materiales se sitúan hacia el final de los evangelios, las sugerencias de este Señor vivo, el fruto de su Espíritu vivo a
es decir, en torno a la pasión. Por ejemplo, Me 13, que contiene través de las meditaciones de Juan. Este Espíritu vivo está en todo
amplias enseñanzas acerca del fin del mundo, precede inmediata- momento conectado con Jesús de Nazaret, el mismo que caminó
mente a la pasión. Si Juan presenta a Jesús impartiendo unas en- por Judea y Galilea. Los capítulos 13 al 17 no constituyen una
señanzas privadas a los suyos, está perfectamente de acuerdo en composición libre de Juan, sino que son el fruto de su comunión
este punto con los sinópticos. con el Cristo vivo que, como Jesús, vivió, habló y murió «en la
Segundo, los temas de los capítulos 14 a 16 de Juan están re- carne». A lo largo de todos estos párrafos palpita la memoria de
cogidos también en los sinópticos. Por ejemplo, Jn 14 trata el mis- Jesús y nunca se pierde de vista la historia. Pero al mismo tiempo
mo tema que Me 13; Jn 14-16 no carece de relación con las tradi- hay en todo ello una interpretación.
ciones recogidas en los restantes evangelios.
Para aclarar este punto, véanse las siguientes palabras de Jn
Tercero, hemos de sacar las consecuencias de las dos considera-
14,25-26:
ciones anteriores. Si bien los materiales recogidos en Jn 14-17, en
«Esto es lo que tenía que deciros mientras estaba con vosotros;
su forma actual, son las meditaciones de Juan, quizá no carezcan
el Paráclito que os enviará el Padre en mi nombre, el Espíritu
414 Discursos de despedida
Jesús y la Iglesia 415
Santo, ése os lo enseñará todo y os irá recordando todo lo que yo
os he dicho.» a Jesús arrodillado delante de un Pedro rudo y medio avergonzado
para lavarle los pies. Creo que con el tiempo, este cuadro con su
Estos versículos esclarecen los capítulos 13 al 17. Lo que era
Cristo arrodillado dejará su huella en la imaginación del mundo.
recuerdo de Jesús ha sido iluminado y hasta revelado con mayor
plenitud por el Espíritu. En este sentido, es posible que a través Juan nos hace presenciar esta escena cuando emprende la ta-
de estos capítulos establezcamos con Jesús un contacto más directo rea de mostrarnos al Cristo de la Iglesia. Lástima que, a pesar de
que si en ellos tuviéramos únicamente sus palabras. El sentido dur- sus fuertes intereses sacramentales, no nos ofrezca el autor del
miente de esas palabras ha sido despertado para nosotros por el cuarto evangelio ningún relato de la institución de la Eucaristía.
Espíritu que inspiró al gran autor del cuarto evangelio. No hace referencia alguna a la copa o a la fracción del pan durante
la Ultima Cena. En vez de ello nos ofrece el relato de que el Señor
Puede que una ilustración de la historia de Inglaterra nos
Jesús, la noche en que era entregado, sabiendo que el Padre había
ayude a entenderlo mejor. En 1215, el rey Juan de Inglaterra fue
puesto todas las cosas en sus manos y que procedía de Dios y a
obligado a firmar un convenio con los barones, mercaderes y con la
Dios retornaba, se levantó de la mesa, tomó una toalla y se la
Iglesia. Mediante este acto se comprometió a observar determina-
ciñó. Se ha dicho que cualquier relato del evangelio contiene en
das reglas, algunas de las cuales eran válidas únicamente para el
sí todo el evangelio. Puede que nunca sea tan cierto como en este
rey. El acuerdo era de hecho simple, concreto y, de por sí, aparen-
caso. Juan considera que el lavatorio de los piese tiene tanta im-
mente nada revolucionario. Sin embargo, a este acuerdo han atri-
portancia como la institución de la Eucaristía. De este modo nos
buido frecuentemente los historiadores todo el ulterior desarrollo
introduce en el corazón mismo del evangelio. ¿Qué significa esto?
de las libertades inglesas. Se le conoce como la Magna Charta.
Para que veamos claramente lo que implica la Ultima Cena, Juan
¿Cómo es posible, sin embargo, ver en este viejo acuerdo la fuen-
empieza por trazar un contraste entre el pensamiento y la acción
te de las libertades inglesas? Muchas de las libertades de que hoy
de Cristo. Jesús se enfrenta ya a la muerte. A otros hombres les
gozan los ingleses no estaban previstas en aquel documento. Es
ha ocurrido lo mismo. Algunos ven venir la muerte abrumados
cierto, pero en aquel acuerdo estaban ya las semillas de futuras
bajo el peso de su mala conciencia; para otros es como un salto en
evoluciones. Con el tiempo, sus términos serían interpretados, sus
las tinieblas, una aventura hacia lo desconocido; unos van hacia la
principios asimilados, y sobre todo mantenido el espíritu que lo
muerte con resignación de estoicos o de agnósticos, y algunos como
informaba de tal modo que el resultado habría de ser la demo-
cínicos, como si se tratara del último centelleo inútil de la lámpara
cracia inglesa. La Magna Charta en sí misma no es el fundamento
humana. Todos sabemos que hemos llegado a este mundo desde
de las libertades inglesas, pero ha llegado a serlo en virtud de una
una oscuridad, que vivimos en este mundo como en una penumbra
asimilación de sus principios en el curso de los siglos. Lógicamen-
y que partimos de él para adentrarnos de nuevo en las tinieblas.
te, un ejemplo no debe llevarse demasiado lejos. Pero los discursos
Juan omite el relato de Getsemaní, pero retiene su sustancia.
de Jn 13-17 vienen a ser algo parecido en relación con Jesús de
«Ahora está turbada mi alma» (12,27). Jesús vivió la agonía de
Nazaret. No son y a la vez son sus palabras. Son sus palabras en
Getsemaní, pero sabía de dónde venía y hacia dónde se encami-
cuanto que han sido iluminadas por el Espíritu. Este Espíritu era
naba. Jesús no sufrió la incertidumbre del último momento. Al
para Juan la presencia viva del mismo Jesús.
contrario, sabía que el Padre había puesto todas las cosas en sus
manos y que procedía de Dios y a Dios retornaba. Conocía su ori-
gen y su destino.
LOS TEMAS
Juan nos explica que Jesús sabía que ya era llegada la hora de
partir de este mundo al Padre. La palabra «hora» suena aquí como
1. El lavatorio de los pies (capítulo 13) una campana; es una palabra densa con la que juega Juan cons-
tantemente. Era aparentemente la hora de sus adversarios, la hora
Todos conocemos el cuadro de la «Ultima Cena», de Leonardo del vacilante Pilato, el político; del astuto eclesiástico Caifas; de la
da Vinci. Muchas generaciones lo han contemplado con amor. Pero multitud amotinada; de Judas. Todos ellos se disponían a eliminar
hay un cuadro moderno que, para mi gusto, está a su altura y a de una vez y para siempre al Galileo. Pero no era en realidad su
veces hasta me impresiona más. Se debe a Ford Madox Brown, y hora, y ellos no lo sabían. De Judas nos dice Juan: «Judas tomó el
se halla expuesto en la Tate Gallery, de Londres. El artista pintó pan y salió inmediatamente. Era de noche.»
416 Discursos de despedida Jesús y la Iglesia 417
Cristo, en esta oscuridad, aparece como el hijo de la luz. Sabía De ahí que Pablo, recuérdese bien, cuando pedía a la Iglesia
de dónde procedía y a dónde se encaminaba. de Corinto que fuera generosa con los pobres de Jerusalén no pre-
Esto era lo que pensaba. ¿Qué fue lo que hizo? dicó un sermón sobre el deber de dar limosna, sino que se limitó
«Jesús, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus ma- a decir: «Bien sabéis lo generoso que ha sido Cristo Jesús, Señor
nos, y sabiendo que había venido de Dios y que a Dios volvía, se nuestro: era rico, pero por vosotros se hizo pobre, para que por su
levantó de la mesa, se quitó el manto y se ciñó una toalla. Echó pobreza os hicierais ricos vosotros» (2 Cor 8,9). Esta acción de
luego agua en una jofaina.» Cristo es para nosotros, lo mismo en la perspectiva de Juan que en
Seguro de sí mismo en Dios, firmemente apoyado en él, Jesús la de Pablo, el fundamento de nuestra manera de actuar.
realizó una acción propia de esclavos. Conocedor del misterio de ¿Qué significa este compromiso? Significa en última instancia
la vida y de la muerte, cumple el deber más servil. Ni de un discí- una disposición a ser bautizado con el bautismo de Cristo en la
pulo se esperaba tal cosa: un discípulo podía hacer muchos servi- muerte. Jesús representa lo que espera, que sean bautizados con
cios a su maestro, pero no aquél. Lavar los pies a los demás era un bautismo de fuego. Esta es la exigencia planteada a los creyen-
cosa que únicamente cuadraba a los esclavos. tes. Pero la magnitud de esta exigencia nos lleva al punto siguien-
Quizá entendamos mejor a Juan pensando que Jesús, por ser te que Juan quiere destacar.
de condición divina, se ciñó la toalla. En el Nuevo Testamento Hay algo quizá más difícil que ceñirse la toalla. Cuando llegó
aparece una idea de Jesús según la cual se afirma que se hizo de Jesús ante Pedro para lavarle los pies, Pedro se negó a permitir tal
condición divina o fue adoptado como Hijo precisamente porque cosa. ¿Por qué? Probablemente hay dos razones. Su negativa era
hizo determinadas cosas. Su divinidad vendría a ser un premio a su una mezcla de ignorancia y orgullo. Pedro tenía su propia idea
obediencia. Pero Juan no piensa así. Porque Jesús procedía de sobre el Mesías y según esa idea no eran compatibles las toallas y
Dios y partía hacia Dios, realizó aquella acción. Lavar los pies a el Mesías. La acción de Jesús chocaba frontalmente con lo que en
los discípulos no hace divino a Jesús, sino que es la consecuencia su sentir iba bien con el Mesías y hasta suponía un insulto contra
de su condición divina. Esta es la manera característica en que su concepción de la dignidad mesiánica. Aquella acción disgustaba
actúa el Logos hecho carne, nos explica Juan; ésta es su expresión a Pedro, que por eso la rechazaba, del mismo modo que rechazó la
propia, lavar los pies a sus discípulos. El relato se convierte así no predicción de los sufrimientos del Mesías.
sólo en un acto de simbolismo pro]'ético, sino aún más de simbo- Pero hay algo más. «Si no te dejas lavar, no tienes nada que
lismo divino. ver conmigo.» Jesús afirma de este modo que se dispone a hacer
¿Quiere esto decir algo más para Juan? Primero, que el discí- con Pedro algo que Pedro no podría hacer por sí mismo. La acción
pulo está llamado a entregarse del mismo modo, tal como hizo el de lavar los pies es ambigua. Sugiere, como veíamos, la exigencia
Señor. «Si yo, el Maestro y Señor, os he lavado los pies, también de que Pedro y los demás discípulos estén dispuestos a morir con
vosotros debéis lavaros los pies unos a otros.» Esta acción se con- Cristo. Pero sugiere también lo contrario: Cristo reconoce que
vierte en modelo del comportamiento cristiano. ellos no pueden morir con él, sino que necesitan su bautismo que
Para el creyente que, con el cuarto evangelio, admite de verdad los limpie y perdone. Los discípulos, y también Pedro, necesitarán
que la Palabra se hizo carne en Jesús, y que Jesús se ciñó la toalla, que Jesús los apoye con su acción, y en esta acción habrán de con-
todo servicio a la humanidad, a la carne humana, queda santifica- fiar ellos. Todos necesitan la gracia de Jesús, lo mismo Judas
do. La tarea más humilde se convierte en cauce posible para la di- que Pedro.
vinidad. Creer que la Palabra se hizo carne y que Jesús se ciñó la «Le preguntó Simón Pedro:
toalla significa hundirse inmediatamente en la vida de toda carne. —Señor, ¿a dónde vas?
Jesús, la Palabra, se hizo carne, no carne blanca o negra o morena, »Jesús le respondió:
sino carne humana, y se ciñó la toalla. Esto significa que cuando —Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás
la carne humana de la clase que sea es explotada, los cristianos son más tarde.
llamados a luchar. El relato de cómo Jesús se ciñó la toalla se con- »Replicó Pedro:
vierte en base del imperativo moral cristiano. Creer que Jesús se —Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Por ti daría
ciñó la toalla es liberar todo servicio humano del veneno de la la vida.
trivialidad y elevarlo a un rango divino. »Contestó Jesús:
27
418 Discursos de despedida Jesús y la Iglesia 419

—¿Tú darías la vida por mí? Pues sí, te aseguro que antes que yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito que esté siempre
cante el gallo me habrás negado tres veces» (Jn 13, 36-38). con vosotros, el Espíritu de la verdad» (Jn 14,15-16).
«Esto es lo que tenía que deciros mientras estaba con vosotros;
el Paráclito que os enviará el Padre en mi nombre, el Espíritu
2. La muerte y el retorno de Cristo (capítulo 14) Santo, ése os lo enseñará todo y os irá recordando todo lo que yo
El capítulo 14, cuyo comienzo se halla realmente en 13,31, está os he dicho» (Jn 14,25-26).
dedicado a la muerte y resurrección de Cristo. Jesús se enfrenta a Experimentar la presencia del Espíritu de Jesús en la propia
una muerte inminente; de hecho, ya se está «muriendo». Este vida, eso es el retorno de Jesús. La venida del Espíritu es la se-
acontecimiento no suscita ningún interrogante. La muerte de Jesús gunda venida. Al mismo tiempo se dejan en claro las condiciones de
fue un acontecimiento que todos los cristianos entendieron en su esa venida. Jesús ha dado un nuevo mandamiento, el del amor.
plena realidad, algo que estaba ahí, un hecho histórico. Jesús fue Pero no se ha limitado a dar un nuevo mandamiento, sino que él
crucificado bajo Poncio Pilato. Pero en su muerte, Jesús va hacia mismo ha vivido lo que significa, ha dado un ejemplo con su
el Padre. Tampoco esto causaba dificultad alguna. Pero, ¿qué sig- muerte. Esa entrega de sí mismo que ha manifestado en su propia
vida es la condición de su retorno, el amor que se ha revelado
nificaba su retorno? La primitiva Iglesia en general entendió que
entre los suyos, el amor que atrae a Jesús junto a ellos y que con-
el retorno de Cristo consistía en que pasado algún tiempo habría
vence al mundo de que ellos pertenecen a Jesús:
él de volver sobre las nubes del cielo a fin de reunir a los suyos
«Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros;
de los cuatro puntos cardinales para que permanecieran con él por
igual que yo os he amado, amaos también entre vosotros. En esto
siempre «en el cielo» o en un mundo supraterreno. El retorno de conocerán que sois discípulos míos, en que os amáis unos a otros»
Cristo vendría a ser aproximadamente lo que los adventistas del (Jn 13,34.35).
séptimo día afirman que será el fin de la historia, junto con los Juan mantiene una esperanza futura, pero apenas puede pensar-
terrores del día del juicio y la resurrección. se que ese futuro que a Juan interesa haya de consistir en la veni-
Para Juan, sin embargo, el retorno de Cristo habría de ser algo da de Jesús entre las nubes del cielo, al son de la trompeta, entre
muy distinto. Si bien mantiene la creencia en un futuro día del el estruendo de las rocas desquiciadas y con la luna convertida en
Señor, carga el acento en otra cuestión. ¿Qué significa el retorno sangre, cuando la historia finalice con «un ¡bang!», como dijo
de Jesús? Estas son sus palabras: T. S. Eliot. No. A Juan le interesa más un Jesús que vuelve para
«No os dejaré desamparados, volveré. De aquí a poco el mundo seguir dando la vida, como un Espíritu que ilumina a los que le
no me verá más; vosotros sí me veréis, pues de la vida que yo ten- aman y le sirven, con la presencia permanente del Espíritu conso-
go viviréis también vosotros: aquel día conoceréis que yo estoy con lador. En otros pasajes da a entender que los seguidores de Jesús
el Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis no han de preocuparse por el fin del mundo, atentos como han de
mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y al que me estar a vivir aquí y ahora en el amor, con el corazón imperturbable
ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él. en medio de las tribulaciones.
»E1 otro Judas (no el Iscariote) le preguntó:
—Señor, ¿a qué se debe que vayas a revelarte nada más que 3. La relación entre Jesús y sus discípulos
a nosotros y no al mundo? (capítulos 15 y 16)
»Jesús le contestó:
-—Uno que me ama hará caso de mi mensaje, mi Padre lo ama- Juan quiere que sus lectores se olviden del futuro y centren
rá y los dos nos vendremos con él y viviremos con él. Uno que no la atención en su vida presente en el amor. No es de extrañar, en
me ama no hace caso de mis palabras; y el mensaje que oís no es consecuencia, que en los capítulos 15 y 16 se preocupe sobre todo
mío, sino del Padre que me envió» (Jn 14,18-24). de las relaciones entre Jesús y sus discípulos, entre la Iglesia y su
Jesús retorna junto a los que, mientras viven en la tierra, le Señor, que por el Espíritu está presente en medio de ella.
aman y guardan sus mandamientos. Vuelve para morar con ellos Esta relación se presenta en términos derivados del Antiguo
en su Espíritu. Testamento, en que se utiliza la figura de la vid para representar
«Si me amáis, guardaréis los mandamientos míos, y entonces a Israel (véase el capítulo 15). Así lo ilustran las siguientes pala-
420 Discursos de despedida Jesús y la Iglesia 421

bras conmovedoras del Salmo 80,9-20, que recapitulan la historia la hace «verdadera». Los cuidados de Dios para con Israel quedan
de Israel: bien ilustrados en el siguiente pasaje de Is 5,1-2.7:

