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El dualismo naturaleza-cultura: Desde siempre, para la antropología una de las

preocupaciones centrales fue la naturaleza, ya sea en el campo de las ciencias


Folk (abordando a las culturas tradicionales), la ecología cultural o en el estudio
de mitos y rituales vinculados con el medio ambiente y las técnicas de
subsistencia. Sin embargo en los últimos años, el tema ecología se ve en las
discusiones antropológicas. En cambio, las perspectivas culturalistas dominan
el escenario teórico de las ciencias sociales. Varios autores describen una
conexión entre la naturaleza y sociedad desde una variedad de perspectivas
teóricas y etnográficas, que se apoyan en la teoría social, la biología, la
etnobiología, la epistemología, y la sociología de la ciencia. La naturaleza es un
determinante básico de la acción social, toma explicaciones desde las ciencias
naturales con la esperanza de dar fundamentos más sólidos y alcances más
amplios a las ciencias sociales. Entonces sucede que la ecología cultural, la
sociobiología y la antropología marxista veían el comportamiento humano, las
instituciones sociales y muchos rasgos culturales como respuestas a las
limitaciones básicas de tipo ambiental. En cambio, la antropología
estructuralista o simbólica, da sentido a mitos, rituales, sistema de clasificación,
simbolismos del cuerpo y de la comida y otros aspectos de la vida social.
Cada uno de los enfoques busca un aspecto particular de la polaridad, ambos
compartían la misma concepción universalista de la naturaleza.

Materialismo y relativismo en el abordaje de la naturaleza: El relativismo desde


la ecología cultural tiende a ver cada sociedad adaptado a un medio ambiente
específico. Por otra parte, el materialismo desde las perspectivas culturalistas
consideran a cada sociedad como un sistema original de un orden natural que
derivan de las concepciones occidentales de la naturaleza, este nunca
cuestiona su aceptación de una concepción universalista de la naturaleza.

Salvajismo y etnocentrismo: El salvajismo es un modo de ser o de obrar propio


de los animales o personas salvajes. Este concepto es más universal y menos
etnocéntrico, que refiere este ultimo a una actitud que presupone su
superioridad sobre los demás y hace de la cultura propia el criterio exclusivo
para interpretar y valorar la cultura y los comportamientos de esos otros
grupos, razas o sociedades. Muchas culturas atribuyen lo salvaje a ciertas
porciones de su medio ambiente, identificando así un espacio particular más
allá del control directo de los humanos. Se cuestiona también la dimensión
“salvaje-domesticado” como en la transformación de los bosques de las
montañas de Japón, después de la guerra, en explotaciones forestales, se da
una separación entre “salvaje y domesticado” Para los aldeanos montañeses el
viejo bosque era una encarnación del orden natural, bello y sagrado por su
propio salvajismo, mientras que el nuevo bosque se ha convertido en un
espacio de desorden radical. El bosque ha sido desocializado y despojado de
sus valores morales, en algunos casos un medio ambiente “salvaje” puede ser
mas satisfactoriamente controlado social, tecnológica e ideológicamente, que
uno domesticado.

El lugar de la ciencia en el abordaje de la naturaleza y paradigmas: Hay dos


enfoques, uno monista y otro dualista, desde la teoría de Roy Rappaport, el
enfoque monista es una premisa sólida para una postura contextualista, desde
el abordaje de la naturaleza, así el paradigma dualista impide un acercamiento

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ecológico a la relación que existe entre los humanos y el medio ambiente.
Pálsson dice que una vez planteada la separación ontologica entre naturaleza y
sociedad, no hay salida, no hay como escapar a las “cárceles” duales del
lenguaje y el naturalismo, por más dialéctica y lenguaje interactivo que se
inyecte al discurso teórico. En cambio, el enfoque dualista genera ambiciones
comparativas. Estudios recientes indican que la oposición radical entre la
persona y el medio ambiente y entre el individuo y la sociedad impide una
comprensión adecuada al proceso de aprendizaje.

Universalismo y relativismo: Una posición relativista presupone la existencia de


lo que es necesario establecer, cada cultura es un sistema específico de
significados que codifican arbitrariamente un mundo natural no problemático.
Lo correcto e incorrecto depende de cada raza, ideología, cultura, época, clase
o situación particular. De este modo, no puede existir un código ético de
carácter absoluto, válido para todas las épocas, situaciones y culturas. En
cambio, el universalismo, defiende que hay una ética universal, con principios y
normas morales que puedan ser reconocidos por todos los miembros de la
especie humana, en cualquier situación, época y cultura.
Ambos procesos implican establecer fronteras, atribuir identidades y descubrir
mediaciones culturales.

Ecología simbólica e identificación: Los modos de identificación definen las


fronteras entre el propio ser y el otro. Conforma cosmografías y topografías
sociales especificas. Hay dos modos de identificación diferentes: Los sistemas
totémicos y animistas. Los totémicos utilizan discontinuidades empíricamente
observables entre especies naturales para organizar conceptualmente un orden
segmentario que delimita unidades sociales.
Los animistas dotan a los seres naturales de disposiciones y atributos sociales,
no explotan las relaciones diferenciales entre especies naturales para dar a la
sociedad un orden conceptual, sino que organizan las relaciones entre los
seres humanos y las especies naturales. En los sistemas totémicos los no
humanos son tratados como signos, los animistas son vistos como términos de
una relación.

