Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Control de Legalidad Actos de Gobierno
Control de Legalidad Actos de Gobierno
SECCIÓN PRIMERA
El ciudadano GERARDO JOSÉ SOJO JIMÉNEZ, obrando en nombre propio y en ejercicio de la acción pública de
nulidad, consagrada en el artículo 84 del C.C.A., solicitó la declaratoria de nulidad del artículo 40 del Decreto 1130
de 29 de junio de 1999, “por el cual se reestructuran el Ministerio de Comunicaciones y algunos organismos del
sector administrativo de comunicaciones y se trasladan funciones a otras entidades públicas”, expedido por el
Gobierno Nacional.
I-.FUNDAMENTOS DE DERECHO
En apoyo de sus pretensiones el actor adujo, en síntesis, los siguientes cargos de violación:
1.- Afirma que el artículo 40 acusado viola el artículo 150, numeral 7 de la Constitución Política, por cuanto la
modificación de la estructura de los organismos administrativos es del legislador y no puede ser adelantada por el
Ejecutivo, sin que medie autorización legal, conforme lo prevé el artículo 189, numeral 16, ibídem.
Estima que como no existen principios o reglas establecidos previamente en la Ley el Presidente no podía exceder
su competencia ni trasladar competencias a la Superintendencia de Industria y Comercio, que es un organismo
2º: Sostiene que el acto acusado viola el artículo 228 de la Carta Política, porque asigna funciones jurisdiccionales a
la Superintendencia de Industria y Comercio, siendo que este organismo goza de facultades de inspección y
vigilancia, por lo que perdería objetividad la decisión jurisdiccional y la independencia para adoptar una decisión,
A la demanda se le imprimió el trámite del procedimiento ordinario, en desarrollo del cual se surtieron las etapas de
II.1.1.- El MINISTERIO DE COMUNICACIONES manifiesta que el actor incurrió en desconocimiento de la Ley, ya que
la Superintendencia de Industria y Comercio, con antelación al Decreto acusado tenía funciones jurisdiccionales.
Igualmente, afirma que Leyes posteriores reconocieron la existencia de dichas facultades (los artículos 148 de la
II.1.2.- El MINISTERIO DE HACIENDA Y CREDITO PUBLICO en su contestación aduce que el numeral 17 del artículo
189 de la Carta Política faculta al Presidente para distribuir los negocios según su naturaleza, entre Ministerio
Departamentos Administrativos y establecimientos públicos; y los numerales 15 y 16, ibídem, lo facultan para
Sostiene en cuanto a la asignación de funciones que esta facultad está ligada a un motivo de interés general y
aduce que al Congreso le corresponde dictar los principios generales con sujeción a los cuales al Ejecutivo le
compete modificar la estructura de las entidades nacionales, modificación que contiene la asignación de funciones
siempre y cuando se haga esto de acuerdo con las leyes marco dictadas al efecto.
Que, contrario a lo que afirma el demandante, la Superintendencia de Industria y Comercio ya tenía la función
general de velar por la protección del consumidor según el artículo 2° numeral 4 del Decreto 2153 de 1992 y la Ley
446 de 1998, artículo 148 numerales a), b), c) y d).
Aduce que no hay reestructuración de la Superintendencia de Industria y Comercio, sino una reasignación de
funciones, lo que justifica que el Decreto 1130 de 1999 haya sido también expedido por el Ministro de Desarrollo
Económico.
II.1.3.- El MINISTERIO DE DESARROLLO ECONÓMICO explica que antes del Decreto 1130 la Superintendencia de
Industria y Comercio gozaba de facultades de protección a los usuarios suscriptores y consumidores de servicios no
domiciliarios de comunicaciones, por lo que el artículo 40 de aquél lo que hizo fue ratificar estas facultades,
circunstancia que infiere describiendo las funciones de competencia general en materia de prácticas restrictivas y
Igualmente, sostiene que según el artículo 143 de la Ley 446 de 1998, en materia de competencia desleal la
Superintendencia tiene facultades generales para seguir las investigaciones y adelantar el procedimiento de rigor,
conforme al Decreto 2153 de 1992, razón por la cual el artículo 40 lo único que hace es ratificar funciones
jurisdiccionales, como las de liquidar perjuicios por competencia desleal, que ya tenía dicha entidad en virtud de la
Ley 446.
