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Además contribuyó a darle, tanto a Estados Unidos como a Europa, los perfiles
tecnológicos del mundo contemporáneo: las industrias eléctricas, un sistema
telefónico viable, el fonógrafo, las películas, etc.La primera patente de Edison
fue un instrumento muy simple para el recuento mecánico de votos en 1868. Se
podía colocar en la mesa de cada representante; tenía dos botones, uno para el
voto en pro y otro para el voto en contra. Para tramitar la patente, Edison contrató
al abogado Carroll D. Wright.
Los aportes de Edison al mundo del cine también fueron muy importantes. En
1889 comercializó la película en celuloide en formato de 35 mm, aunque no la
pudo patentar porque un tiempo antes George Eastman ya lo había hecho; pero sí
pudo patentar las perforaciones laterales que tiene este tipo de película.
Graham Bell recibió la patente del teléfono el 7 de marzo de 1876.
Alexander Graham Bell nació el 3 de marzo de 1847 en Edimburgo, Escocia, y fue un reconocido
científico, inventor y logopeda británico. Sus aportes contribuyeron al desarrollo de las
telecomunicaciones actuales así como en la investigación de la escucha y el habla.
Las investigaciones de Bell lo llevaron a recibir la patente del teléfono en América, la cual obtuvo
el 7 de marzo de 1876 pese a que el italiano Antonio Meucci ya había desarrollado anteriormente el
aparato. Meucci fue reconocido como el inventor del teléfono el 11 de junio de 2002.
Alexander Graham Bell también es recordado por ser uno de los fundadores de la National
Geographic Society, además de contribuir con la construcción de la hidroala y estudios en
aeronáutica.
Alessandro Volta
1905 fue su año más fructífero, resultado de la publicación de cuatro artículos científicos sobre
el efecto fotoeléctrico, el movimiento browniano, la teoría de la relatividad especial y la equivalencia
masa-energía (E = mc²). El primero le valió el Premio Nobel de Física del año 1921, el segundo el
grado de doctor y los dos últimos le consagrarían, con el tiempo, como el mayor científico del siglo
XX.
En 1908 comenzó a ejercer como profesor de física en la universidad de Berna, cargo que continuaría
años posteriores en Praga y finalmente en Berlín, ciudad en la que vivió hasta que el ascenso del
régimen nazi le hiciera abandonar Alemania y mudarse a Estados Unidos (1932). Allí impartió
docencia en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, se nacionalizó
estadounidense(obteniendo la doble nacionalidad suizo-estadounidense) y pasó el resto de su
vida intentando integrar las leyes físicas de la gravitación y el electromagnetismo así como
divulgando valores pacifistas, socialistas y sionistas hasta su fallecimiento por una hemorragia interna
el 18 de abril de 1955 (76 años).
Galileo Galilei fue un físico y astrónomo italiano del siglo XVI y XVII (nació el 15 de febrero de
1564 y murió el 1642 a los 77 años) conocido principalmente por:
– Defender, a través del método científico y a riesgo de su propia vida, la teoría
heliocéntrica de Nicolás Copérnico.
– Contribuir al desarrollo del telescopio.
– Descubrir los cuatro principales satélites de Júpiter (denominados actualmente “satélites
galileanos” en su honor).
Nació en la ciudad de Pisa (Italia), en el seno de una familia de comerciantes. A los diez años de
edad, sus padres se trasladaron a Florencia, dejándolo al cuidado de un vecino religioso que acabaría
introduciéndole en la vida eclesiástica. Pocos años más tarde, tan pronto como se enteró; su padre, un
hombre no muy devoto, sacó a su hijo del convento en el que se hallaba y lo inscribió en la
Universidad de Pisa para que estudiara medicina.
El joven Galileo, sin embargo, no encontró en la medicina su vocación. Además, su poca tolerancia
hacia la autoridad, la ignorancia y la falta de espíritu crítico de sus profesores, le condujo a abandonar
la universidad a los 21 años y a centrarse en su verdadera vocación: la física. Con 25 años, tras
hallar algunos importantes descubrimientos en el campo de la mecánica, consiguió una plaza de
profesor de matemáticas en la Universidad de Pisa. A partir de ese momento, comenzó a compaginar
la docencia con la investigación y la invención de nuevo instrumental científico.
En 1609, un antiguo alumno le hizo saber de un nuevo descubrimiento holandés que cambiaría su
vida para siempre: el monocular (anteojo). Enardecido por las futuras aplicaciones de ese novedoso,
inmaduro y desconocido artefacto, Galileo construyó su propio telescopio, superando en poco tiempo
la resolución y posibilidades del instrumento original. El éxito de sus telescopios no solo le reportó
fama por toda Europa y un puesto vitalicio en la Universidad de Padua, gracias a ellos, comenzó
a observar los astros y aglutinar pruebas que acabarían apoyando la teoría heliocéntrica que Nicolás
Copérnico formuló un siglo antes.
Con tanta imprudencia como entusiasmo, Galileo hizo públicos sus resultados aún sabiendo que
contradecir la teoría geocéntrica podría llevarle ante la Inquisición por herejía. Y así fue. Poco antes
de morir tuvo que retractarse y negar la verdad para no acabar quemado en la hoguera. Dicen algunos
historiadores, que en voz baja, justo después de abjurar, murmuró la famosa frase: “Eppur si
muove” (en español: “y sin embargo, se mueve“) refiriéndose al movimiento de la Tierra alrededor
del sol.