«Sacaste una vid de Egipto, «Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña:
expulsaste a los paganos y la trasplantaste; Mi amigo tenía una viña en fértil collado.
le preparaste el terreno y echó raíces hasta llenar el país; La entrecavó, la descantó y plantó buenas cepas;
su sombra cubría las montañas construyó en medio una atalaya y cavó un lagar.
y sus pámpanos los cedros altísimos; Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones...
extendió sus sarmientos hasta el mar La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel,
y sus brotes hasta el Gran Río. son los hombres de Judá su plantel preferido.
¿Por qué has abierto brecha en su cerca: Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos;
para que la vendimien los viandantes, esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.»
la pisoteen los jabalíes y sea pasto de las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete, mira desde el cielo, Como Israel, Jesús ocupa un lugar eminente en los planes de Dios,
fíjate, ven a inspeccionar tu viña, al que él responde con su obediencia. Jesús actualiza el amor de
la cepa que tu diestra plantó. Dios en su propia vida.
La han talado y le han prendido fuego: Pero Jesús, al igual que Israel, está también íntimamente co-
con un bramido hazlos perecer. nectado con todos aquellos que se le unen en la fe. Forma parte de
Que tu mano proteja al que está a tu diestra. la vida de cuantos creen en él hasta el punto de que su propio
al hombre a quien diste poder. vivir se trasvasa al vivir de ellos. Jesús mora en los suyos y los
No nos alejaremos de ti; danos vida, suyos moran en Jesús. Del mismo modo que la vida de la cepa
para que invoquemos tu nombre. fluye por sus ramas, Jesús vive en los cristianos y ellos en él.
¡Señor, Dios de los ejércitos, restaúranos, Y mediante esta inserción en Cristo, los que creen producen el
muestra tu rostro radiante y nos salvaremos!» fruto que corresponde a una vid verdadera. Pero si esos frutos
no se producen, interviene Dios para podar su viña. Y el fruto
Juan recoge esta imagen en 1.5,1: que aquí se exige es el amor, ágape. El mandamiento supremo es
«Yo soy la vid verdadera, mi Padre es el labrador. Todo sar- amarse unos a otros. La Iglesia habrá de ser la comunidad del
miento mío que no da fruto lo corta; los que dan fruto los limpia amor que vive en Cristo.
para que den más. Vosotros estáis ya limpios por el mensaje que Pero una comunidad como ésta ha de ser necesariamente ob-
os he comunicado.» jeto del odio del mundo. Una comunidad de amor como la que
Jesús es la vid verdadera, lo que significa que es el verdadero quiere Juan provoca desprecio y odio, no envidia y respeto por
Israel, el pueblo de Dios. Esta afirmación sólo puede entenderse parte del mundo. Luciano, un escritor pagano, conoció aquella
a la luz de una idea del Antiguo Testamento y del judaismo que comunidad y las palabras con que replicó se han hecho famosas:
suele llamarse «personalidad corporativa». La vida era considerada «Ved cómo esos cristianos se aman unos a otros.» Pero estas pala-
un todo. Cada ser está vinculado a los demás. Lo que uno hace bras no fueron pronunciadas en tono de admiración, sino en tono
afecta a todos. Así, cuando un solo miembro de una tribu pecaba, de desprecio, como un sarcasmo. En la esfera política es frecuente
todos los demás pecaban: uno para todos y todos para uno. Uno la oposición a los reformadores, aún por parte de quienes admiten
solo de sus miembros podía representar a toda la tribu o ser toda que están en lo cierto. Robert Owen fue llamado, en tono circuns-
la tribu a la vez. Estas son las ideas que informan la noción de Je- pecto, «uno de esos interminables pelmazos que son la sal de la
sús como vid verdadera; él es el verdadero Israel. tierra». Lo mismo ha ocurrido a lo largo de la historia de la Igle-
sia. Cuando surge una auténtica comunidad de amor, el mundo
Como verdadero Israel, Jesús se sitúa en una doble relación. acostumbra a odiarla. Pero, aunque sean rechazados por el mun-
Está íntimamente relacionado con Dios. Israel pertenece a Dios do, los creyentes no están solos. A ellos viene el Paráclito. Este
Dios es el labrador que plantó la viña de Israel, que la limpia y término significa «el invocado en propia defensa»: el «abogado».
•122 Discursos de despedida

Para Juan, el Paráclito es el Espíritu de Jesús que retorna a sus


discípulos cuando ellos le necesitan. El Paráclito los defiende y al
mismo tiempo juzga al mundo. La obra de Jesús en la carne, como
juez y salvador, es llevada adelante después de su muerte por el CAPITULO 39
Espíritu. El Espíritu de Jesús, pero ya liberado de las limitacio-
nes del tiempo, el espacio y los sentidos. Y como Jesús es el Espí- LA PASIÓN
ritu, el talante del Espíritu, por así decirlo, se rige por el talante
de Jesús. El Espíritu tiene sus raíces en el Jesús de la historia y
recuerda todo cuanto él dijo. El Espíritu es guía hacia el futuro A lo largo de los capítulos 2 al 12 veíamos constantemente
a la luz de Jesús. Así se dice claramente en los dos pasajes de cómo Juan colocaba los signos delante de los diálogos y discursos
14,25-27 y 16,12-15. que los explicaban; el orden era siempre signo-discurso. Pero des-
pués del capítulo 12, parece que el caballo se pone detrás del carro
y el orden se invierte, de manera que el discurso precede al signo.
4. Intercesión por la Iglesia (capítulo 17) Los capítulos 14 al 17 exponen el significado de la pasión antes
En los dos capítulos anteriores (15 y 16) ha tratado Juan el de narrar la misma pasión. Esto resulta muy extraño. ¿Qué razones
tema de la vida actual de la Iglesia como comunidad de amor y de pudo haber para ello?
su vida futura bajo la dirección del Espíritu. Ahora recoge todos Es posible que Juan se limite simplemente a observar una
los anhelos de Jesús con respecto a la Iglesia en la gran plegaria convención literaria. Marcos, Mateo y Lucas finalizan con el relato
del capítulo 17. En una plegaría situada sobre el trasfondo de la de la pasión; puede que esta costumbre hubiese adquirido ya tal
última hora, Jesús piensa en la comunidad cristiana tal como era fuerza que Juan se inclinara ante ella y decidiera anteponer el dis-
en sus principios y tal como será en el futuro. curso de despedida al signo que ilustra. Pero no es verosímil que
«No te pido sólo por éstos, te pido también por los que van a únicamente la convención literaria impusiera la presentación
creer en mí mediante su mensaje: que sean todos uno, como tu de Juan.
Padre estás conmigo y yo contigo; que también ellos estén con nos- Podríamos aducir una razón teológica. ¿No desearía Juan atri-
otros, para que el mundo crea que tú me enviaste» (Jn 17,20-21)- buir su personal concepto de la pasión al Jesús de la historia, al
Se pide aquí que Cristo more en el corazón de los cristianos hombre Jesús que caminó por Galilea y Judea? ¿Colocaría los
del mismo modo que Dios mora en Cristo. Los creyentes habrán discursos de despedida antes del relato de la pasión porque quería
de permanecer «en Cristo» como él permanece en Dios. Han sido insistir en que cuanto escribió en estos discursos no era simple-
enviados al mundo en las mismas condiciones en que Cristo lo fue. mente una de sus meditaciones privadas, surgida de sus pensa-
La unidad de Cristo con el Padre ha de reflejarse en la unidad de mientos, sino el pensamiento del mismo Jesús? La única forma
los cristianos con Cristo y con Dios. Los cristianos tienen que ser que tenía Juan de invocar la autoridad de Jesús en favor de su
todos una misma cosa como lo son Cristo y Dios. El amor de Dios interpretación de la muerte del mismo Jesús era ponerle a él como
manifestado en Cristo habrá de manifestarse también en la vida origen de la misma. De este modo, si bien deja entender al lector
de sus discípulos; esta vida de amor divino es la vida eterna. que es el Cristo resucitado, a través de su Espíritu, el que habla
Y como la vida eterna es la vida de amor revelada por Cristo, es en los capítulos 14-17, coloca los discursos de despedida de tal
también posible afirmar: «Y ésta es la vida eterna, reconocerte a modo que queden enmarcados en el ministerio terreno de Jesús.
ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesús el Mesías» (17,3). De este modo presenta la profunda interpretación de la cruz con-
La vida eterna se mide conforme a la vida de Jesús, y sobre todo de tenida en estos capítulos como un producto en que se entreveran
acuerdo con su hora más importante, la hora de la cruz. Juan en- las ideas de Jesús y sus propias meditaciones en el Espíritu.
trará ahora en el tema de la pasión. Pero puede que no sea necesario recurrir a estos razonamien-
tos. La pasión y la resurrección aparecen en Juan al final de su
obra porque son el punto culminante de su pensamiento, del mis-
mo modo que fueron la culminación del ministerio de Jesús. La
muerte de Jesús fue la hora de su glorificación en que todos los
signos de su vida fueron sellados por la muerte, el último y más
424 La Pasión
Referencias a la muerte de Jesús 425
real de todos los signos. Esta era la culminación lógica de la obra
de Juan. El significado de la cruz y la resurrección, proclamado —Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte:
espiritualmente en los capítulos 14-17, tiene validez únicamente los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.»
porque Jesús murió y resucitó realmente. No es lo primario el sig- Juan usa la serpiente como un símbolo de salvación. No puede
nificado de la pasión y la resurrección, sino el hecho que al mismo caber duda de que la expresión «ser levantado» se refiere a la cruz.
subyace y que lo justifica. El cuarto evangelio —erróneamente Del mismo modo que los israelitas mordidos de serpientes en el
llamado el «evangelio espiritual»— tuvo que reservar el último desierto hallaron la salud y la vida mirando a la serpiente levantada
lugar al hecho brutal de la crucifixión y al extraño acontecimiento en alto, también la cruz se convertirá en medio de salvación y
de la resurrección. Dicho brevemente, en los capítulos 2-12, el or- vida. Nótese que el oprobio de la cruz es la exaltación de Cristo.
den signo-discurso mantiene la prioridad de la historia, pero en los Hay aquí un juego consciente de palabras con «levantar en alto».
capítulos 14-21, el orden discurso-signo está al servicio del mismo Si tradujéramos la expresión griega correspondiente por «elevar»,
propósito. El orden está en ambas secciones, por consiguiente, de la idea de Juan quedaría más clara. En castellano hablamos de ele-
acuerdo con la insistencia de Juan en que la Palabra se hizo carne. var a alguien a un puesto o dignidad: un rey es elevado al trono.
La carne de Jesús tiene la primera y la última palabra. La insisten- Cristo, afirma Juan, fue «elevado» al ser crucificado; su trono es
cia en la muerte, que aparece al final del evangelio e impone el una cruz y su cruz es un trono. Los mismos términos aparecen en
orden a que Juan ha de atenerse, es el hilo conductor de todo el 8,27-28:
evangelio. «No comprendieron que les hablaba del Padre, y por eso Je-
sús añadió:
—Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, entonces com-
prenderéis que yo soy el que soy y que no hago nada de por mí, sino
REFERENCIAS A LA MUERTE DE JESÚS
que digo estas cosas como el Padre me las ha enseñado.»
FUERA DEL RELATO DE LA PASIÓN
Lo que aquí se sugiere es que en o a través de su muerte será
conocido Jesús por lo que realmente es: la presencia de Dios. El
Algunos han tratado de demostrar que Juan no insiste apenas Hijo del hombre sólo podrá ser plenamente entendido «en la
en la muerte de Jesús. Por ejemplo, Pablo se refiere a ella con cruz».
mayor frecuencia e intensidad que Juan. Pero no ha de admitirse «Ahora comienza un juicio contra el orden presente, y ahora
esta visión de los hechos. Ya desde el comienzo mismo del evan-
el jefe del mundo éste va a ser echado fuera. Pero yo, cuando me
gelio, el pensamiento de la muerte de Jesús surge continuamente.
levante de la tierra, tiraré de todos hacia mí.
«Vino a su casa, pero los suyos no la recibieron.» Estas palabras
del Prólogo resumen una verdad que se hará patente a lo largo de »Decía esto dando a entender cómo iba a morir.
la vida de Jesús narrada por Juan. La pasión alarga su sombra »La gente le replicó:
hasta los primeros días del ministerio. Hay de hecho tres tipos de —La Escritura nos dice que el Mesías seguirá aquí para siem-
pasajes que tratan de la muerte de Jesús en el cuerpo del evangelio. pre; ¿cómo dices tú que el Hijo del hombre tiene que ser levanta-
Algunos de estos pasajes hablan de que Jesús va a ser levan- do en alto? ¿Quién es el Hijo del hombre?
tado en alto: »Jesús les contestó:
«Y nadie ha estado arriba en el cielo excepto el que bajó del —Todavía os queda un rato de luz; caminad mientras tenéis
cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés levantó la serpien- luz, antes que os sorprendan las tinieblas. El que camina en tinie-
te en el desierto, también el Hijo del hombre tiene que ser levanta- blas no sabe a dónde va; mientras hay luz fiaos de la luz para
do en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna» quedar iluminados» (Jn 12,31-35).
(Jn 3,13-15). El «levantamiento» en la cruz se presenta aquí como el medio
En estilo típicamente judío, Juan se sirve de la imagen de la por el que Cristo va a atraer hacia sí a todos los hombres o, según
serpiente, que toma de Nm 21,8-9, para explicar la obra de Cristo otra lectura, a todas las cosas. La cruz es el cimiento de la Iglesia
en la cruz. y de su carácter universal. A través de la debilidad de la cruz, la
«Y el Señor dijo a Moisés: «violencia del amor de Dios», como decía el obispo Westcott, ac-
tuará para unir a los hombres con Cristo.
Referencias a la muerte de Jesús 427
426 La Pasión
también mi servidor; a quien me sirva, lo honrará el Padre» (Jn
Í ero hay además otros pasajes en que se dice que Cristo da su 12,23-26).
vida o su carne por los demás. Aquí se afirma de nuevo el mismo principio de la entrega de
«Yo soy el pan vivo bajado del cielo: el que coma pan de éste la propia vida. El contexto indica que se alude directamente a la
vira para siempre. Pero, además, el pan que voy a dar es mí car- muerte de Jesús. Únicamente a través de la muerte adquirirá In
ne, para que el mundo viva. vida de Jesús su plena eficacia. No es que Juan se refiera a un»
»Los judíos se pusieron a discutir acaloradamente: norma general por la que la autorrealización se alcance a través de
—-¿Como puede éste darnos a comer su carne? la entrega de sí mismo, sino que alude específicamente a la hora i\c
e n t o n c e s Jesús les dijo: la glorificación de Cristo en la muerte.
' ? ^ s s*.>.os aseguro que si no coméis la carne y no bebéis la «Uno de ellos, Caifas, que era sumo sacerdote el año aquel,
angre del Hijo del hombre, no tendréis vida en vosotros. Quien les dijo:
me mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré —No tenéis idea, no calculáis que antes que perezca la nación
u timo día, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre ver- entera conviene que uno muera por el pueblo.
era bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre sigue con- »Esto no se le ocurrió a él; siendo sumo sacerdote el año
migo y yo con él» (Jn 6,51-56). aquel, profetizó que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por
_ Jesús se convierte en medio de vida, según las palabras ante- la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
r)'° r J S ' fn v * rtu< * ^e k entrega de su propia vida, es decir, por me- Desde aquel día estuvieron decididos a matarlo» (Jn 11,49-53).
oe la cruz. La idea es aquí probablemente sacramental. La vida El sumo sacerdote Caifas, según Juan, es aquí el instrumento
que Cristo otorga a los hombres les llega a través de la Eucaristía. inconsciente del Espíritu de profecía y predice la muerte de Jesús.
. , << ^° s °y el buen pastor. El pastor bueno se desprende de su Finalmente, hay un pasaje en que posiblemente se da a enten-
a por las ovejas; el asalariado, como no es pastor ni las ovejas der que la muerte de Jesús es un sacrificio:
T ^ u c u a n c * 0 v e v enir al lobo, deja las ovejas y echa a correr, y «Al día siguiente, viendo a Jesús que se le acercaba, exclamó:
IODO las arrebata y las dispersa; porque a un asalariado no le —Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo»
importan las ovejas. (Jn 1,29).
»Yo soy el buen pastor: conozco a las mías y las mías me co- Estas palabras de Juan subrayan que Jesús es un cordero otor-
n cen a
9 y mí, igual que mi Padre me conoce y yo conozco al Padre; gado por Dios. El significado del término «cordero» ha sido diver-
además, me desprendo de la vida por las ovejas» (Jn 10,11-15). samente interpretado. Dos de estas interpretaciones le atribuyen el
El buen pastor muere por sus ovejas. Algunos han visto en la valor de una referencia estrictamente sacrificial. Algunos opinan
expresión «dar la vida» una referencia a Jesús como víctima sacri- que es una alusión al cordero pascual. Otros lo entienden en el
ficial, pero esto es ver más de lo que dicen las palabras. En Jn sentido del cordero mencionado en Is 53,7:
13,37 utiliza Pedro la misma expresión:
«Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Por ti daría «Maltratado, se humillaba y no abría la boca:
la vida.» como cordero llevado al matadero,
La expresión significa simplemente morir por otro. En 10,15 como oveja ante el esquilador,
se dice que Jesús morirá por los suyos. Se insiste en la muerte enmudecía y no abría la boca.»
como culminación de toda una vida entregada por las ovejas en
toda clase de servicios. Si cualquiera de estas interpretaciones es correcta, Juan se estaría
«Jesús les contestó: refiriendo a Jesús como una víctima sacrificial. Pero esta visión de
„, —Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado, la muerte de Jesús no es la que más resalta en el cuarto evangelio.
¿i, os lo aseguro, si el grano de trigo cae en tierra y no muere, queda De todos los pasajes citados se desprende claramente que la
cruz es una intervención de Dios (3,16), pero es también expresión
infecundo; en cambio, si muere, da fruto abundante. Quien tiene
de la obediencia de Jesús. La muerte de Jesús es una exigencia de
apego a la propia existencia, la pierde; quien desprecia la propia
Dios y un acto libre de Jesús (3,14; 12,24). Se insiste en la cruz
existencia en el mundo, éste la conserva para una vida sin término.
como único medio de reunir a los hombres; es el cimiento de la
El que quiera servirme, que me siga, y allí donde esté yo, esté
•(28 La Pasión Características del relato joánico 429

