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1 Manual de Derecho Internacional Público

EL DERECHO DE LA GUERRA

Las normas que regulan la guerra han sido desarrolladas


de vieja data, donde el hombre y la protección de sus derechos
en el desarrollo de un conflicto armado figuran como eje
principal. Por tal, se ha regulado múltiples aspectos de la
guerra, apareciendo ya desde la ley Mosaica, el código de
Hammurabi, el Corán, el código de Manú, entre otros, pasando
hasta modelos más recientes donde “el Derecho Internacional
se inició en la difícil tarea de limitar primero y prohibir después
el uso de la fuerza en las relaciones internacionales”.
(Gutiérrez, C. & Cervell, M., 2012, P. 418).

Es necesario distinguir que el derecho de la guerra,


aglutina las normas de Derecho Internacional Humanitario
(DIH), también conocido como Derecho de Ginebra y el
Derecho Internacional de los Conflictos Armados (DICA)
también conocido como Derecho de La Haya, ramas que
generalmente son agrupadas como una sola. Tal es así, que la
Corte Internacional de Justicia (CIJ) aclaró al respecto que:
“Estas dos ramas de derecho aplicable en caso de conflicto
2 Manual de Derecho Internacional Público

armado han llegado a ser tan relacionadas entre sí que poco a


poco se han convertido en un régimen complejo único,
conocido actualmente como Derecho Internacional
Humanitario” (CIJ, 1996, asunto sobre la legalidad del empleo
de las armas nucleares).

En este sentido estricto, esta denominación incluye el conjunto de


normas y principios que regulan la conducta de los combatientes
durante una contienda armada, limitan sus actuaciones y los
medios de combate de los que disponen. El concepto de Derecho
Internacional Humanitario (DIH) debe entenderse, sin embargo,
de manera más amplia, pues en él se incluyen también las normas
que se ocupan de proteger a los militares fuera del combate, a la
población civil, y a determinados bienes de los efectos de los
conflictos armados. Es más, ha sido tradicional la distinción entre
derecho de La Haya (por ser esta la ciudad donde se firmaron los
principales convenios al respecto), para referirse al primero y
Derecho de Ginebra para referirse al segundo. (Gutiérrez, C. &
Cervell, M., 2012, P. 419).

De igual manera, se reseña en la obra “Derecho


Internacional Humanitario, las reglas de los conflictos
armados” que:
3 Manual de Derecho Internacional Público

Tres corrientes principales han contribuido al desarrollo del


Derecho Internacional Humanitario; tales son: el “Derecho de
Ginebra”, representado principalmente por los convenios y
protocolos internacionales concertados bajo la égida del Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR) con el objeto fundamental de
proteger a las víctimas de los conflictos; el “Derecho de La Haya”,
cuyo origen se remonta al Derecho de la costumbre, basado en
los resultados de las conferencias de paz celebradas en la capital
de los Países Bajos en 1899 y 1907, que trataron principalmente
de los medios y métodos tolerables de guerra; y el denominado
“Derecho de Nueva York”, que aglutina los esfuerzos de las
Naciones Unidas para garantizar que se respeten los derecho
humanos en los conflictos armados, con la limitación de los
medios de guerra, especialmente de las armas de destrucción
masiva. (Velandia, A., 2012, P. 29).

Los principios generales del Derecho de la Guerra

Para el Derecho de la guerra, le son concurrentes unos


principios generales que le son aplicables tanto para el
Derecho Internacional Humanitario (DIH), como para el
Derecho Internacional de los Conflictos Armados (DICA), tales
principios obedecen a:
4 Manual de Derecho Internacional Público

El principio de limitación ratione personae.

Este principio, prevé la distinción de los heridos,


enfermos, náufragos, prisioneros de guerra, las personas
privadas de su libertad y la población civil que no participa de
las hostilidades, personal sanitario, al religioso, a los
corresponsales de guerra y periodistas en misión peligrosa y al
personal de los organismos de protección civil. “Ampara
igualmente este derecho a determinados bienes como las
unidades y transportes sanitarios, pertenencias de los
prisioneros de guerra, bienes de la población civil en general,
bienes indispensables para la supervivencia de la población,
bienes culturales y lugares de culto, el medio ambiente natural
y las obras e instalaciones que contienen fuerzas peligrosas”.
(Min. Defensa, 2010, P.34). Gozando de protección contra:

(…) los peligros procedentes de operaciones militares, entendidas


éstas, en su sentido general, como los sucesos de una campaña
de guerra o de un solo hecho de armas (conjunto de acciones
militares que, basadas en el movimiento y/o el fuego, buscan un
objetivo preciso, de alcance táctico o estratégico). Este Principio
tiene íntima relación con los principios de normalidad, protección
general y distinción. (Velandia, 2012, P. 60).
5 Manual de Derecho Internacional Público

El principio de limitación ratione lugar.

Este principio señala, que el Derecho Internacional


Humanitario (DIH) y el Derecho Internacional de los Conflictos
Armados (DICA), tendrán aplicación en todo el territorio donde
se desarrolle el conflicto armado, ya sea que se trate de la
extensión terrestre, aérea o marítima, ya sea nacionales o
internacionales. “También se aplica en los territorios ocupados
con motivo del enfrentamiento, aunque los mismos no
pertenezcan total o parcialmente a las partes en conflicto”.
(Min. Defensa, 2010, P.34).

El principio de limitación ratione loci.

Este principio señala que los actos de hostilidad deben


ser dirigidos estrictamente contra los objetivos militares, por tal
se busca que la población civil y las personas civiles gocen de
protección general contra los peligros procedentes de
operaciones militares

Se entiende por bienes de carácter civil, todos aquellos


que no sean objetivos militares, por tal, las hostilidades no
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podrán en ningún caso dirigirse contra aquellos. El Protocolo I


adicional a los convenios de Ginebra del 49’ de 1977, establece
que:

Los ataques se limitarán estrictamente a los objetivos militares. En


lo que respecta a los bienes, los objetivos militares se limitan a
aquellos objetos que por su naturaleza, ubicación, finalidad o
utilización contribuyan eficazmente a la acción militar o cuya
destrucción total o parcial, captura o neutralización ofrezca en las
circunstancias del caso una ventaja militar definida. (Art. 52,
numeral 2).

Recordando que:

En caso de duda acerca de si un bien que normalmente se dedica


a fines civiles, tal como un lugar de culto, una casa u otra vivienda
o una escuela, se utiliza para contribuir eficazmente a la acción
militar, se presumirá que no se utiliza con tal fin. (Velandia, A.
2012, P. 62).

El principio de limitación ratione temporis.


7 Manual de Derecho Internacional Público

Este principio indica que la aplicación de las normas del


Derecho Humanitario, tendrán aplicación en “caso de guerra
declarada o de cualquier otro conflicto armado que surja entre
dos o varias Altas Partes Contratantes, aunque una de ellas no
haya reconocido el estado de guerra” (Convenio de Ginebra
del año 49’, 1949, Art. 2 común), y durante el tiempo que dure
las hostilidades.

La finalización de la aplicación de las normas coincidirá con los


tratados de paz, el fin de las operaciones militares, el fin de la
ocupación, el fin de la lucha, o el fin de la violencia, según los
casos. Si la aplicación no se encuentra vinculada a la existencia
del conflicto, su aplicación se extenderá durante todo el lapso
necesario para que la norma cumpla sus objetivos. (Min. Defensa,
2010, P.35).

El principio de limitación ratione conditionis.

Este principio establece que los ataques que causen o


puedan causar males superfluos o sufrimientos innecesarios
quedan totalmente prohibidos, permaneciendo limitados los
combatientes a solo aquellos ataques que cumplan con el fin
de la guerra, esto es, someter al adversario y obligarlo a seguir
su propia voluntad, “en resumen, lo que se quiere condenar
8 Manual de Derecho Internacional Público

son las armas y los métodos que sobrepasan cierto límite


tolerable de sufrimiento”. (Tomado de
http://www.derechos.org/nizkor/colombia/libros/dih/cap7.html.)
.

El principio del respeto al Derecho Humanitario.

Tanto el Estado como las partes en conflicto, están


obligados al respeto y protección del Derecho Internacional
Humanitario mientras duren las hostilidades, “cuando se trata
de conflictos armados internacionales, esa obligación le
compete a los Estados si el conflicto se libra entre ellos, o a los
movimientos de liberación nacional que bajo el ejercicio del
derecho a la libre determinación de los pueblos, luchen contra
un régimen colonialista o racista” (Alex, J., 2013, P. 240). Y
respecto de los conflictos armados no internacionales, “la
obligación le compete al Estado y a los grupos armados no
estatales que participen en dicha confrontación” (Ibid. P. 125).

La obligación de respetar el derecho humanitario tiene


fundamento convencional, consuetudinario y constitucional. El
artículo 1º común de los Convenios de Ginebra de 1949 establece
que “Las Altas Partes Contratantes se comprometen a respetar y
hacer respetar el presente Convenio en todas las circunstancias”.
9 Manual de Derecho Internacional Público

Según el Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario, es


norma consuetudinaria para conflictos armados internacionales y
no internacionales, la siguiente: “Norma 139. Las partes en
conflicto deberán respetar y hacer respetar el derecho
internacional humanitario por sus fuerzas armadas, así como por
otras personas y agrupaciones que actúen de hecho siguiendo
sus instrucciones o bajo su dirección o control”. El primer párrafo
del artículo 93 de la Constitución Política establece: “Los tratados
y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que
reconocen los derechos humanos y que prohíben su limitación en
los estados de excepción, prevalecen en el orden interno”. A su
vez, en el artículo 214 constitucional se dice que “[e]n todo caso
se respetarán las reglas del derecho internacional humanitario”. El
artículo 1º común hace parte del derecho consuetudinario y
genera una doble obligación para los Estados: por un lado,
abstenerse de realizar o tolerar cualquier acto de un agente suyo
que constituya una infracción al derecho humanitario, y por el otro,
impedir la infracción del derecho por parte de otras personas o
agentes no estatales. (Ibíd. P. 126).

El principio del respeto a los Derechos Humanos.

Tal principio señala la garantía que deben tener las


personas, bien sean combatientes, bien tengan el carácter de
persona civil, del respeto de sus derechos humanos, ya que
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tales cuentan con ámbito de aplicación en todo momento y


circunstancia.

La aplicación del derecho internacional humanitario guarda una


relación directamente proporcional a la intensidad del conflicto: a
mayor intensidad del conflicto, mayor aplicación. La del derecho
internacional de los derechos humanos, en cambio, es
inversamente proporcional a la intensidad del conflicto: a mayor
intensidad del conflicto, menor aplicación, hasta alcanzar el núcleo
inderogable de derechos. (Ibíd. P. 137).

Por tal, el respeto de la persona humana debe guiar todas


las actuaciones tanto fuera como dentro de las hostilidades,
primando tales garantías, por sobre “el interés estatal de
mantener el orden público” (Velandia, A. 2012, P. 63).

Los principios fundamentales del Derecho Internacional


de los Conflictos Armados (DICA)

El principio de proporcionalidad.
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Este principio limita los daños que se realicen en las


operaciones militares, siendo tales, los mínimos necesarios
para asegurar el fin de la guerra.

El término define el principio destinado a limitar los daños


causados por las operaciones militares. La proporcionalidad exige
que los efectos de los medios y métodos de guerra utilizados no
sean desproporcionados en relación con la ventaja militar
buscada. Ya afirmado anteriormente (por ejemplo, en la
prohibición de causar males superfluos y sufrimientos
innecesarios). (2008, P. 90).

El protocolo I de Ginebra del año 1977, en relación al


principio de proporcionalidad regula:

1. La población civil y las personas civiles gozarán de


protección general contra los peligros procedentes de
operaciones militares. Para hacer efectiva esta
protección, además de las otras normas aplicables de
derecho internacional, se observarán en todas las
circunstancias las normas siguientes.
2. No serán objeto de ataque la población civil como tal ni
las personas civiles. Quedan prohibidos los actos o
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amenazas de violencia cuya finalidad principal sea


aterrorizar a la población civil.
3. Las personas civiles gozarán de la protección que
confiere esta Sección, salvo si participan directamente en
las hostilidades y mientras dure tal participación.
4. Se prohíben los ataques indiscriminados. Son ataques
indiscriminados:
a) los que no están dirigidos contra un objetivo militar
concreto;
b) los que emplean métodos o medios de combate que no
pueden dirigirse contra un objetivo militar concreto; o
c) los que emplean métodos o medios de combate cuyos
efectos no sea posible limitar conforme a lo exigido por el
presente Protocolo; y que, en consecuencia, en
cualquiera de tales casos, pueden alcanzar
indistintamente a objetivos militares y a personas civiles o
a bienes de carácter civil.

5. Se considerarán indiscriminados, entre otros, los


siguientes tipos de ataque:
a) los ataques por bombardeo, cualesquiera que sean los
métodos o medios utilizados, que traten como objetivo
militar único varios objetivos militares precisos y
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claramente separados situados en una ciudad, un pueblo,


una aldea u otra zona en que haya concentración análoga
de personas civiles o bienes de carácter civil;
b) los ataques, cuando sea de prever que causarán
incidentalmente muertos y heridos entre la población civil,
o daños a bienes de carácter civil, o ambas cosas, que
serían excesivos en relación con la ventaja militar
concreta y directa prevista.
6. Se prohíben los ataques dirigidos como represalias contra
la población civil o las personas civiles.
7. La presencia de la población civil o de personas civiles o
sus movimientos no podrán ser utilizados para poner
ciertos puntos o zonas a cubierto de operaciones
militares, en especial para tratar de poner a cubierto de
ataques los objetivos militares, ni para cubrir, favorecer u
obstaculizar operaciones militares. Las Partes en conflicto
no podrán dirigir los movimientos de la población civil o de
personas civiles para tratar de poner objetivos militares a
cubierto de ataques, o para cubrir operaciones militares.
8. Ninguna violación de estas prohibiciones dispensará a las
Partes en conflicto de sus obligaciones jurídicas con
respecto a la población civil y las personas civiles, incluida
14 Manual de Derecho Internacional Público

la obligación de adoptar las medidas de precaución


previstas en el artículo 57. (Art. 51).

Además de (…)

1. Las operaciones militares se realizarán con un cuidado


constante de preservar a la población civil, a las
personas civiles y a los bienes de carácter civil.
2. Respecto a los ataques, se tomarán las siguientes
precauciones:
a) quienes preparen o decidan un ataque deberán:
i. hacer todo lo que sea factible para verificar que
los objetivos que se proyecta atacar no son
personas civiles ni bienes de carácter civil, ni
gozan de protección especial, sino que se trata de
objetivos militares en el sentido del párrafo 2 del
artículo 52 y que las disposiciones del presente
Protocolo no prohíben atacarlos;
ii. tomar todas las precauciones factibles en la
elección de los medios y métodos de ataque para
evitar o, al menos, reducir todo lo posible el
número de muertos y de heridos que pudieran
causar incidentalmente entre la población civil, así
como los daños a los bienes de carácter civil;
15 Manual de Derecho Internacional Público

iii. abstenerse de decidir un ataque cuando sea de


prever que causará incidentalmente muertos o
heridos en la población civil, daños a bienes de
carácter civil, o ambas cosas, que serían
excesivos en relación con la ventaja militar
concreta y directa prevista;
b) un ataque será suspendido o anulado si se advierte
que el objetivo no es militar o que goza de protección
especial, o que es de prever que el ataque causará
incidentalmente muertos o heridos entre la población
civil, daños a bienes de carácter civil, o ambas
cosas, que serían excesivos en relación con la
ventaja militar concreta y directa prevista;
c) se dará aviso con la debida antelación y por medios
eficaces de cualquier ataque que pueda afectar a la
población civil, salvo que las circunstancias lo
impidan.

3. Cuando se pueda elegir entre varios objetivos militares


para obtener una ventaja militar equivalente, se optará
por el objetivo cuyo ataque, según sea de prever,
presente menos peligro para las personas civiles y los
bienes de carácter civil.
16 Manual de Derecho Internacional Público

4. En las operaciones militares en el mar o en el aire, cada


Parte en conflicto deberá adoptar, de conformidad con
los derechos y deberes que le corresponden en virtud
de las normas de derecho internacional aplicables en
los conflictos armados, todas las precauciones
razonables para evitar pérdidas de vidas en la
población civil y daños a bienes de carácter civil.
5. Ninguna de las disposiciones de este artículo podrá
interpretarse en el sentido de autorizar ataque alguno
contra la población civil, las personas civiles o los
bienes de carácter civil. (Protocolo I de Ginebra del año
1977, 1977, Art. 57).

El principio de limitación.

En todo conflicto armado, el derecho de las Partes en


conflicto a elegir los métodos o medios de hacer la guerra no
es ilimitado, por tal “este principio va encaminado a establecer
limitaciones que se aplican en la escogencia y utilización de
ciertos medios de guerra empleados en el desarrollo de las
hostilidades. Radica en la prohibición de causar males
superfluos y males innecesarios” (Velandia, A. 2012, P. 81).
Limitando así los ataques, ya sean ofensivos o defensivos, en
17 Manual de Derecho Internacional Público

la “escogencia y utilización indiscriminada de algunos métodos


y medios de guerra en relación con la ventaja militar o
necesidad militar” (Ibíd.).

El principio de necesidad militar.

Este principio limita las operaciones militares a las


necesarias para alcanzar el fin de la guerra1.

El principio de la necesidad militar, junto con el de la


proporcionalidad, con el que tiene varios puntos en comunes, es
uno de los componentes esenciales del derecho de los conflictos
armados. La locución, en su sentido lato, es la toma de las
medidas necesarias para conseguir las metas de la guerra.
Constituye la justificación de todo recurso de violencia, dentro de
los límites establecidos por el principio general de la
proporcionalidad. En su sentido estricto, indica una necesidad
estipulada en normas de derecho internacional, que induce a
actuar, tanto en el marco de las mismas normas, como por
excepciones a éstas, respetando los límites y condiciones que
dichas normas establecen para consentir la excepción. En
resumen, la necesidad militar en su sentido estricto, sólo puede
invocarse si en el derecho positivo se admite explícitamente que,
por excepción hecha en nombre de esta necesidad, se suspenda

1
Someter al adversario y obligarlo a seguir su propia voluntad.
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una prohibición o una limitación determinada en el recurso de la


violencia de la guerra. (Vierri, P. 2008, P. 70).

El principio de distinción.

Este principio establece que las operaciones militares


deben dirigirse sólo contra los combatientes y los objetivos
militares, distinguiendo a la población civil y los bienes de
carácter civil.

En lo que se refiere a las personas, debe distinguirse entre


combatientes y personas civiles, no combatientes y no participes
directos en las hostilidades.

En lo que respecta a los bienes, los objetivos militares se limitan


a aquellos que por su naturaleza, ubicación, finalidad o utilización
contribuyen eficazmente a la acción militar enemiga y cuya
destrucción total o parcial, captura o neutralización ofrezca en las
circunstancias del caso una ventaja militar definida.

En caso de duda acerca de si un bien que normalmente se dedica


a fines civiles, tal como un lugar de culto, una casa u otra vivienda
o una escuela, se utiliza para contribuir eficazmente a la acción
militar, se presumirá que no se utiliza con tal fin. En consecuencia,
el ataque deberá ser suspendido o anulado. Igualmente, cuando
sea de prever que causará incidentalmente muertos o heridos
entre la población civil, daños a bienes de carácter civil, o ambas
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cosas, que serían excesivos en relación con la ventaja militar


concreta y directa prevista.

Son bienes de carácter civil todos los bienes que no son objetivos
militares en el sentido del párrafo 2 del art. 52 del Protocolo I
Adicional a los Cuatro Convenios de Ginebra de 1949. (FAC,
2014, Párrafo 29).

Los principios fundamentales del Derecho Internacional


Humanitario (DIH)
El principio de neutralidad.

Derecho a la neutralidad (Ius ad neutralitatem): Se alza


como el principio fundamental del Comité Internacional de la
Cruz Roja (CIR),

“por el cual en un conflicto la asistencia humanitaria jamás puede


ser interferida, lo que implica que el personal dedicado a tales
menesteres debe abstenerse de todo acto hostil a cambio de su
inmunidad; que debe ser respetado y protegido, y que nadie
puede ser sancionado o molestado por haber cuidado a los
heridos o a los enfermos” (Pictet, J. citado por Monroy, M. 2012).

Por tal, “la asistencia humanitaria nunca podrá tenerse


como una injerencia de parte de quien la presta en el conflicto
armado y, en consecuencia, en observancia de tal principio, los
20 Manual de Derecho Internacional Público

combatientes deben abstenerse de perturbar u obstaculizar el


ejercicio de la asistencia humanitaria” (Velandia, A. 2012, P.
123), así como de personal sanitario “igualmente, abstenerse
de realizar todo acto hostil” (Ibíd.).

Por otra parte, este principio también señala la Condición


jurídico-política de un Estado que,

“durante un conflicto armado internacional, elije permanecer ajeno


a él, ejerciendo lo que se conoce como ius ad neutralitatem.
Además de ese tipo de neutralidad, por así decirlo, ocasional,
existe la neutralidad permanente de Estados tales como Austria o
Suiza, que han declarado su voluntad de permanecer ajenos a
cualquier conflicto futuro. Se habla de relación de neutralidad por
lo que respecta a los derechos y deberes –establecidos por el
derecho internacional- que vinculan a los Estados neutrales con
los Estados beligerantes. Este comportamiento reciproco es
también denominado ius in neutralitatem”. (Vierri, P., 2008, P. 70).

El principio de normalidad.

Este principio busca que las personas protegidas por el


(DIH), puedan llevar la vida lo más normal posible, dentro de
las consideraciones que un conflicto armado acarrea. Al
respecto Jean Pictet señala:
21 Manual de Derecho Internacional Público

Esta noción procede también de la gran idea de un razonable


compromiso entre las aspiraciones humanitarias y las
necesidades de la guerra. Se deriva de un principio de aplicación:
la cautividad de guerra no es un castigo, sino solamente un medio
para que el adversario no pueda causar daños. Todo rigor que
rebase esta finalidad es inútil y condenable. (Citado por, Velandia,
A. 2012).

El principio de protección.

