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Pasado Argentino Reciente - Cine y Memoria PDF
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Secretario de Educación
Lic. Juan Carlos Tedesco
Coordinación ejecutiva
Martín D'Ascenzo
Supervisión
Patricia Bavaresco
Corina Guardiola
Mercedes Potenze
Claudia Rodríguez
Adriana Santos
Teresa Socolovsky
Verónica Travi
Producción editorial
Viviana Ackerman
Raquel Franco
Karina Maddonni
Adriana Martínez
Sergio Luciani
Liliana Santoro
Nora Raimondo
Agradecemos especialmente a Raquel Gurevich, Beatriz Masine, Javier Trimboli. Expresamos asimis-
mo nuestro agradecimiento por la lectura crítica de los módulos a los siguientes profesores de nivel
medio: Matilde Carlos, Sergio Carnevale, Horacio Fernández, Marcela Franco, Emilce Geoghegan,
Rubén Guibaudi, Julián Insúa, Gertrudis Muchiute, Claudia Paternóster, Andrea Paul, Mónica
Pianohoqui, Gustavo Ruggiero, Alfredo Sayus, Adriana Valle.
30años Preliminares 12/10/07 2:06 PM Página 5
Estimados colegas:
Dado que el cine y otros medios de expresión visual han alcanzado un lugar destacado en
la cultura, pueden servir como vía propicia para acceder a las problemáticas cuyas múlti-
ples transformaciones afectan la vida cotidiana en las sociedades actuales y que se abordan
como objeto de conocimiento en la escuela.
Nos referimos a los medios audiovisuales como recursos para la enseñanza de contenidos
pero a la vez reserva espacio para realizar una alfabetización audiovisual en acto, en tanto el
encuentro que supone genera oportunidades de interacción entre los jóvenes y la imagen, en
un ambiente claramente marcado por la intencionalidad pedagógica.
El equipo multimedia de apoyo a la formación inicial y continua de docentes que aquí
presentamos, esta conformado por cuatro ciclos temáticos. Cada uno de ellos se compo-
ne de cuatro films y un cuadernillo para el docente que profundiza los temas abordados
en las películas, a saber:
Esperamos que este material acompañe el trabajo de los docentes y colabore potenciando
los procesos de enseñanza.
Índice
Introducción ............................................................................................................................... 11
Capítulo 4. Los rubios. El parricidio rubio (por Julia Rosemberg y Javier Trímboli) .............. 115
I. Dificultades entre el pasado y el presente
II. Construcción de una memoria colectiva
III. De incomodidades en Los rubios
IV. Retomar el presente
V. En el aquí y ahora
Actividades
Bilbliografía
I N T R O D U C C I Ó N
Introducción
“Existe una cita secreta entre las genera- tentes. Su misma condición secreta, sin
ciones que fueron y la nuestra”, escribía embargo, es lo que la dota de un peculiar
Walter Benjamin hacia 1940 en una Europa valor; nos advierte que lo que puede surgir
a punto de estallar y volverse ruinas. Si exis- de ella no responderá a los patrones habitua-
te una cita entre el pasado y el presente, entre les, acostumbrados.
lo que una vez fue y lo que hoy estamos sien- Los treinta años del golpe se nos presen-
do, es posible que haya historia y que haya tan como una oportunidad para reflexionar
memoria. Pero sólo se trata de una posibili- sobre lo que ocurrió, pero también sobre
dad pequeña, débil, porque, nos dice aquello que nos pasa y nos atraviesa en el día
Benjamin, “nos ha sido dada una flaca fuer- a día, interpelándonos acerca de qué futuro
za mesiánica”. No está en la naturaleza de las como sociedad queremos.
cosas que el pasado –sus luchas, sus deseos, Intervenir desde esta temática es un asun-
sus muertos, incluso sus situaciones más to complejo, ya que el debate sobre qué fue
pequeñas y cotidianas– reviva lozano en la lo que pasó y cómo puede abordarse aún
conciencia de quienes hoy estamos vivos. continúa abierto. Proponer iniciativas para
Todo lo contrario. Probablemente, si retor- trabajar, a propósito de los treinta años del
na, y si lo hace de la mano del mercado o de golpe, nos enfrenta con el desafío de pensar
la tradición, vuelva fosilizado, con dudosa una propuesta que tenga en cuenta las dis-
vitalidad. tintas experiencias educativas de los docentes
Pero puede ser de otra manera, porque y de los alumnos de todo el país, consideran-
efectivamente la cita secreta existe. A armar do la heterogeneidad no sólo de estas realida-
esa cita, a construirla, a permitir que tenga des sino también cómo atravesó el golpe de
lugar aun cuando treinta años parezcan Estado cada una de las provincias, enten-
demasiado tiempo, aun cuando las miserias diendo que es de suma importancia rescatar
del presente amenacen con cegarnos, están las experiencias locales, de modo que sea
dirigidos estos cuadernillos que forman posible imprimir su propio sentido.
parte del proyecto “A treinta años del golpe” Pensar en una iniciativa desde el Estado,
de la Dirección Nacional de Gestión treinta años después del terrorismo de
Curricular y Formación Docente del Estado, tiene de por sí una fuerte carga sim-
Ministerio de Educación de la Nación. bólica. El Estado, como interlocutor para
La complejidad del movimiento es evi- referirse a nuestro pasado reciente, se posi-
dente. Es una cita secreta, no hay garantía ni ciona desde un lugar de enunciación que
de fecha, ni de lugar, ni siquiera de los asis- implica una toma de posición en la cons-
trucción de la memoria colectiva desde una Olivera, 1999) y Los rubios (Albertina
iniciativa pública. Hacerlo desde el Carri, 2003).
Ministerio de Educación conlleva, además, Fueron analizadas a la luz de los cuatro
la idea de que es necesaria la transmisión de ejes que organizan el proyecto a treinta
aquello que pasó a las futuras generaciones. años, que fueron elegidos con el propósito
Cuál es el sentido de pensar a propósi- de sustraer a la fecha del 24 de marzo de la
to de los treinta años, para qué y por qué mera efemérides. Ellos son:
hacer algo desde el Ministerio de Movilización popular y formas de la
Educación, desde el lugar de la enseñanza, participación política.
de la transmisión a las nuevas generacio- Formas de la represión. Terrorismo de
nes, por qué “enseñar lo in-enseñable”, el Estado.
horror, la tragedia, lo cruento, para qué Guerra de Malvinas: sentidos en pugna.
construir memoria, para qué recordar. La transmisión de la experiencia argen-
Dice Jacques Hassoun: “Una transmisión tina reciente.
lograda ofrece a quien la recibe un espacio
de libertad que le permite abandonar [el Las lecturas que ensayamos sobre las
pasado] para [mejor] reencontrarlo. El películas y las actividades que proponemos
museo como escena pedagógica nos invi- para trabajar en los espacios de formación
ta a reencontrarnos con ese pasado, a aspiran a brindar herramientas para contri-
decidir qué ver; en otras palabras, a hacer- buir al conocimiento de la historia recien-
nos cargo de la responsabilidad que tene- te en nuestro país; deben tomrse como
mos como parte de la sociedad en que punto de partida para el debate y la refle-
vivimos. En este sentido, nos deja una xión sobre el pasado, pero también sobre el
intranquilidad que probablemente sea su presente con desafío al futuro. Se intenta
enseñanza más valiosa, si es que nos ani- favorecer el debate acerca de la sociedad, la
mamos a aprenderla”. democracia, la igualdad, la justicia y los
derechos humanos. Así como pensar el
“Un país que carece de cine documen- lugar de la memoria colectiva, para cons-
tal es como una familia que carece de truirla colectivamente, revisando cuáles
álbum de fotografías”, solía decir el cineas- fueron las condiciones que permitieron
ta chileno Patricio Guzmán. Para recons- que algo así sucediera, pero también para
truir ese álbum que es familiar y que es pensar en qué condiciones vivimos hoy,
político elegimos películas que aportan sus cuáles son las cosas que nos suceden como
imágenes y sus historias: Garage olimpo sociedad y, por qué no, para abrir la posi-
(Marco Becáis, 2002), Operación Masacre bilidad de reflexionar acerca de la sociedad
(Jorge Cedrón, 1973), El visitante (Javier que queremos.
Agradecimientos:
a Gabriel D’Iorio y a Lucía Horovitz.
C A P Í T U L O 1
Operación Masacre
El enigma de la justicia
“...admita que usted moriría
si se le prohibiera escribir…” La película Operación Masacre cierra
con esta secuencia que, junto a otras imá-
RAINER M. RILKE
genes del Cordobazo y demás
movilizaciones populares, se
UN RODAJE ENTRE completa con el relato en off de
EL CORDOBAZO Julio Troxler, uno de los sobrevi-
Y LA PRIMAVERA CAMPORISTA vientes de los fusilamientos de
José León Suárez de junio de
Una imagen 1956 y el responsable de oficiar
Los cascos de los caballos suenan en de narrador en la versión cine-
cada bocacalle, el sonido de las sirenas va y matográfica del libro de Rodolfo Walsh.
viene con el viento, arde una Citroneta Como señalan Mariano Mestman y
volcada contra el semáforo en una esquina; Fernando Peña1, las imágenes del
los escombros surgen de todos lados, el Cordobazo recorren buena parte del cine
humo no termina de perderse sobre las argentino de intervención política de los
terrazas; en eso, un grito pelado anuncia 70. Operación Masacre no queda exenta de
que se acercan: la Montada aparece de la este recorrido. Hay una imagen en particu-
nada y se abalanza a todo galope entre los lar –señalan– que se registra en la mayoría
comercios; la columna de trabajadores se de estos casos: la que muestra a los manifes-
aglutina en pocos segundos; una lluvia de tantes arrojando piedras a la policía monta-
cascotes repiquetea en los cascos de los da que se frena en su avance, da media vuel-
gendarmes; algún caballo corcovea, todos ta y se retira a todo galope. Esta secuencia,
frenan a un tiempo; la columna arroja más que vemos al final de la película, sintetizó
y más piedras; las rodillas de los hombres como una idea-fuerza buena parte de la
de seguridad quedan atrapadas entre los sensibilidad de aquella época: el instante en
caballos, que giran en un movimiento el que la represión es superada por la revuel-
brusco para huir después a todo galope; las ta callejera; el instante en el que se invierte
últimas piedras terminan de caer. Una voz la balanza; el instante en el que la violencia
en off dice: “Por primera vez hicieron retro- insurgente derrota, al menos momentánea-
ceder a los verdugos”. mente, a la violencia represiva.
1 Mestman, Mariano y Peña, Fernando M., “Una imagen recurrente. La representación del Cordobazo en el cine
argentino de intervención política”, originalmente publicado en: Revista Film Historia (on line), Barcelona,
volumen XII, núm. 3, 2002. Reproducido en: Arte y libertad. Dictaduras, represión y resistencia, La Plata,
Colección Breviarios, año 1, núm. 1, Facultad de Bellas Artes, Universidad Nacional de La Plata, setiembre de
2005, pp. 21-40.
2 Oscar Terán, Nuestros años sesentas. La formación de la nueva izquierda intelectual argentina 1956-1966,
Ediciones El Cielo por Asalto, Buenos Aires, 1993.
Los antecedentes
de Operación Masacre
El enigma: “Hay un fusilado que vive” cada vez eran menos los que lo
acompañaban– cayó en la cuenta de
En el prólogo de OM, Rodolfo Walsh que nadie estaba festejando. En el
cuenta que la primera noticia sobre los prólogo nos enteramos de que el
fusilamientos clandestinos la escuchó en acontecimiento en sí, el levanta-
un café de La Plata, una noche asfixiante miento frustrado del peronismo, no
de verano, por boca de un amigo. Hoy fue lo que lo llevó a realizar la inves-
sabemos que ese amigo era Enrique Dillon tigación sobre los fusilamientos
y que pronunció la frase “Hay un fusilado clandestinos. Lo que le impactó fue-
que vive” un 18 de diciembre de 1956, a ron los enfrentamientos, el haber
seis meses de los fusilamientos. Convertido pasado por entre medio de las balas
Walsh en una figura emblemática de la para volver a su casa y descubrir que
militancia de los 70, se hace difícil pensar- allí la situación era aún peor que en
lo como el hombre que era antes de aquel el café y en la plaza, porque había soldados
día. La construcción de su figura como en la terraza, en la cocina y hasta en los
intelectual comprometido repele el tiempo dormitorios. Sin embargo, admite que
en que dedicaba sus horas a escribir cuen- todo eso no le impidió volver al ajedrez, a
tos policiales, trabajar de corrector y tra- los cuentos policiales, a la literatura fantás-
ductor, y hacer la guerra dentro de los lími- tica y a la novela “seria” que planeaba.
tes del tablero de ajedrez.
Sin embargo, así era. En el prólogo de
OM Walsh nos habla de aquel momento y
de cómo era él seis meses antes, el día en EL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1955
que los generales Valle y Tanco se habían
propuesto hacer una revolución contra “la El 16 de junio de 1955 la Armada bombardeó la Casa de Gobierno y la Plaza
de Mayo. El 16 de septiembre, con un nuevo estallido militar en Córdoba,
Libertadora”, pidiendo el regreso de Perón. Perón presentó su renuncia. El presidente derrocado partió al exilio. Los
En su recuerdo se retrata sorprendido ante militantes y simpatizantes peronistas fueron perseguidos por todo el país.
los indicios de la sublevación. Desde el Se instauró un gobierno militar encabezado por los generales Eduardo
Lonardi y Pedro Eugenio Aramburu, y el almirante Isaac Rojas. El peronis-
mismo bar donde mo fue proscrito y muchos de sus militantes terminaron presos o en el exi-
jugaba al ajedrez lio. Incluso estaba prohibido mencionar el nombre de Juan Domingo
escuchó los prime- Perón. Los diarios lo llamaban “el tirano prófugo”. La represión, lejos de
ros tiros. Salió en terminar con el peronismo, provocó su cohesión, y motivó acciones de
resistencia y hasta un intento de sublevación. La política económica aban-
tropel, junto con donó su impronta estatal y puso el acento en la libre empresa. Sus pilares
otros parroquianos, para ver qué “festejo” fueron la desnacionalización de la industria, la privatización de los bancos
era ése. Pero a medida que se fue acercan- y el desmantelamiento de las economías regionales.
do a la plaza San Martín –notando que
mina colaborando en distintos casos con va cambia de función al pasar de los cuentos
otro de los personajes, un comisario llama- de ficción a la investigación periodística. Ya
do Jiménez. no se trata de desmantelar coartadas de cri-
minales particulares sino, por el contrario,
En los tres cuentos en los que intervie- de develar el secreto que esconde un crimen
ne Daniel Hernández, lo que lo impulsa a de Estado. Los asesinatos que se producen
la acción y la investigación es el reto por en los cuentos de Variaciones en rojo rompen
resolver enigmas tan contradictorios como la ley, el orden institucional, y Daniel
el del “muerto” que habla en OM. En los Hernández, como en todo policial clásico,
tres casos hay aparentes suicidios pero no aparece para develar al criminal y restaurar
son más que coartadas para ocultar distin- el orden. Ya veremos cómo Rodolfo Walsh,
tos crímenes. En el primero, “Las pruebas el narrador de OM, descubre que entre el
de imprenta”, la clave está en las correccio- orden institucional de la “revolución liberta-
nes realizadas sobre las galeras de impren- dora” y el crimen hay un vínculo directo y
ta; en el segundo, “Variaciones en rojo”, que por lo tanto el orden ya no puede ser
hay un asesino que cierra la puerta sin reestablecido.
tocarla, y, por último, en “Asesinato a dis- En el pasaje de la ficción al periodismo
tancia” se produce un crimen sin la presen- se mantiene una misma práctica investi-
cia del criminal. En todos estos cuentos lo gativa, un modo de tratar la verdad y de
que compromete a Daniel Hernández con cuestionar lo aparente, pero, como en
la investigación policial no es la empatía todo pasaje –y ya nos preguntaremos en el
con las víctimas sino la resolución de un apartado siguiente qué es lo que sucede en
desafío lógico. el caso del filme-, hay cosas que se man-
Como planteó David Viñas3, en el per- tienen y otras que cambian. Si Daniel
sonaje de Daniel Hernández se concentra el Hernández se apoyaba en su oficio de
pasado conservador de un mecanismo que corrector, Walsh en OM va a recurrir a
después de OM se vuelve particularmente esas mismas facultades (él, al igual que su
disruptivo. Mientras el investigador de los álter ego, había oficiado de corrector de
cuentos policiales colabora con el Estado y galeras), pero también se apoyará en su
la policía para resolver los crímenes, el inves- oficio de periodista, caracterizado por la
tigador de OM impugna la versión oficial capacidad de escuchar a las fuentes más
acerca de los sucesos. La práctica investigati- diversas.
3 David Viñas, “Walsh, el ajedrez y la guerra”, en Literatura argentina y política. De Lugones a Walsh,
Sudamericana, 1996..
4 Rodolfo Walsh, Operación Masacre, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000, p. 193.
PROVISORIO EPÍLOGO
(DE LA PRIMERA EDICION, JULIO DE 1957)
5 “Peronismo... ¿y lo otro?”, en Contorno, Nº 7-8, julio 1956. Citado en Oscar Terán, Nuestros años sesentas.
La formación de la nueva izquierda intelectual argentina 1956-1966, Ediciones El Cielo por Asalto, Buenos
Aires, 1993, p. 45
6 Rodolfo Walsh, Operación Masacre, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000, p. 218.
7 Ibídem, p. 209.
8 Ibídem, p. 222.
9 V. L. Lenin, El Estado y la Revolución, Ediciones Nueva Democracia, Montevideo, 1998, p. 150.
fusilamientos dejan de ser un error del mos, a su vez, conocer cómo se transformó
Estado, ya no se trata de una excepción no la consideración que Walsh tenía acerca de
reconocida sino de una regla. El conflicto lo que significa “hacer justicia”. La proscrip-
de 1956 no se da entre distintos partidos, ción del peronismo, la persecución de sus
sino se da entre dos clases. En este frag- seguidores y el fusilamiento de sus militan-
mento no convoca a la Justicia para que tes van moldeando en Walsh la idea de que,
restablezca el orden ni se pregunta acerca más allá de los juicios de las instituciones,
de si conviene escribir sobre estos hechos o existen los juicios de la historia.
no, sino que advierte sobre la tendencia al En la edición de 1972 realiza otra serie
asesinato que los sectores dominantes tie- de cambios: introduce un nuevo epílogo,
nen contra quienes intentan disputarles el agrega el capítulo “Aramburu y el juicio
poder. Los destinatarios del libro no son histórico” e incorpora la secuencia final del
aquellos que quieren que la Justicia bur- filme, cuyo guión había sido discutido con
guesa reponga el orden, sino los que se pro- Jorge Cedrón y Julio Troxler.
ponen luchar contra la clase dominante.