Iglesia. En los discursos es el medio por el que la Iglesia se abre el rey de los judíos. El pensamiento de Pilato va progresando
al Espíritu. como sigue:
Hay una cosa clara: la muerte de Jesús ocupa un puesto sin- «Entró otra vez Pilato en la residencia, llamó a Jesús y le dijo:
gular en las preocupaciones de Juan. Es cierto que el Prólogo in- —¿Tú eres el rey de los judíos?» (Jn 18,33).
siste sobre todo en la venida de Jesús al mundo, en el hecho de
que la carne es asumida por la Palabra, como núcleo esencial del Diálogo
evangelio. Por decirlo con lenguaje teológico, la idea que más
preocupa en este evangelio es la encarnación de la Palabra, su des- «Pilato le dijo:
censo al orden inferior del ser desde otro orden superior. Pero todo —Pero, entonces, ¿eres tú rey?» (Jn 18,37).
esto no excluye la preocupación por la cruz. Así se desprende no
sólo del relato de la pasión, al que volvemos ya, sino de todos los Diálogo
pasajes antes citados. El relato de la pasión no sólo es una parte
ineludible y tradicional del evangelio, que como tal incluye Juan, «Pilato le dijo:
sino que más bien entraña el cumplimiento inevitable de una pre- —Y ¿qué es la verdad?» (Jn 18,38).
visión de la muerte de Jesús que aparece a lo largo de todo el «Yo no encuentro ningún cargo contra él» (Jn 18,38; 19,4.6).
evangelio. «Aquí tenéis al hombre» (posiblemente, una manera velada de
aludir al Hijo del hombre; Jn 19,5).

CARACTERÍSTICAS DEL RELATO JOANICO DE LA PASIÓN Diálogo

El relato joánico de la pasión recuerda en muchos puntos el de «Aquí tenéis a vuestro rey» (Jn 19,14).
los sinópticos. Al igual que el de Marcos, el relato joánico se ca- «Pilato mandó también escribir un letrero y ponerlo en la
racteriza por la sobriedad, por la atención al hecho concreto. Los cruz; decía: Jesús Nazareno, el rey de los judíos. Como el lugar
materiales recogidos por Juan están más cargados de emoción que donde crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad, muchos ju-
los de Marcos, pero no por ello caen en el sentimentalismo. No díos leyeron el letrero; porque además estaba escrito en hebreo,
hay intervenciones de ángeles o de otros seres sobrenaturales; ni latín y griego. Los sumos sacerdotes dijeron a Pilato:
se intenta intensificar la estampa dolorosa de un Jesús doliente —No dejes escrito: 'El rey de los judíos'; pon: 'Este dijo
ni se recurre a una intervención divina para aliviar sus dolores. Al que era el rey de los judíos'.
igual que los sinópticos, también Juan ve en la pasión el cumpli- »Pilato les contestó:
miento de la «Escritura». Introduce citas del Antiguo Testamento —Lo escrito, escrito se queda» (Jn 19,19-22).
que no aparecen en los sinópticos (cf. 19,34.36). Hay otros aspec- Vemos cómo en el curso del juicio resulta juzgado el juez.
tos del relato joánico que presentan paralelos con los sinópticos; A lo largo de todo el ministerio salió a relucir una y otra vez el
por ejemplo, la insistencia en la realeza de Jesús, que Marcos ya tema del juicio; se afirma muchas veces que Jesús, por ser la luz,
puso de relieve, aparece también en Juan, pero desarrollando aún juzga a los hombres. En la escena ante Pilato ocurre así de hecho.
más el tema. Jesús invierte los papeles en el tribunal. Pilato, representante del
Esto nos lleva a algo que se destaca especialmente en Juan. mundo, se enfrenta a alguien que lo descalifica. Se ha llevado a
Empecemos por el último punto, la forma en que trata Juan el cabo el juicio de este mundo. El propósito de esta escena es pro-
tema de la realeza de Cristo, que destaca aquí mucho más que en clamar a Cristo como juez del mundo. La última acción de Pilato
los sinópticos. es escribir el título de «rey» sobre la cabeza del crucificado. ¡Ven-
aste, Galileo! Algunos han visto incluso en las palabras de Pilato:
«Aquí tenéis al hombre», una confesión de que el romano recono-
1. Cristo como juez: Jesús ante Pilato ce al fin que Jesús es el «Hijo del hombre».
Empieza Pilato refiriéndose a Jesús como rey de los judíos en
tono irónico, pero al final advertirá que tiene ante sí un «hombre»,
2. La libre iniciativa de Cristo en su muerte 3. La forma de la muerte de Cristo: la cruz

Cuando Jesús comparece ante Pilato, como hemos visto, se hace Hemos usado al final del párrafo anterior la expresión «termi-
dueño de la situación. Este dominio, si podemos decirlo así, se nará subiendo a la cruz». Y lo hemos hecho deliberadamente y en
revela también de otra manera. En todo momento subraya Juan la vez de la frase más usual «va a la muerte», porque Juan insiste en
autoridad y libertad con que actúa Jesús. No espera a que lleguen el hecho de que Jesús murió alzado en alto sobre una cruz. Pero
los acontecimientos, sino que va a su encuentro. Por ejemplo, no fue así por el hecho de que la cruz fuera «el más cruel y terrible
decide ser arrestado. Véase el pasaje de 18,1-9: suplicio que el hombre haya podido inventar para vengarse de sus
«Dicho esto, salió Jesús con sus discípulos, pasaron el torrente semejantes», como dice Joseph Klausner, investigador judío a, sino
Cedrón y entraron en un huerto. Judas, el que lo traicionaba, co- porque su forma era para Juan un verdadero símbolo. No es de
nocía también el sitio, porque Jesús se reunía allí a menudo con extrañar, pues en el judaismo se atribuía gran importancia a la
sus discípulos. forma en que moría un hombre. Un rabino judío de los tiempos
»Judas cogió la patrulla y a unos guardias de los sumos sacer- de Jesús, conducido a la muerte, era animado por Rabí Gamaliel
dotes y fariseos, con faroles, antorchas y armas, y entró allí. Jesús, para que no llorase, pues «... dos pasos más y estarás en el seno de
sabiendo todo lo que se le venía encima, se adelantó y les dijo: los justos...», pero él replicó: «¿Acaso lloramos porque vamos a
—¿A quién buscáis? ser degollados? No, sino porque vamos a ser muertos del mismo
«Contestaron: modo que lo son los asesinos, como lo eran también los que pro-
—A Jesús Nazareno. fanaban el sábado...» Es lógico que los primeros cristianos se sin-
»Les dijo Jesús: tieran desconcertados por la forma en que murió Jesús. Pablo veía
—Soy yo. en la crucifixión, como forma de la muerte de Jesús, una marca de
»Estaba con ellos Judas el traidor. Al decirles 'soy yo', dieron maldición (cf. capítulo 22). Lo que en ella veía Juan se manifiesta
un paso atrás y cayeron a tierra. en 12,32:
»Luego les preguntó otra vez:
«Pero yo, cuando me levanten de la tierra, tiraré de todos
—¿A quién buscáis?
hacia mí.»
«Contestaron:
Veíamos antes cómo Juan hace un juego de palabras con «le-
—A Jesús Nazareno.
vantar en alto». La muerte ignominiosa es la elevación de Jesús.
»Jesús les dijo:
En la cruz concurren dos cosas. Es el punto de la historia en que
—Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad que éstos el Hijo del hombre, que vino de lo alto, más se rebajó; entonces
se marchen.
descendió a las partes inferiores de la tierra, a la soledad y la
»Así se cumplió lo que había dicho: 'De los que me confiaste,
degradación de ser crucificado. Pero es también el punto de la
a ninguno he perdido'.»
historia en que el Hijo del hombre se eleva sobre la tierra para
Es el comportamiento de alguien que está encargado de cum-
retornar a su Padre. Para Juan, la crucifixión es la glorificación de
plir una misión y que reclama para sí la iniciativa. Son significa-
tivas las palabras de 18,8-9: Cristo; su exaltación en la cruz es su partida hacia el Padre, su
«Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad que éstos ascensión. En la cruz se concluye la acción redentora de ascender a
se marchen. través del descenso. En la cruz llevó Jesús a término su obra de
»Así se cumplió lo que había dicho: 'De los que me confiaste, darse por sus discípulos y por todo el mundo. Así se hace ver en
a ninguno he perdido'.» Compárese con 17,12. el siguiente pasaje:
El buen pastor cuida de sus ovejas. Las guarda a costa de su «Después de esto, sabiendo Jesús que todo quedaba terminado,
propia vida. Nótese una vez más cómo en la muerte de Jesús se para que se terminara de cumplir la Escritura, dijo:
cumplen muchas cosas que antes habían sido previstas o sugeridas. —Tengo sed.
Jesús tiene siempre presente su tarea de preservar indemnes a sus »Había allí un jarro con vinagre. Sujetando a una caña de
seguidores, es decir, de formar con ellos una nueva comunidad. Por
63
entrega a su misión terminará subiendo a la cruz. Jesús of Nazareth, 349ss.
432 La Pasión Características del relato joánico 433

