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INTRODUCCIÓN
A partir de las conclusiones del V Congreso Nacional de Música, celebrado en Bogotá en el año
2009, y que situó como prioridad: Los retos para una educación musical estructurada y articulada,
La preocupación por la participación pasiva o poco crítica y cualificada de los públicos; Las
audiencias, ciudadanos y consumidores de la música; La carencia de políticas para la investigación
y la escasa circulación de los desarrollos investigativos sobre la música entre instituciones,
universidades y agentes del sector; Las limitaciones en las condiciones laborales y de valoración
social del músico y El déficit asociativo del campo; surge la necesidad de establecer la continuidad
y replanteamiento de estos temas en el momento actual del ámbito musical. Para ello se opta por
agrupar tres temas fundamentales en perspectiva de un encuentro amplio e integrado con los
agentes del campo.
El VI Congreso Nacional de Música se traza como objetivo sentar las bases para la construcción de
una agenda decenal de políticas para el campo de la música en Colombia como estrategia de
integración, fortalecimiento y proyección sectorial. Los temas industria y producción, educación
formación y investigación-documentación, en perspectiva de generar las discusiones que
conduzcan a actualizar y profundizar aspectos discutidos en 2009, pero de forma transversal,
integradora y propositiva.
1. MESA DE INDUSTRIA-PRODUCCIÓN
En síntesis, hay diferentes posibilidades en la comprensión del derecho autoral. Al respecto, son
conocidas las conceptualizaciones de los informes sobre Intellectual Property (IP) en Inglaterra y
Australia y las regulaciones de la Unión Europea, por ejemplo, implican condiciones de derecho de
autor para la industria.
Sin embargo, para complejizar el panorama, los aspectos del derecho de autor pueden ser vistos
según las llamadas funciones de Propp, quien logró identificar unas estructuras constantes en los
cuentos infantiles. Estas estructuras pueden estar tan interiorizadas que se pueden concebir como
indispensables o sine qua non, sin que ello sea necesariamente cierto; por ejemplo, se cree que el
derecho de autor per se garantiza el ingreso de los creadores, cuando se ha podido verificar en
innumerables casos como no es así necesariamente y, sin embargo, si resulta en general garante
del ingreso de productores y distribuidores. Por otra parte, este esquema desconoce las
posibilidades de retribución al creador que pueden generar cadenas y redes, las cuales pueden
reconocer, incluso con una concepción más amplia, los méritos del autor. De hecho innumerables
prácticas musicales quedan fuera de las posibilidades del derecho de autor, las colectivas y
comunitarias especialmente.
Se debe reconocer que se ha avanzado en este sentido, los Laboratorios Sociales de Cultura y
Emprendimiento (LASO) del Ministerio de Cultura buscan desarrollar con colectivos, comunidades
o agrupaciones acciones de emprendimiento. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que no todos
los proyectos musicales podrían desarrollarse bajo este esquema empresarial.
La descarga de música en internet y la duplicación del disco compacto, a partir del llamado uso
honrado o uso personal, ha sido considerada por la Corte Suprema de Justicia, según Casación
N.29188 del 30 de abril de 2008. Esta decisión ha tenido importante resistencia de las empresas
productoras y distribuidoras.
En los años noventa la circulación abierta de las músicas del mundo fue celebrada, pero el cambio
tecnológico desbordó rápidamente el panorama, con ello se ha generalizado una preocupación
jurídica, que encuentra su escenario en el derecho de autor, que consiste en hallar formas de
sostener estructuras prevalecientes. En general, estas lógicas han sido incapaces de buscar centros
de atención diferentes del problema que se sitúan, más allá del consumo, en la escucha, formas
distintas e inéditas de apropiación de la música.
Por lo tanto, es necesario enfrentar escenarios en los cuales implementar políticas para la
circulación ampliamente; no sólo desde internet, sino de un espectro más amplio de formas de
socialización de la música, siempre han existido formas ricas y complejas en que la música se
comparte.
Una solución, solamente parcial, se encuentra en los llamados copyleft; sin embargo, las aparentes
tensiones entre creative commons, por ejemplo y el derecho de autor en Colombia no son reales.
La herramienta implica gestiones diferentes pero, de fondo, ambas se basan en la lógica de
derecho de autor. Debe tenerse en cuenta que en la producción de músicas tradicionales es difícil
la aplicación del derecho de autor. Debe señalarse que muchas comunidades están haciendo
creación autoral, esto está cambiando formas clave de las prácticas.
Cuando se habla del uso de contenidos en el entorno digital se debe entender que existe el
derecho de autor en todo entorno. Vale la pena aclarar que, desde hace quince años, el uso de las
obras se incrementaba extraordinariamente, entró en dificultades cuando se afirmó que el
derecho de autor restringía otros derechos. Cuando se supone un acceso libre a todas las obras se
asoció directamente al uso gratuito de las obras, lo cual es diferente.
El derecho de autor también es un resultado de la tecnología: la aparición de la imprenta, con ella
también se rompe el mecenazgo de la obra y la sujeción al poder. El autor no vivía de su obra sino
del beneplácito del poderoso. En la declaración de los Derechos Humanos queda asociado al
derecho de la información y como derecho fundamental. Esto no tiene que ver solamente con el
arte, tiene que ver con la garantía de la posibilidad de subsistencia del autor.
Este derecho se aplica en el aspecto mecánico de la obra. Esto genera un derecho de impresión,
circulación, transmisión, adaptación. Este derecho le da al autor dominio sobre la obra, del cual si
gusta puede renunciar.
Los modelos pueden basarse en opciones diferentes, pero no deben vaciar el derecho. Esto sólo
beneficia a los canales y empresas de telecomunicaciones quienes disfrutan del pago de la
infraestructura, mientras los autores están expuestos. En varios países este enfoque equivocado
perjudica la claridad con la cual debe intervenir el Estado.
Desde la perspectiva fonográfica, hay todavía cierta necesidad de fijación de la obra, pero se
enfrenta una crisis. En este sentido, sin duda, una forma de producción musical ha tenido en la
piratería un enemigo confrontado, este era un uso no autorizado para el lucro individual. Es difícil
manejar el concepto de piratería, este término tiene cierto romanticismo que se aplica mal.
Desconocer el trabajo subyacente del arte filmográfico o fonográfico es extraño dado que la
ilegalidad de otros delitos no debe justificarse.
El modelo fonográfico está cambiando, la industria fonográfica existe porque se necesita un tipo
de materialización de la obra musical. Estos modelos no son necesariamente opuestos. La
industria fonográfica está participando de otras formas que está repensando y ensayando
opciones. El problema es que las demandas requieren música en todo lugar y a bajo costo o costo
cero. En este sentido no es necesario cambiar una ley, está en ciertos desarrollos sociales y
humanos, nada impide en la ley que se hagan toda forma de contrato en unos principios
elementales. Debe salvaguardar el respecto por la creación frente a cualquier modelo, de
cualquier tipo. Puede haber cambio compensatorio por copia privada y otros esquemas.
