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Immanuel Kant Fundamentacién para una metafisica de las costumbres Versién castellana y estudio preliminar de Roberto R. Aramayo Alianza editorial El libro de bolsilio Primer capitulo Transito del conocimiento moral comin de la raz6n al filoséfico No es posible pensar nada dentro del mundo, ni des- pués de todo tampoco fuera del mismo, que pueda ser tenido por bueno sin restriccién alguna, salvo una buena voluntad. Inteligencia, ingenio, discernimiento y como quieran llamarse los demas ¢alentos del espi- ritu, 0 coraje, tenacidad, perseverancia en las resolu- ciones, como cualidades del femperamento, sin duda son todas ellas cosas buenas y deseables en mas de un sentido; pero también pueden ser extremadamente malas y dafinas, sila voluntad que debe utilizar esos dones de la naturaleza, y cuya peculiar modalidad se denomina por ello cardcter, no es buena. Otro tanto sucede con los dones de la fortuna. El poder, las ri quezas, el pundonor e incluso la misma salud, asi como ese pleno bienestar y ese hallarse contento con su estado que se compendian bajo | el rétulo de feli- cidad, infunden coraje y muchas veces insolencia alli 79 Ak. 1, 3985 fan laa) Ake 1V,395, [a3] Fundamencacén pars una metafsica de las costumbres donde no hay una buena voluntad que corija su in- flujo sobre el énimo, adecuando a un fin universal el principio global del obrar; huelga decir que un es- pectador imparcial, dotado de razén, jamas puede sentirse satisfecho al contemplar cuan bien le van las cosas a quien adolece por completo de una voluntad puramente buena, y asi parece constituir la buena voluntad una condicién imprescindible incluso para hacernos dignos de ser felices. Algunas cualidades incluso resultan favorables a esa buena voluntad y pueden facilitar sobremanera su labor, pero pese a ello carecen \ de un valor intrin- seco ¢ incondicional, presuponiéndose siempre una buena voluntad que circunscriba la alta estima profe- sada -con toda raz6n por lo demas— hacia dichas cua- lidades y no permita que sean tenidas por buenas en términos absolutos. La moderacién en materia de afectos y pasiones, el autocontrol y la reflexi6n serena no sélo son cosas buenas bajo maltiples respectos, sino que parecen constituir una parte del valor intrin- seco de la persona; sin embargo, falta mucho para que sean calificadas de buenas en términos absolutos (:al como fueron ponderadas por los antiguos). Pues, sin los principios de una buena voluntad, pueden lle- gar a ser sumamente malas y la sangre fria de un bri- bén le hace I no sélo mucho més peligroso, sino tam- bién mucho més despreciable ante nuestros ojos de lo que seria tenido sin ella ‘La buena voluntad no es tal por lo que produzca o logre, ni por su idoneidad para conseguir un fin pro- puesto, siendo su querer Jo inico que la hace buena 80

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