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El Arte de La Guerra
El Arte de La Guerra
SOBRE LA EVALUACIÓN
El general que gana una batalla hace muchos cálculos en su templo antes del
fragor de la batalla. El general que pierde una batalla no hace sino pocos cálculos
de antemano.
Así que debe saberse que el líder de ejércitos es el árbitro del destino del pueblo,
el hombre del que depende que la nación esté en paz o en peligro.
Hay cinco puntos esenciales para la victoria: Ganará el que sepa cuando luchar y
cuando no hacerlo. Ganará el que sepa cómo manejar tanto fuerzas superiores
como inferiores. Ganará el que cuyo ejército esté animado por el mismo espíritu a
lo largo de todos los rangos, Ganará el que, habiéndose preparado, espere a
tomar al enemigo indispuesto. Ganará el que tenga capacidad militar y no sea
interferida por el soberano.
Lo que los antiguos llamaban un luchador inteligente es el que no solo gana, sino
que destaca por ganar con facilidad. Gana sus batallas gracias a no cometer
errores. No cometer errores es lo que establece la certeza de victoria, ya que
significa conquistar a un enemigo que ya está derrotado.
5. SOBRE LA FIRMEZA
El control de una fuerza enorme tiene el mismo principio que el control de unos
pocos hombres: es meramente una cuestión de repartirlos en grupos.
En toda lucha, el método directo puede usarse para tomar parte en la batalla, pero
los métodos indirectos serán necesarios para asegurar la victoria, un buen
combatiente será temible en su puesta a punto, y presto en su decisión. Los
buenos guerreros buscan la efectividad en la batalla a partir de la fuerza de la
percepción y no dependen sólo de la fuerza de sus soldados. Son capaces de
escoger a la mejor gente, desplegarlos adecuadamente y dejar que la fuerza de la
percepción logre sus objetivos
El combatiente inteligente recurre al efecto de potencias combinadas, y no
requiere mucho de las individuales. De ahí su habilidad para escoger a los
hombres adecuados y utilizar potencias combinadas.
Los que lleguen primero al campo de batalla y aguarde la llegada del enemigo,
estarán frescos para la lucha; los que lleguen de segundas al campo de batalla y
tengan que apresurarse para batallar llegarán exhaustos.
Hay caminos que no deben seguirse, ejércitos que no deben atacarse, ciudades
que deben sitiarse, posiciones que no deben disputarse, órdenes del soberano
que no deben obedecerse.
Por esto, existen cinco rasgos que son peligrosos en los generales. Los que están
dispuestos a morir, pueden perder la vida; los que quieren preservar la vida,
pueden ser hechos prisioneros; los que son dados a los apasionamientos
irracionales, pueden ser ridiculizados; los que son muy puritanos, pueden ser
deshonrados; los que son compasivos, pueden ser turbados. Si te presentas en un
lugar que con toda seguridad los enemigos se precipitarán a defender, las
personas compasivas se apresurarán invariablemente a rescatar a sus habitantes,
causándose a sí mismos problemas y cansancio.
Por lo tanto. los soldados tienen que ser tratados en primera instancia con
humanidad, pero mantenidos bajo control por medio de una disciplina de hierro.
Este es un camino certero hacia la victoria. Generalmente el ejército prefiere un
terreno elevado, ya que son estimulantes, y por lo tanto, la gente se halla a gusto
en ellos, además son convenientes para adquirir la fuerza del ímpetu. Los terrenos
bajos son húmedos, lo cual provoca enfermedades y dificulta el combate. De esta
forma al cuidar su estrategia, también deben hacerlo con su salud, porque cuando
no existe la enfermedad en un ejército, se dice que éste es invencible. Este
proceso se trata de llevar todo con orden, orientarse y jugar a favor mediante el
territorio, no importa el clima, siempre mantener cauteloso a una emboscada a un
enemigo
Cuando los soldados rasos son demasiado fuertes y sus oficiales demasiado
débiles, el resultado es diferente. Cuando los oficiales son demasiado fuertes y los
soldados rasos demasiado débiles, el resultado es colapso.
Considera a tus soldados como a tus hijos, y te seguirán por las cuevas más
profundas; hay que ganarlos, para que así mismo, estos, estén dispuestos a dar
su vida junto a ti, las contracción pueden varias según el general que los dirija, si
este es un egocéntrico el ejército puede sentirse usado por este. Por lo tanto, si
eres indulgente, pero incapaz de hacer sentir tu autoridad; de buen corazón, pero
incapaz de imponer tus mandatos; e incapaz, además, de sofocar el desorden:
entonces tus soldados son comparables a niños desahuciados; son inútiles para
cualquier propósito práctico.
A la hora de atacar no hay que apurarse, mediante esta calma, se verán unos
resultados buenos, hay que sobresalir mediante tácticas, y no a lo rápido, esto
simplificado a una palabra, seria estrategia.
agotante es el de uno que intenta ganar sus batallas y prosperar en sus ataques,
sin cultivar el espíritu de campaña, pues el resultado es pérdida de tiempo y
estancamiento general. Existen cinco clases de ataques mediante el fuego:
quemar a las personas, quemar los suministros, quemar el equipo, quemar los
almacenes y quemar las armas.
