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Resumen de: El capitalismo y la moderna teoría social

(Anthony Giddens, análisis de los escritos de Durkheim)

Juan Andrés Pineda Guzmán, Pensamiento sociológico.

Este texto es un resumen del libro “El capitalismo y la moderna teoría social” del autor
Anthony Giddens, el cual hace un análisis de los escritos de Marx, Durkheim y Max
Weber, pero en esta ocasión el resumen va ir orientado y enfocado a las obras solamente de
Émile Durkheim.

Anthony Giddens empieza hablando de las primeras obras de Durkheim, pero antes
menciona algunos autores que influyeron y aportaron a su pensamiento y/o la estructura de
sus textos, entre los más destacados están (Comte, Saint Simon, Montesquieu, Schaffle,
Lilienfeld, etc...), lo primero que se puede resaltar en los escritos de Durkheim fue la
ciencia de la vida de la moral, la cual habla de cómo Durkheim tuvo como intensión
establecer la ciencia de la moral y presenta el objeto de esta ciencia dando una primera
definición de los hechos morales como reglas de acciones posibles de ser observados.
Dependen de una legislación siempre revocable, sino más bien en un sistema de hechos
adquiridos ligados al sistema total del mundo. Después Giddens menciona la importancia
de la fuente de la vida social la cual explica como la afinidad de las consciencias y la
división del trabajo. La primera es más obvia entre las sociedades primitivas, en las que la
«solidaridad mecánica», puesta de manifiesto por la ley represiva, permanece. La segunda
es propia de las sociedades avanzadas, en las que se expone una mayor ley y en las que las
reglas jurídicas puntualizan la naturaleza y las relaciones de las funciones. Al combatir el
individualismo y al argumentar la existencia de las sociedades sobre él, Durkheim rechaza
su énfasis positivista que niega la importancia de los fines en el estudio científico de la
sociedad. En su discusión de los fines sociales hay una inclinación anti mecanicista latente.
La teoría del desarrollo unilineal está basada sobre datos etnográficos deficientes y este
asume la falta de división del trabajo entre las sociedades primitivas, así como la de la
«solidaridad mecánica» entre las sociedades modernas. Las leyes represivas y restitutivas se
usan como índices de la solidaridad mecánica y orgánica, pero Durkheim no establece con
ninguna precisión las perfectas relaciones que él da por sentadas entre sus tipos de
solidaridad y de leyes, así mismo Giddens resalta que (según Durkheim) la solidaridad
orgánica, no empieza simplemente de la aceptación de un conjunto de creencias y
sentimientos comunes, sino de la interdependencia funcional en la división del trabajo.
Donde la solidaridad mecánica es la base principal de la cohesión de la sociedad, la
“conscience collective” abarca completamente la conciencia individual y supone, por tanto,
una identidad entre los individuos. La solidaridad orgánica, a diferencia no da por hecho la
identidad sino diferencia entre las creencias y acciones de los distintos individuos. El
progreso de la solidaridad orgánica depende necesariamente del decrecer de la importancia
de la conscience collective, esto hace que Durkheim tenga que desarrollar el concepto de
anomia en “La División del Trabajo Social y El Suicidio”, identificando el momento en el
que los vínculos sociales se debilitan y la sociedad pierde su fuerza para conformar y
regular adecuadamente a los individuos, generando fenómenos sociales tales como el
suicidio. Pero ¿cuál es la función de la sociedad en la obra durkheniana? Durkheim define a
la sociedad como el conjunto de sentimientos, creencias, ideas y valores que surgen a partir
de la organización individual a través de este tipo de grupo y que tiene una existencia
diferente y superior a cada uno de sus miembros, es decir, que existe gracias al grupo pero
no está en ninguno uno de ellos de forma individual. Según Durkheim, dicha sociedad
cumple dos funciones: la integración y la regulación; cuando la segunda no es ejercida
adecuadamente los individuos se encontrarán en una situación de anomia, concepto que
ocupa un papel central en su obra.

