Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El Brasil y Sus Ridiculos Tiranos 1979 1 PDF
El Brasil y Sus Ridiculos Tiranos 1979 1 PDF
48
HISTORIAS DE LAS TIC
EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE:
INICIOS, DESARROLLOS Y RUPTURAS
Autor:
Antoni Gutiérrez-Rubí
ISBN: 978-980-271-528-2
14.1 Resumen
Este artículo, que yuxtapone testimonio e investigación, tiene como fin registrar e ilustrar el tipo de in-
tervención llevada a cabo en la «Política Nacional de Informática» brasileña en 1979 por un grupo de
oficiales militares integrantes del Servicio Nacional de Información (SNI), la policía política de la dicta-
dura militar que gobernó Brasil de 1964 a 1986. Muy específicamente, en las siguientes líneas relato un
episodio muy específico: la prohibición de la exhibición de un slide show por aquel grupo de militares.
Mi interés apunta también, muy especialmente, a estimular en los lectores el deseo de observar aque-
lla presentación vetada que, tras ser editada en un formato de video, puede hoy ser descargada de
Internet en la dirección: <http://dl.dropbox.com/u/23492126/Video_Indio.mpg>.1
1. En 1980 el entonces coordinador responsable por la administración de la Capre (Coordinación para el Perfeccionamiento de Procesamiento
Electrónico, órgano responsable de la Informática en el gobierno hasta 1980), Arthur Pereira Nunes, salvó un carrusel de diapositiva y una cinta
de casete con la banda sonora de la «Historia del indio» y me los entregó. Agradezco al NCE/Universidad Federal de Rio de Janeiro, especialmen-
te a Moacyr de Paula Rodrigues Moreno, por haber reunido las diapositivas de las imágenes y la banda sonora de la cinta de casete en un forma-
to de video (mpg).
sea el único país que no tiene una marca propia de automóvil. Todas las marcas fabricadas en el país,
donde son producidos más de tres millones de automóviles al año, son extranjeras.2 Ahora bien, es
poco conocido que las cosas no pasaron así en el caso de los minicomputadores.
Si bien es incorrecto decir que la Política Nacional de Informática (PNI) se encuentra ausente de la
historiografía económica escrita en las últimas décadas del Brasil, sí puede decirse que se ha omitido
la reseña de los años cuando más de la mitad del mercado de ordenadores en Brasil fue suplido con
marcas brasileñas y con productos proyectados en Brasil.
No pretendo ensayar aquí un análisis integral, pero sí traer un testimonio de un episodio que puede
iluminar la comprensión de las condiciones que marcaron la decadencia y posterior final de la PNI.
Asociada con el recurso de la «reserva de mercado», la PNI es hoy casi una iniciativa desconocida. No
es de extrañar que en el imaginario de quienes la recuerden represente, mayormente, una experiencia
fracasada.
Tal vez la historiografía de la PNI todavía no haya recibido atención o acumulado una producción sufi-
ciente para deshacer este «hecho histórico». Quizás la repercusión pública de los desaciertos cometi-
dos a raíz de la continuidad de la misma política cuando surgieron los microcomputadores opacó el
éxito de la política de reserva de mercado aprobada para los minicomputadores, que alcanzó sus obje-
tivos de manera muy satisfactoria en el exiguo plazo de cinco años. La tabla 14.1 es indicativa de este
éxito. Tampoco pretendo aquí presentar un análisis de cómo y por qué los datos contenidos en la
misma reflejan el desarrollo y crecimiento de la industria de ordenadores en Brasil como consecuencia
de la Política Nacional de Informática y sus disposiciones para la fabricación de minicomputadores a
mediados de la década de 1970.3 Mi objetivo es mucho más puntual.
2. Dato tomado de: Associação Nacional de Fabricantes de Veículos Automotores (Anfavea): Anuário da industria automobilística brasileira. São
Paulo, 2011, p. 61.
