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Sistemas mecánicos no
integrables.
1
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 2
H = H0 + H1 + 2 H2 + · · · , (1.1)
1 Hoy sabemos que los sistemas no integrables no son reducibles a cuadraturas, pero histó-
ricamente, el no contar con ejemplos tratables condujo a la búsqueda de métodos geométricos
o topológicos para dilucidar las propiedades de estos sistemas. De hecho los estudios en el ám-
bito de estos sistemas de la mecánica clásica inspiraron muchos aspectos de la investigación
matemática en los campos de la topología diferencial y la teoría de las ecuaciones diferenciales.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 3
{H, I} = 0,
{H0 , I0 } = 0,
lo que nos hace ver que I0 es una integral de movimiento del sistema integrable
H0 .
2 Es claro que si existen sistemas de dos grados de libertad no integrables, los habrá en lo
general.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 4
I0 = F (H0 ), (1.5)
X
I0 = Am1 ,m2 (J1 , J2 )ei(m1 θ1 +m2 θ2 )
m1 ,m2
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 5
{H0 , I1 } + {H1 , I0 } = 0
en la que sabemos que I1 y H1 son funciones periódicas de θ1 y θ2 de períodos
2π y por tanto podemos hacer
X
H1 = Bm1 ,m2 (J1 , J2 )ei(m1 θ1 +m2 θ2 ) ,
m1 ,m2
X
I1 = Cm1 ,m2 (J1 , J2 )ei(m1 θ1 +m2 θ2 ) .
m1 ,m2
X ∂H0 ∂H0
−m1 Cm1 ,m2 − m2 Cm1 ,m2 +
m1 ,m2
∂J 1 ∂J2
∂I0 ∂I0
m1 Bm1 ,m2 + m2 Bm1 ,m2 iei(m1 θ1 +m2 θ2 ) = 0,
∂J1 ∂J2
de donde
∂H0 ∂H0
−Cm1 ,m2 m1 + m2
∂J1 ∂J2
∂I0 ∂I0
+Bm1 ,m2 m1 + m2 = 0 ∀ m1 , m2 , J1 y J2
∂J1 ∂J2
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 6
Para aquellos valores de las J que corresponden a toros resonantes existen va-
lores de las m tales que
∂H0 ∂H0
m1 + m2 = 0, (1.6)
∂J1 ∂J2
para estos valores de las J tendremos que
∂I0 ∂I0
Bm1 ,m2 = 0 o m1 + m2 = 0,
∂J1 ∂J2
pero las B están determinadas por H1 , por lo que, en general, no serán cero
para esos valores de las J y las m que están determinadas por H0 , esto implica
que, en general, para los valores en que ((1.6)) se cumple será válido que
∂I0 ∂I0
m1 + m2 =0
∂J1 ∂J2
y entonces
∂H0 ∂H0
∂(H0 , I0 ) ∂J1 ∂J2
= =0
∂I0 ∂I0
∂(J1 , J2 ) ∂J1 ∂J2
sobre los toros conmensurables; pero, dentro del conjunto de todos los toros o
valores de las J, los conmensurables forman un conjunto denso, por lo que H0 e
I0 no serían funciones independientes, lo que contradice lo ya dicho y entonces la
hipótesis de que I es independiente de H nos lleva a una contradicción, así queda
demostrado que no existe una segunda integral de movimiento independiente de
la hamiltoniana y, por tanto, que el sistema perturbado es no integrable. Esta
demostración puede ser generalizada a más grados de libertad.
En realidad hemos demostrado mucho más que la existencia de sistemas
hamiltonianos no integrables, hemos demostrado que dado un sistema integrable
existe, en el espacio de todas las funciones hamiltonianas, una vecindad de dicho
sistema en donde la no integrabilidad es una propiedad genérica y esto se puede
extender al conjunto de todos los sistemas hamiltonianos, esto es, los sistemas
hamiltonianos son genéricamente no integrales, es más, se puede hacer ver que,
genéricamente, tienen únicamente una integral de movimiento, la hamiltoniana
misma.
algún punto; en general este punto será distinto del primero, pero estará sobre
3
el mismo círculo , el que constituye la intersección del plano con el toro que
contiene la trayectoria.
Como por cada punto del espacio fase pasa una y sólo una trayectoria y
éstas deben dar vuelta sobre el toro que le corresponde, podemos, por este pro-
cedimiento, establecer un mapeo del plano en sí mismo: a un punto cualquiera
del plano le corresponde aquél en que, la trayectoria que comienza en él, in-
tersecta al plano después de dar una vuelta. Nótese que en la otra dirección
del toro la trayectoria habrá dado vueltas también, pero no necesariamente un
número entero de ellas, esto quedará determinado por la proporción entre las
dos frecuencias que corresponden al toro de que se trate.
A un mapeo construido de esta forma se le llama mapeo de Poincaré, deno-
minación que se aplica en general a mapeos obtenidos por la intersección de las
trayectorias de ecuaciones diferenciales con subespacios del espacio fase cuan-
do esas trayectorias dan vueltas y por ello retornan a dicho subespacio para
intersectarlo. A la intersección por el plano se le llama una sección de Poincaré
Denotaremos al mapeo de Poincaré por P0 : D → D , donde D es la región
del plano donde queda denido dicho mapeo y utilizamos el subíndice cero para
recordar que se trata del mapeo generado por el sistema hamiltoniano H0 .
Este mapeo tiene una serie de propiedades derivadas de las propiedades de
las trayectorias del sistema hamiltoniano. Es un mapeo uno a uno, diferenciable
y que preserva área. Esto último es una consecuencia directa del hecho de que
el ujo del sistema hamiltoniano preserva el volumen en el espacio fase.
Las iteraciones de este mapeo, esto es, el resultado de aplicar el mapeo a un
punto del plano, volverlo a aplicar al punto resultante de la primera aplicación
y así sucesivamente, generan, para cada punto inicial en el plano, una serie de
puntos que llamaremos la órbita que pasa por dicho punto inicial. Estas órbitas,
que consisten de secuencias de puntos y no de curvas continuas, son las soluciones
del sistema dinámico discreto generado por el mapeo de Poincaré, naturalmente
sus propiedades reejan las de las trayectorias del sistema hamiltoniano y por
ello resulta útil estudiarlas.
En primer lugar notamos que como los toros intersectan al plano en círculos
y las trayectorias permanecen sobre los toros, dado un punto del plano este
también pertenecerá al círculo de intersección con alguno de los toros y, por
tanto, al mapear el punto se obtendrá otro punto en el mismo círculo y como
esto ocurre para todas las iteraciones, la órbita de cualquier punto estará sobre
el círculo correspondiente.
Ahora si se trata de un toro conmensurable o resonante, la trayectoria será
una curva tal que, después de un cierto número de vueltas, digamos k , terminará
cerrándose, pues se trata de un movimiento periódico; por tanto, después de
k iteraciones la órbita generada por el mapeo de Poincaré regresará al punto
inicial, esto es, la órbita discreta será también periódica y consistirá de un
número nito de puntos sobre el círculo, al seguir aplicando el mapeo se repetirá
C
I
I
C
mapea en aquel al que irá a parar después de iterar k veces el mapeo de Poincaré,
o sea en él mismo, por tanto todos los puntos de ese círculo son puntos jos del
(k)
mapeo P0 . Llegamos así a establecer que por cada toro conmensurable de un
sistema integrable podemos construir, sobre la sección de Poincaré, un círculo
completo constituido únicamente de puntos jos de cierta potencia del mapeo
de Poincaré.
En la gura (1.3) se muestra lo que ocurre en una vecindad de cualquier
(k)
punto de ese círculo de puntos jos de P0 . Tomemos un pequeño segmento
de la recta radial que intersecta al círculo en un punto A, cuando aplicamos
(k)
el mapeo P0 el círculo permanece invariante, pero el segmento no, excepto
por el propio punto A. Dado que el mapeo es continuo podrían ocurrir dos
situaciones como se muestra en la gura. En el caso (a) los puntos del segmento
se han mapeado en una pequeña curva tangente al segmento en el punto A,
esta situación por implicar una tangencia no será genérica, esto es ocurrirá
únicamente en casos sumamente excepcionales. En oposición a lo anterior, en el
caso (b), la pequeña curva es transversal al segmento original, esto será lo que
ocurre en general. Vemos entonces que, en general, en una vecindad del círculo
(k)
de puntos jos, el mapeo P0 rotará a los puntos que se encuentren en la parte
de dentro del círculo en una dirección y a los que se encuentren afuera en la
contraria. Un mapeo así se llama un mapeo de torcedura y la imagen genérica
de este tipo de mapeos es la que se muestra en (c).
Veamos que ocurre cuando actúa la perturbación y la hamiltoniana es la
señalada en (1.1); por continuidad, para sucientemente pequeña, las trayec-
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 11
A A
a b c
(k)
Figura 1.3: El mapeo P0 en una vecindad de un toro resonante de período k.
torias en el espacio fase seguirán dando vueltas, por lo que será posible establecer
un mapeo de Poincaré, llamémosle P y construyamos a partir de él el mapeo
(k) (k)
P . Al aplicar el mapeo P en una vecindad del círculo de puntos jos de
(k)
P0 obtendremos lo que se muestra en la gura (1.4).
(k)
Desde luego, los puntos del círculo de puntos jos de P0 no serán puntos
(k)
jos de P , sin embargo, por continuidad, para sucientemente pequeña,
(k)
P seguirá siendo un mapeo de torcedura, por lo que, dada cualquier dirección
radial, algún punto sobre ese radio se mapeará en dirección radial al aplicarle
(k)
P , esto es, no rotará ni en una, ni en otra dirección. Tomemos ahora todas
las direcciones, como en cada una de ellas hay un punto que se mapea única-
mente de manera radial, todos ellos formarán una curva cerrada y continua que
(k)
permanecerá cercana al antiguo círculo de puntos jos de P0 . Esta curva se
mapeará radialmente en otra curva cerrada.
