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6.

DESARROLLO DE LOS GENITALES

 Embriología del útero y los oviductos


El útero y las trompas de Falopio provienen de los conductos de Müller, que
aparecen en el polo superior de la cresta urogenital en la quinta semana del
desarrollo embrionario. En la sexta semana, las puntas crecientes de los dos
conductos de Müller se acercan entre sí en la línea media. Una semana después
alcanzan el seno urogenital. En ese momento los dos conductos de Müller se
unen para formar uno solo a nivel de la cresta inguinal. Dicha cresta da origen al
gubernaculum que es el primordio del ligamento redondo. Por lo tanto, los
extremos superiores de los conductos de Müller dan origen a los oviductos y sus
partes fusionadas forman el útero. El conducto vaginal no es permeable en toda
su longitud hasta el sexto mes.

 Embriología de los ovarios


A las casi cuatro semanas de gestación se forman las gónadas en la superficie
ventral del riñón embrionario. El epitelio celómico se engruesa y grupos de células
se proyectan hacia la mesénquima subyacente. Esta región circunscrita se
denomina epitelio germinativo.
Para el término de la quinta semana, la rápida división de todos estos tipos
celulares produce la aparición de una cresta genital notoria. La cresta se proyecta
en sentido medial hacia la cavidad del cuerpo hasta un pliegue donde se
encuentran los conductos mesonéfricos (de Wolff) y paramesonéfricos (de
Müller). Para la séptima semana se separa del mesonefros, excepto en una zona
central estrecha, el futuro hilio, donde ingresan los vasos sanguíneos. En este
momento se puede distinguir el género porque se reconocen los testículos por la
presencia de bandas radiantes de células bien definidas, los denominados
cordones sexuales.
En el embrión femenino, el epitelio germinativo prolifera durante más tiempo. Los
grupos de células así formados yacen en principio en la región del hilio y a medida
que aparece tejido conjuntivo entre ellos, se asemejan a los cordones sexuales.
De estas estructuras se proyectan los cordones medulares y persisten durante
un tiempo variable.
Para el tercer mes, la médula y la corteza están bien definidas. La mayor parte
del ovario está constituida por la corteza que muestran algunos signos de
agrupamiento, pero no cordones distintivos como en el testículo, las bandas de
células se extienden desde el epitelio germinativo hasta la masa cortical y las
mitosis son numerosas. La rápida sucesión de mitosis reduce pronto el tamaño
de las células germinativas, hasta un grado en que ya no se diferencian con
claridad de las circundantes. Estas células germinativas se conocen como
oogonias.
Para el cuarto mes, algunas células germinativas en la región medular comienzan
a crecer, los llamados oocitos primarios. Una capa única de células foliculares
aplanadas que se derivaron de manera original del epitelio germinativo rodea
pronto a los oocitos primarios. Estas estructuras se llaman folículos primordiales,
algunos folículos empiezan a crecer incluso antes del nacimiento y se cree que
otros persisten en la corteza casi sin cambios hasta la menopausia.
Para la edad de ocho meses, el ovario se ha convertido en una estructura larga,
estrecha y lobulada que se adhiere a la pared del cuerpo en la línea del hilio por
el mesovario, donde yace el epoóforo.

 Género fetal
En teoría, debe haber una relación primaria genérica de 1:1 en el momento de la
fecundación porque está presente una cifra equivalente de espermatozoides
portadores de X e Y. Sin embargo, esto no ocurre y se ha demostrado que
muchos factores contribuyen a la relación de géneros en el momento de la
concepción e incluyen susceptibilidad diferencial a exposiciones ambientales, así
como trastornos médicos.
Cualquiera que sea la causa, es imposible determinar la razón primaria de
géneros, ya que esto requeriría la asignación de género a los cigotos que no se
segmentan, blastocistos que no se implantan y otras pérdidas gestacionales
tempranas. La relación de géneros secundaria se refiere a los fetos que alcanzan
la viabilidad y por lo regular es de 106 varones por 100 mujeres. La relación de
géneros secundaria es explicable por la pérdida de más embriones-fetos
femeninos que masculinos durante el embarazo temprano.