Por otra parte, se señala que es difícil identificar la cadena de valor en un esquema de red. El
modelo de negocio responde a una integración entre red y cadena, en efecto convergen distintos
modelos sociales. De hecho ya existen muchos modelos de negocio pero que retan las formas en
que se retribuye la creación. El derecho al comercio, por ejemplo, es un derecho subjetivo,
particular, que se expande a ser objetivo cuando se da la expansión colonial que ubica la actividad
comercial en el mundo; el derecho de autor, se sitúa en una perspectiva individual dado que se
enfrenta un cambio paradigmático en el concepto de autoría.
En este sentido el concepto de prácticas es útil. El autor no sólo vive de regalías, algunos gracias a
la multiplicación del contenido han podido estabilizar su carrera creativa. En este sentido, el
modelo debería basarse en relaciones e intercambios. Hay problemas en la creación muy
complejos que no se resuelve fácilmente con la declaración de un autor, muchos han sido
invisibilizados en el proceso.
En Argentina hubo un debate amplio, autores importantes perdieron control sobre su obra, se
inició un proceso de formación que dote a los músicos de un conocimiento básico. La sociedad de
recaudo argentina cobra para todos los músicos, esta es una diferencia con relación a Colombia.
Esta sociedad reconoce la propiedad privada y la herencia, siendo así. Este marco hay una
aceptación del hecho, irónicamente, se debate la herencia intelectual. La propiedad privada es
connatural al derecho de autor.
En el caso argentino, la ley pasó por varias instancias. Recordemos que el disco generó cambios
profundos en las prácticas musicales, cuando el disco desplazó la música en vivo, se encontró
necesario el derecho de difusión. Al margen del cambio de soportes se debe garantizar el derecho.
El cambio tecnológico conduce al uso de bancos de música, cada clic debería generar un pago. En
la sociedad actual parece querer socializarse el derecho de propiedad intelectual sin que se
socialice otros aspectos.
Por otra parte, hoy los Estados deben buscar estrategias que conduzca al bienestar de los
creadores para impulsar el desarrollo social. Se cambió totalmente la entrega al empleador por
pago, esto es determinado por los contratos. Es importante no confundir el autor con el usuario,
los autores tienen derechos, los usuarios tienen intereses. Es necesario que las clases creativas se
inserten en el derecho y que los Estados lo promuevan, esta es una vía de inserción en la sociedad
del conocimiento. Este tema central de la política global: atención los países emergentes no tienen
control de las infraestructuras pero sí de las autorías.
Se debe centrar la discusión de políticas, públicas y privadas. Se tiene que centrar el problema en
las industrias de telecomunicaciones, las grandes beneficiarias del vacío en la regulación del
derecho de autor.
Es claro que actualmente, el derecho de autor requiere de una pedagogía básica, con los accesos
tecnológicos actuales requiere comprender que todos los ciudadanos tienen la potencialidad de
ser creadores, los creadores son también usuarios. Se entiende entonces una distinción entre
bienes culturales y otros, los primeros implican un derecho a su uso; también la distinción entre
creador y usuario es compleja. El derecho de autor requiere de lógicas que no solamente son de
industria. Estas regulaciones impactan relaciones sociales, estos son bienes inmateriales “en
abundancia”.
Se insiste en la distinción entre autor y público. Informar, conocer y distinguir, una cosa es lo que
la ley permite, otra cosa es la política que propone y construye pero dentro de la norma. El autor,
la industria y el público tienen responsabilidad en el derecho de autor.
En estas interlocuciones no solamente se debe considerar al Estado, existen múltiples agentes que
deben ser considerados para el mejoramiento de las capacidades de las industrias y del sector
musical: ONG, universidades, cajas de compensación, cámaras de comercio, etcétera. Una
necesidad clave que requiere urgentemente de posibilidades de asociación es la disponibilidad e
intercambio de información. Ésta resulta fundamental para la coordinación de acciones conjuntas,
la detección de oportunidades de negocio, el mejoramiento de productos y servicios, procesos de
calidad y el seguimiento y análisis sectorial.
Eventualmente, mediante una asociación puede motivarse el tema de tarifas de pago para las
actividades profesionales de los músicos, incluyendo la chisga, y proyectar su importancia para
sustentar una política de ingresos para el sub-sector.
Los procesos de asociatividad y redes, podrían no ser exclusivamente del subsector musical,
pueden ser más amplios e intentar fomentar la asociatividad interdisciplinaria en varios casos.
Igualmente deben robustecerse niveles de asociación específicos y locales, de modo que puedan
ser la base a asociaciones de orden nacional o sectorial de nivel nacional fuertemente afianzadas
en asociatividad de segundo nivel.
Por otra parte aunque puede emplearse el andamiaje del SENA para la formación en
emprendimiento cultural, se requiere definir las competencias de las mesas sectoriales que sean
capaces de asesorar este proceso, convenientemente basadas en investigación. Es fundamental
desarrollar un Sistema Nacional de Formación en Emprendimiento Cultural que incluya las
dimensiones territoriales y poblacionales. El sistema puede prever mecanismos de estímulo a las
empresas que acojan practicantes o se dedique a formar directamente en gestión.
Aunque hay avances en la integración aún debe mejorar la información de contexto para una
mejor intervención de los programas de gestión desarrollados por las Cámaras de Comercio. En
esta estructura generada por las cámaras de comercio, es conveniente desarrollar centros de
tutoría y apoyo continuo que ofrezcan soporte permanente al emprendimiento del sector.
Parece que aún no hay suficiente claridad sobre los sujetos de formación en gestión. No se
particulariza suficientemente cuando la formación se dirige a agentes individuales y cuándo
corresponde a organizaciones. Esto supone metodologías y contenidos diferentes para objetivos
diferentes.
Por otra parte, se plantea que se debe incidir se en la educación básica de manera que se
promueva constructivamente el consumo musical y se integren los ciudadanos a la actividad
musical y la industria como expresión de su participación en la cultura.
El aspecto de formación también requiere de una revisión de los pensum de formación musical
para articularlos mejor al contexto de mercado y permita a los músicos en formación un
conocimiento básico de esta realidad. Aunque se ha avanzado en ello, se propone identificar
líderes y experiencias en gestión e industria para que puedan retroalimentar y complementar los
programas de formación, también para observar espacios alternativos de producción, circulación y
consumo musical. Cualquier, desarrollo en este sentido debe procurar el reconocimiento de la
diversidad. En este sentido, investigaciones sobre la dinámica de estas diversidades permitirían un
reconocimiento de las potencialidades de proyección de productos y servicios musicales por
región.
Por otra parte, el Ministerio de Cultura puede explorara la viabilidad de un programa de auditorios
concertados, cuyo resultado en artes escénicas ha sido especialmente capaz de dinamizar la oferta
y promover la autonomía de los agentes culturales. La intervención estatal también puede ser
positiva para crear confianza entre diversos actores sociales, en este sentido pueden ser útiles
convocatorias del Ministerio de Cultura y Desarrollo Económico para proyectos musicales de
financiamiento mixto, articuladas al sector turístico.