En el epílogo, como ya había hecho en
El último paratexto: un filme, un arma anteriores oportunidades, realiza un balan-
ce del caso. Deja en claro, una vez más, que
Hasta aquí recorrimos las distintas edi- su interés original era que algún gobierno
ciones, desde la primera de 1957, que lleva- desautorizara los fusilamientos, pero,
ba por título Operación Masacre. Un proceso siguiendo en la línea de “Retrato de la oli-
que no ha sido clausurado, hasta la del 1969, garquía dominante”, insiste en que el
donde el conflicto saltó de la escena judicial Estado, sobre el que alguna vez tuvo ilusio-
al seno de la sociedad. En este trayecto pudi- nes, en realidad no representa los intereses
de la mayoría sino de los sectores domi-
nantes. Ya aquí nos encontramos frente al
EPÍLOGO A LA EDICIÓN DEL 72 FRAGMENTO: Walsh que, desde 1970, integraba las
Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).
“Tres ediciones de este libro, alrededor de cuarenta artículos publicados,
un proyecto presentado al Congreso e innumerables alternativas meno-
res han servido durante doce años para plantear esa pregunta a cinco Pero la preocupación central del epílogo
gobiernos sucesivos. La respuesta fue siempre el silencio. La clase que de 1972 va a ser reconfigurar el alcance de
esos gobiernos representan se solidariza con aquel asesinato, lo acepta OM. En términos críticos, Walsh entiende
como hechura suya y no lo castiga simplemente porque no está dispues-
to a castigarse a sí misma.”
que en la primera edición no se había inte-
resado por el conjunto de los sublevados
Rodolfo Walsh, Operación Masacre, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, que habían pasado por los pelotones de fusi-
2000, pp. 173 y 174. lamiento ilegales. En su investigación se
había ocupado únicamente de los fusilados que va de los artículos al libro asume la
y sobrevivientes que habían sido capturados organización retórica de la oratio judicial: el
en la casa de Florida y no del conjunto de narrador construye la atmósfera de un jui-
los rebeldes asesinados. A través de la inclu- cio donde él asume la voz del fiscal y los lec-
sión de una cita de la Constitución tores, el lugar del jurado al que se intenta
Nacional que señala la abolición de la pena convencer. A los lectores se los interpela,
de muerte intenta aunar a todas las víctimas. primero conmoviéndolos, luego relatando
De esta manera se sella la transformación los hechos y, por último, estableciendo las
de OM. A partir de aquí no solamente es un pruebas. Como vimos hasta aquí, en las
documento que habla acerca de la resisten- subsiguientes ediciones los cambios que se
cia peronista, sino que forma parte de ella. introducen a raíz del descreimiento en las
Las organizaciones armadas peronistas tam- instituciones vienen a horadar de forma
bién se postulaban como herederas de esta gradual, pero constante, la figura del narra-
tradición. Este sentido queda claro en la dor-fiscal. En el filme directamente está
incorporación del capítulo “Aramburu y el borrado. Ya no aparece en ningún momen-
juicio histórico”, donde se analiza el asesina- to la voz de Walsh: es el propio Julio Troxler
to de quien habrá sido el máximo responsa- quien narra los hechos, es la propia víctima
ble de los fusilamientos clandestinos por convocando a las demás víctimas. En la ela-
parte del comando montonero “Juan José boración del guión, que conjuntamente
Valle” ocurridos el 29 de mayo de 1970. escribieron Walsh y Cedrón, están como
Como podemos ver en el análisis de Walsh, antecedentes todos los cambios operados
el secuestro y “ajusticiamiento” de sobre OM a lo largo de los quince años que
Aramburu produjeron una divisoria de separan el libro del filme. Ellos son, en
aguas en la opinión de la sociedad: algunos parte, sus condiciones de producción
lo lloraron y otros lo festejaron.
Por último, tenemos el filme. Su
secuencia final es introducida en esta edi-
ción, porque “completa” el libro y “le da su
sentido último”. La película no es simple-
mente una transposición de la literatura al
cine más o menos fiel al original: se trata
de una parte más de la obra comenzada en
aquel verano de 1956. Y no una parte cual-
quiera, sino la parte final.
Como plantea Roberto Ferro, podemos
pensar que la estructura de la investigación
Operación rodaje
Los Cedrón: una familia de artistas rizo, y la ciudad de Mar del Plata. Allí fue
donde Jorge se vinculó estrechamente con
Jorge Cedrón no es un director de cine el campo y los caballos.
que se preste a ser clasificado con facilidad; Ya siendo más grandes los hijos, volvieron
algo siempre se escapa. Quienes trabajaron a vivir a la Capital Federal. Jorge y sus padres
y vivieron con él coinciden en decir que era se trasladaron al kilómetro 26, a una locali-
“atípico”. Lo caracterizan como un hombre dad cercana a Don Torcuato, en la zona
talentoso, preocupado por contar historias, norte del conurbano bonaerense, el territo-
y lo definen como un excelente narrador rio de los personajes de OM, un lugar que ya
cinematográfico. En su trayectoria está la había sido frecuentado por Jorge cuando en
impronta de las principales contradiccio- su infancia acompañaba a su tío José a repar-
nes de su tiempo. tir sifones por la zona de Boulogne y Florida.
Los Cedrón constituían una familia Viviendo en la casa del kilómetro 26
mítica de Buenos Aires, una familia de Jorge conoció a su primera mujer, Susana
artistas. Alberto, el hermano mayor, era Firpo, con quien tendría a su hijo mayor,
pintor; Juan Carlos, “el Tata”, se dedicó a la Julián. De aquellos años es su primer corto,
música, fue fundador del Cuarteto La vereda de enfrente. Según cuenta Cedrón
Cedrón; Osvaldo, el hermano mellizo de en una entrevista, la influencia más grande
Jorge, era arquitecto, y Roberto “Billy”. La que tuvo para abocarse al cine fueron las
hermana más joven se llamaba Rosa. películas de Torre Nilsson, las únicas que
Todos ellos eran hijos de Alberto tenían un lenguaje acorde a lo que él escu-
Antonio Cedrón –de profesión mecánico, chaba en la calle.
inventor y ceramista, quien alguna vez fue A principios de los 60, los Cedrón se
secretario general de la sección 16 del vincularon al ambiente artístico porteño;
Partido Socialista– y de María Bottegoni, “el Tata” y Alberto vivían en un conventi-
una mujer de estirpe peronista. Cuenta llo de La Boca por donde pasaba buena
Alberto, el hijo mayor, que en su casa viví- parte de la intelectualidad de izquierda. En
an en una permanente dicotomía; cuando ese conventillo, “el Tata” Cedrón debe
sus padres se peleaban, María le gritaba a haber compuesto la música para el disco
su marido: “¡Viva Perón!” y salía corriendo. Madrugada junto a Juan Gelman. Por allí
Se trataba de una familia de trabajadores, pasaron Francisco Urondo, Tito Cossa,
con escasos ingresos, pero con una muy Miguel Briante –con quien Jorge Cedrón
buena formación. La infancia de los compartió muchos de sus guiones el, el
Cedrón estuvo repartida entre el barrio de músico uruguayo Alfredo Zitarrosa y el
Núñez, en la cuidad de Buenos Aires, cineasta brasilero Glauber Rocha. Según
donde ocupaban una tradicional casa cho- cuenta Susana Firpo, uno de los cuartos de
ese conventillo lo alquilaba el escritor Hacia Operación Masacre, por los senderos
Ricardo Piglia. Y quien, por supuesto, del Libertador
también dijo presente fue Rodolfo Walsh.
Por esos años “el Tata” Cedrón armó un Marta Montero se acababa de recibir de
boliche en un sótano del centro de la ciu- arquitecta, trabajaba cerca del Instituto Di
dad, en la calle Talcahuano, cerca de la ave- Tella y, en una fiesta, a fines de agosto de
nida Corrientes. Se llamaba Gotán y, 1968, conoció a Jorge Cedrón. Él ya tenía
según parece, albergó a músicos como dos cortos en su haber, y por ese entonces
Piazzola y Rovira. También tocaba allí el contaba con el guión de un largometraje,
propio Cedrón, y por las noches, ya bien pero no con el dinero para producirlo. El
tarde, solía presentarse Troilo con los padre de Marta Montero, Saturnino
suyos. Hacia 1966, después del golpe de Montero Ruiz, era en aquel momento pre-
Onganía, lo cerraron. La policía hacía sidente del Banco Ciudad. A través de él,
razias todas las noches. Cedrón consiguió filmar una serie de publi-
En ese entonces Jorge Cedrón se rela- cidades para el banco y con eso reunió el
cionó con los artistas del Instituto Di Tella. dinero para producir El habilitado, su pri-
Si bien estaba empujado por su mismo mer largometraje.
impulso modernizador, tuvo con ellos un En Saturnino encontró el camino para
vínculo más bien marginal debido a que la producción de sus siguientes filmes y
sus proyectos estéticos no tenían tal grado también las contradicciones que los carac-
de indagación experimental. Jorge Cedrón terizan. Saturnino Montero Ruiz era un
no era un cineasta preocupado por innovar hombre vinculado al gobierno de facto de
técnica o formalmente. Su preocupación Alejandro Agustín Lanusse. En determina-
pasaba por contar buenas historias. Así y do momento, el director del Instituto de
todo tuvo un papel en The Players vs. Ánge- Historia Militar, el general Sánchez de
les Caídos, de Alberto Fischerman, un filme Bustamante, se propuso reactualizar la figu-
característico de la vanguardia experimen- ra de San Martín, y a Saturnino se le ocu-
tal. Su segunda mujer, Marta Montero, rrió filmar una película patrocinada por el
también frecuentaba el instituto. De la banco. El padre de Marta Montero designó
relación con ella nació, años más tarde, a Jorge Cedrón como director; del guión se
Lucía Cedrón, quien con el tiempo segui- ocuparía el general Sánchez de Bustamante
ría los pasos de su padre y se convertiría en –él es quien figura en los créditos–, aunque,
una destacada cineasta. En esos años tam- según cuentan, los verdaderos autores fue-
bién ocurre buena parte de las contradic- ron Miguel Briante y Juan Gelman. Se tra-
ciones de nuestra historia que definen los taba de un filme centrado en la vida de San
trabajos cinematográficos de Cedrón. Martín como miembro del ejército español.
Garibotti y Carranza (interpretado por tuvo más éxito en las proyecciones clan-
Carlos Carella). Ambos tienen en el filme destinas que en las salas del mercado cine-
una gravitación que no existía en el libro. matográfico.
Hay una escena en particular que repre- Después de esta filmación Cedrón no
senta este cambio, aquella en la que volvió a realizar una película hasta 1978,
Carranza entra a la casa de Florida y cuando en el exilio llevó adelante el proyec-
Garibotti le está contando a Torres algunas to Resistir, una película basada en una
historias de la resistencia peronista. La entrevista a Mario Firmenich y con libreto
cámara se detiene en ese diálogo y parece de Juan Gelman. En 1979 filmará Gotán,
mantenerse en suspenso en las carcajadas, un cruce melancólico entre el tango y la
como si Cedrón en esas risas quisiera mos- historia política argentina.
trar aspectos de la cultura popular que que- Al año siguiente, Cedrón fue encontra-
daban fuera de la investigación de Walsh, do acuchillado en el baño de una comisaría
como si en esas pausas sobre las caracterís- de París. Su muerte en el exilio está plagada
ticas de los personajes el filme delimitara a de interrogantes. Si bien la policía dijo que
un espectador bien distinto del lector del se trató de un suicidio, la muerte se produ-
del libro; como si esta película, destinada a jo al mismo tiempo que del secuestro de su
ser reproducida en las fábricas y en las suegro, Saturnino Montero Ruiz, por parte
villas; tuviera la intención de generar cierta de los grupos de tareas que operaban en el
empatía con el público de los sectores exterior. Además, el cuchillo estaba en la
populares. mano derecha de Cedrón y él era zurdo. Es
No es posible saber a ciencia cierta posible que su muerte se trate de un caso
cuántas personas vieron la película antes más que exija una investigación con la
de su estreno oficial. Lo que se sabe es que impronta de Rodolfo Walsh.
Arte y Política
en los ‘60 y ‘70
10 Beatriz Sarlo, La máquina cultural. Maestras, traductores y vanguardistas, Buenos Aires, Ariel, 1998.
culación con la CGT de los Argentinos. La –cuentos como “Nota al pie” o “Esa mujer”–
puesta se focaliza en uno de los puntos cen- demuestra que la experimentación formal
trales del “Mensaje del 1º de mayo” (el dialoga con la reflexión política. En muchas
manifiesto que guiaba a la CGT de los entrevistas de la época cuestiona el estatuto
Argentinos), el que denuncia la situación crí- de la narrativa y se ubica en pos de una
tica del norte del país a causa del cierre de forma de intervención que sacuda al especta-
muchos ingenios azucareros. dor y lo impulse a la acción.
Si el malentendido de “la noche de las Finalmente, Walsh suspende su escritu-
cámaras despiertas” muestra la dificultad del ra ficcional y se desempeña como director
encuentro entre vanguardia artística y políti- del periódico de la CGT de los Argentinos:
ca, “Tucumán arde”, por el contrario, deja quiere escribir para los trabajadores y no
entrever un cruce productivo. Así y todo, sólo acerca de ellos. En Cedrón se opera un
ambos hechos, efímeros y excepcionales, nos cambio similar, su paso fugaz por “la noche
acercan a un “clima de época” cargado de de las cámaras despiertas” deja lugar a la
contradicciones. filmación de Operación Masacre. Ambos,
Operación Masacre se filma en medio de como parte de aquella generación, creye-
esas tensiones. Cedrón, como vimos, no ron que la consagración individual debía
estaba ajeno a los interrogantes que le plan- ceder frente a la posibilidad de la revolu-
teaba el cruce entre arte y política. Walsh ción. El arte en tensión con la política era
también estaba atravesado por esos dilemas: el modo radical de indagar en el enigma de
su producción ficcional durante los 60 la justicia.
Actividades
1. La compaginación de imágenes del Cordobazo Plata. Trabajó en más de cuatrocientos cortometrajes
publicitarios y cuarenta largometrajes; es uno de los
Miguel Pérez fue el compaginador de Operación masacre, el compaginadores más importantes del país. Además de
responsable de montar las imágenes de la película. Nació participar en Por los senderos del Libertador y Operación
en Buenos Aires en 1943 y estudió realización en el Masacre, realizó La república perdida (1983) y La repúbli-
Departamento de Cinematografía de la Universidad de La ca perdida II (1985).
Testimonio de Miguel Pérez, entrevistado por Fernando entre cómo se concebían esas imágenes en el momento
Martín Peña de hacer OM y cómo las concibe Pérez en el fragmento
“Yo era otro gil de clase media que venía con un barniz de reproducido? En el texto central decíamos que esas imá-
izquierda y que descubría el peronismo y me sentía revo- genes contenían una “idea-fuerza” porque mostraban
lucionario por haber hecho ese descubrimiento. Por que era posible que el pueblo avanzara sobre las fuerzas
supuesto que a los trabajadores les importaba tres cara- represivas. ¿Qué piensa Perez de aquella idea en el
jos de nosotros[...] A pesar de todo yo siento que perso- momento de la entrevista, realizada en 2003? ¿Por qué
najes como Jorge [Cedrón], y yo mismo en ese punto, dice: “Yo era otro gil de clase media que venía con un
teníamos absoluta convicción y sinceridad respecto de barniz de izquierda y que descubría el peronismo y me
nuestros ideales. Creo que La hora de los hornos [se sentía revolucionario por haber hecho ese descubrimien-
refiere a la película de Fernando Pino Solanas que, igual to. Por supuesto que a los trabajadores les importaba
que OM, también fue rodada y exhibida en la clandestini- tres carajos de nosotros...”?
dad] fue fantástica en ese sentido, le abrió el mate a la Sería interesante, si se puede conseguir la película La
mayoría. Tuvo una repercusión increíble e inventó un sis- república perdida (1984), realizar una comparación entre
tema paralelo y clandestino de distribución en barrios, cómo se incorporaron las imágenes del Cordobazo en
villas, sindicatos y casas particulares, que resultó origi- una y otra película. ¿Cómo se leen esos mismos aconte-
nal y efectivo[...] La película también tuvo una conse- cimientos en OM y en La república perdida? ¿Qué pasó
cuencia muy graciosa, lo que yo llamaba los Hornitos, entre 1973 y 1983 para que las mismas imágenes puedan
todos los hijos menores de La hora de los hornos. Pero tener un sentido tan diferente?
después, si vos eras un tipo progre en esa época, tenías
que tener tu Hornito. La receta para hacer un Hornito era: 2. A partir de los textos que siguen pensar
imágenes de pobres, letreros, fotos fijas y, sobre todo, el actividades que promuevan en sus alumnos:
material del Cordobazo, que todo el mundo obtenía y me
lo traía como si fuera la gran novedad. Yo creo que monté a- el análisis crítico del filme,
el Cordobazo por lo menos quince veces. Era siempre el b- la contextualización histórico-política y social del filme,
mismo material. Lo gracioso es que cuando hice La repú- c- las posibles visiones respecto de un hecho en diferentes
blica perdida (1984) me moría de desesperación porque momentos históricos,
no lo encontraba, en ese momento estaba perdido.” d- el análisis del contexto internacional,
Fernando Martín Peña, El Cine quema: Jorge cedrón, e- la elaboración de distintos formatos textuales que les per-
Altamira, Buenos Aires, 2003, p. 53. mitan ir más allá de los hechos y sus consecuencias. (por
A la luz de este testimonio les proponemos analizar la ejemplo: elaboración de artículos periodísticos, reportajes
secuencia final de Operación Masacre. ¿Por qué esa “imaginarios” a personajes de la época, etcétera).
