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Primera vez en la Ciénaga haciendo batimetría, midiendo

temperaturas y oxígeno, poniendo


Para Esnedy Hernandez con afecto y trasmallos, etc. Después entregamos
admiración nuestro fervor y ternura, nuestra
dedicación ardua y persistente a la
ciénaga de Ayapel (15 años de
convivencia intermitente pero fiel).

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Decía X-504, poeta nadaísta, que para


él
“El río más bello del mundo es el
primer río, donde nos bañamos
desnudos,
Y los demás son los otros ríos, así como
las otras mujeres, y los otros amigos.”
Decían en los viejos tiempos acerca
Para mí la primera ciénaga fue la de de tiempos más antiguos que el
Cachimberos en Cimitarra,
espíritu se cernía sobre las aguas.
Santander, en el Magdalena medio.
Estaba sorprendentemente Intentaré hablar de lo que sintieron y
conservada porque los mafiosos de expresaron muchos cuerpos y
los 80s compraron fincas en sus espíritus que salieron en la mañana,
contornos, y con ellos los paracos muy temprano, a darse un vueltón por
establecieron su dominio. Allí, la ciénaga Grande de Santa Marta.
cuando caía la noche, los ojos de Ello dentro del primer taller de
caimanes y babillas alumbraban por
ecohidráulica y ecohidrología reunido
doquier. Pescamos y comimos mucha
mojarra amarilla un tanto negruzca en Santa Marta, entre el 10 y el 12 de
por los contenidos húmicos de sus septiembre de 2018, animado por la
aguas. Dos islas la adornaban, una diligencia y amabilidad de Ana
habitada por un viejo ermitaño y otra Carolina Santos y la hospitalidad de la
poblada de garzas. Y un puñado de Universidad de Magdalena.
islas flotantes derivaba según la acción Queremos dar cuenta informal de
del viento. Pasamos noches y días de
algunos sentimientos y actitudes que
claro en claro y de turbio en turbio,

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rodean el primer acercamiento a un atardecer. Que fue el primer sitio
sistema complejo, más que desde el Ramsar de Colombia. Que su oferta
punto de vista biogeofísico o social o alimentaria fue abundante y generosa.
cultural, desde la emoción y el afecto Que es el humedal más estudiado del
meramente físico. Nos preguntamos país. Que ha pasado por todas las
si nuestra ruta hacia la aprehensión vicisitudes y dramas de la contenciosa
rica y rigurosa concilia la pluralidad de inter- relación del hombre y la
visiones y renuncia a las miradas naturaleza y que hoy se encuentra en
parciales que entienden un cuerpo de el registro Montreux, la lista negra de
agua “como un sistema de ecuaciones los humedales en desgracia. Una vaga
diferenciales”. memoria nos trae evocaciones de las
nefandas acciones de violencia y
muerte que se cernieron sobre sus
Todos en este país tenemos una vaga
imagen geográfica de su existencia. habitantes al principio de este milenio.
En esa primera cita, con la inquieta Yo me acuerdo en los años setenta
emoción que ello supone, dejamos viajando desde Barranquilla a Santa
que las múltiples sensaciones del ver, Marta. Pasábamos el puente
oler, tocar, oír y palpar, unidas a Pumarejo con el amplio y turbio río
pensamientos y recuerdos, nos bajo nuestros pies y luego
acerquen al mundo legendario de la
ciénaga. recorríamos el largo trayecto a lo largo
de la isla de Salamanca, una larga
Ahora estábamos ante estos parajes restinga arenosa que la separa el mar
memorables. Como decía García Caribe.
Márquez:
«Estábamos en la Ciénaga Grande, otro
de los mitos de mi infancia»

La ciénaga Grande es grande, aunque


no es ciénaga sino laguna costera con
más de 450 km2 de extensión. Todos
tenemos diversos antecedentes acerca
de su existencia y condición. Reserva Cuando llegábamos a la Barra el
de la Biósfera y Patrimonio de la paisaje líquido se abría a nuestros ojos
Humanidad. Que hay un parque y un y brillaba en el sol vespertino.
refugio de fauna y flora donde los Recuerdo imágenes de mangle
sábalos saltan en una danza loca al devastado. Y recuerdo también la
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cinta de verdor y misterio que se avanzamos hacia el centro del enorme
extendía a mis ojos. lago. Las riberas con casas, el perfil de
la vía y el ruido de sus camiones se van
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difuminando en la lejanía. Las riberas
Nos embarcamos en la Tasajera, un del otro lado, hacia el sur ya eran
pequeño poblado ribereño situado borrosas desde la salida. La silueta de
sobre el cordón litoral que separa la la Sierra Nevada era tenue a la llegada
ciénaga del océano atlántico. Allí hay y ya no se distinguía. Empezamos a
un amago de puerto anexo a un hotel ver, enterrados con cierta geometría,
de carretera con numerosas unos palos sobre los que se envuelven
habitaciones en galería y un baño pequeñas redes. Nos preguntamos
sobre el entablado que se vacía con un qué es eso, tal vez un arte de pesca que
baldado de agua que uno recoge con desconocemos. Tienen otros palos
un lazo de la ciénaga. Ya es un con un nicho como para poner un
comienzo de palafito. farol. Mientras avanzábamos por el
cuerpo principal, el rumor del motor
adormecía y ponía a cabecear a los
viajeros.