Al respecto, no se generaron suficientes consensos sobre la situación generalizada del pago por
programación en medios, llamada payola. En este sentido se habla de su prohibición por ley o,
contrariamente, promover la regulación tributaria de la payola de modo que se recaude por esta
vía a favor del sector independiente.
El desarrollo de normatividad deben materializar los esfuerzos para una ley de alivio tributario a
los espectáculos públicos. Esta actividad está severamente castigada por impuestos y cargas de
pagos por derechos de todo orden que llegan a tener un impacto del prácticamente el 50% del
precio al público; en general, no existe actividad económica en el país tan gravada. De otro lado, se
señala que la legislación no es estimulante para importantes actividades de la industria. Se espera,
que haya eficacia en generar normatividad que racionalice permisos, autorizaciones y trámites,
además de reducir el exceso de tributación. Aunque la participación del Estado es relevante, el
sector no puede asumirlo como el cliente, comprador, productor o promotor principal. Es claro el
sector público no puede comercializar lo que genera, no puede circularlo, es definitiva la dinámica
privada. Se propone entonces varias vías de solución: en principio fortalecer la asociatividad para
mejorar la interlocución; promover la participación de los medios de comunicación, regionales y
locales como espacio de circulación; el desarrollo de plataformas más incluyentes con la diversidad
de otras regiones, y la conformación de rutas de circulación interna entre regiones para el
reconocimiento de sus prácticas musicales y articuladas con la extensa oferta de festivales.
Con relación a los aspectos de circulación se hace un llamado a orientar más estímulos para la
circulación nacional. El enfoque de los programas está mayoritariamente enfocado a la circulación
internacional; sin embargo, los desarrollos de estas iniciativas aún tropiezan con dificultades
formales como la concesión de visas y otros aspectos.
Una política para la circulación debe promover espacios intermedios y de alcance local para
favorecer mercados internos. Debe considerarse la circulación local, nacional y luego internacional
en ese orden. En este sentido, puede ser útil explorar la disponibilidad de escenarios en todas las
ciudades para formar público y fortalecer los circuitos. Aprovechar los escenarios de los colegios y
las universidades para generar circuitos. El sistema educativo tiene unas red que podría fomentar
la circulación. Por ejemplo, las oficinas de de Divulgación o Bienestar Estudiantil de las
Universidades. Establecer alianzas con la Red de Teatros. Acercarse al Sector del Teatro para
incluir programación musical en sus escenarios.
Se reconoce que no ha existido una articulación adecuada con otras instancias: embajadas,
Ministerio de Comercio, Cancillería y Turismo. Sin embargo, se señala la importancia del reciente
documento Conpes 3659 de 2010 que inserta el tema en los parámetros de competitividad y
propone articulaciones con otras instancias.
2. MESA DE EDUCACIÓN-FORMACIÓN
Por otra parte, una revisión de los modelos educativos en música debe recuperar el concepto de
cuerpo, se debe entender que el ciudadano sabe y practica la música en todo caso, la música es un
fenómeno casi omnipresente. Esto debería ser aprovechado por la educación y la formación
musical a todo nivel.
Por otra parte, la Ley 115 de 1994 o Ley General de Educación, prescribe la educación musical en
la básica y la media eso impone ciertas restricciones, no obstante, deja intersticios que pueden ser
empleados creativa y estratégicamente, se mencionan, como ejemplo, experiencias que han
servido para plantear posibilidades de desarrollo para municipios como Bello, Antioquia o Ginebra,
Valle como la suscripción de convenios para ejecutar los Proyectos Educativos Institucionales (PEI)
especializados en música. Si bien eso plantea una posible solución, el tema de base queda por
resolverse. La tensión debe confrontarse desde lo normativo, con un acuerdo entre los distintos
actores. De hecho, Los fines de la educación musical en la básica deben ser re-pensados. Es
fundamental que se definan nuevos estándares curriculares en coherentes con esos fines. La
formación musical en la básica y en la media debería, no sólo contribuir a la formación integral de
los estudiantes, sino, además, preparar, con solvencia a aquellos que quieren dedicarse
profesionalmente a la música.
Al lado de los programas cuyo objeto de estudio es la música centro-europea, es necesario que se
analice la posibilidad de crear programas dedicados a las músicas de Colombia. Se requiere un
esfuerzo de contexto así como de diseño: las músicas deberán abordarse desde sus relaciones con
la cultura y la sociedad, sus lógicas constructivas, sus maneras singulares de hacerse, sus principios
constructivos, sus modos de actualización y de circulación. Es crucial se tengan en cuenta todas
sus implicaciones conceptuales, metodológicas y epistémicas. Las músicas deberían tratarse como
sistemas y no como simples conjuntos de repertorios. Entre los músicos de tradición y los de
formación académica se produce una brecha que es necesario saldar.
Ahora bien, se requiere investigación y métodos para integrar soluciones a los problemas de
desarrollo musical. En ocasiones se encuentra un peso muy importante de la formación
profesional, por ello debe insistirse en la importancia de los músicos aficionados, los melómanos
constituyen una población también relevante como sujeto de la educación musical. Dentro del
currículo escolar la práctica de las músicas deben ser amplias y constantes, de modo que la
decisión profesional de un joven, esté soportada en una formación previa que, en cualquier caso,
robustece y cualifica el lugar de la música en la vida de las personas.
Deben identificarse los paradigmas dominantes de la educación musical para conocer los
principios en los que reposan las decisiones y los criterios. Uno de ellos consiste en la replicación:
enseñar, como fue enseñado. Parte importante de la tradición de la enseñanza instrumental se
basa en ese modelo. Por ello es necesario indisciplinar la música en varios sentidos, para revisar las
formas en que ingresa a la academia, cómo se homologa frente a otras disciplinas y también como
construcción epistemológica.
Se observa una creciente institucionalización de la enseñanza musical en todas sus prácticas. Esto
motiva a que varios docentes que provienen de formación sin titulación se motiven a participar en
procesos de formalización de su conocimiento. La titulación, en efecto, no tiene por
responsabilidad legitimar la profesionalidad, tiene sentido para integrar a los músicos empíricos a
procesos de formación o a ampliar su espectro de desempeño profesional.
Sin embargo se sabe poco de la dinámica profesional de la música. Las actividades profesionales
de la música deben investigarse con mayor énfasis; las bandas, por ejemplo, se han multiplicado
frente a la restricción en número de las orquestas en el país. Para ello, es necesario que Acofartes
avance en diálogos más allá de lo institucional, que impulse no sólo lo académico, además lo
investigativo y lo gremial. Son fundamentales estudios de dinámica laboral en el sector.