secuencia es tan importante? ¿Qué quisieron mostrar los
realizadores de la película con esa secuencia? ¿Cómo se Parlamento de Julio Troxler en el cierre del filme
combinan allí las imágenes con el sonido (voz en off ), “Gabino se asiló en la embajada de Bolivia, posteriormen-
qué efecto se quiere crear? ¿Qué diferencias existen te lo hicimos Benavídez y yo. Los tres escapamos corrien-
do aquella noche. Díaz también se salvó, nunca supimos burócratas. La larga guerra del pueblo. El largo camino,
cómo. Regresé de Bolivia ocho meses después aproxi- la larga marcha hacia la patria socialista...”
madamente. Al poco tiempo estaba preso y conocí la tor-
tura. Mentalmente regresé muchas veces a este lugar, Extracto del libro Poder y desaparición de Pilar Calveiro
quería encontrar la respuesta a esta pregunta: ¿qué sig- “En los años setenta proliferaron diversos movimientos
nificaba ser peronista? Tardamos mucho tiempo en com- armados latinoamericanos, palestinos, asiáticos. Incluso
prenderlo a fondo, en darnos cuenta de que el peronis- en algunos países centrales, como Alemania, Italia y
mo es el eje de un movimiento de liberación nacional Estados Unidos, se produjeron movimientos emparenta-
que no puede ser derrotado. Y el odio que ellos nos tení- dos con esta concepción de la política, que ponía el
an era el odio de los explotadores por los explotados. acento en la acción armada como medio para crear las
“Muchos más iban a caer víctimas de ese odio en las mani- ‘condiciones revolucionarias’.
festaciones populares, bajo la tortura, secuestrados y “No se trató de un fenómeno marginal, sino que el foquis-
asesinados por la policía y el ejército, o en combate. mo y, en términos más generales, el uso de la violencia,
Pero el pueblo nunca dejó de alzar la bandera de la libe- pasó a ser casi condición sine qua non de los movimien-
ración. La clase trabajadora no dejó nunca de rebelarse tos radicales de la época. Dentro del espectro de los cír-
contra la injusticia. El peronismo probó todos los méto- culos revolucionarios, casi exclusivamente las izquierdas
dos para recuperar el poder. Desde el pacto electoral, estalinistas y ortodoxas se sustrajeron a la influencia de
hasta el golpe militar. El resultado fue siempre el mismo: la lucha armada.
explotación, entrega, represión. Así fuimos aprendiendo. La guerrilla argentina formó parte de este proceso, sin el
De los políticos sólo podíamos esperar el engaño. La cual sería incomprensible. La concepción foquista adop-
única revolución definitiva es la que hace el pueblo y diri- tada por las organizaciones armadas, al suponer que del
gen los trabajadores. Los militares pueden sumarse a accionar militar nacería la conciencia necesaria para ini-
ella, como individuos, no dirigirla como institución, por- ciar una revolución social, las llevó a deslizarse hacia una
que esa institución pertenece al enemigo, y contra ese concepción crecientemente militar. Pero en realidad la
enemigo sólo es posible oponer otro ejército surgido idea de considerar la política como una cuestión de fuer-
desde el pueblo. Estas verdades se aprenden con sangre. za, aunque profundizada por el foquismo, no era una
“ Por primera vez, hicimos retroceder a los verdugos; por ‘novedad’ aportada por la joven generación de guerrille-
primera vez, hicimos temblar al enemigo que empezó a ros, ya fueran de origen peronista o guevarista, sino que
buscar acuerdos imposibles entre opresores y oprimi- había formado parte de la vida política por lo menos
dos. La marea empezaba a darse vuelta. Las balas tam- desde 1930.”
bién les entraban a ellos, a los torturadores, a los jefes
de la represión. Los que habían firmado penas de muer- Pilar Calveiro, “La vanguardia iluminada”, en Poder y desa-
te, sufrían la pena de muerte. Los nombres de nuestros parición, Colihue, Buenos Aires, 2004.
muertos revivían en nuestros combatientes. Lo que Pilar Calveiro fue militante de la organización Montoneros.
nosotros habíamos improvisado en nuestra desespera- Durante la dictadura estuvo secuestrada en diferentes
ción (FAP, FAR, Montoneros) otros aprendieron a organi- centros de detención clandestina. Logró exiliarse en
zarlo con rigor, a articularlo con las necesidades de la México, donde estudió ciencias políticas y se dedicó a
clase trabajadora que en el silencio y el anonimato va pensar críticamente el modo de hacer política de su
forjando su organización, independiente de traidores y generación.
Bibliografía
Bibliografía
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C A P Í T U L O 2
Garage Olimpo
Puertas adentro
años de gobierno democrático hubo fuer- la cultura argentina, que arriesgó nuevas
tes disputas por el sentido y la interpreta- formas del recuerdo. Y en esto habrán
ción de lo ocurrido en la Argentina. tenido que ver, posiblemente, los hijos de
Pasados esos primeros años y la búsqueda esa dictadura, ya crecidos y completamen-
inicial de explicaciones quedaban, nueva- te conscientes de estar atravesados por ella,
mente, el silencio por el dolor y la volun- que comenzaron a contar y criticar desde
tad de seguir recordando para que nada de sí tanto las formas iniciales de recuperar el
todo aquello se repitiera. “¿Hasta qué pasado como sus propias vivencias. Papá
punto los seres humanos son capaces de Iván (María Inés Roqué, 2000) y Los
soportar lo insoportable que han hecho rubios (Albertina Carri, 2003) son pelícu-
con su propia condición? ¿De qué modo las que podrían ejemplificar esto.
restituir el sentido –si esa posibilidad exis- Estas nuevas formas para la memoria se
te– para la ‘vida dañada’?”12 asumen como modos de expandir el pen-
La pregunta por los modos de restituir samiento, de no cerrarlo en el dolor por el
el sentido a través del arte está atravesada horror sino de convertirlo en parte de una
por el dilema que tan bien supieron plan- búsqueda más amplia que, posiblemente,
tear los pensadores de la Escuela de incluya algún tipo de alivio (por qué no la
Frankfurt: “La situación del arte después hipnosis curativa de ese cine del que sale
de los campos de concentración es aporé- Barthes). Es decir, no ya el intento por
tica: su propia existencia puede ser cóm- explicar la historia completa sino la cons-
plice del sufrimiento humano pero su trucción mediante fragmentos que se
rechazo –y el de la cultura– puede recon- saben mediados de antemano: “El discur-
ducir a la barbarie”.13 El dramaturgo so histórico no sigue a lo real, sólo lo sig-
Samuel Beckett también hablaba sobre esa nifica sin dejar de repetir: ‘ha ocurrido’”.14
situación paradójica; señalaba que frente a Garage Olimpo, como historia ficcional,
hechos horrorosos como el Holocausto vino a formar parte de ese conjunto de
nazi “nada puede decirse pero es necesario nuevos relatos sobre la dictadura que se
seguir hablando”. De algún modo, más suma a ese todo para siempre incompleto
contemporáneamente el interrogante y el e implica que “el discurso histórico es
dilema fueron incorporados por parte de esencialmente elaboración imaginaria”.15
12 Alicia Entel, Víctor Lenarduzzi, Diego Gerzovich, Escuela de Frankfurt. Razón, arte y libertad, capítulo “El arte
después de Auschwitz”. Eudeba, Buenos Aires, p. 195.
13 Ob. cit., Capítulo “El arte después de Auschwitz” p. 196.
14 Roland Barthes, El discurso de la historia, en Barhes y otros, Ensayos estructuralistas, Centro Editor de
América Latina, Buenos Aires, 1971, p. 27.
15 Ídem, p. 9.
FICHA TÉCNICA
16 Walter Benjamin, Discursos ininterrumpidos I. Filosofía del arte y de la historia, Taurus, Madrid, 1987, p. 46.
17 Serge Daney, El travelling de Kapo, publicado en Trafic, N°4, Ediciones POL, París, 1992.
no saber quién es el otro ni dónde vive, la ciencia el que más ayuda a comprender el
ropa de los “legalizados” –el engaño hasta horror. En este sentido Roland Barthes
último momento– que Félix toma y regala, apunta: “La narración de los hechos pasa-
la tortura hasta un segundo antes de la dos, sometida por lo general en nuestra
muerte, los datos falsos para aturdir a los cultura a la sanción de la ‘ciencia´ históri-
que buscan, el interés de la prensa extranje- ca, colocada bajo la imperiosa garantía de
ra, los curas castrenses como colaboradores lo ‘real’ […] ¿difiere realmente por algún
del proceso, los niños nacidos en cautiverio rasgo específico, por una indudable perti-
y apropiados, y los robos, que iban desde nencia, de la narración imaginaria […]? El
los grandes negociados hasta los de gallinas. hecho nunca tiene sino una existencia lin-
Estos indicadores funcionan como con- güística (y entendemos al cine como len-
texto para una historia pequeña, la de guaje) y sin embargo todo ocurre como si
María, secuestrada y desaparecida, una en esa existencia fuera sólo la ‘copia’ pura y
treinta mil, y a su vez nos permiten sospe- simple de otra existencia, situada en un
char que no siempre es el discurso de la campo extra-estructural, lo ‘real’”.18
18 Ibídem, p. 25.
Pensar el pasado
“La verdadera imagen del pasado toria –ficcional–, una de entre tantas otras
transcurre rápidamente.
Al pasado sólo puede retenérsele que podrían haber existido durante el perí-
en cuanto imagen que relampaguea odo 1976-1983. Leer la película desde esta
para nunca más ser vista,
en el instante de su cognoscibilidad.” óptica abre formas de mirar. La lectura que
WALTER BENJAMIN propondremos a continuación intenta
Discursos ininterrumpidos I. ampliar las visiones y abrir el pasado para
Filosofía del arte y de la historia, provocar miradas que, a su vez, remitan a
Taurus, Madrid, 1987.
nuevas formas de ver, porque, tal como
afirma Beatriz Sarlo, vincularse con la his-
Garage Olimpo trabaja a partir de dife- toria reciente obliga a tener “la convicción
rentes y variadas referencias históricas: de que es más importante entender que
cómo funcionaban los centros clandestinos recordar, aunque para entender sea preciso,
de detención, la organización de la estruc- también, recordar”.20
tura represiva, el trato con las víctimas, los Como la vida transcurre en un aquí y
métodos de tortura, el destino de los cuer- ahora, sólo parte de esa vida, una vez que
pos de los muertos, el comienzo de la agru- es pasado, se abstrae y se vuelve pensa-
pación de los familiares de los desapareci- miento. ¿Cuáles son las pautas de esa abs-
dos, la complicidad de la Iglesia con la dic- tracción? La estructura de la memoria filtra
tadura y el estado de la ciudad de Buenos de manera sistemática determinadas cues-
Aires durante esa época, entre otras tantas. tiones. Cuando ese mecanismo se vuelve
Garage Olimpo crea una imagen posible. consciente y se actúa sobre él, se transfor-
No única, sino posible. ma en una política de la memoria: Garage
Olimpo, por ejemplo, elige detenerse en los
Una de las consecuencias que dejó el centros clandestinos de detención, contar
terrorismo de Estado fue la destrucción de una historia sobre ese espacio y dentro de
una forma de concebir el pasado. Luego de él. ¿Por qué se elige reponer ciertas partes
la revisión de los hechos puntuales, se cerró del pasado en lugar de otras? Hay, eviden-
ese pasado sobre sí mismo. “Con Garage temente, una determinación en esto: se
Olimpo lo único que aspiré es a abrir un decide sobre qué se quiere pensar o qué
discurso, no a cerrarlo”, afirmaba Bechis en parte del pasado va a recuperarse para con-
una entrevista.19 El intento del director fue vertirlo en pensamiento. La memoria es un
hacer una película sobre la base de una his- dispositivo y su producto, una construc-
CONSTRUIR EL VEROSÍMIL
El terrorismo de Estado
El golpe de 1976
y sus condiciones de posibilidad OTROS GOLPES
22 Pilar Calveiro, Poder y desaparición, los campos de concentración en Argentina, Colihue, Buenos Aires,
2004, p. 11.
PILAR CALVEIRO
23 Ibídem, p. 10.
PARA PROFUNDIZAR
canso, completar planillas correctamente, novio, fumaba los mismos cigarrillos que
respetar las indicaciones del jefe y hasta yo, tenía los mismos zapatos que todos los
compartir bromas referidas a su ocupación. que íbamos a la facultad donde él estaba
Por ejemplo, ante el comentario de un infiltrado para chupar gente’”.27
compañero sobre la detenida a la que debe
interrogar que no dice ni una palabra, ni La relación torturador/torturada
un grito, “sólo retiene el aire”, Félix res- (Félix/María)
ponde: “Hará yoga”. ¿Cómo eran los hom- “La constancia del horror puede
bres que hicieron funcionar la maquinaria? no destruir materialmente todo,
Según el relato de los sobrevivientes y otros pero al mismo tiempo nadie
se salva de esa presencia permanente.”
testimonios, no parecen haber sido más
BEATRIZ SARLO
que hombres comunes y corrientes, acaso La historia contra el olvido,
cínicos y/o acostumbrados. Lo cierto es en Nuestra Memoria, año IX,
N° 19, mayo de 2002.
que los centros de tortura y exterminio no
deben comprenderse como un exceso, ni
como una “aberración producto de mentes “¿Querés ver una foto de mi novia?”, le dice
enfermas o de hombres monstruosos”.26 Félix a María y le muestra una foto de ella
Con el campo de concentración como misma. Sentados en el sillón de la casa que
marco para la cotidianidad la impresión se María compartía con su madre y en la que
da más bien por la humanidad compartida Félix alquilaba una habitación, ella, impor-
en su interior. En este sentido, Antonella tunada, le responde: “No alcanza con tener
Costa, protagonista de la película, escribió la foto de alguien en la billetera para decir
para el suplemento “Radar” del diario que es tu novia”. Días después, María es
Página/12: “Una cosa que aportó Garage secuestrada y trasladada a un centro clan-
Olimpo fue que, […] sin justificarlos, destino de detención; Félix la vuelve a ver
humanizó el aspecto, la manera de com- allí, cuando comienza su turno y le avisan
portarse a nivel cotidiano de los represores; que debe interrogar mediante torturas a una
el hecho de […] verlos transpirados joven que se niega a hablar. Ése es el primer
fumando los mismos cigarrillos que aque- encuentro de María y Félix puertas adentro
llos a los que detenían [...] Una chica que del Garage Olimpo. A partir de allí, María
estuvo detenida, me dijo: ‘[el que me sacó se convertirá en la protegida de Félix, y el
la venda] tenía la misma camisa que mi vínculo entre ambos se irá modificando
26 Ibídem, p.137.
27 Bernhard Schlink, Amores en fuga, Anagrama panorama de narrativas, Zurich, 2000. Edición española: abril
2002. p.194-198.
Los ejes de análisis sugeridos en este apartado (la tortura como práctica
cotidiana y las relaciones afectivas entre víctimas y verdugos) pueden
abordarse debidamente desde el discurso de la psicología, por lo que se
propone la lectura de los trabajos de Eduardo “Tato” Pavlovsky, especial-
mente las obras El señor Galíndez y Paso de dos.
hasta que él se mudará con ella a la celda y hicieron tal vez, fantasmáticamente, para
convivirán como una pareja dentro de los huir del escenario del horror”30 o quizás
límites del campo de concentración. “Si el soñando con su liberación con vida. En
campo funciona como una realidad aparte, Garage Olimpo, esa relación odio-amor
por fuera de las leyes, del tiempo y del espa- va tomando forma a la par del avance
cio, la fantasía de salvarse de ese sufrimien- del relato y se sostiene con los planos que
to [...] genera la invención enloquecedora el director elige para tomar a la pareja:
de obtener protección a cualquier precio”.28 planos medios,* con los rostros ubicados
De manera relativamente frecuente, los a la misma altura y la cámara casi sobre
testimonios se refieren a guardias y oficia- ellos, para varios de los momentos en
les que llegaron a establecer una relación que Félix y María están juntos. En con-
humana con los prisioneros. Algunas traposición, María en soledad es tomada
mujeres que estuvieron secuestradas dan en varias ocasiones con la cámara ubica-
cuenta del vínculo con sus torturadores, da un poco más arriba de su cabeza
que, sin llegar a plantearse como relaciones (ángulo picado*), lo que la vuelve aún
de amor o afecto, revelan una cercanía: más pequeña, sobre todo cuando se
“Prefería estar con uno de ellos aunque encuentra en la celda. Lo confuso del
seguramente fuera uno de los que me había vínculo quizás se vuelve evidente en la
torturado”29, contaba Miriam Lewin en el escena en que María, ante la partida de
libro Ese infierno. Félix, lo abraza, lo besa e inmediatamen-
“Aquellas mujeres que entablaron te le pregunta: “¿Qué tengo que hacer
relaciones amorosas con sus verdugos lo para salir de acá?”.
28 Débora D’ Antonio, Mujeres, complicidad y Esado terrorista, Centro Cultural de la Cooperación. Cuaderno de
Trabajo Nº 33, Buenos Aires, p. 50.
29 Miriam Lewin, Manú Actis, Cristina Aldini, Liliana Gardella, Ese infierno. Conversaciones de cinco mujeres
sobrevivientes de la ESMA, sudamericana, Buenos Aires, 2001, p. 72.
30 Mujeres, complicidad y Estado terrorista, p. 50.
Centros clandestinos
de detención
“… campo y sociedad son parte
de una misma trama”
PILAR CALVEIRO LA CONADEP
Poder y desaparición,
los campos de concentración La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) fue
en Argentina, creada el 15 de diciembre de 1983 para investigar las violaciones a los
Colihue, Buenos Aires, 2004. derechos humanos ocurridas entre 1976 y 1983. Su investigación, plas-
mada en el libro Nunca más, fue entregada al presidente Raúl Alfonsín el
20 de septiembre de 1984 y dio lugar al juicio a las juntas.