Por otra parte, Giddens da con la laboriosa tarea de explicar ¿que era el socialismo y
como debía estudiarse según Durkheim?, este se basa totalmente en que las doctrinas
socialistas deben ser objeto del mismo tipo de análisis con que se abordan los demás
sistemas ideológicos: es decir, que las teorías socialistas deben estudiarse en relación con el
contexto social de que proceden. Durkheim intenta este análisis empezando por trazar una
distinción elemental entre «socialismo» y «comunismo». Al contrario de las ideas
comunistas que, en el sentido que da Durkheim al término, han existido en muchos
períodos de la historia, el socialismo es un producto del pasado muy reciente. Por
consiguiente, los escritores comunistas consideran la riqueza material como un peligro
moral que debe contrarrestarse mediante la imposición de rigurosas restricciones a su
acumulación. “En la teoría comunista, la vida económica está separada de la esfera
política”. En pocas palabras Durkheim comienza su primera lección sobre el socialismo,
afirmando que existen dos modos -fuertemente diferenciados- de estudiarlo: o bien se lo
puede entender como una doctrina científica sobre la naturaleza y las sociedades en general,
especialmente, de las sociedades contemporáneas más avanzadas; o bien, se lo puede
considerar en abstracto, al margen del tiempo y el espacio, es decir, al margen del devenir
histórico. Como es de suponer, Durkheim no optará por lo segundo de los modelos; ello
impediría un análisis científico de los hechos. El método científico debe contar,
necesariamente, con un objeto actual, realizado: su meta consiste en traducirlo a un
lenguaje inteligible. Debido a que la ciencia no debe especular sobre el futuro, el estudio
del socialismo es un caso particular, debido a que está orientado, plenamente hacia el
futuro, es un ideal. Cabe destacar que sin embargo el socialismo se ha revestido
crecientemente, de un aspecto científico. "Es indudable que al hacerlo así ha presentado
más servicios a la ciencia social de los que de ella ha recibido". Durkheim se confiesa
impresionado al observar la enorme desproporción entre los escasos datos que toma
prestados de las ciencias, y la amplitud de las conclusiones prácticas que de ellos deduce.
El objetivo del socialismo es, por tanto, la reglamentación y el control de la producción en
provecho de todos los miembros de la sociedad. No hay ninguna doctrina socialista, en la
opinión de Durkheim, que considere que el consumo deba reglamentarse en forma
centralizada: más bien, los socialistas sostienen que cada individuo debe ser libre en el uso
de los frutos de la producción para su propia realización individual. El comunismo y el
socialismo, por tanto, presentan un marcado contraste en muchos aspectos. Sin embargo,
convergen desde un importante punto de vista: ambos se interesan por poner remedio a
situaciones en las que los intereses de individuos particulares predominan sobre los de la
colectividad.

“El socialismo es un movimiento de importancia primordial en el mundo moderno porque


los socialistas —o al menos, los más famosos y cualificados entre ellos, como Saint-Simon
y Marx— no sólo se han dado cuenta de que la sociedad contemporánea tiene
características notoriamente distintas de los tipos tradicionales de orden social, sino que
han formulado programas globales para llevar a cabo la reorganización social necesaria
para superar la crisis ocasionada por la transición de lo antiguo a lo nuevo.” (El
capitalismo y la moderna teoría social “pagina 174”)

Así mismo, Giddens hace una clara referencia al estudio que hace Durkheim del
estado, y de la naturaleza de la contribución política en una forma de gobierno democrática,
está en el centro de su idea es una factible tendencia evolutiva de las sociedades
contemporáneas. La noción de lo «político», indica Durkheim, requiere una división entre
el gobierno y los gobernados, de manera que es singularidad ante todo de las sociedades
más desarrolladas: en las sociedades más sencillas apenas existen órganos especializados de
administración, es por esto que Durkheim rechaza la idea tradicional de democracia, en la
medida que implica el que la masa de la población participe directamente en el gobierno,
del mismo modo el piensa que una sociedad es más o menos democrática según el grado en
que se da en ella un doble proceso de comunicación entre el Estado y los demás niveles de
la sociedad. Según Durkheim, de la existencia de un sistema democrático se sigue la
consecuencia extremadamente significativa de que la gestión de la vida social asume un
carácter consciente y dirigido.

