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La angustia como experiencia

1-Presentación del tema y breve introducción

La angustia se nos muestra como una constante experiencia en la que el ser se ve


envuelto y transita durante algún periodo de su existencia.

Con esta idea, la intención del trabajo es hacer un camino comparativo entre la
angustia pensada y expresada por Kierkegaard y Heidegger, a la luz de sus obras y
momentos de sus vidas.

Buscaré mostrar como la angustia es parte del ser humano y como él, en dicha
experiencia, descubre su importancia. El hombre experimento, en distintas épocas y
momentos de la historia, la angustia que surgía de su interior y así llegó a ver que estaba
colocado en el mundo.

Haré camino junto con estos filósofos alemanes ya mencionados, resumiendo


algunas de sus ideas expresadas en sólo una de sus tantas obras, incluyendo una
reflexión personal nacida de las clases de la cátedra y de lo que iba reflexionando a
media que iba leyendo.

A la luz de éstos pensadores, comenzaré el transcurso por la experiencia de la


angustia. El hombre es consecuencia de los actos que realiza y, a medida que se ve
envuelto por la angustia que lo lleva a preguntarse por el ser, se siente consecuencia de
sus decisiones.

Por esto, trataré de expresar como, con sus teorías, Heidegger y Kierkegaard nos
muestran la centralidad de ésta experiencia. Exponiendo y desarrollándolas, intentaré yo
hacer mi propia incursión por el ser, llegando a una conclusión.

Con este ensayo me he deslizado por un contenido que intenta poner en palabras
experiencias metafísicas, revelándome preguntas y llevándome a hacer, o intentar hacer,
yo mismo, metafísica.
2

2-Desarrollo

2.1-Breve historia de la angustia

Pensar en la angustia es ya dar varios pasos. El hombre es un ser histórico, que


se deja envolver por las preguntas que le van surgiendo a lo largo de su vida. En medio
del entramado de la historia, esta experiencia, es decir, la angustia, fue variando en sus
definiciones, dependiendo la cultura o el idioma, dependiendo de quien pensaba sobre
ella y el contexto histórico que éste vivía en esa época, desde la melancolía generada
por el asombro en los griegos, la tristeza con la que se lo tomó el medioevo, llegando a
el efecto producido por la nada en Kierkegaard y la gran respuesta como temple de
ánimo que nos coloca en la misma nada, expuesta por Heidegger.

Sin embargo, todo esto nos lleva a una sola concepción: la angustia es una
experiencia que nos envuelve, en algún momento, a todos y todas.

Haciendo un breve paso por la historia, en el comienzo de la edad moderna, por


ejemplo, vemos en Alberto Durero1, al hombre aún representado con melancolía, con un
claro resabio medieval. Sus obras representan y dan respuesta a un periodo del tiempo
donde todo un sistema está pasando por un momento de angustia. La melancolía fue
considerada como una enfermada producida por el humor negro en el tipo humano
contemplativo, es decir, en hombres propensos al recogimiento interior y la
contemplación, generalmente llevados a ésta posición por experiencias vividas.

Anteriormente, en el periodo escolástico, Santo Tomás de Aquino sostuvo que


una de las características fundamentales de la angustia es el recessus2, el retraerse del
hombre ante Dios por la tristeza que le adviene al conocer el más grande de los bienes y
darse cuenta después de la insondable distancia que lo separa de Él.

Más cercano en el tiempo y hacia donde apunta este trabajo, Kierkegaard, desde
una perspectiva cristiana, relaciona la angustia con la inocencia, la ignorancia y el
pecado.

El ser humano se encuentra, en principio, en un estado de inocencia, donde le


sobreviene la angustia

1
Alberto Durero (1471-1528), artista de origen alemán, con gran influencia en el posterior renacimiento
alemán.
2
AQUINO TOMAS, Suma teológica, Ed. Club de lectores, Buenos Aires, 1948, II, 2. 35
3

“el estado de inocencia supone la paz y el reposo, pero al mismo tiempo implica otra cosa,
que no es ni la discordia ni la lucha, pues no hay nada contra la cual combatir ¿Qué es? La
nada. Pero, ¿Qué efecto produce la nada? Engendra la angustia. El profundo misterio de la
inocencia consiste en que es a la vez, angustia”3

El hombre se angustia ante la nada que se le presenta pero también ante la


posibilidad de la libertad, ante la angustiosa libertad de “poder”.

