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CAMBIOS DE CO2 EN EL PASADO

La Tierra tiene casi 70 millones de Gt de carbono, pero por fortuna la mayor parte de
ese carbono está en la litosfera. Si todo este gas estuviera en la atmósfera el clima de la
Tierra sería similar al de Venus, donde se alcanzan los 460ºC. Por el contrario, si la
atmósfera careciera de gases invernadero, su temperatura media sería de -18ºC, con lo
cual el agua del océano estaría helada. Los gases invernadero, en particular el CO2,
constituyen un excelente termostato que permiten regular el clima terrestre alrededor de
una temperatura media de 16ºC. Incluso en las grandes glaciaciones del Cuaternario, esa
temperatura solamente descendió unos pocos grados centígrados. Por este motivo, el
conocimiento de los mecanismos que regulan la concentración de CO2 en la atmósfera
resulta de vital importancia para comprender los cambios que ha experimentado el
sistema climático terrestre con anterioridad a la intervención humana.

RESERVORIOS DE CARBONO Y TRASVASES DE CO2


El carbono en la tierra se acumula en una serie de reservorios: la biosfera, atmósfera,
hidrosfera (fundamentalmente el océano) y la litosfera. Los tres primeros intercambian
entre si de forma rápida, mientras que la velocidad de intercambio con el tercero es
mucho más lenta. La atmósfera tiene aproximadamente unas 600 Gt de carbono,
mientras que el océano profundo, contiene unas 38.000 Gt y el océano superficial sólo
unas 700 Gt. La litosfera es el reservorio de mayor magnitud (aprox. 48 millones de Gt
de carbono), pero intercambia de forma muy lenta con los otros reservorios por lo que
no juega un papel muy decisivo en los cambios climáticos rápidos.
Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera y el océano están en
continuo equilibrio, de tal forma que, si por algún motivo, la presión de CO 2 en la
atmósfera sube, éste pasaría rápidamente al océano superficial, al ser mayor la presión
de dióxido de carbono en el aire que en el agua. Puesto que el océano contiene hasta 60
veces más carbono que la atmósfera, se admite que la concentración de CO 2 de la
atmósfera es regulada directamente por el Océano. La concentración de dióxido de
carbono en la atmósfera, está condicionada por el balance total de entradas y salidas de
CO2 desde ese reservorio hacia los otros. Cualquier cambio en la tasa de trasvase de
carbono de un reservorio a otro incide en la concentración de carbono de esos dos
reservorios. A la atmósfera por ejemplo entra CO2 desde el Océano en algunas regiones
(zonas fuente de CO2) y, por el contrario, el Océano captura grandes cantidades de CO 2
de la atmósfera en otras regiones (zonas sumidero). El balance global es negativo para
la atmósfera, ya que el océano captura más CO 2 del que emite a la atmósfera. La
biosfera terrestre, especialmente los grandes bosques, también está capturando
continuamente CO2 de la atmósfera, por lo que es también un sumidero importante, por
eso cuando se produce la tala de bosques, o un incendio, se elimina uno de los
sumideros y por tanto se frena la salida de CO 2 de la atmósfera lo que incrementa su
concentración. Ahora bien, este exceso de CO 2 sería absorbido por el océano si el
océano superficial se mantiene con niveles bajos de dióxido de carbono. La atmósfera
intercambia muy lentamente con la litosfera, por lo que ésta no influye mucho en el CO 2
atmosférico, sin embargo, en la actualidad cuando quemamos los combustibles fósiles,
estamos trasvasando carbono en grandes cantidades de la litosfera a la atmósfera. En
realidad se trata de un carbono que pasó en su día del océano a la biosfera por
fotosíntesis y luego de la biosfera a la litosfera, cuando esa materia orgánica muerta
quedó enterrada en los sedimentos. Se trata por tanto de energía solar fósil envasada y
almacenada durante millones de años en las rocas y que ahora liberamos. Este
incremento artificial en la velocidad de trasvase de CO 2 de la litosfera (que
normalmente intercambia a baja velocidad) con la atmósfera es la causa de la subida del
CO2. El océano potencialmente puede capturar todo el CO2 emitido por el hombre pero
no a la velocidad a la que es emitido.

