Está en la página 1de 33

LA GEOLOGÍA:

La Geología es la ciencia que se ocupa del estudio de la tierra, de su


constitución y estructura, de los agentes y procesos que vienen
modificándola continuamente desde su formación, y de la localización,
explotación y empleo de los materiales terrestres que presentan utilidad
para el hombre. Se trata de una ciencia sumamente compleja , como
compleja es la Tierra. En ella se reúne multitud de disciplinas que,
aplicadas adecuadamente a un idéntico objeto, contribuyen a lograr una
visión unitaria de nuestro planeta.

ESPECIALIDADES DE LA GEOLOGÍA

Son muchas las Ramas o Ciencias Auxiliares de la Geología, entre ellas


están:

Geofísica: Estudio de la física de la tierra: anomalías de gravedad,


discontinuidades en la prolongación de ondas sísmicas- sismología,
campo magnético de la tierra.

Mineralogía: Estudio de los minerales: Estructuras internas de los


minerales, composición química, clasificación.

Petrología: Estudio de las rocas, su origen, los procesos de su


formación, su composición.

Petrografía: Es un ramo de la petrología, que se ocupa de la


descripción de las rocas, de su contenido mineral y de su textura, de la
clasificación de las rocas.

Geoquímica: Especialmente se estudia la distribución y la abundancia


de los elementos en las distintas partes de la corteza terrestre y se trata
de explicar la distribución de los elementos en las rocas por medio de
procesos geológicos como por ejemplo la cristalización por diferenciación
a partir de un magma, por procesos hidrotermales, que han influido la
roca, por procesos metamórficos entre otros.

Geología estructural: Análisis e interpretación de las estructuras


tectónicas en la corteza terrestre. Conocimiento de las fuerzas en la
corteza que producen fracturamiento, plegamiento y montañas. (Fallas-
Pliegues-Orogénesis).

Geología Regional: Se estudia la geología de distintas regiones como


de América de Sur, de Europa, de Chile, de la región de Atacama en
detalle, es decir la historia geológica, la distribución de las rocas, de los
yacimientos, el estilo de deformación de las rocas de la región en
cuestión entre otros

Geología Histórica: Estudio de las épocas geológicas desde la


formación de la tierra aproximadamente 4,6 Ga (=4600Ma) atrás hasta
hoy día, de cada época se estudia los procesos geológicos importantes,
que han ocurrido en la tierra, la composición y estructura de la tierra y
de la atmósfera, la posición de los polos y de los continentes, dónde se
han formado montañas y cuencas sedimentarias, el desarrollo de la vida
en cada época, cuando aparecieron las distintas formas de la vida.
Una herramienta importante de la Geología Histórica es la Geocronología
Paleontología: Estudio de la vida de épocas geológicas pasadas; estudio
de los fósiles: Clasificación, reconocimiento. Mejorar el conocimiento de
la evolución.

Estratigrafía: Estudio de las rocas estratificadas, por su naturaleza, su


existencia, sus relaciones entre si y su clasificación.

Sedimentología: Estudio de los sedimentos (arena, arenisca, grava,


conglomerado) y su formación. Análisis del ambiente de deposición
como los propiedades físicas en el agua de un río (velocidad de la
corriente y otros).

Mecánica de suelos: Estudio de las propiedades de los suelos para


encontrar terreno apto para la construcción, para calcular y evitar
riesgos geológicos como por ejemplo deslizamiento de escombres de
faldas.

Hidrogeología: Investigaciones de la cantidad y calidad del agua


subterránea, cual es el agua presente debajo de la tierra. Se trata de la
interacción entre roca, suelo y agua.

Geología Económica: Exploración de yacimientos metálicos o no-


metálicos. Evaluación de la economía de un yacimiento o producto
mineral.

Exploración/Prospección: Búsqueda de yacimientos geológicos con


valor económico. Por medio de la geofísica, geoquímica, mapeo, fotos
aéreas y imágenes satelitales.

Geología Ambiental: Búsqueda de sectores contaminados, formas y


procesos de contaminación. Especialmente de agua, agua subterránea y
suelos. Investigación de la calidad de agua y suelo.
HISTORIA DE LA GEOLOGÍA:

Las sacudidas periódicas que soportaban los habitantes de la Tierra,


sobre todo el movimiento sísmico de Lisboa de 1755, que conmovió
creencias y generó curiosas teorías, estimuló el interés por conocer el
interior del planeta. Además, los avances en este terreno influyeron de
manera decisiva en otros ámbitos del pensamiento pues vinieron a
arrojar dudas sobre la edad que la Biblia le otorgaba.

La polémica sobre los orígenes de las rocas va a centrar los trabajos del
siglo XVIII, existiendo dos teorías: neptunista, creada por Werner
(1749-1817), y vulcanista, fundada por Hutton (1726-1797). Para el
neptunismo, cuyo sistema se basaba más en hipótesis que en
comprobaciones, la Tierra fue en su origen un núcleo sólido cubierto por
un océano que actuó como verdadero agente del cambio geológico.

Distingue cinco tipos de formaciones diferentes: primitiva, de transición,


sedimentaria, derivativa y volcánica, la de constitución más reciente y
accidental. El vulcanismo, o plutonismo, mantiene tesis distinta, aunque
no llega a negar del todo el papel del agua en esta materia, admitiendo
que la mayoría de las rocas parecen haberse formado como sedimentos
marinos. Ahora bien, su consolidación había sido posible por la acción
del calor subterráneo al introducirse materia fundida dentro de ellas.

Más tarde, los agentes climatológicos desintegran las rocas; la lluvia y


los ríos depositan sus trozos en el mar, donde constituyen nuevos
estratos que emergerán otra vez para ser erosionados. En opinión de
Hutton, la historia de la Tierra debe interpretarse como procesos
naturales aún operativos o de reciente actividad. "Ningún poder
-afirmaba- será empleado que no sea natural al globo, ni será admitida
ninguna acción, excepto aquellas de las que conocemos el principio".

Aparte de esta polémica, durante la primera mitad de siglo se intentó


determinar las secuencias temporales de los principales tipos de estratos
de la corteza terrestre sin gran éxito en ese momento. Será durante la
segunda, cuando Lehmann (1767) y Füchsel (1722-1773) establecieron
la sucesión geológica de las rocas para el Harz y Turingia,
respectivamente, sentando las bases de la estratigrafía científica.

Los plutonistas triunfaron sobre los neptunistas y el fuego, confuso y de


estirpe romántica, que estallaba en los volcanes y levantaba la corteza
fabricando montañas y cordilleras le ganó la batalla a la bella teoría del
océano en retirada.
Pero no sin consecuencias: el océano primordial se adaptaba, aunque
con dificultades a la cronología corta del relato bíblico, pero al
desaparecer dejó al descubierto un océano nuevo, esta vez de tiempo.
Porque pensar, como sostenían Hutton y los plutonistas, que la
superficie de la Tierra había sido moldeada a lo largo del pasado por las
mismas fuerzas que la modificaban ahora (la erosión, la sedimentación,
la lluvia, el viento, la elevación de la corteza, volcanes y terremotos) y
al mismo ritmo –esto es, el uniformismo– tenía una sola consecuencia
posible: ese pasado debía, forzosamente, ser inmenso.

De pronto quedó al descubierto el “tiempo profundo”, el enorme tiempo


geológico, que transcurre por debajo de nuestro tiempo cotidiano que
medimos en días y años, por debajo del tiempo histórico que
contabilizamos en siglos; las fuerzas que modifican la superficie de la
Tierra actúan en forma lenta, increíblemente lenta: los ríos cavan sus
cañadones a través de los siglos, las rocas son moldeadas por la lluvia a
través de los milenios, las montañas se elevan con paciencia
exasperante; por acción del material fundido que está debajo, la corteza
asciende sin que nadie lo note, y una cordillera puede tardar millones de
años en formarse.