Para Martin Heidegger, la angustia es parte fundamental de la analítica


existencial. En su obra “¿Qué es metafísica?”4, Heidegger explica que la angustia nace
del preguntar del dasein5 acerca de la nada. La angustia no referida a algo en concreto
(como un evento o situación determinada, ya que esto sería miedo y no angustia) sino
por la imposibilidad esencial del ser.

Sin olvidar también la mirada psicológica que tuvo también la angustia, desde la
perspectiva de Sigmund Freud, dónde ella es un fenómeno de relevancia clínica y el
principal problema de la neurosis6. Dejando de lado ésta concepción, nos quedaremos
con los dos últimos autores filosóficos que nos mueven a tratar de filosofar de manera
autentica y radical, preguntándonos por el ser y el sentido de éste y, a la vez, la
ambigüedad de preguntarnos por la nada.

2.2 La angustia en Kierkegaard

Soren Kierkegaard (1813-1855), fue un filósofo y pensador danés, él, al igual


que muchos pensadores de su época, apela al cristianismo (en su caso a través de la
teología protestante) para comprender el ser del hombre. Él va a insistir mucho en el
concepto de la angustia, poniéndola en relación con el pecado original y en el cual el
hombre se siente en soledad. Kierkegaard va a tocar la realidad humana en su núcleo
rigurosamente individual y personal, habla que la existencia es mía (destáquese el
pronombre posesivo) en su concreta e insustituible mismidad. Esto nos acercará a un
preguntar metafísico que se hace más concreto, pensar la angustia como experiencia
propia en mí.

Esta mirada girara en torno al libro escrito por el mismo Kierkegaard: “El
concepto de la angustia”7. Se trata de una obra filosófica, que incluye la antropología y

3
LEÓN CHESTOV, Kierkegaard y la filosofía existencial, Sudamericana, Buenos Aires, 19653, 107
4
MARTIN HEIDEGGER, ¿Qué es metafísica?, 1929
5
En la filosofía Heideggeriana, este término alemán hace referencia al “ser ahí”
6
SIGMUND FREUD, Conferencias de introducción al psicoanálisis, conferencia 25, 1916
7
SOREN KIERKEGAARD, El concepto de la angustia, 1844
4

la teología, esta apertura a este ámbito de investigación fue un gran aporte a la filosofía
posterior, ya que será una de las bases para la filosofía existencialista del siglo XIX.

“La angustia es una determinación del espíritu que ensueña y permanece” 8,


empezar a dejar que las preguntas nos envuelvan nos llevan a colocarnos en un estado
donde tenemos que reconocer que desde el espíritu humano se nos dona un temple de
ánimo por el que pasamos y se hace real en la propia vivencia. La angustia se nos hace
“compañera”, reconocemos que en este estado hay paz y reposo pero aun así
encontramos otra cosa, y acá surge la pregunta ¿Qué otra cosa?, para que Kierkegaard
nos responda, éste dejará de lado las sugerencias que provienen de una filosofía segunda
que se nos puedan ocurrir como respuestas (lo mismo hará luego Heidegger), se dejará
inundar por el ser y obtendrá como respuesta la nada. Vale la pena recordar a la angustia
como diferente al miedo, es la realidad de la libertad como posibilidad.

En los niños, la angustia es como un afán de aventura. Tan esencial para ellos
que no quieren verse privado de ella, con esto podemos decir que nuestra experiencia,
ya desde niños, se nos hace patente. Dicha a tan corta edad no se da en un contexto,
podríamos llamarlo, filosófico, pero si con la importancia de que nos vemos sumergidos
en ella. Tenemos que hablar de un que niño que ya se deja asombrar, dada su capacidad
de admiración e imaginación, para que él ya reconozca su capacidad de generar ideas,
“nada prueba que haya niños en los cuales no se encuentre esto; tampoco se encuentra
en el animal, y cuanto menos espíritu, tanto menos angustia”9, resaltemos aquí el
“cuanto menos espíritu”, en la filosofía de Kierkegaard, el espíritu es algo central, al
que le dedica gran parte de su pensamiento “La angustia es una determinación del
espíritu que ensueña y permanece”8, este espíritu se ve atrapado por la angustia, no
puede librarse de ella, queda atrapado sin poder huir. No huye porque ama la angustia,
aunque no puede amarla debidamente. Esto hace que se determine la ignorancia.

