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UNIVERSIDAD PERUANA
CAYETANO HEREDIA
Facultad de Estomatología
Roberto Beltrán
LIMA-PERÚ
2011
2
JURADO EXAMINADOR
CALIFICATIVO : APROBADO
3
AGRADECIMIENTOS
RESUMEN
ÍNDICE DE FIGURAS
FIGURA N°16 Paciente con lengua baja por respiración bucal…… Pág.24
ÍNDICE DE CONTENIDOS
I. INTRODUCCIÓN………………………..…………………………... Pág. 1
I. INTRODUCCIÓN
El hombre nace condicionado para respirar por la nariz y alimentarse por la boca. Al
romperse ese mecanismo fisiológico se afecta el crecimiento y desarrollo, no sólo
facial, sino general dando algunas alteraciones. El tipo de respiración está asociado a
las alteraciones en las estructuras dentofaciales, esto es uno de los capítulos más
polémicos en el campo de la ortodoncia.
II.1Antecedentes
Harvold y Cols. (2) En 1981 experimentó con monos en crecimiento, y encontró que
la obstrucción total de orificios nasales durante un periodo prolongado da lugar a
maloclusión en esta especie.
Humphre y Leighton (3) en una revisión de 1033 escolares encontraron que existia
una distribución bastante similar de las maloclusiones entre respiración nasal y bucal ,
también observaron que la mitad de los niños que mantenía su boca abierta, respiraban
a su vez por la nariz.
Barrios y Cols. (5) En el 2001 reportaron que el síndrome de respiración bucal, ya sea
por obstrucción o por hábito, produce serias alteraciones en el aparato estomatognático
que afectan al niño tanto estética, funcional, como psíquicamente. Todo ello fue
motivo para iniciar un estudio, a fin de conocer las anomalías dentomaxilofaciales más
frecuentes en niños respiradores bucales, en las edades comprendidas entre los 3 y los
14 años de edad, así como la relación entre la presencia del hábito y el sexo, además de
la prevalencia de malas oclusiones según el grupo de edad. Las anomalías
dentomaxilofaciales más frecuentes encontradas fueron los labios incompetentes, el
micrognatismo transversal, el perfil convexo y el resalte aumentado. Todos los niños
respiradores bucales tenían maloclusión dentaria, con prevalencia de maloclusión clase
II en las edades de 6 a 11 años y de 12 a 14 años. El sexo femenino predominó
discretamente sobre el masculino.
3
Trask, Shapiro, y Shapiro (6) 1987, en EE.UU estudiaron niños con obstrucción
respiratoria, el primer grupo tuvo un diagnóstico de rinitis alérgica crónica, otro grupo
(hermanos del primer grupo) considerándolos como no alérgicos y un tercer grupo
control de respiradores nasales sin ningún vínculo de parentesco con los anteriores,
como métodos de diagnóstico además de examen clínico se valió de rinomanonetría y
dosaje de eosinófilos en secreción nasal, la distribución de las maloclusiones según
Angle, no eran significativamente diferentes entre los grupos. Fueron significativas las
diferencias esqueléticas y dentales entre los tres grupos, siendo estas pronunciadas en
el grupo de alérgicos.
Bresolin y Cols. (7) informó que la anchura entre los molares fue mucho más estrecha
en el grupo de respiradores bucales, aunque el ancho de la mandíbula no se vio afectado
en mismo grado. La altura del paladar y el resalte es significativamente mayor en los
respiradores bucales. Se observó una alta prevalencia de mordida cruzada posterior en
los que respiran por la boca.
Debido a estas preguntas e hipótesis, existe una creciente preocupación por encontrar
una manera fiable para cuantificar el grado de respiración por la boca, y establecer
cuánto del total del aire pasa por la nariz y cuanto pasa por la boca a través de
instrumentos que permitan medir simultáneamente el volumen de aire que circula
simultáneamente por la nariz y por la boca durante la respiración.(9)
4
En los años siguientes, el interés en este tema aumentó y varios estudios sobre el apnea
del sueño en niños y la dificultad para respirar por la boca debido a enfermedades
específicas. Araujo (10), también menciona la importancia de la rehabilitación y
entrenamiento de la respiración y los músculos con el fin de evitar secuelas de un mal
hábito adquirido.