Este principio señala que la protección de los heridos y


enfermos, náufragos, personal sanitario y religioso, internados
civiles o prisioneros de guerra pertenecientes a la parte
adversa, que se encuentren en poder de una Potencia
Detenedora2 debe “asumir la protección, nacional e
internacional de tales personas y, por lo mismo, tal acción de
cuidado no está en cabeza del jefe o comandante militar de
lugar, sino de la Alta Parte Contratante” (Velandia, A. 2012, P.
112).

2
Potencia en cuyo poder se encuentra, en un conflicto armado internacional
heridos y enfermos, náufragos, personal sanitario y religioso, internados civiles
o prisioneros de guerra pertenecientes a la parte adversa. (Vierri, P. 2008, P.
88).
22 Manual de Derecho Internacional Público

Asimismo, el principio de protección “se predica de


manera general, respecto de la población civil” (Ibíd.).

La clasificación de los Conflictos Armados


El Conflicto Armado Internacional (CAI)
Primeramente, es necesario definir lo que se entiende por
conflicto armado, concepto el cual es desarrollado por el autor
Pietro Vierri, el cual lo establece, como los…

Diferentes tipos de enfrentamiento, es decir, a los que pueden


producirse: a) entre dos o más entidades estatales (v. Guerra); b)
entre una entidad Estatal (v. guerra de liberación nacional); c)
entre una entidad estatal y una facción disidente (v. conflicto
armado no internacional); d) entre dos etnias diversas al interior
de una entidad estatal (v. conflicto armado no internacional).
(2008, P. 25).

Igualmente, la Corte Constitucional define los conflictos


armados como “el recurso a la fuerza armada entre Estados, o
la violencia armada prolongada entre las autoridades
gubernamentales y grupos armados organizados, o entre tales
grupos, dentro de un Estado” (Corte Constitucional
Colombiana, 2007, Sentencia C-291).
23 Manual de Derecho Internacional Público

Ahora bien, el conflicto armado internacional se identifica


como “guerra”, el cual, se presenta como una de las formas en
que se presenta un conflicto armado, caracterizado
inicialmente como una confrontación armada entre dos o más
Estados.

Asimismo, también se considera conflicto armado


internacional las guerra de liberación nacional, siendo tales, los
“conflictos armados en que los pueblos luchan contra la
dominación colonial, la ocupación extranjera o contra un
régimen racista y, en general, las guerras que pueden surgir
cuando los pueblos quieren ejercer su derecho a la libre
determinación” (Vierri, P. 2008, P. 46).

El artículo dos común a los cuatro convenios de Ginebra


de 1949, establece que existe conflicto armado internacional
en todos los casos de ocupación total o parcial del territorio de
una Alta Parte Contratante, aunque tal ocupación no encuentre
resistencia militar. (Primer Convenio de Ginebra, 1949, art. 2).
Igualmente, en los casos en que los pueblos luchan contra la
dominación colonial y la ocupación extranjera y contra los
24 Manual de Derecho Internacional Público

regímenes racistas, en el ejercicio del derecho de los pueblos


a la libre determinación, consagrado en la Carta de las
Naciones Unidas y en la Declaración sobre los principios de
Derecho Internacional referentes, a las relaciones de amistad
y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la
Carta de las Naciones Unidas. (Protocolo I de 1977 adicional a
los cuatro convenios de Ginebra de 1949, 1977, art. 1, numeral
4).

El Conflicto Armado No Internacional (CANI)

El protocolo II de Ginebra del año 1977, establece que los


conflictos armados no internacionales son aquellos que se
desarrollan en el “territorio de una alta parte contratante”
(Protocolo II de Ginebra de 1977, 1977, Art. 1). Caracterizado
por la confrontación entre las fuerzas armadas de una Alta
parte y “fuerzas armadas disidentes o grupos armados
organizados que, bajo la dirección de un mando responsable,
ejerzan sobre una parte de dicho territorio un control tal que les
permita realizar operaciones militares sostenidas y
concertadas” (Ibíd.), y poder aplicar las normas del derecho de
la guerra.
25 Manual de Derecho Internacional Público

Por su parte, la Corte Constitucional en sentencia C-


291/07 citando lo establecido por la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, estableció que:

"En contraste con esas situaciones de violencia interna, el


concepto de conflicto armado requiere, en principio, que existan
grupos armados organizados que sean capaces de librar
combate, y que de hecho lo hagan, y de participar en otras
acciones militares recíprocas, y que lo hagan. El artículo 3 común
simplemente hace referencia a este punto pero en realidad no
define ‘un conflicto armado sin carácter internacional’. No
obstante, en general se entiende que el artículo 3 común se aplica
a confrontaciones armadas abiertas y de poca intensidad entre
fuerzas armadas o grupos relativamente organizados, que ocurren
dentro del territorio de un Estado en particular. Por lo tanto, el
artículo 3 común no se aplica a motines, simples actos de
bandolerismo o una rebelión no organizada y de corta duración.
Los conflictos armados a los que se refiere el artículo 3,
típicamente consisten en hostilidades entre fuerzas armadas del
gobierno y grupos de insurgentes organizados y armados.
También se aplica a situaciones en las cuales dos o más bandos
armados se enfrentan entre sí, sin la intervención de fuerzas del
gobierno cuando, por ejemplo, el gobierno establecido se ha
disuelto o su situación es tan débil que no le permite intervenir. Es
importante comprender que la aplicación del artículo 3 común no
26 Manual de Derecho Internacional Público

requiere que existan hostilidades generalizadas y de gran escala,


o una situación que se pueda comparar con una guerra civil en la
cual grupos armados de disidentes ejercen el control de partes del
territorio nacional. La Comisión observa que el Comentario
autorizado del CICR sobre los Convenios de Ginebra de 1949
indica que, a pesar de la ambigüedad en el umbral de aplicación,
el artículo 3 común debería ser aplicado de la manera más amplia
posible. // El problema más complejo en lo que se refiere a la
aplicación del artículo 3 común no se sitúa en el extremo superior
de la escala de violencia interna, sino en el extremo inferior. La
línea que separa una situación particularmente violenta de
disturbios internos, del conflicto armado de nivel "inferior",
conforme al artículo 3, muchas veces es difusa y por lo tanto no
es fácil hacer una determinación. Cuando es necesario determinar
la naturaleza de una situación como la mencionada, en el análisis
final lo que se requiere es tener buena fe y realizar un estudio
objetivo de los hechos en un caso concreto." (M.P. Cepeda, M.)

Adicionalmente, los conflictos armados no internacionales


deben contar con unos requisitos mínimos para que sean
catalogados como tales, requisitos acuñados por la Corte
Constitucional al referir al respecto:

En consecuencia, la determinación de la existencia de un conflicto


armado debe realizarse no en abstracto, sino en atención a las
27 Manual de Derecho Internacional Público

características de cada caso particular. Para efectos de establecer


en casos concretos si un determinado conflicto ha trascendido el
umbral de gravedad necesario para ser clasificado como un
conflicto armado interno, la jurisprudencia internacional ha
recurrido principalmente a dos criterios: (i) la intensidad del
conflicto, y (ii) el nivel de organización de las partes. Al apreciar la
intensidad de un determinado conflicto, las Cortes internacionales
han aplicado, por ejemplo, factores tales como la seriedad de los
ataques y si ha habido un incremento en las confrontaciones
armadas, la extensión de las hostilidades a lo largo de un territorio
y de un período de tiempo, el aumento en las fuerzas armadas
estatales y en su movilización, así como la movilidad y distribución
de armas de las distintas partes enfrentadas. En cuanto a la
organización de los grupos enfrentados, las cortes internacionales
la han apreciado de conformidad con criterios tales como la
existencia de cuarteles, zonas designadas de operación, y la
capacidad de procurar, transportar y distribuir armas. (Ibíd.).

Y continúa diciendo…

Otros criterios más exigentes para establecer la existencia de un


conflicto armado han sido invocados con frecuencia por algunos
sectores de la doctrina, pero la jurisprudencia internacional ha
descartado expresamente que se trate de requisitos necesarios
para clasificar una determinada situación en esta categoría. Así,
28 Manual de Derecho Internacional Público

se ha sugerido que es necesario (a) que haya un reconocimiento


explícito de los grupos enfrentados como insurgentes o como
beligerantes, (b) que la disputa haya ingresado a la agenda del
Consejo de Seguridad o la Asamblea General de las Naciones
Unidas, (c) la existencia de una organización semi-estatal a nivel
de los grupos armados que enfrentan a las autoridades de jure, o
(d) el ejercicio de autoridad estatal de facto sobre determinadas
porciones del territorio por los grupos armados en cuestión. Sin
embargo, el Tribunal Penal para la Antigua Yugoslavia,
basándose en un cuidadoso estudio del estado del Derecho
Internacional Humanitario, afirmó expresamente que no es
necesario que estén presentes estos factores para efectos de
considerar que una confrontación armada determinada está sujeta
a las leyes de la guerra. (Ibíd.).

Asimismo, y ante tal dicotomía, el autor Pietro Vierri, como


doctrinante autorizado por el CICR, ha conceptuado que los
requisitos de los conflictos armados no internacionales,
corresponden a: intensidad, duración y participación.

Siendo así las cosas, es menester diferenciar que ciertos


conflictos internos, no pueden ser catalogados como conflictos
armados no internacionales; el tratadista Pietro Vierri, al
29 Manual de Derecho Internacional Público

respecto señala que “las situaciones de tensiones internas y


de disturbios internos, tales como los motines internos, los
actos esporádicos y aislados de violencia y otros actos
análogos no son considerados como conflictos armados”
(2008, P. 26).

El Conflicto Armado Internacionalizado

La doctrina señala como tercera categoría de los


conflictos armados, a los conflictos armados
internacionalizados, que revisten características tanto de los
conflictos armados internos, tanto de los conflictos armados
internacionales.

El profesor D. Schindler señala que:

El término "conflicto armado internacionalizado" describe


hostilidades internas que se convierten en internacionales. Las
circunstancias concretas que pueden dar lugar a esa
internacionalización son numerosas y, a menudo, complejas: la
expresión conflicto armado internacionalizado incluye las guerras
entre dos facciones internas respaldadas por Estados diferentes,
las hostilidades directas entre dos Estados extranjeros que
30 Manual de Derecho Internacional Público

intervienen militarmente en un conflicto armado interno


respaldando a grupos enemigos y las guerras en que se produce
una intervención extranjera para apoyar a un grupo rebelde que
lucha contra un Gobierno establecido. (1982, P. 279).

Se tiene entonces, que los conflictos armados


internacionalizados son inicialmente conflictos armados
internos, y que debido a circunstancias especiales que amplían
el desarrollo de las hostilidades, muta en un conflicto armado
internacionalizado. Pietro Verri, doctrinante autorizado por el
CICR, señala que un conflicto armado interno puede
internacionalizarse en las hipótesis de:

a) El Estado víctima de una insurrección reconoce a los


insurgentes como beligerantes.
b) Uno o varios Estados extranjeros intervienen con sus
propias fuerzas armadas en favor de una de las partes.
c) Dos Estados extranjeros intervienen con sus propias
fuerzas armadas respectivas, cada una en favor de una
de las partes. (2008, P.26).
31 Manual de Derecho Internacional Público

Por otra parte, los Conflictos Armados Internacionalizados


presentan un vacío jurídico, ya que no cuenta con una norma
jurídica propia que los regule, por tanto la aplicación del
Derecho Internacional Humanitario en los Conflictos Armados
Internacionalizados “implica caracterizar los enfrentamientos
como totalmente internacionales o totalmente no
internacionales, en función de las diversas pruebas
establecidas en los Convenios de Ginebra, sus Protocolos y el
derecho internacional consuetudinario”. (Stewart, J. 2003,
Párrafo 6).

De los casos recientes más conocidos, en el contexto de


los conflictos internacionalizados, se encuentran:

(…) la intervención de la OTAN en el conflicto armado entre la


República Federativa de Yugoslavia (RFY) y el Ejército de
Liberación de Kosovo (ELK) en 1999 y la intervención iniciada en
agosto de 1998 por Ruanda, Angola, Zimbabue, Uganda y otros
países, en apoyo de las partes enfrentadas en el conflicto armado
interno de la República Democrática del Congo (RDC). (Ibíd.,
Párrafo 4).
32 Manual de Derecho Internacional Público

La conducción de las hostilidades

El derecho internacional sobre la conducción de las


hostilidades regula y limita los métodos y medios elegidos por
los combatientes dentro de un conflicto armado. “Su finalidad
es establecer un equilibrio entre la acción militar legítima y el
objetivo humanitario de reducir el sufrimiento humano, sobre
todo de los civiles”. (CICR, 2010, página oficial). Además de
limitar todo lo concerniente a la forma en que se libran las
hostilidades.

Así mismo, la conducción de las hostilidades debe regir


las actuaciones de las partes en conflicto, excluyendo de todo
acto de hostilidad a las personas de naturaleza civil y a los
bienes civiles, ya sea dentro del margen de un conflicto armado
internacional, conflicto armado no internacional o conflicto
armado internacionalizado.

El principio de distinción es central para todo el derecho relativo a


la conducción de las hostilidades. Están prohibidas las acciones
militares indiscriminadas. Todas las partes en conflicto deben
distinguir entre objetivos militares legítimos, por un lado, y
personas civiles y bienes de carácter civil, por otro lado. (Ibíd).
33 Manual de Derecho Internacional Público

Las operaciones militares

En general, las operaciones militares se entienden como


todas aquellas actividades de una campaña de guerra o de un
solo hecho de armas. Pietro Vierri refiere al respecto:

En el arte militar indica más exactamente un conjunto de acciones


militares que, basadas en el movimiento y/o en el fuego, tienen un
objetivo preciso, de alcance táctico o estratégico. La distinción que
hasta la Segunda Guerra Mundial se hacía entre operaciones
terrestres, navales y aéreas no parece que siga justificándose; por
una parte, porque las fuerzas navales, a veces, y las fuerzas
aéreas, generalmente, tienen objetivos terrestres; por una parte,
porque la conducción de las operaciones terrestres y navales de
cierta envergadura exige siempre el apoyo aéreo; y, por último,
porque hay operaciones en las que se combina la acción de las
tres fuerzas. (2008, P. 78).

Las hostilidades

El informe sobre políticas presentado en 2007 por la


Universidad de Harvard, a cargo del “Program On
Humanitarian Policy And Conflict Research” establece que las
hostilidades son:

(…) actos que por su naturaleza y finalidad están destinados a


causar un daño real al personal y los equipos de las fuerzas
34 Manual de Derecho Internacional Público

armadas. Del mismo modo, el Manual Modelo del CICR [La ley de
los conflictos armados, guía del usuario] especifica que, tomando
parte en las hostilidades significa participar en acciones hostiles
contra las fuerzas armadas enemigas, pero no [sólo] la asistencia
en el esfuerzo de guerra general. Muchos expertos han añadido
que la definición de "hostilidades" debe incluir también actividades
dirigidas a los enemigos, en general, a fin de incluir las actividades
destinadas a dañar civiles en el "caso de asesinatos selectivos",
por su parte, en diciembre de 2006, la Suprema Corte israelí,
consideró "hostilidades" como los "actos que por su naturaleza y
objetivo pretenden causar daño al ejército"3. (Harvard University,
2007, P.6).

Asimismo, el autor Pietro Vierri, como doctrinante


autorizado por el CICR, define las hostilidades como “los actos

3
Texto original: While it is clear that a civilian actively engaging in an armed
attack would be targetable while in the heat of battle, the legal definition of what
constitutes “hostilities” is not explicit. According to the Commentary on Article
51(3) of Additional Protocol I, “hostilities” include situations when a civilian
undertakes hostile acts with or without the use of a weapon. Hostile acts are
“acts which by their nature and purpose are intended to cause actual harm to the
personnel and equipment of the armed forces.” Similarly, the ICRC Model
Manual specifies that, “[t]aking part in hostilities means engaging in hostile
action against enemy armed forces but not [just] assisting in the general war
effort.” Many experts have added that the definition of “hostilities” must also
include activities aimed at the enemy in general, so as to include activities
intended to harm civilians. In the “targeted killings” case decided in December
2006, the Israeli Supreme Court considered “hostilities” to be “acts which by
nature and objective are intended to cause damage to the army”.
35 Manual de Derecho Internacional Público

de violencia que ejerce un beligerante contra su adversario a


efectos de aniquilar su resistencia y obligarlo a seguir su propia
voluntad” (2008, P. 55).

Los métodos de guerra

La elección de las partes en elegir los métodos y los


medios en un conflicto armado no es ilimitada, quedando
restringidos a evitar cualquier acto hostil que genere males
superfluos y daños innecesarios, además de daños extensos,
duraderos y graves al medio ambiente natural. Se puede definir
los métodos de guerra como los procedimientos tácticos y
estratégicos que utiliza un beligerante contra su adversario, en
búsqueda de satisfacer el fin de la guerra.

El protocolo uno de Ginebra del año 1977, establece en


el artículo 35, de las normas fundamentales de los métodos y
medios de guerra, que:

1. En todo conflicto armado, el derecho de las Partes en


conflicto a elegir los métodos o medios de hacer la guerra no
es ilimitado.
36 Manual de Derecho Internacional Público

2. Queda prohibido el empleo de armas, proyectiles,


materias y métodos de hacer la guerra de tal índole que causen
males superfluos o sufrimientos innecesarios.

3. Queda prohibido el empleo de métodos o medios de


hacer la guerra que hayan sido concebidos para causar, o de
los que quepa prever que causen, daños extensos, duraderos
y graves al medio ambiente natural.

Por su parte, Pietro Vierri define los métodos de guerra


como:

los procedimientos tácticos o estratégicos utilizados, en la


conducción de las hostilidades, para vencer al adversario
empleando, sobre la base de informaciones que sobre él se
obtengan, los efectos de las armas, combinados con el
movimiento y la sorpresa. Por lo que atañe a métodos (…) de
combate, en el derecho internacional se aprueban los principios
siguientes:

a) El único objetivo legítimo de la guerra es debilitar las


fuerzas armadas adversarias. Con este fin, basta con
poner fuera de combate al mayor número posible de
combatientes enemigos; (2008, P. 63).
37 Manual de Derecho Internacional Público

b) La elección de los métodos (y medios) de guerra no es


ilimitada; (Ibíd.).
c) Está prohibido el empleo de métodos (y medios) de
guerra de tal índole que causen males superfluos o
sufrimientos innecesarios; (Ibíd.).
d) Cuando se estudien, se desarrollen, se adquieran o se
adopten nuevos métodos (o medios) de guerra se
deberá determinar si no está prohibido su empleo, en
ciertas condiciones o en todas circunstancias. (Ibíd.).

Entre los métodos de guerra prohibidos se encuentran: La


perfidia, el terror, hacer padecer hambre, represalias contra
objetivos no militares o arrojadas desde aeronaves, minas
antipersona o antimaterial, armas trampa, entre otras.

Los medios de guerra

Los medios de guerra consisten en las armas y sistemas


de armas que son utilizadas en una confrontación armada, “a
través de los cuales se ejerce materialmente la violencia contra
el adversario. En materia de medios de guerra, el derecho
38 Manual de Derecho Internacional Público

internacional ha establecido” (FAC, página oficial) los


siguientes principios:

a) El único objetivo legítimo de la guerra es debilitar las fuerzas


armadas adversarias. Con este fin, basta con poner fuera de
combate al mayor número posible de combatientes
enemigos;

b) La elección de los métodos (y medios) de guerra no es


ilimitada;
c) Está prohibido el empleo de métodos (y medios) de guerra
de tal índole que causen males superfluos o sufrimientos
innecesarios. (Vierri, P. 2008, P. 62).

El Derecho Internacional de los Conflictos Armados


(DICA)

Se entiende por Derecho Internacional de los Conflictos


Armados (DICA):

El conjunto de normas del derecho internacional de origen


convencional o consuetudinario, específicamente destinadas a
regulas problemas acaecidos en periodo de conflictos armados
internacionales o no internacionales. Estas normas restringen,
entre otras cosas, la elección de las partes en conflicto en cuanto
39 Manual de Derecho Internacional Público

a medios, métodos y objetivos de combate en una situación


operacional determinada. Sus disposiciones se aplican en
particular a: a) las hostilidades en general; b) la conducción del
combate por las fuerzas armadas; c) el comportamiento de los
combatientes. (Vierri, P. 2008, P. 33).

El Ius In Bello o Derecho de los Conflictos Armados, en


resumen, incluye las “normas y principios que regulan la
conducta de los combatientes durante una contienda armada,
limitan sus actuaciones y los medios de combate de los que
disponen” (Gutiérrez, C. & Cervell, M., 2012, P. 419).

Como ya se mencionó anteriormente, el Derecho de los


Conflictos Armados ha sido fuente de múltiples regulaciones
por los temas tan importantes que regula, pasando por
codificaciones primitivas como el código Hammurabi, la ley
mosaica, entre otras, hasta unas más modernas y más
específicas. El primer intento por agruparlos fue el código de
Lieber de 1863 (instrucciones del Gobierno para los ejércitos
de los Estados Unidos en el campo de batalla), este “aglutinó
un conjunto de directrices para regular el comportamiento de
los soldados, pero nació para aplicarse únicamente a las tropas
40 Manual de Derecho Internacional Público

del Norte que participaron en la Guerra de secesión


estadounidense, careciendo además de carácter vinculante”.
(Gutiérrez, C. & Cervell, M., 2012, P. 420).

Pero, no sería sino hasta las Conferencias de Paz


celebrados en la ciudad de la Haya en 1899 y 1907, donde el
Derecho de los Conflictos Armados tomaría un gran impulso,
al firmarse una multiplicidad de acuerdos que regulaban, entre
otras cosas, los medios y métodos de conducción de las
hostilidades. Por tal, la principal vertiente del Derecho
Internacional de los Conflictos Armados (DICA), proviene de
las Conferencias de Paz de la Haya, en consecuencia, también
se le conoce a esta rama del Derecho de la Guerra, como
Derecho de la Haya.

