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LACTATO, PH Y TRANSPORTADORES

Licenciada en Ciencias Biológicas con orientación en Biología Celular


Becaria de Doctorado del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Tecnológicas (CONICET), en el Laboratorio de
Neurobiología del Desarrollo del Instituto de
Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca - INIBIBB.

(Lic. María Fernanda Insua


mfinsua@criba.edu.ar
Argentina)
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 59 - Abril de 2003

Importancia del pH muscular

El pH es un factor importante en la distribución del lactato y los protones entre


los distintos compartimentos del cuerpo y el destino del lactato entre esos distintos
destinos se encuentra regulado de una forma sumamente compleja. Los
componentes involucrados en el control integral de los flujos de lactato son: el
patrón de distribución de los transportadores lactato-protón, la distribución de
enzimas, la capacidad metabólica, la inhibición competitiva por otros sustratos, el
flujo sanguíneo y el pH. Además la contribución de los distintos componentes
puede variar con la intensidad de trabajo y con el número de fibras involucradas.

Se han estudiado tres sistemas que permiten la regulación del pH intramuscular


(pHi) durante el ejercicio: el cotransporte lactato/H +, la difusión de ácido láctico vía
el intercambio de HCO3- /Cl-, y vía el intercambio de Na + /H+. Se ha demostrado
que de todos ellos, el cotransporte lactato-protón es el más importante de los
sistemas de transporte para la regulación del pH durante la actividad muscular, ya
que posee la mayor capacidad para remover H +. Por lo tanto es también
importante para la prevención de la fatiga y para la recuperación luego de la
actividad física.

Se sabe que los protones son removidos del músculo más rápidamente que los
iones lactato, lo cual puede explicarse de la siguiente manera. En primer lugar, el
eflujo o salida de lactato es mediado solamente por difusión simple del ácido
láctico y por el transportador lactato-protón. Además de estos dos mecanismos,
una remoción sustancial de H + tiene lugar vía el intercambiador Na + /H+ y los
sistemas dependientes de bicarbonato. La capacidad total de transporte de
membrana para la remoción de H + excede por lo tanto la capacidad para remover
el ión lactato.

Como el lactato y los H+ se forman en iguales cantidades durante la actividad


glucolítica, una concentración de lactato más alta, es un indicador de un pH
menor. Sin embargo, el consumo de protones debido a la hidrólisis de la
fosfocreatina, también puede influir en el pH. En general el pH muscular se reduce
entre 0.4 a 0.8 unidades durante el ejercicio intenso (las variaciones se deben
tanto a diferentes protocolos de ejercicio como a distintas técnicas de medición), y
es este descenso de pH muscular durante y luego de la actividad física el que a
menudo es considerado el factor más relevante en la fatiga muscular, aunque es
importante notar que la fatiga no ocurre a un valor específico de pH, es decir que
no existe un límite mínimo de pH establecido que pueda ser tolerado sin una
reducción en la fuerza.

La distribución de los tipos de fibras musculares es también importante para el


desarrollo de la fatiga; de hecho el descenso de pH intramuscular en fibras
rápidas estimuladas eléctricamente es mayor que en fibras lentas. También se ha
visto que la acumulación de lactato en músculo humano se correlaciona con el
porcentaje de fibras rápidas, y que la fatigabilidad se correlaciona con el
porcentaje de ocurrencia de fibras rápidas. Sin embargo estas observaciones no
proveen evidencia de que el lactato es un agente causante de fatiga, porque las
fibras rápidas son también más sensibles al pH.

Se sabe que la producción de fuerza por el músculo se reduce durante acidosis


inducida experimentalmente. Ya en 1865 y 1885, Ranke demostró que el músculo
con un alto contenido de ácido láctico desarrollaba menos fuerza, y en
experimentos más controlados, donde el músculo fue incubado con CO 2 para
imitar la reducción de pH en fibras fatigadas, se demostró una declinación de la
fuerza dependiente de pH. Sin embargo, la declinación de la fuerza tetánica
durante la actividad, es mayor que el descenso de fuerza que se obtiene con un
pH celular reducido artificialmente, indicando que existen otros factores que
también se hallan involucrados en el desarrollo de la fatiga muscular.

En síntesis, a pesar de que los mecanismos subyacentes pueden variar con la


duración y la intensidad del ejercicio, se puede concluir que un pH intramuscular
bajo asociado a acidosis láctica puede empeorar la función muscular, y el efecto
puede aparecer a diferentes niveles, desde la membrana sarcoplasmática,
pasando por los túbulos t, el retículo sarcoplásmico, y el sistema contráctil, hasta
varias reacciones metabólicas.

Las observaciones realizadas anteriormente sugieren una correlación entre


performance y acidosis. En consecuencia, podría esperarse que la administración
de NaHCO3 (bicarbonato de sodio), el cual aumenta el pH extracelular y la
capacidad buffer externa, y por lo tanto se incrementa la salida de lactato,
contrarrestaría los procesos de fatiga. Al respecto, algunos experimentos han
reportado mejoras en el rendimiento.