Pudiera ser que todos los puntos de esta curva cerrada, se mapearan ale-
jándose del centro, o pudiera ser que ocurriera lo contrario, que se mapearan
acercándose, como se muestra en la gura (1.5). Ambas situaciones son imposi-
bles, ya que el mapeo de Poincaré P proviene de un sistema hamiltoniano y por
tanto preserva área; necesariamente algunos puntos se mapearán alejándose del
centro y otros acercándose a él, de tal suerte que el área interior de la curva ori-
ginal y la producida al aplicar el mapeo sean iguales. La única situación posible
es la mostrada en la gura, necesariamente la curva formada por los puntos que
(k)
se mapean radialmente se interseca con la curva resultante al mapearla con P
y, como son dos curvas cerradas, habrá un número par de puntos de intersección.
Estos puntos de intersección no se mueven ni radial ni angularmente al aplicar
(k)
el mapeo, esto es, son puntos jos de P y por tanto pertenecen a órbitas de
período k de P , que, naturalmente, se corresponden con trayectorias periódi-
cas en el espacio fase para la hamiltoniana perturbada ((1.1)). Este resultado
que, desde luego, se aplica a cualquier mapeo de torcedura que preserva área,
se conoce como el último teorema geométrico de Poincaré.
Regresando al punto de vista de la mecánica hemos encontrado algo de suma
importancia. Al presentarse una perturbación de un sistema integrable acotado,
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 12
Figura 1.4: Dada una dirección existe un punto tal que al aplicarle un mapeo
de torcedura se mapea radialmente.
IMPOSIBLE POSIBLE
Figura 1.5: El mapeo de Poincaré preserva área, entonces mapea una curva
cerrada en otra que la intersecta. Los puntos de intersección serán puntos jos
del mapeo.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 13
c'
A
c
B
4 Desde luego esto puede verse como una demostración de la existencia de sistemas no
integrables. Además nos hace ver que, genéricamente hablando, dado un sistema integrable
existe una vecindad de él en la que los sistemas no integrables son densos.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 14
(k)
derando. El mapeo P , en estas coordenadas, estará dado por
yi+1 = g(xi , yi ),
con
f (0, 0) = 0,
g(0, 0) = 0.
En una vecindad del punto jo podemos aproximar el mapeo por su linealización,
o sea, por su diferencial
xi+1 axx axy xi
= , (1.8)
yi+1 ayx ayy yi
∂(f, g)
(aαβ ) = .
∂(x, y) 0
(k)
punto jo de P es uno de los puntos que constituyen una órbita de período k,
por lo que las órbitas sobre los círculos en el caso estable o las hipérbolas en el
inestable se trazarán con las iteraciones, de manera sucesiva, en vecindades de
los k puntos que constituyen la órbita periódica. Lo mismo podemos decir de las
trayectorias correspondientes en el espacio fase, las órbitas periódicas del mapeo
de Poincaré se corresponden con una trayectoria cerrada, esto es periódica, que
da k vueltas en una dirección antes de cerrarse habiendo dado, en el mismo
tiempo, l vueltas en la otra dirección.
Las órbitas hiperbólicas y elípticas que se forman en una vecindad de los
puntos jos, se ven en el espacio fase como trayectorias que dan vueltas, pero
que no se cierran; unas, las estables, permanecen sobre toros que dan k vueltas
antes de cerrarse como una especie de manguera que se enrolla varias veces
antes de cerrarse y las otras, las inestables, irán alejándose de la periódica de
manera hiperbólica. Naturalmente la formación de esos toros en torno a los
puntos elípticos ocurre únicamente en una vecindad sucientemente pequeña
del punto jo.
En conclusión, una perturbación sucientemente pequeña de un sistema ha-
miltoniano integrable acotado conduce a la destrucción de los toros resonantes
o conmensurables, las trayectorias periódicas que lo formaban se desorganizan
y dejan de generar un toro. Es más, la mayoría de esas trayectorias dejan de
ser periódicas con la excepción de un número nito y par de ellas que perma-
necen como trayectorias periódicas aisladas con el mismo período que las que
integraban el toro destruido. La mitad de estas trayectorias serán estables y,
vistas desde la perspectiva del mapeo de Poincaré, generan puntos periódicos
elípticos, la otra mitad serán inestables y generan puntos periódicos hiperbólicos
de dicho mapeo. Todo esto se ilustra en la gura (1.7) para el caso en que se
tenía un toro de período tres en el sistema integrable y únicamente se generan
dos trayectorias periódicas de ese período, una estable y una inestable.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 16
El problema del destino de los toros inconmensurables va más allá del contex-
to de la mecánica, en particular adquiere gran trascendencia desde la perspectiva
de la mecánica estadística. Uno de los puntos de mayor interés en la física reside
en la conexión entre la teoría básica del movimiento, en nuestro caso la me-
cánica clásica, y el comportamiento de los sistemas macroscópicos compuestos
por una multitud de partículas en movimiento, cada una de ellas respondiendo
a la teoría básica. En especial es de destacar el hecho de que la experiencia
señala que los procesos macroscópicos son irreversibles, mientras que las leyes
básicas en el mundo microscópico son totalmente reversibles. ¾Cómo se genera
la irreversibilidad macroscópica cuando la teoría básica es reversible?.
Desde la perspectiva macroscópica el estado de un sistema está caracteriza-
do por unas cuantas variables de estado, las manejadas por la termodinámica,
que nos ofrecen una caracterización física del sistema. Por otro lado, el mismo
sistema visto desde la perspectiva microscópica requiere de un sinnúmero de
variables, del orden de 1025 , no hay duda, a un estado macroscópico le corres-
ponden muchísimos estados microscópicos.
Los estados macroscópicos presentan una tendencia temporal que irrever-
siblemente los lleva a un estado de equilibrio macroscópico, en éste todas las
variables macroscópicas permanecen homogéneas y constantes y la entropía se
hace máxima; nunca se ha observado un sistema macroscópico libre y cerrado
que se aparte de esto, por ejemplo uno en el que la entropía disminuya alejándose
del valor máximo compatible con el sistema. Por otro lado, desde la perspectiva
microscópica el sistema nunca está estático, las más de 1025 variables cambian
incesantemente con el tiempo y este cambio es reversible, basta con invertir en
un instante dado los signos de las velocidades generalizadas o de los impulsos,
para que el sistema recorra su trayectoria en dirección contraria; de donde sale
entonces la irreversibilidad macroscópica.
A partir de las brillantes ideas introducidas por Boltzman se induce una
respuesta. En forma esquemática diremos que el número de microestados que
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 17
X p2j 1X
H0 = + hj (φj+1 − φj )2 ,
j
2m j 2 j
la que, al hacer todas las masas y constantes de resorte iguales a uno, se reduce
a
X1
p2j + (φj+1 − φj )2 .
H0 = (1.9)
j
2
φ0 = φN +1 = φ̇0 = φ̇N +1 = 0;
φl (t) = al senωt,
al = C senBlλ,
Bλ
ω = 2sen ,
2
5 Estrictamente ablando ya no habría modos normales, el sistema ya no es lineal debido a la
perturbación; sin embargo podemos continuar utilizando las coordenadas normales y calcular
la energía en cada una de ellas, esto será una forma de ver la energía por grado de libertad.
El acoplamiento de los modos normales es físico, esto es, no existen sistemas de coordenadas
en los que las ecuaciones de movimiento queden desacopladas.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 20
(k) klπ
φl = C sen senωk t k = 1, . . . , N,
N +1
(k)
donde con φl hemos denotado a la coordenada φl cuando el sistema está
en el modo normal k y C es una constante arbitraria que podemos usar para
normalizar.
En coordenadas normales
X
Qj = αlj φl
l
N
X kjπ jlπ N +1
sen sen = δkl ,
j=1
N +1 N +1 2
2 X lkπ
Qk = sen φl , (1.10)
N +1 N +1
l
Q̈k + ωk2 Qk = 0,
X1
p2j + (φj+1 − φj )2 + 1 (φj+1 − φj )3 + 2 (φj+1 − φj )4 ,
H= (1.11)
j
2
X1 X X
Pk2 + ωk2 Qk2 + 1 Aijk Qi Qj Qk + 2 Bijkl Qi Qj Qk Ql ,
H=
2
k ijk ijkl
pero vemos un fenómeno inesperado, pues a partir del paso 25000 la energía
en vez de continuar difundiéndose comienza a reconcentrarse y en el tiempo
correspondiente al paso 29000, en gran parte se ha reconcentrado en el primer
modo, es decir retorna en gran medida a la condición inicial. Si se continua el
cálculo se ve que este fenómeno se repite, es más, después de haber transcurrido
varios retornos la concentración en el primer modo es aun más pronunciada que
en el primer retorno, esto se repite y se repite y ocurre, tanto para el caso cúbico,
como para el cuártico y, tanto para el caso de 32 partículas, como para el de 64.
El comportamiento del sistema es muy distinto al que esperaban FPU, no
hay tendencia a la equipartición de la energía, más bien se observa lo que pu-
diera ser un fenómeno cuasiperiódico, esto a pesar de que el sistema se ha hecho
no integrable y de tener muchos grados de libertad; desde luego
6 no se obser-
va una tendencia al equilibrio. Ulam relata como Fermi se sorprendió de estos
resultados y los calicó como de un verdadero descubrimiento de importancia
cientíca, aunque, desafortunadamente, no llegó a desarrollarlos e interpretar-
los, pues murió unas semanas antes de que estos cálculos estuvieran totalmente
terminados. En adición a esto, esta última contribución de Fermi se mantuvo
oculta durante una década, pues, como los cálculos habían sido hechos en la
computadora ENIAC de Los Álamos, el artículo en que se pretendían publi-
car fue clasicado y permaneció oculto por años en la bóveda de los grandes
secretos.
