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DEDICATORIA

El presente trabajo, se le dedicamos a nuestro señor Dios a quien gracias a él nos


encontramos con vida, también se le dedicamos a nuestros padres a quienes nos
encontramos cursando estudios universitarios y por últimos a mi Docente que tiene la
amabilidad de enseñarnos día a día y a nuestros compañeros de aula con quienes
convivimos diariamente.
INTRODUCCIÓN

El siguiente tema a tratar será de mucha importancia porque de ella dependerá la


soberanía de un país; para ello trataremos de dar énfasis; la Segunda Guerra Mundial
se puede hablar de una nueva etapa del constitucionalismo: el constitucionalismo
internacional o universal. Estamos inmersos en un proceso en el que se van
conformando constituciones supranacionales, que cada vez abarcarán mayor
cantidad de Estados, y que parece conducir a una Constitución para el mundo.
Esto es como resultado de varios factores conectados entre sí: 1) las cláusulas
constitucionales que admiten la posibilidad de transferir o limitar la soberanía del
Estado, o delegarla parcialmente en organismos internacionales; 2) la enorme
injerencia que han tenido, durante los últimos sesenta años, las convenciones y
tratados sobre derechos humanos en las constituciones de todo el mundo; y 3) la
internacionalización de los órganos de gobierno por el desarrollo de los organismos
internacionales y el proceso de integración que se está desarrollando en distintos
continentes y regiones.
La realidad nos señala que el Derecho Internacional ha invadido el Derecho
Constitucional. Muchas constituciones aceptan expresamente una renuncia a parte de
su soberanía. El internacionalismo avanza sobre la parte dogmática (derechos
individuales) y la parte orgánica de las constituciones (organización del gobierno).
Esos avances sobre el derecho interno han puesto en crisis los cimientos del Estado
Moderno, tales como la existencia de los Estados Nacionales y su soberanía interna
y externa; además, afectan los principios fundamentales del Constitucionalismo
Clásico, expresados en las constituciones de los siglos XVIII y XIX.
Así como en la periodización de la Historia se habla de una nueva Edad que habría
surgido a partir de mediados del siglo XX, también en el constitucionalismo puede
hablarse de una nueva etapa: el constitucionalismo internacional o universal. Este
fenómeno tiene aspectos positivos, como una más efectiva protección de los
derechos individuales, un mejor desarrollo y bienestar para todos los pueblos del
mundo. Pero también implica riesgos, como una mayor desproporción de la
distribución del poder entre los estados poderosos y los débiles, y la imposición de las
normas de los primeros sobre las de los segundos, sin tener éstos posibilidades de
lograr ser escuchados a fin de preservar su propia cultura y sus propias
características.
Estudiar esta nueva etapa del constitucionalismo, con las ventajas y los
inconvenientes que conlleva, es una tarea muy importante para los constitucionalistas
de todo el mundo. Creemos que es fundamental no sólo el análisis de sus caracteres
más salientes, sino especialmente el aprovechamiento de las ventajas que tiene, y la
neutralización de los riesgos que implica.
Los factores y los hechos mencionados han traído como consecuencia una enorme
influencia del Derecho Internacional sobre las Constituciones Nacionales, y plantean
límites internacionales a las constituciones. Para ello debemos entender los factores
que se mencionaremos brevemente.

MARCO TEÓRICO
CAPÍTULO I

I)-DERECHO CONSTITUCIONAL INTERNACIONAL

1.1-DEFINICIÓN

El Derecho Constitucional Internacional es una rama del Derecho Internacional donde se le asigna

jerarquía normativa, dentro de las constituciones nacionales de cada Estado, teniendo en este

caso el derecho internacional obligatoriedad y responsabilizando al Estado por su incumplimiento

u omisión.

