Está en la página 1de 14

La lengua originaria como lengua perfecta.

El interés por encontrar la lengua originaria es muy antiguo y ha provocado multitud de


teorías, relatos y debates, Velasco comienza en esta obra exponiéndonos un relato de Heródoto sobre
un experimento llevado a cabo durante el reinado de Psamético cuando al aislar a dos niños del
mundo para ver de qué idioma era la primera palabra que omitían llegaron a la conclusión de que no
era el egipcio el idioma más antiguo, como se había pensado hasta entonces, sino el frigio. En este
relato la búsqueda del origen del lenguaje está vinculada a determinar que nación del mundo es la
más antigua. Se trata por tanto de una disputa entre pueblos vecinos, que responde a cuestiones más
de índole etnocentrista que lingüísticos.

Sin embargo, la indagación sobre los orígenes de la lengua fue muy común en autores
europeos desde el siglo XV, y sobre todo en los siglos XVIII y XIX, a raíz de la aparición del
racionalismo y las ideas darwinianas sobre el origen del hombre. Llegando incluso a estar
desaconsejada en muchas ocasiones (por ejemplo por la Sociedad Lingüística de París de 1866) y
obviando que no responde a una única cuestión, y menos ideológica, sino que conlleva multitud de
cuestiones culturales.

La preeminencia de las Sagradas Escrituras en la sociedad occidental (judeocristiana)


precientífica llevaba a pensar en el hebrero como primera lengua, la lengua originaria anterior a la
Torre de Babel, y posteriormente la emergencia de los estados nación llevaba por intereses sobre todo
políticos a relacionar sus lenguas nacionales con esta lengua originaria.

Estas búsquedas de la lengua originaria tenían en realidad un punto de llegada ya


preestablecido y un conjunto de supuestos, como el hecho de la persistencia casi inmutable de sus
rasgos científicos, y de connotaciones que podrían ir en dos sentidos ideológicos, y no excluyentes: la
lengua sagrada y la lengua perfecta.

La primera estaría relacionada con la pretensión del hebreo como lengua originaria y se
basaría en rasgos como la inmutabilidad y la intraducibilidad.

La idea de lengua perfecta deriva del origen sagrado anterior, pero la perfección subjetiva
podría ser descrita, en el caso del hebreo, como en que ha sido instituida por el Creador, y en el plano
objetivo, en el que las palabras son las cosas mismas (lo que Umberto Eco denominó como
omniefabilidad, la capacidad de nombrar a todas las cosas), es la lengua de la armonía, de la
naturaleza…etc. En el caso de las lenguas nacionales o las lenguas consideradas sagradas por otros
pueblos se defenderá la perfección de cada una de estas lenguas por encima de las restantes (el caso
de las consideradas “lenguas bárbaras”, o el debate entre lengua y dialecto). Se puede dar la
perfección en un perfil determinado, así se habla del griego como la lengua de la razón, el latín del
derecho, o el italiano de la música.

En Occidente, y en general en los pueblos ágrafos, esta idea iba unida igualmente al hecho de
ser lenguas textualizadas (por ejemplo en la Biblia) y cultivadas a través del aprendizaje formal y
académico. Esto implica 3 aspectos:
- Que se trate de una lengua en la que se identifique la escritura (letras) y el sonido
(perfecta).
- Su consideración como lengua normativa, sometida a reglas.
- Y su ejecución en distintos grados de excelencia, lo que en las tradiciones occidentales
recibe el nombre de literatura.

Toda discusión sobre el origen del lenguaje se verá “contaminado” por las dos
caracterizaciones de lengua sagrada y lengua perfecta.

El concepto de lengua sagrada y sus connotaciones.

En la tradición occidental, judeo-cristiana, el hebreo como lengua originaria cuenta con el


aval de la Biblia, en primer lugar porque se considera que es la lengua en la que Dios se dirigió a
Adán, y la lengua de comunicación con Dios por parte del pueblo judío, que se consideraba el elegido
(en la tradición islámica este papel correspondería al árabe), es además la lengua ritual, de las
ceremonias (aunque posteriormente lo fue el griego y el latín, y con las reformas religiosas las
distintas lenguas nacionales) y considerada además lengua mágica (el hebreo fue utilizado como
lengua de la Cábala).

Además del hebreo, con el tiempo han sido lenguas sagradas en la Cristiandad el griego y el
latín, y en otras tradiciones, como la oriental, lenguas como el sánscrito, el pale o el árabe, y con la
emergencia de los estados nación las distintas lenguas oficiales o nacionales.

Esta sacralidad cuenta en la mayoría de las veces con connotaciones, como son la
inmutabilidad, que implica la ilicitud de los cambios que se pudieran proponer, lo que a su vez
conlleva inoperancia; y el concepto de intraducibilidad, que implica a su vez que las traducciones
no se consideren siempre fidedignas (por ejemplo, las traducciones del Corán a otros idiomas que no
son el árabe son consideradas como meros comentarios).

¿Cómo imaginó Rousseau el lenguaje primitivo?


Características imaginadas de este lenguaje.

