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1.13.

Principio de simplicidad
En el Art. IV, inciso 1, numeral 13: “los trámites establecidos por la autoridad
administrativa deberán ser sencillos, debiendo eliminarse toda complejidad innecesaria,
es decir, los requisitos exigidos deberán ser racionales y proporcionales a los fines que se
persigue cumplir”.
Según Navas (2017), este principio manifiesta que los trámites de un procedimiento
administrativo deben ser sencillos y no deben darse exigencias que la ley no prevé,
implicando una serie de facilidades en beneficio de los postores y partícipes en las
contrataciones públicas. Para Guzmán (2013), los elementos que hacen patente este
principio estriban en la prohibición de solicitar documentos innecesarios por parte de la
Administración, el establecimiento de reglas para la determinación de tasas, la existencia
de parámetros para la actuación de medios probatorios, entre otros.
En el EXP. N°000128-2014/CEB-INDECOPI, existe un procedimiento sancionador
contra la municipalidad distrital de Santa Rosa, que de acuerdo al análisis efectuado al
caso, esta municipalidad no cumple con el principio de simplicidad ya que dicha
municipalidad exige a los administrados la presentación de cartas poder con firma
legalizada sin brindar la oportunidad de presentar una designación simple de persona
cierta en la solicitud de inicio de trámite o de acreditar dicha representación mediante
carta poder con firma del administrado sin necesidad de la legalización de firmas.
1.14. Principio de uniformidad
En el Art. IV, inciso 1, numeral 14: “la autoridad administrativa deberá establecer
requisitos similares para trámites similares, garantizando que las excepciones a los
principios generales no serán convertidas en la regla genera. Toda diferenciación deberá
basarse en criterios objetivos debidamente sustentados”.
Según Morón (2008), este principio implica tener consistencia y uniformidad durante el
procedimiento administrativo sancionador que permitan la igualdad para todos los
participantes en las contrataciones públicas, eliminando la posibilidad de que se concedan
privilegios, ventajas o prerrogativas y estableciendo la obligatoriedad de mantener la
aplicación de los mismos principios y reglas particulares de valoración, asimismo,
Guzmán (2013) nos dice que la unificación de trámites, la utilización de formularios
únicos o de requisitos comunes, significan ahorro en tiempo, dinero y recursos humanos
para las distintas entidades de la Administración Pública.
En el EXP. N°1918-2010-PRODUCE/DGSCV-DSVS que contiene el recurso de
apelación interpuesto por PRDUMAR contra la Resolución Directoral N°2317-2011-
PRODUCE/DIGSECOVI de fecha 05 de julio 2011, y el Informe N°202-2012-
OEFA/TFA/ST de fecha 18 de septiembre de 2012, que fue declarada infundada. Los
hechos consisten en que se ha vulnerado el principio de uniformidad, ya que se cuenta
con procedimientos y requisitos distintos para la presentación de la Declaración y Plan de
Manejo de Residuos Sólidos, en tanto por un lado se emplea un reporte de ocurrencias y
por otro, solo se envía un documento informando del incumplimiento de presentación.
Precisando que dichos actuados no se relacionan con los contenidos en el presente
expediente administrativo toda vez que corresponden a un procedimiento sancionador
distinto.
1.15. Principio de predictibilidad o de confianza legítima
En el Art. IV, inciso 1, numeral 15:
La autoridad administrativa brinda a los administrados o sus representantes, información
veraz, completa y confiable sobre cada procedimiento a su cargo, de modo tal que, en
todo momento, el administrado pueda tener una comprensión cierta sobre los requisitos,
trámites, duración estimada y resultados posibles que se podrían obtener. Las actuaciones
de la autoridad administrativa son congruentes con las expectativas legítimas de los
administrados razonablemente generadas por la práctica y los antecedentes
administrativos, salvo que por las razones que se expliciten, por escrito, decida apartarse
de ellos.
La autoridad administrativa se somete al ordenamiento jurídico vigente y no puede actuar
arbitrariamente. En tal sentido, la autoridad administrativa no puede variar irrazonable e
inmotivadamente a interpretación de las normas aplicables.