EL CICLO DEL CARBONO TERRESTRE


Los intercambios de carbono entre la atmósfera y la biosfera están regulados por la
reacción de la fotosíntesis y tienen una fuerte estacionalidad. Durante los meses de
primavera-verano cuando hay una alta radiación solar dominan los procesos de
fotosíntesis sobre los procesos de respiración y oxidación de la materia orgánica muerta
y la biosfera captura carbono de la atmósfera. Por tanto, baja la concentración de CO2 en
la atmósfera. El proceso se invierte durante el otoño-invierno, cuando desciende la
radiación solar y la temperatura y la fotosíntesis se ralentiza. En estas estaciones
dominan los procesos de respiración y oxidación sobre la fotosíntesis por lo que la
biosfera terrestre emite carbono a la atmósfera. Un incremento de la fotosíntesis a nivel
global podría hacer disminuir la concentración de CO 2 en la atmósfera, por el contrario,
la deforestación, o perdida de biomasa terrestre, incrementa el CO2 en la atmósfera.

PAPEL DEL OCÉANO EN EL CICLO DEL CO2


A diferencia de la atmósfera en el océano el carbono aparece bajo tres especies químicas
distintas, el CO2 disuelto, en forma de iones bicarbonato o iones carbonato, pero solo
una de ellas, el CO2 disuelto intercambia directamente con la atmósfera. El carbono
entra al Océano como CO2 gas pero una vez en el agua, éste puede pasar a ión
bicarbonato o a ión carbonato, estableciéndose un equilibrio entre las tres especies
químicas distintas. El CO2 gas pasa a ácido carbónico y éste, a su vez, a ión bicarbonato
y a ión carbonato de acuerdo con las ecuaciones de equilibrio que se presentan debajo.

CO2 + H2O  H2CO3 (acido carbónico)


H2CO3  H+ + HCO3- (ión bicarbonato)
HCO3-  H+ + CO32- (ión carbonato)

(1) CO2disuelto ↔ H2CO3 ↔ H+ + HCO3- ↔ 2H+ + CO32-


Al carbono total que hay en el océano ya sea como iones bicarbonato, iones carbonato y
CO2 gas se denomina ΣCO2 o Carbono inorgánico disuelto (DIC, Dissolved Inorganic
Carbon), ahora bien, sólo el CO 2 gas se intercambia con la atmósfera, por lo que en el
agua del océano puede haber altas concentraciones de ΣCO2 pero si éste está sobre todo
en forma iónica, no se produce una salida hacia la atmósfera.
En término medio, en el agua del mar solo un 1% permanece como CO 2 gas, el 90%
como ión bicarbonato y un 9% como ión carbonato.
El océano y la atmósfera intercambian continuamente dióxido de carbono en función de
las diferencias de presión de CO2 entre el aire y el agua superficial. Cuanto menor sea la
presión de CO2 en el agua superficial mayor será la capacidad del océano para capturar
CO2 de la atmósfera. Para entender el intercambio de CO2 entre el océano y la
atmósfera, debemos analizar por un lado los factores que regulan la concentración de Σ
CO2 en el agua superficial y por otro los factores que controlan la reacción de equilibrio
entre las distintas especies del carbono, es decir entre el CO2 gas, bicarbonato y
carbonato. La concentración de carbono inorgánico disuelto, o CO2 total, viene
controlada por tres procesos: la bomba biológica, la bomba de solubilidad y la bomba de
carbonato, mientras que el equilibrio entre las tres formas químicas del carbono en el
agua se regula a través de la alcalinidad.
Todos aquellos procesos que contribuyen a reducir la presión de CO 2 disuelto en el
océano superficial llevan a un descenso de la presión de CO 2 en la atmósfera. Estos
procesos o bien actúan reduciendo la cantidad total de carbono que hay en el océano
superficial al bombearlo hacia el océano profundo, o bien actúan sobre la fracción de
carbono que se encuentra en forma de CO2 disuelto o en forma iónica.