Rousseau, como ilustrado, partía de la base de que la palabra distinguía al hombre de los
animales, y a su vez a unas naciones o pueblos de otros. Fueron las necesidades y las pasiones las que
llevaron a los hombres a crear las lenguas. Si los humanos solo hubiéramos tenido necesidades físicas
nos hubiesen bastado los gestos para entendernos, los animales tienen su propia organización para
entenderse (sobre todo los animales gregarios), sin embargo, el hecho de sentir, las pasiones según
Rousseau, son las que llevaron al desarrollo del lenguaje que en principio fue en forma de poesía y de
música. Después de divididos y dispersados los hijos de Noé, serán las pasiones las qué les unan: en
los climas cálidos en torno a las zonas fértiles, y en los fríos en torno a la necesidad de colaboración
(hipótesis ritual).
Este esquema evolutivo de Rousseau parte del hombre natural, y la transición de éste al
contrato social supuso que el grito (expresión oral primordial) fuera sustituido por los gestos o su
elaboración: los signos, y finalmente que apareciese la voz articulada, la palabra.

De cómo pudo ser este lenguaje articulado, Rousseau lo imaginó así:

- Las primeras palabras tendrían un significado amplio, equivaldrían a una proposición


entera.
- Los sustantivos eran nombres propios, no había adjetivos, eran palabras abstractas.
- Cada objeto tenía un nombre particular, sin género ni especies, pues para hacer
clasificaciones es necesario conocer propiedades y diferencias.
- Como los primeros motivos que hicieron hablar al hombre fueron las pasiones, sus
primeras expresiones fueron tropos, poesía, el razonamiento vino después.
- Las palabras tenían poco de articulaciones, eran imitativas, onomatopeyas.
- Tendrían muchos sinónimos para expresar el mismo ser, pocos adverbios, y palabras
abstractas.
- Tendrían muchos aumentativos, diminutivos y palabras compuestas.
- Desdeñarían la gramática para adherirse a la eufonía, la armonía y la belleza.

Ninguna propuesta posterior a Rousseau ha supuesto ningún avance a estas hipótesis, pero el
esfuerzo de Rousseau no es inútil puesto que plantea el origen multifactorial y complejo del lenguaje.

Esquema cognitivo para el análisis de ritual. Ejemplos etnográficos.


Hipótesis rituales sobre el origen del lenguaje.

La hipótesis del ritual como origen del habla se encuentra también en Rousseau, aunque hoy
cuenta con reminiscencias durkheimnianas. Los ilustrados consideraban determinante el clima en el
esquema cognitivo de las comunidades humanas: en las zonas áridas como coincidencia de los
grupos humanos en zonas fértiles, y en las frías por cooperación en la búsqueda de alimentos y el
fuego común. Serían tiempos de encuentro de varias unidades familiares que darían lugar a la
comunicación, el galanteo, las danzas y los grandes banquetes. El ritual haría deseable lo que es
normativo, lo que creo el campo de cultivo propicio para la emergencia del lenguaje, cabría por tanto
preguntarse si el lenguaje humano es concebido como un medio ritualizado de comunicación.

Con posterioridad, han surgido otras versiones de esta hipótesis ritual:

C. Knight contempla el habla como un desarrollo revolucionario posible tal vez gracias al
establecimiento de nuevos niveles de cooperación social. El lenguaje de la llamada fue sustituido por
el del habla, y si el habla ha tenido tanto éxito adaptativo es porque los beneficios superan a los
costes, porque es cooperativa y no se basa únicamente en un convencionalismo (a la que la
inteligencia maquiavélica pudiera engañar). Lo que Bourdieu ha llamado “asunción de comunalismo”
que ha sabido dar solidez y cohesión al grupo. Según Knight, en este contexto jugó un papel
importante las coaliciones de hembras para alimentar a la prole, y de las que los machos cazadores
encontraban una contrapartida sexual, en este aspecto la ausencia de signos externos sobre los
periodos de celo u ovulación se veían resueltos por medio de una ficción ritual (como las danzas
rituales de los pueblos San del Kalahari en torno a la menstruación y la fertilidad femenina).
Otro modelo es el de Power, relacionado con los ritos de despiojamiento en los primates no
humanos, que tiene efectos en el establecimiento de alianzas y coaliciones, y pudo darse entre los
erectus.

Dumbar llamó también la atención sobre el “chismorreo” como motivo básico del habla, la
información social.

El ritual es la garantía que da valor a la información, y estaría unido a la emergencia del habla
asociada a múltiples lenguajes humanos, como la danza, la canción, la cosmética y los adornos. El
ritual da lugar a la convivencia que facilita el habla, el habla o lenguaje por sí solo no es suficiente
para vincular a unos individuos con otros hasta formar una comunidad, el ritual sí.

La adaptación de la laringe al habla de los homínidos.

Los planteamientos modernos sobre el origen del habla asumen un conjunto de dimensiones
que interactúan entre sí, como son las sociales, los sistemas previos de comunicación, los artefactos y
representaciones, y la morfología física. Dentro de esta última, de la anatomía y fisiología para el
habla, podemos dividir los órganos en dos grupos: el mecánico, que englobaría los que producen la
fonación, - pulmones, tráquea, laringe, garganta, cuerdas vocales – y el de control, que controla a
esos órganos – el cerebro –.

