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Vivir con miedo

Juan Pablo Vera Medina


Universidad Sergio Arboleda

En Europa se vivieron casi 50 años de relativa paz. Medio siglo de tranquilidad y estabilidad,
aquellos guerreros con experiencia que vivieron algunos de los conflictos anteriores a la Gran
Guerra prácticamente ya estaban muertos o muy viejos como para recordar realmente lo que
es una guerra. Pero los que sí fueron enviados al frente, aquellos a los que durante toda su
vida les habían contado historias sobre las guerras, relatos sobre heroicos caballeros que
defendiendo sus ideales mantenían siempre en pie su espada lista para la lucha, sin
embargo, estas historias que incluso nosotros hemos oído, están muy lejos de la muerte
industrializada.

¿Cómo vamos a morir?

Al preguntarle a un amigo sobre su temor a la muerte este respondió: “Morir quemado debe
ser horrible, sentir el fuego entrando por la nariz y cocinarme lentamente desde adentro debe
ser algo tenebroso.” Esta respuesta fue en el 2019, sin embargo, entre 1914 y 1918 la
respuesta sería algo similar.

Cuando la juventud del mundo fue reclutada para librar la guerra de sus gobiernos estaban
eufóricos por ir a combatir y ser parte de la historia, tal vez pensaban en que serían
recordados como guerreros heroicos y a pesar de que sí fueron seres muy valientes, a mi
parecer lo fueron no tanto por lidiar con una guerra que considero sin argumentos, sino
porque aguantaron sin cesar la miseria que día a día llegaba a ambas partes en el frente de
batalla. Es increíble que al darnos cuenta de todas las atrocidades que hemos visto hasta
hoy en día, ya sean conflictos bélicos o atentados terroristas se podría llegar a concluir que
todo tuvo su inicio en la Primera Guerra Mundial. Creo fielmente que cuando la industria se

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puso en función de la guerra los seres humanos entramos en un conflicto moral y ético sobre
si el interés era evitar las muertes o matar en cantidad.

Dicen que el desarrollo de la ametralladora Gatling, fue durante la guerra civil en Estados
Unidos, pero sé por diversos documentales que pude ver de hace unos años que al momento
de venderla, el Gobierno de Estados Unidos prefirió no adquirir ninguna de estas armas
porque consideraba que produciría demasiadas muertes. Entonces, podríamos decir que no
adquirieron las armas por algún motivo moral o simplemente no aterrorizar a los soldados al
asesinar más de sus hermanos americanos.

En Europa la situación fue diferente, con tantas diferencias entre los pueblos, el único interés
real con la invención de nuevas armas era borrar del mapa a los soldados y seguido asi su
país. Sus intereses pasaron de ganar una guerra y encontrar la paz, a terminarla erradicando
por completo a su enemigo sin importar el costo humano de la misma, es por eso que se
vieron en el conflicto armas como el gas mostaza, los tanques, los bombardeos desde
aviones y muchas armas más que solo tenían un fin, asesinar sin importar nada más. El
miedo se propagó entre las trincheras como si éste fuera la mejor arma para bajar la moral
de los soldados.

La matanza se volvió algo cotidiano como mear y cagar, es por eso que me cuestiono sí se
perdió el respeto a la vida, pero no solo a la vida misma porque un hombre puede vivir sano
siendo infeliz y estando en la miseria, sino el respeto a la vida en razón al tiempo en que un
hombre está con vida, es cierto que no siempre se necesitan lujos para vivir bien, pero acaso
no hemos conseguido avances tecnológicos como para dejar de preocuparnos y poder llevar
una vida tranquila, la respuesta es sí, pero seguimos con miedo, seguimos sufriendo y por lo
que se percibe hoy, tal vez nunca tengamos que experimentar la difícil situación de los
soldados en las trincheras pero seguiremos nuestras vidas con temor de la matanza a manos
de un terrorista, lo cual nos hará preguntarnos, ​¿Cómo vamos a morir?.​

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