Distribución específica según el tipo de fibra de los transportadores


reguladores de pH

El transporte total de lactato (y por lo tanto también su capacidad de regulación


del pH), es aproximadamente 50% mayor en la fibras musculares lentas que en
las rápidas, en ratas.
Otros sistemas de transportadores también tendrían una distribución específica
según el tipo de fibra. Al respecto, la regulación del pH en el músculo sóleo en
reposo (compuesto principalmente por fibras lentas) se lleva a cabo por el
intercambiador Na+ /H+ en un 80% y por el intercambio dependiente de
bicarbonato en un 20%. Sin embargo en músculo con predominio de fibras
rápidas, la recuperación del pH se demora hasta un 40% sin bicarbonato o sin Na +
y Cl- externos, lo cual ha llevado a sugerir que el Na + y el bicarbonato externos
son intercambiados por Cl- interno y que este proceso de intercambio es más
importante en las fibras rápidas. Hay que tener en cuenta que los estudios
anteriores sobre fibras rápidas y lentas no pueden ser directamente comparados
porque las mediciones no fueron realizadas exactamente a los mismos valores de
pH intramuscular, y por otra parte, las diferencias en la relativa importancia del
intercambiador Na+ /H+ y el intercambiador dependiente de bicarbonato es
probable que estén reflejando características diferenciales entre especies, ya que
se utilizaron ratas y ratones.

Se sabe que el pH intramuscular luego del ejercicio está relacionado con la


composición relativa de fibras lentas, lo cual es consistente con un desajuste más
pequeño y con una recuperación más rápida del pH interno, que la que ocurre en
las fibras rápidas. Como los tipos de fibras son metabólicamente diferentes, la
diferencia en el pH interno estaría reflejando también la distinta capacidad de
remoción de H+ durante el ejercicio.

En suma, la capacidad total para la regulación del pH intramuscular es mayor


en las fibras lentas comparadas con la de las fibras rápidas, lo cual se puede
constituir en uno de los mecanismos subyacentes que explique la mayor
resistencia a la fatiga de las fibras lentas.

Activación de los sistemas reguladores de pH

Los tres principales sistemas involucrados en la regulación del pHi difieren en la


manera en que son activados.

El sistema de cotransporte lactato-protón es principalmente conducido por el


gradiente para el lactato, sin embargo el pH también tiene un rol importante. La
simple difusión de ácido láctico no disociado es también dependiente del gradiente
de concentración y es esencialmente importante a bajos pHi, donde la
concentración de ácido láctico no disociado es alta.

El sistema bicarbonato/Cl- es dependiente de la distribución de bicarbonato y


Cl-, el cual está acoplado al gradiente de Na +. El intercambio Na+/H+ se activa por
reducciones en el pHi y por hormonas. La dependencia del sistema de intercambio
Na+/H+ del pHi, asegura que este intercambiador responda a pequeñas
fluctuaciones de pHi.

El último sistema es ideal para la regulación de pH cercano al pH de reposo,


mientras que la baja capacidad para la remoción de H + hace que este sistema sea
menos adecuado para la remoción de H + durante la actividad muscular intensa.
Hay cierta controversia acerca de la dependencia de pH que tendría el
intercambiador Na+/H+ cerca del pHi de reposo; ha sido reportado que se
encuentra silente o inactivado a ese pH.

Lo expresado anteriormente muestra la importancia del transportador lactato-


protón para la regulación del pHi Además la capacidad de regulación del pH
celular es dependiente de la actividad física, es aumentada con el entrenamiento
intenso y deprimida con denervación o por envejecimiento. Se desconoce si los
otros componentes de la capacidad total de remoción de H + (el intercambiador
Na+/H+ y los sistemas dependientes e independientes de bicarbonato) pueden ser
modificados. Es interesante apuntar que el entrenamiento parece reducir la
acumulación de H+ durante el ejercicio en forma más considerable que la
acumulación de lactato, lo cual puede ser debido a un efecto adaptativo de
remoción de H+ a través de un sistema diferente del transportador lactato-protón.

Regulación del transporte lactato-protón

¿Se encuentra regulado el trasporte lactato-protón?

Se sabe con certeza que algunos sistemas de transporte están regulados por
hormonas o por otros mecanismos. Por ejemplo la actividad de los
transportadores de glucosa sensibles a insulina se incrementa por algún tiempo
luego de actividad muscular. Esto es debido a los efectos combinados de un
incrementado en el número de transportadores reclutados y un aumento en la
actividad intrínseca de cada transportador. Otros ejemplos incluyen modificaciones
del intercambiador Na+/H+ por hormonas y factores de crecimiento, y la
estimulación de la bomba Na+-K+ por catecolaminas. Por el contrario, no se han
reportado efectos hormonales a corto plazo para el sistema de transporte lactato-
protón en el músculo esquelético, aunque este aspecto no ha sido explorado en
profundidad.

¿Existen cambios adaptativos a largo plazo en el transporte de lactato?

Los cambios a largo plazo en un sistema de transporte pueden tener lugar en


un período de tiempo de días o semanas, y un mecanismo subyacente podría
involucrar la síntesis de nuevas proteínas transportadoras.

Ha sido demostrado que el entrenamiento reduce la acumulación de lactato


muscular y el descenso de pHi ocasionado por el ejercicio. De hecho algunos
experimentos en ratas han demostrado una mejora en el lavado (clearance) de
lactato en animales entrenados, en comparación con los no entrenados. Varias de
las bien conocidas adaptaciones al entrenamiento, pueden ser asociadas con los
cambios inducidos por el entrenamiento en la cinética del lactato sanguíneo. La
pregunta es si se halla involucrada también una mejora en el transporte de
membrana del lactato, ya que una capacidad incrementada de transporte podría
aumentar tanto la liberación desde el músculo a la sangre (aparición de lactato)
como también la desaparición del lactato sanguíneo causada por la captación del
mismo por parte del músculo esquelético en reposo y de otros tejidos.

