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Muchas maravillas hay en el mundo, pero la obra maestra es el corazón

materno.

Madre voy a seguirte, ve tú adelante que, dándome el ejemplo, lo hare al

instante.

Dios pensó en la ternura y la plasmo, en aquel adorable ser una madre.

A mi madre huyen las tempestades de mi mente cuando los dedos de su mano

fría, se hunden, temblando, en la melena mía.

Cuando ya del destino me quejaba solo un bien me rescataba, una ventura y

eras tú, madre mía, tú, mi amor, mi esperanza y mi alegría.

Madre mía, tus brazos siempre se habrían cuando quería un abrazo, tu corazón
comprendía cuando necesitaba a una amiga, tus ojos tiernos se endurecían
cuando necesitaba una lección, tu fuerza y tu amor me guiaron y me dieron
alas para volar, pero hoy en este día tan especial te necesito para decirte
cuanto te adoro madre mía.

Una madre es paciencia, entrega, sacrificio, perdón, compañía, amor,

bendición, protección, cuidado y de más cosas que solo lleva en el corazón.

Dicen que en el regazo de una madre se encuentra el mejor consuelo y en el

tuyo puedo alcanzar la paz y el cielo.

Me devuelves la tranquilidad que necesita mi espíritu y me regalas la ternura

que solo tus manos pueden dar.
¡Todo puede mejorar si estoy en tus manos mama!

Si tu felicidad depende de la mía me esforzaré para tener mil motivos para

sonreír más. Pues durante todo este tiempo me consideraste lo más
importante en tu vida y es tiempo de que te pague con muestra de cariño.

Sé que existen millones de madres en el mundo, pero tú eres única, mamita

querida, gracias por llevarme 9 meses en tu vientre y toda la vida en tu
corazón.
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