3. Abordé ese asunto en: Ivan da Costa Marques, «Reserva de mercado: um mal entendido caso político-tecnológico de “sucesso” democrático e
“fracasso” autoritário». Revista de Economia da Universidade Federal do Paraná 24, no. 26 (2000); Ivan da Costa Marques, Minicomputadores
brasileiros nos anos 1970: uma reserva de mercado democrática em meio ao autoritarismo. História Ciencias Saúde MANGUINHOS 10, no.2 (2003).
Fuentes: Período 1979-1988: Secretaría Especial de Informática (SEI), Séries Estatísticas, vol. 2, núm, 1,
agosto 1989, p. 12. Período: 1988-1990: Ministério da Ciência e Tecnologia (MCT) e Secretaria de Política
de Informática e Automatização (Sepin): Panorama do Setor de Informática 1997, Brasília, D. F.: Ministério
da Ciência e Tecnologia, 1997. y Mazzeo, Luzia M: Abertura Econômica: paradigma industrial e o setor de
informática no Brasil, Ediciones de la Universidad Estatal de Londrina, Rio de Janeiro, 1999, p. 134.
Me propongo rememorar el episodio del slide show prohibido, hoy disponible en Internet, para enrique-
cer los análisis sobre la parábola que llevó a la PNI del éxito al fracaso. El slide show remite directamen-
te a la invasión y toma de la conducción política del sector de informática en Brasil por la policía políti-
ca de la dictadura.
Es sabido que en el comienzo de los años 70 se había formado en Brasil un grupo diversificado de pro-
fesionales, una «comunidad de informática» que entendía que era posible suplir el mercado interno
brasileño de minicomputadores con modelos que habrían de ser concebidos y proyectados localmen-
te por profesionales brasileños.4
4. Diversas investigaciones confirman que la «comunidad de informática» tuvo razón en sus planteamientos a favor de una política de fomento y
apoyo a los productos tecnológicos hechos en Brasil. Para profundizar en este punto el autor recomienda revisar las siguientes obras: Emanuel
Adler, The power of ideology: the quest for technological autonomy in Argentina and Brazil, Berkeley, University of California Press, 1987; Vera
Dantas, A guerrilha tecnológica: a verdadeira história da política nacional de informática, Rio de Janeiro: Editora Livros Técnicos e Científicos,
1988. Peter Evans, Autonomia e colaboração: estados e transformação industrial. Río de Janeiro, Editora UFRJ, 2004; y Tullo Vigevani, O conten-
cioso Brasil x Estados Unidos da informática. Uma análise sobre a formulação da política exterior. Sāo Paulo. Edicōes da Universidade do Sāo
Paulo. (Edusp), 1995.
car todas las formas democráticas, más que reprimirlas. Es decir: la dictadura trató de tolerar algunas
variantes de libertad de expresión (pero no todas) por parte de algunas personas (pero no todas).
A lo largo de la primera mitad de la década de 1970 aquel grupo diversificado de profesionales se cons-
tituyó como una autodenominada «comunidad de informática». Este colectivo estaba formado por
dos alas. La más visible: la de los profesores universitarios y los funcionarios graduados en institucio-
nes estatales.5 La menos evidente (y por tanto las más difícil de testimoniar en este artículo): la de
algunos oficiales militares.6 Los contactos iniciales se dieron y se robustecieron. A pesar del ambiente
dictatorial de la época, entre ellos comenzaron a debatir ideas y ensayar propuestas, con miras a hacer
de la informática un eje para el desarrollo (la palabra de moda para la época) de Brasil.
Esa «comunidad de informática» se fundamentaba en tres convicciones que hacían las veces de pila-
res para la reflexión y para la acción. La primera convicción la albergaban los cuadros técnicos milita-
res, principalmente los de la Marina, quienes tenían la percepción de que los ingenieros brasileños no
sabían o no tenían condiciones para mantener los ordenadores embarcados en las fragatas recién ad-
quiridas de Inglaterra; ellos interpretaban esta situación como una «dependencia tecnológica».