EL CICLO DEL CARBONO DENTRO DEL OCÉANO


Bomba biológica. Una intensificación de la bomba biológica aumenta la tasa de
hundimiento de dióxido de carbono al Océano profundo y por tanto reduce la
concentración de ΣCO2 en el agua superficial que lleva a una disminución de la presión
parcial de CO2 gas en el agua superficial con respecto a la existente en la atmósfera y
por tanto al trasvase de dióxido de carbono desde la atmósfera al océano. La fotosíntesis
es también la que regula los trasvases de CO2 en el interior del Océano. En la zona
superficial, donde hay luz, dominan los procesos de fotosíntesis y por tanto se reduce el
CO2 en el agua junto con los nutrientes, por el contrario en el Océano profundo donde
dominan los procesos de oxidación y respiración sobre la fotosíntesis, se liberan el CO 2
y los nutrientes. El fitoplancton consume el CO2 junto con los nutrientes, en el agua
superficial y éstos son liberados en profundidad cuando se degrada la materia orgánica
muerta. En término medio, aproximadamente el 70% del carbono es reciclado en
superficie (producción reciclada) pero un 30 por ciento puede ser transportado hacia
zonas profundas (producción de exportación). Este carbono que se hunde hacia el fondo
va a circular con las aguas profundas y por tanto el tiempo medio que tarda en volver a
la superficie es de 1.000 años. Por el contrario, una baja tasa de actividad biológica
reduce el bombeo de CO2 y tiende a incrementar la concentración de este gas en la
atmósfera al producirse un escape del gas desde el agua, con una mayor presión parcial,
al aire. Mediante el bombeo biológico, el Carbono inorgánico y los nutrientes tienden a
concentrarse en las capas profundas del océano, siendo responsable del fuerte gradiente
existente en el océano entre el agua superficial, con bajas concentraciones de ΣCO 2 y de
nutrientes y las aguas profundas ricas en CO2 y nutrientes.
Ahora bien, el carbono inorgánico no permanece en el océano profundo eternamente,
esas aguas profundas, ricas en CO2 ascienden a la superficie o bien poco a poco en el
conjunto del océano, o bien de forma mas rápida en determinadas zonas donde se
producen surgencias o upwelling. Esas zonas, como por ejemplo el Pacífico ecuatorial o
la Antártida, con fuertes ascensos de CO2 a la superficie, potencialmente son zonas
fuente de dióxido de carbono a la atmósfera, ya que la presión de CO2 gas se incrementa
rápidamente en el agua superando a la presión de CO 2 en el aire inmediatamente encima
y ocasionando un escape de este gas hacia la atmósfera. Sin embargo, en esas zonas la
surgencia de agua transfiere a la superficie, junto con el CO2, importantes cantidades de
nutrientes, que ocasionan eclosiones del fitoplancton consumiendo los nutrientes y el
CO2 para transportarlo de nuevo hacia el océano profundo. Por tanto, el balance final de
CO2 depende de la tasa de utilización de los nutrientes, si el fitoplancton responde a los
nutrientes, el agua superficial se mantiene con valores bajos de CO2, pero si el
fitoplancton no responde a los nutrientes, subirá la concentración de Σ CO 2 en el agua
superficial y por tanto escapará a la atmósfera.
En la actualidad existen amplias zonas del Océano que son denominadas HNLC (High
nutrient, low chlorophyl), zonas con alto contenido en nutrientes y baja concentración
de clorofila, especialmente en el océano antártico, es decir son zonas donde el
fitoplancton no responde a pesar de la llegada a la superficie por surgencia o upwelling
de grandes cantidades de nutrientes. Se piensa que esto puede ser debido a la carencia
