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Capítulo 7: La Elección, programando tu mente para el éxito o el fracaso.

Tanto el éxito como el fracaso son el resultado de elecciones personales. Las


personas que triunfan desean y eligen un camino en el que definen sus metas y se
visualizan en posesión de estas. Saben que deben prepararse para triunfar; van tras
sus metas con el firme propósito de lograrlas y no se detienen hasta conseguir
aquello que saben que les pertenece. Ante tal certeza el único resultado posible es
el éxito. Aquellos que fracasan actúan de manera similar. Aunque ellos también
desean triunfar, eligen no clarificar sus objetivos por temor a sufrir una decepción si
no los logran; opta n por enfocarse en sus debilidades, tienden a magnificar los
problemas y obstáculos que puedan llegar a enfrentar y se dan por vencidos
fácilmente. Como resultado de ello, y a pesar de su intención inicial, obtienen el
único resultado posible ante tal elección: el fracaso.

El efecto Pigmalión y la profecía hecha realidad

En la inmensa mayoría de los casos, el éxito o el fracaso son el resultado de una


profecía hecha realidad. Este fenómeno, conocido también con el nombre de efecto
Pigmalión, n muestra cómo los resultados que obtenemos están determinados por
nuestras propias expectativas. De acuerdo con la mitología griega, el rey Pigmalión
se enamoró de una estatua de mujer que él mismo había moldeado. Tan profundo
era su amor y afecto por la estatua que la diosa Afrodita decidió darle vida para que
Pigmalión pudiera casarse con ella. Esta es la esencia de la profecía hecha realidad:
todo aquello que esperamos que suceda, tiende a suceder.
Tanto el éxito como el fracaso son el resultado de una profecía hecha realidad. Este
fenómeno conocido como efecto Pigmalión nos muestra cómo los resultados que
obtenemos son determinados por nuestras propias expectativas. Todo aquello que
esperamos que suceda, tiende a suceder. Lo más curioso acerca del juego de la
vida es que todo aquel que decide perseguir lo mejor de lo mejor, generalmente lo
consigue; y quien elige contentarse con segundos lugares, usualmente también lo
logra.

Cuando tu mente te da la repuesta equivocada

A todo lo largo de nuestra vida los seres humanos aprendemos e interiorizamos


ciertos comportamientos que, con el tiempo, se convierten en acciones o reflejos
automáticos. Los pesimistas, ejemplo, tienden a reaccionar negativamente, ante
todo, casi de manera automática. Su visión de la vida y sus expectativas son por lo
general pobres. No obstante, ningún niño nace con una actitud negativa, este es un
comportamiento aprendido o socialmente condicionado por el medio. Todos los días
programamos nuestra mente para el éxito o para el fracaso, muchas veces de
manera inconsciente La buena noticia es que, aun cuando en el pasado hayamos
permitido que nuestro entorno o quienes se encontraban ahora, ¿cómo te hace
sentir esta respuesta, así sea verdad? ¿Te hace sentir mejor o peor? ¿Te da alguna
idea para solucionar tu problema? Te impulsa a asumir el control de la situación o,
por el contrario, ¿te hace sentir más incapaz? La calidad de vida que experimentas
depende de la calidad de las preguntas que hagas. Asegúrate que tus preguntas
vayan orientadas a buscar los recursos que ya se encuentran dentro de ti y que te
pueden ayudar a solucionar cualquier situación que enfrentes.
Empieza cada mañana acumulando el mayor número de razones para ser feliz,
estar orgulloso y agradecido. Busca todos los motivos posibles para tener éxito hoy.
Puede ser el primer gran cambio que le hagas a tu día. En lugar de salir de casa por
la mañana con cientos de razones para tener un día miserable o aburrido e
improductivo, vas a salir armado de todos los argumentos posibles para tener un
día exitoso, para tener hoy el mejor día de tu vida.

Cómo hacer del éxito un reflejo automático

Tu objetivo debe ser programar tu subconsciente con la información que te permita


responder acertadamente en toda situación. Cuando desarrollas este hábito,
comienzas a ver cómo el éxito se convierte en un reflejo automático. Para lograr
que esto suceda, deberás atravesar varias etapas durante las cuales estarás
interiorizando las ideas y aprendiendo metódicamente aquellos hábitos que te
permitirán convertirte en un triunfador. Este proceso ocurre siempre que
aprendemos algo nuevo y deberá suceder con el aprendizaje de los hábitos que
debes interiorizar en tu camino hacia el éxito. Es muy probable que algunos de los
conceptos que has encontrado a lo largo de este libro sean nuevos para ti. También
es posible que algunos de los errores que has cometido en el pasado fueran el
resultado de no saber nada acerca de estos, lo cual, aunque disculpa dichas
acciones, no cambia conceptos los resultados. En otras palabras, tú no sabías algo
y no sabías que no lo sabías. No tenías la menor idea de que estabas haciendo algo
mal. Es la excusa de quien acaba de cometer una infracción y desesperadamente
busca hacerle entender al oficial de tránsito que es su primera visita a la ciudad y
que desconocía dicha ley.

Quizás la manera más fácil de entender este proceso sea con un ejemplo
Primera etapa: inconscientemente incapaz Un niño de seis meses es incapaz de
atarse los cordones de los zapatos. Es más, él no sabe que existe tal cosa. No lo
conoce, por tanto, no lo practica ni lo extraña. Podríamos decir que no sabe, pero
no sabe que no sabe. Él es inconscientemente incapaz.

Segunda etapa: conscientemente incapaz El niño de dos años observa a su padre


amarrarse los zapatos. Ahora es consciente que existe esta actividad, pero aún es
incapaz de realizarla por sí mismo. No obstante, ahora está consciente de su
incapacidad. El no saber cómo hacerlo le produce frustración y hace que abandone
su intento después de unos momentos. Aún no sabe cómo hacerlo, pero ahora sabe
que no sabe. Él es consciente de su incapacidad

Tercera etapa: conscientemente capaz El niño, entre los cuatro y los seis años de
edad, después de observar a otras personas y de practicar cómo amarrarse los
zapatos, logra hacerlo por sí mismo. Sin embargo, para lograrle necesita
concentrarse en lo que hace. Esto es evidente ya que para lograrlo trata de colocar
su pie lo más cercano posible a su cara y fija su visión en la tarea, tratando de
eliminar distracciones. Él es ahora consciente de su nueva capacidad.

Cuarta etapa: inconscientemente capaz Los adultos no necesitan pensar o


concentrarse cuando se amarran los zapatos, Lo hacen inconscientemente. Lo
pueden hacer con los ojos cerrados o, inclusive, mientras mantienen una con-
versación. Esta acción se ha convertido en una acción automática en ellos.
Finalmente, son inconscientemente capaces.

Estas cuatro etapas pueden convertir cualquier acción en un hábito y cualquier


hábito en un condicionamiento inconsciente Esta es una gran noticia si se trata de
un hábito de éxito.

Uno de nuestros objetivos debe ser desarrollar tal conocimiento de las leyes del
éxito, que este llegue en nuestra vida de manera automática. Nuestra misión es
llegar a un estado donde los hábitos de éxito estén presentes en nosotros de
manera inconsciente.

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