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Pedagogy of Kant: a philosophy of education?
SICI: 2027-1174(201212)5:10<155:PKUFLE>2.0.TX;2-G
Para citar este artículo / To cite this article / Pour citer cet article / Para citar este artigo
Bustamante-Zamudio, G. (2012). Pedagogía de Kant: ¿una filosofía de la educación? magis, Revista Internacional de Investigación en Educación,
5 (10), 155-171.
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Todo texto tiene una deuda inmensa con su época. Ahora bien, de
un lado, esta evidencia camufla el hecho de que la época tiene deudas
con el texto (lo que ya pone serias dudas sobre una determinación que
iría de la primera al segundo); y, de otro lado, no deja ver hasta dónde el
texto apunta a algo que no se reduce a lo que la época es, si bien tiene su
marca… (si no fuera más que el calco escritural de lo que lo rodea, ¿qué
sentido tendría?).
El documento
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Immanuel Kant no escribió Über Pädagogik. Esa obra se publicó pese
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a Kant mismo, como dice Mariano Fernández-Enguita —editor de la tra-
1 Cfr. Referencias.
2 Dado que la mencionada obra de Kant se cita con frecuencia a lo largo del documento, solo
referenciará el número de la página entre paréntesis.
3 “Explicar significa en gran medida comprender que dos o más fenómenos, que aparente-
mente no tienen nada qué ver, son realmente consecuencia de una misma causa” (Casas,
2009, p. 13).
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rio el cuidado en los hombres? ¿El cuidado forma parte del esfuerzo por
cambiar el animal que hay en el hombre? ¿Usar las fuerzas contra sí mismo PÁGINA 159
Parece extraña esta idea de que “un animal ya lo es todo”, pues cre-
ce, se desarrolla, muta, se reproduce, muere… Sí, pero la mirada del filó-
sofo (y la imagen del poeta) está puesta más allá: todos esos cambios no
transforman lo que el animal ya es desde el comienzo y que no dejará de
ser: anhelará la carne, aparte de los acontecimientos, si los de su especie
la anhelan; buscará a los semejantes, más allá de las vicisitudes de su desa-
rrollo, si los de su especie son gregarios; copulará, independientemente de
las circunstancias, si los de su especie despliegan ciertos indicios. Nada hay
por llenar de su ser: ya lo es todo.
La cita de Kant continúa: “[…] una razón extraña le ha provisto de
todo” (29-30). Reaparece la palabra ‘todo’. Todo le ha sido dado, nada le falta.
cómo funciona, por qué funciona, para qué funciona, etc.? El animal no
necesita saber, porque no carece: no duda, no sabe que existe, no sabe
que va a morir; sencillamente, es (no está arrojado al mundo, es mundo).
Por eso, el ‘ser’ no es su problema. ¿Qué pasaría con ese saber si fue-
ra tocable por la contingencia de los individuos?, ¿seguiría funcionando?,
¿permitiría conservar la especie?4
A continuación, Kant agrega que el hombre “no tiene ningún ins-
tinto” (30). En consecuencia, no tiene un “saber extraño”. O sea: el saber
humano —cualquiera sea— es propio, no es extraño y, entonces, puede
ser sabido (por eso, a veces es aquello de lo que el sujeto no quiere sa-
ber… aunque pueda). Esto introduce de manera inmediata la duda sobre
la posibilidad de tener un discurso y un discurso-sobre-el-discurso, o sea,
un metadiscurso. O, como se dice hoy, una ‘metacognición’. Así, el saber
humano ya sería, en sí mismo, metacognitivo, ya sería metalenguaje… lo
cual vuelve inútiles tales conceptos y, entonces, no habría metalenguaje,
ni metadiscurso, ni metacognición. El saber humano es sabido, no tiene
“afuera”, “por encima de”. “¿Hacia dónde imaginar la huida, si la celda lo
es todo?” (Pessoa, 1982, p. 56).