Por otra parte, debe admitirse la importancia de la chisga como espacio de formación académica y
de las prácticas de cualificación de los músicos. Este enfoque debe comprender que la enseñanza
no puede basarse solamente en la performancia del concierto institucional. A veces esto implica la
negación de oportunidades en la formación instrumental. La chisga, debe revalorarse en el
ámbito, en esta dirección ha sido nombrada: servicio musical performativo, integrándola
legítimamente en la dimensión económica. La academia en general ha despreciado el espacio, lo
cual mina la seriedad del compromiso interpretativo profesional, poco se comprende que ningún
escenario es indigno en música, en cuanto la talla es responsabilidad del músico, quien supera y
afirma cualquier condición de ignorancia del público. Esta reivindicación permite valorar la
actividad musical profesional remunerada y superar el paradigma del “arte puro”, en ello la chisga
debe entenderse con un diálogo de conocimiento con la sociedad. Se abre un puente valorar y
mejorar la chisga y la responsabilidad formativa. Las condiciones laborales son determinantes y en
este sentido se requiere esta conciliación.
Se debe afectar el imaginario del músico y ampliar el escenario de preguntas sobre la música en
los estudiantes, adicionalmente se debe recuperar la valoración de otras músicas. En este sentido
las fronteras e influencias compartidas son especialmente fuertes en Latinoamérica.
A fin de canalizar y articular las diferentes participaciones, la mesa decidió agrupar las
participaciones en cuatro grandes categorías: educación creativa: creación, pedagogía y didáctica;
enfoque sistémico: organización del sistema de formación y educación; derechos y equidad:
condiciones de participación social, políticas diferenciales, autonomía y sostenibilidad y encuentros
tensiones y diálogos: relación de los diferentes actores en torno al tema de la política musical.
Los procesos de aprendizaje por medio de recursos electrónicos constituyen una forma legítima de
oralidad: la oralidad de segundo grado. La utilización de esos contenidos es provechosa pero se
cualifica cuando esos recursos son recomendados y avalados por profesionales calificados. Más
allá de “sancionar” su uso, el deber de los educadores musicales es participar de su circulación
aportando, cualificando y recomendando ese tipo de contenidos. Por otra parte, es importante
estimular la creación de programas computacionales educativos pertinentes de acuerdo a las
particularidades de las expresiones musicales de la Nación y maximizar los instrumentos
existentes, apropiándolos a los procesos locales.
Adicionalmente, el trabajo con las TIC debe considerar las implicaciones y relaciones entre éstas y
los derechos de autor. En efecto, la reflexión sobre las TICS debe estar acompañada sobre la
reflexión en infraestructura. Es importante considerar las dotaciones institucionales de alta
tecnología pero no debe desconocerse el poder implícito en las tecnologías que, de manera
cotidiana, las comunidades pueden poseer.
Como una proyección futura se plantea la posibilidad de diseñar una herramienta virtual en la que
músicos y docentes puedan compartir un espacio de construcción colectiva. Sería importante que
ese espacio contara con la contribución de músicos internacionales. Compartir allí recursos como
conferencias y clases magistrales.
Por otra parte, es indispensable la cualificación de los agentes. Puede pensarse en un conjunto de
propuestas que produzcan una masa crítica de investigadores, docentes y músicos; para ello se
debe avanzar en la formación del recurso humano, el aprovechamiento de los recursos, desarrollo
de cursos de formación docente, movilidad, evaluación y vinculantes. También con programas
interinstitucionales, convenios “asimétricos” positivos, es decir, vínculos con instituciones
referente de alta capacidad técnica, presupuestal o de conocimiento, pero de manera que sea
posible la transferencia de conocimiento y apropiación del saber cómo.
2.2 Sobre enfoque sistémico
El sistema de educación y formación requiere formalizarse, convocar a todos los actores, generar
lógicas compatibles con la complejidad del país, potenciar sinergias, crear redes, establecer
metodologías que involucren las diferentes carteras administrativas del gobierno y encontrar
equilibrios entre lo educativo, lo productivo y lo cultural. Los elementos del sistema existen,
aunque con vacíos, pero no están articulados aún con la suficiente fuerza y coherencia.
Es necesario integrar, conectar y articular todos los niveles de la educación, desde la educación
inicial hasta la educación superior, considerando, además, la educación para el trabajo y el
desarrollo humano. La formación en las aulas debe permitir que los estudiantes se acerquen a la
interdisciplinariedad aun dentro de la misma música y también con las otras áreas del campo
artístico.
Con relación al enfoque sistémico, se hace pertinente buscar que las diferentes formas de
educación musical puedan tener una concepción congruente, relacionada y organizada para
posibilitar las libertades y el ejercicio de la educación. Se deben establecer unas prioridades que
conecten con el derecho y con la equidad. La actual configuración del sistema limita su
escalamiento, perfección y consolidación.
Cada componente del sistema de educación y formación musical tiene conexiones distintas con la
regulación del Estado. Esas conexiones requieren tratamientos diferenciados y la participación
concertada de actores de diverso tipo.
Una política pública sobre música bebería ser capaz de penetrar todos los niveles de la sociedad y
territorialidad nacional. Esquivar las asimetrías y buscar la equidad y articulación entre los
distintos entes contextos. Enfrentar las problemáticas relacionadas con la descentralización o bien
con las relaciones centro-borde.
Un elemento que debería incluir nuestra política pública en materia musical es la construcción
consensuada, con el concurso de todos los actores de la sociedad civil musical organizada y del
Estado. Es fundamental que las políticas recojan el sentir de la ciudadanía, que estén formuladas
“en clave” de derechos culturales y que se garantice el derecho a la participación en esa
construcción. Es primordial que se cuente con infraestructuras, dotaciones, medios y recursos
didácticos adecuados para las prácticas y para la educación musical. Esas infraestructuras deberían
diseñarse con criterios que permitan la inclusión de distintos actores y prácticas musicales al
tiempo que contribuyen a descentralizar las intervenciones del gobierno.
Con la formulación de una agenda decenal de políticas públicas para la música, los músicos
tendrán la oportunidad de re-pensarse, organizarse y asociarse como sociedad civil musical,
consciente de su condición de ciudadanos y de la necesidad de ejercer la participación como
principio y como derecho. Sólo así, con conciencia y formas contundentes de organización, los
músicos podrían incidir, de manera decisiva, en la política pública de su campo.
Desde diferentes ámbitos se están haciendo esfuerzos por reconocer la experiencia y trayectoria
de los músicos y por lograr la formalización de sus saberes. Entre ellos se destaca el programa
Colombia Creativa que suma los esfuerzos de nueve universidades en torno a la profesionalización
de los actores de la cultura y el ejercicio de formulación de normas de competencia laboral y de
certificación en competencias que está desarrollando el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA)
por medio de la Mesa Sectorial de la Música. El proceso de formulación de competencias es
incipiente en el área de música pese a que la Mesa trabaja en ello desde 2005. Quedan preguntas
abiertas que deben resolverse respecto a los criterios de certificación, la pertinencia de las normas
elaboradas y aprobadas y sobre el respaldo institucional.
