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Les Luthiers de la L a la S
1991
PRÓLOGO
1991
INTRODUCCIÓN
EL GRUPO
Aunque las familias de Les Luthiers son como el
interior del globo terráqueo, que se halla en
permanente ebullición y cambio, todos ellos con todas
ellas suelen reunirse varias veces al año. Cuando llega
el verano, los Rabinovich eligen una tarde para poner
toda la carne en el asador y a todos sus compañeros
en espera de la carne; Marcos Mundstock invita a un
restaurante para que le apaguen sus velitas de
aniversario; otros que cumplen años también se
consuelan por la vía del festejo; el 4 de septiembre,
con motivo de la fiesta nacional del grupo, se da cita
infaltable la familia luthier.
En las giras suelen pasar juntos muchas horas del
día. A veces organizan paseos colectivos, aunque sean
de índole cultural. Si no es posible contar con los cinco
para un plan, suele vérselos en grupos: de tres, de dos
o incluso de uno. Los técnicos participan con
frecuencia en estos paseos o visitas. Los chistes
circulan con mucha velocidad en el entorno. La
distracción de las horas muertas en el teatro conoció
épocas generosamente regadas por comidas fuertes y
partidos de trucos. Durante más de diez años, y
violando todos los principios de cautela estomacal que
rigen en el mundo escénico, Les Luthiers despachaban
festines pantagruélicos entre dos funciones en el
término récord de veinticinco a treinta minutos.
Durante los banquetes rodaban los bifes y las
milanesas; desparramábanse las ensaladas sobre el
mantel; abundaban los postres y los panes; empujaban
las frutas a las papas fritas y, en más de una ocasión,
los artistas devoraron pesadas paellas, pasaron a
cuchillo parrilladas de insólita variedad, rociaron las
viandas con flujo importante de vino y coronaron la
cena cebando mate.
Jorge Maronna, uno de los comensales más activos
de entonces, recuerda, además, que «la comida era el
momento de conversar y, a veces, de discutir
acaloradamente aspectos de la función recién
realizada». Con la boca llena, hablaban acerca de las
cosas que habían salido mal y cómo mejorarlas, y se
felicitaban por las cosas buenas con palmaditas
grasosas en la espalda. El último bocado de flan
señalaba el momento de sentarse apuradamente a
iniciar la partida de truco, que fue durante años pasión
del grupo, hasta el punto de que en los contratos de
actuación figuraba siempre a cargo del empresario la
obligación de aportar una mesa para que Les Luthiers
pudieran dar rienda suelta a éste, uno de sus más
queridos vicios. Las partidas eran intensas, febriles,
indigestas. «Había que jugar hasta el último segundo
—confiesa Maronna—. Más de una vez la función se
atrasó porque la partida no había terminado.»
Pero la edad ha ido ablandando los ímpetus
juveniles. La mesa de truco sigue siendo cláusula
contractual, aunque ya no se utiliza. Disminuyeron
también el volumen y el grado de condimentación de
las comidas. Hoy se contentan con comer unos pocos
trozos de queso y jamón. Alguno roe galletas a
escondidas. Tramoyistas indiscretos juran que han
sorprendido a otro consumiendo yogur y mascando
apio. Lo único que permanece inalterable de las viejas
minutas es el mate con que suelen espantar a los
amigos de otras latitudes y atraer de vez en cuando la
atención de la policía y los perros olfateadores de las
aduanas. «Ahora usamos el tiempo del descanso para
descansar», explica uno de los miembros del grupo,
mientras se yergue a sus espaldas la cumbre del medio
siglo.
Si bien en los últimos años reina entre ellos más
cordialidad y armonía que antes, Les Luthiers no son
una brigada del ejército ni una agrupación conventual,
y tienen por norma prudente la de no trasladar la
gavilla a su vida privada. Cada uno conserva su propio
círculo de intereses y amistades. Fuera del teatro se
encuentran con mucha menos frecuencia que en las
giras. Y, aun en éstas, ocurre que organizan sus planes
por separado, siguiendo gustos personales. Puede ser
que durante un día de descanso en una ciudad
extranjera, Mundstock se reúna con amigos locales a
ver un partido de fútbol, Rabinovich juegue varios
chicos de billar a tres bandas, López Puccio se quede
en su cuarto preparando números corales, Maronna se
vaya a meditar a un paraje aislado y —si hay costas a
menos de cuatrocientos kilómetros— Carlos Núñez
alquile un automóvil y acuda a darse una inocente
zambullida en busca de caracoles marinos.
Una vez la mezcla de paraje aislado de Maronna y
zambullida marina de Núñez produjo días de zozobra
en el mundo del espectáculo, hizo pensar al grupo que
quedaría convertido en el Trío Les Luthiers y obligó a
cancelar una función en Ciudad de México.
PAULINA ERA UN HURACÁN
ORÍGENES
Mastropiero es sin duda uno de los compositores
que han motivado mayores polémicas entre los
musicólogos. Por ejemplo, diversos autores coinciden
en que nació un 7 de febrero, pero no se ponen de
acuerdo respecto del año, y ni siquiera del siglo. Del
mismo modo, diversos países se disputan su
nacionalidad, sin que hasta el momento ninguno de
ellos haya transigido en aceptarla. Tampoco se conoce
la fecha exacta de su muerte; y ni siquiera se sabe si
murió.
Aun su nombre de pila, Johann Sebastian, es
materia de discusión, ya que también fue conocido por
otros nombres: Peter Illich, Wolfgang Amadeus,
etcétera. Por ejemplo, firmó su tercera sinfonía como
Etcétera Mastropiero.
Lo único que se sabe con certeza sobre Mastropiero
es que el Viernes Santo de 1729, la Catedral de Leipzig
fue testigo del estreno de una Pasión según san Mateo
que, definitivamente, no le pertenece.
SU FAMILIA
Sobre el padre de Mastropiero es poco lo que se
puede decir. Se sabe, eso sí, que siempre se opuso a la
carrera artística de su hijo. En la época en que Johann
Sebastian escribía la opereta rusa El zar y un puñado
de aristócratas, su padre le envió una carta en la que le
pedía encarecidamente que abandonara la música. El
compositor se vio obligado a optar entre su familia y la
música, y eligió la música, para desgracia de ambas.