2
H = H0 + H1 + H2 + · · · , (1.12)
2
donde H0 es integrable y un parámetro pequeño, a partir de un desarrollo de
la solución en series de potencias de . Así se propone una solución del sistema
((1.12)) de la forma
2
q(t) = q0 (t) + q1 (t) + q2 (t) + · · · ,
2
donde q0 (t) es solución del sistema integrable H0 . Diversas formas de la teoría
de perturbaciones presentan diversos métodos para ir encontrando las sucesivas
aproximaciones q1 , q2 , . . ., en el entendido que, al ser sucientemente pequeña,
podemos cortar el desarrollo en un cierto nivel y obtener la solución con el
grado de aproximación que requiramos. Cuando nos quedamos hasta el término
6 FPU lo hicieron para 32 y para 64 partículas, posteriormente se han hecho cálculos para
muchas más partículas y diversas formas de la interacción con resultados similares.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 23
300 1 1
3
200 3
4
4
100
5 5
5
2
2 5
0
0
10 20 30
Figura 1.9: En las grácas se muestran los resultados de Fermi, Pasta y Ulam
para el caso de 32 osciladores con una perturbación cúbica. En las abscisas tene-
mos el número de pasos que ha realizado la computadora en miles, equivalente
al tiempo trascurrido. En las ordenadas tenemos la energía total en unidades ar-
bitrarias. Por claridad las grácas muestran únicamente la energía contenida en
los cinco primeros modos normales. Vemos que inicialmente toda la energía es-
taba en el modo 1, conforme va pasando el tiempo la energía se va compartiendo
entre los modos, pero, al aproximarse el paso 29000 se ha concentrado nueva-
mente en el modo 1. Esta gráca se ha adaptado directamente de la original
obtenida por FPU.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 24
1 4
H1 = x ,
4
por tanto el sistema perturbado será
1 2 1 2 1
H = H0 + H1 = p + kx + x4 .
2m 2 4
Por ser este sistema de un grado de libertad es reducible a cuadraturas, pe-
ro como lo estamos utilizando como ilustración, lo atacaremos utilizando per-
turbaciones. Para ello substituimos un desarrollo en serie directamente en las
ecuaciones de movimiento.
La ecuación de movimiento del sistema no perturbado es
ẍ = −ω02 x
7 Este término puede entenderse como la primera aproximación al potencial de un péndulo
simple a partir de la de ángulos pequeños que es la de oscilador armónico.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 25
con r
k
ω0 = ,
m
y la ecuación de movimiento del sistema completo es
3
ẍ + ω02 x + x = 0. (1.13)
m
Llamando x0 , x1 , x2 , . . . a las aproximaciones de orden cero, uno, dos, etc. ex-
presaremos la solución de sistema perturbado por
2
x = x0 + x1 + x2 + · · · , (1.14)
2
substituyendo ((1.14)) en ((1.13)) obtenemos
2 2
ẍ0 + ẍ1 + ẍ2 + · · · + ω02 x0 + x1 + x2 + · · ·
2 2
1
x30 + 32 x20 x1 + · · · = 0,
+
m
igualando los términos que presentan la misma potencia de tendremos
ẍ0 + ω02 x0 = 0,
1 3
ẍ1 + ω02 x1 +x = 0,
m 0
6
ẍ2 + ω02 x2 + x20 x1 = 0,
m
.
.
.
x0 = A cos(ω0 t + β).
A3
1
x1 (t) = 3ω0 t sin(ω0 t + β) + [cos(ω0 t + β) − cos(3ω0 t + 3β)]
8mω02 4
(1.16)
8 Hemos dejado que A y β sean las constantes con las que se establecen las condiciones
iniciales.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 26
1 3
− A cos3 (ω0 t + β),
m
pero usando la igualdad trigonométrica
1
cos3 α = (3 cos α + cos 3α), (1.17)
4
vemos que consiste en un oscilador armónico forzado periódicamente con un
término de su propia frecuencia, por lo que entra en resonancia; esto explica el
término divergente. Si pudiéramos evitar esta resonancia podríamos encontrar
una serie convergente.
La resonancia se debe a que utilizamos la frecuencia del sistema no perturba-
do como base para calcular la serie perturbativa, pero sabemos que la frecuencia
de la oscilación real correspondiente al sistema perturbado es distinta de ω0 , de
hecho es dependiente de la amplitud. Poincaré procedió a tomar en conside-
ración esto introduciendo una serie para la frecuencia del sistema perturbado
ω:
1
ω 2 = ω02 + ω1 + ω2 2 + · · · , (1.18)
2
donde las cantidades ωi deben determinarse del propio proceso perturbativo;
veamos esto. La ecuación de movimiento (1.13) la podemos escribir como
1 1
ẍ + (ω 2 − ω1 − 2 ω2 − · · · )x + x3 = 0,
2 m
al substituir el desarrollo (1.14) y agrupar términos en las potencias de obte-
nemos la jerarquía de ecuaciones
ẍ0 + ω 2 x0 = 0
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 27
1 3
ẍ1 + ω 2 x1 − ω1 x0 + x =0
m 0
.
.
.
3A3 A3
ẍ1 + ω 2 x1 + − ω1 A cos(ωt + β) + cos(3ωt + 3β) = 0,
4m 4m
donde ya se utilizó la igualdad (1.17). Vemos que tenemos nuevamente una reso-
nancia, pero ahora tenemos a nuestra disposición la cantidad ω1 para eliminarla,
esto es hacemos
3A2
ω1 = ,
4m
con lo que se elimina la resonancia, así podemos obtener una expresión para
la primera aproximación x1 sin términos seculares, adicionalmente obtenemos
una primera aproximación a la frecuencia del sistema perturbado puesto que de
(1.18) encontramos que
1
3A2 2
∼ 2
ω = ω0 +
4m
y vemos que la frecuencia depende de la amplitud del movimiento. Esta frecuen-
cia es la que debemos utilizar en (1.19) para hacer el cálculo a primer orden.
Continuando con un proceso similar podríamos evitar las resonancias en los
ordenes superiores, logrando con ello el resultado deseado.
En general para sistemas en más de un grado de libertad aparecen términos
seculares que no son evitables, esto debido básicamente a la presencia de térmi-
nos en resonancia entre los distintos grados de libertad, por ello la teoría secular
de perturbaciones resulta poco útil para llegar a conclusiones teóricas generales
sobre los sistemas no integrables cercanos a uno integrable.
Otra forma de la teoría de perturbaciones hace un uso intenso de la estruc-
tura canónica o hamiltoniana de la mecánica, es la llamada teoría canónica de
perturbaciones. En ella partimos del hecho de que un sistema integrable y acota-
do puede estudiarse en variables de acción y ángulo y al hacerlo la hamiltoniana
queda en función únicamente de las variables de acción.
Tomemos un sistema
H = H0 + H1 + 2 H2 + · · · ,
.
.
.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 29
y
X
H1 = Bk̄ (J)eik̄·θ̄ ,
k̄
∂W0
= Jj .
∂θj
La ecuación ((1.22)) quedará como
" #
X ∂H0 X X
ik̄·θ̄
kj i Ak̄ (J)e + Bk̄ (J)eik̄·θ̄ = E1
j
∂Jj
k̄ k̄
Esta ecuación nos indica que todos los términos de la suma deben ser cero,
excepto el correspondiente a la eneada cero y por tanto
E1 = B0 (J),
y
X
i ω j kj Ak̄ (J) + Bk̄ (J) = 0 k̄ 6= 0.
j
B (J)
Ak̄ (J) = i P k̄ j k̄ 6= 0, (1.24)
j ω kj
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 30
A0 sería arbitraria por lo que la podemos tomar como cero. Al substituir estos
valores de las Ak̄ en ((1.23)) obtenemos la solución de la ecuación de Hamilton
Jacobi a primer orden en , o como se acostumbra decir a primer orden en
perturbaciones. Podríamos ahora continuar con la jerarquía de ecuaciones y
encontrar la solución de la ecuación de Hamilton Jacobi al orden que se desee.
En principio esto nos proporciona la solución del sistema perturbado, al
menos para sucientemente pequeña, pero hay una dicultad en ((1.24)). El
término en el denominador X
ω j kj
j
es una combinación de las ω con una de las eneadas de números naturales y co-
mo las ω son las frecuencias del sistema no perturbado, cuando son resonantes
habrá valores de k̄ para las que esa suma valga cero y entonces la serie ((1.23))
presenta términos innitos y por tanto es divergente. Es más, en los casos en
que los valores de las J correspondan a toros no resonantes del sistema no per-
turbado, habrá eneadas k̄ para las que el término en el denominador de ((1.24))
se haga tan pequeño como se quiera y, por tanto, la serie ((1.23)) será también
divergente. Concluimos pues que, si bien hemos obtenido una solución formal,
esta no nos es útil para nuestro propósito, pues el método seguido presenta
problemas básicos de convergencia.
Esta dicultad aparece en muchas otras formas en la teoría canónica de per-
turbaciones y se le conoce como el problema de los denominadores pequeños.
La teoría de perturbaciones está plagada de estas divergencias, esto hace que
sea sumamente compleja y, en especial, utilizarla para resolver cuestiones teó-
ricas como el destino de los toros inconmensurables o para encontrar, en casos
concretos, el comportamiento de las trayectorias a tiempos grandes.
A pesar de ello se han encontrado métodos de perturbaciones útiles para
atacar problemas concretos, en especial cuando no se pretende extender las so-
luciones a tiempos largos, esto es, tiempos para los que las resonancias hayan
generado amplitudes grandes. Muchos son los sistemas en los que se han apli-
cado con éxito métodos de perturbaciones. No entraremos aquí al desarrollo de
las técnicas basadas en la teoría de perturbaciones, cuestión que dejamos a los
textos especializados, pero si señalamos que todos los intentos por resolver el
problema de los denominadores pequeños u otros de naturaleza semejante, no
prosperaban. Poincaré mismo trato de darle solución y lo consideró como el pro-
blema fundamental de la mecánica clásica, pero este problema fundamental de
la teoría de perturbaciones, y con él el del destino de los toros inconmensurables,
quedó sin solución por varias décadas.
f (x) = 0.
Imaginemos que tenemos un valor x0 que es cercano a una raíz, entonces pode-
mos plantearnos el problema de aproximar la raíz por un método de perturba-
ciones, esto es, partiendo de un desarrollo en serie para ella. Ahora, considerando
que x0 es cercano a la raíz, llamemos a f (x0 ) y busquemos la raíz como un
desarrollo en serie en . Desarrollando en serie la función f en torno a x0 ten-
dremos
(2) (3)
1 f0 1 f0
− (1)
= (x − x0 ) + (x − x0 )2 + (x − x0 )3 + · · · . (1.25)
f0 2 f (1) 3! f (1)
0 0
1 x2 x3 1 f (2) x2 x3 2 2
− (1)
= x 1 + + 2 + · · · + 0
x 1 + + + · · · +
f0 2 3! 2 f (1) 2 3!