Finalmente, la tercera convicción pertenecía a los profesores universitarios, sobre todo los de postgra-
do, quienes estaban persuadidos de que sin una industria que llevase al mercado los resultados de los
trabajos de los investigadores y de los académicos, no sólo no habría empleo para los alumnos egresa-
dos de informática, sino también que sería muy difícil justificar la inversión de fondos públicos en
nuevos proyectos de investigación. Las universidades corrían el riesgo de ser vistas, fatalmente, como
torres de marfil, desconectadas de lo que llamaban «la realidad brasileña». El ala de los profesores
universitarios veía en la opción del fomento de una industria informática local la salida de la «depen-
dencia tecnológica».
Estas tres convicciones dieron consistencia a la comunidad de pioneros que gestó la primera fase de
la Política Nacional de Informática, enfocada en lograr una «mayor autonomía tecnológica» o «inde-
pendencia tecnológica». La fusión de las tres convicciones en la expresión crítica «dependencia tecno-
5. Peter Evans se refiere a este grupo de profesionales como «los barbudos». Muchos de ellos habían regresado recientemente de sus maestrías y
doctorados en los EE.UU., donde habían formalizado contactos profesionales y aprendido la tecnología de fabricación de los ordenadores. En el
plano emocional los distinguía «una sensación de participación en el proceso internacional y una sensación de frustración con el ambiente lo-
cal».
6. El interés de una parte de los militares brasileños por la tecnología de los ordenadores es innegable. Fue la Marina de Brasil la que patrocinó el
proyecto ejecutado en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC/Río) y en la Universidad de São Paulo (USP) de un minicompu-
tador, bautizado G-10 en homenaje póstumo al Comandante Guaranys. El coronel Jorge Monteiro Fernandes, representante del Ministerio de la
Aeronáutica en la Capre, también hacía un acompañamiento participativo de la comunidad de informática.
7. Serviço Federal de Processamento de Dados.
8. Processamento de Dados do Estado de São Paulo.
9. Processamento de Dados do Estado do Rio Grande do Sul.
lógica» fue conseguida gracias a interacciones y discusiones en congresos, denominados Secomu (en
el caso de los profesores universitarios), Secop (en el caso de las empresas estatales) y Sucessu (en el
caso de las empresas privadas usuarias de ordenadores). También ayudaron a la armonización de la
agenda de los grupos de interés los artículos publicados en el periódico Datanews y en la revista Da-
dos e Idéias (editada por el Serpro).10 La situación tecnológica del país en el área de informática fue
colocada como problema y efectivamente pasó a ser un problema, a partir de las discusiones en la
«comunidad de informática».
La Historia de los Indios, contada en diversas ocasiones y para diferentes audiencias, fue un elemento
narrativo pensado para hacer de la situación tecnológica de Brasil una realidad digna de ser considera-
da como un problema de importancia nacional, una imagen fuerte y radicalizada para minar las bases
de la «dependencia tecnológica». ¿Y qué historia contaba la Historia de los Indios? Esto es lo que mues-
tra el slide show:
Una tribu del continente norteamericano vivía social y económicamente de una jornada de trabajo de tres
horas diarias: una hora para producir vasos de cerámica para su propio uso; una hora para hacer arcos y fle-
chas; y una hora para cazar búfalos que les servían de alimento. Un día la tribu entra en contacto con una so-
ciedad que producía fusiles. Queda fascinada por la eficiencia de esta herramienta (el fusil) para cazar búfalos
y rápidamente se establece una relación de cambio y la tribu decide reorganizar sus tres horas de trabajo: una
hora para producir vasos de cerámica para su propio uso; una hora para hacer un vaso para cambiarlo por el
fusil; y una hora para cazar el búfalo. Pero esta relación tiene una gran asimetría: los fabricantes de fusiles sa-
ben hacer también los vasos, pero no sucede lo mismo con la tribu en relación con la elaboración de los fusiles.