Al comenzar considerando que el hombre carece de instintos, Kant
se ve obligado a describir al humano partiendo de la falta: el humano es
el que no tiene un saber que le permite responder con eficacia a la con-
tingencia del mundo (como sí ocurre con el animal). El saber humano se
erige como intento de tapar la falta de saber (constitutiva o producida, no
es por el momento lo que interesa). Por eso, dice que “el hombre necesita
una razón propia” (30), es decir, no extraña. Pero, ¿qué quiere decir ahí
‘necesidad’? Hay al menos tres opciones, que dan lugar a tres posiciones
completamente distintas frente al proceso formativo:
• ¿Se trata de algo del orden de una “carencia de las cosas que
son menester para la conservación de la vida” (DRAE5), como la
carencia de comida, es decir, la necesidad de comer?
• ¿O se trata de algo del orden de un mandato acerca de “las ac-
ciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de
la bondad o malicia” (DRAE), es decir, de un imperativo moral?
4 Una objeción puede aparecer al respecto: la idea de que la experiencia se incorpora a la espe-
cie (incluso a la siguiente generación). Sin embargo, eso contradiría la existencia del instinto,
aunque una idea semejante, pero a muy largo plazo, esté en la base del instinto.
5 Diccionario de la Real Academia de la Lengua.
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nos vemos impelidos a inventar la razón.
En todo caso, por ahora, tenemos una implica- resumen: el animal tiene plan. Cualquier ejemplar tiene
ción: por una parte, la singularidad de un espécimen el mismo plan que cada uno de los demás ejemplares; es PÁGINA 161
cia el individuo es indefectible. Por esto, los detalles que —mirando hacia
PÁGINA 162 atrás— nos parecen desatinos, podemos entenderlos como esas marcas
de época tras las cuales se puede decantar lo específico de lo humano, que
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—no por razones de poco peso— siempre ha tenido qué ver con la idea de
educar, de formar. Absurdo sería objetar la aproximación a lo específico a
nombre de la anécdota que hoy nos ocupa… en virtud de ser, como Kant,
hombres de época. Botar el bebé con el agua sucia, como dicen.
Es justamente a nombre de la época que ciertas expresiones apare-
cen y se reiteran en el texto. A continuación, por ejemplo, Kant dice: “El
género humano debe sacar poco a poco de sí mismo, por su propio esfuer-
zo, todas las disposiciones naturales de la humanidad” (30). Desglosemos
estas palabras:
8 Es como la paradoja del nombre propio, dado no obstante por el otro. ¿Por qué no esperar
y entonces permitir que se dé su propio nombre cuando tenga “uso de razón”? El problema
es que, sin nombre, no podría estar en posibilidades de llegar a tener “uso de razón”…
9 ¿Con el vocablo ‘ya’, expresa Kant su pasmo frente a la ausencia de tiempo del animal?
10 ¿Con el vocablo ‘todo’, expresa Kant su pasmo frente a la ociosidad de la expectativa?
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zarse; y si tiene que hacer fuerza, es porque otra fuerza se opone:
¿quizá algo unido a la falta, axioma fundamental con el que Kant PÁGINA 163
11 Es lo que sostienen, de un lado, Howard Gardner (1983) y, de otro, Werner Wolff (1947).
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peligro era natural, instintiva, hereditaria… o si era aprendida, enseñada,
inducida por la cultura (todavía hoy tenemos explicaciones de la agresivi-
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dad que mencionan el contenido de los programas televisivos…). Pero ya
12 Por ejemplo: “Se ve también entre los salvajes que, aunque presten servicio durante mucho
tiempo a los europeos, nunca se acostumbran a su modo de vivir; lo que no significa en ellos
una noble inclinación hacia la libertad, como creen Rousseau y otros muchos, sino una cierta
barbarie: es que el animal aún no ha desenvuelto en sí la humanidad” (30-31).