“Entre 1976 y 1982 funcionaron en
Argentina 340 campos de concentración-
exterminio, distribuidos en todo el terri-
torio nacional. Se registró su existencia todas las regiones de nuestro país. Si bien
en 11 de las 23 provincias argentinas, que el terrorismo de Estado se extendió a lo
concentraron personas secuestradas en largo y a lo ancho de nuestro territorio, la
todo el país. […] Se estima que por ellos represión se ejerció desplegando distintos
pasaron entre 15 y 20 mil personas, de las impactos y se desarrolló con distinta mag-
cuales aproximadamente el 90 por ciento nitud en los diferentes lugares del país.
fueron asesinadas.”31 Hay algunas discu- Los relatos sobre el terrorismo de Estado
siones en relación con el número de perso- han sido predominantemente urbanos y
nas que fueron desaparecidas por el terro- han estado ligados a lo que sucedió en las
rismo de Estado. Si bien la Comisión grandes ciudades. Si bien es posible afir-
Nacional sobre la Desaparición de mar que el desarrollo de los campos de
Personas (CONADEP) registró 8.960 concertación fue más notable en este tipo
denuncias, hay muchos otros casos conoci- de zonas, también la represión actuó en
dos que no fueron blanqueados en aquel pequeñas ciudades y poblados de todas las
momento por miedo u otras razones. Los regiones del país.
organismos de derechos humanos estiman Fue el terror, el diseño represivo con
que el número de las víctimas asciende a base en los centros clandestinos y la desa-
treinta mil entre personas desaparecidas, parición, lo que llevó a reorganizar los
muertas en enfrentamientos con las fuerzas lazos sociales, a recrearlos. Se destruyeron
armadas y fusilamientos, aun cuando los los vínculos de solidaridad y la cohesión de
cuerpos hayan sido entregados a los fami- lo colectivo y pasó a estar en juego no ya la
liares o recuperados posteriormente. calidad de vida de la sociedad, sino su
Sin embargo, el golpe de Estado de humanidad misma. En una de las primeras
1976 no tuvo el mismo significado en escenas de Garage Olimpo, María está ense-
DEFINIR LO INDEFINIBLE
36 Ibídem, p. 53.
37 http://www.nuncamas.org/ccd/e/elolimpo.htm.
La escena final:
los vuelos de la muerte
“Las zonas socialmente críticas
de las obras de arte son aquellas
que causan dolor, UN VESTIDO Y UN DOLOR
allí donde su expresión,
históricamente determinada,
hace que salga a la luz El vestido que usa María (Antonella Costa) en la escena final perteneció a
la falsedad de un estado social.” Adriana Silvia Boitano, posiblemente vinculada a la Juventud
ALICIA ENTEL, VÍCTOR LENARDUZZI, Universitaria Peronista de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA,
DIEGO GERZOVICH, detenida-desaparecida el 24 de abril de 1977. La indumentaria fue pres-
Escuela de Frankfurt. Razón, arte y libertad, tada a la producción de Garage Olimpo por Ángela Boitano, su madre.
Capítulo: “El arte después de Auschwitz”.
Eudeba, Buenos Aires.
Cuando Félix y María se bajan del taxi en La cámara funde a negro luego de una
la puerta del Garage Olimpo todavía no imagen del avión que sobrevuela las aguas
saben que Tigre (Enrique Piñeyro), el res- con su compuerta posterior abierta, seguida
ponsable del centro clandestino, fue muerto de un plano subjetivo* sobre el río de la
por una bomba que estalló debajo de su Plata. Una leyenda completa la historia:
cama. Siguiendo la lógica de una pareja del “Entre 1976 y 1982, durante la dictadura
común y escapando de las normas del militar argentina, miles de ciudadanos fue-
campo de concentración, Félix había invita- ron arrojados vivos al mar”.
do a María a salir, bajo la protección del jefe.
Cuando ambos vuelven a atravesar el portón La desaparición y la metáfora del Estado
del garaje, la situación ha cambiado y María
es subida a la camioneta que traslada a los El modelo concentracionario aplicado
detenidos hasta los aviones que los hacen por las fuerzas armadas tuvo como eje la
desaparecer. La escena final sugiere, casi ates- desaparición de personas sistemática y pro-
tigua, la desaparición de personas ante la gramada. El gobierno militar concebía la
imposibilidad de representar los detalles de desaparición –al igual que la dictadura–
esas circunstancias de muerte. Un avión de como un proceso: primero, el detenido era
la fuerzas armadas, tomado por planos aére- privado de su libertad, del contacto con sus
os, se dibuja sobre un cielo celeste; de fondo allegados (no podían verlo ni sabían dónde
se escucha la versión escolar de Aurora, la estaba). A la par del encierro, le era negado
misma que habitualmente se utiliza en las su nombre: “[Al prisionero] se le asignaba un
escuelas para izar la bandera, una canción número al que debía responder. Comenzaba
patria que funciona en este caso como metá- el proceso de desaparición de la identidad,
fora de ese avión y del Estado. cuyo punto final serían las tumbas NN”.38
38María Seoane, Argentina: El siglo del progreso y la oscuridad (1900-2003). Capítulo: “Del matadero a la
democracia 91976/1989)” p. 193.
La recepción
Sobre el público
Durante los primeros años posteriores a conjugadas, forman un corpus para el estu-
la dictadura militar, los 80, el acercamiento dio que permite la discusión y el diálogo.
a los hechos pasados y los modos de pensar Dentro de este corpus puede ubicarse
el proceso histórico estuvieron ligados a la Garage Olimpo.
denuncia y a la voluntad de recordar. Había Todas estas nuevas lecturas de la histo-
que dejar constancia legal de los procedi- ria, además de contribuir en forma obli-
mientos del terrorismo de Estado, tomar cua a la reconstrucción de los hechos
declaración a los partícipes y las víctimas, pasados, son las encargadas de informar y
para después poder recordar. El deber de la hacer tomar parte a las nuevas generacio-
memoria estaba sintetizado en una frase: nes, las nacidas durante el período 1976-
nunca más. Reflexionando sobre estas for- 1983, y también a las más jóvenes. Con
mas sociales de vincularse con el pasado, respecto al público posible para Garage
Pilar Calveiro señala que “la repetición Olimpo, Bechis afirmaba en una entrevis-
puntual de un mismo relato, sin variación a ta para la revista Veintidós: “Es una incóg-
lo largo de los años, puede representar no el nita cómo el espectador recibirá la pelícu-
triunfo de la memoria sino su derrota. Por la. Con este filme yo apunto más a los
una parte, porque toda repetición seca el jóvenes que a quienes vivieron la época de
relato de los oídos que lo escuchan; por la dictadura militar. […] Creo que este
otra, porque la memoria es un acto de tema es como la resaca del mar, va y viene.
recreación del pasado desde la realidad del Pero de lo que estoy seguro es de que no
presente y el proyecto de futuro”.44 se puede olvidar porque es lo más grave
La constancia de la democracia dio que pasó en Argentina”.45 Posiblemente
lugar a la aparición de nuevos modos para artistas y realizadores no sean conscientes
el relato y la transmisión de los hechos vin- de este nuevo registro con respecto a los
culados a la última dictadura militar, surgi- modos de acercamiento al pasado. Sin
dos desde todas las disciplinas, incluido el embargo, es gracias a todas las nuevas
cine. Las nuevas propuestas tienen más que obras y lecturas que treinta años después
ver con la exploración del pasado para la nos encontramos con la posibilidad de
apertura de un debate que mire al futuro. interrogar los recuerdos, formular nuevas
Ya no el desnudo relato de los hechos sino preguntas y nuevas realidades desde y
lecturas abiertas a la interpretación que, para las nuevas generaciones.
“Pensé mucho en cómo filmarla y decidí no dar ningún golpe bajo, ningún
puñetazo. No quise mostrar torturas ni violaciones. Pero sí que el especta-
dor se entere de todo, que lo sospeche, que lo piense pero que no vea direc-
tamente, como esos prisioneros que vivían con los ojos vendados”, contó
Bechis a la revista Veintidós, en el momento del estreno de Garage Olimpo.
Dentro de estas críticas tan alentadoras te, oscuro, triste y burocrático: un lugar
cabe destacar parte de la crítica de Hernán por donde todos hemos pasado alguna vez.
Ferreirós, para Los Inkorruptibles, que colo- […]Que esa estructura cotidiana sea apli-
ca a la película como parte de la necesidad cada a un centro de detención, que los
del cine argentino de seguir investigando compañeros de oficina enamorados sean
argumental y visualmente sobre este tema: en realidad torturador y torturada, que lo
“…un final excesivamente cinematográfico que esté en juego no sea la calidad de vida
en el que el malo encuentra su merecido. de los trabajadores sino su humanidad
Está claro que ni los Tigres, Bergés o misma, provoca un doble efecto de fami-
Masseras de la realidad encontraron castigo liaridad y espanto que potencia el horror”,
alguno. Y es justamente ese hecho el que escribió Gustavo Noriega para El Amante.
hace necesaria no una, sino decenas de Agrega Quintín, en su crítica para Tres
películas como ésta”. Puntos: “Los carceleros de Bechis no son
La ficcionalización de cualquier hecho los viejos monstruos con colmillos con los
real puede o resultar acertada o sobrexplo- que se suele identificar a los asesinos en la
tar personas y situaciones –estetizar el ficción para que el espectador tenga claro
horror– para conseguir la compasión del que no se parecen en nada a ellos. Por el
público. El relevamiento de las críticas contrario, como ocurrió efectivamente, los
parece indicar que, también en este senti- represores eran en su mayoría jóvenes, con-
do, Bechis consigue el tono adecuado para currían a las cámaras de tortura como
retratar la época desde la intimidad, ubi- quien va a la oficina y su conducta fuera de
cando al espectador (especialmente al los campos no se diferenciaba demasiado
argentino que definitivamente fue parte o de la de otros ciudadanos”.
está atravesado por esa historia) en un El vínculo de pareja que surge abrupta-
lugar de contemplador-partícipe. “La vida mente entre el torturador y la de-
en el Garage Olimpo está contada como si tenida/desaparecida, “salvo el escenario,
fuera un lugar de trabajo común y corrien- parecería el de cualquier pareja del común:
Actividades
1. A continuación transcribimos dos fragmentos del libro La propuesta es que las diez líneas –una introducción, el lla-
Amores en fuga, del alemán Bernhard Schlink. Se trata de mado “copete”– estén escritas con un lenguaje apropia-
un libro de cuentos, algunos de los cuales transcurren en do para jóvenes de escuelas secundarias. Es decir que,
campos de concentración nazis y otros se proponen refle- además de debatir acerca de qué poner en el texto, van a
xionar al respecto. Sugerimos, que como estudiantes de tener que preguntarse cuál es la mejor forma de escribir
institutos de formación docente, imaginen que estos ese contenido.
fragmentos van a salir en una revista que lanza la institu-
ción donde ustedes trabajan. Imaginen que esa revista Fragmento I
está dedicada a la historia reciente y la memoria. Tienen “–Hace cincuenta años de aquello. No entiendo por qué no
que escribir, reunidos en grupo, diez líneas para introdu- podemos dejar el pasado en paz igual que toda la demás
cir el debate. Les brindamos algunas preguntas para gente deja en paz el suyo.
guiar la elaboración de ese texto: ¿cómo plantear en la “–¿No será que ese pasado es diferente? –preguntó Sarah
escuela la historia reciente? ¿Cómo introducir temas que en inglés. Para asombro de Andi, había entendido la con-
son polémicos y obligan a un posicionamiento político de versación en alemán.
los docentes? ¿Se puede aceptar cualquier discurso vin- “–¿Un pasado diferente? A todo el mundo le parece que su
culado a este tema? ¿Cuál es el límite? pasado es diferente. Y además, el pasado es una cosa
que se fabrica, tanto si es normal como si es especial. novelas policíacas que tuvieron gran éxito entre el públi-
“–Sí, a mi familia los alemanes le fabricaron un pasado muy co, por lo que ganó diversos premios. En 1995 publicó El
especial –replicó Sarah mirando fríamente al tío. lector, una novela autobiográfica. Este libro fue un gran
“–Fue terrible, desde luego. ¿Pero eso quiere decir que la acontecimiento literario tanto en Alemania como en los
gente de Orannienburg o de Dachau tenga que tener por demás países en los que se editó [se realizaron traduc-
fuerza un presente terrible? ¿Es justo que la gente que ciones a treinta y cinco idiomas]. Su última obra es
nació muchos años después de la guerra, y que nunca le Amores en fuga.
ha hecho daño a nadie, tenga que aguantar que le
recuerden y le echen en cara cada dos por tres el pasado Fragmento II
singular del lugar donde vive? […] Cuando estaban en Oranienburg, Andi no se atrevió a decir
“–Tú no serás de la misma opinión que tu tío, ¿no? que le estaba pasando lo que había predicho su tío. Lo
“–¿Qué opinión? que veía no era aterrador. Lo aterrador era lo que tenía
“–Que hay que enterrar el pasado, y que ya estaría enterra- en la cabeza, aunque eso ya era suficientemente aterra-
do si no fuera porque los judíos meten cizaña. dor. Sarah y Andi cruzaron mudos el campo de concen-
“–¿No decías tú misma el otro día que la guerra acabó hace tración. Al cabo de un rato se cogieron de la mano.
cincuenta años? “En el campo había también un grupo de escolares, unos
“–O sea que sí. treinta niños y niñas de doce años. Se comportaban como
No, yo no pienso como mi tío. Pero las cosas tampoco son lo hacen normalmente los niños de doce años: gritaban,
tan simples como tú las pintas. se reían y cuchicheaban tonterías. Estaban más interesa-
“–¿Qué es lo que las hace complicadas? dos por sus compañeros que por lo que el profesor les
Andi no tenía ganas de discutir con Sarah […] enseñaba y les explicaba. Lo que veían sólo les servía
“–¿Por qué las cosas son complicadas? Mira, es cierto que para fanfarronear, tomarse el pelo los unos a los otros
es necesario recordar el pasado para que no se repita, y hacer bromas. Jugaban a guardias y prisioneros, y gemí-
también por respeto a las víctimas y a sus descendien- an en las celdas como si los estuvieran torturando o se
tes; pero el Holocausto y la guerra son cosas de hace cin- murieran de sed. El profesor hacía todo lo que podía, y
cuenta años, y no pueden cargárseles a los nietos las cul- escuchándolo se veía claramente que había preparado a
pas que haya contraído la generación de los padres y los fondo la visita al campo con los niños. Pero todos sus
hijos. La gente de Dachau, cuando va al extranjero, se esfuerzos eran en vano.”
avergüenza de su lugar de origen, y hay chavales que se
hacen neonazis porque están hartos de que se remueva
el pasado constantemente. No me parece que todo eso
sea tan simple. […]
“-Sé que no tienes mala intención. Pero las cosas no son
complicadas. La justicia es algo muy sencillo.”1
Bernhard Schlink nació el 6 de julio de 1944 en Bielefeld.
Actualmente vive entre Bonn y Berlín. Es juez, profesor
en la Universidad Humboldt, Berlín, y autor de cuatro
2. A continuación reproducimos un extracto de una crítica sentirme igualmente miserable. Porque es la vergüenza
firmada por el periodista Gustavo Noriega. Se publicó en profunda de ser argentino, de ser humano, de pertenecer a
la revista El Amante en ocasión del estreno de Garage la especie que es capaz de esa conducta. Estamos contami-
Olimpo. Se trata de un texto que, además de opinar nados, siempre lo estaremos. Garage Olimpo refrescó esa
sobre el filme, tiene un fuerte registro personal. vergüenza y yo, personalmente, se lo agradezco.”
Proponemos leerlo y después pensar qué actividades se
podrían realizar con los alumnos para abordar el pasado 3. Garage Olimpo incluye dentro de su relato ficcional dos
reciente desde un registro testimonial, en primera perso- casos reales: el del jefe de la Policía Federal, Cesario
na. Se sugiere tener en cuenta la conceptualización que Cardoso, y el de Mario Villani, cuyo testimonio fue cono-
se realiza en el capítulo sobre la memoria. cido tiempo después. Sugerimos que les propongan a
“Hay otro elemento en Garage Olimpo que la convierte en sus alumnos elegir uno de los dos casos y buscar qué
una experiencia demoledora. La película comienza con dijeron los medios de comunicación sobre ese hecho.
un plano aéreo. Lo primero que se ve desde el aire son Luego, teniendo en cuenta el contenido del módulo, pien-
las aguas marrones del Río de la Plata. Estarán también sen qué propuesta de trabajo se podría hacer a partir de
en la última imagen y su referencia es inequívoca: una de ese material: sus características –si será grupal o indivi-
las formas de hacer desaparecer los cuerpos de las per- dual– y sobre qué ejes se focalizaría el análisis (las pala-
sonas secuestradas fue arrojarlos al río desde un avión, bras elegidas para nombrar a las personas involucradas
cuando aún estaban con vida, apenas anestesiados. en la noticia, las fuentes utilizadas, las fotos que acom-
Pero Bechis intercala toda la narración con otros planos pañan las notas, etcétera).
aéreos de la ciudad de Buenos Aires. Esas imágenes de
nuestra ciudad desde lo alto, en una época que se sitúa 4. Proponemos la lectura de un texto de Susan Sontag,
entre 1976 y 1978, que aparentemente no tienen ningu- publicado en Memoria en construcción, el debate sobre
na justificación argumental, provocan el efecto de abar- la ESMA. ¿Qué vinculación puede establecerse entre lo
carnos a todos, lo cual, ciertamente, no es algo fácil de que dice la autora y los ejes que el cuadernillo propone
digerir. Se ve una ciudad reconocible, los autos peque- para pensar Garage Olimpo?
ños que se desplazan por las avenidas, las luces en los
edificios, las plazas, el Obelisco. Una ciudad en la que no “… Quizá la gente atribuye demasiado valor a la memo-
se ven personas pero que en su movimiento se adivina la ria y no bastante a la reflexión. Creemos que la rememo-
normalidad de la vida cotidiana. ración es un acto ético profundamente arraigado en el
“En una de esas casas iluminadas estaba yo. Preocupado por corazón de nuestra naturaleza; después de todo, acor-
la facultad, fastidiado por la cen-
sura en el cine, pendiente del fút-
bol. La que siento no es una culpa
que se resuelva viajando en el
tiempo: no hay nada que podría
haber hecho en esa época que me
permitiría ver Garage Olimpo sin
Glosario
Plano medio: imagen que presenta la figu- to o sujeto mostrado, de manera que éste
ra humana cortada por la cintura, de la se ve desde arriba.
mitad del cuerpo para arriba. Tiene un
valor expresivo y dramático, pero también Gran plano general: visión que muestra un
narrativo. gran escenario o una multitud. La persona
no está o bien queda diluida en el entorno,
Plano subjetivo: visión que resulta de la lejana, perdida, pequeña, masificada. Tiene
cámara situada en los ojos del personaje, lo un valor descriptivo y puede adquirir un
que genera en el espectador el artificio de valor dramático cuando se pretende destacar
encontrarse en su mente y en su subjetivi- la soledad o la pequeñez del hombre en su
dad. medio.