0
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 32
(3) 3
1 f0 2 x2 x3 2
+ x 1 + + + · · · + ···
6 f (1) 2 3!
0
al igualar los términos con la misma potencia de obtenemos los coecientes de
la serie ((1.26)), esto es
1
x1 = − (1)
,
f0
(2) (2)
f0 f
x2 = −x21 (1)
= − 0 3 ,
f0 (1)
f0
(2) (3) (2) (3)
3! f0 f f f
x3 = − x1 x2 − 0(1) x31 = −3 0 5 + 0 4 ,
2 f (1) f0 (1) (1)
0 f0 f0
.
.
.
y, por tanto
(2) (2) (3)
1 f0 2 f0 3 f0
x = x0 − − 3 − 5 − 4 + · · · .
(1)
(1) (1) (1)
f0 2 f0 2 f0 6 f0
f (x0 )
X1 = x0 − ,
f (1) (x0 )
ahora, en vez de buscar un término de segundo orden sustentándonos en el valor
de la función y sus derivadas en x0 , repetimos el procedimiento utilizado para
encontrar una primera aproximación, pero partiendo del punto X1 , llegaremos
a una segunda aproximación, el punto X2 dado por
f (X1 )
X2 = X1 − .
f (1) (X1 )
9 Newton desarrollo este método únicamente para polinomios en x, la extensión a una
función arbitraria es posterior.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 33
Figura 1.10: Primer término del método perturbativo para encontrar la raíz de
una función.
f (Xn )
Xn+1 = Xn − .
f (1) (Xn )
El proceso resulta útil ya que un punto jo de este mapeo X ∗ cumple con
f (X ∗ )
X∗ = X∗ − ,
f (1) (X ∗ )
por lo que f (X ∗ ) es cero, esto es, la raíz que buscamos es un punto jo del mapeo.
Así, si las iteraciones convergen a dicho punto jo, el proceso de iteraciones
genera una sucesión de aproximaciones X0 , X1 , X2 , . . . que convergen a la raíz.
Grácamente podemos seguir este proceso como se indica en la gura (1.11).
Podemos ver que
f (Xn )
Xn+1 − Xn = − ,
f (1) (Xn )
por lo que la sucesión dada por la iteración converge a la raíz si la cantidad
δn+1 = Xn+1 − Xn
f (Xn )
δn+1 = − ,
f (1) (Xn )
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 34
f(X)
f’( x 0 )
f’( X1 )
X2
x
X1 x x0
Figura 1.11: Dos iteraciones en el método de Newton para encontrar las raíces
de una función.
y
f (Xn−1 )
Xn = Xn−1 − = Xn−1 + δn ,
f (1) (Xn−1 )
entonces
f (Xn−1 + δn )
δn+1 = − .
f (1) (Xn−1 + δn )
Desarrollando en serie en δn tenemos
(1)
f (Xn−1 )2 − f (Xn−1 )f (2) (Xn−1 )
f (Xn−1 )
δn+1 = − (1) − δn + · · · =
f (Xn−1 ) f (1) (Xn−1 )2
f (2) (Xn−1 ) 2
− δ + ··· .
f (1) (Xn−1 ) n
Vemos que la convergencia es exponencial, pues la sucesión de separaciones
n
entre aproximaciones sucesivas va como δ2 , esto es, si la sucesión converge al
punto jo, converge exponencialmente y el proceso de iteraciones será mucho
más eciente que el desarrollo en serie. La principal diferencia estriba en que en
la serie se utiliza únicamente la forma local de la función en x0 , mientras que en
el método de Newton se utiliza en cada paso la derivada de la función valuada
en el nuevo punto, esto es, toma en consideración la forma de la función en todo
un entorno de la raíz, lo que potencia la convergencia cuando la hay.
Retornando al tema sobre el destino de los toros no resonantes, al aplicar
técnicas semejantes a la descrita, se logran evitar las dicultades de convergen-
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 35
Figura 1.12: Los toros cuasiperiódicos que no se rompen se intercalan entre los
espacios o intersticios dejados por los toros que si se han roto formando una
estructura cantoriana.
sin dejar de formar una estructura cantoriana, hasta que se alcanza el valor
crítico de en el que se rompe el último toro y toda la estructura se pierde.
En cuanto a los círculos que hemos trazado en torno a los puntos que re-
presentan las órbitas periódicas aisladas estables provenientes de la rotura de
los toros resonantes, recordamos que se trata de toros que se enrollan varias
veces antes de cerrarse y que están compuestos por trayectorias cuasiperiódicas,
esto implica que están sujetos a las mismas condiciones que los otros, esto es,
estos toros se irán rompiendo a medida que crezca y formarán una estructu-
ra cantoriana con intersticios que tienen propiedades similares a la estructura
general. Naturalmente esto produce un sistema fractal en el que, al tomar una
ampliación de cualquiera de las regiones que incluyen a estos toros, se reproduce
una estructura similar a la del conjunto más amplio; esto se repite y repite de
manera interminable. Ver gura (1.13).
Esta es la estructura que queda al perturbar un sistema integrable y nos
explica el resultado de los cálculos de FPU, simplemente la perturbación no
alcanza a romper todos los toros, es más, la medida de los toros que permanecen
es aun grande, por lo que las trayectorias son, en su mayoría cuasiperiódicas,
razón por la cual después de un tiempo la energía se reconcentra en el modo
normal en que la situaron las condiciones iniciales.
10
Así encontramos que un importante número de trayectorias serán cuasipe-
riódicas si es sucientemente pequeña, pero, excepto por el comportamiento
en vecindades pequeñas de las trayectorias periódicas que resultan de la desin-
tegración de los toros resonantes, no hemos dicho nada sobre el comportamiento
10 Elcaso FPU tiene algunos problemas con la condición ((1.27)), pero el resultado del
teorema de KAM es aplicable.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 37
de las trayectorias en los intersticios que se generan al irse rompiendo los to-
ros, pasemos pues a estudiar esas trayectorias, que la ir aumentando se van
haciendo dominantes.
Para estudiar las trayectorias dentro de los intersticios que quedan entre los
toros cuasiperiódicos, utilizaremos el mapeo de Poincaré, sin olvidar que sus
órbitas tendrán un comportamiento que reeja el de las trayectorias del sistema
en el espacio fase.
Tomemos uno de los puntos que constituyen una órbita periódica hiperbólica
inestable proveniente de la rotura de un toro resonante. El punto hiperbólico
tendrá una variedad estable y una inestable, estas variedades están compues-
tas por las órbitas que tienden asintóticamente al punto jo o que divergen
asintóticamente de él; ahora estas variedades, que en el caso de dos grados de
libertad son curvas, no pueden intersectar ninguno de los toros que permanecen
ni terminar en la nada, por lo que o se extienden indenidamente o tienen algún
tipo de comportamiento asintótico por el extremo opuesto al punto jo. En el
segundo caso tendríamos situaciones en que se une suavemente una variedad es-
table con una inestable como se muestra en la gura (1.14). Se puede demostrar
que estas uniones son estructuralmente inestables, esto es, cualquier pequeña
perturbación o cambio en , las destruye, por lo que genéricamente hablando no
existen, esto es, el comportamiento genérico es el extenderse indenidamente, y,
recordamos, sin intersecar a ninguno de los toros.
Esto conduce a que las variedades estables e inestables al extenderse se va-
yan enredando de manera compleja, pudiendo ocurrir que jamas se intercepten
entre ellas o que si lo hicieran. Se puede hacer ver que el caso en que no se pro-
ducen intersecciones es estructuralmente inestable, por lo que genéricamente se
producen intersecciones, las que, naturalmente, deben darse entre una variedad
estable y una inestable.
11
Un punto de intersección pertenece a una órbita del mapeo que tiende asintó-
ticamente a uno de los puntos y que sale asintóticamente de otro o de él mismo,
como se ilustra en la gura (1.15); en el primer caso se dice que se ha formado
una intersección heteroclínica y en el segundo una intersección homoclínica.
Debemos recordar que la ruptura de un toro resonante produce una tra-
yectoria periódica que, en el terreno del mapeo de Poincaré, vemos como una
órbita consistente de un cierto número de puntos que se van mapeando entre si
en una secuencia periódica; entonces, el mapeo de Poincaré compuesto tantas
veces como el período, presentará una colección de puntos jos, uno por cada
uno de los puntos que constituyen la órbita periódica del mapeo simple. Así,
Figura 1.14: Las variedades estables e inestables de dos puntos jos hiperbólicos
se unen suavemente. Esta unión es estructuralmente inestable.
INTERSECCIONES
Heteroclínica Homoclínica
con la excepción de las intersecciones que pudieran ocurrir entre alguna de las
variedades de una órbita con las de otra órbita distinta, el caso más frecuente
es el segundo.
Ahora, al haber una intersección homoclínica, necesariamente habrá muchas,
veamos. El punto de intersección, que hemos denotado por x en la gura (1.16),
pertenece a dos variedades, una de ellas la estable y la otra la inestable, por lo
que se mapeará en un punto x0 que tendrá que pertenecer a cada una de esas
dos variedades, esto es, conformará una nueva intersección, que deberá estar en
la dirección correcta en ambas variedades. A su vez x0 se mapeará en x00 que
tendrá que ser una nueva intersección y así sucesivamente, como se ilustra en la
gura. Naturalmente, el punto de intersección se irá acercando asintóticamente
al punto jo, por lo que las distancias entre las intersecciones se irán acortando
y tenderán a cero.