Durante mucho tiempo, fue la laringe el órgano identificado erróneamente como el principal
mecanismo del habla humana. En esta tradición se sitúan investigadores como Camper (que
diseccionó la laringe de un orangután) y Lieberman, aunque este último no la consideraba la
“estructura anatómica crucial”.

La laringe humana es una estructura compleja comparada con la de otros animales, sin
embargo, cuenta con desventajas con respecto a estas últimas, por ejemplo, no está diseñada para
proteger los pulmones, como en el caso de los peces, tampoco para la respiración si la comparamos
con la de animales que corren más rápido que los humanos, para el olfato, e incluso sufre más
problemas de atragantamiento que las de otras especies.

Sin embargo, esta relativa ineficacia de la laringe humana sería una consecuencia de una
adaptación a la fonación. Los cartílagos aritenoides son más cortos y las cuerdas vocales más largas
que en otras laringes. En suma, el tracto vocal supralaríngeo humano se revela ineficaz para muchas
funciones pero está sin embargo mejor dispuesto para la producción de sonidos del habla humana.

La revisión de los rasgos anatómicos de los homínidos a través de los fósiles viene a defender
la singularidad del tracto vocal supralaringeo del Homo Sapiens Sapiens. En nuestra especie, el
mecanismo esencial para la producción del habla es el tracto vocal supralaríngeo, aunque los
pulmones también cuentan con una función importante en el lenguaje, pero será la laringe la que
convierte el flujo de aire en fonación, las cuerdas vocales actúan como una complicada válvula de
aire. Las frecuencias a las que a través del tracto vocal se puede alcanzar el máximo de energía
acústica fueron denominadas “frecuencias formantes” por Lieberman, cuya rapidez de cambio
determina, es la clave, de la velocidad del habla humana, en donde actúa además el cerebro.
Los primates no humanos son incapaces de realizar los movimientos que subyacen al habla
humana. Las vocalizaciones de los chimpancés están ligadas a la emoción, sino existe un apropiado
estado emocional no se producen.

Los recién nacidos muestran un tracto vocal supralaríngeo similar al de otros primates, lo que
reduce el riesgo de atragantamiento, pero, conforme crecen, el paladar se mueve hacia atrás, y con
ello la laringe hacia abajo en el cuello, las consecuencias de esto según Lieberman son:

- Posibilidad de producir sonidos no nasales.


- Posibilidad de producir sonidos cuantales (con saliente acústica, como la [i], [u], [a]).
- Codificación del habla: la velocidad de transmisión es mayor.

Revolución lingüística en los homínidos. ¿Tuvieron lenguaje los Neanderthales?

Los Neanderthales presentan características que han llevado a especular sobre el origen del
lenguaje, no sólo caminaban en perfecta postura erecta, sino que tenían cerebros tan grandes como
los del Homo Sapiens moderno, o incluso mayores, lo que se relaciona con la creación de culturas
por parte de esta especie (herramientas, uso del fuego, vestidos, probablemente también arte y
religión).

Holloway y otros autores consideran que su cerebro es completamente Homo, sin ninguna
diferencia con respecto a los sapiens modernos, por lo que tendría la capacidad de habla.

Lieberman, en cambio, a través del estudio de fósiles que hicieron Negus y Keith, cree que su
laringe estaba situada en una posición elevada del tracto vocal, debido a que tenían una cavidad oral
más grande, la laringe estaría situada en el pecho, una boca alargada no humana impide tener lengua
redondeada y gruesa como los humanos. A través de simulaciones por ordenador se llega a la
conclusión de que no podían hacer sonidos como la [i], [u] y [a], que en su habla serían nasalizados
por lo que tendrían muchos errores fonéticos.

Sin embargo, es difícil negar la capacidad para el lenguaje del Neanderthal, de un


protolenguaje. Noble y Davidson consideran que sería la selección natural la que favoreciera a las
especies con mejores ventajas para la comunicación en su canal vocal-auditivo.

Aspectos morfológicos en el cerebro y origen del lenguaje.

La reconstrucción del cerebro de los homínidos se considera la clave para el conocimiento del
lenguaje humano, más aún que el conocimiento del tracto vocal, sin embargo, este órgano no deja
registro fósil por lo que se ha de utilizar los cráneos como forma indirecta de conocer la capacidad
craneana de los homínidos.

El tamaño del cráneo en relación con la inteligencia es hoy considerada una analogía tosca,
existen animales con cráneos más grandes que los humanos. Passignham considera que el cerebro
humano es esencialmente primate, en los mamíferos y los primates destaca el desarrollo del
neocórtex.
Por otra parte, el cerebro ha crecido en los últimos 3 millones de años pero a la par que lo
hacía el resto del cuerpo. No obstante, la relación cerebro-tamaño corporal es 3,1 veces mayor en los
humanos que en lo que cabría esperarse de una constitución primate similar. El cerebro humano tiene
el mismo número de neuronas en una sección radial del córtex que cualquier otro mamífero, por lo
que, aunque haya menos densidad de células, el córtex es más espeso. La diferencia entre los
cerebros humanos y los de los chimpancés está en la concentración de potenciales interacciones
neuronales, lo que conlleva una terminación abierta funcional del sistema nervioso e implica
plasticidad, capacidad de aprendizaje, capacidad de respuesta creativa.