de alguno de los micronutrientes importantes como puede ser el hierro. Junto con los
nutrientes llega también gran cantidad de CO2 que no es consumido por el fitoplancton,
y por tanto, pasa a la atmósfera.
Bomba de solubilidad
El CO2 es más soluble en agua fría que en agua caliente por lo que una misma cantidad
de CO2 gas en disolución ejerce una presión menor en aguas frías que en aguas
calientes. Por este motivo, en zonas frías del océano, la presión de CO 2 suele ser
superior en la atmósfera que en el océano y por tanto el gas pasa desde el aire al agua,
siendo las zonas de altas latitudes sumideros de CO2 para la atmósfera. Como las zonas
de altas latitudes con aguas frías, tanto en el Atlántico norte como en la Antártida, son
zonas de formación de aguas profundas, la circulación termohalina favorece el
hundimiento de CO2 hacia el Océano profundo. En este sentido, tanto el Océano
Atlántico norte como el Pacifico norte son zonas donde el Océano superficial esta
subsaturado con respecto al CO2 en principio debido a que mantienen aguas frías. La
diferencia es que en el Atlántico el CO2 se trasvasa al Océano profundo y este CO2 pasa
al circuito del Conveyor belt en la corriente de aguas noratlánticas profundas NADW.
Mediante estos dos mecanismos el dióxido de carbono tiende a almacenarse en el
Océano profundo. Cuanto más lejos esté el CO 2 de la superficie, más probable es que se
reduzca la proporción de este gas en la atmósfera.
Ahora bien en el Océano el agua que se hunde en el mar de Noruega o en el mar de
Weddell y que alimenta al océano profundo asciende hacia la superficie en zonas
concretas del Océano y sobre todo en zonas de upwelling, o también poco a poco se va
mezclando hacia arriba hasta que llega a la superficie. Mediante estos dos procesos de
upwelling o de mezcla, el CO 2 asciende hasta la superficie del Océano y puede escapar
hacia la atmósfera. Si este ascenso de aguas ricas en dióxido de carbono se produce en
zonas cálidas del Océano, el agua fría, que puede disolver una cantidad importante de
CO2, se calienta al llegar a la superficie y parte del gas simplemente se libera a la
atmósfera. En las zonas de upwelling de altas latitudes, el agua al llegar a la superficie
se mantiene fría por lo que todavía puede contener gran cantidad de CO 2 y el proceso de
trasvase a la atmósfera es mucho mas reducido. A esta vía de intercambio que está muy
relacionada con la temperatura y la solubilidad del CO 2 se la suele llamar bombeo de
solubilidad para diferenciarlo del bombeo biológico.
En las zonas de upwelling solo hay un mecanismo capaz de impedir la liberación de
CO2 a la atmósfera, que es la existencia de un bombeo biológico muy eficiente, es decir
que cuando llegan gran cantidad de nutrientes: nitratos, fosfatos, sílice, etc, el
fitoplancton es capaz de reproducirse a tal velocidad que puede atrapar todo el CO 2
ascendente y bombearlo de nuevo hacia el fondo. Esto se da sobre todo en los upwelling
de altas latitudes, ya que en los upwelling de zonas tropicales casi siempre hay escape
de CO2 hacia la atmósfera, si bien un bombeo biológico intenso puede ser capaz de
compensar y reducir considerablemente la perdida y liberación de CO2.
Las zonas donde se transfiere dióxido de carbono de la atmósfera al Océano se
denominan sumideros de CO2 y suelen estar en las zonas de latitudes altas, bien sea por
las bajas temperaturas, por el hundimiento de aguas o por un bombeo biológico muy
efectivo, en cambio las zonas donde pasa CO 2 del Océano a la atmósfera se denominan
zonas fuente y suelen localizarse en las zonas de upwelling de bajas latitudes, donde el
agua rica en CO2 se calienta.

