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LA INFLUENZA
¿Qué es la influenza?
- Es una enfermedad respiratoria aguda causada por los virus de la influenza: A. Puede ser
altamente contagiosa y mortal.
Características de la influenza
Sintomas
¿Cómo se infectan las personas?
- Las personas adquieren la influenza humana de otras personas infectadas o por contacto
con objetos infectados: manecilla de la puerta, teléfono, utensilios de cocina, juguetes,
control del televisor, llaves, lavamanos y servicios higiénicos. El contagio de persona a
persona sólo se ha dado cuando ha habido contacto cercano y en grupos aglomerados de
personas.
¿Cuáles son las implicaciones de la
influenza para la salud humana?
- Los síntomas de la influenza se parecen a
los de las enfermedades respiratorias
agudas comunes en los humanos, pero
una persona con influenza puede
presentar desde infecciones respiratorias
agudas, hasta neumonías muy graves, que
pueden provocar incluso la muerte.
La varicela es una infección viral muy contagiosa provocada por el virus varicela zoster (VVZ). Se
caracteriza por una erupción vesicular en forma de manchas y ampollas que producen picazón.
Esta enfermedad es común entre la población infantil, aunque tiene una variante propia de los
adultos, el herpes zoster, que resulta más seria y consiste
en la reactivación posterior del virus.
Causas
Se transmite a través de pequeñas gotas de líquido
vesicular o secreciones del tracto respiratorio que son
transportadas por el aire, especialmente cuando el
enfermo tose o estornuda. También se contagia al estar
en contacto con objetos que han sido contaminados.
Por este motivo es importante que el paciente sea
aislado: la probabilidad de transmisión entre los niños
que asisten al mismo centro escolar o entre los
miembros de la familia supera el 90 por ciento.
Síntomas
Generalmente los enfermos no presentan síntomas evidentes antes de que se produzca el brote
de la enfermedad, que viene acompañado por fiebre, cansancio, dolor de cabeza y falta de
apetito. Los síntomas comienzan entre los 10 y los 21 días después de la infección. El más
característico es la aparición de manchas rojizas y planas, que van tomando relieve poco a poco
hasta convertirse en ampollas o vesículas. Estas provocan un gran picor, se rompen con facilidad
y forman unas costras que se desprenden y desaparecen en, aproximadamente, dos semanas. El
proceso se extiende hasta el sexto día de la enfermedad.
Las manchas aparecen en todo el cuerpo, especialmente en el tronco y el cuero cabelludo en
brotes sucesivos. Los niños sanos pueden desarrollar hasta 500 lesiones dérmicas que, en
ocasiones, dejan una marca permanente. En casos graves las manchas se extienden por las
extremidades y el rostro. Además, pueden aparecer llagas en la boca, los párpados, el recto,
la vagina y las vías respiratorias.
Prevención
El objetivo de la vacuna es evitar la propagación de la enfermedad, sus complicaciones y
la reinfección posterior en forma de herpes zoster. Puede administrarse en una única dosis, es
muy bien tolerada y, generalmente, no presenta reacciones importantes en niños y adolescentes
sanos. Los efectos secundarios son leves y se manifiestan en forma de enrojecimiento, dolor e
inflamación en el área donde se ha aplicado. Asimismo, puede ocasionar mareo, cansancio, fiebre
o náusea.
La vacuna previene la enfermedad hasta en un 80 por ciento de los casos y se administra a niños
sanos entre 12 y 18 meses de edad. A partir de los 13 años pueden ser inmunizados con dos dosis.
Puede aplicarse junto a otras vacunas, como las del sarampión, rubéola, paperas, polio, hepatitis
B o meningitis. Sin embargo, no debe administrarse a personas con un sistema inmune débil o a
las mujeres embarazadas. Las personas que no han sido vacunadas en su momento y corren un
riesgo importante de sufrir complicaciones reciben anticuerpos una vez contraída la enfermedad.
EL SARAMPION
¿Qué es el sarampión?
El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa causada por la infección del virus del
sarampión, que en ausencia de vacunación afecta principalmente a niños, aunque personas de
cualquier edad no inmunizadas pueden ser infectadas.
Cuando una persona "pasa" el sarampión queda inmunizada para toda la vida; sin embargo, es
importante prevenir esta infección puesto que puede tener afectaciones y secuelas graves.