En cerebros grandes hay mayor volumen para cada neurona y esto conlleva especialización
hemisférica, por lo que están más especializados: en el hemisferio izquierdo está el procesamiento
analítico, el lenguaje y el control de manos y pies derechos, y en el derecho el procesamiento
holístico, la habilidad musical y el control de las extremidades izquierdas. Esta lateralización también
se encuentra en los chimpancés aunque no tan desarrollada. Sin embargo, la capacidad para el
lenguaje se encuentra menos localizada, distribuida en un buen número de áreas.

La pauta del crecimiento del cerebro en relación al peso del cuerpo continúa después del
nacimiento lo que alarga el periodo de dependencia humana con respecto a los progenitores, es la
etapa en la que el individuo adquiere la postura erecta y el aprendizaje del lenguaje.

Sin embargo, hay otros cambios anatómicos que tienen que ver con el desarrollo del lenguaje,
como el bipedismo, las modificaciones en la pelvis femenina, el movimiento una vez erguida la
especie, y el aumento del tamaño de la caja torácica, asociada probablemente al bipedismo durante la
carrera o al control muscular de la respiración tan necesario para la producción de habla.

¿Repercusiones en la postura erecta de los homínidos?

El estudio de los cambios físicos (cráneo para conocer como era el cerebro, y de la laringe)
nos sirven para arrojar algo más de luz sobre el origen del lenguaje humano, y están en relación con
el desarrollo del bipedismo.

La adquisición de la postura erecta por parte de los homínidos constituye un aspecto central
en la acumulación de cambios – tanto físicos como sociales – que llevan al desarrollo del lenguaje, y
no se trata solo de una posición estática (de pie) sino sobre todo en el movimiento continuado que
ello conlleva, y que fue un logro de algunos primates africanos hace ya 3,56 millones de años, tal y
como atestiguan las huellas fosilizadas en cenizas volcánicas encontradas por Leakey y Hay en
Laetoli (Tanzania).

La postura erecta permite caminar de pie lo que permite un mayor flujo de sangre al cráneo y
por tanto refrigeración del cerebro, además, minimiza el área de la superficie expuesta al sol lo que
conlleva termorregulación y la consiguiente pérdida de pelo e incremento de la sudoración. La
necesidad de transportar a los más pequeños es importante para el desarrollo infantil y la emergencia
evolutiva del habla.

No existen datos claros sobre el bipedismo en los australopitecus pero se sabe que todos los
homos lo eran. El uso de datos anatómico-morfológicos no es, no obstante, suficiente para explicar la
emergencia del habla humana, y no han de obviarse los comportamientos sociales.
¿Qué aspectos de la conducta social respecto a la dieta en primates no humanos pueden ser
relevantes para ser proyectados en los primeros homínidos?

La dieta repercute en varios factores relacionados con la emergencia del lenguaje y otros
aspectos sociales en los primeros homínidos, así por ejemplo, al analizar los cambios físicos, y en
concreto el incremento del tamaño del cerebro esto nos lleva al consumo de energía para hacerlo
viable, energía que proviene de carne, grasa o médula. Esto debió conllevar un cambio de dieta en los
homínidos que se presupone en el uso de las herramientas y útiles, en los restos de huesos de
animales en los yacimientos arqueológicos, y en el desgaste de los dientes o muelas de los homínidos
encontrados.

Este cambio en la dieta por parte de los homínidos debió de centrarse en un aumento de la
carne obtenida, y ello, atribuye un importante papel a la actividad de la caza. La caza sistemática de
grandes mamíferos por grupos de varones conllevó coordinación, lo que pudo suponer un buen caldo
de cultivo no solo para el desarrollo tecnológico (fabricación de armas) y cambios en las relaciones
violentas entre grupos, sino también un estímulo para la organización social y por tanto un contexto
privilegiado de emergencia del lenguaje.

Sin embargo, las investigaciones posteriores no se aventuran tanto en el papel otorgado al


cambio en la dieta. Los primates no humanos también consumen carne, la caza no es un práctica
exclusivamente humana, y aún dentro de los grupos cazadores recolectores la dependencia con
respecto a la carne o el pescado – salvo en latitudes extremas – no es tan importante, al igual que no
todos los homos han sido carnívoros, algunos, como los encontrados en Java y Olduvai, eran
herbívoros.

La conducta social, que también es una proyección a partir de la observación de los primates
no humanos, se refiere a las relaciones interpersonales conectadas a un cambio en la dieta: los
individuos recién destetados y los más jóvenes buscan alimentos por sí mismos, ellos y sus madres
parecen limitados a los recursos que puedan agenciarse sin mayores habilidades, pero los problemas
surgen cuando quieren aumentar la calidad de la dieta – con carne, grasa y médula, o vegetales que
requieren cierta extracción o preparación – las madres han de invertir más tiempo y esfuerzo en
entrenar a sus hijos para la consecución eficiente de esos alimentos. El tiempo por tanto dedicado a la
prole se alarga en el tiempo más allá del destete.