Terminó de componer la opereta, y a fin de evitar más
conflictos con su familia, se dispuso a firmarla con un
seudónimo: Johann Severo Mastropiano. Enterado el
padre, le mandó otra carta en la que le decía: «Hijo
mío, si usas ese seudónimo, todos sabrán que no sólo
soy el padre del compositor, sino también el padre de
un imbécil.» Johann Sebastian reconoció que esta vez
su padre tenía razón, y se cambió el seudónimo: firmó
la opereta como Klaus Müller. Esto solucionó por fin el
problema con su familia, pero le acarreó demandas
penales de treinta y siete familias de apellido Müller.
Tuvo una nodriza, Teresa Hochzeitmeier, quien lo
inspiró al escribir el cuento orquestal Teresa y el oso.
Dice Mastropiero en sus memorias: «Los personajes de
Teresa y el oso están inspirados en Libi y Dini, mis dos
ositos de felpa, y en Teresa Hochzeitmeier, mi nodriza.
Con ellos yo dormí hasta los cinco, siete y veintiséis
años, respectivamente.»
Johann Sebastian tiene un hermano gemelo de
asombroso parecido con él. Lleva por nombre Harold y
es un mafioso que vive en Nueva York. Harold
Mastropiero explotaba un sórdido local en el que
funcionaban un cabaret clandestino, un salón de
juegos prohibidos y un centro de apuestas ilegales.
Pero en realidad, el local era sólo una pantalla para
ocultar la verdadera fuente de sus fabulosos ingresos:
en los fondos funcionaba un almacén.
Tuvo una tía, Matilde, a quien dedicó su Cuarteto
Opus 44.
LOS HIJOS DE MASTROPIERO
A decir verdad, sólo se conoce un personaje al que
J. S. M. haya reconocido como hijo propio: Azuceno
Mastropiero, hijo de su criada, la gitana Azucena, y que
posteriormente fue autor de los Vientos gitanos.
Pero durante su atormentado romance con la
condesa Shortshot, J. S. M. tuvo una variada
descendencia de ella y si bien no quiso reconocer a sus
hijos como propios, les dio nombres que dejaron pistas
acerca de su progenitura. Si nos atenemos al
significado del nombre «Shortshot» (golpe o disparo
corto), encontramos esa misma etimología en los
siguientes personajes:
Giovanni Colpocorto, autor de «Voglio entrare per
la finestra».
Mario Abraham Kortzclap, autor del tango Opus 11,
Miserere.
Patrick Mc Kleinschuss, autor de la Romanza
escocesa sin palabras.
Rafael Brevetiro, autor de la Oda a la alegría
gitana.
Anatole Tirecourt, el boticario que recetaba a sus
pacientes Laxatón.
Johnny Littlebang, autor del Manuela's blues.
Todos ellos, pues, pueden considerarse hijos de J. S.
M. (y de la condesa Shortshot).
El hijo bastardo de la condesa Shortshot, a quien J.
S. M. dedicara su Berceuse cuando nació, no es de
Mastropiero.
FORMACIÓN MUSICAL
Su primer maestro de música fue un maestro de
capilla. Así lo recuerda el propio Mastropiero en sus
memorias: «De niño, yo poseía una agraciada voz y
muy temprano comencé a cantar en la iglesia, hasta
que se despertó el sacristán. El bondadoso anciano,
impresionado por mi voz, me llevó ante el maestro de
capilla, un obeso sacerdote que había dejado los
hábitos y no se acordaba dónde. Él fue mi primer
maestro de música.»
A los veintitrés años, Mastropiero comenzó a tomar
clases de música con Franz Schutzwarg, de tan sólo
cuatro años de edad.
El profesor Wolfgang Gangwolf también fue
maestro de Mastropiero, durante la época de su
composición de la opereta rusa El zar y un puñado de
aristócratas. Gangwolf le aconsejó vivamente que no
compusiera la opereta, consejo que Johann no tomó
en cuenta.
VIAJES
Rusia. En uno de sus viajes a la Unión Soviética, J. S.
M. trabó extraña relación con una robusta barrendera
capataz, de nombre Natasha Frotalaskova. En las
heladas noches de Ucrania, Mastropiero solía cantarle
delicadas canciones de amor, entre ellas (entre las
canciones) Oi Gadóñaya.
Francia. En una gira por París, impactado por el
clamoroso éxito de Boleró, obra de un joven
compositor francés, decidió hacer un arreglo y
adaptación del mismo. Después de varios meses de
elaboración, prácticamente no quedaba nada del
material original y la obra pasó a la historia como el
Bolero de Mastropiero.
Checoslovaquia. En Praga, conoció al violinista
Rudolf von Lichtenkraut y a su esposa, la pianista
Gundula von von Lichtenkraut. Para ellos escribió su
ciclo de sonatas Opus 17 para latín y piano.
Austria. Durante su estadía en Viena, Mastropiero
se enamoró de la archiduquesa Ursula von
Zaubergeige. Resultado de dicha experiencia fue la
composición de la Epopeya de Edipo de Tebas.
Argentina. En Buenos Aires trabajó, tocando el
piano, en un local de los bajos fondos frecuentado por
alternadoras y mujeres de la calle. Allí compuso varios
tangos.
Estados Unidos. Viajó varias veces a Estados
Unidos: a Nueva York, para ver a su hermano Harold, y
a Hollywood, para componer música para las películas
de los estudios Walrus Brothers.
Arabia. Realizó un viaje al Medio Oriente, a la
calurosa región de Uf-Al-Sudar. Allí conoció a un jefe
de una tribu de beduinos, el jeque Nomemohes, que
estaba por contraer enlace con un harén de veinte
odaliscas. Mastropiero compuso para el jeque una
serenata para cantar en la víspera de su boda.
Italia. Visitó el Vaticano, donde ejecutó ante el
sínodo de obispos su Gloria, basado en un tango que
escribiera en Buenos Aires. Luego del concierto,
Mastropiero fue excomulgado.