hisopo una esponja empapada en el vinagre, se la acercaron a la un día muy solemne, le pidieron a Pilato que les quebraran las
boca; cuando tomó el vinagre, dijo Jesús: piernas y los quitaran.
—Está cumplido. »Fueron los soldados y le quebraron las piernas primero a un
»Y, reclinando la cabeza, entregó el espíritu» (Jn 19,28-30). crucificado y luego al otro; pero al llegar a Jesús, viendo que ya
Jesús ha aguantado hasta el fin. Ha nacido el orden nuevo. Se estaba muerto, no le quebraron las piernas; en cambio, un soldado
ha iniciado finalmente el movimiento que llevará a todos los hom- le traspasó el costado con una lanza, e inmediatamente salió sangre
bres y a todas las cosas a unirse en un solo ser. Con la cruz se ha y agua.
establecido definitivamente el comienzo de la Iglesia. El acto para »Lo dice un testigo presencial y su testimonio es válido y
la venida del Espíritu y la creación de una comunidad unida ya ha ése sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis;
tenido lugar. Fue un acto en que Jesús se consagró para la muerte. porque esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: 'No le que-
brarán ni un hueso', y en otro lugar dice: 'Verán al que traspa-
saron'.»
4. Dos acontecimientos simbólicos No hay motivo para dudar de que todo esto ocurriera real-
La cruz, por consiguiente, establece el comienzo de la Iglesia. mente. No hay por qué suponer que todos estos hechos fueron in-
Para subrayar el hecho relata Juan dos acontecimientos, uno que ventados para que sirvieran de símbolos. Si no rompieron a Jesús
sitúa inmediatamente antes del pasaje en que Jesús exclama que las piernas en la cruz, ello fue debido probablemente a que ya esta-
ba muerto y no fue necesario recurrir a aquella operación para ace-
«está cumplido» y otro que coloca inmediatamente después.
lerar su muerte. Pero Juan vio en ello el cumplimiento de una
El acontecimiento anterior al «está cumplido» se recoge en
Escritura. El Salmo 34,19-20 dice así:
19,25-27:
«Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, la hermana de su
«Por muchos males que sufra el honrado,
madre María de Cleofás y María Magdalena. Al ver a su madre y a de todos lo libra el Señor;
su lado al discípulo preferido, dijo Jesús: él cuida de todos sus huesos,
—Mujer, ése es tu hijo. y ni uno solo se le quebrará.»
»Y luego al discípulo:
•—Esa es tu madre. También es posible que Juan pensara en el sacrificio del cordero
»Desde entonces el discípulo la tuvo en su casa.» pascual. En Ex 12,46 y Nm 9,12 se establece lo siguiente:
Este pasaje no denota únicamente el cuidado que Jesús tiene
de su madre. Juan ha trazado a lo largo de su evangelio la línea de «...no le quebraréis ni un hueso...»
separación entre el judaismo y el cristianismo con mayor nitidez
que los sinópticos. El hecho de que no le rompieran los huesos a Jesús es tomado por
«Porque la Ley se dio por medio de Moisés, el amor y la leal- Juan como un signo de que él es la verdadera Pascua. Del mismo
tad se hicieron realidad en Jesús el Mesías» (Jn 1,17). modo, la lanzada viene a cumplir una profecía. En Zac 12,10
Se insiste en la novedad del evangelio (cf. capítulo 37). Juan se lee:
vuelve sobre el tema en este pasaje. Llegará la hora en que el ju- «Sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén derrama-
daismo, representado por María, será acogido en la casa familiar de ré un espíritu de compunción y de pedir perdón. Al mirarme tras-
la Iglesia, representada por el discípulo preferido. El acontecimien- pasado por ellos mismos, harán duelo como por un hijo único, llo-
to en que todo ello ocurre por fin es la muerte de Jesús, cuando, rarán como se llora a un primogénito.»
como Marcos lo hizo notar simbólicamente, se rasgó el velo del La efusión de sangre y agua del costado de Jesús —que los
templo de Jerusalén. médicos reconocen como posible— pudo significar dos cosas para
Los acontecimientos que siguen a la exclamación «está cum- Juan. Era la prueba de que Jesús había muerto realmente en la
plido» son los que Juan recoge en 19,31-37: cruz. Era necesario insistir en ello porque en tiempos de Juan al-
«Siendo día de preparativos, los judíos, para evitar que el sá- gunos negaban que Jesús hubiera muerto realmente; su muerte
bado se quedaran los cuerpos en la cruz, porque aquel sábado era habría sido sólo aparente. Pero aún era más importante el hecho
28
154 La Pasión

de que la sangre y el agua brotadas del costado de Jesús indicaban


que los medios por los que se alcanza la vida eterna tenían como
fuente su muerte. Agua y sangre aludían respectivamente al bau- CAPITULO 40
tismo y a la Eucaristía. En la cruz se abren estos dos caminos de
salvación. La limpieza y el alimento de la comunidad cristiana, su EL RETORNO DE JESÚS. LA RESURRECCIÓN
misma existencia, dependen de la muerte de Jesús. Pero la existen-
cia de esta comunidad está también ligada a algo que Juan trata
unas veces como inseparable y otras como distinto de la muerte de No resulta difícil entender que la muerte de Jesús fue un
Jesús, es decir, su resurrección de entre los muertos, de la que nos acontecimiento histórico «real». La resurrección de Jesús (o de
ocuparemos a continuación. cualquier individuo) es más difícil de admitir para el espíritu mo-
derno. Vemos cómo mueren constantemente los hombres, pero no
hemos visto resucitar a ninguno. La idea de la resurrección nos
sugiere hoy el recuerdo de las creencias primitivas que hablaban de
espíritus que retornaban del mundo de los muertos para visitar
los escenarios de sus moradas terrestres. Se trata de una idea ex-
traña y poco probable. Pero durante el siglo r, en el judaismo y
en otras religiones no ocurría lo mismo. El retorno del mundo de
los muertos era no sólo una cosa imaginable, sino además algo que,
en determinadas circunstancias, se esperaba. De nuevo nos halla-
mos en la necesidad de dar un gran salto para pasar del siglo xx al
siglo i. Podemos estar seguros de que, a diferencia de lo que nos
ocurre a nosotros, Juan no tendría dificultad alguna en creer que
un individuo podía retornar del mundo de los muertos y que de
hecho retornó.

¿POR QUE RECOGE JUAN LAS APARICIONES


DE JESÚS RESUCITADO?

Sin embargo, a la luz de cuanto escribíamos en el capítulo an-


terior, podríamos preguntarnos si Juan tenía alguna necesidad de
consignar un relato de la resurrección. Fácilmente podría llegarse
a la conclusión de que, para él, todo estaba terminado en la cruz.
La cruz es el signo que recapitula en sí todos los demás signos
precedentes. Juan deja entender claramente que Jesús fue elevado
en la cruz hasta el Padre, que su «exaltación» incluye su «resurrec-
ción» y su «ascensión» a Dios. Si ello es así, ¿necesitaba realmen-
te Juan consignar en su evangelio las apariciones que siguieron a
la resurrección? ¿No resultarán una redundancia dentro de sus
planes, puesto que, para él, la muerte de Jesús es su glorificación?
Todas estas preguntas son razonables. Sin embargo, lo cierto
es que Juan nos ofrece varios relatos sobre las apariciones de Jesús
después de su muerte. ¿Por qué? Porque la realidad de los hechos
se le vuelve a imponer de nuevo.
436 La Resurrección

Veíamos cómo las diferencias entre un signo como la conver- SIGNIFICADO DE LA RESURRECCIÓN
sión del agua en vino y el signo de la cruz de Jesús consistían en
que la cruz era de hecho aquello mismo que significaba; era un Hemos dicho que para Juan era necesaria la historicidad de la
signo eficaz, mientras que los restantes signos aludían simplemente resurrección, que hubiera sucedido realmente, para explicar la vida
a lo que significaban. La muerte de Jesús fue una muerte «real» de la comunidad cristiana a la que había consagrado los capítulos
y efectiva. Sucedió no sólo como un signo, sino como un aconteci- 14-17. Allí, el significado esencial de la resurrección (que, para
miento histórico significativo que entrañaba consecuencias de al- Juan, parece ser al mismo tiempo la segunda venida) es la renova-
cance muy serio. ción de las relaciones entre Jesús y sus discípulos, rotas con oca-
Pero Juan había dicho claramente que la muerte de Jesús fue sión de su muerte. Véase el siguiente pasaje:
la hora de su gloria; para él, no cabía imaginar gloria mayor que «No os dejaré desamparados, volveré. De aquí a poco el mun-
la entrega de sí mismo que Jesús realiza en la cruz. En principio, do no me verá más; vosotros sí me veréis, pues de la vida que yo
la cruz es el final; con ella todo estaba consumado. Nada en los tengo viviréis también vosotros: aquel día conoceréis que yo estoy
relatos de la resurrección que recoge Juan añade un ápice a la en el Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta
gloria de Jesús. La gloria ha envuelto en su expresión suprema a mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y al que
Jesús cuando estaba clavado en la cruz. me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me reve-
Pero nótese que, como hecho histórico, la cruz por sí sola su- laré a él.
ponía un fracaso. Un individuo crucificado, desde el punto de »E1 otro Judas (no el Iscariote) le preguntó:
vista de los hechos históricos, no podía ser una figura gloriosa. —Señor, ¿a qué se debe que vayas a revelarte nada más que a
«Tengo sed», dijo Jesús moribundo; todos los discípulos huyeron. nosotros y no al mundo?
Juan necesitaba dejar en claro en qué momento fue reconocida la »Jesús le contestó:
cruz como la plenitud de la gloria por los discípulos, ya que la —Uno que me ama hará caso de mi mensaje, mi Padre lo amará
cruz, si bien en principio era la glorificación suprema, desde el pun- y los dos nos vendremos con él y viviremos con él» (Jn 14,18-23).
to de vista histórico había constituido una derrota aplastante. Juan El significado de la resurrección es la venida de Jesús a los su-
tiene que hacernos ver cómo los discípulos llegaron a comprender yos desde más allá de «las fronteras del tiempo y el espacio», así
la cruz desde una nueva perspectiva; tenía que exponer qué es lo como su permanencia junto a sus discípulos, a los que rehace con
que los había llevado a reconocer la gloria del crucificado. Con este su perdón. La cruz es la instauración de la comunidad de los cre-
fin consigna las apariciones de Cristo resucitado. No lo hace para yentes a los que Jesús ha reunido durante su ministerio terreno;
realzar la gloria de Cristo, como Mateo, por ejemplo, en el pasaje la resurrección es el comienzo de su nueva y dilatada vida. En el
de 28,16-20, sino para mantener el hecho de que, también desde capítulo 20 se ocupa Juan de exponer la forma en que se produjo
el punto de vista histórico, Jesús venció a la muerte y rehizo el este nuevo comienzo, es decir, cómo reaparecen después de la cruz
grupo de sus seguidores con sus desleales discípulos. Juan quiere los discípulos convertidos en una comunidad dinámica. A través
declarar que en un momento determinado, los discípulos «vieron» de este capítulo podemos entrever cómo entendió Juan la venida
la gloria de Jesús. Los relatos de la pasión vienen exigidos por el de Jesús a los suyos. Los puntos en los que más insistió son los
relato de la cruz para explicar cómo lo que históricamente había siguientes:
sido un desastre se convirtió, también históricamente, en una vic- Primero, este evangelio, llamado «espiritual», no deja duda
toria, y cómo lo que era un triunfo desde la perspectiva «teoló- alguna de que Jesús abandonó, de manera cuasi-física, la tumba en
gica» pasaba a ser un triunfo en el terreno de la experiencia. Por que había sido depositado y se apareció a María Magdalena, luego
esto consigna Juan los relatos de la resurrección, a los que se de- a los discípulos que estaban con las puertas cerradas y finalmente
dican dos capítulos en la redacción actual del evangelio. Sin em- a Tomás junto con los demás discípulos.
bargo, pocos investigadores dudan hoy de que el capítulo 21 es Segundo, afirma claramente que ver la tumba vacía no era de
un apéndice, cuyos relatos son muy parecidos a los que consignan por sí suficiente. Pedro la vio y no entendió lo que significaba,
los sinópticos. Es en el capítulo 20 donde alcanza Juan la cumbre mientras que el discípulo preferido «vio» y «creyó». Tomás, el «du-
de su evangelio. bitante», también se negó a creer mientras no tuviera pruebas
positivas.
438 La Resurrección Significado de la Resurrección 439

• «Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Mellizo, no mó toda la situación y convirtió la derrota en victoria» M. Un amor
estaba con ellos cuando se presentó Jesús. Los otros discípulos le desbordado y persistente —ágape— llevó a Jesús a morir en la
decían: cruz, y este mismo amor le hizo retornar de entre los muertos. La
—Hemos visto al Señor. resurrección —el retorno de Jesús a los suyos— fue por encima
»Pero él les contestó: de todo un gesto de perdón. No es casualidad que Juan presente a
—Tengo que verle en las manos la señal de los clavos; hasta Jesús apareciéndose a María Magdalena antes que a nadie, pues
que no toque con el dedo la señal de los clavos y le palpe con la sus pecados eran bien conocidos, del mismo modo que los demás
mano el costado, no lo creo. evangelios hacen que la primera aparición sea la concedida a Pedro,
»Ocho días más tarde los discípulos estaban otra vez en casa, que había negado a Jesús tres veces. Pocas veces se habrá expre-
y Tomás con ellos. Estando atrancadas las puertas llegó Jesús, se sado esta verdad en tonos tan bellos y a la vez agudos como en
puso en medio y dijo: este poema de Amos N. Wilder, que también ve en la resurrec-
—Paz con vosotros. ción el despliegue de una «caridad [ágape] coetánea de los astros».
»Luego se dirigió a Tomás:
—Aquí están mis manos, acerca el dedo; trae la mano y pál-
pame el costado. No seas desconfiado, ten fe. El tercer día
»Contestó Tomás:
—¡Señor mío y Dios mío! «Aquella pesada losa aorillada,
»Jesús le dijo: los lienzos caídos,
—¿Porque me has visto tienes fe? Dichosos los que tienen fe el ángel cegador y los pálidos guardias,
sin haber visto» (Jn 20,24-26). que son hoy como una vieja estampa.
Un «creer» que se apoya en el «ver» o lo exige es menos de El temblor de tierra al tercer día,
alabar que cuando no exige la visión. Lo mejor es la actitud que los dormidos que despiertan,
termina por adoptar el mismo Tomás, que finalmente admite que el extraño, hortelano o pescador, en todas partes:
no es esencial la prueba tangible del cuerpo resucitado y hace esta pinturas desvaídas de un mundo sepultado.
confesión: «Señor mío y Dios mío.» Reconoce que la excelsa afir- Contad, contad de nuevo el suceso
mación hecha acerca de Jesús en el Prólogo —que era Dios— está en estos años planetarios,
justificada. El evangelio ha cerrado su círculo. pues allí estábamos y él está aquí,
Sin embargo, la culminación del capítulo 20 no es la confesión porque siempre es el tercer día.
de Tomás, sino la sentencia de 20,29: Rota está la prisión de nuestro mundo,
«Dichosos los que tienen fe sin haber visto.» y una caridad antigua irrumpe en el destino de hoy.
Pero, ¿cómo llegaron a la fe los que nunca vieron? La respuesta Proclamadlo por el Telestar,
es que creyeron por el testimonio de los discípulos, que sí vieron. difundidlo por Mundovisión.
Lo cierto es que los discípulos ocupan un lugar importante en El atraviesa los bloques de cemento,
Juan. Y esto nos lleva al siguiente punto de interés. las bóvedas cubiertas de vanadio,
Tercero, para Juan todo depende en última instancia del tes- las cercas de alambre espinoso.
timonio de quienes «estuvieron allí». La esencia de la resurrec- Una caridad coetánea de los astros
ción, por otra parte, consiste en que Jesús perdonó, de hecho e dispersa la obsesión profunda del tiempo
históricamente, el fallo de sus discípulos y en su misericordia re- y hace un hueco al corazón en nuestro sueño estéril,
tornó junto a ellos para reanudar la comunión que antes los había un nuevo espacio en el espacio para celebrar
unido. Un investigador que más que cualquier otro ha iluminado con movidas y nuevas coreografías,
el significado del cuarto evangelio en nuestros tiempos se expresa un tiempo nuevo en el tiempo para la música» tó.
así acerca de este punto: «La divina caridad con que Cristo murió
y retornó de entre los muertos para perdonar y restaurar a sus 64
C. H. Dodd, Three Sermons, 31.
inconstantes discípulos es de por sí el poder creador que transfor- 65
Publicado en «The Christian Centuty» 82 (1965) 458.
440 La Resurrección

