Está en la página 1de 13

e;;

El fin del sistema


-de partido hegemónico

JACQUELINE PESCHARD*

LAS ELECCIONES COMO VEHÍCULO DE CAMBIO

e
n el curso de los últimos diez años y particularmente durante
el sexenio salinista. el réqimen político mexicano hil sufrido
cambios importantes que han lle!Jado a alterar su naturaleza
misma. pero todavía está lejos de perfilarse claramente la nue-
va institucionalidad que eventualmente se establecerá. Al amparo de la
bandera de la modernización y en el marco del proceso de qlobalización
de la economía, en México se ha ido implantando un modelo de crecí-·
miento que es prácticamente la antítesis del q1;1e estuvo vi!Jente durante
los 40 años anteriores y que en el decenio de i 980 dio muestras de a!Jo-
tamiento. El modelo neoliberal que finca su acción en la primacía del
mercado ha exiqido una reforma del Estado que ha implicado su replie-
que como tutor por excelencia de la vida económica y social. aunque la
persistencia e incluso el ahondamiento de las grandes desigualdades so-
ciales no le han permitido renunciar a su papel de agente compensador.
]_S.t9~_quJ.ll:>i()?_h~n aJej~qp al Estado mexicano delcredore.1l.Ql\!cio-
nario que le dio sustento y legitimación. cqn todo y que la flexibilidad
di"díclio-creoodio· acci"j$alfaproyectos..éiistintos como el reformismo
_______
cardenista, o el desarrollismo alemanis.ta.
..,._.....-·· Para enmarcar estÓs-cambios.
• Jacqueline Peschard, 'El fin del sistema de partido heeemonico·. Revista Mexicana de
Sociología. año LV. núm. 2. IIS·UNAM, abril-junio de 1993.

"
~-.
• 462.
···?l
. '
-. -~.!~

'
• 463 •
lACQUEliNE PESCHARD :~..-:
EL fiN DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO
:t.~:.

el propio discurso oficial ha propuesto la "reforma de la Revolución" y ~~.


banas y modernas. La certidumbre sobre los resultados electorales, que
;/;", es un rasgo distintivo de comicios de tipo plebiscitario. cedió terreno
la adopción del liberalismo social como nuevo cuadro doctrinario del ,,•,,

régimen político mexicano. Paralelamente, la sociedad mexicana se ha :;.:.


,v~··.•
ante la interrogante que es condición necesaria de una elección en el
transformado al calor de un largo proceso de modernización. tomán- ··~···· sentido estricto de opción.
dose más diversificada, compleja y urbanizada, y reclamando mayor ...- Lo que fue ocurriendo en el terreno de las elecciones repercutió nota-
participación e injerencia en los asuntos públicos mediante una qama blemente sobre los partidos políticos que encontraron respuesta a sus as-
~mplia de opciones de organización. piraciones de erigirse en protagonistas de la escena electoral, pero las
· En este agitado contexto, las elecciones que tradicionalmente fueran exigencias de la lucha comicial fueron empujándolos a adoptar posturas
rituales políticos de escasa significación. han cobrado centralidad a tal punto y estrategias cada vez más praqmáticas. 13 Por otro lado, la apuesta ~Jo'
. que se les ha erigido en factores clave para la definición del rumbo y hasta electoral sometió a los partidos de oposición a una carga de tar~· res-
i de la velocidad del cambio político. En efecto. los comicios en México es- ponsabilidades (preparar cuadros parlamentarios. tener mayor presencia
. . tan siendo. además de cajas de resonancia de las tensiones que están pro- en los organismos electorales, ejercer mayor viqilancia sobre las distintas
vocando los cambios. verdadero~tes...deLcambio político que ahí se fases de los comicios) que en buena medida sirVió para hacer más evi-
quiere identificrírcoñTatrañSición a la democracia. No cabe duda~\ dentes sus insuficiencias y precariedad. cuando no su burocratismo.
fue el parteaquas. o punto de inflexión de nuestra historia elect~ Si bien es cierto que el espectro de partidos del sistema electoral
temporánea pOrque en dicha coyuntura se condensaron los efectos de una mexicano ha sido plural y que a partir de la reforma política de 1977 se
serie de fenómenos que venían presentándose en la escena política del país. abrió al ingreso de nuevas fuerzas políticas. eiio no redundó en un.
Durante los 20 años anteriores, nuestro sistema electoral había sido un te- realineamiento partidario claro y continuo. porque fue un pluralismo
rreno recurrente de reforma liberalizadora encaminada a canaliZar las de- meramente numérico y formal. Por el contrario. la falta de tradición
mandas de los nuevos grupos y protagonistas sociales para reactivar el democrática y de estructura y cultura partidarias hicieron que la aper-
consenso en torrio suyo, es decir, la reforma electoral había estado lejos de tura provocara dos efectos: 1) la volatilidad de la oferta, puesto que las
considerarse como amenazante par!} el régimen posrevolucionario. 11 Em- experiencias electorales fueron sometiendo a las nóveles formaciones
pero. a medida que nuevos grupos y organiza~!~~~~E incorporándo- políticas a cambios en sus concepciones. estrategias y alianzas. y 2) la
s~l~ !~~~§! ei~sl<>.ral..ésta fue poco a poco adquiriendo re ocia política · dispersión y fragmentación del flanco opositor. lo cual sirvió para neu-
que Vino a revelarse clara y dramáticamente en 'ulio d f 988, uando el tralizar su potencial ofensivo y para proteger al partido hegemónico.
voto cuestionó la transmisión del poder, desafiando al sistema. .__ El hecho. entonces. de que el pluriwJ1!9.!~_!!lO fuera ~.I\iCé:liJlente !gr-
Las elecciones meXicanas que tradicionalmente revela6añ más del mªh:Qroo IÓprescri.b.e.._g~ill?..I!lª-Q?...Mr.rJf!Q.h~~mÓnÍco no significa que
sistema político que del electoátdo por su ubicación dentro de un siste- no tuviera repercusiones sobre.elfuncionami.ento r~ªI del sistema~ Es más.
ma de partido hegemónico. no competitivo. 12 empezaron a hablar tam- . ~ativo.de-laselecciones en México ha jugado un páí)"eí ·de-
bién sobre el comportamiento electoral. o sea, sobre las inclinaciones y terminante para el significado de los sucesos en ese campo-:-motivo porcl
preferencias del ciudadano. El voto cautivo/corporativo propio del PRl <:_~ª le islación en la materia ha asadQ.jiQ.L~I_l_a.l>~~Il~..cam@~~-~-e
manifestó su desgaste al tiempo que fue ganando terreno un voto de cambi~~sien o·e · oco· e·atencióm:iel reclarriú democrático.
O.,Einión, que es más cambiante y volátil. propio de sociedades'iñtfs-ur:- · ~-- Aunque la tendencia al pluripartidismo formal se recreó en 1988 y
aún después (en 1988 contendieron ocho partidos político~_y en~ ~- ..
-~~.~

11
Para una discusión sobre el concepto de liberalización política. véase Guillermo
O'Donnell. P. Schmiuer y l;. Whitehead (comps.). Transiciones desde un gobierno auto·
ra
dos más). (l_parÍir de entonces verdadera lucha se viene dando entre
-~---·V
--v _j

ritario, Argentina. Ed. Paidós. 1986. " Para el desarrollo de esta hipótesis. véase Jacqueline Peschard. -Los procesos electora·
" Esta es una característica qeneral de los sistemas no competitivos. Véase el estudio clá- les y sus repercusiones políticas Ú982·1987)". en Gennán Pérez y Samuel León. 17 án·
sico de W. J. M. Mackenzie, Elecciones libres. Madrid, Ed. Tecnos. 1962. qulos de un sexenio, UNAM. Plaza yValdés. 1987. pp.l69-187.

'-~
: ·~·: -;.;

• 464. '"•l1'/!': • 465.