Banania. Trabajó durante un tiempo como músico
oficial del Gobierno de la República de Banania
mientras era gobernada con mano firme por el general
Eutanasio Rodríguez. Para él Mastropiero compuso la
Canción de homenaje a Eutanasio.
DISCÍPULOS
Clasificacion tradicional
DE CUERDA DE VIENTO DE
PERCUSIÓN
Bajo barríltono Alambique
encantador Antenor
Cellato
(robot
Alt-pipe a vara
Cello legüero musical)
Bass-pipe a
Contrachitarrone Campanófono
vara
da gamba a martillo
Bocineta Cascarudo
Guitarra dulce
Calephone Dactilófono o
Latín o violín de
lata Clamaneus máquina de
tocar
Lira de asiento o Corneta de
lirodoro asiento
Desafinaducha
Mandocleta Ferrocalíope Marimba de
cocos
Nomeolbídet Gaita de
cámara Omni
Violata o viola
de lata Glamocot Shoephone
Glisófono Tablas de
pneumático lavar
Gom-horn
natural
Gom-horn a
pistones
Gom-horn da
testa
Manguelódica
pneumática
Narguilófono
Órgano de
campaña
Tubófono
silicónico
cromático
Yerbomatófono
d'amore
Clasificación de Sachs, Hornbostel y Maspoch
Órgano
de
campañ
a
Tubófon
o
1. INSTRUMENTOS DE CUERDA
Bajo barríltono
Fue construido por Carlos Iraldi como una parodia
del contrabajo. La caja armónica es un gran barril
sobre el que va adosado la tastiera con las cuerdas.
Para ejecutar este instrumento, el músico debe
introducirse dentro del barril y sacar los brazos por la
parte superior. Posee además cinco ruedas en la parte
inferior que permiten al ejecutante caminar mientras
toca el instrumento. Su intérprete es Jorge Maronna y
se lo puede ver en la obra «San Ictícola de los peces»,
del espectáculo Les Luthiers unen canto con humor.
Cellato
En el cuarteto de cuerdas luthierano es el
instrumento que parodia al violoncello. Ha sido
construido a partir de una lata de líquido limpiador.
Posee cuatro cuerdas, y su afinación y posibilidades
son idénticas a las del cello. Se lo ha empleado en
numerosas obras del conjunto. Su intérprete más
virtuoso es, sin duda, Jorge Maronna.
Cello legüero
Es un híbrido entre el violoncello y el bombo
legüero. Posee cuatro cuerdas que pueden ser tocadas
con arco, como si fuera un cello, y su parche percutido,
con una baqueta, como si fuera un bombo. Se lo puede
contemplar en «Lo que el sheriff se contó», y su
intérprete es Jorge Maronna.
Contrachitarrone da gamba
Uno de los primeros instrumentos informales de
Les Luthiers. Construido por Gerardo Masana a partir
de una vieja guitarra a la que le subió el puente y le
adicionó una pata de madera, para lograr así un
híbrido entre guitarra y violoncello. Fue utilizada en las
primeras versiones de la «Cantata Laxatón» y su
intérprete era Jorge Maronna.
Guitarra dulce
Es la parodia luthierana de la guitarra española. Fue
construida por Carlos Iraldi a partir de dos latas
cilíndricas que contenían dulce de batata (la patata
dulce o boniato). Ambas latas fueron atravesadas con
una tastiera de madera a la que se agregó un clavijero
común de seis cuerdas. El instrumento, así construido,
suena casi como una guitarra real y posee todas las
características de ésta. Su intérprete indiscutible es
Jorge Maronna. Se la puede ver en «La balada del 7.°
Regimiento», del espectáculo El Reír de los Cantares, y
en el tango «Ella me engaña con otro», de Los Premios
Mastropiero.
Latín o violín de lata
El latín, o violín de lata, es la parodia luthierana del
violín de la orquesta y fue uno de los primeros
instrumentos informales construidos por Gerardo
Masana. El grupo posee en la actualidad al menos
cuatro de estos instrumentos. Para su construcción se
emplean latas de jamón envasado a las que luego de
vaciarlas se les agrega la tastiera y un clavijero de
cuatro cuerdas. La afinación es idéntica a la del violín
común y posee la misma versatilidad que éste, lo que
le ha valido ser incluido en la mayoría de las obras del
grupo. Sus intérpretes son Carlos López Puccio y Daniel
Rabinovich. Se puede ver un trío de latines en la obra
«Pepper Clemens», de Las obras de ayer.
Lira de asiento
El instrumento permite adivinar fácilmente la clase
de objeto que sirvió de base para su construcción.
Efectivamente, se trata de una vulgar tabla de inodoro,
WC o excusado (sin uso previo, eso sí) a la que se le
adosó un clavijero de mandolina, un puente con
microafinadores y ocho cuerdas de metal que abarcan
una extensión de una octava. Al carecer de tastiera, las
cuerdas sólo pueden ser pulsadas al aire, lo que limita
su tesitura a esas ocho únicas notas. Se la ha utilizado
en dos obras: «Introducción a las artes marciales» y
«Loas al cuarto de baño». Sus intérpretes son Carlos
López Puccio y Jorge Maronna.
Mandocleta
Construida en 1984 por Iraldi y Núñez Cortés, fue
empleada en la obra «El zar y un puñado de
aristócratas» (Parodia de opereta rusa), en el
espectáculo Humor dulce hogar. El instrumento de
cuerda que lleva adosado en la parte trasera es un
bouzouki, especie de mandolina de origen griego. La
rueda trasera lleva seis plectros que, al girar, tañen las
cuerdas de la mandolina y producen un sonido
tremolando. En el manubrio va montado un pequeño
teclado de una octava y media. Las teclas accionan,
mediante un mecanismo idéntico al freno de las
bicicletas, los pequeños «dedos» mecánicos que
aprietan las cuerdas de la mandolina. Durante la
opereta, el ejecutante, que era Carlos Núñez, podía ir
tocando y cantando mientras conducía la bicicleta.
Nomeolbídet
Es uno de los instrumentos que integran el cuarteto
(o cuartito) de baño. Fue construido por el artesano
Hugo Domínguez, quien consiguió un híbrido entre un
artefacto sanitario —el bidet o bidé— y un antiguo
instrumento medieval: el organistrum o vielle à roue.