La gente, que estaba acostumbrada a pensar en un mundo


recientemente creado, en una breve historia de seis mil años a lo sumo,
recibía un terrible golpe conceptual: descubrían que su tiempo, el
tiempo de sus vidas, prácticamente no contaba en la inmensidad de los
tiempos geológicos, descubrían que los ríos y los océanos, las montañas
y los volcanes, eran mucho más importantes y más antiguos que ellos,
que sus culturas y civilizaciones. Pero no un poco más antiguos, mucho,
pero mucho más antiguos; tanto, que resultaba difícil de creer.

Pero, ¿cuán antiguo? ¿Cuánto se extendía esa especie de eternidad


hacia atrás? En 1654, El Arzobispo Monje Irlandés USHER, estudiando la
Biblia estableció que la Tierra se había originado a la 9:00 de la mañana
de un 26 de Octubre, hace 2004 años. Ya en 1778, Buffon, partiendo de
la idea de que la Tierra era un fragmento desprendido del Sol que se
había enfriado lentamente, estimó esa eternidad en 74 mil años; la cifra
causó escalofríos, y nadie la creyó, aunque en realidad no era nada,
nada de nada; cuando Lyell publicó en 1930 su Geología de 1830, que
más tarde inspiraría a Darwin la teoría de la evolución, se hablaba ya de
millones de años; a mediados del siglo XIX, Lord Kelvin calculó la edad
de la Tierra en cien millones de años, nada menos: casi mil quinientas
veces más que la cifra alocada de Buffon. Pero a fines del siglo, el
número había trepado a mil quinientos millones de años, y más tarde,
cuando se pudieron datar las rocas con elementos radiactivos, Arthur
Holmes arrojó, para el pasado de la Tierra, la cifra de cuatro mil
quinientos millones de años, que es la que aceptamos actualmente.
Cuatro mil quinientos millones de años: es muchísimo. Si la
comprimiéramos en un año, la vida humana media duraría apenas ocho
décimas de segundo. Tropezar con una roca es tropezar con el tiempo;
cuando se nos cure la lastimadura, la roca todavía estará ahí, y cuando
nazcan los taranietos de los nietos de quienes están leyendo esto, la
roca seguirá estando allí, casi sin cambios. Quizá por eso los geólogos,
dicen, son gente melancólica y escéptica, y no usan reloj.

Esta ciencia se fundamenta en la consideración de que todas las


transformaciones de la corteza terrestre han obedecido a causas que
todavía, con mayor o menor intensidad, actúan en ella y que, por tanto,
la Tierra está en continua transformación (en contraposición a las
antiguas ideas de grandes catástrofes que no han tenido repetición).
Posteriormente a Lyell, en la segunda mitad del siglo XIX, la geología
experimenta un gran desarrollo gracias a la aparición de nuevas
técnicas, métodos y teorías (A. Heim, 1878, con la teoría de los mantos
de corrimiento; E. Suess, 1897, con la explicación de transgresiones y
regresiones por isostasia, etc.). Suess publicó una vasta síntesis de todo
el saber geológico del siglo XIX. El siglo XX aporta la teoría de la deriva
de los continentes (Taylor, 1910; Alfred Wegener, 1912), estudio de
materiales con el uso de los rayos X (Bragg, 1920), etc. En la década de
1950 se inicia la exploración submarina de los océanos, y a partir de
1969 la geología tiene la ocasión de realizar sus primeros estudios sobre
rocas lunares y del planeta Marte.

ESTRUCTURA INTERNA DE LA TIERRA

El estudio de los terremotos ha permitido definir el interior de la Tierra y


distinguir tres capas principales, desde la superficie avanzando en
profundidad, en función de la velocidad de propagación de las ondas
sísmicas. Dichas capas, apreciables en un corte transversal, son:
corteza, manto y núcleo. También la información que nos proporcionan
los meteoritos puede ser de gran utilidad para conocer la composición
de los materiales del interior de la Tierra.

Los métodos de datación sitúan la edad de algunos meteoritos en unos


4,500 millones de años coincidente con la edad de la tierra. Se cree que
la composición de muchos meteoritos es idéntica a la de algunas capas
del interior terrestre.
La corteza

Con el nombre de corteza se designa la zona de la Tierra sólida situada


en posición más superficial, en contacto directo con la atmósfera, la
hidrosfera y la biosfera. La corteza terrestre presenta dos variedades:
corteza oceánica y corteza continental.

La corteza oceánica

La corteza oceánica tiene un grosor aproximado de 10 km; no obstante,


esta cifra decrece notablemente en determinados puntos del planeta,
como en el rift valley, en el área central de las dorsales oceánicas,
donde alcanza un valor prácticamente equivalente a O. En dicha zona, el
magma procedente del manto aflora directamente. En la corteza
oceánica se pueden distinguir diversas capas. Los sedimentos que
forman la primera tienen un espesor situado entre 0 y 4 km; la
velocidad media de propagación de las ondas sísmicas alcanza los 2
km/s.

A continuación se localiza una franja de basaltos metamorfizados que


presentan entre 1,5 y 2 km de grosor; la velocidad de las ondas es en
este punto de 5 km/s. La tercera capa de la corteza oceánica, formada
por gabros metamorfizados, mide aproximadamente 5 km; en ella, la
velocidad media queda comprendida entre 6,7 y 7 km/s. Cabe
mencionar una última parte, donde se registra la máxima velocidad (8
km/s); está constituida por rocas ultra básicas cuyo espesor ronda el
medio kilómetro.

La corteza continental
Con un espesor medio de 35 km, la corteza continental incrementa
notablemente este valor por debajo de grandes formaciones
montañosas, pudiendo alcanzar hasta 60-70 km. Aparece dividida en
dos zonas principales: superior e inferior, diferenciadas por la superficie
de discontinuidad de Conrad. En este plano existe un brusco aumento de
la velocidad de las ondas sísmicas, que, no obstante, no se registra er~
todos sus puntos. Consecuentemente, puede afirmarse que no hay una
separación nítida entre ambas capas. La corteza superior presenta una
densidad medía de 2,7 kg/dm3 y, en el continente europeo, su espesor
medio se sitúa en algo más de 810 km. Los materiales que la
constituyen son rocas sedimentarias dispuestas sobre rocas volcánicas e
intrusivas graníticas. La corteza inferior contiene rocas metamorfizadas
cuya composición es intermedia (entre granito y. diorita o gabro); su
densidad equivale a 3 kg/dm3.

El manto
En un nivel inmediatamente inferior se sitúa el manto terrestre, que
alcanza una profundidad de 1900 km. La discontinuidad de Mohorovicic,
además de marcar la separación entre la corteza y el manto terrestres,
define una alteración en la composición de las rocas; si en la corteza —
especialmente en la franja inferior— eran principalmente basálticas,
ahora encontramos rocas mucho más rígidas y densas, las peridotitas.
Hay que hacer notar que la discontinuidad de Mohorovicic se encuentra
a diferente profundidad, dependiendo de que se sitúe bajo corteza
oceánica o continental. El manto se puede subdividir en manto superior
e inferior.

El manto superior se prolonga hasta los 650 o los 700 km de


profundidad. En este punto, la velocidad de las ondas sísmicas se
incrementa, al aumentar la densidad. A su vez, en el manto superior
pueden diferenciarse dos regiones; en la superficial, el incremento de
velocidad es constante con relación a la profundidad, mientras que en la
inferior la velocidad decrece súbitamente. Como resultado de la fusión
que experimentan las peridotitas en esta última capa, su rigidez
disminuye con relación a la capa superior.