Éramos como 40 y nos repartieron en


tres grupos con sendas lanchas. A
nosotros no tocó la grande con su Vimos primero un pequeño poblado
buen techo, sillas en fila, de a cuatro de nombre Buena Vista, con casas
por tramo. Cada lancha cogió su ruta más dispersas. Y llegamos a Nueva
y cada uno pudo ver y conversar lo Venecia, en la ciénaga de Pajaral.
visto, oído y sentido (a través de
varios dispositivos, además de los
cinco sentidos) que informaron sobre
atributos hidrométricos
(profundidad), físicos (temperatura),
químicos, etc. Se dio la partida y

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La música se regaba por las calles de Tenía un solar amplio con cocina y
agua. Niños y adultos elevaban gallinero. Allí en el patio, a pleno sol
cometas desde sus techos o la abuela asaba en el fogón cuatro
corredores. Casas de diversos plateados pescados cuyo nombre
tamaños y colores. Letreros de iglesias científico mencionó Silvia López
cristianas y propaganda política. Casas en voz baja. Por pararle bolas a
Atracamos en una casa grande, casi las preguntas de los recién venidos se
una pequeña manzana, con tienda le estaban quemando los pescados.
bien surtida y una regla limnimétrica Había un cielo despejado y viento
en los pilotes del corredor. sostenido en esta pequeña ciudad
sobre el agua. Por el frente pasaban
pangas con los niños viniendo de la
escuela. Nos despedimos y seguimos
nuestro rumbo.

Un niño llegó a la tienda navegando


en una enorme tapa de plástico que
impulsaba y gobernaba con dos
tablitas. Los palafitos nos
impresionan y con curiosidad
anduvimos la amplia casa de la tienda,
recorriendo con respeto su amplia
sala y alcobas con los retratos
familiares en sus paredes.

Cada uno iba conversando y


conociendo a su compañero de banca,
adelante y atrás. Hablé con Alejandro,

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antropólogo, Silvia, ictióloga y con este primer contacto con la ciénaga es
una estudiante de la maestría en la U. una fiesta que merecemos.
del Magdalena. El celular de Jorge
González, de la Javeriana mostraba la
imagen que nos daba su ecosonda de
huevito flotante. Su haz de
ultrasonido avanza hasta el fondo y
retorna en determinado tiempo y con
cierta potencia. Cuando toca el
sedimento penetra un tanto en la capa
menos consolidada y más reciente. El
celular pasaba de mano en mano y
Uno, como aprendiz de hidrólogo, se
cada quien quería ver algo en ese
pregunta por la composición de los
perfil que se deslizaba en la pantalla.
flujos con diferentes orígenes que
Parábamos, según cierta intuición, en
conforman algún patrón en el balance
ciertos puntos y medíamos lo que
hídrico. La configuración espacial
podíamos. Profundidad, posición,
determinará regiones conectadas por
conductividad, temperatura y
caños, donde los gradientes físicos y
oxígeno. Los aparatos solo permitían
bioquímicos son evidentes. ¿Cuánta
lecturas superficiales. Y muchos
agua llega desde el conjunto de ríos de
anotaban estos datos en sus libretas.
la Sierra, altamente intervenidos para
Ese objeto que se extiende ante el riego de extensos cultivos de
nosotros ¿cómo abarcarlo? La banano y palma? ¿Cómo funcionan
continuidad de la masa de agua se los caños del delta que salen del río
extiende más allá de lo que nuestra Magdalena y la bocana abierta al mar
vista puede abarcar. Sólo los Caribe?
lancheros o pescadores extraviados
habrán conocido sus más tortuosos
recovecos, en las noches más oscuras
o en las tempestades más intensas.
Dice un geógrafo que una salida de
campo sin objetivo y metodología
precisa, marco teórico y todo eso, se
convierte en un picnic festivo. Pero