Se toca haciendo girar una manivela que pone en
movimiento dos carretes unidos a una cinta sin fin.
Esta cinta, que está tratada con resinas, frota dos
cuerdas afinadas al unísono. Su intérprete es Jorge
Maronna.
Violata
En el cuarteto de cuerdas luthierano es el
instrumento que parodia a la viola. Fue construida por
Masana a partir de una lata de pintura a la que agregó
una tastiera y un clavijero de viola. Posee además un
trípode para apoyarla en el suelo, ya que se ejecuta
como una viola da gamba. El modelo actual, algo
diferente, fue construido por Iraldi a partir de una lata
de jamón. Su intérprete es, por lo general, López
Puccio.
2. INSTRUMENTOS DE VIENTO
Alambique encantador
Fue creado por Hugo Domínguez para ser utilizado
en la obra «Valdemar y el hechicero» del espectáculo
Los Premios Mastropiero. El instrumento está dividido
en tres secciones, y para su ejecución se necesitan tres
músicos a la vez. La primera sección, la más aguda,
consta de once copas de acrílico. Las copas poseen un
reborde metálico, el cual, al ser frotado por los dedos
del intérprete, genera una onda electrónica de timbre
similar al de una copa de cristal. La segunda sección
consta de ocho botellas de plástico a las que se les ha
quitado el fondo y que están parcialmente sumergidas
en unas cubetas de agua. Cuando las botellas son
empujadas hacia abajo, el líquido que entra comprime
el aire interior forzándolo a salir por el cuello del
recipiente a través de unas lengüetas de acordeón. Al
soltarlas, gracias a un mecanismo de válvulas y
resortes, las botellas vuelven a su posición original. Por
último, la tercera sección consta de cuatro grandes
botellones, los cuales, por un mecanismo idéntico al de
las botellas, generan las notas más graves del
instrumento. El instrumento es ejecutado,
simultáneamente, por López Puccio, Maronna y Núñez
Cortés.
Alt pipe a vara
Fue creado por Gerardo Masana como una versión
aguda del bass-pipe a vara utilizando, en lugar de los
tubos de cartón, tubos plásticos de PVC. Es muy difícil
de tocar, aunque Daniel Rabinovich logra siempre
sacarle algún sonido. En la obra orquestal «Teresa y el
oso» representaba al Jabalí Alí. Intervino también en
alguna de las obras de jazz instrumentales.
Bass-pipe a vara
Se trata de uno de los primeros instrumentos de
Les Luthiers, elaborado por Gerardo Masana a partir
de tubos de cartón (de los utilizados para almacenar
rollos de tela). Se compone de cuatro tubos que
pueden variar su longitud deslizándose dentro de otros
de mayor diámetro (como en un trombón «a vara»).
Los tubos van montados en un pequeño carrito con
ruedas, lo que permite su movilización. El instrumento,
que produce sonidos sordos y graves, es bastante
difícil de tocar y en un principio lo tocaba Gerardo
Masana. Actualmente el encargado de esta tarea es
Daniel Rabinovich. Se lo puede escuchar en muchas
obras del conjunto, como por ejemplo en las de jazz,
en «El alegre cazador», en la «Marcha de la conquista»
o en «Teresa y el oso», donde representa a los bajos
instintos de la Princesa Teresa.
Bocineta
En las obras de jazz instrumentales Les Luthiers
utilizaban siempre kazoos, por su peculiar timbre
(similar al del viejo recurso del peine con el papel de
seda). No obstante, por tener este instrumento poca
potencia, no les permitía hacer los sonidos jungle, tan
típicos de las orquestas negras. Un día acoplaron una
bocina de gramófono al kazoo. Así nació la bocineta.
Calephone da casa
Es uno de los instrumentos que integran el cuarteto
(o cuartito) de baño. La primera versión de este
instrumento, construido sobre la base de un calefón de
serpentín, era muy difícil de tocar y fue utilizado
solamente en la obra «Visita a la Universidad de
Wildstone». Años más tarde, Hugo Domínguez
perfeccionó el instrumento empleando la tubería de
un trombón a pistones. El trombón fue cortado en
varias partes y vuelto a soldar, de manera que pudiera
entrar en el gabinete del calefón. Su intérprete es
Daniel Rabinovich.
Clamaneus
Es de la familia del glamocot, ya que posee la
peculiar embocadura del cromorno, pero suena una
cuarta más grave. Es uno de los tres instrumentos,
junto con el glamocot y la melódica, que van
conectados a la gaita de cámara que tocan Maronna,
Núñez y Rabinovich en la obra «Vote a Ortega». Un
poco de etimología: así como glamocot es al revés
tocomal-G, o sea, «toco mal en Sol», clamaneus viene
a ser suenamal-C, o sea, «suena mal en Do».
Corneta de asiento
Este extraño instrumento (al que Les Luthiers
denominan simplemente «banquitos») está
constituido por un pequeño banco de madera que
emite un sonoro cornetazo de índole algo escatológica
cuando alguien se sienta en él. Cada «banquito» emite
una sola nota, o sea, que se necesitan varios
ejecutantes para tocar una simple melodía. Fueron
construidos por Carlos Núñez y Héctor Isamu y se los
ha empleado solamente en una obra: «La vida es
hermosa», del espectáculo Bromato de armonio.
Ferrocalíope
Construida por Carlos Iraldi y Carlos Merlassino en
1994, es una calíope donde los tubos de órgano han
sido reemplazados por silbatos de ferrocarril
accionados por vapor de agua. El vapor proviene de
tres calderas donde el agua es calentada por
resistencias eléctricas. Un teclado, al frente del
instrumento, acciona los silbatos y al mismo tiempo
enciende una lamparita de color que ilumina el chorro
de vapor. El efecto visual del instrumento es tan
notable como su potencia sonora. Lo interpreta Carlos
Núñez cuando intenta comunicarse con los marcianos
en la obra «Fronteras de la ciencia», del espectáculo L.
