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CÁTEDRA VALLEJO 2013-I

Sesión 4

El modernismo y
Los heraldos negros

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CÁTEDRA VALLEJO 2013-I

EL MODERNISMO Y LOS HERALDOS NEGROS


El modernismo
El modernismo es el primer movimiento literario nacido y desarrollado en América hispana,
lo cual le permite mostrar ciertas manifestaciones de originalidad e independencia de los
modelos europeos. Inclusive fue capaz de ejercer una fuerte influencia en Europa a través de
sus exponentes en el género lírico donde encuentran sus más destacados representantes.
Además fue un movimiento artístico que reacciona contra el realismo, acusándolo de prosaico
y ramplón; busca ante todo la belleza por sí misma, lo exótico, lo exquisito y el arte como
única finalidad. De esta manera, el modernismo plantea un rechazo de la realidad cotidiana,
teniendo el escritor la posibilidad de huir en el tiempo o en el espacio; del mismo modo busca
la perfección formal.
Los orígenes de este movimiento literario hay que buscarlos en los poetas hispanoamericanos,
al publicar el poeta nicaragüense Rubén Darío, en 1888, el libro de poesía titulado Azul, en el
cual se observa una notable influencia de la literatura francesa, sobre todo del parnasianismo y
el simbolismo.

Características
1. Temática aristocrática-exótica y localista
Los modernistas no sienten preferencia por los temas burgueses y cotidianos de los realistas;
sino que prefieren los aristocráticos: cisnes, palacios elegantes, jardines exóticos, princesas
distinguidas. Todo está rodeado de esplendor: fuentes y estanques sobre los que se reflejan
elegantes cisnes y jardines cargados de árboles y plantas. Veamos los siguientes fragmentos
de poemas de Rubén Darío:

Los cisnes Sonatina


¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
cuello Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
al paso de los tristes y errantes soñadores? que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello, La princesa está pálida en su silla de oro,
tiránico a las aguas e impasible a las flores? está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.
[…]
[…]

Si bien el modernismo aparece como un movimiento exótico, paulatinamente se va tornando


más localista, pero siempre conservando el cuidado por la forma. A esta etapa algunos autores
han llamado Posmodernismo, que si bien ha abordado temas locales, ha utilizado de palabras
sencillas y localismos en su todavía presente gusto por la forma.

Idilio muerto
Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita
de junco y capulí;
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo cognac, dentro de mí.
[…]
César Vallejo

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2. La musicalidad interna del texto


El ritmo es una de las mayores innovaciones que los modernistas aplican a sus versos. Gracias
a ello consiguen importantes efectos musicales y sonoros. Los acentos rítmicos logran reflejar
sus sentimientos.

Marcha triunfal
Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
su canto sonoro, su cálido coro,
que envuelve en un trueno de oro
la augusta soberbia de los pabellones.
[…]
Rubén Darío

3. La métrica modernista
La métrica y la lengua se renuevan notablemente para lograr la sensación de que todo es
exquisito, refinado y selecto. Se reutilizan los versos y estrofas de otras épocas, como el
soneto con versos alejandrinos, o se recuperan otros que ya no se empleaban, como el
decasílabo y dodecasílabo.

Soy el cantor de América autóctono y salvaje: 14 A


mi lira tiene un alma, mi canto un ideal. 14 B
Mi verso no se mece colgado de un ramaje 14 A
con vaivén pausado de hamaca tropical... 14 B
[…]
José Santos Chocano

4. Lenguaje elegante y vocabulario selecto


Los modernistas utilizan un lenguaje sumamente elegante cargado de palabras selectas (como
olímpico, ágata, eucarístico,...), de metáforas y diversos recursos estilísticos.

Blasón
El olímpico cisne de nieve
con el ágata rosa del pico
lustra el ala eucarística y breve
que abre al sol como un casto abanico.
[…]
Rubén Darío

Escritores modernistas
El modernismo en el Perú tuvo como máximo representante al estentóreo José Santos
Chocano. En otros países sobresalieron los siguientes autores: Rubén Darío (Nicaragua), José
Martí (Cuba), Julio Herrera y Reissig (Uruguay), José Asunción Silva (Colombia), Leopoldo
Lugones (Argentina), Amado Nervo (México) y Juan Ramón Jiménez (España).
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LOS HERALDOS NEGROS Y LA VISIÓN DE CÉSAR VALLEJO