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Al fin nos estacionamos en un caño. distintos roles de observadores
Los drones se levantaron para darnos servidos por diferentes sensores,
la mirada del ave que sobrevuela la remotos o in situ, distribuidos
ciénaga buscando su nido o convenientemente en espacio y
acechando su presa. En la pequeña tiempo, aplicados a diferentes
pantalla, mientras Jorge Escobar componentes del sistema geofísico,
maniobra controles de navegación y el biológico, socioeconómico y cultural.
aparato se eleva, gira, acerca o aleja su Establecemos línea base y
mirada privilegiada, tenemos la visión aventuramos un diagnóstico.
descarnada de amplias áreas de Contribuimos a elaborar diferentes
mangle muerto. Con los compañeros juguetes de planificación, casi todos
de Parques nacionales, en sus vistosos inoperantes e ilusorios. Y después de
uniformes, constatamos la idoneidad ello nos atrevemos a señalar cursos de
del sitio para un chapuzón: profundo, acción. Sabemos o aceptamos que hay
limpio y carente de caimanería. un cuerpo local de saberes y prácticas,
Satisfechas las condiciones y con el que han aprendido y desaprendido,
permiso de los dichos funcionarios yo gozado y padecido, legítimos
me quedé en pantaloneta (hombre cienagueros.
avisado, la tenía puesta debajo del
pantalón) me lancé al agua y nadé por
debajo un trecho largo con esa vista
parda o amarilla, de una luz que se
extingue prontamente después del
primer metro. Invité a los pasajeros a
compartir ese placer líquido. Solo una
pelirroja, creo que de la Javeriana, se
unió al contacto directo. Una capa
más cálida nos envuelve en la
Visitamos Caño Clarín Nuevo, Caño
superficie.
Bristol, Ciénaga La Redonda y
A pesar de nuestra inocencia, casi Ciénaga de la Cruz y otros parajes.
turística, nos sabemos fulanos Ahora siento que la impresión viva de
extraños y novicios en este paisaje que la ciénaga se me ha venido
visitamos e interrogamos, cuando nos desdibujando y que es urgente
aplicamos a ello, para descifrar su rescatar esos cuadros.
funcionamiento. Desempeñamos

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Intentemos dejarnos llevar por esa
mezcla de curiosidad (técnica,
científica, geográfica turística o
paisajística) y entusiasmo que
despierta la invitación a conocer la
ciénaga. La vimos tantas veces desde
la carretera que avanza por la isla de
Salamanca presenciando con dolor e
incertidumbre la recurrente imagen de
extensos playones donde solo quedan Al otro día hicimos el taller paisa,
los leños secos del manglar muerto. como lo pusieron ellos. Quisimos
preguntar a cada uno qué fue lo que
vio y con qué lo vio. El hidrólogo
Angarita dijo que él llevó sus ojos para
ver, lo que le bastaba para una primera
vez. Esnedy dijo que estaba atenta a lo
que la conductividad le iba a decir
acerca de la influencia relativa de las
El agua en la ciénaga y sus manglares aguas marinas y las continentales,
agrupados en cordones y macizos se definiendo diferentes espacios vitales
expande y contrae, se sala y se para los organismos de esos dos
dulcifica, se tiende como un espejo mundos. No logro recordar las ricas y
humeante o se encrespa en furioso emotivas exposiciones de cada grupo.
oleaje en tempestades que no he Pero creo que esa pregunta estuvo
vivido aquí, pero que he visto y oído sonando en tono menor a lo largo de
en las otras, en Cachimberos y Ayapel todo el evento, la de qué es lo que
que también reciben el azote de las cada uno quiere o es capaz de
tormentas ecuatoriales. entender y descifrar.

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El coronel Nicolás Ricardo Márquez
Mejía, abuelo de Gabriel García
Márquez decía «A la ciénaga no hay
que tenerle miedo, pero sí
respeto». Parece que desde hace rato
le hemos perdido el miedo y pero
sobre todo el respeto. Si en este
momento cierro los ojos y digo pasito
“Ciénaga Grande” me envuelve un
afecto y una honda pregunta, la de un
enorme cosmos abierto al mar, a los
ríos de la Sierra, a los flujos turbios del
río Magdalena, a los vientos, mareas y
mares de leva del Caribe. Una imagen
espléndida y un riesgo inminente, un
destino incierto. Una esperanza y un
sueño. Quién sabe si algún día veamos
al río Atrato, al río Cauca, a la ciénaga
de Ayapel y a la ciénaga Grande salir
a fluir por parques y avenidas
reclamando sus derechos.

Álvaro Wills Toro


Profesor Escuela Ambiental Grupo GAIA
Universidad de Antioquia

Febrero de 2019 día mundial de los humedales

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