L. unen canto con humor.
Gaita de cámara
Este instrumento, una especie de gaita gigante, fue
construido por Iraldi y Núñez Cortés a partir de la
cámara de una rueda de tractor. Tres tubos flexibles
conducen el aire desde la cámara hasta los
instrumentos, pasando previamente por unos
reguladores de presión muy sensibles, que permiten a
cada instrumento trabajar con la presión adecuada
(entre treinta y sesenta milibares). Unos pequeños
pedales, construidos con mecanismo similar al que
usan los pistones de las trompetas, funcionan como
interruptores del suministro de aire. El instrumento
alimenta a tres aerófonos a la vez: el glamocot, el
clamaneus y una melódica modificada, y permite a los
intérpretes tocar sus instrumentos de viento y cantar
simultáneamente. Fue utilizada en la obra «Vote a
Ortega», del espectáculo El Reír de los Cantares.
Glamocot
De aspecto transparente y sonido grave pero dulce,
es el Oso Libidinoso en la obra sinfónica «Teresa y el
oso». Lo construyó Núñez Cortés basándose en un raro
instrumento medieval: el cromorno. En este
instrumento el sonido es generado por una doble
lengüeta de caña encapsulada en un barrilote (como
en el roncón de las gaitas), lo que da como resultado
un timbre notable, parecido al de un pequeño fagot.
El glamocot también puede oírse en el trío
instrumental que acompaña a Daniel Rabinovich
cuando canta «La gallina dijo eureka» en el
espectáculo Les Luthiers hacen muchas gracias de
nada. Su intérprete es Carlos Núñez.
Glisófono pneumático
Posee el mismo principio que el tubófono, es decir,
es una especie de flauta de Pan. La afinación, variable,
se logra gracias a un émbolo que posee en el extremo
opuesto al que se sopla. Se lo puede escuchar en
«Teresa y el oso» (obra que Les Luthiers consideran su
Guía orquestal), donde representa a la Bruja Granuja.
Gom-horn natural
Es uno de los primeros instrumentos informales
creados por Les Luthiers. Es la parodia de una
trompeta y está construido básicamente con una
manguera de jardín y un embudo. Su intérprete era
Marcos Mundstock y se lo escucha en las primeras
obras del conjunto, como «El alegre cazador» y «Los
noticiarios cinematográficos».
Gom-horn a pistones
Es una versión mejorada del gom-horn natural. La
manguera ha sido seccionada por su parte media y se
le agregaron pistones de trompeta. Sus intérpretes han
sido Ernesto Acher y Marcos Mundstock.
Gom-horn da testa
Ésta es, posiblemente, la versión más popular del
gomhorn y también la más sofisticada. Tiene pistones
de trompeta y el extremo de la manguera va montado
sobre un casco que el ejecutante lleva sobre su cabeza.
Se lo puede escuchar en prácticamente todas las obras
de jazz y sus intérpretes han sido Ernesto Acher y
Marcos Mundstock.
Manguelódica pneumática
Es una vulgar melódica a la que se le han conectado
dos grandes globos de cotillón. La melódica está
colocada en posición horizontal, lo que permite
ejecutarla con ambas manos. Se la puede apreciar en
varias de las obras del conjunto, tales como «Les nuits
de Paris», de Humor dulce hogar, y el «Cuarteto Opus
44», de Luthierías.
Narguilófono
La construcción del narguilófono obedeció a la
necesidad de formar una orquesta tipo árabe para
acompañar la «Serenata medio oriental». En esta
escena, del espectáculo Por humor al arte, Daniel era
un jeque que debía cantar una serenata de amor, bajo
el balcón de sus veinte futuras esposas. El instrumento
en realidad es un injerto de flauta dulce con un
narguile. Lo tocaba Carlos Núñez y tenía la
particularidad de echar humo.
Órgano de campaña
Fue construido por Iraldi y Núñez Cortés en 1981
para Luthierías. Íntegramente portátil, es un órgano de
tubos montado sobre una mochila, lo que permite al
ejecutante desplazarse mientras lo interpreta. El
teclado, eléctrico y alimentado con baterías, acciona
electroimanes que abren los conductos que comunican
la «secreta» (una cámara de aire a presión constante)
con los tubos del órgano. Estos tubos fueron
construidos de plástico y fibra de vidrio para aligerar el
peso. El aire es proporcionado por dos fuelles, sujetos
bajo los zapatos del intérprete, y enviado mediante
tubos anillados a un tercer fuelle-reservorio, instalado
en la parte inferior de la mochila. Se lo empleó
solamente en una obra, «Marcha de la conquista», y lo
ejecutaba Carlos Núñez, quien estaba obligado a
caminar continuamente para asegurar el suministro de
aire.
Tubófono silicónico cromático
Está constituido por treinta y un tubos de ensayo
(aquellos utilizados en los laboratorios químicos)
dispuestos en doble hilera en un soporte de acrílico.
Los tubos han sido afinados cromáticamente con
cantidades crecientes de silicona, hasta lograr sonidos
que abarcan una extensión de dos octavas y media. El
tubófono es similar a los sikus del norte argentino o a
la legendaria flauta de Pan. Se trata de un instrumento
muy versátil que ha sido empleado en muchísimas
obras de Les Luthiers. Se luce especialmente en
«Teresa y el oso», donde representa al Pajarillo
Amarillo, en el «Cuarteto Opus 44» y en todas las
obras de jazz. Lo interpreta Carlos Núñez Cortés.
Yerbomatófono d'amore
Es uno de los primeros instrumentos diseñados por
Gerardo Masana. Está constituido por la calabaza de
un mate (el recipiente que se utiliza en el Cono Sur
para tomar la infusión de yerba mate), de ahí su
nombre: yerbomatófono. Para construirlo hay que
cortar la calabaza por la mitad y lijar los dos
hemisferios con sumo cuidado para que las superficies
coincidan. Al cantar por la abertura, el mate vibra y
agrega un timbre rugoso a la melodía. Les Luthiers
emplean conjuntos de yerbomatófonos en muchos de
sus temas. El más característico es el de la marcha
introductoria a «Los noticiarios cinematográficos».