Según Da Silva Filho Et Al. (11) la respiración nasal por el espacio aéreo nasofaríngeo
no influye en la morfología craneofacial. Sin embargo, cuando ocurre una obstrucción
mecánica que compromete la función respiratoria, el espacio aéreo nasofaríngeo puede
estrecharse.
En la respiración nasal, según Moyers, (13) los labios deben estar en reposo y las fosas
nasales se dilatan durante la inspiración. En la respiración bucal, los labios están
separados y las fosas nasales permanecen estáticas durante la inspiración.
En estudios donde evaluaron el tipo facial, los resultados mostraron que en los
individuos con cara larga, la incidencia de respiración bucal es significativamente
mayor que en los de cara promedio.
Por otro lado, hay evidencia que el modo de respirar no siempre está relacionada con la
capacidad de las vías aéreas.(14)
Otros estudios, con un gran número de niños con obstrucción severa de vía aérea, han
mostrado alta frecuencia de mordida cruzada posterior en dentición decidua.(15)
Josell, (16) para describir la relación entre los hábitos orales y su efectos en el
crecimiento y desarrollo craneofacial, se concluyó que la posición de reposo de la
lengua es la más importante en el desarrollo de la maloclusión. La respiración
bucal se mantiene a través del maxilar inferior, posicionando la lengua hacia adelante y
extendiendo la cabeza.
5
Con el tiempo, la posición de los dientes en sentido vertical y horizontal puede verse
comprometido y, en consecuencia, influir en el crecimiento de la mandíbula.
Estudios de la correlación de la posición de los labios, el tamaño de las amígdalas y el
espacio aéreo con la morfología facial sagital, han demostrado que la ausencia de
sellado labial está asociado a la rotación posterior de la cara o aumento anteroinferior
de la cara. De acuerdo con estos estudios, la asociación entre postura labial, tamaño de
amígdalas y vías aéreas con la morfología facial sagital, representan tres fenómenos
diferentes y una correlación causa efecto sobre el crecimiento de la forma de la
cara.(17)
Con la finalidad de analizar la postura del cuerpo en los niños durante la respiración
bucal, los investigadores concluyeron que el cambio postural también ocurre en ambos
sexos, y que para los niños menores de ocho años, no se evidencian cambios
estadísticos, sin embargo, a partir de 8 años edad el número de cambios es
estadísticamente mayor que en los respiradores bucales, con respecto a los que tienen
respiración nasal. Estos últimos tienen un crecimiento más armónico en este segmento
corporal.(19)
Manganello Et. Al., (20) en 2002, estudió la relación causa efecto entre la respiración
bucal y los cambios dentofaciales, especialmente en relación con la cara larga, paladar
alto, ancho de la nariz, la lengua hipotónica, y la atresia de la maxila. Estos
investigadores han demostrado una tendencia a retrognatismo maxilar y retrognatia en
paciente con respiración bucal y con hipotonía en la musculatura facial. Además,
observó alta frecuencia de antecedentes alérgico familiares en los niños con
respiración bucal.
Con el fin de evaluar las diferencias en las proporciones faciales de los niños con
respiración bucal y nasal, los autores concluyeron a través de cefalometría la
respiración bucal tiende a mostrar una inclinación de mayor crecimiento mandibular,
el patrón de crecimiento, vertical caracterizado por el aumento de altura facial evidencia
la influencia de la función respiratoria (23).
II. 2 RESPIRACIÓN
En la inspiración, el aire debe pasar por las fosas nasales, que son las verdaderas vías de
acceso fisiológico, pero en caso de obstrucciones, deformaciones o mal hábito, la
respiración también se hace bucal. Este cambio puede tener graves consecuencias
morfológicas, faciales, bucales, esqueléticas, fisiológicas y mentales, ocasionando en
unos casos la insuficiencia respiratoria, que tiende a predisponer al organismo al ataque
microbiano y en otros casos conducen a la pereza intelectual (29).