Se suman a los anteriores otros acuerdos internacionales,


cuyo objetivo es el regular los medios y métodos utilizados en
un conflicto armado, a saber:

1. Declaración de San Petesburgo sobre proyectiles


explosivos y de poco peso (1868).
41 Manual de Derecho Internacional Público

2. Protocolo de Ginebra sobre gases asfixiantes, tóxicos y


similares (1925).
3. Convención sobre la prohibición de armas biológicas
(1972).
4. Convenio sobre prohibición de utilizar técnicas de
modificación ambiental con fines militares u otros fines
hostiles (1976).
5. Convención sobre armas convencionales excesivamente
nocivas o de efectos indiscriminados (1980).
5.1. Protocolo adicional a la Convención sobre armas
convencionales excesivamente nocivas o de efectos
indiscriminados (1980) sobre fragmentos no localizables
(Protocolo I) (1980).
5.2. Protocolo sobre prohibiciones o restricciones del empleo
de minas, armas trampas y otros artefactos (Protocolo II -
10-10-1980).
5.3. Protocolo sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo
de Minas, Armas Trampa y Otros Artefactos. (Protocolo II
según fue enmendado el 3 de mayo de 1996).
5.4. Protocolo sobre prohibiciones o restricciones del empleo
de armas incendiarias (Protocolo III).
5.5. Protocolo sobre prohibiciones o restricciones del empleo
de armas incendiarias (Protocolo III).
42 Manual de Derecho Internacional Público

5.6. Protocolo sobre los Restos Explosivos de Guerra


(Protocolo V).
6. Convención para la prohibición de las armas químicas
(1993).
7. Convención para la prohibición de las minas antipersona
(1997).
8. Convención sobre munición en racimo (2008).

El Derecho Internacional Humanitario (DIH)

El Derecho Internacional Humanitario (DIH), se entiende


como “el conjunto de normas jurídicas internacionales, escritas
o consuetudinarias, que prescriben la moderación de los
conflictos armados entre los pueblos, garantizan el respeto a
la persona humana y aseguran el derecho completo de la
individualidad” (Arbeláez, J. Citado por Monroy, M. 2012).

Asimismo, se entiende como…

Un cuerpo de normas internacionales compuesto por principios,


usos y reglas que limitan el uso de la violencia en periodos de
conflicto armado, en búsqueda de proteger a las personas que no
43 Manual de Derecho Internacional Público

está, o ya no están, directamente involucradas en el ejercicio de


las hostilidades, tales como los heridos, náufragos, prisioneros de
guerra y civiles. Igualmente pretende limitar las consecuencias de
las operaciones militares que se realicen para concretar los fines
de la guerra. (Swinarski, citado por Velandia, A. 2012).

Por lo que se refiere a los comienzos del Derecho


Internacional Humanitario (DIH), tiene su primer momento en
el comerciante suizo Henry Dunant, quien sería testigo de la
batalla de Solferino librada en la región de Lombardía, Italia,
en la guerra de unificación italiana, donde observo las graves
consecuencias que la guerra ocasionaba en los combatientes
de ambas partes, donde los heridos morían de forma cruel sin
podérseles brindar ningún tipo de auxilio. Experiencia que fue
plasmada en la obra titulada “Recuerdo de Solferino” publicada
en 1862, y que propone la creación de grupos de voluntarios
que bajo el principio de ius ad neutralitatem socorran a los
heridos en situación de combate dentro de un conflicto armado
ya sea internacional, ya sea no internacional, ya sea
internacionalizado.
44 Manual de Derecho Internacional Público

En consecuencia de las ideas de Henry Dunant, aparece


el Comité Internacional de Socorro a los Militares Heridos,
1863, conocido más adelante como Comité Internacional de la
Cruz Roja (CICR), quien actúa bajo el principio ius ad
neutralitatem, “que a fin de conservar la confianza de todos, se
abstiene a tomar parte en las hostilidades y, en todo tiempo,
en las controversias de orden político, racial, religioso o
filosófico” (Vierri, P., 2008, P. 71), siento tal principio el medio
ideal para alcanzar su objetivo principal. “La neutralidad no
implica ni una indiferencia ante el sufrimiento ni la aceptación
de la guerra. Es la condición indispensable para una acción
humanitaria eficaz de la Cruz Roja”. (Ibíd.).

Por tanto, y fruto de la las ideas del suizo, se firma en


1864 el primer convenio de Ginebra relativo a los militares
heridos en campaña, donde los Estados parte de tal
convención, se obligan a recoger los militares heridos y
enfermos sin importar el bando al que pertenezcan y la de
respetar al personal y material sanitario que se identificará
mediante el emblema de la Cruz Roja y la Media Luna Roja,
además “consagró los principios de universalidad y tolerancia,
45 Manual de Derecho Internacional Público

en asuntos de raza, nacionalidad y religión”. (Velandia, A.


2012, P. 30).

El Comité Internacional de la Cruz Roja es el promotor del


Convenio de Ginebra, que protege al soldado herido, así como de
los Convenios humanitarios que lo completan. Estos tratados
fundamentales se basan en el respeto debido a la persona
humana y a su dignidad; refrendan el principio de la asistencia
desinteresada y prestada sin discriminación a las víctimas, al
hombre que, herido, prisionero o náufrago, sin defensa alguna, ya
no es un enemigo, sino únicamente un ser que sufre. (Los
Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, 2012, Nota
preliminar).

Durante las guerras mundiales, el CICR jugó un papel


fundamental al ejercer con diligencia las labores de asistencia
humanitaria, razones que le valieron para acreditarse ante la
comunidad internacional, siendo aprobadas todas las
propuestas del comité de expertos del CICR en el año 1945,
propuestas discutidas en la “Conferencia de expertos
gubernamentales para el estudio de los Convenios que
protegen a las víctimas de la guerra”, del 14 al 26 de abril de
46 Manual de Derecho Internacional Público

19474, que más adelante serían recogidas en los cuatro


Convenios de Ginebra celebrados el 12 de agosto de 19495, a
saber:

I. Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para


aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos
de las fuerzas armadas en campaña.

II. Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para


aliviar la suerte que corren los heridos, los enfermos y
los náufragos de las fuerzas armadas en el mar.

4
Participaron setenta enviados de quince Gobiernos que, durante la guerra
mundial, habían tenido en su poder a numerosos prisioneros de guerra e
internados civiles y que, por lo tanto, tenían gran experiencia de los asuntos que
iban a tratarse. . (Los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, 2012,
Nota preliminar).
5
Estados que firmaron el acta final: Afganistán, Albania, Argentina, Australia,
Austria, Bélgica, República Socialista Soviética de Bielorrusia, Birmania,
Brasil, Bulgaria, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Checoslovaquia, Chile,
China, Dinamarca, Ecuador, Egipto, España, Estados Unidos de América,
Etiopía, Finlandia, Francia, Grecia, Guatemala, Hungría, India, Irán, República
de Irlanda, Israel, Italia, Líbano, Liechtenstein, Luxemburgo, México, Mónaco,
Nicaragua, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Pakistán, Perú, Polonia,
Portugal, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Rumania, Santa
Sede, Siam, Siria, Suecia, Turquía, República Socialista Soviética de Ucrania,
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Uruguay, Yugoslavia, Suiza.
Además, diecisiete delegaciones firmaron los cuatro Convenios; otros cuarenta
y cuatro Estados los firmaron en el plazo previsto de seis meses, que expiró el
12 de febrero de 1950.
47 Manual de Derecho Internacional Público

III. Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo


al trato debido a los prisioneros de guerra.
IV. Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo
a la protección debida a las personas civiles en tiempo
de guerra.

Además, dejó “atrás la cláusula si omnes, al establecer el


artículo 1 que Las Altas Partes Contratantes se comprometen
a respetar y a hacer respetar el presente Convenio en todas
las circunstancias” (Gutiérrez, C. & Cervell, M., 2012, P. 422).
Cláusula que más adelante la CIJ en el “asunto sobre las
consecuencias jurídicas de la construcción de un muro en el
territorio palestino ocupado” (2004), “obliga a todos los Estados
partes, participen o no en un conflicto determinado, a asegurar
su cumplimiento”. (Ibíd.).

Años más tarde, la comunidad internacional vio la


imperiosa necesidad de regular y establecer las garantías
mínimas que se debían observar en la conducción de un
conflicto armado de carácter no internacional, ya que, y pese a
que el artículo 3 común a los cuatro convenios de Ginebra de
1949 funge como “un minitratado aplicable a las partes”
48 Manual de Derecho Internacional Público

(Gutiérrez, C. & Cervell, M., 2012, P. 425) en los conflictos


armados no internacionales, las normas no resultan
suficientes, más aún, en vista del creciente aumento de los
conflictos armados no internacionales y guerras de liberación
nacional producidos en las décadas de 1960 y 1970. En
consecuencia, en el año 1977 se aprobaron dos protocolos
adicionales a los cuatro convenios de Ginebra de 1949.

Asimismo, Los protocolos adicionales (1977) a los cuatro


convenios de Ginebra del año 1949, fijan nuevos límites que
refuerzan la protección a las víctimas de los conflictos armados
internacionales (primer protocolo adicional del año 1977), y de
los conflictos armados de índole no internacional (segundo
protocolo adicional del año 1977).

Por último, en el año 2005 se aprobó un tercer protocolo


adicional a los cuatro convenios de Ginebra del año 1949, el
cual establece un nuevo símbolo de protección adicional, el
cristal o diamante rojo, el cual goza de las mismas garantías
de los emblemas de la cruz roja y la media luna roja.
49 Manual de Derecho Internacional Público
50 Manual de Derecho Internacional Público
51 Manual de Derecho Internacional Público

LA CORTE PENAL INTERNACIONAL EN EL CONTEXTO


DEL DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

La jurisdicción internacional de justicia, contempla al


sujeto en determinadas circunstancias como sujeto de
Derecho Internacional, en el que el individuo “goza de
determinados derechos reconocidos por el Derecho
Internacional, y se le reconoce determinadas obligaciones
como consecuencia de normas internacionales”. (Monroy, M.,
2011, P. 575). Por tanto, el individuo puede ser juzgado por un
tribunal internacional, en razón a ciertos delitos establecidos
en el Estatuto de Roma, claro está, lo anterior previo haber
agotado requisito obligatorio de complementariedad o
subsidiariedad.

La Corte Penal Internacional (CPI), también conocida


como Corte Penal de la Haya6, nace como una organización
independiente fruto de las Naciones Unidas, ésta surge a

6
La Corte Penal Internacional se ubica en la ciudad de la Haya, Países bajos,
razón por la cual se le conoce comúnmente como Corte Penal de la Haya. Es
importante no confundirla con la Corte de la Haya, ya que ésta hace referencia
a la Corte Internacional de Justicia ubicada en la misa ciudad.
52 Manual de Derecho Internacional Público

través del tratado internacional denominado Estatuto de Roma


(1998), donde el 17 de julio de 1998, 120 Estados7 se reunieron
en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación, en Roma, Italia, allí la comunidad
internacional encontró que ciertas conductas reprochables
internacionalmente por su gravedad debían ser condenadas
por una corte de jurisdicción internacional. Tal tratado entra en
vigor el 01 de julio de 2002, luego que el sexagésimo Estado

7
Estados firmantes: Afghanistan, Albania, Andorra, Antigua and Barbuda,
Argentina, Australia, Austria, Bangladesh, Barbados, Belgium, Belize, Benin,
Bolivia, Bosnia and Herzegovina, Botswana, Brazil, Bulgaria, Burkina Faso,
Burundi, Cambodia, Canada, Cape Verde, Central African Republic, Chad,
Chile, Colombia, Comoros, Congo, Cook Islands, Costa Rica, Côte d’Ivoire,
Croatia, Cyprus, Czech Republic, Democratic Republic of the Congo,
Denmark, Djibouti, Dominica, Dominican Republic, Ecuador, Estonia, Fiji,
Finland, France, Gabon, Gambia, Georgia, Germany, Ghana, Greece, Grenada,
Guatemala, Guinea, Guyana, Honduras, Hungary, Iceland, Ireland, Italy, Japan,
Jordan, Kenya, Latvia, Lesotho, Liberia, Liechtenstein, Lithuania,
Luxembourg, Madagascar, Malawi, Maldives, Mali, Malta, Marshall Islands,
Mauritius, Mexico, Mongolia, Montenegro, Namibia, Nauru, Netherlands, New
Zealand, Niger, Nigeria, Norway, Palestine, Panama, Paraguay, Peru,
Philippines, Poland, Portugal, Republic of Korea, Republic of Moldova,
Romania, Saint Kitts and Nevis, Saint Lucia, Saint Vincent and the Grenadines,
Samoa, San Marino, Senegal, Serbia, Seychelles, Sierra Leone, Slovakia,
Slovenia, South Africa, Spain, Suriname, Sweden, Switzerland, Tajikistan, The
Former Yugoslav Republic of Macedonia, Timor-Leste, Trinidad and Tobago,
Tunisia, Uganda, United Kingdom, United Republic of Tanzania, Uruguay,
Vanuatu, Venezuela, Zambia.
53 Manual de Derecho Internacional Público

depositara ante el Secretario General de las Naciones Unidas


el instrumento de ratificación. En tal tratado, estipuló además,
la sede de la Corte Penal Internacional (CPI), la cual y tal como
lo refiere su artículo 3, se encuentra en la ciudad de la Haya
(Países bajos), señalando adicionalmente, que sus gastos
serán financiados por donaciones de gobiernos,
organizaciones internacionales, particulares, empresas y otras
entidades.

Primeramente, la Corte Penal Internacional (CPI), tiene


sus antecedentes en el tribunal internacional creado por el
pacto de Versalles, que se componía por un juez de cada uno
de los Estados vencedores: Estados unidos, Gran Bretaña,
Francia, Italia y Japón, en el cual se juzga al Káiser Guillermo
II por sus crímenes contra la moral internacional y la santidad
de los tratados. En tal caso no se profirió condena, porque
Holanda, le concedió acilo político al Káiser y se negó a
entregarlo, aduciendo que no existía una base legal para
juzgarlo.
54 Manual de Derecho Internacional Público

De igual manera, como antecedentes próximos, se tiene


el Tribunal Militar Internacional o Tribunal de Nuremberg
creado por los Gobiernos de los Estados Unidos, Francia,
Reino Unido y la Unión Soviética8, donde se juzgaron los
graves crímenes cometidos por los Nazis en el transcurso de
la Segunda Guerra Mundial (1938-1945). Asimismo, el Tribunal
Militar Internacional para el Lejano Oriente o Tribunal de Tokio,
fue creado en 1946 por los países que estuvieron en
confrontación con Japón, y que se encargó de juzgar los
“generales, almirantes, ministros y diplomáticos japoneses
acusados de haber cometido crímenes contra la paz, crímenes
de guerra y crímenes contra la humanidad. (Vargas, C., 2004,
P.15).

Más adelante, y fruto de la contienda militar ocurrida en la


antigua Yugoslavia en la década de los 90’ como consecuencia
del renacimiento de los “nacionalismos y de los fanatismos
religiosos que condujeron a la disolución de la República
Socialista de Yugoslavia” (Ibíd.). El Consejo De Seguridad de
las Naciones Unidas, crea en 1993 un tribunal ad hoc, quien se

8
Acuerdo suscrito el 08 de agosto de 1945 en Londres, acuerdo al que
posteriormente le fueron adheridos 19 Estados.
55 Manual de Derecho Internacional Público

encargaría de juzgar y condenar a quienes cometieron graves


crímenes contra el Derecho Internacional Humanitario y
crímenes contra la seguridad y la paz internacionales.
Igualmente, el Consejo De Seguridad de las Naciones Unidas
creo el tribunal ad hoc para Ruanda (1994), en consideración
a los graves crímenes realizados por el gobierno de Ruanda,
como genocidio y “otras violaciones sistemáticas,
generalizadas y manifiestas en el Derecho internacional
humanitario” (Ibíd.).

El Principio de Complementariedad de la Corte Penal


Internacional

Para comenzar, es importante entender que la Corte


Penal Internacional sólo adquiere competencia de manera
complementaria, es decir, son los Estados a quienes les
compete investigar, juzgar y condenar a todas aquellas
personas que infrinjan gravemente cualquiera de los crímenes
establecidos en el Estatuto de Roma, llámese crimen de
genocidio, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad o
crimen de agresión.
56 Manual de Derecho Internacional Público

Por otro lado, antes de referir específicamente al principio


de complementariedad por el que se rige la Corte Penal
Internacional, se debe indicar que se entiende por
complementario; así, el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, lo define como lo “que sirve para completar
o perfeccionar algo”, en este caso, la Corte complementa la
acción penal de los Estados en procura que los crímenes más
graves de trascendencia para la comunidad internacional en su
conjunto no queden sin castigo, y así contribuir a la prevención
de nuevos crímenes.

Es así, que el principio de complementariedad refiere a la


característica complementaria de la que se reviste la Corte
Penal Internacional, estableciendo como primer obligado a los
Estados, tal como lo señala el Estatuto de Roma (1998), al
indicar que “es deber de todo Estado ejercer su jurisdicción
penal contra los responsables de crímenes internacionales”
(Preámbulo). “Por consiguiente, la complementariedad implica
que la jurisdicción nacional tiene en principio prioridad sobre
los mecanismos jurisdiccionales establecidos por la comunidad
internacional”. (Cárdenas, F. & Tenorio, M. & Patiño, L. 2009,
P. 118).
57 Manual de Derecho Internacional Público

Al respecto, la Corte Penal Internacional en el caso El


Fiscal vs. Joseph Kony, Vincent Otti, Okot Odhiambo, Dominic
Ongwen, (Uganda), señalo que:

Es bien conocido que la piedra angular del Estatuto así como del
funcionamiento de la Corte es el principio de complementariedad,
de acuerdo con el cual la Corte deberá tener la facultad de ejercer
su jurisdicción sobre personas en relación con los crímenes más
serios de connotación internacional, y deberá ser complementario
a las jurisdicciones penales nacionales. (Citado por Cárdenas, F.
& Tenorio, M. & Patiño, L. 2009).

Se tiene entonces, que la Corte tal y como lo señala desde


el preámbulo del Estatuto de Roma, actúa de forma
complementaria9 a las jurisdicciones penales nacionales10,

9
Estatuto de Roma, 1998, Art. 1: Se instituye por el presente una Corte Penal
Internacional (“la Corte”). La Corte será una institución permanente, estará
facultada para ejercer su jurisdicción sobre personas respecto de los crímenes
más graves de trascendencia internacional de conformidad con el presente
Estatuto y tendrá carácter complementario de las jurisdicciones penales
nacionales. La competencia y el funcionamiento de la Corte se regirán por las
disposiciones del presente Estatuto.
10
Estatuto de Roma, 1998, Preámbulo: Destacando que la Corte Penal
Internacional establecida en virtud del presente Estatuto será complementaria
de las jurisdicciones penales nacionales,
58 Manual de Derecho Internacional Público

viéndose agotado tal requisito sine qua non de admisibilidad,


cuando:

1. La Corte teniendo en cuenta el décimo párrafo del


preámbulo y el artículo 1, resolverá la inadmisibilidad de
un asunto cuando:
a) El asunto sea objeto de una investigación o
enjuiciamiento por un Estado que tenga jurisdicción
sobre él salvo que éste no esté dispuesto a llevar a
cabo la investigación o el enjuiciamiento o no pueda
realmente hacerlo;
b) El asunto haya sido objeto de investigación por un
Estado que tenga jurisdicción sobre él y éste haya
decidido no incoar acción penal contra la persona de
que se trate, salvo que la decisión haya obedecido a
que no esté dispuesto a llevar a cabo el enjuiciamiento
o no pueda realmente hacerlo;
c) La persona de que se trate haya sido ya enjuiciada por
la conducta a que se refiere la denuncia, y la Corte no
pueda adelantar el juicio con arreglo a lo dispuesto en
el párrafo 3 del artículo 20;
d) El asunto no sea de gravedad suficiente para justificar
la adopción de otras medidas por la Corte.
59 Manual de Derecho Internacional Público

2. A fin de determinar si hay o no disposición a actuar en un


asunto determinado, la Corte examinará, teniendo en
cuenta los principios de un proceso con las debidas
garantías reconocidos por el derecho internacional, si se
da una o varias de las siguientes circunstancias, según el
caso:
a) Que el juicio ya haya estado o esté en marcha o que la
decisión nacional haya sido adoptada con el propósito
de sustraer a la persona de que se trate de su
responsabilidad penal por crímenes de la competencia
de la Corte, según lo dispuesto en el artículo 5;
b) Que haya habido una demora injustificada en el juicio
que, dadas las circunstancias, sea incompatible con la
intención de hacer comparecer a la persona de que se
trate ante la justicia;
c) Que el proceso no haya sido o no esté siendo
sustanciado de manera independiente o imparcial y
haya sido o esté siendo sustanciado de forma en que,
dadas las circunstancias, sea incompatible con la
intención de hacer comparecer a la persona de que se
trate ante la justicia.
60 Manual de Derecho Internacional Público

3. A fin de determinar la incapacidad para investigar o


enjuiciar en un asunto determinado, la Corte examinará si
el Estado, debido al colapso total o sustancial de su
administración nacional de justicia o al hecho de que
carece de ella, no puede hacer comparecer al acusado,
no dispone de las pruebas y los testimonios necesarios o
no está por otras razones en condiciones de llevar a cabo
el juicio. (Estatuto de Roma, 1998, Art. 17).

Tales requisitos deben ser revisados por el Fiscal


primeramente, y si él considera que la situación o asunto es
procedente, poder presentarlo ante la Corte, ésta, lo analizará
bajo el test de admisibilidad el cual:

Al analizar el impacto pragmático del concepto de


complementariedad, la Corte ha introducido lo que ha denominado
como el test de admisibilidad. El mismo ha sido dividido en dos
partes: la primera relativa a las investigaciones nacionales y
juicios concernientes al caso en estudio, de modo que únicamente
se predicaría la admisibilidad en el evento que los Estados que
tuviesen la jurisdicción prioritaria sobre el caso hayan
permanecidos inactivos en relación con el mismo; o se cumplan
los criterios de “unwillingness” o “unableness” siguiendo los
parámetros establecidos en el artículo 17 a, b y c, 2 y 3 del
Estatuto. La segunda parte del test, hace referencia a un análisis
de la gravedad de los hechos bajo análisis, de modo que se pueda
61 Manual de Derecho Internacional Público

conjurar la admisibilidad del caso. (Cárdenas, F. & Tenorio, M. &


Patiño, L. 2009, P. 123).