IACQUELJNE PESC/!ARD
EL FIN DEL SISTEMA DE PARTIDO t!EGEMÓNICO

-i tres qrandes fuerzas políticas {PRI. PAN, FDN primero y con el PRO des-
¡
Si antes de 1988 se pensaba que para que el sistema ~anara en credi-
i pués). pero en un plano polarizado PRI/oposición. es decir. en torno a un .bilidad era necesario que perdiera el PRI. ceder hoy la plaza parece re-
\ eje táctico/estraté~ico que responde al objetivo de socavar las bases de quisito necesario para controlar el conflicto.
,! la heqemonía priísta como requisito indispensable de la transición, más La desconfianza. sumada al conflicto. son siqnos que hablan del a~o­
"'1 1 que a un eje ideoló¡zico, fincado en la promoción de ciertos principios y tamiento del sistema de partido hegemónico. De acuerdo con la clasifi-
¡ postulados políticos. 14 Esto explica por qué en Baja California en 1989. el cación de Giovanni Sartori, el sistema de partido hegemónico está reñido
\ PAN encabezó exitosamente la lucha por la alternancia local después de con la competencia y la alternancia en la medida en que está centrado
/ que un año antes. en las elecciones federales, quien había desplazado al en un solo partido. ya que aunque existen otros partidos políticos auto-
l!_RI había sido precisamente el candidato deii'DN. 15 rizados. no hay una pauta efectivamente pluralista. sino un sistema en
Dado que no se ha borrado la asimetría entre el PRI y el resto de ios dos niveles. de acuerdo con el cual el partido heqemónico asiqna a dis-
partidos políticos, la estrate¡zia de lucha de la oposición se centró pri- creción una fracción de su poder a los partidos secundarios. De tal suer-
mero en el cuestionamiento a la le!¡!itimidad del sufra~io. pero poco te. el mosaico de los partidos es más una disposición de colaboración
después saltaría para abarcar la disputa por el poder mismo, aunque que de confrontación y el partido hegemónico se queda en el poder
dentro de un mapa re~ionalmente diferenciado y hasta contrastado. de ·quiera o no" porque no existe sanción alguna que lo comprometa a
acuerdo con la presencia de la oposición y. desde lueqo, con el qrado de actuar con responsabilidad. 17
des~aste del partido oficial. 16 Existe un acuerdo bastante ~eneralizado en cuanto a que _ill hege-
En este marco de desiqualdad de los sujeios político-electorales. la .~ ,!pOnía priísta se guebró en 1988 porque fue una contienda competida
relevancia política que han cobnido los comicios en México ha estado '"'. en la que los partidos se._oisputaron efectivamente el más alto carSJo
lejos de redundar en la eliminación de la desconfianza de la población político. sin embar~o.la recuperación electoral del PRI en las elecciones
en tomo a eiios. Es más. la falta de credibilidad de las elecciones parece federales d~e ha interpretado si no como una vuelta a la situa-
estar en relación directa con los niveles de significación política que ción anterior a 1988\)í como una restauración dgl_sistemaJ8
·és~as han adquirido.
En este trabaJo ¡{retendo mostrar cómo el fenómeno de 1988 alteró
Aunque la desconfianza frente a los procesos electora.Ies es un dato el siqnificado y la dimensión de las elecciones en México. borrando la
añejo. en la actualidad el fraude ha pasado a ocupar el centro del deba- posibilidad de una reestructuración del sistema en sentido hegemóni-
te en torno al voto y el reclamo social en su contra se li.a convertido en co. aunque ello no signifique inmediata ni consecuentemente que el
el eje de la movilización electoral y hasta del estallido del conflicto. Di:: sistema sea ya competitivo o pluripartidista en sentido estricto, ni tam-
cho de otra manera. ahí donde la oposición tiene posibilidades si no de\ poco que las victorias del partido oficial sean auténticas y validadas. lo
triunfar. al menos de poner en duda la victoria priísta. o sea. donde ti e- ! cual es un requisito indispensable para alcanzar aljJuna de las cateqorías
ne capacidad de veto, las elecciones· han significado.confrontación. sal- \ de sistemas competitivos de acuerdo con el propio Sartori. En este sen-
vo cuando los resultados oficiales han favorecido a la oposición. \ tido, considero que el sistema electoral mexicano atraviesa por una fase
.-r--'
" Véase Juan Molinar. "The Future of the Electoral System·. en Wayne A.Comelius. J. Gen- claramente de transición, puesto que la Ióqica que lo sustentaba ya no
tleman y P. Smith (eds.). Mexico 's Altematlve Political Fu cures. Center for U.S. Mexican funciona. pero no se han acabado de trazar los fundamentos de la que
Studies. University of California. San Diego. 1989. pp. 265·290. habrá de tomar su lugar. .
•s Para una explicación del fenómeno de Baja California, véase Tonatiuh Guillén López.
"Baja California. una década de cambio polfti.co·. en Tonatiuh Guillén L6pez (coord.).
Frontera Norte. Una década de polícica eleccoraf. El Cole¡¡io de México. El Cole¡¡io de la " Véase Giovanni Sartori. Partidos y sistemas de partidos, Alianza Universidad. 1976. pp.
Frontera Norte. 1992, pp.I3!H85. · 277-289.
" Juan Molinar sostiene que lo que hoy está en.jueeo en .las elecciones mexicanas es la 11
Véase Alberto Aziz. "1991: las elecciones de la res¡auración". en A. Aziz y J. Peschard
le¡¡itimidad del poder más que el poder mismo. Véase "La lel!itimidad perdida·. en Nexos. (coords.). Las efecclon.es federales de 1991. CUH. UNAM·Porrúa. 1992, pp. 21 5·242.
núm. 164. a¡¡ostode 1991. pp. 7-10.
··:·.

.t·

~-
J.::.
ft,
··p··~ ~:;_:-~.;
--~'""':;

:· ': .. • 467 •
• 466. --~-

·~·-.

JACQUEWIE PESCIIAAD EL FIN DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO

Desde una perspectiva de la evolución del sistema de partido hege- de los partidos políticos a la arena electoral (por los enormes requisitos
mónico. el sistema electoral mexicano contemporáneo ha transitado que se exigían para acceder al registro y por la total discrecionalidad de
por tres fases: 1) de constru<:ción y consolidación hegemónica (1946- la Secretaría de Gobernación para otorgarlo o retirarlo). y 3) el método
1976), 2) de hegemonía en el marco de la liberalización política (1977- de escrutinio mayoritario y la autocalificación (porque no daba cabida
20
1987), y 3)de caída de la hegemonía (1988-1992). a las minorías y se sancionaba a sí mismo).
Una vez que a mediados de los años cincuenta se instauraron el se-
creto en la sucesión presidencial y el llamado "carro completo" que sig-
ELEVACIÓN Y CAÍDA DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO nificaba reglas autoritarias de selección de candidatos, pero triunfos
seguros para los agraciados. se estableció una fórmula de entendimien-
Construcción y consolidación hegemónica (1946-1976) to dentro de la élite política y alrededor del jefe del ejecutivo y se conso-
lidó la hegemonía del PRI en un acomodo partidario estabilizado.
La Ley Federal Electoral de 1946 marca el inicio de la institucionalización compuesto por éste y tres partidos más. de los cuales sólo uno. el PAN.
de los procesos electorales en México. y aunque según las cifras oficiales podía clasificarse en estricto sentido como de oposición leal. además de
desde entonces y hasta el inicio de los setentas. el PRI alcanzó en general ser el único capaz de ganar alqunos escaños (cuadro 2).
votaciones nacionales por encima del 80%, y se apoderó de la gran mayo- A pesar de que al inicio de los años sesenta se introdujo en el sistema
ría de los escaños (más del90% de las diputaciones federales) en un mar- electoral un elemento de compensación para las minorías -los diputa-
co de alta participación del electorado (entre 70 y 80% de los dos de partido-. ésta fue en realidad la expresión más qráfica del sistema
empadronados). su dominio electoral llegó a ser cuestionado en eleccio- en dos niveles del que habla Sartori. porque implicó la asignación dife-
nes presidenciales por fracciones que se desprendieron del propio PRI (el renciada de espacios de representación para los partidos minoritarios.
padi!Iismo en 1946 y el henriquismo en 1952). '9 (cuadro 1, gráfica 1) · con lo cual se veían beneficiados. pero conqelados en dicha posición.
Dicho de otra manera, el acomodo hegemónico no se dio de entra- Con esta fórmula. el PRI podía ganar todo sin reservas y sin que parecie-
da, o de una vez y para siempre. debido a que la Unidad de la élite priísta ra un monopolio porque ya estaba fijada una pista de representación
no estaba todavía bien asentada. De hecho. algo que contribuyó a segura y propia de las minorías (cuadro 2).
cohesionar a la familia revolucionaria, fue precisamente el monopolio Cabe señalar que esta última parte del período de consolidación
del PR! sobre el voto y sobre el recuento que dotó al sistema de un am- hegemónica que tuvo su expresión eri contiendas electorales básica-
plio margen de maniobra en la asignación de recompensas por la disci- mente ritualistas. no estuvo exenta de manifestaciones de conflicto. pero
plina partidaria. éstas ocurrieron en comicios locales que 1:10 alcanzaron dimensión na-
En cambio. el marco legal que a partir de entonces normaría los cional (por ejemplo en San Luis Potosí 1958-1961; Baja California 1957;
procesos electorales federales sí respondía ya a las exigencias de un sis- Guerrero 1961). .
tema de partido hegemónico en la medida en que se caracterizó por: 1) . Al comenzar los años setenta. una serie de eventos políticos dieron
el. control centralizado del gobierno sobre la organización. el cómputo cuenta del desqaste del sistema de partido hegemónico. motivado en
y la calificación de los comicios (por la presencia privilegiada del go- buena medida por los cambios que la sociedad mexicana había venido
bierno y su partido en los órganos electorales), 2) el ingreso restringido padeciendo. Al movimiento estudiantil de 1968. se sumaron la guerrilla
rural y urbana. la insurgencia sindical. la rebelión empresarial y hasta el
'
9
Existen diversos trabajos paniculannente sobre el henriquismo. Véase O~ Pellicer de Brody. surqimiento de nuevos partidos políticos. lo cual mostraba que el entra-
-r.a oposición en México: el caso del henriquismo". en Las crisis en el sistema político mexi-
cano (1928-1977). El Colegio de México. 1977. pp. 31-45: Octavto Rodríguez Araujo. ·a 10 Para un análisis de la primera legislación electoral de carácter federal. véase Luis Medina.
henriquismo: la última disidencia política organizada en México·. en CarlosMartínezAssad. "Evolución electoral en el México contemporáneo". Relorma Polftica. Gaceta Informa-
La sucesión presidencial en México. UNAM-Nueva Imagen. 1981. pp. 137-173. Uva de la Comisión Federal Electoral. 1978._pp. 18-25. ·
• 468.
• 469.
JACQUELINE PESCHARD
EL FIN DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO

Cuadro 1 Abstención y votos nulos


Cuadro 2 Distribución de curules por panido político
Año ~-~~
Padrón Abstención (96) Votos nidos (96)" Año PRJ PAN Otros
1946 2 654 685 1:5.6 N. D. 1946 134 4 5
1949 2 560 503 27.7 N. D. 1949 141 4 1
1952 4 901 741 25.5 0.01 1952 151 5 5
1955 8 941 056 31.2 0.17 1955 152 6 3
1951\ 10 443 465 28.4 0.14 1958 152 6 3
1961 10004 296 31.7 0.64 PPS PAAM
1964 13 589 594 33.4 0.14 1961 172 5 1 o
1967 15 821 115 37.4 0.17 1964 175 2(18) 1(9) 0(5)'
1970 21653817 35.7 4.13 1967 177 1(19) 0(10) 0(5)
1973 24 863 263 39.6 10.9.0 1970 178 0(20) 0(10) 0(5)
1976 25 912 986 38.0 6.00 1973 189 4(21) 0(19) 1(6)
1979 27 937 237 50.7 5.90 1976 194 0(20) 0(11) 1(8)
1982 31 526 386 33.2 0.04 POM PCM PST
1985 35 196 525 49.4 4.70 1979 296 4(39) 0(11) 0(12) 0(10) 0(18) 0(10)
1988 38 074 926 52.6 1.80 PSUM
1991 36 695 320 •• 36.1 5.7o 1982 299 1(50) 0(1.0) 0(12) 0(17) 0(11)
' Abarca los votos a favor de candidatos no registrados y los llOtos anulados. ·PSUM PRT PMT
" Esta cifra se refiere a la lista nominal (empadronados con credencia O.
Fuenres: De 1946 a 1958 son del Re¡¡Jstro Nacional de Electores, de 1961 a 1988. de Silvia Gómez Taqle. 1985 289 9(32) 0(11) 2(9) 0(12) 0(12) 0(12) 0{6) 0(6)
"Las estadfstlcas electOrales de·la Reforma Política·. Cuadernos del cz n6m. 34. El Colegio de México. PMS PFCRN
1990. Cálculos de la autora.
1988 233(27) 38{63) 4(32) 5(25) 15(19) 5(34)
PIÍD PFCRN
mado corporativo. sostén de la hegemonía priÍsta. era ya insuficiente
1991 289(30) 10(79) 0(12) 0(15) 0(41) 0(23)
para encuadrar y pretender representar a los distintos grupos sociales.
Paralelamente, los datos electorales. a pesar de las dudas sobre su _ • Las cifras entre paréntesis corresponden a los dip\Jtados de partido de 1964 a 1976y a los de
veracidad; empezaron a mostrar focos rojos por una tendencia al creci- representación proporcional de 1979 en adelante.
miento de la abstención y de los votos no reqistrados que anunciaban si Fuente: lacqueline Peschard. Las elecciones en el D. F. 1946·1985. tesis de maestrfa. J'CPYS y Alberto Azi~.
"1991: las elecciones de la restauración". en AAzi~y J. Peschard. Las elecciones federales de 1991. UNAM·
no una clara protesta. al menos una cierta desafección de la población Porrúa. 1992. pp. 215·242. ·
hacia los comicios (cuadro 1). El consenso pasivo. o la conformidad con
el estado de cosas existente que había sido pilar de_ la estabilidad políti-
ca empezaba a mostrar fisuras. este contexto. la respuesta gubernamental fue optar por fórmulas de
apertura política para evitar el endurecimiento del sistema y asequrar
Lá falta de un candidato presidencial de oposición legalmentE; reqis-
su continuidad. Reformar para reforzar lo existente fue el propósito cen-
trado en 1976 fue otro signo del desgaste del sistema hegemónico. En
tral de la reforma política de 1977 que inauquraría la segunda fase de la

~...
,,--,.:-· ·~'~

• 470· • 471 •
JACQUELINE PESCHARD El fiN DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO

evolución del sistema de partido he~emónico que. por otra parte, sería Gráfica 1 Votación y representación PRI 1oposición
la última en la que la apuesta oficial se cifrara en la perpetuación de 120~----------------------------------------------,
dicho sistema. 2 '
100

Hegemonía en un marco de liberalización política (1977-1986)


ao
Aun cuando desde el inicio de los años sesenta. el sistema electoral
mexicano empezó a experimentar reformas para miti~ar el monopolio 60
priísta dentro de la Cámara de Diputados (los diputados de partido en
!963) y para ampliar los espacios de participación (extensión del sufra- 40
~io a los mayores de 18 años en 1970},las elecciones mexicanas si~uie­
ron sin ocupar un lugar importante dentro del escenario político
nacional. En cambio, desde que arrancó el proceso de corisultn para la
20
reforma en 1977. el tema electoral fue gradualmente ocupando espa-
1 'Y
1

cios de interés para la opinión pública. o 1 1 1 f 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1