Los efectos del entrenamiento sobre la capacidad de transporte de lactato han


sido estudiados en ratas, pero sólo existe un trabajo al respecto en humanos. En
base a su actividad física habitual, los sujetos fueron divididos en grupos: no
entrenados, entrenados y atletas, y no se vieron diferencias entre los dos primeros
grupos, sin embargo los atletas tuvieron una capacidad de transporte de lactato
mayor que el resto de los sujetos. Las mayores velocidades de transporte fueron
encontradas en dos ciclistas de carrera de 4km, y comparaciones específicas
posteriores entre los atletas revelaron que se requería tanto un gran volumen de
entrenamiento (frecuencia y duración) como sesiones regulares de ejercicio de
alta intensidad, para incrementar la capacidad de transporte. Las mejoras en el
transporte podrían deberse a un incremento de la afinidad del sustrato por el
transportador, un aumento de la actividad intrínseca o cambios en la distribución
del transportador, o a un incremento de la densidad de transportadores en el
sarcolema.

Por último, la posibilidad de que haya efectos a largo plazo en la capacidad de


transporte lactato-protón, mediados por hormonas, no ha sido investigada
sistemáticamente. Sin embargo parece que las hormonas tiroideas podrían tener
un efecto, ya que ha sido demostrado que ratas hipotiroideas poseen un
transporte de lactato menor, y que las hipertiroideas poseen un transporte mayor
que ratas normales eutiroideas, aunque este efecto puede ser bastante
inespecífico, ya que es esperable que muchas proteínas de membrana (por ej. la
Na+-

K+ ATPasa) aumenten en presencia de hormonas tiroideas. Otros estudios


acerca de efectos hormonales a largo plazo sobre el transporte de lactato no han
sido llevados a cabo aún.

¿Qué sucede con el transporte de lactato en condiciones de hipoxia?

La "paradoja del lactato"

El ejercicio en condiciones de hipoxia conduce a un aumento de la producción


de ácido láctico en comparación con el mismo ejercicio ejecutado en condiciones
de normoxia. Sin embargo, luego de la aclimatación a la altura, la producción de
ácido láctico se atenúa marcadamente, tanto en el músculo como en la sangre.
Este fenómeno ha sido denominado la paradoja del lactato, y se ha sugerido que
es un fenómeno generalizado común a muchas formas de adaptación a la hipoxia.
Se han propuesto varios mecanismos para intentar explicar este fenómeno: 1)
disminución del flujo glucolítico, 2) disminución de la reservas de glucógeno, 3)
cambios en la capacidad de bufereado, 4) cambios en la eficacia de la contracción
muscular y 5) mejora en el acoplamiento entre fosforilación oxidativa y flujo
glucolítico.
Merece especial atención el papel de la capacidad de bufereado o buffering en
el control glicolítico, porque está relacionado con el hecho de que una de las
principales enzimas limitantes de la velocidad de la glucólisis, la fosfofructokinasa
(PFK, en inglés), es inhibida por acidosis. En la aclimatación a la altura, hay una
pérdida de la capacidad de la regulación ácido-base de la sangre, debido a la
excreción de HCO que los riñones compensan por alkalosis respiratoria. Esto
puede ser compensado en parte por un aumento de la capacidad de bufereado
del tejido muscular. En individuos aclimatados, a medida que el ácido láctico se
forma durante el ejercicio, hay una caída relativa mayor en el pH sanguíneo para
una dada cantidad de ácido láctico producido. Esto, a su vez, podría resultar en un
descenso del pH celular, autolimitando de esta forma, la glucólisis por inhibición
de la PFK.

Por otra parte, se ha demostrado que la hipoxia crónica induce cambios


dramáticos en las proteínas de los eritrocitos, pero sólo cambios moderados en
las proteínas musculares involucradas en el control ácido-base. Estos cambios en
su conjunto, sugieren un incremento inducido por la hipoxia, en la capacidad de
transporte del lactato, HCO3- y H +, desde el músculo a la sangre y de la sangre a
los eritrocitos

Recientemente se han realizado varios estudios que muestran los beneficios de


"dormir alto-entrenar bajo". En uno de ellos, un grupo de ciclistas debe dormir
determinada cantidad de noches en condiciones simuladas de altitud moderada
(3000m), y luego de realizados los tests correspondientes, se observa un aumento
en la capacidad buffer del músculo del 18%, demostrando por primera vez que la
exposición a la hipoxia, per se, incrementa dicha capacidad.

Otro estudio muy interesante fue llevado a cabo con 12 montañistas que
retornaron de una expedición al Himalaya.

La defensa del pH celular contra la acidosis láctica resultante del ejercicio,


puede ser estimada por las relaciones en el plasma sanguíneo de [dAL] (cambio
en la concentración de ácido láctico) x dpH-1 (cambio en el pH) y d[HCO 3-]
(cambio en la concentración de bicarbonato) x dpH-1. La diferencia entre [dAL] x
dpH-1 y d[HCO3-] x dpH-1 mide la capacidad de buffers no bicarbonato
disponibles (principalmente hemoglobina).