El grosor del manto inferior varía entre 650-700 km —bajo la


astenosfera— y 2.900 km —en la discontinuidad de Gutenberg, que
marca la separación entre el manto y el núcleo—. En la parte interna de
esta capa, tanto la densidad —que pasa de .4 kg/dm3 a 6 kg/dm3,
aproximadamente— como la velocidad aumentan de manera constante.

El núcleo
Los principales elementos constitutivos del núcleo terrestre son dos
metales: hierro y níquel. A partir del límite marcado por la
discontinuidad de Gutenberg, la densidad experimenta un súbito
aumento, desde 6 a 10 kg/dm3, aproximadamente. Por otra parte, la
velocidad de las ondas sísmicas primarias experimenta un rápido
descenso —se pasa de 13 km/s a 8 km/s—, al tiempo que no se registra
propagación de ondas secundarias hasta profundidades de 5.080 km. En
este último punto, conocido como discontinuidad de Lehmann, la
velocidad de las ondas primarias vuelve a incrementarse, situándose en
torno a los 14 km/s en el centro del globo terrestre.

Existe un núcleo superior y un núcleo inferior; el primero, con ausencia


de ondas secundarias, aparece fundido, mientras que el segundo se
encuentra en estado sólido.

La investigación de los fondos oceánicos


La aplicación de grandes avances tecnológicos al estudio de los océanos
ha permitido, en las últimas décadas, conocer a fondo aspectos
enormemente relevantes de su geología y su morfología. Como
resultado, existen en la actualidad mapas precisos de los fondos
oceánicos. Elementos característicos de la geografía submarina son los
márgenes continentales, las cuencas oceánicas y las dorsales.

Los márgenes continentales


La prolongación de los continentes por debajo del nivel del mar
constituye los márgenes continentales, formados por corteza
continental. Se distinguen tres zonas principales: la plataforma, el talud
y la elevación.
La plataforma continental, una zona que se inclina paulatinamente hasta
llegar al talud, puede no presentarse o, por el contrario, alcanzar una
extensión de cientos de kilómetros. Aparece recubierta por materiales
resultantes de la erosión de la tierra emergida, que han sido
transportados por los cursos fluviales.

En torno a —200 m aparece el talud, una pendiente horadada por los


denominados cañones submarinos, por los que «viajan» sedimentos
procedentes de la plataforma o bien consecuencia de grandes
desprendimientos submarinos provocados por los terremotos. La
acumulación de sedimentos determina el surgimiento de abanicos, por la
forma que adquiere el depósito, que conforman la elevación continental,
a veces muy extensa pero generalmente con poca pendiente.

Las cuencas
Las cuencas, cuya profundidad puede superar los 4.000 m, están
formadas por corteza oceánica. En ellas pueden individualizarse diversas
formas, desde antiguos volcanes, que hoy son montañas submarinas,
hasta áreas deprimidas de perfil estrecho y alargado, las denominadas
fosas oceánicas, que marcan el punto de contacto entre las placas
litosféricas.

Las dorsales oceánicas


Por su parte, las dorsales oceánicas son cadenas montañosas de
considerable longitud —de hecho, las más largas del planeta—, que se
extienden de forma ininterrumpida por los océanos, a través de unos
80.000 km; su anchura es de 2 .000 km aproximadamente. Están
formadas por crestas de origen volcánico, con una altitud media
aproximada de 2.000 m sobre el fondo. No obstante, en algunos puntos
de la Tierra, por ejemplo en Islandia, pueden llegar a emerger. Las
dorsales, centro de actividad sísmica de notable intensidad, aparecen
cortadas por numerosas fallas de gran tamaño, denominadas fallas
transformantes.

LITOSFERA Y ASTENOSFERA
La franja superior de la superficie terrestre se encuentra dividida en dos
partes:
• La litosfera, formada por la corteza y la zona externa del manto
superior, es bastante rígida, presenta aproximadamente 100 km de
espesor y en ella, la velocidad de las ondas sísmicas aumenta
constantemente en función de la profundidad.
• La astenosfera es la franja inferior del manto superior, que se
encuentra fundida parcialmente. Se extiende hasta los 400 km, punto
en el que el manto recupera sus características de solidez y rigidez,
puesto que la velocidad de las ondas sufre una nueva alteración muy
brusco.

MODELOS DE LA ESTRUCTURA DE GEOSFERA


Al interior de la tierra también se la conoce con el nombre de geosfera,
y si se intenta hacer un estudio directo, solo se puede profundizar un
pocos kilómetros, por lo que son necesarios métodos indirectos. Acá se
presentan los dos modelos que intentan explicar como es la estructura
interior de nuestro planeta.

Está claro que el interior terrestre está formado por varias capas, y en
esto coinciden todos los modelos. Pero las investigaciones sobre el
interior de la Tierra se han centrado en dos aspectos. en la composición
de los materiales que forman las distintas capas del planeta y en el
comportamiento mecánico de dichos materiales (su elasticidad,
plasticidad, el estado físico...)

Por eso, se distinguen dos tipos de modelos que presentan diferentes


capas, aunque coinciden en muchos puntos: el modelo estático y el
modelo dinámico.

Capas en el modelo estático


La corteza es la capa externa de la Tierra. Se diferencian dos partes: la
corteza continental, con materiales de composición y edad variada
(pueden superar los 3.800 millones de años) y la corteza oceánica, más
homogénea y formada por rocas relativamente jóvenes desde un punto
de vista geológico.

Por debajo de la corteza se encuentra el manto, mucho más uniforme,


pero con dos sectores de composición ligeramente distinta: el manto
superior, en el que destaca la presencia de olivino, y el superior, con
materiales más densos, como los silicatos.
Por último, la capa más interna es el núcleo, que se caracteriza por su
elevada densidad debido a la presencia de aleaciones de hierro y níquel
en sus materiales. El núcleo interno podría estar formado por hierro
puro.

Capas en el modelo dinámico


La capa más externa es la litosfera, que comprende la corteza y parte
del manto superior. Es una capa rígida. La litosfera descansa sobre la
astenosfera, que equivale a la parte menos profunda del manto. Es una
capa plástica, en la que la temperatura y la presión alcanzan valores
que permiten que se fundan las rocas en algunos puntos.

A continuación se encuentra la mesosfera, que equivale al resto del


manto. En la zona de contacto con el núcleo se encuentra la región
denominada zona D”, en la que se cree que podría haber materiales
fundidos. La capa más interna es la endosfera, que comprende el núcleo
interno y el núcleo externo. Los estudios de propagación de las ondas
sísmicas han puesto de manifiesto que la parte externa de la endosfera
(el núcleo externo) está compuesta por materiales fundidos, ya que en
esa zona se interrumpe la transmisión de algunas de las ondas.

VISTA ESQUEMÁTICA DEL INTERIOR DE LA TIERRA


1. Corteza continental
2. Corteza oceánica
3. Manto superior
4. Manto inferior
5. Núcleo externo
6. Núcleo interno
A: Discontinuidad de Mohorovičić
B: Discontinuidad de Gutenberg
C: Discontinuidad de Lehmann
La discontinuidad de Mohorovicic, a veces llamada simplemente
"moho", es una zona de transición entre la corteza y el manto
terrestres. Se sitúa a una profundidad media de unos 35 km, pudiendo
encontrarse a 70 km de profundidad bajo los continentes o a tan solo 10
km bajo los océanos. Se pone de relieve cuando las ondas sísmicas P y
S aumentan bruscamente su velocidad. Constituye la superficie de
separación entre los materiales rocosos menos densos de la corteza,
formada fundamentalmente por silicatos de aluminio, calcio, sodio y
potasio, y los materiales rocosos más densos del manto, constituido por
silicatos de hierro y magnesio.

