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LA ABUELA

Autor Peter Hertling


Nacionalidad Alemán
Género Literario Narrativo, Cuento

Este libro se trata de que la abuela de Karli se queda con el, ya que los padres de él
murieron en un accidente, y la abuela lo llevó a vivir a su casa, en Munich. Karli se
acostumbra rápidamente a la abuela, él tiene un cuarto casi
solo para él. La abuela, durante el día lo utiliza para coser y
Karli por la noche, tiene que ir recogiendo agujas para no
pincharse los pies. En muchas cosas la abuela es diferente.
Karli una noche despertó y fue al baño y se encontró con un
vaso de agua con los dientes de la abuela. A las seis de la
mañana la abuela andaba ya metiendo ruido por el cuarto de
al lado y despertaba a Karli. Pero él no tenía ganas de
levantarse tan temprano, se tapaba la cabeza con la manta y
se ponía a pensar en sus padres. Lo hizo por tres meses casi,
hasta que fue a la escuela y tuvo amigos. El desayuno es a
las siete, la abuela llenaba su tazón y sorbía. A karli su madre
se lo había prohibido. -No sorbas, abuela- decía Karli. -¡Oye!
¿Son esas formas de hablar conmigo? -Mi madre decía siempre que no sorbiera. Y tú
sorbes. A partir de entonces la abuela se esforzó por no sorber. Por la mañana repartían
volantes que le llegaban a la abuela de cualquier fábrica. Decían que el “Astoria” exponía
lavadoras y que hacían regalos o que para el café lo mejor era el filtro “Passa-Passa”.
Fuera donde fuera, siempre había gente que conocía a la abuela. Y ella, entonces,
“echaba la parrafa”. A karli le resultaba aburrido, ero como salían caramelos, aguantaba.
Karli ayudaba a la abuela y los tenderos se enfadaban.
Después de la comida la abuela se sentaba a coser a máquina y dejaba a Karli bajar al
patio. Al principio Karli no conocía a nadie, los niños se burlaban de él. La abuela y Karli
fueron donde el negociado, la abuela se puso su mejor vestido y a Karli no paraba de
acicalarlo. En el Negociado el portero les envió al despacho diecisiete, un señor ya mayor
les dijo que era en el despacho veintidós. El hombre que los recibió era bastante joven, él
miró a Karli y le dijo. -¡Vaya, vaya! Así que aquí tenernos al pobrecito. A Karli le dieron
ganas de sacarle la legua, pero para ayudar a la abuela puso casa triste. Después la
abuela se levantó, echó a un lado la silla de un golpe y dijo: -¡Haga el favor, hombre! Sabe
usted perfectamente lo que cobro de pensión. Está ahí, en los papeles y también sabe
que se traga un día un chaval así. El funcionario se despidió de los dos con un apretón de
manos. La abuela en el pasillo, dio un saltito y le dijo a Karli: -Lo hacemos
estupendamente, Karli tenemos que seguir así, somos capases de ablandarle el corazón
a cualquier funcionario. La abuela le empieza a contar historias que le paso a ella como la
muerte de su esposo y el bombardeo, entre otros. A ella le importa o se interesa solo por
lo que paso antes. A Karli le interesa sólo lo que pasa ese mismo día, a la abuela no le
parece importante. Ella prefiere acordarse por cosas de las que se acuerda todavía “la
mas de bien”. Karli tubo un lío se pegaron, Ralph tiró a Karli de los pantalones hasta que
le hizo un señor siete y se los dejó por la rodilla. La abuela oyó el jaleo y bajo asta el
patio, vio el desgarrón del pantalón y pregunto quien había sido, nadie respondió. Al rato,
la abuelo dijo que iba hacer justicia, se trataba de que le iba decir al culpable de que hizo
mal y que a su madre que le comprara unos pantalones nuevos a Karli. Ralph pregunto
que si los pantalones eran caro y la abuela lo descubrió, pero Karli lo defendió. Cuando
karli cumplió los 8 años la abuela le regalo unos pantalones nuevos y le tenía una
sorpresa. Era que se iban a ir de vacaciones a VII en Furth im Wald, en el bosque de
Baviera. En la única excursión larga que hizo con Karli la abuela, ella se cayo a un
profundo silo de nabos forrajeros que no se veía apenas porque estaba cubierto con
pacas de pajas. Luego Karli fue a buscar una rama, cuando llego al profundo silo se
rompió la rama.
Al cabo de un rato Karli escucho que la abuela estaba apilando nabos. Y la abuela poco a
poco fue saliendo de ahí, cuando llegó a la cima a Karli le entro la risa y la abuela le soltó