contrario del impulso—, de tiempo… condiciones afi- que nadie está obligado a someterse a él más que en
nes con el plan (el proyecto)… ¿y qué otra cosa puede la medida en que sabe que la contemplación de lo
decirse que es la cultura? Los que se escandalizan hoy inteligible tiene ese precio.
con estas palabras de Kant y esgrimen términos que
descalifican todo de un solo tajo (tales como: “Kant Más adelante, Kant lo dice de manera más la-
busca la homogeneidad y la obediencia”), no tienen cónica: “Es preciso desbastar la incultura del hombre
inconveniente en hablar de “hiperactividad” y de tole- a causa de su inclinación a la libertad; el animal, al
rar —e incluso propiciar— que se suministre Ritalina™
contrario, no lo necesita por su instinto” (31). Y esa
a los niños, con el fin de que presten atención en clase
libertad puede estar “alcahueteada” por alguien: la
y hagan sus tareas. Suena más moderno, ¿no? Pero
madre, que mima con exceso (31); o los que rodean al
Kant es más brillante: percibe que la primera educa-
aristócrata, que no le llevan la contraria (31). Entonces,
ción, hecha a nombre del saber, por supuesto (mate-
no basta con ser otro para cumplir la función de Otro,
máticas, lenguaje, ciencias naturales, ciencias sociales),
que consiste en poner límite, hacer funcionar la ley.
no está destinada más que a producir la posibilidad.
Ahora el mapa es más complejo: de un lado, el
Esa es la formación, lo que da forma; el contenido ven-
animal, representante de la naturaleza, totalizado des-
drá después (es lo que llama instrucción).
de el comienzo, con una atadura tan estricta que, en
Y, entonces, lo que ha venido llamando “im-
su caso, no hace falta hablar del ser o de la libertad.
pulsos animales”, ahora adopta un nombre contrario al
De otro lado, lo humano, representante de la excep-
sentido común pedagógico: libertad. Veamos: “Pero
ción, expropiado por definición, realizado en lo po-
el hombre tiene por naturaleza tan grande inclinación
sible, sin atadura, con todo el problema del ser por
a la libertad, que cuando se ha acostumbrado durante
mucho tiempo a ella, se lo sacrifica todo. Precisamen- delante. Y, finalmente, el impulso, la libertad… que
te por esto, como se ha dicho, ha de aplicarse la disci- parecen ser los síntomas producidos a raíz de la falta,
plina desde muy temprano, porque en otro caso es el efecto de esa condición bajo la cual se produjo la
muy difícil cambiar después al hombre; entonces sigue contingencia humana. De este tercer campo hay un
todos sus caprichos” (30). A diferencia de muchos dis- movimiento constante hacia el segundo campo, dada
cursos, de fecha más reciente, sobre educación y pe- su dependencia estructural: del individuo hacia la fal-
dagogía, aquí ‘libertad’ es sinónimo de imposibilidad. ta, se da la búsqueda de la satisfacción. Y de la falta
La libertad es el impulso, la negación del Otro, la falta hacia el individuo, la cultura hace una atribución de
de pausa para poder delinear un proyecto. En libertad, sentido, inventa algo en su lugar (“Puedo imaginarlo
nada se produce. En el marco de la ley, en cambio, todo, porque no soy nada. Si fuese algo, no podría
se crea la pausa, se hace posible el deseo —que lo imaginar” (Pessoa, 1982, p. 191), impone sus ideales
es de un objeto intangible, construible en la misma de formación y de expresión. En atención a que el len-
dinámica de su consecución— y, por tanto, algo (no guaje es tanto el mecanismo de imposición de la dis-
todo) puede ser hecho, pensado, realizado. Se necesi- ciplina, como aquello que resulta impuesto, y que sus
ta una restricción para poder actuar y no ser-actuado formas son concomitantes con la falta constitutiva, no
por el impulso. Un juego solo es posible con reglas. es —no podría ser, está por fuera de lo que lo ha he-
En ausencia de reglas, nada se puede jugar. La regla cho posible— un sistema de designación. Por eso, les
es el referente Otro, el que no constituye una razón hacemos atribuciones de sentido a las formas lingüís-
interna, pero extraña, sino una razón externa y —que ticas, en función de lo insoportable de la condición
se volverá— “familiar”, al menos no tan extraña. Así, humana. Por eso, el sentido es una idealización, pues
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entonces tenemos el mismo tono de lo dicho a partir de los instintos. Lo
aprendido por los animales cumple los mismos mandatos naturales a que PÁGINA 167
hoy se encuentra cada vez más colonizado por un discurso arropado con
un lenguaje cientificista que desmiente las prácticas que permitieron so-
brevivir a las generaciones que lo precedieron. Y, entonces, de un botón
en el ombligo, pasamos a la cirugía de hernia umbilical; de un aprendizaje
in situ, asistido por la experiencia de quienes ya vivieron esos acontecimien-
tos, pasamos a las revistas técnicas que enseñan cómo ser padres, si uno
compra la marca de pañales desechables que las “obsequia” como “valor
agregado”. En cualquier caso, habrá algún cuidado, pues cuando se es muy
pequeño, la supervivencia está en peligro.