3. INSTRUMENTOS DE PERCUSIÓN
Antenor (robot musical)
Este robot se construyó para intervenir en el «Trío
Opus 115» del espectáculo Les Luthiers hacen muchas
gracias de nada. Su concepción fue muy avanzada para
la época en que se construyó (1979) y planteó
múltiples problemas de ingeniería mecánica. El robot
en sí pesaba ochenta kilos y estaba dotado de varios
motores que le permitían desplazarse por el escenario,
girar la cabeza, etcétera. Su fuente de energía era una
batería de corriente continua de veinticuatro voltios.
Poseía trece cornetas con altavoces y una batería de
tambores. La cabeza tenía boca, mejillas, ojos y cejas
con los que podía expresar alegría, enfado o tristeza.
Tres personas en simultánea coordinación se
encargaban de gobernar estas funciones desde
bambalinas y por control remoto. Una controlaba el
desplazamiento, otra, las expresiones faciales y una
tercera, la parte musical. Aunque para el público el
único que se comunicaba con Antenor y le ordenaba
qué hacer era Carlos López Puccio.
Campanófono a martillo
Fue construido por Héctor Isamu, un técnico en
electrónica, sobre una idea de Carlos Iraldi. Son tubos
metálicos que al ser percutidos suenan como
campanas. El instrumento posee al frente un teclado
que acciona electroimanes, los cuales ponen en
movimiento unos martillos que percuten sobre los
tubos. Lo ejecuta Jorge Maronna cuando hace de
monje consejero sexual en la obra «Educación sexual
moderna», del espectáculo Bromato de armonio.
Cascarudo
Pequeño instrumento de percusión con unos pocos
sonidos básicos. Imitaba el andar de un cascarudo,
nombre dado en Argentina a una especie de
escarabajo. Fue utilizado en la versión teatral de
«Teresa y el oso», pero cuando se hizo la versión
discográfica, el Cascarudo fue reemplazado por la
Mariposa Golosa. También fue el Diablito que tocaba
Jorge Maronna en «El sendero de Warren Sánchez».
Dactilófono o máquina de tocar
Es uno de los primeros instrumentos del conjunto y
fue construido por Gerardo Masana a partir de una
vieja máquina de escribir. Posee unos delgados tubos
de aluminio que cuando son percutidos por las teclas
de la máquina dan un sonido similar al de un xilófono.
Es un instrumento cromático con una extensión de dos
octavas completas y su afinación es muy precisa,
cualidades que lo han hecho intervenir en muchas de
las obras del grupo.
Desafinaducha
Es uno de los instrumentos que integran el cuarteto
(o cuartito) de baño. Diseñado y construido por Hugo
Domínguez, está inspirado en la ducha de un cuarto de
baño. El chorro de agua cae sobre las aspas de un
molino. Éste, a través de una polea, hace girar unas
ruedas con martillitos de acrílico que percuten en las
placas de un metalofón. El efecto logrado es un
«tremolando» que, mezclado con el fluir del agua,
produce un sonido dulce y peculiar.
Marimba de cocos
Como su nombre lo indica, es una marimba donde
las placas sonoras de madera han sido reemplazadas
por cocos de palmera. Los cocos fueron vaciados de su
copra y calados de tal manera que suenan cuando se
los percute. En total son diecinueve y están afinados
cromáticamente. Fueron necesarios dos años de
paciente recolección de cocos de distintos lugares del
mundo hasta lograr una extensión de una octava y
media. Este instrumento, construido por Iraldi y Núñez
Cortés, fue concebido especialmente para ser utilizado
en el número «Música y costumbres de Makanoa», del
espectáculo Por humor al arte.
OMNI (objeto musical no identificado)
Un émbolo neumático, como el inflador de una
bicicleta, expulsa con violencia un tapón de corcho por
el extremo del tubo. El efecto es similar al sonido
producido al descorchar una botella. Les Luthiers
emplean este instrumento en contadas ocasiones, y
sólo como efecto. Se lo puede escuchar a continuación
de una subida de glisófono, en las tres primeras
estrofas de «El polen ya se esparce por el aire».
Shoephone
Un complejo mecanismo de engranajes y manivelas
hace que un par de zapatos (número 42) se eleven,
para luego caer sobre una base de madera. Con ese
estrambótico artefacto, Les Luthiers logran imitar los
misteriosos pasos en el corredor en «El asesino
misterioso», del espectáculo Mastropiero que nunca.
Tablas de lavar
Las tablas de lavar fueron construidas en 1983, por
Ernesto Acher, para la obra de jazz «Pepper Clemens».
Años más tarde, cuando se decidió incluir esta obra en
la antología Las obras de ayer, Hugo Domínguez
desarrolló un modelo algo más perfeccionado. El
instrumento actual consta de la típica tabla de lavar de
madera, forrada de hojalata, con varios adminículos de
percusión adosados: un pequeño platillo, una caja
china y un cencerro, todos los cuales son percutidos
con dedales de costurera. El instrumento porta
también una pequeña bocina afinada en tres notas
distintas (una para cada tabla) a fin de producir el
acorde de Si Bemol mayor. Son interpretadas por
Maronna, López Puccio y Núñez Cortés mientras
cantan el último coro del «Pepper Clemens».
INSTRUMENTOS INFORMALES
SUS ESTRENOS EN PÚBLICO
N.°
NOMBRE DEL ESPECTÁCULO
AÑO
01
¿MÚSICA? SÍ, CLARO
1966
02
I MUSICISTI Y LAS ÓPERAS HISTÓRICAS
1967
03
LES LUTHIERS CUENTAN LA ÓPERA
1967
04
TODOS SOMOS MALA GENTE
1968
05
BLANCANIEVES Y LOS SIETE PECADOS CAPITALES
1969
06
QUERIDA CONDESA
1969
07
LES LUTHIERS OPUS PI
1971
08
RECITAL '72
1972
09
RECITAL SINFÓNICO '72
1972
10
RECITAL '73
1973
11
RECITAL '74
1974
12
RECITAL '75
1975
13
VIEJOS FRACASOS (Antología)
1976
14
MASTROPIERO QUE NUNCA
1977
15
LES LUTHIERS HACEN MUCHAS GRACIAS DE NADA
1979
16
LOS CLÁSICOS DE LES LUTHIERS
1980
17
LUTHIERÍAS
1981
18
POR HUMORAL ARTE
1983
19
HUMOR DULCE HOGAR
1985
20
RECITAL SINFÓNICO '86
1986
21
VIEGÉSIMO ANIVERSARIO
1987
22
EL REÍR DE LOS CANTARES
1989
23
LES LUTHIERS, GRANDES HITOS (Antología)
1992
24
LES LUTHIERS UNEN CANTO CON HUMOR
1994
25
BROMATO DE ARMONIO
1996
26
TODO POR QUE RÍAS
1999
27
DO-RE-MI-JA!