Estos parámetros fueron medidos en los escaladores durante tests con ejercicio
incremental, antes y 7-8 días (grupo 1) o 11-12 días (grupo 2) luego de su retorno
de la montaña, bajo condiciones de normoxia e hipoxia. Se observó que en
condiciones de hipoxia el incremento aparente de los buffers no-bicarbonato del
grupo 1, fue mayor, y como la masa de hemoglobina se elevó sólo modestamente
luego del descenso de la montaña, otros factores estarían involucrados. Por lo
tanto el grupo que ha llevado a cabo esta investigación ha propuesto que el
transporte de lactato y H+ a través de las membranas celulares es influenciado
diferencialmente en la aclimatación a la alta-altura.
En conclusión, la capacidad total para regular el pHi es mayor en fibras lentas
en comparación con las rápidas, lo cual podría explicar en parte la mayor
resistencia a la fatiga por parte estas fibras. Sin embargo el rol del transportador
lactato-protón en la regulación del pHi se encuentra comprendida sólo
parcialmente y serían necesarias futuras investigaciones.

La capacidad de transporte lactato-protón puede incrementarse con


entrenamiento o estimulación crónica, mientras que la inactividad o la denervación
conduce a una menor capacidad de transporte, y estas variaciones en su función,
pueden ser consideradas como una de las adaptaciones a la actividad física,
aunque todavía restan realizarse nuevos estudios que arrojen probables
explicaciones acerca de los mecanismos que subyacen en estos procesos, al
igual que lo que sucede con la regulación del transporte en condiciones de
hipoxia.

Bibliografía

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lactic acid in normoxia and hypoxia before and after a Himalayan expedition.
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muscle to intermittent hypoxia: the known and the unknown. (2001) 90(6):2476-
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sarcolemal giant vesicles from human muscle biopsies: relation to training status.
Journal of Applied Physiology (1994) 77:1858-1862.
SÍNTESIS PROTEICA Y GLUTAMINA
Bióloga celular
**Nutricionista
(Argentina)
Lic. María Fernanda Insúa*
mfinsua@criba.edu.ar
Lic. Karina Fuks**
fuks@fibertel.com.ar

Los estudios y la bibliografía existente acerca de la glutamina es múltiple y


variada, y el objetivo de este informe es la revisión de varios conceptos para
entender como actúa este aminoácido sobre rendimiento deportivo.

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Abril de 2003

Características de la glutamina

La glutamina es un aminoácido que puede sintetizarse en el organismo a partir


de otros aminoácidos tales como la valina, la isoleucina o el ácido glutámico.

Se la considera un "aminoácido esencial condicionado" o semi-esencial, ya que


si bien no está dentro del grupo de los esenciales, en algunas condiciones tales
como estrés, traumatismo, infección, entrenamiento intenso, etc. Cuando su
consumo excede se síntesis, se convierte en esencial, y en éstas ocasiones,
ciertas partes del organismo demandan tanta cantidad de glutamina, que el
organismo no es capaz de sintetizar lo suficiente. En los mamíferos en general,
los niveles fisiológicos de glutamina ronda los 650 micromol/l.

La mayor parte de las fuentes proteínas contienen cantidades apreciables de


glutamina, pero, debido a la rápida velocidad con que el organismo procesa este
aminoácido, incluso los atletas que siguen una dieta hiperproteica, suelen
necesitar de una cantidad adicional (ANTONIO, 1999).

Los alimentos con un mayor contenido en glutamina son los productos lácteos,
la carne, los maníes, las almendras, la soja, el pavo y las alubias.

La glutamina es el aminoácido libre más abundante en el tejido muscular (60%


de los depósitos de aminoácidos libres).

Inconvenientes a tener en cuenta:


 La glutamina se produce a expensas de otras proteínas críticas
implicadas en la contracción muscular. Puede agotarse en el
músculo aunque las hormonas de estrés aumenten su producción en
el músculo, pues la utilización de glutamina por parte del cuerpo
supera a la capacidad muscular de sintetizar dicho aminoácido.
 El organismo tiene prioridades: antes de construir músculo, verá
si su sistema inmune o digestivo están en óptimas condiciones. Los
aminoácidos que se encuentran en el organismo no van a utilizarse
para la síntesis muscular sino que tienen otras prioridades tales
como sintetizar glutamina por ser un nutriente muy valioso para las
células del sistema inmunológico y las células epiteliales del tracto
intestinal.

Funciones de la L-glutamina

Newsholme (2003) y colegas han propuesto que los aminoácidos glutamina y


glutamato deberían ser considerados tan importantes como la glucosa, para el
mantenimiento y promoción de la función celular. Junto con el glutamato, la
prolina, la histidina, arginina y ornitina, comprenden el 25% de la ingesta de
aminoácidos y constituyen la "familia del glutamato" de aminoácidos. Es un
sustrato de la síntesis proteica por lo que sus funciones metabólicas son múltiples:

Precursor anabólico del crecimiento muscular; interviene en el balance ácido-


base en el riñón, es sustrato para ureogénesis en el hígado; sustrato para la
gluconeogénesis hepática y renal; combustible oxidativo para el intestino (REEDS,
2001) y para las células del sistema inmune; participa en el transporte de
nitrógeno entre tejidos; es precursor de la síntesis de neurotransmisores y
nutrientes cerebrales, pues atraviesa la barrera hematoencefálica e interviene en
la utilización de glucosa y puede ser convertido en el aminoácido L-ácido
glutámico; evita los efectos catabólicos del uso de glucocorticoides en casos de
lesiones (HICKSON 1995, 1997); puede convertirse en glucosa, sin que
aparezcan modificaciones en los niveles de insulina plasmática; contribuye a la
recuperación del glucógeno muscular luego del entrenamiento (VARNIER, 1995;
VAN HALL, 2000); interviene en la cicatrización de heridas, promoviendo el
crecimiento de fibroblastos; ayuda a la recuperación post-traumática; actúa como
agente auxiliar en el tratamiento del control de peso; es precursor de la síntesis de
ácidos nucleicos, e interviene en la síntesis del glutatión (para una revisión, ver
ROTH, 2002).

Como las funciones de la glutamina son tan diversas, sólo describiremos el rol
que cumple la glutamina en las siguientes áreas: estrés, ejercicio, y sistema
inmunológico.

La glutamina y el estrés

Todas las formas de estrés (traumatismo, operación quirúrgica, hambre,


quemaduras, infecciones, ejercicio intenso, alteraciones psicológicas, ansiedad,
etc.) tienen algo en común: agotan las reservas de glutamina muscular. La
reducción de este aminoácido, es proporcional a la gravedad del estrés, con
reducciones de hasta el 50%!!! Dicho estrés produce glucocorticoides como el
cortisol, liberados por las glándulas adrenales que son transportados por sangre
hasta las fibras musculares. Una vez allí, actúan promoviendo la expresión de
ciertos genes y la síntesis de ciertas proteínas, una de las cuales es la enzima
glutamina sintetasa, que es la encargada de catalizar la reacción de producción de
glutamina en el músculo.

Cuando el organismo está estresado, la glutamina es el aminoácido que más se


agota y también el último en ser repuesto (para una revisión, ver MATTHEUSS,
1993). En estas ocasiones, si no hay suficiente cantidad de glutamina en el
organismo, se producen situaciones de catabolismo muscular (degradación o
pérdida de masa muscular), y si el estado catabólico se prolonga, pueden
aparecer deterioros en la estructura y función orgánica, por ejemplo, en el caso
del músculo, termina destruyéndose y comiéndose a sí mismo, precisamente lo
opuesto a los objetivos deportivos, ya que se está perdiendo tejido muscular.

La suplementación con éste aminoácido podría ser beneficioso para aquellos


individuos que se encuentran muy estresados, o en condiciones mínimas de
energía y reservas proteicas. Allí deben incluirse las personas ancianas, enfermos
con cáncer e niños con muy bajo peso al nacer, al igual que individuos que siguen
un tratamiento con glucocorticoides, ya que la prescripción de corticoides en
casos de lesiones, puede provocar pérdida de masa muscular. En un estudio
realizado sobre ratas de laboratorio, se demostró que las que recibieron acetato
de 21-hidrocortisona, redujeron su pérdida muscular al tomar a la vez el dipéptido
alanil-glutamina, frente a los animales que sólo recibieron el corticoide. A nivel
molecular, la glutamina ha demostrado mantener la síntesis de diversas proteínas
musculares incluso aún estando expuestos al exceso de glucorticoides.

Desafortunadamente existe confusión acerca de cuándo la glutamina podría ser


beneficiosa, porque no ha sido descrito y definido claramente un "síndrome de
deficiencia de glutamina", como sucede con otros nutrientes (NEU, 2002).

Glutamina y ejercicio

Favorece la síntesis proteica.


Previene el catabolismo muscular en situaciones de estrés oxidativo.

Al comenzar el ejercicio, los intermediarios del ciclo de los ácidos tricarboxílicos


(TCAI) aumentan hasta cuatro veces, y la velocidad de flujo del TCA, y por lo tanto
del metabolismo oxidativo, puede estar limitada por la concentración de
intermediarios del ciclo. La dramática disminución de glutamato intramuscular al
inicio del ejercicio, en correlación con un aumento intramuscular de alanina,
sugiere que el glutamato es un importante precursor que conduce al anabolimo
(anaplerosis) (BOWTELL, 2002).
Sin embargo otro estudio ha demostrado que a pesar de que la suplementación
con glutamina 1 hora antes del ejercicio es capaz de incrementar el pool de los
TCAI: citrato, malato, fumarato y succinato (aprox. 85% del total del pool de
intermediarios del TCA), luego de 10 min de ejercicio de moderada intensidad, no
se vio alterada la capacidad de resistencia, ni se evidenció una reducción en la
utilización de fosfocreatina (PCr), ni una disminución de la acumulación de lactato
durante ese período inicial de ejercicio, con lo cual los autores sugieren que al
inicio del ejercicio, la producción de energía no se halla limitada por el tamaño del
pool de TCAI, sino por otro factor, posiblemente la disponibilidad de O2 muscular,
o la liberación de grupos acetilos al ciclo TCA, que tal vez se requiera ejercicio
más intenso para mostrar dicha limitación.

A la luz de fuertes evidencias existentes, el rol fundamental de la glutamina está


relacionado con la síntesis de proteínas, importante para los atletas que
entrenan sobrecarga. De hecho, ROWBOTTOM (1996) sugirió que los niveles de
glutamina pueden ser un buen indicador de sobreentrenamiento. Es decir, atletas
que se encuentran sobreentrenados generalmente tienen bajos niveles de
glutamina concomitantemente con altos niveles de cortisol (PETIBOIS, 2002). De
hecho, HICKSON (1995) ha demostrado que la glutamina previene directamente
la degradación de proteínas contráctiles musculares inducida por cortisol.