La respiración bucal ha sido definida como la respiración que el individuo efectúa a
través de la boca, en lugar de hacerlo por la nariz, sin embargo la respiración bucal
exclusiva es sumamente rara ya que generalmente se utilizan ambas vías, es decir, la
bucal y la nasal (30,31).
Cuando se obstruye la nariz es necesaria la respiración buconasal por lo que algunos
autores como Stefanelli 1987. Rara vez se obstruye por completo, de modo que incluso
cuando la boca se encuentra abierta también pasa cierta cantidad de aire por la nariz
(32).
Diferentes autores, entre ellos Jefferies y Turley (33), dividen el aparato respiratorio
en vías respiratorias superiores (cavidad oral, cavidad nasal, faringe, laringe y tráquea)
e inferiores (bronquios y pulmones). Esta vez nos ocuparemos de las vías superiores y
en concreto de la cavidad nasal por la vinculación con el tema.
8
El sistema respiratorio de los mamíferos, está diseñado para que su organismo tenga
acceso a las moléculas de oxígeno necesarias para mantener sus procesos metabólicos.
El oxígeno está contenido en un fluido (el aire), el cual debe alcanzar una superficie de
intercambio para que otro fluido (la sangre) lo recolecte y distribuya a los tejidos del
organismo (33).
Fig. 2 Esquema de los tres niveles de la faringe (Le Huche, 1993, pág. 20).
9
Son las vías respiratorias, y más concretamente la cavidad nasal, las responsables de
calentar, humidificar y filtrar el aire de forma que resulte adecuado para el intercambio
gaseoso en las vías respiratorias inferiores. Para facilitar el intercambio entre los fluidos
(aire-sangre) las vías respiratorias superiores tienen una extensa área de superficie,
abundante riego sanguíneo y un epitelio recubierto de secreción mucosa.
Por lo tanto, para que el aire inspirado llegue en condiciones óptimas a bronquios y
pulmones es imprescindible que penetre por la cavidad nasal. Cuando la vía de entrada
del aire no es la cavidad nasal, además de afectar las condiciones del aire inspirado,
repercutirá negativamente en las estructuras óseas y musculares adyacentes, ya que la
forma de realizar la respiración nasal es muy diferente a la de la respiración oral.
Cuando la vía de entrada no es la cavidad nasal hablaremos de disfunción. Esta
disfunción puede impedir que otras funciones que se producen en la boca se puedan
ejecutar con normalidad, como es el caso de la deglución.
que la olvide por haber encontrado un mecanismo más fácil e instaure definitivamente
una respiración bucal, lo que en general, pasa inadvertido por padres y pediatras (36)
Las fosas nasales y la nariz forman parte del sistema respiratorio, fonatorio y del
sentido del olfato. Como anteriormente hemos explicado su especial configuración
permite el calentamiento, humidificación y filtrado del aire inspirado.
La cavidad nasal está compuesta por dos cavidades separadas por el tabique nasal, que
se comunican con la cara por medio de los orificios nasales o narinas y con la
nasofaringe por dos orificios denominados coanas; también se comunican con un
número elevado de cavidades neumáticas que constituyen los senos paranasales (ver
Figura 3).
Hernández et al. (34) nos explica cómo el hombre nace condicionado par a respirar por
la nariz y alimentarse por la boca; al romperse este mecanismo fisiológico se afecta el
crecimiento y el desarrollo no sólo facial, sino también general.
Pedro Planas (35), describía cómo el recién nacido, en el momento del nacimiento,
pone en marcha su sistema respiratorio a través de las fosas nasales. Éstas envían
información a los respectivos centros vitales sobre la pureza, humedad, presión y demás
condiciones del aire inspirado, y obtienen una respuesta referida a la amplitud
pulmonar.