1.2-CONTENIDO DEL DERECHO CONSTITUCIONAL INTERNACIONAL

El doctor Sagües afirma que con esta expresión, últimamente se alude al derecho
que debe organizar (o constitucionalizar) entes internacionales o trasnacionales, como
la Organización de las Naciones Unidas, la Comunidad Europea, La Organización de
Estados Americanos, etc.
Este Derecho cobra importancia debido la proliferación de declaraciones, tratados o
convenios internacionales que sobre derechos humanos han suscrito, como un
compromiso de los países partes de proporcionarlos y protegerlos a fin de que su
ejercicio sea una realidad.
El jurista y diplomático Álvarez Vita nos dice "El porvenir de la humanidad
depende de la capacidad de la comunidad internacional de adaptarse a las
nuevas exigencias de coexistencia internacional y de su posibilidad de
crear medios necesarios para la instauración de un nuevo orden. Factor
indispensable para hacer efectivo el derecho al desarrollo y el derecho a la paz.
El derecho internacional tiene que reposar en un cuerpo de valores universales
basado en el respeto a la dignidad del hombre".

Derecho Constitucional Internacional en el Período 1920-1930

Para Mirkine Guetzévitch; en 1931, en su libro “Modernas tendencias del Derecho


Constitucional”), el principio de la unidad del Derecho público descansa en la unidad
de la conciencia jurídica y en la unidad empírica de la evolución histórica.

Parangonando esta tesis con la de Kelsen, cimentada la unidad del Derecho sobre la
concepción lógica de la jerarquía de las normas jurídicas, las cuales derivan de una
norma general, la norma suprema del Derecho internacional, parece que existe entre
ellas una distancia insondable; no hay tal cosa. La norma de Derecho internacional,
en orden a la técnica, deriva de las convenciones de los Estados; pero esto sucede
porque cronológicamente los Estados son anteriores a la organización internacional, a
la manera que los Reinos de Castilla, Aragón, el Condado de Cataluña, etc., son
anteriores al Estado español; los Cantones federales
suizos, anteriores a la Confederación helvética; y los Estados de la América del Norte,
anteriores a lo que por antonomasia se llama hoy Estados Unidos.
Pero en orden a los principios, el Derecho internacional responde a la unidad de la
conciencia jurídica internacional, y se impone de tal suerte esa conciencia a los
Estados mismos, que aún no forman parte de una Sociedad de Naciones, hasta el
punto de que si un país no reconoce los sacrosantos principios de la personalidad
humana, ni inscribe en sus normas jurídicas o en
sus prácticas la abolición de la esclavitud y, en cambio, opta por la persecución de la
conciencia individual religiosa y la supresión de la vida humana por venganza o el
arbitrio del tirano, respondiendo a un fanatismo religioso, como las inexcusables
matanzas de armenios,
no merece un reconocimiento internacional, cuando no requiere, en cambio, una
intervención de los Estados unificados por la conciencia jurídica que denominamos
universal, aún carente de una estructura supraestatal.

Pero por vía convencional, vemos recogidos los principios de esta conciencia jurídica
universal en los Tratados de la postguerra, y muy especialmente en el estipulado
entre los países aliados y asociados y Polonia, el 28 de junio de 1929, en virtud del
cual —comenta Mirkine— Polonia se obliga a introducir en su Constitución normas de
acuerdo con el mismo, y que la protección
internacional de los derechos del hombre entraña una limitación del poder
constituyente del Estado.

Esta conciencia universal impera en el Tratado de Versalles. Hay un texto tan


significativo que habla incluso de una moral internacional. Es el art. 227, que dice:
«Las Potencias aliadas y asociadas acusan públicamente a Guillermo II de
Hohenzollern, ex emperador de Alemania, como culpable de ofensa suprema a la
moral internacional y a la santidad de los Tratados».