La discontinuidad de Gutenberg es la división entre manto y núcleo


de la Tierra, situada a unos 2.900 km de profundidad. Se caracteriza
porque las ondas sísmicas S no pueden atravesarla y porque las ondas
sísmicas P disminuyen bruscamente de velocidad, de 13 a 8 km/s. Bajo
este límite es donde se generan corrientes electromagnéticas que dan
origen al campo magnético terrestre, gracias a la acción convectiva del
roce entre el núcleo externo, formado por materiales ferromagnéticos y
el manto. Lleva el nombre de su descubridor, Beno Gutenberg,
sismólogo alemán que la descubrió en 1914

La Discontinuidad de Lehmann es el límite entre el núcleo externo,


fluido, y el núcleo interno, sólido, de la Tierra. Fue descubierto en 1936
por la sismóloga danesa Inge Lehmann. Se halla a una profundidad
media de 5.155 km, dato que no se estableció con precisión sino hasta
principio de la década de 1960.
La Discontinuidad de Conrad, ubicada entre la Corteza Sial y la
Corteza Sima. Es la más cercana a la superficie terrestre.

La Discontinuidad de Repetty, entre la Astenosfera y la Pirosfera


(Masa de rocas fundidas que existe en el interior de la *Tierra).

La Discontinuidad de Weichert, ubicada entre el Núcleo Externo y el


Núcleo Interno. Es la más cercana al centro de la Tierra.

MÉTODOS DIRECTOS PARA EL ESTUDIO DEL INTERIOR DE LA


TIERRA.

1. Mediante el estudio geológico de las minas. Los pozos y las


galerías de las explotaciones mineras pueden alcanzar rocas
situadas a unos 5 km de profundidad.

2. Mediante sondeos. Las máquinas perforadoras alcanzan unos 11


km de profundidad y pueden obtener muestras de ellas pero no
son muy reveladoras además de costosas.

3. Mediante el estudio de materiales procedentes de zonas profundas


que afloran a la superficie por procesos geológicos (Volcanes).

MÉTODOS INDIRECTOS PARA EL ESTUDIO DE LA TIERRA.

1. MÉTODOS SÍSMICOS.
Se utilizan las vibraciones (ondas sísmicas) producidas por los
terremotos como consecuencia de la liberación súbita de la energía
elástica almacenada en rocas sometidas a tensión.

En los estudios sísmicos del interior terrestre apenas se emplean las


ondas L, porque no penetran en las capas internas, al contrario que las
ondas P y S que proporcionan abundante información sobre el interior
terrestre.

2. MÉTODOS GRAVIMÉTRICOS.
Están basados en el estudio del campo gravitatorio terrestre y en sus
anomalías, ya que las variaciones observadas al medir la gravedad en la
superficie corresponden con la distribución, estructura y la composición
de las masas rocosas del interior de la Tierra.

Otra forma de estudiar la estructura interna del planeta mediante


métodos gravimétricos es a partir de la densidad de los materiales
terrestres; por otra parte,si se analizan las rocas de la superficie de
densidad próximos a 2,7 g/cm3,estos significa que el interior terrestre
tiene que ser más denso que la superficie, que el planeta es
heterogéneo y que muy probablemente, está estructurado en capas,y
además que en algunas capas deben tener una composición metálica ya
que de otra forma no sería posible el elevado valor teórico de la
densidad terrestre.

3. MÉTODOS MAGNÉTICOS.
Se basan en el estudio del campo magnético terrestre, sugieren la
presencia en el interior de la Tierra de un material de naturaleza
metálica en dos estados físicos diferentes (sólido y, probablemente,
líquido). La existencia de un núcleo interno sólido rodeado de un núcleo
externo fluido que hace que esta capa funcione como una dinamo,
responsable del campo magnético.

Además permite deducir la posición variable de los polos magnéticos a


lo largo de la historia de la Tierra (fenómeno conocido como inversión
del campo magnético), su relación con la posición de los continentes, la
apertura de los océanos y su edad (gracias al bandeado magnético
presentes en las rocas del fondo oceánico), que resultó ser una prueba
de gran importancia para demostrar el desplazamiento de los
continentes, la localización de yacimientos minerales etc.

4.MÉTODOS ELÉCTRICOS.
La medida experimental de los diferentes valores que los materiales
terrestres presentan para las propiedades eléctricas dan idea de la
estructura, de la composición o de la profundidad a la que se encuentran
dichos materiales, además de la localización de acuíferos, de menas
metalíferas, etc. El inconveniente de estos métodos es su escasa
penetrabilidad, por lo que se uso queda limitado a la determinación en
los niveles más superficiales.

5. MÉTODOS TÉRMICOS.
Consideran la Tierra como una máquina térmica, cuyo interior existe un
calor interno que se desprende en forma de un flujo geotérmico.
Estudiando este flujo, sus anomalías y sus mecanismos de disipación, se
pueden establecer hipótesis sobre las condiciones del interior del planeta
y sobre su estructura interna aproximada.

6. MÉTODOS ASTRONÓMICOS.
Se basa en la hipótesis de que los meteoritos son fragmentos de un
planeta similar a la Tierra, que inició su formación en las primeras
etapas de la historia del sistema solar, se diferenció en capas en función
de la densidad de sus materiales y después se disgregó en pedazos
debido a las colisiones con otros planetesimales.

A la Tierra llegan de varios tipos:


Aerolitos o litometeoritos. Está compuestos pos silicatos ligeros, con
densidades del orden de 3 a 3,5 g/cm3.

Siderolitos. Son una mezcla de ferroníquel y silicatos ferromagnesianos


en proporciones equivalentes. Su densidad es de unos 5g/cm3.

Sideritos. Están formados por una aleación de hierro y níquel en


proporción 9:1. Su densidad es del orden de 7,5 g/cm3.

LOS MINERALES

Los minerales son cuerpos de materia sólida del suelo que pueden
aparecer de formas muy diversas, ya sea de forma aislada o como
componentes fundamentales de las rocas.

Se pueden estudiar los minerales a partir de las distintas propiedades


que presentan, como la dureza, geometría (en cristales), composición
química, densidad.

La mayor parte de los objetos que usamos en nuestra vida cotidiana


proceden de uno o varios minerales.

Para comprender que es un mineral, podemos estudiar algunas de sus


características:

1.- Se encuentra en la naturaleza, es decir, no está fabricado.


2.- Tiene una estructura geométrica fija, por tanto, es sólido.
3.- Es de naturaleza inorgánica, por eso, la concha de un molusco no es
un mineral, aunque contenga minerales.
4.- Tiene una composición química fija, aunque, a veces, pueda
contener una sustancia contaminante que modifique su color.

A menudo, los minerales se encuentran en la naturaleza formando


masas dentro de las rocas. Entonces se habla de una veta o filón de un
determinado mineral. Su descubrimiento y explotación determina la
actividad de la minería. Desde la prehistoria los humanos hemos usado
los minerales para fabricar utensilios, herramientas, máquinas y armas.
La apariencia de los minerales
Para clasificar los minerales es importante observar una serie de
propiedades fisiológicas:

1.- Color: algunos minerales pueden tener un color cuando son puros y
otros provocados por impurezas.

2.- Color pulverizado: si se raya un mineral con un objeto más duro, se


obtiene un polvo de un color característico.

3.- Brillo: puede ser un brillo metálico, como el hierro, o no metálico,


como los sedosos o nacarados.

4.- Índice de refracción: (sólo si se trata de un mineral cristalino) un


rayo de luz que atraviesa un cristal se desvía un ángulo característico de
cada mineral.

5.- Birefringencia: algunos minerales cristalinos dividen en dos un rayo


de luz que les atraviese.

6.- Luminiscencia: algunos minerales emiten luz cuando se les ilumina.