Si las condiciones del aire inspirado están dentro de los límites fisiológicos, se
instaurará una función correcta y, en consecuencia, un desarrollo normal. Si por el
contrario estas condiciones son deficientes, el recién nacido pondrá en marcha todos sus
mecanismos de supervivencia para adaptarse a esta situación patológica, creando una
patología a la que llegará a adaptarse.
El hecho mecánico del paso del aire por las fosas nasales excita, en su justa medida, las
terminaciones nerviosas allí situadas, las cuales a su vez generan unas determinadas
respuestas. Entre las más importantes podemos citar el control de la amplitud del
movimiento torácico, el desarrollo tridimensional de las fosas nasales (cuya base es el
techo o bóveda palatina) e innumerables estímulos vitales para todo el organismo.
En ocasiones, el recién nacido, por algún motivo (como puede ser un catarro de las vías
respiratorias superiores) pasa a respirar por la boca automáticamente, como medida de
12
defensa. Cuando el niño sana de su afección respiratoria, pueden ocurrir dos cosas: que
recupere espontáneamente su respiración nasal o bien que la olvide por haber
encontrado una alternativa: una respiración bucal. Este hecho, generalmente, pasa
inadvertido para padres y puericultores.
Esta explicación nos debe llevar a entender cómo las señales de activación (postura de
la lengua, respiración) son las que producen variaciones en el proceso de crecimiento,
ya que la tendencia de este proceso por sí mismo es la de funcionar con normalidad. El
crecimiento facial requiere de una interrelación íntima entre todos los componentes del
crecimiento y las funciones de las partes de tejido blando y duro que rodean la zona en
crecimiento
Por lo tanto, una disfunción como es la respiración oral provocará cambios estructurales
y musculares importantes que comprometerán otra función como es la deglución,
debido a que no existirán las condiciones idóneas para que ésta se produzca con
normalidad.
Según Ustrell (36), el hábito es una forma de hacer incontrolada y automática, que
puede llegar a producir modificaciones en la posición y forma de los dientes, en la
relación de los maxilares (oclusión), o interferencia en el crecimiento y en la función de
la musculatura orofacial. Paredes, V. y Paredes, C. (37) define los hábitos orales como
costumbres adquiridas por la repetición continuada de una serie de actos que sirven para
calmar una necesidad emocional. Los malos hábitos además de poder alterar el normal
desarrollo orofacial, produciendo deformaciones dentoesqueléticas, pueden ocasionar
problemas psicológicos, emocionales y de aprendizaje (38)
13
Los hábitos pueden ser de dos tipos (39): Hábitos útiles y hábitos dañinos. Los hábitos
útiles son aquellos que incluyen las funciones normales adquiridas o aprendidas como
respiración y deglución adecuadas, masticación, fonación, etc. Los hábitos dañinos son
aquellos que pueden ser lesivos a la integridad del sistema estomatognático.
La duración y la intensidad son factores que se deben valorar, ya que pueden modificar,
incrementar o minimizar la acción de los hábitos.
Los hábitos también pueden clasificarse en: primarios, secundarios y combinados. Los
primarios son los originarios y los causantes de maloclusión y de desequilibrios
musculares; los secundarios son los que se producen como consecuencia de las
alteraciones morfoestructurales provocadas por el hábito primario y que impiden el
desarrollo normal de las funciones orofaciales; y los combinados surgen de la
coexistencia de un hábito primario con uno secundario.
Tal como venimos argumentando, en esta ocasión desde una aproximación a los
hábitos, nos reiteramos en que la respiración oral puede condicionar la deglución, ya
que la respiración bucal como hábito primario puede desencadenar otros hábitos como
pueden ser la deglución atípica por aparecer combinada al primero.
Puesto que uno de los objetivos de esta investigación es la de hacer nuevas aportaciones
para el diagnóstico y tratamiento de los trastornos miofuncionales, valoramos que es
relevante exponer las principales causas que ocasionan respiración oral, dada la elevada
frecuencia con la que se presentan.