Estudios como los de Hawkes sobre sociedades Hadza actuales demuestran redes sociales de
cooperación entre mujeres adultas para procurar aprovisionar a la prole.

Esto marcaría y transformaría el ciclo de vida humano, y sobre todo femenino: se alarga la
vida activa de las mujeres dentro del grupo hasta prácticamente la ancianidad, la edad en la que se
alcanza la madurez es relativamente tardia y la fertilidad elevada. Cuando la hembra homínida
necesita del macho para el aprovisionamiento y éste de ella para el acceso sexual utilizarán ambos
estrategias de interés y engaño que han venido a denominarse “inteligencia social” o “cerebro social”.

Que significa la expresión “cerebro social” aplicada a los homínidos.

Cuando debido a la alta tasa de mortalidad adulta, las mujeres carecen de parientes femeninos
que les ayuden al aprovisionamiento de alimentos para ella y su prole han de buscar esta ayuda en
otros miembros, en los varones. Por su parte, éstos mostraran una atracción sexual hacia las hembras.
Todo ello incrementa los niveles de interés entre ambos sexos y de tendencia a estrategias de
engaño, puesto que ambos cuentan con limitación reproductiva – las hembras en cuanto al número de
hijos que pueden tener y criar, y los machos en cuanto al acceso a hembras a las que inseminar –
ambos se beneficiarían mutuamente, las hembras del aprovisionamiento de alimentos y los varones
del acceso sexual. Tácticas que se llaman “inteligencia social” o “cerebro social” y que cuentan con
todos los rasgos fundamentales de los significados lingüísticos: es estructurada, compleja, valorada y
se extiende en el tiempo y el espacio, dependiendo de datos sensoriales. Los experimentos con
chimpancés añaden un grado más en este funcionamiento cognitivo: “teoría de la mente”, o
capacidad de comprender lo que el otro está pensando.

¿El lenguaje de las llamadas de los primates no humanos puede haber sido un antecedente del
habla humana?

La vieja cuestión del antecedente del habla humana presenta dos opciones, que podríamos
considerar ya clásicas: un lenguaje de gestos o un lenguaje de llamadas, uno u otro se atribuirían a los
protoprimates y a los proto-homínidos, a partir de los cuales se habría producido la emergencia del
habla, para algunos esto último se daría en el Erectus y para otros en el Sapiens.

El habla no es el único lenguaje humano, los gestos también formarían parte del lenguaje de
nuestra especie.

No hay datos sobre el lenguaje gestual de los homínidos, salvo que se consideren tales la
omnipresente deixis (referencia a algo externo a la conversación) y las reproducciones de
determinadas secuencias de acción como pueden ser la fabricación y uso de herramientas que
responden a imitación. La transmisión y el aprendizaje de estas acciones podrían haber dependido de
los gestos hasta constituir un cuerpo de comunicación, una especie de lenguaje, posteriormente
sustituido por el habla con la emergencia del homo Sapiens. El lenguaje gestual, en cualquier caso,
queda como inferior o subordinado respecto del habla.

El lenguaje de llamadas de los primates no humanos revela rasgos que parecen aproximarle al
habla humana. No se trata solo de respuestas emotivas sino que se reconoce en esas expresiones
también voluntariedad e intencionalidad. Respecto a otros animales, por ejemplo, la danza de las
abejas (descrita por Von Frisch) da información sobre el medio ambiente pero no sabemos si hay
emoción en ello o no, a las llamadas de peligro, marcación de territorio, disposición para el
apareamiento, hallazgo de comida…etc., que se dan en tantas especies animales, habría que añadir en
el caso de los chimpancés las expresiones de identificación de otros miembros del grupo. Aunque no
parece que se pueda reconocer en este lenguaje rasgos como el desplazamiento, la reflexividad y la
productividad, y la discreción, transmisión cultural y dualidad de pautas aún es debatible.

En los primates no humanos es evidente el fracaso en el aprendizaje del habla humana, con
escasos logros, lo que contrasta con el éxito sorprendente en cuanto a su aprendizaje del lenguaje de
los sordos, basado en gestos, y donde se ha conseguido que adquieran un amplio vocabulario y la
formación de frases.
Parece que la incapacidad para el habla humana reside en la carencia de disposiciones
anatómicas pese a que disponen de estructura cerebral suficiente.

Tal vez se trate de un falso dilema y no debería centrarse el debate sobre el sistema de
comunicación previo al habla humana en la alternativa entre el lenguaje gestual y el lenguaje-
llamada. Como señala Burling muchas señales animales combinan componentes gestuales y vocales,
es el sistema de gesto-llamada.

Burling distingue 3 tipos de comunicación en los humanos:

- Lingüística. Contraste. El habla y otras señales de comunicación, con sistema digital y


transmitido por aprendizaje.
- Gesto-llamada. Analógico. Expresan actitudes y emociones. Genético y aprendido.
- Gesto icónico y sonidos imitativos. No pertenecen al sistema lingüístico. Apenas se dan en
primates no humanos. Se trata de una invención humana.

Con esta tipología se ponen en evidencia las semejanzas de la comunicación primate y el


sistema humano de gesto-llamada, como la carencia de arbitrariedad, la dependencia del canal vocal-
auditivo, la transmisión, vocabulario restringido y la expresión de estados emocionales. Sería más
adecuado compararlo con los sistemas de comunicación de otros mamíferos que con los del habla
humana.