Los heraldos negros es el título del primer libro de poemas escrito por César Vallejo entre
1915 y 1918, y publicado por primera vez en 1919 (aunque con fecha 1918).
Lamentablemente, las ocupaciones políticas no le dieron tiempo a Abraham Valdelomar para
escribir el prólogo al primigenio libro de Vallejo, y fue por esta espera que el poemario se
publicó con retraso.
Los heraldos negros se sitúa en una etapa relativamente temprana de la producción de César
Vallejo. Este poemario se presenta como una evolución, ya que los primeros poemas aparecen
marcados por la huella del modernismo. El poemario abarca algunos de los temas recurrentes
en la obra de César Vallejo: el sufrimiento humano, la religión o la culpa, todos ellos bajo una
mirada cercana al existencialismo.
Sobre el título del poemario Los heraldos negros se han advertido algunas influencias en
Vallejo, sobre todo, de algunos textos de otros autores modernistas que tomaron significación
en él. Sobre este aspecto, Coyné (1968, p. 101) observa: “Un poema de Prosas profanas se
llama 'Heraldos'; en cuanto al calificativo, nos remite más bien a los 'Nocturnos' de los libros
siguientes de Darío, o a las 'negruras' de Los peregrinos de piedra de Herrera”.
El libro está compuesto por 69 poemas, incluido el primero, "Los heraldos negros", que le
sirve de pórtico. El volumen se divide en seis secciones:

Los heraldos negros

Secciones Descripción Poemas

Título que remite a las artes plásticas


‘Deshojación sagrada’, ‘Comunión’,
(plafón: adorno, lámpara), pero
‘Nervazón de angustia’, ‘Bordas de
calificándolos de ágiles debido a su
Plafones hielo’, ‘Noche buena’, ‘Nocturno’,
carga emotiva. Se encuentran los
ágiles ‘Ascuas’, ‘Media luz’, ‘Sauce’,
temas bíblicos, la angustia, el anhelo
‘Ausente’, ‘Avestruz’, ‘Bajo los
de un amor, el sentimiento de culpa, la
álamos’.
despedida y ausencia.

Título que sugiere la exploración de


los niveles más profundos, de los
‘La araña’, ‘Babel’, ‘Romería’, ‘El
Buzos abismos de la existencia. Los cuatro
palco estrecho’.
textos condensan la visión del hombre
y de la vida que tenía Vallejo.

Título a usanza clásica (el inicio ‘¿…………..’, ‘El poeta a su amada’,


“de…”) que enfatiza el choque del ‘Verano’, ‘Setiembre’, ‘Heces’,
De la tierra
ideal amoroso con este mundo, con la ‘Impía’, ‘La copa negra’, ‘Deshora’,
propia tierra. ‘Fresco’, ‘Yeso’.

Título que refiere una versión ‘Nostalgias imperiales’ (I, II, III, IV),
idealizada de lo indígena, al estilo ‘Hojas de ébano’, ‘Terceto
Nostalgias
“indianista”. Se presenta la temática autóctono’, ‘Oración del camino’,
imperiales
andina con los rasgos de la ‘Huaco’, ‘Mayo’, ‘Aldeana’, ‘Idilio
sensibilidad vallejiana. muerto’.

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‘En las tiendas griegas’, ‘Ágape’, ‘La


voz del espejo’, ‘Rosa blanca’, ‘La de
a mil’, ‘El pan nuestro’, ‘Absoluta’,
Título de referencia bíblica. Es el
‘Desnudo en barro’, ‘Capitulación’,
apartado más extenso, ambicioso,
‘Líneas’, ‘Amor prohibido’, ‘La cena
hondo y original. Vallejo muestra una
miserable’, ‘Para el alma imposible
Truenos rebeldía contra la condición humana.
de mi amada’, ‘El tálamo eterno’,
Predomina la pugna, la exasperación,
‘Las piedras’, ‘Retablo’, ‘Pagana’,
el absurdo, además del abatimiento y
‘Los dados eternos’, ‘Los anillos
la frustración.
fatigados’, ‘Santoral’, ‘Lluvia’,
‘Amor’, ‘Dios’, ‘Unidad’, ‘Los
arrieros’.

Título de plena referencia a la


nostalgia del hogar. Se trata de un
‘Encaje de fiebre’, ‘Los pasos
Canciones hogar castigado por la ausencia y la
lejanos’, ‘A mi hermano Miguel’
de hogar muerte en el presente, pero centro de la
‘Enereida’, ‘Espergesia’.
dicha en la infancia, en el pasado
andino.

Marcas vallejianas en Los heraldos negros


González (1988, pp. 18-19) anota algunos rasgos de Los heraldos negros:
 Expresa la crisis y la angustia que la modernidad engendra al poner en duda o hacer
estallar las creencias y pautas “tradicionales”, a la par de la búsqueda de una nueva salida para
la humanidad, como nadie lo ha hecho en lengua española.
 Aborda grandes temas (la muerte, el dolor, el absurdo, el no saber, el compromiso
solidario, el hogar de los años infantiles y la confianza en una ulterior realización del ser
humano) con un acento personalísimo y una de las intensidades mayores que se haya visto en
la poesía universal.
 Inicia la conquista de un lenguaje único e intransferible, abriendo la senda de Trilce y sus
poemas europeos.
 Asume rasgos de sensibilidad indígena (nostalgia, pesimismo, ternura, panteísmo, sentido
comunitario, etc.) que lo tornan una voz raigalmente peruana y americana.