Bomba de carbonato
Los organismos marinos que precipitan carbonato cálcico, por ejemplo los
cocolitóforos, foraminíferos, arrecifes de coral, terópodos, así como muchos moluscos
que viven en la plataforma están consumiendo carbono, si los esqueletos de estos
organismos se disuelven, este carbono vuelve al agua del Océano pero si se sedimenta
en el fondo oceánico y se entierra, el carbono pasa a la litosfera, donde puede
permanecer durante millones de años. Este es uno de los mecanismos principales del
ciclo geológico que ha ido eliminando durante millones de años toneladas de carbono de
la atmósfera. En muchas zonas del Océano actual, los microorganismos del plancton
calcáreo consumen carbono al formar su caparazón de carbonato cálcico y estos
caparazones caen el fondo y se disuelven a 4000 o 5000 m de profundidad, por debajo
de lisoclina, por lo que el carbono vuelve al agua del Océano pero lo hace en
profundidad por lo que la bomba de carbonato contribuye, como la bomba biológica en
sentido estricto, a trasvasar carbono del océano superficial al profundo.

Alcalinidad y CO2
La alcalinidad del agua mide el exceso de cargas positivas de los cationes sobre los
aniones de ácidos fuertes. Este exceso de cargas positivas se compensa con las cargas
negativas de los aniones de ácidos débiles (ácido carbónico, silícico, bórico, fosfórico,
etc. De todos estos aniones, los fundamentales son los aniones del carbónico, es decir
los iones bicarbonato y carbonato, por lo que simplificando se puede expresar la
alcalinidad como la suma de iones carbonato y bicarbonato. Solamente el ácido bórico
contribuye a equilibrar la alcalinidad, pero no se ha considerado para simplificar:

[AlK] = [Na+] + [K+] 2[Mg2+] + 2[Ca2+] - [Cl-] - 2[SO42-] - [NO3-]

[AlK] = [HCO3-] + [CO32-]

Así pues cuando se incrementa la diferencia entre los cationes y aniones arriba
mencionados, tiene que aumentar la concentración de iones bicarbonato o carbonato
para compensar el exceso de cargas positivas. Para compensar los incrementos o
descensos de la alcalinidad la reacción que regula el equilibrio entre las distintas
especies del carbonato (1) se desplaza en uno u otro sentido con la finalidad de producir
más o menos cargas negativas.

(1) CO2disuelto ↔ H2CO3 ↔ H+ + HCO3- ↔ 2H+ + CO32-

Cuando la alcalinidad es alta, la ecuación de arriba (1) se desplaza hacia la derecha ya


que se necesitan más cargas negativas, y por tanto, sin cambiar la concentración de DIC,
debe haber menos cantidad de CO2 que es neutro y más cantidad de iones carbonato que
tienen dos cargas negativas que de iones de bicarbonato (con una carga negativa). Por
tanto la ecuación se desplaza hacia la derecha. En cambio, cuando la alcalinidad
disminuye, se necesitan menos cargas negativas por lo que la ecuación se desplaza hacia
la izquierda generándose más CO2 gas, que es neutro, disminuyendo la concentración de
iones carbonato. Así pues, un descenso de la alcalinidad en el agua superficial, puede
producir un escape de gas hacia la atmósfera ya que se incrementa la concentración de
CO2 gas, sin que haya cambiado la cantidad de ΣCO2 en el agua, simplemente porque se
necesitan menos cargas negativas en el sistema del carbonato, y por tanto aumenta la
forma neutra, que es la que se intercambia con la atmósfera.
El Carbono inorgánico disuelto (DIC) o ΣCO2 , como ya hemos dicho mas arriba, esta
fundamentalmente en el océano bajo las formas de bicarbonato y carbonato, y como la
concentración de CO2 gas es mínima (solo 1%), se puede simplificar y se puede decir
que el DIC es igual a la suma de iones bicarbonato y carbonato.

[DIC] = [HCO3-] + [CO32-]

Así pues, la presión de CO2 gas en aguas superficiales en cualquier región del océano va
a depender, por un lado del DIC, es decir de la cantidad de ΣCO 2 en esa masa de agua y
por otro de la alcalinidad. La presión de dióxido de carbono sube cuando aumenta la
cantidad total de CO2 en el agua, siempre que no cambie la alcalinidad, pero también
aumenta cuando baja la alcalinidad, aunque no cambie la cantidad de ΣCO2.
Las variaciones en el DIC y la alcalinidad de las masas de agua superficiales
continuamente van controlando la presión de pCO2 en las aguas superficiales y por tanto
regulando su intercambio con la atmósfera.

Formación y disolución de carbonato y alcalinidad


La alcalinidad en el océano viene regulada fundamentalmente por la producción y
disolución de carbonato, sobre todo por el fitoplancton y zooplancton calcáreo
(Cocolitofóridos, Foraminíferos, terópodos) o por los arrecifes de coral y otros
organismos carbonatados en la plataforma. Todos estos organismos retiran iones Ca2+
del agua del mar que vuelven a la solución acuosa cuando se disuelve en aguas
profundas. Al eliminar iones Ca2+, la formación de carbonato hace descender la
alcalinidad. La precipitación de carbonato elimina tanto iones Ca2+ como ΣCO2, pero
mientras que la alcalinidad desciende en dos unidades, el ΣCO2 lo hace sólo en una, ya
que un mol de CO32- tiene dos cargas negativas. Así pues debido a que el cambio en la
alcalinidad es superior al cambio en el ΣCO 2, la producción de carbonato hace subir la
presión parcial de CO2 en el agua, generando por tanto un efecto contrario al que
produce la síntesis de tejidos blandos de los organismos. Sin embargo, en el océano
domina claramente el consumo de carbono que va a formar tejido blando sobre el que
va a formar carbonato.
Por el contrario, la disolución de carbonato, normalmente en aguas profundas o en los
sedimentos carbonatados del fondo, incrementa la alcalinidad del agua, al liberar iones
Ca2+. También incrementa el ΣCO2 pero, de nuevo, el incremento de la alcalinidad es
superior al incremento en el ΣCO 2 en una proporción de 2:1. Por tanto la disolución de
carbonato en el océano hace disminuir la presión de CO 2 debido al aumento de la
alcalinidad.
La alcalinidad total es muy variable en el océano, puede incrementarse cerca de la
superficie por entrada de carbonatos disueltos a través de la descarga de los ríos o
decrecer por la precipitación de carbonato, e incrementarse en profundidad debido a la
disolución de restos calcáreos.