Los discípulos forman ahora una comunidad que ha sido perdo-


nada. Jesús se dirige a ellos como sigue:
«Paz con vosotros. Como el Padre me ha enviado, os envío yo CAPITULO 41
también» (Jn 20,21).
Son llamados a continuar el ministerio de Jesús en el mundo, ESPÍRITU Y MANDAMIENTO
son enviados por Cristo. Pero luego siguen estas palabras:
«A continuación sopló sobre ellos y les dijo:
—Recibid Espíritu Santo» (Jn 20,22). Cuando estudiábamos los escritos de Pablo, veíamos la dificul-
Se otorga el Espíritu a los discípulos, para que prosigan la tad que supone definir exactamente lo que en ellos significa el
misma tarea de perdonar que Cristo llevó a cabo durante su minis- término «espíritu» (cf. capítulo 29). Lo mismo podríamos decir
terio. La comunidad perdonada tiene el poder de perdonar y tam-
a propósito del cuarto evangelio. Sin embargo, en éste aparecen
bién de negar el perdón. Pero, ¿qué significa el Espíritu? La
referencias tan numerosas al Espíritu en los discursos de despedida
expresión «sopló sobre ellos» nos recuerda Gn 2,7, cuando Dios
creó al hombre: que a la larga resulta más fácil que en el caso de Pablo trazar un
cuadro de la peculiar concepción joánica del Espíritu. Ya notába-
«Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, mos que, en este sentido, el cuarto evangelio difiere notablemente
sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser
de los sinópticos, en los que apenas se insiste en el Espíritu, mien-
vivo» (nótese nuestro subrayado).
tras que Juan nos ofrece una doctrina más desarrollada al respecto.
Lo que se quiere dar a entender es que ha nacido una nueva
humanidad por el Espíritu de Cristo. Una nueva creación está en
proceso. Ha nacido la Iglesia, la comunidad del Espíritu. Este es el
EL ESPÍRITU FUERA DE LOS DISCURSOS DE DESPEDIDA
significado de la resurrección, como Juan había explicado ya en
el discurso de despedida. La resurrección es la realidad del Cristo
vivo, por su Espíritu, en la Iglesia. El Espíritu, por consiguiente, En algún tiempo establecían los investigadores una diferencia
ocupa un lugar importante en la concepción joánica de la Iglesia, entre la concepción del Espíritu en los discursos de despedida y
lo mismo que en la paulina, y ello exige que le dediquemos un la que aparece en el resto del evangelio. Se ha afirmado que fuera
capítulo aparte. de los discursos de despedida utiliza Juan frecuentemente el tér-
mino «espíritu» para significar lo que es «real» por oposición a lo
irreal, el ideal invisible contrapuesto al mundo fenoménico y visi-
ble. En apoyo de esta tesis se citan los pasajes siguientes:
«Jesús le contestó:
—Pues sí, te lo aseguro: a menos que uno nazca del agua y el
Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. De la carne nace
carne, del Espíritu nace espíritu. No te extrañes de que te haya
dicho: 'Tenéis que nacer de nuevo'. El viento sopla donde quiere;
oyes el ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Esc
pasa con todo el que ha nacido del Espíritu.
»Nicodemo le preguntó:
—¿Cómo puede suceder esto?» (Jn 3,3-9).
«Pero se acerca la hora, o mejor dicho ha llegado, en que los
que dan culto auténtico darán culto al Padre con espíritu y ver-
dad; pues de hecho el Padre busca hombres que le den culto así.
Dios es espíritu, y los que le dan culto tienen que hacerlo con espí-
ritu y verdad» (Jn 4,23-24).
«Sólo el espíritu da vida, la carne no sirve para nada. Las
palabras que os he dicho son espíritu y vida» (Jn 6,63).
442 Espíritu y mandamiento En los discursos de despedida 443
Muchos lectores helenísticos de Juan entenderían ciertamente Nótese que, según Juan, será el Paráclito el que permanecerá
los pasajes citados a la luz del conocido contraste platónico entre para siempre con los suyos, pero esto mismo se afirma también de
lo ideal y lo fáctico, lo real y lo irreal. Pero no se pueden explicar Jesús. El Espíritu es el modo o forma de la presencia de Jesús.
de manera tan sencilla las palabras de Juan. Estos pasajes forman Incluso en 20,22, donde se dice que el Espíritu sugiere algo que es
parte de un todo, el evangelio, y han de entenderse a la luz de ese externo a Jesús y puede ser impartido a los demás, ello es así por-
todo. El espíritu de que aquí se habla es el Espíritu de Dios cono- que es Jesús el que imparte el Espíritu, su Espíritu.
cido a través del Antiguo Testamento y que ahora se ha hecho pre- Podemos concluir, en consecuencia, que el Espíritu es para
sente en Jesús. Ya antes de la pasión, el Espíritu dinámico y crea- Juan otra manera de hablar de Jesús; es el método de su presen-
dor de Dios se hace presente a través de Jesús. En Jesús se mani- cia. De ahí que el Espíritu resulte tan difícil de definir, tanto
fiesta un nuevo orden de la existencia; gracias a él pueden expe- como si se tratara de definir a una persona. Sin embargo, aunque
rimentar los hombres un nuevo nacimiento, un lugar nuevo para no podamos definir con precisión al Espíritu, los discursos de des-
rendir culto a Dios; sus palabras producen la vida. Y todo ello pedida nos hacen posible afirmar ciertas cosas acerca del Espíritu
porque en Jesús de Nazaret mora el Espíritu, ese Espíritu que re- que aparecen con especial claridad.
cibió al ser bautizado y que permanece con él.
«Juan declaró además:
—He visto al Espíritu bajar del cielo como una paloma y po- Cuándo llega el Espíritu
sarse sobre él. Tampoco yo lo conocía, fue el que me envió a bau-
Se afirma claramente que el Espíritu no llegará hasta que se
tizar con agua el que me dijo: 'Aquel sobre quien veas que el Es-
haya consumado la exaltación de Jesús en la cruz. Véanse los si-
píritu baja y se posa, ése es el que bautiza con Espíritu Santo'»
guientes pasajes:
(Jn 1,32-33).
«El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, de pie
No hay razón para trazar una distinción tajante entre lo que
como estaba, gritó:
Juan afirma acerca del Espíritu en los discursos de despedida y en
—Quien tenga sed, que se acerque a mí; quien crea en mí, que
los anteriores pasajes. Lo que hace en los capítulos 14 al 17 es
beba. Como dice la Escritura: TJe su entraña manarán ríos de
acentuar algunos aspectos, y ahí está precisamente el núcleo de su
agua viva'.
doctrina del Espíritu.
»Decía esto refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que
creyeran en él. Aún no había Espíritu, porque Jesús no había sido
glorificado» (Jn 7,37-39).
EL ESPÍRITU EN LOS DISCURSOS DE DESPEDIDA «Y, sin embargo, es verdad lo que os digo, os conviene que yo
me vaya, porque, si no me voy, no vendrá vuestro abogado; en
Si nos fijamos en los capítulos 14 al 17, lo que posiblemente cambio, si me voy, os lo enviaré» (Jn 16,7).
más nos llamará la atención será la manera intensamente personal El Espíritu ocupará el lugar de Cristo una vez que éste se
en que habla Juan del Espíritu. Se refiere a él llamándole Paráclito, haya marchado; será la presencia de Jesús en medio de sus discí-
Consejero, Abogado; el Espíritu se interesa directamente por la pulos. Sólo después de su muerte y resurrección podrá decir Jesús:
guía y defensa de los discípulos de Jesús. Hay además pasajes en «Recibid Espíritu Santo» (20,22). ¿Va esto en contra de lo que
que el Espíritu parece ser simplemente Jesús que ha retornado antes escribíamos, que el Espíritu estaba ya presente en el minis-
junto a los suyos. El Espíritu es el Cristo invisible. terio de Jesús antes de la pasión? No. Entonces estaba el Espíritu
«Si me amáis, guardaréis los mandamientos míos, y entonces geográficamente ligado a la presencia física de Jesús, y sólo la
yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito que esté siempre muerte podría romper aquel vínculo «geográfico», de forma que
con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibir- resultara ya posible hablar del Espíritu en cierto modo al margen
lo, porque no lo percibe ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo co- de Jesús.
nocéis, porque vive ya con vosotros y está entre vosotros. ¿Podemos imaginar cómo cuajaron estas ideas en Juan? Pro-
»No os dejaré desamparados, volveré. De aquí a poco el mundo bablemente obedecen a dos razones. Primera, históricamente fue
no me verá más; vosotros sí me veréis, pues de la vida que yo después de la cruz cuando la Iglesia experimentó el ímpetu y la
tengo viviréis también vosotros» (Jn 14,15-19). energía del evangelio. La forma de pensar de Juan viene a ser otra
444 Espíritu y mandamiento En los discursos de despedida 445
versión de la perspectiva de Hch 2 sobre el día de Pentecostés. mente tiene una repercusión universal. La Iglesia es, por consi-
Segunda, Juan cree que Cristo preexistía a todas las cosas, desde guiente, la esfera del Espíritu.
toda la eternidad. Durante un tiempo se hizo «carne», pero sólo ¿No implicará todo esto una visión estrecha, casi fanática del
para asumir de nuevo su gloria en los cielos. Esto significa que la Espíritu? ¿Acaso no se manifestará el Espíritu en otros ámbitos
actividad más plena de Cristo habría de llevarse a cabo después de fuera de la Iglesia, en la vida del hombre y en su historia general,
la cruz, cuando, libre de las limitaciones de la existencia física, así como en la creación? Aquí hemos de reconocer la confusión
pudiera actuar sin traba alguna. El Espíritu es Jesús liberado de que se ha creado en torno al término «Espíritu». Como ya hemos
la carne. visto, «espíritu» se ha utilizado para designar la «vida» que inspira
e informa el mundo natural. Pero generalmente, en la Biblia, lo
Dónde se manifiesta el Espíritu mismo que en Pablo y Juan, la actividad de Dios en la historia y
en la creación se expresa en términos de la Palabra, no del Espíritu
Para Juan, sin embargo, aunque el Espíritu quede ya des- de Dios. Las influencias a las que los hombres han calificado de
vinculado de la presencia física de Jesús, permanece aún asociado «espirituales» en la naturaleza y en la historia habrían sido referi-
de manera especial a los seguidores de Jesús, la comunidad cristia- das por Juan a la Palabra; Juan confina la presencia cálida e in-
na. El Espíritu está ahora en el mundo (como había estado Jesús), tensamente personal del Espíritu a la comunidad surgida por obra
pero el mundo no recibe al Espíritu por las mismas razones que le de Jesús. Los poetas como Milton, los músicos como Bach, los
indujeron a rechazar a Jesús. El Espíritu permanece en la her- científicos como Einstein estarían inspirados por la Sabiduría de
mandad cristiana. En este sentido puede decirse que Juan es muy Dios, como diría Pablo, o por la Palabra de Dios, en expresión de
«eclesial», y de ahí que los discursos de despedida constituyan el Juan. Sin embargo, para Juan, lo mismo que para Pablo, el Espíri-
mejor tratamiento del tema de la Iglesia en todo el Nuevo Testa- tu se reserva para los que han conocido a Cristo como Salvador,
mento. no para los sabios y prudentes, sino para los que le han conocido.
«Si me amáis, guardaréis los mandamientos míos, y entonces
yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito que esté siempre
con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibir- Lo que hace el Espíritu
lo, porque no lo percibe ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo co- Podemos describir la acción del Espíritu en el pasado, el pre-
nocéis, porque vive ya con vosotros y está entre vosotros» (Jn sente y el futuro.
14,15-17). Primero, el Espíritu es el Espíritu de Jesús, una figura que
El único pasaje en que posiblemente se insinúa que el Espíritu pertenece al pasado. Este es el hecho capital en relación con el
ejercerá una influencia en el mundo es el siguiente: Espíritu. El Espíritu no es una energía libre por sí misma; siempre
«Cuando venga él le probará al mundo que hay culpa, inocen- está informado o determinado por la figura histórica de Jesús.
cia y sentencia: primero, culpa, porque no creen en mí; luego, ino- Juan entiende el Espíritu siempre en relación con Jesús. Una de
cencia, y la prueba es que me voy con el Padre y ya no me veréis las más importantes funciones del Espíritu es hacer que Jesús
más; por último, sentencia, porque el jefe del orden presente ha retorne a la Iglesia, recordarle que tiene sus raíces en Jesús de
salido condenado» (Jn 16,8-11). Nazaret, y por ello es la piedra de toque en todas las cosas para
Pero aún así, el Espíritu no opera directamente en el mundo. la Iglesia. Véase el siguiente pasaje:
Parece que el sentido es que por el Espíritu serán vindicadas las «Esto es lo que tenía que deciros mientras estaba con vosotros;
afirmaciones de Jesús, de forma que el mundo se convenza de que el Paráclito que os enviará el Padre en mi nombre, el Espíritu San-
ha pecado al no creer en él, admitirá que Jesús era justo y se reco- to, ése os lo enseñará todo y os irá recordando todo lo que yo os
nocerá juzgado al ver cómo son vencidos los poderes del pecado y he dicho» (Jn 14,25-26).
de las tinieblas. Todo esto significa que el Espíritu, desde la Igle-
A la luz de estos versículos podríamos afirmar que el Espíritu
sia, influirá indirectamente en el mundo. En este sentido, hay una
actúa como memoria de la Iglesia o más bien como un estimulante
actividad del Espíritu en el mundo, si bien su presencia como tal
de su memoria. Ahonda en el pasado, se remonta al mismo Jesús
Espíritu se experimentará únicamente en la Iglesia. La actividad
y trae a la Iglesia sus palabras.
directa del Espíritu queda restringida a la Iglesia, pero indirecta-
¿Tan importante es esta función del Espíritu? Para responder
446 Espíritu y mandamiento En los discursos de despedida 447

a esta pregunta, veamos el cometido que desempeña la memoria en ria de Jesús. Por eso insiste Juan en que una de las funciones del
la vida de la Iglesia. Afirmaremos aquí que hasta la misma vida Espíritu consiste en recordar a la Iglesia lo que para ella significa
de la Iglesia depende de su memoria. Jesús. En una palabra, el Espíritu, la presencia viva, tiene también
Empecemos por considerar el cometido de la memoria en la sus raíces en la figura histórica de Jesús de Nazaret. En virtud del
vida individual de cada hombre. «El niño es padre del hombre.» Espíritu se mantiene viva y se experimenta en el presente la fuente
Un incidente trivial durante la infancia de un hombre puede reper- que dio el ser a la Iglesia en el pasado, el hecho de Jesús. En el Es-
cutir en toda su vida de adulto. Se ha afirmado de un reciente píritu convergen el pasado y el presente.
primer ministro inglés que toda su carrera de estadista estuvo con- En segundo lugar, si atendemos a la acción más específica del
dicionada, y quizá viciada, por las circunstancias en que vivió sus Espíritu en el presente, nos encontramos con el término «Pará-
primeros años, que no fue capaz de olvidar. Por algo hablamos de clito», utilizado como sinónimo de Espíritu, sobre el que ya hemos
los años formativos de la infancia y la adolescencia; es entonces citado algunas referencias. Este término podría traducirse muy ade-
cuando se forma la sustancia de nuestros más vivos recuerdos, que cuadamente por «abogado» o «consejero». La connotación inme-
resultan luego muy poderosos. El recuerdo del bien ennoblece; el diata del término es que el Espíritu viene junto a los cristianos
recuerdo del daño y del pecado degrada. En cualquier caso, ningún cuando se enfrentan a las pruebas y tentaciones que surgen en su
hombre puede ser él mismo sin la capacidad de recordar, sin la me- vida en el mundo. Como en otros pasajes de los sinópticos, la con-
moria de su propia identidad, de su nombre, de las conexiones que frontación entre los cristianos y el mundo exige firmeza, audacia
le unen al mundo que tiene en torno a sí, su propio mundo. Por y un valor a toda prueba. El Espíritu de Jesús, vivo en medio de
decirlo en términos psicológicos, la memoria es el principio de la ellos, da a los cristianos ese valor. No quedarán como huérfanos en
identidad personal. medio del mundo, sino que contarán con el respaldo de un abogado.
Pero todo esto es cierto no sólo de los individuos, sino también En tercer lugar, el Espíritu no se limita a una tarea de conser-
de los pueblos. ¿Qué es, por ejemplo, lo que constituye a una na- vación ni a mantener a la Iglesia enraizada en su pasado auténtico
ción? Algunos han afirmado que el hecho de hablar una lengua que es Jesús, ni es únicamente el origen de la fuerza y el valor
común une a las gentes hasta hacer de ellas una sola nación. Pero de los cristianos en las pruebas presentes, sino que además es la
los suizos no comparten una lengua común, sino que hablan ale- fuerza que capacita a la Iglesia para ir aprendiendo, para adaptarse
mán, francés y un dialecto propio. Otros han supuesto que el a la nueva verdad, para arriesgarse en el futuro. En el pasaje que
hecho de ocupar un mismo país durante mucho tiempo es algo antes citábamos, el Espíritu desplegará ante los discípulos el signi-
que llega a crear una conciencia nacional. Pero los judíos siguen ficado profundo de las palabras de Jesús, es decir, que hará más
constituyendo una nación sin haber tenido una tierra común du- penetrante su visión. Les declarará cuanto Jesús no pudo manifestar
rante siglos. Puede que se aproxime más a la verdad la definición a sus seguidores por la incapacidad de éstos para entenderlo. Jesús
que propone Matthew Arnold de la nación. «Una nación es una reconoció las limitaciones de sus discípulos; el Espíritu contará con
comunidad de recuerdos.» Es la conciencia compartida de un pa- la gran ventaja que supone su buena disposición a aprender ahora.
sado común lo que crea una nación. Los británicos son un solo De ahí que el Espíritu sea también el Espíritu de la verdad (14,17;
pueblo «por lo de 1066 y todo lo demás», es decir, por la memo- 15,26). Así se ve claramente en este pasaje:
ria de incontables experiencias comunes a lo largo de siglos. Nin-
guna nación puede subsistir sin sus recuerdos. De ahí que, en su «Mucho me queda por deciros, pero no podéis con tanto aho-
búsqueda consciente de la unidad nacional, los Estados Unidos ten- ra; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os irá guiando en la
gan que recordar constantemente a sus grandes héroes nacionales: verdad toda, porque no hablará en su nombre, sino comunicará lo
los Padres Peregrinos, los Padres Fundadores, Lincoln y otros. Es que le digan y os interpretará lo que vaya viniendo. El me hará
posible que estos recuerdos comunes sean el vínculo primario. honor, porque tomará de lo mío y os lo interpretará. Todo lo del
Lo mismo puede afirmarse, y en un sentido profundo, de la Padre es también mío, por eso digo que tomará de lo mío y os lo
comunidad cristiana, que también ha de vivir de sus recuerdos interpretará» (Jn 16,12-15).
En la Ultima Cena se ejecutan unos ritos encaminados a que «os Los discípulos no pueden poner término a la verdad que po-
acordéis de mí», es decir, para traer a Jesús del pasado hasta el seen en ningún momento, pues el Espíritu puede revelarles siempre
presente. La Iglesia vivirá en la medida en que mantenga la memo- nuevas parcelas de la verdad. El futuro está abierto. El Espíritu es
448 Espíritu y mandamiento En los discursos de despedida 449