Según Navas (2017), este principio, conocido también como el de la certeza o seguridad
jurídica, busca crear las bases para generar confianza en los administrados frente a las
actuaciones de la Administración Pública y disminuir notablemente los niveles de
corrupción, toda vez que al conocerse los lineamientos que se deben seguir, la
discrecionalidad se reduce, ya que los administrados pueden conocer de antemano las
posibles decisiones que se deben dar en el caso a resolver, sin que se presenten
arbitrariedades o resultados imprevistos. Por tanto, Guzmán (2013) manifiesta que el
principio de predictibilidad tiene dos finalidades; la primera, permite al administrado
poder determinar previamente el posible resultado del procedimiento; la segunda,
permitirá desincentivar la presentación de solicitudes sin mayor efectividad o legalidad.
En el EXP. N°01454-2010-PHD/TC, sentencia del Tribunal Constitucional sobre el
recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Renne Rosazza Asín y otros contra
la resolución de la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fecha
7 de enero de 2010, que declaró infundada la demanda de hábeas data de autos. La
sentencia señala en su análisis que el principio de predictibilidad ha sido negado y
vulnerado por parte del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo ya que no les
otorgaron a los demandantes la información que ellos solicitaron, para que puedan prever
el pronunciamiento final; por tanto, también ha vulnerado a su derecho de acceso a la
información pública regulado en el artículo 2 inciso 5 y 6 de la Constitución Política del
Perú. Siendo así que la demanda de hábeas data de autos fue declarada fundada.
1.16. Principio de privilegio de controles posteriores
En el Art. IV, inciso 1, numeral 16:
La tramitación de los procedimientos administrativos se sustentará en la aplicación de la
fiscalización posterior, reservándose la autoridad administrativa, el derecho de comprobar
la veracidad de la información presentada, el cumplimiento de la normatividad sustantiva
y aplicar las sanciones pertinentes en caso que la información presentada no sea veraz.

Según Navas (2017), el procedimiento de fiscalización posterior es de carácter inspectivo