Según explica José Marimón, microbiólogo, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española
de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), el sarampión se incluye dentro de
las cinco enfermedades exantemáticas clásicas de la infancia microbiólogo, miembro de la junta
directiva de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), el
sarampión se incluye dentro de las cinco enfermedades exantemáticas clásicas de la infancia
Incidencia
“Desde la introducción de la vacuna frente al sarampión en 1978, la incidencia de esta
enfermedad en España ha ido disminuyendo progresivamente. De hecho el comité regional de la
OMS tenía previsto erradicar el sarampión de Europa para el año 2015”, explica Marimón.
El especialista matiza que, sin embargo, la presencia de
bolsas de población no vacunada, junto con un nivel de
protección inmunitaria en algunos grupos de población
inferior al necesario para eliminar la transmisión del virus,
unido a la facilidad de que personas infectadas puedan
realizar viajes internacionales, “ha hecho que el sarampión
no desaparezca permanentemente de nuestro país
produciéndose brotes en general localizados, más o menos
grandes, a menudo originados en otros países. Así, en
2011 hubo en España un brote con más de 3.500 casos que
afectó fundamentalmente a Andalucía”.
En los años 2013 y 2014 se han vuelto a cifras de incidencia
muy bajas, con menos de 120 nuevos casos por año.
Causas
Generalmente, el sarampión se contrae durante la infancia, entre los 12 meses y los 4 años. La
causa es la infección por el virus del sarampión. Se trata de una enfermedad muy contagiosa,
que se transmite a través del contacto directo con una persona infectada, o bien por el aire, con
las gotitas de Pflügge (diminutas secreciones expulsadas al hablar, estornudar o toser que tienen
capacidad para transmitir determinadas infecciones).
Síntomas
Los principales síntomas del sarampión son la fiebre alta y el exantema maculopapular, según
señalan desde la Seimc. El exantema maculopapular consiste en erupciones con puntitos
blancos, rodeados de un halo de inflamación rojo.
Otros síntomas típicos son la tos, la rinitis y la conjuntivitis. En adultos puede ir acompañado de
gastroenteritis y afectación hepática.
El sarampión se contrae, generalmente, durante la infancia, entre los 12 meses y los cuatro años.
Tipos
A día de hoy sólo se conoce un serotipo del virus del sarampión. Desde el punto de vista genético
(basado en los tipos de genes que codifican la hemaglutinina y la nucleoproteína) hasta la
actualidad se han descrito 19 genotipos diferentes.
Complicaciones
Las complicaciones más frecuentes del sarampión son las infecciones bacterianas, como
la otitis media o la neumonía, esta última sobre todo entre los lactantes.
La encefalitis o inflamación del encéfalo es otra de las posibles complicaciones del sarampión,
que puede producir déficits neurológicos. Sin embargo, este tipo de enfermedades no suele
aparecer en niños bien nutridos y su incidencia es muy escasa.
Pronóstico
“En los países desarrollados se trata, en general, de una infección benigna”, afirma Marimón. “No
obstante, pueden ocurrir complicaciones graves como la neumonía (ya sea causada por el propio
virus o por sobreinfección bacteriana) y la encefalitis, más frecuentes en menores de niños entre
1 y 2 años y en adultos”.
En pacientes inmunodeprimidos y en casos de malnutrición (países en vías de desarrollo) el
sarampión es una importante causa de morbilidad y mortalidad.
¿Cuándo es necesario acudir al especialista?
Ante una sospecha de sarampión el paciente debe acudir siempre al pediatra o médico de familia.
“Por ejemplo, cuando presenta fiebre en el contexto de un contacto reciente con un paciente
enfermo de sarampión o ante cualquier cuadro de fiebre elevada con exantema”, advierte el
miembro de la Seimc.
Prevención
La vacuna contra el sarampión es la única medida que existe para prevenir la aparición de la
enfermedad.
El microbiólogo José María Marimón explica que en España se empezó a vacunar frente al
sarampión en 1978 con una vacuna monovalente. Desde 1982 se administra en la vacuna triple-
vírica junto con los virus de la rubéola y la parotiditis (paperas).