1946 1949 1952 1955 1958 1961 1964 1967 1970 1973 1976 1979 1982 1985 1988 1991
Por primera vez en la historia. la Ley federal de Organizaciones Años de elecdones
Políticas y Procesos Electoraies (LFOPPE) fue aprobada después de una _.__ Votación PRI --*"- Representación PRI
amplia consulta pública. que si bien fue más un acto simbólico que un --6-- Votación oposición - - - - Representación oposición
canal real para que partidos y sectores interesados incidieran sobre los
contenidos de la reforma. sí sentó precedente. La LFOPPE relajó el con-
trol gubernamental sobre el ingreso de los partidos políticos a la esce- plemento de la mayoritaria para estimular a las minorías y reducir la
na electoral y, por lo tanto sobre su participación en el reparto de
sobrerrepresentación del PRI. 22
asientos en la Cámara de Diputados. al abrirse el registro condiciona- El efecto de la nueva le~islación sobre el universo el~ctoral mexica-
do a los resultados de las elecciones que dispensaba a los partidos po- no se hizo palpable en los nuevos rangos de votación que obtuvieron el
líticos del requisito de acreditar 65 000 miembros en la mitad de las PRI (entre 65 y 70%) y el conjunto de los partidos en el flanco opositor ·
entidades del país. o de los distritos electorales. que era necesario para (entre 25 y 30%) en las tres elecciones que estuvieron regidas por la LFOPPE
obtener el registro definitivo (artículo 27): al dejar la decisión del regis- y en .una Cámara de Diputados que pasó a contar como mínimo con
tro en la Comisión federal Electoral y ya no en la Secretaría de Gober- una cuarta parte de diputados de oposición (antes el máximo de repre-
nación: al reglamentar el acceso de los partidos a los medios de sentación de la oposición había sido de 1796) (Gráfica 1, cuadro 2).
comunicación. al apoyo oficial para sus campañas y a una serie de
franquicias y exenciones de impuestos. y al permitir el establecimien-
to de coaliciones y de candidaturas comunes (artículos 48 y 60-67). 22 El mecanismo de asienación de las curules de representación proporcional tenía un
Paralelamente. se introdujo la representación proporcional como com- propósito equilibrador y panía del presupuesto del dominio prilsta. ya que el anlculo
54 constitucional disponla que aquel partido que obtuviese 60 o más constancias de
mayorla no tendrfa acceso al reparto de asientos de representación proporcional. Ha-
•• Para un análisis desde los diversos puntos de vista sobre el momento de la reforma ber fijado el tope en un mínimo de 15% de la representación total (60 de los 400 asien-
pol!tica, véase Pablo González Casanova y Enrique Florescano (coords.). México hoy. tos) revela que no se vislumbraba la posibilidad de que el PRI perdiera la mayorfa abso-
Siglo XXI. 1979, particularmente la tercera parte dedicada a la política. luta y calificada en la Cámara de Diputados.

r~·
j~
··.~~·

• 472. • 473.
IACQUELINE PESCHARD H FIN DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO

Cabe señalar que estos reacomodos en las preferencias electorales mo más de manipulación del ré.qimen sobre la oposición y porque su
no se reflejaron en el ámbito de la asistencia a las urnas. ya que los nive- parti €ipftció1 1só ro ~efvirla pa-ra:Ie{li tirria:r...:aJ.::sisréma.:ei&tor~áf.af.co.ñíe­
les de abstención se dispararon hasta el 50% en las elecciones interme- ~na imaqen de pluralidad. Su solicitud de re~iue presentada
~o~

a
dias (cuadro 1). Y es que a pesar de que la oferta electoral efectivamente
~RT~ue re~istro
cedida sino hast 1985. en cambio en
se enriqueció. y que la distancia entre el partido oficial y el resto se re- í se les otorqó al habían obteni o su como
dujo. ésta siquió siendo abismal. es decir. no se trazaron condiciones a o aciones políticas antes de 1979 bajo la denominación de Movimien-
efectivas de competencia entre los partidos que es lo que teóricamente to por el Partido Revolucionario de los Trabajadores y Acción Comuni-
estimula la participación electoral. 2~ Desde entonces. las cifras sobre taria A. C.. respectivamente. 26
abstención empezaron a considerarse como las más inconsistentes y La puesta en viqor de la LFOPPE provocó cambios en las estrateszias
menos creíbles, y por lo tanto las que menos ayudan a establecer ten- de lucha de los partidos leqalmente reconocidos. La acción electoral
dencias o a hacer comparaciones. 24 cobró .preeminencia sobre otro tipo de tareas partidarias y el praq-
Los elementos novedosos que se introdujeron con la reforma de 1977 matismo fue qanándole terreno a las posturas qoctrinarias. Así. las co-
reanimaron el carácter heqemónico del sistema de partidos en la medi- rrientes de izquierda rápidamente vieron las desventajas de su dispersión
da en que ratificaron la existencia de las dos pistas o niveles diferencia- y se lanzaron a la búsqueda de fórmulas de unificación que en el caso
dos de lucha de los partidos políticos (la pista de los distritos mayofitarios del Partido Comunista siqnificó abandonar definiciones ideolóqicas y
para el PRI y la de las circunscripciones plurinominales para los partidos tácticas de..lucha previas. que. por otra parte. ya empezaban a perder
de oposición). ya que aunque la oposición estaba obli.qada a participar viqencia en la esfera internacional.
en la contienda distrital (tenía que postular cuando menos a 100 candi- De tal suerte, sólo cuatro años después de promulqada la LFOPPE. se
datos a diputados de mayoría para tener derecho a competir por los ·disolvió el partido más viejo del México posrevolucionario. el PCM. y de
escaños de representación proporcional-artículo 54 constitucional). su su convergencia con el MAP. el PSR. el PPM y us surqió el Partido Socialista
eficacia en ese terreno fue muy reducida por no decir que prácticamen- Unificado de México (PSUM) que contendió en dos elecciones federales.
te nula (cuadro 2). Fue necesario que transcurriera la primera elección para posteriormente. en.l987. emprender un nuevo intento unificador
reqida por la LFOPPE para que ésta cobrara carta de naturalización entre que dio Iuqar al Partido Mexicano Socialista (PMS) que inte~ró al PSUM. al
los partidos políticos, incluido el propio PRI. cuyo sector obrero presen- PMT, al MRP y a la UIC. 27
tó una alternativa de reforma económica para mostrar su desacuerdo Al arrancar la década de los ochenta. el panorama electora~tró
con la nueva leqislación electoral qUe se consideraba amenEepara una suma de cambios. pues .en la contienda presidencial d(~ la
sus privileqios. 25 En el flanco de la izquierda. partidos como e MT ( exi- votación del candidato del PRI no solamente confirmó la tendencta a la
cano de los Trabajadores) se rehusaron en un primer mome a ser baja. sino que experimentó una caída inusitada dit9 pumos.poréell-
interlocutores de la ~or~nsideraban como un mecanis- 1ilafes- respecto-cde-Ia- de-seis-años.a.ntes.. Con-ello;- el·PRI-abandonó el
. . ~· ------------·-·~·---:------____
rango cómodo de 80% de la votación que había tenido tradicionalmen-
113
Detrás de esta afirmación hay evidentemente una visión racional-instrumental del com- te. pero ello no impidió que mantuviera una distancia abismal (de 50
portamiento electoral de acuerdo con la cual los patrones del voto dependen de los
bienes polfticos que se ofrecen. Véase Marqaret Conway. Política! Participarían in che puntos porcentuales) respecto del candidato del PAN, con todo y que
Uníteá States. Washington. Conqressional Quarterly Press. 1991, pp. 12·13. alcani:ó a captar cerca de cuatro millones de votos (cuadro 3). Empero,
1
' Existe un acuerdo bastante generallzado.entre los estudiosos de elecciones en México
respecto de que los da!os oficiales no son verídicos pero sí permiten dibujar tendencias .;~
,.. .. Véase Juan Molinar. El tiempo de la Ieqi!imidad. Cal y Arena. 1991. p. 102.
generales. ·
" Esta propuesta se formuló d.urante la reunión del Congreso del Trabajo de julio de 1978.
Véase Pablo González Casanova. •ta reforma política y sus perspectivas·. en Reforma
tr ~' El PSUM surgió en 1981 de la unión del MAP (Movimiento de Acción Popular). el PSR
(Partido Socialista Revolucionario). el PPM {del Pueblo Mexicano) y US (Unidad Socialis-
ta). En 1987 se conformó el PMS de la [usión del PSUM. el PMT. el MRP {Movimiento Revo-
Política. Gaceta Informativa de la Comisión Federal Electoral. 1979. ·s lucionario del Pueblo) y la UIC (Unidad de Izquierda Comunista).
:i]:
-~
~k