Modos de relación y categorización: El proceso de categorización, son


representaciones individuales, con autonomía relativa, dados ya en la
naturaleza o resultado de limitaciones y perspectivas especificas. Es un
ordenamiento de un espacio dinámico mediante una determinación metódica
de singularidades. La constitución de categorías es una función de su posición
relativa. Este ordenamiento, se basa en una lógica de relaciones.

La relación entre naturaleza, cultura y sociedad durante los siglos XIX y XX: las
trazas renacentistas y los aportes de Darwin y Lamarck. -En el Renacimiento
se pusieron las bases de la ciencia natural contemporánea, a partir de
regularidades se podrá dominar a la naturaleza, aquí el hombre en el
renacimiento (modernidad) se comenzó a preguntar por las causas
intramundanas de la realidad, en lugar de seguir con el modelo medieval. Esta
uniformidad es lo que permite formular leyes que servirán para ejercer un
control efectivo sobre el mundo natural. -En el siglo XIX se constituyen las
distintas ciencias sociales, en un contexto de diferenciación en donde la ciencia

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estaba constituida por la física y la filosofía. Con la constitución del positivismo
con Saint-Simon y Augusto Comte, se construye la ciencia social como rama
independiente de la filosofía sobre la base de tener como modelo a la ciencia
natural que desde hace siglos buscaba encontrar explicaciones a los hechos de
la realidad. Como también la “física social o sociología” que sigue el mismo
camino de las “otras físicas” que se separan.
Así, se postula la idea de la unidad de la ciencia, las ciencias naturales y las
sociales comparten un común fundamento lógico y metodológico, que no
implica dejar de lado el dualismo. De la mano del historicismo alemán, esta
unidad metodologica en el estudio de la naturaleza y la cultura es cuestionada
a través de métodos y teorías propias del mundo de la cultura. Este proceso ha
reforzado la separación disciplinaria en el estudio de la realidad. Para este, la
naturaleza y cultura son cosas bien distintas que deben ser estudiadas por
diferentes ciencias con diferentes metodologías.
-En el siglo XIX, la relación naturaleza-cultura estaban articulados con la
evolución en general, Darwin y Spenser son los dos grandes exponentes. Se
paso del “fijismo” al “transformismo”. Antes de los aportes de Darwin, el fijismo
establecía que las especies naturales fueron creadas y definidas por dios de
una vez y para siempre. El orden natural era fundamentalmente “fijo”, su
estabilidad estaba definida por la naturaleza misma de las cosas. Así, la idea
de una transformación o de una evolución de las especies era inconcebible,
como era inconcebible preguntarse por el pasaje entre naturaleza y cultura,
entre animal y ser humano. El transformismo reconoce, una finalidad en las
modificaciones orgánicas, finalidad asociada a la voluntad, a los esfuerzos
desplegados por un ser vivo para adaptarse. Esta revolución teórica basada en
la evolución destruye una imagen de la naturaleza que era considerada
fundamentalmente estable y ordenada, creada por dios e inteligible en su
funcionamiento y evolución.

La emergencia del concepto de ambiente y el desarrollo sustentable: una


perspectiva desde el siglo XX. Texto de Garcia, D.

La racionalidad ambiental de acuerdo a Enrique Leff: Leff ve a la crisis


ambiental como una visión del desarrollo humano, desde el siglo XV el
desarrollo humano esta visto como progreso y crecimiento, asociado a una
perspectiva incremental y a una búsqueda de control de las leyes de la
naturaleza, y además control sobre las cultura. Leff critica una racionalidad
simplificadora y fragmentadota, dice que a partir del siglo XV la ciencia se
fragmento para estudiar la realidad de ecosistemas complejos (critica
epistemológica), plantea distintas racionalidades ambientales con cosmografía
del mundo (universo en general), se aplica una racionalidad Europea en un
continente como América, y se percibe la manera que el hombre interviene en
la cosmografía, aplica una racionalidad en un país que no son compatibles con
el medio que estaban ocupando.

El papel de las cosmologías: En un Sistema complejo donde interactúa el


ambiente, sistemas socioeconómicos y ecosistemas, se adquiere una
racionalidad ambiental a través de representaciones sociales, conformadas por
normas, valores, formas de pensar, etc. Como una visión de ver el mundo. La
racionalidad y cosmografía son visiones de ver el mundo, de las cuales

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podemos destacar dos: 1) Extractivista o extraccionista: la gente provee de
cosas, no contemplan ni las leyes, ni los tiempos de los ecosistemas. Todo
problema ambiental, era algo externo. 2) Alternativa: Ofrece una visión de los
recursos como patrimonio común, asociada a la identidad comunitaria. Esto
permite que cualquier problema ambiental, no se vea como algo externo.
Propone el abordaje de los problemas ambientales como una cuestión que
afecta a la comunidad.

El concepto de recurso natural y su variabilidad: Según Mastrangelo, los


recursos naturales se relacionan con necesidades sociales específicas, han
sido objeto de disputa entre actores en posiciones sociales desiguales. El
hecho de que un recurso se agote o no, sea renovable o no lo sea, no es una
condición de su “naturaleza”. Esta centralmente ligado al tipo de institución y a
las condiciones sociales que posibilitan su aprovechamiento. Los “recursos
naturales renovables” son aprovechados a limites que comprometen su
continuidad mientras que aquellos que entrarían en la categorización de “no
renovables” se los abandona cuando se modifican las condiciones de mercado
o se introduce una nueva tecnología.

El ambiente como objeto de la geografía: Texto de Reboratti, C.

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