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Artículos
Películas
Montoneros, una historia (Andrés Di Tella, 1994). Mundo grúa (Pablo Trapero, 1999).
Cazador de utopías (David Blaustein, 1995). Papá Iván (María Inés Roqué, 2000).
Pizza, birra, faso (Adrián Caetano, Bruno Los rubios (Albertina Carri, 2003).
Stagnaro, 1997).
C A P Í T U L O 3
El visitante
Los fantasmas de
Malvinas
“La historia de la Argentina en estos veinte años
se ha sostenido sobre dos intenciones de olvido, argentina, pero siempre ocupó un lugar des-
sobre dos silencios: los desaparecidos tacado: quien quisiera pensar la Nación
durante la dictadura de la década de 1970
y la derrota en la guerra de las Malvinas. debía pronunciarse sobre aquel territorio
Desaparecidos y derrota: dos exclusiones, dos olvidos. irredento. Las islas operaban como el sím-
No es la verdad histórica lo que intenta olvidarse, bolo de la nacionalidad. La derrota en la
sino la responsabilidad de preguntarse
por qué el crimen se hizo posible. guerra modificó radicalmente ese emblema.
No lo que ocurrió, sino cómo ocurrió.” Desde la posguerra en adelante, Malvinas se
HÉCTOR SCHMUCLER convirtió en un tema “grave”, “pesado”, y
“Formas del olvido”, en Confines,
Nº 1, abril de 1995.
muchas veces, incluso, silenciado, tanto que
hasta hay una palabra para mencionar esa
omisión: “desmalvinización”.
Las dificultades para pensar Malvinas La película El visitante, una mirada
sobre Malvinas desde los años 90, puede
“Fui elegido para cantarte, por quienes contribuir a reflexionar sobre esa exclusión
quieren olvido restarte. / Grave, pesado, y ese olvido. A través del análisis del filme
mas no inconsciente yo te lo mando ex y del diálogo que se establecerá con textos
combatiente...”, canta el grupo Almafuerte historiográficos, ficcionales y teóricos, se
en la banda de sonido de El visitante. El desplegará uno de los ejes centrales de este
tema, compuesto especialmente para el cuadernillo, el que lleva por nombre
filme, señala la clave central de la “cuestión Guerra de Malvinas. Sentidos en pugna.
Malvinas”: las dificultades que existen para Malvinas nos enfrenta con una serie de
pensarla. Entre 1833 –año en que Gran preguntas perturbadoras: ¿cómo pensar una
Bretaña ocupó las islas– y la guerra de 1982, guerra que se llevó a cabo con el apoyo de
la pérdida del archipiélago adquirió múlti- la sociedad argentina durante un período
ples y contradictorios sentidos en la cultura de la historia que hoy es repudiado por
buena parte de esa sociedad? ¿Cómo leer los
matices de un apoyo que se expresó en con-
signas tan disímiles como “Viva la Marina”,
“Las Malvinas son argentinas, los desapare-
cidos también” y “Las Malvinas son de los
trabajadores y no de los torturadores”?
¿Cómo referirse a una guerra que se libró
por una causa “nacional y popular” en el
contexto del terrorismo de Estado? ¿Cómo
entender que del fervor inicial se pasó a la
indiferencia y el olvido simulado? ¿Cómo
SÍNTESIS HISTÓRICA
Las Malvinas, y por extensión las Georgias y Sandwich del Sur, pertene-
cen a la República Argentina. Fueron territorios heredados de España, en
la época en que el país aún era una promesa que se llamaba Provincias
Unidas. En el calendario escolar aparecen vinculadas a una fecha, el 10 de
junio de 1829, cuando Luis Vernet fue nombrado representante del
gobierno argentino en Puerto Soledad. Su intento por poblar las islas y
ejercer la autoridad nacional duró hasta 1833, cuando fueron ocupadas
por los británicos.
Desde ese momento hasta el presente los sucesivos gobiernos presenta- fundas, turbias e inconscientes del deseo y
ron demandas diplomáticas y judiciales para recuperar las islas. En 1965,
la resolución 2.065 de las Naciones Unidas estableció que el problema
la paranoia nacional. El visitante se mete en
tenía características coloniales y por lo tanto se enmarcaba a otra resolu- el tema Malvinas pero no de un modo lite-
ción, la 1.514 de 1960, que comprometía a los países miembros a acabar ral o alegórico. No es una película sobre la
en todas partes con el colonialismo. soberanía nacional ni un filme que denun-
Estos reclamos fueron interrumpidos en 1982 durante los setenta y cua-
tro días que duró la guerra. El conflicto fue llevado adelante por un cie a las juntas militares por haber librado
gobierno de facto, caracterizado por la violación sistemática de los dere- una guerra absurda, sino que se atreve con
chos humanos y el hundimiento económico del país. El 2 de abril, el lla- algunas de las obsesiones profundas, tur-
mado Proceso de Reorganización Nacional decidió el desembarco en
Puerto Stanley. Efectivos terrestres, marítimos y aéreos fueron dispues-
bias e inconscientes del deseo y la paranoia
tos en las islas a la espera de la reacción inglesa. El 1º de mayo comenza- nacional: El visitante es una película de
ron los combates, que se extendieron hasta el 14 de junio, cuando volvió fantasmas. Sus protagonistas no están ni
a izarse la bandera inglesa. vivos ni muertos, actúan como zombis.
Pedro, el ex combatiente devenido taxista,
está vivo pero se comporta como un “alma
en pena”, y Raúl, el soldado que cayó en
Malvinas, está muerto pero vuelve de visi-
ta para saldar deudas pendientes. Los
demás personajes tampoco terminan de
corporizarse debido a las dificultades que
tienen para establecer lazos entre ellos y
comunicarse. Además de los fantasmas con
nombre propio, la película sugiere que,
después de la derrota del 14 de junio de
1982, la propia cuestión Malvinas se trans-
formó en un espectro debido a las incomo-
didades que sentimos en el momento de
pensarla y nombrarla.
Jacques Derrida, en su libro Espectros de
tejer lazos con aquellos que protagonizaron Marx, advierte sobre la necesidad de darles
la única guerra masiva que la Argentina cuerpo a los fantasmas si se aspira a convo-
libró durante el siglo XX, cuando hasta nos car a la justicia: “Si me dispongo a hablar
cuesta ponerles un nombre? ¿Son chicos de
la guerra, excombatientes, veteranos?
El filósofo Sigfried Kracauer decía que
las películas no representan alegóricamente
la historia literal sino las obsesiones pro-
FICHA TÉCNICA
¿QUÉ ES LA DESMALVINIZACIÓN?
50 Carlos Gamerro, “14 de junio, 1982, tras un manto de neblina”, en Página/12, 16 de junio de 2002.
LA HERMANITA PERDIDA
51 Norberto Galasso, El canto de la patria profunda, Ediciones del Pensamiento Nacional, Buenos Aires, 1996,
p. 157.
LA GUERRA Y LA GLORIA
52 Federico G. Lorenz, Las guerras por Malvinas, Edhasa, Buenos Aires, 2006, p. 327.
a través de ellos, busca restablecer vínculos guró en 1990, durante la primera presiden-
entre los personajes: conversa con uno, le cia de Carlos Saúl Menem, quien mantuvo
ceba un matecito a otro, ofrece consejos, le una política contradictoria en relación con
prende velas al amor, oficia de celestina y Malvinas: tomó la causa como cuestión cen-
para convocar al pasado apela a precarias tral en su discurso de campaña y se acercó a
sesiones espiritistas. El diálogo con los fan- las asociaciones de excombatientes, pero
tasmas, en tanto legado generacional, se abandonó los reclamos por la soberanía en
reduce a una pantomima tragicómica. pos de la rearticulación con Europa, la rea-
En la película la relación con el pasado pertura de la embajada británica en Buenos
también se representa de otros modos. El Aires y la llegada de inversores ingleses. La
director elige filmar algunas escenas en el “desmalvinización” que el gobierno de Raúl
cenotafio de la plaza San Martín, en la ciu- Alfonsín había desplegado para evitar que
dad de Buenos Aires. Pedro sueña con ese las fuerzas armadas recobrasen su prestigio,
lugar, más bien tiene una pesadilla en la que es perpetuada por Carlos Saúl Menem pero
concurre al monumento y encuentra su bajo la picardía del doble discurso.
nombre en la enumeración de los caídos. En El monumento es un muro de mármol
otra escena va a visitar el cenotafio para rosado opaco de dos metros de alto por
constatar que allí está el nombre de su veinticinco de largo, donde están exhibidas
amigo muerto en Malvinas. La imagen de veinticinco planchas de mármol negro bri-
Pedro, con su mano ortopédica colgando, llante; cada una lleva grabados veintiséis
parado frente al cenotafio, es desoladora. nombres de combatientes caídos en las
¿Cuánto queda allí del intento de hacer de islas. Estos aparecen sin grado militar ni
las islas la metáfora de la Nación? ¿Cuánto orden alfabético “para sugerir que –más
sobrevive de los sentidos en pugna que allá de los orígenes, historias, jerarquía
hicieron de Malvinas una causa del fervor militar o circunstancias de su sacrificio–
popular? Frente al monumento, que fue fueron igualados por la muerte”, explica-
pensado como un lugar de la memoria, ban en 1989 los integrantes de la comisión
Pedro no encuentra alivio ni reparación, encargada de la construcción. Además de
está tan solo como cuando se “atrinchera” lo descripto, el monumento tiene distintos
en su habitación o como cuando lo visitan elementos que completan la simbología
los fantasmas. La historia de la construcción patriótica: los escudos de las veintitrés pro-
del cenotafio permitirá vislumbrar mejor el vincias argentinas, la Ciudad de Buenos
contraste sugerido en esta escena. Aires y la República Argentina; una escara-
El cenotafio, conocido como pela y un mástil con la bandera. Está muy
Monumento a los Caídos en la Guerra de bien iluminado y siempre resguardado por
Malvinas e Islas del Atlántico Sur, se inau- la figura de un granadero.
53Citado en Rosana Gubern, ¿Por qué Malvinas? De la causa nacional a la guerra absurda, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2001, p. 146.
54 Ibídem, p. 151.
55 Elizabeth Jelin, Memorias en conflicto, Puentes, agosto de 2000.
56 Rosana Gubern, ob. cit., p. 154.
LOS PICHICIEGOS
SAY NO MORE
En los 70 Charly García, en una canción que hacía mención de las fuerzas del
orden, decía: “Si ustedes son la patria, yo soy extranjero”. En abril de 1982,
mientras componía la música de la película Pubis angelical, se enteró del
desembarco argentino en Malvinas y de un tirón escribió las canciones de
Yendo de la cama al living. El disco está imbuido del clima Malvinas (No bom-
bardeen Buenos Aires, Superhéroes y Vos también estabas verde). Es la obra
de un tipo encerrado en una ciudad en guerra, que no puede moverse
–“yendo de la cama al living, sientes el encierro”–, que descree de los moti-
vos de esa guerra y que sospecha que se acabaron definitivamente los idea-
les setentistas. Dice en Canción de 2 por 3: “Yo no quiero vivir así, repitiendo
misma cosa. ¿Cuánto hay de locura en el las agonías del pasado con los hermanos de mi niñez. Es muy duro sobrevivir
heroísmo? ¿Cuánto de heroísmo y cuánto y aunque el tiempo ya nos ha vuelto desconfiados tenemos algo para decir:
no es la misma canción de 2 por 3, las cosas ya no son como las ves”.
de bajeza hay en la guerra? Quien no ha
vivido la guerra es más simplista, la justi-
fica o la demoniza. En cambio, quien ha
pasado por esa experiencia sabe que es Los chicos de la guerra
mucho más compleja, tan compleja que a
veces uno no sabe qué decir. Es un lío la Uno de los combates iniciales por las
guerra. Dios nos libre de las patrias que formas de nombrar a quienes fueron a
necesitan guerras, pero para entender la Malvinas surgió con la primera película
complejidad de las pasiones extremas que que se hizo sobre la contienda, Los chicos de
puede desatar la guerra hay que vivirla. la guerra, dirigida por Bebe Kamin en
Siempre recuerdo esa escena de Patton en 1984. Se trató de una película muy exitosa
la que el general ve un campo arrasado, que, junto con La historia oficial (Luis
con tanques incendiados, con cientos de Puenzo, 1985) y La noche de los lápices
hombres muertos colgando de camiones y (Héctor Olivera, 1986), dejó una marca
jeeps, y dice: ‘Que Dios me perdone, pero muy fuerte en el imaginario colectivo en su
amo todo esto’. ¿Cómo explicar algo doble papel de constructora de sentido y
así?”.59 explicación histórica sobre la dictadura.
59 Graciela Speranza, Fernando Cittadini, Partes de guerra, Norma, Buenos Aires, 1997, p. 203.
¿Por qué hay tan pocas películas sobre la única guerra que la Argentina
protagonizó durante el siglo XX? Hay quienes dicen que cuando los pue-
blos no actúan, a los intelectuales les cuesta pensar. Y, podemos agre-
gar, que a los cineastas se les vuelve difícil filmar. Desde la posguerra en
adelante, Malvinas se transformó en un tema en el límite de lo pensable.
De ahí que los filmes sobre la cuestión sean escasos, cosa que no ocurre
con otros temas de la historia argentina reciente, ya que sí hay muchas
películas, ficcionales y documentales, sobre los años 60 y 70.
Durante 2005 se estrenaron dos películas sobre Malvinas: Iluminados eludido. Sobre todo, refutaba el apelativo
por el fuego (Tristán Bauer) y Locos de la bandera (Comisión de
Familiares de Caídos en la Guerra de Malvinas, dirigida por Julio
de ‘chicos’ [...] La experiencia bélica es la
Cardoso). La primera está basada en el libro homónimo escrito por que ha hecho hombres a los jóvenes cons-
Edgardo Esteban, un periodista que fue combatiente en Malvinas. criptos, hombres que a la vez se consideran
Locos de la bandera es un documental que busca visibilizar las voces de señalados para participar –o encabezar– un
familiares y sobrevivientes de Malvinas. Tiene el mérito de asumir las
aristas más complejas de la cuestión y de mostrar el impacto de la pos-
proceso de construcción que califican de
guerra en las diferentes geografías argentinas. ‘redención’. Sin embargo, el elemento más
irritante a ojos de los jóvenes veteranos era
la visión que la película transmitía sobre
ellos y de sus días en las islas, porque ata-
Los chicos de la guerra se realizó sobre la caba la base de su identidad como grupo
base del libro del mismo nombre, escrito construida a partir de la guerra. Lo que
por Daniel Kon, un periodista que, en ese sobre todo reprochaban a la película era la
entonces, tenía 25 años y que, apenas ter- forma peyorativa en la que se describía a
minada la guerra, entrevistó a ocho solda- los jóvenes, a partir de tratar superficial-
dos clase 62 y publicó sus testimonios. El mente su experiencia de guerra y sus con-
libro logró evadir la censura y se transfor- vicciones:
mó en un suceso editorial: tuvo siete edi- ‘Omiten en los personajes principales
ciones entre agosto y diciembre de 1982. la amalgama de situaciones o característi-
Tanto la película como el libro muestran a cas que pueden identificar a la generalidad
los soldados como víctimas de la dictadu- de los que combatimos [...] Para cada uno
ra, los presentan como jóvenes a los que un de nosotros la trinchera era la extensión de
gobierno dictatorial les robó la inocencia a nuestras personalidades [...] Allí teníamos
través del acto demencial de la guerra. En
aquel contexto –fin de la dictadura, reaper-
tura de la experiencia democrática– la
narración de la guerra de Malvinas tenía
como finalidad impugnar más aún el
accionar aberrante de la dictadura.
La película de Kamin fue criticada por
algunas agrupaciones de excombatientes
que no compartían la forma en la que ellos
aparecían representados. “El Centro de Ex
Soldados proponía una discusión ideológi-
ca a partir de la experiencia de la guerra y
cuestionaba a sus realizadores por haberla
las fotos de nuestros seres queridos, así tiene la facultad de matar no haya todavía
como banderines del club de nuestra pre- debutado sexualmente? A partir de este
ferencia y todo lo que nos vinculara al interrogante la película se hace cargo de la
resto de nuestra sociedad. En cambio para condición liminar de los excombatientes.
el realizador de esta película la trinchera es Tiene como virtud el no estereotiparlos ni
como un refugio, sólo un escondite para representarlos de un único modo. ¿Sus per-
un soldado temeroso. Para esta visión está sonajes son chicos o adultos? ¿Militares o
ausente el orgullo que sentimos por ir a civiles? ¿De derecha o de izquierda?
una guerra en defensa de nuestra sobera-
nía’ (Centro de Ex Soldados Combatientes A Malvinas fueron a pelear los cons-
de Malvinas, Documentos de Post Guerra, criptos de las clases 62 y 63, o sea que a
1986).”60 fines de los 90, cuando transcurre la histo-
La incomodidad por el epíteto “chicos” ria de El visitante, los personajes ya tienen
se manifestó ni bien los soldados volvieron treinta y seis años. Aun sabiendo que la
de Malvinas: venían de pelear en una gue- juventud no depende sólo de la fecha de
rra pero para la ley eran menores de edad, nacimiento sino también de lo que cada
por ejemplo, para comprar una propiedad. cultura instituya como tal, podemos decir
En enero de 1983, una carta de lectores de que en nuestra sociedad se considera que
Clarín, planteaba el tema en estos térmi- una persona de treinta y seis años es adul-
nos: “¿Cómo se los emancipa entonces? Si ta. Sin embargo, hay escenas de la pelícu-
son mayores para ir a la guerra, ¿podemos la que ponen en duda la adultez de Pedro
considerarlos menores para adquirir un y también la del personaje interpretado
inmueble o para llegarse hasta un banco a por Alejandro Awada. Por ejemplo, por el
poner unos pesitos a plazo fijo? Todos ellos modo en que se vinculan con el trabajo.
han adquirido la mayoría de edad ante la “Éste es un laburo de pendejos”, dice el
nación entera. Dejaron de ser chicos. Son personaje de Awada. El trabajo que hace
hombres”.61 como cajero de un supermercado y reposi-
tor de mercadería no parece ser un empleo
La condición liminar en El visitante digno para un treintañero. Tampoco pare-
ce adulta la relación que establece con su
El visitante trabaja sobre ese malestar de empleador, un estereotipado supermerca-
la indefinición de un modo radical: ¿cómo dista chino con quien se vincula a través
puede ser que un chico que va a la guerra y del escamoteo.