Como es sabido, desde 2003 se viene desarrollando el Plan Nacional de Música para la Convivencia
ese plan articula agentes e instituciones de todo el país desde cuatro prácticas colectivas: las
bandas, orquestas, coros y músicas tradicionales. Las búsquedas y logros del plan constituyen un
insumo importante para el diseño y el desarrollo de la política pública sobre música. Nuestro país
está próximo a una reforma de la educación superior. El tema predominante en esa reforma es la
cobertura. La no visibilidad de las artes es motivo de preocupación.
Por su parte, la universidad como institución debe reflexionar sobre su misión social y su sentido
dentro del desarrollo musical del país; considerar los diálogos con otros tipos de conocimiento,
buscar mecanismos de articulación con todos los sectores de la sociedad; acoger las artes y, en
especial, la música desde una lógica diferenciada. Debe admitirse que sobre la universidad pesa
una fuerte demanda de inserción en lógicas de competitividad, lo cual se manifiesta en sus
procesos de calidad y acreditación. Estos procesos pueden ser necesarios, pero se no revisan
suficientemente en cuanto desconoce necesidades específicas de la formación en el arte y la
música. En este panorama la extensión no puede reducirse a la venta de servicios, sino a un
verdadero involucramiento de la universidad en la transformación social y la construcción de
sentido con respecto a las músicas del país.
Se insiste en que la educación y la formación musical debe considerar los valores culturales y
patrimoniales de la variada gama de prácticas del país, más allá de los intereses del mercado. De
otro lado, se plantean disensos, ambigüedades y tensiones en torno a los objetos de formación (de
lo artístico y de lo musical), las prácticas, docentes e instituciones. Es determinante la atención de
estos procesos para la primera infancia, aunque hay varias acciones dirigidas a la formación
infantil, es prioridad actual ampliar los programas de formación de docentes.
En este sentido, es necesario reivindicar la presencia crucial del músico aficionado en múltiples
actividades de la música: en la educación y en las industrias. La educación musical no debe
pensarse, de manera exclusiva, desde el músico profesional. La presencia del aficionado es
fundamental en la vida musical de las comunidades. Una política cultural que olvide al aficionado
tendría un sesgo grande. El músico no puede entenderse como actor activo en el desarrollo si
desconoce su relación con el aficionado o la ve desde el ángulo artístico y no desde la complejidad
que supone una relación humana compleja y multi- dimensional.
3. MESA DE INVESTIGACIÓN-DOCUMENTACIÓN
Además de las tensiones entre músicas tradicionales y otras de corte académico es necesario
mencionar los encuentros y convergencias logrados en los últimos años. Se ha avanzado mucho y,
parte de las tensiones han cedido. Naturalmente faltan procesos pero no se puede desconocerse
un camino que ya se ha recorrido aunque sea parcialmente.
El modelo, debe ser amplio también desde el punto de vista territorial, a partir de los actuales
momentos de normatividad que posicionan recursos y decisiones de investigación en los
departamentos, serán en efecto, las regiones las que establecerían prioridades.
Desde una perspectiva más crítica, puede afirmarse que hay ambigüedad sobre lo que se pretende
como sector en la investigación. Por otra parte, existen problemas sobre el eco de las acciones de
los grupos de investigación en la elaboración de las políticas. Sin embargo, es claro que debe
continuarse la tarea de fortalecimiento de la investigación y de los Centros de Documentación
Musical (CDM) en las regiones.
Por otra parte se pregunta por si resulta indispensable una relación con Colciencias. En general,
esto parece necesario dada las condiciones de desarrollo actual de la institucionalidad y
presupuesto para investigación en Colombia. La participación del Ministerio de Cultura también
parece necesaria hasta el punto en que la asociatividad del sector sea más robusta.
Por otra parte, la aplicación de un modelo único no parece ser una respuesta conveniente, se
requiere la construcción propia de un modelo y en este sentido vigilar si se está concediendo
frente a aspectos basados en principios del modelo socioeconómico neoliberal, que sea incapaz de
atender la naturaleza heterogénea de la investigación en el país y sus propósitos de equidad. En
general, el modelo se debería basar en el arte como construcción social. No obstante, se objeta
que se deben buscar, no modelos ni temáticas, sino estructuras y posibilidades. La diversidad no
se resuelve con un esquema monopolista el cual necesariamente conduciría a una incongruencia,
es indispensable entonces un tipo de modelo que debe corresponder a la condición de las
músicas. Elementos fundamentales para ese tipo de modelo son transparencia y
retroalimentación.
Dentro de este panorama se encuentran una institucionalidad pública y privada, y los poseedores
de los contenidos dispuestos como material de valor (único, inédito, relevante). Estos vínculos
plantean problemas que son importantes para contactar a los ciudadanos: limitaciones técnicas,
presupuestales, cantidad de expertos disponibles. Esto demanda un trabajo constante y capaz de
logros parciales coherentes, sumar todos los agentes interesados y convocar la cooperación
internacional. Claramente, es indispensable para el decenio generar una política de patrimonio
musical.
Se requiere entonces proponer formas de intercambio asimétrico positivo, tal como ha sido
expuesto por López Cano. En efecto, aunque el interés por los aspectos investigativos en Colombia
y Latinoamérica es considerable; infortunadamente, la investigación latinoamericana y colombiana
en particular, es invisible para la comunidad internacional. Aunque la investigación colombiana en
música es excelente, el problema parece basarse en un concepto mínimo de autoestima, el interés
de la comunidad investigativa internacional existe y las estructuras que permiten la circulación y
visibilidad de resultados. En indispensable promover el intercambio de experiencias y la movilidad
de investigadores; por otra parte, un sistema de evaluación basado en pares altamente
capacitados y reconocidos por sus competencias, códigos de buenas prácticas, amplia práctica del
colegaje, conciencia y autoconciencia del rigor. Un instrumento útil en esta perspectiva puede ser
una comisión ética con responsabilidad en la concesión de becas y la aprobación de proyectos.
Es importante destacar que se evidencia una dinámica de investigación que requiere un colectivo
activo e interrelacionado de investigadores, la red del CDM prueba que es posible promover esta
interrelación. En efecto, la capa de investigación-documentación es un avance notable al servicio
de esta comunicación. La cartografía ha sido un logro destacable que aún requiere de mayor
apropiación por la comunidad investigadora. Adicionalmente, deben priorizarse las formas de
empoderamiento y de transferencia de conocimiento a las comunidades, así como las distintas
alternativas para promover una internacionalización sur-sur.
Todas las expresiones que no provienen de fuentes académicas, son fundamentalmente orales.
Estas no están asociadas a un sistema de conocimiento y no están contenidas en un proceso
académico. Por esta razón, dichas expresiones se registran bajo dispositivos sonoros y
audiovisuales. Constituyendo un corpus documental fundamental, que eventualmente convoca el
Interés investigativo que se puede encontrar en distintos momentos y tradiciones
Hay muy poca conciencia de documentación musical audiovisual o visual fija. Ejemplo: Se pueden
tener fotografías, pero no se conoce la información sobre quiénes están en las fotografías y su
historia, obligando a los investigadores a rastrear las fuentes hasta restituir la información.