1
·~.
'
·¡
• 474.
JACQUELINE PESCHA~D

la caída del voto priísta se vio compensada porque sólo perdió una di-
putación de mayoría. porque las cifras de abstención fueron muy bajas
{25.2% en la elección presidencial y 3.2% en la de diputados) y porque
1 • 475.
EL fiN DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO

cia" electoral,3° que se dejó sentir con mayor fuerza en los estados que
desde los años sesenta venían dibujándose como entidades con arraigo
panista y que en los ochenta eran asientos importantes de. empresarios
los votos no re~istrados y anulados desaparecieron. aunque no como inconformes
=-------. - Cafifor.nia...éii'(h~~huaJruanajuato:-So-norií:'Sinaloa--
(Baja -· ........ ··- ......... ,........... ,. _.. . . . .. . .-.
,_~~-. •
producto de la voluntad del electorado. sino por una disposición jurídi- Duran~o. Nuevo León y Jalisco). 31 . · - - · -· · - - ·
ca que estableció que no se considerarían dichos votos. 26 La crists econoiñica de iOs-~ch~~ta y las dificultades del gobierno para
También contribuyó a le~itimar la elección el hecho de que conten- administrarla fueron el catalizador del reclamo democrático que invadió
dieran seis candidatos presidenciales de oposición. aunque esta explo- el universo político mexicano en forma semejante a lo que ocurría para-
sión numérica de aspirantes y campañas sirvió para hacer más lelamente en América Latina. La arena electoral devino terreno propicio
contrastante la precariedad de sus apoyos (los seis candidatos juntos para la expresión del descontento porque ofrecía la oportunidad de agre-
alcanzaron apenas el 24.4% de los votos, mientras que el PRI se llevó el gar la protesta tanto de los sectores urbanos más individualizados que se
68.4%. En el terreno de las diputaciones. el PRI se llevó 299 curules de hallaban dispersos. como de la parte socialmente más marginada. y de
mayoría y las restantes fueron para el PAN) (cuadro 2). activar dicha protesta en función del esquema de polarización (PRI/PAN)
En estos términos. la zona de competencia se circunscribía a las que asumió la lucha electoral a mediados de la década. De hecho. varios
curules complementarias de representación proporcional que se dispu- ~ctores sociales extraelectorales como los empresa~_Qs. la j~~_él!:9,':!Í~ c.ató-
taban los partidos de oposición entre sí. La fórmula electoral para la lica y hasta el IJOb'temo norteamericano v1eron en las elecciones una opor-
distribución de dichas curules (de primera proporcionalidad). que fue -tunidad para incrementar sü-capacid:~"d de pre?.!<?.n.;;gl).r~..el gobierno
dispuesta y ratificada cada tres años por la Comisión Federal Electoral, ~icano a través de un respald9J.q¡J?.ik!!9"i!i~~~!qe.r?.-nc!él panista.32
fue una herramienta jurídica más que el ~obiemo tuvo en sus manos Hacia mediados de los años ochenta, la. importancia de las elecciones
para favorecer a los partidos minoritarios con votaciones más bajas y creció en forma acelerada y asociada con la debilidad del sustento moral
frenar la proyección de aquéllos con votaciones relativamente más al- del sistema electoral. pero también porque a~unas de las contiendas es-
29
tas. es decir. le permitió recrear la dispersión del voto opositor. tatales empezaron a desafiar directamente al sistema. El tema de la mani-
Mucho se ha dicho que la reforma política de 1977 fue hecha para la pulación oficial del voto cubrió por completo el debate en tomo a las
izquierda. pero que en realidad fue la derecha. el PAN. quien la capitalizó urnas. lo que repercutió positivamente sobre la capacidad del PAN para
porque aprovechó su larga experiencia en las lides electorales y la co- movilizar a los electores y poner en entredicho los triunfos priístas.
yuntura favorable ofrecida por la nacionaiizaeión-áe-la-banea-·(1-g Chihuahua 1986 fue el caso paradiqmático· porque a la protesta panista
que hizo que ciertos grupos em~resariales descontentos con la medida frente al fraude que se desple~ó tanto dentro como fuera del país, se su-
buscaran incorporársele. Esto significó la inyección de nuevos recursos maron grupos de intelectuales con una influencia importante en la opi-
y nuevos bríos que empujaron al PAN hacia una ofensiva o "impacien- nión pública nacional qu~ cuestionaron la validez de los resultados. 33

28
,. Véase Soledad Loaeza. "El Partido Acción Nacional: de la oposición leal a la impacien-
En 1982, los datos oficiales no consideraron las cUras de los votos anulados ¡¡racias a lo cia electoral", eñ S. Loaeza y R. Se¡¡ovia (comps.). La vida polftica mexicana en la crisis,
dispuesto por el artículo 212 de la LfOPPE, reformado ese año. Para una relación El Colegio de México. 1987, pp. 77-106
pormenorizada del problema de los votos anulados; véase Juan Molinar, "Vicisitudes de " Para una ¡¡eoqraffi¡ completa de la fuerza panista, véase Juan Reyes del Campillo. Alejan-
una reforma electoral". en S. Loaeza y R. Seiovia, La vida poUtica mexicana ... op. cic.. dro Carrillo Luv!anos. Miquel Ángel Romero. ·eompetitividad.leqitimidad y reforma elec-
pp. 25-41. Posteriormente. esta re¡¡la se institucionalizó en la fórmula de la llamada toral en México". en El Cotidiano. núm. 50, septiembre-octubre de 1992. pp. 92-94.
·votación efectiva· que solamente toma en cuenta los votos destinados a partidos re- " Esta polarización de la lucha electoral esta detallada en Jacqueline Peschard. "Las elec-
¡¡istrados, i¡¡norando los sufra¡¡ios para candidatos no re¡¡istrados o anulados. ciones en el sexenio de la crisis". en C. Bazdresch. N. Bucay. S. Loaeza y N. Lustiq, Méxi-
.. Una explicación de las implicaciones de las fórmulas electorales puede consultarse en co. auge, crisis y ajuste, !'CE. 1992. pp. 212-236.
Javier Patiño Camarena. Análisis de la reformapolftica. UNAM. 1980. pp. 104-112. " El resultado del reclamo fue el artículo de Juan Molinar. "Reqreso a Chihuahua·. Nexos.
núm. 111. de marzo de 1987. que analizó la documentación oficial proporcionada por
la Secretaria de Gobernación.