recuerdo, pero es también enseñanza. Quedan aspectos de la ver- —Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
dad que el Espíritu se encargará de revelar a la Iglesia. »E1 le contestó:
Hasta ahora hemos visto cómo el Espíritu es principio de una —'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
memoria y fuente de valor e iluminación. Pero hay otro aspecto alma, con toda tu mente'. Este es el mandamiento principal y el
del Espíritu que, a primera vista, resulta más sorprendente. De ello primero, pero hay un segundo no menos importante: 'Amarás a
nos ocuparemos a continuación. tu prójimo como a ti mismo'. De estos dos mandamientos penden
la Ley entera y los Profetas» (Mt 22,34-40).
El Espíritu y el mandamiento nuevo «En esto se levantó un jurista y le preguntó para ponerlo a
prueba:
Hemos insistido en que el Espíritu, para Juan, es el Espíritu —Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
de Jesús, la forma o modo de su presencia. Esto explica un hecho »E1 le dijo:
sorprendente. Habitualmente se piensa que los hombres movidos —¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo es eso que recitas?
por el Espíritu están libres de toda norma. Seguir el impulso del »E1 jurista contestó:
Espíritu significa vivir espontáneamente y sin pensar en lo que se -^'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
debe o no se debe hacer. La vida en el Espíritu estaría por encima alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Y a tu prójimo
y al margen de toda ley o limitación. Desde este punto de vista, el como a ti mismo'.
Espíritu que reside en la Iglesia no tendría nada que ver con leyes »E1 le dijo:
o mandamientos; los cristianos están más allá de la ley en la li- —Bien contestado. Haz eso y tendrás la vida» (Le 10,25-28).
bertad del Espíritu. Citaré aquí unas palabras que he escrito en otro lugar. «Se
Pero no es esto lo que hallamos en el cuarto evangelio. En éste, suele afirmar que Jesús amplió la exigencia del amor de tres mo-
la comundiad del Espíritu está sometida a una ley, la del manda- dos: 1) uniendo inseparablemente el amor a Dios y al hombre;
miento nuevo del amor. Apenas puede dudarse de que Jesús, du- 2) reduciendo la totalidad de las exigencias de Dios al doble man-
rante su ministerio, hizo del amor un punto cardinal de su doctrina. damiento de amar a Dios y al prójimo, otorgándoles así una prio-
«Un letrado, que había oído la discusión y había notado lo ridad fuera de toda duda; 3) ampliando la idea de prójimo hasta
bien que respondía, se acercó y le preguntó: abarcar a todos los hombres, con lo que universalizó la exigencia
—¿Qué mandamiento es el primero de todos? del amor. Todo esto es cierto, pero más importante es reconocer
»Respondió Jesús: que Jesús reveló la naturaleza misma del amor... Pienso aquí en
—El primero es: 'Escucha, Israel, el Señor nuestro es el único la revelación de la naturaleza de la ágape que tenemos en la entre-
Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu ga pura e ilimitada de sí mismo que se ejemplariza en Jesús. 'Ama-
alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas'. El segundo es rás a tu prójimo como a ti mismo' —y teniendo como norma la
éste: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. No hay otro manda- vida y la palabra del mismo Jesús— es el mandamiento del Me-
miento mayor que éstos. sías» <A. Este es asimismo el mandamiento del Espíritu. La comu-
»E1 letrado replicó: nidad del Espíritu nació del amor (ágape) de Cristo, como hemos
•—Muy bien, Maestro, tienes razón en decir que el Señor es uno visto; en su vida habrá de reflejar ese mismo amor. El amor de
solo y que no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el co- Dios a Cristo y de Cristo a los suyos habrá de obtener una res-
razón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al puesta recíproca por parte de la comunidad. No es posible eludir
prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y este mandamiento, pues el Espíritu es Jesús y recuerda sus pala-
sacrificios. bras. Donde no hay ágape no está presente el Espíritu. Véanse los
»Jesús, viendo que había respondido inteligentemente, le dijo: siguientes pasajes:
—No estás lejos del Reino de Dios. «No os dejaré desamparados, volveré. De aquí a poco el mun-
»Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas» (Me 12,28-34). do no me verá más; vosotros sí me veréis, pues de la vida que yo
«Los fariseos, al enterarse de que Jesús había tapado la boca a tengo viviréis también vosotros: aquel día conoceréis que yo es-
los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era jurista, le
66
preguntó con mala idea: The Setting of the Sermón on the Mount, 431.
29
450 Espíritu y mandamiento En los discursos de despedida 451

toy con el Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros. El que sólo en la comunión de los santos, en que es compartido el Espíri-
acepta mis mandamientos y los cumple, ése es el que me ama; y al tu, puede permanecer el amor. No es en virtud de un desborda-
que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me reve- miento de sus propias energías —como podría suponerse que
laré a él. Hammarskjold da a entender— como puede el hombre ejercer el
»E1 otro Judas (no el Iscariote) le preguntó: amor, sino sólo en la medida en que es movido por el Espíritu en
—Señor, ¿a qué se debe que vayas a revelarte nada más que una comunidad del Espíritu. Por su misma naturaleza, el amor no
a nosotros y no al mundo? crece ni se mantiene en soledad, sino siempre en compañía. En
»Jesús le contestó: ningún otro lugar ha tenido expresión más adecuada esta verdad
—Uno que me ama hará caso de mi mensaje, mi Padre lo ama- que en los discursos de despedida del cuarto evangelio.
rá y los dos nos vendremos con él y viviremos con él. Uno que no
me ama no hace caso de mis palabras; y el mensaje que oís no es
mío, sino del Padre que me envió» (Jn 14,18-24).
«Igual que mi Padre me amó os he amado yo. Manteneos en
ese amor que os tengo, y para manteneros en mi amor cumplid mis
mandamientos; también yo he cumplido los mandamientos del Pa-
dre y me mantengo en su amor» (Jn 15,9-10).
Cerramos nuestro estudio de Juan como hacíamos con el de
Pablo: afirmando que el Espíritu coexiste con la Ley, la Ley del
amor. ¿Qué se entiende aquí por «amor»?
En su ahora famoso libro postumo, Markings 67, Dag Hammarsk-
jold revela cómo llegó a entender lo que significa el «amor». Para
él, «amor» significaba una vida de activo servicio social, de entrega
de sí mismo, de respuesta constante a cualquier demanda del pró-
jimo. Significaba una firmeza absoluta en el olvido de sí mismo, en
una aceptación sin reservas ni vacilaciones de todo cuanto trae
consigo la vida. Hammarskjold mismo da a entender que la fuen-
te de ese amor o ágape era, en su caso, el Espíritu de Cristo. Su
idea del amor aparece en el marco de una especie de confesión de
fe. Tenemos aquí una definición de la ágape, en términos del
«anonadamiento» del yo con la que muy bien podría estar de acuer-
do Juan. La norma para entender el amor será siempre el olvido
de sí mismo que demostró Jesús, el buen pastor, que da la vida
por sus ovejas, y por cuya muerte son preservadas las ovejas para
que se mantengan unidas en un solo rebaño. En su prólogo a
Markings, W. H. Auden 68 da a entender que Hammarskjold no
siempre tuvo una clara conciencia de lo que significaba el «reba-
ño» de los cristianos, la Iglesia. A primera vista parece válida esta
crítica de Auden. Pero quizá resulte muy significativo el hecho de
que en la confesión de fe a que ya nos hemos referido se conside-
re Hammarskjold «un miembro más de la comunidad del Espí-
ritu», frase que tiene genuinos ecos joánicos. También él sabía que

67
(Nueva York 1964) viii.
68
Ibid., xxi-xxii.
Conclusión 453

cristo, pero consiste también en algo más grande, el amor (ágape)


que se ha manifestado en Jesucristo, imagen y extensión del amor
CONCLUSIÓN del mismo Dios. La vida eterna es la vida revelada y realizada en
el amor de Cristo a los suyos. Su esencia es la ágape, un bien que-
rer sin límites ni desfallecimientos como el que Dios reveló al en-
Ha terminado nuestra aventura por las páginas" del cuarto viar a Jesús al mundo, como el que Jesús reveló al morir por los
evangelio. ¿A qué punto nos ha conducido? Hagamos una reca- suyos. La vida eterna consiste en participar de esa ágape. «Esta es
pitulación. la vida eterna, reconocerte a ti, el único Dios verdadero, y a tu
El autor se movía entre dos mundos que se entremezclaban enviado, Jesús el Mesías» (Jn 17,3). El conocimiento salvador y
constantemente, el del helenismo y el del judaismo. Había una cosa capaz de dar la vida eterna no ha de confundirse con el conocimien-
en que se asemejaban. Eran dos mundos inquietos que se movían a to intelectual, la especulación mística o esotérica, una tradición
impulsos de unos profundos anhelos religiosos y de otros tipos. secreta al estilo de la que tanto estimaba un sector de la intelectua-
El mundo helenístico se sentía abrumado, angustiado a veces por lidad del mundo grecorromano. No. Es, por el contrario, un cono-
el temor a la muerte y a las cadenas del destino. Buscaba la mane- cimiento que significa compromiso, entrega, obediencia a Dios y a
ra de escapar de una vida sometida a la corrupción y a la decaden- Cristo. El conocimiento de Cristo en este sentido, es decir, la obe-
cia hacia una vida eterna, auténtica, en la que la muerte no tuviera diencia al impulso de su amor, ésa es la vida eterna que el mundo
dominio alguno ni imperase la «maldición de los años». Muchos grecorromano y todos los demás mundos necesitan.
pensaban que mediante el conocimiento, es decir, la verdad y la luz También responde Juan a las esperanzas del judaismo y de los
sobre el origen y el destino del hombre escaparían de este mundo primeros cristianos con una sorprendente proposición. Afirma que
hacia otro mundo no contaminado por el pecado y la mancha de la cuanto habían transferido al futuro el judaismo y muchos de los
materia, logrando de este modo la vida eterna. El espíritu del mun- primeros cristianos, como si se tratara de algo que sólo cabía espe-
do helenístico se nos muestra muchas veces abrumado por un pro- rar, ya se había hecho presente en Cristo y en la comunidad por
fundo pesimismo, pues no lograba encontrar la seguridad espi- él creada. El juicio, aquí y ahora, se produce conforme a la postura
ritual. que se adopte ante Cristo. En la vida de la comunidad llamada al
También en el mundo judío reinaba una turbadora angustia. ser por Cristo es donde mora Cristo con su pueblo, donde se da a
Muchos judíos, y entre ellos también algunos cristianos de la pri- conocer el mandamiento nuevo, donde se halla presente el Espíri-
mera hora, buscaban la forma de aliviar su suerte en este mundo. tu de Dios. En esa comunidad está creando el amor (ágape) de Cris-
Pero habitualmente ponían sus esperanzas no en otro mundo, sino to un pueblo nuevo que hace realidad presente el mismo amor de
en un futuro ideal dentro de éste. Se sentían confortados con la Cristo a los suyos en sus relaciones naturales. Participar de esa ágape
esperanza de que llegarían el ajuste de cuentas y la redención es realizar todas las esperanzas. Esa ágape es lo único que conoce-
cuando el Señor instaurase su reino, cuando viniera a morar en mos y todo lo que tenemos que conocer, habría podido escribir
medio de su pueblo, cuando fuera conocido por todos y todos Juan, si bien es verdad que también reconoce que es necesaria la
llevaran sus mandamientos inscritos en el corazón, cuando fuera iluminación.
perdonado el pecado y se revelara la gloria de Dios. Juan, por consiguiente, presenta al mundo helenístico, al mun-
Juan conocía estos dos mundos, aquél que trataba de escapar do judío y también a los primeros cristianos el único desafío, el de
de las cosas de aquí abajo mediante el conocimiento de las cosas de participar en la ágape de esta comunidad nueva como medio para
lo alto y aquel otro que proyectaba sus esperanzas hacia el futuro. alcanzar la vida eterna. A este desafío nos va llevando gradualmen-
Y habló a estos dos mundos. te en su evangelio. En la primera parte presenta a Jesús como la
Al hombre helenístico, empeñado en su búsqueda, le decía que Palabra, el Logos, un término que, como veíamos, era capaz de
la luz verdadera, la vida verdadera, el conocimiento verdadero no atraer a la intelectualidad grecorromana. Presenta a Jesús como
se encuentran en unas doctrinas esotéricas acerca de los orígenes luz de los hombres, como pan de vida. Vida y luz eran términos
y el destino del hombre, sino en el encuentro con Jesucristo, en que también atraerían la atención de aquella misma intelectualidad.
quien están todas esas cosas. Pero va más lejos. La vida eterna con- Pero, en la segunda sección, después del capítulo 12, se cambia de
siste en la luz y en el conocimiento, que están presentes en Jesu- enfoque. Pasa ahora a primer plano el amor de Cristo en su muerte,
454 Conclusión Conclusión 455

un amor que tiene sus raíces en el amor de Dios. Los términos filo- Ahora podemos entender por qué al final de su evangelio, es-
sóficamente atrayentes —Logos, luz, vida— dan paso a un concep- cribe Juan en 20,30:
to más profundo, el amor. El cuarto evangelio es una llamada diri- «Jesús realizó en presencia de sus discípulos otros muchos sig-
gida a todos los hombres para que participen en el amor, en la nos que no están en este libro. Hemos escrito éstos para que creáis
ágape, porque, como ha escrito el profesor C. H. Dodd, «es en el que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y con esta fe tengáis vidl
ejercicio de la ágape como conoce a Dios el hombre y participa de gracias a él.»
su vida; ahí se hacen uno Dios y el hombre, y la criatura retorna al Al igual que los sinópticos y Pablo, y como todos los autotei
creador a través de la Palabra eterna por la que fueron hechas to- del Nuevo Testamento, el cuarto evangelio dirige nuestras mira-
das las cosas» 69. das a una sola figura, Jesús, como revelación de la gloria de Dios.
Pero tampoco es ésta la última palabra. ¿Cómo llevar a cada
hombre el reto de esta ágape? Primero y ante todo mediante el
testimonio que dan los creyentes en favor de la vida, la muerte y
la resurrección de Jesús de Nazaret. El cuarto evangelio es el testi-
monio de un creyente que llama a los hombres a participar en la
ágape mostrándoles esta figura. Su primer reto es a que crean en
él. Y con las últimas sentencias de este libro llegamos a uno de
los usos más significativos del término «creer» en el cuarto evan-
gelio, que lo utiliza de muy diversas maneras, pero una de cuyas
características es que habla de «creer en». Cuando se aplica a la
actitud del cristiano ante Jesús, «creer» denota no simplemente la
creencia, la aceptación de un artículo de fe relacionado con Jesús,
sino la entrega a él, la fidelidad a Jesús. Es precisamente este com-
promiso lo que Juan trata de inspirar a sus lectores. Para Juan,
creer en Cristo es ver a Jesús de tal manera que el resultado sea
comprometerse con él. Es posible, como advertíamos, «ver» a Je-
sús •—conocer todo cuanto se refiera a su vida, muerte y resurrec-
ción—, pero sin «creer». Pero cuando «verle» conduce a «creerle»
entonces se produce la visión genuina que es conocimiento de
Dios, es ver la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo. Esto
es, por consiguiente, creer en Jesucristo: reconocer que fue exalta-
do en su humillación, coronado en su cruz; ver la gloria de Dios en
la carne de su vida. De este modo, creer es igual que permanecer en
Cristo como un sarmiento en la vid y encontrar, en esa inhabita-
ción, la vida eterna junto con la comunidad de todos los demás
creyentes, de forma que el compromiso con Cristo se convierte en
compromiso con cuantos creen en él, es decir, con el nuevo Israel,
la Iglesia, y a través de la Iglesia con el mundo, pues el objeto de
la acción de Dios a través de Cristo y su pueblo es la salvación del
mundo. La esencia de todo es el compromiso con Cristo. Pero este
compromiso es siempre una respuesta a su compromiso anterior
con los suyos y el mundo. Como dice el autor de 1 Jn, «amamos
porque él nos amó primero» (4,19).