Reconociendo un fundamento divino del Derecho, las conclusiones sobre el Derecho


y la conciencia jurídica, universales, brotan como por esencia, grabándose con
caracteres indelebles este Derecho en las relaciones internacionales, hasta el punto
de imponerse a los propios Estados, o bien éstos gozan de soberanía en tanto esa
conciencia universal, esa moral internacional no la limite. A una conclusión semejante
llegó el Instituto Americano de Derecho internacional en acuerdo del 6 de enero de
1916, uno de los cuales dice: «Toda nación es, ante la ley, igual a cualquier otra que
forme parte de la Sociedad de las Naciones y todas las naciones tienen derecho a
reclamar y, de acuerdo con la declaración de independencia de los Estados Unidos, a
asumir entre las potencias del mundo la posición separada e igual a que las leyes
naturales y divinas la facultan». J. Brown Scott, La política exterior de los Estados
Unidos, tomo IV de la Biblioteca interamericana, 1927, pp. 258 y 259.

Sin embargo, prejuicios derivados de la guerra mundial prescindieron de que esa


conciencia jurídica universal saturase todas las normas del Pacto de la Sociedad de
las Naciones, al denegar la aceptación de una enmienda al art. 1º, párrafo 2º,
presentada por la Delegación de la República Argentina en la Asamblea de la
Sociedad de las Naciones, celebrada en 1920, concebida en términos que invocan
una supraestructura necesaria, dimanante de Pacto, como norma universal, y no de
un convenio posterior entre la Sociedad de las Naciones y los Estados particulares.

Dicha enmienda había sido redactada de esta suerte: «Todos los Estados soberanos,
reconocidos por la Comunidad internacional serán admitidos a formar parte de la
Sociedad, de tal manera, que la no incorporación a los mismos sea el resultado de
una decisión voluntaria de su parte».

Al rechazarse la enmienda, la Delegación argentina se retiró de la Asamblea.


Nuestros hermanos de raza llevaban un alto y puro concepto de la universalidad de la
Sociedad internacional y de su derecho.

Derecho Constitucional: el caso de Canadá

En su corazón está la Constitución, la ley suprema de Canadá, que comprende reglas


escritas, estatutarias, más reglas de la ley común (un cuerpo de ley viviente que
evoluciona a través del tiempo mediante decisiones de los tribunales), y también
convenciones derivadas de la constitución británica. historia . Los convenios mismos
son reconocidos por los tribunales pero no son, estrictamente hablando, parte de la
ley constitucional.

1.3-FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL

a. Los diversos tipos de acuerdos formalizables por la República.


b. Régimen constitucional de los tratados.
c. La generación de actos unilaterales y de conductas inservibles en la
costumbre internacional.

Las principales fuentes del derecho constitucional canadiense son las normas
legislativas, en forma de documentos y estatutos creados a lo largo del tiempo: las
Leyes de la Constitución de 1867 y 1982 (véase Partición de la Constitución ) y otros
documentos que conforman la Constitución de Canadá . Eso incluye estatutos
federales y provinciales relacionados con asuntos constitucionales, órdenes en
concilio, cartas patentes (órdenes escritas de la Corona) y proclamaciones. El artículo
52 de la Constitución de 1982 estipula que la Constitución de Canadá debe incluir la
Ley de Canadá de 1982 y la Ley constitucional de 1982, así como los textos y
decretos legislativos incluidos en el Apéndice I de esta última ley, y las modificaciones
a estas leyes textos y decretos.
De acuerdo con el preámbulo de la Ley de la Constitución de 1867 , la Constitución
canadiense es similar en principio a la Constitución del Reino Unido; por lo tanto, junto
con sus propios estatutos constitucionales, los canadienses han heredado varias
leyes y cartas británicas, como la Carta de Derechos de 1689, el Acta de Arreglo de
1701.

No toda la ley constitucional se establece en documentos o estatutos. Otras fuentes


incluyen la jurisprudencia, por ejemplo, la interpretación de la Constitución por parte
de los tribunales, que es tan importante como la propia Constitución escrita. Esto es
especialmente cierto en Canadá, donde los estatutos están sujetos a revisión judicial
por su legalidad o constitucionalidad. El artículo 52 de la Constitución de 1982 dice
que la Constitución anula cualquier disposición incompatible de cualquier legislación.