Actualmente se considera que las principales causas de respiración oral son las
amígdalas y adenoides hipertróficas . (36) (40) ,(41) ,(42).
El tejido amigdalar localizado en la faringe está constituido por el llamado anillo
linfático de Waldeyer. Este anillo constituye seis amígdalas mayores y numerosas
amígdalas menores. Las mayores se reconocen a simple vista: son las dos amígdalas
palatinas, las amígdalas faríngeas (vegetaciones) y las amígdalas tubáricas. Además el
anillo de Waldeyer comprende otras amígdalas de muy pequeño tamaño, invisibles a
simple vista, distribuidas por toda la superficie faríngea. En rigor se conoce como
amígdala a cualquier tejido linfático perteneciente al anillo de Waldeyer. Sin embargo,
la palabra “amígdala”, por costumbre de uso de los especialistas, es utilizada para
denominar únicamente a la amígdala palatina. A la amígdala faríngea se le conoce con
el nombre de adenoides o vegetaciones. El resto de amígdalas son subestimadas y no
suelen llamarse de ninguna manera en especial .(43)
La importancia clínica del anillo de Waldeyer viene dada por su participación activa en
dos situaciones patológicas de gran importancia epidemiológicas:
• Las infecciones de las vías aerodigestivas altas.
• Los problemas obstructivos secundarios a hipertrofia adenoamigdalar.
Fig. 8 Faringe, laringe y boca. Corte sagital. (Le Huche y allali, 1993, pág. 119)
Cuando el niño respira por la boca adopta nuevas posturas para compensar y hacer
posibles la inspiración por vía oral. Por lo tanto desarrollan cambios esqueléticos y
miofuncionales importantes durante el crecimiento facial.
Durante los primeros años de vida la cara está subdesarrollada comparada con el cráneo
y en este período la respiración oral puede comprometer el crecimiento cráneofacial
conduciendo a alteraciones extremadamente importantes en los niños.
Estos cambios cefalométricos pueden ser hipoplasia maxilar y mandibular, con rotación
de la mandíbula hacia abajo. Y los cambios orales miofuncionales más frecuentes
pueden ser incompetencia labial; posición de lengua baja; hipotonía de la musculatura
labial, lingual y elevadores de la mandíbula; e interposición lingual entre la arcadas
dentarias.
Por lo tanto estarán comprometidas las funciones deglutorias y fonatorias (45).
Zambrana y Dalva (46) describió el patrón que presenta el niño con respiración
nasal:
1. Labios cerrados. Se establece un equilibrio entre la musculatura labial de forma
que los músculos orbiculares de los labios, el buccinador y los faríngeos actúan
como una cinta muscular que orienta el crecimiento de los maxilares.
2. Corriente de aire nasal. El aire que entra por las fosas nasales estimula los
procesos de reabsorción ósea y actúa como una columna que empuja el paladar
hacia abajo.
3. La lengua contra el paladar. En esta posición durante el reposo y la deglución, la
lengua empuja al paladar hacia arriba realizando una fuerza en sentido contrario
a la corriente de aire nasal. Estas dos fuerzas opuestas ayudan a equilibrar la
altura del paladar. La lengua posicionada en el paladar estimula el crecimiento
transversal del mismo.
Como conclusión y después de conocer las características del respirador nasal se puede
afirmar que la respiración nasal es determinante para el crecimiento correcto y
armónico de la cara, el equilibrio muscular, la oclusión dental y las funciones
orofaciales.
20
Fig. 11 Equilibrio de las estructuras óseas y musculares cuando hay respiración nasal.
(Segovia, 1997, pág. 21)
Por el contrario, cuando la respiración es oral las condiciones son muy diferentes, como
veremos a continuación.
Iniciaremos este apartado presentando los antecedentes del patrón descriptivo del
respirador oral. Lo haremos apoyándonos en Leech (47) por la amplitud de los rasgos
que describe.