;~~
:..-:.~:.
• 476.
-,-
... ~~.
w
..
• 477.
JACQUELINE PESCHARD EL fiN DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO

En esta coyuntura. el centro del debate se desplazó del asunto del A diferencia de las le~islaciones anteriores, el Códi~o federal Elec-
re~istro y representación de los partidos políticos hacia el problema de toral sur~ió como reacción del gobierno frente a signos amenazantes
los orqanismos encarqados de realizar los comicios y hacer el cómputo para su control sobre las urnas. sin embargo, no pudo preveer la embes-
de los votos. en particular de la Comisión federal Electoral que concen- tida que significarían los comicios presidenciales de 1988, pues con todo
traba una cantidad enorme de facultades. y los candados que puso no logró mantener el proceso dentro de los
En este contexto de cuestiona miento al sistema elector~e despe- marcos de respeto a la leqalidad.
que de la ofensiva sobre todo panista. la reforma electoral d~que dio
lu~ar al Códiqo federal Electoral respondió a presiones de la oposición a
la vez que a propósuos dt:n::mtnz>lcrel··o1iCffi1fsmo que 1~ a: 1) am- La caída del sistema de partido hef!emónico (1988- )
p!íaflosespaciosaerepresemat:iórr;-·atmrentandtJa2óo las curules de
representación proporcional. pero permitiendo que el PRI participara de Julio de 1988 constituye un parteaquas en la historia electoral porque
dicho reparto; 2) evitar la pulverización del espectro político. limitando el trastocó uno de los pilares clave de la hegemonía priísta: la capacidad
acceso de los partidos políticos a la arena electoral con la eliminación del para ase~urar la transmisión pacífica del poder dentro de la misma élite
registro condicionado y de la fi~ura de las asociaciones políticas: 3) refor- y av~~ por un consenso electoral.
zar el control oficial sobre los or~anismos electorales para que el qobier- ~epresenta el mayor cuestionamiento al régimen posrevolu-
no ya no tuviera que depender de la alianza con los llamados:. partidos cionano desde su institucionalización porque a pesar de que la oposición
paraestatales; 4) fortalecer la posición mayoritaria en la Cámara de Dipu- no pudo probar la maqnitud del fraude, el partido del gobierno tampoco
tados (a través del llamado ·candado de qobemabilidad"). y 5) dar cauce pudo documentar su triunfo que quedó manchado por la "caída del siste-
a las impugnaciones que surgieran por irreqularidades en los procesos. ma·. por el hecho de que sólo se dieron a conocer las actas de 29ooo
La tensión entre el afán de reforzar el control por parte del qobiemo y casillas (56% del total). y por las anomalías e inconsistencias de los datos. ~5
su necesidad de responder a las demandas de la oposición hicieron que La contienda de 1988 fue competida no solamente porque por pri-
de. manera inusitada. la iniciativa de reforma del ejecutivo sufriera modi- mera vez ganadores y perdedores no estuvieron predeterminados. sino
ficaciones importantes en la Cámara de Diputados, entre las que destaca porque los partidos de oposición lograron_,Q~Q.l!L&rle...cl.lriunlo....-ªLP..B_I
por su sentido involutivo la relativa a la representación de los partidos justamente en la cúspide de la pirá,J:n!Q~..PQ!.í.!!~ª'
políticos dentro de la Comisión Federal Electoral, que en lugar de una .--La votación del candidato presidencial del PRI cayó 18puntos por-
restricción como proponía la iniciativa presidencial (sólo tendrían voz y centuales respecto de 1982, es decir. en una proporción muy semejante
voto los tres partidos electoralmente más fuertes). introdujo una propor- a la de seis años antés. pero en esta ocasión ya no pudo captar la mayo-
cionalidad que implicaba un ses~o mayor (cada partido tendría un nú- ría absoluta de los sufragios emitidos (48.9%). aunque sí lo loqró con
mero de representantes de· acuerdo con su nivel de votación en la relación a la llamada votación efectiva (50.7%), que considera única-
contienda federal previa). Esta fórmula le permitió al PRI acceder a 16 mente la votación diriqida a los partidos políticos registrados (cuadro
puestos dentro de la CFE, gracias a lo cual ase~uró de entrada una mayo- 2). Esta disminución implicó, además, que el candidato priísta perdiera
ría de votos dentro delór~ano central electoral. que lo liberó de cualquier la votación en cinco entidades federativas (Michoacán. Distrito federal.
necesidad de pactar con los partidos comparsas para sacar adelante deci-
siones favorables al oficíalismo. 34 " Las elecciones de 1988 han sido ampliamente analizadas en obras colectivas. Pablo
González Casanova (coord.). Segundo Informe sobre la democracia. México el 6 de
julio de 1988. Siqlo XXI-UNAM, 1990: J. P. Leal. J. Peschard y C. Rivera (comps.). Las elec-
1
Para una exposición detallada de la reforma electoral de 1987. véase José Woldenberq. :.:.
' :~. ciones federales de 1988.FCPyS.• UNAM. 1989: Jaime González Graf (comp.), Las eleccio-
"La reforma electoral de 1986-. en Germán Pérez y Samuel León. 17 ángulos de un -~: nes de 1988 y la crisis del sistema pcjUtico. IMEP-Diana. 1989: José 'Barberán et al.. l<adio-
sexenio. UNAM. Plaza y Valdés. 1987. pp. 225·245. grafía del fraude. Nuestro Tiempo 1988.

·i··

l ... .

l
• 478.
JACQUELJNE PfSCHAilO

Estado de México. Morelos y Baja California). y en 119 de los 300 distri-


tos electorales, equivalentes al 40% de los mismos.
1 • 479 •
EL FIN DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO

nificación del reclamo democrático. pero también del deseo de cam-


biar rescatando lo propio. lo verdaderamente arraiqado. 37
Este descenso priísta se dio. además. en el contexto de un incremento Una vez evidenciada la crisis del sistema electoral. la prequma perti-
inusitado del nivel de abstención (subió de 25.2% en 1982 a 42.4% en 1988). nente era si éste podría restructurarse en sentido heqemónico. o si se
lo cual alimentó la desconfianza en las cifras oficiales. ya que por una vería obliqado a transitar hacia otro tipo de sistema de partido y, en
parte se trataba de unas elecciones presidenciales que generalmente son dado caso, hacia cuál de ellos.
más concurridas y se había dado una competencia inusitada. y por otra. La respuesta del gobierno recién lle~Jado que llevaba a cuestas la
había evidencias de que se había dado una amplia movilización social marca de la ilegitimidad de origen. fue ofrecer como parte de un paque-
(cuadro 1). Así. la elevada tasa de abstención no resultaba significativa te de reformas modernizadoras. una encaminada a sustituir al sistema
por sí misma, sino porque daba indicios sobre manipulaciones del siste- de partido ~casi único". la cual habría de surgir obligadamente de una
ma. Quizá como nunca antes, .en 1988. los supuestos y las creencias co- concertación entre las fuerzas partidarias fundamentales. La directiva
braron verdadera sustancia política. Por otra parte. enJ988 ocurrió un de Acción Naggnal Dt:QP.uso el estable~~'!l-~.~!~~~~-lill-ªJ!,Q,~.ª-º~'"omu­
realineamiento del electorado. ya que si bien se confirmaron tendencias er
nidícíón con el qobierno. mientras que cardenismo optó por mante-
como que la mayor competencia y las mayores caídas del PRI se reqistra- ~talrr~l!9lq!~Jr.ente..ai~et'iiQ:is~dor".
ron en las zonas urbanas.· la oposición cardenista logró penetrar en los Ya para este momento, el centro de la polémica se había desplazado
distritos rurales q~:~oEig_s_§s:,!?Y~~-l?.r.i.!.sl~J?.ót!_~~elencta. De hedío. de hacia el asunto de la orqanización. vigilancia y cómputo electorales
-ios-5<rdiStñtos efedorales donde los partidos de opoSlciOñ ganaron por porque el reclamo fundamental había sido la falta de imparcialidad en
mayoría absoluta. 44 dieron el triunfo al candidato del Frente Democráti- la administración de los comicios.
co Nacional y 11 de ellos se localizaron en distritos rurales. 36 . El apretado calendario de las elecciones locales permitió alarqar el
Es cierto que en el campo de las diputaciones la pérdida del PRI fue impulso competitivo qenerado por 1988. marcando los sucesos de todo
menos marcada porque no se reprodujo la coalición cardenista (sola- el año siguiente. A la par que las directivas partidarias trabajaban en la
mente 66 de las 300 curules de mayoría y 240 del total quedaron en formulación de los cambios en el sistema electoral. ocurrieron eleccio-
manos de la oposición). pero si fue suficiente para quebrar su heqemo- nes en estados que habían reqistrado altos niveles de competitividad en
nía dentro de la Cámara de Diputados. porque el PRI quedó impedido c[988Jba¡a Califo~!,!!a y Michoacán). dibujando dos tipos de escenarios
para hacer reformas constitucionales por sí solo (cuadro 2). que llevaron a hablar de una ~democracia selectiva·. Mientras que en el
El fenómeno de 1988 se explica por una serie de elementos que se del estado fronterizo se reconoció el trÍl:!!!LQ_,QJ:Lc;;ªnd!~~<?__Ran!_s~a la
conjugaron en esa coyuntura. A la crisis económica que ya llevaba azo- gubernatura. en Michoacán el PRI conservóia mayoría en el Congreso
tando a los mexicanos por varios años. se sumó la crisis interna del PRI local sin lograr convencer de su triunfo frente al cardenismo, lo que
mottvada por los cambios en las políticas económicas que impulsó el provocó el encono poselectoral que Ileg&ría para quedarse, al menos
gobierno delamadridista y por la cerrazón de los mecanismos de selec- hasta la contienda para renovar el qobierno estatal en 1992.
ción del candidato presidencial que dejó desplazados a grupos impor- Entre tanto, el qobierno salinista se abocó a rescatar la leqitimidad
tantes de la élite priísta, particularmente a aquellos identificados con perdida por la vía de la eficacia de la gestión gubernamental. 38 En pri-
los modelos de crecimiento y de Estado anteriores. Contribuyó también
el hecho de que se unificara buena parte de la oposiciórren torno a una " Guillermo Bonfil Batalla interpretó lo sucedido en las elecciones de 1988 como un de-
seo de recuperar un nacionalismo verdaderamente arrai¡¡ado. Cf. México profundo.
figura simbólica. cabeza de la escisión priísta. que encarnaría la perso- Méx .. Grijalbo-cNA. 1990. p. 11.
ss Sobre el principio de la Ie¡¡itimidad·y su relación con la efectividad. véase Norbeno
" Alberto Ailz y Juan Molinar. "Los resultados electorales". en P. González Casanova. Se- Bobbio, conrribución a la teoría del derecho, Valencia, Fernando Torres Editor.,l980,
gundo Informe .... op.cir.. p. 155. cap. XIII.

:/
:)·.:

:~J
~'-
' 1'·' ,.
,
• 480·
JACQUWNE PESCHARD

mer luqar dedicó todo su empeño a la recuperación económica (ne-


...• • 481.
EL fiN DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO
1
(de 287 expedientes de recursos de inconformidad. sólo 48 fueron con-
qociación de la deuda externa. lucha campal contra la inflación, polí- siderados como parcialmente fundados).'\¿
tica de privatizaciones. reforma del Estado). combinando políticas Las mayores novedades del COPIPE se dieron en la esfera de la orqa-
reales de cambio con políticas de corte más simbólico que tienen gran nización electoral que se definió como función estatal y ya no como
impacto sobre la opinión pública (encarcelamiento del máximo cad- meramente qubernamental. Esta función recayó en manos de una ins-
que petrolero y de uno de los grandes especuladores de la banca mexi- tancia separada administrativamente de la Secretaría de Gobernación.
cana. remoción del líder vitalicio del SNTE, cierre de la refinería de el Instituto Federal Electoral, que se conformaría y funcionaría a partir
Azcapotzalco). A la par. y con el propósito de miti~ar las ~randes des- de dos principios encaminados a lo~rar la imparcialidad en los proce-
iqualdades ahondadas por una década de crisis económica y por las sos electorales: los pesos y contrapesos en los órqanos de dirección y la
políticas de ajuste. se echó a andar el P!~~-IEªll~<!,l,de Solidari- profesionalización en las instancias técnico-operativas. En el caso de
dad destinado a atacar a la extrema pooreza. el cual. por su clara vin- los órqanos directivos (Consejos Electorales). se mantuvo la ló~ica de la

' .culación con lª fbJJJ.tª.presidencial.juqaria..un.pap.eJ.dave en el rescate


de su p()p~ridad-- ..... ---·
~ ' CÓrt este telón de fondo de un !JObierno que rápidamente recupe-
representación de los partidos políticos de acuerdo con sus niveles an-
teriores de votación. pero se redujo a un máximo de cuatro plazas, con
lo que el PRI dejaría de tener mecánicamente la superioridad absoluta ).1
raba capacidad de convocatoria, en octubre de 1989 se aprobaron las en los consejos electorales. Paralelamente, se introdujo la representa-
modificaciones a siete artículos constitucionales en materia electoral ción de la oposición entre los consejeros del poder legislativo (dos por
qracias al acuerdo que el partido del !Jobierno loqró con la directiva cada Cámara, uno del partido mayoritario y otro del minoritario con ht
nacional del PAN. Sin embarqo. el rechazo del recién inteqrado PRD y mayor fuerza). y se reservó un espacio para la representación de la ciu- !:.t
las críticas de un qrupo de panistas que inmediatamente después for- dadanía (consejeros magistrados). entendida como representación al
maron la fracción forista. fueron suficientes para empañar el proceso mar~en de intereses partidarios específicos. es decir. como elemento de
de neqociación y para reafirmar la falta de credibilidad en el sistema equilibrio entre los intereses particulares presentes. 40
el e c a . El desarrollo de la profesionalización en la vertiente técnica del !FE
~OPIP · (Có.diqo Fed~ral· nstituciones y Procedimientos Electo- quedó pendiente para después de las elecciones de 1991, porque requería
rales) fue aprobado 122.o-i>or cinco de las seis fracciones parla- del establecimiento del servicio profesional electoral que exigía un esta-
mentarias (sólo el PRO vot eh contra). abrió ciertos espacios por un tuto específico que el apretado calendario electoral no permitía realizar.
lado, pero afianzó controles por otro. El COFIPE se sometió a prueba casi Inmediatamente, pues sólo dos
Mantuvo la representación mixta y las fórmulas electorales del códi- meses después de su aprobación arrancó el proceso electoral de 1991.
qo anterior fijando mecanismos para avanzar hacia la cabal proporcio- cuyo desarrollo mostró dos áreas problemáticas de la nueva legislación:
nalidad. pero re~lamentó el"candado de qobemabilidad" 'para ampliarlo un frecuente roce entre las disposiciones jurídicas y su pertinencia polí-
con creces~ pues no sólo se fijó en un nivel muy bajo (35% en la Cámara tica y una desproporción entre las obli~aciones asiSJnadas a los partidos
de Diputados y 30% en la Asamblea de Representantes). sino que se aña- y su debilidad estructural. 41
dió un premio más (dos curules por cada purúo porcentual de votación
por encima del 35% y el 30%, respectivamente). " Manuel González Oropeza. "Los tribunales electorales·. en A. Aziz y J. Peschard (coords.).
Las elecciones federales de 1991, CIIH-UNAM y Porrúa. 1992. pp. 161-180.
El COPIPE conservó el sistema de autocalificación. pero otorqó ma- 40 Jacqueline Peschard. "Los or¡¡anismos electorales en los comicios federales de 1991".
yores facultades al Tribunal Federal Electoral para acotar las de los Co- en Arturo Sánchez (comp.). Las elecciones de Salinas. Un balance crlrico a 1991. f!ACSQ-
leqios Electorales, sin embargo, al igual que como había sucedido con Plaza y Valdés. 1992, pp. 59-78.
el Tribunal de lo Contencioso Electoral en 1988, las formalidades esta- " Un análisis pormenorizado del COF1PE y de su aplicación en las elecciones de 1991 pue-
blecidas en la ley no permitieron una amplia adjudicación de los casos de consultarse en José Woldenbere. "Balance y reforma de la le¡¡islación electoral". en
A. Aziz y J. Peschard (coords .). Las elecciones federales de 1991. CIIH/UNAM-Porrúa. 1992.
pp. 95·114 .
.i·
.;i.
~:::.
.!'{:·
~·. .Ji
• 482.
JACQUELINE PESCHARD