Esto último produce un efecto muy importante. Observemos el área som-
breada en la gura, al aplicar el mapeo a los puntos de su interior tendrán que
mapearse en puntos del interior de la otra área sombrada, de lo contrario la
trayectoria correspondiente intersectaría alguna de las variedades invariantes, lo
que no es posible. Ahora este mapeo proviene de un sistema hamiltoniano que
preserva el volumen en el espacio fase, esto implica que el mapeo de Poinca-
ré preserva área, por tanto, el área encerrada en las regiones sombreadas debe
ser la misma; pero la distancia entre las iteraciones sucesivas tiende a cero, lo
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 40
x’’
x’
x
Figura 1.17: En los intersticios que la ruptura de los toros dejan se producen
marañas homoclínicas, sumamente complejas. Por razones de claridad, en la
gura únicamente hemos dibujado las marañas en uno de los intersticios, pero
hay que recordar que ocurren en todos.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 43
Planeta
Estrella
r
r
Estrella
2GM mx
F =− 3
[x2 + r(t)2 ] 2
donde x es la posición del planeta sobre la recta y r(t) la distancia de las estrellas
a su centro de masas dada por la solución al problema de Kepler.
Si las órbitas de las estrellas fuesen circulares, esto es para excentricidad cero,
r sería una constante R0 y el movimiento del planeta resultaría integrable, por
lo que el planeta realizaría oscilaciones periódicas o tendería monótonamente al
innito dependiendo de las condiciones iniciales. Para excentricidades pequeñas
de las órbitas de las estrellas podemos desarrollar en serie y quedarnos a primer
orden, obtendríamos para r(t) una aproximación de la forma
la órbita periódica, las que determinan que en un momento dado escapa a innito
o cualquier otra que habiendo recorrido inicialmente la del ejemplo continúe de
otra manera, por ejemplo · · · 7.8, 15.3, 7.8, 15.3, 7.8, 15.3, 354.2, 27.1, 3.14159, · · · .
Si la sucesión es totalmente aleatoria, hay condiciones iniciales tales que los
intervalos de tiempo entre pasos sucesivos del planeta por el centro de masas la
reproducen. Ahora, al observar al planeta y tomar esos tiempos, no podremos
distinguir si son producto del azar o, como es el caso, producto de un sistema
totalmente determinista. Es más, el teorema nos enseña que hay una correspon-
dencia entre el conjunto de las parejas de números reales (posición y velocidad
iniciales) y el de todas las sucesiones de números reales, ahora en el conjunto
de sucesiones tendremos una innidad de ellas periódicas, por lo que hay una
innidad de movimientos periódicos del planeta. En adición a esto tenemos que
el subconjunto de sucesiones aleatorias tiene medida uno en el conjunto de to-
das las sucesiones, lo que implica que, en la absoluta mayoría de los casos, el
planeta presentará una sucesión indistinguible de una aleatoria. Por otra parte
el subconjunto de sucesiones periódicas es denso aunque tenga medida cero, lo
que implica que pequeños cambios en las condiciones iniciales pueden generar
enormes diferencias en el comportamiento del planeta. Cuando un sistema me-
cánico presenta trayectorias con estas características se dice que es un sistema
caótico o que presenta el fenómeno del caos determinista o dinámico.
La demostración de estas propiedades para el sistema de Sitnikov y Alekseev
es larga y compleja, por esa razón no se verá aquí. Sin embargo hay sistemas
más simples que tienen estas mismas propiedades y en ellos resulta mucho más
sencillo hacer las demostraciones correspondientes, veamos uno de ellos.
El ejemplo que usaremos se reere a las iteraciones de un mapeo del círculo
en sí mismo. En realidad es un caso que no puede provenir de la mecánica
clásica pues no preserva volumen, que en este caso de una dimensión se trata de
la longitud; lo usamos porque muestra con nitidez el origen del comportamiento
caótico en los sistemas dinámicos en general.
Denotemos por θ a una coordenada angular para el círculo, por conveniencia
parametrizaremos el círculo de 0 a 1 en vez de 0 a 2π . En estas coordenadas el
mapeo es
θi+1 = 2θi (mod 1),
esto es, duplicamos el ángulo y colocamos el resultado sobre el círculo.
Notamos que el mapeo tiene un punto jo θ = 0, tiene también órbitas que
después de un número nito de iteraciones aterrizan en el punto jo, por ejemplo
la que inicia en θ0 = 1/4; en la primera iteración tendremos θ1 = 1/2 y en la
siguiente θ2 = 0, a partir de aquí todas serán cero, ya que la órbita llegó al
punto jo. Hay también órbitas periódicas distintas al punto jo, por ejemplo si
θ0 = 1/3, θ1 = 2/3 y θ3 = 4/3 (mod 1) = 1/3, a partir de aquí se repetirá lo
mismo, esto es una órbita de período dos. Hay órbitas que después de un cierto
número de iteraciones convergen a una periódica, por ejemplo es fácil ver que si
θ0 = 19/24 después de tres pasos se llega a la órbita de período dos anterior.
Este sistema tiene propiedades similares a las del sistema de Sitnikov y Alek-
seev. Dividamos el círculo en dos partes, θ ∈ [0, 0.5) y θ ∈ [0.5, 1), si al ir iterando
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 46
Lo que ocurre en el mapeo del círculo que acabamos de estudiar puede ge-
neralizarse a una clase de sistemas dinámicos que llamamos corrimientos de Ber-
noulli, veamos esto. Tomemos un conjunto nito de símbolos α = {α1 , α2 , . . . , αk }
y construyamos el conjunto de todas las posibles secuencias de estos símbolos
P+
k = {S|S = s0 s1 · · · , si ∈ α}.
En este conjunto de secuencias se puede denir una métrica por medio de
∞
0
X δ(si , s0 ) i
d(S, S ) = , (1.28)
i=0
2i
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 47
donde δ(si , s0i ) es cero si si = s0i y uno en caso contrario. Es fácil ver que esta
suma siempre converge y que establece una métrica. Sustentada en esta métrica
P+
se puede construir una topología con la que el conjunto k pasa a ser un espacio
topológico métrico.
P+ P+
Denamos ahora, en ese espacio topológico, el mapeo σ : k → k por
medio de
σ(s0 s1 s2 · · · ) = s1 s2 · · · .
Este mapeo se conoce como un corrimiento de Bernoulli y es fácil hacer ver que
P+
se trata de un mapeo continuo en la topología que hemos denido para k. P+
El mapeo σ establece un sistema dinámico en el espacio k en el que se
pueden ver las propiedades que hemos estado asignando a un sistema caótico:
Existen órbitas periódicas de cualquier período, las que tienen como condición
inicial una secuencia periódica. Existe al menos una órbita densa, la que tiene
como condición inicial una secuencia construida por la unión de secuencias que
aproximan a cualquier otra. Hay alta sensibilidad a condiciones iniciales, dos
secuencias que comienzan igual y después de n términos se separan, constituyen
condiciones iniciales cercanas que después de iterar divergen.
En general diremos que un sistema dinámico denido en un espacio métrico
f :M →M (un ujo ψt : M → M en el caso continuo) es caótico si tiene dos
características:
1.- Alta sensibilidad a condiciones iniciales.
2.- Es topológicamente transitivo.
3.- Existe un conjunto denso de órbitas (trayectorias) periódicas.
12
Por alta sensibilidad a condiciones iniciales entendemos que existe una can-
tidad r > 0 tal que, dado cualquier punto x ∈ M y un cantidad arbitraria > 0,
existe un punto y ∈ M tal que d(x, y) < y existe un entero k > 0 (o un real
t > 0) para el cual d(f (k) (x), f (k) (y)) ≥ r (d(ψt (x), ψt (y)) ≥ r).
Diremos que el sistema dinámico es topológicamente transitivo si dados cua-
lesquiera dos subconjuntos abiertos U, V ⊂ M , existe un entero k > 0 (un real
t > 0) tal que f (k) (U ) ∩ V 6= φ (ψt (U ) ∩ V 6= φ). Esto implica que M no puede
separarse en dos o más subconjuntos invariantes ante el sistema dinámico, pues
una pequeña vecindad pasará, al irse desarrollando la dinámica, tan cerca de
cualquier punto como se quiera.
Es fácil ver que los corrimientos de Bernoulli tienen estas tres propiedades,
esto es, son sistemas dinámicos caóticos.
Podríamos pensar que estos corrimientos de Bernoulli son casos excepcio-
nales entre los sistemas dinámicos, en realidad esto no es así. Muchas veces
tenemos que, en un sentido muy amplio, lo que ocurre en un sistema dinámico
denido por un mapeo en un espacio, es lo mismo que le sucede a otro mapeo en
otro espacio, y que el estudio de las propiedades de uno de ellos es más sencillo
que el estudio correspondiente en el otro. Veamos esto.
Consideremos dos mapeos M : A → A y N : B → B y supongamos que existe
un homeomorsmo entre A yB h : A → B , diremos que el homeomorsmo h
12 Algunos autores excluyen la tercera característica, ya que para muchos sistemas esta
característica está presente y en muchos casos es consecuencia de o implica a las otras dos.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 48
h◦M =N ◦h (1.29)
xi+1 = M (xi )
lo que implica que h(x0 ), h(x1 ), h(x2 ), . . . es una órbita de N; esto es, cuando
dos sistemas son conjugados topológicos, el homeomorsmo mapea órbitas en
órbitas y los dos sistemas tendrán la misma dinámica.
Es frecuente en el estudio de los sistemas dinámicos utilizar esta idea de
conjugación topológica. Se busca la presencia de algún subconjunto invarian-
te del sistema, esto es, un subconjunto del espacio fase tal que toda órbita o
trayectoria que pase por alguno de sus puntos permanece en él, si el sistema
dinámico consistente en la restricción del sistema original a este subconjunto,
resulta topológicamente conjugado con algún otro sistema ya conocido, muy
especialmente con un corrimiento de Bernoulli; de ocurrir esto el sistema diná-
mico tendrá las propiedades del sistema conocido y, en caso de que éste sea un
corrimiento, pues las de ese corrimiento. Veamos un ejemplo de esto.
Uno de los sistemas dinámicos más estudiados, que se ha hecho paradigmá-
tico tanto en la investigación como en la enseñanza de estas cuestiones, es el
llamado mapeo logístico. Este es el mapeo de la recta real en sí misma dado por
x = µx(1 − x),
x i+1 x i+1
1 1
o
xi o
xi
1 1
√
Figura 1.19: El mapeo logístico para µ > 2 + 5. En la gráca de la izquierda se
muestra el intervalo central que en la primera iteración se mapea a puntos con
x > 1, y se han destacado con lineas gruesas los dos intervalos que se mapean
dentro del intervalo [0, 1]. En la gráca de la derecha se han destacado con
lineas gruesas los cuatro intervalos que se mapean dentro del intervalo [0, 1] en
la segunda iteración.