Según González (1988, pp. 67), el poema ‘Los heraldos negros’ mostró a un Vallejo original:
Poema decisivo en la evolución creadora de César Vallejo. Ofició para él como un hito, como una
prueba inequívoca de que era un gran poeta, un poeta mayor, el que le reclamaba una y otra vez
Antenor Orrego, y que él […] podía haber anhelado en las exhortaciones de Emerson, Witman y
Nietzsche. No se limitaría a ser un discípulo más o menos hábil de un poeta, por más grande que
este fuere; sería él mismo, una voz única y genial.

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Los heraldos negros

“Vallejo es un poeta. Hemos por


Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! desgracia abusado de ese título.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
Vallejo es un poeta en la más
la resaca de todo lo sufrido
noble acepción de la palabra.
se empozara en el alma... Yo no sé!
Pienso ocuparme de su obra en
Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras detalle, cuando escriba el prólogo
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. que me pidió para su hermoso y
Serán talvez los potros de bárbaros atilas; raro libro de versos Los heraldos
o los heraldos negros que nos manda la Muerte. negros”.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Abraham Valdelomar
(La Reforma, 4 de mayo)

¿Sabías que…?
Algunos estudiosos de la poesía Vallejiana citan el
año 1918 como fecha de aparición del libro “Los
heraldos negros” y otros, a su vez, consignan el año
1919. Lo cierto es que el primer libro de César
Vallejo sale publicado a mediados de 1919; sin
embargo, las carátulas ya estaban impresas en 1918 y
esperaban, según algunos, el prólogo de Abraham
Valdelomar y, según otros, algo más de presupuesto
económico para su publicación. (Orrego, 1989, p. 62).

Edición príncipe de Los heraldos negros

Imagen recuperada de
http://elibros.com.co/pagsElibro
s/autores.asp?leng=eng

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INTERPRETACIÓN DEL POEMA ‘LOS HERALDOS NEGROS’

1. LOCALIZACIÓN DEL POEMA. 2. ARGUMENTO DEL POEMA.

Libro: 1.a sección denominada “Plafones El poema inicia con una lamentación del yo
ágiles” del poemario Los heraldos negros poético donde muestra el sufrimiento por los
(1919) de César Vallejo. golpes de la vida. Luego habla de la
intensidad de esos golpes, de ese dolor para la
Corriente: Modernista
humanidad. Por otro lado, las quejas se hacen
Indagación léxica: constantes al mostrar que el dolor es
• Resaca: Residuos que el mar o los ríos dejan inevitable y que puede surgir de manera
en la orilla después de la crecida. fortuita. Finalmente, el yo lírico muestra
compasión por el hombre que sufre todo eso y
• Atila: Hombre bárbaro e inhumano. culmina con la interrogante de no saber la
• Blasfemia: Maldecir, vituperar. totalidad de ese dolor.

• Crepitaciones: sonidos repetidos, rápidos y


secos, como el de la sal en el fuego.

3. TEMA DEL POEMA.


El sufrimiento ante el dolor humano

5. VALORACIÓN DEL POEMA. .4. INTERPRETACIÓN POR SUBTEMAS.

Opinión personal: I. El origen del dolor. (vv.1-4)


V. 2. Símil e hipérbole: “golpes como del odio
Es un poema fatalista y universal porque no de Dios” […]
ensaya consuelo al dolor y este le compete a
todos los hombres. VV. 3-4. Metáfora: “la resaca de todo lo
sufrido / se empozara en el alma” […]
Nos parece que el mensaje del poema es
II. El dolor generalizado. (vv. 5-8)
esencialmente negativo, pero las metáforas que
contiene nos transmiten emociones profundas de V. 5. Metáfora: “zanjas oscuras” […]
compasión y solidaridad
V. 8. Metáfora: “los heraldos negros que nos
Vigencia: manda la Muerte” […]
En la actualidad la humanidad sigue III. El sufrimiento ante la fe. (vv. 9-12)
alimentando su propio sufrimiento con guerras,
VV. 11-12. Metáfora: “las crepitaciones / de
discriminación y abuso hacia el prójimo, sin
algún pan que en la puerta del horno se nos
poder lograr una convivencia armónica que nos
quema” […]
aproxime a la felicidad. Por ello, la
desesperación del yo poético al no saber porqué IV. El hombre frente al dolor. (vv. 13-17)
el hombre sufre, continúa en las personas que VV. 15-16. Símil: “todo lo vivido / se empoza,
deseamos un mundo mejor. como charco de culpa, en la mirada” […]

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ACTIVIDAD
1. En equipo, interprete uno de los siguientes poemas siguiendo el método propuesto.