2000
28
EL GROSSO CONCERTO
2001
29
LAS OBRAS DE AYER (El Refrito)
2002
30
CON LES LUTHIERS Y SINFÓNICA
2004
31
COSQUÍN
2005
32
LOS PREMIOS MASTROPIERO
2005
01. ¿MÚSICA? SÍ, CLARO. 1966
Listado general
1.
Sonamos, pese a todo
Septiembre de 1971
2.
Cantata Laxatón
Agosto de 1972
3.
Les Luthiers volumen III
Septiembre de 1973
4.
Les Luthiers volumen IV
Noviembre de 1976
5.
Mastropiero que nunca
Mayo de 1979
6.
Les Luthiers hacen muchas gracias de nada
Octubre de 1980
7.
Les Luthiers volumen VII
Agosto de 1983
8.
Cardoso en Gulevandia
Octubre de 1991
9.
CD libro Sebastián Masana
Diciembre de 2003
Los registros 01 al 08 se encuentran en CD, LP y
casetes.
El registro 09 (CD Libro Sebastián Masana) es un CD
que va incluido en el libro de Sebastián Masana
Gerardo Masana y la fundación de Les Luthiers.
Hay también esporádicas intervenciones de L. L.
junto a otros intérpretes, como por ejemplo, Los
Chalchaleros, Alejandro Dolina, Los Cuatro Vientos,
etcétera.
Nº
VIDEO
AÑO
01
Mastropiero que nunca
1979
02
Les Luthiers hacen muchas gracias de nada
1980
03
Les Luthiers, grandes hitos (Antología)
1995
04
Bromato de armonio
1998
05
Les Luthiers unen canto con humor
1999
06
Humor dulce hogar
1986
07
Viegésimo aniversario
1989
08
Todo por que rías
2000
09
El grosso concerto
2001
10
Viejos fracasos
1977
11
Las obras de ayer
2002
12
Los premios Mastropiero
2006
[1]
Sebastián Masana, hijo biológico del padre
espiritual de Les Luthiers, publicó en 2004 el libro
Gerardo Masana y la fundación de Les Luthiers
(Editorial Belacqua, Madrid), que describe la etapa
inicial del grupo con plenitud de detalles, como si la
hubiera vivido. El truco fue que la vivió. Era muy niño,
pero la vivió. <<
[2]
La timidez de Maronna le ha permitido crear
todo un género oratorio que él, por pura timidez, no se
ha atrevido a bautizar con el nombre que merece:
maronnismo. En cierta oportunidad Les Luthiers fueron
invitados al programa de televisión de Juan Carlos
Mareco, Pinocho, conocido locutor uruguayo. A última
hora, Maronna se negó a asistir y envió a Mareco una
carta en la que se disculpaba por su ausencia. En ella le
mencionaba «algunas cosas que, con bastante
dificultad, podría haber dicho en el programa: “Y, sí…
Y, no… Más o menos… Tal vez… Y, claro… Qué le
va'cer… ¡Ahá!… ¡Mmm!… Qué lo tiró…” Remataba
Maronna sonrojado: “Tienes así mi sólida opinión
acerca de diversos temas.”» <<
[3]
Ver el capítulo 5. <<
[4]
Vea detalles en el capítulo 4. <<
[5]
Vea, de nuevo, el capítulo 5. <<
[6]
Salte una vez más al capítulo 5 y vuelva aquí. Lo
esperamos. <<
[7]
No vea el capítulo 5; allí no hay nada al respecto.
<<
[8]
No sería la única en tener la dicha con la que han
soñado tantas. En I Musicisti el mismo papel de
Condesa Antonina lo desempeñó Ana María Osorio; y
en 1969, cuando Rabinovich se ausentó para graduarse
de escribano, fue reemplazado por otro Rabinovich
que no era pariente suyo y ni siquiera escribano sino
mujer: Clara de Rabinovich. En Blancanieves y los siete
pecados capitales, estrenada en agosto de 1969,
aparecen otras dos mujeres. Sobre la mujer y Les
Luthiers consultar el capítulo 2, donde se revelan
detalles escalofriantes <<
[9]
Por esta razón es indispensable leer las notas de
pie de página en vez de ignorarlas olímpicamente,
como suelen hacer muchos. Y no hablemos de los
prólogos, los apéndices, ni los renglones de
agradecimiento, que, a los ojos de los malos lectores,
cuelgan de los libros a manera de inútiles adornos.
Como el grado de escribano de Rabinovich. <<
[10]
Ver “El lado flaco del grueso público”, en el
capítulo 6 y echar una mirada al capítulo 5, para no
perder la costumbre. <<
[11]
La circunstancia de tener primero la música que
la letra de una obra es bastante insólita en el proceso
creativo de Les Luthiers, equivalente a montar un
gallinero empezando por la adquisición de huevos. En
la memoria reciente del grupo, sólo figuran dos piezas
cuya música precede a la letra: se trata de «¿Quién
mató a Tom McCoffee?» y «Loas al cuarto de baño».