Por otro lado vemos que para valores µ>1 las órbitas que comienzan en
valores de x negativos tienden asintóticamente a menos innito y si comienzan
en valores mayores que uno, despúes de un paso adquieren valor negativo, por
lo que a continuación tienden asintóticamente a menos innito; así todas las
órbitas que no comienzan en el intervalo [0, 1] tienden a menos innito. Las que
comienzan en el intervalo [0, 1] permanecerán siempre en ese intervalo si µ ≤ 4,
esto es, si 0≤µ≤4 el intervalo I es invariante ante el mapeo. El sistema ha
sido muy estudiado para este rango de valores del parámetro µ y presenta una
dinámica riquísima con la presencia de órbitas periódicas atractoras, el fenómeno
de la bifurcación por doblamiento del período y otros muchos de interés, pero
para los objetivos de ilustración que nos hemos puesto resulta más conveniente
√
analizar los casos en que
√ µ>2+ 513 .
Para µ > 2+ 5 el mapeo logístico se representa en la gráca de la gura
(1.19). Podemos observar que el intervalo I ya no es invariante, pues en la
parte central se obtienen valores mayores que uno, por lo que los puntos del
intervalo dentro de esa región central se mapean a puntos mayores que uno
y posteriormente tenderán asintóticamente a menos innito. Por otro lado los
puntos que quedan, ya sea en el intervalo que queda a la izquierda del central o
su derecha, se mapean en puntos del propio intervalo I.
Ahora bien de entre los puntos de esos dos intervalos algunos se mapearán
en el intervalo central, esos al continuar iterando abandonan el intervalo I y
= Is0 ∩ L(−1)
µ (Is1 ) ∩ L(−2)
µ (Is2 ) ∩ · · · ∩ L(−n)
µ (Isn ).
Por inducción en n demostraremos que Is0 s1 ···sn es distinto del vacío. Is0 6= φ
puesto que es I− o I+ . Supongamos que Is0 s1 ···sn−1 6= φ y tomemos un punto
x ∈ Is0 s1 ···sn−1 , entonces Lµ (x) ∈ Is0 s1 ···sn−1 − o Lµ (x) ∈ Is0 s1 ···sn−1 + , si aquel
que resulte coincide con Is0 s1 ···sn , entonces x es el punto que buscamos, si no
−1 (n)
coincide entonces Lµ (Lµ (x)) consistirá de dos puntos uno en I− y el otro en
I+ , necesariamente uno de ellos será el punto que buscamos.
Tenemos en adición que
por lo que
∞
\
I∞ = Is0 s1 ···sn 6= φ.
n=0
1
< .
2n
La continuidad del mapeo logístico implica la de sus potencias, por tanto, dado
un punto x∈Λ existe un número δ>0 tal que si y∈Λ y
|x − y| < δ,
1
d(h(x), h(y)) < < ,
2n
encontramos que el mapeo h es continuo. La continuidad de
P+ h−1 se demuestra
de manera similar. Concluimos que h:Λ→
2 es un homeomorsmo.
En adición h establece una conjugación topológica entre el mapeo logístico
P+
restringido a Λ y un corrimiento de Bernoulli en 2 , veamos esto. Tomemos un
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 52
14 Estas guras constituyen únicamente una guía para poder describir el mapeo.
15 En adición a la dimensión aquí encontramos una diferencia importante con el mapeo
logístico, este último no es invertible.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 55
Figura 1.21: Al aplicar dos veces el mapeo de Smale la región blanca original
queda cruzada cuatro veces por la región en la que se mapea.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 56
Figura 1.22: Las zonas cuyos puntos se mapean dentro de la región blanca, tanto
en el sentido inverso como en el directo, van formando un conjunto cantor a
medida que aumentamos la potencia de la iteración. En el límite obtendremos un
conjunto de cantor invariante constituido por todas las órbitas que permanecen
en la región blanca.
Concluimos entonces que los únicos puntos del rectángulo blanco original
cuya órbita permanece siempre en ese rectángulo forman un conjunto de Cantor
formado por lineas verticales, esto es el producto cartesiano de una recta vertical
por un Cantor.
Pasemos a estudiar el mapeo inverso o lo que es lo mismo las órbitas en el
sentido negativo. Como es claro de la gura (1.22) las dos zonas verticales que se
formaron en el rectángulo blanco al hacer la primera iteración, provienen de dos
franjas horizontales que intersecan a las verticales en cuatro cuadros, los puntos
dentro de estos cuadros son los únicos del rectángulo blanco que se mapean y
provienen de ese rectángulo. Si pasamos a iterar el mapeo y su inverso una vez
más, las dos franjas verticales se subdividen, como hemos visto, en dos cada
una, por su parte podemos ver que la aplicación del mapeo inverso produce
en cada franja horizontal dos subfranjas correspondientes a los puntos que se
mapean según el mapeo inverso dentro del rectángulo blanco; la intersección
subdivide los cuatro cuadros del paso anterior en cuatro cuadrados cada uno,
como se ve en la gura. Es claro que al ir iterando en ambos sentidos se genera
un conjunto de Cantor que es un subconjunto invariante ante el mapeo de la
herradura, en este caso ante la iteración del mapeo en ambos sentidos, esto
es, el conjunto de Cantor está totalmente formado por órbitas completas y no
hay órbitas completas totalmente incluidas en el rectángulo blanco que no estén
incluidas en ese conjunto de Cantor; denotaremos a este conjunto de Cantor
invariante con la letra Λ.
De manera análoga a lo que se hizo en el caso del mapeo logístico podemos
asociar a cada punto x∈Λ un itinerario por medio de asignar a cada una de
las dos franjas verticales un símbolo, digamos cero o uno, al iterar el mapeo
la órbita de x irá pasando por estas franjas, denimos el itinerario de x como
la sucesión de símbolos cero o uno que se genera según la órbita vaya cayendo
en una u otra de las franjas. En este caso el mapeo es invertible, por lo que la
órbita se extiende en ambas direcciones, podemos por tanto asociar a cada una
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 57
de la franjas horizontales dos símbolos, por comodidad usaremos los mismos, así
obtendremos otra secuencia según la órbita de x en sentido inverso vaya cayendo
en una u otra franja horizontal. Obtenemos así dos secuencias, denimos el
itinerario de x como la secuencia innita por la izquierda y por la derecha que se
genera al colocar, una tras otra, las dos secuencias, colocando la correspondiente
a la dirección inversa a la izquierda y la correspondiente a la dirección directa a
la derecha de una marca, digamos un punto y coma entre las dos. Un itinerario
se verá así
· · · 0010100011; 1100010110 · · · .
P
Tomemos ahora el espacio 2 formado por todas las secuencias biinnitas de
ceros y unos con una marca S = · · · s−2 s−1 .s0 s1 s2 · · ·
y tomemos una métrica
en él denida por
∞
X δ(si , s0i )
d(S, S 0 ) = ,
i=−∞
2|i|
p2
H0 = ,
2mr2
que corresponde al movimiento circular uniforme con velocidad angular cons-
tante θ̇ = ω = p/mr2 ; es claro que este sistema es integrable. Hagamos ahora
actuar una perturbación consistente en la aplicación, cada τ unidades de tiem-
po, de una fuerza impulsiva sobre la partícula, siempre con la misma intensidad
, en la misma dirección y en el mismo sentido. Tendremos entonces un sistema
integrable sujeto a una perturbación.
En los intervalos de tiempo en que no actúa la fuerza impulsiva, la masa
tendrá un movimiento uniforme con velocidad angular ω. El efecto de la fuerza
impulsiva es el de provocar un cambio instantáneo en el valor del impulso angular
proporcional a la componente tangencial de dicha fuerza.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 63
∆p = cos θ.
pi+1
θi+1 = θi + ωi+1 τ = θi + τ (mod 2π),
mr2
pi+1 = pi + cos θi ,
la última ecuación proviene del hecho de que en el instante en que ocurre la
fuerza impulsiva, θ vale θi . Tomando, por simplicidad, a la masa, el radio y el
período como unitarios, tendremos que el mapeo será
Este mapeo se conoce como el mapeo estándar y sus órbitas en el espacio fase
reejan las propiedades del rotor pateado.
Cuando es cero tendremos un movimiento circular uniforme, las trayecto-
rias en el espacio fase serán simplemente los círculos de p constante que consti-
tuyen una foliación completa del cilindro por toros de una dimensión. El mapeo
((1.31)) se reduce a
θi+1 = θi + pi+1 (mod 2π),
pi+1 = pi ,
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 64
y
pi+1 = pi + cos(θi ) = pi .
Estas ecuaciones tienen como soluciones θ = π/2, 3π/2 y p = 0 o un múltiplo
entero de 2π . Las dos soluciones con p = 0 corresponden a tener el rotor parado
en los dos puntos en los que la fuerza impulsiva es radial y por tanto no tiene
efecto, los demás son aquellos en que el rotor tiene una velocidad angular tal
que hace que la masa pase exactamente por los puntos θ = π/2 o θ = 3π/2 en
los instantes en que se aplica la fuerza impulsiva, la que, al ser radial en esos
puntos, no tiene efecto.
Un ejemplo de las órbitas periódicas que existen independientemente del
valor de lo tenemos cuando p = π y θ pasa en cada iteración de valer π/2 a
valer 3π/2. Todas las órbitas que como ésta son periódicas debido a que el valor
de p hace que se sincronice la ocurrencia de la fuerza impulsiva con alguna de
las posiciones θ = π/2 o 3π/2, provienen de la ruptura de toros conmensurables
con el período τ del sistema integrable. Es fácil ver que todas estas órbitas
periódicas resultan inestables.
En las guras (1.28) a (1.32) el espacio fase cilíndrico se representa sobre
un plano; en el eje horizontal está la coordenada angular θ y sobre el vertical
el impulso p. Se trazan las órbitas iterando dos mil veces el mapeo estándar a
partir de las condiciones iniciales. En un mismo diagrama se trazan cien órbitas
distintas generadas a partir de cien condiciones iniciales tomadas al azar.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 65
Figura 1.28: El espacio fase del rotor pateado para el caso integrable = 0.