El COFIPE abrió amplias zonas del proceso comicial a la vigilancia de


las fuerzas políticas involucradas (padrón. credenciales. insaculación de
funcionarios de casilla). pero la cars;ta que ello implicó para los partidos
políticos rebasó su capacidad organizativa. El calendario de las distintas
fases del proceso se modificó en función de cálculos políticos echando
mano de artículos transitorios. lo cual provocó que se acumularan deu-
das de verificación, que aunadas al retraso en la entrega de resultados.
impidieron hacer transparente la elección.
En lo que se refiere a los resultados electorales. tal como venían se-
ñalando diferentes encuestas de opinión que hablaban de una creciente
popularidad del titular del ejecutivo .federal y de su posible efecto sobre
las urnas. las elecciones federales de 1991 permitieron que el PRI recupe-
rara 11 puntos porcentuales respecto de 1988 s;tracias a dos factores: a)
la captación de una porción importante de nuevos votantes (cuatro
millones más que en 1988), y b) la caída de la votación cardenista que
fue de más de dos millones de votos (comparando PRD + PPCRN + PPS +
PARM re cto del FDN en 1988) (cuadros 1 y 3).
En 1991 se manifestaron señales de los cambios ocurridos en la are-
. na. político-e ectoraf porqtieTarecup~rnción-del voto priísta no se dio
en las·.ZE>nas..queJ!.,l,~_ran-sus ·bastiones.tradictenafes;-sfno en Ios distritos
urbanos que son los.que·están-ereetendOlf~áficamente y los que
albers;tan a la población que está siendo la punta de lanza de la forma-
ción del nuevo tipo de voto de opinión.• 2
Por otra parte. aunque el repunte del PRI se dio en un marco de un
importante respaldo al gobierno y así parecería mostrarlo la reducción
de la abstención (bajó al 36.1 %. seis puntos menos que en 1988 y 14
puntos menos que en la elección intermedia anterior de 1985). de nue-
va cuenta no hay elementos que avalen lo que apuntan los datos. pues
se trató de una elección intermedia que es generalmente poco atracti-
va43 (cuadro 2). Quizá por ello mismo dicho apoyo no se tradujo direc-
tamente en un rescate de la credibilidad del sistema electoral. Las dudas
persistieron. aunque a diferencia de tres años antes. el reclamo de los
partidos políticos no tuvo eco ni movilizó a la población ciudadana.

•• Véase Guadalupe Pacheco. "Las elecciones de aqosto de 1991". Revista Examen. octu·
bre de 1991, pp. 21-24.
" Además. a diferencia de !988. en esta elección intermedia privó un voto ·a favor~ más
que un ·voto en contra·. que es más motivante y activador. Véase Margare! Conway.
Political Participation... op.cit.. p. 12.
"T_,_,
• 485.
• 484. EL FIN DEL SISTEMA DE PARTIDO HEGEMÓNICO
JACQUELINE PESCHAllD
1 ~s políticos se han ganado el lugar de interlocut9res indispensables
La recuper~ción priísta se reflejó espectacularmente tanto en las -··· · ·
d~.to.p11tírit:u:=-.::::-::---··----------

votaciones como en la distribución de las curules de mayoría (289 para A pesar de que en las elecciones de 1991. "los reclamos se centraron
el PRI y 1Opara el PAN -una fue anulada-). y ello hizo pensar en la vuelta en la or!Janización comicial (manipulación del empadronamiento. ses!Jos
a la situación previa a 1988. a la ausencia de competitividad. a una lu- en la credencialización. ipconsistencias en la insaculación para los fun-
cha electoral en dos pistas diferenciadas (cuadro 2). Sin embargo. al cionarios de casillas. retrasos inexplicables en la entre!Ja de los resulta-
contemplar las contiendas para renovar gubematuras que simultánea- dos). el debate que se fue construyendo posteriormente se enfocó más
mente se realizaron en siete estados. la recuperación del PRI no puede que en los órganos electorales y en las fórmulas de representación. que
verse simplemente como la restauración del sistema hegemónico ante- por otro lado si!luen siendo materia de discusión. en el asunto de la
rior por varias razones: 1) el PRI ha dejado de ganar las elecciones quiera asimetría entre los partidos políticos. El financiamiento de los partidos.
o no como reza el modelo hegemónico; 2) la oposición ya no es sola- los montos de sus recursos de campaña y la utilización de los medios de
mente un actor "tolerado". sino uno que efectivamente moviliza la pro- comunicación. junto con la imparcialidad de los orqanismos electora-
testa y se enfrenta en términos anta!lónicos al partido del szobierno. y 3) les. fueron temas recurrentes en el debate político sobre la siguiente
la oposición es capaz no sólo de desafiar. sino de vetar los triunfos del reforma electoral y además sancionados como pertinentes por el titular
PRI en el terreno de los más altos puestos. del ejecutivo en su Cuarto Informe de Gobierno.
Es cierto que el desafío en las urnas está regionalmente localizado. Independientemente de los acuerdos a que eventualmente llequen
puesto que de los 21 estados que renovaron sus qobiernos durante los los partidos políticos en materia de reforma electoral. los cambios polí-
primeros cuatro años del gobierno salinista. sólo en ocho de ellos al!lu- ticos que las propias elecciones han impulsado muestran que ya no hay
no de los candidatos de oposición tuvo posibilidades de acercarse al condiciones para restaurar un sistema de partido heqemónico. y que
triunfo. mientras que en otros seis estados el PRI prácticamente no tuvo aquel que lo remplace tendrá que asumir la centralidad de las eleccio-
adversario y las contiendas se sucedieron sin mayores problemaS. 44 nes y la necesidad de un efectivo pluralismo.
La paradoja del momento actual es que aunque el dato más sobresa-
liente de las elecciones es la falta de credibilidad de los resultados oficia-
les. la protesta de la oposición no se ha encaminado a identificar con
precisión las irregularidades ni a limpiar los procesos. sino a movilizar el
descontento para provocar soluciones políticas extraordinarias (en el curso
de un año. los interina tos como mecanismos para solucionar el conflicto
poselectoral se implantaron en cuatro estados: Tabasco. Guanajuato. San
Luis Potosí y Michoacáh). Dicho de otra manera. la oposición ha hecho
negocio del descrédito del sistema del cual ella misma fonna parte. quiZá
justamente en razón de su debilidad. sin embar11o es un hecho que los
,.,
::·!

i,
•• Las ocho elecciones para gobernador que pueden caracterizarse como competidas fue-
ron las de Baja California. Chihuahua. Michoacán. San Luis Potosi. Guanajuato. Durango. · ·"'j;_
Tamaulipas y Sinaloa. Las 6 virtualmente sin adversario fueron las de Querétaro. Colima.
Campeche. Tlaxcala. Aquascalientes y Zacatecas. Los casos restantes se localizarían en
un punto intermedio (Nuevo León. Tabasco. Jalisco. Veracruz. Oaxaca. Sonora y Pue-
t
-~;
bla). Una relación pormenorizada de elecciones locales de 1991 puede verse en el nú- t,:·,
:~.;:-
mero 3 de Eslabones. de enero-junio de 1992. dedicado a "Elección o designación de
gobernadores·. ~;'
~-

También podría gustarte