“Actualmente se dan dos dosis de la vacuna del virus atenuado, una a los 12 meses de edad y otra
de recuerdo a los 4 años. El sarampión solo posee un serotipo y afecta exclusivamente al ser
humano, por lo que al disponer de una vacuna eficaz es una enfermedad que podría ser
erradicada”, afirma Marimón.
El especialista señala que, en el caso de personas que hayan tenido un contacto estrecho con
enfermos de sarampión y que tengan un alto riesgo de complicaciones, como las embarazadas y
los inmunodeprimidos, así como aquellos pacientes en los que la vacuna está contraindicada,
puede administrarse una inmunoglobulina específica frente al virus que debe ser administrada en
los 6 días posteriores a la exposición.
LA HEPATITIS
La hepatitis es, por lo tanto, una inflamación del hígado que puede ser debida a diversas causas,
aunque generalmente es un virus el responsable de la afección. Entre las consecuencias del mal
funcionamiento del hígado destacan:
También denominada hepatitis infecciosa; esta variante es producida por el virus de la hepatitis
A (VHA). Su transmisión se produce al consumir agua o alimentos contaminados por materias
fecales que contienen el virus, y también por contagio de persona a persona, sobre todo si las
condiciones higiénicas son deficientes.
Es la forma de hepatitis vírica más grave. El virus de la hepatitis D (VHD), también llamado
hepatitis delta, se transmite por las mismas vías que el virus de la hepatitis B. Es un virus muy
especial, pues necesita la existencia de una infección por el virus de la hepatitis B para poder
sobrevivir en el ser humano. Por ello, cuando alguien está infectado por el VHD también está
infectado con toda seguridad por el VHB. Esto se debe a que se envuelta externa del VHD está
formada por parte del VHB. Se estima que el 5% de los pacientes con hepatitis B están
coinfectados por el virus de la hepatitis D.
Cuando se produce la infección simultánea por VHB y VHD el paciente sufre síntomas agudos
(ictericia, fiebre, malestar general, etcétera) que pueden llegar a ser muy graves. Si supera la fase
aguda lo más probable es que consiga controlar ambas infecciones y, por lo tanto, cure las dos
enfermedades. En caso de que el VHD infecte a una persona que ya tiene la infección por el VHB
la evolución es diferente. No suele existir un cuadro con síntomas agudos graves pero la infección
por el VHD tiende a cronificarse con mucha frecuencia. La coinfección por VHB y VHD adquirida
de esta manera desemboca muchas veces en una cirrosis hepática en unos pocos años, y se asocia
a un riesgo alto de aparición de un cáncer hepático.
La hepatitis de origen tóxico puede ser causada por la presencia en el hígado de diversas
sustancias como medicamentos, toxinas, etcétera. El daño podría producirse por la alteración de
una de las enzimas presentes normalmente en el hígado, denominada citocromo P-450. Dicha
alteración puede dar lugar a un aumento de productos tóxicos, o impedir que se formen los
elementos necesarios para la degradación de los mismos. También puede ocurrir que
determinadas sustancias sean reconocidas por el sistema inmune como un agente extraño del
que hay que defenderse, de modo que sus células acudirán al hígado y desencadenarán la
respuesta inflamatoria.
Según datos de la OMS, solo una de cada 20 personas infectadas con hepatitis B o C conoce su
situación, lo que facilita que esta enfermedad infecciosa siga extendiéndose por todo el mundo.
La prevención es la mejor opción para evitarlo, y estas son algunas recomendaciones que debes
tener en cuenta para prevenir un contagio de hepatitis:
Actualmente existe y se aplica vacuna contra las hepatitis A y B; no existe aún vacuna contra
la hepatitis C. La pauta de vacunación en adultos implica una dosis inicial y una dosis
recordatorio a los 6-12 meses en el caso de la hepatitis A. La vacunación habitual de la
hepatitis B incluye una dosis inicial, otra al mes, y otra a los seis meses. Existe una vacuna
combinada frente al virus de la hepatitis A y la B, que se administra en tres dosis en el mes 0,
1 y 6. La pauta de vacunación en niños puede variar según el tipo de vacuna y la edad del
paciente.
