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BOGOTÁ D.

C, AGOSTO 16 DE 2018
PRESENTADO POR LUZ ADRIANA DELGADO
SEMINARIO DE SOCIALIZACIÓN DE PROBLEMAS – GRUPO JUEVES 9 AM
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El pensarme como otro significa para mí primero comprenderme como lo que soy y
esto implica de alguna manera reconocerme tanto desde mi ser interior como desde
la parte material que le da forma y vida al individuo real que se incorpora a formar
parte de la sociedad: es decir mi yo desde la apariencia, desde la percepción visual
que tengo sobre lo que la vida me ha regalado: mi cuerpo; en el suceden cambios
de manera fisiológica: como el envejecer y también está expuesto a las
transformaciones que en el quiero hacer como el pintarme el cabello, maquillarme
y por supuesto las formas en que visto mi cuerpo que también repercuten en cómo
lo quiero ver y como deseo exteriorizarlo a los otros. El proceso de percepción de
otros hacia mí ser exterior implica el hecho de observación a través de una sola
herramienta: sus ojos. Pero para lograr dicho proceso se me hace necesario un
mecanismo de reflejo y luego observación de lo que herramientas simples como el
espejo y otras herramientas más tecnificadas como la captura de la imagen a través
de la cámara; me permiten abstraer la figura de mi cuerpo, concebir quien soy y
reconocerme desde mi yo exterior.
En dicho proceso de reconocimiento con las dos herramientas anteriormente
nombradas me sucede que no logro concebir una imagen idéntica de lo que observo
en el espejo y lo que logro abstraer de mi reflejo en una fotografía. Sobre esto me
encontré con un artículo que se refiere a esa extrañes que experimentamos cuando
nos vemos desde una fotografía pues no se nos hace familiar al reconocimiento que
hacemos cuando vemos nuestro reflejo en el espejo: “Se trata de un fenómeno
psicológico, por el académico estadounidense Robert Zajonc en la década de los
Sesenta. En sus experimentos, el psicólogo observó que recibimos mejor los
estímulos familiares que los desconocidos. En esencia, cuanto más vemos algo,
más nos acostumbramos a ello y acabamos apreciándolo”. Estamos familiarizados
ante la imagen que percibimos con mayor frecuencia ante el espejo que usamos
desde que nos levantamos al observar que aspecto tenemos al despertar y luego
para arreglarnos, pero también estamos en constante observación a lo largo del día
en baños públicos, en el pequeño espejo de mano y hasta en el reflejo que posibilita
la pantalla del celular. “Lo que provoca la sensación de extrañeza en las fotografías
son, por lo tanto, los recuerdos que guardamos de nuestra cara, basados en la
imagen ‘invertida’ de nosotros mismos reflejados en el espejo”.
https://www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/20171126/433131319697/por-que-no-nos-
gustamos-en-las-fotos.html estudios

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