Se sugiere que su presencia podría ser la variable más determinante para llevar
a cabo una síntesis proteica óptima. Se ha observado además incremento del
nivel de GH, contrarrestando los efectos catabólicos del cortisol, potenciando
efectos de volumización celular, los cuales pueden crear un ambiente anabólico
en las células musculares, participando en la determinación parcial de la tasa de
recambio proteica en el músculo.

Durante el ejercicio prolongado, los aminoácidos de cadena ramificada (AACR)


como leucina, isoleucina, valina, y la glutamina son más captados por el músculo
que por el hígado con el objeto de contribuir al metabolismo oxidativo.

La fuente de estos AA para el metabolismo oxidativo muscular en el ejercicio es


el pool de AA del plasma, que es restituido a través del catabolismo de las
proteínas globales del cuerpo. Sin embargo, dado que la oxidación de AACR y de
glutamina en el músculo puede exceder la disponibilidad de los mismos, estos AA
pueden declinar durante ejercicios prolongados.

En los esfuerzos de ejercicios, ya sean de aceleración a alta intensidad o


prolongados de resistencia, los niveles plasmáticos de AACR y glutamina se
reducen, mientras se incrementan los niveles de triptófano. Dichas alteraciones
son la base de la hipótesis de la fatiga central, ya que el triptófano libre y los
AACR compiten por entrar al cerebro por la vía del mismo transportador de AA.

Estudios realizados en ratones con distrofia muscular (patología en la que los


músculos resultan gravemente dañados, atrofiados y debilitados) a los que se les
administraron 0,8 g de glutamina por gramo de peso corporal durante cuatro
semanas, demostraron que este aminoácido ejerció efectos sorprendentes sobre
el soleo (músculo básicamente de fibras de contracción lenta), mejorando en un
31% la condición de los ratones distróficos, con un 28% de fuerza superior que la
de los ratones del grupo control que ingirieron placebo (LYNCH, 1999).

A nivel molecular, se ha determinado que la glutamina previene la pérdida de


una proteína muscular específica llamada cadena pesada de miosina (HICKSON,
1995) que determina las propiedades contráctiles de los músculos esqueléticos.

Se sabe además que cuando descienden los niveles de glutamina en los


músculos esqueléticos también disminuye la síntesis proteica; contrariamente,
cuando aumenta el nivel de ese aminoácido, también lo hace la cantidad de
proteína sintetizada en el músculo, ya que la glutamina tendría un efecto
anabólico, inhibiendo la degradación de proteína endógena y estimulando su
síntesis a nivel de todo el cuerpo. Esta asociación glutamina muscular/síntesis
proteica, también se ha extrapolado a los humanos y algunos estudios confirman
que los suplementos de glutamina, detienen la tasa de catabolismo inducido por el
ejercicio, resultando en un incremento de la síntesis proteica (anabolismo natural),
lo cual se traduce en un incremento de la masa muscular magra.

A pesar de ello, existe un estudio (OLDE, 1999) cuyos resultados muestran que
la disminución de los niveles de glutamina plasmática y muscular no poseen
efectos en el recambio (turnover) de proteínas del cuerpo en su conjunto, o sobre
la cinética proteica del músculo, por lo tanto es poco probable que la
concentración de glutamina sea el principal factor regulador de la síntesis proteica
muscular.

Hay varios estudios que sugieren que una suplementación oral de glutamina
podría ayudar a los atletas a prevenir algunos de los síntomas del
sobreentrenamiento, sin embargo, un estudio (ANTONIO 2002) concluyó que la
ingestión a corto plazo de glutamina no mejora la performance en el levantamiento
de pesas de hombres entrenados. El objetivo fue estudiar los efectos de la
ingestión de altas dosis de glutamina sobre el desempeño de levantadores de
pesas, para lo cual se llevo a cabo un ensayo doble ciego. En el mismo, un grupo
de hombres entrenados en resistencia, realizaron ejercicios de levantamiento de
pesas (prensa de piernas al 200% del peso corporal y prensa de banco al 100%
del peso corporal), luego de la ingestión de glutamina o glicina (0.3 gr/kg)
mezclada con jugo de frutas, o placebo.

En síntesis, el nivel de glutamina en el músculo esquelético está relacionado


con los niveles proteicos internos de diversos tejidos. El ejercicio intenso por
períodos prolongados puede causar una disminución en los niveles sanguíneos de
glutamina, asociado con el sobreentrenamiento y otros estados catabólicos.
Además hay fuertes evidencias que demuestran que el mantenimiento de niveles
elevados de glutamina intramuscular es esencial para prevenir el desgaste
muscular (para una revisión, ver HOLECEK, 2002). Sin embargo un estudio ha
señalado que la suplementación intravenosa con glutamina extra, agregada a una
mezcla de otros aminoácidos, no estimula la tasa de síntesis proteica
(ZACHWIEJA, 2001).