Cabe agregar la importancia que tuvo Durkheim en la sociología religiosa, la cual tiene
su naturaleza intrínseca en la sociedad. Pero hay que anotar antes que, si bien la religión
surge de la sociedad, es precisamente aquella uno de los factores principales de cohesión
social, es decir, que solo la religión dentro de sus parámetros preestablecidos pude
funcionar como mecanismo afianzador de la “conciencia colectiva”. De esta forma, el
hombre -sujeto a una sociedad de carácter mecánico-, aceptaba la religión en la medida en
que sus prácticas sociales se veían determinadas por ella. Cuando éste intenta explicarse la
naturaleza de su entorno y la forma como influye en su núcleo social, ve la necesidad de
crearse unas respuestas a partir de la experiencia; y es que “si la filosofía y las ciencias han
nacido de la religión es porque la religión, a su vez, ha comenzado haciendo las veces de
ciencia y filosofía” (Durkheim). Por eso se ha hablado en estos términos de una
racionalidad de la religión en tanto ésta actúa de acuerdo a unas teorías implícitas y
empíricamente comprobadas. Durkheim sostiene que su concepción de religión ofrece esos
elementos: en primer lugar, a partir de la tesis de que toda religión ofrece alguna distinción
entre lo sagrado y lo profano; en segundo lugar, a partir de la afirmación de que el culto es
imprescindible para hacer inteligible esa distinción, por un lado, y su vitalidad, por el otro.
Estos son, entonces, los núcleos centrales de la religión para Durkheim. Así llega Durkheim
a su famosa definición de la religión como «un sistema solidario de creencias y prácticas
relativas a las cosas sagradas creencias y prácticas que unen en una misma comunidad
moral, llamada Iglesia, a todos los que se adhieren a ellas. Según esta definición, el
totemismo es una forma de religión, a pesar de que carece de dioses o espíritus
personalizados. Se trata ciertamente del tipo más primitivo de religión que conocemos hoy
día y aún, probablemente, que haya existido jamás. Así podemos suponer que el
discernimiento de los factores, que subyacen en el origen del totemismo equivale a
descubrir al mismo tiempo las causas que llevaron a la aparición del sentimiento religioso
en la humanidad.

“La ecuación que Durkheim traza entre «sociedad» y «lo sagrado» no debe entenderse
mal. Durkheim no defiende que «la religión produce la sociedad esta mala interpretación
es precisamente la que favorece la idea de que él adopta una posición «idealista» en Las
formas elementales de la vida religiosa. Lo que propone es, por el contrario, que en la
religión se expresa la auto creación, el desarrollo autónomo, de la sociedad humana. Esto
no es teoría idealista, sino que se ajusta al principio metodológico según el cual los hechos
sociales deben explicarse en términos de otros hechos sociales.”(El capitalismo y la
moderna teoría social “pagina 190”)