60 Federico G. Lorenz, Las guerras por Malvinas, Edhasa, Buenos Aires, 2006, p. 217.
61 Rosana Gubern, De chicos a veteranos, Ides, Buenos Aires, 2004, p. 48.
Pedro trabaja de taxista. Lo hace con taxi nos habla de un corrimiento: si en los
cierto desinterés, no aprovecha las posibili- años 80 se creyó posible el encuentro con
dades que le da ser propietario de un auto otros hasta en espacios públicos tan fugaces
ni se muestra interesado en explotarlo para como un tren o un colectivo, en los 90 esa
progresar económicamente. Hace lo justo y ilusión se ha desvanecido.
necesario para sobrevivir en el presente, no Por último, podemos señalar que tam-
hay en su actitud una proyección de futuro. poco hay adultez en el modo en que Pedro
Además de esta suspensión de la madu- se vincula con Telma. La forma en que
rez, hay que señalar que el trabajo de taxis- concretan la salida, los preparativos y el
ta instala a Pedro en un mundo de vínculos encuentro mismo nada tienen de maduro.
frágiles, transitorios. El crítico Gonzalo Aunque tampoco se trata de una salida
Aguilar destaca la cantidad de taxis y taxis- entre dos jóvenes, que se podría imaginar
tas que aparecen en las películas de los años marcada por la excitación o el nerviosismo,
90. Para él simbolizan los lugares de preca- sino más bien de la actitud mansa de quien
riedad, característicos de las sociedades ya nada espera.
actuales, en las que las instituciones moder- La condición liminar también aparece
nas –Estado, escuela, familia– perdieron en el momento de determinar la ideología
solidez. “Los taxis son el emblema de estos de los excombatientes del filme. El contras-
contratos transitorios que siempre están a te más fuerte se da entre Pedro y los con-
punto de quebrarse, cuando no son traicio- ductores del programa de radio
nados por alguno de los implicados.”62 “Combatientes”, quienes se posicionan
En este punto debemos recordar que, en
los primeros años de la posguerra, los
excombatientes subían a los medios de
transporte público de las ciudades para con-
seguir ingresos a través de la venta (bolsas de
residuos, calcomanías con el dibujo de las
islas, su periódico) y para volverse visibles y
construir un sentido positivo acerca de la
guerra. Esa presencia estaba atada a una
identidad colectiva: el uniforme, las boinas
o el carné recordaban que eran “excomba-
tientes” y desde allí interpelaban. Pedro el
62 Gonzalo Aguilar, Otros mundos, un ensayo sobre el nuevo cine argentino, Santiago Arcos Editor, Buenos
Aires, 2006, p. 44.
cantarte por quienes quieren olvido restar- campo y con su familia, el pasado vuelve:
te, grave, pesado, mas no inconsciente; yo sobre la mesa ve el cortaplumas de su
te lo mando, excombatiente...”, entona con amigo caído en Malvinas. ¿No hay escapa-
voz gutural Ricardo Iorio, el cantante del toria posible? ¿No hay lugar a donde huir?
grupo. Pedro, en cambio, no logra integrar- ¿No hay otra que ser un visitante?
se a la fiesta y se retira del lugar. Tampoco “La herencia no es nunca algo dado, es
esta comunidad juvenil –que algunos auto- siempre una tarea. Permanece ante noso-
res han leído como sustituto de las viejas tros de modo tan indiscutible que, antes
pertenencias de clase o de espíritu nacio- mismo de aceptarla o renunciar a ella,
nal– puede darle amparo, ni siquiera somos herederos, y herederos dolientes,
durante el tiempo que dura una canción. como todos los herederos”, escribe Jacques
Ni chico ni adulto, ni de derecha ni de Derrida. Todos somos herederos dolientes
izquierda, ni integrado a la comunidad de Malvinas. Recordar y rediscutir en
nacional ni contenido entre sus pares: torno de sus sentidos en pugna es una de
Pedro no logra salir de su condición fantas- las formas de no dejar a Pedro –y a todos
mal, está vivo pero actúa como un zombi. los Pedros– a solas con sus fantasmas. Es
Sobre el final de la película, cuando parece uno de los modos de reconstruir ese “lugar
haber encontrado un lugar propio, en el propio”, el lugar utópico de la justicia.
Actividades
1. El relato histórico recupera procesos totales y en muchas Un ejercicio de memoria
ocasiones instituye héroes. Los testimonios, en cambio, “Sonia, una amiga, me propone un desafío: ‘¿Cuál es tu pri-
constituyen relatos fragmentarios, con protagonistas mer recuerdo sobre un hecho de la política nacional?’. No
individuales que no buscan relatar historias heroicas sino es difícil detectar ese momento, lo tengo sumamente pre-
que están marcados por los matices; son intentos de res- sente. Es un recuerdo sobre la dictadura, mi único recuer-
tablecer la memoria. A continuación transcribimos el tes- do sobre la dictadura. Es raro porque no recuerdo la asun-
timonio del periodista chubutense Nahuel Machesich,
ción de Alfonsín y, poco y nada, la de Menem.
quien durante la guerra era apenas un niño. A partir de
“Es un recuerdo de Malvinas. Yo tenía 4 años recién cumpli-
esa lectura sugerimos que se piensen actividades para
dos. Rawson, como tantas otras ciudades patagónicas,
trabajar con la producción de ejercicios de memoria.
¿Qué propuesta de escritura haría? ¿Qué preguntas for- vivía días de guerra. Cada tanto y a modo de entrena-
mularía para guiar ese trabajo? ¿Hacia dónde apuntaría la miento, se hacían sonar las sirenas de los bomberos
reflexión? Tener en cuenta lo trabajado en el módulo. como señal de toque de queda. Todavía tengo en mis
oídos esa sirena. Yo, me acuerdo, me ponía el casco, 2. En una de las escenas de la película El visitante, el pro-
agarraba el rifle de juguete y me iba a refugiar –junto a tagonista sueña con el cenotafio ubicado en la Plaza San
todos mis vecinos– al departamento de la planta baja. La Martín en la cuidad de Buenos Aires. En otra escena, lo
ciudad quedaba a oscuras. ‘Papá, ¿por qué apagan las va a visitar para buscar allí el nombre de su amigo caído
luces?’ ‘Es para que los aviones ingleses no nos vean’, en combate. Tal como se contó en el cuerpo central del
me contestaba. Me acuerdo de la sonrisa de mis vecinos cuadernillo, la construcción del cenotafio, inaugurado en
al mirarme vestido de soldadito. Me acuerdo en un rin- 1990, fue motivo de varias polémicas. Las formas públi-
cón de ese departamento iluminado por un par de velas. cas de la memoria, que dejan sus marcas en los territo-
A veces, también, me acuerdo debajo de la cama (pero rios donde se yerguen, no son inocentes. Los monumen-
eso no sé si es cierto o si lo inventé con el paso del tiem- tos, las estatuas, los nombres de calles, suelen ser terre-
po). No me acuerdo asustado. En realidad, no puedo nos de disputa sobre esas formas del recuerdo.
recordar qué sensaciones pasaban por mi cabecita de En relación con esto y teniendo presente la propuesta del
niño. Me acuerdo la pantalla del televisor amarilla en cuadernillo, les sugerimos proponer a sus alumnos:
señal de alerta. Me acuerdo en el rin- – Realizar un relevamiento de las marcas de Malvinas que
cón del departamento mirando y hay en el lugar donde viven (barrios que lleven el nombre
escuchando cómo los adultos habla- Malvinas, calles con los nombres de los caídos, monu-
ban de la guerra. Y me acuerdo mentos en plazas, plaquetas, estatuas, museos, etc.).
desesperado porque hablaban muy Puede ser un relevamiento fotográfico o una descripción
fuerte y los ingleses nos podían escu- de esos lugares.
char. Seguramente, habré pensado: – Hacer una pequeña investigación sobre el modo de cons-
‘¿De quién nos estamos escondiendo trucción de esos lugares. En el caso de ser monumentos,
si están todos a los gritos?’. ¿qué forma tienen? ¿Qué representación hay en ellos de
“Otro recuerdo sobre la guerra es cuando mi mamá hacía Malvinas?
bombas de crema y tortas de chocolate para los solda- – Formular una breve encuesta entre las personas que
ditos que estaban en una base militar cerca de Trelew. viven cerca de esos lugares para saber si conocen su
Es más, me acuerdo el día que fuimos con mi papá a lle- sentido.
várselo. Hacía frío y me acuerdo que nos pasaron a bus- – Presentar un informe que dé cuenta de los datos releva-
car en una camioneta. Si hasta creo que me acuerdo de dos y realizar un análisis a partir del marco teórico traba-
las caras de los soldaditos. Caras de miedo. 4 años jado en el cuadernillo.
tenía, ¿cómo me puedo acordar tan claramente de eso? En función de esta propuesta de trabajo, si usted sugiriera
¿Cuánto recuerdo y cuánto imagino? ¿Cómo funciona la realizar las actividades que siguen a sus alumnos, ¿cómo
memoria?” organizaría el trabajo? ¿Qué orientaciones daría? ¿Cómo
Nahuel Machesich, Los balbuceos de la memoria propondría realizar la presentación de trabajos? ¿Qué
(Reflexiones íntimas sobre las formas de contar el geno- aportes brindarían estas actividades a la comprensión
cidio), texto inédito, 2003. del tema Malvinas?
3. La antropóloga Rosana Guber, en su libro De chicos a musicales –los arreglos, lo instrumentos, los timbres–
veteranos señala que la identidad de los excombatientes contribuyen a generar el sentido del texto.
es “liminar”, marginal, porque según explica no está El análisis puede estar guiado por algunas preguntas: ¿qué
encuadrada en el sistema clasificatorio con que opera el representación de Malvinas aparece en la letra? ¿Se
sentido común de los argentinos. Escribe en ese libro: habla de la guerra, del territorio, de los soldados, del
“Desafiando el sistema de clasificación corriente de los apoyo civil a la guerra, de la dictadura? ¿La canción es
argentinos, todas las partes que contribuyeron a forjar la irónica, crítica, descriptiva?
identidad de los ex soldados de Malvinas coincidían en Para contribuir al análisis les brindamos algunos elemen-
que éstos no eran ni adultos ni niños, ni militares ni civi- tos contextuales de los grupos que compusieron las can-
les, ni de la derecha ni de la izquierda, ni de la dictadura ciones.
ni de la democracia”. Esta situación “liminar” dejó a los
excombatientes fuera de lugar, con serias dificultades El banquete
para vivir en comunidad y establecer vínculos con otros. Nos han invitado
Seleccionar escenas de la película que permitan analizar la a un gran banquete,
condición “liminar” de la que habla Rosana Guber. habrá postre helado,
nos darán sorbete.
4. En el rock argentino hay varias canciones que hablan
sobre la guerra de Malvinas. Algunas fueron escritas a la Han sacrificado jóvenes terneros
par de la guerra o apenas ésta terminada; otras se com- para preparar una cena oficial,
pusieron con posterioridad, durante los años noventa. se ha autorizado un montón de dinero
Las hay críticas, inocen- pero prometen un menú magistral.
tes, irónicas, pacifistas y
nacionalistas. También Es un momento amable
hay algunas interesadas bastante particular,
en darles voz a los sobre temas generales
excombatientes; entre nos llaman a conversar.
éstas se destaca El visi-
tante, el tema que el Los cocineros son muy conocidos,
grupo Almafuerte com- sus nuevas recetas nos van a ofrecer.
puso para la película El guiso parece algo recocido,
que estamos trabajando y que incluyó en su disco A alguien me comenta que es de antes de ayer.
fondo blanco, editado en 1999.
Proponemos trabajar sobre las letras de algunas canciones Pero ¡cuidado!,
de rock. Sugerimos, en la medida de lo posible, escu- ahora los argentinos andamos muy delicados
charlas y después detenerse en el análisis. Las formas de los intestinos...
El visitante
Olvidar yo sé bien que no podés como la sociedad olvida
que fuiste obligado a marchar, en su defensa.
Recordando el mal momento atrincherado en tu habita-
ción; soledad, humo y penumbras despertares de ultra-
tumba. Apocalipsis del sustento interior andar sin encon-
trarle alivio al tormento desesperante, mórbida aflicción
del visitante y su castigo. Fui elegido, para cantarte por
quienes quieren olvido restarte, grave pesado más no
inconsciente yo te lo mando excombatiente. Grave pesa-
de una guerra que no habían elegido y representando a
do más no inconsciente yo te lo mando excombatiente.
un gobierno que nadie había votado. Era imposible aso-
Para vos. Apocalipsis del sustento interior andar sin
ciar el encuentro al sentido festivo que solían tener los
encontrarle alivio al tormento desesperante, mórbida
recitales. Gieco cantó Sólo le pido a Dios y cuando termi-
aflicción del visitante y su castigo. Fui elegido, para can-
nó todo se fue corriendo a su casa, como si acabara de
tarte por quienes quieren olvido restarte, grave pesado
hacer algo en contra de su voluntad; no veía la hora de
más no inconsciente yo te lo mando excombatiente.
dejar todo eso atrás y empezar la segunda parte de su
Grave pesado más no inconsciente yo te lo mando
exploración del país. Spinetta tocó lo suyo, no sin antes
excombatiente. Para vos.
aclarar que estaba ahí por la paz, no por la guerra. Lo
mismo hizo Miguel Cantilo al entonar Gente del futuro.
Esta canción pertenece al grupo Almafuerte, una banda de
Edelmiro tocó rock and roll con Ricardo Soulé, pensando
heavy metal liderada por Ricardo Iorio, bajista, composi-
que al menos los que allí estaban recibirían un poco de
tor y cantante. Iroio es un uno de los personajes centra-
aliento. [...] Para el final, Charly García, David Lebón, Raúl
les de la historia de ese género en la Argentina. Integró
Porchetto, León Gieco, Nito Mestre y Tarragó Ros hicieron
las bandas V8 y Hermética. Suele definirse como “nacio-
Algo de paz”.
nalista” porque, según afirma, “un tema muy importante
al cual pocos le prestan atención es que la bandera no es complejidades de la gran ciudad, que encarnaba lo peor
sólo de los policías y militares. No. Es de todos nosotros, de la racionalidad técnica. Los hippies también imagina-
de los que compran el pan, de la persona común”. ron comunidades autogestivas en armonía con la natura-
Entrevistado por la revista El Biombo en abril de 1997, leza.
ante la pregunta “¿Qué entendés por nacionalismo?”, En el final de la película Pedro y su nueva familia se van a
respondió: vivir al campo buscando tranquilidad y lo que Telma
“El nacionalismo es una palabra muy complicada en este explica como una infancia mejor para su hija, “llena de
país porque son muchos los intereses creados por comu- olores y experiencias para recordar”. Sin embargo, el
nidades extranjeras que nos succionan. Ser nacionalista final de la película parece sugerir que no hay escapatoria
es tirarse en contra de ellos, es transmitirle a los más posible, no hay lugar a donde huir. Podríamos decir que,
jóvenes el amor hacia la tierra donde Dios nos dio nacer”. al no encontrar ese lugar, un hogar propio, uno siempre
5. La vuelta a la naturaleza es una idea utópica que ronda es un visitante.
desde siempre a los movimientos juveniles. Los románti- ¿Qué preguntas formularía para analizar esta escena final
cos ansiaban volver a ella como un modo de rehuir las con los estudiantes?
bibliografía
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Galerna, Buenos Aires, 1984. 1997.
C A P Í T U L O 4
Los rubios
El parricidio rubio
63 Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, Crítica, Buenos Aires, 1998.
LA DIRECTORA
Albertina Carri nació en Buenos Aires en 1973. Entre 1991 y 1992 estudió
en la Fundación Universidad del Cine, uno de los semilleros del denomi-
nado “nuevo cine argentino”. Hizo un meritorio de cámara en el largome-
traje Un muro de silencio, de Lita Stantic, a través del cual se introduce en
lo que es el rodaje de una película, conoce el uso de la cámara y empieza
a especializarse. Entra en el equipo del Chango Monti y hace varios lar-
gos, entre ellos, De eso no se habla, Convivencia, Una sombra ya pronto
serás, De amor y de sombra, El censor. Luego de realizar varios cursos y
idea es más que cuestionable; el pasado y el talleres, colaboró en rodajes de María Luisa Bemberg, Lita Stantic, Martín
Rejtman y Eduardo Calcagno. En 1999 debutó con No quiero volver a
presente tuvieron una relación crítica casa, filme que participó en festivales en Viena, Rotterdam y Londres. En
desde, por lo menos, las primeras décadas 2001 fue uno de los trece directores de Historias de Argentina en vivo, y
del siglo XX. en 2003 estrenó dos películas controvertidas: un corto de animación que
Por otro lado, parece sostener este his- fue censurado y Los rubios, documental-ficción de ‘89. En 2005 estrenó
Géminis, de la cual fue directora, productora y guionista.
toriador que la ruptura con el pasado es
cuestión de la voluntad de los hombres,
cuando en verdad se trata de un proble-
ma de época, de algo que los excede. No presente y, por lo tanto, la distancia entre
se puede reducir el problema de la ruptu- generaciones constituyen un problema
ra entre el presente y el pasado a la mera característico de la modernidad. Y agrega
decisión individual, ya que a la disolu- que nunca hubo “un espectáculo más
ción de esa trama contribuyeron todas las repugnante que una generación de adul-
catástrofes del siglo XX: como él mismo tos que tras haber destruido hasta la últi-
lo señala, el siglo pasado vio apilarse ma posibilidad de una experiencia autén-
derrumbes y acontecimientos abismales tica, le reprocha su miseria a una juven-
que produjeron silencios e inmensos obs- tud que ya no es capaz de experiencia”.65
táculos a la hora de la transmisión. Y es que, como sostuvimos antes, difícil-
Además, no es menor el hecho de que mente pueda imaginarse una juventud
este historiador adjudique la incomuni- que caprichosamente decida desprender-
cación del presente con su pasado a los se de su pasado. Que no podamos dialo-
jóvenes, mientras que “para los historia- gar con nuestro pasado constituye un
dores de mi edad y formación, el pasado problema mayor, es síntoma de algo que
es indestructible…”.64 Otro autor euro- nos excede.
peo, esta vez italiano, Giorgio Agamben, Sin embargo, con las necesarias salve-
haciendo referencia al mismo conflicto al dades hechas, es justo rescatar lo profun-
que se refiere el nostálgico historiador, si damente cierta que es la idea de que lo
bien coincide en cierto catastrofismo al que vivimos hoy con nuestro pasado es
diagnosticar el estado de la cultura una relación inorgánica que opera sobre
actual, lejos está de atribuirles esta res- nosotros y da vida a esa grieta que inaugu-
ponsabilidad a las nuevas generaciones; ra un tiempo presente desprendido de lo
para Agamben, la ruptura entre pasado y que lo antecedió.