El habla y otros sistemas lingüísticos pueden haber acaparado en los humanos funciones que
en los primates no humanos cumple el sistema de llamadas. La comunicación no verbal en la especie
humana es muy importante.

Burling propone la interdependencia entre el lenguaje y la mente humana, puesto que es más
difícil desenganchar el lenguaje del pensamiento que del sistema de gesto-llamada.

Los 3 tipos de comunicación de la especie humana.

Burling propone una tipología que distingue 3 tipos de comunicación en los humanos:

- Comunicación Lingüística: el habla y otras señales de comunicación. Se caracterizan por


el principio de contraste, con distinciones absolutas en el continuum fonético, pero
también entre palabras y entre frases, es decir, un sistema digital (no es gradual),
transmitido por aprendizaje, son tradicionales y difiere de una comunidad a otra. Incluye
expresiones y gestos convencionales.
- Sistema de gesto-llamada: no se caracterizan por el contraste sino por la diferente
gradación en las señales, se trata de un sistema más analógico. Expresan actitudes y
emociones. Genético y aprendido aunque no varía mucho de unas culturas a otras.
- Los gestos icónicos y sonidos imitativos: no pertenecen al sistema lingüístico pues no
hay un claro contraste entre ellos y les falta una característica básica, la arbitrariedad, por
lo que tampoco son gestos-llamada. Se trata de gestos manuales imitando la forma de
objetos, o voces que reproducen los sonidos (onomatopeyas), acompañan normalmente al
habla humana. Apenas se dan en primates no humanos. Se trata de una invención humana.

Con esta tipología se ponen en evidencia las semejanzas de la comunicación primate y el


sistema humano de gesto-llamada, como la carencia de arbitrariedad, la dependencia del canal vocal-
auditivo, la transmisión, vocabulario restringido y la expresión de estados emocionales. Sería más
adecuado compararlo con los sistemas de comunicación de otros mamíferos que con los del habla
humana.

El habla y otros sistemas lingüísticos pueden haber acaparado en los humanos funciones que
en los primates no humanos cumple el sistema de llamadas. La comunicación no verbal en la especie
humana es muy importante.

Burling propone la interdependencia entre el lenguaje y la mente humana, puesto que es más
difícil desenganchar el lenguaje del pensamiento que del sistema de gesto-llamada.

La elaboración de herramientas líticas y las hipótesis del uso del lenguaje


en los primeros homínidos.

Independientemente de la cuestión sobre si todas las sociedades primates u otros animales


fabriquen herramientas, y estas conductas importen como “cultura”, lo importante es la aproximación
entre estas habilidades cognitivas y la capacidad para el lenguaje. Se han propuesto 3 semejanzas
básicas entre la manipulación manual y el lenguaje:

- Ambas son funciones sobreimpuestas por órganos evolutivamente formados para otros
fines.
- Las funciones más especializadas surgen a raíz del perfeccionamiento de la mano.
- La acción manual y la vocalización tienen semejanzas en su estructura general, la
estructura de sílabas, jerárquica y serial.
- Los circuitos neuronales que controlan las combinaciones manuales de objetos y los que
controlan la gramática están adjuntos.

Partimos de ciertos problemas de datación de los artefactos atribuidos a los homínidos, pero
se hacen clasificaciones en “culturas” o “modos” que van desde los primeros útiles encontrados en la
zona del lago Turkana y la región de Hadar (hace unos 2,3-2,7 millones de años) hasta las culturas
del Paleolítico Superior. La evolución de la técnica de fabricación y los posibles usos de cada útil,
desde los choppers y chopping tools de los primeros tiempos hasta el microlitismo del Paleolítico
Superior responde únicamente hoy a hipótesis y teorías que no conllevan el hecho de que se
dispusiera de un lenguaje.
Noble y Davidson debaten sobre el hecho de la fabricación de herramientas mediante golpes y
su relación con la lateralización, control de la actividad motora en el hemisferio cerebral izquierdo,
donde se encuentra también el desarrollo del lenguaje.

Hay una asociación evolutiva entre homo (Erectus, Neandertal, Sapiens), industrias
(Achelense, Musteriense) e intelecto (dotación de lenguaje, pero también expansión y colonización
de otros ecosistemas, control del fuego, fabricación de refugios, enterramientos…etc.). No hay datos
concluyentes en este aspecto, y solo la emergencia del Homo Sapiens moderno y su expansión
prácticamente por todas las regiones y hábitats del globo se puede asociar de forma incuestionable al
lenguaje.

Mellars habla de una “revolución lingüística” posible debido a la correlación de varios


factores:

- Eclosión simbólica: el simbolismo visual ha de ir acompañado de comunicación


lingüística.
- Incremento de la complejidad en la organización social: aparece el parentesco. El lenguaje
es necesario para la creación de asentamientos, las campañas de caza…etc.
- Incremento de la complejidad en la organización material: el lenguaje es necesario para
denominar a los distintos útiles y herramientas fabricados.
- Divisiones étnico-culturales: tradiciones, pautas de diferenciación, otredad, y transmisión
generacional de esos rasgos.
- Emergencia de ideologías complejas, como la mitología.