Se enfatiza en el hecho de que no se encuentran en estos documentos los archivos de la Biblioteca
Luis Ángel Arango, del Banco de la República, ni de la Catedral Primada de Bogotá, que posee
documentos desde el siglo XVI que hacen parte de los archivos capitulares, con dominio privado.
Por otra parte, los centros deben vincular a los investigadores y a la comunidad. Se vinculan a la
academia y se vela por que los centros se proyecten y participen en la gestión de colecciones.
Dicha producción musical es grabada, debidamente autorizada bajo documento de uso,
ingresando de esta manera a las colecciones, son catalogadas e intercambiadas. Muchas de esas
músicas nunca fueron interpretadas constituyéndose en una nueva fuente de información.
Existen muchas herramientas para potenciar la relación de los CDM con la ciudadanía. Algunos, en
otros contextos cuentan con grupos de investigación y emisoras o medios de comunicación que
permiten construir los puentes indispensables entre el documento-la reflexión y la construcción de
sentido social de su pertinencia.
Por otra parte, recopila, protege con criterios técnicos, científicos, adecúa espacios de
almacenamiento físico y elabora de bases de datos. Ello implica una relación estrecha entre los
creadores, investigadores y CDM quienes hacen posible la disponibilidad de materiales para el
trabajo investigativo que aportan el reconocimiento de la significación histórica por la cual
adquieren un valor patrimonial. Así, existe la obligación de propiciar espacios de difusión a través
de catálogos. El catalogo debe visibilizar el valor de su documento y la importancia de esa
memoria.
Por su parte varios desarrollos de investigación han generado su propio material de interés
documental, en este sentido se debe pensar que la política fomente estas investigaciones y prevea
que su actividad implica catalogar y organizar documentos musicales relevantes.
Por otra parte, se deben construir estructuras basadas en estándares internaciones, no basta un
fondo acumulado, debe ser socialmente útil y esto ocurre si es visibilizado. En Colombia, hay
coleccionistas pero de debe profundizar para integrar estos acervos a dinámicas sociales. Por
supuesto, los CDM no pueden determinar si las obras constituyen patrimonio de la nación o no,
esta responsabilidad recae en los investigadores y en la comunidad por medio de la memoria
colectiva, ellos son quienes lo validan.
Se hacen necesarios estados del arte: investigadores y experiencias de investigación artística en los
tres ámbitos descritos: investigación básica – aplicada – prácticas culturales para efectuar un
diagnóstico fundamentado. Por su parte es crucial promover redes de investigación y la formación
de los investigadores en el área de música y la formación de los formadores en investigación
basados en la construcción de un modelo propio de regulación, articulación, validación,
instrumentación y demás, de los procesos de investigación musical. Para el desarrollo de estos
aspectos es importante promover Códigos de Buena Práctica (ética de la Investigación) y opciones
de aval institucional, como la articulación internacional y la evaluación por pares académicos.
Por otra parte, promover una política de patrimonio documental de la música, que implica un
desarrollo normativo, institucional de orden administrativo, técnico (Clasificación, Catalogación,
Investigación documental, Conservación y Difusión) en infraestructura física y técnica
Por lo tanto, hay producir, socializar y divulgar estados del arte, de investigadores y experiencias
de investigación artística en los ámbitos descritos: investigación básica – aplicada – prácticas
culturales - interdisciplinaria. Esto a su vez, permitirá la construcción de redes de investigación.
Hay que fomentar la formación de los investigadores en el área de música y la formación de los
formadores en investigación.
La flexibilidad curricular sigue siendo una de las grandes situaciones a resolver. Pero no sólo se
resuelve desde la institucionalidad y desde el diseño curricular.
Esta asociación debe generar interlocución con procesos de investigación del sector de las
prácticas musicales en sus contextos culturales de base. Igualmente Hacer un sondeo de gestión
del sector de la investigación en Música en entidades e instituciones implicadas en la cuestión
(Acofartes, ministerio, universidades, entre otras) para trabajar desde la base y proponer
encuentros permanentes de socialización de proyectos y procesos de investigación.
Esa sociedad, acotada, se debe ir constituyendo desde nuevas formas de asociatividad. Una
asociatividad dinámica, que se re-organice y se re-configure para responder a las necesidades del
contexto desde sumas orgánicas y multidimensionales. La trampa de creer que un músico va a
encarnar la defensa de “los músicos” puede ser utópica. La asociatividad puede ser un mecanismo
potente para construir espacios de representación social e incidencia en la construcción de
políticas.
Dicha asociación debe tener un órgano de difusión, como una Revista, que nacionalice e
internacionalice los trabajos de los integrantes del gremio, y que haga dos actividades diferentes:
la divulgación y la publicación académica y explorar modos y prácticas de asociación en el ámbito
internacional.
Como consecuencia de estas preocupaciones, la mesa propuso abiertamente una red de diálogo
inmediato que actúe como base de una asociación nacional: para ello se dispuso del correo
electrónico: investigamusicacolombia@gmail.com
Pensando en el problema de la investigación en música más allá de lo sonoro, se entiende que está
genera distintos productos que se usan de forma diferente. La música después de investigada
debe generar productos y resultados que dependen del investigador en particular, de la pregunta
de investigación, su impacto en la innovación será diferente en cuanto sea necesario resolver un
problema social. Entonces, se haría necesario mirar las potencialidades de uso de estos resultados.
Se presenta una pregunta fundamental en qué tipo de investigación resulta necesaria. Se requiere
en efecto una investigación básica que genera herramientas para la investigación; se requiere
también de investigación aplicada para el desarrollo.
Cómo la investigación conduce o contribuye: a dinamizar procesos creativos, formas de hacer las
cosas alternas, concepto de la reserva moral (maneras de resolver problemas que surgen gracias a
la memoria y recurriendo a la tradición), la investigación en música podría hacer observable
formas de comunicación, de relación, de interacción social de la sociedad y la cultura; estas
relaciones son importantes en la medida que demuestren cómo actúa el capital social en las
prácticas musicales.
Se observa que la relación entre investigación y patrimonio implica varios aspectos cruciales. El
primero implica la necesidad de desarrollar un encadenamiento que permita que la investigación
tenga un papel principal en los procesos de “patrimonialización”. La investigación actúa como un
agenda con capacidad de validar los procesos y declaratorias de patrimonio. Sin embargo, debe
observarse que a los investigadores también les corresponde una revisión del concepto en sí
mismo.
Sin embargo, falta un directorio o base de datos de investigadores. Se deben buscar mecanismos
para divulgar nuestras producciones y cumplir el deber de leernos y citarnos. Y una de esas
posibilidades es la de generar una agremiación responsable, que genere una comunidad. Todo ello
va más allá de la dimensión solamente económica.