64 Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, Crítica, Buenos Aires, 1998.
65 Giorgio Agamben, Infancia e historia, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2004.
66 Entrevista a Tulio Halperín Donghi, por Felipe Pigna, para ElHistoriador.com.ar, publicada el 23 de marzo de
2004.
pasado: al contrario, quizás nunca una años necesita ahora un debate más arduo
época ha estado tan obsesionada por su que lo testimonial, lo denunciativo o la
propio pasado y ha sido tan incapaz de información sobre su violencia organizada.
hallar una relación vital con él”,70 dice Así es que parados desde el hoy percibimos
Agamben. Por esosostiene la necesidad de que lo que pasó ya no nos pertenece, pero
generar una destrucción de esa destrucción también percibimos el vacío, la ausencia
del pasado. que cae sobre nosotros. Por esto es que
Que se entienda: el papel que jugaron estos estamos atravesados por dos fuerzas: una
relatos elaborados fue rico en la medida en que nos llama a separarnos del pasado y
que establecieron una vinculación con un otra que nos indica que en él hay cosas de
presente que los reclamaba. Nunca más fue no poca valía, cosas que no merecen nin-
un libro muy importante en su momento. guna muerte. Ante este panorama, ante la
Acababa de suceder una tremenda tragedia necesidad de repensarse en un presente, es
y había que hacerlo, había que recopilar esa que puede situarse a Los rubios.
información y contarla. Pero hoy, en otro
tiempo, con otras urgencias, perdió sentido De incomodidades en Los rubios
la insistencia sobre la memoria como capa-
cidad de reconstrucción. Hoy ese relato dejó Como ya mencionamos, esta película se
de producir oídos atentos, sentidos vitales, y posiciona en un lugar diferente con respec-
surge con más fuerza que nunca la necesi- to al pasado. Mientras se distancia del
dad de una renovación. La revisión de esos recuerdo instalado, apela a ese pasado de
otra manera, con otros interrogantes, con-
trariando un relato que parecía tan hermé-
tico y cerrado, tan terminado.
Lo da vuelta, se mete por otras
zonas, busca diferentes cosas y
genera más incertidumbres,
malestares e intranquilidades
que ideas estáticas o sentencias
tranquilizadoras. Incluso puede
decirse que esta película es un
elogio de la incomodidad como incitación
al pensamiento.
70 Giorgi Agamben, Infancia e historia, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2004.
Parte de esta incomodidad se vincula con los que habían sido sus vecinos en el
con que es una película sintomática de la barrio de su infancia, ponen en evidencia
transmisión trunca, fallida, a la que se lo vencidas que están las posturas de aque-
hacía referencia antes; de la distancia entre llos que dicen no haber estado metidos en
los que vivieron la experiencia de la mili- nada, ya que no quisieron involucrarse ni
tancia, de la represión, y los nuevos, sepa- que los molestasen, o frases como “¿Por
ración que la transmisión, lejos de alivia- qué voy a tener miedo si yo no hice nada?”.
nar, profundizó. Pero aún más: esta pelí- Los vecinos, tan reticentes a decir algo,
cula, sin hacer ostentación de ello, es un muestran así otra verdad del proceso polí-
claro reflejo de su presente, que con todos tico, que no tuvo lugar en el relato instala-
sus males a cuestas necesita sacudir lo que do, ni en los enjuiciamientos de los milita-
se le adjudica como legado, como su res involucrados. Una verdad que todavía
herencia correspondiente. no había sido dicha y que habíamos prefe-
rido pasar por alto, mientras se hacía res-
1. La incomodidad de un relato vencido ponsable de lo ocurrido a un grupo de las
Así, una de las principales incomodida- fuerzas armadas.
des que genera esta película es que nos Y quizás lo más rico de la película sea
recuerda que lo que escuchamos, vimos y que capta esto frente a la cámara, no como
leímos sobre lo que había pasado en la algo preparado previamente, ni como dis-
Argentina unos años atrás –con uno o dos curso por imponer. Como algo que convi-
demonios, pero siempre una sociedad sal- ve con nosotros, que no lo advertimos,
vada por su inocencia–, no era más que un pero que con sólo sacudir un poco, salta de
relato, una construcción discursiva atenta inmediato. Bastó que salieran con cámara
al pasado, pero sólo en la medida en que en mano por el barrio de la infancia de
podía ayudar a que el presente democráti- Albertina e hicieran un par de preguntas a
co, con su pueblo y su preámbulo, se reen- los que allí vivían acerca de lo que sabían
contraran. Porque la sociedad que se mues- sobre la familia Carri para mostrarlo.
tra retratada en Los rubios ya nada tiene de Allí emergen en el filme la imposible
inocente; todos sabían bien de qué se trata- reconciliación argentina, sus divisiones,
ba. De esta manera la culpabilidad por lo desuniones y diferencias. “Vivo en un país
sucedido constreñida a algunos sujetos o lleno de fisuras”, se le escucha decir a
grupos del pasado queda descartada. Albertina para reforzar esta idea. De
Fueron y fuimos todos, parece decirnos. hecho, ella y su equipo le mienten a la pri-
Sin necesidad de hacerlo explícito, ni de mera vecina que interrogan, cuando le
pronunciar sentencias ni sermones, dicen que lo que están haciendo es un ejer-
Albertina Carri y su equipo, conversando cicio para la facultad y le niegan la exhibi-
ción futura de esas imágenes. Usan la interesan, pero que están ahí y hablan de
cámara con ira, ensanchando esas fisuras. algo diferente. De esta manera, casi sin
Usan la cámara como un arma, para hacer quererlo, les quita el aura de simples vícti-
hablar y para exponer el resultado a un mas. No hay inocencia. En Los rubios, víc-
improbable escarnio público. timas y victimarios, buenos y malos, ino-
Así, Los rubios, sin indagar con método centes y culpables, todos estos pares nítidos
y rigor historiográfico o con interés socio- y tranquilizadores zozobran.
lógico sobre lo ocurrido en los años 70,
impugna de un plumazo la imagen estiliza- 2. La incomodidad de la novedad: nuevos
da que de ese período se había producido. oídos, nuevas voces
Pero, además, no sólo logra poner en Por otro lado, como se podía suponer,
cuestión la inocencia de la sociedad, sino la incomodidad surge también de que en la
también la de sus padres. En el recuerdo película se pone en evidencia que ese rela-
que se elaboró y se sostuvo de esos años, to elaborado en la primavera democrática
poco se dice de las luchas políticas de ya no tiene el poder de convencer; se trata
Roberto Carri y Ana María Caruso (padres de un relato que de tan reiterado, dice Pilar
de Albertina), de las determinantes eleccio- Calveiro, se ha quedado seco y ha secado
nes que hacían. Se les sustrajo la tremenda los oídos de quienes deberían hacerlo suyo.
pasión que los hizo militantes, que los llevó Los nuevos, los más jóvenes, puestos a
a imaginar una guerra en la que finalmen- decir algo sobre lo que sucedió con sus
te murieron. padres, no recurren al relato heredado.
A Albertina Carri no se la ve conforme Tampoco lo niegan, ni siquiera se preocu-
con esta visión que se impuso, y por eso pan por hacer variaciones sobre él, sino
aparece en la búsqueda de otra cosa. Al que dicen otra cosa. Para esto buscan otras
preguntar sobre sus padres no puede evitar formas de narrar, otros materiales distintos
recoger testimonios de su compromiso de los que ofrece la tradición de obras que
político no poco intenso, que a ella no le trabajaron sobre temas similares.
Ni el recuerdo familiar que ve a sus padres Los rubios se les otorga voz a los que no serí-
como dos seres excepcionales, ni el de sus an considerados tradicionalmente como
amigos que analizan todo en clave política, dadores de testimonios; ellos, sí, nos hablan
conforman a Albertina. Por eso es que pre- a nosotros. Incluso, al darles lugar, llegan,
tende crear algo diferente, que dé cuenta de aunque sin saberlo, a decir una verdad
lo único que conserva como propio: recuer- silenciada. De esta manera, el discurso his-
dos difuminados por aquellas versiones. tórico legitimado acerca de lo acontecido
Parte de esta incomodidad con el legado aparece nuevamente cuestionado, pero
de un discurso mudo se refleja en el uso que ahora no sólo en su contenido, sino en los
se hace de los testimonios directos. En la elementos que lo componen, en su método.
película se sospecha del valor de la vivencia
y posteriores confesiones como únicos sos- 3. La incomodidad de una memoria discon-
tenes del discurso sobre lo ocurrido. Parece tinua
haber sido concebida desde el inicio bajo la Otra de las incomodidades que genera
convicción de que no hay archivos a la este filme es la que nos recuerda que la
medida ni huellas en el pasado que consti- memoria no se subordina con facilidad a
tuyan prueba. Como se mencionó antes, si ningún mandato. Que ejercer la memoria
los testimonios de los que tuvieron partici- es un trabajo arduo y riesgoso que en nada
pación en la experiencia vivida en los 70 se se parece a un ejercicio limpio de todo peli-
habían presentado como incuestionables, gro. Incluso a veces se vuelve imposible ter-
como el eje a partir del cual pensar lo ocu- minar de saber qué nos pasó, y otras saber-
rrido, en Los rubios se los corre de lugar. lo lleva a que anhelemos el olvido. Así, eso
Todos los ex compañeros de los padres de que se construyó como un deber, el de
Albertina aparecen en la película interferi- recordar, el de hacer memoria, Los rubios lo
dos, mediados, a través de otro televisor transforma en una dificultad, en un pro-
que proyecta su imagen: nunca esos testi- blema.
monios hablan directamente al espectador. “El recuerdo, ¿cuánto tiene de preserva-
Se les corta el relato por la mitad, no hay ción y cuánto de capricho?”, se pregunta
aclaraciones de quiénes son los que hablan, Albertina. Todo en la película parece jugar
no tienen un papel central en el filme. con los recuerdos: su estética y su forma
Los únicos a los que no se interrumpe narrativa parecen reproducir los laberintos
son los que no tuvieron protagonismo mili- de la memoria. ¿Qué viví y qué me conta-
tante en aquellos años, como los vecinos o ron? Al narrar anécdotas, como la del
los niños que se encuentran en el barrio de intento de secuestro de ella y su hermana,
La Matanza, en el que vivieron los Carri del cual finalmente escapan, dice no acor-
algunos años a principios de los 70. Así, en darse de si son relatos genuinos o recons-
trucciones posteriores, deformadas por lo bién de la insatisfacción que ofrece ese otro
que le transmitieron. Todo lo que cuenta relato serio sobre lo ocurrido, con sus méto-
forma parte de lo que la memoria retiene dos y recursos pretenciosamente objetivos.
de un recuerdo, lo cual no le permite decir: Como anunciamos al comienzo, para
“Esto fue así”. este juego se utilizan distintos recursos:
Los que suponen, o suponían, que la muñecos Playmobil, que cambian de pelu-
memoria es un espejo en el que se imprime ca y sombrero, lecturas de textos teóricos y
todo lo que vivimos sin mayores proble- pantallas que son ocupadas con citas.
mas, creen que todo en ella permanece en Además, la actriz Analía Couceyro
tanto es representable. Pero la memoria no representa a Albertina Carri, la directora
tiene orden, le es muy difícil alcanzar uno, y guionista; pero esta última no está
por eso la película muestra su composición excluida de las imágenes, porque tam-
arbitraria. Ante esta idea, Albertina-Analía bién aparece una y otra vez en la pelícu-
escribe en una hoja mientras escucha un la. También se muestran mutuamente
testimonio, cual lema a seguir: “Exponer a las dos cámaras que se usan para filmar,
la memoria en su propio mecanismo. Al una de video y otra cinematográfica
omitir, recuerda”. propiamente; se interrumpen una y otra
Así, en la película se nos informa de vez, aportándole discontinuidad a la
varios casos en los que lo más interesante textura de las imágenes. Esto construye
no puede ser captado por la cámara, como un circuito en el que la memoria es dis-
seguramente le sucede a la memoria: fraz, máscara, creación y representación.
Albertina nos cuenta que su hermana dice Pero atendamos un poco más a la
lo más interesante cuando ella no la filma, presencia de, los muñecos Playmobil.
o que la única sobreviviente que estuvo Algunos autores han criticado la utili-
secuestrada con sus padres se niega a hablar, zación del juego en un filme que abor-
porque no lo hizo con la tortura, tampoco da la temática de nuestro pasado
ante la CONADEP, menos entonces en reciente. Todos ellos interpretaron las
una película. Se niega a ser representada escenas de juguetes como ejercicios
como un mal recuerdo que no queremos metafóricos insertados como ficción
aceptar como nuestro. Un fuera de escena en el documental. Sin embargo, si se
que sin embargo está presente. sigue lo planteado hasta aquí se puede
El juego llevado al extremo entre docu- entender su uso como modo de tradu-
mental y ficción está en función de la difi- cir lo intestimoniable, de jugar con los
cultad o imposibilidad de componer imá- baches de la memoria, con lo que los
genes o relatos unívocos sobre la memoria testimonios ofrecen. Y hacer, otra vez,
de sus padres y de su propia vida. Y tam- un juego con el tiempo. Para
Otra de las formas sustanciales a través mento, una idea, no le da voz. Ahora bien,
de las que se pensó la vida en común ¿qué sentido tiene esta inserción de la cita
durante la modernidad es el pueblo. Los en el proyecto de la película? Sólo pode-
rubios dispara también contra este ideolo- mos conjeturar, pero intuimos que la elec-
gema y evidencia su agotamiento. ción de Carri no es aleatoria.
Un par de escenas después de comenza- En la cita se puede ver que la noción de
da la película, aparece la Albertina inter- pueblo que está operando es muy cercana a
pretada por Analía leyendo la cita con la la de una comunidad casi biológica, cuyo
que se inaugura el libro de su padre Isidro hábito más característico sería el de fundirse
Velázquez, formas de la violencia prerrevolu- en un uno mayor que contenga las indivi-
cionarias.72 Dice: “La población es la masa, dualidades. Si se sigue por esta senda, la mul-
el banco de peces, el montón gregario, titud unida funcionaría como protectora.
indiferente a lo social, sumiso a todos los A comienzos de los 70, como estrategia
poderes, inactivo ante el mal, resignado de camuflaje, de protección, los padres de
con su dolor. Pero, aun en este estado habi- Albertina decidieron que lo mejor era
tual de dispersión, subyace en el espíritu de mudarse a un barrio de la provincia de
la multitud el sentimiento profundo de su Buenos Aires, ese que aparece registrado en
unidad originaria; el agravio y la injusticia la película. ¿A qué se debía esta estrategia
van acumulando rencores y elevando el tan recurrente en aquellos años?
tono de su vida afectiva, y un día, ante el Era una creencia compartida en esa
choque sentimental que actúa de fulmi- época la de que, entre el pueblo, los revo-
nante, explota ardorosa la pasión, la lucionarios se movían como pez en el agua,
muchedumbre se hace pueblo, el rebaño se porque era ése su verdadero hábitat, su casa
transforma en ser colectivo: el egoísmo, el más segura, la que los protegía de los posi-
interés privado, la preocupación personal bles intentos represivos y hasta de sus pro-
desaparecen, las voluntades individuales se pias desviaciones.
funden y se sumergen en la voluntad gene- Uno de los sacudimientos más notables
ral…”. Este fragmento es de Juan Díaz del que produce esta película es el que tiene
Moral, escritor que en años anteriores a los lugar cuando hace agua toda esta idea: con
de Roberto Carri investigaba sobre temas los testimonios recogidos por ese barrio se
afines. Aun cuando decide leer algo en su muestra claramente que fueron sus mismos
película del libro de su padre, opta por algo vecinos quienes los delataron. Y el relato
que él no escribió; aunque retoma un frag- que recogen hoy deja entrever que muy pro-
72 Roberto Carri, Isidro Velásquez. Formas de la violencia prerrevolucionaria, Colihue, Buenos Aires, 2001.
Incluso, pasada la primera excitación por que pasaba en ese momento con mis
esa vida nueva, la directora confiesa que no padres. Estábamos en otro lado”. Cuando
paraba de imaginar la llegada de sus padres, Albertina asume hoy la denominación de
y que comenzó a aborrecer que sus compa- rubia, equívoca pero a su vez verdadera,
ñeritos de jardín la interrogaran con fre- que le fue impuesta por la vecina de la
cuencia acerca de por qué vivía con sus tíos. delación –a su vez, teñida de un negro for-
Y hoy, de vuelta en la ciudad, en ese tísimo–, retoma de sus padres la ruptura
barrio de La Matanza, reaparece la turba- con el orden establecido, se identifica con
ción urbana. Entre los testimonios, una la distancia, la imposible identificación
mujer cuenta cómo, antes de secuestrar a con el pueblo.