Este autor basándose en un estudio de 500 pacientes de una clínica de enfermedades
respiratorias, enumeró las características que puede presentar un respirador bucal:
• Posturas corporales atípicas.
• Aumento de las infecciones del aparato respiratorio.
• Faces adenoideas (caras largas y estrechas).
• Estrechamiento de la arcada dentaria superior, del paladar y de las narinas por
falta de uso.
• Labio superior hipotónico (corto y alto).
• Lengua en posición atípica, sin ejercer su función modeladora y con tonicidad
alterada.
• Olfato alterado y frecuente asociación de disminución del apetito y de la función
gustativa.
• Mala oxigenación,, que ocasiona dificultades de atención y concentración, con
los consiguientes problemas de lenguaje.
21
Estas características pueden aparecer o estar asociadas a otras, pero no tienen porque
aparecer siempre.
A estas características vamos añadir la descripción del aspecto facial que presenta el
niño con respiración oral (36) (49). Los signos clínicos de las facies del respirador oral
podrían definirse, de forma general, por la cara de cansancio. Este tipo de pacientes
tiene unas características faciales determinadas:
Estos signos no siempre están presentes, pero en general el niño tiene un aspecto facial
de persona enferma. Clínicamente suele ir acompañada de una maloclusión de clase II
división I según Angle, con retrusión mandibular y un resalte más o menos acentuado
(protrusión de los incisivos superiores)
Actualmente a estas características se añaden otras que pueden aparecer asociadas a las
anteriores:
. Habla imprecisa, con exceso de salivación, sigmatismo anterior o lateral
(dislalia de /s/). Y/o rotacismo (dislalia de /r/).
. Frecuentes disfonías.
. Babeo y ronquido nocturno.
Cambios Bucales:
• Mordida abierta anterior con o sin interposición lingual.
• Mordida cruzada posterior, uni o bilateral.
• Estrechez transversal del maxilar superior, es decir paladar profundo y estrecho .
• Presencia de hábitos secundarios (deglución atípica, succión labial).
• Retrognatismo del maxilar inferior o rotación mandibular hacia abajo y atrás.
• Vestibuloversión de incisivos superiores.
• Linguoversión de incisivos inferiores.
• Linguoversión de dientes posteriores superiores.
• Egresión de dientes anteriores superiores e inferiores o posteriores.
• Gingivitis crónica.
Cambios Fisiológicos:
• Hipoacusia, por variación en la posición del cóndilo al mantener la boca abierta,
la onda sonora se hace débil: esto ocasiona una aparente "Aprosexia" falta de
memoria. El niño no fija porque no oye bien.
• Anorexia falsa, (come mal por la dificultad de coordinar la respiración con la
masticación al momento de tragar).
• Ronquidos.
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Son pacientes que reciben atención de diferentes profesionales en distintas etapas y sin
que tengan cualquier contacto alguno. Generalmente fueron sometidos a tonsilectomìa
y también a amigdalotomía, pero aún más mantiene la boca abierta. Son respiraderos
bucales habituales. Realizan cuadros de catarro repetitivos y su diagnóstico puedes ser
clínico o radiográfico.
Estos pacientes mantienen su boca abierta en virtud de una postura viciosa. Todos los
obstáculos mecánicos, funcional y patológica que dificultan la libre respiración
también han sido removidos muchas veces, a menudo no se dan cuenta y mantiene la
boca abierta.
Es muy común en estos pacientes tener un hábito de respirar por la boca, ya que
mantiene el patrón de respiración durante muchos años.
Al mantener la boca abierta no significa falta de cooperación del paciente .Ellos pueden
no tener estructuras que permitan el desenvolvimiento de los patrones faciales y
labiales reforzando estas dificultades. Probablemente la alimentación pastosa que
ingieren durante años han causado la hipotonía del músculo elevador de la
mandíbula. Ellos tienen afecciones respiratorias a cerrar los labios, la estructura labial,
pero no tiene que hacerlo.