1.4-TEORÍA SOBRE EL DERECHO CONSTITUCIONAL INTERNACIONAL

La teoría monista considera que existe un solo orden jurídico nacional e internacional,
y por lo tanto ratificado un tratado, automáticamente es de aplicación en los estados
partes. Sostuvo Kelsen la supremacía del Derecho Internacional sobre los derechos
nacionales. Para el dualismo derecho interno e internacional son dos órdenes
jurídicos separados y se necesita que el derecho interno por ley especial del
Congreso incorpore la norma internacional al derecho propio.

El Derecho Internacional fue reconocido como Derecho supranacional por la


Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados donde se expresa que las partes
que suscriben un tratado internacional quedan obligadas por el mismo debiendo
cumplirlo de buena fe, no pudiendo invocarse normas de derecho interno para no
cumplirlo, salvo que fuera manifiesta la incompetencia para celebrar tratados y viole
alguna norma fundamental de su derecho interno. El artículo 53 de la Convención
establece la nulidad de los tratados que se opongan a normas imperativas del
Derecho Internacional General, aceptadas por todos los Estados, y a las que se
impide contradecir, del mismo modo que sucede con las constituciones de cada
Estado y el resto de las normas de menor jerarquía.

La Constitución Nacional es la ley suprema de un Estado, superior a todas las demás,


que deben respetarla. La propia Constitución de la Nación Argentina cuenta con
varios artículos que reconocen la validez y jerarquía de las normas de Derecho
Internacional sobre todo de las referidas al reconocimiento de los derechos humanos
que tienen por el artículo 22 jerarquía constitucional, complementando a la propia
Constitución Nacional. Por su parte el artículo 31 asigna a los tratados con potencias
extranjeras (no referidos a Derechos Humanos) la categoría de ley suprema de la
nación.

Las constituciones de Ecuador, Nicaragua y Venezuela le asignan también al Derecho


Internacional jerarquía constitucional. Honduras le da jerarquía inferior a la
Constitución, tal como sucede en argentina con los tratados que no se refieren a
Derechos Humanos. En el caso de Bolivia, los tratados internacionales tienen la
jerarquía de las leyes.
II)-CONCLUSIÓN

A modo de conclusiones preliminares respecto de nuestra pregunta inicial, podemos


señalar:

I. Determinar la forma en que el derecho interno se relaciona con el derecho


internacional en materia de derechos humanos es vital para la configuración
del sistema democrático y sus características en un momento histórico
determinado.
II. La mejor explicación hoy en día, de la relación entre el derecho interno y el
derecho internacional en materia de derechos humanos, no es sobre la base
de las respuestas clásicas de subsidiariedad o complementariedad, sino que
sobre la idea de interacción entre ambos sistemas.
III. Esta interacción ya es visible, y se demuestra en el impacto del sistema
internacional en el ámbito interno, tanto en lo normativo como en lo
jurisprudencial. Como también, por la influencia del sistema interno en el
ámbito internacional, en la medida en que éste último va tomando desarrollos
conceptuales del derecho interno para dar contenido y alcance a los derechos
consagrados internacionalmente y, también, al estructurarse nuevas visiones
acerca de la mejor garantía de los derechos desde lo internacional, pero con
aplicación en lo nacional.

IV)-BIBLIOGRAFÍA

I. CANÇADO TRINDADE, Antônio. El derecho internacional de los derechos


humanos en el siglo XXI. Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2001.

II. https://derecho.laguia2000.com/derecho-internacional/derecho-
constitucional-internacioNal

III. ASH, Claudio. “Los derechos fundamentales: debates actuales y desafíos


futuros”

V)-ANEXO

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