La idealización florece aún más en la disciplina. Por servirse del reali-
zativo explícito, el objetivo de aquietar se hace “por tu propio bien”, como
individuo consciente, razonable, hablante (como efecto justamente de
esas interpelaciones). Esto da lugar a una mayor apertura, así sea para
la exacerbación del caos. Como decíamos, “desbastada la incultura”, el
individuo ahora será susceptible de ser instruido. También aquí los discur-
sos provienen del espacio del que se nutre la instrucción. Y, entonces, del
castigo físico hemos pasado a la reconvención y luego a la ‘comunicación’
y la ‘tolerancia’. Pese al debate sobre la forma particular como la cultura
lo implementa, diríamos que habrá disciplina, pues es necesario que el
individuo haga una pausa, para producir un lugar dónde albergar el saber;
y, para lograrlo, hay necesidad de reducir algo… y con ello, restar “impulso
natural”, apego, libertad, satisfacción. Por eso, para que el individuo con-
sienta en saber, tiene que haber una promesa de resarcimiento futuro de
la satisfacción: “Encanta imaginarse que la naturaleza humana se desen-
volverá cada vez mejor por la educación, y que ello se puede producir en
una forma adecuada a la humanidad. Descúbrese aquí la perspectiva de una
dicha futura para la especie humana” (32).
Como se ve, además de la “dicha futura”, otra de las razones de que
haya idealización es la promesa de ser: “Es probable que la educación vaya
mejorándose constantemente, y que cada generación dé un paso hacia
la perfección de la humanidad; pues tras la educación está el gran se-
creto de la perfección de la naturaleza humana” (32). Y si nada de esto se
produce, el individuo será un ‘salvaje’, dice Kant (32), un “incorregible”.
¿Pero cuando se trata de una pandemia? Los nuevos discursos vuelven al
maestro un analista de riesgos que estudia todo el tiempo la posibilidad de
que su acto de disciplina le cueste un proceso jurídico, entablado justa-
mente por el educando a quien hemos elevado a la condición de alguien
con derechos, a un igual. En consecuencia, el maestro no actúa, sino que
calcula. La disciplina se debate entre su disolución y su reinstauración, en
medio de un lamento generalizado sobre la “pérdida de valores”. Sin disci-
plina, se produce la carencia estructural del límite y, entonces, no hablamos
magis
Ambas cosas están documentadas. Hasta cifras tienen. Lo interesante es
que ya Kant tenía los elementos para su descripción: lo “políticamente PÁGINA 169
Resumen parcial
13 “Con la educación actual no alcanza el hombre por completo el fin de su existencia; porque,
¡qué diferentemente viven los hombres! Solo puede haber uniformidad entre ellos, cuando
obren por los mismos principios, y estos principios lleguen a serles otra naturaleza” [p. 33].
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