10. La revista Dados e Idéias era editada por el Serpro, un órgano del Ministerio de Hacienda. Los Secomu —acrónimo de la denominación «Semina-
rios de Computación en Universidades»— son hoy, bastante transformados, organizados como un eje temático en el ámbito de los congresos
anuales de la Sociedad Brasileña de Computación (ver: <http://www.imago.ufpr.br/csbc2012/secomu.php>) y los Secop (acrónimo de la deno-
minación «Seminário de Coordenação em Processamento de Dados»; el primero se efectuó en 1973 en Fortaleza/CE) también son realizados
hasta hoy, aunque su designación haya sido cambiada a la de «Seminário Nacional de TIC para a Gestão Pública». Ver: <http://www.secop2012.
rs.gov.br/conteudo/419/?Hist%C3%B3rico>.
11. Ver a ese respecto: Emannuel Adler, The power of ideology: the quest for technological autonomy in Argentina and Brazil, Berkeley, University of
California Press, 1987.
12. El recurso retórico de la «fábula», como a ella se refiere el propio narrador del slide show.
La asimetría de conocimiento se transforma en una asimetría en las relaciones de cambio. Si el hombre blanco
sube el precio del fusil, la tribu no tiene otra salida que aceptar. Si el precio del fusil llega a seis vasos, la ganan-
cia en la eficiencia obtenida en la ocasión de la adopción del fusil está perdida. Si sube a diez vasos la situación
será todavía peor. Aunque podría tornarse pésima si ellos recibieran instrucciones para montar los fusiles y
tuvieran que pagar diez vasos a cambio de las instrucciones para montar una fábrica local de fusiles. 13 (Mar-
ques 1980).
La fábula de la Historia de los Indios ilustra una relación de causalidad económica entre la «dependen-
cia tecnológica» y la «pobreza». Su presentación a la tecnocracia de la dictadura y a un público mucho
más amplio, aglutinado alrededor de la informática, aunque más allá de los profesionales del área,
buscaba sembrar la reflexión acerca de que Brasil era un país pobre porque era tecnológicamente de-
pendiente. Como puede apreciarse en el slide show, la Historia de los Indios no tiene como moraleja
«vuelvan al arco y la flecha», sino más bien «aprendan a hacer el fusil».
La «dependencia tecnológica» pasó a ser la causa, o por lo menos una causa importante, de la pobreza
endémica en el país. Una consecuencia notable de la Historia de los Indios, como recurso retórico, es la
elevación del prestigio social de todo aquel que se alistase en el esfuerzo de superación de la «depen-
dencia tecnológica», porque podía atribuírsele un carácter heroico o «noble» de salvador de la nación.
La «comunidad de informática» temía que el llamado «libre mercado» no allanase el camino para la
aparición del personaje histórico que tanto deseaban: ese empresario brasileño que, a partir de la con-
tratación de profesionales brasileños, estuviese dispuesto a tratar de ganar dinero con el desarrollo de
la tecnología de ordenadores. Pensaban que la economía de «libre mercado», y su modelo de compe-
tencia (basado únicamente en el aprovechamiento de las ventajas competitivas y comparativas), des-
aconsejaría las inversiones privadas en proyectos tan costosos y riesgosos como la concepción y la
fabricación de ordenadores en el Brasil. Y dada la ubicuidad de la informática en el mundo moderno, a
Brasil se le haría muy cuesta arriba dejar de ser un país «dependiente». Sin esta capacidad propia para
13. Marques, Ivan da Costa, « Computadores: parte de um caso amplo da sobrevivência e da soberania nacional». Revista de Administração Pública
14, no. 4, (1980):110-147.
concebir, proyectar y colocar artefactos informáticos en los mercados internacionales, Brasil seguiría
siendo un país sin «opciones plenas», la versión de carne y hueso de la tribu de la Historia de los Indios
retratada en el slide show prohibido.