En la gura tenemos cien órbitas cuyas condiciones iniciales se han escogido al
azar. El espacio fase es un cilindro, aquí lo hemos cortado para presentarlo en
un plano, por lo que hay que identicar el margen izquierdo con el derecho. En
las abscisas está la coordenada θ y en las ordenadas el impulso p. Las guras
correspondientes a valores distintos de cero del parámetro se han elaborado y
representado de esta misma manera.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 66
16 Hay que tomar en cuenta que se trata de soluciones numéricas necesariamente aproxima-
das, por lo que hay que tomar los términos conmensurable e inconmensurable con la cautela
debida.
17 Naturalmente al ser tomadas las condiciones iniciales al azar no obtendremos ninguna
órbita periódica. Podemos detectar la presencia de las estables observando que algunas órbitas
trazan las curvas cerradas correspondientes a los toros que se forman en su vecindad.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 67
θ0 = θ + p + cos θ
T : ,
p0 = p + cos θ
θ0 = θ
T1 :
p0 = p + cos θ
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 68
Figura 1.33: Región en el espacio fase del rotor pateado construida según se
explica en el texto.
y
θ0 = θ + p
T2 : .
p0 = p
Dado un valor del parámetro tomemos una cantidad δ tal que 0 < δ < ,
tomamos para ilustrar el argumento δ = /2, y construimos en el espacio fase
cilíndrico la región limitada por el paralelogramo cuyos vértices son (−π, 0),
(−π, δ), (π, 0) y (π, −δ), como se muestra en la gura (1.33).
Al aplicar el mapeo T1 las rectas verticales permanecen como rectas vertica-
les, mientras que la recta superior dada por
δ δ
p=− θ+ ,
2π 2
se transforma en la curva
δ 0 δ
p0 = − θ + + cos θ0 ;
2π 2
y la inferior dada por
δ δ
p=− θ− ,
2π 2
se transforma en la curva
δ 0 δ
p0 = − θ − + cos θ0 .
2π 2
La región se transforma entonces en la región que se ilustra en la gura (1.34).
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 70
Figura 1.34: Después de aplicar el primer paso de los dos en que se ha dividido
el mapeo estándar, la región destacada con la linea punteada se transforma en
la señalada con la linea continua.
Figura 1.35: Al aplicar el mapeo estándar, la región indicada con la linea pun-
teada se mapea en la delineada con la linea continua. Podemos observar la
formación de una herradura de Smale.
Figura 1.36: Trazado de la variedad inestable del punto homoclínico del mapeo
estándar.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 72
Figura 1.37: Trazado de la variedad inestable del punto homoclínico del mapeo
estándar.
Figura 1.38: Trazado de la variedad inestable del punto homoclínico del mapeo
estándar.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 73
Figura 1.39: La maraña homoclínica del punto jo inestable del mapeo estándar.
este procedimiento pero la podemos trazar con un proceso similar pero aplican-
do el mapeo inverso; al superponer ambas construcciones podemos visualizar la
maraña homoclínica como se ve en la última gura.
1 2 1
H= (p + p2z + 2 p2φ ) + V (r, z).
2m r r
Es inmediato ver que tenemos dos integrales de movimiento, la energía total y
la proyección del impulso angular sobre el eje z , pφ , lo que limita el movimiento
a una región del espacio fase de cuatro dimensiones. Ahora de no existir otra
integral, lo que es muy probable dada la demostración de Poincaré sobre la
rareza de los sistemas integrables, y si el movimiento fuese ergódico en esa
región, como se pensaba en esos años sobre el movimiento de los sistemas no
integrables, las desviaciones estándar en las distribuciones del movimiento en r
y en z de las estrellas cercanas deberían ser similares; sin embargo se observa
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 74
y
1.1
0.5
0.0
−05
x
−0.9 0
1 2 1 1
H= (px + p2y ) + (x2 + y 2 ) + x2 y − y 3 ;
2 2 3
por comodidad en esta hamiltoniana se han reducido las constantes utilizando
unidades en las que resultan unitarias y utilizamos las variables x y y para re-
calcar que se trata de un modelo y no de un verdadero potencial efectivo para
la Galaxia. Este modelo tiene a la energía total como integral de movimiento y
es difícil pensar en que tenga otra. En la gura (1.40) se muestran las curvas
de nivel del potencial de Henon Heiles, se ve claramente la forma de una cuen-
ca. Esta cuenca está limitada por el triángulo formado por los puntos
√ √ (0, 1),
( 3/2, −1/2) y (− 3/2, −1/2); sobre este parteaguas triangular el potencial
vale 1/6. Nos concentraremos en el comportamiento dinámico de este sistema
para energías totales en las que el movimiento queda acotado por la cuenca, esto
es para E < 1/6.
En las grácas se muestran algunas órbitas del mapeo F obtenidas de la
siguiente manera: se ja un valor de E < 1/6 y se da el valor inicial cero a la
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 75
Figura 1.42: El sistema de Henon y Heiles, caso con energía total 0.03.
1.5.3. Billares.
Una clase de sistemas muy estudiada es la que se integra con los billares. Se
trata del problema general de una partícula libre encerrada en una región del
espacio. La partícula rebota elásticamente al chocar con la frontera de la región.
En el caso de que la región sea circular tendremos que, debido a la simetría
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 77
Figura 1.43: El sistema de Henon y Heiles, caso con energía total 0.1.
ante rotaciones por un eje que pasa por el centro de la región, el impulso angular
es una integral de movimiento, la que aunada a la energía total nos hace ver que
el sistema es integrable. En adición a esto el espacio fase es acotado, por lo que
los movimientos son periódicos o cuasiperiódicos y existen variables de acción y
ángulo.
En coordenadas polares la hamiltoniana es
1 1
H= p2r + 2 p2θ = E.
2m r
Las integrales de movimiento son E pθ . Las variables
y de acción serán
I
1
Jθ = pθ dθ
2π
y I
1
Jr = pr dr.
2π
Como pθ = mr2 θ̇ es constante, θ̇ será monótona y
Jθ = pθ .
Jr notamos que la coordenada r recorre un ciclo al pasar del valor
Para calcular
R Rmín y al R de vuelta, en el tiempo en que pr pasa de pR , el valor de pr
al
cuando r = R, a 0 y de nuevo a pR , siendo pr negativo en el primer tramo y
positivo en el segundo, pero con valores simétricos. Por ello la integral cíclica
será el doble de la integral de Rmín a R, esto es
1
1 R p2θ 2
Z
Jr = 2mE − 2 dr.
π Rmín r
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 78
Figura 1.44: El sistema de Henon y Hieles, caso con energía total 0.12.
p2θ
2mE = 2 ,
Rmín
1 √ Z φ
1 √
Jr = Rmín 2mE tan2 θdθ = Rmín 2mE [tan φ − φ] .
π 0 π
Ahora como
p
φ = cos−1 √θ , (1.32)
R 2mE
tendremos que, en términos de Eφ y
√
Jθ = R 2mE cos φ
y
√
R 2mE
Jr = [sin φ − φ cos φ] .
π
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 79
Figura 1.45: El sistema de Henon y Heiles, caso con energía total 0.15.
Jθ = pθ
y
1 12 p
Jr = 2mER2 − p2θ − pθ cos−1 √θ . (1.33)
π R 2mE
A partir de la última expresión podemos encontrar las frecuencias ωr y ωθ
calculando las parciales de E con respecto a los impulsos correspondientes. La
expresión ((1.33)) puede escribirse como
1h 1 i
Jr = 2mER2 − Jθ2 2 − Jθ φ ,
π
calculamos las parciales con respecto a Jr y Jθ para obtener
" #
1 R2 m ∂E ∂φ
1= p − Jθ
π 2 2
2mER − Jθ ∂Jr ∂Jr
y
" ∂E
#
1 R2 m ∂J − Jθ ∂φ
0= p θ
− φ − Jθ .
π 2mER2 − Jθ2 ∂Jθ
∂φ Jθ ∂E
= p
∂Jr 2E 2mER − Jθ ∂Jr
2 2
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 80
Figura 1.46: El sistema de Henon y Heiles, caso con energía total 0.166.
Figura 1.47: Una trayectoria típica en un billar circular. Podemos apreciar que
estas trayectorias serán periódicas o cuasiperiódicas dependiendo de la conmen-
surabilidad del ángulo de incidencia con π.
y
∂φ Jθ ∂E 1
= p −p ;
∂Jθ 2E 2mER − Jθ ∂Jθ
2 2 2mER2 − Jθ2
substituyendo encontramos que
∂E 2E
ωr = =p
∂Jr 2mER2 − Jθ2
y
∂E 2E
ωθ = =p .
∂Jθ 2mER2 − Jθ2
De estas ecuaciones encontramos que
ωθ
φ= π.
ωr
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 81
Figura 1.48:
Figura 1.49: Billar compuesto por dos círculos concéntricos. Se ha trazado una
órbita que no toca al círculo interno y otra que si lo hace.
cerradas por la recta vertical r=R trazada entre la rama positiva y la negativa
y por la recta vertical r =ρ trazada entre estas dos ramas en el caso en que
Rmín > ρ. Los toros en la variedad de energía constante se generan al dar estas
curvas cerradas vueltas cuando la coordenada θ va de 0 a 2π . El paso de las
trayectorias por las rectas verticales es instantáneo ya que corresponde a los
choques con la frontera de la región.
Tomemos ahora este billar anular y desplacemos el centro del círculo interior
una distancia , como se muestra en la gura (1.51).
Al hacer esto se pierde la simetría ante rotaciones y el impulso angular deja de
ser una integral de movimiento; de hecho, como ocurre con la inmensa mayoría
de los sistemas cercanos a uno integrable, el sistema se hace no integrable. La
gura (1.51) muestra la existencia, para este sistema excéntrico, de trayectorias
que invierten su sentido de rotación. Tendremos también trayectorias del tipo
de las del primer billar cuando las condiciones iniciales sean tales que
pθ
Rmín = √ > ρ + ,
2mE
pues en ese caso el círculo interior queda dentro del círculo de radio Rmín ,
naturalmente esto será posible únicamente para sistemas en que ρ + < R.