» C. H. Dodd, op. cit., 399.


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Es una traducción por estructuras idiomáticas: modismos, proverbios,
giros comparativos, frases hechas del hebreo y griego por sus corrrspon-
dientes castellanas. Así se consiguieron, tras quince años de trabnio en
equipo, las dos fidelidades en que radica toda traducción: fidelidad «I idio-
ma original y fidelidad al nuestro. El lector de hoy padrá leer JH Biblia
como sus lectores inmediatos.
Primera lectura de la Biblia. Trad. y selección de Alonso Schókel/Mateos.
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ÍNDICE DE CITAS BÍBLICAS

ANTIGUO TESTAMENTO

Génesis 1 Samuel
1,1: 316. 4,21ss: 53.
1,26: 302. 8: 143.
1,31: 100. 12,12: 143.
2,7: 440. 31,8-10: 140.
5,1: 302, 303.
11: 202. 2 Samuel
11,1-9: 203.
13,2: 51. 7,14: 165.
24,1: 345.
31,1: 51. 1 Reyes
31,47: 17. 1,42: 140.
45,13: 51. 3,13: 51.
8,10: 53.
Éxodo
3,13-14: 293. 1 Crónicas
4,1-9: 388. 10,8-10: 140.
4,21-23: 164.
6,6: 278.
12,26: 309. Esdras
12,46: 433. 4,8-6,18: 17.
13,8: 309. 7,12-26: 17.
15,13: 278.
15,18: 143. Salmos
24,8: 155.
24,15-18: 52. 2,7: 165.
33,17-23: 54. 8,5.6: 169.
33,18.20: 379. 19,2: 52.
40,34: 53. 22,1: 23.
22,8-9: 23.
22,18: 23.
Levttico 24,7-10: 53.
19,18: 303. 26,8: 53.
29,1-3: 52.
34,19-20: 433.
Números 69,22: 23.
9,12: 433. 74,2: 278.
21,8-9: 424. 77,15: 278.
80: 169.
Deuteronomio 80,8-19: 420.
89,26: 165.
6,23.30: 309. 97,1-6: 52.
7,7-8: 280. 118,22-23: 155.
8: 157. 139,16: 301.
8,13.16: 157. 145,10-13: 143.
32,39: 347. 146,10: 143.
464 índice de citas bíblicas índice de citas bíblicas 465
Proverbios 4,lss: 389. 48,4: 173. Salmos de Salomón
8,22-34: 296. 34: 403. 49,lss: 172s.
37,1-12: 317. XVII: 146.
8,22-23. 29-31: 378s. 43,1-5: 54.
8,35-36: 296, 379. 44,1-4: 54. 2 Henoc
Literatura de Qumrán
Eclesiastés 30,13: 303.
Daniel 1 Qp Hab. XIII, 2-4: 148.
3,1.7.8: 258. 1 QS IV, 19-21: 148.
2,44-45: 142. 4 Esdras
Eclesiástico 2,46-7,28: 17. 3,21-22: 253. Literatura rabínka
7: 44. 4,30-32: 253.
15,14: 256. 7,9-14: 170. 7,116ss: 254. M. Sanhedrin, 4,5: 301, 303.
7,13ss: 55. 8,52-64: 364. Pirké de Rabí Eliezer, 3,19: 302.
Isaías 7,18.22.27: 170.
7,27: 143.
1,2: 164.
1,3: 379.
2,lss: 19. Oseas NUEVO TESTAMENTO
2,2-4: 263.
5,1-2.7: 421. 11,1.3.4: 164, 165. Mateo 9,34: 71.
7,14: 23. 9,35-38: 137.
20,lss: 389. Joel 1: 191, 193. 9,36-10,42: 194.
24,21-23: 144. 1,2-17: 162. 10,6: 93.
33,22: 144. 2,28-32: 61. 1,22: 23. 11,1: 193, 194.
35,4: 24. 1,23: 92, 93. 11,2-6: 159.
35,5-6: 24, 132. 2: 191, 193. 11,2-11: 132.
40,1-5: 141. Sofonías 2,6.18.23: 93. 11,2-12,50: 194.
40,3: 23, 49, 153. 2,15: 93, 165. 11,4-6: 24.
40,4: 50, 153. 3,14-18: 144. 3,1-4,25: 193. 11,11-15: 134.
40,5: 50, 54, 153. 4,1-11: 157. 11,12: 191.
41,14: 279. Zacarías 4,15s: 93. 11,21: 92.
41,21: 144. 4,18: 87. 11,25-30: 120 162.
42,8: 347. 4,10: 301. 4,23-25: 198. ll,27ss: 93.
43,15: 144. 9,9: 159. 5: 194. 11,28-30: 198.
44,6: 144. 12,10: 433. 5,1-7,27: 193. 12,1-8: 133.
49,24-25: 154. 14,16: 144, 398. 5,3: 199. 12,18-21: 93.
52,6: 347. 5,17ss: 93, 195. 12,24: 71.
52,7-10: 141. 5,20.23-24a: 93. 12,28: 137.
53,7: 427. Malaquías 5,21-22.27-28: 176. 12,41: 92, 133.
59,19: 54. 3,1: 23, 49, 153, 157. 6,9-13: 118. 13,1-52: 194.
60,1-5: 55. 6,25-34: 92. 13,10-17: 134.
63,15-16: 164. 6,26: 118. 13,24-30: 92.
Apócrifos y Pseudoepígrafos 6,33: 176. 13,44-50.52: 93.
Jeremías 6,34b: 107. 13,53: 193, 194.
7,13: 176. 13,54-17,21: 194.
1,4-5: 232. 2 Baruc 7,28: 193. 13,55: 89.
7,11: 155. 54,15-19: 253. 8,1-9,35: 193. 14,1: 87.
10,11: 17. 8,5ss: 92. 16,18-19: 195.
20,15: 140. 8,11: 201. 17,22-18,35: 194.
27,lss: 389. 1 Henoc 8,17: 93, 198. 17,24-27: 101.
31,31s: 156. 8,20: 198. 18,15ss: 120, 196.
14,8-16,4: 232. 8,28-29: 104. 18,18: 93.
Ezequiel 46,lss: 171. 9,2-17: 87. 18,20: 197.
46,1: 173. 9,6.15: 87, 88. 18,23-35: 93.
l,4ss: 53. 46,3: 173. 9,17: 392. 19,1: 193, 194.
1,28-2,1: 169. 48,lss: 171s.
30
466 índice citas bíblicas índice de citas bíblicas 467
19,2-22,46: 194. 3,20-27: 100, 137, 154. 12,1-12: 135, 154. 11,5-8: 94.
19,10: 177. 3,22: 71. 12,13ss: 98, 102, 103. ll,31ss: 92.
20,1-16: 93. 3,31-35: 100. 12,18-27: 102. 11,41: 200.
21,28-32: 93. 4,lss: 90. 12,28-34: 448. 12,13-21: 94.
22,1-14: 93, 136. 4,10-11: 184. 13: 90, 412. 12,22-31: 92.
22,34-40: 449. 4,33-34: 100, 182. 13,1: 119. 12,24: 119.
23,1-25,46: 194. 4,35-41: 103, 185. 13,24-27: 149. 12,33: 200.
23,8: 93. 5,1-20: 103. 13,32: 162. 13,6-9: 94.
24,14: 192. 5,21-43: 103. 14,3-9: 340. 13,10ss: 201.
24,23ss.30-31: 192. 5,25-34: 103. 14,17-26: 340. 13,29: 201.
24,38ss: 22. 5,41: 108. 14,22-25: 155. 14,15-24.28-30.31-33: 94.
25,1-13: 93. 5,43: 99. 14,43-52: 340. 15: 201.
25,13: 192. 6,1-6: 98. 14,61-63: 187. 15,3-7: 94.
25,14-30: 93. 6,3: 89. 14,62: 186. 15,8-10: 94, 201.
25,30: 192. 6,7: 182. 15,21-39: 23. 15,11-32: 94, 200.
25,31-46: 93, 192. 6,7-13: 98. 15,33: 72. 16,1-13: 94.
26-28: 193. 6,12-13: 100, 182. 16,8: 80. 16,16: 125, 134.
26,1: 193, 194. 6,14ss: 87, 98. 16,19-31: 94.
26,3-28,20: 194. 6,30: 182. 17,11-17: 101.
26,52: 192. 6,30-44: 103. Lucas 18,1-8: 94, 201.
27,8: 191. 6,33-44: 340. 1,46-55: 145. 18,9-14: 94, 200.
28,15: 191. 6,45-52: 103, 185, 340 1,68-79: 146. 19,lss: 200.
28,16-20: 197, 436. 7,1-13: 183. 2,1: 139. 19,10: 107.
28,20: 93. 7,14-20: 183. 2,10: 201. 22,66-70: 163.
7,15: 107. 2,14: 50. 23,26ss: 201.
7,18-19: 100. 2,32: 201. 23,32-34: 200.
Marcos 23,39-43: 200.
7,20-23: 100. 3: 162.
1,1: 79,153,157. 7,25-30: 98. 3,4ss: 23. 23,48: 201.
1,2: 157. 7,32-37: 103. 3,6: 201. 24,47: 201.
1,4-8: 340. 7,33-34: 103, 108. 3,19.20: 87.
1,11: 159. 7,37: 100. 3,23-33: 162. Juan
l,14ss: 142, 182. 8,11-13: 98. 4,14-21: 204.
1,16: 87. 8,15: 100. 4,16ss: 125. l.lss: 374, 380.
1,21-22: 182, 183. 8,17-21: 100. 5,16: 201. 1,1-14: 348, 371.
1,29-31.34: 100. 8,22-26: 103, 108. 5,18-38: 87. 1,1-18: 348, 371.
1,39: 182. 8,23-26: 98. 5,24.35: 87, 88. 1,4.5: 374, 377.
l,40ss: 98, 99. 8,23: 103, 108. 5,37: 392. 1,9: 357, 377.
2,1-12: 102. 8,27ss: 186, 188. 6,4: 78. 1,11: 380, 400.
2,1-3,6: 90. 8,27-34: 187. 6,12: 201. 1,12: 380.
2,3-22: 87. 8,29: 340. 6,20: 199. 1,12-13: 380, 382.
2,5-12: 185. 8,35: 107. 6,24-26: 199. 1,14: 50, 327, 380.
2,9: 340. 8,38: 107. 7,2ss: 92. 1,17: 379, 432.
2,10: 87. 9,12: 188. 7,11-17: 101, 201. 1,18: 50, 379.
2,12: 99. 9,14-28: 100. 8,3: 201. 1,23: 23.
2,13: 99, 182. 9,28-29: 100. 8,26-30: 104. 1,29: 427.
2,15-17: 100, 102. 10: 184. 9,22: 204. 1,32-33: 442.
2,17: 107. 10,1: 102. 9,51-18,14: 89, 90. 1,41.45: 362.
2,21: 88. 10,2-9.10-13: 102, 120. 10,13: 92. 1,49: 363.
2,22: 392. 10,13-16: 99, 102, 119. 10,25ss: 449. 2: 338, 341.
2,23: 99. 10,17-22: 103, 120. 10,29-37: 94. 2,1-12: 390.
2,23-28: 100. 10,33: 188. 10,30ss: 200. 2,1-4,42: 391, 395.
2,27-28: 184. 11,1-10: 340. 10,38: 201. 2,6: 392.
3,1: 99. 11,11.12-14: 135. 11: 95. 2,12.13: 338.
3,7-9: 182. 11,15-17: 155. 11,1: 201. 2,13-16: 390.
3,19-27: 185. 11,15-18: 135, 184. 11,2-5: 118. 2,13-22: 392.
468 índice de citas' bíblicas
índice de citas bíblicas 469
2,13-3,21: 338. 6,32-33: 397.
2,18s: 392. 6,32-65: 391. 9,41: 338. 14,25-27: 422.
2,21: 392. 6,34-51: 397. 10: 390, 403. 14,31: 337, 338.
2,23: 345. 6,35: 346. 10,10: 358. 15: 338, 419, 422.
3,1-8: 382. 6,38.41: 368. 10,11-15: 426. 15,1: 392, 420.
3,3: 354. 6,48-51: 397. 10,14-15: 356. 15,9-10: 450.
3,3-8: 385, 441. 6,51: 368, 383. 10,15: 426. 15,26: 447.
3,5-8: 393. 6,51-56: 426. 10,16: 403. 16: 338, 419, 422.
3,12-13: 368. 6,52-58: 365. 10,18: 338. 16,7: 443.
3,13-15: 424. 6,52-59: 383, 397. 10,19-29: 338. 16,8-11: 444.
3,14.16: 427. 6,53-56: 397. 10,22: 345. 16,12-15: 422, 447.
3,16-21: 394. 6,63: 383, 441. 10,22-39: 401, 403. 17: 422, 423, 437, 442.
3,19: 363, 374. 6,66: 367. 10,30: 338, 403. 17,1: 413.
3,20s: 359. 6,68ss: 340, 365. 10,36: 403. 17,1-3: 365.
3,21: 338. 7: 332, 403. 11,1-44: 390. 17,3: 356s, 365, 422, 453.
3,22-30: 338. 7,1-14: 338. 11,1-53: 391, 403. 17,5: 374.
3,23-26: 390. 7,1-16: 391. 11,5-8: 405. 17,12: 420.
3,27-36: 390. 7,1-8,59: 398, 400. 11,21-27: 404. 17,17: 357.
3,31: 338, 368. 7,2: 345. 11,23-26: 363. 17,20-21: 422.
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4,1-2: 338. 7,15-24: 338, 399. 11,45-57: 405. 18,1-7: 347.
4,1-8: 390. 7,16-17: 399. 11,49-53: 427. 18,1-9: 430.
4,7-15: 386. 7,16-52: 391. 11,55-12,36: 406. 18,1-11: 340.
4,9-38: 390. 7,22s: 333. 11,56: 345. 18,13: 334, 338.
4,11-15: 346. 7,25: 338. 12,1-8: 340. 18,14: 338.
4,19-26: 395. 7,27.31: 347. 12,2-8: 406. 18,24: 338.
4,22: 225. 7,28: 357. 12,7: 406. 18,33.37.38: 429.
4,23-24: 357, 441. 7,37-38: 398. 12,12-15: 340, 406. 19,4-6: 429.
4,37: 357. 7,37-39: 443. 12,19: 406. 19,12.14: 429.
4,47-54: 390, 396. 7,42: 347. 12,20-23.23-36: 391. 19,19-22: 429.
4,50: 396. 7,51: 333. 12,23-26: 427. 19,25-27: 432.
4,54: 337, 396. 8: 403. 12,24: 427. 19,26: 333.
4,64-5,1-47: 396. 8,5: 345. 12,27: 415. 19,28-30: 432.
5: 338. 8,12: 346, 374, 399, 400. 12,31: 407. 19,31-37: 432.
5,1: 337, 345. 8,12-19: 400. 12,31-33: 366. 19,34.36: 428.
5,1-16: 390s, 396. 8,12-59: 391. 12,31-35: 425. 19,35: 357.
5,8ss: 340. 8,16: 357. 12,32: 431. 20: 436, 437.
5,10: 333. 8,16-18: 400. 12,34: 347. 20,2: 333.
5,17-47: 391, 397. 8,17: 333. 13: 384, 414. 20,21: 440.
5,21: 396. 8,21-30: 399. 13,1: 345, 413, 416. 20,22: 440, 443.
5,25-28: 362, 363. 8,23: 368. 13,1-17,26: 340, 411. 20,24-26: 438.
5,26: 374, 396. 8,27-28: 425. 13,3: 356. 20,29: 438.
5,39-40: 396. 8,28: 400. 13,6-8: 384. 20,30: 455.
5,47: 338. 8,31-32: 356. 13,23: 333. 20,31: 337.
6: 338. 8,32: 357. 13,31: 413, 418. 21: 335, 337, 436.
6,1-13: 340. 8,56: 345. 13,34-35: 419. 21,7.20: 333.
6,1-14: 390. 8,58.59: 400. 13,36-38: 418. 21,24: 333, 335.
6,1-31: 390. 9: 338. 13,37: 426. 21,25: 86.
6,1-58: 397. 9,1-7: 391. 14-16: 412-3, 423, 437, 442.
6,4: 119, 345. 9,1-17: 390. 14-21: 424.
6,15-21: 390. 14,5-10: 356. Hechos de los Apóstoles
9,1-41: 401.
6,16-21: 340. 9,1-10,21: 401. 14,15-16: 419, 444. 1-12: 216.
6,25-28: 386. 9,5: 401. 14,15-19: 442. 1-15: 216.
6,26-34: 397. 9,8-41: 391. 14,17: 447. 2: 202.
6,30-33: 357, 368. 9,35-41: 402. 14,18-24: 418, 437, 450. 2,7-11: 203.
14,25-26: 413, 419, 445. 2,14-36: 59, 61.
índice bíblicas índice de citas bíblicas 471
2,38: 61. 7,21-24: 250. 2.a Corintios 2,13-14: 131.
3,12-26: 61. 7,23-25: 244. 3,8-4,12: 321.
3,17-18: 268. 3,9-10: 267, 268.
4,8-12: 61. 8,14-17: 244s. 4,3: 57.
9,1: 224. 8,18-24: 242, 299 4,14: 199.
4,3-6: 49, 269.
9,1-19: 228. 8,21: 273. 4,5-6: 209, 281, 292.
10,34-43: 61. 8,28-30: 268. 4,6: 20. 1.a Tesalonicenses
10,38: 125. 8,35-39: 313. 5: 218.
17,2: 152. 1,5: 57.
9,1-2: 250. 5,1-5: 292. 5,23: 283.
17,7: 69. 9,1-5: 221. 5,17: 131, 267.
18,ls: 225. 9,3b: 219. 5,17-21: 281, 282.
18,2: 73. 2." Tesalonicenses
9,5: 292. 5,19: 292.
18,8: 29. 9,32: 273. 8,9: 417. 2,14: 57.
18,28: 152. 10,9: 59. 11,23-29: 212.
19,3: 29.
20,35: 78.
12,1-2: 250. 12,1-4: 307. 1.a Timoteo
12,14-21: 321. 13,11: 283.
21,17-26: 225. 13,1-7: 139. 1,11: 49.
21,40: 224. 13,13b-14: 213.
22,3: 224. Gálalas 2." Timoteo
22,4-16: 228. 14,8ss: 293.
23,6: 224. 15,20: 57. 1,11-17: 228. 2,8: 57.
26,9-18: 228. 15,33: 283. l,13s: 224. 4,6-21: 214.
26,14: 232. 16,20: 283. 2,1-3: 225. 4,11: 199.
16,23: 29. 3,1: 58.
16,25: 57. 3,16: 270.
Romanos 3,23-4,7: 279. Tito
3,28: 19. 3,12-14: 214.
1: 255. 1." Corintios 4,4-7: 279.
1,1-2: 268. 4,6: 244.
1,1-5: 59. 1,14: 29. 4,25-27: 19. hebreos
1,4: 292. 1,22-24: 58. 5,1: 280. l.lss: 20,131.
1,16-17: 213. 1,24: 295. 5,13: 267, 280. 1,3: 49.
1,18: 257. l,26ss: 29. 5,16-18: 267. 11: 21.
1,18-24: 254s. 1,30: 278, 295. 5,22-23: 319.
1,19-20: 315. 2,1-6: 58. Santiago
2,15: 244. 3,10s: 57.
2,16: 57. 7,10.25: 321. Efesios 2,1: 49.
3: 281. 9,16: 232. 1,10: 273.
3,9-18: 249. 9,20: 225. 4,22-6,18: 321. 1." Pedro
3,21-26: 284. 10,1-13: 21.
3,21-4,25: 288. 10,1-11: 277. 1,3: 61.
3,22-23: 250. Filipenses 1,10-12: 61.
10,11: 131.
3,24: 278. 11,1: 308. 2,6-11: 292. 1,18-20: 131.
4,16-25: 24. 11,3: 300. 2,8: 311. 2,21-24: 61.
5: 255. 2,12-13: 311. 3,18-22: 22.
11,29: 303. 3,22: 61.
5,10: 292. 12,3.4: 318. 3,4-5: 230.
5,10-11: 282. 12,12-13: 300, 319 3,4b: 219.
5,12: 252. 13: 319, 320. 3,5s: 224. 2." Pedro
5,12-14: 300. 13,4-7: 319. 3,6: 231. 1,18-21: 61.
5,12-16: 258. 15,1-7: 79. 4,9: 283.
5,18-19: 252, 300. 15,1-11: 58.
5,19: 312. 1° Juan
15,8-10: 312. Colosenses
6,1-11: 292. 4,19: 454.
6,4: 310. 15,20-22: 301. 1,15-20: 274, 294.
6,4-7: 267. 15,22-28: 271. 1,15 269.
15,45-49: 301. Apocalipsis
6,5.8: 310. 1,18 300.
7,15-25: 256. 16,17-18: 244. 1,20 273, 282. 11,15: 19.
ÍNDICE GENERAL

