Está en la página 1de 1

El té caliente habitual de cada noche, la melancolía matando por dentro mi cuerpo está en mi

habitación pero mi mente ha viajado hacia atrás; hacia ese pasado que parece que se detuvo en
el tiempo.

Las calles iluminadas por tenues faroles en aquella noche tibia, dábamos vueltas en círculo por los
mismos lugares totalmente ajenos al mundo y yo maravillada por todo lo nuevo que mis ojos
veían.

El teatro, tu niñez y los fantasmas; el momento mágico que precede a un beso. Tu mirada, mi
mirada, un gracias por estar aquí dicho con un cálido abrazo.

Las estrellas, el norteño, la fiesta popular; sonaba “sólo tú” y me robaste un beso mientras
explotaban fuegos artificiales por fuera y por dentro.

Fuiste la existencia misma, duele pisar esas calles que recorrimos juntos, hiere el imaginarte y me
aterra el volver a encontrarte.

Me desmorona, me parte, me destruye, me carcome esta nostalgia que es solo mía, me recuerdas
que no puedo olvidarte.

Tal vez quisiste que nos conociéramos en otro contexto. Todo termina, creíste que fue el final de
algo que no cesa, crees que todo se acaba pero el martirio no pasa.

También podría gustarte