Estas son algunas de las características de los minerales que se pueden


observar con cierta facilidad.

Podemos clasificar los minerales por sus propiedades físicas, ópticas,


eléctricas, magnéticas y por su composición química, aunque este último
no es el método habitual, ya la mayoría pueden ser identificados
mediante observación espectroscópica e incluso visual. Aún así, el
análisis químico es la única forma de identificar con exactitud la
naturaleza de un mineral.

Las propiedades físicas son de gran importancia en el estudio de los


minerales. Muchas se pueden observar fácilmente, o recurrir a un
espectroscopio.

Dureza de un mineral
La dureza de un mineral es la resistencia que presenta a ser rayado. Un
mineral posee una dureza mayor que otro, cuando el primero es capaz
de rayar al segundo.

El mineralogista alemán Mohs estableció en 1822 una escala de medidas


que lleva su nombre, y que se utiliza en la actualidad, en la que cada
mineral puede ser rayado por los que le siguen.
Escala de MOHS:
Dureza Mineral Comparación
1 Talco La uña lo raya con facilidad
2 Yeso La uña lo raya
La punta de un cuchillo lo raya con
3 Calcita
facilidad
4 Fluorita La punta de un cuchillo lo raya
La punta de un cuchillo lo raya con
5 Apatito
dificultad
Feldespato Un trozo de vidrio lo raya con
6
Potásico dificultad
Puede rayar un trozo de vidrio y con
7 Cuarzo
ello el acero despide chispas
Puede rayar un trozo de vidrio y con
8 Topacio
ello el acero despide chispas
Puede rayar un trozo de vidrio y con
9 Corindón
ello el acero despide chispas
Puede rayar un trozo de vidrio y con
10 Diamante
ello el acero despide chispas

Tenacidad o cohesión
La tenacidad o cohesión es el mayor o menor grado de resistencia que
ofrece un mineral a la rotura, deformación, aplastamiento, curvatura o
pulverización. Se distinguen las siguientes clases de tenacidad:
Frágil: es el mineral que se rompe o pulveriza con facilidad. Ejemplos:
cuarzo y el azufre.

Maleable: el que puede ser batido y extendido en láminas o planchas.


Ejemplos: oro, plata, platino, cobre, estaño.

Dúctil: el que puede ser reducido a hilos o alambres delgados. Ejemplos:


oro, plata y cobre.

Flexible: si se dobla fácilmente pero, una vez deja de recibir presión, no


es capaz de recobrar su forma original. Ejemplos: yeso y talco.

Elástico: el que puede ser doblado y, una vez deja de recibir presión,
recupera su forma original. Ejemplo: la mica.

Fractura de un mineral
Cuando un mineral se rompe lo puede hacer de diversas formas:

- Exfoliación: significa que el mineral se puede separar por superficies


planas y paralelas a las caras reales. Ejemplos: mica, galena, fluorita y
yeso.

- Laminar o fibrosa: cuando presenta una superficie irregular en forma


de astillas o fibras. Ejemplo: la actinolita.

- Concoidea: la fractura presenta una superficie lisa y de suave curva,


como la que muestra una concha por su parte interior. Ejemplos: sílex y
obsidiana.

- Ganchuda: cuando se produce una superficie tosca e irregular, con


bordes agudos y dentados. Ejemplos: magnetita y cobre nativo.

- Lisa: es la que presenta una superficie lisa y regular.

- Terrosa: es la que se fractura dejando una superficie con aspecto


granuloso o pulverulento.

Electricidad y magnetismo
Muchos minerales conducen bien la electricidad (conductores), mientras
que se oponen a su paso (aislantes). Unos pocos la conducen
medianamente (semiconductores). Gracias a estos últimos se han
desarrollado semiconductores que permiten al ser humano conseguir un
alto nivel tecnológico. Pero hay más comportamientos de los minerales
en relación con las fuerzas electromagnéticas:

- Magnetismo: consiste en atraer el hierro y sus derivados. Los imanes


naturales son permanentes. La magnetita es un imán natural conocido
desde tiempos muy remotos.

- Piezoelectricidad: es la capacidad para producir corrientes eléctricas


cuando se les aplica presión. Si se aplica una fuerza a las caras de un
cristal, genera cargas eléctricas y, si se aplican cargas eléctricas,
entonces se produce una deformación de las caras del cristal. Ejemplo:
el cuarzo.

- Piroelectricidad: se producen corrientes eléctricas en el extremo de las


caras cuando el mineral se somete a un cambio de temperatura.
Ejemplos: cuarzo y turmalina.

- Radiactividad: es la propiedad que poseen determinados minerales


para emitir partículas de forma natural y espontánea. La radiactividad
natural tiene muchas aplicaciones científicas, médicas e industriales, y
los minerales que la poseen raramente alcanzan niveles peligrosos.
Ejemplo: la uraninita.

Los minerales que constituyen la corteza terrestre se han formado a


partir de los elementos químicos que originaron el planeta, gracias a
reacciones ocurridas en su interior. Por este motivo, la cantidad de
combinaciones es inmensa.

Para poner un poco de orden, se clasifican los minerales atendiendo a la


forma en que se originan, a sus características cristalográficas, a su
composición química, ... Mención aparte merecen los cristales y, entre
ellos, los llamados "piedras preciosas" que siempre han cautivado a la
humanidad.

Clasificación química
La clasificación química divide los minerales en grupos según sus
compuestos químicos. Cualquier mineral conocido puede ser integrado
dentro de estos grupos, pues la práctica totalidad de ellos incluyen
alguno de estos compuestos.

1.- Elementos nativos: son los que se encuentran en la naturaleza en


estado libre, puro o nativo, sin combinar o formar compuestos químicos.
Ejemplos: oro, plata, azufre, diamante.

2.- Sulfuros: compuestos de diversos minerales combinados con el


azufre. Ejemplos: pirita, galena, blenda, cinabrio.

3.- Sulfosales: minerales compuestos de plomo, plata y cobre


combinados con azufre y algún otro mineral como el arsénico, bismuto o
antimonio. Ejemplos: pirargirita, proustita.

4.- Óxidos: producto de la combinación del oxígeno con un elemento.


Ejemplos: oligisto, corindón, casiterita, bauxita.

5.- Haluros: compuestos de un halógeno con otro elemento, como el


cloro, flúor, yodo o bromo. Ejemplos: sal común, halita.

6.- Carbonatos: sales derivadas de la combinación del ácido carbónico y


un metal. Ejemplos: calcita, azurita, mármoll, malaquita.

7.- Nitratos: sales derivadas del ácido nítrico. Ejemplos: nitrato sódico
(o de Chile), salitre o nitrato potásico.
8.- Boratos: constituidos por sales minerales o ésteres del ácido bórico.
Ejemplos: borax, rasorita.

9.- Fosfatos, arseniatos y vanadatos: sales o ésteres del ácido fosfórico,


arsénico y vanadio. Ejemplos: apatita, turquesa, piromorfita.

10.- Sulfatos: sales o ésteres del ácido sulfúrico. Ejemplos: yeso,


anhidrita, barita.

11.- Cromatos, volframatos y molibdatos: compuestos de cromo,


molibeno o wolframio. Ejemplos: wolframita, crocoita.

12.- Silicatos: sales de ácido silícico, los compuestos fundamentales de


la litosfera, formando el 95% de la corteza terrestre. Ejemplos: sílice,
feldespato, mica, cuarzo, piroxeno, talco, arcilla.

13.- Minerales radioactivos: compuestos de elementos emisores de


radiación. Ejemplos: uraninita, torianita, torita.

Los minerales pueden aparecer en la naturaleza, básicamente, de dos


maneras: sin una forma definida (amorfos) o bien con una disposición
geométrica bien definida. A estos les llamamos minerales cristalinos o,
simplemente, cristales.