Prefacio 13

PRIMERA PARTE

INTRODUCCIÓN

Cap. 1: Dos testamentos: una'Biblia 17


Diferencias entre ambos Testamentos 17
Unidad de los dos Testamentos 20

Cap. 2: El mundo grecorromano como trasfondo 26


Un mundo en paz 26
Un mundo de bienestar 28
Un mundo lleno de religiones 30
Un mundo lleno de filosofías 32
Un mundo de influjos entrecruzados 35

Cap. 3: El judaismo del siglo I como trasfondo 36


Las creencias 37
Las prácticas 40
Fariseos, saduceos y esenios 42
Las esperanzas del judaismo 44
Interferencias del judaismo y el helenismo 45

Cap. 4: El evangelio como gloria de Dios 48


Significado de «gloria» 50

El evangelio de la gloria de Dios 55

Cap. 5: La primitiva predicación cristiana 57

Cap. 6: La historicidad de Jesús 67


Pruebas aportadas por las fuentes judías 68
La aportación de otras fuentes 71
índice general 475
SEGUNDA PARTE Cap. 15: El instaurador del reino 159
LOS TRES PRIMEROS EVANGELIOS Mesías 159
Hijo de Abrahán, hijo de Adán 162
Cap. 7: Los evangelios 77 Hijo de Dios 162
La paternidad de Dios en Jesús 166
Los evangelios no canónicos 77 Hijo del hombre 169
Los agrapha 78
El Nuevo Testamento y en especial los evangelios 78 Cap. 16: Las exigencias del reino 175
Cap. 8: Las fuentes de los evangelios 85 Cap. 17: El Evangelio de Marcos 181
Dos grupos de evangelios 85 La autoridad de Jesús, el Mesías 183
El problema sinóptico 86 El Mesías oculto 186
Teoría de la transmisión oral 89 El Mesías doliente 188
Teoría de los fragmentos o colecciones 90
Teoría de los préstamos a partir de dos documentos 90 Cap. 18: El Evangelio de Mateo 191
Desarrollo ulterior de la teoría de los préstamos 91
Fecha de composición 191
Mateo como el evangelio de la nueva ley 193
Cap. 9: La historia de las formas 96
Mateo y el evangelio del nuevo Israel 195
Presupuestos de la historia de las formas 96 Mateo como evangelio de Jesucristo 197

Cap. 19: El Evangelio de Lucas 199


Cap. 10: Fuerza y flaqueza de la historia de las formas 106
La antigua idea sobre Lucas 199
Cap. 11: Nuevos aspectos de la crítica de los evangelios 114 La nueva visión de Lucas 202
Nuevas perspectivas sobre el judaismo en el siglo i 114 Los tres retratos de Jesús 205
Confirmación de la historia de las formas 116
Crítica de la historia de las formas 121
TERCERA PARTE
Después de la historia de las formas 123
Jesús mismo más allá de la historia de las formas 125 PABLO

Cap. 12: Hacia el entendimiento de los sinópticos: el nuevo orden ... 129 Cap. 20: Las fuentes 211
Los tres saltos de la imaginación 129 ¿En qué radica la importancia de Pablo? 212
Términos y motivos de los evangelios 131 Las fuentes para el conocimiento de Pablo 214
Significado del nuevo orden 135 Valor histórico de los Hechos 215

Cap. 13: El evangelio del reino de Dios 138 Cap. 21: El trasfondo de Pablo 218
Significado del término «evangelio» 138 El trasfondo helenístico 218
El reino o reinado de Dios 142 El judaismo helenístico 220
Lo que esperaban del reino los hombres 145 El Antiguo Testamento, la apocalíptica y el judaismo rabínico ... 220
El escándalo de la buena noticia 149 Los manuscritos del Mar Muerto y las nuevas perspectivas 227

Cap. 14: El cumplimiento de las Escrituras 151 Cap. 22: En el camino de Damasco 228
Testimonios de la primitiva Iglesia 152 Interpretación visionaria 229
El ministerio de Jesús a la luz del Antiguo Testamento 152 La interpretación psicológica: la conversión como conocimiento
Jesús mismo a la luz del Antiguo Testamento 156 de sí mismo 229
476 índice general
CUARTA PARTE
La interpretación profética 231
La explicación a través de la Iglesia del crucificado 233 EL CUARTO EVANGELIO
Consecuencias de la conversión 235
Cap. 30: Introducción: fecha y autor 329
Cap. 23: El hombre y el universo 238 ¿Cuándo se escribió? 331
El universo 239 El autor del cuarto evangelio 332
Dios y el hombre 243
El cuerpo y la carne 245 Cap. 31: Las fuentes subyacentes al cuarto evangelio 337
Unidad del cuarto evangelio 339
Cap. 24: El enemigo antiguo 248
¿Conocía Juan los sinópticos? 339
La caída de Adán y sus consecuencias 252 Una fuente independiente 341
La idolatría y sus consecuencias 254
El impulso malo y sus consecuencias 255 Cap. 32: Un evangelio para dos mundos. El trasfondo judío 343

Cap. 25: La esperanza cumplida: una filosofía de la historia 262 I. Un estilo semítico 344
II. Un autor versado en el judaismo 344
La esperanza del judaismo 262
Cristo como centro de la historia 267 Cap. 33: Un evangelio para dos mundos. El trasfondo helenístico ... 349
La plenitud de los tiempos 268
La imagen de Dios 268 Significado de «la palabra» 350
No todo Israel es Israel 269 Los Hermética 350
Los comienzos del nuevo Israel 270 Importancia del «conocimiento» en Juan 357
La audacia de la fe de Pablo 274 Importancia de la «verdad» en Juan 358
La vida y la luz 359
Cap. 26: Las grandes metáforas paulinas 276
Cap. 34: El desafío del cuarto evangelio 361
Metáforas derivadas de la idea del éxodo 276
Metáforas tomadas de la idea de la creación 281 Para los judíos: el escándalo de «la salvación, ya» 362
Metáforas tomadas del ámbito del sacrificio 283 Para los griegos: el escándalo de «la carne» 367
Metáforas tomadas del ámbito de la ley 285
La «justificación» en sentido paulino 286 Cap. 35: La Palabra se hizo carne 371
El significado de la «fe» en Pablo 287
El Prólogo: Jesús como la Palabra 371
Cap. 27: La nueva persona y su nuevo pueblo 290 La Palabra: un reto a los griegos 375
La Palabra: un reto a los judíos 378
Jesús y Dios 291
El hombre Jesús 297 Cap. 36: La carne 381

Cap. 28: La nueva vida en Cristo 305 El Prólogo 381


Las referencias sacramentales 383
En términos místicos 306 Los discursos 385
En términos de la imitación de Cristo 308
En términos de morir y resucitar con Cristo 308 Cap. 37: Los signos: Jesús y el mundo 388
Cap. 29: Un camino nuevo: el Espíritu y la ley de Cristo 314 Significado de los signos en el AT 388
Los signos en el cuarto evangelio 390
El Espíritu antes de Pablo 317 Signos de que Jesús instaura un mundo nuevo (2,1-4,42) 391
El Espíritu en Pablo 318 Signos de que Jesús da la vida (4,64-5,1-47) 396
La ley de Cristo 320
478 índice general

Un signo de que Jesús es el pan de vida (6,1-58) 397


Un signo de que Jesús es la luz del mundo. El conflicto con los
judíos (7,1-8,59) 398
Un signo de que Jesús trae consigo el juicio (9,1-10,21; 10,22-39). 401
Un signo de que Jesús es la resurrección y la vida (11,1-53) 403
Signos de que Jesús da la vida a través de la muerte (11,55-
12,36) 406
Resumen de los signos: la muerte de Jesús es el verdadero
signo 408

Cap. 38: Discursos de despedida. Jesús y la Iglesia 411


La escena 411
¿Quién es el autor de estos discursos? 412
Los temas 414

Cap. 39: La Pasión 423


Referencias a la muerte de Jesús fuera del relato de la Pasión ... 424
Características del relato joánico de la Pasión 428

Cap. 40: El retorno de Jesús. La Resurrección 435


¿Por qué recoge Juan las apariciones de Jesús resucitado? ... 435
Significado de la Resurrección 437

Cap. 41: Espíritu y mandamiento 441


El Espíritu fuera de los discursos de despedida 441

El Espíritu en los discursos de despedida 442

Conclusión 452

Bibliografía 457
índice de citas bíblicas 463
índice general 473

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