Entendiéndose por unwillingness o unableness, la


ausencia de intención de parte del Estado con respecto a llevar
a la justicia la persona afectada, ya sea Porque el Estado
quiere proteger a esa persona de la responsabilidad criminal,
este tipo está motivado por el deseo de obstruir el curso de la
justicia; o cuando el Estado tenga el propósito de permitir que
la persona sea llevada a la justicia, pero no ante las cortes
nacionales. (Cárdenas, F. & Tenorio, M. & Patiño, L. 2009).

Colombia ante la Corte Penal Internacional

Colombia hace parte de los 120 países que el 17 de julio


de 1998 firmaron el Estatuto de Roma, el cual entro en vigor el
01 de julio de 2002, luego que 60 Estados ratificaran y
depositaran el respectivo instrumento ante el Secretario
General de las Naciones Unidas, tal como lo establece el
artículo 12611 del Estatuto de Roma.

11
1. El presente Estatuto entrará en vigor el primer día del mes siguiente al
sexagésimo día a partir de la fecha en que se deposite en poder del Secretario
62 Manual de Derecho Internacional Público

Tal tratado fue firmado por el Estado colombiano el 10 de


diciembre de 1998, para después incorporarse a su
ordenamiento jurídico a través de la ley 742 del 05 de junio de
2002 "Por medio de la cual se aprueba el Estatuto de Roma de
la Corte Penal Internacional, hecho en Roma el día diecisiete
(17) de julio de mil novecientos noventa y ocho (1998)”. Con
control constitucional agotado en la sentencia C-578 de 2002
del magistrado ponente Manuel José Cepeda Espinoza,
proferida el 30 de julio de 2002. Para posteriormente ratificarlo
el 01 de noviembre de 2002.

Son varios aspectos de los cuales es necesario abordar


cuando de la Corte Penal Internacional y el Estado colombiano
se trata, lo anterior, debido a la situación de conflicto armado
interno por la cual atraviesa Colombia desde hace más de 50
años, que como se ha evidenciado en múltiples ocasiones, ha

General de las Naciones Unidas el sexagésimo instrumento de ratificación,


aceptación, aprobación o adhesión.
2. Respecto de cada Estado que ratifique, acepte o apruebe el presente Estatuto
o se adhiera a él después de que sea depositado el sexagésimo instrumento de
ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, el Estatuto entrará en vigor el
primer día del mes siguiente al sexagésimo día a partir de la fecha en que haya
depositado su instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión.
63 Manual de Derecho Internacional Público

conllevado la ejecución de varios crímenes condenados por el


Estatuto de Roma a partir del 01 de noviembre de 2002, fecha
en la cual la Corte Penal Internacional adquirió competencia de
juzgamiento, razón que limita al Estado colombiano en un
eventual acuerdo de paz con impunidad, ya que en virtud al
principio de complementariedad, la Corte Penal Internacional
asumiría competencia de forma automática.

Lo anterior, se explica bajo el principio de la jurisdicción


universal, en la que ciertos crímenes considerados por la
comunidad internacional como ofensivos para la humanidad,
deben ser condenados por otro Estado o por un tribunal de
competencia universal.

En algunas oportunidades se ha confundido el significado del


principio con otra regla del derecho internacional a la que se
encuentra íntimamente vinculada: la regla aut dedere aut iudicare
(o juzgas o extraditas). La primera, ... en atención a la naturaleza
del crimen, atribuye jurisdicción a cualquier Estado sin importar las
circunstancias en que el mismo haya sido cometido; la segunda
impide que un Estado sustraiga a una persona presuntamente
responsable de un crimen de derecho internacional de su
juzgamiento, mediante la imposición del deber de juzgarla ante
sus propios tribunales (lo que en muchos casos acarreará
64 Manual de Derecho Internacional Público

necesariamente el ejercicio de la jurisdicción universal) o


extraditarla a otro Estado para su juzgamiento o entregarla a un
tribunal internacional a iguales efectos. (Relva, H. Citado por
Valencia, A. 2013, P. 324).

En tanto, para dar cumplimiento a la obligación de evitar


la impunidad de los crímenes condenados por el Estatuto de
Roma, Colombia ha integrado en su normatividad diferentes
sanciones, tanto de tipo penal, como de tipo disciplinario.

Es así que el crimen de genocidio, los crímenes de guerra


y los crímenes de lesa humanidad han sido llevados a diversas
disposiciones penales y disciplinarias que se abordarán en los
capítulos siguientes, excluyendo solamente al crimen de
agresión, el cual desde el punto de vista penal colombiano, no
constituye un delito per se.

Los denominados crímenes contra la paz, según la expresión


acuñada por el Tribunal de Nuremberg, que no es otra cosa que
el crimen de agresión, como lo denomina el Estatuto de la Corte
Penal Internacional, no tienen un desarrollo normativo en la
legislación penal colombiana. (Valencia, A. 2013. P. 399).
65 Manual de Derecho Internacional Público

Es importante señalar, que en aras de cumplir con la


obligación primaria de los Estados frente al Estatuto de Roma,
el Estado colombiano está obligado a aplicar su ordenamiento
interno, que en virtud del principio de integración normativa, los
alcances de las normas son ampliadas en la medida que los
tratados internacionales son tomados como parte integral de la
legislación nacional.

Lo anterior se ve reflejado de manera taxativa en la ley


599 del año 2000, al establecer que: “Las normas y postulados
que sobre derechos humanos se encuentren consignados en
la Constitución Política, en los tratados y convenios
internacionales ratificados por Colombia, harán parte integral
de este código” (Art. 2).

De igual manera, el Código Disciplinario Único hace lo


propio al señalar que:

- Las normas y postulados que sobre derechos humanos


se encuentren consignados en la Constitución Política, en
los tratados y convenios internacionales ratificados por
Colombia, harán parte integral de este código. (Ley 734,
2002, Art. 16).
66 Manual de Derecho Internacional Público

- Aplicación de principios e integración normativa. En la


aplicación del régimen disciplinario prevalecerán los
principios rectores contenidos en esta ley y en la
Constitución Política. En lo no previsto en esta ley se
aplicarán los tratados internacionales sobre derechos
humanos y los convenios internacionales de la OIT
ratificados por Colombia, y lo dispuesto en los códigos
Contencioso Administrativo, Penal, de Procedimiento
Penal y de Procedimiento Civil en lo que no contravengan
la naturaleza del derecho disciplinario. (Ibíd. Art. 21).
- Derechos. Además de los contemplados en la
Constitución, la ley y los reglamentos, son derechos de
todo servidor público:
Los derechos consagrados en la Constitución, los
tratados internacionales ratificados por el Congreso, las
leyes, las ordenanzas, los acuerdos municipales, los
reglamentos y manuales de funciones, las convenciones
colectivas y los contratos de trabajo. (Ibíd. Art. 33).
- Prohibiciones. A todo servidor público le está prohibido:
Incumplir los deberes o abusar de los derechos o
extralimitar las funciones contenidas en la Constitución,
los tratados internacionales ratificados por el Congreso,
las leyes, los decretos, las ordenanzas, los acuerdos
67 Manual de Derecho Internacional Público

distritales y municipales, los estatutos de la entidad, los


reglamentos y los manuales de funciones, las decisiones
judiciales y disciplinarias, las convenciones colectivas y
los contratos de trabajo. (Ibíd. Art. 35).
- Integración normativa. En la aplicación del régimen
disciplinario para los funcionarios judiciales prevalecerán
los principios rectores de la Constitución Política, los
tratados internacionales sobre derechos humanos
ratificados por Colombia, la Ley Estatutaria de la
Administración de Justicia, las normas aquí contenidas y
las consagradas en el Código Penal y de Procedimiento
Penal. (Ibíd. Art. 195).

El principio de complementariedad en el
ordenamiento jurídico colombiano.
El Estado colombiano tal y como se reseñó anteriormente,
se alza como el primer obligado en juzgar y condenar todos
aquellos delitos cometidos dentro de su territorio nacional12,
delitos que en algunos casos, pueden coincidir con los

12
ART. 14. TERRITORIALIDAD. La ley penal colombiana se aplicará a toda
persona que la infrinja en el territorio nacional, salvo las excepciones
consagradas en el derecho internacional. (Ley 599/00).
68 Manual de Derecho Internacional Público

crímenes condenados por el Estatuto de Roma (1998),


actuando sólo de manera complementaria la Corte Penal de la
Haya, cuando el Estado colombiano no quiera o no pueda
asegurar la punibilidad de tales crímenes.

Por su parte, el término admisibilidad se refiere a una cuestión


distinta, v.gr. si la Corte Penal Internacional a pesar de ser
competente no puede admitir el caso. Mientras que el
cumplimiento de las condiciones de competencia es imperativo, la
decisión sobre la admisibilidad de un caso es facultativa. Así, la
Corte Penal Internacional puede tener competencia sobre una
“situación” porque se dan las condiciones de materia, tiempo,
lugar y nacionalidad mencionadas, pero declarar que el “caso”
concreto es inadmisible ante ella, por cuanto está siendo conocido
por una jurisdicción penal nacional que tiene primacía, o por
cualquiera de las otras razones señaladas en el Estatuto.[138] De
esta manera se busca asegurar que la competencia de la Corte
Internacional sea respetuosa del ejercicio efectivo de la soberanía
de un Estado. No obstante, la jurisdicción de la Corte Penal
Internacional conlleva una limitación de la soberanía de los
Estados. Por eso, antes de entrar a analizar en detalle la
regulación del principio de complementariedad, esta Corte se
referirá al tema de la soberanía. (M.P. Cépeda, M. 2002, St. C-
578/02).
69 Manual de Derecho Internacional Público

Señalando la Corte Constitucional, que para el caso


colombiano en específico, tal principio:

Permite que las autoridades colombianas ejerzan plenamente sus


competencias para el juzgamiento de tales conductas en el
territorio, pero acepta, mediante la ratificación del Estatuto de
Roma, que en los eventos extraordinarios enunciados en el
artículo 17, sea la Corte Penal Internacional quien ejerza su
jurisdicción, pudiendo en todo caso impugnarse la decisión de la
Corte Penal Internacional, de conformidad con el artículo 19.
Anota esta Corporación que los eventos de indisposición suponen
una situación muy grave de afectación de sus instituciones para
administrar justicia, lo que representaría una circunstancia
contraria a lo dispuesto por nuestro ordenamiento fundamental.
En efecto, una actuación dirigida a sustraer de la justicia a un
responsable de crímenes atroces, o la incapacidad del Estado
para administrar justicia, sería contraria a nuestra Carta Política y
los compromisos internacionales de Colombia que exigen el
cumplimiento de buena fe de las obligaciones de investigación y
juzgamiento de graves violaciones a los derechos humanos y al
derecho internacional humanitario.

Por las razones expuestas, encuentra la Corte que el principio de


complementariedad consagrado en el artículo 1 del Estatuto y
desarrollado en los artículos analizados del mismo, asegura,
dentro del ámbito regulado por el Estatuto, los fines
constitucionales de garantía a la efectividad de los derechos, de
70 Manual de Derecho Internacional Público

acceso a la justicia y de lucha contra la impunidad que orientan


nuestro ordenamiento constitucional. (Ibíd.).

Los crímenes del Estatuto de Roma en el


ordenamiento jurídico colombiano.

El crimen de lesa humanidad en el ordenamiento


jurídico colombiano.
Respecto del crimen de lesa humanidad, en sentencia de
la Corte Suprema de Justicia, proferida por el magistrado
ponente Cesar Pérez García, con número de radicado 33.118,
del 13 de mayo de 2010, señaló que:

“En cuanto a la evolución del concepto de crímenes de lesa


humanidad, este cobija un conjunto de conductas atroces
cometidas de manera masiva o sistemática, cuyo origen es
principalmente consuetudinario, y que han sido proscritas por el
derecho internacional desde hace varios siglos. Aun cuando en un
principio se exigía su conexidad con crímenes de guerra o contra
la paz, esta condición ha ido desapareciendo.
71 Manual de Derecho Internacional Público

Además, precisó que:

Durante el debate de la Convención sobre la imprescriptibilidad de


los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad, se
propuso eliminar el requisito del nexo de los crímenes de lesa
humanidad con la guerra. Finalmente, se aceptó que tales
crímenes podían cometerse “tanto en tiempo de guerra como en
tiempo de paz”, definición que, a pesar de los esfuerzos, no
eliminó totalmente el nexo con la guerra. Este nexo se mantuvo
en el Estatuto del Tribunal para la ex Yugoslavia, pero no para el
Tribunal de Ruanda. En el Estatuto de Roma optó por
desvincularlos de la existencia de un conflicto armado. Respecto
de estas conductas existe consenso sobre su carácter de normas
de ius cogens. (Ibíd.).

Por su parte, la Corte Suprema de Justicia, en Auto


proferido el 21 de septiembre de 2009 dentro del proceso que
se sigue contra el desmovilizado Gian Carlo Gutiérrez Suárez,
caracterizó los delitos de lesa humanidad, a saber:

En ese contexto, el crimen de lesa humanidad se distingue de


otros crímenes, porque: a) no puede tratarse de un acto aislado o
esporádico de violencia, sino que debe hacer parte de un ataque
generalizado, lo que quiere decir que está dirigido contra una
multitud de personas; b) es sistemático, porque se inscribe en un
72 Manual de Derecho Internacional Público

plan criminal cuidadosamente orquestado, que pone en marcha


medios tanto públicos como privados, sin que, necesariamente, se
trate de la ejecución de una política de Estado; c) las conductas
deben implicar la comisión de actos inhumanos, de acuerdo con
la lista que provee el mismo Estatuto; d) el ataque debe ser dirigido
exclusivamente contra la población civil; y e) el acto debe tener un
móvil discriminatorio, bien que se trate de motivos políticos,
ideológicos, religiosos, étnicos o nacionales. (M.P. Espinoza, S.).

Se tiene entonces, que los delitos de lesa humanidad son


aquellos que tienen como víctima a la humanidad entera y que
a consecuencia se desconoce las normas de ius cogens, por
tal no pueden vulnerarse en ningún momento, siendo la
negación de aquellas por mandamiento escrito, nugatorio en
sus efectos (Véase en Ius Cogens, del título del Derecho de
los Tratados). En consecuencia, se afirma que:

(…) los delitos de lesa humanidad son el género, con por lo menos
dos especies, una de ellas es aquella que está contenida en la
descripción de tratados internacionales, esto es, la tipificación
precisa de conductas; y otra está conformada por el horizonte
amplio de la universalidad de los delitos, de suerte que cualquier
delito, así no esté incluido en dichos consensos internacionales
puede pertenecer a tal dimensión, según lo dispuesto en el inicio
de la citada figura. (M.P. Pérez, C. 2010, CSJ).
73 Manual de Derecho Internacional Público

Ahora bien, pese a que vía jurisprudencial se ha


desarrollado el concepto del delito de lesa humanidad, no
existe una norma dentro del ordenamiento jurídico colombiano
que refiera expresamente que debe entenderse por aquél,
dejando exclusivamente al Estatuto de Roma como norma que
suple el principio de legalidad en Derecho Penal.

Se tiene entonces, que tal tratado hace parte integral del


ordenamiento jurídico colombiano ya que fue válidamente
incorporado mediante el trámite previsto en la norma superior
y que por tratarse de normas de Derecho Internacional
Humanitario, hacen parte del bloque de constitucionalidad en
sentido estricto, al respecto la Corte señaló:

“el bloque de constitucionalidad está compuesto por aquellas


normas y principios que, sin aparecer formalmente en el articulado
del texto constitucional, son utilizados como parámetros del
control de constitucionalidad de las leyes, por cuanto han sido
normativamente integrados a la Constitución, por diversas vías y
por mandato de la propia Constitución. Son pues verdaderos
principios y reglas de valor constitucional, esto es, son normas
situadas en el nivel constitucional, a pesar de que puedan a veces
74 Manual de Derecho Internacional Público

contener mecanismos de reforma diversos al de las normas del


articulado constitucional stricto sensu.

En tales circunstancias, la Corte Constitucional coincide con la


Vista Fiscal en que el único sentido razonable que se puede
conferir a la noción de prevalencia de los tratados de derechos
humanos y de derecho internacional humanitario (CP arts. 93 y
214 numeral 2º) es que éstos forman con el resto del texto
constitucional un "bloque de constitucionalidad", cuyo respeto se
impone a la ley. (M.P. Martínez, A., St. C-225 de 1995).

Adicionalmente, la Corte Constitucional en la misma


providencia, señaló que tales normas, por tratarse de la
protección de derechos humanos y de Derecho Internacional
Humanitario, adquieren el carácter de imperativas,
compeliendo al Estado colombiano a “adaptar las normas de
inferior jerarquía del orden jurídico interno a los contenidos del
derecho internacional humanitario, con el fin de potenciar la
realización material de tales valores” (Ibíd.). En consecuencia,

(…) es plausible que si bien es cierto, en cumplimiento del


principio de legalidad se exige que para que una persona pueda
ser juzgada por la comisión de un delito, éste, previamente debe
encontrarse reglado en una norma en dicho sentido, no lo es
menos que la normativa interna debe ajustarse a lo definido en los
Tratados Internacionales y, en ese sentido, armonizarse con los
75 Manual de Derecho Internacional Público

mismos y con la Constitución; razón por la cual, es aceptable que


se pueda predicar la aplicación del contenido de dichos
instrumentos como fuente de derecho, en atención a la mora del
legislador en acoplar las leyes a lo allí definido. Por esto, sería
posible aplicar el contenido de un Tratado Internacional
reconocido por Colombia respecto de algún delito allí prohibido y
sancionado, aún sin existir ley interna previa en dicho sentido, sin
atentar contra el principio de legalidad. (M.P. Pérez, C. 2010,
CSJ).

En este orden de ideas, se concluye válidamente que, y


como se refirió anteriormente, el carácter complementario que
reviste el Estatuto de Roma al régimen jurídico interno de los
Estados, supliendo si es el caso, vacíos jurídicos.

La Corte Constitucional, al analizar la competencia de la Corte


Penal Internacional, estableció que “fue concebida como un
instrumento para combatir la impunidad y lograr el respeto y la
efectividad de los derechos humanos básicos, de las leyes de la
guerra y del derecho internacional humanitario, incluso dentro de
las fronteras de un Estado. Complementa los sistemas penales
nacionales en la sanción de los responsables, en la reparación a
las víctimas y en el restablecimiento de los derechos, al buscar
que quienes sean responsables de cometer genocidio, crímenes
de lesa humanidad, crímenes de guerra o el crimen de agresión,
y no hayan sido o no hayan podido ser juzgados en el ámbito
76 Manual de Derecho Internacional Público

nacional, sean juzgados por una Corte Penal Internacional con


vocación de universalidad”. (Ibíd.). (Negrita fuera del texto).

El crimen de genocidio en el ordenamiento jurídico


colombiano.
El ordenamiento punitivo colombiano prevé dentro de su
normatividad algunos delitos condenados por el Estatuto de
Roma, el primero de ellos, el genocidio, entendido como
cualquier acto perpetrado con la intención de destruir total o
parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso
como tal, mediante la: Matanza de miembros del grupo; Lesión
grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
Sometimiento intencional del grupo a condiciones de
existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o
parcial; Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno
del grupo; Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro
grupo. “Dentro de las características del crimen de genocidio,
se tiene que es un delito internacional, cobijado por una norma
de ius coges, su prevención y castigo constituye una obligación
erga omnes, permite la aplicación del principio de la jurisdicción
universal y es imprescriptible” (Fernández, C. & Estrada, P.
Citado por Valencia A. 2013).
77 Manual de Derecho Internacional Público

Por su parte, el delito de genocidio pese a estar


establecido en La Convención para la Prevención y Sanción
del Delito de Genocidio, (1948), que entró en vigor el 12 de
enero de 1951, y que fuese ratificado por el Estado colombiano
a través de la ley 28 de 1959, no sería tipificado sino hasta el
año 2000 mediante la ley 589 de 2000, “por medio de la cual
se tipifica el genocidio, la desaparición forzada, el
desplazamiento forzado y la tortura, y se dictan otras
disposiciones”, modificada por la ley 599 del mismo año, en tal
ley, el delito de genocidio se conceptualizó como: “El que con
el propósito de destruir total o parcialmente un grupo nacional,
étnico, racial, religioso o político que actúe dentro del marco de
la ley, por razón de su pertenencia al mismo, ocasionare la
muerte de sus miembros, incurrirá en prisión de (…)” (Art. 101).
Además, el Código Disciplinario Único (ley 734/02), lo
considera como una falta gravísima, señalando que:
“Ocasionar, con el propósito de destruir total o parcialmente un
grupo nacional, étnico, racial, religioso, político o colectividad
con identidad propia fundada en motivos políticos, por razón
de su pertenencia al mismo, la muerte de uno o varios de sus
miembros”.
78 Manual de Derecho Internacional Público

En consecuencia, es deber del Estado colombiano darle


aplicabilidad a tal mandamiento normativo establecido en su
norma penal y disciplinaria antes de otorgarle competencia a
la Corte Penal Internacional de manera complementaria.

Los crímenes de guerra en el ordenamiento jurídico


colombiano.
Frente a los crímenes de guerra como condena a las
graves infracciones del Derecho Internacional Humanitario
contenidos en los cuatro Convenios de Ginebra del año 1949
y sus dos protocolos adicionales del año 1977, el Estado
colombiano estableció en el titulo segundo de la ley 599 del
año 2000, un apartado especial que condena las conductas
cometidas contra personas y bienes protegidos por el derecho
internacional humanitario.

“La iniciativa de tipificar esas infracciones y crímenes en la


normatividad interna se le debe a la Fiscalía General de la Nación.
El Proyecto de Ley 40 de 1998, por el cual se expide un nuevo
código penal, fue presentado ante el Senado de la República por
el entonces fiscal general de la nación, Alfonso Gómez Méndez,
el 4 de agosto de 1998”. (Valencia, A. 2013. P. 387).