Mithen habla del paso o transición desde una inteligencia “modular” o de “dominio
específico” a una inteligencia “generalizada”.

Nuevas cuestiones aparecen ahora: ¿aquellas poblaciones que desde su origen africano se
dispersaron por toda la tierra compartieron un único lenguaje, al menos en origen? ¿se dio la
diferenciación lingüística en varios idiomas antes o posterior a la expansión territorial?

La metáfora del árbol genealógico aplicado a las lenguas.

Las lenguas actuales son múltiples y variadas, lo que conlleva que existe cierta evolución, es
evidente que hay muchas lenguas relacionadas entre sí (filiación, rama o familias lingüísticas) porque
se diversificaron partiendo de lenguas anteriores (“lengua madre”), ya desde el siglo XIX se aplicó a
estos estudios lingüísticos el paralelismo con la evolución humana, propuesto sobre todo por
investigadores como Cavalli-Sforza, sin embargo, si en el ámbito humano se retrotrae hasta una Eva
originario o mitocondrial, cabría pensar que en el árbol genealógico que se aplica a las lenguas se
llegaría igualmente a un idioma único y común en el pasado, a una lengua madre, ¿Qué lleva a pensar
que la diversidad lingüística que existe hoy en día se iría reduciendo conforme avanzamos en estadios
pasados?

La metáfora del árbol genealógico aplicada a las poblaciones humanas es genética, no


cultural, como sería en el caso de las lenguas. La transmisión de las palabras es herencia cultural, no
herencia biológica. Por tanto esta metáfora sería engañosa al aplicarse a las lenguas, y ello se
observaría en factores como las vinculaciones entre lenguas, muchas veces supuestas más que
demostradas, el hecho de que algunas familias (como la indoeuropea) cuenten con multitud de ramas
mientras existen “ramas” aisladas, a modo de poste, al estar representadas actualmente por un único
idioma o muy pocos (como la rama finohúngara, el vascuence, el ainu o el coreano) nos lleva a
pensar que se ha perdido gran parte de la información, muchas lenguas han desaparecido a lo largo de
la Historia, del mismo modo también varía el número y los tiempos de separación entre las distintas
subfamilias lingüísticas. El método comparativo trabaja con muestras, pero su validez es aún hoy
objeto de discusión.

Procedimiento para establecer la edad de las lenguas.


Exposición y crítica.

La Glotocronología, o procedimiento para conocer la edad de las lenguas y llegar incluso a su


origen común (monogénesis), fue una ciencia sugerida e impulsada ya hace tiempo por Swadesh pero
reformada por sucesivos investigadores, como Nichols. Se basa en el cambio gradual que sufren las
lenguas a lo largo del tiempo.

Cogiendo una muestra estándar de 100 a 200 palabras se estima que su idioma
correspondiente perderá un 20% de las mismas en el plazo de un milenio, de forma que se puede
estimar la fecha de separación entre dos pares de lenguas analizando la semejanza entre ellas, el
léxico en común. Una lengua derivada de una lengua madre tiene en común con ésta al cabo de 1.000
años un 80% de su vocabulario, y al cabo de 6.000 años solo un 7%. Ese tramo temporal de 6.000
años es el que se coge como modelo, y marcador genético.

Nichols utilizó el marcador genético para analizar las lenguas habladas en el hemisferio norte,
y Sapir las lenguas indígenas de la costa este de Estados Unidos. Mediante estos criterios se ha
llegado a la conclusión de que existen 300 agrupaciones troncales de lenguas en el mundo.

La familia indoeuropea – estudiada por Nichols – cuenta con una media de 1,5 ramificaciones
en el lapso de tiempo de 6.000 años, por lo que para saber el origen de un lenguaje determinado se
obtiene dividiendo hasta llegar a menos de 2 el número de ramificaciones por 1,5, y posteriormente
multiplicando esos tramos temporales por 6.000.

Este procedimiento cuenta con varios supuestos:

- Una definición fija de periodos de diferenciación entre lenguas calculada en 6.000 años.
- Una velocidad constante de disgregación de un tronco lingüístico (1,5).
- Un número de agregaciones troncales estimado en 300.

Todos estos supuestos han sido lógicamente sometidos a crítica al considerarse demasiado
teóricos y deductivos, así por ejemplo no existe ninguna posibilidad de comprobar que la velocidad
de disgregación o diferenciación de lenguas sea constante e igual en todas las regiones y etapas
históricas.

El problema de la delimitación precisa de las agrupaciones de lenguas – llámense phyla,


superfamilia, familia, subfamilia…etc. –, al igual que el de monogénesis-poligénesis, están lejos aún
de encontrar una solución de consenso.
Las lenguas en peligro. Causas.

Existen lenguas que cuentan con un reducido número de hablantes o que pertenecen a grupos
sociales o étnicos en proceso de regresión o cambio cultural, y por tanto también lingüístico. Esto
lleva a muchas de ellas al borde de la desaparición, a convertirse en lenguas muertas.

