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Ilse Estefanía Reynoso Márquez

El recurso mitológico en la poética de Plath y Eliot

Este ensayo parte principalmente por mi gusto hacia las mitologías religiosas que desde mi
infancia han estado presentes por venir de una familia extremadamente cristiana. Ahora
como adulto ajeno a alguna religión no dejan de fascinarme las mitologías que las
conforman, ya no solamente desde un plano cristiano, sino que a partir de mis lecturas de
otras religiones he logrado empaparme de sus cosmogonías características de cada una.
Viendo que es un tema regularmente abordado por poetas y escritores, no he de negar que
me gusta encontrar esos guiños que dejan los autores de una divinidad latente en su poesía.

De la misma manera que vemos en T. S. Eliot, y del cual ya había tratado en el ensayo
pasado; en Sylvia Plath también tenemos esa constante de referencias a mitologías
religiosas, aunque en este caso más relacionas a divinidades de la fecundidad, dioses
mitológicos que embarazan a mujeres terrenales con fines de goce carnal. Aunque Eliot
utiliza más referencias cristianas en sus Cuatro cuartetos también tiene un episodio en The
Dry Salvages donde hace mención de Krishna, divinidad del panteón Hinduista, cuando
trata de explicarle a Arjuna sobre la condición de la vida del guerrero atento a su muerte:

“En toda esfera del ser

La mente humana debe de estar concentrada

En la hora de la muerte”.

(y la hora de la muerte es en cada momento.)

Ésta es la única acción

Que fructificará en las vidas del prójimo.

Y no piensen en el fruto de la acción

Y ustedes cuyos cuerpos

Sufrirán el proceso y sentencia del océano


O algún otro acontecimiento,

Este es su verdadero destino”

-Dijo Krishna, como cuando amonestó a Arjuna

Al principio de la batalla.

No adiós

Sino adelante, viajeros.” (Eliot. 2017: 57)

Krishna, el dios negro, consorte de Kali quien es su principio femenino, diosa de la


fertilidad y la muerte; negra también y que recuerda a un fragmento del libro de Plath
donde dice:

Soy muda y oscura. Soy semilla a punto de reventar.

La oscuridad es mi esencia muerta, y es hosca:

No desea ser más, ni distinta (Plath. 2013: 33)

Aunque en los textos de Plath también vemos referencias cristianas, estas tienen
connotaciones más negativas. Las figuras masculinas en sí se muestran ajenos al proceso de
la concepción, hasta cierto grado violentos e ignorantes, queriendo imponer su mundo de la
concepción sin crear vida como lo hace la mujer:

Estos son los hombres que me inquietan:

¡tienen tantos celos de todo aquello que no sea plano!

Son dioses envidiosos

Que permitirán que el mundo entero se aplane con ellos.

Veo al Padre hablar con el Hijo.

Tanta pasividad debe de ser sagrada.


<Déjanos crear un paraíso>, dicen

<Déjanos lavar y aplanar el relieve de estas almas> (Plath. 2017: 26)

Otra de las cuestiones mitológicas que están presentes en ambas obras es la metáfora de
las flores como divinidades. En el caso de Eliot se manifiesta de una manera más célibe,
representando a la virgen María; aunque en Burn Norton en el jardín aparece la figura de
Venus al centro de un jardín de rosas, este atributo se desexualiza en el rosario, que pasa a
ser roselada (“sitio plantado de rosales en los parques o jardines”) para significar el rezo
dedicado a la Virgen. Ante esto José Emilio Pacheco hace una nota interesante al respecto
con referente al origen del término rosario “el nombre proviene de las veces que se llama
“rosa” a la Virgen o bien de que metafóricamente toda la oración se considera un ramo de
rosas” (Pacheco en notas sobre Burn Norton. 2017: 85). De manera contraria, en Tres
mujeres , Plath utiliza las flores, las hojas, los árboles, estos símbolos de la naturaleza para
hacer referencia a la fecundidad; una manera más arcaica de ver la maternidad y el
concepto de ser mujer, un ser divinal dador de vida.

Bibliografía:

(Galovic.2002)

(Eliot. 2017)

(Plath. 2013)

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