Posteriormente, Giddens habla del racionalismo, la ética y el culto del individuo que
tiene Durkheim en algunas de sus obras, por este motivo Giddens precisa que, el desarrollo
del concepto de individualismo en Durkheim se inscribe en su disputa con el utilitarismo y
el idealismo que lo llevará a proponer la separación entre individualismo egoísta e
individualismo moral. El individualismo egoísta, se deriva de las formulaciones de los
economistas utilitaristas para quienes el móvil principal que incentiva a los individuos a
vivir en sociedad es el egoísmo. En este sentido, el utilitarismo percibe la constitución de la
sociedad como el funcionamiento de un simple aparato de intercambio que perfecciona su
funcionamiento en la medida en que la economía se libera y el Estado se contiene en
intervenir, y en el que cada individuo busca su interés individual. Por su parte, Durkheim
observa que la vida en sociedad es imposible si no existen intereses superiores a los
intereses individuales. El racionalismo, al que Durkheim denomina «el aspecto intelectual»
del individualismo moral, va penetrando cada vez más en el mundo moderno. Una
consecuencia de ello es la exigencia de una «moralidad racional». Ahora bien, el
mantenimiento de la autoridad moral requiere que las ideas morales estén especificadas, por
ende esta característica se conserva fácilmente cuando la religión y la moralidad se
identifican, porque los símbolos que la religión inspira en sus actitudes de veneración, ya
que pretender borrar de la moralidad todos los vestigios de la religión puede traer como
consecuencia un rechazo de todas las normas morales, porque tales normas sólo pueden
sobrevivir si se les otorga respeto y si se las considera como inviolables, dentro de las
condiciones de su aplicación parafraseando lo que dice Durkheim “en el pensamiento
religioso de todas partes, el hombre se ha concebido a sí mismo como dos seres distintos, el
cuerpo y el alma. Se cree que el cuerpo reside en el mundo material, y el alma en el ámbito
discontinuo de lo sagrado.”, del mismo modo la sensación, y las necesidades sensitivas son
necesariamente egoísta, por el hecho de que se refieren a los apetitos del organismo
individual, y no implican una relación con ninguna otra persona, por lo tanto el
pensamiento conceptual y las reglas morales son, por el contrario, «impersonales» en el
sentido de que están universalizados; no pertenecen a ningún individuo concreto, agregado
a lo anterior la personalidad de cada individuo tiene dé este modo un lado egoísta, al mismo
tiempo que es un ser social. Uno de los responsables de esto fue el cristianismo, y más
específicamente el protestantismo, el cual es fuente inmediata de la que procede el
individualismo moral moderno. la ética cristiana procuró los principios morales sobre los
que se funda el «culto al individuo», pero ahora el cristianismo va siendo suplantado por
objetos y símbolos sagrados de una nueva especie. Ejemplos clarísimos de ello, dice
Durkheim, se encuentran en los sucesos de la Revolución francesa, en los cuales se
glorificó a la libertad y a la razón, y hubo un alto grado de entusiasmo colectivo estimulado
por un ceremonial público, de ahí que la Revolución francesa dio el impulso más decisivo
al crecimiento del individualismo moral en los tiempos modernos, no obstante el progreso
del individualismo ocurre de forma irregular en diferentes períodos de la historia
occidental, no es el producto específico de ninguna época concreta; su desarrollo ocurre sin
detenerse, a lo largo de toda la historia.
En esa misma línea podemos notar que la inclinación hacia el desarrollo del
individualismo es irreversible, puesto que es el resultado de los profundos cambios en la
sociedad que se explican con detalle en La división del trabajo social. Esto está en el fondo
del concepto que Durkheim tiene de la libertad, y de su relación con el orden moral. “La
libertad no puede identificarse con la liberación de todas las sujeciones; esto es la anomia,
en la cual los individuos no son libres, pues están encadenados a sus propios deseos
inagotables, además es un error creer que autoridad moral y libertad son opuestos que se
excluyen entre sí, debido a que el hombre debe sujetarse a la autoridad moral presupuesta
por la existencia de la sociedad, puesto que sólo por su condición de miembro de la
sociedad obtiene toda la libertad de que disfruta. “Para Durkheim no hay contradicción en
esto, porque ser libre no es hacer lo que a uno le place; es ser dueño de sí mismo.”

En grandes rangos pudimos observar como Giddens hizo un análisis exhaustivo de


algunos puntos relevantes del pensamiento de Émile Durkheim, de esta manera pudimos
observar como Durkheim se desarrolló en diferentes tipos de temas y tuvo un aporte
importante en algunas materias de la sociología.

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