CAMBIOS DE CO2 EN EL PASADO


De acuerdo con los registros obtenidos en el hielo de Vostok, a lo largo del Cuaternario
la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha oscilado entre 190 ppm
durante los máximos de las glaciaciones y 280 ppmv durante los máximos
interglaciales. Se ha reconocido una fuerte ciclicidad de 100.000 años en los registros de
CO2, con descensos graduales de CO 2 hasta alcanzar el umbral de 190 ppm y subidas
bruscas, en las que se recuperan los valores interglaciales próximos a 280 ppm en unos
pocos miles de años. Existe un fuerte paralelismo entre los registros de CO 2 y los
registros de temperatura del aire, así como los registros de volumen de hielo en la Tierra
y del nivel del mar. La Tierra ha tenido durante los periodos más fríos tres veces más de
hielo que en la actualidad, sobre todo en Norteamérica y en el norte de Europa,
coincidiendo con los mínimos de CO2 en la atmosfera, después estos grandes casquetes
de hielo se derritieron bruscamente coincidiendo con las subidas bruscas de CO 2. Uno
de los objetivos prioritarios en el estudio del clima del pasado, se dirige a comprender y
analizar las causas y los mecanismos que han provocado los cambios en el CO 2 del
pasado, esa diferencia de aproximadamente 80 ppm entre los periodos glaciales y los
interglaciales, porque nos puede ayudar también a entender que va a pasar con el clima
en el futuro, cuando las concentraciones de CO2 se sitúen en niveles nunca alcanzadas
en los últimos millones de años.
Existe un cierto consenso científico en el que se asume que los cambios de CO 2 en la
atmósfera han sido regulados por el Océano, que actuaría como una especie de
termostato. Durante los periodos glaciales la presión de CO 2 en el Océano superficial
habría descendido, induciendo una captura de CO2 de la atmósfera. Esto habría
mantenido una atmósfera con poco CO2 y un planeta frio en el que se acumuló hielo en
los continentes. Este CO2 probablemente se almacenó en algún reservorio del Océano
profundo. Por el contrario, durante las deglaciaciones, una parte de este CO 2
almacenado en el Océano profundo habría ascendido hacia la superficie, liberándose a
la atmosfera, desencadenándose una subida de temperatura y un deshielo generalizado
de los casquetes del hemisferio norte.
En sentido amplio, las hipótesis propuestas para explicar las variaciones de dióxido de
carbono en el pasado se dirigen a buscar mecanismos que regulen la alcalinidad y la
concentración de carbono total disuelto (DIC) en el océano superficial. En líneas
generales podríamos hablar de dos tipos de hipótesis, aquellas que proponen variaciones
en el ciclo del carbono dentro de los distintos reservorios del océano y por consiguiente
ocasionen una diferente distribución del DIC y la alcalinidad entre los diferentes
volúmenes de agua del océano. Estas hipótesis que tratan al océano como un sistema
cerrado, en el que se alteran los intercambios internos de carbono, se centran en el
bombeo biológico, como principal mecanismo regulador de los intercambios de CO2
entre el océano superficial y profundo.
El segundo tipo de hipótesis, sin embargo, se centran más en los intercambios de
carbono entre el océano y los otros reservorios externos. Al considerar el problema
desde el punto de vista de un sistema abierto, El DIC y la alcalinidad del océano
superficial pueden haber cambiado en el pasado como resultado del desequilibrio
temporal que se puede producir entre la tasa de entrada de carbono procedente de la
meteorización de carbonatos en el continente y la tasa de enterramiento de carbonato en
el océano, ya sea por medio de los arrecifes de coral en las plataformas o a través de los
sedimentos carbonatados en el fondo oceánico.

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