Estableciendo en la exposición de motivos que:


79 Manual de Derecho Internacional Público

... En la situación de conflicto armado interno que padece


Colombia, muchas de las conductas vulneratorias o
amenazadoras de derechos humanos, constituyen a la vez
infracciones al derecho internacional humanitario. Son ellas
acciones y omisiones con las cuales quienes participan
directamente en las hostilidades –los combatientes– incumplen
los deberes o quebrantan las prohibiciones que les ha impuesto el
artículo 3º común a los Cuatro Convenios de Ginebra y el
Protocolo II adicional. ... En la propuesta legislativa se incluye un
capítulo especial denominado “Conductas punibles contra
personas y bienes protegidos por el Derecho Internacional
Humanitario”, que agrupa una serie de tipos penales que
describen y penalizan aquellos comportamientos que representan
las más graves infracciones a esa normatividad internacional que
Colombia se comprometió a respetar y a aplicar. (Ibíd).

Por tal, el legislador estableció de manera específica un


grupo de delitos en blanco “ya que para entender la mayoría
de los ingredientes normativos de contenido jurídico de los
diferentes delitos se debe acudir al derecho internacional
humanitario” (Valancia, A. 2013. P. 395), que además, integran
como ingrediente normativo del tipo, la condición de que la
conducta sea desplegada con ocasión y desarrollo del conflicto
80 Manual de Derecho Internacional Público

armado. Tales delitos consagrados en el titulo segundo13 de la


ley 599 del año 2000 son:

13
Artículo 135. Homicidio en persona protegida. El que, con ocasión y en
desarrollo de conflicto armado, ocasione la muerte de persona protegida
conforme a los convenios internacionales sobre derecho humanitario ratificados
por Colombia, incurrirá en prisión de (…).
Parágrafo. Para los efectos de este artículo y las demás normas del presente
título se entiende por personas protegidas conforme al derecho internacional
humanitario: 1. Los integrantes de la población civil. 2. Las personas que no
participan en hostilidades y los civiles en poder de la parte adversa. 3. Los
heridos, enfermos o náufragos puestos fuera de combate. 4. El personal
sanitario o religioso. 5. Los periodistas en misión o corresponsales de guerra
acreditados. 6. Los combatientes que hayan depuesto las armas por captura,
rendición u otra causa análoga. 7. Quienes antes del comienzo de las
hostilidades fueren considerados como apátridas o refugiados. 8. Cualquier otra
persona que tenga aquella condición en virtud de los Convenios I, II, III y IV
de Ginebra de 1949 y los Protocolos Adicionales I y II de 1977 y otros que
llegaren a ratificarse.

Artículo 136. Lesiones en persona protegida. El que, con ocasión y en desarrollo


de conflicto armado, cause daño a la integridad física o a la salud de persona
protegida conforme al derecho internacional humanitario, incurrirá en las
sanciones previstas para el delito de lesiones personales, incrementada hasta en
una tercera parte.

Artículo 137. Tortura en persona protegida. El que, con ocasión y en desarrollo


de conflicto armado, inflija a una persona dolores o sufrimientos graves, físicos
o síquicos, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o confesión,
de castigarla por un acto por ella cometido o que se sospeche que ha cometido,
o de intimidarla o coaccionarla por cualquier razón que comporte algún tipo de
discriminación, incurrirá en prisión de (…)

Artículo 138. Acceso carnal violento en persona protegida. El que, con ocasión
y en desarrollo de conflicto armado, realice acceso carnal por medio de
violencia en persona protegida incurrirá en prisión de (…)
Para los efectos de este artículo se entenderá por acceso carnal lo dispuesto en
el artículo 212 de este código. “se entenderá por acceso carnal la penetración
81 Manual de Derecho Internacional Público

del miembro viril por vía anal, vaginal u oral, así como la penetración vaginal
o anal de cualquier otra parte del cuerpo humano u otro objeto”.

Artículo 139. Actos sexuales violentos en persona protegida. El que, con


ocasión y en desarrollo de conflicto armado, realice acto sexual diverso al
acceso carnal, por medio de violencia en persona protegida incurrirá en prisión
de (…)

Artículo 140. Circunstancias de agravación. La pena prevista en los dos


artículos anteriores se agravará en los mismos casos y en la misma proporción
señalada en el artículo 211 de este código.

Artículo 141. Prostitución forzada o esclavitud sexual. El que mediante el uso


de la fuerza y con ocasión y en desarrollo del conflicto armado obligue a persona
protegida a prestar servicios sexuales incurrirá en prisión de (…).

Artículo 142. Utilización de medios y métodos de guerra ilícitos. El que, con


ocasión y en desarrollo de conflicto armado, utilice medios o métodos de guerra
prohibidos o destinados a causar sufrimientos o pérdidas innecesarios o males
superfluos incurrirá, por esa sola conducta, en prisión de (…).

Artículo 143. Perfidia. El que, con ocasión y en desarrollo de conflicto armado


y con el propósito de dañar o atacar al adversario, simule la condición de
persona protegida o utilice indebidamente signos de protección como la Cruz
Roja o la Media Luna Roja, la bandera de las Naciones Unidas o de otros
organismos Intergubernamentales, la bandera blanca de parlamento o de
rendición, banderas o uniformes de países neutrales o de destacamentos
militares o policiales de las Naciones Unidas u otros signos de protección
contemplados en tratados internacionales ratificados por Colombia, incurrirá
por esa sola conducta en prisión (…) En igual pena incurrirá quien, con la
misma finalidad, utilice uniformes del adversario.

Artículo 144. Actos de terrorismo. El que, con ocasión y en desarrollo de


conflicto armado, realice u ordene llevar a cabo ataques indiscriminados o
excesivos o haga objeto a la población civil de ataques, represalias, actos o
amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizarla, incurrirá por
esa sola conducta en prisión (…).
82 Manual de Derecho Internacional Público

Artículo 145. Actos de barbarie. El que, con ocasión y en desarrollo de conflicto


armado y fuera de los casos especialmente previstos como delitos y sancionados
con pena mayor, realice actos de no dar cuartel, atacar a persona fuera de
combate, de abandonar a heridos o enfermos, o realice actos dirigidos a no dejar
sobrevivientes o a rematar a los heridos y enfermos u otro tipo de actos de
barbarie prohibidos en tratados internacionales ratificados por Colombia
incurrirá, por esa sola conducta, en (…).

Artículo 146. Tratos inhumanos y degradantes y experimentos biológicos en


persona protegida. El que, fuera de los casos previstos expresamente como
conducta punible, con ocasión y en desarrollo de conflicto armado, inflija a
persona protegida tratos o le realice prácticas inhumanas o degradantes o le
cause grandes sufrimientos o practique con ella experimentos biológicos, o la
someta a cualquier acto médico que no esté indicado ni conforme a las normas
médicas generalmente reconocidas incurrirá, por esa sola conducta, en (…).

Artículo 147. Actos de discriminación racial. El que, con ocasión y en desarrollo


de conflicto armado, realice prácticas de segregación racial o ejerza tratos
inhumanos o degradantes basados en otras distinciones de carácter desfavorable
que entrañen ultraje contra la dignidad personal, respecto de cualquier persona
protegida, incurrirá en (…).

Artículo 148. Toma de rehenes. El que, con ocasión y en desarrollo de conflicto


armado, prive a una persona de su libertad condicionando ésta o su seguridad a
la satisfacción de exigencias formuladas a la otra parte, o la utilice como
defensa, incurrirá (…).

Artículo 149. Detención ilegal y privación del debido proceso. El que, con
ocasión y en desarrollo de conflicto armado, prive ilegalmente de su libertad a
una persona y la sustraiga de su derecho a ser juzgada de manera legítima e
imparcial, incurrirá en (…).
Artículo 150. Constreñimiento a apoyo bélico. El que, con ocasión y en
desarrollo de conflicto armado, constriña a persona protegida a servir de
cualquier forma en las fuerzas armadas de la parte adversa incurrirá en (…).

Artículo 151. Despojo en el campo de batalla. El que, con ocasión y en


desarrollo de conflicto armado, despoje de sus efectos a un cadáver o a persona
protegida, incurrirá en (…).
83 Manual de Derecho Internacional Público

Artículo 152. Omisión de medidas de socorro y asistencia humanitaria. El que,


con ocasión y en desarrollo de conflicto armado y estando obligado a prestarlas,
omita las medidas de socorro y asistencia humanitarias a favor de las personas
protegidas, incurrirá en (…).

Artículo 153. Obstaculización de tareas sanitarias y humanitarias. El que, con


ocasión y en desarrollo de conflicto armado, obstaculice o impida al personal
médico, sanitario o de socorro o a la población civil la realización de las tareas
sanitarias y humanitarias que de acuerdo con las normas del derecho
internacional humanitario pueden y deben realizarse, incurrirá (…). Si para
impedirlas u obstaculizarlas se emplea violencia contra los dispositivos, los
medios o las personas que las ejecutan, la pena prevista en el artículo anterior
se incrementará hasta en la mitad, siempre que la conducta no constituya delito
sancionado con pena mayor.

Artículo 154. Destrucción y apropiación de bienes protegidos. El que, con


ocasión y en desarrollo de conflicto armado y fuera de los casos especialmente
previstos como conductas punibles sancionadas con pena mayor, destruya o se
apropie por medios ilegales o excesivos en relación con la ventaja militar
concreta prevista, de los bienes protegidos por el derecho internacional
humanitario, incurrirá en (…).
Parágrafo. Para los efectos de este artículo y los demás del título se entenderán
como bienes protegidos conforme al derecho internacional humanitario:
1. Los de carácter civil que no sean objetivos militares. 2. Los culturales y los
lugares destinados al culto. 3. Los indispensables para la supervivencia de la
población civil. 4. Los elementos que integran el medio ambiente natural. 5. Las
obras e instalaciones que contienen fuerzas peligrosas.

Artículo 155. Destrucción de bienes e instalaciones de carácter sanitario. El que,


con ocasión y en desarrollo de conflicto armado, sin justificación alguna basada
en imperiosas necesidades militares, y sin que haya tomado previamente las
medidas de protección adecuadas y oportunas, ataque o destruya ambulancias o
medios de transporte sanitarios, hospitales de campaña o fijos, depósitos de
elementos de socorro, convoyes sanitarios, bienes destinados a la asistencia y
socorro de las personas protegidas, zonas sanitarias y desmilitarizadas, o bienes
e instalaciones de carácter sanitario debidamente señalados con los signos
convencionales de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja, incurrirá en (…).
84 Manual de Derecho Internacional Público

Artículo 156. Destrucción o utilización ilícita de bienes culturales y de lugares


de culto. El que, con ocasión y en desarrollo de conflicto armado, sin
justificación alguna basada en imperiosas necesidades militares y sin que
previamente haya tomado las medidas de protección adecuadas y oportunas,
ataque y destruya monumentos históricos, obras de arte, instalaciones
educativas o lugares de culto, que constituyan el patrimonio cultural o espiritual
de los pueblos, debidamente señalados con los signos convencionales, o utilice
tales bienes en apoyo del esfuerzo militar, incurrirá en (…).

Artículo 157. Ataque contra obras e instalaciones que contienen fuerzas


peligrosas. El que, con ocasión y en desarrollo de conflicto armado, sin
justificación alguna basada en imperiosas necesidades militares, ataque presas,
diques, centrales de energía eléctrica, nucleares u otras obras o instalaciones
que contengan fuerzas peligrosas, debidamente señalados con los signos
convencionales, incurrirá en (…). Si del ataque se deriva la liberación de fuerzas
con pérdidas o daños en bienes o elementos importantes para la subsistencia de
la población civil, la pena será (…).

Artículo 158. Represalias. El que, con ocasión y en desarrollo de conflicto


armado, haga objeto de represalias o de actos de hostilidades a personas o bienes
protegidos, incurrirá (…).

Artículo 159. Deportación, expulsión, traslado o desplazamiento forzado de


población civil. El que, con ocasión y en desarrollo de conflicto armado y sin
que medie justificación militar, deporte, expulse, traslade o desplace
forzadamente de su sitio de asentamiento a la población civil, incurrirá en (…).

Artículo 160. Atentados a la subsistencia y devastación. El que, con ocasión y


en desarrollo de conflicto armado, ataque, inutilice, dañe, retenga o se apodere
de bienes o elementos indispensables para la subsistencia de la población civil,
incurrirá en (…).

Artículo 161. Omisión de medidas de protección a la población civil. El que con


ocasión y en desarrollo de conflicto armado, estando obligado a hacerlo, omita
la adopción de medidas para la protección de la población civil, incurrirá (…).

Artículo 162. Reclutamiento ilícito. El que, con ocasión y en desarrollo de


conflicto armado, reclute menores de dieciocho (18) años o los obligue a
85 Manual de Derecho Internacional Público

1. Homicidio en persona protegida (Art. 135).


2. Lesiones en persona protegida (Art. 136).
3. Tortura en persona protegida. (Art. 137).
4. Acceso carnal violento en persona protegida. (Art. 138).
5. Actos sexuales violentos en persona protegida. (Art.
139).
6. Prostitución forzada o esclavitud sexual. (Art. 141).
7. Utilización de medios y métodos de guerra ilícitos. (Art.
142).
8. Perfidia. (Art. 143).
9. Actos de terrorismo. (Art. 144).
10. Actos de barbarie. (Art. 145).
11. Tratos inhumanos y degradantes y experimentos
biológicos en persona protegida. (Art. 146).
12. Actos de discriminación racial. (Art. 147).
13. Toma de rehenes. (Art. 148).

participar directa o indirectamente en las hostilidades o en acciones armadas,


incurrirá en (…).

Artículo 163. Exacción o contribuciones arbitrarias. El que, con ocasión y en


desarrollo de un conflicto armado, imponga contribuciones arbitrarias incurrirá
en (…).

Artículo 164. Destrucción del medio ambiente. El que, con ocasión y en


desarrollo de conflicto armado, emplee métodos o medios concebidos para
causar daños extensos, duraderos y graves al medio ambiente natural, incurrirá
en (…).
86 Manual de Derecho Internacional Público

14. Detención ilegal y privación del debido proceso. (Art.


149).
15. Constreñimiento a apoyo bélico. (Art. 150).
16. Despojo en el campo de batalla. (Art. 151).
17. Omisión de medidas de socorro y asistencia
humanitaria. (Art. 152).
18. Obstaculización de tareas sanitarias y humanitarias.
(Art. 153).
19. Destrucción y apropiación de bienes protegidos. (Art.
154).
20. Destrucción de bienes e instalaciones de carácter
sanitario. (Art. 155).
21. Destrucción o utilización ilícita de bienes culturales y
de lugares de culto. (Art. 156).
22. Ataque contra obras e instalaciones que contienen
fuerzas peligrosas. (Art. 157).
23. Represalias. (Art. 158).
24. Deportación, expulsión, traslado o desplazamiento
forzado de población civil. (Art. 159).
25. Atentados a la subsistencia y devastación. (Art. 160).
26. Omisión de medidas de protección a la población
civil. (Art. 161).
27. Reclutamiento ilícito. (Art. 162).
87 Manual de Derecho Internacional Público

28. Exacción o contribuciones arbitrarias. (Art. 163).


29. Destrucción del medio ambiente. (Art. 164).

Los 29 artículos del Título II de la parte especial del código penal


colombiano sólo tipifican actos contrarios al ius in bellum, que no
es otra cosa que el derecho internacional humanitario
propiamente dicho. En este Título y en ninguna otra parte del
código penal se consagran delitos contrarios al ius ad bellum o
derecho a la guerra. Esta tradición normativa establece en qué
situaciones es lícito o no el uso de la fuerza para lo cual
históricamente se ha fundamentado en diversas concepciones de
la guerra. (Valencia, A. 2013, P. 399).

Es importante señalar que tales delitos establecidos en el


titulo dos de la ley 599 del año 2000, realizados con ocasión y
desarrollo del conflicto armado, no son los únicos que pueden
constituir en un momento dado un crimen de guerra. Es así,
que aparecen otras disposiciones referentes al tema:

En el Título XII sobre los delitos contra la seguridad pública, su


artículo 367 tipifica como delito la fabricación, importación, tráfico,
posesión y uso de armas químicas, biológicas y nucleares;
Además, la Ley 759 de 2002 –por medio de la cual se dictan
normas para dar cumplimiento a la Convención sobre la
Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y
88 Manual de Derecho Internacional Público

Transferencia de minas antipersonal y sobre su destrucción, y se


fijan disposiciones con el fin de erradicar en Colombia el uso de
las minas antipersonal–, establece en sus artículos 2 y 3, dos
nuevos tipos penales que adicionan el artículo 367. Incluso otras
prohibiciones del derecho humanitario tampoco están en el Título
II de la parte especial como es el caso de la desaparición forzada
de personas, una típica violación de derechos humanos considera
crimen de lesa humanidad, aparece tipificada en el artículo 165
bajo el Título III delitos contra la libertad individual y otras
garantías. (Valencia, A., 2013, P. 400).

De igual manera, y de manera complementaria, el Código


Disciplinario Único (ley 734 de 2002), señala como falta
gravísima por parte de un servidor público, el incurrir “en
graves violaciones al derecho internacional humanitario” (Art.
48, numeral 7). Frente a este punto, es importante señalar que
el legislador al hablar de “violaciones al derecho internacional
humanitario” lo que pretende es sancionar al servidor público14
quien de manera dolosa, cometa una grave infracción al
Derecho Internacional Humanitario a la luz del artículo 50 del
primer Convenio de Ginebra del año 1949, artículo 51 del

14
Son destinatarios de la ley disciplinaria los servidores públicos aunque se
encuentren retirados del servicio y los particulares contemplados en el artículo
53 del Libro Tercero de este código. (Ley 734 de 2002, Art. 25).
89 Manual de Derecho Internacional Público

segundo Convenio de Ginebra del año 1949, artículo 130 del


tercer Convenio de Ginebra del año 1949, artículo 147 del
cuarto Convenio de Ginebra del año 1949, y artículos 54, 77,
85 y 11 del Protocolo uno del año 1977 adicional a los
Convenios de Ginebra del año 1949, además del artículo
tercero común a los cuatro Convenios de Ginebra del año
1949.

Las reservas y declaraciones interpretativas


establecidas por Colombia ante el Estatuto de Roma.
En general, los tratados internacionales permiten
establecer reservas en el momento de firmar, ratificar, aceptar
o aprobar un tratado, al adherirse a él o al hacer una
notificación de sucesión en un tratado, éstas tienen como
objetivo excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas
disposiciones del tratado en su aplicación a ese Estado o a esa
organización. (Comisión de Derecho Internacional, 1999).

Empero, el Estatuto de Roma estableció que las Reservas


quedaban excluidas de tal tratado15, limitando el
consentimiento de los Estados a lo establecido por tal tratado

15
No se admitirán reservas al presente Estatuto. (Estatuto de Roma, 1998, Art.
120).
90 Manual de Derecho Internacional Público

de forma integral. Aun así, el Derecho de los Tratados prevé


otra posibilidad frente al otorgamiento del consentimiento por
parte de los Estados, siendo las Declaraciones
Interpretativas16 las únicas aceptadas, por lo menos en sentido
formal, dentro de tal tratado.

Es así, y en virtud al momento histórico por el cual


atravesaba Colombia para el año 2002, por el cual se buscaba,
como ocurre hoy en día, el cese de las hostilidades y por lo
tanto conseguir la paz, que en el instrumento de ratificación por
el cual Colombia acepta la jurisdicción de la Corte Penal
Internacional, el cual fue “depositado ante la Secretaría
General de las Naciones Unidas, según la información oficial
de la ONU, el 5 de agosto de 2002, es decir, un mes después
de que el Estatuto de la Corte había entrado en vigor” (Vélez,
J. 2008. P. 43). Tal instrumento “depositado por Colombia fue
el instrumento de ratificación número 77”. (Ibíd.).

Las declaraciones establecidas por Colombia son:

16
Se entiende por "declaración interpretativa" una declaración unilateral,
cualquiera que sea su enunciado o denominación, hecha por un Estado o por
una organización internacional, por la que ese Estado o esa organización se
propone precisar o aclarar el sentido o el alcance de un tratado o de algunas de
sus disposiciones. (ONU. 2011. P. 64).
91 Manual de Derecho Internacional Público

1. Ninguna de las disposiciones del estatuto de Roma


referente al ejercicio de la jurisdicción por la Corte Penal
Internacional privan al Estado colombiano de la
posibilidad de conceder amnistías, suspensiones
temporales de un castigo o perdones judiciales para los
crímenes políticos, a condición de que se concedan en
conformidad con la constitución y con los principios y las
normas del derecho internacional aceptados por
Colombia. Colombia declara que las disposiciones del
Estatuto se deben aplicar e interpretar de una manera
constante con las disposiciones del Derecho Internacional
Humanitario y, por lo tanto, que nada en el estatuto afecta
los derechos y las obligaciones incorporadas a las normas
del Derecho Internacional Humanitario, en especial
aquellas que se refieren al tema de amnistías, contenidas
en el artículo 3 común a las cuatro convenciones de
Ginebra y en sus protocolos adicionales I y II. Asimismo,
en caso que un nacional colombiano tenga que ser
investigado y ser procesado por la Corte Penal
Internacional, el Estatuto de Roma debe ser interpretado
y aplicado, cuando sea apropiado, de acuerdo con los
principios y las normas del Derecho Internacional
92 Manual de Derecho Internacional Público

Humanitario y del Derecho Internacional de los Derechos


Humanos.
2. Con respecto a los artículos 61(2)(b) y 67(1)(d), Colombia
declara que será siempre un interés de la justicia el hecho
de que a los nacionales colombianos se les garantice
completamente su derecho a la defensa, especialmente
el derecho de ser asistido durante las fases de la
investigación y procesamiento por la Corte Penal
Internacional.
3. Referente al artículo 17(3), Colombia declara que el uso
de la palabra "de otra manera" con respecto a la
determinación de la capacidad del Estado de investigar o
de procesar un caso, hace referencia a la ausencia
evidente de las condiciones objetivas necesarias para
conducir el proceso.
4. Considerando que el alcance del Estatuto de Roma está
limitado exclusivamente al ejercicio de la jurisdicción
complementaria por la Corte Penal Internacional y a la
cooperación de autoridades nacionales con esta Corte,
Colombia declara que ninguna de las disposiciones del
Estatuto de Roma alteran el derecho interno aplicado por
las autoridades judiciales colombianas en ejercicio de su
93 Manual de Derecho Internacional Público

jurisdicción dentro del territorio de la República de


Colombia.
5. Sirviéndose de la opción proporcionada en el artículo 124
del Estatuto y conforme a las condiciones establecidas en
él, el Gobierno de Colombia declara que no acepta la
jurisdicción de la Corte con respecto a la categoría de los
crímenes mencionados en el artículo 8 cuando el crimen
alegado haya sido cometido por nacionales colombianos
o en territorio colombiano.
6. De acuerdo con el artículo 87(1) (a) y el primer párrafo del
artículo 87(2), el Gobierno de Colombia declara que las
solicitudes de cooperación o ayuda serán transmitidas a
través del canal diplomático y estarán dentro o serán
acompañados por una traducción en la lengua española.

