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(Pablo Neruda)
Hoy bajo tus montañas de escarmiento
Yo escribí sobre el tiempo y sobre el agua, no sólo están los tuyos enterrados:
describí el luto y su metal morado, temblando está la carne de los muertos
yo escribí sobre el cielo y la manzana, que tocaron tu frente, Stalingrado.
ahora escribo sobre Stalingrado.
Deshechas van las invasoras manos,
Ya la novia guardó con su pañuelo triturados los ojos del soldado,
el rayo de mi amor enamorado, están llenos de sangre los zapatos
ahora mi corazón está en el suelo, que pisaron tu puerta, Stalingrado.
en el humo y la luz de Stalingrado.
Tu acero azul de orgullo construido,
Yo toqué con mis manos la camisa tu pelo de planetas coronados,
del crepúsculo azul y derrotado: tu baluarte de panes divididos,
ahora toco el alba de la vida tu frontera sombría, Stalingrado.
naciendo con el sol de Stalingrado.
Tu Patria de martillos y laureles,
Yo sé que el viejo joven transitorio la sangre sobre tu esplendor nevado,
de pluma, como un cisne encuadernado, la mirada de Stalin a la nieve
desencuaderna su dolor notorio tejida con tu sangre, Stalingrado.
por mi grito de amor a Stalingrado.
Las condecoraciones que tus muertos
Yo pongo el alma mía donde quiero. han puesto sobre el pecho traspasado
Y no me nutro de papel cansado, de la tierra, y el estremecimiento
adobado de tinta y de tintero. de la muerte y la vida, Stalingrado.
Nací para cantar a Stalingrado.
La sal profunda que de nuevo traes
Mi voz estuvo con tus grandes muertos al corazón del hombre acongojado
contra tus propios muros machacados, con la rama de rojos capitanes
mí voz sonó como campana y viento salidos de tu sangre, Stalingrado.
mirándote morir, Stalingrado.
La esperanza que rompe en los jardines
Ahora americanos combatientes como la flor del árbol esperado,
blancos y oscuros como los granados, la página grabada de fusiles,
matan en el desierto a la serpiente. las letras de la luz, Stalingrado.
Ya no estás sola, Stalingrado.
La torre que concibes en la altura,
Francia vuelve a las viejas barricadas los altares de piedra ensangrentados,
con pabellón de furia enarbolado los defensores de tu edad madura,
sobre las lágrimas recién secadas. los hijos de tu piel, Stalingrado.
Ya no estás sola, Stalingrado.
Las águilas ardientes de tus piedras,
Y los grandes leones de Inglaterra los metales por tu alma amamantados,
volando sobre el mar huracanado los adioses de lágrimas inmensas
clavan las garras en la parda tierra. y las olas de amor, Stalingrado.
Los huesos de asesinos malheridos,
los invasores párpados cerrados, Guárdame un trozo de violenta espuma,
y los conquistadores fugitivos guárdame un rifle, guárdame un arado,
detrás de tu centella, Stalingrado. y que lo pongan en mi sepultura
con una espiga roja de tu estado,
Los que humillaron la curva del Arco para que sepan, si hay alguna duda,
y las aguas del Sena han taladrado que he muerto amándote y que me has amado,
con el consentimiento del esclavo, y si no he combatido en tu cintura
se detuvieron en Stalingrado. dejo en tu honor esta granada oscura,
este canto de amor a Stalingrado.
Los que Praga la Bella sobre lágrimas,
sobre lo enmudecido y traicionado,
pasaron pisoteando sus heridas,
murieron en Stalingrado.