El caso es digno de nota especial porque el «empresario privado local» existió como personaje semió-
tico antes que como persona. El discurso hablado y escuchado en la «comunidad de informática»
hasta la mitad de la década del setenta incluía alusiones al empresario brasileño fabricante de mini-
computadores. No obstante, solo unos años después de que este personaje hiciese su aparición en el
plano discursivo fue que pudo presentarse como un actor de carne y hueso. Por lo tanto, tenemos aquí
un caso en el que el discurso de una comunidad (los profesionales de informática) precedió la existen-
cia de uno de sus interlocutores y contribuyó a su aparición. Efectivamente, el elenco de personajes
centrales en el discurso esgrimido por la «comunidad informática» incluía a un actor todavía inexisten-
te y preservaba para él un papel heroico, de salvador de la patria; una función social o una tarea histó-
rica mucho más «noble» que la usualmente atribuida al empresario en la cultura brasileña.
Podemos decir que la «comunidad de informática» creó un personaje casi puramente semiótico en
aquellos primeros años de gestación de la Política Nacional de Informática; un personaje al que le asig-
nó el cumplimiento de una misión ennoblecida. Esa misión le exigía ganar dinero. Pero aparte de la
obtención de ganancias y la acumulación de capitales, había también otras cosas en juego. El alcance
del éxito considerado pleno dependía del logro de un componente idealista, basado en la corriente
sociológica del nacionalismo. En términos «weberianos», el logro de la meta pasaba por dar existencia
real a un tipo ideal de vocación empresarial, aquella que movería al hombre de negocio brasileño a in-
vertir para ganar dinero en una actividad riesgosa, a partir del esfuerzo de ingenieros y profesionales
de informática brasileños.
antes de 1974 12 12
1974 1 13
1975 1 14
1976 5 19
1977 6 25
1978 7 32
1979 8 40
1980 7 47
1981 8 55
1982 8 63
1983 4 67
1984 4 71
Fuente: Secretária Especial de Informática (SEI): Boletim Informativo do SEI, vol. 6, núm. 15, abril 1986, p. 18.
14. Ivan da Costa Marques, «Reserva de mercado: um mal entendido caso político-tecnológico de “sucesso” democrático e “fracasso” autoritario»,
Revista de Economia da Universidade Federal do Paraná 24, no. 26 (2000); Ivan da Costa Marques, Minicomputadores brasileiros nos anos 1970:
uma reserva de mercado democrática em meio ao autoritarismo. História Ciencias Saúde MANGUINHOS 10, no.2 (2003).
15. Por «hombre de la policía de la dictadura» entiéndase «dedo duro», o sea, aquel que denunciaba a sus colegas como subversivos.
16. Dantas, Vera. «Guerrilha tecnológica: a verdadeira história da política nacional de informática». Rio de Janeiro, RJ: Livros Técnicos e Científi-
cos,1988, pp.172-207.
La prohibición de la Historia de los Indios se sumó a estas acciones cínicas y es emblemática del espí-
ritu autoritario que a partir de entonces se instaló en la conducción de la PNI. La medida de censura
fue tanto más inepta y grosera a la luz de del informe final de la «Comisión Cotrim» donde se cuestio-
naba la dependencia tecnológica del Brasil en el sector de informática; una afirmación que desdeñaba
todo lo producido anteriormente en materia de autonomía tecnológica por la «comunidad de informá-
tica» y por la Capre.