En general, de lo que respecta a las declaraciones


contenidas en los numerales, 2, 3, 4 y 6, se entiende a
solemnidad que la intención del Estado colombiano fue una
manifestación de cómo interpreta el Estatuto de Roma, tales
declaraciones consisten “en interpretar el tratado en su
conjunto o algunas de sus disposiciones” (ONU, 2011, P. 70),
sin que tales declaraciones pueda modificar los efectos
jurídicos del instrumento base. “Como ha sido precisado, las
94 Manual de Derecho Internacional Público

mismas no tienen carácter vinculante –cual si fueran reservas–


y en el mejor de los escenarios tienen un valor interpretativo de
la posición estatal respecto de un punto particular del Estatuto”.
(Cárdenas, F. & Tenorio, M. & Patiño, L. 2009. P. 134).

Empero, y de lo que respecta las declaraciones


interpretativas contenidas en los numerales 1 y 5 del
instrumento de ratificación emitido por el Estado colombiano,
corresponden realmente a una reserva, puesto que su objetivo
es condicionar su consentimiento al establecer en qué sentido
se debe interpretar una disposición en específico.

Lo anterior, se puede explicar de la siguiente manera:


puesto que el objetivo de una reserva es excluir, modificar o
condicionar la manera en que un Estado manifiesta su
consentimiento definitivo al momento de firmar, ratificar,
aceptar o aprobar un tratado, al adherirse a él o al hacer una
notificación de sucesión en un tratado, cualquier
condicionamiento que se efectúe sobre tal,
independientemente de la denominación que se le dé, debe
entenderse como una reserva, tal y como lo señala
expresamente la convención de Viena del año 1969 en su
95 Manual de Derecho Internacional Público

artículo 2 literal d, a saber, “se entiende por "reserva" una


declaración unilateral, cualquiera que sea su enunciado o
denominación”.

Entonces, es claro que el Estatuto de Roma en su artículo


120, señaló de forma clara y expresa la prohibición de
establecer reservas, empero, el artículo 12417 del mismo
instrumento, permitió a los Estados condicionar la manera en
que se hacían parte del Estatuto, esto, respecto a la
competencia que tiene la Corte sobre los Crímenes de guerra,
señalando que durante un periodo de siete años a partir de la
entrada en vigor de tal tratado, la Corte no sería competente
para conocer de tales asuntos.

17
No obstante lo dispuesto en los párrafos 1 y 2 del artículo 12, un Estado, al
hacerse parte en el presente Estatuto, podrá declarar que, durante un período de
siete años contados a partir de la fecha en que el Estatuto entre en vigor a su
respecto, no aceptará la competencia de la Corte sobre la categoría de crímenes
a que se hace referencia en el artículo 8 cuando se denuncie la comisión de uno
de esos crímenes por sus nacionales o en su territorio. La declaración formulada
de conformidad con el presente artículo podrá ser retirada en cualquier
momento. Lo dispuesto en el presente artículo será reconsiderado en la
Conferencia de Revisión que se convoque de conformidad con el párrafo 1 del
artículo 123. (ER, 1998, Art. 124).
96 Manual de Derecho Internacional Público

En este caso, pese a la denominación que se le diere, se


trata en sí mismo, de una reserva autorizada por el mismo
Estatuto de la Corte Penal Internacional, cuyos efectos
jurídicos son los propios de una reserva a plenitud, ya que de
hecho se trata de una. La Convención de Viena de 1969 señala
que las reservas autorizadas expresamente “por el tratado no
exigirá la aceptación ulterior de los demás Estados
contratantes, a menos que el tratado así lo disponga” (Art. 20,
numeral 1). Al respecto, el informe de las Naciones Unidas en
el 63º período de sesiones del 26 de abril a 3 de junio y 4 de
julio a 12 de agosto de 2011, refirió:

Una declaración unilateral formulada por un Estado o por una


organización internacional en el momento en que ese Estado o
esa organización manifiesta su consentimiento en obligarse por
un tratado, por la que su autor se propone limitar las obligaciones
que el tratado le impone, constituye una reserva. (P.1).

Y agregó que:

Una declaración unilateral hecha por un Estado o por una


organización internacional en el momento en que ese Estado o
esa organización manifiesta su consentimiento en obligarse por
un tratado, de conformidad con una cláusula que autorice
97 Manual de Derecho Internacional Público

expresamente a las partes o a algunas de ellas a excluir o


modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado
respecto de la parte que haya hecho la declaración, constituye
una reserva expresamente autorizada por el tratado. (P. 54).
(Negrita fuera del texto).

Se tiene entonces, que al tenor de lo estipulado en el


artículo 124 del Estatuto de Roma, pese a que se le denomine
“declaración”, lo que trae realmente es la posibilidad de
establecer una reserva, tal cláusula de exclusión o de “opting
[o de contracting] out es una disposición convencional en virtud
de la cual el Estado quedará obligado por las normas
estipuladas en el tratado si no expresa su intención de no
quedar obligado por algunas de ellas en un plazo
determinado”. (Ibíd.).

A no ser porque no se utiliza la palabra "reserva", resulta difícil


diferenciar entre las cláusulas de exclusión indicadas como, por
ejemplo, el artículo 16 de la Convención de La Haya de 14 de
marzo de 1970 sobre la celebración y el reconocimiento de la
validez de los matrimonios; el artículo 33 de la Convención
celebrada el 18 de marzo de 1978 en el marco de la Conferencia
de La Haya de Derecho Internacional Privado sobre la obtención
de pruebas en el extranjero en materia civil o comercial o el
artículo 35, titulado "Reservas", del Convenio de Lugano del
98 Manual de Derecho Internacional Público

Consejo de Europa, de 21 de junio de 1993, sobre la


responsabilidad civil por los daños dimanantes de actividades
peligrosas para el medio ambiente. Parece, pues, que tanto en lo
que concierne a su forma como a sus efectos las declaraciones
hechas al manifestar el consentimiento en obligarse en virtud de
cláusulas de exclusión son de todo punto comparables a las
reservas cuando estas están previstas con carácter limitativo en
cláusulas de reserva.

El hecho de que un Estado parte no pueda hacer una objeción


a una declaración hecha en virtud de tal cláusula de exclusión
no impide la calificación de esa declaración como reserva.
Pero así ocurre en el caso de toda reserva que hecha en virtud de
una cláusula de reserva: desde el momento en que una reserva
está expresamente autorizada por el tratado, los Estados
contratantes y las organizaciones contratantes saben a qué
atenerse; han aceptado de antemano en el propio tratado la
reserva o las reservas en cuestión. En resumidas cuentas, se trata
de un problema relacionado con el régimen jurídico de esas
declaraciones y no con su definición. (Ibíd. P.61). (Negrita fuera
del texto).

En conclusión, la declaración permitida por el Estatuto de


Roma, resulta en una reserva atribuida por medio de una
Cláusula de Exclusión, donde tiene como fin esencial, la
substracción de la competencia de la Corte Penal Internacional
99 Manual de Derecho Internacional Público

frente a los crímenes de guerra contenidos en el artículo 8 del


mismo instrumento. Constituyéndose por tal, la declaración
interpretativa número 5 realizada por el Estado colombiano, en
una verdadera reserva autorizada.

Según lo que antes se explicó, la mayor parte del texto en estudio


corresponde a una declaración interpretativa en el sentido que el
Derecho Internacional le ha dado, a dos excepciones: (1) la
contenida en el numeral 5, que representa una reserva
autorizada por el Estatuto de Roma y la cual crea una
suspensión temporal de algunas competencias de la Corte, y (2)
la contenida en el numeral 1, cuya redacción deja suponer la
intención del Estado Colombiano de excluir la competencia de la
Corte Penal Internacional frente a los casos de amnistía o indulto.

En resumen, de todo el texto de las declaraciones que hace


Colombia en su instrumento de ratificación, la única que tiene
efectos legales, es la contenida en el numeral 5, las demás solo
sirven para contextualizar el asentimiento del Estado, sin que
ninguna pueda leerse como una limitación válida a la competencia
de la Corte Penal Internacional. (Vélez, J. & Fajardo, L. & Moreno,
L. 2008. Pp. 44, 45). (Negrita fuera del texto).

Asimismo, y frente a la declaración interpretativa número


uno realizada por el Estado colombiano frente al Estatuto de
Roma en el instrumento de ratificación, se debe indicar que
100 Manual de Derecho Internacional Público

carece de todo sustento, por cuanto tal tratado no se ocupó de


condenar de ninguna manera los crímenes políticos, siendo tal
declaración inocua.

Sobre ese punto es importante aclarar que: (1) La declaración


colombiana hace referencia a los "crímenes políticos" los cuales,
entendidos según el concepto general, no están cubiertos bajo la
competencia de la Corte Penal Internacional, de tal manera que
se hace innecesaria tal declaración; (2) Ahora bien, si lo que
Colombia pretende es cobijar bajo el manto del "delito político"
alguno de los tipos penales incluidos en el Estatuto de Roma, la
declaración interpretativa carece del valor jurídico suficiente para
excluir la competencia de la Corte, puesto que una declaración en
tal sentido será entendida como una reserva, que en el caso del
Estatuto de Roma está prohibida por el Art. 120, de manera que
la mencionada declaración no podría producir ningún efecto en tal
sentido. (Ibíd.).

Ahora bien, tal confusión de lo que se entiende por una


declaración interpretativa y su diferenciación con las reservas,
obedece en primer lugar, a que ni la Convención de Viena de
1969 ni la de 1986, se ocupó de describir que se entendía por
declaración, razón por la cual su contenido y alcance a
quedado relevado a la interpretación que sobre la materia ha
dado la Corte Internacional de Justicia.
101 Manual de Derecho Internacional Público

Instrumentos que tienen el mismo objeto pueden ser calificados


de "reservas" por un Estado parte y de "declaración interpretativa"
por otro. A veces, instrumentos que tienen el mismo objeto pueden
ser calificados de "reservas" por algunos Estados, de
"interpretaciones" por otros Estados e incluso no ser calificados
en absoluto por otros. En ciertos casos, un Estado utilizará varias
expresiones que hacen difícil determinar si corresponden a la
formulación de reservas o de declaraciones interpretativas y si
tienen distinto alcance o significado. Por lo demás, las mismas
palabras pueden, a juicio mismo del Estado que las ha empleado,
referirse a realidades jurídicas diversas. Puede ocurrir también
que, ante un instrumento titulado "declaración", los otros Estados
contratantes y organizaciones contratantes en el tratado se
dividan y lo traten como tal o como una "reserva" o que, por el
contrario las objeciones a una "reserva" la califiquen de
"declaración" y, colmo de la confusión terminológica, sucede
incluso que algunos Estados hagan declaraciones interpretativas
remitiéndose expresamente a las disposiciones de una
convención relativas a las reservas. (ONU, 2011, P. 66).

Asimismo:

El segundo aspecto común a las reservas y a las declaraciones


interpretativas es la falta de pertinencia del enunciado o la
denominación elegidos por su autor. Este elemento, que se
deduce necesariamente, a fortiori de la definición misma de las
reservas, queda confirmado por la práctica de los Estados y las
organizaciones internacionales que, frente a las declaraciones
102 Manual de Derecho Internacional Público

unilaterales presentadas como interpretativas por sus autores, no


titubean en formular una objeción considerándolas expresamente
como reservas. De la misma manera, casi todos los autores que
se han ocupado recientemente de esta delicada distinción entre
reservas y declaraciones interpretativas ofrecen muchos ejemplos
de declaraciones unilaterales presentadas como interpretativas
por los Estados que las habían formulado y que los autores
consideran como reservas o lo contrario. (Ibíd. P. 69 – 70).

La prisión perpetua del Estatuto de Roma en el


ordenamiento jurídico colombiano.

Dentro de las penas aplicables contempladas por el


Estatuto de Roma, está la contenida en el literal b, numeral 1,
del artículo 7718 la cual señala, que en los casos que la extrema
gravedad del crimen y las circunstancias personales del
condenado lo ameriten, es justificable la imposición de la
prisión perpetua. Tal pena, al tenor de lo estipulado por la
Constitución colombiana, en principio riñe con el artículo 34 de

18
1. La Corte podrá, con sujeción a lo dispuesto en el artículo 110, imponer a
la persona declarada culpable de uno de los crímenes a que se hace referencia
en el artículo 5 del presente Estatuto una de las penas siguientes:
b) La reclusión a perpetuidad cuando lo justifiquen la extrema gravedad del
crimen y las circunstancias personales del condenado. (ER. 1998. Art. 77).
103 Manual de Derecho Internacional Público

la misma, la cual señala que: “Se prohíben las penas de


destierro, prisión perpetua y confiscación” (1991).

Es así, que a la luz de la constitución colombiana, resulta


a todas luces inconstitucional, por lo que para que tal pena
fuese permitida, se hizo necesario una reforma constitucional,
modificación surtida mediante el acto legislativo número 02 de
2001 el cuál adicionó al artículo 93 una cláusula genérica en
ese sentido. A saber:

Los tratados y convenios internacionales ratificados por el


Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben
su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el orden
interno.

Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se


interpretarán de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia.

Adicionado por el Acto Legislativo 02 de 2001, con el siguiente


texto: El Estado Colombiano puede reconocer la jurisdicción
de la Corte Penal Internacional en los términos previstos en
el Estatuto de Roma adoptado el 17 de julio de 1998 por la
Conferencia de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas y,
consecuentemente, ratificar este tratado de conformidad con
el procedimiento establecido en esta Constitución. La
admisión de un tratamiento diferente en materias
104 Manual de Derecho Internacional Público

sustanciales por parte del Estatuto de Roma con respecto a


las garantías contenidas en la Constitución tendrá efectos
exclusivamente dentro del ámbito de la materia regulada en
él. (Negrita fuera del texto).

Entonces, bajo los parámetros establecidos por el acto


legislativo 02 de 2001, la prisión perpetua sólo opera
exclusivamente en el ámbito del ejercicio de las competencias
atribuidas por el Estatuto a la Corte Penal Internacional,
excluyendo en todos los casos a los jueces nacionales, de la
posibilidad de aplicar tal pena.

Al terminar el análisis del contenido del Estatuto de Roma, la Corte


Constitucional reitera que los tratamientos diferentes en materias
sustanciales fueron permitidos por el Acto Legislativo 2 de 2001
exclusivamente dentro del ámbito del ejercicio de las
competencias de la Corte Penal Internacional. Por lo tanto, no se
menoscaba el alcance de las garantías establecidas en la
Constitución respecto del ejercicio de las competencias
propias de las autoridades nacionales. Así, la declaratoria de
exequibilidad de las disposiciones del Estatuto de Roma que
contienen tales tratamientos diferentes no autorizan ni obligan,
por ejemplo, a los jueces nacionales a imponer la pena de
prisión perpetua ni al legislador colombiano a establecer la
imprescriptibilidad de las penas. Por consiguiente, la Corte
105 Manual de Derecho Internacional Público

Constitucional concluye que no es necesario que el Jefe de


Estado, como director de las relaciones internacionales, efectúe
declaraciones interpretativas en relación con cada uno de los
tratamientos diferentes identificados en esta sentencia, al
momento de ratificar el tratado. (M.P. Cépeda, M. 2002, C-
578/02). (Negrita fuera del texto).

La imprescriptibilidad de los crímenes establecidos


en el Estatuto de Roma dentro del ordenamiento jurídico
colombiano.

El artículo 2919 del Estatuto de Roma señala la


imprescriptibilidad de los crímenes de la competencia de la
Corte Penal Internacional, lineamiento claramente en contravía
con lo dispuesto en la Constitución Política de Colombia del
año 1991. Empero, la Corte en la sentencia C-578 del año
2002, desarrolló tal planteamiento, al punto de indicar que tal
artículo del Estatuto de Roma se encuentra ajustado a la
Constitución.

Se entiende por prescripción de la acción penal, el


momento en el tiempo en que la acción punitiva se extingue,

19
Los crímenes de la competencia de la Corte no prescribirán. (ER. 1998. Art.
29).
106 Manual de Derecho Internacional Público

Este fenómeno se presenta cuando por negligencia de Estado o


por otras diversas razones, transcurrido cierto tiempo debe cesar
toda actividad procesal contra el acusado. Es un instituto que
implícitamente apunta al cumplimiento del mandato constitucional
de una pronta y cumplida justicia, con la consecuencia para el
estado mismo de no poder continuar ejerciendo su ministerio
punitivo, por el abandono en que lo ha mantenido durante un
tiempo que la ley considera suficiente para enervar su ejercicio.
(Londoño, J. 1989, P. 117).

Ahora bien, desde la Convención sobre la


imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes
de lesa humanidad, de 1968, adoptada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en su resolución 2391 (XXIII),
la cual entró en vigor en Colombia el 11 de noviembre de 1970,
se acordó al respecto que, los crímenes de guerra y los
crímenes de lesa humanidad, cualquiera que sea la fecha en
que se hayan cometido, son imprescriptibles20. Por tal,

20
Los crímenes siguientes son imprescriptibles, cualquiera que sea la fecha en
que se hayan cometido:

a) Los crímenes de guerra según la definición dada en el Estatuto del Tribunal


Militar Internacional de Nuremberg, de 8 de agosto de 1945, y confirmada por
las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 3 (I) de 13 de
febrero de 1946 y 95 (I) de 11 de diciembre de 1946, sobre todo las
107 Manual de Derecho Internacional Público

recogiendo tal disposición sobre la prescribilidad de


determinados crímenes, el Estatuto de Roma estableció que
los crímenes recogidos en el artículo 5 del mismo instrumento
resultan imprescriptibles.

Por tal, la Corte Constitucional, en sentencia C-578 del


año 2002, proferida por el magistrado Dr. Manuel Cepeda,
señala la constitucionalidad del artículo 29 del Estatuto de
Roma, sobre la imprescriptibilidad de los crímenes contenidos
en tal instrumento internacional. El argumento que esboza la
Corte Constitucional al respecto, se fundamenta en el acto
legislativo 02 de 2001, la cual adicionó al artículo 93 lo
siguiente:

"infracciones graves" enumeradas en los Convenios de Ginebra de 12 de agosto


de 1949 para la protección de las víctimas de la guerra;

b) Los crímenes de lesa humanidad cometidos tanto en tiempo de guerra como


en tiempo de paz, según la definición dada en el Estatuto del Tribunal Militar
Internacional de Nuremberg, de 8 de agosto de 1945, y confirmada por las
resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas 3 (I) de 13 de
febrero de 1946 y 95 (I) de 11 de diciembre de 1946, así como la expulsión por
ataque armado u ocupación y los actos inhumanos debidos a la política de
apartheid y el delito de genocidio definido en la Convención de 1948 para la
Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio aun si esos actos no
constituyen una violación del derecho interno del país donde fueron cometidos.
(la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los
crímenes de lesa humanidad, 1968, Art. 1).
108 Manual de Derecho Internacional Público

El Estado Colombiano puede reconocer la jurisdicción de la Corte


Penal Internacional en los términos previstos en el Estatuto de
Roma adoptado el 17 de julio de 1998 por la Conferencia de
Plenipotenciarios de las Naciones Unidas y, consecuentemente,
ratificar este tratado de conformidad con el procedimiento
establecido en esta Constitución. La admisión de un tratamiento
diferente en materias sustanciales por parte del Estatuto de Roma
con respecto a las garantías contenidas en la Constitución tendrá
efectos exclusivamente dentro del ámbito de la materia regulada
en él.

Por tanto, la disposición constitucional que indica la


prescriptibilidad de todos los delitos cometidos dentro del
territorio colombiano, sigue manteniéndose, dejando
establecido que sólo cuando la Corte Penal Internacional
adquiera competencia respecto de algún crimen cometido en
territorio colombiano, se podrá hablar de la imprescriptibilidad
de la norma, quedando prohibido para los jueces nacionales
aplicar tal disposición.

Se tiene además que:


109 Manual de Derecho Internacional Público

De conformidad con lo expresado por los ponentes durante el


trámite legislativo de esta adición al artículo 93 constitucional, se
mantiene “la imposibilidad de establecer dentro del ordenamiento
jurídico colombiano la prisión perpetua, la imprescriptibilidad de la
acción penal o la relativización de los principios de la cosa juzgada
y el non bis idem a pesar de la ratificación del Estatuto de Roma.”
Otras dificultades identificadas fueron, la pena de reclusión a
perpetuidad, la prescripción de los delitos, la posibilidad de
limitaciones a la soberanía nacional, los posibles obstáculos para
el proceso de paz, su impacto en materia de amnistías e indultos,
su impacto sobre la política criminal colombiana. Gaceta del
Congreso No. 114 de 2001. (M.P. Cepeda, M. 2002. C-578/02).

La Competencia de la Corte Penal Internacional

Primeramente, es necesario señalar que la Corte Penal


Internacional sólo conoce de los crímenes más graves de
trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto,
previo verse cumplido el requisito de complementariedad, es
decir, haber agotado los mecanismos internos de la Alta parte
contratante, “recordando que es deber de todo Estado ejercer
su jurisdicción penal contra los responsables de crímenes
internacionales” (CPI, 1998, Preámbulo) a saber: Genocidio,
crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, y crímenes
110 Manual de Derecho Internacional Público

de agresión; siendo crímenes que no prescriben por el paso


del tiempo.

La competencia en razón a la materia (Ratione


materiae).
El crimen de genocidio.