La glutamina y el sistema inmunológico

Se han realizado numerosos estudios que relacionan la glutamina con el


sistema inmune (CALDER, 1999; FIELD, 2000). Se sabe que en los atletas el
esfuerzo físico intenso podría tener un efecto potencialmente inmunosupresor,
causando una supresión transitoria del sistema inmune. Las demandas de los
músculos y otros órganos son tan altas durante la actividad física intensa, que el
sistema inmune puede sufrir carencia de glutamina que afecta temporalmente su
función.

El músculo esquelético es el tejido más involucrado en la producción de


glutamina, lo cual afecta a la provisión de glutamina al sistema inmune, por lo que
la actividad de los músculos esqueléticos puede influenciar directamente al
sistema inmune. De hecho, corredores de resistencia exhiben una incidencia más
alta de infecciones del tracto respiratorio superior, y los niveles de glutamina
plasmática decrecen considerablemente luego de sesiones únicas de carrera de
alta intensidad, y también luego de periodos más extensos de carrera.

Como los niveles de glutamina sanguínea declinan luego del entrenamiento


intenso, es posible que la inmunosupresión provocada por el ejercicio, se deba, en
parte, a una deficiencia de glutamina. (KEAST, 1995). Al respecto, los efectos de
la suplementación oral con glutamina en corredores de maratón y ultramaratón fue
testeada en un estudio doble ciego. En los siete días siguientes a la maratón, el
51% de los corredores que tomaron placebo, desarrollaron infección, comparado
con el 19% de aquellos suplementados con 10 gramos de glutamina
inmediatamente luego de completar la maratón. En otro estudio se determinó que
la suplementación oral suprimió la disminución de la concentración plasmática de
glutamina post ejercicio, sin influenciar ningún otro parámetro del sistema inmune.
Los niveles de glutamina decrecen aproximadamente 21% 1 hora luego de correr
una maratón, seguido de una disminución en el número de linfocitos, y la provisión
de glutamina oral después del ejercicio pareció tener efectos beneficiosos en lo
que respecta a infecciones posteriores (CASTELL, 1997). Sin embargo, un estudio
llevado a cabo en el año 2002, pone en duda la relación existente entre glutamina
e inmunosupresión, ya que la concentración intracelular de glutamina no estaría
comprometida cuando los niveles plasmáticos se ven disminuidos post ejercicio.

Recientes de investigaciones con ingestión de glutamina han demostrado que,


a pesar de que la concentración plasmática de glutamina permanece constante
durante y luego de ejercicio extenuante, la suplementación con glutamina no
suprime la disminución post ejercicio en la inmunidad celular (experimentos in
vitro), incluyendo el bajo número de linfocitos y la proliferación deteriorada de los
mismos y otros.
Se concluye que, a pesar de que la hipótesis de la glutamina podría explicar la
inmunosupresión relacionada con otras condiciones estresantes, como trauma y
quemaduras, la concentración de glutamina plasmática no parece jugar un papel
en la inmunosupresión inducida por el ejercicio (HISCOCK, 2002).

Rol de la glutamina en la recuperación del glucógeno muscular tras el


entrenamiento

La glutamina también puede contribuir a la recuperación del glucógeno


muscular luego del entrenamiento, después de que hayan disminuido o se hayan
agotado los niveles de glucogéno. En un estudio llevado a cabo en Italia, se
descubrió que la ingesta de glutamina con un polímero de glucosa, promueve la
acumulación de glucógeno en hígado y músculo esquelético. Se observó que los
niveles de glucosa sanguínea aumentaron enormemente después de la ingestión
de glutamina sola y del polímero de glucosa (aproximadamente un 70% más que
al inicio, a los 30-45 minutos tras la ingestión), y la conclusión más importante
observada en este estudio fue que la glutamina resultó tan efectiva como la
solución de polímeros de glucosa para aumentar el glucógeno muscular después
de que éste se agotó por causa del ejercicio. La ingestión de polímeros de glucosa
produjo una gran elevación de los niveles de insulina que duró 30-90 minutos,
mientras que la glutamina no ejerció efectos sobre los niveles de insulina.

Este estudio sugiere que tomar una comida rica en proteína y una
suplementación de glutamina es un potente estimulante de la resíntesis del
glucógeno muscular. Por otra parte se ha demostrado que la ingestión de
glutamina con una solución de glucosa promueve el almacenamiento de
carbohidratos, no sólo en el músculo, sino también fuera del mismo, siendo el
hígado, el sitio más factible de depósito (BOWTELL, 1999).

Rol en la glucogénesis y glucogenogénesis (Glutamina, glucosa, CHO y


grasas).