Se recomienda vacunarse contra la hepatitis A, a todas aquellas personas que puedan tener
contacto con individuos portadores del virus, enfermos de hemofilia, personal de guarderías,
personal médico y paramédico, trabajadores en contacto con aguas residuales no depuradas,
usuarios de drogas por vía parenteral, y personas con múltiples compañeros sexuales, así
como a las personas que vayan a viajar a países en vías de desarrollo.
La vacuna contra la hepatitis B se aplica a los bebés recién nacidos, individuos sometidos a
diálisis, enfermos renales, con hepatitis crónica, o portadores del virus del SIDA, personas que
hayan estado en contacto con individuos portadores, usuarios de drogas por vía parenteral,
y personas con múltiples parejas sexuales.
EL VIH Y SIDA
o ¿Qué es el vih y sida?
El VIH es el virus que causa el SIDA. Este afecta el sistema inmunitario, haciendo que te enfermes
más fácilmente. El VIH se propaga en las relaciones sexuales, pero los condones ayudan a que te
protejas.
El VIH/SIDA es una infección seria
El VIH puede afectar a cualquiera. Una vez contraído, el virus permanece en tu cuerpo de por vida.
No existe cura para el VIH, pero hay medicamentos que ayudan a que te mantengas sano durante
más tiempo y que disminuyen las posibilidades de que contagies a otras personas. El tratamiento
es muy importante (por eso es vital hacerte la prueba). Prácticamente todas las personas que
tienen VIH y no se tratan mueren a causa del virus. Pero con medicamentos, los infectados por el
VIH pueden mantenerse sanos y vivir muchos años.
Puede ser tratada mediante una única dosis de ceftriaxona (una cefalosporina de nueva
generación), inyectada en un músculo; o en su defecto, tomada en forma de pastillas
durante una semana.
La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual producida por una bacteria llamada
Treponema pallidum. Se adquiere a través de las relaciones sexuales con una persona
infectada. Si no se trata en su fase inicial, se cronifica y cursa por fases de síntomas
alternando con otras prolongadas asintomáticas.
Causas de la sífilis:
La sífilis es una enfermedad que causa una bacteria llamada Treponema pallidum. La
forma más frecuente de adquirir la infección es a través de cualquier tipo de contacto
sexual: penetración vaginal o anal, pero también se contagia por sexo oral o cualquier
otro tipo de contacto íntimo con una lesión sifilítica activa. Usar el preservativo de forma
correcta y evitar el contacto íntimo con una persona contagiosa permite evitar la
transmisión.
Si una embarazada tiene sífilis, y ésta no se detecta y se trata, se puede producir sífilis
congénita en el bebé. En estos casos, lo más frecuente es que el bebé se infecte en el
útero, aunque es posible también que adquiera la infección al atravesar el canal del parto.
Finalmente, otras de las posibles causas de sífilis es que podría producirse un contagio
por inoculación por una aguja previamente utilizada en un paciente infectado, o por
manipulación de material biológico infectado.
Síntomas de la sífilis:
Los síntomas de la sífilis se dividen en estadios o fases. El tiempo que pasa desde que
una persona se infecta hasta que hacen su aparición los síntomas es variable, pudiendo
ser tan poco como tres días o tanto como tres meses, aunque lo habitual es que sea de
unas tres semanas.
La lesión típica de esta fase es el llamado chancro sifilítico. Es una pápula (como un
bultito) que no duele. Se ulcera rápidamente, y tiene un fondo limpio, sin pus, y tampoco
sangra. La aparición de este chancro depende de dónde se ha producido la inoculación.
Lo más frecuente es encontrarlo en los genitales externos, pero también se puede hallar
en el cuello del útero, la región perianal, la boca o el conducto anal. Además del chancro,
en esta fase los ganglios linfáticos se agrandan, están duros, móviles, pero no son
dolorosos. El chancro desaparece por sí solo en 3-6 semanas (aunque a veces en sólo
siete días y otras veces puede durar hasta tres meses). Los ganglios suelen persistir más
tiempo.
Cuando han pasado entre dos y ocho semanas de la aparición del chancro (aunque este
tiempo es muy variable y pueden pasar hasta seis meses), comienza la sífilis secundaria.
El chancro puede haber desaparecido o no.
Son típicos de esta fase una especie de verrugas grandes llamados condilomas planos,
que aparecen en zonas de pliegues. La persona infectada también puede notar malestar
general, fiebre, dolor de garganta, pérdida de peso, dolor de cabeza o úlceras en la boca.