Estos respiradores orales deben ser tratados por todo el equipo, teniendo en cuenta el
hecho de que los niños son niños y los adultos a adultos.
Caso de que se tornado respiradores bucales después de adultos, los problemas deben
ser apenas musculares y no óseos, en repuesta con mioterapia es más rápida y
favorable en estos casos.
Presentan respiración oral por disfunción neurológica. Muchas de estos cuadros están
acompañadas de alteraciones psiquiátricas. Presenta esfínter glosoestafiline
competentes, vía aérea permeable, mucosa nasal y rinofaríngea normal con aspecto
normales morfológica y funcional.
Si los pacientes que necesitan cuidados especiales, y debe haber disposición para
recibirlos y en la medida de lo posible, ayudarles .Por lo tanto, además del el
conocimiento de la experiencia científica y clínica, es necesaria una gran cantidad de
amor y de sensibilidad para poder integrar con ellos, aceptando ante de todo que cada
uno de ellos es un ser absolutamente especial .Trata de ser una experiencia nueva que
podrá ser renovadora.
Ese paciente y su condición patológica que deba ser remediada por una necesidad que
deben ser satisfechos, más un estímulo desafiante para todo equipo interdisciplinario
dedicado a su tratamiento.
28
El término maduración es a veces utilizado para expresar los cambios cualitativos que
ocurren con la edad. Hablamos, por ejemplo, de la maduración del óvulo y pensamos en
la pubescencia como un período de rápida maduración al igual que el crecimiento físico
acelerado.
29
Todo crecimiento óseo es una mezcla complicada de dos procesos básicos: depósito y
reabsorción, que son efectuados por campos de crecimiento por los tejidos blandos que
revisten al hueso. Como los campos crecen y funcionan de forma diferente en diversas
partes del hueso, éste sufre un remodelado (cambio de forma). Cuando la cantidad de
depósito es mayor que la de reabsorción, el agrandamiento del hueso necesita su
desplazamiento, es decir, una reubicación física, en concordancia con otro
desplazamiento óseo (52).
30
La teoría genética defiende que no siempre está asociada la respiración bucal con
maloclusiones y disfunciones. Sus defensores sostienen que la maloclusión es el
resultado de factores genéticos, siendo característico del individuo y de su tipo facial
(Crecimiento facial alargado: dolicocefálico o crecimiento facial redondeado:
braquicefálico). Es decir, la teoría genética defiende el predominio de los factores
genéticos por encima de la intervención de los factores ambientales en el crecimiento.
En esta monografía se desarrollarán las teorías ambientales y genético-ambientales, ya
que nos vamos a apoyar en ellas para establecer la relación entre respiración oral y
deglución atípica. Estas dos teorías ponen el énfasis en los factores ambientales como
factores determinantes del crecimiento. La diferencia viene marcada en que la teoría
genético ambiental señala a los factores genéticos como predeterminantes en el proceso
de crecimiento.(53)
TEORÍA AMBIENTAL
Subtelny (55) confirmó que los respiradores orales realizan cambios musculares y
funcionales diferentes a los respiradores nasales. Observó que los niños con esta
disfunción permanecían con la boca abierta y la lengua perdía su contacto con el
paladar blando. Ésta se posicionaba hacia abajo y hacia delante sin contacto palatal,
obligando a la mandíbula a descender por debajo de la línea media, es decir, por debajo
de una posición que se considera normal.
Posteriormente, Moyers (56) apoyó esta teoría. Y Joshi (57) afirmó que los respiradores
bucales son más proclives a padecer maloclusión dental II.1. Ricketts (58) afirma que
los cambios adaptativos que se producen entre los respiradores bucales para permitir la
entrada de aire por la boca, así como la posición de la lengua, altera el crecimiento óseo
y determinan la deglución.
35
Harvold (59) y Harvold et al. (60) defendiendo esta postura teórica empleó un grupo
experimental de monos a los cuales les fijó en el paladar una prótesis acrílica que les
obligaba a descender la mandíbula por debajo de la línea media. Esto provocó el
descenso de la lengua y, por lo tanto, el aumento de la altura facial (aumento de la
altura desde el plano palatino hasta la sínfisis de la mandíbula).