Para que en un lugar se formen cristales se necesita espacio. Por eso,


suelen aparecer en las grietas o en las cavidades vacías de las rocas.
También aparecen formando parte de rocas blandas, que facilitan su
crecimiento.

Cristales
Muchos minerales adoptan formas cristalinas cuando las condiciones de
formación son favorables. La cristalografía es el estudio del crecimiento,
la forma y el carácter geométrico de los cristales. La disposición de los
átomos en un cristal puede determinarse por medio del análisis por
difracción de los rayos X. La química cristalográfica estudia la relación
entre la composición química, la disposición de los átomos y las fuerzas
de enlace entre éstos.

La mayoría de los cristales de la tierra se formaron hace millones de


años. Los cristales se forman cuando la roca líquida del interior de la
Tierra se enfría y endurece. A veces los cristales se forman cuando los
líquidos subterráneos recorren su camino entre las grietas y depositan
lentamente los minerales.

Hay muchos cristales que reaccionan ante una acción física de forma
distinta según la dirección en que se produce la fuerza. Se llaman
cristales anisótropos. Los minerales amorfos, en cambio, reaccionan
ante una acción física siempre de la misma forma, independientemente
de la dirección, por esos son isótropos.

Ley de la constancia de los ángulos diedros


Cuando las condiciones de temperatura son las mismas, los cristales de
un mismo tipo tienen los mismos ángulos diedros.

Gemas o piedras preciosas


Se llaman así diversos minerales duros, transparentes, muy valiosos por
su rareza y que, después de haber sido convenientemente tallados, se
usan en joyería y en artes decorativas. Se suelen distinguir dos tipos:

Piedras preciosas, consideradas objetos de lujo desde la antigüedad:


diamante, rubí, esmeralda, zafiro,

Piedras finas, cuyo precio en el mercado no es tan elevado: topacio,


amatista, granate, turmalina,

La ciencia, utilizando medios analíticos cada vez más sensibles, va


descubriendo las substancias que colorean los minerales alocromáticos.
Así la amatista tiene color violeta debido a trazas de manganeso y la
fluorina es verde a causa de pequeñísimas cantidades de hierro y
manganeso que contiene.

La belleza de las gemas depende en gran medida de sus propiedades


ópticas. Las más importantes son el grado de refracción y el color. Otras
propiedades incluyen: el fuego, la exhibición de colores prismáticos; el
dicroísmo, habilidad de algunas piedras para mostrar dos colores
distintos según la dirección con que se observan, y la transparencia.

El diamante es muy apreciado por su fuego y brillo, el rubí y la


esmeralda por la intensidad y belleza de sus colores, y el zafiro
estrellado por el asterismo (propiedad que provoca la aparición de
inclusiones con forma de estrella), tanto como por su color.

EL CICLO DE LAS ROCAS


A lo largo del tiempo unas rocas pueden transformarse en otras

ROCAS SEDIMENTARIAS:
formadas en zonas superficiales de la corteza terrestre a partir de
materiales que se depositan formando capas o estratos. Son detríticas si
se originan a partir de trozos de otras rocas. Químicas y orgánicas si se
forman a partir de precipitación de compuestos químicos o acumulación
de restos de seres vivos.

ROCAS ÍGNEAS
Formadas a partir del enfriamiento de rocas fundidas (magmas).

ROCAS METAMÓRFICAS
Formadas a partir de otras rocas que, sin llegar a fundirse, han estado
sometidas a grandes presiones y temperaturas

El siguiente esquema sirve para explicar cómo funciona el ciclo de las


rocas, transformándose sucesivamente unas en otras.
Ciclo de las rocas: Es la forma de ver los procesos que conectan los
tres tipos principales de rocas de la Tierra -ígneas, sedimentarias y
metamórficas- y las relaciones que hay entre ellas. Lo desarrolló James
Hutton a finales del siglo XVIII.

Etapa 1: formación de roca ígnea. La primera etapa del ciclo es la


formación de roca ígnea. Esto tiene lugar cuando el material fundido
llamado magma se enfría y solidifica en forma de cristales entrelazados.
Las rocas ígneas pueden formarse como materiales intrusivos (véase
Intrusiones ígneas), que penetran en otras rocas más antiguas a través
de grietas profundas bajo la superficie terrestre antes de enfriarse; o
como materiales extrusivos (formados después de las erupciones
volcánicas) que se depositan en la superficie después de haber sido
expulsados en erupciones y fisuras volcánicas. Los materiales intrusivos
comprenden rocas cristalinas, como el granito, mientras que los
extrusivos agrupan las lavas.

Etapa 2: formación de roca sedimentaria. La segunda etapa del ciclo


tiene lugar cuando las rocas ígneas quedan expuestas a diversos
procesos en la superficie terrestre, como meteorización, erosión,
transporte y sedimentación. Estos fenómenos disgregan el material de
las rocas en diminutas partículas que son transportadas y se acumulan
como sedimentos en los océanos y las cuencas lacustres. Estos
depósitos sedimentarios quedan compactados por el peso de las
sucesivas capas de material y también pueden quedar cementados por
la acción del agua que llena los poros. Como consecuencia, los depósitos
se transforman en roca en un proceso llamado mitificación (Diagenesis).
Son rocas sedimentarias las areniscas y calizas.

Etapa 3: formación de roca metamórfica. La tercera etapa del ciclo tiene


lugar cuando las rocas sedimentarias quedan enterradas a gran
profundidad o se ven afectadas por la formación de montañas
(orogénesis), que se asocia con movimientos de las placas de la corteza
terrestre. Quedan de esta forma expuestas a distintos grados de presión
y calor y así se transforman en rocas metamórficas. Por ejemplo, la
arcilla se convierte en pizarra, y el granito puede transformarse en
gneis; una forma de caliza se convierte en mármol cuando se ve
sometida a fenómenos metamórficos.

Etapa 4: fin del ciclo. El ciclo se cierra en la cuarta etapa, cuando las
rocas metamórficas quedan sometidas a niveles de calor y presión aún
mayores y se transforman en ígneas. Variaciones del ciclo de las rocas.
El orden de este ciclo no es rígido. Una roca ígnea, por ejemplo, puede
transformarse en metamórfica por efecto del calor y la presión sin pasar
por la fase sedimentaria. Asimismo, las rocas sedimentarias y
metamórficas pueden convertirse en material que forma nuevas rocas
sedimentarias. El ciclo clásico de las rocas que se acaba de describir se
ha puesto recientemente en relación con la tectónica de placas. El ciclo
comienza con la erosión de un continente. El material del continente se
acumula en sus bordes y se puede compactar por litificación y
transformarse en roca sedimentaria. Con el tiempo, el borde continental
se transforma en borde de placa convergente (es decir, empujada
contra otra placa). En esta línea, las rocas sedimentarias pueden
transformarse por efecto de las altas presiones en cinturones de rocas
metamórficas. Pero poco a poco los sedimentos que no han formado
montañas se ven arrastrados por subducción hacia el fondo de la
corteza. Allí sufren un metamorfismo aún mayor, hasta alcanzar grados
de presión y temperatura tan elevados que se funden y se convierten en
magma. Éste a su vez se convierte en roca ígnea que puede volver a la
superficie terrestre, bien en forma extrusiva, a través de un volcán, bien
por exposición de la roca ígnea intrusiva a consecuencia de la erosión.

