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Lección 6 Derecho Penal I PDF
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1. La Dogmática jurídica
Con esta afirmación estamos entrando ya, para terminar con este punto,
en la cuestión del método del Derecho penal. Y es que la relación entre método y
objeto es indudable, de modo que el entendimiento del Derecho penal como
mero Derecho positivo formal llevaba a un método de interpretación gramatical
y sistemática, fundamentalmente, que se ha visto superado por un nuevo
método de interpretación teleológica cuando se ha entendido necesario dar un
concepto material del Derecho penal que relacione los preceptos objetivos con
sus finalidades y fines en una concreta configuración socio-política.
Al igual que ocurre con cualquier ciencia, son muchas las definiciones
posibles de Criminología, sirviendo como ejemplo la precisa definición de
LÓPEZ-REY ARROJO, que entendía por tal “la ciencia que se ocupa de determinar
las causas o factores del delito a fines de prevención y de tratamiento del
delincuente”. Más completa y actual es la de GARCÍA-PABLOS DE MOLINA: “la
ciencia empírica e interdisciplinaria que tiene por objeto el crimen, el
delincuente, la víctima y el control social del comportamiento delictivo; y que
aporta una información válida, contrastada y fiable sobre la génesis,
dinámica y variables del crimen […], así como sobre su prevención eficaz, las
formas y estrategias de reacción al mismo y las técnicas de intervención
positiva en el infractor”. Y es que en aquello en lo que sí coinciden las
definiciones es, primero, en la concreción del objeto de la Criminología
(delincuencia, delito y delincuentes como perspectivas diferentes de una misma
dimensión, el comportamiento delictivo), y, en segundo lugar, en el carácter
interdisciplinar, que debe interpretarse en el sentido de que la Criminología
comparte conocimientos e instrumentos con disciplinas como la Sociología o la
Psicología, pero no en el de que no tiene una entidad científica propia.
Más bien creemos, sin embargo, que el puente entre la Política criminal y
el Derecho penal objetivo debe construirse desde las bases de la Criminología:
principios como el de intervención mínima, o fines de la pena como los de
prevención general, que dan contenido material al Derecho penal, y que enlazan
con la Política criminal y el Derecho penal de un Estado social y democrático de
Derecho, deben basarse en estudios criminológicos de carácter empírico, y no en
meras hipótesis sin más base que la intuición del dogmático, sobre las
posibilidades de evitación de la delincuencia por medio de otros instrumentos, o
sobre la eficacia y eficiencia del concreto Derecho penal objetivo para lograr los
propósitos deseados. En este sentido, entendemos que la Dogmática jurídico-
penal debería apoyarse mucho más en la Criminología y en los estudios
científicos de otras ramas como la Psicología, la Sociología o la Economía para
dotarse de mejores instrumentos, en aras a seguir buscando y construyendo un
Derecho penal más justo, por estar más cercano a las necesidades reales de los
ciudadanos. En efecto, así lo considera DE LA CUESTA ARZAMENDI, para quien
“[...] connatural a la valoración político-criminal ha de ser el conocimiento de la
realidad a través de los resultados que las «ciencias experimentales» ofrecen
sobre «la criminalidad, el delincuente, la víctima, la conducta socialmente
desviada y los controles sociales de estos comportamiento»”. Como dijo KAISER,
“la Política criminal no puede renunciar a la valoración de los datos empíricos,
si es que trata de ser convincente”, y la ciencia que se encarga de comprobar los
datos empíricos relacionados con la delincuencia es la Criminología. Por ello, y
como señaló MUÑOZ CONDE, la Criminología debe brindar al Derecho penal “no
sólo teorías sobre las causas y factores de la criminalidad, sino también, y sobre
todo, datos empíricos sobre las consecuencias de las normas jurídico-penales,
contribuyendo tanto a su legitimación, como a su crítica y modificación”.