En realidad, cualquier órgano del cuerpo podría llegar a afectarse.
Sífilis latente:
La sífilis latente tardía es la que va más allá de ese primer año; en esta fase no suelen
producirse contagios, salvo en el caso de las embarazadas que sí pueden infectar a su
feto en el útero. Esta fase latente puede durar años, décadas, o incluso toda la vida.
Esta fase actualmente es muy rara gracias a que se diagnostica a las personas afectadas
en las fases anteriores, tratándolas y curándolas. Antiguamente sí era relativamente
frecuente, y podemos encontrar en la literatura o el cine ejemplos de personas con un
cuadro de sífilis tardía. Aparece en un tercio de las personas con sífilis latente que no
reciben tratamiento.
La neurosífilis tardía puede producir una variedad de síntomas, como crisis epilépticas,
demencia, infartos cerebrales, parálisis general progresiva, o afectación medular con
alteraciones de la marcha y de los esfínteres. Otras veces lo que se afecta es cualquier
parte del ojo, los nervios del cráneo, o el oído. La neurosífilis tardía puede simular casi
cualquier enfermedad neurológica. Es por ello que los neurólogos suelen solicitar un
análisis para descartar sífilis en sus pacientes, independientemente del motivo por el que
hayan acudido a su consulta.
Prevención:
Afortunadamente, la sífilis se previene con facilidad utilizando el preservativo en las
relaciones sexuales de riesgo (todas menos con una pareja estable sana). En caso de
contagiarse, el diagnóstico se realiza por la sospecha clínica realizando una analítica de
sangre. Se cura con penicilina administrada de forma intramuscular, sin dejar secuelas
salvo en las últimas fases, que actualmente son raras de ver.
ALCOHOLISMO
¿Qué es el alcoholismo?
El alcoholismo (o dependencia alcohólica) es uno de los principales motivos de consulta de salud
mental, y se caracteriza por un consumo excesivo de alcohol durante un tiempo prolongado,
que supone dependencia del mismo.
Se considera un grave perjuicio para la salud, que aumenta el riesgo de muerte como
consecuencia de enfermedades en el hígado, cáncer, depresión, accidentes, etcétera.
Sin embargo, muchos alcohólicos no reconocen su problema y, por tanto, nunca buscan ayuda
para resolverlo, mientras que en otros casos la verdadera razón por la que solicitan asistencia (el
abuso del alcohol) aparece enmascarada por los efectos del alcoholismo sobre el estado físico y
psicológico del paciente, que a esas alturas de la adicción ya resultan evidentes.
CAUSAS:
La gastritis puede estar producida por múltiples causas: alcohol, tabaco, alimentos, fármacos
(antiinflamatorios no esteroideos), cirugías importantes, o infecciones (la bacteria Helicobacter
pylori se relaciona con algunos tipos de gastritis). Desde finales del siglo XX se ha venido
relacionando al H. Pylori con la patología gástrica de una u otra forma. Es decir, la implicación de
esta bacteria en la úlcera gastroduodenal y como precursor de algún tipo de cáncer gástrico es
indudable, pero también juega un papel importante como causa de gastritis. De hecho, cuando
se ha estudiado su prevalencia, más de la mitad de la población presenta datos que confirman la
presencia de este germen en el estómago.
SINTOMAS:
Los síntomas son muy variables, ya que cada individuo puede experimentarlos de una forma
diferente. Los más frecuentes son malestar o dolor de estómago, náuseas, vómitos, eructos,
ardor, o presencia de sangre en el vómito o en las heces.
TRATAMIENTO:
Generalmente, el tratamiento de la gastritis incluye antiácidos y otros medicamentos que ayudan
a disminuir la acidez en el estómago, aliviando así los síntomas y favoreciendo la curación de la
irritación de su pared. Si la gastritis está relacionada con una enfermedad o una infección, también
se tratará ese problema.
Por último, se recomienda a los pacientes realizar cambios en su dieta, evitando ciertos tipos de
alimentos, bebidas o fármacos que puedan producir irritación de la pared estomacal.
OBESIDAD.
¿Qué es la obesidad?