El Estatuto de Roma describe que habrá genocidio, en


caso que se configure cualquiera de los actos mencionados a
continuación, perpetrados con la intención de destruir total o
parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso,
como tal:

a) Matanza de miembros del grupo;


b) Lesión grave a la integridad física o mental de los
miembros del grupo;
c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de
existencia que hayan de acarrear su destrucción física,
total o parcial;
d) Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno
del grupo;
e) Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.
f) Los crímenes de lesa humanidad;
111 Manual de Derecho Internacional Público

g) Los crímenes de guerra;


h) El crimen de agresión. (1998, Art. 6)

Los crímenes de lesa humanidad.

Por crimen de lesa humanidad el Estatuto de la Corte


Penal Internacional entiende: cualquiera de los actos
siguientes cuando se cometa como parte de un ataque
generalizado o sistemático contra una población civil y con
conocimiento de dicho ataque:

a) Asesinato;
b) Exterminio;
c) Esclavitud;
d) Deportación o traslado forzoso de población;
e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad
física en violación de normas fundamentales de
derecho internacional;
f) Tortura;
g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada,
embarazo forzado, esterilización forzada o cualquier
otra forma de violencia sexual de gravedad
comparable;
112 Manual de Derecho Internacional Público

h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad


propia fundada en motivos políticos, raciales,
nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género
definido en el párrafo 3, u otros motivos
universalmente reconocidos como inaceptables con
arreglo al derecho internacional, en conexión con
cualquier acto mencionado en el presente párrafo o
con cualquier crimen de la competencia de la Corte;
i) Desaparición forzada de personas;
j) El crimen de apartheid;
k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen
intencionalmente grandes sufrimientos o atenten
gravemente contra la integridad física o la salud
mental o física. (1998, Art. 7).

Estableciendo en el mismo artículo que:

a) Por "ataque contra una población civil" se entenderá


una línea de conducta que implique la comisión
múltiple de actos mencionados en el párrafo 1 contra
una población civil, de conformidad con la política de
un Estado o de una organización de cometer ese
ataque o para promover esa política;
113 Manual de Derecho Internacional Público

b) "exterminio" comprenderá la imposición intencional de


condiciones de vida, entre otras, la privación del
acceso a alimentos o medicinas, entre otras,
encaminadas a causar la destrucción de parte de una
población;
c) Por "esclavitud" se entenderá el ejercicio de los
atributos del derecho de propiedad sobre una
persona, o de algunos de ellos, incluido el ejercicio de
esos atributos en el tráfico de personas, en particular
mujeres y niños;
d) Por "deportación o traslado forzoso de población" se
entenderá el desplazamiento forzoso de las personas
afectadas, por expulsión u otros actos coactivos, de la
zona en que estén legítimamente presentes, sin
motivos autorizados por el derecho internacional;
e) Por "tortura" se entenderá causar intencionalmente
dolor o sufrimientos graves, ya sean físicos o
mentales, a una persona que el acusado tenga bajo
su custodia o control; sin embargo, no se entenderá
por tortura el dolor o los sufrimientos que se deriven
únicamente de sanciones lícitas
f) o que sean consecuencia normal o fortuita de ellas;
114 Manual de Derecho Internacional Público

g) Por "embarazo forzado" se entenderá el


confinamiento ilícito de una mujer a la que se ha
dejado embarazada por la fuerza, con la intención de
modificar la composición étnica de una población o de
cometer otras violaciones graves del derecho
internacional. En modo alguno se entenderá que esta
definición afecta a las normas de derecho interno
relativas al embarazo;
h) Por "persecución" se entenderá la privación
intencional y grave de derechos fundamentales en
contravención del Derecho Internacional en razón de
la identidad del grupo o de la colectividad;
i) Por "el crimen de apartheid" se entenderán los actos
inhumanos de carácter similar a los mencionados en
el párrafo 1 cometidos en el contexto de un régimen
institucionalizado de opresión y dominación
sistemáticas de un grupo racial sobre uno o más
grupos raciales y con la intención de mantener
ese régimen;
j) Por "desaparición forzada de personas" se entenderá
la aprehensión, la detención o el secuestro de
personas por un Estado o una organización política, o
con su autorización, apoyo o aquiescencia, seguido
115 Manual de Derecho Internacional Público

de la negativa a admitir tal privación de libertad o dar


información sobre la suerte o el paradero de esas
personas, con la intención de dejarlas fuera del
amparo de la ley por un período prolongado.

3. A los efectos del presente Estatuto se entenderá que el


término "género" se refiere a los dos sexos, masculino y
femenino, en el contexto de la sociedad. El término
"género" no tendrá más acepción que la que antecede.

Los crímenes de guerra.

Por crímenes de guerra, el Estatuto de la Corte Penal


Internacional señala las Infracciones graves de los Convenios
de Ginebra de 12 de agosto de 1949, a saber, cualquiera de
los siguientes actos contra personas o bienes protegidos por
las disposiciones del Convenio de Ginebra pertinente:

a.
i. El homicidio intencional;
ii. La tortura o los tratos inhumanos, incluidos los
experimentos biológicos;
116 Manual de Derecho Internacional Público

iii. El hecho de causar deliberadamente grandes sufrimientos


o de atentar gravemente contra la integridad física o la
salud;
iv. La destrucción y la apropiación de bienes, no justificadas
por necesidades militares, y efectuadas a gran escala,
ilícita y arbitrariamente;
v. El hecho de forzar a un prisionero de guerra o a otra
persona protegida a servir en las fuerzas de una Potencia
enemiga;
vi. El hecho de privar deliberadamente a un prisionero de
guerra o a otra persona protegida de su derecho a ser
juzgado legítima e imparcialmente;
vii. La deportación o el traslado ilegal, la detención ilegal;
viii. La toma de rehenes;
b. Otras violaciones graves de las leyes y usos aplicables en
los conflictos armados internacionales dentro del marco
establecido de derecho internacional, a saber, cualquiera
de los actos siguientes:
i. Dirigir intencionalmente ataques contra la población civil
en cuanto tal o contra personas civiles que no participen
directamente en las hostilidades;
ii. Dirigir intencionalmente ataques contra bienes civiles, es
decir, bienes que no son objetivos militares;
117 Manual de Derecho Internacional Público

iii. Dirigir intencionalmente ataques contra personal,


instalaciones, material, unidades o vehículos
participantes en una misión de mantenimiento de la paz o
de asistencia humanitaria de conformidad con la Carta de
las Naciones Unidas, siempre que tengan derecho a la
protección otorgada a civiles o bienes civiles con arreglo
al Derecho Internacional de los conflictos armados;
iv. Lanzar un ataque intencionalmente, a sabiendas de que
causará pérdidas incidentales de vidas, lesiones a civiles
o daños a bienes de carácter civil o daños extensos,
duraderos y graves al medio ambiente natural que serían
manifiestamente excesivos en relación con la ventaja
militar concreta y directa de conjunto que se prevea;
v. Atacar o bombardear, por cualquier medio, ciudades,
aldeas, viviendas o edificios que no estén defendidos y
que no sean objetivos militares;

vi. Causar la muerte o lesiones a un combatiente que haya


depuesto las armas o que, al no tener medios para
defenderse, se haya rendido a discreción;
vii. Utilizar de modo indebido la bandera blanca, la bandera
nacional o las insignias militares o el uniforme del
enemigo o de las Naciones Unidas, así como los
118 Manual de Derecho Internacional Público

emblemas distintivos de los Convenios de Ginebra, y


causar así la muerte o lesiones graves;
viii. El traslado, directa o indirectamente, por la Potencia
ocupante de parte de su población civil al territorio que
ocupa o la deportación o el traslado de la totalidad o parte
de la población del territorio ocupado, dentro o fuera de
ese territorio;
ix. Dirigir intencionalmente ataques contra edificios dedicados
a la religión, la instrucción, las artes, las ciencias o la
beneficencia, los monumentos históricos, los hospitales y
los lugares en que se agrupa a enfermos y heridos,
siempre que no sean objetivos militares;
x. Someter a personas que estén en poder de una parte
adversa a mutilaciones físicas o a experimentos médicos
o científicos de cualquier tipo que no estén justificados en
razón de un tratamiento médico, dental u hospitalario, ni
se lleven a cabo en su interés, y que causen la muerte o
pongan gravemente en peligro su salud;
xi. Matar o herir a traición a personas pertenecientes a la
nación o al ejército enemigo;
xii. Declarar que no se dará cuartel;
xiii. Destruir o apoderarse de bienes del enemigo, a menos que
las necesidades de la guerra lo hagan imperativo;
119 Manual de Derecho Internacional Público

xiv. Declarar abolidos, suspendidos o inadmisibles ante un


tribunal los derechos y acciones de los nacionales de la
parte enemiga;
xv. Obligar a los nacionales de la parte enemiga a participar
en operaciones bélicas dirigidas contra su propio país,
aunque hubieran estado al servicio del beligerante antes
del inicio de la guerra;
xvi. Saquear una ciudad o una plaza, incluso cuando es
tomada por asalto;
xvii. Emplear veneno o armas envenenadas;
xviii. Emplear gases asfixiantes, tóxicos o similares o cualquier
líquido, material o dispositivo análogos;
xix. Emplear balas que se ensanchan o aplasten fácilmente en
el cuerpo humano, como balas de camisa dura que no
recubra totalmente la parte interior o que tenga incisiones;
xx. Emplear armas, proyectiles, materiales y métodos de
guerra que, por su propia naturaleza, causen daños
superfluos o sufrimientos innecesarios o surtan efectos
indiscriminados en violación del Derecho Internacional de
los Conflictos Armados, a condición de que esas armas o
esos proyectiles, materiales o métodos de guerra, sean
objeto de una prohibición completa y estén incluidos en
un anexo del presente Estatuto en virtud de una enmienda
120 Manual de Derecho Internacional Público

aprobada de conformidad con las disposiciones que,


sobre el particular, figuran en los artículos 121 y 123;
xxi. Cometer atentados contra la dignidad personal,
especialmente los tratos humillantes y degradantes;
xxii. Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución
forzada, embarazo forzado, definido en el apartado f) del
párrafo 2 del artículo 7, esterilización forzada y cualquier
otra forma de violencia sexual que también constituya una
infracción grave de los Convenios de Ginebra;
xxiii. Utilizar la presencia de una persona civil u otra persona
protegida para poner ciertos puntos, zonas o fuerzas
militares a cubierto de operaciones militares;
xxiv. Dirigir intencionalmente ataques contra edificios, material,
unidades y medios de transporte sanitarios, y contra
personal que utilice los emblemas distintivos de los
Convenios de Ginebra de conformidad con el derecho
internacional;
xxv. Hacer padecer intencionalmente hambre a la población
civil como método de hacer la guerra, privándola de los
objetos indispensables para su supervivencia, incluido el
hecho de obstaculizar intencionalmente los suministros
de socorro de conformidad con los Convenios de Ginebra;
121 Manual de Derecho Internacional Público

xxvi. Reclutar o alistar a niños menores de 15 años en las


fuerzas armadas nacionales o utilizarlos para participar
activamente en las hostilidades;
c) En caso de conflicto armado que no sea de índole
internacional, las violaciones graves del artículo 3 común
a los cuatro Convenios de Ginebra de 12 de agosto de
1949, a saber, cualquiera de los siguientes actos
cometidos contra personas que no participen
directamente en las hostilidades, incluidos los miembros
de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y
las personas puestas fuera de combate por enfermedad,
herida, detención o por cualquier otra causa:
i. Los atentados contra la vida y la integridad corporal,
especialmente el homicidio en todas sus formas, las
mutilaciones, los tratos crueles y la tortura;
ii. Los atentados contra la dignidad personal, especialmente
los tratos humillantes y degradantes;
iii. La toma de rehenes;
iv. Las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio
ante un tribunal regularmente constituido, con todas las
garantías judiciales generalmente reconocidas como
indispensables.
122 Manual de Derecho Internacional Público

d) El párrafo 2 c) del presente artículo se aplica a los


conflictos armados que no son de índole internacional, y
por consiguiente, no se aplica a las situaciones de
tensiones internas y de disturbios interiores, tales como
los motines, los actos esporádicos y aislados de violencia
u otros actos análogos.
e) Otras violaciones graves de las leyes y los usos
aplicables en los conflictos armados que no sean de
índole internacional, dentro del marco establecido de
derecho internacional, a saber, cualquiera de los actos
siguientes:
i. Dirigir intencionalmente ataques contra la población civil
como tal o contra civiles que no participen directamente
en las hostilidades;
ii. Dirigir intencionalmente ataques contra edificios, material,
unidades y medios de transporte sanitarios y contra el
personal que utilicen los emblemas distintivos de los
Convenios de Ginebra de conformidad con el derecho
internacional;
iii. Dirigir intencionalmente ataques contra personal,
instalaciones, material, unidades o vehículos
participantes en una misión de mantenimiento de la paz o
de asistencia humanitaria de conformidad con la Carta de
123 Manual de Derecho Internacional Público

las Naciones Unidas, siempre que tengan derecho a la


protección otorgada a civiles o bienes civiles con arreglo
al Derecho Internacional de los Conflictos Armados;
iv. Dirigir intencionalmente ataques contra edificios dedicados
a la religión, la educación, las artes, las ciencias o la
beneficencia, los monumentos históricos, los hospitales y
otros lugares en que se agrupa a enfermos y heridos, a
condición de que no sean objetivos militares;
v. Saquear una ciudad o plaza, incluso cuando es tomada por
asalto
vi. Cometer actos de violación, esclavitud sexual, prostitución
forzada, embarazo forzado, definido en el apartado f) del
párrafo 2 del artículo 7, esterilización forzada o cualquier
otra forma de violencia sexual que constituya también una
violación grave del artículo 3 común a los cuatro
Convenios de Ginebra;
vii. Reclutar o alistar niños menores de 15 años en las fuerzas
armadas o grupos o utilizarlos para participar activamente
en hostilidades;
viii. Ordenar el desplazamiento de la población civil por
razones relacionadas con el conflicto, a menos que así lo
exija la seguridad de los civiles de que se trate o por
razones militares imperativas;
124 Manual de Derecho Internacional Público

ix. Matar o herir a traición a un combatiente adversario;


x. Declarar que no se dará cuartel;
xi. Someter a las personas que estén en poder de otra parte
en el conflicto a mutilaciones físicas o a experimentos
médicos o científicos de cualquier tipo que no estén
justificados en razón del tratamiento médico, dental u
hospitalario de la persona de que se trate ni se lleven a
cabo en su interés, y que provoquen la muerte o pongan
gravemente en peligro su salud;
xii. Destruir o apoderarse de bienes de un adversario, a
menos que las necesidades del conflicto lo hagan
imperativo;
f) El párrafo 2 e) del presente artículo se aplica a los
conflictos armados que no son de índole internacional, y,
por consiguiente, no se aplica a las situaciones de
tensiones internas y de disturbios interiores, tales como
los motines, los actos esporádicos y aislados de violencia
u otros actos análogos. Se aplica a los conflictos armados
que tienen lugar en el territorio de un Estado cuando
existe un conflicto armado prolongado entre las
autoridades gubernamentales y grupos armados
organizados o entre tales grupos.
125 Manual de Derecho Internacional Público

3. Nada de lo dispuesto en los párrafos 2 c) y e) afectará


a la responsabilidad que incumbe a todo gobierno de
mantener o restablecer el orden público en el Estado o
de defender la unidad e integridad territorial del Estado
por cualquier medio legítimo. (1998, Art. 8).

El crimen de agresión.

Inicialmente el Estatuto de Roma (1998) no se ocupó de


definir el crimen de agresión21, generando una amplitud de
conceptos entre los diferentes tratadistas del Derecho de
gentes, tal concepto fue establecido hasta el 11 de junio de
2010 en la Conferencia de Revisión del Estatuto de Roma
(realizada en Kampala, Uganda, entre el 31 de mayo y el 11 de
junio de 2010), se estableció además, la condición de entrada
en vigor para tal crimen, quedando designado para el 01 de
enero de 2017, mientras tanto no llegue tal fecha, la Corte
Penal Internacional no tendrá competencia para juzgar tal
crimen.

21
La Corte ejercerá competencia respecto del crimen de agresión una vez que
se apruebe una disposición de conformidad con los artículos 121 y 123 en que
se defina el crimen y se enuncien las condiciones en las cuales lo hará. Esa
disposición será compatible con las disposiciones pertinentes de la Carta de las
Naciones Unidas. (Estatuto de la Corte Penal Internacional, 1998, Art. 5).
126 Manual de Derecho Internacional Público

Se entiende por crimen de agresión individual, según lo


estipulado en el artículo 8 bis adoptado en Kampala “cuando,
estando en condiciones de controlar o dirigir efectivamente la
acción política o militar de un Estado, esa persona planifica,
prepara, inicia o realiza un acto de agresión que, por sus
características, gravedad y escala, constituye una violación
manifiesta de la Carta de las Naciones Unidas. (1998).

Asimismo, “un acto de agresión está definido como el uso


de las fuerzas armadas por parte de un Estado contra otro sin
justificación de defensa propia o autorización por parte del
Consejo de Seguridad”. (Ibíd.).

Entre tanto, la Asamblea General de las Naciones Unidas,


estableció por acto de agresión “el uso de la fuerza armada por
un Estado contra la soberanía, la integridad territorial o la
independencia política de otro Estado, o en cualquier otra
forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas”
(Resolución 3314 (XXIX) de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, 1974).
127 Manual de Derecho Internacional Público

Se tiene entonces que, se consideran actos de agresión


Independientemente de que haya o no declaración de guerra:

a) La invasión o el ataque por las fuerzas armadas de un


Estado del territorio de otro Estado, o toda ocupación
militar, aún temporal, que resulte de dicha invasión o
ataque, o toda anexión, mediante el uso de la fuerza,
del territorio de otro Estado o de parte de él;
b) El bombardeo, por las fuerzas armadas de un Estado,
del territorio de otro Estado, o el empleo de
cualesquiera armas por un Estado contra el territorio de
otro Estado;
c) El bloqueo de los puertos o de las costas de un Estado
por las fuerzas armadas de otro Estado;
d) El ataque por las fuerzas armadas de un Estado contra
las fuerzas armadas terrestres, navales o aéreas de
otro Estado, o contra su flota mercante o aérea;
e) La utilización de fuerzas armadas de un Estado, que se
encuentran en el territorio de otro Estado con el
acuerdo del Estado receptor, en violación de las
condiciones establecidas en el acuerdo o toda
prolongación de su presencia en dicho territorio
después de terminado el acuerdo;
128 Manual de Derecho Internacional Público

f) La acción de un Estado que permite que su territorio,


que ha puesto a disposición de otro Estado, sea
utilizado por ese otro Estado para perpetrar un acto de
agresión contra un tercer Estado;
g) El envío por un Estado, o en su nombre, de bandas
armadas, grupos irregulares o mercenarios que lleven
a cabo actos de fuerza armada contra otro Estado de
tal gravedad que sean equiparables a los actos antes
enumerados, o su sustancial participación en dichos
actos. (Estatuto de la Corte Penal Internacional, 1998,
Art. 8 bis. Numeral 2).

Se debe tener en cuenta, que a diferencia de los otros


crímenes de competencia de la Corte Penal Internacional
(Crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y
genocidio), el fiscal sólo podrá iniciar de oficio la investigación
de una situación o basado en la remisión de un Estado, si
antes:

- luego de confirmar si el Consejo de Seguridad ha


realizado una determinación sobre la existencia de un
129 Manual de Derecho Internacional Público

acto de agresión (de acuerdo con el artículo 39 de la Carta


de la ONU) y esperar un período de 6 meses;
- si la situación implica un acto de agresión que fue
cometido entre Estados Partes; y
- luego de que la División de Cuestiones Preliminares de la
Corte haya autorizado el inicio de la investigación.
(Estatuto de la Corte Penal Internacional, 1998, Art. 15
ter.).

La competencia territorial (Ratione Loci).

La Corte Penal Internacional (CPI) cuenta con


competencia universal, donde, no solo atiende los asuntos de
los Estados que han aceptado su competencia de manera
expresa, sino que además, funge como tribunal ad hoc para
los demás miembros de la comunidad internacional que
acepten su competencia provisional mediante un acuerdo
especial22. Lo anterior, puesto que tratándose de normas de

22
La Corte podrá ejercer sus funciones y atribuciones de conformidad con lo
dispuesto en el presente Estatuto en el territorio de cualquier Estado Parte y,
por acuerdo especial, en el territorio de cualquier otro Estado. (Estatuto de
la CPI, 1998, Art. 4, numeral 2). (Negrilla fuera del texto).
130 Manual de Derecho Internacional Público

ius cogens ningún Estado puede desconocerlas, ni pactar en


contra de ellas.

El principio de la competencia universal se deriva del postulado


que ciertos crímenes son tan graves que afectan la comunidad
internacional en su conjunto y que por consecuencia, todos los
Estados tienen el derecho y también la obligación de emprender
acciones judiciales contra los autores, sea cual sea el lugar o el
crimen que se haya cometido o la nacionalidad del autor o de las
víctimas. Estos crímenes incluyen el genocidio, los crímenes de
lesa humanidad, la tortura, ciertos crímenes de guerra, el
apartheid y la esclavitud entre otros. (…) En un mundo donde las
fronteras tienden a difuminarse, la competencia universal permite
también eludir los criterios clásicos de competencia permitiendo la
persecución de un criminal, dondequiera que se encuentre, luego
de un arresto fortuito, una queja o una denuncia. (Trial, 2015.
Párrafo 1).

El autor Alejandro Valencia Villa, en el texto denominado


Derecho Internacional Humanitario, Conceptos básicos,
infracciones en el conflicto armado colombianos, refiere al
respecto que:

El principio de la jurisdicción universal le da la legitimidad a un


Estado para perseguir, investigar, juzgar y sancionar a una persona
131 Manual de Derecho Internacional Público

que presuntamente haya cometido un crimen de naturaleza


internacional, independiente del lugar en que se haya cometido e
incluso en algunos casos sin tener en cuenta la nacionalidad del
acusado. Es decir, deja a un lado los principios tradicionales del
derecho penal como son el de la territorialidad y nacionalidad, con
el propósito de luchar contra la impunidad. En últimas se admite la
competencia de cualquier tribunal nacional en reemplazo de la
competencia exclusiva de los tribunales del Estado bajo cuya
jurisdicción los hechos hubieren tenido lugar. La legitimidad para
ejercer la jurisdicción universal es otorgada por el propio derecho
internacional, en particular por consagraciones expresas en
instrumentos internacionales. (2013, P. 324).