Los aminoácidos interaccionan con el metabolismo de la glucosa tanto como


sustratos carbonados, y también reciclando los carbonos de la glucosa, vía
alanina y glutamina. Al respecto, es muy notable que este último aminoácido,
pueda convertirse en glucosa sin que aparezcan modificaciones en los niveles de
hormonas plasmáticas. Un estudio demostró la importancia de la glutamina como
regulador de la gluconeogénesis (síntesis de glucosa) (VARNIER, 1995;
PERRIELLO, 1997). Utilizando pacientes humanos, los investigadores
descubrieron que la infusión de glutamina resultaba en una conversión de
glutamina en glucosa, sin que se produjeran cambios ni en los niveles de insulina
ni de glucagón, las dos hormonas reguladoras de los niveles de azúcar
sanguíneo. Se postula que la conversión probablemente se produzca en los
riñones, no en hígado, y al no producir incrementos en los niveles de insulina, no
produce tampoco efectos lipogénicos (acumulación de grasa), sin embargo los
mecanismos aún no se conocen con exactitud, lo cual requerirá futura
investigación. El interés de la L-glutamina en la obesidad se descubrió por
casualidad, mientras se realizaba un estudio en ratones sometidos a dietas ricas
en grasas. Los ratones utilizados poseían una predisposición genética al
sobrepeso y a la hiperglucemia, si seguían ese tipo de dieta, por lo tanto se
estudió el efecto de la L-Glu, un inhibidor de la oxidación de ácidos grasos, sobre
la hiperglucemia y la excesiva ganancia de peso. Las conclusiones de dichos
estudios fueron que la suplementación con Glu en dietas altas en grasas produjo
reducciones persistentes tanto en la concentración de glucosa plasmática como
de la insulina de este tipo de ratones. Además cuando se le añadió Glu a la dieta
alta en grasas de animales severamente hiperglucémicos, por 2 meses, se vieron
atenuados la ganancia de peso, la hiperglucemia y la hiperinsulinemia. (OPARA,
1996). Los mecanismos aún no se han dilucidad, aunque podría explicarse a
través de la conversión de Glu en glutamato, el cuál se encuentra participando
tanto del metabolismo de las proteínas como de los carbohidratos.

Otro estudio (SERRA, 1994) determinó los efectos de la obesidad persistente


en animales, sobre las enzimas que participan en el metabolismo de áminoácidos
en el tejido adiposo blanco y el marrón, y encontraron una reducción considerable
en las actividades de dichas enzimas, un 45% en el caso de la glutamina-sintasa,
en el tejido adiposo marrón.

Por otra, una investigación estudió los efectos de las dietas bajas en CHO
sobre la respuesta de la glutamina plasmática en entrenamientos extenuantes
prolongados, y mostró que la dieta baja en CHO estaba asociada con un
incremento mayor de cortisol plasmático durante el ejercicio y una caída mayor de
la concentración de glutamina durante la recuperación. El ejercicio con dieta alta
en CHO no afectó los niveles plasmáticos de glutamina durante la recuperación
del ejercicio intenso y prolongado (GLEESON, 1998).

Otro estudio utilizó dos dietas, una con 45% de CHO y otra con 75% de CHO,
para estudiar su efecto sobre los niveles de glutamina durante ejercicio de alta
intensidad. Los resultados fueron que la concentración promedio de glutamina fue
significativamente más alta durante el ejercicio con la dieta de 70% de CHO,
comparada con la de 45%. El glucógeno decreció en la misma magnitud con las
dos dietas, y se evidenció una relación entre los cambios en la glutamina
plasmática y los cambios en el glucógeno muscular, por lo tanto se sugiere que la
influencia de la ingesta de CHO sobre la concentración de glutamina no se
encuentra mediada a través de las concentraciones de glucógeno intramuscular
(BLANCHARD, 2001).

Consideraciones finales

La forma de proteger las proteínas contráctiles del músculo es asegurándose


una ingesta adecuada de glutamina mediante una dieta rica en proteínas. Sin
embargo en algunas situaciones particulares, como el estrés y el entrenamiento
intenso, sería necesaria una cantidad adicional de suplementos de glutamina.
Estos requerimientos extras deberán ser evaluados y recomendados por un
profesional idóneo. La glutamina, como suplemento dietético en el deporte, se
comercializa en forma de polvo o en cápsulas para ingesta por vía oral.
Usualmente las dosis utilizadas de suplementos de glutamina son de 40-50 mg
por kilogramo de peso corporal y día, y se recomienda ingerirla con el estómago
vacío (para evitar la competencia con los otros aminoácidos de la dieta por los
transportadores, lo cual puede debilitar su efecto) más de 1 h antes del
entrenamiento, y/o luego del entrenamiento para frenar el catabolismo y contribuir
al anabolismo muscular. Las investigaciones han demostrado que se pueden
consumir cantidades considerables de glutamina sin efectos secundarios ni
toxicidad. De hecho, los estudios demostraron que hasta 57 gramos diarios de
glutamina intravenosa no produjo efectos secundarios, mientras que dosis orales
de hasta 21 gramos diarios tampoco presentaban ningún efecto clínico o
bioquímico secundario (evidentemente, estas son dosis utilizadas en
investigación, y se ha visto que más allá de 25g, no es posible absorberse).

Algunos profesionales indican la toma de glutamina junto a otros suplementos


como la creatina, ya que ambos actuarían en forma sinérgica en cuanto a sus
efectos relacionados con el aumento de la síntesis proteica, la eliminación del
amoniaco, la recuperación ácido-básico, la formación del antioxidante celular y el
mantenimiento de la función inmunológica. Sin embargo no se aconseja tomadas
en forma conjunta, es decir en el mismo horario, aunque sí en la misma fase del
entrenamiento, ya ambas compiten por los mismos receptores a nivel celular y
podría desaprovecharse una cantidad apreciable de ambas sustancias. También
podría asociarse su ingesta al aminoácido taurina. La glutamina y la taurina están
considerados como aminoácidos prohidratación, por lo que incrementan la
volumización celular.

Las investigaciones con este aminoácido continúan en desarrollo, por lo que en


el futuro no es de extrañar que aparezcan nuevas funciones en las que se
encuentre involucrado este nutriente.

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