La «Comisión Cotrim» concluyó que «Brasil no tenía una “política de informática”». También señaló
que la dependencia de Brasil en el área de la informática era un asunto tan importante que merecía la
creación de un órgano gubernamental de nivel ministerial para tratarla.17 Este nuevo órgano guberna-
mental fue prontamente creado y se le denominó «Secretaría Especial de Informática» (SEI). Desde
sus inicios estuvo ligado directamente con la presidencia (dictatorial) de la República y en su organi-
grama se acantonaron los coroneles integrantes de la «Comisión Cotrim»: Joubert Brízida de Oliveira,
Edson Dytz y Ezil Veiga da Rocha. Otros miembros de la comisión que contaron con el apoyo de José
Dion de Melo Telles, presidente del Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico
(CNPq, por sus siglas en portugués), fueron premiados con otros cargos. Podemos citar los casos del
propio embajador Paulo Cotrim (nombrado presidente de la Digibrás) y de Reis Loyola (designado pre-
sidente de la empresa estatal fabricante de ordenadores Cobra).
Al llegar con ímpetu de caballería, con actos administrativos como la prohibición de la Historia de los
Indios, los coroneles del SNI destruyeron en pocas semanas la «comunidad de informática», una cons-
trucción frágil y demorada.
Al historiador que obvie el carácter puramente oportunista de la «Comisión Cotrim», integrada por una
banda de policías en busca de cargos (tal vez como anticipación al inminente fin de la caza de comunis-
tas a la que se dedicaban) le costará entender como, a un mismo tiempo, se desmantela la «comuni-
dad de informática» pero se reconoce abiertamente la validez de su principal motivo de lucha: la erra-
dicación de la «dependencia tecnológica». Ciertamente, la «comunidad de informática», modelo de
inteligencia descentralizada, se configuró como una suerte de brújula para orientarse en la tempestad
técnica-económica-social que sobrevendría en el sector de la informática en todo el mundo por la lle-
gada del microcomputador.
El microcomputador personal transformó el ordenador, que era un bien de capital, en un bien de con-
sumo. También tornó inadecuados los procedimientos de la política industrial anteriormente discutida
en el ámbito de la «comunidad de informática», sugerida e implementada por la Capre para minicom-
putadores, que todavía eran claramente típicos bienes de capital. La arrogancia de los coroneles de la
SNI, al despreciar el trabajo intelectual de la «comunidad de informática», hizo que juzgasen irrelevan-
te la posibilidad (no la certeza) de discutir y entender la complejidad de la emergencia del micro perso-
nal y los cambios que supuso en el mercado. Ante la ausencia de una brújula en nada sorprende que la
PNI conducida por la SEI terminara naufragando. Pero está claro que esa no era la principal preocupa-
ción de los coroneles policías autoritarios que allí se instalaron.
17. Para profundizar en el estudio de las conclusiones del informe final de la «Comisión Cotrim» se recomienda revisar: Silvia Helena, «“A indústria
de computadores: evolução das decisões governamentais” publicado en la Revista de Administração Pública, Vol 14, No. 4, p. 73-109.
La historia de la PNI muestra el error de considerar que el gobierno federal, un gobierno dictatorial
como el de aquella época, pudiese formar una unidad simple o monolítica. Profesionales académicos
mantuvieron relaciones fructíferas con sectores del gobierno, en especial con los gerentes de los cen-
tros de procesamiento de datos y los técnicos de la Capre, con los cuales, como dije anteriormente,
integraban una «comunidad de informática», de la cual participaban también profesionales militares.
Se puede afirmar que aquello que la «comunidad de informática» discutía y proponía era puesto en
práctica posteriormente por la Capre, en un proceso donde se balizaban las sugerencias de la comuni-
dad y luego se negociaba con las máximas autoridades del gobierno. La Capre se extinguió con el acto
de creación de la SEI.
En el otro extremo destructivo de la interacción con el gobierno se ubicaban las relaciones con la «co-
munidad de informaciones», que era como se autodenominaban los informantes del SNI la policía
política de la dictadura.