Es necesario propiciar una mayor oferta de foros y encuentros. Hace falta actualidad de las
dinámicas y cambios. Aún son vigentes medios como la televisión, la radio pública y las emisoras
comunitarias, que velan por comunidades que no tienen acceso a internet, por lo que se debe
hacer participación visible en estos medios. Es necesario usar los recursos que ya existen. Poner en
vigencia las herramientas designar responsables para dar uso y seguimiento a los procesos ya
realizados; por ejemplo, la Red de Radio Universitaria.
Por otra parte, en otro Se observan dificultades para la producción de textos de investigación.
Igualmente existen dificultades con los parámetros de Publindex para cierta producción. Sin
embargo, el problema de circulación puede ser más acuciante, se destaca el incremento de
producción en los últimos años pero los evidentes problemas de acceso. Frente a los ámbitos
conocidos y reconocidos de circulación de la producción investigativa, común a todas las áreas del
conocimiento, como las publicaciones en revistas indexadas, se reconoce la escasez de estos
medios que respondan a las necesidades del sector artístico.
En general, debe entenderse que la divulgación es fundamental para contactar al ciudadano y
valorar el conocimiento del campo. La circulación, a su vez, es definitiva, para validar dicho
conocimiento. También, es crucial fortalecer redes y asociaciones, nuevamente se observa que es
débil la capacidad de circulación al interior de la comunidad.
3.7 Sobre agentes, relaciones y recursos. Escenarios actuales para la investigación, desarrollo
tecnológico e innovación del arte y la música
Se ha debatido con frecuencia el tipo de modelo para la producción y evaluación de la
investigación en el arte y la música. Esta necesidad de reflexión por un espacio en el cual los
desarrollos del conocimiento en el campo de las artes, y de la cultura en general, se dinamicen y
sus productos sean visibles, gocen de un adecuado y objetivo reconocimiento, requiere en efecto
de un tipo concreto de organización de las acciones interinstitucionales involucradas.
Los escenarios actuales para el desarrollo de la investigación en artes y música son diversos y
hacen indispensable una política que permita una articulación que reduzca la duplicidad de tareas
entre los agentes, optimice tiempos y recursos, concilie objetivos y permita un desarrollo
armónico y de largo plazo para la investigación en el campo.
3.7.1 Primer escenario. Incorporación del Ministerio de Cultura en el Consejo Asesor de Ciencia,
Tecnología e Innovación
Esta tarea implica un importante compromiso interinstitucional que permita al Ministerio de
Cultura participar del máximo organismo decisor de la política para la ciencia, la tecnología y la
innovación en el país. La Ley 1286 de 2009 establece la composición del Consejo Asesor en la cual
hay presencia de múltiples instituciones clave para el desarrollo socioeconómico; sin embargo, con
ausencia del Ministerio de Cultura, la instancia responsable de establecer una agenda de
investigación y desarrollo del cuarto pilar del desarrollo sostenible (Hawkes, 2001). El objetivo de
esta integración consiste en generar condiciones para sustentar un modelo creativo y productivo
para el arte y la música sustentado en la investigación, la innovación y la creación, orientado a
generar valor agregado a las obras, productos y servicios del sector artístico en particular y de la
economía creativa, y propiciar el desarrollo nacional.
Para tal fin el Ministerio de Cultura podrá promover la conformación de un Consejo Asesor de
Investigación, Desarrollo tecnológico e Innovación del Arte y la Música que le permita recoger de
los agentes responsables de la investigación del sector necesidades, requerimientos y propuestas
para la más adecuada inserción de la investigación de las artes y la música.
3.7.2 Segundo escenario. Fortalecimiento del Ministerio de Cultura en el Consejo del Programa
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación para las Áreas Sociales y Humanas
El segundo, consiste en el fortalecimiento de la posición del Ministerio de Cultura en el Consejo
del Programa Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación para las Áreas Sociales y Humanas.
Igualmente, asesorado por un Consejo Asesor de Investigación, Desarrollo tecnológico e
Innovación del Arte y la Música que, de igual manera, para recolectar necesidades, requerimientos
y propuestas para la más adecuada inserción de la investigación de las artes y la música en el
Programa.
En la actualidad el programa cuenta con las siguientes líneas de acción: (i) Diversidad Étnica y
Cultura, Derechos y Políticas Públicas; (ii) Política, Estado y Relaciones de Poder; (iii) Conflicto,
Criminalidad, Derechos, Justicia y Equidad; (iv) Desarrollo Humano, Ética y Calidad de Vida; (v)
Economía, Innovación, Competitividad y Sostenibilidad; (vi) Procesos Espaciales, Dinámicas
Sociales y Poblacionales; (vii) Comunicación, Información y Cultura; (viii) Estudios Sociales Sobre
Ciencia, Tecnología y Otras Formas de Conocimiento; y, (ix) Estudios de las Artes y Humanidades.
En este panorama es indispensable una mayor intervención del Ministerio para promover las
líneas seis: Comunicación, Información y Cultura, y especialmente, la nueve: Estudios de las Artes y
Humanidades.
3.7.3 Tercer escenario. Desarrollo de una línea de Investigación, Desarrollo e Innovación (ID+I)
liderada por el Ministerio de Cultura en la Mesa Sectorial de Competitividad Nacional de
Industrias Culturales.
Se requiere ampliar los alcances de la participación del Ministerio de Cultura en el Sistema
Nacional de Competitividad y, en particular, en la Mesa de Competitividad para las Industrias
Culturales para, desde allí promover la integración de acciones y fines de Investigación-Desarrollo
e Innovación (ID+I) con los objetivos de investigación sectorial y del campo artístico y musical.
Dado que las mesas sectoriales son de carácter regional, es necesario que la política establezca los
mecanismos de articulación de la investigación para el desarrollo industrial sectorial con otras
estrategias regionales de investigación, como aquellas en torno a formación-investigación en
músicas regionales, por ejemplo.
3.7.4 Cuarto escenario. Participación activa del Minsterio de Cultura en el desarrollo del
Macroprograma de Ciencias Sociales y Humanas, previsto en el marco del Proyecto Legislativo
para la modificación del esquema de regalías.
Es necesario robustecer la presencia del Ministerio de Cultura en el desarrollo de los
Macroprogramas proyectados a partir del Proyecto de Acto Legislativo para la modificación del
actual esquema de regalías y que harán parte de la llamada Ley de reforma a regalías, en este
sentido se establecería una línea de Investigación llamada Arte, Cultura y Desarrollo, dentro del
Macroprograma de Ciencias Sociales y Humanas, con al menos dos líneas: Memoria e Innovación y
Economía Creativa.
Conclusiones
El Congreso verifica importantes desarrollos sectoriales. En este sentido logra importantes
objetivos gracias a su capacidad para promover, como ningún otro evento, el encuentro de los
numerosos y diversos agentes, con una representatividad única en el conjunto de instancias de
reflexión sectorial. Por otra parte, la madurez de los diálogos entre los agentes del sector permitió
el desarrollo y sustentación de unas líneas de proyección de la agenda de desarrollo del campo
musical en el país. Ello permitió articular y proyectar las acciones futuras del campo musical en los
tres temas centrales de trabajo: investigación-documentación, industria y producción y educación
formación, en correspondencia con la diversidad, heterogeneidad y dinámica de sus prácticas.