La meteorización y la erosión atacan las rocas ígneas, las transportan


hasta el borde continental y el ciclo comienza de nuevo.
Rocas ígneas, en geología, rocas formadas por el enfriamiento y la
solidificación de materia rocosa fundida, conocida como magma. Según
las condiciones bajo las que el magma se enfríe, las rocas que resultan
pueden tener granulado grueso o fino. Las rocas plutónicas, como el
granito y la sienita, se formaron a partir de magma enterrado a gran
profundidad bajo la corteza terrestre. Las rocas se enfriaron muy
despacio, permitiendo así el crecimiento de grandes cristales de
minerales puros. Las rocas volcánicas, como el basalto y la riolita se
formaron al ascender magma fundido desde las profundidades llenando
grietas próximas a la superficie, o al emerger magma a través de los
volcanes. El enfriamiento y la solidificación posteriores fueron muy
rápidas, dando como resultado la formación de minerales con grano fino
o de rocas parecidas al vidrio. Las rocas ígneas, compuestas casi en su
totalidad por minerales silicatos, suelen clasificarse según su contenido
de sílice. Las principales categorías son ácidas o básicas, siendo el
granito y la riolita ejemplos del primer grupo, y el gabro y el basalto del
segundo.

Rocas ígneas, en geología, rocas formadas por el enfriamiento y la


solidificación de materia rocosa fundida, conocida como magma. Según
las condiciones bajo las que el magma se enfríe, las rocas que resultan
pueden tener granulado grueso o fino.

Las rocas plutónicas, como el granito y la sienita, se formaron a partir


de magma enterrado a gran profundidad bajo la corteza terrestre. Las
rocas se enfriaron muy despacio, permitiendo así el crecimiento de
grandes cristales de minerales puros. Las rocas volcánicas, como el
basalto y la riolita se formaron al ascender magma fundido desde las
profundidades llenando grietas próximas a la superficie, o al emerger
magma a través de los volcanes. El enfriamiento y la solidificación
posteriores fueron muy rápidas, dando como resultado la formación de
minerales con grano fino o de rocas parecidas al vidrio.

Las rocas ígneas, compuestas casi en su totalidad por minerales


silicatos, suelen clasificarse según su contenido de sílice. Las principales
categorías son ácidas o básicas, siendo el granito y la riolita ejemplos
del primer grupo, y el gabro y el basalto del segundo.

Rocas metamórficas, rocas cuya composición y textura originales han


sido alteradas por el calor y la presión existentes en las profundidades
de la corteza terrestre. El metamorfismo que se produce como resultado
tanto de la presión como de la temperatura recibe el nombre de
dinamotérmico o regional; el metamorfismo producido por el calor o la
intrusión de rocas ígneas recibe el nombre de térmico o de contacto.
Hay cuatro variedades comunes de rocas metamórficas que pueden
provenir de rocas sedimentarias o de rocas ígneas, según el grado de
metamorfismo que presenten, dependiendo de la cantidad de calor y
presión a la que se han visto sometidas. Así, el esquisto se metamorfiza
en pizarra a baja temperatura, pero si es calentado a temperaturas lo
suficientemente elevadas como para que se recristalicen sus minerales
arcillosos formando laminillas de mica, se metamorfiza en una filita.

A temperatura y presión aún más elevadas, se produce una


recristalización completa, que da lugar a esquistos o gneis, rocas en las
que el alineamiento de las laminillas de mica produce una textura
laminar llamada foliación. En los esquistos, los minerales de color claro
(cuarzo y feldespato sobre todo) están distribuidos homogéneamente
entre las micas de color oscuro; el gneis, por el contrario, exhibe bandas
de color características. Entre otros minerales formados por
recristalización metamórfica, los silicatos de aluminio como la
andalucita, la sillimanita y la cianita son lo bastante característicos como
para ser considerados diagnósticos.

Entre las rocas metamórficas no foliadas, las más comunes son la


cuarcita y el mármol. La cuarcita es una roca dura, de color claro en la
que todos los granos de arena de una arenisca se han recristalizado
formando una trama de cristales de cuarzo imbricados entre sí. El
mármol es una roca más blanda y frágil de colores variados en la que se
ha recristalizado por completo la dolomita o la calcita de la roca
sedimentaria madre.

Rocas sedimentarias, en geología, rocas compuestas por materiales


transformados, formadas por la acumulación y consolidación de materia
mineral pulverizada, depositada por la acción del agua y, en menor
medida, del viento o del hielo glaciar. La mayoría de las rocas
sedimentarias se caracterizan por presentar lechos paralelos o
discordantes que reflejan cambios en la velocidad de sedimentación o en
la naturaleza de la materia depositada.

Las rocas sedimentarias se clasifican según su origen en mecánicas o


químicas. Las rocas mecánicas, o fragmentarias, se componen de
partículas minerales producidas por la desintegración mecánica de otras
rocas y transportadas, sin deterioro químico, gracias al agua. Son
acarreadas hasta masas mayores de agua, donde se depositan en
capas. El esquisto micáceo, la arenisca y el conglomerado son rocas
sedimentarias comunes de origen mecánico. Los materiales que forman
rocas sedimentarias químicas pueden ser restos de organismos marinos
microscópicos precipitados sobre el suelo del océano, como es el caso de
la caliza. También pueden haber sido disueltos en agua fluente a partir
de la roca primigenia y haberse depositado en el mar o en un lago por
precipitación de la disolución. La halita, el yeso y la anhidrita se forman
por evaporación de disoluciones salinas y la consiguiente precipitación
de las sales.

LAS ROCAS ÍGNEAS O MAGMÁTICAS

Las rocas ígneas o magmáticas, tienen su origen en la cristalización del


material fundido denominado magma. Este proceso tiene lugar bajo
determinadas condiciones de presión y en presencia de una cantidad
variable de gases disueltos. Éstos y otros factores controlan el aspecto
de los productos resultantes, entre los que se encuentran las rocas
ígneas. La cristalización del magma se produce como consecuencia de la
pérdida de calor y el consecuente descenso de la temperatura en el seno
del mismo.

Las rocas ígneas tienen características fundamentales:


1. Inexistencia de fósiles
2. Composición mineralógica
3. Textura
4. Estructura

El magma tiene dos orígenes posibles:


1. Puede resultar de la fusión parcial de materiales de la corteza
terrestre
2. Puede provenir del ascenso y acumulación de una fracción de
materia fundida del manto superior

En cada caso la composición química de cada uno de los productos


resultantes será muy diferente.

El magma puede tener materiales de composición intermedia, pueden


resultar del agregado de material fundido proveniente de las rocas que
atraviesa durante su camino hacia el exterior. El magma utiliza dos
formas fundamentales para ascender:
1. Desplazándose por las fracturas abiertas y los poros del material
que atraviesa
2. Asimilando, es decir fundiendo e incorporando, la roca que
atraviesa.

Las texturas ígneas


Las texturas están determinadas por las condiciones de cristalización del
magma Las rocas ígneas pueden identificarse con las siguientes
variedades de texturas:
Texturas vítreas: formadas por el enfriamiento brusco del magma, no
hay cristales identificables a ninguna escala.

Texturas afaníticas: los cristales sólo pueden ser identificados con


ayuda del microscopio.
Texturas faneríticas: los cristales se identifican a ojo desnudo.

Texturas porfíricas: algunos minerales se presentan en forma de


grandes cristales (fenocristales) embebidos en un conjunto de
elementos de menor tamaño, también llamado matriz--, que puede
incluso ser de naturaleza vítrea.

La textura es un elemento de relevancia a la hora de identificar si el


enfriamiento de una roca ha sido rápido (texturas vítreas y afanítica) o
lento (textura fanerítica). La textura porfírica resulta de un cambio en la
velocidad de enfriamiento. A un período muy lento, en el que crecen los
fenocristales, sigue un período más rápido, que produce cristales más
pequeños, o brusco, que genera una matriz vítrea.