<<
[12]
Los lectores que no hablan francés sabrán
apreciar la ingeniosa confección de los títulos
completos. Aquí van, en orden alfabético: «Papa
Garland Had a Hat and a Jazz Band and a Mat and a
Black Fat Cat» (Rag); «Pepper Clemens Sent the
Messenger; Nevertheless the Reverend Left the Herd»
(Ten step); «Miss Lilly Higgins Sings Shimmy in
Mississippi's Spring» (Shimmy); «Doctor Bob Gordon
Shops Hot Dogs From Boston» (Foxtrot); y «Truthful
Lulu Pulls Thru Zulus» (Blus). Los lectores que no
hablen alemán agradecerán la siguiente traducción de
los títulos: «Papá Garland tenía un sombrero y un
conjunto de jazz y una alfombra pequeña o felpudo y
un gato negro y gordo» (abreviatura del ritmo de jazz
desarrollado por Scott Joplin a partir de un dos por
cuatro con melodía sincopada); «El Pimienta Clemens
mandó al mensajero, no obstante, el reverendo
abandonó al rebaño» (ritmo de diez pasos); «La
señorita Lilly Higgins canta cierto tipo especial de ritmo
de jazz desarrollado por Scott Joplin, etcétera,
caracterizado por el sacudimiento de las caderas y
hombros, en la primavera de Mississippi» (ritmo
especial de jazz desarrollado por Scott Joplin,
etcétera); «El doctor Robertico Gordon compra perros
calientes de Boston» (ritmo de trote de zorra); «La
veraz Lulú recupera a los zulúes» (casi azules —falta la
E, pero no sólo como referencia precisa al color de su
piel, sino también para identificar cierto tipo de
canción maníaco-depresiva—). Los lectores que no
hablen italiano notarán que la traducción de las
canciones va en orden alfabético. Esto es para no
incordiar a los lectores que no hablen solamente
inglés. Se dice que cuando se acabaron las vocales, el
ex químico Núñez Cortés pensó, con tristeza, que iba a
ser preciso componer en búlgaro, idioma que cuenta
con cerca de doce vocales, porque ya no tendrían
cómo bautizar la próxima obra de jazz. Mundstock
propuso entonces incluir las cinco vocales en el
próximo título, que sería básicamente elaborado a
partir de palabras tomadas de los títulos anteriores:
«Papa Never Sings in Honolulu.» La propuesta fue
aceptada. Y aunque aún no se ha escrito esta nueva
pieza, al menos ya saben cuál será su título. <<
[13]
Conviene advertir a los lectores asiáticos y
africanos que los argentinos están acostumbrados a
ver toros y vacas, pero muertos. Reses disecadas
«adornan» la entrada a prestigiosos restaurantes de
Buenos Aires, y se dice que el banco del tocador de
numerosas damas porteñas es un ternero que ha
dejado sus entrañas en el taller del taxidermista.
Muchos niños argentinos, acostumbrados a ver
costillares de res expuestos en las vitrinas de
carnicerías, panaderías e incluso librerías y tiendas de
ropa fina, ignoran que alguna vez estos animales
tuvieron vida y comieron hierbas y mugieron y lloraron
al escuchar las coplas nocturnas de los gauchos en
torno del asado. Solían hacerlo, porque el asado era de
una vaca hermana o un becerro amigo. Para un
argentino, pues, ver un toro vivo es una sorpresa.
Ahora bien: verlo corriendo en una plaza de toros es
un espectáculo que linda con la ciencia ficción. <<
[14]
Esta divertida frase sólo tiene sentido para
quienes conozcan la célebre fábula de Félix María
Samaniego sobre la improvidente y alegre cigarra y la
cauta hormiga, y sepan, además, que el coyuyo es, en
Argentina, ese insecto saltarían, cantarín y descuidadín
que en otros países se conoce como chicharra o
cigarra. <<
[15]
El autor de este libro no resiste la tentación de
referir que él también lo hizo durante unos pocos
minutos en el Teatro Colón de Bogotá, cierta noche
inolvidable de 1983 que pertenece ya a la Historia y a
ediciones anteriores de este libro. Envanecidos, mis
hijos se refieren a mí como «el luthier colombiano». <<
[16]
A este principio general que rige desde 1974, Les
Luthiers han hecho una salvedad: este libro, para el
cual accedieron a identificar a los responsables
específicos de algunas piezas cuando fue preciso
hacerlo. No estoy autorizado para revelar cuál de ellos
fue el que propuso, defendió y logró sacar adelante el
excepcional tratamiento, que los lectores y la historia
agradecerán. Digamos que fue «creación colectiva». <<
[17]
Si el lector promete no abandonar la lectura en
este punto y volar hacia allí, le contaré que en el
apéndice de esta nueva edición aparece la biografía
completa de Johann Sebastián Mastropiero, obra del
malacólogo y maracólogo (ver «Serenata
intimidatoria») Carlos Núñez Cortés. <<
[18]
No lo calcule más: cuarenta y cinco. <<
[19]
Foster, David Williams: «”We Blew It After All”:
the Argentine Musical Group Les Luthiers», Studies in
Latin American Popular Culture, 1986, pp. 143-153.
N. del T: El título del estudio, según se infiere del
contexto del material sometido a análisis académico,
podía ser «Sonamos, pese a todo», como el título de
su primer disco; o, de modo más genérico pero menos
gracioso, «Volvimos a fallar, hombre». <<
[20]
No resisto la tentación de decir que uno de ellos
fue el autor de este libro. Ocurrió en la última función
de Les Luthiers durante su primera temporada en
Bogotá: noviembre de 1983, para ser más exactos.
Durante la despedida del grupo, salí a saludar al
público en reemplazo de Marcos Mundstock, cuyo tipo
de belleza es muy semejante al mío. Marcos quedó
oculto tras los telones, y apareció para rematar la
última venia al lado de los otros seis. Los espectadores
pensaron que era un primer experimento de donación
eugenésica (reservada a los más guapos e inteligentes)
y aplaudieron a rabiar el hecho de que, por arte de
magia, Les Luthiers se hubieran convertido en siete.
Sobre el particular existe una memoria histórica, «El
día que fui luthier», publicada exclusivamente en la
primera edición de este libro. <<
[21]
Aunque ésta es la fecha oficial de estreno del
latín, conviene acotar a los historiadores minuciosos
que el 2 de octubre de 1967 Daniel Rabinovich ya
había pulsado el instrumento en el debut de Les
Luthiers, que fue una presentación privada. Más tarde,
a fines de ese año, volvió a emplearlo en Les Luthiers
cuentan la ópera. <<
[22]
De izquierda a derecha: López Puccio, Maronna,
Núñez Cortés, Rabinovich y Mundstock. <<