Para estudiar este sistema utilizaremos la iteración del mapeo del plano
(r, pr ) en sí mismo generado por las trayectorias cuando pasan por θ=0 con el
signo de pθ idéntico al de la pθ inicial. En las guras (1.52) a (1.57) se muestran
varios casos correspondiente a un valor R = 2.8 del radio del círculo exterior
y ρ = 1.2 para el radio del interior, podemos ver claramente la persistencia de
algunos de los toros a medida que el sistema se aleja del integrable según lo esta-
blecido por el teorema de KAM y podemos ver también la presencia de órbitas
caóticas. La variable se ha tomado dentro de los valores cero, correspondiente
al caso integrable, y 1.6, caso en que los dos círculos se tocan y ya no existen
órbitas que no chocan con el círculo interior.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 84
Figura 1.52: Los toros del billar excéntrico. R = 2.8, ρ = 1.2 y = 0.1.
p1 − p2 cos(θ1 − θ2 )
θ̇1 = ,
1 + sin2 (θ1 − θ2 )
2p2 − p1 cos(θ1 − θ2 )
θ̇2 = ,
1 + sen2 (θ1 − θ2 )
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 85
Figura 1.53: Los toros del billar excéntrico. R = 2.8, ρ = 1.2 y = 0.2.
Θ1 = θ 1 − θ 2 ,
Θ2 = θ 1 + θ 2 ,
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 86
Figura 1.54: Los toros del billar excéntrico. R = 2.8, ρ = 1.2 y = 0.6. En este
caso es notoria la presencia de toros correspondientes a trayectorias que no dan
vueltas, que son oscilatorias.
Figura 1.55: Los toros del billar excéntrico. R = 2.8, ρ = 1.2 y = 0.8.
1
P1 = (p1 − p2 ),
2
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 87
Figura 1.56: Los toros del billar excéntrico. R = 2.8, ρ = 1.2 y = 1.4.
Figura 1.57: Los toros del billar excéntrico. R = 2.8, ρ = 1.2 y = 1.6.
1
P2 = (p1 + p2 ),
2
en el que, para g = 0, Θ2 es ignorable y, por tanto, P2 una integral de movi-
miento.
En las guras se presentan soluciones numéricas para distintos valores de la
energía total y de g, según se indica en cada una de ellas. En la gráca superior
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 88
18 Este caso representa un péndulo doble de longitudes iguales a un metro y masas iguales
a un kilogramo.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 89
Figura 1.59: El péndulo doble para una energía total de 10.1 unidades y un valor
g = 0.0.
Figura 1.60: El péndulo doble para una energía total de 10.1 unidades y un valor
g = 0.5.
Figura 1.61: El péndulo doble para una energía total de 10.1 unidades y un valor
g = 1.0.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 90
Figura 1.62: El péndulo doble para una energía total de 10.1 unidades y un valor
g = 9.8.
Figura 1.63: El péndulo doble para una energía total de 35.0 unidades y un valor
g = 0.0.
Figura 1.64: El péndulo doble para una energía total de 35.0 unidades y un valor
g = 0.5.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 91
Figura 1.65: El péndulo doble para una energía total de 35.0 unidades y un valor
g = 1.0.
Figura 1.66: El péndulo doble para una energía total de 35.0 unidades y un valor
g = 9.8.
2
P (f ) = |S(f )| ,
n−1
1 X 2πjk
Xk = √ xj e−i n k = 0, . . . n − 1. (1.34)
n j=0
n−1
1 X 2πjk
xj = √ Xk ei n j = 0, . . . n − 1.
n
k=0
∗
Xk = Xn−k , (1.35)
Figura 1.67: El espectro de potencias para el péndulo doble con energía total de
10.0 unidades en el caso integrable, g = 0.
Figura 1.68: El espectro de potencias para el péndulo doble con energía total de
10.0 unidades cuando g = 0.2.
Figura 1.69: El espectro de potencias para una trayectoria del péndulo doble
con energía total de 10.0 unidades cuando g = 9.8.
Podemos observar de las guras como es posible detectar el caos a partir del
espectro de potencias. El caso cuasiperiódico ((1.67)) únicamente debe presen-
tar valores distintos de cero en las frecuencias resultantes de combinaciones con
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 96
coecientes enteros de las dos frecuencias básicas del movimiento, estos valo-
res deben decaer exponencialmente con la magnitud de dichos coecientes. Las
aproximaciones numéricas hacen que las lineas se ensanchen y el espectro puede
llegar a confundirse con uno continuo parecido al correspondiente a un sistema
caótico. En los casos en que conocemos el número de grados de libertad y son
pocos, esta confusión es fácilmente eliminada estudiando las relaciones entre los
picos más prominentes, en nuestro ejemplo esto se hace fácilmente y el lector lo
puede ver a partir de las grácas.
Otra fuente de confusión, cuando desconocemos el origen de una secuen-
cia de datos experimentales, es la dicultad para distinguir entre el espectro
de un sistema determinista caótico y el producido por la presencia de elemen-
tos genuinamente aleatorios que presentan un espectro continuo. En el caso de
los sistemas mecánicos esto ocurre pocas veces ya que en general conocemos
la procedencia de los datos y la presencia de la energía o la hamiltoniana co-
mo integrales de movimiento o la conservación del volumen en el espacio fase
nos pueden orientar para distinguir entre sistemas mecánicos caóticos y datos
provenientes de sistemas aleatorios.
En otra dirección podemos utilizar una de las características fundamentales
del caos: la alta sensibilidad de las trayectorias al cambio en las condiciones
iniciales. En general decimos que hay alta sensibilidad si trayectorias cercanas
divergen exponencialmente al transcurrir el tiempo. Esto nos lleva a desarrollar
técnicas para medir esta divergencia y a criterios derivados de estas técnicas
para caracterizar el caos.
Una medida de la sensibilidad a condiciones iniciales la encontramos en los
llamados coecientes de Liapunov. Tomemos un sistema de n dimensiones, no
necesariamente mecánico,
ẋ = f (x)
y una trayectoria x0 (t) correspondiente a unas condiciones iniciales x0 = x0 (0).
Una trayectoria cercana será xδ (t) con condiciones iniciales xδ (0) = x0 + δ(0),
donde δ está compuesta de las n cantidades δi (0). Las soluciones presentarán la
relación
xδ (t) = x0 (t) + δ(t),
y, a primer orden, tendremos
!
d X ∂fi
δi = δj . (1.36)
dt j
∂xj x0 (t)
que nos da el promedio de la divergencia de las trayectorias y es, por tanto, una
medida de la sensibilidad a condiciones iniciales de la solución x0 (t).
Cuando los coecientes que aparecen en la ecuación ((1.36)) son constantes,
cuestión que sólo ocurre si la ecuación inicial es lineal o la solución x0 (t) es
estacionaria, entonces δi (t) será una combinación lineal de las exponenciales de
los eigenvalores de la matriz denida por ((1.36)) multiplicados por el tiempo y,
como estos pueden ser complejos, debemos entender que δi2 (t) = δi (t)δi∗ (t). En
este caso el límite ((1.37)) estará dominado por la mayor de las partes reales de
los eigenvalores y será precisamente ese valor; vemos pues que si σ es positiva
habrá al menos un eigenvalor con parte real positiva y, en torno a la solución
x0 (t), tendremos alta sensibilidad a condiciones iniciales.
En el caso general la matriz denida por ((1.36)) será dependiente del tiem-
po y sumamente difícil de calcular, ya que requerimos la solución x0 (t) para
hacerlo, sin embargo σ seguirá siendo una medida de la separación exponencial
de las soluciones cercanas a x0 (t), por lo que si es positiva habrá sensibilidad
a condiciones iniciales. A σ se le conoce como el coeciente Liapunov y se han
diseñado diversos procedimientos numéricos para calcularlo.
En realidad podemos tener un coeciente de Liapunov por cada dimensión
del espacio fase. Pensemos en una pequeña esfera centrada en un punto de la
trayectoria x0 (t), después de un tiempo pequeño, el ujo habrá deformado esta
esfera en un elipsoide, esto debido a que no ocurre la misma expansión o contrac-
ción en todas direcciones. Innitesimalmente los ejes del elipsoide corresponden
a los eigenvectores de la matriz jacobiana denida en ((1.36)) y el coeciente
de expansión o contracción será el eigenvalor correspondiente, naturalmente es-
to cuando tenemos eigenvalores reales, en caso de tener eigenvalores complejos
estos aparecerán en pares conjugados, el elipsoide tendrá una simetría circular
por cada par de eigenvectores complejos y tendremos dos coecientes iguales en
la parte real de dichos eigenvalores. Los coecientes o direcciones se ordenan,
por convención, de mayor a menor y denimos los coecientes de Liapunov σi
como el promedio de los coecientes anteriores al transcurrir el tiempo, esto es
δk2 (t)
1
σk = lı́m log ,
t→∞ y δk (0)→0 2t δk2 (0)
donde δk es la separación en la dirección kaésima bajo la convención que esta-
blece que la primera dirección es la de mayor crecimiento, y así sucesivamente.
Estos coecientes nos dan una medida de la divergencia de las soluciones y, dado
que lo más importante de estos coecientes es tener un valor positivo, negativo
o cero, se conoce como espectro de Liapunov a la conguración de los signos
de dichos coecientes. Si alguno de ellos es positivo tendremos alta sensibilidad
a condiciones iniciales. El coeciente σ denido en ((1.37)) resultará ser σ1 ya
que en el límite el coeciente que representa la mayor divergencia será el que
domine.
En el caso hamiltoniano el teorema de Liouville obliga a que la expansión en
cierta dirección se compense con una contracción en otra, pues de lo contrario
no se conservaría el volumen en el espacio fase, esto conduce a que la suma de
los coecientes de Liapunov para estos sistemas sea cero.
CAPÍTULO 1. SISTEMAS MECÁNICOS NO INTEGRABLES. 98
Ejercicios
1. Haga un dibujo a color del enredo o maraña homoclínica. Para una pe-
queña región comprendida en la maraña, indique en el dibujo su evolución
en seis iteraciones del mapeo.
V =
∞ en el exterior del rectángulo