La acción conjunta acero-hormigón en los elementos estructurales mixtos se consigue por
medio de una adecuada colocación geométrica de los materiales que lo forman. El objetivo es aprovechar los mejores atributos mecánicos de cada material y su posición en el elemento estructural. Con ese logro, la columna mixta será más resistente y rígida que la suma de los elementos por separado, produciendo una construcción más eficiente y económica. Sin embargo, la preocupación de los proyectistas en la construcción mixta se fundamenta en lograr una conexión eficiente entre el acero y el hormigón. Esa conexión es la que permite transferir las fuerzas internas brindar un comportamiento tan singular en los elementos mixtos.
Por ello, no sólo es importante conocer el comportamiento mecánico de los materiales,
sino también, conocer la conducta de interacción entre ambos. La interacción entre el acero y el hormigón en los elementos compuestos resulta dela combinación de una adhesión química, fricción y conexión mecánica. La conexión mecánica y la adhesión se obtiene empleando conectores, que transfieren los esfuerzos entre ambos materiales. En ausencia de conectores, todas las fuerzas serán trasmitidas por fricción. Los esfuerzos normales necesarios para la fricción surgen inicialmente de las tensiones tangenciales y de la diferencia de expansión de ambos materiales bajo carga. Las tensiones por cortante surgen por el gradiente de momentos y la suposición que no hay separación vertical entre el acero y el hormigón, lo que significa que suponer que la curvatura por flexión de ambos elementos es la misma (Galambos, T.V., 1988).