Sostiene que el artículo 189, numeral 16 de la Constitución Política, faculta al Presidente de la República para
modificar la estructura de las entidades bajo unos parámetros dictados por el legislador a través de leyes marco y
principios y objetivos generales a los que debe sujetares el Gobierno para su actuación administrativa, dejando al
Ejecutivo el amplio espacio que resta para regular en detalle la materia de cada caso, que le permiten desempeñar
funciones de engranaje para lograr de una manera adecuada la modificación de dichas entidades, modificaciones
que fueron reglamentadas y descritas por la Ley 489 de 1998 que en este caso dio las bases para la expedición del
II.1.4.- Por su parte, la SUPERINTENDENCIA DE INDUSTRIA Y COMERCIO, en síntesis, afirma que el Decreto 1130
de 1999 fue expedido en debida forma y lo que hizo fue ratificar competencias de dicha entidad basándose en
II.1.5.- El MINISTERIO DE CULTURA, considera que en el presente caso no se violó el artículo 150, numeral 7, de la
primero, dictando los principios y reglas generales para la reestructuración de las entidades a través de la Ley 489
de 1998, artículo 54; y el segundo, reestructurando la entidad ratificando funciones y actuando con base en dicha
Ley.
Sostiene que la propia Constitución ha facultado al Presidente de la República para “Distribuir los negocios según su
atribución constitucional contenida en el artículo 189, num. 17 constitucional; y que por esta razón el Ejecutivo al
expedir el Decreto 1130 de 1999, particularmente el artículo 40, atendió de manera estricta los parámetros tanto
constitucionales como legales para modificar el sector de las comunicaciones actuando como suprema autoridad
administrativa.
En la etapa procesal correspondiente a alegatos de conclusión, la Agencia del Ministerio Público se mostró partidaria
de que se denieguen las súplicas de la demanda porque, en su criterio, no existe en el presente caso violación ni
desconocimiento de los mandatos constitucionales, pues el artículo 40 del Decreto 1130 asigna a la
domiciliarios de comunicaciones para la observancia de las disposiciones contenidas en la Ley 155 de 1959, Decreto
2153 de 1992 y Ley 256 de 1996, asignándole las mismas facultades previstas para la Superintendencia de
Servicios Públicos Domiciliarios; reiterando respecto a estos servicios las funciones jurisdiccionales otorgadas en la
Ley 446 de 1998 en materia de competencia desleal y protección del consumidor y en materia de servicios no
domiciliarios de comunicaciones, siguiendo el marco legal establecido para el efecto por la Constitución y la Ley, no
“Artículo 40. La Superintendencia de Industria y Comercio es la autoridad de inspección, vigilancia y control de los
regímenes de libre y leal competencia en los servicios no domiciliarios de comunicaciones. En tal calidad, la
Superintendencia aplicará y velará por la observancia de las disposiciones contenidas en la Ley 155 de 1959, el
Decreto 2153 de 1992 y la Ley 256 de 1996, contando para ello con sus facultades ordinarias y siguiendo para el
efecto el procedimiento general aplicable, sin perjuicio de las atribuciones regulatorias de la Comisión de Regulación
domiciliarios de comunicaciones, proteger los derechos de los usuarios, suscriptores y consumidores. Para tal
efecto, la Superintendencia contará, en adición a las propias, con las facultades previstas para la Superintendencia
de Servicios Públicos Domiciliarios y podrá ordenar modificaciones a los contratos entre operadores y
comercializadores de redes y servicios de telecomunicaciones o entre éstos y sus usuarios, cuando sus
estipulaciones sean contrarias al régimen de telecomunicaciones o afecten los derechos de estos últimos.
La Superintendencia de Industria y Comercio continuará ejerciendo respecto de estos servicios las funciones
jurisdiccionales que le fueron otorgadas en la Ley 446 de 1998 en materia de competencia desleal y protección del
consumidor”.
