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Aunque la idea de los viajes espaciales se remonta al menos hasta la época del

antiguo imperio romano, no ocurre lo mismo con el concepto de la nave espacial, pues
la inventiva humana se vio severamente condicionada por la falta de desarrollo
tecnológico. Así, aunque autores desde Plutarco en el siglo I (De Facie in Orbe
Lunae), hasta Kepler en el siglo XVII (Somnium) mencionan viajes a la Luna, no son
capaces de concebir un artefacto capaz de realizar el viaje, valiéndose para ello de
caminos ocultos o de la intervención de espíritus. Los primeros intentos no mágicos
para alcanzar el espacio aparecen en la segunda mitad del siglo XVIII, utilizando los
precarios métodos disponibles en la época. Así, en las Las aventuras del Barón
Munchausen se alcanza la Luna en globo. No obstante, este relato sigue
perteneciendo todavía al género de la fantasía épica.

El salto de la fantasía a la ciencia ficción se producirá casi un siglo después, en la


famosa De la Tierra a la Luna, publicada por Julio Verne en 1865, en la que se
emplea un gigantesco cañón balístico, de nuevo con destino a la Luna. En esta novela
el autor ya trata de dar solución a algunos de los problemas de su método de viaje,
tales como la ausencia de oxígeno fuera de la atmósfera o la compensación de la
inmensa aceleración del despegue. Años después H. G. Wells seguiría usando el
método del cañón en La guerra de los mundos (1898), pero en este caso con destino
a Marte. Es en esa época, ya en los inicios del Siglo XX, cuando surgen finalmente las
primeras ideas realistas sobre naves espaciales; ideas que vendrán asociadas al
motor de reacción. La obra pionera en este campo es La exploración del espacio
cósmico por medio de los motores de reacción, publicada por el físico ruso Konstantín
Tsiolkovsky en 1903. En este punto la ciencia ficción dará paso a la ciencia.

Diseño

Proyecto de Transbordador Espacial

El diseño de naves espaciales abarca tanto a las naves no tripuladas o robóticas


(satélites y sondas) como a las tripuladas (estaciones espaciales, transbordadores y
módulos). Todas las naves espaciales hasta la fecha constan de dos partes:

 Cohete: sección impulsora, compuesta por los motores y los depósitos de


combustible, cuya misión es abandonar la atmósfera terrestre.
 La nave en sí, que efectuará propiamente el viaje por el espacio, y que puede
adoptar cualquiera de las formas anteriormente mencionadas.
Sistemas de propulsión
Los cohetes impulsores funcionan con combustible químico, ya sea sólido o líquido,
mientras que las naves pueden funcionar con motores químicos, nucleares, iónicos o
incluso mediante velas solares. Siendo por el momento la propulsión química la única
con referentes en la realidad práctica, debería suponerse más abundantes los
ejemplos de su uso en la ciencia ficción. Pudo ser así en la ciencia ficción más
temprana, antes de generalizarse el uso de la fisión atómica como fuente de energía.
Cuando la energía atómica se hizo una realidad, la soñadora mente de los escritores
abandonó al viejo cohete como medio de salir de la Tierra.

Aun así se ha convertido en el emblema de toda una época y autores como Ray
Bradbury, en Crónicas marcianas (1950), lo asociaron a su obra de manera casi
indisoluble (si bien es posible que el tremendo calor del verano del cohete no fuera
producido por combustión). Los cohetes químicos tienen una autonomía muy limitada
debido a su enorme gasto de masa propelente y sería poco probable que nos llevasen
mucho más allá de Marte.

De hecho, sin poder desterrar totalmente este tipo de impulsor, la NASA está
evaluando la posibilidad de construir un cañón electromagnético en la falda de una
montaña para auxiliar en el despegue a las lanzaderas espaciales, ahorrando
combustible y disminuyendo los riesgos de accidentes.

En la Luna es una cruel amante, Robert A. Heinlein, ya en 1966, utiliza una catapulta
electromagnética para acelerar carga desde una base lunar a la Tierra y el mismo
mecanismo es usado por Arthur C. Clarke en el relato Maelstrom II, de 1965. Estas
obras, alejadas de la fantasía de las revistas de usar y tirar, pretenden abordar el
tema de la colonización de cuerpos cercanos con cierto rigor científico. Aún hoy la
idea del cañón continua vigente en la forma de catapultas electromagnéticas y la
llamada "propulsión a chorro".

Ejemplos de Naves espaciales


Naves Espaciales Tripuladas

 Nave espacial Vostok

 Nave espacial Voskhod

 Nave espacial Soyuz

 Estación Espacial Salyut

 Estación Espacial Mir

 Transbordador Burán
 Transbordador Kliper

 Nave espacial Mercury

 Nave espacial Apollo

 Nave espacial Gemini

 Estación Espacial Skylab

 Transbordador Space Shuttle

 SpaceShipOne (comercial) suborbital

 X-15 suborbital

 Estación Espacial Internacional

 Nave espacial Shenzhou

 Estación Espacial Tiangong 1

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