personal. Hasta fines de los años ochenta, prácticamente viví casi la mitad de mi vida en Magallanes. Y conocí verdaderamente lo que significaba el aislamiento, el estar solo, el que todas las decisiones se tomaran en la Capital. Por esas cosas de la vida, residí en Santiago más de veinte años. Y hoy día estoy viviendo ya prácticamente por casi tres años en la Región de Los Lagos. Y el sentimiento que me embarga, al ver la realidad y volver a regiones, es que desde fines de los años ochenta hasta ahora es muy poco lo que se ha avanzado en materia de descentralización y regionalización. Entendiendo eso, quiero señalar que no se halla en discusión el hecho de que la autoridad, hoy llamada "gobernador regional", sea electa democráticamente. Lo que está en debate es cómo hacemos una reforma constitucional y cómo avanzamos en la descentralización de manera correcta. Sé que en las últimas décadas se puede haber ofrecido mucho, puede haber habido muchos discursos muy elocuentes sobre el particular, pero la evaluación final es que en materia de descentralización y regionalización hemos quedado estancados. Para la historia de la ley siempre es bueno, aunque muchas veces se puedan repetir los argumentos, que uno como Senador, sobre todo de regiones, deje plasmadas algunas cosas que quizás ya se han dicho. Fundamentalmente, aprensiones acerca de por qué razón uno pudiese estar dispuesto a votar que no. Pero no porque no quiera elecciones democráticas, sino porque, lamentablemente, si bien el proyecto se fue modificando con el aporte de distintos actores y hoy tenemos un texto que, a mi juicio, es menos malo que el primero que presentó el Ejecutivo , tenemos aprensiones. ¿Cuáles son las aprensiones? En primer lugar, si con la iniciativa el Gobierno busca una descentralización real, debe promover una modificación legal en la cual se indiquen claramente cuáles serán las competencias a traspasar, junto con los recursos tanto humanos como financieros para ejecutarlas, considerando que el gobernador regional tendrá entre sus funciones el ordenamiento territorial y no se puede poner en juego el destino de una región. En paralelo a la reforma en análisis, se debe avanzar en materia de descentralización fiscal y administrativa, ya que sin haber claridad en estos puntos resulta difícil impulsar este proceso de manera efectiva. No existe certeza -aquí se ha dicho- acerca de cómo se realizará administrativamente el traspaso de competencias, lo cual, sin duda, generará preocupación e incertidumbre en los funcionarios públicos que tendrán cambios de dependencia. Lo más complejo quizás es que la elección de gobernador regional puede terminar siendo una traba mayor para la Historia de la Ley N° 20.990 Página 35 de 70 Discusión en Sala Biblioteca del Congreso Nacional de Chile - www.bcn.cl/historiadelaley - documento generado el 12-Septiembre-2018 descentralización, pues cuando existan autoridades regionales electas de una coalición política distinta a la del Gobierno central será más difícil el traspaso de recursos y atribuciones desde el Gobierno central al regional. En este sentido, las únicas perjudicadas serán las comunidades, especialmente de zonas aisladas, que han sido postergadas por años en la solución de sus problemas reales. Necesitamos mayor claridad respecto de los tiempos de aprobación y del detalle de los proyectos anexos a la reforma constitucional, como lo es la modernización del sistema municipal, pues sin un empoderamiento de los gobiernos locales esta reforma no tiene futuro. Además, no solo es necesario flexibilizar las plantas de funcionarios, sino que además contar con un capital humano técnico con la capacidad de levantar proyectos, para que las comunas más pequeñas no se queden atrás en la adjudicación de financiamiento por la falta de capacidad de gestión técnica. Represento a 32 comunas, desde San Juan de la Costa, pasando por San Pablo , Osorno , hasta Futaleufú, Palena y Chaitén . En atención a ello, a mi juicio, debe haber un trato especial para los municipios más aislados y extremos. Finalmente, creo que es necesario saber cuánto le costará a nuestro país esta reforma, ya que no podemos seguir aprobando loables iniciativas pero que en definitiva constituyen cambios que no cuentan con un detalle, con recursos y con finanzas fiscales necesarias para asumirlos. Pero lo que me motiva exclusivamente a votar a favor es el hecho de que se trata de un voto político, de decir: "En esta reforma voto a favor de la descentralización". Voto que sí a favor de la descentralización. Voto que sí porque no podemos contener la inercia. Aquí hay una inercia, un trabajo de personas que por años han liderado el proceso de descentralización, muchas organizaciones, muchos individuos que, en forma anónima y a través de distintas instituciones, han desarrollado un trabajo y no han sido escuchados. Hoy conversaba con alguien de mucha experiencia en esta materia, y me decía: "No podemos contener esa inercia; si votamos que no y esperamos que el Gobierno mejore el proyecto, quedaremos entrampados y no avanzaremos". Voto que sí porque no queremos contener esa inercia legislativa, esa voluntad de avanzar en forma gradual, independiente de los errores y de las aprensiones. Y voto que sí por el inicio de un proceso, una señal política a las regiones. Esperamos que en este proceso que comienza el día de hoy el Gobierno, los legisladores tengamos la capacidad de fortalecer esta legislación, hacernos cargo de las aprensiones, de ciertos detalles que son importantes para la convivencia de una región, precisamente por todo lo que se ha dicho acá. En varias oportunidades se ha expresado: ¿Qué pasa cuando un gobierno es distinto al otro? ¿Cómo se nombran los seremis? ¿Cómo es el traspaso de las competencias? ¿Cómo se asignan los recursos? Entonces, hay temores fundados. Por eso, señor Presidente , como señal política, como un premio a aquellas personas que durante años han perseverado en la lucha por la descentralización y la regionalización, por lo que representa esta reforma, voto que sí, esperando que corrijamos lo que hemos considerado errores.