En 1979, un grupo oportunista de agentes de la policía política de la dictadura y el presidente del CNPq
—financista de la operación— formaron una comisión para investigar a los miembros de la «comuni-
dad de informática». Intimidaron a las personas con interrogatorios, intervinieron sus teléfonos, con-
cluyeron que no había política de informática pero era necesario que hubiera una. Crearon la SEI, un
nuevo órgano centralizado con altos cargos, y allá se acuartelaron hasta 1990. Hubo períodos en que
la influencia de los coroneles del SNI en la informática fue condimentada por otras tendencias, como
cuando Renato Archer fue ministro de Ciencia y Tecnología, pero el ethos democrático que dio origen
a la Política Nacional de Informática había sido irreversiblemente perdido y sustituido por un ethos
autoritario cuando la «comunidad de informática» fue disuelta.
Testimoniar la prohibición de la Historia de los Indios me pareció oportuno en este momento de rede-
finiciones internacionales, cuando puede surgir la búsqueda de formas originales de implementar po-
líticas industriales compatibles con tradiciones políticas democráticas. La discusión se torna tanto
más importante en momentos en que abundan los especialistas que dicen, con gran confusión, que
esa compatibilidad no puede existir. Puede existir. Sí, aunque tengan que redefinirse la tecnología y la
democracia. Y ésto merece ser testimoniado y estudiado.
14.8 Apéndice
14.8.1 Computadores, Tecnologia e Sociedade: História dos Índios.18
A tecnologia é hoje um dos mais importantes fatores de transformação das sociedades. A introdução
de novos métodos ou produtos de tecnologia sofisticada acarreta repercussões muitas vezes imprevi-
síveis na estrutura da sociedade em que são inseridas.
São bastante conhecidos, por exemplo, os efeitos da disseminação de meios de comunicação, como o
rádio e a televisão sobre a cultura, os hábitos e mesmo a linguagem das populações de regiões menos
desenvolvidas.
Assim, a introdução de novas tecnologias deverá ser avaliada considerando, além dos aspectos técni-
cos, econômicos e políticos envolvidos, as possíveis implicações sociais delas decorrentes. Estes as-
pectos são da maior importância, particularmente no caso de tecnologias estrangeiras, cujo desenvol-
vimento se verifica sobre bases econômicas e culturais diferentes das encontradas nos países que
recebem a tecnologia.
Na região do Alto Xingu, viviam os índios Kamayurá. Sua economia primitiva estabelecida há centenas
de anos baseava-se na caça e na pesca e na produção de peças de cerâmica que eram comercializadas
com outras tribos da região. Feliz em sua relação com a natureza, a tribo permanecia imutável em seu
modo de viver.
18. Versión completa del audio contenido en el video. Agradecemos por la trascripción a la Prof. Alejandra Adaro.
Certo dia Kari, um jovem caçador, regressou com uma novidade que iria transformar o destino da tribo.
Caçando para além do Igará Poaçu, encontrou um grupo de comerciantes brancos que estabeleciam
um posto comercial, e ali realizou com eles uma grande troca: negociou seu colar de pedras brilhantes
e mais as peles de jacaré que trazia, em troca de um longo pau de fogo que servia para matar animais
com facilidade e a grande distância, mesmo os macacos que se balançavam nos galhos mais altos. E
ali mesmo, sem demora, demonstrou o grande poder de seu velho fuzil provocando o espanto da tribo.
Logo se estabeleceu um intenso relacionamento comercial, e o fuzil foi sendo introduzido na tribo,
produzindo uma radical transformação em seus métodos de caça apesar dos protestos do cacique,
que preferia o método tradicional do arco e flechas.
No princípio, muitas balas foram desperdiçadas e até mesmo o índio Kari feriu um pé, antes que fosse
por todos dominado o uso das armas de fogo.
No fim de algum tempo, depois de muito barulho e de muitos macacos apavorados, os índios já atira-
vam com bastante precisão.
O velho cacique continuava não gostando nada daquilo, não via com bons olhos o abandono dos anti-
gos métodos de caça.
Após a morte do velho cacique, desapareceram os últimos receios dos mais conservadores. A própria
arte de produzir bons arcos, de que a tribo tanto se orgulhara no passado, entrou em decadência e logo
desapareceu.