los padres de Albertina, los militares entra- ¿Cómo no entender a Albertina Carri,
ron en su casa, por confusión. Sin saberlo, con su odio a cuestas? Pero, a la vez, ¿cómo
delante de la cámara, confiesa haber sido no reconocer que lo más valioso de la cul-
ella la que los delató, la que les indicó tura y de la política de los años 60 y 70, y
dónde vivían los Carri. “Eran todos que la dictadura vino a clausurar, fue la
rubios”, dice esta mujer, lo que demuestra voluntad de cerrar la grieta social?
que el mundo de ese barrio no le pertene-
cía a esa familia, que no eran del todo b) Identidad
aceptados. La segunda gran cuestión que se plantea
Los rubios, el título de esta película, se desde su presente Carri es la de la identi-
encuentra en el núcleo de este malentendi- dad. La película entera y sus recursos fílmi-
do sobre la comunidad. Esa vecindad no cos remiten a esto. Los rubios pone en imá-
sólo expulsó a su familia siendo ella una genes lo arduo, lo trabajoso, que se ha
niña, sino que algo de esto resuena hoy: vuelto sostener un yo, una identidad. Si se
“Lo que era extraño
era cómo llamábamos
la atención en ese LAS FORMAS DEL RECUERDO
lugar”, dice la actriz
Analía Couceyro Los rubios es una película que tiene a la enunciación como problema
constitutivo: se narra la puesta en escena del filme mismo. Además, se
sobre la vuelta al propone renovar la tradición de la relación entre el cine y el recuerdo de
barrio de la infancia los años 70. Una relación que se caracterizaba por la evocación, en la que
con cámaras y equi- se tomaba como eje a la memoria como arma contra el olvido. Ana María
Caruso y Roberto Carri fueron secuestrados y asesinados. Construir un
pos; “éramos como
recuerdo fiel, objetivo, es imposible, afirma Carri. Es por esto que su bús-
extranjeros para ese queda, su apelación al pasado, no puede dejar de tener en cuenta un pre-
lugar. Me imagino sente dominado por una ausencia.
que era parecido a lo
suponía que el yo era un lugar sólido, cons- negativa están en relación con
truido con cimientos duros, esta película la “insuficiencia del guión”. El
plantea que el yo hoy, a principios del siglo problema, según esta carta, es
XXI, no encuentra más que materiales flui- que la ficcionalización del
dos, escurridizos, que se escapan de la dolor podría llegar a causar
memoria. ¿Cómo construir identidad si malas interpretaciones sobre lo ocurrido; y
todo alrededor es frágil y se derrumba? En que el supuesto reclamo de la directora
la película Albertina/Analía va a realizarse merece una búsqueda más exhaustiva de
análisis de sangre para comprobar su filia- testimonios propios, siempre en referencia
ción. Pero esa prueba, ¿cuánto prueba? a los compañeros de sus padres. Lo más lla-
Prueba que es hija biológica, pero no da mativo de la carta en la que se notifica esta
certezas sobre la identificación plena con la decisión es que dice que este reajuste que
vida de sus mayores. hay que hacerle a la obra, es algo que
Por lo pronto, hay una posición con res- “merecen” sus padres. Analía, la actriz, dice
pecto a su pasado que de por sí marca, y de que esta actitud tan típica, de la cual el
modo muy fuerte, su identidad. Ésta es INCAA es sólo un ejemplo, se relaciona
menos una película de identificación ideo- con la necesidad de la generación que vivió
lógica con sus padres que una muestra de aquella época de reivindicarla como heroica
la voluntad de distanciarse y afrontar sus y de ubicarse en “el bando de los buenos”.
propias opciones del presente. Pero para Así, se puede entender que para el
esto no se desentiende de toda herencia, INCAA, pero sin duda para un discurso
sino que apela a la memoria de un pasado generacional que lo supera ampliamente, la
que no conoció, pero que reconoce como historia está en la desaparición, mientras
fuente donde arraiga lazos con su propio que para la directora se basa en su propia
origen. Y avanza un paso más, ya que, al construcción como individuo, a partir de
desplazar el retrato de los padres del centro una ausencia. De forma muy explícita
de la escena, abre la posibilidad de una Albertina dice en esa escena que la pelícu-
comunidad en el presente. la que le están pidiendo que haga es la que
Cuando el equipo comenzó a realizar la generación que vivió el proceso necesita,
esta película, decidió pedir financiamiento es la que se corresponde con la visión miti-
al INCAA. En un comienzo, el Comité de ficadora de los hombres caídos. En fin, la
Precalificación de Proyectos del INCAA que va de la mano con el relato que se fue
rechazó hacerlo y mandó una carta argu- instalando desde que terminó la dictadura,
mentando sus razones. En Los rubios apare- allá por el 83. Pero a esta altura está claro
ce el momento en que el equipo la recibe y que no es la obra que se les puede pedir a
comentó al respecto. Las razones de esta los nuevos, ni la que los conformaría.
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Según la propia Albertina la relación Ahora bien, ¿desde qué lugar se constru-
más humana que intenta establecer con sus ye Los rubios? En principio, y lo que queda
padres a través de esta película, la cual se bien en claro, es que la película da lugar a
basa en mitificarlos y desmitificarlos cons- los reclamos de un nuevo sujeto. Es decir,
tantemente, produce alivio, ya que permite como ya se había mencionado, el discurso
pensarlos desde otro lugar, y no desde ese de Albertina se construye desde una posi-
pedestal de estatua en que los han colocado. ción diferente a la que se impuso sobre los
El gesto del INCAA es síntoma de un hijos de desaparecidos. No está en la posi-
discurso mayor al cual no le termina de ción de la hija que toma la palabra para rei-
seducir la idea de darles voz a los nuevos. vindicar a sus padres. Tampoco le interesa la
Más bien intenta mantener una visión de reconstrucción histórica de ellos. De hecho,
aquella época elaborada y mantenida por la no hay marcas explícitas de ellos en la pelí-
sociedad que la vivió. Ante este gesto y este cula, se los evoca muy poco: estuvieron
discurso el equipo de Los rubios responde: ausentes de su vida, quiere mantener esa
“A trabajar”, proponiendo otro camino. No ausencia. No quedar pegada a ser meramen-
es casual que, en el mismo acto en que se te hija, ya que en ese lugar no hay espacio
toma distancia de la visión instalada y pro- para lo que los nuevos tienen para decir. Así,
tagonizada por los sobrevivientes de los 70, esta película se muestra fiel a lo que decía
el equipo se proponga seguir adelante y Marc Bloch: “Nuestros hijos son más hijos
encuentre nuevas formas de trabajar. de la época que de nosotros, sus padres”.
Tampoco quiere presentarse como una
víctima, sino como alguien que, a partir de
LA CARTA DEL INSTITUTO DE CINEMATOGRAFÍA las condiciones en que se formó, busca,
construye. Albertina muestra un dolor, pero
La notificación que mandó el INCAA al equipo de Los rubios decía: “En no como irreparable; esto sería acercarse al
Buenos Aires, a los 30 días del mes de octubre de 2002, el Comité de
Precalificación de Proyectos decide NO EXPEDIRSE, en esta instancia, recuerdo ya instalado. En cambio, en Los
sobre el proyecto titulado ‘Los Rubios’, por considerar insuficiente la pre- rubios está la intención de que el espectador
sentación del guión. Las razones son las siguientes: Creemos que este haga otra cosa con ese dolor, que no le
proyecto es valioso y pide –en este sentido– ser revisado con un mayor
imposibilite pensar. Por eso es que lo plan-
rigor documental. La historia, tal como está formulada, plantea el conflic-
to de ficcionalizar la propia experiencia cuando el dolor puede nublar la tea con cierta distancia, para luego acercarse
interpretación de hechos lacerantes. El reclamo de la protagonista por la en otros aspectos, para dar la posibilidad de
ausencia de sus padres, si bien es el eje, requiere una búsqueda más exi- reflexionar sobre la ausencia.
gente de testimonios propios, que se concretaría con la participación de
los compañeros de sus padres, con afinidades y discrepancias. Roberto
En Los rubios la voz de Carri emerge
Carri y Ana María Caruso fueron dos intelectuales comprometidos en los como un actor diferente que se auto habili-
70, cuyo destino trágico merece que este trabajo se realice”. ta una búsqueda, para mostrar vacíos y para
inhabilitar ideas acabadas. Que no la hagan
Retomar el presente
En el aquí y ahora
Como sostuvimos, en la película se recu- película, que juega con las nociones más ins-
sa toda comunidad sustancial moderna, pero taladas de tiempo e historia, parece asumir
paradójicamente en la escena final aparece la ese mal vínculo que nos une a nuestro pasa-
posibilidad de un nuevo nosotros. La crítica do más reciente, y por eso propone retomar-
y, a su vez, el anhelo de comunidad conver- lo desde otro lado, con otra perspectiva, aun-
gen en Los rubios. Yendo por un camino de que todavía no esté muy definida. Puede
tierra con música de Charly García, nada decirse que este filme se construyó según la
menos que Influencia, cinco jóvenes con idea de que la mejor manera de serle fiel a
pelucas rubias parecen decirnos, sin que una herencia es, paradójicamente, serle
suene vacío, insincero o muerto, que hay infiel. Es decir, no recibirla literalmente para
posibilidad de una nueva comunidad. la copia, sino tomarla en su falta, captarla en
¿Qué nosotros es el que se vislumbra en sus agujeros, traducirla. Toda herencia exige
Los rubios? ¿Se trata de un nosotros genera- una estrategia para enfrentarse a ella, implica
cional? Por lo pronto, parecería no tratarse elecciones de reafirmar o desechar: Los rubios
de una comunidad sustancial. Es que nace construye la suya.
de una peluca, no de una sustancia, una Así, se puede ver a Albertina y su equipo
esencia o una naturaleza, sino de una deci- intentando dialogar con el pasado, interro-
sión: ponerse unas pelucas rubias. Nace de gándolo, haciéndolo conectar, chocar con el
un artificio que, así como se pone, se puede presente. Pero además, como esto lo hace a
sacar. Pero además esta nueva familia no da través de su memoria, trabaja con la premisa
la impresión de otorgar identidad colectiva, de que hay cosas de la historia que no se pue-
sino que ella surge de una experiencia en den, y en algún punto, ni se quieren cono-
común, la de haber hecho esta película y de cer. Se trata de una mirada que ya no es sola-
esa forma haber atravesado un conjunto de mente hacia atrás, sino hacia el ahora, hacia
situaciones de no poca intensidad. Así, se lo que sobrevive del pasado en el presente.
muestra al grupo entero de filmación tomar La película se cuenta continuamente en pre-
la decisión de asumir su nueva condición sente y va hacia el futuro. Revisa el pasado,
de rubios. lo mira, lo investiga, pero no es un filme que
Junto con este nuevo sujeto surge tam- reconstruya el pasado. En esta película no
bién una nueva relación con el pasado. La hay ni una mínima intención de validez his-
tórica; tampoco pretensiones de difundir un una apertura del tiempo, aunque en la pelí-
saber, exponer un dogma o hacer pedagogía. cula no aparezca del todo resuelto. Dicha
Ese pasado lo evoca desde el presente, lo apertura debe permitirnos hablar con los
pone en presente, es presente. El final es una muertos; que dialoguen con los que más lo
mirada al futuro, asumiendo que lo que car- necesitan, reactivar cierta tradición. Porque,
gamos muestra la posibilidad de un camino. como dice Mariátegui, la tradición es, contra
Entonces, a partir de una nueva concep- lo que se cree, viva y móvil, “la crean los que
ción del tiempo la película se plantea como la niegan, para renovarla y enriquecerla. La
relato que permite acceder a lo incomunica- matan los que la quieren muerta y fija, pro-
ble y posibilita una memoria diferente y su longación del pasado en un presente sin
transmisión. Además llena los silencios con fuerzas…”. Lo que hay que evitar es que esa
nuevas voces y reemplaza con otras versiones tradición sea utilizada como instrumento de
el discurso de la historia implantado, que los dominantes, no dejar que sea recordada
permanece enmudecido. Aquel que calla el con el discurso de los vencedores, porque así
fervor más pasional y político de los militan- la mataríamos nuevamente.
tes de los 70, ocultando la posibilidad de En ese presente que nos devuelve Los
construir a partir de ellos. Y es que, como ya rubios, en el cual parece evidente la muer-
se ha señalado, la película plantea un duelo, te de toda vida común, pero en el que aún
pero sin quedarse en ese acto, sino que avan- no existe nada sólido que la reemplazace,
za abriendo la puerta hacia una nueva vita- la transmisión, que siempre es de una par-
lidad y hacia una identidad propia. Un cela del pasado, puede cualificar vida,
nuevo punto de partida que, en este caso, se otorgarle sentido. Para terminar “Existe
logra bajo la creación artística, a través de la una cita secreta entre las generaciones que
cual se recupera una enunciación trabada fueron y la nuestra. Y como a cada gene-
por la institucionalización del discurso de los ración que vivió antes que nosotros, nos
sobrevivientes de la generación paterna. ha sido dada una flaca fuerza mesiánica
Creación que le permite interpelar a una cul- sobre la que el pasado exige derechos”.73
tura histórica; no romper con el pasado, sino Quizás a través de la transmisión de cier-
romper con las formas con que se rompe con to pasado, de cierta herencia, pueda forta-
el pasado. lecerse esa flaca fuerza mesiánica, para
Y quizá lo mejor de Los rubios sea que que permita otro vínculo no sólo entre
todo esto no lo hace con la nostalgia que nuestro pasado y presente, sino también
imponen las miradas estáticas, sino como con el futuro.
Actividades
1. Los rubios está atravesada por el difícil vínculo que exis- escuela, ¿ocurre lo mismo que con los estudiantes men-
te entre el pasado y el presente. Es una película que cionados por Hobsbawm? ¿Por qué creen que la transmi-
ronda esta problemática desde distintos ángulos, sión entre el pasado y el presente aparece desdibujada?
poniendo de manifiesto lo costoso que resulta estable- ¿Creen que es necesaria? ¿Para qué? ¿Quién tiene en
cer diálogos con ese pasado a la luz de nuevas necesida- nuestra sociedad la autoridad para transmitir ese pasa-
des. Para pensar esta ruptura, esta grieta instalada entre do? ¿La escuela, la familia, los medios de comunicación,
el hoy y el pasado, proponemos reflexionar en torno de la cultura? ¿Qué diferencia existe entre apropiarse del
unas escenas ligadas al ámbito educativo narradas por pasado y ser indiferente a él?
el historiador Eric Hobsbawm.
En la introducción de su libro Historia del siglo XX, 2. En Los rubios aparece como uno de los conflictos centra-
Hobsbawm cuenta que, a principios de los 90, un alum- les el tema del recambio generacional, el desplazamien-
no de una prestigiosa universidad norteamericana le to del pasado a favor de un nuevo presente. Esta relación
preguntó si la expresión “Segunda Guerra Mundial” sig- problemática con el pasado se da de diferentes formas
nificaba que había existido una “Primera Guerra”. En ese en las distintas etapas históricas. Para visualizar algunas
mismo libro existe otro comentario en el mismo sentido: de las formas que puede cobrar, proponemos trabajar
“Para el alumno que ingresa a la universidad en el con dos textos.
momento en que se escriben estas páginas […] incluso la El primer texto es la de Rodolfo Walsh, escritor, perio-
guerra de Vietnam forma parte de la prehistoria”. dista y militante político de la agrupación Montoneros.
A partir de estas frases les proponemos organizar una “[Hay] actitudes que codifican la rebelión. ¿Contra qué se
reflexión sobre el problema de la transmisión: qué ocu- rebelan? Contra los padres, claro, que es el país, que es
rre actualmente con los modos de transmitir nuestro la ‘realidad’, contra el interés disfrazado de honor, la
pasado reciente y con los modos de recibirlo. En la estupidez que puede llamarse patriotismo, el cálculo
que pasa por amor, la constante simulación y la final
irresponsabilidad de los mayores. ¿El parricidio habi-
tual? Éste promete ser sangriento, ejecutarse sin pudo-
res, con nombres y apellidos.”
Extracto de entrevista a Albertina Carri, 2003 voy a correr ni a escapar de mi destino, yo pienso en peli-
“Fui menor de edad durante muchísimo tiempo. Y no tuve gro. Si fue hecho para mí lo tengo que saber.
documento hasta que fui grande. Cuando mis padres desa- Pero es muy difícil ver, si algo controla mi ser.
parecen la primera documentación se pierde. Después, mi En el fondo de mí, en el fondo de mí veo temor y veo sos-
documento no salía nunca. Siempre había algún proble- pechas con mi fascinación nueva. Yo no sé bien qué es,
ma. O sea que no tuve identidad hasta los 18 años.” (Nota yo no sé bien que es, vos dirás: “Son intuiciones”.
Esa rubia debilidad, por María Moreno, en el suplemento Verdaderas alertas. Debo confiar en mí, lo tengo que
Radar del diario Página/12 del 19 de octubre de 2003.) saber. Pero es muy difícil ver, si algo controla mi ser.
Puedo ver y decir y sentir mi mente dormir bajo tu
Letra de la canción que cierra el filme influencia. Una parte de mí, una parte de mí dice:
–¡Stop!, fuiste muy lejos, no puedo contenerlo. Trato de
Influencia resistir, trato de resistir y al final no es un problema. Qué
(Autor: Todd Rungren. placer esta pena. Si yo fuera otro ser no lo podría enten-
Intérprete: Charly García) der. Pero es tan difícil ver, si algo controla mi ser. Puedo
Puedo ver y decir, puedo ver y decir y sentir: algo ha cam- ver y sentir y decir: mi vida dormir, será por tu influencia.
biado. Para mí no es extraño. Yo no voy a correr, yo no ¡Esta extraña influencia!
Bibliografía
AGAMBEN, Giorgio, Infancia e historia, Adriana CARRI, Roberto, Isidro Velázquez, formas de
Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2004. la violencia prerrevolucionaria, Colihue,
AMADO, Ana, “Escenas de post-memoria”, Buenos Aires, 2001.
en revista Confines, número 16, junio CONADEP, Nunca más, Eudeba, Buenos
de 2005. Aires, 1997.
BENJAMÍN, Walter, Discursos interrumpidos, HOBSBAWM, Eric, Historia del siglo XX,
Planeta, Buenos Aires, 1994. Crítica, Buenos Aires, 1998.