o de comprobación administrativa, que consiste en verificar de forma reservada y continua
la autenticidad de los documentos, declaraciones, informaciones y traducciones que
presenten los administrados o sus representantes ante las dependencias administrativas.
Como menciona también Guzmán (2013), este principio es el resultado directo de la
aplicación del principio de presunción de veracidad, ya que se da por verídica toda la
información presentada; ello permite además que el Estado no renuncie a su función
fiscalizadora, por lo que debe establecer mecanismos de fiscalización.
En el EXP. N°02597-2009-PA/TC, sentencia del Tribunal Constitucional sobre el recurso
de agravio constitucional interpuesto por don Cesáreo Muro Ramos contra la sentencia
expedida por la Sala de Derecho Constitucional de la Corte Superior de Justicia de
Lambayeque, de fojas 59, su fecha 25 de marzo de 2009, que declaró improcedente la
demanda de autos. El recurrente interpone demanda de amparo contra la Oficina de
Normalización Previsional (ONP), por el motivo que le suspendieron su pensión. El
principio de controles posteriores entra a tallar porque la División de Calificaciones de la
Gerencia de Operaciones de la ONP, comunicó que, de las investigaciones y
verificaciones realizadas en los expedientes administrativos, se ha podido concluir que
existen indicios razonables de irregularidad en la información y/o documentación
presentada con el fin de obtener la pensión de jubilación. Entonces, el Tribunal
Constitucional revisa la motivación ofrecida por la resolución cuestionada y manifiesta
que resulta genérica e imprecisa, pues aun cuando se remite a un informe técnico para
justificar la suspensión de pago de la pensión, el acto administrativo no identifica cuáles
serían los documentos con irregularidades que el demandante habría presentado, como no
se ha presentado medio probatorio alguno que determine o compruebe la adulteración de
los documentos y/o información, declaran fundada la demanda.
1.17. Principio de Ejercicio Legítimo del Poder
Define y limita la competencia que tienen las autoridades con el fin de evitar
arbitrariedades; se trata de generar nuevamente la atención de las autoridades sobre
aspectos sustantivos de orden legal y que tengan connotación de interés público o de
afectación homogénea de tal manera que, el legítimo poder de las autoridades
administrativas no consiste solamente en su designación por concurso o por confianza,
sino por la manera como imparcialmente asumen las decisiones que le son inherentes.
Este poder legítimo debe siempre estar encaminado a cumplir la finalidad prevista en cada
una de las normas que requieran para la toma de decisiones, lo que supone saber
interpretar y aplicar oportunamente el derecho sus fuentes y sus principios, de allí
entonces que es mucho más relevante el trabajo jurídico de los letrados a quienes compete
hacer las ilustraciones correspondientes para la resolución de los casos que se sometan a
su decisión, caso contrario se podrían encontrar los elementos típicos del delito de Abuso
de Autoridad previsto en el artículo 376° de nuestro Código Penal vigente y el Abuso de
Autoridad como falta grave de carácter disciplinario previsto en la Ley N° 30057.
Una perspectiva que nos ilustra para distinguir el Poder Democrático del Poder Legal es
la que analiza la Dra. Jessica López M. al precisar: "(...) El término legal en su acepción
más simple es: "Lo mandado por la ley/ conforme a su letra". Por tanto legalidad: "Calidad
de legal o proveniente de la ley". Legitimidad: "De legítimo/cierto, verdadero, auténtico,
genuino".
En los procesos democráticos el ejercicio del poder se concede por medio del sufragio.
Este acto jurídico y cívico a la vez otorga la legalidad del poder. El poder es una libertad
que toda persona posee y es libre de ejercerlo o no. La definición de poder más simple es:
"Facultad para hacer o abstenerse o para mandar algo/ potestad/ mandato". Por tanto, un
gobierno ejercerá el poder, si cuenta con la legalidad del sufragio. Sin embargo, en la
actualidad nos encontramos gobiernos legalmente constituidos, pero sin legitimidad para
el ejercicio del poder.
La legitimidad es un ingrediente fundamental en el poder, es como hacer una comida sin
sal, sacia el hambre pero deja un mal sabor, ¡no se disfruta! La legitimidad coadyuva a
ejercer el poder sin necesidad de hacer uso de la fuerza coercitiva, pues el pueblo votante
cree en la persona electa y contribuye a que el plan de gobierno sea acatado por el resto
de los ciudadanos. En cambio, un gobierno sin legitimidad en el cual sólo sus partidarios
votaron se constituye desde su elección en un gobierno de partido.
1.18. Principio de responsabilidad
Este principio concuerda con lo previsto en los artículos 258° y 259° del D.S.006-2017-
JUS, materia de comentario, en el Título V, Capítulos I y II, en lo referente a la
Responsabilidad de la Administración Pública, sus autoridades y personal al servicio.
Nótese que solamente se refiere al daño (y no al perjuicio), el mismo que debe ser directo
e inmediato. Esto es, Daño es todo detrimento que sufre una persona por la inejecución
de la obligación, siendo que para ser reparado debe ser cierto no eventual o hipotético. En
cuanto al daño directo, es definido como una consecuencia cierta y necesaria del ilícito.
Ahora bien, por el momento en que se produce, el daño es inmediato cuando se manifiesta
en el momento mismo en el que acaece el hecho dañoso (el descarrilamiento del tren
provoca la pérdida de las mercancías transportadas).
En ese sentido este principio ya se encontraba desarrollado en los artículos 238° al 239°
del texto anterior, y ahora se encuentra en los artículos 258° y 259° del D.S.006-2017-
JUS, en consecuencia, este positivizado principio resulta de una observancia estricta y
evidente para todos los actos de la administración Pública.
1.19. Principio de Acceso Permanente
Se trata de un derecho que forma parte del debido procedimiento y que evita la formalidad
para el acceso a la información que requiere el administrado para que no se le cause
indefensión; tampoco admite la posibilidad de limitar el acceso al expediente por horarios
u otras circunstancias y lo que es mejor aun superando a la Ley de Transparencia no
condiciona la obtención de copias de los documentos a trámites escritos o a pagos
adicionales; asimismo se observa la obligación de la administración Pública de poner en
conocimiento de los administrados el estado de la tramitación de los procedimientos; más
aún si ahora existe una marcada tendencia a la notificación electrónica, además que
permitirá sobre todo el control exhaustivo de los términos y plazos para informes y
dictámenes (de 07 a 10 días según sea el caso). Asimismo, es concordante con los
artículos 126° y 127° del D.S. 006-2017-JUS, en cuanto obligan a efectuar programas de
racionalización del tiempo y de estacionalidad de expedientes, así como de atención por
usuario y la mayor provisión simultánea de servidores dedicados exclusivamente a la
atención del usuario.
Este principio también concuerda con los derechos de los administrados previstos en el
artículo 64° numeral 3 del D.S. 006-2017-JUS
Se aclara que este principio ya se encontraba desarrollado en el artículo 55° inciso 3 de
la Ley 27444, ahora previsto en el artículo 64° inciso 3 del D.S. 006-2017-JUS.
REFERENCIAS
Morón, J. (2008). Comentarios a la Ley de Procedimiento Administrativo General.
(7°ed.). Lima: Gaceta Jurídica.
Navas, R. (2017). Derecho administrativo sancionador en las contrataciones del Estado.
Lima: Gaceta Jurídica.
Guzmán, C. (2013). Manual del procedimiento administrativo general. Lima: Pacífico
S.A.C.

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