La obesidad es el trastorno metabólico más frecuente en la clínica humana. En los países
industrializados, las condiciones de vida actuales permiten una alimentación abundante y
variada a sectores cada vez mayores de la población, al mismo tiempo que se incrementa el
sedentarismo, lo que favorece que el número de personas obesas se multiplique. Existen
variaciones de la composición corporal en función de la edad, sexo y actividad física. A modo de
ejemplo, una persona a los 25 años tiene un 15% de su peso como tejido graso, mientras que a
los 75, y manteniendo un peso similar, tiene un 30% como tal, a expensas de una disminución
de la masa muscular magra, formada por tejido muscular y hueso.
Los adipocitos, presentes en múltiples depósitos de tejido adiposo, están adaptados para
almacenar con eficacia ese exceso de energía en forma de triglicéridos y, cuando sea necesario,
liberar estos depósitos en forma de ácidos grasos libres que puedan ser utilizados por el
organismo. Este sistema fisiológico, regulado a través de vías endocrinas y nerviosas, permite al
ser humano sobrevivir en condiciones de inanición, incluso durante varios meses. Sin embargo,
cuando los nutrientes son abundantes y la forma de vida es sedentaria, y con la importante
influencia de la genética, este sistema incrementa los depósitos de energía del tejido adiposo,
con consecuencias adversas para la salud.
Se puede definir la obesidad como un síndrome clínico caracterizado por un aumento de la
proporción del tejido adiposo en relación con el peso corporal total.
CAUSAS:
Factores genéticos
En diversos estudios se ha observado que menos del 10% de los hijos de padres delgados son
obesos, alrededor del 50% de los hijos con un progenitor obeso son obesos, y más del 80% de
los hijos cuyos progenitores son obesos presentan obesidad. Así pues, se ha demostrado la
existencia de una correlación significativa entre el peso de padres e hijos naturales, mientras
que dicha correlación es menor o no existe al comparar padres adoptivos con hijos adoptados.
Factores nutricionales
La sobrealimentación puede tener lugar en cualquier época de la vida, pero su influencia es
mayor si se inicia en edades tempranas. La nutrición durante la infancia ha adquirido gran
relevancia en los últimos años, al demostrarse que un porcentaje significativo de niños obesos
evolucionan a adolescentes obesos y adultos obesos. Las dietas ricas en grasas y en
carbohidratos pueden favorecer la obesidad.
Los genes influyen en la predisposición a la obesidad cuando se relacionan con formas de
alimentación específicas y la disponibilidad de nutrientes. Por ejemplo, la hambruna impide la
obesidad, incluso en personas con mayor propensión a ella. También son importantes los
factores culturales relacionados con la composición de la dieta y con el grado de actividad física.
En sociedades industrializadas, la obesidad es más frecuente en mujeres pobres, mientras que
en países subdesarrollados lo es en las mujeres más ricas. En los niños existe cierto grado de
relación entre el sobrepeso y el tiempo que destinan a ver la televisión.
Factores neurales
Los mecanismos básicos que regulan la ingestión de alimentos (sensación de apetito/saciedad)
están localizados en el sistema nervioso central. Diversos autores han demostrado que existe
una relación entre las alteraciones en el metabolismo de la serotonina y la ingesta alimenticia.
En la regulación de la ingesta de alimentos intervienen varias moléculas, algunas desconocidas;
pero tal vez la más importante es la leptina. Esta hormona es secretada por los adipocitos y su
nivel de producción constituye un índice de los depósitos energéticos adiposos. Cuando sus
niveles son altos, la ingestión de alimentos disminuye, y el gasto energético aumenta. Se han
descrito varias familias con obesidad mórbida de comienzo precoz debido a mutaciones que
inactivan la leptina (carecen de hormona o no funciona) o a resistencia a la leptina (la hormona
es correcta pero el receptor al que debe unirse está mal conformado).
SINTOMAS:
Sobrepeso: IMC 25-29.9, o entre los percentiles 86-95 para la edad y sexo.
Obesidad: IMC 30-34.4, o mayor del percentil 95 para la edad y sexo.
Obesidad mórbida y súper obesidad: IMC mayor de 40 y 50 respectivamente,
considerando un rango de riesgo muy alto para la salud toda cifra mayor del percentil 99
para la edad y sexo.