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CHALET
CHALET
Las características con las que debe contar una edificación para ser
considerada un chalet son: una amplia vivienda que se encuentre rodeada
por un jardín o un patio adyacente. El chalet no incluye, sin embargo, un
patio interior entre los ambientes.
Según se cuenta, los primeros chalets se originaron en Suiza y en otras
naciones alpinas; aunque poco después fueron instauradas también en otras
regiones. Se trataba de edificaciones de madera con tejado en
pendiente donde vivían los pastores. Por lo general, tanto ellos como sus
familiares se ubicaban en el nivel intermedio, con el ganado situado en un
establo desarrollado en el piso de abajo y un granero o pajar en la planta más
alta. Esta disposición se modificaba con el paso de las estaciones. En el
verano, el ganado era llevado a los pastos alpinos, donde los pastores
contaban con algún tipo de choza. Por entonces, el piso inferior del chalet
quedaba libre para otros usos.
Hoy, se consideran chalets aquellas viviendas que se encuentran
inspiradas en este diseño alpino, aún cuando se hallen en la ciudad y no
tengan ningún uso vinculado a la ganadería o la agricultura.
En las diferentes regiones las estructuras de estos edificios eran diversas, se
tenía en cuenta no sólo los materiales con los que se contaba sino también la
frecuencia de lluvia y demás elementos climáticos que pudieran afectar la
estabilidad de la construcción. Tal es así, que se conocen diferentes tipos
de chalets hoy en día, cada uno derivado de una región particular,
algunos de ellos son: Chalets estilo americano, anglosajón,
normando, anglo normando, italiano y germánico, entre otros. Cabe
mencionar que en cada país también se conocen nombres particulares para
los mismos de acuerdo a la región donde se hallan instaurado.
El material con el que se encuentran construido también varía de
acuerdo al tipo de chalet, puede ser de piedra, de mampostería o de madera.
Un curioso chalet en pleno Buenos Aires