Es preciso no alejar la angustia de lo corpóreo o carnal:

“Todo gira en torno a la entrada en escena de la angustia. El hombre es una síntesis de lo


corpóreo y lo psíquico; pero una síntesis inconcebible cuando los dos términos no son
unidos a un tercero. Ese tercero es el espíritu.” 10

8
SOREN KIERKEGAARD, El concepto de la angustia, Madrid, Espasa-Caloe, 19822, 59.
9
Ibíd. 60
10
Ibíd. 61
5

El giro es envolvente donde parecería que caemos en una posición de víctima, ya


que no somos nosotros, sino es la angustia quien hace presa al hombre. Un “poder” que
se nos da y que nos hunde en ella misma.

Así es como nuestras elecciones devienen de la angustia que la realidad entera


del saber trata de proyectar, llevándonos a la nada ingente de la ignorancia. Un ejemplo
de esto para Kierkegaard es Adán y Eva y su ignorancia angustiosa de “caer” en pecado.
(Cfr. Gn 3).

2.3 La angustia en Heidegger

Martin Heidegger (1889-1976) fue un filósofo alemán, también desempeño un


cargo como profesor en la Universidad de Friburgo de Brisgovia, siendo sucesor y
discípulo de Husserl. El pensamiento heideggeriano es de gran profundidad y
originalidad, intentó exponer ideas nuevas y descubrir realidades desatendidas.

Uno de los tantos problemas que aborda es el del sentido del ser. Esto nos abrirá
a nosotros un camino que nos terminara dejando en el stimmung11 fundamental, que él
denomina, angustia.

En su ensayo “¿Qué es la metafísica?”, Heidegger nos acercara a preguntas y


planteos acerca de la metafísica. Sus respuestas irán tomando una manera particular de
filosofar. A lo largo de lo expuesto en su ensayo, llegará a lo conclusión que en la
angustia se hace patente la nada, dejando al dasein suspendido en la pregunta sobre la
nada, definiendo a ésta como “la negación pura y simple de la omnitud del ente”12

¿Hay entonces un stimmung fundamental que nos coloque en la nada misma? Si


la hay, esta es la angustia fundamental. Que, una vez más, es distinta al miedo. Ya que
éste se encuentra determinado, tenemos miedo de tal cosa, en cambio, la angustia se
encuentra imposibilita de determinación. La angustia nos mantiene así, suspendidos en
la pregunta y sin palabras. Muchas veces intentamos quebrar el silencio en que nos deja
la angustia con palabras que no son suficientes o que generan incoherencias (no por que
no tengamos nada que decir, sino, al contrario) aquí se revela la nada. La angustia
descubre la nada, en aquel acontecimiento del dasein se nos revela la nada.

11
Es un término alemán que hace referencia a la disposición afectiva del dasein, a un estado de ánimo o
modo de encontrarse, por medio del cual éste se abre al mundo o el mundo se le presenta con
determinadas posibilidades
12
MARTIN HEIDEGGER, ¿Qué es metafísica?, Buenos Aires, Siglo Veinte, 86.
6

La angustia es una estado de caída del dasein, un estado que no es algo negativo,
sino todo lo contrario: es su modo de ser, en el que él se mueve ordinariamente, es un
momento necesario en el que la angustia le hará patente su estar vuelto hacia el más
propio poder ser, le revela su libertad para escogerse y tomarse a sí mismo entre manos.
Así se nos revela esa patencia en la experiencia de la angustia. La importancia de ella
radica en su necesariedad para poder llegar a preguntarnos por el ser.