Pascual pone en duda si los músculos de la lengua son los que modifican el
crecimiento y desarrollo del cráneo y de la cara, como hasta ahora se venía diciendo. El
autor piensa que los hechos se suceden en otro orden. Los cambios en el crecimiento
pueden ser debidos a un hábito de respiración oral, dándonos como resultado un
crecimiento vertical y una mandíbula pobre, debido a la apertura de la boca al efectuar
la respiración. Atribuye estas alteraciones a cambios de presión intranasal, con una
estrecha relación entre la obstrucción nasal y las deformidades del paladar y las arcadas
debido a la disminución transversal del maxilar superior.(62)
Por lo tanto, podemos deducir que al no darse las condiciones idóneas para que se
produzca la deglución en fase oral, ésta se realizará de forma anómala, ya que los
músculos de la mandíbula, como nos dice Pascual, son pobres e hipotónicos y la lengua
no podrá tener el apoyo necesario contra el paladar para poder realizar la deglución en
condiciones óptimas, debido al aumento de la longitud entre el plano palatal y de la
sínfisis de la mandíbula.
Se observó una gran similitud con los estudios realizados por Harvold con monos
Macaca Fuscata en los que la respiración oral afectaba la distancia entre los maxilares
y el contacto normal con la lengua y dientes, causando deformidades en el maxilar y la
mandíbula. También mencionaban que los efectos de la respiración oral pueden ser
factores determinantes por los cambios de crecimiento y desarrollo cráneofacial.(61)
Estos autores afirman que la maloclusión de mordida abierta puede ser ocasionada por
un empuje lingual, pero este empuje puede deberse a su vez a una obstrucción nasal que
origina apertura bucal para la toma de aire y, por lo tanto, un cambio en la postura
lingual.
Concluimos este apartado diciendo que los efectos de la obstrucción total o parcial de
las vías aéreas alteran el crecimiento y el desarrollo craneofacial, existiendo una
disminución transversal del maxilar superior y de la mandíbula que origina mordida
cruzada, reducción de ambos maxilares, mordida abierta y protrusión de incisivos,
especialmente los superiores, así como cambios en la postura de la lengua que
compromete la deglución.
37
II.14 TRATAMIENTO
La respiración bucal afecta a varias partes del organismo, generando problemas del
orden local y general. Por sus diversas causas y consecuencias requiere un tratamiento
multidisciplinario, que en primera instancia trata de despejar las vías aéreas superiores
(en caso de obstrucción), de corregir estructuras (alteraciones maxilofaciales) y luego
trata la rehabilitación corregir mal habito.
• Alergia: Broncopulmonar.
Luego la corrección debe recurrir a la rehabilitación pues el paciente sigue con el mal
habito de respirar por la boca.
III. CONCLUSIONES:
4. Gwynne-Evans, E Ballard. Discussion on the mouth-breather. Proc. R. Soc. Med, 51, 1951;
279-285
5. Barrios F, Puente B, Castillo C, Rodríguez C, Duque H. Revista Cubana Ortod. Marzo 2001;
16(1): 47-53.
6. Trask, Shapiro y Shapiro. Effect of allergic rhinitis on dental and skelet devolpmet.
American Journal Orthodontic; 1987
7. Bresolin D, Shapiro PA, Shapiro GG, Chapko MK, Dassel S. Mouth breathing in allergic
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8. Adamidis IP, Spyropoulus MN. The effects of lymph adenoid hypertrophy on the position of
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9. Warren DW, Hinton VA, Hairfield WM. Measurement of nasal and oral respiration using
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11. Silva O. G., Souza GE, Scaf F, Capelozza Filho C. Dimensões da nasofaringe em crianças
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12. Behelfelt K, Hellsing E, Warren D. Craniofacial morphology in children with and without
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