 Asignación de género al nacer

Si los genitales externos del recién nacido son ambiguos, la asignación requiere
conocimiento del sexo cariotípico, el gonadal, el medio hormonal al que se
expuso el feto, la anatomía y todas las posibilidades de corrección quirúrgica.

Las posibilidades de la ambigüedad de género pueden ser


pseudohermafroditismo masculino, que se caracteriza por exposición
androgénica incompleta y variable de un feto predestinado a ser masculino;
pseudohermafroditismo femenino en el cual no se produce la sustancia inhibidora
de los conductos de Müller, pero la exposición a los andrógenos es excesiva,
disgenesia de género en el que el cariotipo varía y generalemnte es anormal, la
mayoría tiene gónadas con desarrollo anormal y suelen encontrarse gónadas en
estría, siendo el síndrome de Turner el mas comunu (46x); o hermafroditismo
verdadero que es parecido a la disgenecia gonadal pero tienen tejidos ováricos y
testiculares con células germinativas para oocitos y espermatozoides en gónadas
anormales.

 Diferenciación sexual
La diferenciación del género fenotípico se determina por la estructura
cromosómica, que actúa en conjunción con el desarrollo gonadal.
o Género cromosómico
El género genético, XX o XY, se establece en el momento de la fecundación,
pero para las primeras seis semanas el desarrollo de embriones masculinos
y femeninos es indistinguible desde el punto de vista morfológico. La
diferenciación de la gónada primordial en testículo u ovario señala el
establecimiento del sexo gonadal

o Género gonadal
o
Las células germinativas primordiales se originan en el endodermo del saco
vitelino y migran a la cresta genital para formar la gónada no diferenciada. Si
está presente un cromosoma Y, la gónada comienza a transformarse en un
testículo a las seis semanas después de la concepción. El desarrollo
testicular es dirigido por un gen localizado en el brazo corto del cromosoma
Y (factor determinante del testículo), también llamado región determinante
del sexo (SRY, sex-determining region), que es específico del cromosoma Y.

La contribución del género cromosómico al gonadal se ilustra en diversas


condiciones paradójicas. La frecuencia de varones con fenotipo 46,XX se
calcula en casi 1 en 20 000 nacidos vivos masculinos, lactantes que al
parecer resultan de la translocación del fragmento del cromosoma Y que
contiene TDF hacia el cromosoma X durante la meiosis de las células
germinativas masculinas. De manera similar, los individuos con cromosomas
XY pueden tener aspecto fenotípicamente femenino si son portadores de una
mutación en el gen TDF/SRY.
Hay pruebas de que los genes del brazo corto del cromosoma X son capaces
de suprimir el desarrollo testicular a pesar de la presencia del gen SRY.
Además, esto contribuye a una forma de disgenesia gonadal recesiva ligada
a X. La existencia de genes autosómicos determinantes del sexo se apoya
en varios síndromes genéticos en los que la rotura de un gen autosómico
produce, entre otras anomalías, disgenesia gonadal. Por ejemplo, la displasia
camptomélica localizada en el cromosoma 17 que se vincula con una rara
osteocondrodisplasia que se define por la presencia de arqueamiento de los huesos
largos de los miembros, dificultad respiratoria severa, y una inversión sexual del
fenotipo XY. De manera similar, el seudohermafroditismo masculino se ha
vinculado con una mutación en el gen supresor del tumor de Wilms en el
cromosoma 11.

o Género fenotípico

Después del establecimiento del género gonadal se desarrolla de forma muy


rápida el fenotípico. Es claro que la diferenciación sexual fenotípica
masculina es dirigida por la función del testículo fetal. En ausencia de un
testículo ocurre diferenciación femenina, cualquiera que sea el género
genético. El desarrollo de las vías urogenitales en embriones humanos de
ambos sexos es indistinguible antes de la octava semana. De modo
específico, no se requiere el ovario fetal para la diferenciación sexual
femenina.

 Bases fisiológicas y biomoleculares de la diferenciación de género


Con base en tales observaciones, el sustento fisiológico de la diferenciación de
género puede resumirse en que el género genético se establece en el momento
de la fecundación y el gonadal lo determinan sobre todo los factores codificados
por genes en el cromosoma Y, como SRY, de una manera aún no dilucidada, se
alcanza la diferenciación de la gónada primitiva en un testículo.

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