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Documentos

Según Caravantes la palabra documento trae en etimología la frase docere mentum,


declarar y demostrar la intención, y significa todo escrito en que se halla consignado algún
acto. Y la palabra instrumento viene de instruere; enseñar, instruir, o del struere, colocar en
orden y era empleada por las leyes de Partida también para designar el documento.

En lenguaje forense se entiende por documento o instrumento todo escrito en que se hace
constar una disposición o convenio, o cualquier otro hecho para perpetuar su memoria y
poder acreditarlo cuando convenga.

Con respecto a los documentos como medios probatorios, según el artículo 1.356 del
Código Civil Venezolano, la prueba por escrito resulta de un instrumento público o de un
instrumento privado.

No define el código el documento privado, pero por los términos del público, el privado ha
de ser el escrito que forman los interesados, solos o en presencia de testigos, sin
intervención de registrador ni otro funcionario público capaz de darle autenticidad, y sin las
solemnidades de los públicos.

La autenticidad es condición del instrumento público; pero los privados pueden adquirirla,
cuando son reconocidos o tenidos legalmente por reconocidos. En estos casos tienen la
misma fuerza probatorias de las escrituras públicas, mas solo entre los que los han escrito
y entre sus herederos y causahabientes, a diferencia de los públicos que la tienen entre toda
clase de personas.

Documentos privados

Se estableció entonces que los documentos privados son los que otorgan las partes, con o
sin testigos y sin asistencia de ninguna autoridad capaz de darle autenticidad. Comprende
los contratos privados entre partes, vales, pagarés y obligaciones, recibos, cartas de pago,
finiquitos y cancelaciones de carácter privado.

La única condición esencial para la existencia de tales documentos, es la firma de las partes,
que no puede suplirse ni con el signo de cruz, ni con ningún otro. Es tan esencial la firma de
todos que si falta alguna el acto se tiene como no hecho, y no puede servir ni como principio
de prueba por escrito respecto del no firmante. La ley, sin embargo, admite que pueda
firmar una persona a ruego del otorgante, si este no supiere o no pudiere firmar, y se tratare
de obligaciones para cuya prueba se admiten testigos, de conformidad con el artículo 1368
del Código Civil; en este caso, el instrumento deberá estar suscrito por persona mayor de
edad que firme a ruego del otorgante, y, además, por dos testigos.
La ley reconoce y le da determinado valor probatorio a algunos documentos privados no
firmados, como:
1. Los libros de comerciantes que hacen fe contra ellos cuando están bien llevados.
Articulo. 1.377 del Código Civil Venezolano.
2. Los registros y papeles domésticos. Art. 1.378 del C.C
3. Toda anotación puesta por el acreedor a continuación, al margen o al dorso de su título
de crédito, cuando tiende a demostrar la liberación del deudor, dando fe, aunque no
contenga la fecha, ni la firma del acreedor, pero siempre que el título haya permanecido
en sus manos. Art. 1.379 C. C.

Forma del documento privado


Puede ser redactado en cualquier forma declaratoria, pagaré, vale, cartas, entre otros…
pues que la ley no lo sujeta a ninguna formalidad. Así que puede estar escrito en una lengua
extranjera, carecer de fecha, expresar las cantidades en cifras, y aun tener enmiendas,
testaduras e interlineadas, sin ser por eso nulo; todo a reserva de ser reconocido.

Documentos privados ad solemnitatem y ad probationem


Son términos utilizados para clasificar los instrumentos privados por su solemnidad. Se
clasifica en documento ad solemnitatem y ad probationem, según generen el acto y
constituyen la única forma de reconocer la existencia de un acto jurídico determinado o
sólo como prueba de este acto, que se puede acreditar también por cualquier otro medio
probatorio.
El termino ad solemnitatem significa literalmente “para solemnidad”. Una formalidad se
exige “ad solemnitatem” cuando se impone para la validez misma del acto. Se dice que son
aquellas cuyo cumplimiento es esencial e indispensable para la existencia del contrato, es
así como suele señalarse dentro de este tipo al contrato de hipoteca, el cual exige el registro
del documento ante una oficina subalterna de Registro Público.
Mientras que, el termino ad probationem quiere decir “para la prueba”. Una formalidad se
exige ad probationem cuando no se exige sino para la demostración de un acto, sin que su
inobservancia engendre la nulidad de él. Exigencia de determinadas formas, que deben
observarse en los acres jurídicos a los efectos de su prueba, no de su validez. Se ha señalado
que son aquellas que no guardan relación alguna con la existencia del contrato en sí, sino
que son impuestas por el legislador en atención a otro tipo de intereses
Instrumentos imperfectos

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