SELECCIÓN DE POEMAS DE LOS HERALDOS NEGROS

A mi hermano Miguel
Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
In memoriam
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.
Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa.
Donde nos haces una falta sin fondo! Y ya no habrán reproches en tus ojos benditos;
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
nos acariciaba: "Pero, hijos..." los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.

Ahora yo me escondo, La cena miserable


como antes, todas estas oraciones
vespertinas, y espero que tú no des conmigo.
Por la sala, el zaguán, los corredores. Hasta cuándo estaremos esperando lo que
Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo. no se nos debe... Y en qué recodo estiraremos
Me acuerdo que nos hacíamos llorar, nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta cuándo
hermano, en aquel juego. la cruz que nos alienta no detendrá sus remos.

Miguel, tú te escondiste Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones


una noche de agosto, al alborear; por haber padecido!...
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste. Ya nos hemos sentado
Y tu gemelo corazón de esas tardes mucho a la mesa, con la amargura de un niño
extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya
que a media noche, llora de hambre, desvelado...
cae sombra en el alma.

Y cuándo nos veremos con los demás, al borde


Oye, hermano, no tardes de una mañana eterna, desayunados todos!
en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.
El poeta a su amada De codos,
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: hasta cuándo la cena durará.
Amada, en esta noche tú te has crucificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado, Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y que hay un viernesanto más dulce que ese beso. y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba...
En esta noche rara que tanta me has mirado, Y menos sabe
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su ese oscuro hasta cuándo la cena durará!
hueso.
En esta noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso.
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Los pasos lejanos Espergesia

Mi padre duerme. Su semblante augusto Yo nací un día


figura un apacible corazón; que Dios estuvo enfermo.
está ahora tan dulce...
si hay algo en él de amargo, seré yo. Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
Hay soledad en el hogar; se reza; del diciembre de ese enero.
y no hay noticias de los hijos hoy. Pues yo nací un día
Mi padre se despierta, ausculta que Dios estuvo enfermo.
la huida a Egipto, el restañante adiós.
Está ahora tan cerca; Hay un vacío
si hay algo en él de lejos, seré yo. en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
Y mi madre pasea allá en los huertos, el claustro de un silencio
saboreando un sabor ya sin sabor. que habló a flor de fuego.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor. Yo nací un día
Hay soledad en el hogar sin bulla, que Dios estuvo enfermo.
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde, Hermano, escucha, escucha...
y que baja y que cruje, Bueno. Y que no me vaya
son dos viejos caminos blancos, curvos. sin llevar diciembres,
Por ellos va mi corazón a pie. sin dejar eneros.

Pues yo nací un día


Idilio muerto que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,


Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita que mastico... Y no saben
de junco y capulí; por qué en mi verso chirrían,
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita oscuro sinsabor de féretro,
la sangre, como flojo coñac, dentro de mí. luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.
Dónde estarán sus manos que en actitud contrita Todos saben... Y no saben
planchaban en las tardes blancuras por venir; que la luz es tísica,
ahora, en esta lluvia que me quita y la Sombra gorda...
las ganas de vivir. Y no saben que el Misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
Qué será de su falda de franela; de sus el paso meridiano de las lindes a las Lindes.
afanes; de su andar;
de su sabor a cañas de mayo del lugar. Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.
Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando: «Qué frío hay... Jesús!»
y llorará en las tejas un pájaro salvaje.
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Los dados eternos Ágape

Para Manuel González Prada, esta emoción bravía y Hoy no ha venido nadie a preguntar;
selecta, una de las que, con más entusiasmo, me ha
aplaudido el gran maestro. ni me han pedido en esta tarde nada.

No he visto ni una flor de cementerio


Dios mío, estoy llorando el ser que vivo; en tan alegre procesión de luces.
me pesa haber tomádote tu pan; Perdóname, Señor: qué poco he muerto!
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado: En esta tarde todos, todos pasan
¡tú no tienes Marías que se van! sin preguntarme ni pedirme nada.

Dios mío, si tú hubieras sido hombre, Y no sé qué se olvidan y se queda


hoy supieras ser Dios; mal en mis manos, como cosa ajena.
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación. He salido a la puerta,
¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él! y me da ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado, Porque en todas las tardes de esta vida,
Dios mío, prenderás todas tus velas, yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y jugaremos con el viejo dado. y algo ajeno se toma el alma mía.
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo, Hoy no ha venido nadie;
surgirán las ojeras de la Muerte, y hoy he muerto qué poco en esta tarde!
como dos ases fúnebres de lodo.

Dios mío, y esta noche sorda, obscura,


ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.

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