En primer término, el actor aduce que el artículo 40 acusado viola el artículo 150, numeral 7 de la Constitución
Política, por cuanto la modificación de la estructura de los organismos administrativos es del legislador y no puede
ser adelantada por el Ejecutivo, sin que medie autorización legal, conforme lo prevé el artículo 189, numeral 16,
ibídem; y que como no existen principios o reglas establecidos previamente en la Ley el Presidente no podía
Sobre el particular, la Sala advierte que no le asiste razón al actor, por lo siguiente:
“Artículo 189. Corresponde al Presidente de la República como Jefe de Estado, Jefe de Gobierno y Suprema
Autoridad Administrativa:
(...)
16. Modificar la estructura de los Ministerios, Departamentos Administrativos y demás entidades u organismos
administrativos nacionales, con sujeción a los principios y reglas generales que defina la ley.”
Es preciso resaltar que la Corte Constitucional en la sentencia C-262 de 1995, fue enfática en señalar que el caso
del numeral 16 del artículo 189 de la Carta “…encuadra bajo el concepto de leyes marco….que admite que, por esta
vía, el Constituyente limita el ámbito de las competencias legislativas del Congreso en determinadas y precisas
materias hasta el punto de que el legislador sólo queda habilitado para que defina los principios y objetivos
generales que regulan la materia a los cuales debe sujetarse el Gobierno para su actuación administrativa, dejando,
como se observa, al Ejecutivo el amplio espacio que resta para regular en detalle la materia en cada caso….”.
Cabe igualmente señalar que los literales a), e), f), k), l) y m) del artículo 54 de la Ley 489 de 1998 fueron
declarados exequibles por la Corte Constitucional, y en ellos se trazaron los principios y reglas generales con
sujeción a los cuales el Gobierno puede modificar la estructura de las entidades mencionadas en el citado precepto
constitucional.
“Artículo 54. Principios y reglas generales con sujeción a las cuales el Gobierno Nacional puede modificar la
estructura de los ministerios, departamentos administrativos y demás organismos administrativos del orden
nacional. Con el objeto de modificar, esto es, variar, transformar o renovar la organización o estructura de los
disposiciones aplicables se dictarán por el Presidente de la República conforme a las previsiones del numeral 16 del
artículo 189 de la Constitución Política y con sujeción a los siguientes principios y reglas generales:
- Deberán responder a la necesidad de hacer valer los principios de eficiencia y racionalidad de la gestión pública,
e) Se deberá garantizar que exista la debida armonía, coherencia y articulación entre las actividades que realicen
cada una de las dependencias de acuerdo con las competencias atribuídas por la ley, para efectos de la formulación,
ejecución y evaluación de sus políticas, planes y programas, que les permitan su ejercicio sin duplicidades, ni
conflictos;
f) Cada una de las dependencias tendrá funciones específicas pero todas ellas deberán colaborar en el cumplimiento
j) Se podrán fusionar, suprimir o crear dependencias internas en cada entidad u organismo administrativo, y podrá
orden;
l) Deberán suprimirse o fusionarse dependencias con el objeto de evitar duplicidad de funciones y actividades.
m) Deberán suprimirse o fusionarse los empleos que no sean necesarios y distribuirse o suprimirse las funciones
específicas que ellos desarrollaban. En tal caso, se procederá conforme a las normas laborales administrativas;
Esta Corporación, en sentencia de 15 de junio del 2000 (Expediente núm. AI-053, Actores: Campo Elías Cruz
Bermúdez y otro, Consejero ponente doctor Juan Alberto Polo Figueroa), con apoyo en la sentencia C-702 de 20 de
… “Los principios y las reglas en comento operan como una directriz y como una limitación material en el ejercicio
de la facultad correspondiente, de modo que cuando se hace uso de ella, dada la presunción de legalidad de los
actos administrativos, cabe suponer que ha sido acorde con unos y otras. Por lo tanto, no es necesario que en cada
caso el Gobierno deba señalar de forma expresa a qué principio o regla se somete, puesto que de suyo está sujeto
a todos y cada uno de ellos, ya que de modo general están previstos para el ejercicio de la facultad de modificar la
estructura de los entes en mención, es decir, que todos cobijan la decisión que en cada caso se tome, como es lo
propio de las leyes marco o cuadro, a las cuales corresponde la 489 de 1.998, que contiene tales principios y
reglas….”.