2.4 La angustia cristiana según Von Balthasar, breve panorama

La angustia nos va llevando a hacer un recorrido por sus distintas concepciones,


dependiendo del autor y de la época. Para problematizar la angustia planteada por
Kierkegaard y desarrollada por Heidegger, elegí traer a colación el pensamiento de
Hans Urs Von Balthasar, él, cristiano y teólogo, escribió un libro dedicada
específicamente a la angustia titulado “El cristiano y la angustia”13.

Su punto de partida será ontológico, y buscara mirar la angustia apelando a la


diferencia ontológica del ser humano, esa angustiosa diferencia ontológica, que se
expresa con diverso rostros en nuestras vidas, dicha diferencia ¿Pertenece a la hipotética
“naturaleza pura” del hombre, o es propia de la naturaleza caída? ¿Existió en Adán
antes de su primer pecado? Con estas preguntas, Balthasar critica lo dicho por
Kierkegaard, por lo que resulta interesante transitar estas preguntas y no quedarse con el
interrogante, o la mera mirada (diferente pero no mejor o peor) del filósofo danés. El
teólogo suizo expondrá respuestas posibles a este interrogante penetrando en el
cristianismo y en el seno mismo de lo que en nosotros parece ser más misterioso y
abismal: la raíz de nuestra libertad, el riesgo metafísico y la moral del acto libre.

Von Balthasar hará un recorrido histórico de la filosofía, desde la antigüedad,


pasando por los escolásticos, llegando a Hegel, Kierkegaard y Heidegger, para luego
llegar a su propia reflexión filosófica.

Nos dirá que para Platón la filosofía era considerada como admiración del ente
como tal “el parentesco entre admiración y asombro ya es platónico”14, para
introducirnos más esta característica del asombro, nombrara dos tránsitos importantes:
lo desconocido y lo conocido.

13
HANS URS VON BALTHASAR, El cristiano y la angustia, 1954
14
HANS URS VON BALTHASAR, El cristiano y la angustia, Madrid, Editorial castilla, 107
7

En Tomas de Aquino la búsqueda de la verdad está en relación con el asombro,


el cual nos mueve a la huida y no a la angustia. Balthasar dirá que ella en cuanto está es
producida en el espíritu por un mal exterior, este que puede superar la resistencia del
hombre o que se ve nulo a expresar un juicio sobre lo que admira porque tiene miedo a
no lograr hacerlo lejos de cualquier esperanza, aun así mira su porvenir.

“Aquí la antigua filosofía de la angustia tropieza con sus límites”15 y la vemos


como algo contrapuesto a la esperanza, pero todavía no nos dejamos cerrar por esta idea
ni dejamos volverla mirada puesto por Kierkegaard y Heidegger, donde para ellos el
espanto, el vértigo y la angustia se mueven como actos básico de la filosofía, es decir,
del espíritu en general.

Si nos quedamos en esta angustia filosófica y pensamos en un límite señalado


por el autor que nos hace entrar en este stimmung fundamental es la muerte, dirá que es
como un tropezón que se ve amenazado y condicionado. Así es como de a poco tenemos
que darnos cuentos de los límites, la finitud de nuestro ser, algo que está patente en
nuestra existencia: nuestra finitud.

La angustia será “un hábito del alma espiritual como tal, o del espíritu, en cuanto
como ser finito ve sus límites y los supera con la mirada”16

2.4.1 La insuficiencia de la angustia

El hombre en su finitud, se abre a la infinitud de Dios, pero no por la angustia,


sino por la fe y la esperanza, poniendo todo su ser incondicionalmente a disposición de
Dios.

Las razones por las que el hombre pudiera tener angustia quedan superadas por
la fe y la esperanza, para dejarnos de cara a la indiferenciación ante lo que decida Dios,
para ello es menester dejar atrás la angustia, que según Balthasar, es del pecado.

La angustia, vista desde Dios, es oportunidad, debería llevarnos al júbilo, pero es


preciso trascenderla, llegar a la fe y la esperanza, señales de mayor confianza en Dios.