El contenido de fluidos del magma puede tener tanta relevancia en el


control del tamaño de los cristales como en la velocidad de
enfriamiento. Los cristales más grandes (que pueden llegar a medir
metros) característicos de la textura pegmatítica, son el resultado del
enfriamiento de un magma muy rico en gases disueltos.

Durante la formación (o no) de caras perfectas de una roca intervienen


factores tales como, el orden correlativo de cristalización de los distintos
minerales y la velocidad de enfriamiento.

Las caras de los cristales de una roca ígnea pueden haber alcanzado
diferentes grados de desarrollo durante el proceso de cristalización:
1. euhedrales todas las caras del cristal son planas perfectas
2. subhedrales cuando sólo algunas caras planas se han desarrollado
3. anhedrales cuando los cristales carecen completamente de caras
planas

La clasificación de las rocas ígneas


Una primera clasificación de las rocas ígneas ha sido esbozada en los
párrafos anteriores. Una segunda clasificación hace referencia a la
composición mineral de esas mismas rocas. Existen otras clasificaciones
que, en lugar de utilizar la composición mineral tal como puede ser
deducida de la observación a ojo desnudo o al microscopio, se basan en
análisis químicos más o menos complejos, es decir, a través de
procedimientos diferentes.

La clasificación más extendida, y que resulta de gran utilidad en el


campo, hace referencia a la proporción entre los minerales félsicos son
de colores claros y los máficos son de colores oscuros.

Rocas intrusivas
Las rocas intrusivas tienen como característica el haber cristalizado en
las profundidades de la corteza terrestre (desde kilómetros a decenas de
kilómetros de profundidad). Como el calor se fue disipando lentamente
durante el proceso de cristalización, los cristales individuales pudieron
alcanzar gran tamaño (habitualmente varios milímetros y hasta algunos
centímetros).

Texturas y estructuras de las rocas intrusivas


Las texturas representativas de las rocas intrusivas son aquellas
caracterizadas por la presencia de cristales distinguibles a ojo desnudo.

Cuando los tamaños de los cristales de los distintos minerales son


aproximadamente similares (equidimensionales) se habla de una textura
granosa, típica por ejemplo del granito y el gabro.

Los cuerpos de rocas intrusivas, llamados plutones, pueden adquirir


diversas formas, a veces influenciadas por la estructura de las rocas que
atraviesan.
Se denominan batolitos a los cuerpos de roca más extensos (de
dimensiones de decenas o centenas de kilómetros de ancho y largo)
cristalizados a gran profundidad en las raíces de las cadenas de
montañas. Estos batolitos sólo son reconocidos cuando la erosión se ha
encargado de eliminar toda la cubierta de rocas sedimentarias,
volcánicas y metamórficas que los cubría. En nuestro país se destacan el
batolito de Achala, en la provincia de Córdoba, y diversos cuerpos de
gran extensión que en su conjunto pertenecen al batolito andino.

Se denominan lacolitos a los cuerpos de roca más pequeños, que se


insertan en forma de lente entre los paquetes de estratos.
Se denominan apófisis a los cuerpos de roca de forma irregular que,
desde el plutón penetran la roca de caja.

Los cuerpos de geometría tabular pueden separarse en dos grupos, los


que se disponen paralelamente a la estructura de la roca (por ejemplo la
estratificación) denominados filones (o filones-capa) y los que lo hacen
transversalmente a ella, los diques.
Pegmatitas
El término pegmatita refiere a una textura, como ya hemos visto, pero
también a la roca que presenta esa textura. En general las pegmatitas
están asociadas a magmas ricos en sustancias volátiles y su importancia
radica en que en ellas se desarrollan cristales de minerales ricos en
algunos de los elementos químicos menos abundantes en la naturaleza.
Los fluidos del magma, que contienen principalmente vapor de agua,
boro, cloro, flúor, tungsteno, estaño, litio, etc. dan lugar a minerales
poco comunes como berilo, fluorita, apatita, wolframita, espodumeno y
otros, que se asocian al cuarzo, los feldespatos y las micas más
frecuentes.

Los xenolitos
Reciben el nombre de xenolitos los fragmentos de la roca de caja (roca
que se aloja el magma) que son incorporados al magma sin fundirse
totalmente, y que luego quedan como testigos del proceso intrusivo en
la roca cristalizada. Los xenolitos pueden variar en su tamaño desde
unos milímetros hasta decenas de metros. La presencia de xenolítos
permite obtener información acerca del tipo de roca presente en
profundidad (la roca de caja), la que puede no ser accesible por otros
medios, pero que ha sido transportada hacia niveles más altos de la
corteza terrestre por el magma ascendente.

Rocas extrusivas
Se dice que las rocas son extrusivas o efusivas si se derraman sobre la
superficie terrestre antes de solidificar completamente. El material
extruído, denominado lava, puede perder los gases en forma lenta o
brusca. Si la expansión de las pequeñas burbujas es muy brusca, se
produce una explosión que puede fragmentar la roca en diminutas
partículas de material vítreo (trizas) que se mezclan con los vapores de
agua y los gases para dar las nubes ardientes, una de las formas de
erupción más peligrosas para los asentamientos urbanos que puedan
existir en el área de influencia.

Los orificios de la superficie terrestre, por donde la lava sale al exterior,


reciben el nombre de cráteres. Los volcanes son el edificio construido
por los materiales ígneos y en cuyo centro generalmente se ubica el
cráter. Hay cráteres que semejan lagos de roca fundida que cubren la
superficie sin apenas sobresalir del terreno; otros por el contrario se
ubican en la cima de conos de varios miles de metros de altura.
Las rocas magmáticas son:

Equigranular cuando la dimensión de los cristales es casi igual. Si


varían entonces serán Inequigranular.

Holocristalinas, cuando la roca está compuesta totalmente de


cristales.

Hemicristalinas, cuando está formada por una parte vítrea y otra por
cristales.

Vítreas, cuando está formada exclusivamente por vidrio.

Según su composición mineralógica:

Desde luego, no suele disponerse de análisis químicos, pero el color


permite hacer una clasificación aproximada desde el punto de vista
químico. Las variedades de color claro son generalmente ácidas; las de
color oscuro suelen ser básicas. Los colores intermedios indican una
composición química intermedia. La aplicación del término ácido a una
roca, significa un contenido de silicio relativamente alto, mientras que el
término básico indica una riqueza relativamente elevada en hierro y
magnesio.

Rocas ácidas.- aquellas que contienen cuarzo.

Rocas intermedias.- aquellas que contienen feldespato alcalino y no


contiene cuarzo.

Rocas básicas.- contienen feldespato cálcico.

Rocas ultrabásicas.- aquellas que contienen minerales oscuros como


piroxenos y olivinos.

Las rocas según su color pueden denominarse:

Rocas Leucocráticas: Son claras. (Griego Leucos: Blanco, Krateim .


Gobernar).Ricas en Feldspatos, cxuarzo o moscovitas.

Rocas Melanocráticas: Oscuras ( Melanos: Negro). Ricas en Biotitas,


Anfibolas o Piroxenas.

Rocas Mesocráticas (Rocas intermedias): Poseen entre 30 y 60% de


minerales oscuros.
La ESTRUCTURA son formas que ocasionan interrupciones en la
homogeneidad de la roca.

Disyunciones Hexagonales Columnares

Juntas, Diaclasas o Fracturas: Son rajaduras o fendas que aparecen


en la roca, aunque en realidad no son propias solamente de las rocas
ígneas.

Lamelar, cuando representa la orientación de los minerales durante el


escurrimiento del magma.

Vesiculares cuando forman cavidades o vesículas,

Amigdaloidal, cuando las cavidades son rellenadas totalmente.

Geodos cuando son rellenadas parcialmente.

Para algunos geólogos, cuando las vesículas son menores de 10 cms las
denominan amígdalas y las mayores, geodos.

También podría gustarte