Se evidenció una positiva evolución, desde los niveles descriptivos del Congreso anterior, a un
desarrollo de los temas con auténtica capacidad de problematización y perspectiva de debate. En
efecto, el sector ha dado un giro, desde el cual predominaban enunciados, a un momento
presente de proposiciones y acuerdos. En este sentido las mesas temáticas actuaron como
motores del Congreso y como espacio de encuentro específico para la interlocución de pares,
apoyados por los aspectos aportados por los expertos en jornada paralela.
Hubo notable evolución en los campos tratados y capacidad de refinar los aportes que se
constituyen en insumos de diagnóstico para las políticas en música.
En este sentido, la mesa industria-producción propuso un desglose del tema en cuatro ejes que
estructuraron los diálogos en torno a los temas de relación con la industria: investigación y
formación en gestión cultural; plataformas, rutas y estímulos; asociatividad, redes y agremiación; y
derecho de autor.
La mesa sugiere un plan de formación para formadores, capaz de ofrecer una capacitación que
redunde en una cualificación continua de los formadores en gestión. Es indispensable que el plan
se descentralice dada la concentración muy alta de la oferta de formación en gestión en Bogotá.
Un interesante instrumento de este plan pueden ser los centros de tutorías capaces de generar un
acompañamiento oportuno y continuado a las organizaciones.
Por otra parte, es necesario hacer circular mejor la información en toda la cadena de valor del
subsector, especialmente a los productos y resultados de investigación. Sobre la circulación de las
músicas se parte de la actual importancia de la oferta de música en vivo en contraposición a la
caída del fonograma. Ésta circulación depende de más escenarios y públicos; en este sentido y
para articular opciones de intervención en la educación básica y media, se propone un programa
de programación en colegios y escuelas. Esta acción provee dos resultados: la circulación de
músicas y formación de audiencias.
En este sentido es necesario fortalecer el mercado local, nacional y el regional; hay en ocasiones
un énfasis demasiado decantado a favor del mercado internacional. En tal sentido, se recomienda
aumentar los tiempos y capacidades de las convocatorias mediante el concurso de capital privado.
Se valora como crucial la continuidad de programas como LASO una articulación entre objetivos
sociales y lo culturales adecuadamente balanceados. Para permitir una mayor sostenibilidad y
autonomía del subsector se sugiere una política de precios para la actividad musical promovida
asociativamente, además de una ley de espectáculos capaz de revertir su irracional carga actual de
responsabilidades fiscales.
Finalmente se recomienda que, cualquier solución de asociatividad, oriente acciones y recursos
para la capacitación en contratación, derecho de autor, propiedad intelectual y la relación con las
sociedades de gestión colectiva.
Por su parte, la mesa de educación - formación fue capaz de recoger una diversidad de opiniones
valiosas y fundamentadas. La mesa partió de la noción del campo musical entendido como espacio
de convergencia, de dinámicas y fuerzas en tensión. Las diferencias tienen lugar, en efecto, pero
ello obliga positivamente a la necesidad de acuerdos y negociaciones. Por lo tanto se verifican y
reconocen estas tensiones que, al promover la diferencia, les permite actuar como motor del
diálogo, en este caso de los problemas educativos y formativos del campo musical, con atención al
interés colectivo.
La mesa se propuso cambiar los campos de enunciación de las músicas para entender sus
diferencias no contrapuestas. El ejercicio fue activo para entender cómo son necesarias las
construcciones de acuerdos para alcanzar dimensiones políticas en el complejo debate de la
educación y la formación musical, para promover los cambios en todas las dimensiones en que la
problemática impacta: territorio, poblaciones, género, niveles, etcétera.
Esto fue importante para establecer la educación musical como un derecho, sin que haya renuncia
a su especificidad formativa, aquella que busca un alto alcance profesional. Por consiguiente se
encuentran complementarias las necesidades de elevada cualificación, pero en un contexto que
acoge y valora esta proyección. Tal solución sólo es posible en una propuesta de educación-
formación entendida como sistema.
El sistema, así entendido, incluye alcances de la educación y la cultura, los hace participes del
desarrollo del campo y permite su comunicabilidad. El sistema debe ser abierto y congruente con
el desarrollo de las músicas a nivel local, nacional; y con singular atención a la primera infancia.
Debe entenderse como un sistema vivo que evite la actual situación: concentración en los
programas de educación superior en un escalonamiento desintegrador.
El lugar central del sistema no son las instituciones, sino la sociedad civil. La dinámica del sistema
permite recoger la creatividad de la sociedad civil quien encuentra medios y espacios para
articular opciones y recursos y alternativas para el desarrollo de su música. En ello es crucial el
concepto de derecho y equidad propósito político del sistema.
Se hablo de la educación creativa, entendida como derecho de todos los ciudadanos. En este
sentido debe hacerse claro que el arte tiene un estatuto epistemológico diferente al de las ciencias
y las tecnologías. La creación e innovación del arte obedece a sus particularidades, los programas
de formación deberían estar en capacidad de recoger esta riqueza, ello requiere una escuela en
función de la vida. En este sentido necesitamos una política de lo posible sin que se cancelen las
expectativas.
Se requiere base social para desarrollar el campo musical con compromiso político, una ley, como
la ley de música, pero debe ser expresión de la sociedad civil. Por ello, aun cuando fue propósito
del Congreso anterior, debe observarse que la normatividad vacía del contenido ciudadano sólo
resulta en letra y declaración.
Con relación a la mesa de investigación-documentación, son especialmente significativos los
aportes en la perspectiva de interrelación con el estado, en el conjunto de oportunidades que
permite la institucionalidad pública para el desarrollo de la investigación del campo musical. Esto
se ha planteado con atención a la complejidad y diversidad de las músicas nacionales, como
oportunidad de investigación y documentación para el país, y orientando impactos hacia la
formación, circulación y creación.
La investigación musical en el país ha tenido lugar de tiempo atrás, pero ha respondido a las
particularidades de tiempo y circunstancia. Infortunadamente, hay una generalizada ausencia de
sistematización de estas experiencias, lo cual ha afectado su circulación y visibilidad. Pese a ello, es
afortunado el giro a la proposición que pudo evidenciarse en la mesa y cómo con base en un
diagnóstico obtenible gracias al diálogo fue posible iniciar un panorama constructivo de la
investigación musical en el país.
Sobre el tema de investigar y relacionarse con patrimonio, industria y educación; se destaca que la
investigación es transversal a todos los desarrollos del campo musical. La investigación básica debe
generar métodos, marcos teóricos y argumentación conceptual, la cual es totalmente
indispensable para sustentar la investigación aplicada en todas las actividades del campo musical:
patrimonio, educación, industrias, memoria, medios de comunicación, tecnologías, etcétera.