Aquí el teólogo supera a Heidegger y Kierkegaard, la angustia es necesaria pero


para llegar a la fe y la esperanza o, esta angustia está inserta en ellas, solo así la angustia

15
Ibíd. 111
16
Ibíd. 112
8

sería necesaria para acceder al ser, de manera contrario, viviendo en la angustia


quedaremos atrapados en nuestra propia contingencia y finitud.

3 Conclusión y reflexión personal

Para ir concluyendo este ensayo, pensar en encontrar similitudes entre autores es


un desafío, dadas las distintas épocas y escuelas de pensamiento.

Como cuestión general, cabe destacar el interés demostrado por los autores en
hablar de un tema en común: la angustia. Seguimos mostrando una debida atención a la
experiencia seguida por una elección generado por encontrarnos en este stimmung
fundamental.

Von Balthasar criticara el pensamiento kierkegaardiano sobre la inocencia de la


angustia que conllevo al pecado, él nos dirá de forma clara que nuestra angustia llevada
a la acción se da por un acto libre del hombre en posición de huida

Heidegger después de su publicación sobre el preguntar metafísico intentara dar


otra respuesta a una crítica recibida, por caer en una filosofía depresiva. Respuesta que
no se aleja de la mirada de Kierkegaard y Balthasar, sobre la angustia y su relación con
la esencia del hombre, que lo mueve a una elección.

Para ellos, aunque Balthasar la trasciende, es ella la que pone al hombre en su


relación con el mundo; en la angustia se disuelven las relaciones que tiene el hombre
con las cosas, con los demás hombres e incluso con los valores espirituales,
pensamiento metafísico y las decisiones de su vida.

3.1 ¿Por qué elegí este tema?

Preguntarse y experimentar la angustia mencionada por los autores me movieron


a tratar de filosofar de manera autentica y radical.

El hombre que dejándose asombrar por las preguntas que le surgen, busca y
desea conocer aquí y ahora. Trata de dar una respuesta a los distintos momentos de su
historia donde se vio involucrado a elegir y actuar por algo. Un quehacer existencial
buscado para tratar de saciar su preguntar filosófico.

En esta actitud natural de preguntarse aquí y ahora, el hombre, animal


metafísico, se asombra y se angustia de tal manera que puede seguir cuestionándose
9

metafísicamente. Pero es preciso que no vivamos sumergidos en la angustia, podríamos


correr el riesgo de no abrirnos a la novedad sorprendente que nos trasciende, podríamos
quedarnos atados a la inmanencia y finitud de nuestra pobre existencia, es preciso dar el
salto a la fe amorosa y esperanzada que nos deja de cara a algo siempre más grande,
para algunos será Dios para otros el Ser en su totalidad, pero para a ambos, se necesario
no quedarse sumergidos en la angustia sino dar un salto desde ella.

Ser aquí, toda nuestra existencia gira en torno al dejarse cuestionar, cuanto más
nos dejemos cuestionar más nos abriremos al ser. Sin buscar tener respuestas concretas,
pero sí estando en la inquietud de la respuesta, es lo patente de nuestra naturaleza.

Para concluir, a medida que nuestro quehacer metafísico iba avanzando a lo


largo del cuatrimestre, las miradas a distintos autores más los aportes que el catedrático
iba dando, fueron creando en mi preguntas y ganas de sentirme en intento de salida de
un ensimismamiento óntico hacia un filosofar primero, algo difícil de lograr, siendo este
un punto de partida a un camino largo a recorrer.

En este camino, me crucé con la angustia, y se me fue mostrando como una


constante vibración que me llevaba a pensar. “Camino del pensar que es pensar con la
voz del ser. No es un pensar calculante sino es responder a algo que nos convocó. El ser
es nada pero nos llama a pensar”17

Concluyendo, miraría a la angustia como algo presente cuando el sujeto se topa


con su propia existencia, precisamente porque se ve envuelto en constantes elecciones.
La angustia recuerda al sujeto su importancia y es por eso que se sumerge en ese estado
de ánimo, angustia que no nos destruye sino que nos obliga a vivir, es ella, cuando
permanece dormida, que permite al hombre correr el velo para ponerlo al frente de su
desafío vital y su relación con el ente en su totalidad, para luego dar un salto de fe y
esperanza a Aquél que es causa del mundo.

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