El libro rojo de la UNESCO sobre lenguas “en peligro” registra hasta un total de 94 solamente
en Europa, algunas de ellas ya definitivamente muertas, entre ellas podemos encontrar el sami, frisio,
gaélico escocés, bretón, aragonés, asturiano, leonés, dálmata, romaní, ladino. En el caso de América
es notable el descenso y la desaparición de las lenguas nativas o de los pueblos amerindios
originarios, en detrimento de los idiomas nacionales pese a tratarse de países plurilingües. Brasil, por
ejemplo, se hablan multitud de lenguas, pero a excepción del portugués ninguna va más allá de
100.000 hablantes habiéndose 41 de ellas dejado de hablar en los últimos 50 años. Algunos
investigadores estiman que el mundo camina hacia solo 500 lenguas habladas.

La desaparición de lenguas es un fenómeno histórico, ha ocurrido siempre, aunque se asume


que ha crecido en magnitud e intensidad en los últimos siglos. Las causas son muy variadas, a veces
se ha presentado este proceso como algo análogo a la pérdida de biodiversidad, quizá por relacionar
la variedad lingüística con pueblos aborígenes en extinción o cuyo hábitat se ve amenazado, pero se
trata de una comparación entre la lingüística y la biología que no es del todo acertada. Existen causas
muy dispares con respecto a la desaparición de los lenguas, y aunque el genocidio es una de ellas, no
es ni la más importante ni la única, la “muerte” de un pueblo conlleva la muerte también de su lengua
hablada (como ocurrió en la conquista y la colonización europea de América y otras regiones del
planeta) pero no siempre tiene porque darse la muerte o extinción física de sus hablantes hay también
procesos de cambio y sustitución lingüística debido a cambios culturales forzados, desplazamientos
de población, asimilación educativa, políticas institucionales de entidades nacionales que no respetan
a las minorías, obligación de determinadas lenguas en la educación, medios de comunicación e
instituciones o la administración, escaso relevo cultural de tipo generacional, nuevo mercado de ocio
y en concreto políticas tendentes a la globalización.

Históricamente, la sustitución lingüística se suele dar tras un periodo, más o menos


prolongado o intenso, de bilingüismo o coexistencia entre ambas lenguas, es lo que se da sobre todo
en las sociedades preindustriales. Actualmente, el proceso puede incluso ser más rápido debido a la
institucionalización de las sociedades industriales y a los medios de comunicación e información de
masas, normalmente siguiendo procesos de nacionalización o pragmatismo (es el caso por ejemplo de
la India y su interés postcolonial de mantener el inglés) aunque, y de forma paralela a movimientos
antiglobalización, nacionalistas o indigenistas, también se están dando pasos en muchos sitios hacia
la conservación, el reconocimiento, la normalización y el conocimiento de lenguas minoritarias o en
peligro.

Préstamos y afinidades lingüísticas.

Entre las distintas lenguas existen dos posibilidades primarias de semejanza: una por
infradeterminación (el azar) y otra por sobredeterminación (el simbolismo del sonido), pero aparte
podemos distinguir otras dos fuentes de semejanza: el préstamo y la afinidad genealógica.

Ambas se suelen presentar como alternativas una de otra, y ¿cómo saber si una afinidad es un
préstamo lingüístico de otra lengua? Existen dos técnicas para ello:
- Cuando estas semejanzas tienden a concentrarse en determinados dominios semánticos (es
el caso de los préstamos en inglés en el caso de la informática, o del italiano en el de la
cocina, en el caso de nuestro idioma). Normalmente es más propenso al préstamo el
campo de los sustantivos que el de los verbos, mientras que el vocabulario básico – los
números, los colores, las partes del cuerpo, nociones físicas o adjetivos – suele ser más
resistente a los préstamos.

- Cuando se da una comparación entre la lengua que recibe el préstamo y las lenguas afines
al idioma emisor del préstamo, y no se encuentran semejanzas. Por ejemplo: “zapping” es
un préstamo del verbo inglés “zap”, sin embargo, quizá no haya ninguna otra semejanza
en ese campo semántico entre el castellano y otros idiomas semejantes o de la misma
familia lingüística del inglés, como el holandés, el flamenco o el frisón. Aunque en el caso
de las lenguas aisladas aquí se nos presentaría un problema.

Tanto el préstamo como la afinidad lingüística postulan una relación entre lenguas basada en
parámetros espacio-tiempo, pero existen diferencias entre ellos: el préstamo se produce entre lenguas
contemporáneas en contacto pero diferentes, la afinidad entre lenguas habladas en distintas épocas; el
préstamos se habla entre lenguas en contacto, pueden estar geográficamente próximas, mientras que
la afinidad se da entre lenguas que ocuparon un mismo espacio geográfico. El préstamo a veces se ve
como una deficiencia o debido a tintes ideológicos que tienen que ver con la noción de lengua
perfecta. La afinidad presupone cambios a lo largo de la Historia en las distintas lenguas por
desequilibrios estructurales, interferencia foránea y dialectal, el léxico compartido muestra el origen
común.

En conclusión podemos decir que la comparación entre lenguas remite a proximidad y lejanía
entre poblaciones, gradientes y rupturas. La diversidad lingüística no es lo mismo que genética, y las
clasificaciones por tanto no son siempre explicativas.

También podría gustarte