una torta. La maestra le envió una carta con Karli a la abuela, pero él la voto, después se
lo dijo a la abuela y ella dijo que iría mañana hablar con la maestra. La abuela se presentó
en plena clase, abrió la puerta y se plantó en el aula. La maestra sorprendida le pregunto
que asía ahí y la abuela le respondió que era por la carta. Quizás fuera por la carta que
les llevó a casa a la asistente social, la escuela debió habérselo comunicado a la
protección de menores. La asistente social se presentó, tenia buen aspecto. La abuela
rechinando los dientes le mostro todo el piso y las camas y la comida. La señorita asentía
en todo. La abuela la empujo a la silla y luego le empezó como a gritar, Karli quería
escabullarse de ahí, pero justo la abuela le dijo que necesitaba un testigo, la señorita
estaba tan asustada que dejó de hablar de los arreglos y afirmó que le parecía todo bien,
pero que pasaría a verle cada dos meses. Karli vio que en el aparador la abuela tenía
guardada una botella de aguardiente que veía poco a poco vaciarse. La abuela le explico
que tomaba una o dos copitas cuando le entra el miedo y para matar las penas. La abuela
tiene artos miedo y se los explica a Karli. A Karli no le iba de bien en todo en la escuela ni
tampoco hacía todos los deberes, pero la mayoría de sus amigos le quería. Era muy
ocurrente en los juegos, jugaba estupendamente futbol. A Kümmel también se le ocurrió la
idea de formar una selección para ganarles a los de tercero. Karli apenas llego a la casa
se lo contó a la abuela. Ella no logró mantenerse inflexible. El jueves Karli desapareció.
Estaba con sus amigos y el profesor joven. Él les enseño a los niños hartas técnicas con
el balón. A pleno juego Karli se llevó un sobresalto al ver a la abuela que le estaba
haciendo señas, él pensó que estaba enfadada, pero la abuela estaba animando al
equipo y a él. En unos de los partidos siguientes Karli se lesiono se doblo el tobillo. La
abuela no se enfado y le dijo que no había nada roto. De verdad, de verdad Karli sólo se
pelea por su madre con la abuela. Él ya tiene mucha práctica en defender a su madre,
pero también Karli y la abuela se pelean por otras cosas. La abuela gana un viaje o
sobrevuelo por Munich.
Se negaba a aceptarlo porque dice que a una señora mayor de edad rose le pude regalar
algo así. De camino hacia la escuela Karli estuvo pensado como quietarle el miedo a la
abuela y decidió escribir a los organizadores del concurso, por la tarde, mientras la abuela
repartía prospectos. A las tres semanas llegó una carta de la casa patrocinada. Cuando
llegó Karli, se fue a cambiar de ropa y leyó la carta, sonrió satisfecho y plegó la carta. La
con ansias o nervios quería saber que decía y Karli le explico que el viajaría y la ella iba
hacer invitada a un restaurant. Karli y la abuela fueron a ver a una amiga de la abuela en
un asilo de ancianos en Obermenzing. Karli observaba a los viejos y viejas de las mesas
redondas. La mayoría se comportaba normalmente. Algunos, sin embargo, sonreían o se
reían bajito de una forma extraña, Karli no tenía miedo, pero era un mundo angustiante y
ajeno. Karli se despertó una vez por la noche y oyó hablar a la abuela. Abrió la puerta y la
abuela esta hablando con el televisor, Karli cerró la puerta por que le entro la risa. Durante
varios días la abuela trato de ocultarlo, al quinto o sexto día llegó a la conclusión de que
tenía fiebre y de que habría probablemente que ir a la clínica. El medico le dijo a Karli que
la abuela tenia que estar una semana en al clínica y que la vecina lo va a ver y le va a
tener que decir también a la asistente social. Por la tarde estuvo jugando fútbol y a las
cinco fue a ver a la abuela la clínica. La abuela se recuperaba rápidamente, a las dos
semanas justas regresó a casa. Karli limpió el piso y puso en la puerta “Bienvenida”.
Cuando Karli cumplió los diez invito a todos sus amigos, la abuela se porto perfectamente,
toleró el ruido y jugó incluso con ellos, ni siquiera se enfado porque unos de los
muchachos había desparramado jugo en la alfombra. La abuela lo atrajo hacia sí, cosa
raramente que hacia, Karli casi se echa a llorar de miedo porque se dio cuenta también de
que sabía muy pocas cosas de la abuela y, pese a todo, la quería muchísimo

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