Existen cinco clases de espías: el espía nativo, el espía interno, el doble agente, el
espía liquidable, y el espía flotante. Cuando están activos todos ellos, nadie
conoce sus rutas: a esto se le llama genio organizativo, y se aplica al gobernante.
Los espías nativos se contratan entre los habitantes de una localidad, estos
ambulaban todo el pueblo en busca de pruebas o misiones. Los espías internos
se contratan entre los funcionarios enemigos. Los agentes dobles se contratan
entre los espías enemigos. Los espías liquidables transmiten falsos datos a los
espías enemigos. Los espías flotantes vuelven para traer sus informes
Siempre que quieras atacar a un ejército, atacar una ciudad o a una persona, has
de conocer previamente la identidad de los generales que la defienden, de sus
aliados, sus visitantes, sus centinelas y de sus criados; así pues, haz que tus
espías averigüen todo sobre ellos. Siempre que vayas a atacar y a combatir,
debes conocer primero los talentos de los servidores del enemigo, y así puedes
enfrentarte a ellos según sus capacidades. Teniendo en cuentas los factores, seria
más fácil conocer el punto débil del enemigo, y atacar usándolos.
El primer capítulo abarca los principios morales, del que depende el tiempo, en
una construcción el tiempo es muy fundamental, por esto, se debe llevar una
programación con sus respectivas holguras totales, para dar énfasis, el avance y
que se debe hacer cada día, el terreno, lo implica, el transcurso, el rango de labor
en que elabora cada circunstancia, y se ve, en tener todo en orden, la disciplina,
es muy importante, ya que con esta se ejecuta las responsabilidades de cada
trabajador, y estas serían las más impactantes a la hora de una obra.
El segundo, no tiene mucho que impactar en la obra, pero a la hora de ordenar o
mandar en una obra, uno debe tener un presupuesto muy prolongado por fases,
pueden que estas fases no sean tan precisas, pero el recubrimiento de las fases,
se hace, por falta de presupuesto, para que no pase como en el arte de la guerra,
“robar suministros al pueblo”
El tercero, este capítulo, es de nunca rendirse, siempre y cuando todo tenga
solución, en parte de construcción, el contralor, puede corregir algunos puntos
fallos de una construcción, el contratista, debe asumir los errores de todos sus
trabajadores, pero así mismo debe manejar el asusto a la hora de mandarlos a
corregir, dando así una capacidad administrativa de materiales
Cuarto capítulo, son de estrategias, entre mas empírico el maestro construyas las
cosas, más rápidas serán, porque estos a la hora de ejecutar no lo hacen con
errores, si lo manejan de labor clara, sin embargo, la parte de construcción, no lo
destaca la fuerza, teniendo en cuenta, la medición, valoración, cálculo,
comparación, para dar a enfatizar la victoria.
Quinto capítulo, el control de una fuerza enorme tiene el mismo control de unos
pocos hombres, está clara frase, da como conclusión de la fuerza no a hacen
muchos en una sola actividad, a la hora de repartir las tareas, se hacen grupos,
estos son cuadrillas, se tienen un control con un oficial.
A la hora de competencia el sexto capítulo da mucho por que hablar, teniendo en
cuenta, que las constructoras se pelean por dar un buen diseño, para
construcción, muchos de ellos se ven muy apretados por ver que piensan los
otros, lo importante es mantener la calma, y dejar llevar por instintos y ver
cautelosa mente las tácticas de los contrincantes, como desarrollan sus proyectos,
como los ejecutan, sus contras y pros, para utilizarlas a nuestro factor.
Séptimo capítulo, es muy similar al sexto, tener en cuento el terreno al que se
enfrentan, este caso las constructoras.
Octavo capítulo, en este caso, es quien acompaña a la hora de “competir” contras
otras constructoras, sus aliados, no todos querrán luchar por triunfar algunos lo
verán imposible, mientras que otros, se echan al rio, para ver quién es más
valiente, el cansancio y esfuerzo se verá conmemorado.
El noveno capítulo, este va con mano al octavo, solo que se diferencia por parte
de distribución, en ordenamiento siempre se hace esto, para crear un proyecto, se
necesita ayuda de ingenieros, de geotécnicos, entre otros, para compactar un
buen trabajo.
El décimo capítulo, recurre por causas, a la hora de ejecutar, el jefe del proyecto
es el que tiene más responsabilidad que sus trabajadores, puede darse por falta
de orden, colapso, por no llevar una buena rutina favorable, tiene la capacidad de
evaluar a sus propios y así mismo.
El undécimo, se varia, no mucho a los tres anteriores, es sobre medir sus
estrategias de sus contrincantes, para manejar mucho mejor la situación laboral y
empeño del proyecto.
El duodécimo, este, es de recursos, saberlos administrar, sin muchas pérdidas, a
la hora de generar suministros, favorable la cantidad, que falte a que sobre, pero
mediante ventajas, como, en que reutilizar el faltante.
Por último el décimo tercero, este da como referencias a “ espías” como podemos
concluir esto en las obras, no como modo recursivo para contrincantes, lo
podríamos poner a la hora de compra de materiales, averiguar el precio a menor,
pero con un alto índice de confiabilidad.