Com o tempo, os comerciantes brancos ampliaram suas atividades a outras tribos da região e logo a
quantidade de pedras e peles necessárias à aquisição de balas e fuzis aumentou.
As pedras brilhantes, outrora colhidas ao acaso pelas margens dos igarapés, passaram a ser procura-
das com ansiedade. Porém, a cada dia, tornavam-se mais escassas.
A cerâmica passou a ser introduzida nas relações de troca e assim, em pouco tempo, toda a tribo se viu
envolvida em intensa atividade.
Os meninos já quase não brincavam, passando todo o tempo nos igarapés à procura das escassas pe-
dras brilhantes. As mulheres empenhavam-se na produção de potes e vasilhas e os caçadores apro-
fundavam-se cada vez mais nas matas à procura de peles.
O tempo livre que se ganhou no princípio pelo fato de se poder caçar mais rapidamente com fuzil logo
foi perdido. A tribo andava triste.
Em certa noite, o pajé teve uma visão: Maíra estava zangada com os índios pelo abandono de seus
antigos costumes e assim escondia a caça e atormentava a tribo. Os índios, impressionados, deixaram
de lado os fuzis e tentaram retornar aos arcos e flechas, mas, decepção. Depois de tanto tempo, nen-
hum deles era capaz de utilizá-los corretamente.
Foram tempos duros para os Kamayurás. Houve fome e logo se verificou que era impossível voltar ao
passado. O fuzil era necessário à própria sobrevivência da tribo e não havia outro remédio senão tra-
balhar para pagar o preço exigido pelos brancos.
Os índios perceberam então sua dependência em relação aos estrangeiros. Não eram mais capazes de
assegurar a alimentação da tribo com seus próprios meios. Cada vez que o fornecimento de munição
fosse suspenso, haveria fome.
Transposta a situação desta fábula para o contexto de uma sociedade moderna, verificamos que exis-
te uma série de serviços e produtos indispensáveis à sociedade e que estão, portanto, diretamente li-
gados à sua segurança básica, como a produção de alimentos, roupas, serviços de transporte, comuni-
cações, saúde, educação e defesa. Entre estas, inclui-se ainda a atividade de processamento de
informações.
O uso dos computadores vem se generalizando rapidamente. Na sociedade moderna, sob vários as-
pectos, as máquinas de processamento eletrônico de informações podem ser comparadas a uma
arma que utilizamos para aumentar a produtividade de nossa atividade econômica.
E conforme vimos na história da nação indígena, há dois aspectos a considerar quanto à tecnologia da
computação: sua utilização e sua concepção e produção.
Quanto à utilização, acreditamos ser suficiente lembrar que os gastos com a computação situam-se já
em torno de 1% de nosso produto interno bruto. Isto em um país de recursos escassos, face a seus
enormes problemas e prioridades, só se poderá justificar na medida em que tal investimento reverta
em reais benefícios para a sociedade.
Computadores mal utilizados apenas oneram os custos de produção das empresas e, por conseguinte,
oneram a sociedade como um todo, que em última instância, paga por essa ineficiência.
Quanto à concepção e produção desses equipamentos, podemos hoje afirmar que toda nação que não
dispuser de eficientes recursos nesse setor, será incapaz de acompanhar o ritmo do desenvolvimento
internacional, tal o impacto causado por essa tecnologia dos processos de produção.
Vários esforços vêm sendo desenvolvidos no sentido de dotar o país de capacitação própria na pro-
dução desses equipamentos que, devido à sofisticada tecnologia envolvida, são bastante dispendio-
sos. Portanto, ao utilizarmos os serviços de um computador, deveremos preparar-nos para extrair dele
o máximo benefício.
O domínio dessa tecnologia e sua utilização consciente criarão benefícios que reverterão finalmente a
toda sociedade nacional.