La competencia personal (Ratione Personae).

El artículo 25 del estatuto de la Corte Penal Internacional,


establece que ésta tendrá competencia respecto de todas las
personas naturales, ya sea que se trate de Jefe de Estado o
de Gobierno, miembro de un gobierno o parlamento,
representante elegido o funcionario de gobierno, jefe militar o
persona con inmunidad diplomática, en ningún caso se eximirá
de responsabilidad penal ni constituirá per se, motivó para
reducir la pena. (Estatuto de Roma, 1998).
132 Manual de Derecho Internacional Público

Es necesario señalar, que como excepciones a la regla de


competencia personal general, la Corte no tendrá competencia
en dos casos:

1. La Corte solo tiene competencia respecto de las


personas naturales, excluyendo de tajo las personas
morales o jurídicas23.
2. La Corte no será competente respecto de los que
fueren menores de 18 años en el momento de la
presunta comisión del crimen. (Estatuto de Roma,
1998, Art. 26).

La competencia temporal (Ratione Temporis).

La Corte Penal Internacional sólo tiene competencia para


actuar respecto de hechos ocurridos a partir del 01 de julio de
2002, juzgando sobre los crímenes de guerra, crímenes de
lesa humanidad, genocidio; y crimen de agresión a partir del
01 de enero de 2017, lo anterior, respecto de los Estados que
han incorporado en su derecho interno el Estatuto de la Corte

23
De conformidad con el presente Estatuto, la Corte tendrá competencia
respecto de las personas naturales. (Estatuto de Roma, 1998, Art. 25).
133 Manual de Derecho Internacional Público

Penal Internacional (1998), o sobre cualquier Estado en las


condiciones previstas por el mismo instrumento internacional.
(Véase en “La activación de la competencia de la Corte Penal
Internacional”).

La activación de la competencia de la Corte Penal


Internacional

La Corte adquiere competencia en los casos de:

1. Los Estado parte del Estatuto de Roma: Los Estados


pueden remitir situaciones ocurridas dentro de su
territorio u ocurridas respecto de nacionales de otro
Estado parte del Estatuto de Roma. Así lo establece el
artículo 14 del Estatuto de Roma:

Todo Estado Parte podrá remitir al Fiscal una situación en


que parezca haberse cometido uno o varios crímenes de la
competencia de la Corte y pedir al Fiscal que investigue la
situación a los fines de determinar si se ha de acusar de la
comisión de tales crímenes a una o varias personas
determinadas. (1998).

2. El Fiscal: Éste podrá iniciar de oficio las investigaciones


de los asuntos que hayan ocurrido en uno de los
Estados parte del Estatuto de Roma, previo haber sido
134 Manual de Derecho Internacional Público

aprobado tal asunto por la Sala de Cuestiones


Preliminares

3. Por solicitud del Consejo de Seguridad de las Naciones


Unidas: La competencia de la Corte en los asuntos de
los cuales los Estados no hagan parte del Estatuto de
Roma, se activa por medio del Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas en salvaguarda de la paz y
seguridad internacionales.

4. Por acuerdo especial: De conformidad con los


establecido en el artículo 4 numeral segundo, la Corte
tendrá competencia en el territorio de cualquier Estado,
haya o no aceptado la competencia de la Corte Penal
Internacional, siempre y cuando se suscriba un
acuerdo especial que le otorgue competencia respecto
de sus funciones y atribuciones, de conformidad con lo
dispuesto con el Estatuto de Roma (1998).

La punibilidad en la Corte Penal Internacional

Primeramente, es menester señalar que la Corte Penal


Internacional, como organismo de naturaleza punitiva, no sería
135 Manual de Derecho Internacional Público

una verdadera corte si careciera de la posibilidad de imponer


penas a las personas naturales cuando han cometido alguno
de los crímenes que condena el Estatuto de Roma, ciñéndose
tales penas bajo ciertos principios universales del Derecho
penal, quedando estrictamente compelidos a ellos.

Se debe entonces señalar, que sin desconocimiento a los


demás principios generales del Derecho, así como de las
normas de ius cogens, la Corte Penal Internacional se ciñe bajo
las siguientes prerrogativas emanadas del Estatuto de Roma:

a) Principio de Nullum crimen sine lege24: Nadie será


penalmente responsable de conformidad con el presente
Estatuto a menos que la conducta de que se trate
constituya, en el momento en que tiene lugar, un crimen
de la competencia de la Corte. (Estatuto de la Corte Penal
Internacional, 1998, Art. 22, numeral 1).
b) Prohibición de analogía: La definición de crimen será
interpretada estrictamente y no se hará extensiva por
analogía. (Ibíd. numeral 2).
c) Principio de favorabilidad:

24
No hay crimen sin ley previa que lo establezca
136 Manual de Derecho Internacional Público

- En caso de ambigüedad, será interpretada en favor de la


persona objeto de investigación, enjuiciamiento o
condena. (Ibíd.).
- De modificarse el derecho aplicable a una causa antes de
que se dicte la sentencia definitiva, se aplicarán las
disposiciones más favorables a la persona objeto de la
investigación, el enjuiciamiento o la condena. (Ibíd. Art. 24
numeral 2).
d) Principio de Nullum poena sine lege25: Quien sea
declarado culpable por la Corte únicamente podrá ser
penado de conformidad con el presente Estatuto. (Ibíd.
Art. 23).
e) Principio de irretroactividad de la ley penal: Nadie será
penalmente responsable de conformidad con el presente
Estatuto por una conducta anterior a su entrada en vigor.
(Ibíd. Art. 24 numeral1).
f) Principio de la presunción de inocencia: Se presumirá que
toda persona es inocente mientras no se pruebe su
culpabilidad ante la Corte de conformidad con el derecho
aplicable. (Ibíd. Art. 66).
g) Principio de publicidad:

25
No hay pena sin ley previa que lo establezca
137 Manual de Derecho Internacional Público

- En la determinación de cualquier cargo, el acusado tendrá


derecho a ser oído públicamente, habida cuenta de las
disposiciones del presente Estatuto, y a una audiencia
justa e imparcial, así como a las siguientes garantías
mínimas en pie de plena igualdad:
- A ser informado sin demora y en forma detallada, en un
idioma que comprenda y hable perfectamente, de la
naturaleza, la causa y el contenido de los cargos que se
le imputan; (Ibíd. Art 67 numeral 1, literal A).
- A ser asistido gratuitamente por un intérprete competente
y a obtener las traducciones necesarias para satisfacer
los requisitos de equidad, si en las actuaciones ante la
Corte o en los documentos presentados a la Corte se
emplea un idioma que no comprende y no habla; (Ibíd. Art
67 numeral 1, literal F).
- Además de cualquier otra divulgación de información
estipulada en el presente Estatuto, el Fiscal divulgará a la
defensa, tan pronto como sea posible, las pruebas que
obren en su poder o estén bajo su control y que, a su
juicio, indiquen o tiendan a indicar la inocencia del
acusado, o a atenuar su culpabilidad, o que puedan
afectar a la credibilidad de las pruebas de cargo. En caso
138 Manual de Derecho Internacional Público

de duda acerca de la aplicación de este párrafo, la Corte


decidirá. (Ibíd. Art 67 numeral 2).
h) Principio del Derecho a la defensa:
- A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la
preparación de su defensa y a comunicarse libre y
confidencialmente con un defensor de su elección; (Ibíd.
Art. 67 numeral 1, literal D).
- A interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a
obtener la comparecencia de los testigos de descargo y
que éstos sean interrogados en las mismas condiciones
que los testigos de cargo. El acusado tendrá derecho
también a oponer excepciones y a presentar cualquier
otra prueba admisible de conformidad con el presente
Estatuto; (Ibíd. Art. 67 numeral 1, literal E).
i) Principio de la no autoincriminación en materia penal: A
no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse
culpable y a guardar silencio, sin que ello pueda tenerse
en cuenta a los efectos de determinar su culpabilidad o
inocencia; (Ibíd. Art. 67 numeral 1, literal G).
j) Principio de inmediación de la prueba: La prueba
testimonial deberá rendirse en persona en el juicio, salvo
cuando se apliquen las medidas establecidas en el
artículo 68 o en las Reglas de Procedimiento y Prueba.
139 Manual de Derecho Internacional Público

Asimismo, la Corte podrá permitir al testigo que preste


testimonio oralmente o por medio de una grabación de
vídeo o audio, así como que se presenten documentos o
transcripciones escritas, con sujeción al presente Estatuto
y de conformidad con las Reglas de Procedimiento y
Prueba. Estas medidas no podrán redundar en perjuicio
de los derechos del acusado ni serán incompatibles con
éstos (Ibíd. Art. 69, numeral 2).
k) Principio de pertinencia de la prueba en materia penal: La
Corte podrá decidir sobre la pertinencia o admisibilidad de
cualquier prueba, teniendo en cuenta, entre otras cosas,
su valor probatorio y cualquier perjuicio que pueda
suponer para un juicio justo o para la justa evaluación del
testimonio de un testigo, de conformidad con las Reglas
de Procedimiento y Prueba; (Ibíd. Art. 69, numeral 4).
l) Principio de legalidad de la prueba en materia penal:
- No serán admisibles las pruebas obtenidas como
resultado de una violación del presente Estatuto o de las
normas de derechos humanos internacionalmente
reconocidas cuando:
a. Esa violación suscite serias dudas sobre la fiabilidad
de las pruebas;
140 Manual de Derecho Internacional Público

b. Su admisión atente contra la integridad del juicio o


redunde en grave desmedro de él.
m) Principio de la especialidad: Quien haya sido
entregado a la Corte en virtud del presente Estatuto no
será procesado, castigado o detenido por una conducta
anterior a su entrega, a menos que ésta constituya la base
del delito por el cual haya sido entregado. (Ibíd. Art. 101,
numeral 1).

Se tiene entonces, que las penas imponibles por parte de


la Corte Penal Internacional, se deben ajustar plenamente a
los principios generales del derecho y a los principios que
señala el Estatuto de Roma; siendo tales penas clasificadas en
dos grupos, a saber:

A. Penas imponibles para los delitos contra la administración


de justicia de la Corte Penal Internacional:

Los delitos contra la administración de justicia sólo prevén


la modalidad de culpa números clausus, es decir, la culpa
dolosa es la única que es condenada por el Estatuto de
Roma.
141 Manual de Derecho Internacional Público

Las penas imponibles para estos delitos no pueden superar


los cinco años26, con arreglo a lo dispuesto en el artículo 70
numeral 3 del Estatuto de Roma, además de multas que en
ningún caso podrán superar del 50% del valor de los activos
y bienes identificables, líquidos o realizables del
condenado, previa deducción de una cantidad adecuada
que serviría para atender a las necesidades económicas del
condenado y de sus familiares a cargo27, pagadera en una
o en varias cuotas28.

Los delitos contra la administración de justicia están


tipificados en el artículo 70 del Estatuto de Roma, a saber:
a) Dar falso testimonio cuando se esté obligado a decir
verdad de conformidad con el párrafo 1 del artículo 69;
b) Presentar pruebas a sabiendas de que son falsas o han
sido falsificadas;
c) Corromper a un testigo, obstruir su comparecencia o
testimonio o interferir en ellos, tomar represalias contra

26
Estatuto de Roma, 1998, Artículo 70 numeral 3: En caso de decisión
condenatoria, la Corte podrá imponer una pena de reclusión no superior a cinco
años o una multa, o ambas penas, de conformidad con las Reglas de
Procedimiento y Prueba.
27
La Corte Penal Internacional, Las Reglas de Procedimiento y Prueba, U.N.
Doc. PCNICC/2000/1/Add.1 (2000). Regla 166, numeral 3: Cada delito podrá
ser penado con una multa separada y las multas podrán acumularse. Bajo
ninguna circunstancia la cuantía total excederá del 50% del valor de los activos
y bienes identificables, líquidos o realizables del condenado, previa deducción
de una cantidad adecuada que serviría para atender a las necesidades
económicas del condenado y de sus familiares a cargo.
28
La Corte Penal Internacional, Las Reglas de Procedimiento y Prueba, U.N.
Doc. PCNICC/2000/1/Add.1 (2000). Regla 166, numeral 4: Cuando imponga
una multa, la Corte deberá fijar un plazo razonable al condenado para pagarla.
La Corte podrá decidir que el pago se efectúe de una sola vez o en varias cuotas,
durante el plazo fijado.
142 Manual de Derecho Internacional Público

un testigo por su declaración, destruir o alterar pruebas o


interferir en las diligencias de prueba;
d) Poner trabas, intimidar o corromper a un funcionario de
la Corte para obligarlo o inducirlo a que no cumpla sus
funciones o a que lo haga de manera indebida;
e) Tomar represalias contra un funcionario de la Corte en
razón de funciones que haya desempeñado él u otro
funcionario; y
f) Solicitar o aceptar un soborno en calidad de funcionario
de la Corte y en relación con sus funciones oficiales
g) Además: Todo Estado Parte hará extensivas sus leyes
penales que castiguen los delitos contra la integridad de
su propio procedimiento de investigación o
enjuiciamiento a los delitos contra la administración de
justicia a que se hace referencia en el presente artículo y
sean cometidos en su territorio o por uno de sus
nacionales;
Por su parte, estos delitos obedecen a reglas de
prescribilidad diferentes a los enunciados en el artículo 5
del Estatuto de Roma (1998), siendo tales:

1. Los delitos indicados en el artículo 70 prescribirán en


cinco años contados a partir de la fecha en que se hayan
cometido, a condición de que durante ese plazo no se
haya iniciado la investigación o el enjuiciamiento. El plazo
de prescripción quedará interrumpido si durante su curso
la Corte o un Estado Parte que tuviere jurisdicción en la
causa de conformidad con el párrafo 4 a) del artículo 70
hubiere iniciado la investigación o el enjuiciamiento. La
Corte Penal Internacional, (Las Reglas de Procedimiento
y Prueba, U.N. Doc. PCNICC/2000/1/Add.1, 2000, Regla
164, numeral 2).
143 Manual de Derecho Internacional Público

2. Las penas impuestas respecto de los delitos indicados en


el artículo 70 prescribirán en diez años contados a partir
de la fecha en que la sentencia haya quedado
ejecutoriada. El plazo de prescripción quedará
interrumpido si el condenado es detenido o mientras no
se encuentre en el territorio de ningún Estado Parte. (Ibíd.
numeral 3).

B. Penas imponibles para los crímenes establecidos en el


artículo 5 del Estatuto de Roma (el crimen de genocidio, los
crímenes de lesa humanidad, los crímenes de guerra y el
crimen de agresión):
Las penas imponibles por parte de la Corte Penal
Internacional, se limitará a los crímenes más graves de
trascendencia para la comunidad internacional en su
conjunto, descritos taxativamente en el artículo 5 del
Estatuto de Roma (1998).

Tales penas, serán de conformidad con lo establecido en el


artículo 77 del Estatuto de la Corte Penal Internacional, a
saber:

1. La reclusión por un número determinado de años que no


exceda de 30 años;
2. La reclusión a perpetuidad cuando lo justifiquen la
extrema gravedad del crimen y las circunstancias
personales del condenado.
3. Además de multa, si la Corte considera que la pena de
reclusión no es suficiente. Para determinarla, la Corte
tendrá en cuenta la capacidad financiera del condenado,
considerando entre otras cosas si se ha decretado un
144 Manual de Derecho Internacional Público

decomiso con arreglo al párrafo 2 b) del artículo 77 y,


cuando proceda, una reparación con arreglo al artículo
75. Además, los daños y perjuicios causados y los
correspondientes beneficios derivados del crimen que
perciba el autor. Bajo ninguna circunstancia la cuantía
total excederá del 75% del valor de los haberes y bienes
identificables, líquidos o realizables del condenado,
previa deducción de una cantidad adecuada que sirva
para atender a las necesidades económicas del
condenado y de sus familiares a cargo. Pagaderos en un
plazo razonable en una o en varias cuotas29.

29
La Corte Penal Internacional, Las Reglas de Procedimiento y Prueba, U.N.
Doc. PCNICC/2000/1/Add.1 (2000). Regla 146: 1. Para resolver si impone
una multa con arreglo al párrafo 2 a) del artículo 77 y fijar su cuantía, la Corte
considerará si la pena de reclusión es suficiente. La Corte tendrá debidamente
en cuenta la capacidad financiera del condenado, considerando entre otras cosas
si se ha decretado un decomiso con arreglo al párrafo 2 b) del artículo 77 y,
cuando proceda, una reparación con arreglo al artículo 75. La Corte tendrá en
cuenta, además de los factores que se indican en la regla 145, si el crimen estuvo
motivado por el afán de lucro personal y en qué medida.
2. Las multas impuestas con arreglo al párrafo 2 a) del artículo 77 serán de
una cuantía adecuada. A tal efecto, la Corte, además de los factores antes
indicados, tendrá en cuenta, en particular, los daños y perjuicios causados y los
correspondientes beneficios derivados del crimen que perciba el autor. Bajo
ninguna circunstancia la cuantía total excederá del 75% del valor de los haberes
y bienes identificables, líquidos o realizables del condenado, previa deducción
de una cantidad adecuada que sirva para atender a las necesidades económicas
del condenado y de sus familiares a cargo.
3. Cuando imponga una multa, la Corte deberá fijar un plazo razonable al
condenado para pagarla. La Corte podrá decidir que el pago se efectúe de una
sola vez o en varias cuotas, durante el plazo fijado.
4. Cuando imponga una multa, la Corte podrá, a título opcional, calcularla
con arreglo a un sistema de días–multa. En tal caso, la duración mínima será de
30 días y la máxima de cinco años. La Corte decidirá la cuantía total de la multa
de conformidad con las subreglas 1 y 2 y determinará la suma diaria que deba
145 Manual de Derecho Internacional Público

4. y el decomiso del producto, los bienes y los haberes


procedentes directa o indirectamente de dicho crimen, sin
perjuicio de los derechos de terceros de buena fe30.

Se debe tener en cuenta, que las penas que imponen la


Corte Penal Internacional pueden ser objeto de examen de
reducción de la pena, siempre y cuando el recluso haya

pagarse teniendo en cuenta las circunstancias individuales del condenado,


incluidas las necesidades financieras de sus familiares a cargo.
5. Si el condenado no paga la multa impuesta en las condiciones antes
indicadas, la Corte podrá tomar las medidas que procedan en cumplimiento de
las reglas 217 a 222 y de conformidad con el artículo 109 De persistir el
condenado en su actitud deliberada de no pagar y si la Presidencia, de oficio o
a petición del Fiscal, llega a la conclusión de que se han agotado todas las
medidas de ejecución aplicables, podrá como último recurso prolongar la
reclusión por un período no superior a una cuarta parte de la pena y que no
exceda de cinco años. Al determinar la prolongación, la Presidencia tendrá en
cuenta la cuantía de la multa impuesta y pagada. La prolongación no será
aplicable cuando se trate de una pena de reclusión a perpetuidad. La
prolongación no podrá hacer que el período de reclusión sea superior a 30 años.
6. Para resolver si ordena una prolongación, y la duración de ésta, la
Presidencia convocará una reunión a puerta cerrada a fin de escuchar al
condenado y al Fiscal. El condenado tendrá derecho a la asistencia de un letrado.
7. La Corte, cuando imponga una multa, advertirá al condenado de que, en
caso de no pagarla en las condiciones indicadas se podrá prolongar la duración
de su reclusión según lo dispuesto en esta regla
30
Estatuto de Roma, 1998, Art. 77: 1. La Corte podrá, con sujeción a lo
dispuesto en el artículo 110: imponer a la persona declarada culpable de uno de
los crímenes a que se hace referencia en el artículo 5 del presente Estatuto una
de las penas siguientes: a) La reclusión por un número determinado de años que
no exceda de 30 años; o b) La reclusión a perpetuidad cuando lo justifiquen la
extrema gravedad del crimen y las circunstancias personales del condenado. 2.
Además de la reclusión, la Corte podrá imponer: a) Una multa con arreglo a los
criterios enunciados en las Reglas de Procedimiento y Prueba; b) El decomiso
del producto, los bienes y los haberes procedentes directa o indirectamente de
dicho crimen, sin perjuicio de los derechos de terceros de buena fe.
146 Manual de Derecho Internacional Público

cumplido las dos terceras partes de la pena o 25 años de


prisión en caso de cadena perpetua31. Para conceder tal
beneficio, la Corte en atención a los factores dispuestos en el
Estatuto de Roma (1998) y Las Reglas de Procedimiento y
Prueba (2000) revisará lo siguiente:

1. Si el recluso ha manifestado desde el principio y de


manera continua su voluntad de cooperar con la Corte en
sus investigaciones y enjuiciamientos;
2. Si el recluso ha facilitado de manera espontánea la
ejecución de las decisiones y órdenes de la Corte en otros
casos, en particular ayudando a ésta en la localización de
los bienes sobre los que recaigan las multas, las órdenes
de decomiso o de reparación que puedan usarse en
beneficio de las víctimas; o
3. La conducta del condenado durante su detención, que
revele una auténtica disociación de su crimen;
4. Las posibilidades de reinsertar en la sociedad y reasentar
exitosamente al condenado;
5. Si la liberación anticipada del condenado crearía una gran
inestabilidad social;
6. Cualquier medida de importancia que haya tomado el
condenado en beneficio de las víctimas, así como los
efectos de una liberación anticipada sobre las víctimas y
sus familias;
7. Las circunstancias individuales del condenado, incluido el
deterioro de su estado de salud física o mental o su edad
avanzada.

31
Estatuto de Roma, 1998, Art. 110, numeral 3: Cuando el recluso haya
cumplido las dos terceras partes de la pena o 25 años de prisión en caso de
cadena perpetua, la Corte examinará la pena para determinar si ésta puede
reducirse. El examen no se llevará a cabo antes de cumplidos esos plazos.
147 Manual de Derecho Internacional Público

Por último, no se puede olvidar señalar la característica


de imprescriptibilidad de la cual gozan los crímenes
condenados por el Estatuto de Roma (1998), en atención
a lo dispuesto por el artículo 2932 del mismo instrumento.

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