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Resumen Cap 11
Resumen Cap 11
ATLAS
Durante el segundo cuarto del siglo XVI la imprenta musical alcanzo la mayoría de edad y a
medida que lo hacía, creo nuevos mercados, jugo el papel de dirigir los gustos musicales,
cambio la base económica de la música, comenzó a alterar la relación entre el compositor y su
patrón o mecenas y dio los primeros pasos en el establecimiento de un “canon”. Lo que
comenzó como un pequeño arroyuelo con Ottaviano Petrucci en 1501 se convirtió en un
verdadero torrente en el segundo cuarto de siglo. Hasta finales de la década de 1520-1530, la
publicación e impresión era una cuestión prácticamente italiana. A medida que esto se volvía
mas practico aparecieron nuevas compañías extendiendo el negocio de la imprenta musical.
En 1528 Attaingnant utilizando una técnica nueva se convirtió por 25 años el editor de música
más influyente de su tiempo. En dos años le salió un rival, Moderne, junto con el cual
dominaban la publicación musical en Francia. Fueron sucedidos en 1551 por los Ballard. En
1543 la imprenta musical llego a los países Bajos. En Italia el centro de la industria era Venecia
con las firmas de Scotto y Gardano. En Alemania la edición musical creció a manos de
Formschneider y Petreius. A mediados de siglo la imprenta era ya una parte esencial del
panorama musical.
El negocio de la imprenta musical posee diferentes aspectos:
El taller, donde se encontraban la prensa de imprenta, manipulada por el “tirador”, que
trabajaba junto al “entintador”. También trabajaba el compositor quien disponía los tipos de
*imprenta. Estudiantes hacían de correctores a cambio de alojamiento y comida.
La financiación era un continuo problema para los impresores y editores de música, el papel
era extraordinariamente caro. Una estrategia empleada era honrar a una persona por medio
de una dedicatoria esperando que esta subvencionara la publicación. A veces los compositores
se aseguraban el subsidio de un donante.
El volumen de la tirada. La tirada de imprenta habitual solía oscilar entre las 500 y las 1000
copias.
El marketing y la distribución. Los editores necesitaban llegar a un público lo más amplio
posible. En ferias de libros anunciaban sus publicaciones por medio de catálogos.
La imprenta y los gustos. Los editores influyen en el gusto del publico a la vez satisfaciéndolo.
En general lo más nuevo era más seguro que lo viejo. En ocasiones los editores se encargaban
o llegaban a componer ellos mismos arreglos simplificados de piezas conocidas para músicos
aficionados.
Los compositores reaccionaron a la creciente industria editorial musical de diversas formas:
El dinero. Dejaron de componer para un mecenas e intentaban vender a editores a precio fijo,
pero la circulación del dinero iba más bien en la otra dirección, del compositor al editor, ya que
los compositores, o bien pagaban a su modo, o bien buscaban subvenciones de terceras
personas.
La fama. Una gran cantidad de compositores menores saltaron a por la oportunidad de ver
impresos sus nombres.
El control sobre las obras propias. Veían la industria de la imprenta como una forma de
mantener el control sobre sus obras pudiendo verificar tanto su atribución como el contenido.
Los consumidores. Existía un gran mercado ara los libros de música. Los mayores compradores
eran las instituciones musicales de elite, el consejero de un rey, una familia de banqueros, un
músico profesional o las academias musicales.