Sostiene, igualmente, el actor, que el acto acusado viola el artículo 228 de la Carta Política, porque asigna
funciones jurisdiccionales a la Superintendencia de Industria y Comercio, siendo que este organismo goza de
facultades de inspección y vigilancia, por lo que perdería objetividad la decisión jurisdiccional y la independencia
para adoptar una decisión, conforme lo advierte la Corte Constitucional en la sentencia C-1641 de 2000, expediente
D-2974.
Al respecto, es preciso señalar que tampoco le asiste razón al demandante ya que, como lo indicó la Sala en
sentencia de 28 de noviembre de 2002 (Expediente núm. 0060, Consejera ponente doctora Olga Inés Navarrete
Barrero), y ahora se reitera, la norma acusada no está asignando nuevas funciones jurisdiccionales a la
Superintendencia de Industria y Comercio, pues dicha entidad ya las tenía atribuidas por mandato legal.
inspección, vigilancia y control en aspectos relacionados con la competencia desleal, prácticas comerciales restrictivas y
libre comercio en los términos de la Ley 155 de 1959 y el Decreto 2153 de 1992, en cuyo artículo 44 se consagra:
Artículo 44. Ámbito funcional. La Superintendencia de Industria y Comercio continuará ejerciendo las funciones
y prácticas comerciales restrictivas consagradas en la Ley 155 de 1959 y disposiciones complementarias, para lo cual
podrá imponer las medidas correspondientes cuando se produzcan actos o acuerdos contrarios a la libre
El Presidente de la República, en uso de las facultades de inspección y vigilancia que le confiere el artículo 189,
numeral 22, de la Constitución Política dejó en manos de la Superintendencia de Industria y Comercio lo relativo a
los servicios públicos no domiciliarios. En el artículo acusado se dispone que la Superintendencia de Industria y
Comercio es la autoridad de inspección, vigilancia y control de los regímenes de libre y leal competencia en los
servicios no domiciliarios de comunicaciones. En tal calidad y para proteger los derechos de los usuarios,
suscriptores y consumidores, dispone que la Superintendencia tendrá las mismas atribuciones que tiene la
Superintendencia de Servicios Públicos respecto de los servicios públicos domiciliarios, planteamiento que implica
que si se examina la Ley 142 de 1994 se encuentra que, en materia contractual, el artículo 79.2, consagra como
función de la Superintendencia:
(...)
79.2 Vigilar y controlar el cumplimiento de los contratos entre las empresas de servicios públicos y los usuarios y
apoyar las labores que en este mismo sentido desarrollan los “comités municipales de desarrollo y control social de
los servicios públicos domiciliarios” y sancionar sus violaciones”. (Subrayado fuera de texto).
En el inciso segundo del artículo demandado se dispone que para estos efectos “ la Superintendencia contará, en
adición a las propias, con las facultades previstas para la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios y
podrá ordenar modificaciones a los contratos entre operadores y comercializadores de redes y servicios de
telecomunicaciones o entre estos y sus usuarios, cuando sus estipulaciones sean contrarios al régimen de
Públicos Domiciliarios con las que se confieren a la Superintendencia de Industria y Comercio se encuentra que en
el caso de ésta última, dicha facultad lo que busca es preservar la legalidad y el equilibrio de la relación contractual
para que todos los contratos ya suscritos se ajusten a las nuevas normas, lo cual redunda en protección del
usuario, porque necesariamente la relación ente el prestador del servicio y el usuario debe estar regido por todas
las normas que regulan la materia así estas sean posteriores a la suscripción del contrato dado que el mismo se
encuentra permanentemente intervenido por las nuevas normas jurídicas que rigen la materia. Lo que sí no podría
hacer la Superintendencia sería decidir sobre la legalidad de los contratos porque este es un campo reservado para
el juez, porque a tal atribución no hace referencia el acto demandado. Es decir la ordenación de modificación de los
contratos para que los mismos se ajusten a las nuevas reglamentaciones es función inherente a la superintendencia
Sobre las facultades de inspección y vigilancia otorgadas al Presidente de la República, ha dicho la Corte
Constitucional:
“Por otra parte, también la jurisprudencia ha demarcado el ámbito de las funciones de inspección y vigilancia que
ejerce el Presidente de la República, al señalar que “Estas funciones tienen ante todo un carácter administrativo,
razón por la cual se puede concluir que en ellas el Presidente de la República actúa como suprema autoridad
Queda claro pues, que las funciones que el Presidente de la República ejerce en los numerales 21, 22, 24 y 26 del
artículo 189 de la Ley Fundamental, que se refieren a la inspección y vigilancia de la enseñanza; de la prestación de
los servicios públicos; sobre las personas que realicen actividades financiera, bursátil, aseguradora y cualquier otra
relacionada con el manejo, aprovechamiento o inversión de recursos captados por el público, así como, sobre las
entidades cooperativas y las sociedades mercantiles; y, sobre las instituciones de utilidad común para que sus
rentas se conserven y sean aplicadas en debida forma, de manera que se cumpla con la voluntad de los
Ahora bien, considera esta Corporación, que ni el Presidente de la República, ni las personas que de conformidad
con el artículo 115 de la Carta Política conforman el Gobierno, se encuentran en condiciones materiales de ejercer
por sí solos las delicadas funciones de inspección y vigilancia que imponen los numerales 21, 22, 24 y 26 del
artículo 189 Superior, razón por la cual, se acude a la creación de instituciones con capacidad para colaborar en el
adecuado ejercicio y desarrollo de dichas funciones. Unas de estas entidades, que colaboran en el ejercicio de las
funciones de inspección y vigilancia, son las superintendencias, las cuales sin embargo, no actúan de manera
autónoma, sino bajo la dirección y orientación del Presidente de la República, quien es el titular de la función de
departamentos administrativos, superintendencias, establecimientos públicos y otras entidades del orden nacional.
Así mismo, le corresponde al Congreso (art. 150-8 C.P.) expedir las normas a las cuales se sujetará el Gobierno
De manera pues, que la misma Carta, permite que las atribuciones de inspección y vigilancia sean objeto de
desconcentración por parte del legislador mediante la creación de los organismos que considere adecuados para el
Por otra parte, no se puede dejar de lado, el artículo 211 de la Carta, que autoriza al Presidente de la República la
delegación en las autoridades administrativas que la misma disposición determina, de las funciones que la ley le
señale. Porque, si bien es cierto, que la misma Carta, como se dijo autoriza al legislador para la creación de
entidades que colaboren con el Gobierno en el ejercicio de la función de inspección y vigilancia, no implica que el
Presidente de la República, como Suprema Autoridad Administrativa, no las pueda delegar, como titular, por virtud
de la Constitución, de dicha función, sin que ello signifique de manera alguna, que el legislador pueda asignar
directamente a las entidades que crea, funciones que sean privativas del Presidente de la República conforme a la
Constitución.” (Cfr. Corte Constitucional. Sentencia C-561 de 1999. M.P. Dr. Alfredo Beltrán Sierra).
De manera que en el artículo acusado no se están asignando nuevas funciones jurisdiccionales a la
Superintendencia de Industria y Comercio, como erróneamente se señala en la demanda, puesto que el inciso
tercero dispone que “La Superintendencia de Industria y Comercio continuará ejerciendo respecto de estos servicios
las funciones jurisdiccionales que le fueron otorgadas en la Ley 446 de 1998 en materia de competencia desleal y
protección del consumidor”; lo que se hace es reiterar una facultad jurisdiccional que ya le había sido conferida en
Además, la Ley 155 de 2000, por la cual se regula la prestación de los servicios de comunicación personal, PCS y se
control de los regímenes de libre y leal competencia en los servicios no domiciliarios de comunicaciones”. Este
parágrafo fue declarado exequible por la Corte Constitucional mediante sentencia C- 1344 de 2000...”.
Lo anteriormente reseñado pone de manifiesto que las súplicas de la demanda no tienen vocación de prosperidad, y
FALLA
Se deja constancia de que la anterior sentencia fue leída, discutida y aprobada por la Sala en la sesión del día 10 de
febrero de 2005.